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TLALOCAN

A Journal of Source Materials on the


Native Cultures of . Mexico

Volume IV 1963 Number 2

LAS TIERRAS DE DOS INDIOS NOBLES DE


TEPEACA EN EL SIGLO XVI
PEDRO CARRASCO,
Universidad de California, Los Angeles

El régimen de la tierra entre los indios del siglo XVI tanto en la


época prehispánica como en la colonial ha sido discutido por, lo general
tomando como base la obra de Alonso de Zurita. Si bien ésta merece
toda la atención que le ha sido prestada y aun más todavía, es preciso
notar que Zurita presentó sus propias interpretaciones y generalizaciones
y no incluyó en su obra el material concreto en que se. basó y al que
sólo alude en su conocida Relación. Cosa parecida puede decirse de
autores como Torquemada, Ixtlilxóchitl y otros cuyos datos sobre la
tenencia de la tierra son de suma importancia pero que rara vez pre-
sentan casos concretos acerca de lugares, fechas, personas o terrenos
identificables. Como ha hecho notar Paul Kirchhoff (Kirchhoff 352),
es necesario complementar las descripciones generales de las fuentes con
el análisis de casos concretos en documentos cuya búsqueda y recopi-
lación apenas se ha iniciado.
Los dos documentos siguientes aportan datos valiosos acerca de las
tierras de dos familias nobles de Tepeaca y su sujeto Acacingo. Los
publico seguidos por un comentario de los temas que me parecen de
mayor interés.'
I
Este primer documento nos informa acerca de las tierras que poseía
Don Diego de Olarte y las condiciones en que las cultivaban sus ren-
teros durante los años de 1556 a 1571. En este último año heredó las
1 Encontré ambos documentos en el curso de estudios realizados en el Archivo
General de la Nación durante el verano de 1960 con la ayuda de la Unión
Panamericana. La transcripción paleográfica fue hecha por la Sra. María del
Carmen Camacho.

97
98 Tlalocan
tierras el sobrino de Don Diego, Don Dionisio de Mendoza. Es trans-
cripción completa del expediente 11, Volumen 2676 del Ramo de Tie-
rras en el Archivo General de la Nación.

Muy Magnífico señor.


Dionisio de Mendoza, principal y natural del barrio de Acazingo,
sujeto a esta ciudad de Tepeaca y alcalde por su Magestad en ella
heredero que quedé y finqué de don Diego de Olarte mi tío su uni-
versal heredero que quedé de todos sus bienes tierras y maceguales
derechos auciones y otras cosas que el dicho mi tío tenía y poseía en
esta ciudad de Tepeaca e pueblo de Acazinco y su tierra, parezco ante
vuestra merced y hago presentación de esta carta y provisión real exe-
cutoria de Su Magestad, pido y suplico a vuestra merced la obedezca
y cumpla como en ella se contiene y obedeciéndola y cumpliéndola me
mande meter e amparar en la posesión e propiedad, usofruto e señorío
de las dichas mis tierras que yo tengo e poseo en esta ciudad de Tepeaca
y en el dicho pueblo de Acazinco e su tierra e términos, y mande a
los indios mis renteros que las tienen y poseen labran y cultivan me
acudan e hagan acudir con las cosas contenidas en esta memorial de
que hago presentación que los susodichos solían dar y davan al dicho
don Diego de Olarte a quien yo sucedí en ellas por razón de las di-
chas tierras de terrazgo y renta sobre que pido justicia y de todo tes-
timonio para guarda de mi derecho.
Don Dionisio de Mendoza.
Rúbrica.

Esta es la memoria de las cosas que daban a Diego Olarte tío de


Dionisio de Mendoza las ciento y sesenta casas de los indios renteros
que viven en sus tierras.
Primeramente cada semana le daban dos indios y dos indias para
el servicio de su casa con dos cargas de leña y dos manojos de ocote.
Le sembraba cada indio seis brazas de sementera de ancho, e ciento
de largo.
Las mujeres de los renteros cada año le hilaban cuarenta capullos
de algodón.
Quatro vetes en el año los veinte indios le davan una gallina de
la tierra con cien cacaos que son natividad, resurrección, corpus cristi
y San Francisco.
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 99
Ciento y sesenta y nueve mercaderes cada ochenta días le daba
cada uno ciento y veinte cacaos no mas.
Quatro indios albanies cada ochenta días le daba cada uno cin-
cuenta cacaos y le hazía dos brazas de sementera de ancho e ciento de
largo.
Dos indios que hacen petates cada ochenta días le daba cada uno
tres petates.
Un indio que hace Acayete cada ochenta días le daba cien acayetes.
Un pintor cada ochenta días le daba cien cacaos.
Quatro indios que hacen cacles cada ochenta días le dava cada uno
tres pares.
Dos carpinteros cada ochenta días le dava cada uno cien cacaos.
Todos los ciento y sesenta casas de los maceguales cada año le
reparaban sus casas.
Todo lo susodicho le davan los ciento y sesenta casas por razón de
vivir y estar en sus tierras y se aprovechar de ellas.
Don Dionisio de Mendoza
Rúbrica
Don Martin Enriquez. El doctor Villalobos. El doctor Horozco.
Rúbrica Rúbrica. Rúbrica.
El doctor Villanueva
Rúbrica.
Derechos 390 maravedíes.— Registro 37.- Secretario Luis Mar-
tínez. Rúbrica.

