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La preocupación permanente por el modo posible de intervenir en las curas que dirijo, en

esta ocasión me llevó a reencontrarme con viejas reflexiones de estos modos, que el historial
freudiano “El Hombre de las Ratas” nos presenta.
Se lee allí una lógica implacable y la posición de Freud ante sus dificultades: “al mes de
escuchar a este paciente decide presentar un recorte del material clínico en la Sociedad de
Viena”.
Esta posición freudiana ante sus dificultades ya son una enseñanza.
El historial ha motivado infinidad de comentarios, reflexiones, cuestionamientos, es un
verdadero homenaje a los diferentes casos freudianos.
Freud como Lacan, diciéndolo de diferentes modos, ubican en el centro del drama
de ErnestLorenz, verdadero nombre del Hombre de las Ratas, no Paul Lorenz como figura
en The Original Records of the Case, publicado por Strachtey en 1954, les decía...., ubican
en el centro del drama a la función paterna.
Freud a lo largo del historial señaló la infinidad de lugares por donde el significante del
Síntoma generaba encuentros asociativos. Bordeó el umbral del Significante Unario, dicho en
su nombre propio, Ernest, pero este paso dado en la clínica, no lo formalizó en la teoría.
Lacan nos ayuda a dar ese paso más. Nos ayuda a reconocer en esa “moneda acuñada” ya
no un significante particular (Ratten) sino un conjunto de letras hecha de puro sin sentido,
que, como dijo Lacan, siempre llegan a destino.
Les propongo recorrer este camino en más que nos invita Lacan, en el historial.

Paso a hacer algunos recortes del mismo.

Este joven abogado de 30 años que hace 93 años llegó al consultorio de Freud, decide
consultarlo después de leer “Psicopatología de la vida cotidiana”, en este texto se encuentra
con juegos de palabras relativas a actos fallidos, esto hace que lo consulte.
Ernest Lorenz padecía desde hacía mucho tiempo un detenimiento en su vida laboral y
afectiva. No podía dejar la empresa materna ni concretar su casamiento con su amada.
Le aquejaban “temores” en relación a las personas que decía amar más: su padre y Gisel, su
novia.
El suceso desencadenante del delirio de las ratas comienza cuando estando en prácticas
militares y descansando en una posada, la hija del posadero se le insinúa.
Esta joven le atrae y termina olvidando sus lentes, en alemán Kneifer, que también
significacobardía. Dejemos, por ahora, esa corrección.
No quiere perder tiempo para su regreso a Viena y le pide a la empleada del correo que se
los envíe contrareembolso. Esta acepta y así sucede, pero cuando las gafas le son enviadas,
el Capitán que él llama Cruel, Jefe de su lugar de práctica, le comunica que le debe 3,80
coronas a un Teniente A. que se hizo cargo del pago.
El azar hizo que el apellido del Capitán Cruel portara las letras R-A-T-T-E-N
Es en ese momento que el asaltó una idea, “no debía pagar ese dinero al Teniente A.,
porque a su padre y a la mujer amada podría sucederles algo malo”.
Frente a la idea que se le impone le surge la perentoria intimación de un juramento: “Voy a
pagar esas 3,80 coronas al Teniente A.”. Sabiendo que a quien se las debía realmente era a
la empleada del correo.
Esa intimación, formulada desde el Otro, retornaba como un mandato “tú debes pagar al
Teniente A. las 3,80 coronas”.
Comienzan cavilaciones agobiantes, que en otro tiempo ya había padecido. Así comienza su
análisis: “imposibilidad de saldar la deuda de acuerdo al reclamo del mandato”. Continuemos
con el historial.
Ernest el día que pierde las gafas, Kneifer, debía encontrarse con la cariñosa posadera y esa
noche con el ánimo excitado por el encuentro y con la angustia por haber perdido las gafas,
escucha de boca del Capital Cruel el relato de la tortura de las ratas, que los chinos aplicaban
a su prisioneros. La Vorstellung Ratte, nos dice Freud, inició a partir de ese momento, un
recorrido desconocido, excitando una serie de pulsiones y recuerdos. Dice del goce anal del
sujeto.
Freud pudo reconstruir a partir del decir de Ernest estas dos respuestas sucesivas y
contradictorias, a la orden del Capitán Cruel “después que le relata el episodio de las ratas”
l) La decisión que no iba a obedecer el mandato aunque acarreara el castigo de las ratas a su
padre y a Gisel.
2) Inmediatamente después se le imponía una exigencia de sentido opuesto, así evitaría la
tortura para los que amaba.
Esta interna fórmula obsesiva presenta la esencia del mandato Super-Yoico.
¿Por qué en nuestro caso esa orden del Capitán Cruel, que constituyó un error azaroso
desempeñó un papel primordial en la obsesión del Sujeto?. Aproximemos una respuesta,
encubre una dimensión más profunda de falla en cuestión. La noche que el Capitán Cruel
hizo el relato de las ratas, se hizo portavoz de un significante esencial, que portaba las letras
de las cifras del Sujeto, cifras que dicen de su rasgo Unario, Ernest, pero también se deslizó
en el lugar del Amo derRatten sustituto del Amo Paterno, Padre Real Gozador. Esas letras
portaban las dos líneas - la liberadora Rasgo Unario y la gozadora - Padre Amo.
Ni el Capitán ni Ernest sabían la significación interna inconsciente que portaba esa palabra.
Palabra que portaba desde mucho tiempo antes una cifra secreta del Sujeto, así como su
propio nombre Ernest.
Es desde el ámbito de la estructura literal articulada en Ratten que el Sujeto del
Inconscienteintroduce una falla en el Otro. Aquella que Lacan designó como castración en el
Otro S(A), ante ella el neurótico retrocede. No cargaré con la falla del Capitán Cruel aunque
me cueste caro y luego apuntando a salvar al Otro surge la imposición obsesiva: pagaré el
importe al Teniente A. Porque el Otro no puede fallar.
¿Qué sucedió, por qué esta articulación del Capital Cruel con Ratten y el Inconsciente del
Sujeto?
Freud avanza y hace avanzar a Ernest, lo lleva asociando a que recuerde que estando el
padre del paciente en el ejército igual que él, éste era tesorero de su compañía. En un juego
de cartas apuesta el dinero de la misma y lo pierde. Este era “un jugador
empedernido”. Spielratte en alemán.
Busca en su vida civil al compañero que le había prestado el dinero salvando así su honor y
nunca lo pudo encontrar.
Deuda impaga que lo torturó toda su vida, deuda de un padre que transmite a la
descendencia.
Este relato que Ernest conocía desde muy temprana edad estaba emparentado con otro aún
más grave, que fueron dando curso a “las cifras del Sujeto”.
El padre en su juventud en vez de casarse con la mujer amada, la deja a ésta para hacer un
casamiento por conveniencia, heiratten (casarse), recuerden la palabra Kneifer, gafas, que
también significaba conveniencia, que desencadenó el drama obsesivo. Ya en estas palabras
se puede leer la repetición de letras portadoras de un rasgo.
Este padre le pide que repita su historia. Esta demanda que él cree de amor del padre. “Sé
como yo que tendrás el futuro asegurado”, le actualiza su lugar de moneda de intercambio
entre los padres del Sujeto.
Corona = Ratas, lo dejan fijado a
Niño = Rata, esa posición subjetiva.
Esa demanda dice a su vez de la falla estructural del padre Real.

