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El objetivo de este ensayo es mostrar, mediante la paradoja de la tolerancia, que consiste en la anulación

de la misma mediante la aceptación de discursos tolerantes, que aquel valor ético y político, puede
conducir no a una dinámica multilateral de la política, sino a un constante cambio de hegemonías. Para
esto se tendrá en cuenta cómo se concebía la tolerancia en sus inicios en la Modernidad y como se concibe
en la actualidad; además, se tendrá en cuenta las condiciones y los límites de la tolerancia expresados por
Marcuse y, por último, el concepto de hegemonía del filósofo italiano Antonio Gramsci.

En la Modernidad la tolerancia se veía desde la praxis (acción) en donde esta tenía una meta política que
era subversiva, liberadora, multilateral y debía transformar la sociedad, así como estableció Marx el
concepto de praxis en sus tesis de Feuerbach1. Según Marcuse en su texto La Tolerancia Represiva, hoy
en día no existe esta tolerancia. Hoy la tolerancia sirve a los intereses de la represión y anula las
condiciones previas para una sociedad humana, las cuales son “suprimir la violencia y reducir la opresión
para proteger tanto a los hombres como a los animales” (Marcuse, p.48). Ahora bien, estas circunstancias
son prácticas que mantienen el statu quo, pues la tolerancia es sometida a medidas, condiciones y
comportamientos políticos que no deberían tolerarse, pues pueden legitimar el miedo y la miseria. Es
simplemente una tolerancia a la tiranía, en donde la tolerancia es desplazada de un estado activo (praxis) a
uno pasivo, que conlleva a una mera conducta, pues el pueblo tolera al gobierno y el gobierno tolera solo
las cosas que entran en el marco legal y que le benefician. Pero para que esto se mantenga el Estado utiliza
la intimidación y la represión a la población, para así hacer de la tolerancia la esencia misma del statu quo.
En relación a lo anterior, es necesario reevaluar las condiciones y los límites de la tolerancia.

La función y el valor de la tolerancia dependen de la igualdad en la sociedad. En primer instante la


tolerancia es solo un fin en sí mismo, pues es la que hace posible que no se genere el Estado de tiranía, es
multilateral y debe ser practicada tanto por el pueblo como por el gobierno. Marcuse advierte, entonces,
que mientras no se dé esto, la tolerancia será condicionada por la desigualdad institucionalizada, que es lo
mismo que la igualdad constitucional, es decir, se mantiene la estructura clasicista de la sociedad

1
El marxismo como filosofía de la praxis comprende el mundo no como un simple objeto de
contemplación, sino que el mundo se presenta como el espacio en el cual se despliega la actividad práctica
del ser humano. En este sentido, el mundo se desarrolla y se entiende como objeto que se ha concretado
por medio de la acción del ser humano y la intervención práctica del hombre para mejorar las condiciones
de su ser como la de sus iguales.
(Marcuse, pág. 50). Porque la igualdad que plantea la constitución, en el fondo lo que certifica es la
desigualdad, pues es reducida a la violencia y a la represión legalizada, como la policía y el ejército, y a
los intereses dominantes y sus conexiones, como algunos gobiernos a nivel mundial.

Según Stuart Mill la tolerancia estaba condicionada en primera instancia por la madurez de sus
capacidades, pues la libertad no se puede emplear antes de que un ser humano logre desarrollar su pleno
uso de razón. La libertad de los individuos también es fundamental pues ella no sólo le permite al hombre
manifestar sus opiniones sino realizarse plenamente. Por último, Stuart Mill también afirmaba que la
tolerancia también tiene como fundamento la búsqueda de la verdad; mediante el debate, como
manifestación de la plena tolerancia, se podrían encontrar verdades que posibilitaran el desarrollo de la
sociedad y sacarla del oscurantismo que en ella a veces se esconde y que conduce a las tiranías.

La libertad es autodeterminación y autonomía, y con esta idea, la libertad termina donde inicia la libertad
del otro, es decir, libertad con los demás, todo esto para promover una sociedad en la que el hombre no
sea esclavo de instituciones que disminuyen su autonomía. No obstante, para hallar armonía entre la
libertad propia y la libertad del otro no es suficiente un compromiso entre todos, entre la libertad y la ley o
entre los beneficios públicos y los privados de la sociedad, pues para lograr esto es necesario promover
una sociedad libre de hegemonías. Sin embargo, ¿es posible aquella utopía? Normalmente se considera
que hegemonía es un sistema formal, cerrado y uniforme, e identificable en los individuos que detentan el
poder, no obstante, Gramsci manifiesta que la hegemonía es un proceso social de conciencia y valores en
un equivalente a la cultura, es decir, la hegemonía se logra cuando se consigue que los demás adopten una
idea dominante, y es así como las personas en cierto punto consideran que lo establecido por el Estado es
algo natural y el epicentro mismo de la hegemonía serán las relaciones de poder culturales2.

