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Al mercado acuden los oferentes y demandantes de productos para realizar sus intercambios pero hay diferentes tipos

de mercados y cada uno posee sus propias características.


A lo largo de la unidad veremos distintos criterios de clasificación de los mercados y analizaremos las principales
características de las diferentes estructuras de mercado, entre los que cabe destacar la competencia perfecta, el
monopolio, el oligopolio y la competencia monopolística.

CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DE MERCADOS.


Vamos a establecer una clasificación de mercados atendiendo a diversos criterios:
Por las obligaciones que impone al mercado la legislación del país:
Libre. Existe libertad de transacciones.
Intervenido. Los precios y/o las cantidades negociadas son impuestas desde fuera del mercado.
Según la cantidad de información que tienen los agentes del mercado:
Transparentes. Los agentes del mercado poseen toda la información posible, es decir, los compradores conocen las
ofertas de todos los vendedores y éstos, a su vez, están informados de las demandas de cada posible comprador. Como
consecuencia se forma un precio único.
Con fricciones. Los agentes no poseen toda la información. Existen distintos precios para un mismo producto.
Por las características de la mercancía:
Mercado perfecto. La mercancía es perfectamente homogénea por lo que al compardor le es indiferente adquirirla a un
vendedor u otro.
Mercado imperfecto. La mercancía está disponible en varios modelos con distintas características (producto
diferenciado).
Atendiendo al poder de los agentes:
Mercado normal o atomizado. Los agentes del mercado no tienen poder para intervenir en el precio, son precio-
aceptantes.
Mercado forzado. Los compardores o los vendedores pueden actuar sobre el precio o sobre las cantidades objeto de
transacción.
Combinando los criterios anteriores nos encontramos con un gran número de modalidades de mercado. En los
próximos apartados vamos a estudiar algunas de ellas, aunque hay que tener en cuenta que se trata de modelos
teóricos que no tienen un reflejo exacto en la realidad.

EL MERCADO DE COMPETENCIA PERFECTA.


Vamos a empezar analizando un mercado sencillo e "ideal", el "mercado de competencia perfecta". En realidad no
existe ningún mercado tan "perfecto" como éste, sólo algunos mercados financieros o los mercados agrícolas se acercan
a este modelo de mercado.
Para que un mercado pueda ser considerado de competencia perfecta tiene que mostrar las siguientes
características:
Libre concurrencia. Ningún agente puede influir en el mercado (mercado atomizado). El número de compradores y
vendedores es muy alto y las cantidades producidas o demandadas por cada uno de ellos son tan pequeñas en relación
con el total que su influencia sobre los precios es inapreciable, es decir, tanto oferentes como demandantes son "precio-
aceptantes".
Libertad de entrada y salida en el mercado, es decir, que no haya barreras que impidan a una empresa dedicarse a
producir cualquier cosa.
Homogeneidad del producto. Que el consumidor sea indiferente a comprar el producto de una empresa o de otra, por
tanto los productos tienen que ser exactamente iguales; sólo así se hará realidad que si una empresa pusiera el precio
por encima del establecido por el mercado, los consumidores dejarían de comprarlo.
Información y racionalidad de los agentes. En los mercados de libre competencia los agentes económicos conocen los
precios de todos los productos y factores, sus características y la existencia de posibles sustitutos. En el momento de
decidir entre diferentes alternativas, los consumidores elegirán aquellas que maximicen su utilidad y los productores las
que maximicen sus beneficios.
Los mercados de algunos productos agrícolas se acercan al modelo de competencia perfecta

