Вы находитесь на странице: 1из 23

“Retos y oportunidades en la construcción de un acceso a la justicia incluyente para

las mujeres migrantes que viven violencia”

María Teresa Koblos∗

Sumario: I. Introducción. II. Consideraciones preliminares sobre el acceso a la justicia, su


trascendencia para proteger, sancionar y erradicar la violencia y la situación de las
mujeres migrantes. III. El acceso de la mujer migrante a la impartición de justicia en
defensa de su derecho a vivir libre de violencia. IV. Conclusión General V. Bibliografía.

I. Introducción.

Desde hace varias décadas se discute a nivel nacional e internacional sobre el verdadero
alcance del derecho a la justicia al observarse que el establecimiento de leyes sustantivas,
mecanismos procesales e infraestructura estatal que hacen permisible la labor de juzgados y
tribunales para la administración de justicia en la vida pública y privada de las personas, no
logran ser suficientes para garantizar el efectivo y equitativo acceso y goce a la justicia.

Por ello, la interpretación y sentido que se da actualmente al acceso a la justicia cobra


nuevas dimensiones que encuentran su razón de ser en la realidad social, jurídica, política y
cultural del país, así como en el desarrollo progresivo, nacional e internacional, de los
derechos humanos, su alcance e interpretación.

Gabriel Zapata Bello menciona que garantizar el ejercicio y el uso de los derechos y
libertades prescritas por las leyes, así como valorar que los gobernados cuenten con los
medios para actuar y defenderse ante cualquier órgano, autoridad o jurisdicción, son dos de
los aspectos en los que se traduce el acceso a la justicia1.

Sobre la bases de estas dos dimensiones del acceso a la justicia se concibe el presente
documento. Es decir, en el entendido de que el efectivo acceso y ejercicio de la justicia
comprende desde el acceso a la jurisdicción del Estado hasta los medios con los que
dispone el conglomerado social para hacer uso de su derecho a defenderse y obtener
resoluciones justas, equitativas y eficaces.


Seudónimo.
1
Cfr. Zapata Bello, Gabriel. Acceso a la Justicia. JUSTICIA Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho
Constitucional I. Tomo I. Serie Doctrina Jurídica Número 62, Instituto de Investigaciones jurídicas, UNAM,
México, 2001, p. 384.
1
No obstante, conviene precisar que los aspectos del acceso a la justicia referidos por Zapata
Bello, encuentran dos niveles de lectura frente a la realidad. Uno es general o unificado,
que observa el acceso a la justicia a partir de condiciones y hechos que se presentan en la
realidad procesal, jurídica, sociológica, política y etnográfica nacional; y otro específico
donde los elementos del acceso a la justicia adquieren matices diversos a la luz de las
circunstancias, necesidades y realidades que cada grupo social enfrenta.

En lo general encontramos una realidad jurídica, operativa y procesal, en la que el acceso a


la justicia es perfectible, frente a una situación colectiva del país - formada de
particularidades históricas, culturales, económicas y políticas- ante la que los órganos
jurisdiccionales no pueden permanecer inertes al administrar justicia.

En lo específico encontramos múltiples realidades como la de las mujeres que son objeto de
violencia y encuentran discriminación o vulnerabilidades para acceder a la justicia en
contextos de marginación, o bien la realidad de las migrantes que sufren violencia y son
vulneradas en el ejercicio de sus derechos, incluyendo el acceso a la justicia.

Distinguir lo específico de lo general, nos permite, por un lado, visibilizar que los
gobernados cuentan con niveles diferenciados de acceso a la justicia en razón de
vulnerabilidades y condiciones específicas de facto y jure que viven. Sólo en conciencia de
esto, es posible encontrar un sistema de pesos y contrapesos en el que puedan planearse y
alcanzar mecanismos para remediar, legislativa y operativamente, las desigualdades
existentes que repercuten en un inequitativo o poco efectivo acceso a la justicia.

Por otro lado, permite delimitar los alcances de este ensayo. En un primer momento
pretende contextualizar la situación de las mujeres en relación con sus derechos y la
importancia del acceso a la justicia para prevenir, reprimir, sancionar y erradicar la
violencia en su contra.

Posteriormente, se aboca a analizar las particularidades y vulnerabilidades que poseen las


mujeres migrantes que sufren violencia para acceder a la justicia. En especial, se valoran las
dificultades que se presentan para acceder a la jurisdicción del Estado y que inciden, una
vez que se dio el impulso procesal, en la oportunidad y eficacia con la que debieran actuar
en la defensa de sus derechos.

Ello, a partir de que, hoy por hoy, las mujeres migrantes, -en su doble condición primaria
de vulnerabilidad por género y origen nacional-, sufren los diversos tipos de violencia a los
que la Convención para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la Mujer
(Convención Belem Do Para”) hace alusión en sus artículos 1 y 2; sin que existan
mecanismo adecuados que les permita, a ellas y al Estado, eliminar las diferencias que dan
lugar a la tolerancia de la violencia e impunidad que viven.

2
II. Consideraciones preliminares sobre el acceso a la justicia, su trascendencia
para proteger, sancionar y erradicar la violencia y la situación de las
mujeres migrantes.

El acceso a la impartición de justicia como derecho que poseen todas las personas que se
encuentran bajo el poder de un Estado soberano para la defensa de sus derechos e intereses
frente a particulares o gobernantes es, al mismo tiempo, un mecanismo social de
preservación y defensa de la paz, las libertades humanas, la democracia y el Estado de
derecho en tanto que, por su conducto, se regular y visibilizan los conflictos generados en
el ámbito público o privado de las personas.

Le corresponde al Estado proveer de un organismo imparcial y gratuito a las partes para


administrar justicia en la resolución de conflictos, así como establecer los mecanismos
procesales, comunes y generales de operación, en la que dicha justicia se impartirá a los
particulares garantizando no sólo imparcialidad, gratuidad, seguridad y certeza jurídicas2,
sino resoluciones justas emitidas con apego a la ley.

La falta de vigencia o eficacia de este derecho implica la orfandad o la indefensión de la


sociedad ante actos de inseguridad, arbitrariedad o lesión de sus derechos e intereses más
esenciales. En sentido inverso, en la medida en que exista un más efectivo goce y ejercicio
del derecho a la justicia, existirá también un estado de bienestar social proporcionalmente
más elevado.

Por la importancia social y humana que entraña, el derecho a la justicia ha sido reconocido
como una norma jus cogens por los Estados, retomado por diversos instrumentos
nacionales e internacionales en materia de derechos humanos y objeto de múltiples
interpretaciones sobre su alcance y efectos en el ejercicio de los derechos humanos de las
personas.

En ese sentido, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto


Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otros muchos instrumentos de derechos
humanos, han obtenido el compromiso de los Estados Partes de proclamar uniformemente
el reconocimiento del derecho de toda persona, sin distinción alguna y en plena igualdad, a
acudir ante jueces, tribunales y cortes de justicia por violaciones a sus derechos humanos y

2
Cfr. Marabotto Lugaro, Jorge A. Un derecho humano esencial: el acceso a la justicia. Anuario de Derecho
Constitucional Latinoamericano, Número 2003, 9ª edición, Ed. Konrad- Adenauer-Stiftung A.C ,
Montevideo, Uruguay, 2003, p.p. 291-302.
3
para la determinación de sus derechos y obligaciones civiles, laborales, fiscales o de
cualquier otro carácter3.