La ideología dominante que proviene de aquellos grupos que detentan la dinámica del poder, se ha
establecido en la sociedad de tal forma, que la hemos tomado como algo natural e incuestionable. No
obstante, y en la medida que han surgido teorías filosóficas y políticas que desenmascaran las estructuras
del statu quo, aquel aspecto “natural” de las dinámicas sociales se ha resquebrajado y el Estado ha tenido
que tolerar aquellos discursos como lo son el feminismo, el LGBTI, inmigrantes, y todas aquellas
minorías que deja al margen la ideología hegemónica del Estado. Esta tolerancia ejercida ahora por el
Estado bajo presión de directrices internacionales como la ONU y el FMI, como también de ONGs, lo ha
llevado a dar ciertas garantías a estos discursos y sus individuos en una dinámica que, incluso, ha llevado

2
Se debe tener en cuenta que para Gramsci la lucha se da en las estructuras de poder ideológico y no solamente en
las estructuras de poder económico como lo señalaba Marx.

Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos dirá que la tolerancia debe conducir a la desaparición
de la misma tolerancia. Pues si aplicamos la tolerancia incluso a aquellos que son intolerantes; si no
estamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las ideologías intolerantes, se llevara a la
tolerancia y a las personas tolerantes a su destrucción y desaparición.
a dirigir la política y a la democracia ya no bajo la idea de que el poder reside en las mayorías, sino que
ahora debe ser el gobierno de las minorías. Esta situación, que se considera un progreso político, no
obstante, puede abrir el campo no a un cambio ideal de la política, sino a una mera substitución de
hegemonías.

El problema es que los objetivos liberadores que alguna vez tuvieron movimientos sociales y progresistas,
cuando derrocan el poder autoritario, podrían volverse una hegemonía más. Commented [U1]: De aquí se tiene que continuar demostrando
por qué los grupos minoritarios que piden ser tolerados
posiblemente podrían ser más intolerantes de lo que es el Estado.
¿pero cuál es la relación de las hegemonías con la tolerancia? El Estado exige tolerancia y permite que Ej: feminismo, inmigrantes, musulmanes, etc.

nuevas ideologías lleguen al poder tanto las tolerantes como las intolerantes, y con esto se verá que al
aceptar nuevos discursos se aceptarán también los discursos intolerantes, ¿y qué va a pasar con esto? La
tolerancia se enfrentara a una paradoja, la cual nos dirá que cuando una hegemonía es derrocada y sube
otra al poder, probablemente intolerante, va a anular la misma tolerancia, así pues de la misma manera lo
plantearía Karl Popper. Ahora bien, con esto nos podemos dar cuenta que el modelo puede ser
hegemonizado de manera universal y eficiente y que en cualquier momento una hegemonía ideológico-
política puede subir al poder, es por ejemplo, el caso del liberalismo capitalista, el cual se plantea como un
universo post-ideológico que fomenta el multiculturalismo y “protege” los intereses del individuo, pero
mientras las personas están luchando por que les reconozcan sus diversos estilos de vida, en el trasfondo
actúa el capitalismo, y aquella igualdad que promulgo hacia las personas, en realidad es una desigualdad
generada por los medios de producción y las relaciones de poder y consumo. Y he aquí uno de los límites
de la tolerancia, pues Zizek en su texto En defensa de la intolerancia demuestra que ante el actual
capitalismo global es necesario suministrar una dosis de intolerancia, ya que no se debe tolerar el statu
quo del multiculturalismo. Commented [U2]: Todo esto hay que volverlo a redactar
teniendo en cuenta:
1.Explicar bien la paradoja de la tolerancia
2.Quitar lo de una hegemonía universal
3.Mostrar que si se aceptan discursos intolerantes como lo son
algunos de los feministas, de inmigrantes, refugiados, LGBTI, lo
que podría pasar es volver a una irracionalidad y oscurantismo
que termina anulando el plano de la tolerancia y con ello la
libertad, igualdad, etc.

Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos dirá que la tolerancia debe conducir a la desaparición
de la misma tolerancia. Pues si aplicamos la tolerancia incluso a aquellos que son intolerantes; si no
estamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las ideologías intolerantes, se llevara a la
tolerancia y a las personas tolerantes a su destrucción y desaparición.

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