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EL MONOPOLIO.
El monopolio es una forma de mercado totalmente opuesta a la competencia perfecta.
Forma parte de la llamada “competencia imperfecta”, aquellos mercados que no cumplen los supuestos de la
competencia perfecta.
Se pueden distinguir tres situaciones:
Monopolio de oferta. Existe un único oferente y muchos demandantes. Un ejemplo es el de las compañías que explotan
un servicio público en exclusiva.
Monopolio de demanda o monopsonio. Existe un único demandante y muchos oferentes. Un caso es la dependencia de
la industria de defensa de los contratos del Estado.
Monopolio bilateral. Cuando existe un único demandante y un único oferente. Un ejemplo es el mercado de trabajo
donde la negociación de una subida salarial se lleva a cabo entre la patronal y la plataforma sindical.
Sin embargo, cuando hablamos de monopolio en general, nos referimos al de oferta que es en el que nos vamos a
centrar.
En este tipo de mercado, la empresa monopolista tiene poder para fijar los precios y las cantidades puesto que no
existe competencia. El monopolista ofrecerá una cantidad menor a un precio mayor que si el mercado fuera de
competencia perfecta. Además, al tener la venta asegurada, la empresa no se preocupa por la calidad del producto o la
satisfacción del consumidor.
Entre las causas que intervienen en la formación de monopolios podemos destacar: las barreras de entrada para
otras empresas basadas en:
Acceso exclusivo a un determinado producto o materia prima.
Posesión de una patente o de una concesión administrativa (causas legales). Se crea un monopolio de carácter temporal.
Monopolio natural. Cuando una empresa tiene ventaja absoluta en costes. La existencia de varias empresas en esa
actividad supondría un gran despilfarro de recursos. Pueden ser ejemplos de monopolios naturales el abastecimiento de
agua o el transporte público en las grandes ciudades.
EL OLIGOPOLIO.
Otro mercado de competencia imperfecta es el oligopolístico.
Cuando un mercado es atendido por un reducido número de productores estamos ante un oligopolio. Se
llamará oligopolio de demanda a los mercados con pocos compradores y oligopolio bilateral a los formados por pocos
productores y pocos demandantes.
Existen barreras de entrada en el mercado, siendo la más relevante la existencia de ventajas absolutas en costes.
Como en el monopolio, la producción se lleva a cabo en grandes empresas, las cuáles requieren una inversión muy
elevada y tecnológicamente experimentada que no puede acometer cualquier empresa
La situación oligopolista es muy diferente a la del resto de tipos de mercados. En este caso cualquier oligopolista
puede influir sobre los beneficios de sus competidores. Lo que caracteriza a este tipo de mercado es precisamente la
interacción que existe entre las empresas oligopolistas. Esto se traduce en que los esfuerzos por mejorar los resultados
propios provocan inexorablemente el deterioro de los resultados ajenos.
Los problemas de los empresarios oligopolistas tienen dos tipos de soluciones: cooperar o competir.
En el primer caso nos encontramos ante lo que llamamos colusión (cualquier acuerdo que restrinja la lucha
competitiva entre empresas). La forma máxima de colusión, la que maximiza los beneficios de los oligopolistas es
el cártel, un acuerdo entre todos los productores de la industria para fijar precios y/o cantidades. En este caso la
situación se convierte de hecho en un monopolio. Uno de los cárteles más conocidos es el de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP).
En el segundo caso lo normal es que las empresas oligopolistas acaben entrando en una "guerra de precios" en las
que las empresas compiten en la reducción de los precios y los clientes salen ganando. Puede servir para aumentar las
ventas y expulsar a algún competidor pero no puede durar demasiado tiempo.
Un ejemplo de competencia monopolística es el mercado de los perfumes donde la publicidad juega un papel muy
importante.