Executoria en forma a pedimiento de don Diego de Olarte indio


principal de la ciudad de Tepeaca en el pleito que contra él y otros
principales an tratado los maceguales de ella, sobre derramas, tierras
y servicios personales.
Secretario Sancho López.
Rúbrica.
Don Phelipe por la gracia de Dios, Rey de Castilla, etc. etc. A todos
los corregidores, alcaldes mayores e ordinarios e otros juezes e justicias
qualesquiera asi de la ciudad y provincia de Tepeaca mo de todas las
ciudades, villas y lugares de los nuestros reynos y señoríos a cada uno
e qualquier de vos en vuestros lugares y jurisdicciones a quien esta
nuestra carta executoria fuere mostrada o su traslado signado de escri-
vano público sacado con autoridad de juez en pública forma y manera
100 `I'la.locan
que haga fe salud e gracia, sepades que ante el presidente e oydores
de la nuestra Audiencia e Chancillería que reside en la ciudad de
México de la Nueva España se a tratado pleito entre partes de la
una los indios mazeguales de la dicha ciudad de Tepeaca y de la otra
el governador y principales de ella sobre razón que parece que de
pedimiento y suplicación de la parte de los dichos indios mazeguales
nos, uvimos mandado dar y dimos ciertas nuestras cartas y provisiones
incitativas para que el alcalde mayor de la dicha ciudad de Tepeaca
en razón de las derramas y tributos demasiados que les llevavan los
dichos governador y principales de ella de gallinas, cacao, leña y otras
muchas cosas que no les pertenecían y se servían de ellos sin les pagar
cosa alguna y les tomavan y ocupavan sus tierras e les hazían otros
agravios, molestias y malos tratamientos les hiziese justicia con las qua-
les dichas nuestras cartas y provisiones y parece que la parte de los
dichos maceguales ocurrió ante el dicho nuestro alcalde mayor y le
pidieron el cumplimiento de ellas y por no las cumplir y guardar ni
les hazen en el caso justicia la parte de los dichos mazeguales torno a
ocurrir a la dicha nuestra audiencia donde por petición que presentó
Agustín Pinto, en su nombre en treinta y un días del mes de julio
del año pasado de quinientos y sesenta y siete nos hizo relación, di-
ziendo que aunque por las dichas nuestras cartas y provisiones se le
avía mandado al dicho nuestro alcalde mayor los desagraviase no lo
avía fecho, de cuya causa las dichas derramas e malos tratamientos ivan
en crecimiento y nos pidió y suplicó mandásemos que un receptor de
la dicha nuestra. Audiencia fuese a la dicha ciudad de Tepeaca y a sus
subjetos y hiziese averiguación de todo lo susodicho para que los cul-
pados fuesen castigados y sus partes restituidos en lo que les había
sido llevado y que de aquí adelante no les llevasen cosa alguna mas de
aquello que fuesen obligados a dar por tasación y visto por los dichos
nuestro presidente e oidores se mandó librar y fue librada una nuestra
carta y provisión real dirigida a Juan de Figueroa nuestro escrivano
e receptor de la dicha nuestra Audiencia, por la qual le mandamos que
con vara de justicia fuese a la dicha ciudad de Tepeaca e a sus subjetos
e a las demás partes y lugares donde más conviniese e asi de su oficio
como a pedimiento de la parte de los dichos maceguales por todas las
vías, formas y maneras que pudiese para saber e averiguar verdad o
viese información e averiguase lo que pasava acerca de lo contenido en
los capítulos que avían presentado contra los dichos principales y de
cada uno de ellos y de lo demás de suso referido e quien equales per-
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 101
sonas avían sido en cometer los dichos delitos y excesos y en dar para
ello consejo, fabor e ayuda e que cantidad de pesos de oro, maíz, ga-
llinas y otras cosas les avían llevado y de qué tiempo aquella parte y
por qué causa y razón e qué malos tratamientos les avían fecho e fecho
lo susodicho sabida e averiguada la verdad a los que hallase culpados
les hiziese cargo de las culpas que contra ellos resultasen y de lo demás
que los dichos mazeguales les pidiesen e averiguasen contra ellos y de
ello les diese treslado e recibiese sus decargos y conclusa la causa sitadas
las partes para oir sentencia lo truxese a la dicha nuestra audiencia
para que en ella visto se proveyese lo que conviniese según que más
largamente en la dicha nuestra carta y provisión se contiene por virtud
de la qual parece que el dicho Juan de Figueroa fue a la dicha ciudad
de Tepeaca y a entender en el dicho negocio ante el qual parecieron
los indios del barrio de Azoca que subjeto a la dicha ciudad y pre-
sentaron ciertas pinturas contra don Diego de Olarte indio principal
de ella sobre las cosas que en diferentes tiempos les avían llevado de
cacao, gallinas, leña, servicios personales y otras muchas cosas y acerca
de ellas recibió cierta información de testigos que la parte de los dichos
mazeguales dio contra el dicho don Diego de Olarte y de lo que de
ella resultó le hizo cargo y le mandó dar traslado, el qual pareció ante
él y alegó y dixo que los dichos mazeguales como sus renteros y terraz-
gueros de tiempo inmemorial a aquella parte le habían servido a él y
a sus antepasados como a personas principales. E que como a tales les
acudían con sus servicios personales e terrazgos e que él entre ellos no
avía echado derramas algunas ni hécholes malos tratamientos y alegó
otras muchas causas y razones en guarda de su derecho y para su des-
cargo y hizo presentación de ciertas memorias de sus tierras y pinturas
y para averiguación de lo susodicho dio cierta información y alego
de su justicia y conclusa la causa la recibió a prueva con cierto
término y por parte del dicho don Diego de Olarte se hicieron cier-
tos descargo a los cargos que le avían sido fechos sobre lo qual fue
el dicho pleito concluso, el qual el dicho nuestro receptor truxo a
la dicha nuestra Audiencia y aviéndose visto en ella por los dichos
nuestro presidente e oidores dieron y pronunciaron en él sentencia
definitiva, el tenor de la qual es este que se sigue, en el pleito que
es entre partes, de la una los indios del barrio de Azocaque y de
la ciudad de Tepeaca y Agustín Pinto su procurador en su nombre y
de la otra don Diego de Olarte indio principal sobre lo que le piden
y demandan y Juan Caro su procurador en su nombre fallamos atento
102 Tlalocan
los autos y méritos de este proceso que devemos absolver y absolvemos
al dicho don Diego de Olarte de lo contra él pedido y demandado por
parte de los dichos indios dámosle por libre y quito de ello y por
esta nuestra sentencia definitiva asi lo pronunciamos y mandamos sin
costas. El doctor Orozco. El doctor Vasco de Puga. El doctor Villa-
nueva. El doctor Alonso de Oseguera. El doctor Pedro Farfán, la qual
dicha sentencia fue pronunciada en veinte y ocho días del mes de mayo
de mil y quinientos y sesenta e ocho años, y se notificó a los procu-
radores de las dichas partes y de ella el dicho Agustín Pinto en nom-
bre de los dichos indios mazeguales del dicho barrio suplicó de ella
y por una petición que en su nombre presentó dixo que hablando con
el devido acatamiento la dicha sentencia en quanto por ella se avía
dado por libre al dicho don Diego de Olarte hera injusta y muy agra-
viada y se avía de revocar y condenar a la parte contraria y hazer en
todo según tenía pedido porque el negocio estava en tal estado y por
otras nulidades que resultavan del proceso e porque sus partes avían
provado con testigos fidedignos la parte contraria aver llevado a la
suya indevidamente de mucho tiempo aquella parte cantidad de gallinas
leña, servicios personales y otras cosas sin les pertenecer que valían
cantidad de pesos de oro e según aquello necesariamente se avía de
seguir condenación e porque presupuesto el derecho de las gentes que
permitía y admitía las guerras lícitas como avía sido la que en esta
tierra en nuestro real nombre avía fecho don Hernando Cortés marqués
del Valle reduziéndola toda al servicio de Dios Nuestro Señor y nues-
tro, entonces los dichos naturales avían quedado sujetos y por nuestros
vasallos como lo heran y esto sin distinción que fuesen principales o
no lo fuesen y consiguientemente por la dicha razón y derechos sus
tierras siguiendo las personas avían quedado y heran nuestras, y siendo
ansi la razón alegada de contrario, por la qual se quiere dezir que por
vía de terrazgo avían llevado los dichos tributos y los podían llevar
de sus partes como de renteros zesava en el presente caso pues toda
la tierra avía quedado y hera nuestra, y la parte contraria no tenía ni
podía dar lo que no hera suyo, ni menos arrendarlo y las dichas tierras
heran de su parte, e porque demás de lo arriba dicho y en confirmación
