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Fortalezas y debilidades del sistema educativo dominicano

Entre las fortalezas están:


Alentar la inclusión en la sociedad y de manera particular en el sistema
educativo es una preocupación internacional creciente, en el marco del
reconocimiento de la educación como derecho humano trascendente que sirve de
fundamento a una visión comprensiva de la Educación Para Todos (EPT). Más allá
del concepto y sus variadas interpretaciones, resulta interesante hacer una
apreciación analítica de las condiciones de nuestro país en torno a la educación
inclusiva.

Se hace explicito el principio de la igualdad de oportunidades educativas que


toda persona tiene, la necesidad de implementar políticas educativas que la
aseguren. Además, el currículo vigente contempla la atención a la diversidad como
uno de los ejes fundamentales para lograr la calidad y equidad, previendo un
conjunto de procesos, acciones y medidas encaminada a dar respuesta adecuada
a las necesidades educativas.

Otra fortaleza es sin duda la formulación de nuevos marcos legales que habiliten
políticas de inclusión más abierta. Por ejemplo, la Orden Departamental No. 03-
2008 de la Secretaría de Estado de Educación que modifica las directrices
nacionales para la educación inclusiva, establecidas mediante la orden
departamental 24-2003. En su artículo 1 establece “que Todo centro educativo debe
acoger y valorar a todos los niños, niñas y jóvenes menores de 18 anos en su
diversidad, por lo que debe garantizar el acceso, permanencia y promoción en el
sistema educativo, sin excluir a nadie por razón de género, procedencia social,
cultura, etnia, religión, edad, etc. Ni por su condición personal (dife-rentes estilos y
ritmos de aprendizaje, capacidad, intereses, motivaciones, forma de relacionarse,
discapacidad o sobre dotación)”.

Entre las debilidades:


Orientación al grado, no al conocimiento. Para nadie es un secreto que en nuestro
país no se estudia para aprender, sino, para alcanzar algún nivel académico. El
objetivo de un estudiante cuando comienza el año no es adquirir conocimiento, sino,
evitar que se le queden materias y pasar el curso.

Profesores mal pagados y sin vocación. Tomando en cuenta el sacrificio que


conlleva ser un buen profesor —preparación académica, arreglar la lección todos
los días, lidiar con grupos de hasta 40 estudiantes por aula—, la remuneración
recibida no es equiparable. Mucho comenzaron en el magisterio por vocación, pero
en poco tiempo la perdieron y ya solo lo hace mecánicamente para poder comer.

Falta de formación familiar. Los docentes tienen que invertir gran parte del tiempo
en el aula enseñándoles a los alumnos la costumbre que deberían estar
aprendiendo en su casa. He visitado escuelas donde en vez de enseñarles
matemática o gramática, los maestros están lidiando con problemas de carácter,
mal comportamiento y déficit de atención, que muchas veces se traduce en
violencia. La formación humana siempre ha sido parte de la escuela, pero nunca
como antes los maestros habían tenido que hacer tanto la labor de padres.

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