El alcance de este derecho, correlativo de la obligación estatal, ha sido interpretado en el


sentido de que el Estado se abstenga de llevar a cabo actos que impidan el acceso a la
justicia pero, primordialmente, le insta a organizar el aparato institucional de modo tal que
los individuos estén en posibilidades reales de acceder a los medios de defensa4.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido que una de las principales


obligaciones que tienen los Estados en relación con el derecho de acceso a la justicia,
consiste en remover toda traba u obstáculo que, carente de razones justificadas en las
necesidades propias de la administración de justicia, impida, dificulte o limite de cualquier
manera, la posibilidad de acceder a la justicia5.

Si bien el desarrollo teórico del acceso a la justicia ha sido ampliamente interpretado y


definido en el derecho internacional de los derechos humanos y por otros por estudiosos del
derecho, tal avance no se genera de manera fortuita, sino a partir de una realidad en la que
aún no se ha logrado alcanzar el estándar adecuado de observancia a sus postulados.

A nivel nacional e internacional, se detectan barreras económicas, sociales, culturales y


raciales, entre otras, para lograr el efectivo y pleno acceso a la justicia. Asimismo, se
reconoce que existen grupos vulnerables, como las mujeres y las personas migrantes, que se
ven particularmente expuestas a sufrir violaciones a sus derechos y carecer de medios
idóneos para la defensa y protección jurisdiccional.

El conocimiento de estas vulnerabilidades y dificultades que se presentan en el acceso a la


justicia, como principio valor que debe de regir y mediar entre los gobernados y el Estado,
no escapa a las medidas normativas que, desde diversos espacios, la comunidad
internacional ha adoptado a fin de brindar protección, perseguir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres6 que adquiere formas que van desde los estereotipos sociales

3
Artículo 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículos 2 y 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
4
Cfr. OEA Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El acceso a la Justicia como garantía de los
derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los Estándares fijados por el sistema interamericano de
derechos humanos. OEA/Ser.L/V/II.129 Doc. 4, 7 septiembre 2007, párr. 1
5
Corte I.D.H., "Caso Cantos". Sentencia de 28 de noviembre de 2002. Serie C No. 97, párr. 50.
6
Se entiende por la violencia contra la mujer “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado”. La violencia física, sexual o psicológica puede tener lugar en la familia o cualquier otra relación
interpersonal sin importar que el agresor comparta el mismo domicilio con la mujer; en la comunidad, en el
trabajo, las instituciones educativas, los establecimientos de salud o cualquier otro; en cualquier sitio cuando
sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer, artículos 1 y 2.
4
tradicionales o sutiles, pasando por la estigmatización, discriminación7 y exclusión laboral,
social, educativa o jurídica, hasta alcanzar dimensiones como la violencia sexual, física y
psicológica en todas sus formas8.

A través de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación


contra la Mujer (CEDAW) y La Convención Belem Do Para, los Estados erigen al derecho
a la justicia como el principio rector de las acciones que los gobiernos deben de
instrumentar para erradicar la violencia y discriminación de la mujer.

Esta obligación que no admite distinción alguna basada en raza, opinión política, origen
étnico, nacional u cualquier otro, comprende desde medidas de tipo legislativo para
modificar o abolir leyes y reglamentos que respalden la persistencia o tolerancia de la
violencia contra la mujer, hasta la inclusión de normas penales, civiles o de otra índole,
necesarias para hacer frente al problema de la violencia9.

Habida cuenta del mal mundial que representa la violencia contra la mujer, diversas
instituciones educativas, organismos internacionales, relatorías y organizaciones civiles en
el mundo, han elaborado estudios, informes y denuncias en torno a la violencia contra las
mujeres. En ellos se reconoce que las mujeres hacen frente a barreras que dificultan su
plena igualdad y desarrollo por factores como la edad, raza, idioma, origen étnico u otros
similares pero también identifican barreras concretas que presentan algunos grupos de
mujeres como las migrantes, incluyendo las trabajadoras migratorias10.

En efecto, la migración femenina es una realidad incuestionable dentro del fenómeno


migratorio que requiere de la atención social y gubernamental. Las estadísticas a nivel
mundial sobre el fenómeno migratorio, revelan un incremento significativo en el número de
mujeres que por motivos ya no mayoritariamente de reunificación familiar sino de
marginalidad y económicos, deciden migrar hacia países que les permitan proveer a sus

7
EL Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha señalado que “La violencia contra la
mujer es considerada como una forma de discriminación que impide gravemente que goce de derechos y
libertades en pie de igualdad con el hombre”. CEDAW Recomendación General No. 19. La violencia contra
la mujer: 29/01/92, 11º Periodo de sesiones, párr.1.
8
El Informe “Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia” señala que algunas de las formas más
comunes de violencia son la producida en las relaciones interpersonales, la violencia sexual, mutilación
genital femenina y el abuso sexual mientras que entre las formas insuficientemente documentadas destacan el
feminicidio; la trata de mujeres con fines de explotación sexual y de otra índole; el matrimonio forzado; el
matrimonio precoz; el acecho; el acoso sexual y la violencia en situaciones de privación de libertad, en los
lugares de trabajo y en las instituciones educacionales, y la violencia económica. La violencia contra
determinados grupos de mujeres, por ejemplo, las integrantes de minorías étnicas, las mujeres con
discapacidades, las mujeres migrantes y las mujeres indocumentadas. ONU. Informe del Secretario general.
Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia. A/61/122/Add.1, parr. 221, 222.
9
Artículo 7. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.
10
ONU, Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la
Mujer, Beijing, 4 a 15 de septiembre de 1995, Naciones Unidas, Nueva York, 1996, parr.49 116
5
familias de mejores condiciones de vida. El Fondo de Población de las Naciones Unidas
(por sus siglas en Ingles “UNFPA”) ha señalado que actualmente existen 95 millones de
mujeres migrantes alrededor del mundo, poco menos de la mitad de la migración total
registrada11, y en su mayoría se trata de mujeres en edad productivamente activa.

Las mujeres migrantes representan una importante fuente de desarrollo social y económico
no valorado, que necesitan de la adopción de medidas y disposiciones que las protejan
contra la violencia que les limita, copta o restringe en el pleno goce de sus derechos. Por su
doble condición de migrantes y mujeres, se ven mayormente propensas a sufrir violencia y
encontrar diversos obstáculos o experimentar necesidades especiales para actuar frente a las
autoridades encargadas de impartir justicia en el país donde se encuentran.

En este sentido, el Informe de las Naciones Unidas “Estudio a fondo sobre todas las formas
de violencia”, agrega que, a la situación de violencia y discriminación por motivos de
género, raza, origen étnico o nacional, las mujeres migrantes se encuentran expuestas a un
mayor riesgo de sufrir violencia cuando son indocumentadas, además de poseer menores
posibilidades de protección y reparación12.

Asimismo, el estudio destaca como formas de violencia cometidas en contra de las


trabajadoras migratorias: la explotación laboral, los golpes; la violación sexual, y
prostitución forzada. Sufren también otras formas de violencia cuando son empleadas en el
servicio doméstico y no son ajenas a la violencia por su pareja, situación frente a la que su
condición de migrantes puede limitar aún más su acceso a vías de escape, servicios e
información13.