de ello, el dominio que de contrario se dezía la parte contraria no
tenía ni podía aver tenido en tiempo de su infidelidad conforme a
derecho lo avía perdido y en ninguna cosa avía quedado por señor de
lo que antes poseía y faltando este principio como faltava nunca se
avía continuado ni continuava respecto de las dichas tierras la posesión
que de contrario se alegava mayormente que esta presuponía propiedad,
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 103
la qual avía quedado estinguida y sin renta por el derecho de las
gentes que lo avía admitido y permitido la dicha guerra y siendo ansi
como lo hera dava razón en que la parte contraria fundava toda su
justicia, quedava iscluida y los dichos tributos que dezían avían llevado
por vía de terrazgo a los dichos sus partes y otras cosas se les devían
y avían de bolver y alegó y dixo otras muchas causas y razones por
las cuales y por cada una de ellas nos pidió y suplicó mandásemos
rever la dicha sentencia y revista la revocásemos supliésemos y enmen-
dásemos, y en todo lo hiziésemos según tenía pedido, condenando al
dicho don Diego de Olarte en lo que así avía llevado a sus partes sin
le pertenecer el dicho tiempo de quinte años y mas declarando las di-
chas tierras les pertenecer, adjudicándolas a sus partes para que las
tubiesen y poseyesen como suyas labrasen y cultivasen sobre que pidió
justicia y que se ofrecía aprovar lo necesario de lo qual se mandó dar
treslado a la parte del dicho don Diego de Olarte y el dicho Alvaro
Ruiz en su nombre presentó una petición por la qual dixo que sin
enbargo de lo que dezía y alegava la parte contraria se avía y devía
mandar confirmar la dicha sentencia declarando los dichos indios te-
rrazgueros ser obligados a pagar las rentas de las tierras que sus partes
les tenían arrendadas en los dichos pagos pues les pertenecían a sus
partes por justos y derechos títulos y avían de ser condenados los
dichos maceguales a la paga de la renta de las dichas tierras, o que
las dexasen libres y desembargadas para que sus partes pudiesen hazer
y hiziesen de ellas como de las dichas suyas propias avidas de sus padres
i agüelos por lo que del proceso resultava en fabor de sus partes y
porque la dicha sentencia se avía dado y pronunciado a pedimento y
en fabor de parte en tiempo y en forma y estando el proceso en tal
estado y en su pronunciamiento avían intervenido las solemnidades y
requisitos jurídicos y porque las tierras que los dichos indios litigavan
con sus partes les pertenecían por averías heredado de sus padres agüe-
los y antepasados, la qual en continuación de la poseción ynmemorial
de los susodichos las avían tenido y poseydo quieta y pacíficamente por
sí y por sus colonos renteros e inquilinos sin contradición de persona
alguna, gozando y llevando los aprovechamientos y ventas de ellas y
lo que le avían dado y davan los dichos indios avía sido y hera por
vía de renta y terrazgo, conforme al memorial que avían presentado,
lo qual hera muy poca cosa respecto del provecho e utilidad que tenían
y las muchas tierras de que gozavan y se aprovechavan porque a cada
uno de los dichos renteros se les dava por sus partes a cinco y a seis
y a siete y a ocho suertes de tierra de seis brazas en ancho y ciento
104 `I'lalocan
en largo, los quales atento el dicho provecho procuravan labrar y cul-
tivar con cargo de la dicha renta aunque algunos de ellos tenían otras
de su patrimonio en las quales no conocían a persona alguna y si los
dichos indios renteros no entendieran y vieran el provecho e utilidad
que se les seguía en labrarlas y beneficiarlas por renta, cosa clara hera
que las dexaran y se contentaran con las que tenían de patrimonio y
alego otras muchas causas y razones en guarda de su derecho por las
quales nos pidió y suplicó que sin enbargo de lo dicho e alegado en
contrario mandásemos confirmar la dicha sentencia condenándo a las
partes contrarias a que les diesen y pagasen la renta que heran obligados
a dar de las dichas tierras asi de lo corrido como de lo que de aquí
adelante corriese y en defecto de no se lo dar y pagar dexasen libres
las dichas tierras sobre que pidió justicia, de lo qual se mandó dar
traslado a la parte de los dichos mazeguales y sobre ello replicó Agustín
Pinto en su nombre y alegó muchas razones por donde pidió se hiziese
como tenía pedido sobre lo qual fue el pleyto concluso se recibió a
prueva con cierto término y dentro de él por ambas las dichas partes
fueron fechas ciertas provanzas de que fue fecha publicación y el
pleito concluso, visto por los dichos nuestro presidente e oydores
ron y pronunciaron en él sentencia definitiva en grado de revista el
tenor de la qual es este que se sigue.
SENTENCIA DE REVISTA.— En el pleito que entre partes de
la una los indios del barrio de Acocaque y de la ciudad de Tepeaca
y Agustín Pinto su procurador en su nombre y de la otra don Diego
de Olarte indio principal y Alvaro Ruiz su procurador sobre lo que
le piden y demanda fallamos que la sentencia definitiva en este pleito
e causa dada y pronunciada por algunos de nos los oidores de esta
real Audiencia de que por parte de los indios del dicho barrio y ciudad
fue suplicado fue y es buena justa y derechamente dada y pronunciada
y por tal, la devemos confirmar y confirmamos en grado de revista, la
qual se guarde y cumpla como en ella se contiene y por esta nuestra
sentencia, definitiva asi lo pronunciamos y mandamos don Martín En-
riquez. El doctor Billalovos, el doctor Horozco, el doctor Vasco de Puga,
el doctor Villanueva, la qual dicha sentencia fue pronunciada en veinte
y tres días del mes de henero de este presente año de la data de esta
nuestra carta y se notificó a los procuradores de las dichas partes y
agora la parte del dicho don Diego de Olarte nos pidió y suplicó que
para que lo contenido en las dichas sentencias le fuese guardado y
cumplido le mandásemos dar y diésemos nuestra carta executoria de
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 105
lo en la dicha causa determinado o que acerca de ello proveyésemos
como la nuestra merced fuese lo qual visto por los dichos nuestros
presidente e oydores fue acordado que devíamos mandar dar esta nues-
tra carta en la dicha razón e nos tuvímoslo por bien porque vos man-
damos que luego que vos fuere mostrada veais las dichas sentencias
que en el dicho pleito entre las dichas partes acerca de lo susodicho
fueron dadas y pronunciadas por los dichos nuestro presidente e oydo-
res. En vista y grado de revista que de suso van incorporadas y las
guardeis e cumplais e hagais guardar y cumplir en todo y por todo
según y como en ella se contiene y contra su tenor y forma no vais
ni paseis ni consintais ir ni pasar por alguna manera so pena de la
nuestra merced y de cien pesos de oro para la nuestra Cámara; dada
en la ciudad de México a diez días del mes de julio de mili y qui-
nientos y setenta y un años.
Yo Sancho López de Agurto, escribano de Cámara de la Audiencia
Real de la Nueva España. Por Su Magestad la fine escrivir por su
mandado, con aquerdo de su presidente e oydores.
Registrada. Joan Serrano. Rúbrica.—
Por Chanciller. Gaspar de Heredia. Rúbrica.
En la ciudad de Tepeaca en primero día del mes de septiembre año
de mil y quinientos y setenta y un años, ante el muy magnífico señor
Pedro Mexía Meguarejo, alcalde mayor de esta ciudad y su provincia,
por Su Magestad y por presencia de mí Benito Gilón Farfán escrivano
de Su Magestad, presentó esta provisión real executoria atrás contenida
y juntamente con ella, una petición y una memoria, Dionisio de Men-
doza como sobrino y heredero de don Diego de Olarte, difunto, prin-
sipal de esta ciudad y pide a su merced la mande cumplir e cumpla en
todo y por todo según y como en ella se contiene, la qual presentó
mediante Hernando de Tapia intérprete del juzgado del dicho señor
alcalde mayor, y vista la dicha provisión real executoria, el dicho se-
riar alcalde mayor la tomó en sus manos e la besó e puso sobre su
cabeza y lo obedeció con el acatamiento devido en forma y en quanto
al cumplimiento de ella dixo que está presto de dar y amparar en la
posesión de las dichas tierras a maceguales pertenecientes al dicho don
Dionicio de Mendoza, como heredero del dicho don Diego de Olarte,
conforme a la dicha real provisión executoria en todo y por todo cum-
plirla como en ella se contiene, siendo presentes por testigos García de
Salamanca y Domingo de Carrión, estantes en esta dicha ciudad, y el
dicho señor alcalde mayor lo firmó y mandó se ponga por cabeza de
106 `'alocan
todo la petición y memoriales presentados por el dicho don Dionisio
de Mendoza.
Pedro Mejía, Rúbrica. Ante mi,
Benito Gilón, Farfán.
Escribano. Rúbrica.

