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EL CONFLICTO

MAPUCHE

Giuliana Rivera
Patricia Daines
Damareth Godoy
8º Año B
Profesor: Sr. Fabián Rodríguez
INTRODUCCIÓN

El inicio del conflicto del pueblo Mapuche con el Estado chileno se remonta a
varios siglos atrás. A fines del siglo XIX, se promulgó una ley que tenía como objeto
radicar a los mapuches en territorios delimitados. De esta manera, el Estado
podría disponer de una mayor parte de la tierra y llevar a cabo la colonización del
sur, para integrar los vastos territorios que hasta ese momento se encontraban
deshabitados y sin ningún tipo de control estatal.

El conflicto en torno a la propiedad de las tierras ha ido in crescendo, al


considerarse una deuda histórica, ya que la legislación supuso que todos los
individuos que vivían en un territorio determinado se transformaban
automáticamente en ciudadanos, teniendo en el plano jurídico-normativo los
mismos derechos y deberes que el resto de la población.
Antecedentes

Los mapuches eran la población original prehispánica del actual territorio de Chile.
En el siglo XVI ocupaban la región comprendida entre el río Choapa al norte y el
archipiélago de Chiloé al sur, también los Picunches (norte) y los huilliches (sur),
grupos étnicos con unidad lingüística y cultural, y que fueron llamados globalmente
por los españoles como araucanos. Otras minorías étnicas en Chile son los aimaras,
en el altiplano norte, y los rapa nuis en Isla de Pascua. Otras culturas aborígenes
como los diaguitas y changos, ambas del norte, además de los chonos, qwasqar,
yamanas, aonikenk y selknams, todas del sur, han desaparecido.

El censo de población de 1992 nos


aporta las siguientes cifras sobre los
pueblos indígenas que viven en Chile:
Mapuche 928 060 personas, Aimara
48.447 personas, Rapanui 21.848,
Atacameña 10 000, y Qaquashar
(alacalufes) solo 101 personas.

Un análisis inicial nos indica dos


hechos de gran relevancia para este
informe: que una gran mayoría de los
auto declarados mapuche viven en
Santiago y algunas otras ciudades
mayores (44 % de la población mapuche) y que los mapuche son minoría en la
región "histórica" mapuche -La Araucania- donde representan el 26% de la
población total del país pero solo un 15,49 % de la población mapuche. Ante el
Estado chileno se auto-reconoce mapuche cerca de un 10% de la población total
del país.

Con respecto a la situación que enfrentan las comunidades indígenas hoy día en
Chile, se puede señalar que la indigencia (cada vez menor eso sí) y la pobreza en
las comunidades o zonas de mayor concentración mapuche es prácticamente el
doble del promedio nacional. En materia de ingresos, el 42% de la población
mapuche se encuentra en primer quintil de ingresos; con respecto al analfabetismo
en las comunidades rurales indígenas es más de cuatro veces superior al promedio
del país (19% en sectores mapuches frente a un 4.4% nacional) y la mortalidad
infantil en zonas rurales mapuches es hasta tres veces superior al promedio
nacional.

Estas cifras nos dan una idea de que cual es la situación actual de los grupos
mapuches en Chile, referido a esta realidad y a un proceso histórico vinculado a la
expropiación de tierras, desarticulación de Comunidades, de la religión, de las
tradiciones, de la lengua, etc., es que se va a desarrollar un movimiento de
resistencia. Dentro de dicho movimiento se concentrará toda la atención en una
organización mapuche en particular: la Coordinadora Mapuche de Comunidades en
Conflicto Arauco-Malleco.
EL CONFLICTO MAPUCHE

El actual conflicto mapuche es un problema de tierras y de pobreza, de territorio y


de autonomía, es un problema político, etno-político y geopolítico. Este problema
tiene sus raíces en el proceso que se inició con la Conquista de Chile y que concluyó
con la "Ocupación de la Araucanía". El movimiento Mapuche, como expresión de
una acción organizada del grupo étnico al interior de la sociedad chilena, surge en
las primeras décadas del siglo XX. En él se han expresado visiones diversas, desde
aquellas que han privilegiado las tesis asimilacioncitas e integracionistas hasta las
culturalistas e indianistas.

