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FACTORES DE ÉXITO SOCIALES EN PERSONAS RESOCIALIZADAS CON PASADO DE HABITANCIA

DE CALLE Y CONSUMO DE DROGAS

JOHAN ESTEBAN ZAPATA COLORADO*

INTRODUCCIÓN

Desde años remotos, las diferentes sociedades han procurado reflexionar y corregir todo
aquello que producto de sus propias dinámicas se convierte en excesivo y potencialmente
riesgoso o amenazante para su integridad y desarrollo en el tiempo. Cubrir las necesidades de
alimento y vivienda, pasando por las de salud, educación y de justicia hasta aquellas como la
del trabajo, son ejemplos evidentes de este esfuerzo por contener y hacer frente
razonadamente a eso que no funciona y que puede sobrepasar los límites que imponen para
ello.

En la actualidad, estos procesos, por su mismo devenir, son más complejos e impredecibles
producto de razones económicas, políticas o culturales en el que subsiste un elemento común,
el deseo de “escapar” de ellos a través de recursos como las sustancias psicoactivas, el juego,
el sexo, la comida, la salud, los medicamentos, la tecnología o el mercado. Y con ello, concebir
una idea propia, un concepto particular de lo que debería ser la sociedad (Wacquant, 2001,
p.43). Lo cual, termina generando, como efecto, vulnerabilidades, exclusiones, marginaciones
y tensiones de todo tipo entre los valores y principios de la mayoría social con esas lecturas o
interpretaciones individuales. Desencadenando problemáticas de alto impacto, como la
permanencia en la calle de personas que encuentran en la adicción hacia algún tipo de
conducta o elemento, generalmente químico, una razón de estar y de ser en ese espacio de
vida social. Frente a lo anteriormente mencionado, se han expuesto explicaciones de todo tipo
que van desde lo clínico, psicológico hasta sociológico e histórico. Que han llevado a muchos
expertos a orientar sus análisis hacia un horizonte multicausal capaz de aprehender, en la
medida de lo posible, aquellos fundamentos que le da origen (Restrepo, 2016, p.91).

Ese perfil multicausal se ha orientado generalmente hacia tres perspectivas de análisis,


individual, familiar y social y a los procesos que en materia de rehabilitación, resocialización y
reinserción se han desarrollado al respecto y aquellos elementos que los constituyen. Desde la
faceta de lo social su análisis está enfocado hacia el estudio de los elementos que promueven
en un sujeto una “situación personal y social que permita desarrollar aquellas dimensiones de
su vida que quedaron bloqueadas por el consumo de drogas y su permanencia en las calles”
(Mavrou, 2012, p.19), desde los aspectos, laboral, formativo, tiempo libre, salud y social.

Resultados

Para realizar esta investigación se contó como instrumento de recolección de información, la


entrevista semi-estructurada por considerarla una herramienta flexible y enriquecedora en
cuanto a datos y ajustada a un grupo de personas que producto de su historia de vida
mantienen viva una idea de la interlocución con el otro llena de momentos, vivencias y
argumentos que rompen cualquier protocolo realizado de antemano. Obligando al que realiza

*
Economista, docente Institución Educativa PREVIA, Medellín, Colombia. E-mail:
johanestebanz@gmail.com

1
la entrevista a ser recursivo con lo que pregunta y lo que pretende obtener de su entrevistado.
(Díaz-Bravo, L., Torruco-García, U., Martínez-Hernández, M., Varela-Ruiz, M., 2013, p.163).

Utilizar esta modalidad de entrevista obligó, en primer lugar, a elaborar una guía de preguntas
compuesta por cuarenta inquietudes en las que se procuró cubrir nuestras preocupaciones
básicas en los temas de, características psicológicas (personalidad, motivación y autoeficacia),
relaciones familiares y redes de apoyo propias. Seguidas finalmente por aquellas condiciones
socioeconómicas y contextuales mediante las cuales ha alcanzado resignificar su
resocialización. Este documento base fue validado inicialmente por parte de dos expertas
profesionales conocedoras del tema: La primera, una psicóloga con magister en Desarrollo
Humano quien trabajó seis años en el sistema de habitante de calle de la ciudad de Medellín.
Y la segunda, una pedagoga con especialización en adicciones, quien diseñó e implementó la
actual política social y pública de habitante de calle para este núcleo urbano de Colombia.
Posterior a esta etapa, se sometió este texto a una prueba piloto con dos personas
procedentes de distintas instituciones en las que realizaron sus respectivos procesos de
resocialización.

