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La glándula tiroides tiene forma de mariposa y normalmente se localiza en la parte de adelante del
cuello; su trabajo es formar las hormonas tiroideas, volcarlas al torrente sanguíneo y entregarla a
todos los tejidos del cuerpo. Las hormonas tiroideas ayudan al cuerpo a utilizar energía, mantener
la temperatura corporal y a que el cerebro, el corazón, los músculos y otros órganos funcionen
normalmente.
El cáncer de tiroides es relativamente raro, en comparación con otros cánceres. El cáncer de tiroides
usualmente responde muy bien al tratamiento y frecuentemente se puede curar con cirugía y,
cuando esté indicado, yodo radiactivo. Aun cuando el cáncer de tiroides está más avanzado, existe
tratamiento efectivo para las formas más comunes de este tipo de cáncer.
Cáncer papilar de tiroides. El cáncer papilar es el tipo más común, constituyendo aproximadamente
el 70-80% de todos los cánceres de tiroides. El cáncer papilar puede ocurrir a cualquier edad. Tiende
a crecer lentamente y con frecuencia se extiende a los ganglios linfáticos del cuello. Sin embargo, a
diferencia de otros tipos de cáncer, el cáncer papilar tiene un pronóstico excelente, aun cuando se
haya extendido a los ganglios linfáticos.
Cáncer folicular de tiroides. Los cánceres foliculares constituyen aproximadamente el 10-15% de los
cánceres de tiroides. El cáncer folicular se puede extender a los ganglios linfáticos en el cuello, pero
esto es mucho menos común que con el cáncer papilar. El cáncer folicular tiene más probabilidad
que el papilar de extenderse a otros órganos, particularmente los pulmones y los huesos. Los
cánceres papilares y foliculares también se conocen como Cáncer de Tiroides bien Diferenciados
(CTD).
Cáncer medular de tiroides. El cáncer medular de tiroides (CMT) representa alrededor del 2% de
todos los cánceres. Aproximadamente el 25% de todos los CMT suele presentarse en familias y están
asociados con otros tumores endocrinos.
Cáncer anaplásico de tiroides. El cáncer anaplásico de tiroides es el cáncer más avanzado y agresivo
y el menos probable de que responda a tratamiento. El cáncer anaplásico de tiroides es muy raro y
se encuentra en menos del 2% de los pacientes con cáncer de tiroides.
SÍNTOMAS
El signo principal del cáncer de tiroides es un bulto (nódulo) en la tiroides, y la mayoría de los
cánceres no producen ningún síntoma. Las pruebas de sangre en general no son de ayuda para
encontrar el cáncer de tiroides y las pruebas de tiroides como la TSH generalmente son normales,
aun cuando el cáncer esté presente. El examen del cuello por parte de su médico es la forma más
común como se encuentran los nódulos y cáncer de tiroides. Con frecuencia, los nódulos de tiroides
se encuentran incidentalmente en pruebas de imágenes como las tomografías computarizadas y los
ultrasonidos del cuello realizados por motivos no relacionados con la tiroides. Ocasionalmente, los
mismos pacientes pueden encontrar los nódulos al notar un bulto en el cuello al mirarse en un
espejo, al abotonarse la camisa o ponerse un collar. Raramente, los nódulos o cáncer de tiroides
pueden causar síntomas.
CAUSAS
El cáncer de tiroides es más común en personas con historia de exposición de la glándula tiroides a
la radiación, con una historia familiar de cáncer de tiroides y en personas mayores de 40 años. Sin
embargo, en la mayoría de los pacientes, no conocemos la razón específica por la cual desarrollan
cáncer de tiroides.
DIAGNOSTICO
Los resultados de la biopsia por aspiración con aguja fina de un nódulo tiroideo pueden sugerir el
diagnóstico de cáncer de tiroides y este puede ser determinado con certeza una vez que el nódulo
es removido con cirugía. Aun cuando los nódulos tiroideos son muy comunes, menos de 1 en cada
10 resultaran ser cáncer de tiroides.