Las características que presenta el movimiento mapuche y derivado en conflicto, se


ajusta a la definición de movimiento social "red de interacción informal entre una
pluralidad de individuos, grupos u organizaciones, involucrados en un conflicto
cultural o político, sobre la base de una identidad colectiva compartida clara". Como
se ha estado exponiendo, el movimiento mapuche tiene que ver con un conflicto de
índole cultural y político de profundas raíces que moviliza una red de interacción
entre individuos, grupos y organizaciones.

En lo orgánico, la organización Mapuche reúne las características de una


organización gremial de
carácter étnico, campesinista,
basada en las comunidades.

Las organizaciones se
caracterizan, en lo estructural,
por surgir al favor de un ciclo
de movilización en torno a una
problemática puntual. Incapaz
de acumular fuerzas más allá
de la coyuntura, desaparece
cuando termina el ciclo de
movilización que le dio origen.
Un buen ejemplo de lo anterior
fueron las movilizaciones que
culminaron en el llamado
"Pacto de Nueva Imperial" de diciembre de 1989, realizado entre aquellas
organizaciones indígenas que se habían destacado en su lucha contra el régimen
militar y la naciente Concertación de Partidos por la Democracia.

Con motivo de este pacto se desarrolló un encuentro que contó con 400 líderes
indígenas y el entonces candidato presidencial Patricio Aylwin, el cual se
comprometía a cumplir varios propósitos de justicia y reivindicación social. Mediante
este pacto, el gobierno encararía los problemas mapuches teniendo en cuenta la
perspectiva de las organizaciones indígenas. Luego del "clímax" que se vivía en ese
momento referido a intensas movilizaciones, el movimiento se dispersó no
actuando, hasta surgir nuevas conflictos, en forma conjunta.

Las organizaciones mapuches, en general, han mantenido su autonomía, incluso a


costa de oponerse entre ellas: algunas emprenden acciones sin pedir el apoyo o la
solidaridad de otras organizaciones, otras tienen una validez solamente local (a
excepción de algunos puntos compartidos con otras organizaciones), mientras que
otras mantienen una franca oposición con las demás organizaciones. Este
movimiento ha buscado resolver la miseria material y la marginalidad social del
pueblo mapuche chileno mediante la obtención de derechos políticos específicos
como minoría étnica. Las diversas organizaciones mapuches se han limitado a
actuar como grupos de presión, buscando la mediación de instituciones estado-
nacionales (particularmente partidos e iglesias) a fin de que intercedan ante el
Estado a fin de obtener medidas en favor del grupo étnico, sobre todo a través de
una legislación indígena protectora.
Con respecto a los objetivos que el movimiento mapuche persigue, podemos
destacar los siguientes:

1. Derecho a la autodeterminación, el que debe expresarse en todas las políticas


del Estado que afecten al pueblo mapuche, sus tierras, territorios y recursos.

2. Reconocimiento constitucional del pueblo mapuche, que debe admitir la


preexistencia a la conformación del Estado de la "nación" mapuche y su derecho a
la autodeterminación, a la tierra y territorio (incluyendo aprovechamiento del suelo
y subsuelo).

3. Derecho a la participación, manifestado bajo el principio de discriminación positiva


en el congreso, que garantice dos parlamentarios mapuches por cámara.

4. Reconocimiento de un parlamento autónomo mapuche, compuesto por


representes elegidos conforme a la propia cultura.

5. Restitución de las tierras, reduccionales y ancestrales.

6. Ratificación de los convenios internacionales aplicables a los pueblos indígenas,


en especial el convenio 169 de la OIT.