Efectivamente, las mujeres que migran suelen presentar condiciones y vulnerabilidades que
exacerban su nivel de riesgo a la violencia, pero también su situación se agrava más al no
encontrar una efectiva protección y salvaguarda de sus derechos ante la ausencia total o
parcial de mecanismos efectivos que les permitan denunciar y acceder a la justicia de
manera oportuna.

Para lograrlo es necesario el cumplimiento de una obligación no explícita adquirida por los
Estados pero indispensable para cumplir con sus compromisos en materia de violencia
contra la mujer. Tal obligación consiste en tomar en cuenta las vulnerabilidades que, en no
pocas ocasiones, presentan las mujeres migrantes víctimas de violencia para así establecer
los mecanismos operativos y legislativos de prevención, sanción y resarcimiento del daño

11
UNFPA. Estado de la Población Mundial 2006. Hacia la esperanza: las mujeres y la migración
internacional. 2006 p. 1
12
ONU. Informe del Secretario general. Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia.
A/61/122/Add.1, pag 36 y sig.
13
Ibidem. párr. 153.
6
que al tiempo en que protegen a la víctimas, combaten la violencia que se ejerce contra
ellas.

De no hacerlo así, las mujeres migrantes continuaran dentro de un ciclo en el que los
diferentes factores de vulnerabilidad que enfrentan ante el sistema de administración de
justicia y las instituciones encargadas de impartirla, son a su vez, en mayor o menor
medida, algunas de las principales causas de la violencia física, sexual y psicológica que se
ejerce contra ellas, entre otras graves violaciones a derechos humanos que la violencia lleva
aparejada.

De ahí que, la atención que los Estados otorguen al problema de la violencia contra las
mujeres debe, forzosamente, contemplar a grupos en especial grado de vulnerabilidad
como son las mujeres migrantes. Resulta esencial que los esfuerzos estatales en la lucha
contra la violencia femenina se destinen también a establecer medidas legislativas y
políticas públicas que atiendan, conozcan y reconozcan la realidad de las mujeres
migrantes, con los niveles diferenciados de vulnerabilidad y atención que presentan,
iniciando con las dificultades que enfrentan para acceder oportuna, equitativa y eficazmente
a la justicia.

Seguir obviando, en la impunidad y obscuridad, la existencia de las mujeres migrantes y las


múltiples vejaciones y actos de violencia que sufren, no resultará en la erradicación de la
violencia, la disminución de la migración femenina o el desarrollo humano. Sólo revelará,
como lamentablemente ha ocurrido hasta el momento, que ni los Estados ni las sociedades
han alcanzado el grado de desarrollo humano y social que se necesita para reivindicarles en
el derecho a vivir libres de violencia y gozar de los derechos y libertades que hacen posible
una vida en equidad, igualdad y paz.

Finalmente, a pesar de que México es parte de la Convención Americana, la Convención


Belem Do Para, la CEDAW y consagra en su legislación suprema la igualdad entre
hombres y mujeres, la prohibición de discriminación y el derecho a la seguridad e
integridad personales, la problemática mundial en torno a las mujeres migrantes y el papel
del acceso a la justicia en la prevención, investigación, sanción y erradicación de la
violencia, no escapa, con los matices propios del contexto nacional, a la realidad de nuestro
país. Una realidad que cada día expone una necesidad creciente de atender y establecer
medidas concretas en torno al tema.

2.1. La migración femenina en México y su posición frente a la violencia de género y


el acceso a la justicia.

7
En México, donde el número de personas extranjeras documentadas representa el 0.5% de
la población en el territorio, a la que se suma la migración irregular, temporal14 y en
tránsito, última que algunas fuentes han estimado en aproximadamente 400,000 por año15;
el fenómeno de la migración femenina es una realidad.

En 2005, el Instituto Nacional de Migración reportó que la mujer representaba entre el 20%
y 25% de la migración indocumentada16 y poco menos del 0.25% de la documentada17, sin
incluir a las trabajadoras migratorias temporales. Conforme a estos datos, en México no se
reproducen las proporciones de la migración femenina mundial (50%) pero, en
consideración a ellas, se presenta con una posible tendencia al aumento.

Los datos referidos son suficientes para observar que las mujeres migrantes constituyen un
grupo constante, plenamente identificable y significativo en México18 y que, al igual que
las mujeres mexicanas, son objeto de las actitudes tradicionalmente discriminatorias y
excluyentes que se traducen en actos graves de violencia en su contra, tanto en lo público,
lo privado y lo gubernamental.

Aunque no se cuenta con datos oficiales sobre las mujeres migrantes que en destino o
tránsito por el país sufren algún tipo de violencia, en el periodo 2003-2004 la organización
civil, Sin Fronteras, realizó una encuesta entre sus usuarias en la que obtuvo que el 46% de
mujeres entrevistadas manifestó haber sufrido algún tipo de violencia por parte de
autoridades, su grupo familiar o desconocidos durante su trayecto migratorio19.

Dicho resultado, no está alejado de la realidad de la mujer migrante en consideración a la


prevalencia de la violencia contra las mujeres en el país. Si se contrastan los datos arrojados

14
No se posee datos estadísticos confiables respecto al número real de personas trabajadoras temporales que
ingresan cada año a nuestro país. Sin embargo, sobre la frontera sur las estimaciones realizadas señalan que
no superan la cifra anual de cien mil personas. Manuel Ángel Castillo, « Los flujos migratorios en la frontera
sur de México », Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 2, 2001, [En línea], Puesto en
línea el 16 juin 2006. URL : http://alhim.revues.org/index603.html. Consultado el 13 diciembre de 2009.
15
Passel, Jeffrey. 2006. Size and Characteristics of the Undocumented Population in the US: Estimates Based
on the March 2005 Current Population Survey. Pew Hispanic Center p.p. ii, 4,5.
16
Este porcentaje contrasta con la información que la Relatora Especial sobre violencia contra las mujeres
obtuvo de las autoridades migratorias mexicanas quienes le manifestaron que uno de cada seis migrantes
indocumentados era mujer. Parr.28.
17
CONAPO, Informe de Ejecución del Programa de Acción de la conferencia Internacional sobre la
Población y el Desarrollo 1994-2003, Ed. CONAPO, Primera edición, México, 2004 p. 296.
18
Sin Fronteras, en el Informe Mujeres Migrantes en situación de violencia familiar en México: Retos y
Desafíos”, estima que cuando menos cien mil mujeres migrantes en el país se verían beneficiadas de políticas
y prácticas de protección hacia las mujeres migrantes. Tal cifra se obtuvo considerando únicamente el número
de mujeres migrantes documentadas en el país en relación con la prevalencia de la violencia familiar. De tal
suerte que dicha cantidad aumentara si se considerara a la totalidad de las mujeres migrantes que transitan o
establecen su residencia en México.
19
Sin Fronteras. Violencia y Mujeres Migrantes en México, Ed. INMUJERES y Fundación Ford, México,
Agosto 2004, p. 19.
8
por la encuesta de Sin Fronteras en el rubro violencia familiar20 con las encuestas realizadas
en 2002 por el instituto Nacional de Salud Pública “Encuesta Nacional sobre Violencia
contra las Mujeres21” y la realizada en 2003 por el Instituto Nacional de las Mujeres
(INMUJERES) en colaboración con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI) y el Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer
(UNIFEM)22, se obtiene que el nivel de violencia en contra de las mujeres en México se
encuentra entre el 35% y 45%. De tal suerte que es probable que las mujeres migrantes en
tránsito o destino por el país presenten márgenes de violencia, si no mayores, cuando
menos similares al de las mexicanas.