Posterior a la construcción de esta guía, se procedió a contactar un grupo de quince personas


que cumplen, en la actualidad, el carácter de resocializado. Para tal fin, se contó como medio
para su contacto, tanto las instituciones donde desarrollaron su proceso de resocialización
como a personas que conocen a otras que han pasado dicho proceso; teniéndose en cuenta,
para ello, los siguientes criterios: hombres y mujeres mayores de dieciocho años, que hubiesen
habitado las calles por un periodo mayor a los seis meses y que manifestaran no tener como su
espacio de residencia la calle en un tiempo superior a un año, sin distingos de posición política,
económica, ni religiosa.

A partir de las entrevistas se procedió a establecer un plan de análisis cualitativo con el fin de
identificar y obtener respuestas de las preguntas que guiaban la investigación. Para este
cometido se contó con el apoyo del programa de análisis de datos cualitativos Atlas T.i.
dirigido hacia el diseño de las categorías y subcategorías orientadoras de la misma. Se
observaron categorías emergentes de las fuentes bibliográficas consultadas para profundizar
los marcos de referencia, de las propias entrevistas y en relación con las definidas
previamente, para proceder al análisis e interpretación sistemática de los resultados, lo cual
también permitirá la validación de las fuentes para realizar los ajustes necesarios.

El factor de éxito laboral en los procesos de reinserción social

Previo al trabajo como resocializados, los entrevistados hacen evocación de la formación para
el trabajo que muchos recibieron en las instituciones donde vivieron su proceso, lo que les
sirvió de capacitación previa para ejercer la actividad laboral que realizan ahora, las
instituciones además de un oficio o profesión los formó en disciplina, responsabilidad y
empeño por lo que se hace.

De otro lado, en las entrevistas se reconfirma la gran contribución que tiene el trabajo para los
seres humanos y en este caso en palabras de los participantes lo vital que se convierte el

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trabajo en el momento definitivo de un proceso de resocialización. Los resocializados indican
que esta dimensión laboral es fundamental, porque por medio de un trabajo remunerado
logran mejorar la calidad de vida ellos y de quienes hace parte de su entorno afectivo.

En ocasiones el trabajo continúa en el resocializado como una función terapéutica, esto es


mantenerlo ocupado y activando habilidades y construyendo disciplina. Así mismo, el trabajo
se puede convertir en un escondrijo para no retornar a la realidad anterior de calle, ese
encierro en la vida de trabajo y esa manera de verlo como lo único a hacer en su vida, también
de ser un factor de logro se puede convertir en una situación riesgosa por volver la vida solo
una dimensión hacia lo productivo.

Pero de otra parte, cuando no hay posibilidades de conseguir un trabajo o cuando se consigue,
pero no es estable, se acabe la vinculación con facilidad o tiene corta duración, indican los
entrevistados que han estado en esta situación, que fácilmente se puede convertir en un
detonante para recaer, en especial en el recién resocializado.

Otros entrevistados expresaron la posición de solo importarles en tanto sentirse funcionales,


el estar jugando algo dentro del sistema, el sentirse productivos para la sociedad, el ser fuerza
de trabajo, aunque en este caso por lo regular y por las condiciones vividas poco calificada, con
algunas excepciones, como los profesionales que entraron a la vida de la calle por el consumo
de sustancias psicoactivas, siendo ya profesionales. También aclaran, si ya tienes edad
avanzada, da más brega que te den oportunidades laborales.

Aunque para algunos resocializados el trabajo es solo una forma de sobrevivencia y posibilidad
de proveer las necesidades económicas fundamentales, aspecto válido y básico dentro del
sistema productivo, para otros representa algo más, es el descubrir múltiples potencialidades,
desarrollar capacidades y habilidades. Es proyectarse a la sociedad aportando desde lo que
son, desde lo que saben y desde lo que desean. No solo siendo personas vinculadas
laboralmente, sino generando inclusión, creatividad e innovación.

Por último, se referencian los tipos de trabajo que ejercen los entrevistados resocializados:
operador terapeuta, escobita, vendedor, taxista, agricultor psicólogo, cocinero, entre otros.

