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Del aislamiento a la vida...

Psicoterapia Gestalt para el


acompañamiento en la experiencia adictiva

Temacilli
EDITORIAL
Del aislamiento a la vida...
Psicoterapia Gestalt para el
acompañamiento en la experiencia adictiva

Francisco Javier Díaz Calderón


Todos los derechos reservados. Esta publicación no
puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni regis-
trada en o transmitida por un sistema de recuperación
de información, en ninguna forma ni por ningún me-
dio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético,
electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el per-
miso previo, o por escrito, del autor.

Primera edición, mayo 2017


D.R. © Francisco Javier Calderón Díaz
ISBN: 978-607-8358-55-7
Guadalajara, Jalisco, México.

http://editorial-temacilli.com
Índice
Presentación………………......…………………..13
Prólogo…………………….……………………...15
Introducción………………………………………..19
Visiones alternativas de la experiencia adictiva…................27
Modelo Transteórico del cambio………………………...37
Procesos y estados de frontera……….....………………...49
Propuesta Gestalt para la comprensión de la experiencia
adictiva................................................................67
Ansiedad, una visión Gestalt………….............................77
La experiencia depresiva………………………....………83
Sanar la vergüenza a través de una presencia compasiva....91
La experiencia traumática desde una mirada Gestalt…..99
El amor que lastima la individualidad (Codependencia)..109
Vivir el presente para no añorar lo pasado, Prevención de
recaídas con enfoque Gestalt.......................................121
El miedo que se disfraza de antojo, el craving, una visión
Gestalt…….............................................................129
Síndrome de abstinencia post-agudo y la construcción de
posibilidades para la vida................................................135
Silencio, contemplación y diálogo...................................143
Experimentación en Psicoterapia Gestalt……………….151
Actualización experiencial y psicoterapia Gestalt……163
Intervención psicoterapéutica Gestalt para acompañar la
experiencia adictiva…...............................................…..169
Acompañamiento psicoterapéutico y apoyo para cada uno
de los procesos y estados de frontera………………………177
El Psicoterapeuta Gestalt atendiendo la experiencia
adictiva................................................…......................207
Bibliografía………...…….........………......……215
Agradecimientos

A mi esposa por ser una inspiración en mi vida y


compartir su amor, apoyo y paciencia.
A mis padres y familia por su apoyo incondicional
en todos los momentos de mi vida.
A mi suegra Lolita Mayne por compartir su alegría
por la vida
A mi maestra Pilar Ocampo por compartir
su sabiduría y amistad.
A mis amigos de Gestalt Nutricia por acompañar
mi crecimiento y compartir su sabiduría.
A mis alumnos y compañeros de la Asociación de
Psicoterapia Humanista Integrativa del Noroeste.
A mis alumnos y compañeros de CAOP-CETYS
Universidad por su acompañamiento y buenos momentos.
A mis admirados colegas que participaron con sus
comentarios y participaciones en este libro: Angie Bilbao,
Mary Triny, Albert Rams, Heather Anne Keyes, Álvaro
Rincón y Maritza Salazar.
Información del Autor

Psicólogo con Postgrado en Psicoterapia Gestalt y Desa-


rrollo Humano, Terapia de pareja, sexología y trabajo con sue-
ños; Especialidad en tratamiento de adicciones por la UNAM
y Master en prevención y tratamiento de adicciones por la
Universidad de Valencia. Certificado por la UNAM como psi-
coterapeuta en adicciones. Actualmente estudia el Master en
Terapia Familiar Integrativa Gestalt-Sistémica en la Univer-
sidad de Valencia y es Doctorante en Educación Basada en
Competencias.
Es presidente de la Asociación de Psicoterapia Humanista
Integrativa del Noroeste; es miembro de la Asociación Mexi-
cana sobre la Adicción y la Asociación Mexicana de Psicote-
rapia Gestalt. Ha sido docente en la Universidad Iberoame-
ricana y Cetys Universidad; forma parte de la planta docente
del Centro Gestalt Oaxaca en su programa de maestría en
Psicoterapia Gestalt. Ha sido Psicoterapeuta de la Comisión
Nacional contra las Adicciones y el Instituto de Psiquiatría del
Estado de Baja California por más de 10 años. Supervisor de
casos clínicos en CETYS Universidad en el Centro de Apoyo
y Orientación Psicológica (CAOP). Coordinador del diploma-
do en Consejería en Adicciones en la Universidad Xochicalco;
Coordinador de los entrenamientos en Tratamiento de adic-
ciones y Abordaje Gestalt de la experiencia adictiva en la Aso-
ciación de Psicoterapia Humanista Integrativa del Noroeste,
Centro Gestalt Oaxaca y Centro Gestáltico de Perú. Ha sido
asesor de clínicas y comunidades terapéuticas especializadas en
el tratamiento de adicciones.
Es autor de los libros Acompañar en el proceso de cam-
bio, previniendo en familia y Dialogo al latir de 2 corazones.
Actualmente su blogspot de psicoterapia cuenta con más de
200, 000 visitas. Además ha publicado artículos en diversas
revistas especializadas en psicoterapia como Lapsus, la revista
de la asociación mexicana de psicoterapia Gestalt, Gestaltnet,
entre otras.
Del aislamiento a la vida 11

Un maestro es una brújula que activa los imanes de la


curiosidad, conocimiento y sabiduría en sus pupilos.-Ever
Garrison.
Gracias a estos maestros de la Psicoterapia Gestalt por
compartir sus valiosos comentarios llenos de humildad, bon-
dad y sabiduría.

Un original y documentado trabajo donde se muestra de un


modo claro cómo la terapia Gestalt puede aportar un modo
original de enfrentarse clínicamente a las adicciones.
Albert Rams
Miembro de Honor de la Asociación Española de
Psicoterapia Gestalt.

Este libro es una referencia importante que podemos incluir


en nuestras formulaciones teóricas y contrastar con nuestra
propia práctica clínica; ya que nos ofrece una ruta, un camino
y una luz que puede apoyar nuestras intervenciones, ampliar
nuestro conocimiento y expandir las posibilidades de nuestras
elecciones en cada encuentro humano.
Dra. María Trinidad Cárdenas Ponce
Rectora de la Universidad Nexum de México

Excelente propuesta de transformación para el adicto a través


de la Psicoterapia Gestalt. Un abordaje dinámico e integra-
tivo que abarca las dimensiones corporales, afectivas, cogni-
tivas, conductuales y espirituales. Una filosofía personalista
para una afección cada día más común.
Mtra. Angie Bilbao
Profesora de la Universidad Anáhuac
12 Francisco Javier Díaz Calderón

Una aportación valiosa para y desde el contexto de la Gestalt


Mexicana, abordando de manera digerible una problemática
compleja. El trabajo aporta consideraciones importantes para
quienes trabajan y conviven con adiciones de una manera es-
tructurada y fundamentada.
Mtra. Heather Anne Keyes
Presidenta de la Asociación Mexicana de Psicoterapia
Gestalt.

Este libro es el producto de una exhaustiva investigación teó-


rica, acerca del tema de las adicciones y su vinculación con la
psicoterapia Gestalt, como vehículo para ir en dirección a la
salida, ´´del aislamiento a la vida´´. Recomiendo la lectura de
este importante aporte teórico en el tratamiento de las adiccio-
nes, una contribución al conocimiento inacabado y difícil en
este campo del saber.
Ph.D. Maritza Salazar Medina
Profesor de la Universidad de Carabobo Venezuela.

Si hay algo que acompaña al adicto es el sufrimiento y la so-


ledad. Francisco con gran sensibilidad nos aproxima con este
trabajo, a través de la psicoterapia Gestalt a ese Ser Humano,
desde el respeto, el contacto genuino y la fe que se requiere para
llenar el vacío inerte que la adicción crea.
Alvaro Rincón Bruzual
Director del Centro de Formación Gestalt Panamá.
Del aislamiento a la vida 13

Presentación

Sólo el hombre que fracasa, sabe de lo que es capaz

Mucho se ha argumentado en torno al tema de las adic-


ciones y su tratamiento desde diferentes enfoques psicote-
rapéuticos. Del aislamiento a la vida es un título sugerente
y revelador en sí mismo, que presenta una propuesta de
abordaje Gestalt sumamente humana –como lo es la visión
Gestalt– que promueve la esperanza, a través de un acompa-
ñamiento terapéutico, cuya orientación es la transformación
de la persona como una totalidad.
¿Qué podemos esperar de esta obra que recoge y docu-
menta finamente no sólo el entendimiento de este complejo
tema sino, además, la experiencia de muchos años del autor
trabajando con personas con experiencias adictivas?
Sin duda, para todos aquellos que nos dedicamos a la psi-
coterapia Gestalt, este libro es una referencia importante que
podemos incluir en nuestras formulaciones teóricas y con-
trastar con nuestra propia práctica clínica; ya que nos ofrece
una ruta, un camino y una luz que puede apoyar nuestras
intervenciones, ampliar nuestro conocimiento y expandir las
posibilidades de nuestras elecciones en cada encuentro hu-
mano.
Me agrada la mirada que el autor nos ofrece en su dis-
curso. No es, de ninguna manera, una propuesta cerrada ni
mucho menos; es más bien un viaje a la deriva donde ambos
–terapeuta y paciente- están dispuestos a enfrentar juntos
las vicisitudes que esta aventura pueda presentarles en el re-
corrido, mientras avanzan con el corazón esperanzado, con
cada latido, con cada anhelo, con cada tropiezo…
14 Francisco Javier Díaz Calderón
El proceso terapéutico en su propuesta, está basado en la
relación que se establece entre el psicoterapeuta y la persona.
Este acento en la relación, bajo mi punto de vista, propicia
una experiencia de acompañamiento, de comprensión, de
aceptación, de saberse no juzgado, que son elementos clave
para aliviar el sufrimiento, y al mismo tiempo, para la emer-
gencia de alternativas creativas que apoyen el poder de recu-
peración de la persona y su capacidad para afirmar su vida y
su vínculo con los demás.
Quiero destacar aquí el espíritu inquieto, estudioso y
sensible de Francisco Díaz; he sido testigo de su afán por
aprender y de su actitud humilde y de apertura para nutrir-
se y estar en formación permanente. Su escrito refleja esta
búsqueda constante en su vida que, sin duda, modela en su
práctica profesional a sus pacientes. ¿Qué otra cosa sino la
congruencia entre lo que decimos, pensamos y hacemos,
puede ser más impactante en la vida de nuestros pacientes?
Me es pues particularmente grato presentar al lector este
valioso trabajo, que seguramente servirá para enriquecer
nuestra labor como terapeutas gestálticos.

Dra. María Trinidad Cárdenas Ponce


Rectora de la Universidad Nexum de México
Del aislamiento a la vida 15

Prólogo

Adicción, un fenómeno cada vez más común en nuestra


época, al que nos orilla la post-modernidad, la ligereza de
vida, la falta de valores, la ausencia de los padres y muchos
otros factores que se me vienen a la mente como psicóloga y
terapeuta Gestalt.
Francisco Díaz en este libro y con el sabio título "Del
Aislamiento a la Vida", plantea claramente todas las vici-
situdes por las que pasa una persona adicta, así como el ca-
mino que debe llevar para su recuperación y plenitud. El
aislamiento refleja exactamente la situación existencial en la
que se encuentra una persona adicta, esto, aunque pareciera
que está rodeada de personas que no quieren nada más que
su recuperación o que buscan ayudarla. En el fondo, el adicto
carece de un sentido de vida, no sabe crear vínculos profun-
dos, y tiene miedo a una auténtica conexión emocional. Ante
sus palabras, presumiblemente fuera de lo real, cuando dicen
"no pasa nada", o "yo tengo el control," en realidad son sus
emociones o su poca inteligencia emocional la que contro-
la su vida; así, va perdiendo amigos, familiares, confianza,
aunque su pérdida más importante es ella misma, termina
siendo su propia víctima.
Emocionalmente la persona adicta es una persona que
sufre, que no lograr romper sus barreras para mostrarse
como realmente es porque tiene una carga enorme de resen-
timientos, asuntos no resueltos del pasado, dolores olvidados
y situaciones traumáticas. Este dolor físico y emocional lo
cubre con su adicción, utiliza las drogas o la conducta adic-
tiva, como válvula de escape para este sufrimiento en un in-
tento sin sentido, por intensificar el placer.
16 Francisco Javier Díaz Calderón
Hoy por hoy, las neurociencias son el abordaje de pun-
ta en el tratamiento del paciente psicológico, del paciente
que sufre, Francisco toma en cuenta las investigaciones más
recientes y las incluye en su método, por esta razón afirma
que el cerebro de un adicto funciona de manera distinta y
sus conexiones neuronales son distintas a las de un cerebro
no - adicto, siendo una de estas deficiencias el deterioro en
la capacidad de gratificación.
Coincido absolutamente con Francisco en la importancia
de trabajar los eventos traumáticos de la infancia del pacien-
te que sufre, generalmente estos eventos traumáticos definen
nuestra manera de estructurar el mundo y nuestras relacio-
nes, generando un sentimiento de profunda vergüenza y una
sensación de no pertenecer o estar aislado. La terapia Ges-
talt ofrece el marco terapéutico adecuado para reconstruir la
filosofía de vida de la persona, hacer un reencuadre de sus
experiencias tempranas, sanar heridas del pasado y recons-
truir relaciones a través de crear vínculos auténticos y nutri-
tivos. En este sentido tal como lo plantea el autor la mejor
y principal herramienta para provocar el cambio en el otro,
es la persona. El mismo terapeuta termina siendo la herra-
mienta de cambio a través de la parte relaciónal - dialogal en
la interacción paciente - terapeuta
Es un libro completo en cuanto a teoría y ejemplos de la
práctica clínica, en especial la parte teórica retoma las etapas
del modelo transteórico del cambio, las etapas de la neu-
rosis propuestas por Fritz Perls, las fronteras o límites del
contacto, la importancia tanto del diálogo como del silencio.
En fin, hace una descripción majestuosa de la tarea de todo
terapeuta Gestalt debe llevar a cabo con la persona adicta,
para ir "pelando la cebolla" con la finalidad de encontrar a
la verdadera persona, al ser espiritual que se encuentra de-
trás de sufrimiento, dolor, adicciones y con este proceso van
caminando juntos hacia la vida, o en otras palabras hacia la
trascendencia o realización personal.
Del aislamiento a la vida 17
Paco enfoca gran parte de su planteamiento a lo que
para mí, sería el eje de su propuesta terapéutica, la relación
paciente - terapeuta, en la que se debe co-crear una rela-
ción nutricia basada en la confianza. Bajo este ámbito de
aceptación, en donde no se colocan etiquetas en la persona,
confianza hacia los propios recursos del paciente, y respeto
se trabajarán emociones profundas como son la vergüenza,
desesperanza, culpa y el consecuente aislamiento. El tera-
peuta se enfoca en los procesos a los que está sometida o se
somete la persona. En otras palabras, el terapeuta Gestalt
trabajando con adictos deberá recurrir a todos los recursos
que nos enseña nuestra filosofía: el apoyo, la empatía, la pre-
sencia, la contemplación, el diálogo y por supuesto los ex-
perimentos que propician al paciente la oportunidad de ser
él mismo sin restricciones y de está manera flexibilizar las
fronteras de contacto, tarea que como se verá es básica en las
personas con adicción.
Su propuesta también es distinta en el sentido de que se
aleja de las nociones patológicas de la psiquiatría y se acerca
más a conceptos filosóficos como el de "infirmidad" propues-
to por Xosé Manuel Domínguez, refiriéndose a los modos
inadecuados de vivir que la persona ha adoptado. En estos
modos o infirmidades la persona a se aleja cada vez más de
su esfera o dimensión afectiva y llega a causarle conflicto
cualquier manifestación o pronunciación afectuosa, sin em-
bargo, ésta se vuelve una meta del proceso terapéutico, para
Paco la persona en tratamiento necesita aprender a tomar el
riesgo de establecer un contacto profundo con el entorno,
asimilando los aspectos nutricios, restableciendo el contacto
emocional y flexibilizando los procesos de frontera o modos
de relación de la persona, o como lo diría Perls, recuperando
las partes perdidas de su personalidad
En suma, es una lectura ampliamente recomendada tanto
para personas que sean víctimas de una adicción, como para
sus familiares y amigos, y en especial para el terapeuta que
18 Francisco Javier Díaz Calderón
quiera dedicar parte de su trabajo al tratamiento y abordaje
de personas que sufren, por esta razón quisiera terminar este
prólogo con una frase extraída del mismo libro:
"El psicoterapeuta es una persona que está dispuesta a
contemplar y conectarse con la vulnerabilidad del otro, de
una forma compasiva y aceptante como confirmación de la
experiencia del otro y de su propia vivencia de estar para el
otro."
Esta, mis queridos amigos, es la noble labor del terapeuta,
es la tarea a la que yo he estado dedicada los últimos 20 años
de mi vida. Este es mi sentido de vida y esto es lo que Fran-
cisco describe magistralmente y paso a paso en este libro que
estás a punto de empezar a leer.
Enhorabuena!
Angie Bilbao
Ciudad de México
Abril 2017
Del aislamiento a la vida 19

Capítulo I
Introducción

El neurótico es aquel hombre sobre el cual la sociedad actúa


con demasiada fuerza.
-Friz Perls
Las drogas son parte de la historia de la humanidad y
han sido utilizadas con distintos propósitos en las diferentes
culturas alrededor del mundo. En las culturas antiguas gene-
ralmente se empleaban con fines espirituales o medicinales y
en la mayoría de los casos su uso estaba restringido a ciertas
prácticas específicas. En otros momentos las drogas han sido
utilizadas como medio de control social de las clases opri-
midas.
La sociedad contemporánea se caracteriza por su alto ni-
vel de enajenación, donde las drogas participan de los proce-
sos de alienación social en que las personas desatienden sus
necesidades personales y se concentran solo en el consumo
de dichas sustancias. A diferencia de las culturas ancestrales,
la sociedad contemporánea ha complejizado el mundo de
las drogas a través de la creación de sustancias sintéticas y la
alteración de las naturales.
Las personas hoy en día se encuentran ávidas de con-
sumir sustancias que les permitan evadir su realidad u ob-
tener placer inmediato. En la actualidad los individuos no
solo mantienen experiencias adictivas con sustancias, sino
que se han creado nuevas dependencias como la adicción a
Facebook, al celular, internet, compras, juegos de azar, por-
nografía, sexo, videojuegos, etcétera.
El fenómeno de la globalización ha modificado radical-
mente el mundo de las drogas, porque actualmente las per-
sonas desde muy temprana edad tienen acceso a internet y
20 Francisco Javier Díaz Calderón
redes sociales. Esto ha traído consigo que los niños y adoles-
centes abran una puerta a un mundo de información que en
la mayoría de los casos no están preparados para manejar y
que despierta su interés en experiencias que se venden como
atractivas y placenteras, como es el consumo de drogas.
Cuando las drogas fueron liberadas para el uso de la po-
blación en general modificaron radicalmente la forma de
vivir y de estar en el mundo por parte de las personas con-
sumidoras. Se puede decir que las drogas brindaron a las
personas la posibilidad del autoalivio (automedicación). Por
ejemplo en el caso de los usuarios de marihuana se puede
observar una alta prevalencia de trastornos de ansiedad. Mu-
chos de los consumidores jóvenes comentan tener proble-
mas de ansiedad y encontrar en la marihuana la respuesta a
sus problemas emocionales.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud
(OMS), una droga es “toda sustancia que, introducida en
un organismo vivo, pueda modificar una o varias de sus fun-
ciones”. Esta definición es un tanto escueta y confusa para
la comprensión del fenómeno adictivo; afortunadamente en
1982, la OMS estableció una nueva definición: las sustancias
psicoactivas, conocidas más comúnmente como drogas, son
sustancias que al ser tomadas pueden modificar la concien-
cia, el estado de ánimo o los procesos de pensamiento de un
individuo.
El consumo de drogas tiene diversos patrones que culmi-
nan con la adicción; a continuación revisaremos sus defini-
ciones:
Experimentación: Consiste en el consumo de drogas que
generalmente se encuentra guiado por el interés de conocer
los efectos de la sustancia o por búsqueda de pertenencia.
Para que un consumo se considere experimental debe haber-
se dado en un máximo de cinco ocasiones.
Uso: La persona consume drogas de manera esporádica
en situaciones donde lo considera propio. Aunque el indivi-
Del aislamiento a la vida 21
duo usa la sustancia no presenta deterioro psicosocial y su
consumo tiene fines recreativos en diversos ambientes so-
ciales. En esta etapa la persona busca recreación o alivio de
malestares sin que el consumo de la sustancia se convierta en
un aspecto problemático hasta ese momento.
Abuso: En esta etapa la persona ya presenta un patrón de
consumo regular y continuamente tiene episodios de intoxi-
cación, así como un incremento en la tolerancia a los efectos
de la sustancia. Además el individuo presenta problemas que
se van incrementando de forma progresiva afectando aspec-
tos como la relación de pareja, el trabajo, las relaciones fami-
liares o provocando problemas legales.
Dependencia: La persona presenta un consumo de dro-
gas persistente que se caracteriza por tolerancia a los efectos
de la sustancia, síndrome de abstinencia y deterioro psicoso-
cial. Además el individuo presenta abandono de las activi-
dades que antes le resultaban agradables, aislamiento social
y conductas disruptivas. El estado de dependencia se carac-
teriza por un comportamiento compulsivo que dificulta a
la persona lograr la abstinencia, y desarrolla un incremento
significativo en la inversión de tiempo en la búsqueda, com-
pra y consumo de drogas.
Las drogas afectan de manera integral a una persona, sin
embargo su impacto mayor se produce a nivel cerebral, don-
de generan altas descargas de dopamina y otros neurotrans-
misores, principalmente en una zona cerebral llamada nú-
cleo de accumbens, donde se concentra la sensación de placer.
Cuando alguien consume drogas de forma recurrente crea
una dependencia a la sustancia debido a que su organismo
desarrolla tolerancia a los efectos de la misma, y por la neu-
roadaptación.
El cerebro de una persona que ha desarrollado una adic-
ción presenta un deterioro en el área prefrontal afectando las
funciones ejecutivas que están relacionadas con la evaluación
22 Francisco Javier Díaz Calderón
de situaciones de riesgo, el control de impulsos y la planifi-
cación de acciones que resulten beneficiosas para la persona.
Los procesos cerebrales en personas con problemas de adic-
ción muestran un déficit en los procesos relacionados con la
toma de decisiones, la evaluación, planeación, verificación, el
aprendizaje, la memoria y el autocontrol.
Los cambios cerebrales que produce el consumo de dro-
gas son muy impactantes cuando este inicia durante la ado-
lescencia, afectando la corteza prefrontal. Esto sucede por-
que el cerebro de un adolescente está en proceso de madu-
ración y el consumo de drogas puede generar consecuencias
estructurales que incluso llegan a perdurar en la etapa adulta,
además de aumentar el riesgo de desarrollar dependencia se-
vera al consumo de drogas.
En mi experiencia clínica las personas que inician su con-
sumo y dependencia durante la infancia o la adolescencia
presentan adicciones severas en su etapa adulta y un mayor
número de recaídas en los procesos de tratamiento. Con-
sidero que esto sucede, debido a que su maduración se ve
afectada por el impacto que produce la sustancia en el or-
ganismo, esto provoca que la persona establezca un proceso
más profundo de habituación al consumo de la sustancia que
una persona que inicio su consumo en la etapa adulta.
Las adicciones se caracterizan por un consumo compul-
sivo de drogas y un conjunto de hábitos relacionados a su
búsqueda y uso. Para que se considere que una persona tiene
dependencia al consumo de drogas es necesario que presente
tolerancia y síndrome de abstinencia, dos aspectos propios
del proceso de neuroadaptación a la sustancia.
Un factor muy relacionado con el mantenimiento de la
experiencia adictiva es el craving, que consiste en un deseo o
antojo intenso por consumir la sustancia que generalmente
provoca a la persona romper la abstinencia.
Beck y cols. (1999) identifican cuatro tipos de craving,
que se enumeran a continuación:
Del aislamiento a la vida 23
1. Respuesta a los síntomas de la abstinencia: Cuando la
persona disminuye su satisfacción por el uso de la droga, y
se produce un incremento en el malestar por la abstinencia.
2. Respuesta a la falta de placer: Cuando la persona entra
en un estado de vacío o insatisfacción por las experiencias
cotidianas y no posee las habilidades para disfrutar la vida
sin consumo de drogas, y por ese motivo regresa al uso de
las sustancias en la búsqueda de una experiencia placentera.
3. Respuesta “condicionada” a las señales asociadas con
drogas: Cuando la persona se enfrenta a estímulos asocia-
dos al consumo de drogas, por ejemplo cuando escucha
una canción, camina por alguna calle, ve alguna película o
se encuentra con un amigo, etc. Estos estímulos que se en-
cuentran asociados a la experiencia de consumo de drogas
generalmente provocan respuestas fisiológicas que causan el
impulso o antojo de consumo.
4. Respuesta a los deseos hedónicos: Cuando la persona
ha asociado una experiencia placentera con el consumo de
drogas, por ejemplo tener relaciones sexuales, bailar, cantar
o conducir. Cuando esto sucede, las personas desarrollan un
estado de craving al realizar la actividad sin el uso de drogas
debido a que al comparar los niveles de placer, consideran
que necesitan de la sustancia para alcanzar el nivel de placer
que tienen cuando están intoxicadas por la misma.
Además del craving existen dos procesos cerebrales cen-
trales para la comprensión de la experiencia adictiva. La to-
lerancia consiste en la necesidad de incrementar la cantidad
de droga para lograr el efecto deseado, o bien la disminución
del efecto intoxicante de la sustancia en sus dosis habituales.
El segundo proceso es el síndrome de abstinencia que
consiste en un conjunto de síntomas desagradables tanto a
nivel físico como emocional, que se produce por la abstinen-
cia del consumo de la sustancia. La intensidad del malestar
está relacionada con la sustancia y el nivel de dependencia de
24 Francisco Javier Díaz Calderón
la persona. El síndrome de abstinencia aparece después de
algunas horas del último consumo, y esta condición puede
durar varios días.
La tolerancia y el síndrome de abstinencia están relacio-
nados con el mantenimiento del comportamiento adictivo
debido a que están vinculados al incremento en el consumo
de drogas y el mantenimiento del patrón de consumo. En
muchos casos las personas se esfuerzan por alcanzar la abs-
tinencia, sin embargo los efectos nocivos que les produce
generalmente les provocan regresar al consumo de drogas
para aliviar su malestar.
Se puede observar que un alto porcentaje de personas que
inician o mantienen el consumo de drogas cuentan con tras-
tornos previos a la condición adictiva. Entonces el uso de las
sustancias cumple la función de mitigar el dolor físico pero
sobre todo el dolor emocional que sufre la persona por una
realidad que le resulta difícil de aceptar y vivir.
A la presencia de trastornos previos o posteriores que se
mantienen a la par de la dependencia a las drogas se le cono-
ce como comorbilidad, es decir, son trastornos que se mani-
fiestan en la misma persona al mismo tiempo; por ejemplo
depresión y adicciones, TDAH y adicciones, trastornos de
ansiedad y adicciones, entre otros. La interacción de estas
condiciones las complica individualmente y permite que
ambos trastornos progresen de forma desfavorable para la
salud mental de la persona.
Hay condiciones como el trastorno límite de la persona-
lidad donde el individuo es altamente autodestructivo y con
problemas para el control de impulsos. Por ejemplo si bajo
esta condición la persona desarrolla una experiencia adictiva,
sus necesidades cambiarán radicalmente hasta el punto de
priorizar su consumo de drogas por encima de sus necesida-
des básicas, si esto lo relacionamos con su trastorno de per-
sonalidad, puede incrementar su comportamiento autodes-
Del aislamiento a la vida 25
tructivo por la impulsividad que le produce el consumo de
drogas y el deterioro de las funciones ejecutivas del cerebro.
En el tratamiento de adicciones es complicado saber qué
fue primero, si una enfermedad mental o la adicción a las
drogas. Existe un alto porcentaje de personas que presentan
comorbilidad, debido a que las experiencias pueden ser con-
currentes. De acuerdo al National Institute on Drug Abuse
existen las siguientes razones para la concurrencia de expe-
riencias patológicas:
a) El abuso de drogas puede provocar los síntomas de otra
enfermedad mental.
b) Los trastornos mentales pueden conducir al abuso de dro-
gas, posiblemente como una forma de “automedicación”.
c) La superposición de vulnerabilidades genéticas.
d) La superposición de factores desencadenantes en el en-
torno.
e) La participación de regiones similares del cerebro.
f ) Los trastornos por consumo de drogas y otras enfermeda-
des mentales son trastornos del desarrollo (NIDA 2010).
La experiencia adictiva también incluye a los comporta-
mientos compulsivos que realizan las personas sin necesidad
de consumir una sustancia. Estos comportamientos tienen
algunas características distintas a los creados por el consumo
de drogas, sin embargo mantienen ciertos patrones comu-
nes, y principalmente traen consigo un deterioro psicoso-
cial. Cuando las personas presentan la experiencia adictiva
se observa una disminución en su voluntad para dejar de
hacer la actividad o conducta que causa placer produciendo
un pensamiento obsesivo y un comportamiento compulsivo.
La experiencia adictiva se caracteriza por una búsqueda
incesante de placer inmediato con el fin de construir una
válvula de escape para evitar el sufrimiento o intensificar el
placer, por lo tanto, se puede definir a la experiencia adictiva
como la búsqueda de evitación del contacto con la realidad
26 Francisco Javier Díaz Calderón
aquí y ahora. Porque se manejan dos mecanismos comunes,
uno de evitación y otro de exacerbación de la experiencia,
en ambos casos la persona busca experimentar una realidad
alternada porque no acepta la experiencia real que acontece
en el aquí y ahora.
A partir de mi experiencia y observación clínica, propon-
go los siguientes aspectos que comúnmente se manifiestan
en la experiencia adictiva, además de la tolerancia, síndrome
de abstinencia y el deterioro psicosocial:
• Dificultad para mantener un equilibrio emocional ante
las situaciones de la vida cotidiana.
• Pensamiento rumiante relacionado con la incapacidad
para soportar las frustraciones cotidianas.
• Necesidad y antojo de consumo de la sustancia.
• Obsesión por consumir la sustancia o llevar a cabo la
conducta adictiva.
• Compulsión por consumir la sustancia o llevar a cabo la
conducta adictiva.
• Disminución de los procesos volitivos y de autorregula-
ción.
• Inconsistencia motivacional en las actividades y respon-
sabilidades cotidianas.
• Obstinación en la práctica de conductas adictivas a pesar
de las consecuencias obtenidas.
• Expectativas patológicas sobre su proceder en la sociedad.
• Aislamiento social y familiar.
• Deterioro significativo en las relaciones emocionalmente
íntimas.
• Profundos sentimientos de vergüenza, resentimiento y
culpa.
• Problemas psicosociales debido a la práctica adictiva.
• Habituación de actitudes tóxicas y amistades con com-
portamientos disruptivos.
• Demandas persistentes de atención y gratificación hacia
las personas cercanas.
Del aislamiento a la vida 27

Capítulo II
Visiones alternativas de la experiencia adictiva

La vida no consiste en la búsqueda de placer, sino en la


capacidad de nutrirse de afecto.
-Francisco Díaz

La visión predominante encabezada por el National Ins-


titute on Drug Abuse de Estados Unidos conceptualiza a la
adicción como una enfermedad cerebral, donde las personas
que se inician en el consumo de una droga lo hacen porque
esta es reforzadora. Las drogas tienen la capacidad de acti-
var los sistemas reforzadores en el cerebro. La mayoría de
dichas sustancias producen sensaciones intensas de placer,
esto genera una confusión a nivel cerebral haciendo que el
cerebro las considere necesarias para la sobrevivencia. Esa
experiencia inicial de euforia va seguida de otros efectos, que
varían de acuerdo a la droga de consumo y las características
personales.
Desde esta perspectiva la adicción se produce por el efec-
to que las drogas tienen a nivel cerebral aumentando sig-
nificativamente los niveles de dopamina y generando una
activación del núcleo de accumbens que se encarga de los
procesos de gratificación y placer. Por ese motivo la persona
abandona gran parte de sus actividades y responsabilidades,
debido a la urgencia por obtener gratificación inmediata, y
por la poca aportación que le brindan las actividades cotidia-
nas a nivel dopaminérgico en proporción con lo que aporta
la sustancia.
El consumo frecuente de las sustancias produce un de-
terioro en la capacidad de gratificación en las personas que
desarrollan una adicción. En ese sentido las personas con
problemas de adicción desarrollan un estado de vulnerabili-
28 Francisco Javier Díaz Calderón
dad ante las situaciones de tensión o estrés. El individuo se
mantiene en un continuo desequilibrio por las modificacio-
nes que las sustancias producen a nivel cerebral, es así como
la persona consume drogas para sentirse estable o recuperar
la tranquilidad que no puede lograr con las experiencias de
la vida.
De acuerdo con Nora Volkow (2016), las personas con
adicción tienen un sistema totalmente atenuado y sufren una
disminución de la sensibilidad del sistema límbico que afec-
ta su capacidad para disfrutar de las experiencias de gratifi-
cación propias de la vida cotidiana como la comida, el sexo
o el dinero. Esta búsqueda de gratificación afecta la corteza
prefrontal alterando las funciones ejecutivas relacionadas
con la planeación, ejecución y control de impulsos.
Las drogas impactan en el sistema nervioso de tal ma-
nera que afectan al sistema de gratificación a nivel cerebral,
produciendo inestabilidad en el manejo de las emociones,
afectando la planeación cognitiva y la capacidad de satisfac-
ción. Por ese motivo, desde este enfoque se considera que las
personas buscan de manera compulsiva repetir la conducta
de consumo para obtener un equilibrio emocional a nivel de
gratificación o satisfacción.
En contraparte, el Dr. Gabor Maté cree, basado en la in-
vestigación y su propia experiencia trabajando en clínicas de
reducción de daños en el Downtown Eastside de Vancouver
(una zona pobre que tiene uno de los peores problemas de
drogas en América del Norte), que la raíz de los compor-
tamientos adictivos tiene su origen en la infancia. Con res-
pecto a esto comenta lo siguiente: “No todas las adicciones
tienen su origen en el abuso o trauma, pero sí creo que se
pueden rastrear en la experiencia dolorosa” (Maté 2016). La
visión que nos presenta este investigador ayuda a ampliar la
comprensión de la experiencia adictiva y encontrar nuevas
posibilidades para su tratamiento.
Del aislamiento a la vida 29
Desde su perspectiva, un trauma es en gran medida el
responsable de la construcción de la experiencia adictiva, en
este caso la herida generalmente tiene una gran profundidad
que causa un dolor intenso que limita la forma de vivir por-
que provoca un dolor insoportable que se oculta bajo ciertos
patrones relacionales. Las experiencias traumáticas limitan
la capacidad de la persona para identificar aspectos nutricios
debido a que sus fronteras de contacto se encuentran rígidas
derivado de la tensión presente en el entorno.
Gabor Maté define a la adicción como “un proceso com-
plejo que involucra cerebro, cuerpo, emociones, psicología y
relaciones sociales. La expresión de la adicción es cualquier
comportamiento en el que una persona anhela y encuentra
placer temporal o alivio en algo, pero sufre consecuencias
negativas como resultado de y es incapaz de renunciar a
pesar de esas consecuencias negativas” (Maté 2016). En mi
experiencia he podido encontrar que las personas que viven
la experiencia adictiva mantienen una visión negativa sobre
su capacidad para hacer frente a los problemas que aconte-
cen en su vida cotidiana. Esto les produce un alto nivel de
tensión emocional que provoca que desarrollen comporta-
mientos impulsos que generalmente están relacionados con
la búsqueda de gratificación inmediata.
Desde esta perspectiva la propuesta de Gabor Maté con-
siste en centrarse no solo en el potencial adictivo de la sus-
tancia, sino en el proceso relacional que establece la persona
consigo misma y con el mundo a través de encontrar una
fuente de alivio al malestar interno que experimenta. De
acuerdo con esta propuesta, las sustancias crean mayor de-
pendencia en personas que han vivido un trauma porque les
permiten mitigar la experiencia de angustia emocional que
las embarga.
Considero que las experiencias traumáticas afectan la
capacidad de la persona para autorregularse debido a que
30 Francisco Javier Díaz Calderón
interfieren con su capacidad de contacto por percibir que
el ambiente es hostil o peligroso. En la experiencia clínica
se puede ver cómo un alto porcentaje de las personas que
desarrollan problemas con el consumo de drogas presentan
traumas infantiles debido al abuso sexual, violencia domés-
tica, abuso físico, abandono o bien, por tener padres con una
condición patológica como adicciones o enfermedades men-
tales.
De acuerdo con Maté (2016), las experiencias difíciles de
la infancia incrementan el riesgo de desarrollar una adicción
en el transcurso de la vida. Además menciona que la insatis-
facción de necesidades afectivas a lo largo del proceso madu-
rativo del niño activa o desactiva las características genéticas
con las que cuenta la persona. Es decir, una persona con ten-
dencia a la impulsividad y a estados de ansiedad insertada
en un ambiente hostil y agresivo es potencial candidata a
desarrollar una adicción porque se combinan las característi-
cas personales y ambientales. Entonces se puede decir que la
adicción tiene una etiología compleja donde convergen as-
pectos genéticos, familiares, sociales, relacionales y afectivos.
Cuando la persona crece en un ambiente tóxico que daña
su habilidad de responder de manera espontánea y genuina
a las condiciones del campo formado en la relación orga-
nismo-entorno, se crean procesos de frontera inflexibles que
obstaculizan la capacidad de satisfacción. Perls dice “todo
control... interfiere con el sano funcionamiento del organis-
mo” (Perls 2003, p. 28). En el caso de padres con problemas
psicopatológicos, generan un control nocivo que interfiere
con el sano desarrollo de una persona. Quienes han crecido
en un entorno poco nutricio forman ajustes creativos que
responden a las exigencias pero que resultan tóxicos porque
provocan que el organismo se equilibre, no obstante estos
procesos se arraigan fuertemente en la persona impidiéndole
su actualización.
Del aislamiento a la vida 31
La vivencia traumática tiene un rol protagónico en la
conformación de la experiencia adictiva debido a que limita
los procesos y estados de frontera en las personas derivado
de la búsqueda de evitar el dolor emocional y el malestar
que han aprendido sobre la vida. La falta de actualización
que generan las experiencias traumáticas es considerada un
factor relevante para el desarrollo de estados inflexibles que
terminan enfermando al organismo.
Las personas que padecen una adicción se encuentran li-
mitadas en la capacidad de satisfacer sus necesidades y por
lo tanto, presentan problemas para aliviar el malestar y la
ansiedad. Esto provoca que su circuito de recompensa a nivel
cerebral los lleve a la búsqueda de la satisfacción por me-
dio del consumo de drogas. La intervención psicoterapéuti-
ca gestáltica se fundamenta en la ampliación de conciencia,
con respecto a esto podemos citar a Yontef que afirma lo si-
guiente: “El darse cuenta y el contacto inducen a un cambio
natural y espontáneo” (Yontef 2002, p. 137).
La adicción se caracteriza por la incapacidad de la perso-
na para asimilar los aspectos nutricios del entorno. La expe-
riencia adictiva es un proceso muy complejo de acuerdo con
Maté: “La adicción tiene las características de una enferme-
dad, si usted la mira. ¿Tiene circuitos fisiológicos cerebrales
disfuncionales? Sí, lo hace. ¿Tiene efectos patológicos? Sí, lo
hace. ¿Se caracteriza por una recaída? Sí, lo es. Pero eso no
significa que sea solo una enfermedad. No se puede reducir a
un modelo médico estrecho” (Maté 2016). Esto nos permite
ampliar la visión de la adicción como una condición de alto
nivel de complejidad que requiere de una atención integral
que responda de manera holística a las necesidades que ex-
perimentan las personas en su proceso de recuperación.
Considero que la adicción no puede ser reconocida como
una enfermedad convencional, debido a que esto limitaría la
visión holística del ser humano. Por ese motivo, la adicción
32 Francisco Javier Díaz Calderón
es concebida como un proceso que cuenta con características
de una enfermedad, no obstante, si se considera a la adic-
ción como una enfermedad se limita tan solo a un proceso
neurobiológico y se desatiende la vivencia de las personas.
La ampliación de la visión de la experiencia adictiva permi-
te enriquecer el trabajo psicoterapéutico a nivel emocional
porque considero que es fundamental atender a los procesos
sensoriales, afectivos, cognitivos y relacionales para lograr un
acompañamiento apropiado.
Los tratamientos de adicciones desde la perspectiva de
Maté se concentran en la búsqueda de planes de acción que
respondan a las características biológicas de la enfermedad
adictiva. Este autor presenta una propuesta emergente basa-
da en el uso de drogas psicodélicas y psicoterapia como una
posibilidad de superar la experiencia traumática y por ende
el proceso adictivo. Gabor Maté dice que “la razón de esto
es la forma en que los psicodélicos funcionan en el cerebro...
Cambia o causa nuevas formas de experimentar a las per-
sonas, incluyendo cómo experimentan sus cerebros” (Maté
2016).
Con respecto a esta propuesta considero que la inter-
vención psicoterapéutica con enfoque Gestalt cuenta con
los elementos necesarios para realizar esto sin necesidad de
trabajar con drogas psicodélicas, por ese motivo quiero citar
a Yontef (2002) que menciona lo siguiente: “los pacientes
pueden superar un impasse debido al énfasis en el contacto
afectuoso con el terapeuta, sin que este le haga el trabajo, es
decir, sin rescatarlos o infantilizarlos”.
Dentro del trabajo psicoterapéutico procuro una inter-
vención que brinde el apoyo suficiente para que la persona
pueda actualizarse y superar los obstáculos que lo mantienen
en el consumo de drogas. En mi experiencia he tenido la
oportunidad de trabajar con personas con problemas en el
consumo de heroína y he visto como a través de un acompa-
Del aislamiento a la vida 33
ñamiento respetuoso que promueve el contacto emocional y
la conformación de un campo nutricio para la expresión de
necesidades, las personas han logrado superar su dependen-
cia al consumo de heroína y tener una vida saludable.
En una ocasión me comentaba una persona que la heroí-
na lo hacía sentirse feliz e invencible ante cualquier situación
de la vida, pero que con la psicoterapia había descubierto que
podía perder o equivocarse y disfrutar de esa lección que la
vida le brindaba. En mi experiencia la psicoterapia permite a
la personas descubrir nuevas posibilidades de vida y elegir la
que considere más conveniente de acuerdo con los recursos
disponibles en ese momento. Esto permite que la sustancia
vaya perdiendo preferencia como recurso debido a los altos
costos que genera en la calidad de vida de la persona.
En el caso de Gabor Maté, él propone un cambio expe-
riencial profundo que pueda actualizar los bloqueos que se
encuentran arraigados en la persona debido al evento trau-
mático. De acuerdo con este autor, la experiencia psicodéli-
ca permite la manifestación de los procesos emocionales y
mentales que se encuentran bloqueados al punto de limitar
la conciencia de la persona. Por lo tanto, menciona que el
consumo de drogas psicodélicas “puede traer recuerdos de
trauma de la infancia. Lo que importa es que la persona
como un adulto pueda experimentarla en un ambiente se-
guro y compasivo; son capaces de experimentar el dolor que
han estado llevando toda su vida y no eran conscientes de, y
luego lo liberan como resultado de esta experiencia” (Maté
2016). Sin embargo, según la experiencia que he adquirido
con las personas que llegan a mi consulta después de haber
recibido tratamiento con drogas alucinógenas, estas sufren
de problemas de paranoia, ansiedad y estados depresivos.
Además reportan no haber logrado superar su consumo de
drogas con el uso de estas sustancias.
34 Francisco Javier Díaz Calderón
De acuerdo con mi experiencia clínica, la relación tera-
péutica puede promover un campo nutricio donde la perso-
na sea capaz de establecer contacto con asuntos inconclusos
que han conformado su vivencia traumática. Con base en
un acompañamiento aceptante el psicoterapeuta Gestalt
promueve que la persona logre vivenciar las experiencias in-
fantiles desde el aquí y ahora, y cerrarlas de la forma en que
necesita hacerlo como adulto. Este proceso además de sana-
dor es mucho más integrativo, a diferencia de solo establecer
contacto con experiencias traumáticas a través del consumo
de sustancias que producen un estado alterado de conciencia.
Fritz Perls demuestra el espíritu de la psicoterapia Ges-
talt a través de las siguientes líneas: “El terapeuta debe dar
la oportunidad, crear la situación en la cual la persona pueda
crecer. Y el medio es la frustración del paciente de tal modo
que se vea forzado a desarrollar su propio potencial” (Perls
2003, p. 44). Esta propuesta fundamental del enfoque Ges-
talt promueve el fortalecimiento de las habilidades para el
manejo de estados de frustración e inconsistencia motiva-
cional que se encuentran vinculados a los procesos cogniti-
vos propios de la experiencia adictiva.
Desde esta propuesta, considero necesario promover la
creación de un espacio seguro donde surja de manera es-
pontánea una relación terapéutica profunda que permita a
la persona superar la triada de restricción existencial que ca-
racteriza a la adicción, que está compuesta por experiencias
traumáticas, vergüenza y aislamiento. La adicción es un fe-
nómeno complejo; es necesario recurrir a diversas perspecti-
vas para crear una comprensión más profunda de la etiología
de la condición y el desarrollo de estrategias para su abordaje.
A continuación revisaremos un breve esquema sobre el
origen de la experiencia adictiva desde una perspectiva in-
tegral.
Del aislamiento a la vida 35
36 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 37