La información cualitativa que se tiene en relación a la violencia contra las mujeres


migrantes en nuestro país, refiere que éstas son sistemáticamente objeto de actos violentos
como la prostitución forzada; la trata de personas con fines de explotación sexual o laboral;
la violación y los abusos sexuales durante el tránsito23 o permanencia en el país; la
violencia física, sexual o psicológica en el hogar ejercida por la pareja y; los secuestros.

Es así como, nos encontramos ante graves violaciones a derechos que se cometen a través
de la violencia y que afectan a las mujeres migrantes, regulares e irregulares. Al encontrase
inmersas en la migración y la violencia de género, -que por sí mismos son tópicos con una
mediana exposición pública y social-, las mujeres migrantes son casi invisibles y forman,
prácticamente, un subgrupo minoritario dentro de las dimensiones nacionales de la
violencia contra la mujer y la migración.

A su invisibilidad se suman, de manera predominante, las dificultades que enfrenta la


migración ante prácticas y políticas migratorias cada vez más restrictivas de los derechos de
las personas migrantes y a las que no escapa la imposibilidad, de facto o de jure, para
acceder a los órganos jurisdiccionales encargados de impartir justicia o a hacerlo con la
oportunidad debida que requieren.

De ahí que es dable señalar que, a las dificultades identificadas por diversos estudiosos del
derecho para el uso y goce del acceso a la justicia en el país (barreras o asimetrías sociales,

20
La encuesta concluye que 36% de las usuarias encuestados manifestaron no haber sido objeto de violencia
frente a un 40% que omitió responder a la pregunta y un 24% que contestó afirmativamente.
21
La encuesta arrojó un global de 34.5% de reportes de violencia entre las mujeres que acudieron a algún
centro de atención médica. Encuesta Nacional sobre violencia contra las mujeres, p.p. 66, 67.
22
La encuesta arrojó entre un 46.6% de violencia en la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones
en los Hogares, p. 37.
23
Diversas organizaciones civiles y religiosas, han dado cuenta de esta situación a través de diferentes medios
de comunicación y documentos. La Agrupación Civil Trabajando juntas por Chiapas, denuncia que 6 de cada
10 mujeres migrantes sufren de algún tipo de abuso sexual, desde acoso, manoseos hasta violaciones
consumadas, durante su trayecto desde su país de origen hasta los estados del norte de la República Mexicana
o Estados Unidos. El Sol de México [en línea],
URL:http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n1431862.htm, consultado el 11 de diciembre de 2009.
9
económicas, culturales); en el caso de las mujeres migrantes el primer elemento de
vulnerabilidad para exigir el respeto a su derecho de vivir libre de violencia ante los
órganos jurisdiccionales, está estrechamente vinculado con su condición de migrantes y, es
por regla, un obstáculo para la prevención y protección contra la violencia que se ejerce en
su contra.

La Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer en su visita a México, detectó


también esta situación al señalar en su informe que a pesar de que “la violencia contra la
mujer, atizada por la discriminación por motivo de género y la impunidad, es un fenómeno
generalizado, las mujeres que no tienen acceso a las autoridades estatales ni pueden
recurrir a la ley en condiciones de igualdad –principalmente las migrantes
indocumentadas, las indígenas y otras mujeres marginadas-sufren niveles de violencia
particularmente altos”24

La situación que refiere la Relatora, es clarificadora en el sentido de que el inacceso a la


justicia se relaciona con los altos niveles de violencia que refiere sufren, entre otras, las
mujeres migrantes y, cabe agregar, que la falta de acceso a la justicia también guarda una
relación con la continuidad y aumento de la violencia contra ellas, que es preciso remediar.
El primer paso para hacerlo es justamente la revisión, a la luz de los estándares nacionales e
internacionales de derechos humanos, de las situaciones fácticas y jurídicas que
obstaculizan el que las mujeres migrantes gocen de una vida sin violencia.

III. El acceso de la mujer migrante a la impartición de justicia en defensa de su


derecho a vivir libre de violencia.

Los obstáculos que enfrentan las mujeres migrantes para acceder a la justicia están ligados
a su estatus migratorio en el país y a los mecanismos legales que el Estado ha
implementado para regular la migración.

Las mujeres migrantes están obligadas a contar con un documento que avale su regular
estancia, requisito que en sí mismo no constituye un acto que propicie o permita la
violencia pero que se convierte en el mecanismo de operación e impunidad por excelencia
para ejercer una relación de poder sobre la mujer migrante, someterla y hacerla objeto de
violencia entre otras violaciones a sus derechos humanos.

24
Consejo Económico y Social. Integración de los Derechos Humanos de la Mujer y la Perspectiva de
Género: La violencia contra la mujer (México), Informe de la Relatora Especial sobre violencia contra las
Mujeres. E/CN.4/2006/61/add.4, ONU, 62º periodo de sesiones, 13 de enero de 2006, párr. 19
10
Aunque el ingreso o la estancia indocumentada de las mujeres migrantes en el país es un
factor que, en definitiva, dificulta aún más sus circunstancias y se convierte en motivo de
inacceso a la justicia, no es indispensable que carezca de documentación para que sufran
violencia ni para que su acceso a la justicia se vea afectado o limitado. Basta con que el
agente generador de la violencia se valga de la retención de sus documentos o este bajo el
conocimiento de que la validez de los mismos no depende de la mujer migrante, para
ejercer sobre ella diversos actos de violencia y tener un margen alto de impunidad frente a
sus actos.

La mujer migrante víctima de violencia, sabe o cobra conocimiento, a través de la


experiencia, que acudir ante una autoridad sin su documento migratorio no le garantiza
encontrar protección a sus derechos y sanción al responsable de la violencia. Por el
contrario, le coloca en una situación en que será detenida, enviada a un centro de detención
para migrantes y posteriormente deportada, en muchas ocasiones sin haber accedido a la
justicia. Esta opción, sólo es considerada por un grupo reducido de mujeres migrantes
cuando la violencia alcanza grados de lesión física, psicológica o sexual sumamente graves
y alarmantes o cuando vislumbran la posibilidad de contar con un apoyo, aunque éste no
provenga de las instituciones sino de algún particular.

En los nada cuantiosos casos en que las mujeres migrantes, víctimas de violencia en nuestro
país, logran obtener el impulso procesal para denunciar y exigir el respeto a sus derechos e
intereses, la mujer ya ha agregado una considerable carga de desgaste físico, emocional y
psicológico al que originalmente tenía como producto de la violencia, y ya se ha mermado
la eficacia, oportunidad y equidad con la que debe de acceder a la justicia tanto por la falta
de diligencia debida para accionar sus defensas legales, como por el resto de los elementos
de vulnerabilidad que, asociados a su condición de mujeres y migrantes25, infieren en su
capacidad y nivel de respuesta para defenderse.

Cualquiera que sea el escenario en el que la mujer migrante logre salir de la violencia, lo
deseable es que no se vean forzadas a llegar a situaciones límite de violencia para eludirla
y que gocen de un derecho a la justicia pleno, sin obstrucciones.