Después de lo susodicho en doze días del mes de septiembre del


dicho año, el dicho señor alcalde mayor en cumplimiento de la dicha
real provisión ejecutiva de pedimiento del dicho Dionisio de Mendoza
por presencia de mí el dicho escribano fue al barrio de Santiago Chi-
milco contenido en la dicha provisión real, etc. y estando presentes
Diego Hernández y Pedro de Meneses y Diego Ximenes centuriones y
a otros muchos maceguales del dicho barrio a todos los quales mediante
Hernando de Tapia intérprete les dio a entender todo lo contenido
en la dicha memoria y aviéndolo entendido dixeron y confesaron que
es verdad que antes que se trataran los pleitos entre principales y ma-
zeguales solían dar y an dado al dicho Dionisio de Mendoza, y a sus
antecesores todo lo contenido en la dicha memoria, siendo presentes
por testigos García de Salamanca y Hernando Núñez e Diego Roman.
Rúbrica. Hernando de Tapia Benito Gilón Farfán.
Rúbrica Escribano. Rúbrica.
Pedro Mejía Testigo. Ante mi,

POSESION.— Después de lo susodicho en el dicho día mes y


año susodicho, el dicho señor alcalde mayor por presencia de mí el
dicho escribano en cumplimiento de la dicha provisión real ejecutoria
por el dicho Dionisio de Mendoza presentada e de su pedimiento vista
la aclaración de los dichos indios terrazgueros del dicho barrio, con-
tenido en la dicha ejecutoria dijo que dava e dio la posesión del dicho
barrio y de las tierras a él anexas y pertenecientes y del usofructo e
señorío y propiedad al dicho Dionisio de Mendoza y en señal de po-
sesión le tomó por la mano y le metió en las tierras del dicho barrio
y en la posesión de ellas y el dicho Dionisio de Mendoza se paseó por
cierta parte de ellas y arrancó yerbas y quebró cañas de maíz e hizo
otros autos de posesión, la qual dicha posesión el dicho señor alcalde
mayor le dio y él la tomó y recibió quieta y pacíficamente sin con-
tradicción de persona alguna, y pidiólo por testimonio y que el dicho
señor alcalde mayor le amparó en la dicha posesión, e mandó de ella
no sea despojado por persona alguna, sin primero ser oído y por dere-
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 107
cho vencido so pena de cien pesos para la Cámara de Su Magestad,
testigos los dichos, y firmólo el dicho señor alcalde mayor y mandó
se ponga por cabeza de todo la petición y memoria presentada por el
dicho Dionisio de Mendoza.
Pedro Mejía Ante mi,
Rúbrica. Benito Gilón Farfán.
Escribano. Rúbrica.

Después de lo susodicho en el dicho día, mes e año susodicho, el


dicho señor alcalde mayor en cumplimiento de la dicha real provisión
ejecutoria de pedimiento del dicho Dionisio de Mendoza por presencia
de mí el dicho escribano fue al barrio de Santa Margarita Mazapila
contenido en la dicha provisión real ejecutoria y estando presentes Juan
Téllez Mancuyl Tepanpisque e Baltasar Marmolejo y Pablo Sánchez
y Pedro de Torres y Domingo Caqua y Felipe Hortiz calpisques y otros
muchos mazeguales del dicho barrio, a todos los quales mediante Her-
nando de Tapia intérprete, les dio a entender todo lo contenido en la
dicha memoria y aviéndolo entendido dixeron y confesaron que es ver-
dad que antes que se trataran los pleitos entre principales y maceguales
solían dar y an dado al dicho Dionisio de Mendoza y a sus antecesores
todo lo contenido en la dicha memoria, siendo presentes por testigos,
García Salamanca y Hernando Núñez e Diego Romano.
Pedro Mejía Testigo, Ante mi,
Rúbrica. Hernando de Tapia Benito Gilón Farfán.
Rúbrica Escribano. Rúbrica.

POSESION.— Después de lo susodicho en el dicho día, mes e año


susodicho, el dicho señor alcalde mayor, por presencia de mí el dicho
escribano en cumplimiento de la dicha provisión real executoria por
el dicho Dionisio de Mendoza, presentada e de su pedimento vista la
aclaración de los dichos indios terrasgueros del dicho barrio contenido
en la dicha provisión teal, ejecutoria, dijo que dava e dio la posesión
del dicho varrio y de las tierras a él anexas y pertenecientes y del
husofructo y señorío y propiedad al dicho Dionisio de Mendoza y en
señal de posesión le tomó por la mano y le metió en las tierras del
dicho barrio y en la posesión de ellas y el dicho Dionisio de Mendoza
se paseó por cierta parte de ellas y arrancó yerbas y quebró cañas de
maíz e hizo otros autos de posesión, la cual dicha posesión el dicho
señor alcalde mayor le dió y él la tomó y recibió quieta y pacífica-
108 `!"lalocan
mente sin contradicción de persona alguna y pidiólo por testimonio,
y el dicho señor alcalde mayor le amparó en la dicha posesión y mandó
de ella no sea despojado por persona alguna sin primero ser oydo y
por derecho vencido, so pena de cien pesos para la Cámara de Su
Magestad, testigos los dichos y firmólo el dicho señor alcalde mayor y
mandó se ponga por cabeza de todo la petición y memoria presentada
por el dicho Dionisio de Mendoza.
Pedro Mejía Ante mi,
Rúbrica. Benito Gilón Farfán.
Escribano. Rúbrica.