TRATAMIENTO
Cirugía. El tratamiento primario de todas las formas de cáncer de tiroides es la cirugía. La extensión
de la cirugía para cáncer diferenciado de tiroides (remover solo el lóbulo que tiene el cáncer- lo que
se conoce como lobectomía- o la tiroides completa -llamado tiroidectomía) dependerá del tamaño
del tumor y de si el tumor está o no limitado a la tiroides. A veces los hallazgos antes o al momento
de la cirugía- tales como extensión del tumor en las áreas a su alrededor o la presencia de ganglios
linfáticos que están obviamente afectados- indicarán que una tiroidectomía total sería la mejor
opción.
Terapia con yodo radiactivo. (Se conoce también como terapia con I-131). Las células tiroideas y la
mayoría de los cánceres diferenciados de tiroides absorben y concentran el yodo. Es por eso por lo
que el yodo radiactivo se puede usar para eliminar todo el tejido tiroideo normal que quede después
de la cirugía y potencialmente destruir también tejido canceroso. El procedimiento usado para
destruir tejido tiroideo residual se conoce como ablación con yodo radiactivo. Esto produce altas
concentraciones de Iodo radiactivo en los tejidos tiroideos, lo cual hace que eventualmente mueran
las células.
ENFERMEDAD POR REFLUJO GASTROESOFÁGICO
El reflujo a menudo ocurre si los músculos donde el esófago se une con el estómago no se cierran
de manera suficientemente firme. Una hernia hiatal puede empeorar los síntomas de ERGE. Esto
ocurre cuando el estómago protruye a través de esta abertura hacia el tórax.
Los síntomas de reflujo o acidez gástrica son ardor en el estómago que usted también puede sentir
en su garganta o pecho, eructos o burbujas de gas o dificultad para tragar alimentos o líquidos.
El procedimiento más común de este tipo se denomina fundoplicatura. Durante esta intervención,
el cirujano:
Primero repara la hernia de hiato, de haber una presente. Esto implica templar la abertura en el
diafragma con suturas para impedir que el estómago protruya hacia arriba a través de dicha
abertura en la pared muscular. Algunos cirujanos colocan un pedazo de malla en la zona reparada
para asegurarla más.
El cirujano envuelve la parte superior del estómago alrededor del extremo del esófago con suturas.
Las suturas crean presión en el extremo del esófago, lo cual ayuda a impedir que el ácido gástrico y
el alimento se devuelvan desde el estómago hacia el esófago.
La cirugía se hace mientras se está bajo anestesia general, En la mayoría de los casos, la intervención
tarda de 2 a 3 horas. El cirujano puede seleccionar a partir de diferentes técnicas.
CIRUGÍA ABIERTA
Se puede introducir una sonda en su estómago a través del abdomen para mantener la pared
estomacal en su lugar. Esta sonda se retirará más o menos en una semana.
REPARACIÓN LAPAROSCÓPICA
Se trata de un nuevo procedimiento que se puede realizar sin hacer cortes. Se pasa una cámara
especial sobre una herramienta flexible (endoscopio) a través de la boca hasta el esófago.
Usando esta herramienta, el médico pondrá grapas pequeñas en el lugar donde el esófago se
encuentra con el estómago. Estas grapas ayudan a impedir que el alimento o el ácido gástrico se
devuelvan.
Se puede recomendar una cirugía para tratar sus síntomas de acidez gástrica o reflujo cuando:
Usted tiene problemas más graves en el esófago, tales como cicatrización o estrechamiento, úlceras
o sangrado.
Usted tiene enfermedad del reflujo que está causándole neumonía por aspiración, tos crónica o
ronquera.
La cirugía antirreflujo se utiliza también para tratar un problema donde parte del estómago está
atascado en el tórax o presenta torsión. Esto se llama hernia para esofágica.
RIESGOS
En general, los riesgos de cualquier anestesia o cirugía son:
Dolor y dificultad al tragar. Esto se denomina disfagia. En la mayoría de las personas, esto
desaparece en los primeros tres meses después de la cirugía.
