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Buenos Aires, junio de 2017

Universidad de Buenos Aires


Maestría en Historia Económica y de las Políticas Económicas
Metodología Histórica
Profesor: Dr. Federico Schuster
Lcda. Mónica Correa

4. ¿Es necesario considerar la cuestión de la subjetividad en la historia?


¿Cómo puede hacerse con pretensiones de validez científica?

Es común definir la Historia como “el conocimiento del pasado” en donde un


sujeto, el historiador, existencialmente inmerso en su tiempo y lugar elabora un
conocimiento, a través del estudio de un hecho histórico concreto, delimitado por
su tiempo y espacio. Desde esta perspectiva, la subjetividad en la historia, más
allá de tomarla en consideración, resulta inevitable.
Para historiadores como Carr “La creencia en un núcleo óseo de hechos históricos
existentes objetivamente y con independencia de la interpretación del historiador
es una falacia absurda” 1 Tal aseveración pareciera determinante.
Por su parte, historiadores como Marrow plantean: "La historia es el conocimiento
del pasado humano, pero es pasado en la medida en que lo conocemos. La
historia es inseparable del historiador, es decir que no hay historia sin historiador,
sino son hechos muertos. Sin documentos, el historiador no puede hacer
historia."2
Estas aseveraciones, asumidas como verdad, no deben llevarse al extremo, el
historiador, como hombre de ciencia, puede desarrollar métodos y sistemas, para
comprobar a través de distintas estrategias si sus hipótesis o conocimientos son
ciertos o si de alguna manera se acercan a la realidad. Las fuentes son
importantes para elaborar conocimiento científico, sin embargo, no son las únicas.

1
Carr E.H. ¿Qué es la historia? Editorial Ariel. p.16.
2
Masrrow Henri. El Conocimiento Histórico. 1954
En la búsqueda de la verdad por el camino de la ciencia, la Historia no está sola,
disciplinas como la sociología, psicología, etnografía e incluso la política la ayudan
a elaborar planteamientos que ayudan a ubicar al hombre en su entorno y a
plantear hipótesis sobre las causas, características y consecuencias de sus actos.
Como hombre de ciencia, el historiador se debe a su tiempo y a su presente, es
por eso que en la actualidad, redactar o pretender difundir como verdad absoluta
un relato histórico como lo hicieron Heródoto o Tucídides choca inmediatamente
con la realidad pues, la Historia acudiendo a la interdisciplinariedad con las
ciencias de la información sería refutada rápidamente. Estas refutaciones no
vendrían solo de sujetos científicos, vendrían también una sociedad formada e
instruida que tanto la ciencia como la Historia han ayudado a formar.
La carga heroica elimina todo rastro de cientificidad. Hoy, documentos o registros
audiovisuales ayudan al historiador a construir su propio conocimiento y discurso.
Lo ayudan a acercase al conocimiento histórico y científico.
Sobre este mismo tema, Aron ejemplifica perfectamente esta situación, “si tratan
por ejemplo de comprender a Maquiavelo o el sentido de su obra, están obligados
a emprender una doble investigación: una detallada de lo que escribió, y otra más
extensa sobre los significados que daban a las palabras los hombres de su época;
tan solo podrán comprender a Maquiavelo por medio de la comprensión de su
época”3
En la gama de las ciencias, las denominadas ciencias exactas parecen tenerlo
más fácil a los ojos de la sociedad; la física, la química, la matemática son
tangibles, contables y en su defecto perceptibles por los humanos, no se les
discute como ciencia ni se les cuestiona su objetivo. Para las ciencias humanas
como la Historia no es tan fácil.
A grandes rasgos, podría decirse que la historia como disciplina científica se
constituye en el siglo XVIII y su consolidación y auge corresponden al siglo XIX. A
su vez, también podría decirse que metodológicamente se fue definiendo la
historia como la gran ciencia, ya que teniendo como objeto estudiar el pasado del
hombre, todo le competía y nada escapaba de sus indagaciones. El tiempo