El ex habitante de calle, debe hacer modificaciones grandes en su forma de ser, sentir y


conocer para dar un salto transcultural de lo que significaba el trabajo como habitante de calle,
en donde desarrollaba habilidades de sobrevivencia y su vida diferente como resocializado. El
habitante de calle no tiene un trabajo con la estructuración del que es dominante en la

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sociedad, una de las razones es que sus rutinas no son estables. Ellos valoran el trabajo según
sus intereses marcados por el hoy, lo que les permite conseguir los recursos económicos para
acceder a los consumos y con ello en ocasiones sortear también condiciones ambientales y
afectivas adversas (Moreno, 2003).

El habitante de calle al aceptar y adoptar una propuesta de inclusión a otra forma de vida, se
ve en la necesidad de trazarse unas metas laborales diferentes y una proyección de vida
pensando en futuro, en la que le conviene un empleo formal, estable y con prestaciones
sociales que le permitan mantener sus nuevos proyectos de vida en donde se incluya a los
suyos

En la literatura especializada en el tema, se relaciona como positivo en la consolidación de los


procesos de resocialización el paso por distintos momentos que tienen relación con el trabajo;
tanto la capacitación recibida, como la búsqueda del empleo hasta la incursión propiamente
dicha en el sistema productivos (Rodríguez y Fernández 2014)

Por lo anterior en ningún proceso de resocialización se debe desconocer el papel definitivo que
juega la inserción laboral en la sostenibilidad de la persona y de quienes con él reconstruyen su
vida (Rodríguez, 2007)

Para que esta inserción en el mercado de trabajo tenga mayor estabilidad, se debe considerar
la cooperación social de empresas que están dispuestas a dar apoyo al resocializado y a
comprender las dificultades de adaptación a lo laboral. Dichas dificultades van desde bajo nivel
de escolarización, baja cualificación personal y temores a ser identificado y señalado (Zamachi
y Jester, 2007).

Lo social, un factor de éxito clave en la reinserción social de personas en situación de calle y


con consumo de drogas

Una percepción positiva de las redes que los apoyan. Las cuales situaron básicamente por el
lado institucional, es decir, desde aquellos que pertenecen a las instituciones que estuvieron a
su lado durante sus procesos de resocialización como al final de estos, hasta la actualidad.
Seguido de amigos y finalizando en la religión.

La apreciación que las personas entrevistadas tienen respecto al modo y formas que los
reciben en el seno de la sociedad es mixta. justifica tal motivo por sus limitantes propias a nivel
relacional y su concepción de lo que para esta persona es la sociedad. la estigmatización social
como punto de partida, es importante anotar que uno de los retos básicos y fundamentales de
cualquier proceso de resocialización, independientemente de la población que sea objeto de
intervención, es el discurso que alrededor de esta pueda elaborar una sociedad y de cómo este
mismo discurso puede servir de medio para la inclusión o expulsión de estos. Argumentan que
el retorno al medio social fue complejo y difícil debido a la autoimagen que crearon alrededor
de su círculo más cercano de personas y el cual trascendió a nivel de sociedad. Siendo tarea de
ellos, transformar ese discurso y convertir esa autoimagen en una idea distinta de persona
apta para estar dentro de la sociedad. el estigma que pesa sobre su persona ha sido la
principal razón que le ha impedido cumplir sus metas como resocializada y por ende, como
miembro en plenas funciones de la sociedad. la autoimagen pasada y presente, sobre todo la

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percibida en los lugares donde alguna vez residieron con su familia o amigos. Las personas
entrevistadas consideran como un asunto imperativo reedificar el tejido social que afectaron
con su consumo de drogas y presencia en las calles. Lo anterior, obedece a una cierta
concienciación y formación que durante sus etapas de internamiento y resocialización
recibieron acerca de los efectos que a nivel de sociedad generan ambos asuntos. Elaboran y
construyen discursos y acciones dirigidas a restaurar todo aquello que pudiera haberse visto
afectado por sus acciones pasadas. Encontrando en el trabajo, en la educación los mejores
medios para cumplir este propósito.

en las personas que pasaron por la entrevista, un anhelo mixto por mejorar sus condiciones de
vida. afirmó cierta conformidad con lo que había alcanzado posterior a su resocialización. el
afán por desarrollarse y crecer desde el trabajo y el estudio fueron los comunes
denominadores. Este anhelo por progresar, busca superar un criterio de supervivencia
bastante arraigado desde su experiencia pasada de consumo y estancia en las calles y transitar
hacia una existencia digna, en condiciones iguales a sus congéneres que no pasaron por estas
dos situaciones.