La Esofagitis por Reflujo, enfermedad crónica con episodios de agudización, se produce por el
contacto del contenido gástrico o intestinal en la mucosa esofágica, debido en la mayoría de casos
a la relajación del esfínter esofágico inferior y en cuya patogénesis algunos autores involucran al H.
pylori. Se caracteriza por lesiones en la mucosa esofágica que van desde “cambios mínimos” como
el eritema, edema o friabilidad, hasta la ulceración o erosión. Los síntomas son dolor, regurgitación
y pirosis, pudiendo llegar a la hemorragia o estenosis. El diagnóstico es clínico, endoscópico, por
monitoreo ácido de 24 horas. El tratamiento es médico en la gran mayoría de casos. La cirugía se
reserva para casos complicados, basada en los procedimientos antirreflujo con métodos
tradicionales o con cirugía laparoscópica que está dando magníficos resultados.
El tratamiento es médico, salvo las hemorragias masivas no controlables. En las gastritis por
fármacos pueden producirse ulceraciones agudas con sangrados importantes. Es posible que la
inhibición de la síntesis de prostaglandinas haga propicia la desprotección de la mucosa gástrica. El
diagnóstico es clínico, endoscópico y biópsico. Las úlceras de stress se asocian a compromisos graves
del estado general (Úlceras de Curling, Úlceras de Cushing). También se observa en pacientes que
están en UCI. La sepsis es el factor etiológico más importante. La hemorragia es una de sus
complicaciones que pueda necesitar un tratamiento quirúrgico.
Las arterias del estómago proceden de ramas del tronco celíaco, la coronaria estomáquica y la
pilórica discurren por la curvatura menor.
Las gastroepiploicas derecha e izquierda lo hacen por la curva mayor. Los vasos cortos de la
esplénica van a la tuberosidad mayor.
Las venas del estómago van en su gran mayoría a la porta. En la curva menor el arco venoso es
parecido al arterial. La vena coronaria y pilórica descienden por el epiplón menor y desembocan en
la porta. Los arcos venosos de la curva mayor forman la gastroepiploica izquierda y derecha. La
derecha termina en el mesentérico superior.
Los linfáticos del estómago drenan a 16 grupos ganglionares, algunos de los cuales avanzan hasta
los lumboaórticos.
La inervación gástrica está dada por fibras parasimpáticas y fibras simpáticas. Las primeras
conforman los nervios vagos, que, originados en el décimo par craneal, llegan al esófago inferior,
formando dos troncos: el izquierdo o anterior, y el derecho posterior. A nivel del estómago, dan
ramas menores terminando en el antro, constituyendo el nervio de Latarjet, que a su vez se divide
en tres o cuatro terminales, conocidas como “pata de cuervo”. Las fibras simpáticas procedentes
del plexo solar van a inervar el estómago por su curvatura mayor.
SÍNTOMAS
La úlcera péptica produce dolor, localizado en el epigastrio, generalmente tipo ardor, con
remisiones y exacerbaciones rítmicas y periódicas. A veces no hay dolor pese a una úlcera activa o
desaparece sin que haya cicatrizado. Hay otros síntomas de tipo dispéptico, tales como la sensación
de llenura epigás-trica, distensión postprandial, sensación nauseosa, que a veces se alivia con los
eructos. Hay que recordar que hay patologías no ulcerosas que ocasionan estas mismas molestias.
Por otro lado, hay que recalcar que muchas veces la úlcera péptica debuta clínicamente con una de
sus complicaciones, en especial la hemorragia y la perforación.
DIAGNÓSTICO
Es clínico, radiológico y endoscópico. Sin ser infalible, la endoscopía es la preferida por los médicos
y la mayoría de pacientes. La radiografía tiene un 8 a 20% de falsos positivos y hasta un 32% de
falsos negativos. Para el cirujano, el examen radiográfico del duodeno es muy importante, ya que
aparte del diagnóstico, nos muestra una imagen del área bulbar, que servirá de guía para una
eventual intervención quirúrgica. En cuanto a la endoscopía, aparte de la precisión diagnóstica de
la úlcera péptica, que supera el 95%, permite perentoriamente realizar biopsias de los bordes y de
su base, si la lesión es crónica.