Capítulo III
Modelo Transteórico del cambio

Purifica tus ojos, y mira la pureza del mundo. Tu vida se


llenará con radiantes formas.
Rumi

La psicología se ha ocupado de comprender el comporta-


miento de los seres humanos, en la actualidad un tema que
acapara la atención del mundo de la psicología y la salud
mental son las adicciones. Para muchos estudiosos es difícil
comprender cómo una persona puede superar la experiencia
adictiva con o sin ayuda profesional. La experiencia adictiva
es un proceso que produce un deterioro progresivo e integral
en la persona, afectando principalmente las funciones ejecu-
tivas del cerebro y las relaciones sociales.
En el proceso de tratamiento de adicciones las personas
pasan por diversos procesos motivacionales que les encami-
nan hacia la recuperación o la recaída. Dentro de la pro-
puesta que les presento, se busca incluir modelos que nos
permitan profundizar en la comprensión de la experiencia
adictiva y los procesos de transformación por los que pasa
una persona en su travesía por la recuperación del compor-
tamiento adictivo.
La propuesta que integramos al trabajo con adicciones
es la desarrollada por Prochaska y DiClemente, estos au-
tores centran sus postulados en la idea de que los cambios
actitudinales son un proceso que sigue una serie de estados
motivacionales, estos cambios son generados a través de in-
tervenciones psicoterapéuticas o bien por situaciones ecoló-
gicas surgidas de forma espontánea.
38 Francisco Javier Díaz Calderón

El Modelo Transteórico está centrado en los procesos


motivacionales que experimenta la persona en su cambio
comportamental que se da a través de una serie de etapas
que son:
Del aislamiento a la vida 39
Precontemplación

En esta etapa la persona no es capaz de percibir las conse-


cuencias que le produce el consumo de drogas, esto debido a
que la experiencia adictiva se encuentra cargada de procesos
de deflexión donde la persona tan solo repara en los aspectos
positivos que experimenta por el consumo de drogas y no
hace contacto con sus necesidades emocionales.
En esta etapa generalmente se encuentran personas que
inician en el consumo de drogas o bien que están pasando
por un proceso de recaída. Dentro de esta propuesta con en-
foque Gestalt la precontemplación es una etapa donde el
terapeuta necesita tener una presencia que fomente el forta-
lecimiento de la relación terapéutica y que permita al con-
sultante sentirse aceptado y confiado en el proceso.
Durante esta etapa las personas se encuentran bloquea-
das tanto a nivel cognitivo como emocional, por ese motivo
evitan hablar sobre los riesgos o consecuencias del consumo,
por lo que el psicoterapeuta necesita promover experimentos
que promuevan la ampliación de conciencia sobre la expe-
riencia adictiva.

Contemplación

En esta etapa la persona incrementa su motivación e


inicia con la intención de cambiar a un mediano plazo, pero
aún persisten el gusto por el consumo de droga y actitudes
que promueven el mantenimiento de la experiencia adictiva.
Durante esta etapa la persona ha logrado una ampliación
de conciencia debido a que es capaz de percibir los aspectos
favorables y las consecuencias negativas de su consumo. En
este momento el individuo experimenta una lucha interna
que genera un estado de tensión emocional y de ambivalencia.
En esta etapa la balanza del cambio se encuentra atascada
entre la intención de cambiar y el deseo de continuar con la
40 Francisco Javier Díaz Calderón
experiencia adictiva y con ese personaje que la persona ha
construido a partir del consumo de drogas. Incluso hay quie-
nes se molestan cuando los demás les recuerdan cómo eran
antes de consumir drogas y se obstinan en mencionar que
su verdadera personalidad es la que experimentan durante el
uso de las mismas.
Esta lucha interna entre la necesidad de ser y el miedo
de manifestarse en el mundo de esta manera, provoca una
profunda confusión existencial en la persona que puede pro-
longarse por mucho tiempo, o bien llevar a la desmotivación
y el regreso al estado de precontemplación.
Desde mi propuesta podemos decir que la persona en el
estado de contemplación atraviesa un proceso de impasse
porque se encuentra con la sensación de estar atorada en-
tre dos posturas existenciales. La persona necesita estable-
cer contacto con sus sentimientos para lograr energizarse de
forma congruente con sus necesidades, de tal manera que
pueda sacudir la balanza en favor de las necesidades reales y
no de las creadas a partir de la dependencia a las sustancias.

Preparación

En esta etapa la persona fortalece su proceso de cambio a


través de mayor determinación e inicia con cambios actitu-
dinales. Las personas planean un cambio a corto plazo y rea-
lizan acciones coherentes con dichos planes. Las personas se
encuentran lo suficientemente preparadas y motivadas para
cambiar y eso se manifiesta en pequeños cambios por inicia-
tiva propia.
Durante la experiencia adictiva la etapa de determinación
aún no es considera como acción, debido a que en ella per-
sisten algunos hábitos relacionados al consumo de drogas.
Cabe mencionar que aunque una persona se encuentre pre-
parada para el cambio, esto no significa que lo llevará a cabo.
La participación del psicoterapeuta es fundamental para que
Del aislamiento a la vida 41
la motivación se sostenga hacia la acción necesaria para el
proceso de recuperación de la experiencia adictiva.
Esta propuesta Gestalt ubica a la etapa de determinación
en el estrato implosivo porque la persona se enfoca en sí
misma, ya ha evaluado mucho las posibilidades existenciales
y está dando paso a la acumulación de energía correspon-
diente a sus necesidades reales. La persona vive una lucha
por salir de ese estado de contención para que la energía lo
movilice hacia la explosión que consolide un estilo de vida
distinto donde la vieja naturaleza relacional quede atrás para
dar paso a una nueva forma de ser y estar en el mundo.

Acción

En esta etapa la persona ha modificado sus hábitos con el


propósito de superar su comportamiento adictivo. Al modi-
ficar sus hábitos los cambios logrados son percibidos por los
familiares y amigos, esto le permite a la persona recuperar la
confianza que había perdido durante su proceso de consumo
de drogas.
La persona ha logrado mantener un equilibrio motiva-
cional empleando su energía en su proceso de recuperación.
Estos cambios son bien recibidos por el contexto social y
esto generalmente promueve el fortalecimiento del autocon-
cepto e incrementa la motivación para permanecer en un
nuevo estilo de vida.
Las personas en recuperación del comportamiento adic-
tivo requieren comprender que la etapa de acción no solo
corresponde a los cambios comportamentales que realizan,
sino a la modificación de su estilo de vida a través de la ad-
quisición de nuevos intereses y motivaciones.
Para categorizar que una persona se encuentra en la etapa
de acción debe presentar cambios durante seis meses, que no
solo incluyen la abstinencia, sino la modificación de hábitos
tóxicos y la construcción de un nuevo estilo de vida. Du-
42 Francisco Javier Díaz Calderón
rante este proceso aunque los cambios se han establecido la
persona realiza un esfuerzo continuo por sostenerlo, por ese
motivo, es necesario un acompañamiento psicoterapéutico y
la construcción de redes de apoyo social.
La etapa de acción está relacionada con el estrato explo-
sivo porque la persona ha logrado salir del bloqueo que la
experiencia adictiva representa en su vida. La energía le lleva
a movilizarse y salir del estado de rigidez a una fluidez que
sea más correspondiente a sus necesidades.
Es importante señalar que cuando la persona está en la
etapa de acción no necesariamente significa que se encuen-
tra en el estrato explosivo, sin embargo, generalmente la mo-
dificación conductual está acompañada de un incremento en
la motivación que permite a la persona ampliar su nivel de
conciencia y movilizarse de manera congruente con sus ne-
cesidades reales.
En el estrato explosivo la persona ha logrado movilizar
la energía (motivación) que se encontraba retenida para
romper con sus miedos y aspectos caracterológicos. Cuan-
do la motivación es más grande que el miedo, la explosión
emocional lleva a la persona a una profunda transformación
que le permita ser más espontánea y congruente con sus ne-
cesidades, además de lograr mayor conexión con las demás
personas.

Mantenimiento

En esta etapa la persona se enfoca en prevenir una recaída


y fortalecer los hábitos que han conformado hasta el mo-
mento un nuevo estilo de vida. El mantenimiento trasciende
la mera abstinencia y consiste en la asimilación de otro estilo
de vida que tiene como principal característica la búsqueda
de un nuevo sentido de vida que no incluya el consumo de
drogas.
Del aislamiento a la vida 43
Para considerar que una persona se encuentra en la eta-
pa de mantenimiento requiere tener de seis meses hasta un
tiempo indefinido. Se espera que la persona logre la adqui-
sición de ese nuevo estilo de vida de tal manera que pueda
ser flexible, lo que le permita ir evolucionando sin perder la
abstinencia del consumo de drogas.
Como se ha mencionado anteriormente, las etapas del
modelo transteórico del cambio no son iguales a los estratos
de las neurosis, sin embargo, a diferencia de otros modelos
la aportación de DiClemente y Prochaska busca la integra-
ción a diversas propuestas psicoterapéuticas y experiencias
de cambio. Esta propuesta está encaminada a enriquecer la
experiencia de recuperación del comportamiento adictivo.
En el caso de la etapa de mantenimiento es necesario que
la persona encuentre formas de expresión emocional que le
permitan tener una vida satisfactoria. La experiencia adictiva
se caracteriza por el miedo al sufrimiento que se encubre a
través de la búsqueda de placer inmediato que mitigue un
poco la angustia existencial que vive la persona debido a la
ausencia de contacto nutricio.
Las emociones son el camino que guía a un individuo
al contacto con sus necesidades y la búsqueda de su satis-
facción. La energía que poseen las personas se genera del
contacto que las mismas establecen con sus emociones, esto
les permite movilizarse de manera diferente en las relacio-
nes con los demás (interdependencia) y en sus procesos de
autoapoyo.
Dentro esta propuesta gestáltica para la atención a la ex-
periencia adictiva se busca que la persona logre la integra-
ción de los procesos relacionales que le permitan flexibilizar
sus procesos y estados de frontera para superar las pautas
caracterológicas que han impedido su crecimiento.
Cuando la persona no logra una integración adecuada o
bien una continua autorregulación que le ayude a actuali-
44 Francisco Javier Díaz Calderón
zarse y mantenerse en equilibro emocional y con estabilidad
psicosocial, y por el contrario, ha logrado mantenerse pero
aún perduran el aislamiento, la ansiedad, la vergüenza y el
miedo neurótico, el individuo se mantiene en un riesgo per-
manente de recaída debido a que sufre el proceso de recupe-
ración al no lograr recobrar el gusto de disfrutar la vida tal y
como acontece en su presente.

Conclusión

Ayer era inteligente, por lo que quería cambiar el mundo. Hoy


soy sabio, por lo que me quiero cambiar a mí mismo.
-Rumi

El modelo transteórico brinda una explicación de cómo


las personas logran superan estados de rigidez pera movili-
zarse hacia el cambio. En el caso de la experiencia adictiva,
en muchas ocasiones las personas necesitan pasar por varias
recaídas para lograr alcanzar la recuperación plena.
Dentro del tratamiento de adicciones se ha satanizado
a los procesos de recaída, y esto es razonable porque gene-
ralmente resulta decepcionante para la familia y la persona
que se encuentra en recuperación, no obstante el profesional
requiere comprender la utilidad de la recaída como un pro-
ceso de fortalecimiento y aprendizaje donde muchas de las
fantasías de la persona son aniquiladas por la realidad. Es
entonces cuando se pone en juego la fuerza de la relación te-
rapéutica para resignificar las recaídas como un aprendizaje
nutricio o dejarlo en un fracaso.
El psicoterapeuta Gestalt que trabaje con personas que
están viviendo la experiencia adictiva necesita tomar en
cuenta que la recaída es lo más común en un tratamiento
de adicciones y que por el contrario el mantenimiento es un
logro significativo que acontece con menor frecuencia.
Del aislamiento a la vida 45
Sin embargo pase lo que pase es importante que el psi-
coterapeuta promueva la esperanza a través de un acompa-
ñamiento que fomente la profundidad relacional porque su
presencia ayuda al cliente a lograr su confirmación como
persona y esto le permite mantener la motivación para con-
tinuar en su proceso independientemente de lo difícil que
resulte la experiencia.
Es importante que el trabajo terapéutico se encamine
a la transformación de la persona y no solo a cumplir las
expectativas debeístas que existen alrededor del sujeto con
problemas de adicción. “Muchas personas dedican la vida
a actualizar un concepto de lo que ellas deberían ser en vez
de actualizarse ellas mismas como son” (Perls 2003, p. 28).
Siendo congruentes con la propuesta de Perls es necesario
promover un proceso de actualización que fomente la auto-
rregulación.
La progresión lineal en las diversas etapas de cambio es
una posibilidad, pero generalmente no sucede de esa manera
debido a una condición que presentan las personas al vivir
la experiencia adictiva denominada inconsistencia motiva-
cional. Debemos recordar que la gran cantidad de dopamina
que produce el organismo en el consumo de drogas provoca
un desequilibrio en los procesos motivacionales y de gratifi-
cación en la persona, por ese motivo es común que esta, al no
sentir descargas intensas, se sienta aburrida o desmotivada
fácilmente.
La recaída es una gran posibilidad para que el psicote-
rapeuta promueva intervenciones que brinden el apoyo su-
ficiente para trabajar con la vergüenza, desesperanza, culpa
y aislamiento que surgen debido a la conducta de consumo.
“En terapia Gestalt no tenemos que acabar únicamente con
nuestras actuaciones. También tenemos que llenar los vacíos
y hoyos de la personalidad, y hacer de nuevo a la persona
entera y completa” (Perls 2003, p. 12).
46 Francisco Javier Díaz Calderón
El terapeuta necesita evitar juicio y promover una pre-
sencia que ayude a la persona a re-significar la experiencia y
explorar asuntos inconclusos de su vida que emerjan a tra-
vés de la experiencia de fracaso, para que la persona se vea
fortalecida en el aquí y ahora. Esta intervención ayudará a
que la persona cuente con los recursos necesarios para que
cuando sufra una recaída no regrese al estado de precontem-
plación, sino que pueda mantener un buen nivel de moti-
vación (energía) para adquirir mayores aprendizajes que le
permitan trascender la experiencia adictiva.
La comprensión de las fases de cambio de motivación
de una persona es un aspecto fundamental para desarrollar
estrategias de intervención psicoterapéutica y de acompa-
ñamiento que sean eficaces e impacten profundamente en
la experiencia del cliente. Lamentablemente la experiencia
clínica nos demuestra que son pocas las personas que logran
superar la experiencia adictiva, no obstante hay quienes se
abstienen del consumo de drogas sin necesidad de una ayuda
profesional.
El éxito de la intervención psicoterapéutica depende en
gran medida de la relación cliente-psicoterapeuta y de las
características propias del cliente. En ambos aspectos la mo-
tivación es un aspecto que fundamenta el proceso de cambio,
cuando la motivación es inadecuada los procesos de nega-
ción se ven fortalecidos y afectan la recuperación del cliente.
“Un límite define a una cosa (...), una cosa tiene sus límites,
se define por sus límites en relación al ambiente” (Perls 2003,
p. 23). La motivación se ve fortalecida en relación con am-
biente y el campo co-construido en la relación terapéutica.
Una motivación inadecuada se manifiesta en una actitud
negativista y desafiante en el proceso psicoterapéutico, esto
compromete en gran medida la profundidad relacional. Esto
provoca que la persona manifieste aspectos caracterológi-
cos en la relación terapéutica y se autolimita a experiencias
Del aislamiento a la vida 47
nutricias. “Al tener carácter, tenemos un sistema rígido. La
conducta se petrifica y perdemos nuestra habilidad de en-
frentarnos libremente con el mundo, con todos nuestros re-
cursos” (Perls 2003, p. 16).
La relación terapéutica es la posibilidad que tienen el
cliente y el terapeuta de co-crear un campo que sea nutri-
cio y donde la persona primeramente sea consciente de las
condiciones presentes y se sienta segura, de tal manera que
la confianza que se configura en la relación promueva que su
motivación se incremente hasta el punto de dejar a un lado
su negación y permitirse expresar sus necesidades.
A continuación se describe una serie de procesos que con-
sidero importantes para que la relación terapéutica favorezca
el incremento de la motivación y por lo tanto contribuya de
manera favorable a la recuperación de adicciones.
El consultante se encuentra en un espacio donde se siente
respetado y seguro.
El proceso psicoterapéutico no está restringido a su com-
portamiento adictivo, sino que se interesa por la persona y
sus necesidades.
A diferencia de otros modelos psicoterapéuticos, el traba-
jo no está centrado en cambios inmediatos, sino en la aten-
ción a las necesidades emocionales que la persona experi-
menta en el aquí y ahora, teniendo a las emociones como el
camino para autodescubrimiento y transformación.
El psicoterapeuta brinda un acompañamiento que pro-
mueve el apoyo ante los momentos de mayor temor o difi-
cultad del cliente, para que través de esta relación de ayuda
pueda obtener la energía (motivación) necesaria para salir de
los estados tóxicos en los que se encontraba y experimente
nuevos procesos relacionales.
La propuesta de la psicoterapia Gestalt se basa en la con-
fianza del terapeuta en la capacidad del cliente para lograr
48 Francisco Javier Díaz Calderón
su autorregulación organísmica a través de co-crear una re-
lación nutricia basada en la confianza.
La presencia del psicoterapeuta es fundamental en el pro-
ceso terapéutico debido a que la mayoría de las personas que
viven la experiencia adictiva se encuentran aisladas y muy
lastimadas emocionalmente.
La frustración de las expresiones caracterológicas ayuda a
la persona a centrarse en la experiencia emocional como ne-
cesite experimentarla en el momento presente sin las reac-
ciones defensivas que han conformado su carácter hasta ese
momento. Es necesario aclarar que la frustración requiere
ser respetuosa y centrada en el cuidado de la relación tera-
péutica.
La experimentación es una propuesta muy valiosa porque
permite al individuo encontrarse con partes de su persona-
lidad que estaban alienadas generando un vacío emocional.
El terapeuta necesita mantener una presencia contemplativa
para crear instantes de sanidad donde en conjunto con el
cliente sea pueda co-crear un ambiente de seguridad emo-
cional que transforme y actualice la experiencia relacional.
Del aislamiento a la vida 49

Capítulo IV
Procesos y estados de frontera

(La vida)… vuelve a pasar siempre por los mismos puntos


pero a niveles diferentes de integración y de complejidad.
-Jean Paul Sartre

La persona tiene distintas formas de relacionarse con


su entorno, para movilizar su energía hacia la interacción.
Cuando el individuo se siente confiado y seguro es capaz
de establecer un contacto pleno con las experiencias que
van surgiendo en sus interacciones. Pero cuando la perso-
na experimenta una amenaza emocional surgen formas de
relación que le permiten evitar contactar con esas vivencias.
Cuando el entorno o la relación son amenazantes, la persona
se concentra en encontrar formas de evitar el contacto.
En un principio los procesos que interrumpen el contacto
fueron denominados resistencias, interrupciones o bloqueos
del ciclo de la experiencia; se llama bloqueos a las interrup-
ciones inconscientes de la energía que experimenta una
persona como forma de evitar el contacto. Estos bloqueos
buscan evitar el contacto con la experiencia que se considera
amenazante, por lo cual la experiencia no puede concluirse.
De acuerdo con estas posturas las resistencias o bloqueos son
de tipo evitativo y permiten a la persona lograr seguridad al
retirarse de la experiencia de contacto. Las llamadas resis-
tencias al contacto tienen su origen en las dificultades bio-
gráficas que hemos tenido principalmente en la interacción
con nuestro grupo primario de apoyo.
Por su parte Polster E. y Polster M. (2005) les llaman
transacciones de la resistencia y mencionan lo siguiente so-
bre ellas:
50 Francisco Javier Díaz Calderón
Los derroteros específicos que adopte esta interacción
desviada colorean su estilo de vida personal, según el orden
de preferencia que establezca entre los canales de interacción
resistente, y cada uno de ellos tiene un estilo expresivo que le
es particular: 1) Introyección; 2) proyección; 3) retroflexión;
4) deflexión; 5) confluencia (p. 79).
Durante mucho tiempo trabajé con la visión de la Dra.
Miriam Muñoz Polit quien sustituye el nombre de resis-
tencias o bloqueos por modos de relación. Esta postura me
parece que participa en la construcción de una relación más
humana entre el psicoterapeuta y el cliente, debido a que
establece una etiqueta juiciosa a los procesos evitativos de la
persona.
La propuesta de modos de relación nos permite observar
las diferentes maneras en que la persona se relaciona con su
entorno tanto para el contacto como para la evitación. Desde
esta postura podemos ver que la presencia de estos modos de
relación en muchas experiencias son nutricios, sin embargo
pueden llegar a ser tóxicos cuando se vuelven anacrónicos y
estereotipados.
Hace algún tiempo conocí la propuesta de Swanson
a través de la Dra. Pilar Ocampo, desde que leí el artícu-
lo completo me pareció fascinante cómo este autor capta la
esencia de la psicoterapia Gestalt en un escrito sencillo pero
muy profundo.
Para Swanson (1988) el trabajo con las fronteras de con-
tacto es un elemento central de la psicoterapia Gestalt, ade-
más de ser uno de los principales distintivos del enfoque a
nivel teórico y practico. Él comenta que la gran mayoría de
los psicoterapeutas gestálticos se enfocan principalmente en
el contacto y por ese motivo es tan importante abordar lo
correspondiente a los procesos que suceden en la frontera
de contacto. Swanson considera que los psicoterapeutas han
empleado terminología que nos permite comprender a los
Del aislamiento a la vida 51
procesos de frontera en su real dimensión debido a que man-
tienen una connotación negativa.
Sylvia Crocker (1981) ya había mencionado la impor-
tancia de evitar categorías peyorativas para los procesos que
se encuentran en la frontera de contacto, que hasta ese mo-
mento se llamaban bloqueos, mecanismos, resistencias, etc.
Esta autora plantea que al considerar a los procesos de forma
peyorativa se les restan sus dimensiones saludables en los
procesos relacionales de la persona.
Por su parte Swanson asume una postura muy congruen-
te al enfoque Gestalt y se opone al término de mecanismo:
“Me gustaría también rechazar el término de ‘mecanismo’
de nuestros proyectos de terminología, ya que este térmi-
no mecanicista no se ajusta bien a una teoría organísmica”
(Swanson 1988, p. 3).
A diferencia de otros teóricos, Swanson nos plantea una
propuesta que profundiza y clarifica aspectos que quedaban
incompletos en las otras aproximaciones teóricas. Desde mi
perspectiva considero que las aportaciones más valiosas que
hace este autor a la psicoterapia Gestalt son las siguientes:
Elimina la visión peyorativa que tenían los procesos de
evitación del contacto.
Estable dos categorías que permitan comprender y pro-
fundizar mejor en la experiencia de la persona, a través de la
creados de los conceptos de procesos y estados de frontera.
Mantiene una línea congruente con la visión de Frtiz
Perls de establecer categorías polares dentro del enfoque
Gestalt.
Aporta una visión polar en cuanto a los aspectos saluda-
bles y disfuncionales de los procesos y estados de frontera.
En el trabajo con personas con problemas de adicción
es fundamental comprender cómo funcionan los procesos y
estados de frontera, para tener una visión más clara de cómo
52 Francisco Javier Díaz Calderón
brindar apoyo, acompañamiento y frustración a la persona
de tal manera que estos aspectos de su carácter se flexibilicen
y respondan a las necesidades presentes y no asuntos incon-
clusos del pasado.
A continuación revisaremos la definición que nos brin-
da Swanson de los procesos de frontera: “son los conceptos
que describen las maneras fundamentales según las cuales
los seres humanos se comprometen o se desentienden de su
entorno” (Swanson 1988, p. 4).
Además, describe cómo los estados sanos de frontera es-
tán creados en la frontera en un campo organismo-entorno,
así como las perturbaciones de frontera se refieren a cuando
el contacto sano entre el organismo y su entorno puede estar
interrumpido, creando estados de frontera disfuncionales.
De acuerdo con Swanson existen fronteras y estados sa-
ludables y disfuncionales.
Características de las fronteras saludables:
Características de los procesos de frontera disfuncionales:

• La frontera-contacto mantiene una rigidez en los proce-


sos relacionales.
• La conciencia se encuentra restringida.
• Se mantienen hábitos estereotipados.
• Las fronteras ineficaces interrumpen el funcionamiento
presente.
La clasificación que nos propone Swanson (1988) sobre
los estados y procesos de frontera es la siguiente:
• Procesos de frontera.
• Introyección-Proyección.
• Fijación-Deflexión.
• Retroflexión-Proflexión.
• Estados de Frontera,
• Confluencia-Aislamiento.
Del aislamiento a la vida 53
Esta interesante propuesta aporta una visión que enri-
quece el trabajo de la teoría del campo que empleamos en
la psicoterapia Gestalt para el tratamiento de personas con
problemas adictivos. Porque se apega a los fundamentos del
enfoque al permitirnos centrarnos en los procesos y no en las
etiquetas o categorías que le podemos asignar a la persona
(cosificación del otro).
Cuando el psicoterapeuta olvida que tiene enfrente a una
persona la está conviertiendo en un objeto (inmóvil) donde
el trabajo terapéutico consiste en predecir y conducir al in-
dividuo a realizar cambios y hábitos que le resulten funcio-
nales. Lamentablemente esta postura parte de un paradigma
positivista que deshumaniza a la otra persona, por lo que en
la propuesta de la psicoterapia Gestalt nos basamos en los
procesos y no en los objetos. Para esto el psicoterapeuta en-
foca sus intervenciones en apoyar al cliente a ser consciente
de lo que está sucediendo en el aquí y ahora.
En el trabajo con personas que están viviendo la expe-
riencia adictiva es importante dar un acompañamiento que
esté orientado a la relación presente desde una visión fe-
nomenológica, en lugar de buscar explicaciones sobre los
comportamientos y experiencias del otro. En las personas
con problemas de adicción generalmente su conciencia se
encuentra limitada por el consumo de drogas, además están
cansadas de ser juzgadas e incomprendidas por los demás.
Por ello el trabajo con los procesos y estados de frontera, más
que predecir y enjuiciar, es una herramienta que permite al
psicoterapeuta co-crear un campo donde la persona encuen-
tre la posibilidad de movilizarse de manera espontánea con
base en lo que está ocurriendo en el proceso presente, rom-
piendo de esta manera la inmovilidad caracterológica que
poseía.
La experiencia adictiva es un proceso muy complejo que
acontece en la vida de una persona, donde sus vínculos afec-
54 Francisco Javier Díaz Calderón
tivos y los aspectos relevantes de su vida quedan desplaza-
dos por la necesidad y tentación de consumo de drogas. Las
fronteras de contacto en el caso de las personas con adiccio-
nes generalmente se encuentran en un estado disfuncional
con fronteras impermeables que no permite la entrada de
aspectos nutricios del ambiente y lo suficientemente per-
meable para permitir el ingreso de elementos tóxicos. En el
caso de personas que consumen drogas sus procesos de fron-
tera se vuelven inflexibles debido a que las personas tienen
serias dificultades para contactar con el ambiente y atender
sus necesidades. En el proceso adictivo la persona presenta
una confusión entre la necesidad y el satisfactor, al desaten-
der sus necesidades emocionales convierte a la droga en su
necesidad para vivir.
Al encontrarse en procesos y estados de frontera disfun-
cionales la persona desarrolla pautas caracterológicas que
afectan su interacción con el ambiente provocando una an-
gustia neurótica que provoca que la vida se vuelva difícil y
por momentos insoportable. He escuchado a muchas perso-
nas decirme lo difícil que les resulta vivir, y cómo la vida es
para ellas un malestar continuo que solo vale la pena vivirse
cuando se encuentran intoxicadas. Bajo estas condiciones
considero importante incluir el concepto de infirmidad que
propone Domínguez: “Utilizamos el concepto neologismo
infirmidad para referirse a los modos inadecuados de vivir
como persona, esto es, a las formas de no vivir con firmeza
en tanto que persona” (Domínguez 2011, p. 271).
Los procesos y estados de frontera disfuncionales o las
infirmidades surgen como una forma de evitación del con-
tacto con el ambiente. Estos procesos interaccionales se con-
vierten en patológicos cuando se conforman como hábitos
relacionales estereotipados y no permiten la flexibilización
hacia las necesidades emocionales. Es entonces cuando pro-
cesos y estados de frontera se convierten en infirmidades y
producen malestar existencial.
Del aislamiento a la vida 55
Las infirmidades surgen cuando la persona busca contro-
lar los factores ambientales a partir del establecimiento de
hábitos y actitudes rígidas para lidiar con los aspectos que
considera que pueden ser amenazantes a nivel afectivo. El
mantenimiento de las infirmidades se produce por el deseo
de la persona por controlar sus impulsos, miedos, debilida-
des, necesidades y sentimientos por considerarlos inapropia-
dos y prefiere evitarlos de manera sistemática en lugar en
enfrentarlos y cerrar los asuntos inconclusos.
A continuación resumiremos las causas de las infirma-
ciones.
a) Actualización parcial de las dynamis o capacidades per-
sonales.
b) Pérdida del sentido personal.
c) Pérdida de la dimensión comunitaria.
d) Ruptura del contacto con lo real.
e) Huida de la finitud (Domínguez 2011, p. 277 a 280).
En el trabajo con la experiencia adictiva podemos ob-
servar cómo el individuo se ha cosificado a sí mismo y a las
demás personas con las que mantiene relaciones debido a
que el flexibilizar los procesos y estados frontera pone en
riesgo su estabilidad emocional. Las personas con problemas
de adicciones en algún momento de su vida han sido cosifi-
cadas (experiencias traumáticas o de ausencia), el ambiente
cosifica a la persona cuando en el proceso interaccional se ve
restringido solo a las necesidades de una persona convirtien-
do a la otra en un objeto sin valor dentro de la relación, y las
formas de cosificación del otro son:
a) Indisponibilidad.
b) Indiferencia.
c) Acusación.
d) Reducción del otro a lo inventariable (Domínguez
2011, p. 294).
56 Francisco Javier Díaz Calderón
La cosificación genera que la persona con problemas
adictivos se habitúe a relacionarse con base en las expectati-
vas y necesidades ajenas, o bien considerando sus necesida-
des emocionales como amenazantes o poco relevantes. Las
experiencias cosificadoras provocan que la persona desarro-
lle procesos y estados de frontera disfuncionales que generan
pautas caracterológicas.
La persona tiene una tendencia organísmica que la mo-
viliza hacia el contacto y la satisfacción, sin embargo esta
tendencia natural es interferida por experiencias biográficas
cosificadoras. Cuando la persona se ha acostumbrado a des-
atender sus necesidades desarrolla una percepción distorsio-
nada de la realidad. El individuo considera sus experiencias
emocionales como amenazantes o perturbadoras, llegando al
grado de que cuando se está habituado a no ser afectivo, pa-
radójicamente hasta un abrazo puede ser considerado como
una situación incómoda o que produce malestar.
El individuo considera sus experiencias emocionales
como amenazantes o perturbadoras. Es tan paradójico que
cuando nos habituamos a no ser afectivos hasta un abrazo
puede ser considerado como una situación incómoda o que
produce malestar. Desde el enfoque Gestalt lo que se consi-
dera patológico es la rigidez con que se utilizan los procesos
y estados de frontera, debido a que mantienen a la perso-
na en un constante estado de evitación de las experiencias
presentes. Los procesos y estados frontera disfuncionales en
las personas con problemas adictivos generan un estado de
aislamiento y vergüenza que produce un continuo malestar
emocional que ocasiona infirmidades que impiden atender
sus necesidades y concentrarse tan solo en el placer que les
produce el consumo de drogas.
A continuación revisaremos cada uno de los procesos y
estados frontera:
Del aislamiento a la vida 57
Introyección

Consiste en asumir las creencias, normas, valores, deberes


y expectativas ajenas como propias. Los entreactos confor-
man el debeísmo de la persona y el yo ideal. La introyección
lleva a la persona a realizar conductas que le producen insa-
tisfacción debido a que su comportamiento no es congruen-
te con sus necesidades, sino con sus creencias debeístas.
Cuando la persona es cosificada en sus relaciones inter-
personales significativas empieza a introyectar las demandas,
críticas, valores y exigencias que le hacen otras personas, sin
llevar a cabo un proceso de discernimiento.
Los procesos de frontera pueden ser funcionales para lo-
grar retirarse de las experiencias de contacto en momentos
en que no es la mejor opción contactar con la vivencia ple-
namente. La introyección puede ser funcional porque es la
forma en que la persona obtiene la mayoría de los aprendi-
zajes a nivel axiológico y moral. Sin embargo es importante
que en algún momento la persona pueda poner a prueba la
fiabilidad de las creencias que le producen malestar o insa-
tisfacción.
Experiencia: Recuerdo un joven muy brillante en su de-
sarrollo académico que mantenía una estrecha relación con
su padre quien era un médico exitoso que había promovido
que su hijo se convirtiera en médico como él. Desde pequeño
el niño centró su esfuerzo y motivación en lograr esa meta.
En el proceso el joven se sentía muy angustiado y frustrado
porque no le gustaba la medicina pero no quería decepcionar
a su padre y constantemente repetía una frase que su padre
le enseñó: “Para ser alguien el vida, es necesario hacer sacri-
ficios”, sin embargo, los sacrificios que él estaba haciendo
lo estaban lastimando emocionalmente hasta el punto que
comenzó a experimentar con drogas en su vida como estu-
diante universitario, como una forma de aliviar su malestar
58 Francisco Javier Díaz Calderón
emocional hasta desarrollar una severa dependencia a la he-
roína que le impidió concluir sus estudios.

Proyección

Consiste en atribuir a otras personas características que


no se aceptan o se niegan. En la proyección también se res-
ponsabiliza a los demás de los problemas o errores propios.
La persona que utiliza la proyección de manera reiterada
se vuelve juiciosa y crítica hacia los demás. Esta forma de
relación es una manera de evitar que la persona asuma con
madurez su responsabilidad o aspectos de su personalidad
que considera desagradables.
La proyección puede ser beneficiosa si se utiliza con cau-
tela, porque cuando criticamos a alguien más, esto nos puede
ayudar a ser conscientes de los aspectos que nos incomodan
de nuestra personalidad y en los cuales no habíamos repara-
do. Asimismo, permite lograr una mejor comprensión em-
pática de la vivencia de otras personas.
Experiencia: Recuerdo a una joven que llegó al proceso
de psicoterapia debido a que se sentía poco aceptada en su
familia. Conforme fuimos trabajando ella generalmente ha-
blaba de lo nefasta que era su hermana y lo patético que era
su novio, y culpaba a ambos de problema de su ludopatía. La
joven omitía muchos detalles de su relación porque solo se
centraba en hablar de los defectos de los otros y cómo esto
afectaba su proceder en el mundo.