Dado que el tema de la documentación migratoria es fundamental para el acceso a la


jurisdicción del Estado, conviene valorar el status quo de la legislación mexicana al
respecto, para así identificar puntos de quiebre y espacios de oportunidad legislativa y

25
Destacan la falta de redes familiares o sociales de apoyo, las carencias económicas, la pobreza, el
desconocimiento de las leyes e instituciones mexicanas, la marginación, la falta de oportunidades de empleo
bien remunerado y el idioma cuando no se es hispanoparlante.

11
judicial acordes a una política y realidad destinada a prevenir, combatir y erradicar la
violencia contra de las mujeres migrantes.

3.1. La imposibilidad de facto y de jure de las mujeres migrantes indocumentadas


para acceder a la jurisdicción del Estado en busca de protección y justicia contra la
violencia.

El primer paso que debe de dar el Estado Mexicano para combatir y erradicar la violencia
en contra de las mujeres migrantes consiste en armonizar su legislación interna con los
estándares internacionales de protección y salvaguarda del derecho al acceso a la justicia
para toda mujer víctima de violencia, lo que incluye las mujeres migrantes. Eliminando o
modificando toda disposición legal que tienda a constituir una barrera para su ejercicio.

En esta labor debe considerar tanto las normas, mecanismos y prácticas generales que
constituyen un obstáculo para el acceso a la justicia del grupo mujeres, como aquéllas que
se establecen o ejecutan para un grupo determinado o minoría.

Tratándose de mujeres migrantes víctimas de violencia, es indispensable que el Poder


Legislativo modifique o derogue las disposiciones contenidas en los artículos 67 y 68 de la
Ley General de Población y 201 de su Reglamento para permitir sin limitación, gravamen o
carga alguna, el acceso a la justicia de las mujeres migrantes.

Las disposiciones contenidas en los artículos mencionados de la Ley General de Población


impiden que la mujer migrante víctima de violencia, salvo que cuente en su poder con su
forma migratoria, celebre cualquier acto, trámite o gestión ante autoridades federales,
locales o municipales incluyendo a jueces y oficiales del Registro Civil, sin que
previamente comprueben su legal estancia en el país. Esta disposición es correlativa de una
obligación a cargo de las autoridades de la República, cuyo desacato se sanciona con multa.

Por su parte, el artículo el artículo 201 del Reglamento de la Ley General de Población,
obliga a toda autoridad en la República Mexicana a poner en disposición de la autoridad
migratoria, a toda persona extranjera que ante ellos no haya comprobado su legal estancia,
so pena también de ser multada.

Esto en la práctica se traduce en que, particulares, miembros de la comunidad, servidores


públicos o funcionarios y hasta miembros de la delincuencia organizada o común que
ejercen violencia contra la mujer migrante (que por algún motivo no detenta su forma
migratoria), pueden tener prácticamente garantizado que sus actos ilícitos serán impunes,
sea porque la mujer migrante no ejercerá acciones en su contra; porque el sistema de
justicia no se accionará a su favor; o porque al final la extranjera será deportada aunque

12
haya logrado accionar un medio de defensa, lo que básicamente se traduce también en
impunidad.

Si bien, el Estado cuenta con facultades suficientes para establecer mecanismos que
redunden en la efectividad de los controles migratorios, las disposiciones de la Ley General
de Población y su Reglamento, además de tener efectos sumamente perniciosos en la esfera
jurídica de las mujeres migrantes víctimas de violencia, legalmente, contravienen el espíritu
y alcance de los derechos a la justicia, la no discriminación y la seguridad e integridad
personales, entre otros derechos reconocidos por Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y los Instrumentos Internacionales firmados y ratificados por los
poderes de la Unión, que adquieren, por ese hecho, supremacía ante leyes federales como la
migratoria.

Se trata de normas contrarias al respeto del derecho a la justicia en atención a que el


derecho al acceso a la jurisdicción del Estado no admite, en la Constitución nacional o en
los tratados internacionales de derechos humanos, obstáculo alguno que limite o impida su
pleno y efectivo goce y ejercicio.

Aún menos lo permiten en razón de cualquier condición o distinción discriminatoria que


atente contra la dignidad humana, como lo es ser mujer o migrante. Sobre este punto, la
Constitución enfatiza que las personas extranjeras gozan de todos los derechos reconocidos
por la Constitución sin más limitaciones que las que en la misma se establecen26 y el
artículo 33 constitucional refrenda el principio de igualdad, en particular hacia las personas
extranjeras, al preceptuar que éstas gozarán de los mismos derechos que se reconocen a los
mexicanos, incluyendo el acceso a la justicia, por lo que nacionales y no nacionales, deben
contar con igual protección y trato ante la ley.

Al tomar como referencia una actuación ante autoridades en materia penal, civil o familiar,
una mujer mexicana que acude a cualquiera de éstas instancias requiere de la presentación
de un documento de identidad oficial o reconocido como tal para demandar o denunciar la
violación a sus derechos por actos de violencia, más no la presentación de documento
específico alguno, pues ello, atentaría contra su derecho de acceder a la justicia en caso de
no contar con él.

En contraste, si una mujer migrante víctima de violencia acude a cualquiera de esas


instancias sin un documento de estancia documentada, se le impedirá su acceso a la justicia
y/o se le detendrá para ponerle a disposición de la autoridad migratoria, quien cuando
menos la privará de su libertad por un periodo que va de 15 días a meses.

26
Artículo 1º y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
13
Observar lo anterior, debiera ser suficiente para asegurar que las disposiciones de la Ley
General de Población y su Reglamento son violatorias de los preceptos constitucionales. La
primera, al exigir de las personas extranjeras una regular estancia para actuar frente a las
autoridades de la república en demanda de sus derechos. La segunda, al establecer un
obstáculo que inhibe la voluntad y determinación de las mujeres migrantes desposeídas de
una forma migratoria para denunciar, buscar y obtener protección del Estado contra actos
de violencia o violación de sus derechos humanos.

La discriminación de las mujeres migrantes para acceder a la justicia, es tan grave que
pretende distinguir o fijar condiciones diferenciadas entre las propias mujeres extranjeras,
de forma totalmente desproporcional e irracional desde el punto de vista del derecho.

Aún en observancia de criterios de interpretación en los que se considera que algunas


situaciones de hecho y de derecho diferenciadas entre personas extranjeras y nacionales son
admisibles dentro del marco normativo del país, sin que por ello constituyan una
discriminación27, la existencia de ésta adquiere mayor vigencia y claridad cuando el tema a
debatir no son situaciones de hecho y derecho que puedan llegar a distinguir a personas
nacionales de las no nacionales, sino la validez social, humana y jurídica de las razones que
dan lugar a distinguir a una persona extranjera de otra que también lo es y que, por lo tanto,
se ubica en situaciones de hecho y de derecho similares o idénticas.

Una distinción en la que sólo las mujeres migrantes que tienen en su poder una autorización
de estancia gozan y pueden ejercer su derecho a la impartición de justicia, no es posible
sostenerla dentro de un marco efectivo y adecuado de respeto y observancia a la
Constitución y a los instrumentos internacionales de derechos humanos.

En ese sentido, mientras exista en la ley interna hará inaccesible todo intento del Estado por
cumplir con sus compromisos jurídicos y políticos en materia de erradicación de la
violencia contra las mujeres que, como las migrantes, se hayan expuestas y altamente
vulnerables ante conductas que podrían ser perseguidas, investigadas y sancionadas pero
que se mantienen en la impunidad replicando la violencia.