E después de lo susodicho en treze días del dicho mes de septiembre


del dicho año, el dicho señor alcalde mayor en cumplimiento de la
dicha provisión real ejecutoria e de pedimiento del dicho Dionisio de
Mendoza por presencia de mí el dicho escribano fue al barrio de Acu-
zaque contenido en la dicha provisión real ejecutoria y estando pre-
sentes Baltasar de Benabides e Luis Quetzal Tenan y Juan Poli y
Andrés y Felipe Quiah y Juan Suchitl y Miguel Zinbrón y Joachin
de Torres y Gonzalo Atonal, todos calpisques del dicho barrio, el dicho
seriar alcalde mayor mediante Hernando de Tapia intérprete le dio a
entender en presencia de mí el dicho escribano todo lo contenido en la
dicha memoria presentada por el dicho Dionisio de Mendoza y aviéndolo
entendido dixeron y confesaron que es verdad que antes que se tratarán
los pleitos entre principales y maceguales solían dar y an dado al dicho
Dionisio de Mendoza y a sus antecesores todo lo contenido en la dicha
memoria, siendo presentes por testigos García de Salamanca e Diego
Román y Hernando Núñez.
Pedro Mejía. Testigo, Ante mi,
Rúbrica, Hernando de Tapia Benito Gilón Farfán.
Rúbrica Escribano. Rúbrica.

POSESION.— E después de lo susodicho en el dicho día, mes e


año susodicho el dicho señor alcalde mayor por presencia de mí el dicho
escribano en cumplimiento de la dicha provisión real ejecutoria por el
dicho Dionisio de Mendoza presentada e de pedimiento del dicho Dio-
nisio de Mendoza, vista la aclaración de los dichos indios terrasgueros
del dicho barrio contenido en la dicha provisión real ejecutoria dijo
que dava e dio la posesión del dicho barrio al dicho Dionisio de Men-
doza y de las tierras a él anexas y pertenecientes y del husofructo y
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 109
señorío e propiedad y en señal de posesión, le tomó por la mano y le
metió en las tierras del dicho barrio, y en la posesión de ellas y el
dicho Dionisio de Mendoza se paseó por cierta parte de ellas y arrancó
yerbas y quebró cañas de maíz e hizo otros autos de posesión, la cual
dicha posesión, el dicho señor alcalde mayor le dio y él la tomó y
recibió quieta y pacíficamente sin contradicción de persona alguna y
pidiólo por testiomnio y el dicho señor alcalde mayor le amparó en la
posesión, -y mandó de ella no sea despojado por persona alguna sin
primero ser oído y por derecho vencido so pena de cien pesos, para la
Cámara de Su Magestad. Testigos los dichos y firmólo el dicho señor
alcalde mayor y mandó se ponga por cabeza de todo, la petición y
memoria presentada por el dicho Dionisio de Mendoza.
Pedro Mejía Ante mi,
Rúbrica. Benito Gilón Farfán.
Escribano. Rúbrica.
Yo Benito Gilón Farfán, escribano de Su Magestad, a todo lo que
dicho es, fui presente con el dicho señor alcalde mayor y por ende
fize este mio signo que es a tal. (Un signo) en testimonio de verdad.
Benito Gilón Farfán.
Escribano, Rúbrica.