COMPLICACIONES
Hemorragia
Está comprobado que entre el 15 y 20% de los pacientes con úlcera péptica, tendrán por lo menos
un episodio hemorrágico durante su enfermedad.
La mortalidad por úlcera hemorrágica aumenta con la edad. También el porcentaje es alto, llega al
70% cuando sobreviene durante su hospitalización.
La hemorragia puede ser mínima, pequeña, mediana y masiva. Es mediana cuando las pérdidas
están entre 350 a 750 ml de sangre en 24 horas. En la masiva, está por encima de los 750 ml
pudiendo en estos casos llegar al shock.
Perforación
La Perforación es otra de las complicaciones de la úlcera péptica, algo más frecuente en varones y
en edades comprendidas entre los 30 a 50 años.
En nuestra experiencia hospitalaria en las últimas tres décadas, hemos comprobado que el número
de casos que se atiende en la Emergencia no ha disminuido, como sí ha sucedido con los pacientes
que se internan para cirugía electiva.
Agudas: son las más comunes, localizadas en cara anterior de estómago y duodeno y que,
al producirse, inundan la cavidad peritoneal.
Subagudas: bloqueadas parcialmente por adherencias, son poco frecuentes.
Crónicas: horadan y penetran a vísceras sólidas como el páncreas o el hígado y bazo.
Obstrucción
La obstrucción por úlcera péptica se debe al proceso fibrótico que produce su cicatrización,
impidiendo el pasaje del contenido gástrico. Esto ocurre con las úlceras duodenales y también con
las pilóricas, y aun las situadas en la vertiente gástrica del canal pilórico. La obstrucción es gradual e
intermitente, produciendo una dilatación gástrica progresiva. Si a esto agregamos el espasmo y el
edema inflamatorio, nos explicamos por qué en un momento la obstrucción será total.
Gastroenteroanastomosis
Fue utilizada antiguamente como tratamiento de úlceras gástricas bajas o úlceras duodenales no
complicadas o con suboclusión pilórica. Consiste en una anastomosis latero-lateral de cara
anterior de estómago a borde antimesen-térico de yeyuno, a unos 15 cm del Treitz, habitualmente
antecólica y aniso peristáltica. Actualmente se emplea como una forma de drenar el estómago
cuando se realiza una vaguectomía troncular.
Piloroplastías
Gastrectomías subtotales
La mayor parte de veces se realizan gastrectomías subtotales distales, es decir que la resección
comprende el antro, pudiendo incluir el cuerpo o parte del fondo gástrico. En la parte inferior la
sección se hace a 2, ó 2,5 cm del píloro en el bulbo duodenal.
Gastrectomía total
A veces la úlcera puede estar en la región subcardial, o fibrosa gran parte de la curvatura menor, o
haber más de una úlcera, en tales casos cabe la posibilidad de una gastrectomía total.
Cirugía Laparoscópica
La cirugía es parte del tratamiento para muchas etapas diferentes del cáncer de estómago,
si es posible llevarla a cabo. Si un paciente tiene un cáncer en etapa 0, I, II o III y está lo
suficientemente saludable en este momento la cirugía ofrece la única probabilidad realista
para curar el cáncer de estómago.
Dependiendo del tipo y la etapa del cáncer de estómago, se podría realizar la cirugía para
extraer el cáncer y parte o todo el estómago, así como algunos ganglios linfáticos cercanos.
El cirujano intentará dejar el estómago tan normal como sea posible. Algunas veces,
también será necesario extirpar otros órganos.
Incluso cuando el cáncer está demasiado propagado como para extirparse completamente,
los pacientes se podrían beneficiar de una cirugía porque podría ayudar a prevenir el
sangrado del tumor o evitar que el estómago sea bloqueado por el crecimiento del tumor.
Este tipo de cirugía se llama cirugía paliativa, lo que quiere decir que alivia o previene los
síntomas, pero no se espera que cure el cáncer.