EL MONOPOLIO.
El monopolio es una forma de mercado totalmente opuesta a la competencia perfecta.
Forma parte de la llamada “competencia imperfecta”, aquellos mercados que no cumplen los supuestos de la
competencia perfecta.
Se pueden distinguir tres situaciones:
Monopolio de oferta. Existe un único oferente y muchos demandantes. Un ejemplo es el de las compañías que explotan
un servicio público en exclusiva.
Monopolio de demanda o monopsonio. Existe un único demandante y muchos oferentes. Un caso es la dependencia de
la industria de defensa de los contratos del Estado.
Monopolio bilateral. Cuando existe un único demandante y un único oferente. Un ejemplo es el mercado de trabajo
donde la negociación de una subida salarial se lleva a cabo entre la patronal y la plataforma sindical.
Sin embargo, cuando hablamos de monopolio en general, nos referimos al de oferta que es en el que nos vamos a
centrar.
En este tipo de mercado, la empresa monopolista tiene poder para fijar los precios y las cantidades puesto que no
existe competencia. El monopolista ofrecerá una cantidad menor a un precio mayor que si el mercado fuera de
competencia perfecta. Además, al tener la venta asegurada, la empresa no se preocupa por la calidad del producto o la
satisfacción del consumidor.
Entre las causas que intervienen en la formación de monopolios podemos destacar: las barreras de entrada para
otras empresas basadas en:
Acceso exclusivo a un determinado producto o materia prima.
Posesión de una patente o de una concesión administrativa (causas legales). Se crea un monopolio de carácter temporal.
Monopolio natural. Cuando una empresa tiene ventaja absoluta en costes. La existencia de varias empresas en esa
actividad supondría un gran despilfarro de recursos. Pueden ser ejemplos de monopolios naturales el abastecimiento de
agua o el transporte público en las grandes ciudades.

La empresa Microsoft ha sido denunciada en alguna ocasión por prácticas monopolísticas

EL OLIGOPOLIO.
Otro mercado de competencia imperfecta es el oligopolístico.
Cuando un mercado es atendido por un reducido número de productores estamos ante un oligopolio. Se
llamará oligopolio de demanda a los mercados con pocos compradores y oligopolio bilateral a los formados por pocos
productores y pocos demandantes.
Existen barreras de entrada en el mercado, siendo la más relevante la existencia de ventajas absolutas en costes.
Como en el monopolio, la producción se lleva a cabo en grandes empresas, las cuáles requieren una inversión muy
elevada y tecnológicamente experimentada que no puede acometer cualquier empresa
La situación oligopolista es muy diferente a la del resto de tipos de mercados. En este caso cualquier oligopolista
puede influir sobre los beneficios de sus competidores. Lo que caracteriza a este tipo de mercado es precisamente la
interacción que existe entre las empresas oligopolistas. Esto se traduce en que los esfuerzos por mejorar los resultados
propios provocan inexorablemente el deterioro de los resultados ajenos.
Los problemas de los empresarios oligopolistas tienen dos tipos de soluciones: cooperar o competir.
En el primer caso nos encontramos ante lo que llamamos colusión (cualquier acuerdo que restrinja la lucha
competitiva entre empresas). La forma máxima de colusión, la que maximiza los beneficios de los oligopolistas es
el cártel, un acuerdo entre todos los productores de la industria para fijar precios y/o cantidades. En este caso la
situación se convierte de hecho en un monopolio. Uno de los cárteles más conocidos es el de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP).
En el segundo caso lo normal es que las empresas oligopolistas acaben entrando en una "guerra de precios" en las
que las empresas compiten en la reducción de los precios y los clientes salen ganando. Puede servir para aumentar las
ventas y expulsar a algún competidor pero no puede durar demasiado tiempo.

Uno de los cárteles más conocidos es el de la OPEP.


COMPETENCIA MONOPOLÍSTICA.
Se denomina competencia monopolística a una forma de mercado semejante a la competencia perfecta, con
muchos oferentes y demandantes. La diferencia es que cada productor vende un bien percibido como diferente del que
venden sus competidores.
En la mayoría de los mercados que observamos en la realidad, no se cumple el principio de homogeneidad del
producto. En la realidad, los productos que compiten son semejantes pero no idénticos, ya sea por las propias
características o por la imagen de marca, que hace que el consumidor los perciba como diferentes.
Esta diferenciación de productos hace que cada vendedor disfrute de una cierta situación de monopolio con su
propio producto, aunque a la vez compite con los demás oferentes, también monopolistas del suyo.
En la competencia monopolística, por tanto, no se compite sólo a través del precio sino que al estar el producto
diferenciado, algunos consumidores lo preferirán a otros, incluso aunque resulte algo más caro. Los gastos
en publicidad o mejora de la calidad buscan acentuar la diferenciación para mantener o incrementar la preferencia de
los consumidores.
En competencia monopolística las empresas ofrecerán una mayor variedad de productos, pero a un precio superior
que en competencia perfecta. En el equilibrio, los precios serán mayores y la cantidad vendida, menor que en
competencia perfecta. Las empresas obtendrán un beneficio, aunque inferior a la situación de monopolio por la
diferenciación de sus productos.

Un ejemplo de competencia monopolística es el mercado de los perfumes donde la publicidad juega un papel muy
importante.

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