Retroflexión

En este proceso de frontera la persona se hace a sí misma


lo que le gustaría hacer a otras personas, debido a la incapa-
cidad de establecer límites con los demás. La retroflexión se
relaciona con estados depresivos o autolesivos donde la per-
Del aislamiento a la vida 59
sona se agrede porque no es capaz de expresarles su malestar
a otros individuos.
La retroflexión favorece los estados de culpabilidad, al no
lograr limitar las conductas desagradables de otras personas.
Las enfermedades psicosomáticas o síntomas físicos son una
forma que tiene la persona de manifestar el malestar que no
puede expresar verbalmente.
Este proceso de frontera cuando se encuentra rigidizado
puede llevar a una persona a autocastigarse, enfermarse e in-
cluso suicidarse. Esto sucede porque las personas no tienen
la suficiente seguridad para expresar a los demás los aspec-
tos que les molestan o incomodan. La retroflexión puede ser
beneficiosa para evitar un peligro, una pelea o una discusión
intensa. También cuando es necesario cumplir con normas
disciplinarias muy rígidas.
Experiencia: Hace algunos años atendí a una joven que
presentaba problemas de autolesión. Era una persona intro-
vertida que mantenía una relación de mucha agresión con su
novio, quien ejercía mucha violencia psicológica hacia ella.
Ella creció con un padre alcohólico y aprendió que era mejor
callarse y guardarse las cosas, porque cuando lo expresaba las
cosas se ponían peor. Cada vez que tenía un problema con su
novio, se cortaba los brazos; posteriormente entró en contac-
to con las drogas y esta práctica la complementaba con ele-
vado consumo de metanfetamina (cristal). La joven comenta
que el cristal le producía una experiencia desagradable y que
en ocasiones lo hacía como una forma de castigarse por ser
una tonta que permitía que los demás abusaran de ella.

Proflexión

La proflexión es cuando la persona hace al otro lo que le


gustaría recibir, es proceso opuesto a la retroflexión, debido
a que en este la energía se moviliza hacia afuera. Este proce-
so ha sido poco abordado porque para algunos autores hace
60 Francisco Javier Díaz Calderón
falta mayor trabajo para validarlo como una categoría teórica
del modelo Gestalt.
En su parte funcional la proflexión ayuda a la persona a
desarrollar labores altruistas o permite que la persona pueda
apoyar a personas que se encuentran vulnerables. En oca-
siones el realizar acciones favorables hacia otras personas
ayuda al crecimiento personal o el fortalecimiento del auto-
concepto. No obstante este proceso tiene una parte disfun-
cional cuando se vuelve inflexible debido a que la persona
puede desarrollar altos niveles de frustración porque realiza
acciones para los demás esperando recibir lo mismo, pero
generalmente no recibe lo esperado y eso le genera malestar.
Por otra parte, también puede generar relaciones abusivas
porque no existe reciprocidad al no expresar sus necesidades.
Experiencia: En una ocasión inicié un proceso de psico-
terapia con una señora que presentaba muchos problemas
de ansiedad y de problemas de salud. Era una persona de
clase alta, excesivamente educada y amable. Cuando inicia-
mos con el trabajo psicoterapéutico ella comentó sentirse
muy frustrada debido a que ella hacía hasta lo imposible por
los demás hasta quedarse vacía y nadie se preocupaba por
ayudarla a atender sus necesidades. Ella posteriormente me
comentó que inició en el consumo de ansiolíticos como una
forma de aliviar su frustración y angustia, hasta desarrollar
una dependencia a estos medicamentos.

Fijación

En la fijación la persona asume un control excesivo para


evitar los riesgos que cree que existen en el ambiente, por lo
cual, no asume el riesgo de flexibilizar la frontera y estable-
cer contacto con el entorno. La persona se queda adherida a
una figura pasada y gira de manera obstinada tan solo en lo
conocido, por el miedo a exponerse al riesgo. En este caso la
Del aislamiento a la vida 61
persona aplica la vieja frase de “más vale malo por conocido
que bueno por conocer”.
Al presentarse la fijación, la persona recurre continua-
mente a la figura con la que se siente seguro. Evita flexibili-
zar sus fronteras y por eso no se actualiza, lo que restringe su
capacidad para establecer contacto con los elementos nutri-
cios del entorno.
La fijación es un proceso que puede ser saludable ante
situaciones donde la persona necesita concentrar toda su
atención en una figura que resulta muy significativa y que
requiere ser explorada a profundidad.
El proceso de frontera de fijación es funcional cuando la
persona requiere ser perseverante para el desarrollo de un
hábito o el cumplimiento de una meta. También es impor-
tante ante situaciones de mucha presión donde la persona
necesita enfocar toda su energía en una sola figura para cu-
brir su necesidad. En ocasiones, ante situaciones de crisis la
persona debe apelar a una figura conocida que le permita to-
mar un camino heurístico para poder economizar su energía
y cumplir con sus objetivos.
Experiencia: Hace algún tiempo trabaje con señor que
durante su juventud logro tener un empleo muy exitoso
que le permitió mantener un estilo de vida basado en lujos.
Posteriormente tuvo problemas laborales que provocaron su
despido y una disminución considerable de sus ingresos. Sin
embargo, el señor se quede fijado en esa experiencia y hacia
hasta lo imposible para mantener el mismo estilo de vida,
esta situación le provoco un alto nivel de endeudamiento y
una profunda depresión que lo llevaron a desarrollar proble-
mas con el consumo de alcohol.

Deflexión

En este proceso de frontera la persona evita contactar con


la experiencia moviendo su energía hacia objetos o even-
62 Francisco Javier Díaz Calderón
tos irrelevantes a la experiencia. En la deflexión el individuo
evita experimentar situaciones o emociones que considera
amenazantes o desagradables.
Esto genera que la persona vaya desensibilizándose por-
que aunque realiza acciones, estas no están dirigidas hacia
sus necesidades presentes. Las personas que utilizan la de-
flexión tienden a enfocar su atención hacia muchas cosas
pero ninguna de esas está relacionada con su necesidad real.
Las personas que acostumbran relacionarse desde el
modo deflexivo aparentan tener una vida satisfactoria, inclu-
so en ocasiones pueden ser muy funcionales a nivel laboral,
sin embargo en su vida afectiva pueden tener serias dificul-
tades debido a que se les dificulta la intimidad emocional,
bromean, no atienden o simplemente no contactan con las
demás personas. Cuando la deflexión se utiliza de manera
rígida se pierde la habilidad para solucionar problemas emo-
cionales o expresar sus necesidades afectivas.
La deflexión puede ser útil para protegernos en situacio-
nes de mucho dolor emocional o distraer estados de ansie-
dad severa. Es útil para lidiar con ambientes muy hostiles o
peligrosos.
Experiencia: Hace algunos años llegó a mi consultorio
un brillante intelectual que presentaba problemas con el
consumo de cocaína. Él me comenta que tuvo una decep-
ción amorosa que lo lastimó profundamente y desde ahí se
prometió a sí mismo nunca volver a pasar por algo así. Esta
experiencia lo llevó a mantener relaciones superficiales y
esporádicas, después de eso no estableció compromiso con
ninguna persona, además se la vivía de fiesta como una for-
ma para distraer sus emociones, en este ambiente conoció la
cocaína quien le ayudó a olvidar sus inseguridades y emocio-
nes de manera momentánea.
Del aislamiento a la vida 63
Estados de frontera
Confluencia
La confluencia es cuando la persona se confunde con el
medio. La persona no logra establecer límites con el am-
biente y termina fusionándose con la experiencia ajena. En
el estado de confluencia la persona no logra hacer contacto
con otros debido a que se encuentra fusionada con el am-
biente.
La confluencia es un estado de frontera donde no se lo-
gra asumir la responsabilidad ni la identidad y se prefiere
fusionarse con el ambiente. La persona que permanece en
confluencia limita su autonomía y su capacidad de autoapo-
yo. La confluencia puede generar dependencia emocional e
incapacidad para manejar los conflictos interpersonales. En
las relaciones afectivas la confluencia es muy nociva debido a
que no permite la diferenciación ni el respeto por las necesi-
dades personales y ajenas.
La confluencia puede ser funcional cuando se es parte de
un proyecto, se trabaja en equipo, para lograr pertenencia
dentro de un grupo y por momentos en las relaciones in-
terpersonales. Sin embargo la confluencia necesita ser mo-
mentánea. Cuando permanece inflexible se convierte en una
infirmación que enferma a la persona.
Experiencia: En un taller de tratamiento de adicciones
conocí a un joven de clase alta que mantenía una estrecha re-
lación con su madre quien le complacía todos sus caprichos.
En algún momento del taller el joven comentó sentirse inca-
paz de salir adelante por sí mismo, este temor lo cubría con
el excesivo consumo de alcohol y cocaína. Cuando platicaba
sus experiencias y consecuencias por el consumo de drogas,
hablaba en plural incluyendo a su madre. El consumo de
la cocaína se incrementaba cada vez que él intentaba tomar
64 Francisco Javier Díaz Calderón
una decisión por sí mismo y su madre no estaba de acuerdo,
y él terminaba renunciando a sus necesidades.

Aislamiento

Es cuando la persona presenta una tendencia a retirar-


se del contacto por miedo a quedar atrapado en el mismo.
La persona busca ser autosuficiente manteniendo regida su
frontera de contacto e impermeable. Swanson (1988) dice
que el aislamiento es una fobia a la confluencia, porque el
aislamiento se vive como un refugio seguro contra la inva-
sión. En este estado la persona desarrolla una hipervigilancia
hacia el ambiente debido a su inseguridad, la cual proyecta
en desconfianza hacia los demás. La persona mantiene una
lucha constante por lograr ser autónoma y alcanzar la auto-
suficiencia sin el apoyo del entorno.
El estado de frontera nos puede ayudar a desarrollar el
autocuidado, a reflexionar y fortalecernos en momentos de
mucha agitación emocional, para poner límites, para lograr
un autoapoyo o para limitar las relacionas confluentes o de-
pendientes.
Experiencia: Trabajando en una clínica de rehabilitación
de adicciones en terapia grupal las personas comentaban
cómo su consumo de drogas se intensificó hasta desarrollar
una dependencia cuando se empezaron a aislar de sus familias
debido a no sentirse en un espacio seguro. La mayoría comen-
taron que les asustaba formar parte de una familia que los ab-
sorbiera y los convirtiera en algo que ellos no querían, por ese
motivo se aislaron primero de la familia y después de los ami-
gos cercanos hasta caer una severa dependencia a las drogas.
En esta propuesta de trabajo Gestalt que presento se busca
promover en el cliente el contacto emocional para lograr una
tendencia actualizante que le permita desarrollar sus poten-
cialidades, con el propósito de que genere la capacidad de
Del aislamiento a la vida 65
atender sus necesidades y lograr interacciones personales
que le resulten satisfactorias.
Se busca co-construir una relación terapéutica con base
en un ambiente empático, congruente y aceptante que ayude
al cliente a generar un sentido de autonomía, confianza y
desarrollo. Además se favorece que la persona incremente su
capacidad de darse cuenta y flexibilice sus procesos y estados
de frontera, de tal manera que pueda contactar con las ex-
periencias y satisfacer sus necesidades. También se pretende
que la persona se responsabilice de sus actitudes y conductas.
La intervención psicoterapéutica busca que la persona es-
tablezca un contacto nutricio con el ambiente, y que pueda
emplear los procesos y estados de frontera de una manera sa-
ludable. Con respecto a esto Fritz Perls nos dice lo siguiente:
“La neurosis es su técnica más efectiva para mantener su
balance y su sentido de autorregulación en una situación en
la cual siente que la suerte no le favorece” (Perls 2013, p.
35). Los procesos y estados de frontera cuando son inflexi-
bles generan pautas neuróticas que permiten a la persona
responder a las amenazas que percibe en el entorno. En ese
momento estos procesos y estados son considerados la mejor
manera de responder ante las amenazas presentes, por ese
motivo, la persona necesita aprender a tomar el riesgo de
establecer un contacto profundo con el entorno asimilando
los aspectos nutricios.
66 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 67

Capítulo V
Propuesta Gestalt para la comprensión de la
experiencia adictiva

El desequilibrio surge cuando el individuo y el grupo


experimentan, simultáneamente, necesidades diferentes y el
individuo es incapaz de distinguir cuál es la necesidad dominante.
-Fritz Perls

El comportamiento adictivo consiste en la dependencia


de sustancias que impactan al sistema nervioso central y las
funciones cerebrales, provocando cambios significativos en
el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones.
Los efectos de las drogas son múltiples, de acuerdo al tipo
de droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume.
Cuando las personas han desarrollado una dependencia
al consumo de drogas, presentan problemas para abstenerse
de usarlas. La teoría del aprendizaje social nos explica que
el consumo de dichas sustancias comienza como una de-
cisión voluntaria con el propósito de disminuir el malestar
emocional o experimentar un placer intenso. Una vez que la
persona ha desarrollado una adicción presenta dificultades
para controlar su consumo de drogas.
En un principio la mayoría de las personas que consumen
drogas comienzan por imitación de sus pares o modelos. El
proceso de imitación inicia por dos procesos, la observación
y el desempeño. En un principio, el sujeto almacena la infor-
mación y configura un mapa cognitivo. En cuanto al princi-
pio del desempeño, la eficiencia del desempeño se encuentra
determinada en gran medida por las expectativas de refuerzo
de la nueva conducta.
68 Francisco Javier Díaz Calderón
En el génesis de las conductas adictivas, el modelamiento
juega un papel fundamental en la transmisión de actitudes
proclives al consumo de drogas y también en la construcción
de formas de evitación de experiencias emocionales que re-
sultan amenazantes para la persona. En la sociedad contem-
poránea la gente se está esclavizando al consumo de drogas
y otros hábitos compulsivos. Estos hábitos enajenantes que
viven los individuos en la actualidad afectan sus procesos
espirituales, relacionales y sus vínculos afectivos.
La sociedad global condena a las personas a vivir una vida
llena de presiones que promueven la enajenación, el indi-
vidualismo y la competencia. Este estilo de vida genera el
fenómeno conocido como dislocación social, a través de este
proceso la gente se adapta a las condiciones buscando crear
distractores emocionales que mitiguen un poco un malestar
y falta de sentido de vida. La sociedad contemporánea se ha
especializado en la creación de sustitutos de la satisfacción y
vinculación afectiva por acciones centrada en el hedonismo
y el placer inmediato.
La desconexión emocional que se configura a partir de
las relaciones sociales propuestas por el sistema social capi-
talista es una de las claves para desarrollo de una adicción.
El Dr. Bruce Alexander aporta interesantes reflexiones sobre
este fenómeno y nos dice lo siguiente: “La adicción ha sido
siempre parte del drama de la existencia social humana, mu-
cho antes de que se redujera a un pecado, una enfermedad
cerebral, o un problema de drogas y alcohol por parte de los
médicos y moralistas del siglo XIX” (Alexander, 2016).
El comportamiento adictivo es un patrón que contiene
múltiples elementos que interactúan de manera compleja y
progresiva, que incluye aspectos biológicos, psicológicos, so-
ciales y espirituales. El fenómeno de dislocación se relaciona
con la adicción debido a que produce un patrón comporta-
mental de evasión afectiva y excesivo involucramiento por
Del aislamiento a la vida 69
parte de la persona, hacia el consumo abusivo de drogas y
una escasa habilidad para controlarlo a pesar de las conse-
cuencias negativas que enfrenta la persona y la familia.
Las adicciones son un fenómeno que ha modificado radi-
calmente a la sociedad, trayendo consigo un cambio impor-
tante en el estilo de vida y en las relaciones interpersonales
que se establecen en los grupos sociales. La sociedad atra-
viesa una crisis de valores y costumbres con base en el fuerte
impacto que están teniendo las adicciones en las personas
con problemas de adicción, en sus contextos familiares y co-
munitarios.
La propuesta de trabajo con adicciones desde un enfoque
Gestalt nos permite hacer un giro de la visión tradicional
que describe a la adicción como una enfermedad cerebral
crónica tendiente a la recaída, que se caracteriza por una
fuerte predisposición genética, así como la exposición a fac-
tores de riesgo. Esta propuesta es académicamente sólida
pero no permite comprender la complejidad que envuelve el
fenómeno adictivo.
Desde mi propuesta con enfoque Gestalt, la adicción es
vista como un proceso intrapsíquico pero principalmente
relacional donde la persona limita sus modos de relación o
procesos de frontera, creando así pautas repetitivas y este-
reotipadas que imposibilitan un contacto satisfactorio. Esto
produce un estado de frontera inflexible que lleva a la per-
sona a permanecer en estados de confluencia o aislamien-
to, enajenándola de sus necesidades hasta el punto donde la
única relación que mantiene es con la droga y los compañe-
ros de consumo.
Esta propuesta se consolida con las investigaciones lleva-
das a cabo en la Universidad Simon Fraser que ha realizado
el Dr. Alexander en el laboratorio de ratas donde hizo algu-
nos hallazgos que identificaban al comportamiento adictivo
como una manifestación de un proceso de dislocación social,
70 Francisco Javier Díaz Calderón
esto se explica porque las ratas que desarrollaban adicción se
mantenían aisladas y no tenían otras cosas que hacer además
de consumir drogas. Por eso se construyó un parque “Rat
Park” donde las ratas tuvieron otros estímulos como diver-
sión, comida, túneles y otras ratas con quiénes convivir.
Al estar expuestas a una socialización nutricia las ratas
no se vieron afectadas severamente por el agua con droga y
sobrevivieron, a diferencia de las ratas que se encontraban
aisladas. Algo semejante a lo que sucedió con ratas aconteció
con los soldados que asistieron a la guerra de Vietnam, don-
de de acuerdo con la revista Time aproximadamente el 20%
de esta población desarrolló un comportamiento adictivo, no
obstante, al regresar a casa el 95% de estas personas dejó
las drogas y pocos fueron los que recibieron un tratamiento
profesional.
Tomando como referencia esta visión de la adicción, la
psicoterapia Gestalt es un modelo teórico que permite com-
prender cómo sucede el proceso de contacto interpersonal
como posibilidad de disminuir los efectos de la dislocación
social. Cuando hablamos de contacto los fundadores de la
Psicoterapia Gestalt mencionan lo siguiente: “Contacto es
consciencia inmediata y comportamiento hacia la novedad
asimilable y también el rechazo hacia la novedad no asimila-
ble” (Perls, Heferline, Goodman 2002, p. 9). La psicoterapia
Gestalt nos brinda la posibilidad de comprender el fenóme-
no adictivo como un proceso donde la persona evita el con-
tacto organísmico con el ambiente por considerar amena-
zante la experiencia emocional y por este motivo se aísla de
los procesos relacionales estableciendo un fuerte vínculo con
la sustancia que le permite evitar el contacto con el entorno.
La persona tiene distintas formas de relacionarse con
su entorno, para movilizar su energía hacia la interacción.
Cuando la persona se siente confiada y segura es capaz de
establecer un contacto pleno con las experiencias que van
Del aislamiento a la vida 71
surgiendo en sus interacciones. Pero cuando la persona ex-
perimenta amenaza emocional surgen formas de relación
que le permiten evitar contactar con esas experiencias. En el
caso del comportamiento adictivo la persona percibe un en-
torno o una relación amenazante, desarrollando así un modo
de relación evitativo que se mantiene a través del aislamiento
de las relaciones emocionalmente significativas y la búsque-
da de placer inmediato a través del consumo continuo de la
sustancia.
La evitación del contacto con el ambiente desarrolla un
proceso estereotipado que genera un estado de frontera
igualmente rígido que provoca pautas repetitivas que impi-
den a la persona vivir de manera satisfactoria y de acuerdo
a sus necesidades. En el caso de las personas con adicciones
existe una progresión paulatina de estos modos de relación
evitativos, de esta manera, la droga se convierte en un sopor-
te integral para la persona (física, emocional y socialmente) a
pesar de las consecuencias negativas que le provoca.
Los procesos y estados de frontera estereotipados y el
consumo de drogas desarrollan pautas caracterológicas de
infirmidad, “Utilizamos el concepto neologismo infirmidad
para referirse a los modos inadecuados de vivir como per-
sona, esto es, a las formas de no vivir con firmeza en tanto
que persona” (Domínguez 2011, p. 271). El comportamien-
to adictivo se convierte en patológico cuando se conforma
como un hábito evitativo que produce aislamiento perma-
nente y no permite la flexibilización hacia las necesidades
emocionales.
Es entonces cuando el comportamiento adictivo se con-
vierte en una infirmidad y produce enfermedad en la perso-
na. La infirmidad surge cuando la persona busca controlar
sus estados emocionales y los factores ambientales a partir
del consumo compulsivo de drogas, trayendo consigo el
desarrollo de comportamientos y pensamientos tendientes
hacia el mantenimiento del hábito de consumo, dejando de
72 Francisco Javier Díaz Calderón
lado los vínculos afectivos, teniendo como principal fuente
de estímulo y placer el consumo de drogas. La adicción se
mantiene por el deseo de la persona por evadir sus miedos,
debilidades, culpas, vergüenzas, necesidades y sentimientos
por considerarlos inapropiados.
Las causas por las cuales considero las personas se habi-
túan al consumo de drogas son:
I. Experiencias obsoletas como sustento de vida.
II. Introyectos que afecta el autoconcepto de la persona.
III. Asuntos inconclusos y/o experiencias traumáticas en
relaciones emocionalmente significativas.
IV. Un profundo sentimiento de vergüenza.
V. Pérdida del sentido de vida.
VI. Desconexión emocional.
VII. Pérdida de valores.
VIII. Aislamiento relacional.
El uso de drogas, consiste en un proceso continuo que va
desde el consumo experimental, consumo recurrente, abuso,
hasta desarrollar una dependencia. La persona adquiere el
hábito de consumir drogas de manera estática hasta el punto
de poner sus necesidades en el fondo y convertir la droga en
la figura de su vida. Conforme el individuo desarrolla una
dependencia, se van fortaleciendo los procesos de fronteras
que configuran una infirmidad, a la par de esto, el resto de
las experiencias relacionales se vuelven secundarias o irrele-
vantes.
La persona cae en una profunda desconexión que le im-
pide tener conciencia de la experiencia aquí y ahora. Cuan-
do esto sucede la persona se vuelve incapaz de satisfacer sus
necesidades y solucionar sus problemas. La droga es la figura
constante que vive la persona con problemas de adicción, en
esta experiencia no se puede concluir de manera satisfactoria
y se crea un patrón repetitivo y compulsivo que provoca un
estado patológico.
Del aislamiento a la vida 73
Mi propuesta de trabajo gestáltico con adicciones se
enfoca en promover la reactivación de la conciencia orga-
nísmica en el cliente con el fin de reestablecer el contacto
emocional y flexibilizar los procesos de frontera o modos
de relación de la persona. El terapeuta Gestalt se enfoca en
frustrar los intentos de evadir el contacto emocional de la
persona e invitarla a tomar el riesgo establecer contacto con
sus emociones y necesidades para desarrollar su potencial, y
así pasar del apoyo del externo al autoapoyo.
Cuando hablamos de autoapoyo hacemos referencia a la
capacidad que tiene la persona de reconocer sus necesidades
y satisfacerlas. Esta búsqueda implica un riesgo emocional
para la persona, donde se procura superar los miedos irracio-
nales que han mantenido la adicción. Sin embargo, la inter-
dependencia es un proceso fundamental para el desarrollo
de recursos que promuevan el autoapoyo. Parte del proceso
de autoapoyo es la conciencia de la necesidad de interdepen-
dencia en nuestras relaciones.

Conclusión

Podemos concluir que el comportamiento adictivo se de-


sarrolla con base en un complejo proceso de desconexión
emocional y social que socialmente es conocido como dis-
locación. Por otra parte la instauración de una adicción pro-
duce procesos relacionales estereotipados que impiden a la
persona tener una vida satisfactoria y la condenan a un esta-
do de infirmidad.
La base de la recuperación es el restablecimiento de la
conciencia organísmica y los procesos de contacto en la per-
sona. Tomando como referencia los fundamentos teóricos de
la psicoterapia Gestalt, podemos citar lo siguiente: “El con-
tacto es la actividad que tiene como resultado la asimilación
y el crecimiento, y consiste en la formación de una figura de
interés que destaca contra un fondo o contexto del campo
74 Francisco Javier Díaz Calderón
organismo/entorno” (Perls, Hefferline, Goodman 2002, p.
11). El contacto es la posibilidad que tiene la persona de
lograr conexión, autenticidad y satisfacción en su vida coti-
diana.
Además la psicoterapia Gestalt nos propone lo siguiente:
“El contacto es el descubrimiento y la construcción de la so-
lución futura” (Perls, Hefferline, Goodman 2002, p. 14). El
psicoterapeuta acompaña a la persona en su proceso de darse
cuenta; se promueve el apoyo para que el individuo sea ca-
paz de darse cuenta, estar en la vivencia presente, identificar
sus emociones y necesidades para la solución de conflictos
personales. Como resultado se amplía el autoconcepto y la
responsabilidad sobre las propias decisiones, pensamientos y
sentimientos.
El objetivo principal es permitir que la persona con adic-
ción incremente su capacidad de estar presente en la expe-
riencia y atender a sus necesidades. Así mismo, la persona
desarrolla un estilo de vida genuino alejado de los patrones
evitativos que lo llevaron al consumo de drogas. Para lograr
esto, el psicoterapeuta requiere crear una relación nutricia
que permita identificar procesos cognitivos, afectivos y pro-
blemáticos que surgen de la experiencia presente.
El psicoterapeuta ayuda al cliente a percibir de forma más
clara las situaciones, desarrollando con esto el proceso de
darse cuenta y conductas más flexibles y espontáneas que
atienden a las vivencias presentes. Cuando la empatía está
presente en la relación de ayuda, el cliente se siente inclui-
do, comprendido y cuidado por el terapeuta. Esto ayuda a la
persona a ampliar su nivel de conciencia a través del aware-
ness y satisfacción emocional. Los cambios emocionales que
se viven en la relación psicoterapéutica ayudan a que la per-
sona asuma el riesgo de tener mayor conexión emocional en
sus relaciones cotidianas más allá del consultorio.
Del aislamiento a la vida 75
Esta propuesta gestáltica pretende ser un aporte de es-
peranza a la difícil situación que viven millones de personas
alrededor del mundo. Este es un modelo emergente para la
atención del comportamiento adictivo, no pretende ser la
panacea en el proceso de rehabilitación de las adicciones,
sino una aportación a las intervenciones multidisciplinarias
centradas en el apoyo a la problemática adictiva.
A continuación revisaremos un breve esquema donde se
puntualiza la propuesta sobre la comprensión del origen y
mantenimiento de la experiencia adictiva desde la perspecti-
va Gestalt. Este esquema busca mantener una visión holísti-
ca del fenómeno adictivo y no restringirse únicamente a los
aspectos emocionales o relacionales. Cabe mencionar que la
psicoterapia Gestalt también busca la integración de apren-
dizajes y la asimilación de aspectos de la personalidad. Creo
que a partir de una comprensión profunda de la experiencia
adictiva se limitaran los juicios y críticas a las personas que
están pasando por un problema con el consumo de drogas.
76 Francisco Javier Díaz Calderón

Este esquema resume algunas de las diversas variables


que interactúan de manera compleja en la conformación de
la experiencia adictiva. Por esta razón, es necesario buscar
intervenciones estructuradas que promuevan la integración
de las partes saludables que se encuentran disminuidas o
alienadas y que limitan a la persona en su capacidad de es-
tablecer contacto con los aspectos nutricios del entorno o
rechazar los elementos tóxicos.
Del aislamiento a la vida 77

Capítulo VI
Ansiedad, una visión Gestalt

Somos sanados del sufrimiento solamente cuando lo


experimentamos a fondo.
-Marcel Proust

La sociedad contemporánea se caracteriza por la búsque-


da de la inmediatez, las personas se esfuerzan en demasía
por mantener conductas evasivas que les brindan un instante
de placer que mitigue un poco su malestar existencial. Las
relaciones interpersonales continuamente se mantienen en
un nivel superficial donde las personas buscan lidiar con su
realidad con el menor compromiso posible.
La ansiedad es una manera que encuentran las personas
para convivir con su realidad, sin embargo, esta forma de
convivir con la realidad se caracteriza por una desconexión
emocional que provoca una visión distorsionada de la reali-
dad donde las personas viven en el mundo de las ideas y se
alejan de la convivencia con su realidad.
Las personas aprendemos a evitar las emociones y senti-
mientos como una manera de alejarnos de experiencias que
consideramos amenazantes. En el estilo de crianza que se
vive en las familias contemporáneas las emociones juegan un
papel secundario, porque los padres promueven que sus hijos
interioricen una serie de creencias sobre éxito económico y
el bienestar social.
Muchas personas han crecido con la creencia de que
estar en contacto sus sentimientos es signo de debilidad o
vulnerabilidad. En muchas familiares los miembros pueden
maldecir e insultar, pero no pueden decir lo que sienten con
respecto a lo que se vive en la dinámica familiar. Con base en
78 Francisco Javier Díaz Calderón
ese estilo de crianza las personas desarrollan una confusión
entre lo que deberían de hacer y lo que necesitan hacer, este
conflicto provoca un estado de angustia permanente que los
paraliza hasta el punto de enfermarlos.
La ansiedad es una respuesta que se presenta en el orga-
nismo como medida de alerta ante un estímulo peligroso,
esta reacción activa al sistema nervioso de tal manera que sea
capaz de responder de forma adecuada ante el peligro que se
aproxima. La ansiedad es uno de los principales factores que
motivan a las personas a buscar ayuda psicoterapéutica.
En el caso de la psicoterapia Gestalt es evidente cómo las
personas al no establecer contacto con el entorno desarro-
llan creencias infundadas que se convierten en un estímulo
peligroso que altera al sistema nervioso y pone en un estado
permanente de excitación al organismo, pero al ser una ex-
periencia imaginaria no puede ser satisfecha o completada,
por ese motivo solo puede ser distraída o evitada.
Fritz Perls ya había descrito la experiencia neurótica
como la incapacidad de diferenciar un peligro real de uno
imaginario. La ansiedad forma parte de esta confusión don-
de la experiencia emocional es vista como un peligro que
promueve conductas evitativas que permiten la generación
de un pensamiento rumiante que aumenta los niveles de agi-
tación debido a las creencias que genera el organismo sobre
el entorno. La lucha interna experimentada por la persona
entre lo que sucede y lo que cree que debería suceder es una
batalla que la paraliza hasta el grado de disminuir su volun-
tad y su capacidad de realizar un ajuste creativo.
La ansiedad es una aflicción que produce incertidumbre
ante lo que se considera amenazante pero que tampoco se
explora con la profundidad necesaria para averiguar si dicha
experiencia es realmente peligrosa. Es importante señalar
que la ansiedad no es una reacción patológica por sí misma,
Del aislamiento a la vida 79
sino una señal que alerta a la persona sobre algún peligro
presente en el entorno.
Como se ha mencionado anteriormente, la ansiedad por
lo general deriva de situaciones que se consideran peligro-
sas pero no necesariamente lo son. Cuando la persona deja
de atender a su experiencia emocional y se paraliza por las
creencias que se desprenden de ese peligro aparente, pode-
mos hablar de una ansiedad que daña la capacidad de auto-
rregulación en la persona.
Debemos recordar que nuestro cerebro está diseñado para
proveernos de bienestar, por lo tanto, cuando se presenta un
estímulo que se identifica como amenazante (imaginario)
el cerebro trabajo en la búsqueda de soluciones inmediatas,
esta reacción de inmediatez produce una sobreabundancia
de ideas que terminan generando un estado emocional caó-
tico y paralizante.
Ahora que tenemos una comprensión más amplia del fe-
nómeno de la ansiedad es importante profundizar en la ex-
periencia de contacto como una posibilidad para la ruptura
del estado agobiante que vive la persona al estar paralizada
por la ansiedad neurótica. La vivencia emocional tiene una
función especial en nuestra capacidad de autorregulación y
satisfacción de necesidades, debido a que nos permite reac-
cionar de manera proporcional a lo que estamos sintiendo
con relación a lo que sucede en nuestro campo relacional.
Con respecto a la experiencia emocional, la Dra. Miryam
Muñoz Polit nos menciona lo siguiente:
La vivencia emocional es siempre una co-creación entre
el entorno y la persona.
Esa relación que co-crea la experiencia emocional genera
diversas implicaciones:
1. La persona no es totalmente responsable de lo que siente,
es co-responsable con aquello que ayudó a provocar su
reacción emocional.
80 Francisco Javier Díaz Calderón
2. Cuando otro siente algo en donde hemos estado involu-
crados somos co-responsables de ese sentimiento (Mu-
ñoz 2012, p. 11).
Retomando lo mencionado por la Dra. Muñoz Polit,
podemos confirmar cómo la experiencia emocional no solo
brinda una ampliación de conciencia en la persona: además
le permite la satisfacción de necesidades y le devuelve la res-
ponsabilidad existencial sobre su proceder.
Para lograr responder a las condiciones que se generan en
el campo relacional la persona requiere flexibilizar sus fron-
teras para poder establecer un contacto pleno con el entor-
no y nutrirse a través del intercambio. Una vez satisfecha la
necesidad, retirarse y continuar con una nueva experiencia.
Lo anterior es magistralmente descrito por los esposos
Polster en el siguiente texto:
A través del contacto, cada persona tiene la oportunidad
de encontrarse nutriciamente con el mundo externo. Una y
otra vez se conecta; el encuentro de cada momento acaba
inmediatamente, para ser sustituido por el momento que le
sigue pisándole los talones (Polster, Polster 1976).
La capacidad de autorregulación se fundamenta en el
contacto que establece la persona con su entorno como una
forma de responder a las necesidades emergentes de dicha
experiencia relacional. La ansiedad es una respuesta de alerta
que si no promueve el contacto deriva en una parálisis en el
proceso relacional que provoca un malestar que atenta con-
tra el bienestar del organismo.
La persona, para lograr mantener su capacidad de ho-
meostasis, requiere de una autorregulación que se lleva a
cabo través de contacto con el entorno como un proceso
relacional nutricio donde la persona es capaz de respon-
der a las demandas del entorno y satisfacer las necesidades
presentes en dicha experiencia. Esta dinámica de contacto
organismo-entorno permite la satisfacción y bienestar del
Del aislamiento a la vida 81
organismo y la co-creación de un campo relacional nutricio.
Dentro del proceso psicoterapéutico desde el enfoque
Gestalt se promueve la co-creación de un campo relacional
que permita a la persona experimentar seguridad emocional
para que pueda expandir sus fronteras, de tal manera que
logre un contacto pleno con la experiencia presente y acabe
en ese momento con las creencias irracionales que han ali-
mentado su estado de ansiedad.
Por su parte el terapeuta acompaña al cliente brindándole
la posibilidad de manifestarse de manera genuina en la re-
lación y apoyándolo cuando sea necesario en la co-creación
de un experimento que permita la generación de un ajuste
creativo y la asimilación de la nueva experiencia como parte
de la ampliación de su repertorio relacional.
Podemos concluir que la ansiedad es la vivencia del no
sentir y la catástrofe del caos mental que produce la bondad
de nuestro cerebro. La psicoterapia Gestalt nos brinda res-
puestas para aliviar este caos emocional. Las respuestas con-
sisten en la potencialidad de confiar en nuestra capacidad de
contactar con el entorno y de encontrar la satisfacción a la
necesidad presente, en el momento presente, con el campo
que hemos creado con nuestro entorno.
82 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 83

Capítulo VII
La experiencia depresiva

Dime amigo: ¿La vida es triste o soy triste yo?