Por lo general, el tipo de operación depende de la parte del estómago donde se encuentre
el cáncer y cuánto cáncer hay en el tejido circundante. Para tratar el cáncer de estómago,
se pueden emplear diferentes clases de cirugía:
Resección endoscópica
Se extirpa sólo una parte del estómago, y algunas veces junto a una parte del esófago o la
primera parte del intestino delgado (el duodeno). La sección remanente del estómago es
entonces reconectada. También se extrae parte del omento (una capa en forma de un
delantal de tejido adiposo que recubre al estómago y a los intestinos) junto con los ganglios
linfáticos adyacentes, y posiblemente el bazo y partes de otros órganos cercanos.
Gastrectomía total
El cirujano extirpa por completo el estómago, los ganglios linfáticos cercanos y el epiplón, y
puede extraer el bazo y partes del esófago, los intestinos, el páncreas, y otros órganos
cercanos. El extremo del esófago entonces se adhiere a parte del intestino delgado. Esto
permite que los alimentos pasen por el tracto intestinal. Sin embargo, las personas a
quienes se les ha extirpado el estómago solo pueden comer una pequeña cantidad de
alimentos a la vez. Debido a esto, estas personas deben tener más comidas al día.
Técnica de realización
La cirugía se realiza con el paciente dormido y libre de dolor, usando anestesia general.
Se realiza una incisión pequeña en el lado derecho inferior del abdomen y por ésta se accede
a la cavidad abdominal, y se extrae el apéndice.
Si los síntomas son bastante claros se debe realizar la intervención. En el 25% de los casos
el cirujano encontrará que el apéndice no está infectado. En este caso verificará
completamente los órganos abdominales y quitará el apéndice de cualquier manera.
La recuperación de una apendicectomía simple, es completa y normalmente rápida. Si el
apéndice ha desarrollado un absceso o una perforación, la recuperación será más lenta y
más complicada, requiriendo el uso de medicaciones para tratar la infección (antibióticos).
Reacciones a la medicación.
Problemas respiratorios.
Hemorragias.
Infecciones.
Los riesgos adicionales para la apendicectomía son los derivados de un absceso o de una
perforación. En cualquiera de estos casos:
Durante toda la cirugía el anestesiólogo controla los constantes vitales, el pulso, la tensión
arterial, la oxigenación y su nivel de anestesia. Durante la cirugía se administran fármacos
para controlar el dolor y facilitar su recuperación postoperatoria.
Ante la presencia de dolor u otro efecto adverso, la enfermera avisará al equipo médico
que indicará el agente más adecuado valorando especialmente su caso.
COLEDOCOLITIASIS
Definición
Es la presencia de un cálculo biliar en el conducto biliar común. Dicho cálculo puede
consistir en pigmentos biliares y/o sales de calcio y colesterol que se forman en el tracto
biliar.
Nombres alternativos
Cálculo biliar; cálculo del conducto biliar; cálculo en el conducto biliar
Síntomas
Náuseas
Vómitos
Fiebre
Ictericia
Pérdida del apetito
Signos y exámenes
Los exámenes que muestran la ubicación de cálculos en el conducto biliar son, entre otros,
los siguientes:
•Colangiograma transhepático percutáneo (PTCA)
•MRCP (colangiopancreatografía por resonancia magnética)
•CPRE(colangiopancreatografía retrógradaendoscópica)
•TC abdominal
•Ultrasonido abdominal Otros exámenes de sangre que también pueden resultar afectados
son los siguientes:
•Niveles de bilirrubina elevados
•Pruebas de la función hepática
•Enzimas pancreáticas
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es eliminar la obstrucción en el conducto biliar común y una de
las opciones es la extirpación quirúrgica de la vesícula y los cálculos (ya sea a través de un
procedimiento abierto o un procedimiento laparoscópico). Otra posibilidad es la extracción
de los cálculos por medio de CPRE y una esfinterotomía (una incisión que se hace en
el músculo del esfínter del conducto).
Expectativas (pronóstico)
El bloqueo e infección del conducto biliar causado por cálculos en el tracto biliar es una
afección potencialmente mortal. El resultado es generalmente muy bueno con
un diagnóstico y tratamiento tempranos.