II

Los textos siguientes se refieren a las tierras de Doña Francisca de


la Cruz cacica de una de las cabeceras de Tepeaca y mujer de Don
Buenaventura de Luna, gobernador de la ciudad. Son parte de un pro-
ceso de 1581 del mismo tipo que el anterior en que Don Buenaventura
pide amparo en la posesión de las tierras de su mujer. Aparece completo
en un traslado hecho en 1590 para presentarlo como evidencia contra
la concesión de una merced de tierras que pretendía un español. Trans-
cribo únicamente dos fragmentos que incluyen los datos de mayor
interés. No incluyo la probanza de Doña Francisca cuyos testigos por
lo general repiten los datos del cuestionario, ni la sentencia a favor de
Doña Francisca, ni la toma de posesión de las tierras. Se encuentra este
documento en el expediente 29, Volumen 3343 del Ramo de Tierras,
Archivo General de la Nación.
Según los fragmentos que siguen y las declaraciones de los testigos,
Doña Francisca de la Cruz heredó el cacicazgo y las tierras de su padre
Don Hernando de la Cruz, hijo del cacique Coyoltótotl (f. 19 v.) o
Guiultotoztzin (f. 27 v.) . La Relación de Tepeaca nos dice que en
110 Tlalocan
Tepeaca había tres señores a consecuencia de la división del señorío que
uno de los señores prehispánicos hizo entre sus tres hijos. Uno de los
tres señores al tiempo de la conquista era Coyoltototzin y 37 años más
tarde lo era Don Hernando de la Cruz (Papeles V, 13, 14, 28). Tra-
tamos por lo tanto de las tierras del titular de uno de los tres cacicazgos
o cabeceras de Tepeaca durante los años anteriores a 1581.
[fojas 9 v. — 15]
En el pueblo de Acatzingo a diez y siete días del mes de abril de
mill e quinientos e ochenta e un años, ante el muy ilustre señor doctor
Pedro Farfán del consejo de Su Majestad y oidor en la Real Audiencia
de la Nueva España la presento el contenido.
Muy Ilustre señor don Buenaventura de Luna, governador de la
ciudad de Tepeaca como marido y más conjunta persona de doña Fran-
cisca de la Cruz mi legítima muger e por virtud de su poder sin per-
juicio de la apelación interpuesta, digo que para que conste del justo
y verdadero título que la dicha mi muger tiene e yo en su nombre, de
las tierras, varrios, maceguales contenidas en su pintura e memoria
que presentó en cumplimiento de lo que se a mandado manifestar.
A Vuestra merced pido y suplico mande recivir información por el
tenor de estas preguntas memoria e pintura, y constando ser ansi e
pertenecer todo ello a la dicha mi muger, me ampare a mí y a ella
en todo ello e protesto, siendo nesesario presentar real executoria por
donde consta asimismo se ve el patrimonio de la dicha mi muger todas
las dichas tierras y demás cosas y pido justicia y en lo necesario etc.
Primeramente si conocen a la dicha doña Francisca de la Cruz,
muger legítima del dicho don Buenaventura de Luna, y si conocieron
a don Fernando de la Cruz su padre y doña Lucía Guexotzingaciguaci
y madre de la dicha doña Francisca, e si saven e tienen noticia de
todas las tierras y barrios donde se incluyen indios e maceguales con-
tenidas y declaradas e deslindadas.
En la dicha pintura e memoria que pide se muestre a los testigos.
Iten si saven etc. creen, vieron e oyeron dezir que el dicho don
Hernando de la Cruz fue casado y velado, según orden de la Santa
Madre iglesia de Roma con la dicha doña Lucía Guexotzingaciguatzin,
y como tales marido e muger hizieron vida maridable en uno y durante
su matrimonio uvieron e procrearon por su hija legítima a la dicha
doña Francisca de la Cruz e por tal su hija legítima fue y es avida e
tenida y comunmente reputada, digan lo que saven.
III.— Iten, si saven etc. que demás de uno, diez, veinte, treinta,
cuarenta, cincuenta y de cient años a esta parte y de tanto tiempo, que
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 111
memoria de hombre no es, en contrario el dicho don Hernando de
la Cruz y sus padres y antepasados gozaron, tuvieron e poseyeron todos
los dichos varrios, indios y tierras sobre que es esta averiguación, e
se declaran y deslindan en la dicha pintura e memoria que se lea e
muestre a los testigos quieta e pacíficamente junto con la dicha doña
Lucía su muger por si e por sus renteros e terrasgueros en haz y en
paz de todos los naturales de la dicha ciudad e sus sujetos y comarcanos
sin contradicción alguna, e gozando e teniendo el señorío y cacicazgo
de todo ello, e los testigos saven e oyeron decir a sus mayores e más
ancianos de más de los que an visto que esto fue y es así digan lo que
saven y cómo es público e notorio.
IV.—Iten si saven etc. que como deudos que son y de casa de la
dicha doña Francisca de la Cruz y que proceden de ella e conocen los
naturales principales nombrados en la dicha memoria que pido se lea
e muestre a los testigos, tienen tierras en los dichos barrios sorteadas y
conocidas, digan lo que saven.
V.— Iten si saven etc. que por fin e muerte del dicho don Her-
nando de la Cruz y de la dicha doña Lucía sucedió en las dichas tierras,
varrios e maceguales y señorío y cacicazgo sobre que es esta averiguación
como en los patrimoniales la dicha doña Francisca de la Cruz como su
única hija e universal heredera, teniendo como dicho es a los dichos sus
deudos e parientes en ellas digan lo que saven.
VI.— Iten si saven etc. que todo lo susodicho es público e notorio,
pública voz e fama don Buenaventura de Luna.
E por su merced vista dixo que el testimonio de la apelación que
tienen interpuesta se lo a mandado dar, e se le dé luego, e que para
avérsele de recivir al testigo que pretende presentar la dicha doña
Francisca de la Cruz elija el remedio que mejor estuviere porque me-
diante la apelación está impedido el recibir de los testigos, y estando
presente don Buenaventura de Luna, persona que tiene poder en esta
causa de la dicha doña Francisca de la Cruz, se le notificó y dixo
que en el dicho nombre se apartava la parte de las apelaciones que
tiene interpuestas en esta causa, e pide a su merced mande recivirles
sus testigos, y esto dio por su respuesta, e lo firmó el intérprete Gon-
zalo Vazquez. Ante mi, Juan de la Cueva.
Luego el señor doctor, mandó que se le reciba información por el
tenor de las preguntas del dicho interrogatorio. Ante mi, Juan de la
Cueva.
Memoria de las tierras que tiene doña Francisca de la Cruz cacica
de esta ciudad de Tepeaca que hubo y eredó de don Hernando de la
112 T lCblocM'L
Cruz su padre, e son los barrios siguientes e como fueron suscediendo
por línea recta de padre a hija.
Primeramente el barrio que llaman San Vicente Tlacaltech, donde
están e viven cient casas de mazeguales e no sé la cantidad de tierras
que tienen, tengo por linderos en el pueblo de Quautinchan y el pueblo
de Santiago Tecalco e Gregorio de Burgos e Tomás Pérez.
El segundo varrio donde están asentados doscientos mazeguales se
llaman Tlayalac y este dicho barrio es en la traza de esta ciudad y la
tierra en que están son mías e me pertenecen, e no sé el largo ni ancho
de ellas por la razón arriva dichas, tengo por linderos a don Toribio
de Mendoza e Tomás Pérez y Gregorio de Burgos.
El tercero varrio se llama e nombra San Joachin Zayacatlohtlan,
donde están y viven sesenta casas de mazeguales, e tengo por linderos
don Buenaventura de Luna y Tomás de Sant Francisco, don Torivio
de Mendoza, Domingo Ximenes.
IV.— El quarto varrio se llama e nombra Santa María Purificación
Chichico donde viven quarenta casas de mazeguales y tengo por lin-
deros doña Isavel de Guzmán y don Martín de los Angeles y Diego
de Vitoria, Antonio Hernández.
V.— El quinto varrio se llama e nombra San Mauricio Coyoal
donde están y viven sesenta casas de mazeguales y tengo por linderos
doña Isavel de Guzmán y don Martín de los Angeles, Domingo Xime-
nez, don Buenaventura de Luna, don Torivio de Mendoza.
VI.—El sesto varrio se llama y nombra San Felipe Quavazala donde
están y viven veinte casas de mazeguales y tengo por linderos doña
Isavel de Guzmán, don Torivio de Mendoza, Domingo Ximénez, Diego
Ramírez.
VII.— El sétimo varrio se llama e nombra Chiquiuiqucan san Bar-
tolomé donde están asentadas y congregadas quarenta casas de maze-
guales y tengo por linderos doña Isavel de Guzmán e don Melchor
Rodríguez, Francisco de Aguilera.
VIII.— El otavo varrio se llama e nombra San Antonio Tetopizco
donde están asentadas veinte casas de mazeguales y tengo por linderos
doña Isavel de Guzmán Cristóbal Juárez Valeriano Sánchez, Juan
Zainos.
IX.— El noveno varrio se llama Auatla, donde están asentadas
ochenta casas de mazeguales y este dicho varrio es en la traza de esta
ciudad y tengo por linderos doña Isavel Guzmán don Buenaventura de
Luna.
XI.— El onzeno varrio se llama Santa María Nativitas Tetela,
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 113
donde están y viven quarenta casas de mazeguales y tengo por linderos
doña Isavel de Guzmán y don Torivio de Mendoza y don Thomás de
León, don Melchor Rodríguez.
XII.— El dozeno varrio se llama . San Antonio Mecapala donde
están _e viven veinte casas de mazeguales, linderos doña Isavel de Guz-
mán, Domingo Ximénez.
XIII.— El trezeno varrio se llama y .:nombra San Juan Zotolocan
donde están y viven veinte casas de mazeguales y tengo por linderos
Domingo de Carrión, don Torivio de Mendoza, Diego Ramírez.
XIV.—El catorzeno varrio se llama Acaxic donde están quinze casas
de mazeguales, este dicho varrio está enmedio las tierras de doña Isavel
de Guzmán e don Melchor Rodríguez.
XV.— El quinzeno varrio se llama Ayahuacalco donde están y vi-
ven veinte casas de mazeguales, linderos a doña Isavel de Guzmán, don
Torivio de Mendoza, Felipe e Juan Tlamayotim.
XVI.— El diez y seis varrio se llama e nombra Santo Tomás Chi-
canyocan donde están e viven ochenta casas de mazeguales e tengo por
linderos don Buenaventura de Luna y el pueblo de Napalucan, doña
Isavel de Guzmán y Elías Rodríguez.
XVII.— El diez y siete varrio se llama Santa Catalina Yacapiztlan
donde están asentados quarenta casas de mazeguales tengo por linderos
doña Isabel de Guzmán, don Buenaventura de Luna y del pueblo de
Santiago Tecali y Tomás Sánchez.
XVIII:--- El diez y ocho varrios se llama y nombra San Salvador
de Uzcalotla donde están asentados quarenta casas de mazeguales y
linderos, el pueblo de Tecamachalco y don Buenaventura de Luna, doña
Isavel de Guzmán, Domingo Ximénez.
XIX.— El diez y nueve barrios se llama y nombra Atlamaxac San
Lorenzo, donde están asentadas veinte casas de mazeguales y tengo por
linderos Domingo de Carrión e don Melchor Rodríguez, Diego Ramírez
Tepetzin.
XX.— El veinte varrio se llama e nombra Capola Santa Inés donde
están e viven sesenta casas de mazeguales, e tengo por linderos don
Melchor. Rodríguez don Torivio de Mendoza, e Tomás Sánchez y del
pueblo de Santiago Tecalco.
XXI.— El veinte e uno varrio se llama e nombra Santa María
Ocoyocan, donde están y viven cinquenta casas de mazeguales e tengo
por linderos doña Isavel de Guzmán, don Dionisio de Mendoza.
XXII.— El veinte e dos varrios se llama e nombra Tzoquitzinco
Santa Ana, donde están y viven treinta e zinco casas de mazeguales,
114 `Ilalocan
linderos doña Isavel de Guzmán, don Dionisio de Mendoza don Buena-
ventura de Luna.
XXIII.— El veinte e tres varrios se llama e nombra Tianquitenpan
donde están e viven quatrocientas casas de mazeguales y por linderos
don Thomás de León y don Buenaventura de Luna don Dionisio de
Mendoza e Elías Rodríguez.
XXIV.— El veinte e quatro varrios se llama e nombra Ayapanco,
donde estan e viven cient casas de mazeguales e no sé la tierra que
tienen, ocupada, linderos Diego Ximénez, don Tomás Pérez y Diego de
Sandoval y doña Isavel de Guzmán.
XXV.— El veinte e cinco varrios que se llama Jalticpac, donde
ay diez indios.
Aquí comienza los nombres de la canica y de los demás principales
que proceden de ella e la reconosen e son principales deudos suyos,
son los siguientes.
Doña Francisca de la Cruz. Francisco Adán.
Don Pedro Ximénez. Baltasar de la Cruz.
Pedro Elías. Diego Maldonado.
Juan Mimitzin. Torivio de Zozomotli
Marcos de San Lorenzo. Francisco Calderón.
Bartolomé Quezalteuhtli. Marciales.
Simeón Teltzin. Gaspar Tlazalo
Cleofas Ramírez. Juan Vizente.
Pedro Sánchez. Francisco Mendoza.
Diego Tlamayotzin. Baltasar Jiménez.
Sebastián de Aguilar. Diego Mendoza.
Juan de Aguilar. Joachin Olin.
Antonio Gómez. Diego Tlaquaumani
Pedro de Torres.
Baltasar López.
Juan García.
Domingo Hernández.
Gregorio López.
Lorenzo de San Vivente.
Diego Ruiz.
Felipe Quautle.
Simón García.
Timoteo Soto. Francisco de Zamora.
Pedro Socopin Diego Tezozomotli.
Bartolomé Ruiz. Francisco Xochimacitle.
Martín Cortés. Juan García.
Juan de Portugal. Lucía.
Juan Bautista. Cecilia Tlauexas
Clemente de Zamora. Don Buenaventura de Luna.
Las Tierras de Dos Indios . Nobles de Tepeaca 115