-Amado Nervo

Todas las personas en algún momento de nuestra vida


hemos experimentado tristeza o desánimo, pero al tener
nuevas vivencias dichos sentimientos desaparecen para dar
paso a otras experiencias emocionales. No obstante, en un
estado depresivo la persona realiza cambios que permanecen
y que la mantienen en una condición disminuida que afecta
su calidad de vida creando así una experiencia dolorosa.
La depresión es una condición que lamentablemente
cada día afecta a más personas alrededor del mundo y gran
parte de quienes viven esta experiencia no reciben trata-
miento debido al desconocimiento que hay con respecto al
cuadro sintomático. Cabe mencionar que la experiencia de-
presiva tiene múltiples manifestaciones pero en esta ocasión
hablaremos de la Depresión mayor y la distimia, que son dos
de las condiciones que he visto con mayor frecuencia en mi
práctica clínica.
Cuando hablamos del trastorno depresivo mayor nos re-
ferimos a una condición que de acuerdo con el DSMIV-TR
cuenta con las siguientes características:
1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi
cada día según lo indica el propio sujeto (p. ej., se siente
triste o vacío) o la observación realizada por otros (p. ej.,
llanto). En los niños y adolescentes el estado de ánimo
puede ser irritable.
84 Francisco Javier Díaz Calderón
2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para
el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor
parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto
u observan los demás).
3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen, o aumen-
to de peso (p. ej., un cambio de más del 5% del peso
corporal en un mes); o pérdida o aumento del apetito
casi cada día. Nota: En niños hay que valorar el fracaso
en lograr los aumentos de peso esperables.
4. Insomnio o hipersomnia casi cada día.
5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día
(observable por los demás, no meras sensaciones de in-
quietud o de estar enlentecido).
6. Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapro-
piados (que pueden ser delirantes) casi cada día (no los
simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de
estar enfermo).
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse,
o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjeti-
va o una observación ajena).
9. Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la
muerte), ideación suicida recurrente sin un plan especí-
fico o una tentativa de suicidio o un plan específico para
suicidarse.
Cuando hablamos de Distimia nos referimos a una con-
dición que de acuerdo con el DSMIV-TR cuenta con las
siguientes características:
A. Estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte
del día de la mayoría de los días, manifestado por el suje-
to u observado por los demás, durante al menos dos años.
B. Presencia, mientras está deprimido, de dos (o más) de los
siguientes síntomas:
Del aislamiento a la vida 85
1. Pérdida o aumento de apetito.
2. Insomnio o hipersomnia.
3. Falta de energía o fatiga.
4. Baja autoestima.
5. Dificultades para concentrarse o para tomar decisiones.
6. Sentimientos de desesperanza.
Configuración de la experiencia depresiva

“La experiencia se da en la frontera entre el organismo y


su entorno, principalmente en la superficie de la piel y en los
demás órganos de respuesta sensorial y motora. La experien-
cia es la función de esta frontera y lo que psicológicamente
es real son las configuraciones ‘totales’ de este funcionamien-
to, algún significado al que se llega, alguna acción que se
completa” (Perls et al. 1951, p. 277).
El estado de depresión es una experiencia donde la per-
sona limita sus configuraciones relacionales y opta por un
aislamiento permanente como medida para evitar los riesgos
emocionales que pueden surgir del contacto con el entorno.
La depresión no solo es un estancamiento emocional y exis-
tencial sino también motor y energético.
Cuando la persona experimenta un estado de depresión
mantiene una serie de síntomas generales que se caracteri-
zan por la pérdida de motivación en sus actividades cotidia-
nas, falta de energía, pérdida de la libido, un estado de des-
ánimo, irritabilidad, aislamiento y desesperanza. Dentro del
enfoque Gestalt durante mucho tiempo se ha considerado al
estado depresivo como proceso de frontera rigidizado en la
retroflexión, es decir, la persona no expresa la energía hacia
afuera y la vuelve hacia sí misma, cuestión que le produce
una descompensación energética hasta el punto de desgas-
tarla y producirle un estado de desánimo permanente.
No obstante, en la psicoterapia Gestalt contemporánea
se considera que la persona con estados depresivos mantie-
86 Francisco Javier Díaz Calderón
ne una compleja dinámica de procesos de frontera que han
quedado estereotipados generando estados de frontera de
aislamiento o en ocasiones de confluencia. Retomando la
propuesta de Swanson la comprensión de las experiencias
emocionales no puede ser lineal ni determinista, sino que
responde a un campo relacional donde entren en juego múl-
tiples condiciones que interactúan de manera compleja hasta
configurar en una pauta disfuncional.
Los seres humanos nos encontramos en un continuo pro-
ceso de cambio y transformación, para lograr desarrollarnos
es necesario establecer contacto con el entorno de nuestro
campo. Es importante mencionar que las experiencias de
campo en la interacción organismo-entorno son singulares y
que cuentan con ciertas particularidades. Sin embargo cuan-
do existen procesos de frontera que limitan el contacto, la
experiencia emocional se vuelve rígida y poco nutricia.
El campo que se configura en la interacción organis-
mo-entorno está caracterizado por los procesos de frontera
que están presentes en el organismo en el momento de la
interacción. El mantenimiento estereotipado de procesos
de frontera como la retroflexión, la introyección, proflexión,
etc., da lugar a la creación de un estado de frontera que ge-
neralmente en el estado depresivo es de aislamiento. Cabe
mencionar que también el estado de confluencia puede de-
rivar en estados depresivos, sin embargo son más comunes
dentro de los estados de aislamiento.
En la experiencia depresiva el organismo se encuentra
disminuido energéticamente y mantiene una visión negativa
o amenazante del entorno, como resultado de este escenario
el organismo busca la manera de evitar el contacto con su
entorno como una forma de preservar su seguridad, ante esta
dificultad el organismo se agazapa en sí mismo y de aísla de
lo que lo rodea.
Del aislamiento a la vida 87
De acuerdo con Swanson, el aislamiento es patológico
cuando:
La separación rígida con el entorno provoca el aislamien-
to. El aislamiento está caracterizado por un repliegue crónico,
una ausencia de conexión con el entorno. La frontera-con-
tacto está cerrada de manera rígida y es impermeable, como
una pared. Esta impermeabilidad bloquea la asimilación de
un alimento adecuado abastecido por el entorno. Cuando las
personas están atascadas en el aislamiento, son “fóbicas a la
confluencia”, tienen miedo de ser engullidas o de ser poseí-
das por los otros, incluso aunque deseen la intimidad. Los
estilos que están asociados a esto pueden engendrar la rebe-
lión, el conflicto, las luchas de poder, una agresividad pasiva,
un arreglo de las cosas para ganar o perder y un repliegue
como estrategias de evitación (Swanson, 1988).
De acuerdo con lo anterior podemos clarificar a la ex-
periencia depresiva como un estado de desconfianza en un
entorno que se considera amenazante pero sobre todo como
la incapacidad de autorregulación del organismo ante la ex-
periencia de campo que se produce en la frontera de interac-
ción organismo-entorno. Por lo tanto la persona se acoraza a
pesar del dolor que experimenta y no permite que nadie del
entorno se aproxime por miedo a ser sometida a partir de la
propia desconfianza y sensación de incapacidad.
La depresión es una pauta neurótica que condena a la
persona a sufrir por la soledad y la desesperanza. A pesar de
la vulnerabilidad que experimenta, el individuo no es capaz
de pedir ayuda o de flexibilizar sus fronteras de contacto.
La persona vive atrapada por la desconfianza de un entorno
aparentemente amenazante y de su poca capacidad defen-
siva ante cualquier riesgo que pueda surgir en el proceso de
contacto.
La persona que sufre la experiencia depresiva no confía
en su capacidad de autorregulación, y tampoco es capaz de
88 Francisco Javier Díaz Calderón
pedir ayuda al entorno, por eso, en ocasiones la opción que
aparece en su experiencia es la de no existir (el suicidio). La
frustración existencial de no poder ser en el mundo ni con-
fiar en estar en el mundo lleva a la persona a la idea de morir.
Quien mantiene un estado depresivo necesita establecer
contacto con el entorno, porque al relacionarse con otros in-
dividuos es capaz de confirmarse como persona en la rela-
ción. Además al lograr establecer contacto con el entorno la
emoción de tristeza logrará actualizarse en la experiencia de
campo o bien reestructurar el pensamiento fatalista para dar
paso a una nueva experiencia relacional que produzca una
nueva Gestalt.
En su función natural la tristeza nos permite alejarnos de
los demás para reflexionar y fortalecernos, paradójicamente
la depresión hace que ese distanciamiento se convierta en un
estado de aislamiento permanente que nos lleva a reflexionar
en demasía hasta que terminamos desgastados y asustados
de vivir. Ese miedo se construye en el aislamiento a partir
de asuntos inconclusos y experiencias obsoletas, por eso la
psicoterapia Gestalt apuesta por la esperanza del nosotros
como respuesta al cautiverio de la incapacidad personal.
Abordaje de la psicoterapia Gestalt en la experiencia de-
presiva.
El objetivo de estas disciplinas no solo es ofrecer explica-
ciones de la conducta, sino ayudarnos a llegar al autocono-
cimiento, a la satisfacción y el autoapoyo (Perls 1976, p. 2).
La experiencia depresiva puede ser un ajuste creativo de
la persona para equilibrar las tensiones en la frontera de con-
tacto entre el organismo y el entorno. Dentro del proceso
psicoterapéutico se promueve que la persona atienda a sus
polaridades disminuidas creando nuevas opciones relacio-
nales y superando limitaciones ambientales y restricciones
autoimpuestas por temor. La relación terapéutica es una
continua oportunidad de construir nuevas posibilidades y de
Del aislamiento a la vida 89
arriesgarse en la experiencia presente con los recursos dispo-
nibles en el campo, buscando mantener el equilibro y satis-
facción del organismo en el aquí y ahora.
Dentro del proceso psicoterapéutico es necesario co-crear
un campo donde la persona se sienta en un entorno seguro
donde aprenda a confiar y exponerse a pesar del miedo que
tiene por su perspectiva de incapacidad relacional. El psi-
coterapeuta es una persona que está dispuesta a contemplar
y conectarse con la vulnerabilidad del otro, de una forma
compasiva y aceptante como confirmación de la experien-
cia del otro y de su propia vivencia de estar para el otro.
En esta relación de sensibilidad y conexión ambos crean una
experiencia de gozo que ayuda a restablecer la capacidad ho-
meostática de la persona con depresión y ajustar su desequi-
librio cognitivo.
Tal como lo propone Lévinas desde su visión filosófica, el
terapeuta necesita enfocarse en el rostro como una postura
existencial para la construcción de una relación segura don-
de la presencia del otro configure una relación de ayuda y su
confirmación a través del proceso intercorporal y dialogal. Es
en ese instante cuando la persona recupera su capacidad de
relación y su energía vital para superar el miedo al entorno.
De acuerdo con Sarrió (2014), la terapia Gestalt contem-
pla la experiencia depresiva como un ajuste creador, es decir,
la respuesta más apropiada que la persona puede dar en un
momento dado y unas circunstancias concretas de acuerdo
con sus capacidades.
Y claro que la experiencia depresiva cumple una función
en la vida de la persona, sin embargo es necesario confiar
en la autorregulación organísmica propia de las relaciones
organismo-entorno.
Cuando la persona es confirmada a través de una relación
de “nosotros” es cuando puede ponerse en contacto y reco-
brar la energía suficiente para cerrar los asuntos inconclusos
90 Francisco Javier Díaz Calderón
y responder de manera congruente a las experiencias que
emergen de la situación terapéutica.
Al establecer contacto con la figura emergente la expe-
riencia emocional se actualiza y la persona se energiza de tal
manera que puede realizar acciones que sean congruentes a
la experiencia emocional y a las necesidades emergentes de
dicha experiencia. La persona en ese momento realiza un
ajuste creativo que le permite trascender al estado depresivo
para dar paso a nueva experiencia de contacto emocional y
transformar el miedo en coraje para estar en el mundo con
una postura renovada y esperanzadora.
La depresión es no solo cuestión de descarga emocional
de tipo expresiva, sino una re-configuración del self a través
de la confirmación del otro por medio de su presencia y mi-
rada compasiva. La construcción del campo con un entorno
seguro invita a la transformación por medio de la creación
de un instante maravilloso donde se conforma un nosotros
que libera, vivifica, transforma y sana. La depresión es una
experiencia de aislamiento y desconfianza arraigada en ex-
periencias obsoletas, asuntos inconclusos e introyectos ne-
gativos, contra eso tan solo existe el ser en relación y en la
sensibilidad cara a cara de un rosto compasivo y aceptante.
La seguridad emocional adquirida permite a la persona
mantener un proceso dinámico de apoyo-autoapoyo que
permite al organismo crear posibilidades y acciones con-
gruentes con la necesidad surgida de la experiencia presente.
La persona logra una armoniosa danza entre la figura-fondo,
el contacto-retirada, la conciencia organísmica-ajuste crea-
tivo, pero sobre todo se permite ser una persona de carne y
hueso con un corazón latiendo al ritmo de la vida.
Del aislamiento a la vida 91

Capítulo VIII
Sanar la vergüenza a través de una presencia compasiva

Debemos vivir y trabajar, en cada momento, como si


tuviésemos la eternidad ante nosotros.
-Gabriel Marcel

La vida cotidiana genera una amplia diversidad de expe-


riencias agradables, pero a su vez todos los días nos plantea
dificultades que se convierten en retos ante los cuales necesi-
tamos responder de la mejor manera para continuar vivien-
do de forma satisfactoria. Los retos que la vida nos plantea
implican riesgos para nuestro bienestar o nuestro ego, por lo
tanto, provocan estados emocionales desagradables.
Cuando las personas han aprendido en sus relaciones pri-
marias a obtener inmediatamente las cosas que desean o la
gratificación, los retos de la vida les generan un continuo
riesgo emocional porque no están habituadas al manejo de
estados emocionales desagradables como la ansiedad, estrés,
vulnerabilidad, tristeza y vergüenza. Las personas con pro-
blemas de adicciones generalmente están habituadas a evitar
experiencias emocionales desagradables a través del consu-
mo de drogas.
Las personas con problemas de adicciones generalmente
buscan aliviar su malestar emocional a través de consumo
de drogas con el objetivo de cambiar sus estados emociona-
les, para obtener placer y gratificación inmediata. Además
del aprendizaje relacional que han tenido las personas que
han desarrollado una dependencia al consumo de drogas, es
importante tomar en cuenta las comorbilidades existentes,
es decir psicopatologías que están presentes a la par de la
adicción.
92 Francisco Javier Díaz Calderón
El estado emocional de una persona con problemas de
adicción generalmente se caracteriza por un desequilibrio
constante que le produce un estado de vulnerabilidad ante
situaciones emocionales comprometedoras o riesgosas. La
incapacidad para lograr una autorregulación emocional pro-
voca que la persona desarrolle comportamientos impulsivos
en la búsqueda de la gratificación ante el displacer y que di-
chos comportamientos se mantengan de forma compulsiva
como una manera de deflexión de la experiencia emocional
que se considera amenazante.
El consumo de drogas afecta significativamente la ca-
pacidad de autorregulación emocional provocando que las
personas desarrollen estrategias para hacer frente a esta in-
capacidad generando procesos de frontera anacrónicos y es-
tereotipados para distraer su malestar emocional. Podemos
decir que la persona que desarrolla una adicción tiene un
problema significativo para el manejo de sus emociones.
Las personas con problemas de adicción generalmente se
muestran temerosas de establecer contacto con sus emocio-
nes porque las consideran amenazantes. Entre las emociones
que más evaden las personas se encuentra la vergüenza. En
mi experiencia con la mayoría de las personas que he acom-
pañado en su experiencia adictiva he visto un profundo sen-
timiento de vergüenza que se manifiesta en una percepción
de incapacidad, inferioridad que las autolimita en la aten-
ción a sus necesidades.
La inflexibilidad relacional en las PCA (personas con
problemas de adicción) genera estados de ansiedad crónica
que provocan un malestar generalizado en ellas y aumenta
las probabilidades de mantener un consumo abusivo de la
sustancia. La dependencia a las drogas anestesia emocional-
mente a las personas porque activa su instinto de supervi-
vencia al considerar que la droga es una necesidad vital (este
proceso sucede a nivel cerebral), por lo tanto las emociones
Del aislamiento a la vida 93
se encuentran restringidas por el efecto de la sustancia, la
ansiedad y la vergüenza.
En el caso de las personas con problemas de adicción se
presenta un patrón de alivio del malestar emocional y exis-
tencial a través de su relación con la droga. El consumo de
la sustancia es un tipo de automedicación para anestesiar
el malestar emocional (algo así como las pastillas de am-
nesia de las que hablaba el grupo Bronco). Por lo tanto las
personas cuando experimentan vergüenza o cualquier otro
malestar emocional recurren al consumo de la sustancia para
sentir tranquilidad, euforia, plenitud, seguridad o excitación
que les permita afrontar o evadir la experiencia circundante
en el campo relacional.
La falta de contacto emocional causa una disminución en
los estados de conciencia de la persona limitando de esta ma-
nera la atención de sus necesidades, ocasionando un incre-
mento del malestar emocional inicial. Esto provoca que los
procesos de la frontera de contacto se encuentren inflexibles,
generando un estado de frontera de aislamiento que lleva al
individuo a mantenerse alejado de sus amigos y familiares.
Tan solo establece relaciones interpersonales basadas en el
consumo de drogas.
La persona necesita mantener un intercambio continuo
con el ambiente para lograr desarrollarse y satisfacer sus ne-
cesidades. La excitación que se produce en la interacción de
la persona con su entorno es fundamental para movilizar su
energía hacia la acción necesaria para satisfacer sus necesida-
des. Cuando la persona convierte a la droga en su necesidad,
el resto de sus necesidades se van al fondo y tan solo figura
el consumo de drogas.
Todas las personas necesitamos ampliar nuestra concien-
cia para establecer contacto con la excitación que producen
las emociones, en las personas con problemas de adicciones
generalmente existen asuntos inconclusos, experiencias ob-
94 Francisco Javier Díaz Calderón
soletas e introyectos que limitan su capacidad de Awareness.
Las drogas producen un alto nivel de excitación y placer que
difícilmente puede ser superado por actividades cotidianas.
Para ser consciente de la excitación es necesario que la ex-
periencia cuente con una carga emocional intensa para que
pueda ser percibida como una necesidad y exista la energía
suficiente para movilizarse hacia la satisfacción. En el caso
de las personas con problemas de adicciones existe un des-
equilibrio en la capacidad para experimentar la excitación
porque la mayor parte del tiempo buscan experiencias que
superen los límites emocionales, sin embargo, dichas expe-
riencias no están vinculadas a una necesidad real.
La vergüenza juega un papel fundamental en la experien-
cia adictiva porque las personas mantienen una interacción
limitada con el ambiente por su temor a ser inadecuadas o
ser juzgadas por el entorno. En la mayoría de los casos las
personas tienen traumas infantiles (abuso sexual, pérdidas,
violencia familiar, violencia psicológica, etc.), por lo tanto la
persona aprende a establecer procesos de frontera que le per-
mitan evitar el contacto con la finalidad de evitar la angustia
y la vergüenza.
Podemos decir que la persona con problemas de adicción
desarrolla una fobia al contacto por sentirse insuficiente o
inadecuada para el intercambio que se produce en el campo.
La inflexibilidad relacional lleva a la persona a permanecer
en un estado de aislamiento de su entorno. La principal ca-
racterística de una dependencia grave es el profundo aisla-
miento en el que vive la persona.
A continuación revisaremos la definición que plantea
Wheeler (2005) citando a Kaufman: “La vergüenza es el
afecto de la inferioridad. No hay otro afecto que sea más
central en el desarrollo de la identidad. Ninguno está más
cercano al yo que experimentamos, ni tampoco hay otro que
sea tan perturbador. La vergüenza es experimentada como
Del aislamiento a la vida 95
un tormento interior. Es la más dolorosa experiencia del yo
por el yo, sea en la humillación de la cobardía o en el sen-
tido de haber fracasado en superar con éxito un desafío. La
vergüenza es una herida ocasionada desde adentro, que nos
divide tanto de nosotros mismos como de los demás”.
La vergüenza provoca que la persona experimente una
ansiedad muy grande que la paraliza y le impide nutrirse
del entorno, esto produce gestalts inconclusas. Las personas
con problemas de adicciones generalmente refieren sentir
una angustia existencial constante, que no les permite dis-
frutar del día a día. Generalmente las personas cuando pa-
san a tribuna dentro del programa de doce pasos comentan
experiencias de mucho dolor que lastimaron a su self y les
produjeron introyectos tóxicos que las han mantenido en ese
estrato fóbico del contacto.
Esta propuesta Gestalt para el trabajo con personas con
problemas adictivos le brinda una gran importancia al tema
de la vergüenza promoviendo la creación de un campo nu-
tricio que le permita a la persona actualizar su confianza en
sí misma y en su capacidad para relacionarse nutriciamente
con el ambiente. El terapeuta Gestalt promueve que la pe-
rona vivencie la relación presente como proceso nutricio que
le permita superar los fracasos relacionales que ha vivido en
su pasado.
La vergüenza se caracteriza por sobrevigilancia del propio
comportamiento, así como por el pensamiento rumiante que
genera una desvalorización anticipada. Por lo tanto el tera-
peuta necesita promover un contacto profundo en el aquí y
ahora donde se promueva la expresión afectiva por parte de
la persona y el psicoterapeuta emplee la auto-revelación y la
aprensión fenomenológica para crear una experiencia nutri-
cia que ayude a sanar los miedos y heridas del pasado.
Dentro de los procesos de frontera de las personas con
problemas adictivos generalmente se presentan actitudes
96 Francisco Javier Díaz Calderón
tendientes a la deflexión, es decir hacen acciones que no son
congruentes con sus necesidades. Dentro de esas conductas
suele haber comportamientos compensatorios que le permi-
ten a la persona esconder su vergüenza. Por ese motivo en un
principio resulta difícil que la persona reconozca la vergüen-
za que experimenta en su vida cotidiana.
Es importante señalar que la vergüenza no necesaria-
mente es mala, solo es una experiencia emocional, lo que la
convierte en patológica es cuando resulta paralizante y ana-
crónica con la experiencia presente. La vergüenza puede ser
nutricia cuando ayuda a la persona a establecer una relación
armoniosa con las normas sociales.
Dentro del proceso psicoterapéutico es necesario que la
persona sea consciente de la diferencia entre la vergüenza
adaptativa y la vergüenza destructiva. Con respecto a esto
Pablo Herrera define las diferencias.
“La vergüenza adaptativa nos ayuda a corregir conduc-
tas y actitudes social o personalmente sancionadas, protege
nuestra conexión con los demás y previene el aislamiento
social. Nos moviliza y aunque es desagradable de sentir, no
produce auto-desprecio” (Herrera 2014).
“En cambio, la vergüenza destructiva nos hace sentir
que no somos (ni seremos) suficientemente buenos; se vive
como auto-desprecio, generando parálisis y una evitación
de las situaciones vergonzosas. Se activa cuando tratamos
de cumplir estándares que no son adecuados para nosotros,
o buscamos calzar en un grupo que no calza con nosotros”
(Herrera 2014).
La vergüenza destructiva que presentan las personas con
adicciones necesita flexibilizarse para promover el autoapo-
yo en la persona y acompañarla en el proceso de contacto
emocional para facilitar la superación del estado de aisla-
miento. El psicoterapeuta necesita identificar los introyectos
Del aislamiento a la vida 97
que llevan a la persona a sentir autodesprecio y buscar con-
ductas evasivas como el consumo de drogas.
Esta propuesta de trabajo con enfoque Gestalt para per-
sonas con problemas de adicciones hace especial énfasis en
un trabajo de profundidad relacional donde la persona en-
cuentre un espacio y una relación que le permitan sentirse
segura para ser espontánea y demostrar esas cosas que tanto
ha ocultado por vergüenza. Por lo tanto, el trabajo psicotera-
peutico se enfoca en el proceso y en un presencia terapéutica
que promueven la co-creacion de una experiencia emocio-
nalmente nutricia a través de la cual la persona pueda re-
significar sus temores creados en el allá y entonces (pasado)
para actualizarlo en el aquí y ahora (presente).

Conclusión

La dependencia a las drogas se alimenta de la incapa-


cidad para contactar de manera nutricia con el entorno y
satisfacer las necesidades. La vergüenza destructiva paraliza
a la persona por miedo a ser exhibida por sus incapacidades,
imperfecciones y defectos. La percepción de defectuosidad
de la persona generalmente está aliada con introyectos dis-
funcionales que la persona ha ido adquiriendo a lo largo de
su vida.
La propuesta de abordaje Gestalt que propongo promue-
ve un modelo experiencia que permita a la persona captar
la excitación suficiente para moverse hacia la actualización
de la experiencia y la ejecución de acciones dirigidas a la
satisfacción de necesidades. Considero que para lograr que
una persona con problemas de adicción logre energizarse en
la experiencia presente necesita experimentar una presencia
profundamente humana por parte del psicoterapeuta.
La persona que experimenta vergüenza se ha esforzado
demasiado por ocultar quién es y evitar riesgos. El psicote-
rapeuta Gestalt necesita demostrar con su mirada compasiva
98 Francisco Javier Díaz Calderón
que en ese instante ese sistema de defensa es innecesario
porque hay otro ser humano dispuesto a escuchar y com-
prender la experiencia del otro.
El mensaje existencial es:
Pase lo que pase yo estoy contigo.
y valoro profundamente tu esfuerzo por ser como eres,
en este momento tan solo te invito a que tomes el riesgo
de sentir.
y decir o hacer lo que necesites en este momento.
Del aislamiento a la vida 99

Capítulo IX
La experiencia traumática desde una mirada Gestalt

La cicatriz es el lugar donde te entra la luz.


-Rumi

Esta propuesta de psicoterapia Gestalt busca un diagnós-


tico procesal basado en la relación y la fenomenología que
acontece en el campo en la experiencia aquí y ahora. En el
caso de las personas con problemas de adicciones podemos
observar que presentan experiencias traumáticas en su his-
toria de vida, así como procesos de frontera inflexibles. Las
experiencias traumáticas generan una visión limitada del self
de la persona afectando sus funciones básicas de contacto,
debido al impacto que genera el trauma.
La experiencia traumática generalmente favorece la apa-
rición de una postura relacional autorrestrictiva que genera
un estado de frontera de aislamiento debido a que la perso-
na mantiene una visión limitada basada en sus creencias de
incapacidad como forma de protegerse de lo que considera
un ambiente amenazante. Cabe señalar que la experiencia
traumática también puede derivar en un estado de frontera
de confluencia, es importante mencionar que la psicoterapia
Gestalt se fundamenta en la fenomenología y por lo tanto
las aproximaciones teóricas son posibilidades para ampliar la
comprensión del fenómeno y no reglas que pretendan desci-
frar o encasillar la experiencia y proceder de la persona.
En la intervención psicoterapéutica en el tratamiento de
adicciones he escuchado muchas historias de personas que
han sufrido traumas y se han visto afectadas en su autocon-
cepto provocando que su self se vuelva inflexible, a causa de
las experiencias relacionales que no son actualizadas por la
100 Francisco Javier Díaz Calderón
falta de contacto debido al miedo que experimenta la perso-
na de revivir el dolor que le causó la experiencia traumática
del pasado.
La relación psicoterapéutica es una posibilidad de actua-
lizar los procesos de frontera presentes en la persona con
problemas de adicción, a través de la atención de los pro-
cesos fenomenológicos presentes en el campo que se cons-
truyen a través de la relación cliente-terapeuta. Durante el
proceso terapéutico la persona experimenta emociones in-
tensas al establecer contacto con la experiencia traumática
provocando que el miedo existencial se interponga a la vi-
vencia presente.
La experiencia traumática tiene una alta carga emocional
generando un estado de tensión y confusión que produce
una lucha interna entre el miedo y la angustia existencial.
Se mantiene una lucha entre el estado evitativo del contacto
a un estado de impasse que puede llevar a la persona a un
vacío fértil. Es ahí donde el psicoterapeuta acompaña a la
persona con su presencia a la co-construcción de una ex-
periencia nutricia donde la persona se sienta apoyada para
intentar experimentar el contacto necesario con la emoción
emergente.
El psicoterapeuta Gestalt promueve la construcción de
una relación basada en la confianza y la promoción de ex-
perimentos que fomenten la expresión emocional genuina y
espontánea de manera congruente con las necesidades que
surgen del campo. Este enfoque prioriza la experiencia fe-
nomenológica por encima de las expectativas propias del te-
rapeuta o de los procesos de manipulación del consultante.
Las personas con problemas de adicción generalmente
presentan experiencias traumáticas, esto se manifiesta a tra-
vés de reacciones fisiológicas que son captadas en el campo
fenoménico por el psicoterapeuta como figuras que necesi-
tan ser exploradas profundamente a través de la experiencia
Del aislamiento a la vida 101
emocional del cliente hasta alcanzar el cierre de la Gestalt.
La atención a la fenomenología presente en el campo
permite al terapeuta identificar qué cosas del pasado (allá
y entonces) se están haciendo presentes en el aquí y ahora.
Es decir la fenomenología de la persona permite la presen-
cia del trauma en la relación psicoterapéutica para su pro-
cesamiento. En un principio será común que la persona se
muestre renuente a establecer contacto con las sensaciones y
emociones que emergen del proceso relacional debido a las
heridas que el cliente ha tenido en su historia de vida.
La experiencia traumática generalmente lastima la con-
fianza de la persona y le provoca estados de vergüenza que
se manifiestan en aislamiento e inestabilidad emocional.
Dentro de mi experiencia clínica, considero que uno de los
factores más complejos para lograr la recuperación en el pro-
ceso adictivo es que la persona sea capaz de superar el estado
de inconsistencia motivacional que caracteriza a las personas
que desarrollan una dependencia a las drogas.
El tratamiento de adicciones es una labor muy compleja
debido al gran dolor y desensibilización que están presentes
en las personas que sufren un proceso de dependencia a las
drogas. Por lo tanto, el psicoterapeuta tiene la responsabili-
dad de co-crear un entorno seguro donde el cliente pueda
tomar el riesgo de contactar con las experiencias traumáticas
que contribuyeron al inicio del consumo de drogas o bien
que definieron su carácter.
Al establecer un contacto con la experiencia dolorosa la
persona está dando un gran paso en su proceso de recupera-
ción porque está flexibilizando sus procesos de frontera dan-
do la bienvenida a situaciones que en su momento fueron
muy dolorosas y que aún siguen lastimando al cliente.
La intervención psicoterapéutica es una labor de com-
pasión debido a que el mayor desafío que puede encontrar
un psicoterapeuta es no comprender ni experimentar pro-
102 Francisco Javier Díaz Calderón
fundamente el dolor del cliente. La mirada, la respiración
y la presencia son elementos cruciales en la co-creación del
campo donde la persona experimente seguridad a pesar del
gran temor que represente el hablar sobre el tema.
El encuentro que se produce en el proceso psicotera-
péutico se caracteriza por ser un instante que modifica la
historia de la vida de ambos participantes en el proceso al
potencializar su capacidad de estar presentes en el dolor que
en ese momento no solo pertenece al cliente, sino que es
compartido en el instante donde el cliente experimenta ma-
yor necesidad de contacto (apoyo) en el aquí y ahora, para
posteriormente brindarle un espacio donde pueda energi-
zarse por sí mismo y recuperar esa parte de sí mismo que su
historia de vida le había arrebatado.
Desde sus inicios la psicoterapia Gestalt estuvo enfoca-
da en el cierre de asuntos inconclusos como posibilidad de
crear estados de sanidad en la persona. Podemos decir que
un trauma es una Gestalt inconclusa que obstaculiza el pro-
ceder organísmico de la persona, lo que dificulta la asimila-
ción de nuevos aprendizajes que permitan su crecimiento.
El estancamiento traumático generalmente produce un
estado de frontera de aislamiento que incapacita a la perso-
na para establecer un contacto nutricio con el entorno. Las
experiencias traumáticas quedan grabadas en las personas
como asuntos inconclusos que necesitan ser concluidos, de
lo contrario se mantendrán como una barrera para el con-
tacto y asimilación organísmica de las experiencias presen-
tes y nuevos aprendizajes que permitan el crecimiento de la
persona.
En ocasiones algunos clientes con problemas de adicción
me han preguntado por qué se comportan de forma tan in-
madura, como si su maduración se hubiese quedado estan-
cada desde que iniciaron en el consumo de drogas. En una
ocasión un cliente de 40 años me mencionó que cuando se
Del aislamiento a la vida 103
ve al espejo ve un adulto, pero emocionalmente se percibe
como ese joven de 16 años que comenzó a fumar marihuana
con sus amigos del barrio.
Con base en la experiencia de este cliente puedo reflexio-
nar sobre la relevancia del contacto como camino para el
crecimiento del organismo. Esto lo comento, debido a que
al profundizar en su experiencia el cliente me comentó que
cuando inició en el consumo de drogas paulatinamente fue
rompiendo relación con sus seres queridos y solo mantu-
vo relación con sus compañeros de consumo, hasta llegar al
punto de verse envuelto en un estilo de vida totalmente aje-
no a sus valores, necesidades y contexto familiar.
En este caso la ruptura de las relaciones emocionalmente
significativas del cliente fue progresando debido a los asun-
tos inconclusos que tenía con sus padres debido al abuso
sexual que sufrió por parte de su tío. Esto lo hizo alejarse de
la familia poco a poco hasta que se unió a una pandilla y co-
menzó a utilizar drogas como una forma de mitigar el dolor
existencial que le producía la vida.
A través de este ejemplo podemos observar cómo el
trauma genera un aislamiento que no permite a la persona
nutrirse y madurar de forma organísmica, sino que produce
un estancamiento madurativo debido a que no continúa en
relaciones sociales nutricias y eso afecta su maduración. Por
ejemplo cuando otros estaban en la escuela cumpliendo con
responsabilidades e iniciando con relaciones interpersonales
significativas fuera del contexto familiar, el cliente depen-
diente a las drogas invertía gran parte de su tiempo en bus-
car, obtener, compartir y consumir drogas.
Los asuntos inconclusos suelen estar acompañados de
experiencias profundamente dolorosas con personas emo-
cionalmente significativas, además se encuentran cargadas
de mucha emoción debido a que los sentimientos no han
sido expresados de manera oportuna y congruente con la
104 Francisco Javier Díaz Calderón
necesidad en el momento en que surgieron. Este dolor crea
una barrera (cicatriz emocional) que impide el contacto con
la experiencia traumática pero a su vez bloquea el contacto
con las experiencias novedosas (nutricias) que surgen en la
experiencia presente provocando que la persona desarrolle
un estilo de vida poco auténtico debido a la limitación de
conciencia en el presente.
La limitación de conciencia y el dolor emocional presen-
tes en la persona que ha sufrido una experiencia traumáti-
ca la llevan a tener un carácter rígido que se configura de
tal manera que le permita soportar la angustia existencial,
mantener anestesiado el dolor emocional y sobrevivir en
un mundo que considera amenazante. El trauma contiene
un alto nivel de energía opresiva que se manifiesta en com-
portamiento compulsivo y autodestructivo. Estas reacciones
caracterológicas suelen ser incomprendidas por la familia y
amigos, lo que provoca que la persona refuerce la experiencia
de vergüenza y soledad.
La vergüenza, el trauma y el aislamiento son tres obstá-
culos para el desarrollo madurativo de una persona, lamen-
tablemente quienes tienen problemas con el consumo de
drogas suelen presentar estas tres condiciones que impactan
en el inicio y el mantenimiento del comportamiento adicti-
vo. Cuando la vida ha causado tanto dolor parece una buena
decisión anestesiar ese dolor con el consumo de drogas, no
obstante, las drogas contribuyen a que el dolor existencial
se incremente y la persona vaya perdiendo su capacidad de
autoapoyo hasta quedarse aislada sufriendo con un futuro
negado y una esperanza rota.
Los procesos y estados de frontera que constituyen los
procesos relacionales caracterológicos son una respuesta
que en su momento fue un ajuste creativo para responder
a un entorno amenazante, sin embargo en la actualidad son
anacrónicos y obsoletos porque no responden a la necesidad
Del aislamiento a la vida 105
presente. Cuando se trabaja en la recuperación de una per-
sona con problemas de adicción se realizan intervenciones
psicoterapéuticas específicas para cada uno de los procesos
de frontera que obstaculizan el desarrollo organísmico de la
persona.
La persona que ha sufrido un trauma ha aprendido a li-
diar con esta experiencia emocional a través de un patrón
relacional rígido y estereotipado. La psicoterapia Gestalt
busca que a través de la creación de experimentos basados
en la experiencia de campo el individuo vaya cerrando asun-
tos inconclusos y recupere partes de su personalidad que se
encontraban alienadas de su self. El psicoterapeuta con su
presencia e intervenciones participa en la co-creación de ex-
perimentos que atienden de forma específica a la necesidad
emergente en el aquí y ahora del cliente, así como al proce-
so de frontera inflexible que obstaculiza el contacto con la
emoción.
Cuando la persona con problemas de adicción hace frente
a sus experiencias traumáticas deja de lado los pensamientos
rumiantes que se interponen con la experiencia emocional
para establecer contacto con sus sensaciones y permitir que
la energía emocional contenida sea liberada a través de la
presencia y confianza que brinda el psicoterapeuta en su in-
tervención. Cuando la emoción surge y es expresada de ma-
nera espontánea la necesidad de la persona queda develada
en el aquí y ahora.
Una vez que la persona ha alcanzado el awareness, llega a
un estado de impasse donde el contacto con la emoción in-
tensifica la fuerza de autorregulación organísmica por enci-
ma de la interrupción traumática y lograr destruir los temo-
res que se han acorazado a lo largo de su vida. Es ahí cuando
la persona con el apoyo del psicoterapeuta se aproxima al
dolor para contactar y atender la necesidad hasta que llegue
un punto donde se logre satisfacer la necesidad presente al
106 Francisco Javier Díaz Calderón
atender la experiencia pasada vivenciada en el aquí y ahora.
De acuerdo con los postulados del PHG este proceso con-
siste en lo siguiente:
“No se trata de curar alguna cosa del pasado, ni de sal-
varlo de la defensa de una coraza, sino de hacer un ajuste
creador en la situación actual. Para completar la Gestalt en la
situación actual es necesario destruir y asimilar el obstáculo
de la falta de awareness” (Perls, Hefferline, Goodman 2002).
Por lo tanto, podemos concluir que la intervención psi-
coterapéutica ayudará a la persona a salvar la rigidez en sus
procesos de frontera y ampliar su nivel de conciencia, ade-
más de superar los síntomas que la experiencia traumática
provocaba, el cierre de asuntos inconclusos (experiencias
traumáticas) también permite la ampliación de conciencia y
la resignificación de la experiencia traumática para conver-
tirla en un elemento nutricio en el aquí y ahora, aunque haya
sido profundamente dolorosa.
La superación de la experiencia traumática es parte del
proceso de recuperación del comportamiento adictivo, de-
bido a que la recuperación no se trata solo de sobrevivir al
dolor que produce el trauma, sino construir nuevos procesos
relacionales que permitan el crecimiento y maduración de la
persona para alcanzar un estilo de vida saludable.
En ocasiones hay personas que viven en abstinencia pero
continúan sufriendo debido a sus traumas emocionales.
Desde esta propuesta de intervención Gestáltica se promue-
ve que la persona logre el crecimiento a través de experien-
cias transformadoras que le permitan su ampliación de con-
ciencia para que pueda superar su trauma hasta alcanzar la
aceptación, respeto y apreciación de la experiencia presente.
Cuando la persona ha logrado dejar atrás la hipervigilancia
que le producía el trauma es capaz de actualizar sus priori-
dades existenciales y profundizar en las relaciones nutricias
de su vida.
Del aislamiento a la vida 107
El psicoterapeuta que decide trabajar en el área de adic-
ciones necesita ser un promotor de la esperanza y confiar
plenamente en la capacidad de la otra persona. Con relación
al trauma es indispensable que el psicoterapeuta se muestre
compasivo y aceptante del dolor del otro, además de confiar
en la capacidad de la relación para crear nuevas posibilidades
por muy oscuro que se vea el panorama. El trauma es parte
de la vida de una persona, por esta razón, el negar la expe-
riencia traumática es negarse a sí mismo. En la psicoterapia
Gestalt se busca cerrar los asuntos inconclusos por dolorosos
que resulten, con el propósito de llevar a la persona a un nue-
vo estado de conciencia que le permita apreciar la vida tal y
como decida vivirla...
108 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 109

Capítulo X
El amor que lastima la individualidad
(Codependencia)

El neurótico no puede distinguir adecuadamente entre sí


mismo y el resto del mundo, y tiende a ver a la sociedad más
grande que la vida y a sí mismo más pequeño.
-Fritz Perls.

La necesidad atestigua el vacío y la falta en el necesitado, su


dependencia frente al exterior, la insuficiencia del ser necesitado,
precisamente porque no posee enteramente su ser y por lo tanto, no
está, propiamente hablando, “separado”.
-Emmanuel Lévinas.

Conociendo la codependencia

En la actualidad el consumo de drogas se ha convertido


en un problema social que cada día va en aumento de mane-
ra vertiginosa; a la par del problema de consumo de drogas
emerge una condición alterna denominada codependencia.
El consumo de drogas ha lastimado a millones de familias
que sufren cada día al ver a uno de sus integrantes enfrentar
una batalla que no parece tener fin. Al vivir ese sufrimiento
muchas personas se desconectan de su propia vivencia para
alienarse con el sufrimiento de su familiar con adicción.
El concepto de codependencia surgió en la década de los
70 a partir de la experiencia clínica en el tratamiento de per-
sonas con problemas de dependencia al alcohol, se observó
que dentro del entorno familiar de las personas con alcoho-
lismo se configuraba una relación de profunda dependen-
cia por parte de algunos familiares. Las personas que fueron
110 Francisco Javier Díaz Calderón
identificadas con esta condición buscaban una relación de-
pendiente al considerar al usuario de drogas como incapaz
de afrontar las dificultades de la vida, por lo tanto, centraban
su vida en cuidar, vigilar y sobre todo salvar a la persona con
problemas de dependencia a las drogas.
En el año 1973 se acuñó el término de co-alcoholismo,
posteriormente en los años 80 el término codependencia se
popularizó hasta el punto que se creó la organización CoDA
(Codependents Anonymous) y en 1990 se fundó el Con-
sejo Nacional sobre Codependencia (National Council on
Codependence). Estas organizaciones fueron creadas ante la
creciente necesidad de atender a los integrantes de las fami-
lias donde algún miembro desarrollaba un comportamiento
codependendiente.
Las personas que desarrollaban esta condición de code-
pendencia presentaban actitudes y conductas tendientes al
mantenimiento del comportamiento adictivo de la persona
con dependencia a las drogas. Generalmente las personas
con un problema de codependencia asumen una postura de
negación ante la adicción de su familiar. El autoengaño que
desarrolla la persona con un problema de codependencia
se sustenta en la negación, victimización, engaño, encubri-
miento, sobreprotección, invalidación, hipervigilancia, abne-
gación y complicidad.
Además de su actitud de negación y complicidad, la per-
sona con problemas de codependencia realiza de manera in-
consciente acciones que se contraponen al tratamiento para
la recuperación del familiar con adicción. Cabe señalar que
en todo momento el familiar con problemas de codepen-
dencia busca el bienestar de la otra persona, lamentable-
mente sus limitaciones personales lo llevan a obstaculizar el
proceso de recuperación.
Las personas codependientes se enajenan de tal manera
que buscan aliviar su angustia existencial al apropiarse de la
Del aislamiento a la vida 111
experiencia de la persona con adicción. La postura existen-
cial de la persona con problemas de codependencia inicia
con un Yo estoy bien y Tú eres incapaz para posteriormente
convertirlo en un Nosotros sufrimos. Generalmente mantie-
nen la creencia de ser los únicos que se preocupan realmente
por el bienestar de la persona con adicción. En un inicio su
conducta de abnegación es celebrada por su contexto próxi-
mo como un acto estoico de amor al otro, pero conforme
esta relación dependiente se va convirtiendo en patológica la
persona con problemas de codependencia se va aislando de
su entorno al recibir críticas por su comportamiento.
La relación de alienación que existe en la persona con
adicción y el familiar con codependencia se mantiene a tra-
vés de una experiencia de complicidad e identificación en la
vivencia de sufrimiento. Ambas persona se consideran inca-
paces de superar su vivencia de sufrimiento, y por ese motivo
crean una relación confluente donde son incapaces de dife-
renciar los límites entre uno y otro, todo esto con el propó-
sito de apoyarse mutuamente para mantener su conducta de
evitación al sufrimiento emocional.
Paradójicamente la complicidad confluente que existe
en la relación de codependencia lleva a las personas a ais-
larse de las relaciones interpersonales significativas. Quien
tiene problemas de codependencia presenta comorbilidades
semejantes a las de la persona con problemas de adicción,
como trastornos de ansiedad, depresión, baja tolerancia a la
frustración, pobre control de impulsos, autoconcepto dismi-
nuido, trastornos de personalidad, etc.