El aspecto formativo y su incidencia exitosa en la reinserción social

Se evidencia el reconocimiento por parte de la totalidad de los entrevistados de haber


recibido, durante su proceso de resocialización, una oferta básica de educación; entendida
esta como educación dirigida a cubrir falencias en leer, escribir y números (matemáticas) o en
la obtención de un título mínimo como el de bachiller para acceder sea al mercado laboral o a
la continuación de estudios superiores a nivel técnico, tecnológico o universitario.

A pesar de ese pleno reconocimiento, no aprovecharon dichas oportunidades debido a razones


personales, no solo por razones laborales, sino también personales y económicas, no hizo uso
de las oportunidades de educación que en su momento le ofrecieron. Producto de esa
educación básica, continuaron estudios relacionados con la resocialización de personas bajo la
modalidad de operadores terapéuticos. Conducta que puede contener algún discurso de
reparación a nivel social y de agradecimiento a la institución que los acogió en su momento.

Plena aceptación por parte de los entrevistados del valor de la educación como herramienta
que favorece la no reincidencia tanto en el consumo de drogas como en la permanencia en las
calles ya que abre las puertas para una mejor cualificación y por ende, mejores oportunidades
de trabajo desde su aspecto formativo. Es decir, como generador de una personalidad
transformada en valores y principios adecuados a las convenciones imperantes en el interior
de la sociedad despertaron y fortalecieron capacidades “dormidas” que nunca desarrollaron
durante su etapa de consumo y estancia en la calle como, el trabajo con las personas y la
enseñanza a nivel académico.

La salud en la reinserción social

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En la actualidad en condición de resocializados, sus oportunidades de atención en salud están
íntimamente relacionadas con la posibilidad de contar con un empleo

Primero se refieren al tiempo antes de lograr salir del proceso, tanto socializados en
instituciones privadas como estatales contaban con atención en salud, en ocasiones brindada
por el sector público (Sisben), en otros establecimientos se tenía servicios con médicos
privados e incluso reconocen que en ocasiones les suministraban el medicamento.

Algunos aceptan que cuando pasaron por una institución tuvieron apoyo en especial para el
tratamiento de su adicción, para un problema de VIH, hepatitis, tuberculosis, diabetes o algún
tipo de trastorno como ansiedad, depresión, estrés o entre otras. Hay también quienes
afirman que en las instituciones la atención era deficiente o incluso en ocasiones no les hacían
caso. Frecuentemente en sus testimonios los entrevistados indicaron que en su condición de
calle se veían al borde de la muerte.

En la actualidad como tendencia, afirman tener garantizado un servicio de salud, aunque este
en ocasiones es demorado para la prestación del servicio. Reconocen que tener una atención
oportuna y de calidad es un factor de logro para los resocializados y les da una cierta
tranquilidad.

En las entrevistas se expresaron distintas posiciones al respecto, hay quienes cuentan con un
derecho garantizado a la atención en salud (EPS), porque tienen un empleo formal, tanto
quienes se consideran aliviados, como los que reconocen que padecen una enfermedad
contraída principalmente en su vida de calle, valoran mucho el contar con esta posibilidad de
atención para ellos y sus familias.

También es cierto que algunos deben colocar tutelas para la atención y la consecuencia de
esto, es que enfermedades crónicas, agudas y con posibilidades de contagio, a veces les
avanzan mientras los atienden. E incluso se refirieron a que existen servicios de salud que son
pésimos, al punto que constantemente les ha tocado pagar la atención por cuenta propia y les
sale muy costoso.

Al tiempo, otros entrevistados expresaron que en la actualidad no cuentan con dichos servicios
porque no tiene empleo o porque tiene empleos informales, en otras palabras, están en
condición de subempleo. Existen quienes creen manejar la enfermedad por cuenta propia. Así
mismo se expresó la situación de tener que cambiar de empleo por el tipo de enfermedad
contraída.

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Por lo regular evocan su pasado en la calle y recuerdan quien los apoyo, un familiar,
profesional o amigo, en este caso para una situación de salud. Este apoyo les pudo salvar la
vida.