Complicaciones
•Cirrosis biliar
•Colangitis
Se debe buscar asistencia médica si se presenta dolor abdominal, con o sin fiebre, que no
sea atribuible a otras causas, si se presenta ictericia o si se desarrollan otros síntomas que
sugieran la presencia de coledocolitiasis.
COLANGITIS AGUDA
La colangitis aguda es una infección potencialmente grave de las vías biliares, que se
produce como consecuencia de una obstrucción a dicho nivel. La litiasis coledocal es la
causa más frecuente de la colangitis. La obstrucción de la vía biliar y la colonización
bacteriana subsiguiente condicionan la aparición de la infección. Los microorganismos de la
flora entérica, aerobios y, en menor grado, anaerobios, son los agentes causales en la
mayoría de casos. La denominada tríada de Charcot constituye la sintomatología clínica más
frecuente. El diagnóstico se confirma mediante técnicas radiológicas abdominales, entre las
que se incluyen la ecografía, la tomografía computarizada y la colangiorresonancia
magnética, en las que se detectan signos de obstrucción de la vía biliar y, en muchas
ocasiones, la causa subyacente de ésta. El tratamiento antimicrobiano apropiado precoz y
el drenaje biliar, generalmente efectuado mediante técnicas endoscópicas, son la terapia
de elección en la mayoría de pacientes.
La colangitis aguda, definida como la inflamación de las vías biliares secundaria a una
infección bacteriana, es una entidad con repercusión sistémica si no se instaura un
tratamiento médico precoz y un drenaje biliar adecuados
Los 2 factores más importantes para el desarrollo de una colangitis son la colonización
bacteriana de la vía biliar y, sobre todo, la obstrucción de su luz. En condiciones normales,
las vías biliares son estériles debido a las propiedades antibacterianas de las sales biliares y
a la secreción local de inmunoglobulina A (IgA), y el papel del esfínter de Oddi es evitar el
reflujo de microorganismos a partir del tracto digestivo
Diagnóstico
Tratamiento
El drenaje biliar endoscópico (DBE) ofrece unas ventajas importantes, como la definición de
la anatomía de la vía biliar, la identificación de otra patología simultánea (estenosis biliares
o quistes coledocales), la posibilidad de recogida de muestras de bilis para análisis
microbiológico o de tejidos para estudios histológicos y, en muchas ocasiones, proporciona
una terapéutica eficaz definitiva de la infección.
Las hernias abdominales, sean del tipo que sean, pueden tener dos orígenes distintos.
En primer lugar el origen de una hernia abdominal puede ser congénito, es decir, la hernia
puede estar presente desde el momento del nacimiento debido a una malformación de la
pared abdominal del feto en el útero materno, sin embargo, la hernia puede no hacerse
visible hasta unos años más tarde.
En segundo lugar, la hernia abdominal también puede ser incisional, es decir, puede surgir
debido a la realización de intervenciones quirúrgicas previas en la zona del abdomen. Con
el paso de los años, puede ocurrir que se debilite la herida quirúrgica interna o la sutura y
que, la realización de esfuerzos en el abdomen por parte del paciente haga que la hernia
encuentre el lugar idóneo por donde protruir.
Por último, en tercer lugar, las hernias también pueden ser adquiridas. Son las hernias que
han sido causadas por esfuerzos excesivos en la zona abdominal, debilitamiento de la pared
del abdomen debido al envejecimiento, problemas de salud, etc. Dentro de este grupo
también podríamos situar a las hernias incisionales.
Además, algunos factores de riesgo que pueden propiciar la aparición de una hernia
abdominal pueden ser: estreñimiento crónico, tos crónica, agrandamiento de la próstata y
consecuente realización de esfuerzo para orinar, padecer sobrepeso, levantamiento de
objetos pesados, realización de esfuerzos excesivos, embarazo, etc.
Las hernias, según su zona de aparición, se denominan de una manera o de otra, aunque la
causa de su aparición sea la misma. Clasificamos las hernias abdominales en:
Hernia inguinal: como su propio nombre indica, son las que aparecen en la zona de la
ingle. El fallo de la pared abdominal, en este caso, se produce a nivel inguinal. Sobre
todo aparecen en hombres que realizan trabajos físicos muy pesados o que realizan
actividades físicas muy intensas. La hernia inguinal es común a cualquier edad y hay
que destacar que es más común en hombres que en mujeres.