Profundizando en la experiencia codependiente.

La codependencia es definida como “trastorno individual


específico, configurador de la identidad del individuo, ca-
racterizado por un intenso temor al abandono (exclusión o
des-calificación) y un girar en torno a otro. Su génesis se
112 Francisco Javier Díaz Calderón
asocia a una dinámica interaccional, que surge frente a una
respuesta familiar disfuncional ante un determinado tipo de
enfermedad o trastorno de otro de sus miembros” (A. Cod-
dou, M. Chadwick, 1996).
Las personas que presentan actitudes codependientes han
generado una inflexibilidad de sus procesos de frontera que
les provoca serias dificultades relacionales. Esta rigidez se
manifiesta en comportamientos uniformes donde se procura
apropiarse de la experiencia del otro como una forma de no
establecer contacto. Las fronteras relacionales de las perso-
nas con actitudes codependientes han perdido su flexibilidad
generando así una permeabilidad rígida que no les permite
diferenciarse del otro.
Para comprender con mayor claridad cómo es un funcio-
namiento saludable de los procesos de frontera es impor-
tante conocer cómo funcionan las fronteras de contacto de
una persona. De acuerdo con Swanson, las fronteras eficaces
tienen necesidad de bastante permeabilidad para permitir al
alimento entrar, y suficiente impermeabilidad para mante-
ner la autonomía y no dejar entrar los elementos tóxicos.
(Swanson 1988, p. 4). Por lo tanto, la persona codependiente
necesita mantener activa la polaridad contacto-retirada de
un proceso rítmico que le permita construir un campo re-
lacional que sea nutricio y que cuente con la capacidad de
retirarse cuando la configuración relacional sea tóxica.
Las fronteras de las personas codependientes se han vis-
to afectadas por una fobia en el proceso de retirada de la
experiencia del otro. Han perdido la capacidad de ser cons-
cientes de sus necesidades y diferenciarlas de la persona con
adicción, esto trae consigo una pérdida de la autonomía que
genera una confusión en la relación, donde las fronteras son
tan permeables que no se puede diferenciar las necesidades
personales, el individuo codependiente se mantiene en un
estado de no soy yo- para vivir tu experiencia.
Del aislamiento a la vida 113
La confluencia al mantenerse como un estado de frontera
inflexible en la persona genera una pauta neurótica de carác-
ter que le impide tener consciencia de su ser en el mundo, su
vida afectiva y sus necesidades. Al vivir cegada por su temor,
la persona con actitudes codependientes se aferra a sufrir por
la experiencia del otro.
De acuerdo con Robine (1997), hoy en día la confluencia
hace referencia a aquel fenómeno que no es ni contacto ni
darse cuenta debido a la falta de una experiencia clara de la
frontera de contacto.
Las personas con problemas de adicciones desarrollan al-
gunas pautas inflexibles como:
Perspectiva de incapacidad.
Inconsistencia motivacional.
Expectativas patológicas.
Baja tolerancia a la frustración.
Incapacidad para aceptar el sufrimiento.
Negación de las consecuencias del consumo.
Continuo autoengaño.

Aislamiento

Es importante mencionar que aunque estas característi-


cas generalmente se presentan en las personas con proble-
mas adictivos, no siempre están presentes en todas ellas, ni
tampoco las definen, solo son parte de su condición y se han
establecido como una generalización basada en la experien-
cia clínica.
Las características que generalmente se presentan en per-
sonas con adicciones son compartidas por sus familiares con
actitudes codependientes, debido a que no hay límites entre
ellos y la experiencia del otro, se fusionan y por esta razón en
muchas ocasiones presentan características similares. Estas
características interfieren en el proceso de recuperación del
familiar con adicción.
114 Francisco Javier Díaz Calderón
La persona dependiente no obstaculiza el proceso de re-
cuperación de su familiar de manera deliberada, sino como
una manifestación de su confusión experiencial e incapaci-
dad de diferenciación. Al encontrarse fusionados el familiar
con adicción y el codependiente crean un campo indiferen-
ciado donde cualquier acción de cambio es vista como una
amenaza al estado de frontera confluente que han manteni-
do hasta ese momento.
Cabe la posibilidad que el estado de confluencia se vea
favorecido por procesos de introyección, proflexión y retro-
flexión. Esto puede ser observado en la práctica clínica cuan-
do la persona codependiente presenta estados depresivos,
culpa excesiva, vergüenza y enfermedades psicosomáticas.
La codependencia generalmente se presenta en mujeres, ya
sea madres de personas con adicciones, o sus parejas. Esto
podría ser una manifestación de la introyección que reciben
las mujeres a nivel cultural con respecto al cuidado del otro,
el amor incondicional o la vieja frase “una madre da la vida
por su hijo” o “Tú eres mi vida, mi todo”.
La introyección acompaña continuamente al proceso de
confluencia porque mantiene una gran cantidad de hábitos
debeístas que interfieren con la capacidad de satisfacción y
diferenciación de la persona. Cuando la persona codepen-
diente mantiene introyectos relacionados con el entorno se
le dificulta diferenciarse del otro, por ejemplo si una perso-
na considera que debe ser una buena madre, esto la llevará
a desatender sus propias necesidades anteponiendo las del
entorno.
En la cultura mexicana las madres y las esposas han sido
educadas para cuidar a sus hijos o parejas hasta el punto de
negarse a sí mismas o apropiarse de los problemas del otro
como si fueran suyos. Las telenovelas y películas mexicanas
nos enseñan cómo el ser una madre o mujer mexicana es un
destino de sufrimiento y abnegación para ser el pilar de su
casa o la responsable del bienestar de su familia.
Del aislamiento a la vida 115
En este contexto cultural donde generalmente las mu-
jeres asumen responsabilidades de otros, los hijos o parejas
recurren a la confluencia porque de lo contrario la otra per-
sona entraría en un conflicto al no cumplir con su demanda
debeísta. En el caso de la codependencia cuando el familiar
con problemas de adicción intenta diferenciarse del otro, re-
cibe rechazo y es cuestionado sobre sus propias capacidades
para estar a salvo en el mundo.
El introyecto de la cultura mexicana sobre la responsabi-
lidad de la mujer en cuidar, mantener y salvar a la familia por
encima de cualquier cosa, incluso sus propias necesidades, es
un factor para que viva un continuo sufrimiento cuando se
presenta un problema de adicción en algún miembro de su
familia.
Este introyecto limita su capacidad de ajuste y actuali-
zación en su relación con el entorno, en este caso, la mu-
jer se convierte en alguien que acepta cualquier cosa con tal
de mantener su imagen de buena madre o de esposa leal.
Es entonces cuando se dañan las fronteras de contacto para
cumplir esta expectativa debeísta: la persona se nulifica en la
relación para fusionarse con el otro y su experiencia.
Cuando la persona confluente establece contacto con sus
necesidades e intenta diferenciarse del otro, generalmente
aparece un malestar emocional caracterizado por la culpa,
angustia, vergüenza y el resentimiento. Los introyectos fa-
miliares y culturales resuenan en la experiencia emocional de
la persona confluente hasta el grado de llevarlos a procesos
retroflexivos de sacrificio, autocrítica y actitudes autopuniti-
vas. El malestar que produce la incapacidad de diferencia-
ción perpetúa las actitudes codependientes con el familiar
con problemas de adicción.
116 Francisco Javier Díaz Calderón
Psicoterapia Gestalt, una luz en la oscuridad

“El ambiente y el organismo están en una relación de


reciprocidad. Ninguno es víctima del otro. Su relación es de hecho
una relación de opuestos dialécticos”
Fritz Perls

La psicoterapia Gestalt ofrece una luz de esperanza a


las personas que sufren la experiencia de codependencia. La
intervención se centra en que la persona pueda fortalecer
sus fronteras de contacto y la espontaneidad para establecer
un proceso rítmico de contacto-retirada donde sea capaz de
diferenciarse de la experiencia del otro para atender sus ne-
cesidades y encontrar la regulación relacional necesaria para
nutrirse en la experiencia de campo, posteriormente retirarse
y establecer nuevas relaciones que le permitan tener un cre-
cimiento.
El trabajo terapéutico para una persona con problemas
de codependencia no es buscar sanarla a través de técnicas
catárticas o intervenciones directivas por parte del psicote-
rapeuta. Por el contrario, el proceso sanidad del estado de
confluencia se produce en la actualización de la experiencia a
través del establecimiento de un contacto profundo que ge-
nere la creación de un campo nutricio que permita a las per-
sonas establecer una regulación relacional donde cada uno se
nutra, se transforme al ser en relación y se retiren cuando se
haya logrado satisfacción.
Con relación a la intervención psicoterapéutica, los fun-
dadores de la psicoterapia Gestalt nos dicen lo siguiente:
“No se trata de curar alguna cosa del pasado, ni de salvarlo
de la defensa de una coraza, sino de hacer un ajuste creador
en la situación actual. Para completar la Gestalt en la situa-
ción actual es necesario destruir y asimilar el obstáculo de
la falta de awareness”. (Perls, Hefferline y Goodman 2002).
Del aislamiento a la vida 117
La persona con problemas de codependencia ha perdi-
do su capacidad para lograr el autoapoyo y por lo tanto se
considera incapaz de enfrentar el sufrimiento que produce
el continuo transcurrir de la vida. Por lo tanto, el psicotera-
peuta requiere realizar intervenciones que brinden apoyo a la
persona en los momentos en que experimente mayor temor.
El apoyo no se realiza de manera arbitraria sino que surge
de la experiencia relacional en el campo organismo-entorno.
La persona confluente ha perdido la capacidad de res-
ponder de manera espontánea a lo que sucede en el campo
relacional, la forma en que responde a lo que sucede está res-
tringida por creencias debeístas producto de los introyectos
y de la incapacidad para diferenciarse de la experiencia de su
familiar con problemas de adicciones. La teoría de la psico-
terapia Gestalt nos brinda una luz de esperanza en la oscuri-
dad del sufrimiento que vive la persona codependiente.
Cada acto de contactar es una totalidad formada de con-
ciencia inmediata, respuesta motora y sentimiento (una coo-
peración de los sistemas sensorial, muscular y vegetativo), y
este proceso de contacto se produce en la frontera-superficie
en el campo organismo/entorno. Preferimos esta formula-
ción rara, más que decir “en la frontera entre el organismo y
el entorno”, ya que, como hemos dicho, la definición del ani-
mal incluye a su entorno. Por esto no tiene ningún sentido
definir a un ser que respira sin hablar del aire, a un ser que
camina sin hablar de la gravedad y del suelo, a un ser irasci-
ble sin los obstáculos que se encuentra, la definición de un
organismo es la definición de un campo organismo/entorno.
(Perls, Hefferline y Goodman 2002).
Revisar los fundamentos de la teoría del campo aplica-
dos a la psicoterapia Gestalt nos permite conocer la función
que tiene el contacto en la actualización del self. Cuando la
persona comprende la diferencia entre la confluencia y la
interdependencia que se produce en la experiencia de campo
118 Francisco Javier Díaz Calderón
a través del contacto es capaz de actualizarse y flexibilizar el
estado de confluencia.
El psicoterapeuta promueve intervenciones que brinden
un apoyo específico ante los procesos de frontera de que
se encuentran arraigados patológicamente en los procesos
relacionales de la persona con codependencia, el terapeuta
participa en la co-construcción de un campo que permite la
actualización a través del contacto necesario con su entorno.
El proceso estará centrado en permitirle a la persona ex-
perimentar de manera vivencial alternativas relacionales que
sean más congruentes con su conciencia sensorial y emotiva.
Esto le permitirá clarificar sus necesidades para diferenciar-
se del otro, para esto, el terapeuta participará brindando apo-
yo para superar el miedo y permitir que la persona establezca
un contacto profundo con la experiencia de campo y se nutra
hasta quedar satisfecha.
La persona con problemas de codependencia presenta un
estado de confluencia inflexible por la fobia a la retirada que
le impide salir de la experiencia del otro, además de esto
recordemos que los introyectos se hacen presentes a través
creencias debeístas que generan culpa y sufrimiento. Por ese
motivo, el psicoterapeuta necesita brindar el apoyo suficiente
a la persona para que su intervención ayude a mitigar el mie-
do y establecer un contacto creativo con su entorno.
De acuerdo con Margarita Spagnuolo el objetivo de la
intervención psicoterapéutica es:
Favorecer la diferenciación entre organismo y entorno,
sin negar la experiencia previa, con la que el paciente se en-
cuentra aún en confluencia pero, permitiendo a este último,
probar la propuesta del terapeuta, como del mismo modo,
descubrir la excitación unida a la transgresión, a la ruptura
de la simbiosis (Spagnuolo 2016).
Para lograr esto el psicoterapeuta debe acompañar a co-
crear una relación de confianza donde sea posible que la
Del aislamiento a la vida 119
persona pueda manifestarse espontánea y genuinamente de
acuerdo a su sentir en el aquí y ahora. El camino que sigue
el terapeuta es explorar en la zona de darse cuenta interna a
través de la cimentación de las sensaciones que son expues-
tas en el experiencia de campo con el propósito de ayudar
a la persona a profundizar en su emoción hasta el punto de
alcanzar la energía suficiente que le permita flexibilizar su
proceder relacional.
La angustia existencial que experimenta la persona con-
fluente al entrar en conflicto entre su necesidad y el temor a
retirase en la experiencia del otro (impasse) produce una ex-
periencia emocional intensa que le permite la movilización
de energía, en ese momento el terapeuta necesita brindar
el apoyo necesario para que la persona asuma el riesgo de
centrarse en la experiencia presente formada en la relación
organismo-entorno y con esto se actualice el self en la expe-
riencia de campo.
En el caso de la codependencia es importante que el psi-
coterapeuta comprenda que una intervención rígida a tra-
vés de una técnica específica puede entorpecer su proceder y
crear una resistencia técnica al realizar una intervención sin
tomar en cuenta la experiencia de campo que se configura en
la relación terapéutica invitando al cliente al asumir riesgos
cuando aún la persona no se encuentra lo suficientemente
energizada.
Entonces cuando el terapeuta busca realizar técnicas psi-
coterapéuticas para fomentar la diferenciación sin tomar en
cuenta la experiencia del cliente, se fortalece la confusión e
incrementa la rigidez del estado de confluencia en la persona
codependiente, al confirmarle su incapacidad para satisfacer
sus propias necesidades.
120 Francisco Javier Díaz Calderón
Conclusión

A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo.


-Jean Paul Sartre

Podemos concluir que las personas que han desarrollado


problemas de codependencia han sido condenadas y señala-
das por las expectativas sociales, a tal punto que sus fronteras
de contacto han sido limitadas hasta llegar la confluencia
donde se apropian de la experiencia del familiar con adic-
ción. El tratar con actitud confrontativa o una responsabili-
zación prematura puede provocar que el estado de frontera
de confluencia se intensifique al ser confirmada la creencia
de su incapacidad para actualizar su experiencia.
En el proceso psicoterapéutico lo más importante no es
la explosión emocional del cliente como medio para superar
su estado de confluencia, sino la regulación relacional que se
produce a nivel energético entre la persona y el psicotera-
peuta que le permita a la persona alcanzar el apoyo necesario
para actualizarse y configurar un self que corresponda a la
experiencia de contacto en un nosotros nutricio y no en un
cautiverio emocional como en la codependencia.
La relación terapéutica permite a la persona con proble-
mas de codependencia superar su miedo a través del proce-
so de interdependencia que co-construye con el terapeuta.
Esta experiencia de campo crea un self transformador que
es nutricio y brinda un crecimiento saludable en la persona
superando los miedos, vergüenzas y culpas que tanto dolor
le han causado.
Del aislamiento a la vida 121

Capítulo XI
Vivir el presente para no añorar lo pasado…
Prevención de recaídas con enfoque Gestalt

Si cerráis la puerta a todos los errores, también la verdad se


quedará fuera.
-Tagore

El consumo de drogas es un serio problema de salud pú-


blica, dentro de las drogas legales el alcohol es la más utili-
zada y en las ilegales la marihuana. El consumo de drogas
modifica de manera significativa el comportamiento, el es-
tado de ánimo, los valores y las relaciones de las personas. El
comportamiento adictivo es una condición crónica que se
manifiesta por la búsqueda obsesiva de la sustancia, su uso
compulsivo y frecuentes recaídas, y produce efectos nega-
tivos sobre el cerebro y el organismo, y graves afectaciones
psicosociales.
La dependencia a las drogas es una condición tratable,
aún no existe una propuesta terapéutica que sea altamente
efectiva para recuperación y mantenimiento de la abstinen-
cia. Las recaídas son una experiencia frecuente en el proceso
de recuperación, y estas no significan que la persona no pue-
da alcanzar la recuperación. En la actualidad se ha nutrido
mucho el campo de conocimiento sobre los factores riesgo
que pueden llegar a producir una recaída en el consumo de
drogas.
Actualmente la mayoría de los tratamientos para pre-
vención de recaídas son de enfoque cognitivo-conductual
clásicos o Terapia de tercera generación como Mindfulness.
Estos modelos de intervención se fundamentan en investi-
gaciones realizadas sobre los factores precipitantes del con-
122 Francisco Javier Díaz Calderón
sumo de drogas y las habilidades protectoras de la recaída.
Estas propuestas son de enorme valor para el desarrollo de
intervenciones clínicas exitosas basadas en evidencias.
Estos modelos, a pesar de haber aportado sistematización
a la intervención clínica en el tratamiento de adicciones,
son insuficientes ante un problema que va en aumento en
los últimos años a nivel mundial. Por lo tanto, es necesario
complementar el enfoque de riesgo con propuestas que se
centren no solo en superar el peligro de la recaída, sino en la
búsqueda de la satisfacción en el diario vivir.
Los enfoques con fundamentos cognitivo-conductuales
centran su interés en la identificación de las consecuencias
negativas relacionadas al consumo de drogas, así como en
el fortalecimiento de los factores de protección y ampliar
los recursos personales para hacer frente a las situaciones de
riesgo.
Al incrementar sus habilidades se busca que la persona
fortalezca su autoconcepto a través del cumplimiento de
responsabilidades, desarrollo de habilidades sociales y reco-
nocimiento social. El fortalecimiento del autoconcepto de
acuerdo a la terapia cognitiva es fundamental para el desa-
rrollo de la autoeficacia y el buen funcionamiento social de
la persona.
El enfoque de riesgo se ha concentrado en identificar,
predecir y enfrentar las situaciones de riesgo para una recaí-
da en el consumo de drogas. Su principal objetivo es dotar
de habilidades a la persona con problemas de adicción para
que sea capaz de anticipar situaciones que pudieran llevarla
a una violación de la abstinencia y una recaída en el com-
portamiento adictivo. Dentro de este enfoque el riesgo es
considerado como la posibilidad de la presencia de factores,
situaciones y experiencias que incrementen la posibilidad de
la reactivación del comportamiento adictivo.
Del aislamiento a la vida 123
La adicción desde el enfoque de riesgo es considerada
una enfermedad recidivante que se mantiene incubada por
la habituación cerebral de la persona a través del proceso de
neuroadaptación que ha tenido el organismo a la sustancia
adictiva. Este enfoque tiene un sustento científico y teórico
bastante sólido, sin embargo sitúa a la persona en recupera-
ción en un proceso relacional muy restrictivo debido a que
prácticamente cualquier situación de su vida la expone a una
pérdida del control y un regreso al comportamiento adictivo.
La intervención terapéutica desde el enfoque de riesgo
tiene como propósito dotar de habilidades específicas a la
persona con problemas de adicción para responder a los em-
bates que tenga que enfrentar para mantener la abstinencia.
Es claro que el conocimiento y las habilidades de identifica-
ción y afrontamiento de los factores de riesgo para recaída
son beneficiosos para la recuperación de un proceso adictivo.
No obstante, el modelo se encuentra más centrado en los
planes de acción que en la propia vivencia de la persona. De
cierta manera se busca que la persona asimile nuevos intro-
yectos que sean positivos para su proceso de vida.
En el modelo propuesto por Marlatt y Gordon se expone
que la recaída es una pérdida de control personal, ante la
exposición a situaciones riesgo por la incapacidad de valorar
adecuadamente el nivel de riesgo. Por su parte la propuesta
de estos autores en la prevención de recaídas estuvo centrada
en el desarrollo de habilidades necesarias para enfrentar de
manera efectiva las situaciones de riesgo.
Existe un modelo que trasciende a la visión cogniti-
vo-conductual que ha prevalecido durante muchos años en
la prevención y tratamiento de adicciones, este modelo pre-
tende ajustarse a una realidad compleja que permita com-
prender el proceso de motivación al cambio en una persona.
Es muy importante comprender la función de la motiva-
ción en el proceso de cambio de una persona con problemas
124 Francisco Javier Díaz Calderón
de adicción. Cuando se trata de psicoterapia hay diversos
estudios que han demostrado que existen personas que han
superado el alcoholismo y otros comportamientos adictivos
sin necesidad de un tratamiento profesional, a la recupera-
ción en estas condiciones se le ha llegado a llamar remisión
espontánea.
La remisión espontánea es un concepto inadecuado debi-
do a que el proceso de cambio de una persona con problemas
adictivos no es obra de la casualidad, sino producto de la in-
teracción compleja entre diversos procesos relacionales. Un
elemento que ha sido estudiado por los creadores del mo-
delo transteórico ha sido la intencionalidad como un factor
determinante en el incremento de la motivación al cambio.
Es importante mencionar que la intencionalidad es un
factor determinante pero a su vez puede ser un espejismo
del autoengaño que vive la persona con adicción para evitar
recibir apoyo en su recuperación. Los factores de la motiva-
ción al cambio se encuentran en la capacidad de la persona
de desarrollar una perspectiva de autoeficacia que le permita
la eliminación de obstáculos, la creación de alternativas, es-
tabilidad emocional, expectativas realistas y capacidad para
pedir y recibir el respaldo de sus redes sociales de apoyo.
En lo personal propongo nuevas posibilidades para com-
plementar a los modelos de tratamiento que se han posi-
cionado como fundamentales para el trabajo con personas
con problemas de adicciones como son la Terapia Cogni-
tivo-conductual y la entrevista motivacional. Con esta pro-
puesta busco ampliar la intervención no solo a inducir al
cliente al un estilo de vida saludable, sino a explorar en su
propia vivencia e invitarlo a descubrir las infinitas posibili-
dades que brinda la experiencia aquí y ahora en relación.
Desde esta propuesta se busca trabajar en el todo, no solo
en la suma de habilidades que le permitan a la persona vivir
sin drogas. Con esto, no se busca descalificar la importancia
Del aislamiento a la vida 125
que tiene el abordaje que representa el modelo de riesgo, por
el contrario se busca ampliar las posibilidades del tratamien-
to con el propósito de brindar esperanza a las personas que
se encuentran sufriendo por la incapacidad presente de salir
del estado adictivo.
Si nos quedamos solo con la visión del riesgo latente pier-
de mucho sabor la vida, porque el vivir ya no es una posibi-
lidad de existir, sino se concreta a una sobrevivencia con un
enemigo al acecho. Estos modelos se encuentran limitados
porque buscan promover la interiorización de planes de ac-
ción que surgen de las creencias o ideas de las personas y no
de las necesidades afectivas de las mismas.
En el trabajo con personas con adicciones la psicoterapia
Gestalt se concentra en los procesos de la frontera de con-
tacto entre el organismo y el entorno. Dentro del proceso
terapéutico es más relevante “el cómo” que “el porqué” del
proceder de la persona, por este motivo, pone énfasis prin-
cipal en lo que sucede aquí y ahora, en lugar de explicar los
motivos que acontecieron allá y entonces.
Se invita a la persona a desarrollar una conciencia ple-
na de lo que está sucediendo en el momento presente, in-
cluso cuando narra aspectos relevantes del pasado. En todo
momento la terapia se encuentra centrada en el presente a
través de invitar al cliente a vivenciar su sentir a partir de la
expresión de sus asuntos inconclusos y situaciones proble-
máticas. Este acompañamiento psicoterapéutico permite a
la persona con problemas de adicción actualizar su experien-
cia y responder de manera proporcionada a la vivencia que
acontece aquí y ahora.
El pasado de la mayoría de las personas con problemas
de adicciones es traumático, y por muy doloroso que resulte
forma parte de la experiencia presente que vivencia la per-
sona en el aquí y ahora, por eso en la psicoterapia Gestalt
aunque se trate de una experiencia pasada, se le pide a la per-
126 Francisco Javier Díaz Calderón
sona que la trabaje como si aconteciera en tiempo presente.
El vivir la experiencia ayuda a la persona a ampliar su estado
de conciencia y de acuerdo a Perls “La percepción per se ‒en
sí y por sí‒ puede ser curativa”.
Las personas con adicciones generalmente desarrollan
estados de frontera que se encuentran limitados por expe-
riencias dolorosas o traumáticas en el pasado, esto provoca
que sus procesos de frontera sean rígidos como una manera
de protegerse ante un campo que en algún momento fue tó-
xico y amenazante. Lamentablemente esta percepción no se
ajusta a las experiencias presentes sino que queda calibrada
en el dolor de la experiencia allá y entonces hasta el punto de
tener respuestas obsoletas y anacrónicas basadas en el miedo.
Al experimentar enojo y resentimiento con las figuras re-
lacionales del pasado, la persona se vuelve incapaz de prestar
atención a su conciencia inmediata y a tener una presencia
genuina en la relación con otra persona, es decir el dolor del
pasado limita el contacto en el presente. Para Perls, el con-
tacto es la apreciación de las diferencias. Puedo estar contigo
únicamente si estoy seguro de que tú eres “no-yo”. Por este
motivo, la psicoterapia Gestalt busca promover el contacto
con la experiencia inconclusa por dolorosa que esta resulte,
porque esta excitación permite la movilización de energía
del organismo en una nueva relación de campo donde es
capaz de actualizarse y diferenciarse del otro y flexibilizar el
carácter que le ha acompañado por tantos años.
Cuando existe un enojo guardado la persona se encuentra
disminuida en su capacidad para percibir la realidad relacio-
nal, porque se encuentra cegada por la experiencia de injus-
ticia y las expectativas de lo que debía ser. Sin embargo, al
expresar el dolor la persona se libera la energía que la tenía
atrapada en la experiencia pasada y puedo ampliar su nivel
de conciencia y tomar en cuenta aspectos relacionales que
habían quedado nulificados debido al enojo.
Del aislamiento a la vida 127
Cuando el individuo con problemas de adicción abor-
da el asunto inconcluso se descubre a sí mismo en relación
completando su experiencia relacional y dándose cuenta que
tanto él como la otra persona han sufrido y tan solo han sido
reactivos a sus propios miedos y no a las necesidades rela-
cionales que estuvieron presentes en la vivencia con el otro.
Cuando el individuo logra completar el asunto inconcluso
apropiándose a la proyección y estableciendo contacto en la
relación actual, su persona establece contacto con el estrato
de vida.
Cuando nos encontramos limitados en nuestra expe-
riencia por el resentimiento hacia una persona de nuestro
pasado, nuestra conciencia se ve limitada y dejamos de ser
espontáneos en las experiencias presentes para solo respon-
der desde un parámetro anacrónico de relación. De acuerdo
con Lichtenberg, una consecuencia del acceso limitado a las
interocepciones es la disposición para proyectar sobre los de-
más lo que es verdaderamente propio. Otra consecuencia es
la tendencia a crear polaridades con los otros, nosotros-ellos,
bueno-malo, agresivo-pasivo (Lichtenberg 2009).
Al lograr la autorregulación relacional la persona con
problemas de adicciones supera una visión polarizada de sí
mismo, y ingresa en una crisis existencial que le permite re-
descubrir posibilidades y conocer la complejidad de su ser en
relación a otros.
Dentro del acompañamiento psicoterapéutico se pro-
mueve que la persona sea capaz de trascender sus proyec-
ciones y carácter, para enfatizar en los procesos relacionales
que acontecen en la frontera entre el organismo y el entorno
dando paso a la co-construcción de situaciones de contac-
to-retirada.
El psicoterapeuta Gestalt es un acompañante de los pro-
cesos de contacto y evitación presente en el cliente en el aquí
y ahora. Por ese motivo, el trabajo terapéutico consiste en
128 Francisco Javier Díaz Calderón
acompañar a la persona al establecimiento de contacto con
aspectos que evita contactar por considerarse incapaz de en-
frentarse a ellos. Una vez que la emoción surge en la expe-
riencia aquí y ahora se trabaja con un ir y venir que permita
a la persona movilizar la energía hasta alcanzar la expresión
de la energía que se encuentra encriptada por el miedo, y
lograr identificar y satisfacer sus necesidades en la vivencia
presente hasta cerrar ese asunto y retirarse a continuar con
su existir.
En este sentido, el terapeuta no solo acompaña en el pro-
ceso de darse cuenta sino que frustra los procesos de evitación
fóbica al contacto, por el contrario promueve intervenciones
de apoyo para que el cliente establezca contacto hasta que
logre alcanzar el autoapoyo para satisfacer sus necesidades.
La psicoterapia Gestalt enfocada en la prevención de re-
caídas no es una terapia centrada en la solución de proble-
mas o en cambios conductuales, sino que busca promover
una profunda transformación en la persona a través de reco-
brar el contacto emocional, debido a que las emociones son
la manera en que nuestro ser expresa sus necesidades y se
energiza para realizar las acciones que nos permiten alcanzar
la satisfacción.
Por lo tanto podemos concluir que la salud mental de una
persona se caracteriza por mantener un ritmo espontáneo
y genuino del proceso de contacto-retirada con el entorno.
Con esto, la persona es capaz de elegir con base en sus nece-
sidades presentes y desarrollar la capacidad de contactar con
personas u objetos nutricios, y cuándo retirarse del contacto
con ambientes tóxicos.
Del aislamiento a la vida 129

Capítulo XII
El miedo que se disfraza de antojo… El craving, una
visión Gestalt

Las emociones son el lenguaje mismo del organismo; modifican


la excitación o energización básica de acuerdo a la situación ante
la cual nos encontramos.
-Fritz Perls

El craving es un concepto fundamental para comprender


la experiencia adictiva y el fenómeno de la recaída. Tradicio-
nalmente se ha conceptualizado al craving como el deseo por
experimentar nuevamente los efectos de una droga o bien
como un fuerte deseo o anhelo irresistible por obtener la
gratificación que produce el consumo de la sustancia. El cra-
ving se caracteriza por la búsqueda de placer o el alivio del
displacer ante las sensaciones que surgen del síndrome de
abstinencia o del síndrome de abstinencia post-agudo.
El craving activa el pensamiento obsesivo en la persona y
promueve la manifestación de conductas compulsivas rela-
cionadas al consumo de drogas. Es un incentivo motivacio-
nal que favorece el desarrollo de reacciones fisiológicas, pen-
samientos obsesivos encaminados la búsqueda y consumo
de drogas. En esta experiencia la persona se enfoca tan solo
en los recuerdos positivos del consumo de drogas, y experi-
menta una lucha interna entre el deseo de consumir y con-
tinuar con la abstinencia. El craving generalmente aparece
por estímulos del entorno, ansiedad y estados emocionales
exacerbados.
Una de las definiciones que ayudan a clarificar el concep-
to de craving lo concibe como un estado subjetivo mediado
por las propiedades de incentivo de las consecuencias positi-
130 Francisco Javier Díaz Calderón
vas esperadas; un estado motivacional asociado con un fuerte
deseo por un resultado positivo esperado (Marlatt 1987).
El craving acontece cuando la persona experimenta un
fuerte deseo de consumo (antojo) aparentemente incontro-
lable que la lleva a mantener dependencia a la sustancia. El
craving es un experiencia que acontece a través de la habi-
tuación que tiene la persona a la sustancia, es decir cuando
se enfrenta a estímulos o experiencias que mantienen una
huella mnémica relacionada con el consumo de la sustancia.
Por ejemplo cuando escucha una canción, cuando se habla
sobre drogas, cuando platica experiencias relacionadas a la
sustancia, cuando ve una película, cuando se encuentra con
las personas con quienes consumía, cuando pasa cerca del
punto de venta de drogas, etc.
De acuerdo con la Terapia Cognitivo Conductual, el cra-
ving aparece ante estímulos condicionados que producen el
deseo de consumo. Desde la propuesta Gestalt el craving
surge de una experiencia de campo que no solo se relaciona
con los estímulos del ambiente sino que tiene que ver con un
desequilibrio emocional que potencializa los niveles de an-
siedad a un nivel donde el organismo experimenta desgaste
y busca crear un ajuste creativo que le permita obtener una
gratificación que genere un estado de aparente bienestar.
Por todo esto, es importante señalar al craving como una
manifestación de un campo que no brinda el suficiente apo-
yo a la persona para atender a las necesidades emergentes en
la experiencia aquí y ahora. La persona al sentirse vulnerable
y en estado de aislamiento experimentan frustración y ma-
lestar que activa el circuito de gratificación a nivel cerebral y
provoca el deseo incesante del consumo de la sustancia.
Cuando la persona se siente expuesta a situaciones desa-
gradables con un campo que no brinda el apoyo suficiente,
realiza ajustes para responder a las exigencias del entorno.
En este caso, los ajustes creativos buscan promover en el
Del aislamiento a la vida 131
bienestar, no obstante, la droga engaña al cerebro haciéndole
creer que es una necesidad para la sobrevivencia. El contacto
es una experiencia que permite al organismo actualizar su
experiencia atendiendo a las necesidades presentes a partir
de la ampliación de conciencia inmediata.
El contacto promueve la actualización de las experiencias
a través de la conciencia inmediata por medio de las emocio-
nes y movilización de energía dirigida hacia acciones con-
gruentes con las necesidades presentes en el organismo y los
recursos del campo. Es decir, la persona al contactar puede
trascender las creencias de incapacidad o la frustración exis-
tente. Para dar la bienvenida a las experiencias presentes con
la confianza que le brinda el campo para realizar los ajustes
pertinentes para lograr la satisfacción.
Los procesos que acontecen en la frontera de contacto en
el campo son fundamentales para la organización del proce-
der de una persona. La participación del campo es primor-
dial para la configuración del self a nivel corporal y sensorial
porque el campo no solo participa en sus acciones sino con
su presencia modificando la experiencia sensorial del orga-
nismo. Cuando persona se siente desesperada por consumir
drogas es importante evaluar de qué manera se está configu-
rando el campo para propiciar una experiencia de este tipo.
En el caso de las personas con problemas de adicción pre-
sentan un fuerte arraigo a la identidad adictiva porque en la
mayoría de los casos han sufrido experiencias traumáticas
que han vulnerado su autoconcepto y por lo tanto su self
se encuentra inflexible. El ajuste creativo que encuentra la
persona con problemas de adicción es el consumo de drogas
porque desde esa alteración de la conciencia es capaz de ma-
nejar el miedo existencial que le produce la vida.
En el trabajo terapéutico para el manejo del craving va
más allá de la identificación de estímulos precipitantes del
deseo de consumo. Es un trabajo que se enfoca en promo-
132 Francisco Javier Díaz Calderón
ver el apoyo para co-crear un campo nutricio que brinde los
recursos necesarios para la realización de ajustes saludables
y la integración de aspectos alienados de la personalidad del
individuo.
Cuando el terapeuta y la persona logran construir un
campo favorecedor de la actualización experiencial la iden-
tidad se flexibiliza y permite que la persona se configure a
partir de la experiencia presente y no con base en aspectos
traumáticos del pasado. Este proceso en ocasiones es muy
complejo porque la persona necesita cerrar asuntos que han
permanecido inconclusos por muchos años y que resultan
muy dolorosos.
El craving se convierte en figura cuando la persona no
cuenta con los recursos suficientes para atender a las exigen-
cias presentes en el entorno y además existen pocos recursos
en el campo que le permitan corresponder a la experien-
cia. Es entonces cuando el organismo se pone en estado de
emergencia y presenta una tendencia hacia la impulsividad
y la búsqueda de la gratificación inmediata. Por el contrario,
cuando la persona se mantiene en equilibrio emocional y
atendiendo de manera satisfactoria a sus necesidades, el de-
seo de consumo permanece en el fondo perdiendo el poder
de dominio que poseía sobre el individuo.
En el PHG se plantea que “el contacto es la realidad más
simple e inmediata”, es decir cuando la persona genera un
pensamiento obsesivo por el consumo de drogas es que ha
perdido contacto con la experiencia presente y ha puesto en
el fondo lo que antes parecía relevante con el propósito de
emplear toda su energía en la búsqueda y consumo de la
sustancia.
Para recuperar el equilibrio emocional la persona necesita
permanecer en un campo que le brinde el apoyo suficiente
para trascender el malestar que vivencia y que le aporta el
soporte necesario para la generación de ajustes que permitan
Del aislamiento a la vida 133
la movilización de la persona hacia la necesidad y la activa-
ciones de recursos puestos en favor de la satisfacción, asimi-
lación, integración y crecimiento.
La persona necesita tomar conciencia de su interdepen-
dencia con el ambiente y de su capacidad para alcanzar mo-
mentos de autoapoyo en un campo que sea favorecedor del
crecimiento. La satisfacción de necesidades se basa en un
constante intercambio que se presenta en la frontera de con-
tacto que permite la configuración relacional donde emerge
la función self.
Superar la experiencia adictiva inicia por reconocer que
somos seres en relación y nos descubrimos a través de la mi-
rada y presencia del otro. Aprender a pedir ayuda a los demás
es parte de la capacidad de autocuidado que posibilita a una
persona satisfacer sus necesidades y superar su dependencia
al consumo de drogas.
El consumo de drogas en algunos momentos se vive
como una necesidad de sobrevivencia, esto provoca que todo
el mundo de la persona gire en torno al consumo de drogas,
debido a su alto nivel de carga emocional. Cuando la perso-
na se retira del consumo de drogas su mundo se queda vacío,
esto hace que en la recuperación de adicciones el individuo
se sienta frustrado y fácilmente pierda la motivación a man-
tenerse en abstinencia.
El ajuste creativo requiere que la persona aprenda a re-
conocer su necesidad de vinculación afectiva con los demás.
El antojo por consumir drogas se puede desvanecer cuan-
do el individuo establece contacto con sus emociones y se
moviliza hacia la creación de relaciones interpersonales que
propicien un campo donde se manifiesten las necesidades
personales e interpersonales propicias para disfrutar la vida y
llenar el vacío que las drogas han dejado.
134 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 135

Capítulo XIII
Síndrome de abstinencia post-agudo y la construcción
de posibilidades para la vida

Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son


las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros
confines, nuestra prisión.
-Ortega y Gasset