La reinserción social y el tiempo libre

La consideración a lo cultural acá es restringida, solo al ámbito de lo artístico, recreativo y lo


deportivo

En los resocializados existen personas vinculados a lo artístico y creativo, pero también existe
quienes no le dan mucha importancia a esta dimensión:

En este caso, en los entrevistados las manifestaciones culturales y artísticas tienen un papel
secundario en el presente, aunque algunos dicen que conservan la relación con sus grupos
culturales y que les gustaría retornar esta faceta de la vida que los hacía felices, aducen
dificultades de tiempo, porque los absorbe la familia y el trabajo. Pero también hay quienes no
reconocen a estos aspectos de la vida algún valor y dicen preocuparse en el presente por el
trabajo y por los suyos.

Pero los socializados si evocan trabajos lúdicos, artísticos y deportivos en los tiempos que
estuvieron en las instituciones en resocialización. Y para las instituciones, estas actividades son
parte de los contenidos de trabajo con el resocializados, a veces con el solo significado de
mantenerlos ocupados o con un sentido más terapéutico que artístico, donde no trasciende a
su espiritualidad, creatividad e imaginación.

Discusión

Los procesos terapéuticos que tienen como objetivo último la reinserción social de personas, a
lo largo de la historia se han definido en torno a dos momentos, con centro de atención el
consumo de sustancias adictivas y del cual se han articulado cuestiones de hondo calado social
como la permanencia de personas en las calles. El primero, anterior hasta la década de 1980,
seguía un enfoque tanto moral como biológico (Sánchez-Hervás, et al, 2002, p.338) en el que
se ponía en discusión, en clave dicotómica de cambio, superación del consumo mediante la
abstinencia (Alonso Ruiz, 2016, p.2). Esta apuesta, perseguía explicar el consumo y, por ende,
la reinserción social mediante “modelos morales, biológicos, socioculturales de la mano con
teorías psicodinámicas, transaccionales y de personalidad” (Alonso Ruiz, 2016, p.2 tomado de
Sánchez-Hervás, et al, 2002, p.338).

Posterior a esta década surgió una corriente que aducía que tales situaciones deberían
explicarse desde la idea del cambio por fases o estadíos como presupuesto esencial de trabajo.
Siendo el modelo transteorico de los psicólogos estadounidenses James Prochaska y Carlo
DiClemente la base para tal afirmación (Sánchez-Hervás, et al, 2002, p.338). Bajo este

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esquema, hasta el día de hoy, se sigue todo proceso de intervención que tenga como fin la
reinserción social de personas.

Es importante hacer esta aclaración, ya que la personas que fueron entrevistadas pertenecen a
diferentes grupos de edad que pasaron, por los menos, por uno de esos dos campos de acción
o de intervención; desprendiéndose de allí unos argumentos concretos y específicos en
relación a aquellos factores de éxito que les permitieron asumir una vida distinta a la
permanencia en la calles y al consumo de drogas.

En un primer aspecto, que es evidente y va en relación a la fractura que en términos de


estructura social que genera estar en las calles y consumir drogas. Dependiendo del modelo de
intervención, la percepción de la red de apoyo es distinta, a pesar de ser positiva. Entre más
vertical y dicotómico haya sido el proceso, se observa una percepción de la red más por el lado
institucional y más dependiente de esta. Si aquella se hizo por un lado simultaneo, la
percepción de la red se torna positiva pero no tanto desde lo institucional, sino por el lado de
personas o de criterios religiosos (Celis, 2010, p.43)

Respecto a la educación y su pleno reconocimiento como parte esencial de los procesos de


reinserción, nuevamente dependiendo del modelo, se es más operativo y contundente. En
este sentido, se observa una educación enfocada en la acción o centrada en la formación
(Celis, 2010, p.44). Y este asunto se articula con las contribuciones que puede aportar en
términos de autonomía y capacidad de respuesta ante los desafíos que plantea la vida diaria a
estas personas. Ya que entre mayor valoración de la contribución, menos dependencia hacia la
red de apoyo. Y eso se observa en el modelo dicotómico que en el modelo de etapas. Las
personas bajo modelo de etapas, son más autosuficientes que aquellas que fueron
intervenidas bajo la óptica abstención vs. Consumo.

La reinserción de estas personas persigue constituir un discurso de significados y significantes


que supere cualquier ámbito de señalamiento y estigmatización (Celis, 2010, p.45). Sin
embargo, la acogida social permanece en la relativización. Entre más dicotómico, este asunto
es más positivo. Mientras que simultáneo es menor y eso obedece a que en este último son
menos perceptibles los cambios y más largas las intervenciones. Lo anterior conlleva, a que las
posibilidades de mejorar la calidad de vida y reconstruir tejido social se amplíen o contraigan.