Hernia femoral: también llamada hernia crural, es la que se sitúa en la zona cercana a
la ingle, aunque más cerca del muslo. Se presenta como un abultamiento en la parte
superior del muslo, justo por debajo de la ingle. Este tipo de hernia abdominal es más
común en mujeres que en hombres.
Hernia umbilical: es la que aparece en el ombligo o cerca de éste. Es común su
aparición debido a un defecto congénito de la pared abdominal, como ya
comentábamos anteriormente. La hernia umbilical suele protruir en el ombligo, lugar
donde antes del nacimiento, se encontraba el cordón umbilical del feto. La
desaparición del cordón umbilical deja una cicatriz (lo que conocemos como ombligo),
que puede debilitarse con el tiempo y causar un fallo en la pared abdominal, por donde
sale la hernia. La hernia umbilical es frecuente en embarazadas, debido a la presión
ejercida en el abdomen.
Hernia epigástrica: es la que tiene lugar en la parte superior del abdomen, situada
normalmente entre el esternón y el ombligo. Este tipo de hernia se puede producir,
como el resto de hernias, debido a sobreesfuerzos en la zona abdominal, como pueden
ser: tos crónica, estreñimiento, levantamiento de objetos pesados, etc.
Como podemos ver, hay distintos tipos de hernias que pueden surgir debido a las causas
que ya hemos comentado. Para tratar las hernias abdominales y hacer que desaparezcan
por completo, la única solución definitiva es la intervención quirúrgica.
Cirugía abierta: mediante esta cirugía, el cirujano realiza una incisión en la zona donde se
encuentre la hernia, según los tipos de hernia abdominal que hemos explicado
anteriormente. Esta incisión permitirá al especialista llegar al defecto herniario. Una vez
encontrada el defecto herniario, vuelve a introducir el defecto herniario donde se situaba
originalmente y posteriormente pasa a cerrar con puntos de sutura el debilitamiento de la
pared abdominal. A continuación, el cirujano coloca una malla de material sintético por
encima de la zona donde se encontraba debilitada la pared abdominal. Esta malla
fortalecerá la zona y la protegerá, evitando que se vuelva a producir la hernia. Por último,
el especialista suturará la incisión realizada con puntos de sutura y cubrirá la herida con un
apósito.
Abordaje laparoscópico: la hernia abdominal, se sitúe en el lugar que se sitúe, también
puede ser intervenida mediante la técnica laparoscópica, que consiste en la realización de
3 o 4 incisiones de pequeño tamaño en el abdomen del paciente. A través de una de estas
incisiones se introduce un laparoscopio (instrumento quirúrgico alargado que tiene una
cámara y una fuente de luz en uno de los extremos y que permite al cirujano ver el interior
de la cavidad abdominal del paciente en un monitor situado en el quirófano). Por el resto
de incisiones, el cirujano introduce otras herramientas que le permitirán intervenir al
paciente de una manera cómoda y segura.
Al tratarse de una intervención relativamente sencilla, el paciente podrá salir por su propio
pie el mismo día de la intervención, aunque aquí es donde comenzará su periodo
postoperatorio.Es normal que el paciente sienta algunas molestias o dolores en la zona
intervenida tras la operación, aunque estas molestias suelen desaparecer con la ingesta de
medicamentos analgésicos, que deben ser recetados por el especialista.Los pacientes
intervenidos de hernia abdominal deben ser cuidadosos y también deben evitar realizar
actividades que requieran de mucho esfuerzo físico. Algunas de las actividades que el
paciente debería evitar son:
Evitar el estreñimiento llevando una dieta rica en fibra (vegetales, frutas, cereales).
El cirujano hace una incisión (corte) en el abdomen para exponer los intestinos. Luego,
localiza el área del intestino (también llamado “tripas o entrañas”) que está bloqueada y la
desobstruye.