La experiencia adictiva es un fenómeno complejo que in-


cluye múltiples factores biológicos, psicológicos, sociales y
espirituales que interactúan para crear una experiencia con
vivencias de intenso placer, alegría, manía, recuerdos dolo-
rosos, acciones vergonzosas, alucinaciones, delirios, evasión
de la realidad, dilemas morales, comportamientos amorales,
conductas autodestructivas, etc. Cuando una persona decide
iniciar un proceso de desintoxicación y recuperación de la
experiencia adictiva surge el fenómeno que acompaña a todo
el proceso como un fantasma que está presente de manera
sigilosa y amenazante llamado recaída.
La recaída es un aspecto que ha tenido mucha atención
en el tratamiento de adicciones; dentro del modelo tradicio-
nal de la atención a las adicciones (Modelo de la enferme-
dad), la recaída es vista como un símbolo de fracaso o una
falta de convicción por parte de la persona que reincide en
el consumo de drogas. Este modelo se enfoca en identificar
los aspectos de riesgo y protección para que acontezca la re-
caída ateniendo principalmente a los pensamientos y planes
de acciones relacionadas al impulso de consumir drogas ante
situaciones emocionalmente estimulantes. Este modelo nos
permite comprender los procesos de habituación y condicio-
namiento que produce la sustancia en el comportamiento de
la persona.
136 Francisco Javier Díaz Calderón
La adicción es un proceso complejo multifactorial que
modifica la manera de ver y experimentar la vida en la per-
sona. Cada experiencia adictiva es singular, sin embargo en
la generalidad comparten factores comunes como la posibi-
lidad de una recaída. El retorno al comportamiento adictivo
no solo consiste en fallo en el autocontrol de la persona, sino
en una configuración del self a partir de la falta de apoyo que
experimenta del campo, que provoca que la persona busque
realizar acciones (ajustes) para atender a las exigencias del
entorno. Cuando la persona se percibe con un alto nivel de
exigencia por parte del entorno y con pocos recursos de apo-
yo (internos y externos), surge un estado de crisis que favo-
rece la presencia del craving (búsqueda de gratificación) con
el propósito de aliviar el malestar presente.
Según este modelo, la recaída es fundamentalmente un
fallo de autocontrol del sujeto. Ante determinadas situacio-
nes, algunas personas pueden fallar y hacer una valoración
adecuada del grado de riesgo de la situación o de su capa-
cidad para afrontarla; o pueden no desarrollar de la forma
necesaria las habilidades precisas para su afrontamiento exi-
toso. El mantenimiento de la abstinencia es el inicio del pro-
ceso de recuperación de la experiencia adictiva. Popularmen-
te se cree que la recuperación es una cuestión de fuerza de
voluntad o de honestidad. No obstante, esto no es del todo
cierto, porque para una persona en proceso de recuperación
resulta difícil ejercer su voluntad o tomar decisiones cuando
estos procesos se encuentran disminuidos por el estado de
crisis que vive la persona.
La presión que vive la persona en proceso de recupe-
ración por parte del entorno es muy intensa, además de la
desconfianza que se ha generado a partir de las decisiones y
experiencias que ha vivido durante su etapa de consumo. En
el momento en el que la persona deja el consumo de dro-
gas experimenta un malestar físico denominado síndrome
de abstinencia que consiste en una serie de síntomas físicos
Del aislamiento a la vida 137
y emocionales que crean un intenso malestar y que pueden
desembocar en consumo de la sustancia como medio para
aliviar el malestar.
Posteriormente, cuando la persona mantiene la abstinen-
cia del consumo de drogas aparece otro fenómeno denomi-
nado Síndrome de abstinencia post-agudo que representa
uno de los factores más importantes para el regreso al con-
sumo de drogas.
En ocasiones las personas asisten a psicoterapia con la in-
tención de continuar su proceso de recuperación y prevenir
recaídas, y comentan lo frustrante que resulta la experiencia
porque ahora que están haciendo cosas diferentes el entorno
no reconoce los cambios, sino que reprocha por las expe-
riencias pasadas y asigna exigencias presentes que agobian
mucho a la persona en recuperación.
La vida se vuelve compleja cuando la persona abando-
na el consumo de drogas porque surgen nuevas condiciones
relacionales con el entorno que generan un campo donde
existe mucha tensión y expectativas insatisfechas. Cuando
la persona se encuentra desintoxicada y no experimenta sín-
tomas relacionados con la supresión de la sustancia pueden
aparecer una serie de síntomas relacionados con el síndrome
de abstinencia post-agudo. Esta propuesta surge de Gorski,
quien menciona lo siguiente al respecto: “Post significa pos-
terior y síndrome significa un grupo de síntomas”. El sín-
drome es producto del daño del sistema nervioso causado
por el consumo de alcohol u otras drogas, así como del “es-
trés psicosocial que surge al enfrentar la vida sin consumir”
(Gorski 2005, p. 45).
La presión psicosocial (entorno) genera un estado de ma-
lestar continuo que lleva a la persona a desarrollar un estado
de crisis que ponen en riesgo su recuperación. Los síntomas
que aparecen cuando la persona se ha desintoxicado pueden
continuar hasta por seis meses.
138 Francisco Javier Díaz Calderón
Es importante señalar que la presencia de estos síntomas
puede variar de acuerdo al individuo. En algunos casos las
personas solo experimentan estos síntomas por algunas se-
manas, mientras otros reportan su presencia durante años.
Algunos de los síntomas que caracterizan al síndrome de
abstinencia post-agudo son:
- Incapacidad para pensar con claridad.
- Problemas de memoria.
- Exabruptos o adormecimiento emocional.
- Dificultades para dormir.
- Problemas de coordinación física.
- Sensibilidad al estrés (Gorski 2005, p. 47).
La atención a los procesos emocionales es fundamental
para apoyar a la persona en su recuperación y en los ajustes
creativos necesarios para construir un estilo de vida saludable
y satisfactorio. La persona necesita construir una red de apo-
yo psicosocial donde sea capaz de experimentar y expresar
su malestar en un ambiente de confianza de tal manera que
le permita atender a sus necesidades de forma espontánea a
partir de los recursos disponibles en el campo. La experien-
cia adictiva es relacional y generalmente tiene su origen en
un ambiente familiar poco nutricio donde la persona realiza
ajustes para atender a las exigencias presentes con los recur-
sos que tiene en ese momento.
La angustia que experimenta la persona en el proceso de
recuperación no es perteneciente solo al organismo o al en-
torno, sino es un proceso que acontece en la frontera de con-
tacto. Es un proceso que sucede en el campo en un espacio
relacional denominando por Martin Buber como el between.
Durante el proceso psicoterapéutico la persona necesita vi-
venciar experiencias de apoyo y crecimiento, para esto, el
encuentro psicoterapéutico busca convertirse en un espacio
seguro co-creado por el terapeuta y el cliente.
Del aislamiento a la vida 139
El campo produce la manifestación del self, que es una
configuración relacional que permite la expresión de la ener-
gía contenida en la figura. En el caso de los estados relacio-
nados con el síndrome de abstinencia post-agudo, la expe-
riencia de malestar se encuentra en el campo y puede mo-
dificarse de acuerdo a los ajustes que ocurran en el mismo.
Esto a su vez modifica al campo y permite la flexibilidad del
self hacia experiencias nutricias propias del proceso presente.
El síndrome de abstinencia post-agudo desde una visión
Gestalt consiste en un self inflexible que presenta problemas
significativos para actualizarse con respecto a la situación
que está aconteciendo en el presente. El malestar surge por
el deterioro a nivel de sistema nervioso, temores, vergüenza,
culpabilidad y experiencias dolorosas e inconclusas acumu-
ladas del pasado, así como de las demandas presentes por
parte del entorno y las exigencias de un futuro con altas ex-
pectativas.
El proceso de recuperación de la experiencia adictiva se
basa en la creación de posibilidades que ayuden a flexibilizar
los procesos y estados de frontera en los que se encontraba
atrapado el organismo debido a las experiencias pasadas y
los temores presentes. Para que el organismo (la persona)
logre actualizarse de manera nutricia con respecto a lo que
sucede en el campo, es necesario que sea capaz de discernir
las posibilidades y aceptar las que sean de crecimiento y que
resulten tóxicas en ese momento.
La ansiedad y estrés que vive la persona en el proceso de
recuperación se producen por la dificultad para actualizar las
experiencias obsoletas y lograr el cierre de asuntos inconclu-
sos< esto le impide establecer contacto con lo que acontece
en el presente.
El acompañamiento psicoterapéutico consiste en vaciar
las ideas debeístas y los introyectos para dar paso a las sen-
saciones que ayuden a la persona a descubrir la experiencia
140 Francisco Javier Díaz Calderón
emocional que surge en el aquí y ahora. Las emociones son
la fuerza vital que permite al organismo movilizarse hacia la
actualización a nivel experiencial generando nuevos apren-
dizajes y formas de relación con el entorno. Las emociones
permiten la aparición de la figura que resulta relevante y que
integra las experiencias pasadas manifestadas en el presente
en la búsqueda del cierre de los asuntos inconclusos.
Las experiencias pasadas se hacen presentes a través
del contacto con la vivencia emocional; cuando la persona
está pasando por las crisis que representa el síndrome de
abstinencia post-agudo es necesario que el psicoterapeuta
mantenga un acompañamiento que permita el apoyo en los
momentos que la persona experimenta mayor temor o vul-
nerabilidad en la experiencia de campo. Cuando la perso-
na asume el riesgo de establecer contacto a pesar del temor,
inicia el proceso de recuperación de la capacidad de atender
necesidades reales hasta sentirse satisfecho.
La psicoterapia Gestalt busca crear una situación terapéu-
tica que promueva el fortalecimiento de la confianza perso-
nal y la capacidad de recuperar la flexibilidad para responder
a las necesidades reales para superar los miedos imaginarios
que surgen en el proceso de resignificación que representa
vivir sin consumir drogas. Esto solo es posible cuando se
crea una profundidad relacional en el trabajo psicoterapéuti-
co donde surja de manera espontánea una relación que brin-
de el apoyo necesario a la persona para superar los fantasmas
del pasado y las sombras del presente.
Por último es importante que el psicoterapeuta promueva
los siguientes aspectos:
• Continuum de Conciencia para el manejo de situaciones
de frustración.
• Promoción del darse cuenta sobre todo cuando surjan
pensamientos obsesivos o de culpabilidad.
Del aislamiento a la vida 141
• Identificación de introyectos que obstaculizan el
desarrollo.
• Flexibilice estados de confluencia con las personas
codependientes.
• Promueva la expresión de sentimientos de manera
espontánea.
• Atender a sus necesidades en lugar de mantener una
actitud demandante hacia el ambiente.
• Capacidad para contactar hasta lograr la satisfacción, esto
con el propósito de disminuir las conductas compulsivas.
• Apoyar en el desarrollo de la habilidad para diferenciar
las necesidades, deseos y satisfactores.
• Brindar el apoyo necesario para integrar las polaridades que
se encuentran disminuidas para lograr un fortalecimiento
y flexibilidad del self.
• Apreciar la novedad presente en las experiencias presentes.
• Brindar un apoyo que permita lograr superar los estados
de vergüenza.
142 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 143

Capítulo XIV
Silencio, contemplación y diálogo

Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos.


-Curcio

Todo campo es el campo “de…”. Aquí: de un organismo


dado y de su entorno. “El campo”, como tal, no es un con-
cepto operativo, ya que es necesario precisar el campo de qué
o de quién (Robine 2008).
Dentro de la relación terapéutica se configura un campo
relacional donde el cliente y terapeuta se construyen a través
del contacto continuado. Es necesario aclarar que la relación
organismo/entorno está caracterizada por experiencia sin-
gular y compleja que permite establecer una conexión desde
la experiencia sensorial hasta alcanzar aspectos trascenden-
tes. La relación organismo/entorno crea un campo donde se
manifiestan los procesos y estados de frontera que definen
a la relación y le permiten al self actualizarse con base en el
proceso interdependiente.
Desde esta propuesta de terapia Gestalt, el silencio es
considerado una de las manifestaciones más importantes
de contacto e intimidad emocional dentro del proceso te-
rapéutico. El silencio es una expresión de contacto a la ex-
periencia del cliente, generalmente el cliente tiende a hablar
demasiado acerca de, en lugar de contactar plenamente con
la figura que emerge en la experiencia. El silencio es una vía
para conjugar un proceso intersubjetivo entre el cliente y el
psicoterapeuta formando un campo donde se actualicen los
procesos de frontera y se amplíe el nivel de conciencia.
El campo es definido como una totalidad de hechos co-
existentes que son concebidos como mutuamente depen-
144 Francisco Javier Díaz Calderón
dientes (Lewin 1951). El terapeuta busca crear una situación
terapéutica de respeto por la experiencia del cliente, mante-
niendo una escucha activa. En la relación se valora el respeto
al silencio como una forma de invitar al cliente a ahondar en
el proceso de introspección emocional. Cuando se inicia el
proceso terapéutico es importante que el terapeuta se centre
en la experiencia emocional del cliente. Se considera al silen-
cio como una manifestación de respeto por la experiencia de
la otra persona y como un acompañamiento contemplativo
donde ambos elementos construyen significados personales
que nutren la experiencia de campo.
El silencio y la contemplación forman parte de la expe-
riencia relacional trascendente. El silencio favorece que el
terapeuta pueda conectarse desde lo más profundo de su ser,
a la experiencia fenomenológica que está en el aquí y ahora.
A este proceso interaccional le llamamos contemplación te-
rapéutica, donde el terapeuta vacía su mente, manteniendo
una postura de quietud como vía a la experimentación plena
de sus sentimientos en relación a la experiencia del cliente.
La contemplación terapéutica es una posibilidad de ser, estar
e interactuar en la configuración de la experiencia de campo
que permite la expresión más genuina del organismo con
base en la situación.
El lenguaje y el pensamiento están estrechamente liga-
dos, creando procesos dialogales con una importante carga
racional. La racionalidad ayuda al cliente a evitar el contacto
a través de la manifestación de procesos de frontera que se
encuentran fijados o bloqueados debido a las expectativas
debeístas. El silencio por el contrario atenta contra la lógica
para centrar a la persona en su vivencia existencial. Es un
umbral entre la experiencia interaccional y la introspección
existencial. El terapeuta busca contemplar con paciencia y
quietud la experiencia emocional del cliente y lo invita con
su presencia a vivir la experiencia tal y como surja sin limi-
tarla o enjuiciarla.
Del aislamiento a la vida 145
La terapia Gestalt invita al terapeuta a aquietar su mente
y vivenciar plenamente la experiencia que está aconteciendo
en el proceso relacional. El terapeuta se arriesga a vivenciar
el vacío y a permitir que emerja del fondo la figura más sig-
nificativa de la experiencia del cliente. El silencio necesita
estar presente en el momento preciso de contacto emocio-
nal, esto lo hace más impactante que cualquier palabra que
le pueda expresar el terapeuta. Esta experiencia de campo
genera una maravilla terapéutica como la que menciona Jean
Marie Delacroix:
El objeto o la situación que nos provoca admiración; - lo
inesperado del proceso mediante el cual se detona; - la re-
lación entre lo que causa maravilla y el individuo maravilla-
do. Quisiera intentar ahora poner en palabras este proceso a
partir del análisis que procuraré realizar, haciendo referencia
a experiencias tanto profesionales como personales (Dela-
croix 2004).
El terapeuta Gestalt será capaz de desarrollar una sen-
sibilidad especial en la escucha. El cliente está habituado a
centrar su comunicación en las palabras, sin embargo el te-
rapeuta busca mantener una escucha silenciosa que permita
contemplar lo inteligible de la experiencia de la otra persona.
Escuchar desde el silencio permite al terapeuta y al clien-
te desarrollar una relación trascendente que posibilita una
profunda intimidad emocional y favorecer el autoapoyo del
cliente a través de la presencia contemplativa del terapeuta.
El silencio que se busca promover en el proceso relacio-
nal es activo, centrado en la experiencia de la otra perso-
na. Cuando el silencio no surge de la experiencia relacional
puede ser un obstáculo que afecta el diálogo, la confianza y
el vínculo terapéutico. El silencio puede ser una forma de
evitación del diálogo y la interacción con el otro. El cliente
puede recurrir al silencio como una forma evitar el contacto
con un tema que considere amenazante o vergonzoso. Por
146 Francisco Javier Díaz Calderón
otra parte puede suceder que el terapeuta realice una pausa
de silencio que pueda ser malinterpretada por el cliente, sin-
tiéndose enjuiciado.
En el enfoque Gestalt el psicoterapeuta es un artista con
la sensibilidad suficiente para utilizar el silencio como una
forma de diálogo ontológico que acompañe al cliente a pro-
fundizar en las experiencias que le producen angustia exis-
tencial. Cuando el terapeuta no es capaz de desarrollar esta
sensibilidad, puede utilizar el silencio de manera inadecuada,
convirtiendo al silencio en una barrera relacional que puede
producir vergüenza, incomodidad u hostilidad en el cliente.
Cuando el silencio dentro del proceso terapéutico produce
incomodidad, es porque no nace de la experiencia real, sino
como una técnica mal empleada por parte del terapeuta. Las
intervenciones de silencio que se realizan de manera desfa-
sada son un obstáculo para la relación.
Cuando el silencio no surge de manera natural en el diá-
logo Yo-Tú, se considera un silencio individualista basado en
una experiencia particular de alguno de los miembros, que
produce una relación cosificadora donde el silencio es una
invitación hacia el control del proceso dialogal. El silencio
se construye en los procesos de frontera entre el organismo y
el entorno, es una manifestación del campo siendo una ma-
nifestación característica del self que se configura en dicho
campo.
El terapeuta Gestalt co-crea con el cliente una experien-
cia relacional donde el silencio surja del campo fenoménico.
El terapeuta necesita ser consciente de que la mayoría de los
clientes sienten miedo o incomodidad ante el silencio, debi-
do a que no están acostumbrados. El silencio contemplativo
surge cuando se escucha a la persona con una presencia ple-
na. El silencio del terapeuta es la expresión más elocuente de
su presencia, empatía e interés en la experiencia de la otra
persona. Para lograr un silencio contemplativo el terapeuta
Del aislamiento a la vida 147
debe guardar silencio, escuchar, observar y permanecer en la
vivencia del otro.
El terapeuta necesita tener una actitud de respeto, pacien-
cia y silencio. El respeto por la autonomía de la experiencia
relacional es muy importante para no forzar situaciones que
produzcan incomodidad en el cliente o que lo hagan sentir
avergonzado. La terapia Gestalt dialogal revindica el valor
del silencio en la creación de una relación terapéutica. La
relación se forma de una actitud de respeto y contemplación
ante los acontecimientos experienciales que permite la deve-
lación de la figura del cliente.
La fluidez en la relación tiene como requisito el esta-
blecimiento de una presencia genuina en la interacción. El
silencio utilizado solo como una técnica resulta una inter-
vención estéril, porque invalida la experiencia del cliente
para imponer una situación confrontativa. El terapeuta debe
establecer una conexión con la experiencia del cliente para
permitir que el silencio se manifieste como una expresión de
la experiencia relacional. El silencio contemplativo emerge
de una experiencia relacional auténtica, donde se convierte
en un crisol en el que se sintonizan las experiencias más sig-
nificativas del cliente y del terapeuta. Conforme la relación
dialogal se fortalece las percepciones de cada participante se
flexibilizan logrando un campo fenoménico más amplio que
propicia un ambiente de libertad experiencial.
“La experiencia se da en la frontera entre el organismo y
su entorno, principalmente en la superficie de la piel y en los
demás órganos de respuesta sensorial y motora. La experien-
cia es la función de esta frontera y lo que psicológicamente
es real son las configuraciones ‘totales’ de este funcionamien-
to, algún significado al que se llega, alguna acción que se
completa” (Perls 1951, p. 277).
El silencio es la expresión del ser auténtico dentro de
campo en la interacción organismo/entorno, por eso no po-
148 Francisco Javier Díaz Calderón
demos escucharlo, sin embargo podemos conectarnos con la
otra persona para lograr un vínculo que permita la creación
de un momento sanador. Una relación profunda se configura
por medio de la manifestación de la esencia, la cual incluye el
silencio, la contemplación y la conexión. El vínculo terapéu-
tico permite la flexibilización de las fronteras de contacto.
El silencio a favor de los miembros de la relación psico-
terapéutica puede ser la intervención más impactante para
revitalizar la conciencia organísmica del cliente, sin embargo
cuando no se ha logrado una relación íntima, el uso de este
recurso puede generar estados de incertidumbre o vergüenza
que pueden romper con la relación terapéutica. El terapeuta
necesita co-crear con el cliente un campo donde el silencio
surja de manera espontánea ante el estado de incertidumbre
y angustia del cliente. La vivencia de la incertidumbre por
parte del cliente le permite ampliar su espectro experiencial
y lograr nuevos aprendizajes significativos.
El silencio produce un estado de conflicto entre la rigidez
emocional y la impredecibilidad experiencial. El terapeuta
invita al cliente a profundizar en el conflicto hasta donde de-
cida llegar, y permanece con una actitud contemplativa hasta
que el cliente logra cerrar la experiencia. Posteriormente el
terapeuta retroalimenta y participa en la relación comple-
mentando el campo fenoménico con su experiencia.
La terapia Gestalt se diferencia de otros estilos de terapia
en que se enfoca en la creación de un campo. La comuni-
cación en el proceso terapéutico se efectúa en la conexión
entre personas que permiten que la quietud, contemplación
y silencio estén presentes en la relación terapéutica posibili-
tando que emerjan momentos de angustia, incertidumbre y
dolor emocional que permitan al cliente sanar y al terapeuta
confirmar y enriquecer la experiencia de sanidad del otro.
El silencio contemplativo confirma la experiencia de cre-
cimiento y desarrollo del cliente. El proceso de cambio pue-
Del aislamiento a la vida 149
de ser doloroso o amenazante por ser poco familiar para el
cliente, pero cuando se ha logrado un vínculo terapéutico
sólido y una presencia genuina, el cambio es una experiencia
enriquecedora que permite al cliente satisfacer sus necesi-
dades y lograr una vida plena. Cuando se ha configurado un
campo que invita al contacto y la intimidad la persona puede
pasar del apoyo del entorno al autoapoyo, pero sobre todo
a la configuración de una relación nosotros a través de un
contacto transformador. El objetivo de estas disciplinas no
solo es ofrecer explicaciones de la conducta, sino ayudarnos
a llegar al autoconocimiento, a la satisfacción y el autoapoyo
(Perls 1976, p. 2).
La contemplación terapéutica, más que una técnica,
constituye una práctica de acompañamiento que fomente
el crecimiento existencial del cliente. Muchos enfoques de
psicoterapia creen que los terapeutas deben confrontar a la
persona o inducir estados catárticos como camino hacia el
darse cuenta. Por el contrario, la psicoterapia Gestalt pro-
mueve la frustración de los procesos de frontera que evitan
el contacto, esto lo hace a través de la co-construcción de
un campo donde el silencio ayuda a que emerja una figura
del campo a través de la vivencia de la angustia existencial
que brinde energía suficiente al organismo para movilizarse
hacia la satisfacción de necesidades.
A través del contacto, cada persona tiene la oportunidad
de encontrarse nutriciamente con el mundo externo. Una y
otra vez se conecta; el encuentro de cada momento acaba in-
mediatamente, para ser sustituido por el momento que le si-
gue pisándole los talones (Polster, Polster 2005). El contacto
que produce el silencio tiene una profunda intimidad donde
el terapeuta con su presencia confirma al cliente como una
persona capaz de satisfacer sus necesidades por medio de la
co-construcción de relaciones nutricias.
150 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 151

Capítulo XV
Experimentación en Psicoterapia Gestalt

La intimidad emocional nos permite recobrar la autenticidad


y espontaneidad que la desconfianza nos había robado.
-Francisco Díaz

La terapia Gestalt se basa en la actitud fenomenológica y


un acompañamiento donde el cliente y el terapeuta crean un
entorno de seguridad que posibilita la experimentación de
contacto emocional y conductas espontáneas. En ocasiones
se considera que la terapia Gestalt es un modelo de inter-
vención que solo se fundamenta en la aplicación de técnicas
expresivas y teatrales, pero esos comentarios surgen en gran
medida del desconocimiento del modelo de terapia Gestalt:
este enfoque lo que busca es que la sanidad sea creada a par-
tir de una relación terapéutica, la experimentación de nuevas
posibilidades en las fronteras de contacto, que permitan a la
persona ampliar su nivel de conciencia y sus posibilidades
existenciales.
La terapia Gestalt utiliza la experimentación de tipo re-
lacional, la cual se concentra en el diálogo, y el contacto que
se logra entre terapeuta y el cliente a partir de la experiencia
presente. La relación terapéutica crea nuevas oportunidades
para exponer la vulnerabilidad del cliente sin que se sien-
ta enjuiciado o amenazado por dicha experiencia. Se busca
crear momentos e instantes que permitan la vivencia de nue-
vas experiencias que ayuden al cliente a darse cuenta y lograr
aprendizajes significativos.
La experimentación se fundamenta en el proceso inte-
raccional que se produce en el aquí y ahora de la sesión tera-
péutica. Cuando la persona se permite manifestarse a través
152 Francisco Javier Díaz Calderón
de nuevas posibilidades en la frontera de contacto, realiza
ajustes creativos realizados en un campo confiable. El tera-
peuta necesita fundamentar su proceder en los principios de
la psicoterapia Gestalt, es decir Tú y yo en el aquí y ahora
centrados en el proceso siendo conscientes de como actua-
mos y apoyándonos para crear nuevas posibilidades más es-
pontáneas y satisfactorias.
Con respecto a la experimentación, Erving y Miriam
Polster mencionan lo siguiente:
“La terapia gestáltica procura contrarrestar la parálisis
(sobreísta), llevando al primer plano el sistema de acción del
paciente. Lo moviliza para que confronte las emergencias
de su vida a través del experimento, y saque a la luz los sen-
timientos y los actos abortados en condiciones de relativa
seguridad” (Polster, Polster 2005, p. 222).
El proceso interaccional crea un profundo lazo emocional
entre el terapeuta y el cliente, donde la participación de am-
bas personas enriquece la vivencia de la relación en el aquí y
en el ahora. En cada momento el cliente logra crear ajustes
creativos sobre los temas más importantes de su vida a par-
tir de la experiencia presente que acontece en el momento
terapéutico. Es entonces cuando se produce la movilización
a través del experimento para que afloren los sentimientos y
aspectos que habían permanecido alienados.
La terapia Gestalt se basa en el apoyo, la empatía, presen-
cia, contemplación y diálogo. Desde esta perspectiva se con-
sidera que las intervenciones terapéuticas son fundamental-
mente relaciones y experiencias y que en ellas se incluyen
experimentos que propician una confianza plena entre las
personas que participan de la relación brindándoles la opor-
tunidad de ser ellos mismos sin restricciones.
La experimentación es fundamental para fomentar la
ampliación de los estados de conciencia y contacto emocio-
nal. La terapia Gestalt se diferencia de la experimentación
Del aislamiento a la vida 153
propuesta por la corriente californiana, donde la experi-
mentación buscaba promover la teatralidad, la exageración,
espectacularidad y la ausencia de límites. Por el contrario
se promueve que la experimentación surja de la experien-
cia relacional con base en el diálogo, la fenomenología y la
experiencia de campo que se produce entre el cliente y el
terapeuta. En el encuentro terapéutico el terapeuta fomenta
la expresión de emociones de manera libre sin inducir al caos
o los estados límites del cliente.
La finalidad de la terapia Gestalt es acompañar al cliente
a contactar con los bloqueos que han estado presentes en
su experiencia y que le han producido insatisfacción, de tal
manera que el proceso de experimentación genere un ajuste
creativo que permita la flexibilidad interaccional del cliente
en su cotidianidad.
Para lograr una mejor comprensión de la experimenta-
ción me gustaría citar a la definición de Joseph Zinker:
“La terapia Gestalt se caracteriza especialmente por su
insistencia en modificar el comportamiento de la persona en
plena situación terapéutica. Esta modificación sistemática
del comportamiento se llama experimento cuando desarro-
lla la experiencia del cliente. La experimentación constituye
la piedra angular de un aprendizaje basado en la experiencia
vivida del cliente” (Zinker 1977)
Otra perspectiva de la experimentación nos la aporta
Mackewn mencionando lo siguiente:
“Un experimento se basa en hacer y en la experiencia di-
recta en lugar de ‘pensar sobre’ y hacer descripciones. En la
situación terapéutica el terapeuta ayuda activamente al con-
sultante a potenciar su darse cuenta” (Mackewn, 1999).
Estos teóricos aportan perspectivas interesantes para el
desarrollo de la psicoterapia Gestalt, sin embargo, conside-
ramos que esta visión de la experimentación es un tanto li-
mitada y no nos brinda una perspectiva total del potencial de
154 Francisco Javier Díaz Calderón
la creación de un espacio terapéutico donde la experimenta-
ción fluya de manera espontánea más allá de la exageración
y la metodología.
La experimentación se produce en un momento parti-
cular del desarrollo del proceso terapéutico. Se da a partir
de las manifestaciones fenomenológicas y estéticas que se
producen a partir de los estados de angustia que vivencia el
cliente. La terapia Gestalt busca que la experimentación sea,
más que una técnica, una expresión artística que se crea en
un momento particular entre dos personas que se atreven a
vivir experiencias que anteriormente habían decidido blo-
quear por considerarlas amenazantes.
Se considera que la experimentación es mucho más que
una intervención técnica, es decir, se convierte en una si-
nergia que potencializa la experiencia del cliente ante temas
que hasta ese momento había considerado amenazantes. La
experimentación es un instante que se genera a través del
diálogo entre el terapeuta y el cliente en una situación y pro-
blemática específica donde emerge la angustia del cliente y
el terapeuta realiza una invitación al cliente a vivenciar ple-
namente esa experiencia.
La experimentación es una co-creación realizada entre
el terapeuta y el cliente, con respecto a lo cual Phillippson
(2001) nos menciona lo siguiente:
“El terapeuta es capaz de crear un lugar seguro en el que
el consultante puede aceptar su ansiedad saliendo de lo co-
nocido y arriesgándose a actuar de un modo diferente”.
Cuando surge la angustia en el cliente, el terapeuta, además
de invitarlo a experimentar plenamente con su emoción,
participa brindando el apoyo necesario, manteniendo una
actitud contemplativa acompañando su vivencia a través de
su presencia con un respeto profundo por la experiencia de la
otra persona. La contemplación terapéutica es por sí misma
Del aislamiento a la vida 155
un experimento porque le permite al cliente experimentar
ser él mismo sin preocuparse por los prejuicios ajenos.
La terapia Gestalt se concentra en el crecimiento que
producen el contacto y la relación terapéutica en la expe-
riencia intersubjetiva que se produce en el campo. Cuando
en la relación terapéutica se crea una alianza entre el cliente
y el terapeuta se producen experimentos de manera espon-
tánea, pero también el terapeuta puede crear experimentos
para invitar al cliente a tener una vivencia profunda.
El contacto que se produce en el consultorio es un con-
tacto real, porque se produce con base en una interacción
recíproca entre el cliente y el terapeuta. Para que la experi-
mentación tenga mayor impacto en el cliente es necesario
que se base en la interacción fenomenológica del momento
presente.
El terapeuta necesita desarrollar una gran habilidad para
atender a los aspectos fenomenológicos que se producen en
la relación terapéutica. Las expresiones corporales son una
gran oportunidad para que el cliente pueda acceder a vi-
venciar intensamente las emociones que están ligadas a su
corporalidad presente. Con esto el cliente puede encontrar
nuevos significados a su vivencia y lograr mayor satisfacción.
La terapia Gestalt tiene como principal distinción la im-
portancia que le brinda a la participación del cliente en la
posibilidad de cambio en el proceso terapéutico. En este en-
foque, se requiere tener especial atención en el manejo que
realiza el terapeuta de la empatía dentro del proceso tera-
péutico, esto con el propósito de no interferir en el desarrollo
del autoapoyo en el cliente.
Los asuntos inconclusos, introyectos y experiencias obso-
letas son algunos de los temas principales dentro del proceso
terapéutico, estos aspectos se arraigan en la persona gene-
rando actitudes rígidas y estereotipadas. Los clientes se vuel-
156 Francisco Javier Díaz Calderón
ven expertos en encontrar maneras de evadir las experiencias
que han quedado inconclusas del pasado.
Las personas se habitúan a tener un estilo de vida limita-
do por autointerrupciones del contacto por considerar ame-
nazantes a los sentimientos que resultan dolorosos, llevando
esas experiencias al fondo y tratando de evitarlas. Esto pro-
voca una visión polarizada de la realidad donde la persona
no se permite experimentar o reconocer aspectos de su per-
sonalidad que considera incongruentes con su postura evita-
tiva. Con la experimentación se puede conseguir que la per-
sona contacte con el terapeuta encontrando una relación que
brinde el apoyo suficiente para encontrar nuevas experien-
cias que le permitan resignificar y flexibilizar sus vivencias.
El terapeuta Gestalt debe evitar asumir un rol paternalis-
ta dentro de la terapia. Contrario a eso, el terapeuta requiere
una actitud de apertura que le permita al cliente encontrar
en esta relación la flexibilización de sus procesos y estados de
frontera. Además el terapeuta debe poseer una gran sensibi-
lidad hacia las necesidades del cliente con respecto al con-
tacto emocional, esto con el fin de evitar que se desarrolle un
estado de confluencia o dependencia emocional del cliente
hacia el terapeuta.
Para fomentar el autoapoyo en el cliente es necesario re-
currir a los fundamentos teóricos y las habilidades del tera-
peuta para ayudar al cliente a emprender nuevas actitudes
y flexibilizar sus procesos y estados de frontera a partir de
un experimento que se crea en un momento de necesidad
del cliente. El terapeuta necesita trabajar con los aspectos de
intercorporalidad y proceso que acontece en las fronteras de
contacto en el campo fenoménico formado por el terapeuta
y la persona.
Cabe mencionar que aunque el terapeuta considere algún
momento el adecuado para que se produzca el experimento,
en ocasiones los clientes no estarán dispuestos a tomar el
Del aislamiento a la vida 157
riesgo de vivir esa experiencia, desde este enfoque el tera-
peuta no fuerza al cliente a dicha experiencia; por el contra-
rio, respeta su decisión pero lo invita a asumir la conciencia
y responsabilidad de su acción, así como de su necesidad en
el momento presente.
El parámetro para profundizar en la experiencia dolorosa
o amenazante siempre estará basado en la autorregulación
relacional y no en la convicción o expectativas del terapeuta.
Por su parte el terapeuta buscará en todo momento la aten-
ción al campo fenomenológico para reflejarle al cliente las
incongruencias que percibe, para posteriormente invitarlo a
realizar un experimento que le permita asumir una postura
más flexible o satisfactoria en el aquí y ahora.
Precipitar el proceso de darse cuenta en el cliente es un
error que los terapeutas pueden cometer por tres motivos
principales: impaciencia, omnisciencia y falta de empatía.
Dentro de la experimentación Gestalt tomamos en cuenta la
capacidad del cliente para lograr el autoapoyo pero también
consideramos muy importante el apoyo que pueda tener el
cliente en su entorno próximo, es decir se toman en cuenta
la participación y el desarrollo que pueda lograr el cliente a
nivel ecológico.
Los seres humanos somos seres sociales que requieren de
apoyo para lograr la supervivencia. Las personas necesitan
de otros para desarrollarse integralmente, por eso dentro del
trabajo con la experimentación es necesario tomar en cuen-
ta que el cliente tendrá sus propios experimentos fuera del
consultorio y es importante retomar sus vivencias en la vida
cotidiana para ayudarle a identificar e interiorizar modelos
de relación más satisfactorios, además de trabajar a profun-
didad con esas vivencias para ampliar el autoconcepto de la
persona.
Los experimentos son espontáneos e impredecibles.
Cuando el cliente entra en contacto con experiencias con las
158 Francisco Javier Díaz Calderón
cuales no está habituado, sus fronteras de contacto se flexibi-
lizan y buscan una tendencia actualizante o la homeostasis.
En ese momento el organismo se abre a las nuevas posibi-
lidades y experiencias, para movilizarse hacia lo novedoso
asimilando lo nutricio de esa experiencia y obteniendo un
aprendizaje significativo.
Cuando la persona logra un contacto pleno se moviliza
hacia la atención y la toma de energía de la experiencia pre-
sente con la que está contactando. En el proceso terapéutico
se busca alcanzar la actualización experiencial de la persona a
través de la convicción de vivir cosas nuevas gracias a la con-
fianza que tiene en la relación terapéutica y en el autoapoyo
que ha logrado a través de las experiencias terapéuticas.
Para lograr la flexibilización de los procesos y estados de
frontera es necesario generar estados frustración a los patro-
nes anacrónicos presentes en la persona. Esto se realiza por
medio de intervenciones de tipo supresivo que limiten las
pautas neuróticas. No obstante, también procuramos que la
persona se vaya sensibilizando sobre el malestar que le pro-
ducen sus actitudes rígidas y estereotipadas para que pueda
emerger la angustia, y es entonces cuando el terapeuta invita
al cliente a la experimentación.
La aceptación y confirmación de la decisión del cliente
no responden a una postura complaciente hacia su neurosis,
sino al respeto de su conciencia organísmica. Buscamos in-
vitar al cliente a explorar posibilidades y a jugar con nuevas
alternativas con las cuales no había profundizado anterior-
mente. Dentro de la terapia Gestalt se busca trabajar con
las partes que se encuentran disminuidas o escindidas de la
experiencia cotidiana.
El terapeuta necesita ser paciente y esperar a que el clien-
te se encuentre listo para tener mayor apertura emocional y
un contacto espontáneo. No obstante, aunque el terapeuta
sea paciente y respetuoso de la experiencia del cliente, de
Del aislamiento a la vida 159
ninguna manera es complaciente con sus demandas neuróti-
cas, por el contrario, es asertivo y establece límites al cliente
sin faltarle al respeto o agredirlo. Muchos terapeutas han
confundido la espontaneidad y la sinceridad con la agre-
sión, asumiendo comportamientos groseros o lesivos hacia
el cliente con el pretexto de frustrar sus neurosis.
El terapeuta está presente en el encuentro con el cliente
como una persona auténtica y no como un gurú o un padre
complaciente. Dentro del proceso terapéutico el terapeuta
debe estar consciente del dolor y la angustia existencial que
puede experimentar la persona. Ante esto, necesita asumir
una postura de contemplación hacia el dolor del otro, para
no caer en la complacencia o control hacia la experiencia aje-
na. La tarea del terapeuta no es hacer sentir mejor al cliente
o ayudarlo a resolver sus problemas por medio de consejos,
sino apoyarlo para que pueda encontrar nuevas posibilidades
interaccionales.
Cuando el terapeuta logra interiorizar los fundamentos
teóricos y las habilidades prácticas es capaz de co-crear ex-
perimentos a partir de la experiencia del cliente. Para esto el
terapeuta debe eliminar la postura de experto para asumir
una actitud fenomenológica y una postura simétrica con el
cliente. Es necesario que el terapeuta sea consciente de que
la experimentación que se produce en el encuentro terapéu-
tico no solo afecta al cliente, sino que lo impacta a él como
persona, pues cada intervención afecta la construcción de
significados en su campo.
En el diálogo terapéutico el terapeuta necesita creativi-
dad para saber cuándo es el momento preciso para sugerir
un experimento. Para esto el terapeuta requiere experiencia
pero sobre todo presencia para poder contactar con la nece-
sidad presente que experimenta el cliente en ese momento,
sin caer en una confluencia disfuncional que interfiera con la
experiencia del otro.
160 Francisco Javier Díaz Calderón
El terapeuta será cuidadoso de las palabras que utiliza,
porque en ocasiones un comentario mal planteado por su
parte puede ser interpretado por el cliente como una de-
manda o una imposición. También es importante recordar
que el experimento es un recurso que tiene el terapeuta para
fomentar el cambio y no es el único camino posible dentro
de la terapia.
El experimento en la terapia Gestalt es una invitación
a explorar nuevos límites que nos permitan flexibilizar las
fronteras de contacto. En la experimentación un objetivo
fundamental es promover la conciencia. Porque desde este
enfoque creemos que en la medida que el cliente es cons-
ciente, desarrolla mayor capacidad para vivenciar las expe-
riencias presentes con plenitud y cerrar experiencias pasadas
que resultaban amenazantes.
Los estados de conciencia durante la experimentación
permiten al cliente tomar decisiones más espontáneas y sa-
tisfactorias. Durante el proceso el terapeuta continuamente
promueve experimentos para fomentar estados de concien-
cia en el cliente. La fenomenología es la base para la creación
de experimentos e instantes que resulten terapéuticos dentro
del proceso.
Concluiremos este capítulo señalando algunos de los
propósitos de la experimentación en psicoterapia Gestalt.
• Promoción de la energización para la movilización hacia
acciones congruentes con las necesidades presentes.
• Flexibilizar el estado de restricción existencial que produce
la experiencia adictiva.
• La integración de polaridades disminuidas.
• Expresión de sentimientos que habían permanecido
contenidos o no expresados.
• Generar nuevas posibilidades relacionales
• Favorecer la conexión e intimidad emocional
• Actualización de experiencias obsoletas
• Re significación de introyectos
Del aislamiento a la vida 161
• Cerrar asuntos inconclusos.
• Actualización e integración de la función personalidad del
Self.
• Estimular el aprendizaje experiencial.
• Apoyar la flexibilización de los procesos y estados de
frontera.
• Ampliar el nivel de conciencia con base en el proceso
experiencial.
• Apoyar la manifestación genuina que ayude a trascender la
experiencia de vergüenza.
162 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 163