Es de destacar que el Poder Judicial de la Federación ha emitido algunos criterios


jurisprudenciales en los que certeramente ha priorizado, sin distinción alguna, el derecho de
acceso a la jurisdicción del Estado sobre lo establecido en el artículo 67 de la Ley General
de Población, permitiendo así dar luz en el tema del acceso a la justicia para las personas

27
En esa tesitura se ubican las prohibiciones a personas extranjeras de realizar actividades y pronunciarse en
materia política; ocupar determinados cargos públicos por cuya importancia se encuentran vedados a los no
nacionales o las restricciones en materia de libertad de tránsito (artículos 8, 11, 33 Constitucionales).
14
extranjeras en demanda de prestaciones laborales28, denuncia penal29, demanda civil30, o
protección en el juicio de Amparo31.

No obstante el avance que representan estos criterios, en su mayoría recientes, no han


logrado permear en las estructuras gubernamentales, judiciales y legislativas o significar un
cambio efectivo y real que elimine las dificultades que enfrentan las mujeres migrantes en
el acceso a sus derechos.

De cualquier forma se espera que los pronunciamientos judiciales continúen con el objetivo
de que se sean discutidos los temas de la inconstitucionalidad y violación al principio de
igualdad de los artículos 67 de la Ley General de Población y 201 del Reglamento, que en
mucho colaborarían para mejorar el clima de impunidad que sufren las mujeres migrantes
víctimas de violencia y visibilizar la situación que enfrentan.

Quizá entonces, el legislativo lleve a cabo las reformas necesarias de derogación o


modificación a sus preceptos, lo que contribuiría a remediar la violencia contra las mujeres

28
Consultar, entre otros, los siguientes criterios: Trabajadores extranjeros. Con independencia de su
situación migratoria, tienen los mismos derechos laborales y de acceso a la tutela jurisdiccional que los
trabajadores nacionales. Localización: Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXVIII, Octubre de 2008 Página: 2457Tesis: III.1o.T.97
Tesis Aislada, Materia(s): laboral, y; Extranjeros. Para la procedencia de su demanda de garantías no se
requiere que comprueben su legal estancia en el país en términos de lo dispuesto por el artículo 67 de la Ley
General de Población. Registro No. 177003, Localización: Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados
de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXII, Octubre de 2005, Página: 2351
Tesis: VI.1o.P.37 K, Tesis Aislada Materia(s): Común.
29
Denuncia o querella. Los extranjeros se encuentran legitimados para promoverla, aún cuando no acrediten
su legal estancia en el país. Registro No. 190190, Localización: Novena Epoca, Instancia: Tribunales
Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XIII, Marzo de 2001,
Página: 1740, Tesis: XX.2º.13 P, Tesis Aislada, Materia(s) Penal.
30
Extranjeros, la condición o calidad migratoria que tienen en territorio mexicano no puede restringir su
garantía de acceso a la administración de justicia (Interpretación del artículo 67 de la Ley General de
Población). Registro No. 169296, Localización: Novena Época, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
(Tercer Tribunal Colegiado en materia civil del primer circuito) Fuente: Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta XXVIII, Julio de 2008, Página: 1727, Tesis: I.3º.C.681 C Tesis Aislada Materia (s): Civil,
Administrativa, Tercer Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito.
31
Consultar, entre otros, los siguientes criterios: Extranjeros, solicitud de amparo por. Legitimación. Registro
No. 204785 Localización: Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta II, Julio de 1995 Página: 234 Tesis: I.9o.T.6 K Tesis Aislada Materia(s):
Común. Extranjeros. La omisión de acreditar su legal estancia en el país o su condición y calidad
migratorias dentro de un juicio de Amparo, no impide al juzgador resolver el fondo del asunto. Registro No.
205334 Localización: Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta I, Abril de 1995 Página: 151 Tesis: VIII.2o.6 K Tesis Aislada Materia(s):
Común. Extranjeros indocumentados. Procedencia del Juicio de Amparo promovido por. Caso no previsto
por el artículo 33 Constitucional. Registro No. 911919 Localización: Séptima Época Instancia: Tribunales
Colegiados de Circuito Fuente: Apéndice 2000 Tomo III, Administrativa, P.R. TCC Página: 336 Tesis: 354
Tesis Aislada Materia(s): Administrativa
15
migrantes al reconocerles lo que, en las circunstancias actuales que viven, no sólo es un
derecho sino quizá su principal mecanismo de empoderamiento contra la violencia.

3.2. La retención de documentos migratorios como mecanismo coercitivo para ejercer


violencia en contra de las mujeres e impedir su acceso a la justicia.

Las mujeres migrantes víctimas de violencia que ingresan y permanecen en el país al


amparo de un pasaporte y forma migratoria de regular estancia sufren, en no pocas
ocasiones, de la retención de sus documentos migratorios por parte de las personas que las
someten a actos de violencia dentro de territorio mexicano, lo que se equipará,
prácticamente, a no contar con regular estancia.

Este mecanismo de operación para violentar a las mujeres migrantes es tan común que, en
algunos casos, como el delito de trata internacional de personas32 con fines de explotación
laboral, sexual o servidumbre; se ha convertido en una de los elementos de identificación
de víctimas.

Aunque no toda retención de documentos constituye trata internacional de personas, sí


denota un riesgo o posibilidad de que la persona a la que se le retienen sus documentos
sufre algún acto de abuso o violencia física, sexual o psicológica cuando dicha retención se
realiza por algún miembro de la comunidad; la pareja o un miembro cercano del núcleo
familiar de la persona extranjera; o un agente estatal que carece de competencia,
fundamento y motivo para realizar dicha retención.

La retención de los documentos migratorios constituye una coacción para la mujer y un


agravio que le coloca en un estado de mayor vulnerabilidad al restringirle sus posibilidades
de huída y de defensa contra la violencia.

Pese a que es posible que la mujer a la que se le retiene su documento de viaje acuda ante la
autoridad consular de su país, ello no implica que su retención deje de significar un acto y
mecanismo coercitivo que dificulta la toma de decisiones frente a una situación de
violencia, especialmente cuando es nacional de un país que no cuenta con representación

32
El Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños,
define a éste ilícito como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas,
recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al
abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para
obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa
explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación
sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre
o la extracción de órganos” (Artículo 3).
16
diplomática en el territorio, lo que le imposibilita para salir del país, reponer o prorrogar, en
su caso, su documento migratorio.

Por lo que hace a la retención de la Forma Migratoria expedida por la autoridad mexicana,
el artículo 64 de la Ley General de Población establece que toda persona extranjera está en
obligación de comprobar, a través de dicho documento, su estancia y permanencia en el
país, al momento en que se le requiera por la autoridad migratoria. La ausencia de esta
comprobación da lugar a la detención y al inicio de un procedimiento administrativo
migratorio en contra de la mujer migrante, por el que podría determinarse su deportación
del país.

Esta situación sumada a la imposibilidad que tienen las mujeres migrantes para ejercer
acciones legales u otros medios de defensa sin detentar el documento que acredita su
estancia regular, provoca la sumisión, subordinación y permanencia de las mujeres
migrantes en una situación de violencia o bien, ocasiona que atraviesen por una serie de
obstáculos y adversidades que lejos de procurarle justicia, protección, bienestar o
reparación, suelen incrementar su vulnerabilidad y victimización.