Presentóse este memorial ante el señor doctor Pedro Farfán. Juan


de la Cueva.
[fojas 40 v. — 41 v.]
Esta es la memoria de lo que me davan a mí doña Francisca de la
Cruz, señora de una cabecera de esta ciudad de Tepeaca los quinientos
e veinte maceguales que están en mis tierras que cada uno de ellos
tiene siete ocho suertes de tierra e por razón de ello me davan de
ten-asgo lo siguiente.
Primeramente cada semana ocho indios y ocho indias para el ser-
vicio de su casa estos dichos indios que entravan a servir ilevavan dos
gallinas de la tierra e doscientos cacaos y ocho cargas de leña y ocho
manojos de ocote.
Cada indio sembrava seis brazas en ancho de sementera e ciento
de largo.
Cada año eran obligadas las mujeres de estos quinientos e veinte
maceguales, la mitad de ellas hilaban quarenta capullos de algodón
cada una, e la otra mitad texer de mantas lo que las otras hilavan.
Los indios amantecas de todos oficios.
Quinze indios que hazen cutaras, que son zapatos de la tierra, le
dava cada uno, cada ochenta días, tres pares.
Catorze indios que hazen petates, le davan cada ochenta días cada
uno un petate.
Veinte indios albañiles le davan cada uno cada ochenta días cin-
quenta cacaos, e guando travaxavan e hazían alguna casa con los de
arriba contenidos les dava de comer y cada uno veinte cacaos cada día.
Siete indios que hazen loza le dava cada uno, cada ochenta días
quinze platos u escudillas.
Quinze indios que hazen acáyetes que son perfumadores le davan
cada ochenta días cada uno, ciento de ellos.
Veinte pintores le davan cada uno cada ochenta días cien cacaos.
Veinte carpinteros, le davan cada ochenta días cada uno dent
cacaos.
Veinte indios mercaderes, le dava cada uno cada ochenta días se-
senta cacaos.
Cinco indios que hazen mantas de pluma, le davan cada año una
pierna de manta de pluma cada año.
Dos indios que hazen chicobites le davan cada ochenta días diez
chicobites cada uno.
Doze canteros, le davan cada ochenta días cinquenta cacaos cada
uno y guando hacían los maceguales alguna casa ayudvn de su oficio.
116 Tlalocan
Cinco indios oficiales de pluma le davan cada uno dent cacaos cada
ochenta días.
Cinco indios plateros, le davan cada uno cada ochenta días dent
cacaos, e si se ofrecía azer alguna joya la hazían.
Dos indios que hazen cuentas, le davan cada ochenta días cient
cacaos cada uno.
Siete indios cazadores, le davan cada semana dos conejos u dos
codornizes, o un venado.
Tres herreros le davan cada ochenta días cient cacaos cada uno.
Todos los mazeguales dichos le hazían su casa e se la reparaban
todas las vezes que era nesesario.
Todo lo susodicho le davan por razón de las dichas tierras que
tienen e poseen los dichos renteros; don Buenaventura de Luna.