Capítulo XVI
Actualización experiencial y psicoterapia Gestalt

Las emociones energizan la catexis y movilizan los medios


que tenemos para satisfacer necesidades.
-Fritz Perls

Los procesos y estados de frontera son aspectos que ayu-


dan a la persona a evitar el contacto ante situaciones que
considera amenazantes del entorno. Sin embargo, el con-
tacto es un proceso que permite a la persona identificar las
necesidades organísmicas y lograr asimilar las novedades
nutricias que surgen de la interacción con el entorno. A tra-
vés del contacto la persona puede actualizarse mediante los
ajustes creativos que van realizando en atención a las necesi-
dades presentes y no a las experiencias pasadas.
Los ajustes creativos que realiza el self se producen a tra-
vés del contacto que configura una interacción compleja
donde el organismo y el entorno se modifican mutuamente
creando una experiencia de campo. En el trabajo con la ex-
periencia adictiva es necesario que la persona pueda esta-
blecer contacto con el entorno, primeramente para salir del
estado de frontera de aislamiento y también para experien-
ciar los vacíos del self que le han restringido la asimilación de
experiencias novedosas y nutricias.
La propuesta de psicoterapia Gestalt para el trabajo con
la experiencia adictiva que postulo está basada principal-
mente en la búsqueda de la experimentación dentro del pro-
ceso terapéutico. Se busca co-crear experiencias creativas y
congruentes a la necesidad presente en el individuo para que
164 Francisco Javier Díaz Calderón
pueda vivenciar el proceso de contacto con las partes de su
persona que han quedado alienadas y pueda asimilar las no-
vedades que surgen en el aquí y ahora.
Los procesos y estados de frontera son fundamentales
para el trabajo psicoterapéutico con la experiencia adicti-
va, porque es en la frontera de contacto donde la persona
rechaza las cosas que son consideradas tóxicas o peligrosas
y asimila lo que considera nutricio. Sin embargo, en la ex-
periencia adictiva existen asuntos inconclusos, introyectos y
experiencias obsoletas que afectan la capacidad de discrimi-
nación del organismo (persona). Por ese motivo, el individuo
necesita actualizar su autorregulación organísmica para re-
cuperar su capacidad de discriminación y asimilación en la
frontera de contacto.
Por ejemplo una persona que se encuentra viviendo la ex-
periencia adictiva puede considerar que el expresar sus sen-
timientos y necesidades es un signo de debilidad y cuando
alguien se acerca a ayudarle cierra su frontera de contacto
por considerarlo algo inadecuado y prefiere aislarse, aunque
su necesidad sea de contacto y expresión. En este caso la per-
sona presenta un miedo aprendido a través de un introyecto
que le impide abrir la frontera a una experiencia que será
nutricia porque es congruente con la necesidad presente. Por
el contrario, se cierra y esto mantiene a la persona en el esta-
do de aislamiento que generalmente la lleva a buscar aliviar
su angustia y malestar a través del consumo de la sustancia.
Fritz Perls establece un listado de los límites de contacto:
Ninguna persona es autosuficiente.
El individuo puede existir únicamente en un campo am-
biental.
El individuo es, inevitable en todo momento, parte de al-
gún campo. Su comportamiento es en función del campo
total que incluye tanto a él como al ambiente.
La naturaleza de la relación entre él y su ambiente deter-
Del aislamiento a la vida 165
mina su conducta.
Si la relación es mutuamente satisfactoria el comporta-
miento del individuo es lo que llamamos normal.
Si la relación es conflictual el comportamiento del indivi-
duo es descrito anormal (Perls 2013, p. 19).
Las fronteras de contacto en la experiencia adictiva de
una persona encuentran límites rígidos que crean una rela-
ción conflictual con el ambiente imposibilitando la asimila-
ción de aspectos que ayuden a la satisfacción de necesida-
des. Por ese motivo, la mayor parte de las personas que se
encuentran en la experiencia adictiva describen su vivencia
como angustiosa y vacía.
La psicoterapia Gestalt busca que la persona sea trans-
formada por la asimilación de la novedad y le permite re-
significar con base en el aprendizaje vivencial. La novedad
permite al organismo autorregularse y responder de manera
espontánea a los eventos que acontecen en el entorno. Las
personas que tienen problemas con el consumo de drogas
generalmente presentan traumas y asuntos inconclusos que
les dificultan un proceder genuino y saludable.
Con respecto a la capacidad para superar las experien-
cias traumáticas es importante retomar la propuesta de Paul
Goodman que nos habla de dos funciones agresivas básicas
que ayudan al sano funcionamiento de la persona como son:
La aniquilación: Es la función que permite a la persona
emplear la agresión para eliminar una experiencia que ha
resultado tóxica, dañina u obsoleta en su contacto presente.
Esta función ayuda a la persona a eliminar los aspectos que
han permanecido alienados generando huecos en su perso-
nalidad e interfieren actualmente en sus procesos y estados
de frontera.
La destrucción: Es la función mediante la cual se ejerce la
agresión hacia un objeto o proceso que ha sido identificado,
166 Francisco Javier Díaz Calderón
no alienado, pero que no es asimilable en su forma actual,
por lo tanto, deber ser desestructurado para ser reformado
por los imperativos del contacto presente.
Las personas deben activar estas funciones en experien-
cias que restringen su capacidad para vivenciar plenamente
el presente. En el caso de la experiencia adictiva, la persona
se encuentra aprisionada en un pasado doloroso y un futuro
desalentador. Las funciones de aniquilación y destrucción
posibilitan que la persona supere ese estado de inmovilidad
experiencial. Cuando el individuo moviliza su energía hacia
la aniquilación y destrucción, da el primer paso para la cons-
trucción de un contacto profundo y comprometido con la
experiencia presente.
Una vez que la persona ha logrado establecer contacto
con el entorno surgen sentimientos, necesidades y acciones
que ayudan a la persona al compromiso con su ser existencial
y la satisfacción de sus necesidades. La relación terapéutica
es un espacio donde se producen múltiples experimentos vi-
venciales congruentes a la necesidad presente y la construc-
ción de posibilidades existenciales que ayudan a la persona a
recuperar su intencionalidad y de los procesos volitivos que
se encontraban deteriorados por el consumo de drogas.
La psicoterapia Gestalt no solo propone experimentos
para recuperar aspectos que se encontraban restringidos o
alienados en la persona, sino que también se co-crean expe-
rimentos con el propósito de generar nuevas posibilidades
existenciales que ayuden a la ampliación de su nivel de con-
ciencia y flexibilización de su self.
El carácter es uno de los principales enemigos de la es-
pontaneidad y la autorregulación, porque son patrones este-
reotipados que se encuentran arraigados en la persona. Por
lo tanto, cuando trabajamos en psicoterapia Gestalt hacemos
un trabajo con los procesos y estados de frontera que posibi-
litan la flexibilidad del self que permite a la persona configu-
Del aislamiento a la vida 167
rar un sistema de contactos que tenga un mayor repertorio
de posibilidades de interconexión y asimilación de aspectos
nutricios de la vida.
La propuesta psicoterapéutica que presento en este libro
está fundamentada en un acompañamiento respetuoso de la
experiencia del otro, donde se co-construya un campo que
permita energizar a la persona para activar sus potenciales
a través de la reconfiguración relacional que le permita un
contacto profundo con la experiencia presente. El trabajo de
actualización experiencial ayudará a la persona a modificar
su autoimagen y por lo tanto, su forma de vivir. La persona
necesita recuperar y descubrir sus posibilidades relacionales
para superar el discurso del “soy adicto, soy loco, estoy enfer-
mo”, pero sobre todo el “yo soy así y así me moriré”.
168 Francisco Javier Díaz Calderón
Del aislamiento a la vida 169

Capítulo XVII
Intervención psicoterapéutica Gestalt para acompañar
la experiencia adictiva

No hay que olvidar quién está dentro de la piel que habitamos.


-Pilar Ocampo

La intervención psicoterapéutica desde el modelo Ges-


talt para atender la experiencia adictiva busca que la persona
desarrolle su potencial para que pueda aprender a aceptar,
vivenciar y disfrutar la experiencia presente. La Dra. Pilar
Ocampo menciona lo siguiente: “El proceso terapéutico es
un proceso de liberación interna y de rescate de potencia-
lidades al servicio de la individualidad y autoapoyo del pa-
ciente, como una manera de ayudarlo a establecer relaciones
nutricias que permitan el desarrollo de vínculos más sanos”
(Ocampo 2015).
La intervención con personas con problemas adictivos se
trata de ir a la experiencia interna y esperar que la experien-
cia del otro nos guíe a través de sus sentimientos hasta que
emerja del fondo la figura. Las personas están cansadas de
pasar por procesos de recuperación donde los juzguen, agre-
dan o les enseñen cómo deberían vivir. Nuestra propuesta de
trabajo se basa en una regulación relacional que permita el
contacto con la experiencia presente a través de la identifica-
ción y expresión de emociones que ayuden a la persona mo-
vilizarse hacia acciones congruentes con su necesidad pre-
sente a pesar de los temores que puedan surgir en su camino.
Cuando el trabajo psicoterapéutico se enfoca en la ex-
periencia emocional se crea una conciencia inmediata de
proceso y una ampliación de conciencia. Describir que los
sentimientos son valiosos es un aporte que fortalece al au-
170 Francisco Javier Díaz Calderón
toapoyo y el sentido de vida. La respuesta se produce de
forma espontánea cuando el terapeuta es paciente y brin-
da un acompañamiento propicio para que las emociones se
manifiesten de manera intensa y nos permitan el acceso a
asuntos inconclusos que habían permanecido en el fondo y
que ahora están presentes en la experiencia presente por su
necesidad de cierre.
La vida emocional de la persona no es un proceso pu-
ramente intrapsíquico, sino una experiencia relacional que
cobra sentido en la relación actual con el psicoterapeuta. La
experiencia que recobra la persona del fondo es una figura
nítida en el momento presente y es en el presente donde
podemos reconfigurar nuestros procesos de contacto.
El proceso de contacto que se produce en la experiencia
presente involucra la forma en que la persona ha interpre-
tado y asimilado la experiencia pasada. Por consiguiente, el
trabajo aquí y ahora con la experiencia pasada ayuda a la
persona a tener un aprendizaje experiencial. Cuando la per-
sona permite que sus sensaciones y emociones fluyan, su ser
se manifiesta de forma distinta desarrollando procesos de
frontera de conexión con la novedad nutricia asimilable.
La psicoterapia Gestalt ayuda a la persona a ampliar su
nivel de conciencia y nutrirse de las bondades presentes en el
ambiente. Algunas de las ventajas que provee la psicoterapia
a las personas son las siguientes:
Consistencia motivacional.
Satisfacción de necesidades.
Bienestar emocional.
Autenticidad.
Liberación de aspectos caracterológicos.
Actualización y flexibilización del autoconcepto.
Contacto saludable con el ambiente.
Autoapoyo.
Del aislamiento a la vida 171
Cuando la persona decide alejarse del consumo de drogas
no necesita que alguien le diga cómo vivir, por el contrario,
busca una relación donde se pueda crear un espacio libre
de críticas, juicios, interpretaciones y consejos. La relación
terapéutica le brinda la posibilidad de contar con una pre-
sencia de acompañamiento que sea saludable que permita a
la persona accesar la situación que necesita ser atendida para
estar satisfecha.
El consumo de drogas habitúa a la persona a vivir de
manera vertiginosa y buscar gratificación inmediata, des-
entendiendo sus sentimientos y necesidades por la urgen-
te búsqueda de placer. Por eso, la propuesta de psicoterapia
Gestalt para la experiencia adictiva inicia por la atención a
las sensaciones y emociones que surgen en la relación tera-
péutica. La persona necesita aprender a pausar su mente y
atender su experiencia emocional hasta alcanzar el contacto
con su necesidad para movilizarse hasta asimilar la novedad
que permita la satisfacción.
El campo es un espacio relacional vibrante donde la per-
sona recupera su capacidad de experimentar la vivencia tal
y como surge. Cuando el temor se intensifica el terapeuta
brinda el apoyo necesario hasta que la persona recupere la
confianza y logre el autoapoyo para hacer frente al asunto
inconcluso. El awareness es siempre una función del proceso
interaccional, por lo tanto, la psicoterapia Gestalt enseña a
la persona el autocuidado y la motivación por la relación y
contacto con el ambiente.
La recaída es un proceso muy común en la experiencia
adictiva, por eso, para sostener un nuevo estilo de vivir la
persona necesita buscar un acompañante que muestre un ge-
nuino interés en comprender su experiencia y que sea capaz
de manifestar su persona en el proceso psicoterapéutico en
el momento idóneo como apoyo a la seguridad relacional.
172 Francisco Javier Díaz Calderón
La persona sana en relación superando la rutina y el mie-
do a vivir, estableciendo un contacto profundo con las posi-
bilidades que se presentan en el ambiente y las capacidades
que posee la persona.
La psicoterapia Gestalt se trata de ayudar a la persona a
apreciar la paciencia y la capacidad de valorar el contacto con
el ambiente, en lugar de aislarse para saturarse de placer que
le ayude a negar la vida. La persona aprende a prestar aten-
ción a sus sensaciones corporales con mucha paciencia y sin
presión de tener que ser lo que el terapeuta espera, la familia
espera o la sociedad espera. Aceptando solo lo que es en ese
momento su necesidad de manifestarse para que la persona
logre valorarse y fortalecer su capacidad para hacer frente a
las dificultades de la vida.
La persona aprende a valorar y dar sentido a su experien-
cia a través del contacto permitiendo que cada momento de
interacción sea una posibilidad de nutrirse de las novedades
que ayudan a su salud, y de rechazar los aspectos tóxicos
presentes.
El campo que se configura en el proceso psicoterapéu-
tico permite la exploración de las necesidades particulares
presentes en la relación. Para que el proceso sea beneficioso
la persona necesita sentirse segura expresándose y confiando
en la disponibilidad del terapeuta para acompañar. Como
hemos mencionado la psicoterapia se centra en el proceso,
en vez de hacerlo en el contenido y el análisis de las con-
ductas del cliente. Al atender al proceso y la fenomenología
presente en la experiencia de campo, la persona puede expre-
sarse de manera auténtica y puede hablar desde su vivencia
emocional hasta reconocer el significado de su vida.
La persona necesita aprender a vivir en relación para
nutrirse o protegerse del ambiente según sea necesario. La
experiencia de estar en relación es una manera saludable
de vivir que ayuda al individuo a sentirse seguro siendo él
Del aislamiento a la vida 173
mismo. La psicoterapia es un laboratorio donde la persona
experimenta una confirmación y reconocimiento por par-
te del terapeuta. La confianza que se genera en la relación
terapéutica permite que la persona le dé la bienvenida a las
experiencias dolorosas y patrones relacionados al consumo
de drogas. La persona a través del apoyo del terapeuta a los
diferentes procesos y estados de frontera libera la expresión
espontánea de su necesidad presente.
La obtención de un estado de equilibrio emocional ayuda
a la persona a tener un sentido de conexión con las demás
personas. Esto es muy relevante para el proceso de recupera-
ción de la experiencia adictiva porque el consumo de drogas
mantiene a la persona en un aislamiento patológico.
La contemplación terapéutica es una intervención que
promueve que la persona pueda establecer un contacto pro-
fundo que le facilite el mantenimiento de la esperanza y la
intimidad emocional. El terapeuta acompaña en el silencio
al otro para que pueda encontrar la aceptación y compasión
para sí mismo. Se trata de acompañar a la persona a expan-
dir su conciencia y sus posibilidades para cambiar patrones
tóxicos de interacción con el ambiente. La persona vive su
recuperación cuando se da la oportunidad de sentir lo que
está sucediendo y energizarse para realizar acciones encami-
nadas a la satisfacción de necesidades.
La experiencia adictiva se caracteriza por el pensamien-
to obsesivo y el comportamiento compulsivo. En esta pro-
puesta de intervención, la persona inicia su propia lucha en
un ambiente seguro hasta que logra aniquilar sus temores y
experiencias obsoletas hasta lograr darse cuenta de la expe-
riencia presente. La presencia terapéutica auténtica ayuda a
la persona a entregarse a la experiencia sin reservas siendo
aceptante de la oportunidad que ofrece el encuentro inter-
personal para la reorganización de la experiencia intrapsí-
quica. La salud emocional de una persona con problemas
174 Francisco Javier Díaz Calderón
de adicción se presenta cuando la persona es capaz de crear
relaciones con intimidad emocional y retirarse de relaciones
tóxicas.
Para soportar los procesos de frontera rigidizados ante
situaciones de antojo o urgencia de consumo (craving), la
persona necesita aprender a aceptar las dificultades e inco-
modidades, para darse cuenta de que son experiencias pasa-
jeras que en ese momento son figura pero que al atender a la
experiencia emocional este deseo de consumo se va al fondo,
dando paso a las verdaderas necesidades de la persona.
El craving genera un estado de crisis que puede persistir
hasta producir una recaída, para evitar esta situación el te-
rapeuta debe tener una participación rítmica que alterne de
manera flexible los procesos de apoyo y frustración para que
la persona supere el estado de emergencia y ponga atención
a sus sentimientos.
Para superar el estado de craving la persona necesita acep-
tar el deseo de consumo y reaccionar con un ajuste creativo
que le ayude a hacer una transición espontánea para asimilar
la novedad y evitar el protagonismo que ha tenido la droga
en la vida de la persona. La energía que se produce por la in-
tensidad del craving puede ponerse al servicio de una nueva
figura que surja y que se vea intensificada al enfocarse en ella
hasta el punto de la aparición de una situación inconclusa
que necesite cerrarse para producir liberación de la tensión
acumulada.
La experiencia adictiva en un principio se convierte en
una emergencia crónica que genera un continuo estado de
crisis en la persona. Se crea una tensión interna entre la
búsqueda del placer inmediato y las necesidades organísmi-
cas que necesitan ser satisfechas. Para la persona, elegir las
acciones adecuadas para afrontar esta crisis interna es difí-
cil sin el apoyo necesario por parte del terapeuta. El apoyo
ayuda a la persona a establecer contacto con las necesidades
Del aislamiento a la vida 175
organísmicas y tomar el riesgo de enfrentar lo que se percibe
como peligroso. Cuando no se crea el apoyo suficiente en la
relación terapéutica la persona se repliega y reacciona con
procesos de frontera rígidos e impermeables a la experiencia
como forma de protegerse de los peligros o las experiencias
dolorosas.
Cuando la necesidad organísmica es negada o aplazada
en el momento presente, la excitación que se produce de la
tensión genera una profunda crisis emocional que puede
agravar la necesidad y convertirla en una urgencia de gratifi-
cación inmediata intensificando los problemas de la persona.
Cuando el deseo de consumo aumenta, la persona necesita el
apoyo específico del psicoterapeuta para que estas tensiones
puedan ser aniquiladas para encauzar al organismo hacia el
contacto con el entorno y la asimilación de novedad en la
experiencia presente. Este es uno de los principios funda-
mentales para que el individuo realice ajustes creativos que
le permitan obtener satisfacción sin consumo de drogas.
La persona necesita experimentar la presencia plena del
psicoterapeuta brindándole un apoyo que permita manifes-
tarse de manera genuina en un entorno que desconoce y que
consideraba amenazante hasta esos momentos. La presencia
y contemplación del psicoterapeuta permite la expresión de
la energía inhibida, por medio de esta excitación la persona
puede captar la energía necesaria para alcanzar un estado
explosivo y ser espontáneo con sus necesidades.
El awareness es básico para que la persona amplíe su ni-
vel de conciencia así como la identificación de los patrones
de autointerrupción del contacto y los hábitos tóxicos que
han quedado obsoletos. La conciencia ayuda a la persona
a ubicar el atasco existencial que presenta y con el apoyo
necesario puede hacer frente o incluso aplazar la necesidad
emergente pero desde un nuevo nivel de conciencia que per-
176 Francisco Javier Díaz Calderón
mite aniquilar y destruir lo tóxico para dar la bienvenida a las
experiencias nutricias presentes en el aquí y ahora.
Para que esto suceda el psicoterapeuta requiere estar
completamente presente para configurar un ambiente de se-
guridad que posibilite que la persona sea consciente de sus
potencialidades y las ponga a su servicio de forma nutricia
y congruente con la necesidad presente. Esta flexibilidad
promueve que la persona desarrolle la capacidad de elaborar
ajustes creativos que le permitan interactuar con el entorno
asimilando y rechazando de manera rítmica.
Este estado permite a la persona disfrutar la vida y dejar
la situación de emergencia crónica que producía el craving,
pero ya no acumulará tanta tensión y podrá recuperar su ni-
vel organísmico de conciencia y su capacidad para ejercer la
voluntad.
Del aislamiento a la vida 177

Capítulo XVIII
Acompañamiento psicoterapéutico y apoyo para cada
uno de los procesos y estados de frontera

No interactuamos, sino inter-somos.


-Budismo Zen

Esta propuesta de psicoterapia Gestalt fomenta la sani-


dad a través del trabajo con el self y los procesos y estados de
frontera para favorecer un contacto profundo que permita
el funcionamiento creativo y saludable de la persona ante
las necesidades y crisis que surjan de la interacción con el
ambiente.
En consecuencia el objetivo del acompañamiento a la ex-
periencia adictiva consiste en crear situaciones terapéuticas
donde el hábito de autointerrupción del contacto, primera-
mente sea identificado y se co-construyan las condiciones
necesarias para contactar con la necesidad y experimentar lo
que sucede en el presente, a fin de que la situación se expe-
rimente como segura, y aunque la experiencia sea descono-
cida, sea recibida como una novedad nutricia que alimente
la excitación y movilización de la persona hacia acciones es-
pecíficas que permita la asimilación e integración de la ex-
periencia al self.
La presencia del psicoterapeuta es indispensable para el
establecimiento de un entorno seguro. Al respecto, la Dra.
Pilar Ocampo menciona lo siguiente: “La presencia es el
presente mismo, por lo que no puede existir de otra manera,
ni en otro tiempo” (Ocampo 2016). En ocasiones, las perso-
nas al trabajar con sus experiencias traumáticas se lamentan
de la falta de apoyo que tuvieron en ese momento, por esa
razón, es preciso puntualizar que el apoyo es necesario en el
presente y solo en el presente puede ser sanado el pasado.
178 Francisco Javier Díaz Calderón
El terapeuta necesita soltar sus expectativas y para tener
una actitud receptiva e ingenua que permita un acompa-
ñamiento genuino guiado por las posibilidades y la incer-
tidumbre de la experiencia. Para lograr esto, la Dra. Pilar
Ocampo afirma: “El entrenamiento de estar EN PRESEN-
CIA de otro, requiere un proceso personal comprometido y
constante. No podemos encontrar a otro, si no nos hemos
encontrado a nosotros mismos” (Ocampo 2016).
La propuesta para el trabajo con procesos y estados de
frontera se fundamenta en la experimentación y el apoyo que
la persona necesita para asumir la función espontánea del
organismo para satisfacer sus necesidades.
El apoyo terapéutico se fundamenta en la atención a dos
aspectos que Fritz Perls menciona como imprescindibles
para el funcionamiento saludable o disfuncional del orga-
nismo como son la impaciencia y el miedo: “La impaciencia
es la base de la catexis positiva, por el contrario el miedo es
la base de todas las catexis negativas”.
Es necesario que la persona sea consciente de la nece-
sidad para que pueda movilizarse para atenderla. El miedo
es un obstáculo importante; por eso, es necesario que el in-
dividuo se sienta seguro y apoyado para poder contactar y
asimilar la novedad a partir de la impaciencia y malestar que
experimenta por la insatisfacción que ha vivido.
La psicoterapia Gestalt para la atención de la experiencia
adictiva se enfoca en promover ajustes creativos en la situa-
ción actual para lograr el cierre de asuntos inconclusos que
han limitado la forma de vivir de la persona. La contempla-
ción terapéutica es una de las manifestaciones más grandes
de aceptación y respeto por la experiencia de la otra perso-
na. Cuando el terapeuta logra alcanzar este nivel la persona
puede recuperar su espontaneidad donde se integran aspec-
tos que habían permanecido alienados hasta ese momento.
Del aislamiento a la vida 179
Para encauzar el apoyo de una manera nutricia, el terapeuta
debe enfocar su trabajo a la experiencia emocional, porque
las emociones son el camino que conduce a la excitación y
movilización de energía que permite a la persona superar los
miedos que la han inmovilizado a lo largo de su vida y que
en ese momento se hacen presentes en la experiencia.
Las personas con problemas con el consumo de drogas
han aprendido a vivir con base en la dependencia. El apoyo
que se da en la psicoterapia Gestalt se presenta como una
intervención que promueve la interdependencia y el apoyo
necesario para consolidar la movilización de energía, una vez
que esto sucede el terapeuta necesita saber cuándo retirarse
para permitir que la persona utilice todos sus recursos para
lograr el autoapoyo y la satisfacción de necesidades.
El apoyo permite a la persona alcanzar un funciona-
miento organísmico que flexibiliza las fronteras de contac-
to, creando un proceso de desestructuración de los aspectos
estereotipados del self y la integración de aspectos negados.
En ese momento la persona pasa de la regulación externa a
la autorregulación, y es cuando es capaz de responsabilizar-
se de sí misma. Cuando esto sucede, las personas muestran
un rostro de sorpresa y generalmente realizan comentarios
como “Es muy raro sentirme así, pero es muy agradable, al
fin puedo sentirme libre, aunque sea solo en este momento”.
La psicoterapia Gestalt no es un enfoque de técnicas, sino
un modelo que promueve el crecimiento de la persona a tra-
vés de vivenciar presentemente la relación que acontece en
el aquí y ahora, permitiendo un proceso rítmico de contac-
to-retirada que sea nutricio en la interacción con el entorno.
Fritz Perls afirma: “Una técnica es un truco. Un truco debe-
ría ser usado únicamente en casos extremos” (Perls 2003, p.
11). Por eso, la propuesta que presentamos a continuación
se centra en el apoyo para los procesos y estados de frontera
que interrumpen el contacto, y no solo en técnicas.
180 Francisco Javier Díaz Calderón
La persona que vive la experiencia adictiva se siente apri-
sionada en un estilo de vida que aunque continuamente
defiende, la hace sufrir mucho. El proceso de intervención
permite a la persona flexibilizar las fronteras de contacto
para crear una relación nutricia y saludable con el entorno.
Las autointerrupciones son restricciones de necesidades y
vivencias que requieren ser atendidas en su momento y que
se mantienen como asuntos inconclusos. Esta contención se
manifiesta en tensiones corporales, debido a la energía que
se encuentra contenida. En ocasiones esta energía contenida
de se manifiesta a través de síntomas físicos o de estados
agudos de ansiedad. La intervención de apoyo relacional le
ofrece al individuo la oportunidad de energizarse para esta-
blecer una interacción distinta con el entorno.
El terapeuta necesita acompañar a la persona a cumplir
con su necesidad de contacto, a través de la co-creación de
experimentos relacionales que permitan al cliente el desarro-
llo de un continuum de conciencia. El intercambio nutricio
fortalece la confianza de la persona para establecer una co-
nexión con el entorno para asimilar la novedad que antes era
rechazada. En el trabajo con personas con problemas adic-
tivos es necesario fortalecer los procesos relacionales donde
ambos experimenten la confianza suficiente para asumir el
riesgo de establecer un contacto profundo con la energía que
se encontraba contenida para permitir que se manifieste de
manera genuina hasta que movilice a la persona hacia un
contacto completo y la retirada de la experiencia.
La intervención psicoterapéutica necesita una metodo-
logía que permita al psicoterapeuta realizar un diagnóstico
procesal basado en los fundamentos del modelo.
• Se fundamenta en lo fenomenológico.
• Promueve el Awareness con base en la experiencia pre-
sente surgida del campo.
• Trabaja con la parte saludable de la personalidad.
Del aislamiento a la vida 181
• No interpreta, sino atiende a lo que sucede en los proce-
sos de frontera.
Es necesario realizar una evaluación procesal y feno-
menológica que nos permita co- construir experimentos y
apoyos necesarios para el funcionamiento organísmico des-
de nuevas posibilidades relacionales en las fronteras de con-
tacto. Desde la perspectiva del modelo Gestalt es necesario
considerar las condiciones patológicas de la persona en el
momento de relación presente. Entendemos como patología
como los procesos de frontera que atienden a condiciones
específicas de un campo con pocos recursos disponibles que
generan un estado relacional estereotipado; que disminuye la
capacidad de actualización y flexibilidad del self, afectando
la capacidad de elección y satisfacción del organismo.
A continuación, revisaremos las posibles intervenciones
para acompañar a la persona en su proceso terapéutico, para
esto es necesario co-crear un entorno que posibilite el sur-
gimiento creativo y espontáneo de experimentos que per-
mitan a la persona recibir el apoyo del terapeuta para crear
estados de un contacto profundo e incluso confluente hasta
que la persona alcance el autoapoyo. Además de estos apo-
yos se implementarán técnicas que contribuyan al cierre de
los asuntos inconclusos o la satisfacción de necesidades. Las
técnicas se llevarán a cabo cuando la experiencia relacional
indique que sea necesaria su implementación
Procesos de frontera

Introyección
Este proceso de frontera sucede cuando la persona asume
como propias las ideas o creencias ajenas sin analizarlas. En
palabras más simples, las personas se tragan las ideas ajenas
sin masticarlas ni digerirlas. En el caso de las personas con
problemas en el consumo de drogas los aprendizajes que han
tenido les resultan obsoletos en este momento. Es notorio
182 Francisco Javier Díaz Calderón
que una persona se guía por introyectos porque realiza ac-
ciones sin tener claras sus necesidades y los logros que alcan-
za generalmente le producen vacío. He tenido oportunidad
de trabajar con personas que tuvieron padres muy estrictos
y que ahora son exitosas profesionalmente pero consumen
drogas porque dicen sentirse vacías a pesar de haber cumpli-
do sueños y expectativas ajenas.

Propuesta de intervención psicoterapéutica

La propuesta para el trabajo con el proceso de frontera de


introyección consiste en promover que surja la cimentación
necesaria para que la persona logre energizarse e identificar
su necesidad hasta que se movilice hacia la manipulación del
entorno de forma congruente con sus necesidades. Cuando
esto sucede la persona puede aniquilar sus expectativas de-
beístas para actualizarlas con necesidades reales.
En el caso de los introyectos es necesario hacer un traba-
jo basado en la fenomenología para reflejar a la persona las
incongruencias entre su discurso y su experiencia emocional.
Las técnicas que fomentan el awareness son promotoras de
la identificación de necesidades. La implementación de téc-
nicas supresivas ligadas a los debeísmos es importante para
que la persona pueda identificar si las acciones que realiza
están ligadas a sus deseos o necesidades.
El terapeuta evitará promover la generación de nuevos in-
troyectos; por el contrario, apoyará a la persona a que ponga
a prueba sus introyectos en la experiencia presente para que
pueda resignificar con base en la autorregulación relacional.
En terapia es importante explorar las posibilidades liga-
das a la creencia introyectada. El terapeuta ayuda a la per-
sona a su experiencia emocional con respecto a la creencia
que menciona. Al evaluar la congruencia entre la creencia
y la experiencia emocional, el terapeuta realiza intervencio-
nes como “Revisa dónde lo aprendiste”; “Revisa si alguien
Del aislamiento a la vida 183
te enseño a vivir así”; “Revisa si eso que piensas es tuyo o le
pertenece a alguien más”, etc.
El proceso terapéutico se enfoca en la aparición de asun-
tos inconclusos donde a través del acompañamiento la per-
sona pueda profundizar en la experiencia vivenciándola en
tiempo presente, de tal manera que se ubique en el momento
donde aprendió el introyecto, y a partir de la experimenta-
ción vivencial se pueda reconfigurar la experiencia y asimilar
un aprendizaje que sea congruente a su necesidad.

Proyección

En este proceso la persona atribuye características o res-


ponsabiliza al entorno de aspectos que le pertenecen. En la
experiencia adictiva la persona no reconoce su responsabi-
lidad y atribuye a sus padres o al ambiente la razón de sus
conductas o su consumo de drogas.
Propuesta de intervención psicoterapéutica.
La intervención psicoterapéutica consiste en crear una
relación donde la persona pueda reconocerse y manifestarse
tal y como es, sin miedo a ser juzgada por asumir su respon-
sabilidad. La relación necesita tener el nivel de profundidad
que permita contener la vergüenza y temores de la persona
por manifestarse tal y como es. La técnica de contempla-
ción terapéutica y la utilización del silencio son aspectos que
promueven que la persona pueda incrementar su nivel de
angustia y movilice su energía hacia un contacto nutricio
con el entorno.
Cuando la persona ha logrado manifestarse y aceptarse
en la relación terapéutica es necesario que el terapeuta pro-
ponga experimentos que ayuden a la persona a la recupera-
ción de la proyección, para asumir el compromiso existencial
de su proceder en el mundo.
184 Francisco Javier Díaz Calderón
También es importante realizar trabajo de polaridades
como una manera de flexibilización del self, a partir de asi-
milar la polaridad que se encontraba disminuida. Esto se
puede hacer a través de preguntas como “¿Qué siento cuan-
do me comporto como la persona que estoy rechazando?”.

Retroflexión

En ese proceso de frontera la energía de la persona se


vuelca hacia sí misma conteniendo el enojo y otras experien-
cias emocionales que surgen de su interacción con el entorno.
La persona siente un alto nivel excitación, pero interrumpe
la movilización porque considera no sentirse preparada para
la acción y el contacto.
En la experiencia adictiva la persona generalmente con-
tiene mucho la expresión afectiva. Estas autointerrupciones
producen un alto nivel de tensión emocional y ansiedad que
generalmente se vuelca contra la propia persona producien-
do conductas autolesivas y autodestructivas como el consu-
mo de drogas.

Propuesta de intervención psicoterapéutica

En la propuesta para el trabajo con el proceso de frontera


de retroflexión, el terapeuta mantiene una presencia que le
permita identificar reacciones emocionales que se encuen-
tran disminuidas en el discurso, pero que se manifiestan in-
tensamente a nivel fenomenológico. Es importante atender
a los miedos que surgen ante la posibilidad de expresión
emocional, en ese caso, el terapeuta necesita promover expe-
rimentos que sirvan de apoyo a la persona para incrementar
su nivel de energía hasta que se produzca una acción que
promueva el contacto y la satisfacción.
Del aislamiento a la vida 185
Deflexión

En este proceso de frontera la persona evade la figura que


resulta amenazante. Realiza múltiples acciones donde dis-
persa la energía, con el propósito de establecer contacto con
la figura que se considera amenazante. En el caso de la ex-
periencia adictiva, el individuo realiza acciones para buscar
distraer sus emociones o disminuir su angustia. Las acciones
que realiza generalmente están dirigidas a la búsqueda del
placer o evitación del malestar.
Propuesta de intervención psicoterapéutica
En la propuesta para el trabajo con el proceso de frontera
de deflexión se invita al cliente a experimentar el vacío y se
acompaña a través de la contemplación terapéutica para que
pueda dirigir su energía a una figura bien formada. Tam-
bién se trabaja con el apoyo para que la persona pueda ser
consciente de sus pautas deflexivas y se le proponen expe-
rimentos que fomenten la ampliación de conciencia. Ade-
más se pide a la persona que identifique y manifieste sus
temores ante la experiencia que se considera amenazante. Se
trabaja con la aprehensión fenomenológica para trabajar con
las emociones que están presentes en el campo fenoménico
que la persona intenta distraer por considerarlas riesgosas.
Se promueven experimentos que favorezcan la asunción de
riesgos relacionales y contacto con la figura emergente.

Fijación

El proceso de frontera de fijación es cuando la persona se


queda adherida a una figura pasada o aspectos que le resul-
tan familiares. La persona no avanza, solo da círculos sobre
la misma figura y se autolimita en su búsqueda de la novedad
presente.
186 Francisco Javier Díaz Calderón
En el caso de la experiencia adictiva la persona general-
mente se encuentra fijada en las experiencias ligadas al con-
sumo de drogas y al placer que le producía, sin tomar en
cuenta las consecuencias relacionadas. Cuando la persona ha
quedado fijada a las experiencias de consumo desarrolla un
patrón obsesivo-compulsivo relacionado con el consumo de
drogas. Esta situación le impide apreciar los aspectos nu-
tricios que hay en el entorno y por lo tanto interrumpe el
contacto.
Propuesta de intervención psicoterapéutica
La propuesta de intervención psicoterapéutica consiste
en apoyar a la persona para que recupere su capacidad de
relacionarse de forma espontánea con el entorno, de manera
que pueda asimilar las novedades presentes. Se favorece que
la persona amplíe su nivel de conciencia que le permita iden-
tificar todos los elementos experienciales pertenecientes a la
figura hasta que se cierre para dar paso a una nueva figura.
Dentro del proceso se trabaja en continuum de concien-
cia que favorezca la identificación de los aspectos novedosos
y se apoya a la persona para que establezca contacto con las
figuras novedosas hasta encontrar la satisfacción. Además se
revisan las fijaciones que le han causado sufrimiento o que
han condenado a un comportamiento compulsivo.
Estados de frontera
Confluencia

En este estado de frontera la persona no tiene un límite


con el entorno que la rodea, y por lo tanto, no logra diferen-
ciarse de ambiente ni de su experiencia. El individuo expe-
rimenta miedo a la autonomía, lo que le imposibilita satisfa-
cer sus necesidades. En la experiencia adictiva se caracteriza
mucho en los procesos de codependencia con una persona
que se hace cargo de la experiencia y necesidades del otro.
Del aislamiento a la vida 187
Propuesta de intervención psicoterapéutica
La propuesta para el trabajo con el estado de confluencia
consiste en favorecer la sensibilización para que logre identi-
ficar sus necesidades y pueda diferenciarse del entorno. Una
vez que la persona se encuentra energizada, aumenta su ex-
citación; esto le ayuda a romper con el estado confluente. En
esta experiencia pueden surgir temores por sentirse incapaz.
Es entonces cuando el psicoterapeuta brinda el apoyo ne-
cesario para que la persona pueda consolidar la apropiación
de su experiencia y el compromiso para la atención a sus
necesidades.
Cuando aún no ha establecido contacto con la experien-
cia emocional, es importante evitar preguntas directas a la
persona como “¿Qué sientes?”, “¿Qué necesitas?”, “¿Qué vas
a hacer?”, porque en ese momento esta no tiene conciencia
de sus sentimientos o necesidades. Por el contrario, estas in-
terrogaciones favorecen la racionalización de sentimientos,
o bien que la persona responda para complacer al terapeuta.
El psicoterapeuta necesita acompañar la experiencia
emocional de la persona a través de un fuerte compromiso
relacional que consolide un ambiente de confianza donde la
persona, se permita expresarse y diferenciarse en la relación
que mantiene con el terapeuta aquí y ahora.