3
Aron Raymond. Lecciones sobre la historia. Fondo de Cultura Económica. p. 171
transcurre y las tareas de la historia parecen ser más profundas, pero también
más dinámicas.
Puede afirmarse que la Historia como ciencia siempre ha sido interdisciplinaria, y
sus resultados, trabajo de equipos de especialistas; así lo expuso Halkin “la
Historia solo es científica gracias a la crítica histórica y a las ciencias auxiliares” 4
En referencia a este tema, Aron hace una referencia a Collingwood quien
“considera que tan solo hay historia en la medida en que el historiador se plantea
un problema y trata de resolverlo”5 Aquí la tarea y acción del historiador resulta
fundamental, sin historiador no existiría no la historia.
En el ejercicio de su oficio, el historiador vive la dialéctica objetividad-subjetividad;
por un lado la exigencia metodológica le permite buscar y honrar la supuesta
verdad, una verdad que aún no ha encontrado pero que sabe que existe y por otro
lado está el mundo compuesto de intereses, dogmas y prejuicios que atentan
contra toda veracidad posible.
Ante esto, el historiador debe asumir una posición crítica, por lo que Barraclough
plantea “la cuestión decisiva versa sobre lo que el historiador tiene que ofrecer a
su generación…su responsabilidad primaria es la relación de su tema con los
grandes problemas de la vida contemporánea… no puede dejar de presentar una
visión del presente”6
Este planteamiento además de diferenciarse de los previos genera un interesante
aporte, profundiza en la labor de la historia, que como ciencia; debe ayudar al
progreso de la humanidad.
En este mismo sentido, Aron plantea “el discurso del historiador tan solo llega a
ser científico en la medida en que existe una relación más o menos necesaria, o
por lo menos inteligible, entre los acontecimientos que se narran y sus
antecedentes”7
Es aquí cuando entra una arista importante de esta temática, el discurso, sobre
esto Barraclough afirma “la historia que leemos, aunque basada en hechos no es,

4
Halkin, Leon E. Iniciación a la crítica histórica. 1951
5
Aron Raymond. ob. cit., p. 177
6
Barraclough, Geofrrey. “La historia desde el mundo actual”. Editorial Gredos S.A. Madrid – 1965. pp. 40/41
7
Aron Raymond. ob. cit., p. 135
absolutamente fáctica sino más bien una serie de hechos admitidos”. La visión es
muy similar, hechos ordenados y jerarquizados en base a la visión del historiador.
Aron plantea que “en el relato histórico jamás hay acontecimientos puros, ni
realidad fenomenal pura, sino sustitución en concreto de cierto número de
proposiciones que constituyen una descripción o una delimitación de lo que ha
ocurrido”8
En la búsqueda de la verdad y la ciencia en la Historia, el historiador se ha topado
con corrientes, que por ejemplo, han eliminado la noción de causa en el hecho
histórico, como por ejemplo Croce quien siguiendo la tradición hegeliana, según
Aron se referiría a “el equivalente del determinismo natural”. 9
Sobre esto, Aron también apunta que la causalidad pudo haber sido eliminada de
la historia por los positivistas, pues la causalidad es ajena la ciencia autentica, o a
los idealistas porque su idea del mundo no contempla este concepto10
Más allá de las relaciones causa-efecto; el consenso sobre la cientificidad de la
Historia parece ser que en la medida que se apoya en otras disciplinas, se acerca
más a una supuesta verdad; la ayuda de otras ciencias la ayudan a acercarse a su
propia ciencia. Sobre eso Halkin asienta la cientificidad de la Historia en la medida
que recurre a las ciencias auxiliares o a la crítica histórica11
Esto a su vez lleva a una pregunta mucho más interesante, ¿Qué busca la Historia
como ciencia? En sus planteamientos, Aron sugiere que hay un “gran número de
trabajos que tienen por objeto no una explicación en el sentido científico de la
construcción de un sistema de preposiciones generales o de leyes, sino la
reconstitución de un paisaje histórico, la comprensión de las maneras de vivir de
determinada población o de la organización de una sociedad” 12
Sobre este tema Aron hace un apunte interesante y se refiere al relato inteligible;
cuál sería el hecho, o serie de hechos que llevaron a la irrupción de un
acontecimiento que llevó a un acontecimiento final.13

8
Aron Raymond. ob. cit., p. 136
9
Aron Raymond. ob. cit., p. 184
10
Aron Raymond. ob. cit., p. 186
11
Halkin, Leon Ernest. ob. cit
12
Aron Raymond. ob. cit., p. 171
13
Aron Raymond. ob. cit., p. 192
Ante esto, la validez científica de la Historia no solo debe sustentarse en el uso de
otras ciencias, sino en el aporte a la humanidad de los resultados que estas
investigaciones arrojarían.
Un dilema del presente para el historiador como hombre científico es la historia
contrafactual, que por tentadora, podría estar alejándolo del estudio de hechos
reales ocurridos y encaminándolo a una serie de supuestos cuyas inversiones de
tiempo podrían no generar los resultados que la humanidad necesita para seguir
avanzando.
Esta corriente ha sido estudiada por historiadores ingleses y estadounidenses;
plantean preguntas sobre hechos que por no haber ocurrido, no tienen respuestas
claras y tangibles. Por lo que resulta importante cuestionar, ¿es realmente
necesario?
En la labor del historiador además de buscar y enseñar historia, en el presente y
en el futuro, lo difícil no es enseñar la sucesión de acontecimientos sino
estructurar un conocimiento científicamente valido de la realidad histórica.

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