La documentación migratoria de una mujer extranjera, es un documento personalísimo, que


no reporta ninguna utilidad a persona distinta, pero si genera graves perjuicios a la mujer
migrante que encontrándose autorizada por la ley a ingresar o permanecer en el país no se
encuentra en posesión de él.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos se ha pronunciado en relación con este


tema, señalando que el Estado no puede tener conocimiento de la retención de documentos
migratorios y tolerarlo pues ello es una transgresión al artículo 21 de la Convención
Internacional sobre la Protección de los Derechos Humanos de todos los Trabajadores
Migratorios y de sus Familiares, que dispone que ninguna persona, que no sea funcionario
público debidamente autorizado por la ley puede confiscar, destruir o intentar destruir
documentos de identidad, autorizaciones de entrada, estancia, o residencia en el territorio
de un país. Especialmente, en consideración a las consecuencias que tiene en la esfera
jurídica de las personas extranjeras el no portar dichos documentos33 conforme lo establece
la Ley General de Población y su Reglamento.

Frente al daño o perjuicio potencial y real que la retención de documentos le causa a una
persona migrante, el sistema legal en nuestro país no prevé una norma, mecanismo
administrativo o sanción, incluso de tipo penal, que inhiba o coopte la utilización del
documento migratorio como un medio de control sobre las mujeres migrantes.

33
Cfr. Recomendación No. 11/2006, Sobre el caso de las señoras LF y CS, de nacionalidad china, México, 28
de abril de 2006, p. 19 y ss.

17
De continuarse en esta tónica omisiva, la falta de atención debida al problema recurrente de
la retención de documentos, se convertirá en una tolerancia del Estado a las violaciones de
los derechos de las mujeres migrantes víctimas de violencia que se cometen bajo ese
mecanismo de coacción.

Los esfuerzos que en los últimos años se han realizado por algunas autoridades para
remediar estas situaciones violatorias de los derechos de las extranjeras, aunque loables, no
logran responder adecuadamente al nivel de protección y eficacia que contra estos abusos
se requiere.

En lo administrativo, lo más acercado que existe a una normativa para solucionar el


problema es la Circular 189/2007 emitida por el Instituto Nacional de Migración a favor de
testigos y víctimas del delito. Con ella se pretende subsanar la imposibilidad de las víctimas
de diversos ilícitos a acceder a la justicia mediante su regularización migratoria.

A pesar de la buena intención que alberga la circular, lo cierto es que tiene una aplicación
sumamente restringida y selectiva de la que se beneficia un número muy limitado de
mujeres víctimas de trata internacional de personas, violencia doméstica, o que han sido
traficadas o secuestradas en el país.

Por su parte, cuando las autoridades encargadas de perseguir y sancionar el delito, llegan a
mostrar disposición y apertura para intervenir a favor de las extranjeras (previa
comprobación de su estancia documentada, lo que no siempre es posible), se enfrentan a
que el marco normativo no les permite encuadrar la conducta de retención de documentos
en un ilícito penal concreto. De ahí que utilizan diversas figuras tipificadas en la legislación
penal, como el abuso de confianza o el robo, para intentar una intervención y solución al
problema, pero que no llegan siquiera a la etapa consignatoria por el defecto del que
adolecen.

Aún cuando, en ocasiones, la intervención ministerial o migratoria llegan a remediar,


parcialmente, la situación de vulnerabilidad que padecen mujeres migrantes víctimas de
violencia a las que se les retienen sus documentos, se trata de soluciones ineficientes e
inadecuadas para prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres migrantes, así como
para reivindicarles en el ejercicio de su derecho al acceso a la justicia y a vivir libres de
violencia.

Por ello es indispensable que exista una disposición legal que prevea la retención de
documentos migratorios como una forma de coacción contra la mujer migrante y ofrezca
soluciones, administrativas y/o judiciales. De lo contrario, se continuará careciendo de
mecanismos, procedimientos o medios adecuados para hacer frente a esta problemática y en
incumplimiento de los compromisos en materia de prevención, sanción y erradicación de la
violencia física, sexual y psicológica de las mujeres migrantes.
18
3.3. La autorización de estancia en el país sujeta a la dependencia económica o
laboral de los agentes generadores de la violencia contra las mujeres migrantes.

En la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing se establece que para velar por la


plena realización de los derechos humanos y la protección contra la violencia y la
explotación de todas las mujeres, el Estado debe adoptar medidas para mejorar la situación
de las migrantes documentadas, facilitar su empleo productivo mediante un mayor
reconocimiento de sus aptitudes y su educación en el extranjero34, así como reconocer su
vulnerabilidad frente a la violencia cuando su “condición jurídica depende de empleadores
que pueden explotar su situación35”.

Ante esta recomendación, cobra relevancia el tercer elemento de vulnerabilidad y generador


de la impunidad en torno a la violencia ejercida contra mujeres migrantes, que consiste en
contar con una forma migratoria en que las mujeres no dependen de sus propias
capacidades y circunstancias para obtener su autorización de estancia.

La situación de violencia familiar, acoso sexual o explotación laboral que viven las mujeres
migrantes, es comúnmente ejercida por la persona de la que depende su estancia en el país.
Ante este hecho, no existen disposiciones, mecanismos o prácticas estatales que den
solución oportuna y adecuada a los temores y las dificultades de la mujer para conservar su
condición regular sin depender de la voluntad del otro, especialmente cuando tienen hijos.

La Ley General de Población y su Reglamento36 establecen la modalidad de estancia


documentada en el país denomina “dependencia económica”. Este régimen que atiende, en
origen, al principio de unidad familiar de las personas extranjeras y de nacionales que
tienen vínculos afectivos o sanguíneos con personas extranjeras, se convierte en un
obstáculo para abandonar la situación de violencia y en un mecanismo de control sobre las
mujeres migrantes.

Las razones se desprenden en gran medida de su regulación normativa, a saber: a)


imposibilita el acceso a un trabajo remunerado, por lo que las mujeres migrantes no cuentan
con recursos económicos propios para salir de la violencia; b) obliga a que sea el conyugue,
pareja afectiva o familiar quien compruebe la solvencia económica para sostener a su
dependienta y manifieste su interés en que la mujer migrante sea regularizada, lo que crea
una relación de subordinación y poder inequitativo entre dependienta y proveedor, marco

34
Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Objetivos Estratégicos: A.1 b) y F.5 p)
35
Ibidem. Objetivo estratégico D.1, párr. 125.
36
Artículos 23, 42 párrafo último, 48 de la Ley General de Población y 186 del Reglamento de la Ley General
de Población.
19
propicio para la violencia, y; c) obliga a la persona que cuenta con dependientes
económicos a dar aviso a la autoridad migratoria sobre cualquier circunstancia que altere o
pueda modificar las condiciones migratorias a las que la dependienta económica se
encuentra sujeta, lo que es utilizado como una amenaza para amedrentar y someter a la
mujer.

En el caso de la dependencia laboral, la situación es muy similar. La regular estancia se


condiciona a la presentación de documentos de la empresa o del empleador que justifiquen,
entre otras cosas, la necesidad de contratar a una mujer migrante, igualmente, el empleador
se obliga a dar aviso a la autoridad migratoria sobre cualquier circunstancia que altere las
condiciones migratorias de su empleada.