Para concluir:

Como les decía al principio del trabajo, Freud señaló la infinidad de lugares por donde el
significante del Síntoma generaba circuitos asociativos. Ratten servía para nombrar a los
distintos objetos pulsionales y entraba en equivalencia con las heces, dinero, pene, niño, etc.
El análisis se fue centrando cada vez más en “esta roca literal” que terminó organizando todo
el campo de significaciones del Sujeto.
Freud comenta: “El había acuñado en su delirio obsesivo de las ratas, una moneda de
intercambio, de uso estrictamente personal”.
No alcanzó a reconocer ya no un significante literal Ratten. Tampoco un conjunto de letras
hechas de puro sinsentido que se combinan en innumerables variantes para escribir el
nombre Inconsciente del Sujeto, por medio de los significantes de la lengua.
Ratten, si bien tiene un lugar relevante en la economía subjetiva, es sólo uno de los posibles
cifrados significantes, seleccionada por alguna contingencia.
A diferencia de la letra como dice Lacan, que siempre llega a destino.
Spielratte, Heiratten, Ratten y otros que tomaron el delicado hilo del análisis no fueron
capturados por los mecanismo del Inconsciente, por su sentido, sino esencialmente porque
eran vehículo a modo de escritura cifrada, de un rasgo literal, siempre el mismo, al que
suponemos instituido en el origen de la cadena Inconsciente. Corona = rata
Niño = rata
Lugar de Ernest, lugar de niño-rata, lugar de moneda de intercambio entre los padres.
El nombre Ernest funcionó como una marca abierta a la lectura, operando como vector en la
selección y captura del material significante.
Hay veces en que las letras del apellido, un apodo, o cualquier otra marca ya presente en un
primer tiempo de constitución subjetiva, son las que servirán de apoyo en la operación de
extracción “del rasgo unario en el momento de institución del Inconsciente”. En nuestro
caso, Ernest.
Entre estas marcas primeras y la escritura sintomática es preciso situar el Uno de la
repetición.
Localización del Sujeto por la función del nombre: el nombre recibido del Otro y los nombres
que resultan escritos por vía del retorno de lo reprimido.

NOMBRE PROPIO NOMBRE CIFRADO POR EL


INCONSCIENTE
Ernest - Sterbern - Nombre del Capitán Cruel
Marca abierta a la lectura - Spielratte - Jugador empedernido
Cada letra es una cifra - Heiratten - Casarse
- Kneifer - Gafas
- Ratten - Ratas
Podemos conjeturar sobre una cadena de letras extraidas del análisis. E.R.N.S.T. o
bien S.T.E.R.N., etc., sin que importe el orden de su presentación en la hoja. En el Hombre
de las Ratas el trayecto de la cura lo lleva a sacarlo del lugar de rata, lugar de goce, para
recuperar las marcas, de la cura lo lleva a sacarlo del lugar de rata, lugar de goce, para
recuperar las marcas, las letras del rasgo Unario que portó su nombre Ernest. En este caso el
lugar de fijación gozosa coincidió con las letras que portaba el nombre propio, lugar
propiciatorio del Rasgo Unario.
Les decía que esas letras son sólo un grupo puramente fonológico que no entra nunca en el
discurso concreto, sólo puede medio decirse en las repeticiones sintomáticas.
De esta forma el trabajo interpretativo arriba a algo diferente del sentido, aunque se
desarrolle en un desciframiento significativo arriba a la: producción de una cadena literal que
sostiene un agujero irreductible en el Saber.

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