Se reparará o extirpará cualquier sección dañada del intestino. Si se extirpa una sección, se
reconectan con suturas los extremos sanos. Algunas veces, cuando se extirpa parte del
intestino, los extremos no se pueden reconectar. Si esto sucede, el cirujano sacará uno de
los extremos a través de una abertura en la pared abdominal. Esto se
denomina colostomía o ileostomía.
La cirugía a menudo se necesita para tratar una obstrucción intestinal. El tipo de operación
que se haga depende de la causa de la obstrucción.
El tiempo que toma recuperarse de la cirugía de obstrucción intestinal depende del tipo de
operación que se hizo para corregir la obstrucción y de la salud general de la persona
Las personas que han tenido muchas cirugías abdominales pueden formar tejido cicatricial.
Estos pacientes son más propensos a tener obstrucciones intestinales en el futuro.
PIE DIABETICO
La zona anterior y la media del pie suele estar afectada en el 85% de los casos, siendo la articulación
de Linsfranc la que con mayor frecuencia presenta alteraciones. En la actualidad, la DM es la causa
más común de enfermedad osteoarticular neuropática en el mundo occidental y el problema
fundamental sigue siendo su patogenia. Desde el punto de vista clínico, se trata de una lesión
monoarticular, que tiene una incidencia bilateral en el 35% de los casos. El grado de afectación
articular no tiene correlación aparente con la edad del enfermo, el sexo o el tipo de tratamiento de
la DM. Sí parece evidente la existencia de una correlación con la efectividad del control en la DM
tipo II. Por lo general el 80% de los enfermos diabé- ticos con un deficiente control metabólico
desarrollan una artropatía de Charcot, que suele manifestarse, como término medio, a partir de los
quince años del inicio de la diabetes.
El objetivo fundamental del ortopeda en el pie diabético (PD) es detectar las causas mecánicas —
áreas de presión ósea— que son potenciales para el inicio y desarrollo de las úlceras neurotróficas,
ya que la evaluación vascular del pie debe realizarse previamente por el angiólogo y el cirujano
vascular, en el contexto del enfoque multidisciplinario que a nuestro criterio debe tener el PD. El
estudio de la localización de las úlceras nos permite aplicar el tratamiento correcto. Así, en las
plantares, que son el resultado de la presión durante el ortostatismo y la marcha, el tratamiento
debe ir encaminado a modificar el apoyo del pie.
Su segundo objetivo debe consistir en determinar la severidad de la úlcera.
DIAGNOSTICO
Principalmente mediante el análisis de las enzimas pancreáticas en sangre
(amilasa o lipasa), que casi siempre están elevadas en la pancreatitis aguda.
Otros procesos pueden producir dolor abdominal y aumento de enzimas
pancreáticas, y hay pancreatitis agudas que cursan con niveles normales de
enzimas pancreáticas, por lo que en algunos casos puede ser necesario realizar
una tomografía axial computarizada (TAC o TC) del abdomen, si existe duda.
Esta prueba es además la más adecuada para valorar posteriormente el grado
de necrosis del páncreas y otras complicaciones a nivel del abdomen. La
ecografía del abdomen permite ver si hay cálculos en la vesícula, pero puede
no verse bien el páncreas. La resonancia magnética puede ser útil si existe
alergia al contraste intravenoso, si hay insuficiencia renal o si se quiere
descartar la presencia de un cálculo en el colédoco. La ecografía
endoscópica es muy útil para valorar mejor el páncreas y detectar cálculos
biliares no vistos con otras pruebas de imagen.
COMPLICACIONES
En los casos graves pueden aparecer complicaciones locales (que afectan al páncreas)
y de otros órganos a distancia, principalmente corazón, pulmón y riñones. La principal
complicación local es la necrosis y la infección de la misma. Cuanto mayor es la
necrosis de páncreas y sobre todo si esta se infecta, mayor es el riesgo de fracaso de
otros órganos. Tras unas semanas de evolución pueden formarse en el vientre "bolsas"
que contienen líquido inflamatorio y que se llaman pseudoquistes, los cuales pueden
provocar dolor o complicarse con infección (produciéndose un absceso), rotura,
sangrado u obstrucción del tubo digestivo.