Una revisión de estas razones nos indica que en realidad no se trata de disposiciones
irracionales o desproporcionales considerando que el Estado requiere establecer
mecanismos generales de control migratorio y evasión de fraudes a la ley al tiempo que
garantizar el respeto de derechos humanos. Sin embargo la experiencia muestra que la
dependencia económica o laboral, dificulta el acceso a la justicia, genera impunidad y
sometimiento de mujeres migrantes a la violencia en centros de trabajo o al interior del
núcleo familiar.

Ante esto existen alternativas, el derecho es dinámico precisamente para hacer frente a las
exigencias de la realidad. Una primera medida que podría adoptarse para evitar que la
dependencia económica sea utilizada con un sentido contrario al que le dio origen, consiste
en eliminar, por un lado, la práctica recurrente de las autoridades migratorias, no ajena del
todo a estereotipos tradicionales del roll social de la mujer, a regularizar a las mujeres
casadas, con personas mexicanas o extranjeras, bajo esta modalidad.

Para ello, se requiere del reconocimiento pleno del Estado de que la regulación migratoria
bajo esta figura está teniendo un papel en el que reproduce esquemas familiares
tradicionales donde la mujer no es valorada a plenitud como una persona con capacidades y
habilidades propias, motivo por el que no puede seguir favoreciéndose, en lo individual,
privado y público, concepciones discriminatorias de la mujer que se forjen en torno a la
figura de “la dependencia económica”.

Por lo que hace a la dependencia laboral, una medida de prevención y protección a


considerar para trabajadoras migratorias que sufren o pueden sufrir violencia del
empleador, es la de cambiar las prácticas migratorias consistentes en cancelar la
autorización de la trabajadora migrante al momento en que se recibe el aviso del empleador
y la de requerir, sin salvaguarda alguna, que las trabajadoras migrantes se sometan a una
valoración sobre el nuevo empleador para que no se cancele su condición regular en el país.

20
Ello, dado que las trabajadoras migrantes expuestas o que sufren violencia generalmente no
cuenta con un nuevo empleo al momento en que se llevan a cabo las conductas violentas.

Ya que la Ley prevé que la dependencia laboral o económica es posible modificarla, ya sea
para realizar un cambio de empleador u obtener autorización para realizar una actividad
remunerada, podrían adoptarse medidas, tanto legislativas como operativas, por las que
mujeres estuvieran en posibilidades de acudir a la autoridad migratoria a obtener una
autorización de trabajo en razón de ser víctimas de violencia familiar o laboral.

Finalmente, en el tema de las mujeres y trabajadoras migrantes el acceso a la información


legal y asesoría sobre sus alternativas migratorias, derechos que les asisten, riesgos a los
que se encuentran expuestas al amparo de una dependencia laboral o económica y los
alcances que estas figuras tienen, es una de las grandes labores a implementar por el
Estado.

IV. Conclusión General.

Garantizar el pleno goce y ejercicio del derecho a la justicia a las mujeres migrantes
representa contrarrestar las actitudes tradicionales en torno a la mujer, más las relacionadas
con su condición de migrantes en lo público, lo privado y lo gubernamental. En aras de
alcanzar este objetivo, visibilizar y comprender las desventajas que las mujeres migrantes
tienen para su empoderamiento y lucha contra la violencia es un imperativo indispensable
en la armonización legislativa, la función jurisdiccional y el establecimiento de políticas
públicas integrales e incluyentes para erradicar la violencia.

V. Bibliografía

1. Valadés, Diego Gutiérrez Rivas, Rodrigo (coord.). Justicia. Memoria del IV


Congreso Nacional de Derecho Constitucional I. Serie Doctrina Jurídica Número 62, Tomo
I, Ed. Instituto de Investigaciones jurídicas, UNAM, México, 2001.
2. García Ramírez, Sergio. Poder Judicial y Ministerio Público, Ed. Porrúa, México,
1996.
3. Manuel Ángel Castillo, « Los flujos migratorios en la frontera sur de México »,
Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 2, 2001, [En línea], Puesto en
línea el 16 junio 2006. URL.
4. Sin Fronteras. Mujeres Migrantes en situación de violencia familiar en México:
Retos y Desafíos”.
5. Sin Fronteras. Violencia y Mujeres Migrantes en México, INMUJERES y
Fundación Ford, México, Agosto 2004, p. 19.

21
6. Konrad- Adenauer-Stiftung. Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano.
Número 2003, Ed. Konrad- Adenauer-Stiftung A.C., 9ª edición, Montevideo, Uruguay,
2003.
7. Fix-Fierro, Héctor. Comentario al artículo 17 Constitucional. Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos comentada, tomo I, 14ª ed., Ed. Porrúa-UNAM, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, México, 1999.
8. OEA. El acceso a la Justicia como garantía de los derechos económicos, sociales y
culturales. Estudio de los estándares fijados por el sistema interamericano de derechos
humanos. OEA/Ser.L/V/II.129 Doc. 4, 7 septiembre 2007.
9. OEA. Acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia en las Américas.
OEA/Ser.L/V/II. Doc. 68, 20 enero 2007, Washington, 2007.
10. Consejo Económico y Social. Integración de los Derechos Humanos de la Mujer y
la Perspectiva de Género: La violencia contra la mujer (México), Informe de la Relatora
Especial sobre violencia contra las Mujeres. E/CN.4/2006/61/add.4, ONU, 62º periodo de
sesiones, 13 de enero de 2006.
11. Naciones Unidas. Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer,
Recomendación General 19, La violencia contra la mujer, U.N. Doc. HRI/GEN/1//Rev.1
(1994), pág. 84, párr. 11.
12. UNFPA. Estado de la Población Mundial 2006. Hacia la esperanza: las mujeres y
la migración internacional. 2006.
13. ONU. Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Informe de la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing, Naciones Unidas, Nueva York, 1996.
14. Passel, Jeffrey. 2006. Size and Characteristics of the Undocumented Population in
the US: Estimates Based on the March 2005 Current Population Survey. Pew Hispanic
Center, 2005.
15. Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Encuesta Nacional sobre Violencia
contra las Mujeres 2003 (ENVIM), Primera edición, México, 2003.
16. INEGI. Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares
(ENDIREH) 2003, Ed. INEGI, México, 2004.
17. Corte IDH. Opinión Consultiva OC-18/03. Condición Jurídica y Derechos de los
Migrantes Indocumentados, 17 de septiembre de 2003.
18. CONAPO. Informe de Ejecución del Programa de Acción de la conferencia
Internacional sobre la Población y el Desarrollo 1994-2003, Ed. CONAPO, Primera
edición, México, 2004.
19. Convención Americana sobre Derechos Humanos.
20. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
21. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
la Mujer.
22. Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer y su Protocolo Facultativo.
22
23. Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente
mujeres y niños.
24. CNDH. Recomendación 11/2006. Sobre el caso de las señoras LF y CS, de
nacionalidad china, México, 28 de abril de 2006.
25. Ley del Instituto Nacional de las Mujeres.
26. Ley General de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. Diario Oficial de
la Federación el 1º de febrero de 2007. Ultima reforma DOF 20 de enero de 2009
27. Ley General de Población. Ultima reforma DOF 17 de abril de 2009
28. Reglamento de la Ley General de Población.
29. Jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, obtenida del sitio
oficial en línea www.scjn.gob.mx
30. Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos obtenida del sitio
oficial en línea http://www.corteidh.or.cr

23

Вам также может понравиться