En este orden de ideas es indudable partir del hecho que de la lista anteriormente descrita, la
educación es el más importante de todos, ya que desde ella se constituyen redes de apoyo,
tejido social y posibilidades de mejorar el bienestar material y personal. Sin el desarrollo de
esta, es complejo que una persona en las condiciones de habitancia en y de la calle y con
consumo de drogas pueda alcanzar tales aspiraciones ya que es a través de ella que toma y
aplica las herramientas necesarias para llevarlas a la realidad. Herramientas que van hacia la
generación de dos cosas, la de estimular habilidades operativas y cognoscitivas y de orientar y
de dar cuenta de un orden de cosas, de normas que imperan a nivel colectivo.

Tanto las personas que intervienen en los procesos terapéuticos como los sujetos que han sido
objeto de intervención son conscientes de su valor en una mayor o menor medida y
comprenden que sin ello, no asumen un lugar consigo mismos ni con quien los rodea

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El alcance de un nivel educativo para estos seres humanos propicia apoyos a nivel de familias,
amigos, conocidos y al mismo tiempo reconstruye vínculos perdidos producto de sus pasadas
historias de vida. Y eso es quizás de las aspiraciones que más les satisface, porque les
conciencia de algo, el hecho de que nunca estuvieron marginados de la dinámica social. Que
simplemente permanecieron, producto de estigmas, discursos y creaciones ajenas,
generalmente, en un lugar secundario de la comunidad. Y algo más llamativo aún, genera una
nueva subjetividad de índole positiva y un discurso de mejora interna y externa, porque
desarrolla una mejor lectura de sí y de lo que le rodea.

La posibilidad de estimular habilidades, de desarrollar mejores y más elaborados pensamientos


sobre su propia realidad y las ajenas y los apoyos que encuentra a nivel de personas e
instituciones, gracias a la educación, terminan siendo un impulso para la búsqueda de mejores
condiciones de vida. Dado que permite una posibilidad real y cierta de ascenso social sin ir a
los extremos de la violencia, la prostitución, el narcotráfico o la continuidad en la calle. Dejan a
un lado, un pensamiento común en su convivencia en la calle, la sobrevivencia a uno más
racionalmente adecuado, el de existencia. Y en ese afán por existir, consideran el estudio como
un vehículo idóneo y apropiado dadas las oportunidades que brinda a nivel de calidad material
y espiritual.

Puede observarse, desde esta perspectiva, ciertas bondades básicamente hacia el terreno de la
transformación individual, que es en esencia, la aspiración última de la resocialización. Una
persona que recibe educación encuentra argumentos para salir adelante y una sociedad
dispuesta a recibirla desde una imagen y discurso distintos. Sin embargo, no puede pasar
desapercibido que como factores de logro o de protección se les deben hacer observaciones y
que a modo de conclusión dan por término esta ponencia

1. La persona que ha estado resocializada exitosamente o no, requerirá siempre de una


educación adecuada a sus historias de vida y contextualizada a las condiciones del
mundo que conoce y a los discursos que giran alrededor de ella. Persiguen siempre
una educación capaz de resolverle sus inquietudes del por qué un capítulo de la
historia de su vida se construyó alrededor de la calle y de las sustancias psicoactivas y
que le permita pensar y hacer libremente.
2. Lo anterior debe llevar a crear corresponsabilidades a nivel de sociedad, comenzando
por quienes hacen frente a los mecanismos que intervienen estos asuntos (políticos,
terapeutas, etc.) y los habitantes de calle mismos. Ya que la educación para que sea
efectiva, debe apoyarse en oportunidades que solo la sociedad con sus instituciones y
personas puede crear y llevar a efecto. No es simplemente de actores públicos sino
también de privados, generar esas chances de aprovechar esos talentos que la
formación crea y que el habitante de calle puede propiciar.
3. Las oportunidades que crea la sociedad, incentiva apoyos y reconstruye vínculos pero
si esta sigue considerando al resocializado como apéndice de un proceso al que solo se
le pueden brindar posibilidades de emergencia para salir adelante y no hacer
verdaderamente frente al problema de la estancia en la calle y el consumo de drogas,

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se seguirá en un ciclo eterno de resocialización que promoverá solo un alto costo
social y más precarias chances de un verdadero ascenso social.

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