III

Los rasgos generales de la administración de la hacienda de un indio


noble aparecen claramente definidos en ambos documentos. En lo fun-
damental es un sistema que se basa en el pago de la renta en forma
de trabajo y secundariamente en especie y dinero (cacao) .
El señor distribuye parte de sus tierras para uso de sus renteros y
reserva otra parte para uso propio que cultiva con los servicios de los
renteros. Cada rentero recibe un número de "suertes" de tierra, los
renteros de Doña Francisca 7 u 8, los de Don Diego de 5 a 8. La
extensión de cada suerte es de 6 brazas de ancho por 100 de largo en las
tierras de Don Diego y podemos suponer que también en las de Doña
Francisca. En ambos casos cada rentero cultiva una suerte para el señor
también de 6 por 100 brazas. De este modo parte importante de la
renta se paga en trabajo aplicado al cultivo de la parcela del dueño y
los productos de ésta deben haber satisfecho las necesidades alimenticias
de la casa señorial.
Los renteros prestan además servicio doméstico, tanto hombres como
mujeres. Dado el número total de renteros, lo probable es que cada
familia suministrara sirvientes durante unos pocos días al año. Leña
y ocote serían necesidades diarias en la cocina del señor; son aportados
por los renteros cuando les toca el turno de dar servicio doméstico.
Los renteros de Doña Francisca también llevan gallinas y cacao cuando
prestan servicio doméstico; los de Don Diego contribuyen las gallinas
y el cacao en cuatro entregas al año. Las mujeres de todos los renteros
tienen obligación de hilar y para Doña Francisca, de tejer. Además
Las Tierras de Dos. Indios Nobles de Tepeaca 117
los renteros trabajan en la construcción y reparación de la casa del
señor.
Aparte de todo lo anterior el señor recibe numerosas prestaciones
en especie de renteros artesanos. Es notable el crecido número de arte-
sanos entre los renteros de ambos caciques. En los dos documentos se
ve que los artesanos no se cuentan en el número de los renteros o
"maceguales" antes tratados quienes serían los labradores. Los artesanos
renteros de Doña Francisca aparecen claramente separados de los lla-
mados "maceguales" por un encabezado. El número de mercaderes y
artesanos renteros de Don Diego indica que no se pueden incluir
dentro del total de "renteros". No se dice cuánta tierra recibían del
señor los renteros artesanos. Los albañiles de Don Diego también cul-
tivaban puesto que daban servicios agrícolas si bien en menor cuantía
que los "renteros" (i.e. labradores) . De los demás artesanos no se es-
pecifica más renta que cacao o productos de su oficio. Es probable que
la mayor parte de ellos haya cultivado parcelas familiares.
Los artesanos pagan productos de su oficio o cacao que en aquella
época servía de moneda. Contribuyen en especie los que hacen pro-
ductos de uso personal o doméstico más frecuente. De este modo ambos
caciques reciben sandalias, petates y "acayetes" (carrizos llenos de
tabaco) . Doña Francisca recibe además loza, mantas de pluma, cestos,
caza y objetos de plata. Los renteros que pagan en cacao son los que
fabrican productos de uso más restringido, en parte de lujo, y deben
haber participado más ampliamente en actividades mercantiles. Son los
albañiles, pintores, carpinteros, y mercaderes entre los renteros de am-
bos caciques; entre los de Doña. Francisca hay además canteros, pluma-
jeros, plateros, herreros y fabricantes de cuentas.
Los pagos en especie se hacen cada ochenta días al estilo prehispá-
nico, o lo que resulta en periodos semejantes, en Navidad, Resurrec-
ción, Corpus Christi y San Francisco.
El número total de los renteros de Doña Francisca era de 1570
familias distribuidas en 25 barrios, según la memoria de las tierras in-
cluida en el primer fragmento que publicamos. La memoria de lo que
pagaban los renteros que forma el segundo fragmento cuenta nada más
520 "maceguales" y 172 artesanos. Parece ser que el litigio no afectó
a todos los 25 barrios de la primera memoria, pero no he leído deta-
lladamente los barrios mencionados en la toma de posesión.
Los renteros de Don Diego según la toma de posesión de su sobrino
Don Dionisio vivían en tres barrios. En el de Santa Margarita Mazapila
había un macuiltecpanpixqui, es decir, un cuadrillero de cien hombres
118 Tialocan
y cinco calpixque que deben haber sido los cuadrilleros a sus órdenes
a cargo de veinte hombres cada uno; la población total sería entonces
de 100 familias. El barrio de Acuzaque (Acocaque, Azoca) tenía 8
calpixque; si cada uno tenía 20 hombres a cargo la población total sería
de 160 familias. El barrio de Santiago Chimilco tenía tres "centurio-
nes". Si interpretamos el significado de centurión literalmente supo-
niendo que eran macuiltecpanpixque la población del barrio sería de
300 familias, pero es posible que el término se aplicara a los veintenários
y que la población del barrio fuera de sólo 60 familias. La memoria
de los pagos dados a Don Diego menciona 160 casas pero los 169 mer-
caderes y 14 artesanos se han de añadir para dar un total de 343 fa-
milias. Esto se puede conformar con lo anterior si suponemos que
Acuzaque tenía 160 familias, Mazapila 100 y Chimilco 60.
Varios otros asuntos de interés aparecen en estos documentos. En
el referente a Doña Francisca es importante la lista de nombres "de
los demás principales que proceden de ella e la reconocen e son prin-
cipales deudos suyos". Nos indica que los nobles (pipiltin) conservaban
estrecha conexión con el cabeza de la casa señorial de que descendían.
Refiriéndose a estos nobles, uno de los testigos declaró que "todos los
susodichos son deudos y parientes de la dicha Doña Francisca de la
Cruz e proceden de su casa y abolengo por línea rreta y como tales
tienen tierras conocidas y sorteadas en las mismas tierras de la dicha
Doña Francisca de la Cruz y reconocen y an reconocido siempre por
señora de todo ello a la susodicha pagándole su terrazgo" (f. 17 r.-
17 v.) . Otros testigos repiten la misma declaración casi literalmente.
Uno, un español, los llama "deudos y paniaguados" de Doña Francisca
(f. 31 r.).
Es también de interés en la memoria de las tierras de Doña Fran-
cisca los nombres de otros indios nobles que aparecen como colindantes;
han de haber tenido tierras y renteros en condiciones semejantes a las
de Doña Francisca y Don Diego.
Los datos aportados por ambos documentos coinciden en general
con los de Zurita. Cabría discutir, sin embargo, la distinción entre
tierras del señorío y tierras particulares, o si los "renteros" de estos
documentos eran teccaleque o mayeque. Sin tratar de dilucidar aquí
estos problemas, vale notar la fraseología usada por los testigos. Dice
uno de ellos que "sucedió en las dichas tierras varrios e maceguales
cacicazgo e señorío la dicha Doña Francisca de la Cruz como tal hija
y heredera universal de los susodichos e suscedió en todo ellos como
bienes patrimoniales teniendo como a tenido e tiene a los dichos sus
Las Tierras de Dos Indios Nobles de Tepeaca 119
deudos en ellos" (f. 17 v.). Es también importante recordar que algunos
de los renteros de Don Diego tenían tierras propias aparte de las que
rentaban.
Ambos procesos muestran cómo los renteros pretendieron adquirir
las tierras de sus caciques. Son casos que ilustran la descripción que dio
Zurita de conflictos entre los señores indios y sus sujetos o renteros
(Zurita 92-98).
Estos documentos se podrán analizar con más detalles investigando
cuidadosamente otros papeles sobre Tepeaca y Acacingo en el Archivo
General de la Nación y en los archivos parroquiales de ambos lugares.
Es probable que los barrios y personas nombrados se puedan identificar
con mayor precisión. Por el momento me ha parecido conveniente pu-
blicar y comentar lo más pronto posible los datos referentes a la admi-
nistración de las tierras de la nobleza indígena.

BIBLIOGRAFIA

Kirchhoff, Paul. Land Tenure in Ancient Mexico, A Preliminary Sketch.


Revista Mexicana de Estudios Antropológicos, Vol. XIX (1954-55)
pp. 351-61.
Papeles de Nueva España. Segunda Serie, Geografía y Estadística. Edi-
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Zurita, Alonso de Breve y sumaria; relación ... en Relaciones de Tex-
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