Aislamiento

En este estado la persona se mantiene retirada del am-


biente por miedo a quedar atrapada en la experiencia de
contacto. El aislamiento se vive como un protección ante un
ambiente que se considera amenazante por la posibilidad de
quedar enclaustrado en la confluencia.
En la experiencia adictiva generalmente se presenta el
estado de aislamiento como una confirmación de la autoper-
cepción de incapacidad e indefensión que ha desarrollado la
188 Francisco Javier Díaz Calderón
persona a través de su historia de vida. En muchas ocasiones,
he escuchado en mi consultorio cómo mis clientes hablan de
lo inadecuados que son cuando interactúan con los “norma-
loides” es decir, personas no consumidoras de drogas.
En el proceso de recuperación de la experiencia adictiva
uno de los factores más complejos es salir del estado de aisla-
miento para mantener interacciones nutricias en el ambiente
familiar y en su contexto social. Las personas al estar en abs-
tinencia de consumo de drogas experimentan una vergüen-
za patológica que las lleva a frustrarse fácilmente y rendirse
ante los retos que enfrentan en la vida cotidiana.
Propuesta de intervención psicoterapéutica
La propuesta para el trabajo con el estado de aislamiento
consiste en favorecer la aprehensión fenomenológica y la in-
tuición por parte del terapeuta. Este trabajo está basado en la
autorregulación relacional que se fundamenta en la atención
a las manifestaciones fenomenológicas de la otra persona y a
la experiencia emocional intuición que vivencia el terapeuta
en el aquí y ahora.
La aprehensión fenomenológica de fundamental para
comprender el proceso relacional a través de la presencia del
terapeuta. Esto ayuda a que el terapeuta pueda intuir aspec-
tos valiosos de la experiencia de campo que permanecían en
el fondo y que ahora se convierten en figura.
En ocasiones la persona no logra identificar sus expe-
riencias emocionales pero estas se manifiestan en el campo
fenoménico formado por la relación. A través de la intui-
ción surgida de la experiencia de campo el terapeuta puede
utilizar la autorrevelación, siempre y cuando esta favorezca
la formación de una Gestalt clara que permita a la persona
establecer un contacto.
El trabajo con la aprehensión fenomenológica y la auto-
rrevelación ayudan a la relación terapéutica a la construcción
Del aislamiento a la vida 189
de campo nutricio donde cada miembro pueda sentirse va-
lorado y pueda fortalecer su confianza para establecer con-
tacto y expresar sus sentimientos y necesidades de forma es-
pontánea. Cuando surge un miedo debido a una experiencia
obsoleta, el terapeuta puede promover la actualización de la
experiencia, por medio de la vivencia presente en la relación.

Propuesta de Esquema de trabajo psicoterapéutico con


enfoque Gestalt.

Las sensaciones son el camino hacia el contacto con


nuestras emociones que a su vez nos ayudan a identificar
las necesidades presentes. En la psicoterapia Gestalt el tra-
bajo está centrado en la experiencia emocional porque así
se encuentra la energía necesaria para hacer frente a las ex-
periencias dolorosas del pasado y las fantasías catastróficas.
El psicoterapeuta promueve un apoyo que facilita procesos
de darse cuenta inmediata en el proceso relacional presente.
El terapeuta acompaña de manera compasiva y estratégica a
la persona en su proceso de sensibilización, descubrimiento,
energización, experimentación, asimilación e integración.
A continuación revisaremos un esquema para el trabajo
Psicoterapéutico con enfoque Gestalt.
190 Francisco Javier Díaz Calderón

Motivo de consulta manifiesto o expresión del síntoma:


En esta fase el psicoterapeuta escucha con atención el pro-
blema que manifiesta la persona siendo respetuoso del con-
tenido de la problemática. Realiza preguntas estrategias que
permitan comprender profundamente el mundo subjetivo
del otro.
Del aislamiento a la vida 191
Atención a la experiencia fenomenológica: En esta fase el
psicoterapeuta se concentra en la experiencia fenomenológi-
ca, es decir el proceso que acontece en el aquí y ahora y no en
el contenido del discurso. En este caso la atención fenome-
nológica no se restringe a observar el lenguaje corporal del
otro, sino a mantener un continuum de conciencia sobre las
manifestaciones que acontecen en el campo (configuración
relacional terapeuta-cliente). En este caso el terapeuta nece-
sita estar al pendiente de las manifestaciones que acontecen
en campo y que modifican el self. Es decir no se trata solo
de comprender al otro, sino de vivenciar lo que acontece en
el campo. Con base en eso el psicoterapeuta puede identi-
ficar manifestaciones experienciales del cliente aunque no
hayan sido expresadas verbalmente. Una vez que sucede la
aprehensión fenomenológica el psicoterapeuta puede utili-
zar la autorrevelación como una estrategia que promueva el
contacto en la persona o bien permita comprender a profun-
didad la experiencia subjetiva del otro sin caer en interpre-
taciones.
Cimentación corporal: En esta fase el psicoterapeuta pro-
mueve el contacto con la sensación emergente y acompaña
a la persona a que pueda atender la sensación sin buscar una
explicación cognitiva, tan solo centrándose en la vivencia.
Se acompaña a la sensación buscando que se desarrolle una
organización que permita el incremento de la energización
de tal manera que pueda formarse una figura clara en el aquí
y ahora con base en la emoción presente.
Contemplación terapéutica: El psicoterapeuta acompaña
desde el silencio con una presencia compasiva, aceptante y
amorosa la exploración sensorial y existencial que atraviesa
la persona durante su contacto con la vivencia emocional.
Es una presencia que manifiesta confianza en la capacidad
y los recursos del cliente para alcanzar un nuevo estado de
conciencia. Es importante mencionar que para lograr este
192 Francisco Javier Díaz Calderón
nivel de acompañamiento es necesario dejar a un lado las
autoexigencias o las interpretaciones personales.
Trabajo con la emoción: Una vez que la emoción se ma-
nifiesta de manera genuina el psicoterapeuta acompaña
con paciencia esperando que el proceso permita que surja
del fondo la formación de una figura clara que promueva la
identificación de necesidades o la búsqueda de cierre. Una
vez que se ha formado la figura la persona experimenta emo-
ciones intensas que en un principio pueden resultar ame-
nazantes por ese motivo generalmente es en ese momento
donde se manifiestan las autointerrupciones al contacto.
Apoyo específico para atender a las autointerrupciones
del contacto: El psicoterapeuta se mantiene atento a los pro-
cesos que acontecen en la frontera de contacto en la expe-
riencia de campo. Una vez que ha sido capaz de identificar
las autointerrupciones de contacto por parte de la persona,
promueve el apoyo o frustración de acuerdo a la necesidad
presente en el campo fenoménico para que la persona sea
capaz de establecer un contacto profundo con la emoción
que surge.
Promoción de la expresión genuina de necesidades:
Cuando la figura se ha formado claramente, las necesidades
se manifestaran de manera espontánea y genuina, para esto,
es necesario que el psicoterapeuta sea paciente y no realice
preguntas que promuevan la resistencia técnica en la persona
(interrogantes que promuevan la deflexión o intelectualiza-
ción de la experiencia). La paciencia es una manifestación
de la confianza que necesita tener el psicoterapeuta en los
recursos del cliente.
Experimentación e intervenciones de apoyo: En esta fase
el psicoterapeuta promueve experimentos o apoyos necesa-
rios para ajustar el campo de manera nutricia y permitir que
la persona se movilice hacia la satisfacción de necesidades y
el cierre de asuntos inconclusos. Cabe mencionar que todo
Del aislamiento a la vida 193
experimento o intervención de apoyo debe surgir de la ex-
periencia de campo (intuición, aprehensión fenomenológica
y necesidad del otro), y no de las expectativas debeístas pro-
pias del psicoterapeuta.
Ampliación de conciencia e integración: En esta etapa
el psicoterapeuta acompaña al cierre de la experiencia has-
ta donde la persona se siente satisfecha (experiencialmente)
con la vivencia porque ha concluido de manera satisfactoria
con una ampliación de conciencia e integración de la nove-
dad. El psicoterapeuta promueve que la persona desarrolle
una conciencia inmediata con relación al proceso para favo-
recer la asimilación e integración de recursos disponibles en
el campo.
Cierre: Una vez que la persona puede acomodar cogni-
tivamente la experiencia emocional se realiza el cierre de la
sesión agradeciendo por permitirnos apoyarla en su proceso
de crecimiento.
La propuesta anterior es un esquema de trabajo psicote-
rapéutico Gestalt, sin embargo considero que es importante
puntualizar aspectos específicos de la intervención con per-
sonas con problemas de adicción.
A continuación revisaremos un fragmento de una se-
sión terapéutica que nos permita ejemplificar el esquema de
acompañamiento psicoterapéutico de la experiencia adictiva.
Este consultante es un adulto joven de 30 años que presenta
problemas con el consumo de cristal y heroína. Cabe men-
cionar que había mantenido un problema de adicción desde
hace aproximadamente 10 años con múltiples internamien-
tos y recaídas. Actualmente se ha mantenido sin consumo
construyendo un proyecto de vida saludable.
FD.-¿Cómo has estado con lo que hemos trabajado?
Persona.- Creo que voy cambiando pero a veces me resulta
muy difícil (sus ojos se ponen llorosos y se quiebra su voz)
194 Francisco Javier Díaz Calderón
FD.- Percibo un cambio en tu rosto ahora que me dices
esto
Persona.- Si (hace una larga pausa de silencio y ve hacia el
piso) me siento muy desanimado a veces pienso que jamás
dejare de consumir.
FD.- ¿Con que frecuencias crees sentirte así?
Persona.- La mayor parte del tiempo, en ocasiones creo
que moriré consumiendo.
FD.- ¿Cómo te sientes al decirme esto?
Persona.- Normal, es algo que ya sabía (hace una larga
pausa de silencio y se aprecia afligido)
FD.- Cuando me dices esto, experimento una sensación
de pesadez en mi cabeza. ¿Quiero saber si estas experi-
mentando una sensación parecida o es algo mío?
Persona.- Tengo una sensación, es un peso muy grande no
solo en mi cabeza, sino en todo mi cuerpo.
FD.- ¿Qué pasa cuando me dices esto?
Persona.- Siento mucho miedo, no me quiero morir.
FD.- ¿Puedes intentar recibir esta experiencia de miedo?
Persona.- No puedo, me da vergüenza.
FD.- ¿Que está pasando contigo en este momento?
Persona.- Me da pena que las personas crean que soy vul-
nerable.
FD.- ¿Sientes vergüenza al decirme a mí que te sientes
vulnerable?
Persona.- Contigo no.
FD.- ¿Qué está pasando en esta relación para que te sien-
tas diferente?
Persona.- Me siento escuchado y aceptado por ti. Además
tú no me juzgas
FD.- ¿De qué te das cuenta con esto?
Del aislamiento a la vida 195
Persona.- Que no hay razones para sentir vergüenza
FD.- ¿Pasa algo cuando me dices esto?
Persona.- Me doy cuenta que puedo decírtelo sin sentir
miedo o vergüenza.
FD.- Revisa que sensación hay en tu cuerpo en este mo-
mento en que te das cuenta
Persona.- Mi cuerpo está más ligero y me siento libre,
porque durante mucho tiempo estuve prisionero de la ver-
güenza y el miedo
FD.- Te invito a que pongas atención a lo que estas sin-
tiendo en este momento
Persona.- Me siento muy ligero como si fuera libre
FD.- ¿Puedes intentar decir “Me siento libre” a ver qué
pasa?
Persona.- Me siento libre (sube el tono de voz y su rostro
se ilumina)
FD.- Te invito a que pongas atención a la experiencia que
está sucediendo. Yo te acompaño en silencio.
Persona.- (Cierra sus ojos y permanece en silencio durante
algunos minutos)
Persona.- Creo que es suficiente (Nuevamente hace una
pausa de silencio)
Persona.- Necesitaba sentirme aceptado por los demás
FD.- Sucede algo mientras dices esto?
Persona.- Me siento libre (sube su tono de voz)
FD.- ¿Libre de qué? (Subo el tono de voz para apoyar la
energización)
Persona.- Libre de las expectativas de mi familia.
Persona.- Libre de mis miedos
Persona.-Libre de ser alguien que siempre se esconde atrás
de la droga.
196 Francisco Javier Díaz Calderón
Persona. Libre de creer que no puedo.
FD.- Te invito a que te regales un tiempo para asimilar
la experiencia de libertad que está surgiendo en este mo-
mento.
Persona.- (Respira profundamente, hace una larga pausa y
cierra sus ojos durante aproximadamente 5 minutos. Des-
pués abre sus ojos lentamente y sonríe)
FD.- ¿Cómo estas en este momento?
Persona.- Me siento ligero y contento (su rostro esboza
una sonrisa)
FD.- ¿Quieres comentarme tu experiencia?
Persona: Te quiero decir que me siento muy tranquilo
como hace mucho tiempo no me sentía. Me doy cuenta
que he buscado la droga para no enfrentar el miedo de sen-
tirme vulnerable, y ahora puedo reconocer que me asusta
morirme consumiendo (Nuevamente hace una pausa de
silencio).
Persona.- En este momento me siento muy tranquilo y
motivado para seguir disfrutando la vida.
FD.- ¿Estas disfrutando este momento?
Persona.- Si la verdad me siento muy bien, además me doy
cuenta que puedo ser diferente. No hay razón para sentir
vergüenza por estar triste o necesitar cariño
FD- Me siento alegre al escucharte decir esto
Persona: A mí también me alegra decirlo.
FD.- Recuerda que las personas crecemos cuando sabemos
aprovechar los recursos disponibles y pedir ayuda.
Persona.- Si ahora que lo dices, creo que cuento con mu-
chos recursos en mi vida.
FD.- ¿Cómo te sientes de darte cuenta de esto?
Del aislamiento a la vida 197
Persona.- (Toma una respiración profunda y pausada) Me
siento muy tranquilo y siento una alegría que no sé cómo
explicarte.
FD.- Recibe estas emociones
Persona.- (Continua respirando profundamente, esbozan-
do una ligera sonrisa) Esto es lo que anduve buscando por
mucho tiempo, ahora me siento muy satisfecho.
FD.- ¿Revisa si necesitas algo más?
Persona.- No gracias Paco, por hoy es más que suficiente.
A continuación presento una propuesta para lograr una
intervención terapéutica estratégica para el abordaje de la
experiencia adictiva con enfoque Gestalt.
Fase I
Identificación de aspectos procesales relacionados con
la experiencia adictiva
Los proceso de evaluación y diagnóstico necesitan ser de
tipo procesal con el propósito de no encasillar a la persona
con un diagnóstico, sino identificar los procesos presentes
en la persona en el presente. En el caso de las adicciones
es necesario que el psicoterapeuta se encuentre lo suficien-
temente capacitado para realizar un adecuado diagnóstico
clínico. Este aspecto es fundamental para diseñar un plan de
tratamiento de línea Gestalt que permita promover el cre-
cimiento de la persona sin que se ponga en riesgo su salud
mental.
Es importante mencionar que se debe evitar el proceso
psicoterapéutico cuando las personas se encuentran activas
en el consumo de la sustancia, sobre todo cuando el trata-
miento se da de forma ambulatoria o no se está trabajan-
do con un equipo multidisciplinario (psiquiatra, neurólogo,
consejero en adicciones, etc). Esto particularmente con dro-
gas como la cocaína, cristal o heroína, porque el síndrome
198 Francisco Javier Díaz Calderón
de abstinencia dificulta evitar su consumo. En caso de que
se decida brindar el tratamiento es necesario acompañar la
psicoterapia de atención psiquiátrica para el manejo de los
síntomas del síndrome de abstinencia y de la comorbilidad
psiquiátrica que pueda presentar la persona.
El proceso terapéutico en esta primera etapa se enfoca
en atender a los aspectos fenomenológicos que acontecen en
el campo y que se encuentran relacionados con aspectos del
proceso de contacto y satisfacción de necesidades, estratos
de la neurosis y etapa de la motivación al cambio en que se
encuentra la persona. El proceso de diagnóstico busca lograr
una profunda comprensión de la manera en que la persona
está organizando su existencia en el momento presente.
El trabajo Gestáltico en adicciones que propongo se basa
en la teoría del campo y en el diagnóstico procesal que per-
mita al psicoterapeuta trabajar de manera estratégica sin
perder conciencia de que el aspecto más importante es lo
que sucede aquí y ahora. La evaluación que se realiza necesi-
ta actualizarse de manera continua con el propósito de pro-
mover el apoyo necesario para el crecimiento de la persona
de acuerdo a las condiciones presentes.
Fase II
Construir un campo de confianza y apoyo
Las personas que han tenido problemas con el consumo
de drogas generalmente experimentan la triada de restric-
ción existencial, es decir experiencias traumáticas, vergüenza
y aislamiento. Por ese motivo es necesario que el terapeuta
mantenga un acompañamiento empático y sensible a lo que
sucede en el campo fenoménico con el propósito de fomen-
tar la esperanza en la posibilidad de cambio pero sobre todo
la confianza en el otro.
Las experiencias traumáticas generalmente quedan re-
gistradas como asuntos inconclusos, de tal manera que son
Del aislamiento a la vida 199
experiencias que limitan la libertad existencial de la persona
de manera continua. Cuando la persona mantiene incon-
clusa la Gestalt de la experiencia traumática se acompaña
de la vergüenza y del aislamiento. Esto aspectos provocan el
mantenimiento del consumo de drogas y la reinserción de
la persona en relación que sean de crecimiento y apoyo para
superar el uso de drogas.
El psicoterapeuta necesita mantener una presencia ge-
nuina y compasiva que permita que la persona logre confiar
en el otro. Esto será el inicio del proceso de recuperación de
la capacidad de confiar y manifestarse de manera genuina.
Algunas personas pueden presentar paranoia debido a las
sustancia de consumo. No obstante, la intervención terapéu-
tica estará enfocada en permitir al otro vivenciar de manera
libre hasta que sea suficiente sin que haya expectativas por
parte de psicoterapeuta.
En un inicio la persona puede tener problemas para ser
honesto debido a la desconfianza que ha desarrollado a lo
largo de su vida y que generalmente se ha incrementado con
las experiencias relacionadas con el consumo de drogas y las
alteraciones que en algunos casos produce la sustancia a ni-
vel cerebral (paranoia). La paciencia en el acompañamiento
es fundamental para validar la confianza en los recursos de la
persona. La persona necesita sentirse segura y apoyada para
expresar genuinamente sus sentimientos.
Hay a quienes les resulta muy fácil hablar de cosas que
aparentemente han sido traumáticas; sin embargo son pre-
sentadas como un discurso cognitivo falto de emoción. Esto
sucede porque a través del trabajo en grupos de ayuda mu-
tua la persona se habitúa a compartir estas experiencias. Es
necesario tomar en cuenta que en un principio la persona
se encuentra desensibilizada, sobre todo cuando atraviesa la
etapa de pre-contemplación.
200 Francisco Javier Díaz Calderón
El terapeuta necesita acompañar estos procesos desde
el respeto a la otra persona con una profunda empatía, de
manera que la persona se sienta confirmada a partir de la
relación terapéutica. Una presencia libre de juicios y de ex-
pectativas favorece que la persona se sienta aceptada y sea
capaz de confiar en el psicoterapeuta.
Fase III
Sensibilización y conexión afectiva
La experiencia adictiva provoca que la persona se desensi-
bilice porque la sustancia modifica radicalmente los procesos
a nivel cerebral convirtiendo a la sustancia en el sentido de
vida de la persona. Esto genera un alto nivel de desconexión
con sus necesidades y desinterés en las relaciones afectivas
en su vida cotidiana.
Digamos que la vivencia de una persona con problemas
de adicción es de sobrevivencia, lo que provoca que sus ac-
ciones y reacciones sean muy instintivas, alejadas de la afec-
tividad y la planeación. Cuando el individuo se encuentra
activo en el consumo de drogas, mantiene una actitud que a
la vista de los demás es egoísta. Esta actitud se presenta bajo
el instinto de sobrevivencia que activa al cerebro reptil don-
de lo más importante es la gratificación inmediata.
Una vez que se ha creado una relación profunda y un
campo de crecimiento es momento de favorecer la sensibi-
lización de la persona, es decir, que establezca con las sen-
saciones de su cuerpo y empiece a atender a sus emociones.
En un principio es posible que la persona se sienta extraña
o surjan sentimientos de vergüenza pero es en ese momen-
to donde el psicoterapeuta necesita mantener un apoyo que
permita fluir a la energía emocional que se encuentra conte-
nida, brindado el apoyo necesario para su expresión.
La conexión afectiva es fundamental para promover la
actualización experiencial en la persona, porque a través de
Del aislamiento a la vida 201
la relación terapéutica la persona recupera la confianza en
sí misma gracias a la confianza que experimenta en el aquí
y ahora. La autorrevelación puede apoyar a la persona en el
proceso de contacto con las sensaciones y emociones pre-
sentes.
El psicoterapeuta necesita cimentar el contacto con la
experiencia emocional para que la energía contenida pueda
incrementarse y la persona pueda superar los procesos de au-
tointerrupción del contacto. En este proceso pueden surgir
experiencias relacionadas con el consumo de drogas o el cra-
ving. Es necesario recibir estas manifestaciones emocionales
sin prejuicios para que la vivencia pueda seguir su camino
permitiendo a la persona re-significar estas vivencias desde
un nuevo nivel de conciencia.
Para lograr esto, el terapeuta fomentará la co-creación
de un campo que facilite la manifestación de la figura por
medio de un acompañamiento profundamente compasivo y
paciente que facilite el desarrollo espontáneo de la experien-
cia a través de un continuum de conciencia que lleve a la
persona a la satisfacción de necesidades y cierre de la figura
presente.
Fase IV
Experimentación e intervenciones de apoyo para la
expresión genuina de necesidades
Los procesos y estados de frontera inflexibles son obs-
táculos para que la persona pueda expresar de manera es-
pontánea sus necesidades. Por ese motivo el psicoterapeuta
necesita identificar qué procesos presentes están interrum-
piendo el contacto como una manera de ajuste creativo para
responder a las demandas del entorno. Es preciso que el psi-
coterapeuta identifique esos procesos estereotipados con el
propósito de realizar ajustes creativos que permitan crear el
202 Francisco Javier Díaz Calderón
apoyo suficiente el establecimiento del contacto y la expre-
sión genuina de necesidades.
Las personas pueden llegar a experimentar angustia o
temor ante experiencias emocionales que son poco conoci-
das. En esta etapa también pueden surgir sentimientos de
culpabilidad que fomentan la retroflexión y el surgimiento
de pensamientos negativos. El trabajo terapéutico necesita
dirigirse a la co-creación de experimentos que permitan a la
persona asimilar nuevas experiencias e integrar aspectos que
han permanecido alienados hasta ese momento. El apoyo te-
rapéutico es necesario para direccionar la energía emocional
hacia las necesidades que surjan de la experiencia de campo
favoreciendo la satisfacción de necesidades y el cierre de la
experiencia.
Fase V
Ampliación de conciencia e integración de polaridades
Las personas con problemas de adicción generalmen-
te presentan un autoconcepto limitado que se sustenta en
polaridades rigidizadas. Las polaridades que se encuentran
exacerbadas y las que están disminuidas crean un proceso re-
lacional estereotipado que impide la actualización de la per-
sona. En el caso de las personas con problemas de adicciones
las polaridades que se encuentran exacerbadas y disminuidas
en las personas que asisten a psicoterapia son:
Malo-bueno
Incapaz-capaz
Insensible-sensible
Temerario-cuidadoso
Despreocupado-comprometido
Dependiente-independiente
Impulsivo-estratégico
Desastroso-responsable
Aislado-conectado
Del aislamiento a la vida 203
Estas polaridades se ven reforzadas por introyectos y ex-
periencias obsoletas en la persona. A través de la experimen-
tación la persona puede asumir experiencias relacionadas
con polaridades que han permanecido disminuidas hasta ese
momento. Las polaridades disminuidas generalmente sur-
gen de forma espontánea, es por eso que el terapeuta necesi-
ta estar muy atento para identificar cuando se manifiesten y
pueda acompañar a la persona en el proceso de experimen-
tación y asimilación de la polaridad alienada.
Es necesario que el campo fenoménico apoye la excita-
ción emocional para promover la experimentación de las po-
laridades y los recursos que habían permanecido limitados
hasta ese momento y que son necesarios en la experiencia
que acontece en el momento presente. Cuando esto sucede
la persona logra recuperar la funcionalidad de esa polaridad
hasta llegar a la satisfacción de necesidades que ayude a la
integración de los aspectos que enriquezcan el crecimiento
de la personalidad.
Durante este proceso la persona experimenta el awareness,
es decir una conciencia inmediata a través de los procesos
que acontecen en la experiencia relacional. En el proceso de
psicoterapia las personas con problemas de adicción se dan
cuenta de muchas cosas que no estaban presentes a nivel
consciente. El awareness apoya el surgimiento de experiencias
novedosas, la asimilación e integración de polaridades. Lo
anterior permite el desarrollo de la conciencia reflexiva o
consciounsness. La ampliación de conciencia es básica para la
integración de polaridades en la vida cotidiana permitiendo
que el individuo pueda lograr mayor conexión con las demás
personas y le ayude a disfrutar la vida de manera satisfactoria.
204 Francisco Javier Díaz Calderón
Fase VI
Cierre
El proceso psicoterapéutico en el caso de personas con
problemas de adicciones también procura un cierre. Esto
sucede cuando la persona ha logrado el cierre de asuntos
inconclusos que lo agobiaban, actualización experiencial y
un contacto satisfactorio con sus necesidades. En esta fase
de la intervención la persona ha logrado recuperar su vitali-
dad original de manera genuina de tal manera que desarrolla
nuevas posibilidades existenciales que permiten lograr mayor
satisfacción en las experiencias cotidianas sin la necesidad de
consumir drogas para mantener un equilibrio saludable.
En el caso de las personas que han pasado por la expe-
riencia adictiva es importante que aunque se logre el cierre
del proceso terapéutico es necesario que el terapeuta pro-
mueva sesiones de apoyo para el mantenimiento del proceso
de recuperación. Esto debido a que la experiencia adictiva
tiene un componente a nivel cerebral que produce que ciertas
manifestaciones como el craving y síndrome de abstinencia
post-agudo sean recidivantes y pueden provocar una recaída
en el consumo de drogas. En este caso se recomiendan sesio-
nes quincenales o mensuales para apoyar el mantenimiento
del proceso de cambio de vida en la persona.
Del aislamiento a la vida 205

Considero importante señalar que estos esquemas son


propuestas cuyo propósito es apoyar a los psicoterapeutas,
de tal manera que cuenten con una guía que facilite su traba-
206 Francisco Javier Díaz Calderón
jo. No es una receta y las fases no necesariamente acontecen
de manera lineal. Recordemos que la psicoterapia Gestalt es
la terapia de lo obvio y de la flexibilidad, así que es preciso
considerar esta propuesta como una invitación a explorar las
posibilidades basadas en la experiencia y estrategia teórica-
mente fundamentada y no como un estricto protocolo de
tratamiento.
Del aislamiento a la vida 207

Capítulo XIX
El Psicoterapeuta Gestalt atendiendo la experiencia
adictiva

Cuando tus prejuicios nublen tu vista, confía en la mirada de


tu corazón.
-Francisco Díaz

La psicoterapia Gestalt al ser un enfoque holístico no li-


mita su intervención a un aspecto de la persona, sino que
busca atenderla de manera integral. Cuando se propone un
abordaje especializado en la experiencia adictiva no es por-
que todo el trabajo psicoterapéutico se enfoque únicamente
en el tema del consumo de drogas: por el contrario, es im-
portante que el psicoterapeuta conozca características que
son propias de la experiencia adictiva sin olvidar que las per-
sonas son mucho más que su consumo de drogas.
El proceso terapéutico está basado en la relación que se
establece entre el psicoterapeuta y la persona con la finali-
dad de promover la creación de nuevas alternativas y que la
persona pueda recuperar su capacidad de elección. El psi-
coterapeuta tiene la función de promover el incremento de
conciencia en la persona a través de un acompañamiento que
favorezca la creación de situaciones terapéuticas que pro-
muevan la experimentación de nuevas conductas y vivencias
en la persona.
La psicoterapia Gestalt no le brinda un rol protagónico
al terapeuta, al contrario se enfoca en la co-creación de una
relación que propicie situaciones que promuevan un con-
tacto profundo. Un terapeuta Gestalt necesita realizar un
gran trabajo personal para evitar moralizar las conductas
de la persona que está viviendo la experiencia adictiva; esto
208 Francisco Javier Díaz Calderón
con el propósito de lograr un contacto con la experiencia de
campo de tal manera que sea capaz de darse cuenta de sus
sentimientos y reacciones emocionales en conexión con la
experiencia que emerja del campo.
En algunos momentos la persona con problemas de adic-
ción llega buscando una relación de ayuda donde no haya
juicios ni recriminaciones. Debido a esto el psicoterapeuta
Gestalt necesita proporcionar un contacto en los momen-
tos en los que la persona necesita un soporte ante aspectos
que son amenazantes a nivel emocional, posteriormente el
psicoterapeuta mantendrá un contacto proporcionado a la
situación emergente en el campo teniendo claro los procesos
que acontecen en la frontera de contacto entre él y la persona
consultante.
Una vivencia que generalmente se presenta en la relación
terapéutica dentro del proceso de abordaje a la experiencia
adictiva es la vergüenza. El psicoterapeuta necesita recono-
cer sus propias emociones para realizar autorrevelaciones
en el momento que dichas aportaciones sean nutricias para
el fortalecimiento del self en la persona consultante. Cabe
mencionar que las intervenciones de autorrevelación se uti-
lizarán de manera genuina y estratégica con el propósito de
apoyar el contacto y la expresión auténtica en la persona.
Cuando la persona consultante se mantiene en un proce-
so de discurso deflexivo evitando establecer contacto con las
emociones que considera dolorosas, el psicoterapeuta man-
tiene una actitud de acompañamiento que atienda a los pro-
cesos fenomenológicos en lugar de atender al contenido del
discurso. Cuando el psicoterapeuta identifica algún cambio
a nivel fenomenológico requiere apoyar la incertidumbre (el
vacío fértil) de tal manera que la persona pueda movilizar la
energía a favor de la expresión genuina de sentimientos y la
satisfacción de necesidades.
Del aislamiento a la vida 209
Las personas que están viviendo la experiencia adictiva
comúnmente vienen muy lastimadas emocionalmente y con
un pobre autoconcepto. El psicoterapeuta necesita mantener
un acompañamiento que atienda a las cualidades estéticas de
la relación terapéutica, de modo que la persona pueda iden-
tificar y reconocerse a través de la situación presente y no de
las creencias preconcebidas que posee debido a su historia
de vida. Esto permite que la persona se actualice y apoya su
intencionalidad de establecer contacto con las experiencias
emergentes en el aquí y ahora, superando los discursos tóxi-
cos o las autocríticas.
Cuando la persona ha actualizado su vivencia a través
de la presencia del otro, es necesario que el psicoterapeuta
desarrolle de manera intuitiva, creativa y estratégica experi-
mentos que atiendan a la situación propia del campo. Una
vez que la persona establece un contacto profundo la con
figura el psicoterapeuta apoyará a través de una presencia
cálida y manteniendo la contemplación terapéutica para
apoyar la asimilación de la nueva experiencia en el cliente
hasta el punto que pueda rescatar un nuevo aprendizaje que
promueva su crecimiento y transformación.
La psicoterapia Gestalt se fundamenta en la integración
de los aspectos que se encontraban alienados en la persona
(huecos de la personalidad). En ese sentido, la experiencia
adictiva generalmente se encuentra ligada a experiencias
traumáticas en la infancia, por esa razón, el psicoterapeu-
ta apoyará la manifestación de expresiones que surjan del
fondo y que emerjan como figura en ese momento aunque
resulten sumamente dolorosas. Es importante que el psico-
terapeuta tenga presente que las experiencias se manifiesten
de manera proporcionada porque en el caso de las personas
con tendencia histriónica o borderline estas pueden expre-
sarse de forma desproporcionada a tal grado que pueden po-
ner en riesgo el estado mental de la persona.
210 Francisco Javier Díaz Calderón
Cuando el psicoterapeuta observe manifestaciones que
sean desproporcionadas es importante que realice un pro-
ceso de análisis de los fenómenos de contacto surgidos de la
relación terapéutica y pueda asistir a un proceso de supervi-
sión como medida de autocuidado y de cuidado a la salud
mental de su cliente.
La comorbilidad psiquiátrica es una de las condiciones
más comunes en las personas que viven la experiencia adicti-
va. Generalmente condiciones como la depresión, trastornos
de ansiedad, trastornos de personalidad, etc., acompañan al
consumo de drogas. Incluso en muchas ocasiones el consu-
mo de drogas se origina como una medida de automedica-
ción para disminuir el malestar que provocan las condiciones
patológicas.
El terapeuta Gestalt necesita tener una formación en psi-
cología clínica para que sea capaz de identificar condiciones
que puedan poner en riesgo a la persona consultante. Aun-
que el psicoterapeuta Gestalt mantiene una línea de trabajo
basada en la fenomenología, es importante que no desatien-
da las propuestas de diagnóstico clínico con la finalidad de
canalizar al paciente a atención psiquiátrica cuando sea con-
veniente.
Dentro del trabajo psicoterapéutico es necesario que el
terapeuta mantenga una idea clara de las condiciones pre-
sentes del cliente y las necesidades que se manifiestan en
el aquí y ahora. De este modo, es capaz de crear una rela-
ción nutricia con el consultante. Para esto el terapeuta debe
mantener presentes las condiciones de la persona sin que
esto interfiera en su relación, además se deben eliminar las
etiquetas que el propio cliente trae a la relación terapéutica.
El terapeuta mantiene su atención a los procesos de con-
tacto que acontecen en la situación terapéutica ateniendo a
las manifestaciones fenomenológicas y los procesos estéticos
Del aislamiento a la vida 211
acontecidos a favor del crecimiento y en la integración de los
aspectos saludables.
El psicoterapeuta Gestalt es capaz de ver más allá de las
limitaciones que manifiesta el consultante que asiste a tera-
pia por problemas con el consumo de drogas. Por eso, nece-
sita identificar y apoyar la integración de los recursos de la
persona consultante presentes en la situación terapéutica. Es
necesario que el terapeuta pueda identificar las experiencias
emocionales que son significativas y que han permanecido
en el fondo, apoyando su manifestación a través de la crea-
ción de experimentos de incrementen la capacidad de expre-
sar los aspectos saludables presentes en la persona.
El terapeuta Gestalt es capaz de co-crear un campo que
sea nutricio para el establecimiento de contacto con la fi-
gura emergente en la situación terapéutica. Acompañar la
manifestación corporal genuina es fundamental para la ex-
presión de cualidades de contacto como la energía, alegría,
fortaleza que permita la asimilación e integración de aspec-
tos nutricios. Esto ayuda a superar los discursos dramáticos
y de autorrecriminación de la persona para dar paso a nuevas
experiencias existenciales que fortalezcan una nueva forma
disfrutar la vida.
La atención a la experiencia adictiva consiste asumir la
vivencia presente en el campo formado en el proceso psico-
terapéutico. Es decir, el psicoterapeuta asume las manifesta-
ciones fenomenológicas presentes en el campo promoviendo
en todo momento una dinámica que permita la excitación de
la energía contenida presente en la experiencia para encausar
las necesidades hacia acciones vinculadas a la satisfacción.
En el trabajo terapéutico es necesario respetar el ritmo
que surja de la experiencia de campo y que permite a cada
persona manifestarse de manera genuina e intuitiva para
re-descubrirse en el encuentro. El contacto con la experien-
cia presente, el cierre de asuntos inconclusos y la atención a
212 Francisco Javier Díaz Calderón
experiencias obsoletas permite a la persona lograr la asimi-
lación e integración de nuevas posibilidades en los procesos
del self que permitan encauzar la energía que se había acu-
mulado debido a las autointerrupciones del contacto en favor
del crecimiento de nuestra personalidad. Cuando aparecen
los procesos y estados de frontera el psicoterapeuta necesita
donar su persona al campo en favor de posibilitar la creación
de un entorno que brinde asistencia hacia el surgimiento de
la creatividad existencial con un ritmo adecuado de contac-
to/retirada que integre aspectos de la personalidad que se
encontraban disminuidos y flexibilizar los que se mantenían
rigidizados.
La experiencia adictiva se caracteriza por la búsqueda
incesante del placer pero de una manera rígida y estereoti-
pada. La propuesta de atención se centra en la búsqueda de
la co-creación de experiencias novedosas donde el apoyo el
psicoterapeuta permita un ajuste en los procesos de autorre-
gulación para propiciar el contacto que ayude a la transfor-
mación de la vida en relación.
El abordaje de la experiencia adictiva desde el enfoque
Gestalt atiende a la ampliación de conciencia sobre la capa-
cidad de manejar un gran número de polaridades que corres-
pondan a lo que está sucediendo en el campo. Las personas
con problemas de adicción generalmente han permanecido
muy arraigadas a polaridades rígidas que por lo común sur-
gen de experiencias traumáticas u obsoletas en el momento
presente.
La psicoterapia es un espacio donde los estigmas del pa-
sado se liberan para configurar un espacio nutricio donde la
persona se atreva a vivir de manera espontánea integrando
las novedades y reconocimiento polaridades que estaban ne-
gadas o disminuidas. Esto permite que la persona desarrolle
confianza en sí misma y desarrolle la capacidad de tener una
presencia nutricia en las relaciones de su vida cotidiana.
Del aislamiento a la vida 213
El respeto a la experiencia del otro es fundamental para
que la persona pueda realizar los ajustes necesarios para al-
canzar un estado saludable con base en el rescate de aspectos
valiosos de sí misma. Las personas con problemas de adic-
ción están acostumbradas a recibir malos tratos o confron-
taciones en sus tratamientos, por eso en un principio puede
prevalecer la desconfianza. Esto se supera creando un ins-
tante que posibilite la expresión genuina de las emociones
hacia el descubrimiento de nuevas posibilidades de vida.
Durante mucho tiempo he escuchado la palabra amor
adulto dentro de los procesos de recuperación en los centros
de rehabilitación o clínicas de tratamiento. Pero ese amor
adulto consiste en juzgar, humillar y ofender a las personas
por su comportamiento adictivo. En su búsqueda de ayudar
las personas pueden llegar a lastimar lo más profundo de un
individuo. En lo personal, creo que el amor adulto es com-
pasivo, aceptante y sobre todo respetuoso de los recursos y
potencialidades del otro.
214 Francisco Javier Díaz Calderón

Quiero terminar este libro con un poema:

Vivir en relación

El dolor ha sido tu compañero durante mucho tiempo.


Los demás te han lastimado por no comprender tu vivencia.
Has nublado tu conciencia con remedios venenosos;
Tus miedos han sido calificados como rebeldía e insensatez.
El amor que has aprendido te ha limitado a depender.
El temor te ha enclaustrado en la vergüenza, soledad y
aislamiento.

Hoy te invito a un diálogo profundo entre tú y yo.


En un principio seremos extraños,
Pero el respeto, la compasión y la confianza
Nos permitirán crear instantes donde seamos una sola alma.
Mi presencia estará contigo en los momentos más difíciles
Aprenderemos a confiar uno en el otro y apoyarnos de manera
saludable
Pasarás de ver sombras a deslumbrarte por las estrellas;
Caminarás con la hermosa luz de una luna resplandeciente.

En la serenidad descubrirás cosas maravillosas que estaban


ocultas,
Aprenderás a apreciarte en el espejo,
Caminarás por un nuevo universo
Limpio de temores pasados;
Con una mirada libre de vergüenza;
Con un corazón dispuesto a latir con lo que vive aquí y
ahora.
Esa posibilidad eres tú, cuando tomas el riesgo de vivir
en relación…
Del aislamiento a la vida 215

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Este libro se terminó de imprimir en abril del 2017 en
Temacilli Editorial, Calle Allende 651, colonia centro, Lagos
de Moreno, Jalisco.
Tel (474) 10–35–904.
Esta edición consta de 200 ejemplares.

http://editorial-temacilli.com

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