7. Respeto al sistema normativo mapuche mediante reforma al código de


procedimiento penal que incluya aspecto sustantivos de la cultura mapuche

8.- Reconocimiento de la soberanía y las estructuras culturales Mapuche.


En lo político, las organizaciones Mapuche se han caracterizado por su dependencia
y subordinación política e ideológica con respecto a la sociedad dominante -
dependencia que se inscribe, en última instancia, dentro de la dependencia global
del grupo étnico Mapuche con respecto al Estado-nación chileno-. Se delega, en
general, la conducción de las luchas Mapuche en los partidos políticos chilenos en
el entendido de que deben ser ellos los que busquen las soluciones a los problemas
de la etnia. Se deja en los partidos chilenos la tarea de definir las políticas de las
organizaciones por lo que se ha bloqueado toda posibilidad de definir un proyecto
político propio, susceptible de permitir una acumulación de fuerzas más allá de la
coyuntura (por ejemplo, Ad Mapu que se transforma, luego de sucesivos quiebres,
en la expresión de diversos partidos de izquierda, o Nehuen Mapu, quien se definía
en sus orígenes como una organización "independiente", "pluralista" y "unitaria",
termina siendo, rápidamente, la expresión política Mapuche de la Democracia
Cristiana).

La autonomía, como proyecto de liberación del pueblo Mapuche, no se limita


entonces a la reivindicación de una simple autonomía cultural, sin base territorial ni
derechos políticos: ella es una autonomía territorial política del pueblo Mapuche. La
autonomía es considerada como la manera de superar la condición de minoría
nacional oprimida y de pueblo colonizado. Cabe señalar, finalmente, con respecto
a los vínculos entre las diversas organizaciones mapuches, que estos son es muy
débiles, no se han elaborado espacios suficientes de diálogo o un programa de
trabajo común que abarque a todas ellas referido a la reivindicación de tierras, la
exigencia de reconocimiento y la obtención de formas de autonomía política con
base territorial.
Hitos que marcan este conflicto

Uno de los primeros enfrentamientos que marcó un antes y después.

En 1995, la polémica en torno a la


construcción de un proyecto hidroeléctrico
marcó un antes y después en la agenda
pública. La construcción de la planta de
energía Ralco, a la vera del río Bío Bío, fue
rechazada por no cumplir una serie de
exigencias medioambientales, algunas de
ellas impuestas por la Ley Indígena. El eje
de la disputa giró alrededor de la necesidad
de inundar un cementerio indígena
colindante. Sin embargo, finalmente el
rechazo fue revocado y en 1999 se inició su
construcción.

Ataque a la producción

El 1 de diciembre de 1997
los mapuches
sorprendieron quemando el
primer camión con madera
que salía desde un predio
disputado por la empresa
forestal Arauco y
comunidades mapuches de
Lumaco. Su objetivo:
recuperar terrenos en
manos de la forestal, ya que
vulnerarían los derechos
ancestrales.

Esta situación se ha reiterado año a año, dejando numerosas víctimas,


especialmente personas no mapuches— a los que se sugiere” vender sus tierras
para crear el nuevo territorio liberado. El modus operandi mapuche ya se ha cobrado
víctimas fatales, como en el caso del matrimonio Luchsinger- Mackay, quemados
vivos en su propiedad por comuneros, donde solo se encontró a un culpable: el
machi Celestino Córdova.
Lograr el reconocimiento

El objetivo fundamental de los


dirigentes mapuches y que
plantean como reivindicación
fundamental es el reconocimiento
del pueblo mapuche como una
unidad étnico-política que
mantenga vínculos con el Estado,
pero a su vez, reteniendo el
derecho sobre sus tierras
actuales y la devolución de
aquellas que son consideradas
como parte del despojo llevado a cabo por el Estado chileno.

Los protagonistas

La Coordinadora Arauco Malleco, es una de las organizaciones que busca


reivindicar los territorios usurpados mediante la vía de recuperación. Fundada en
1998, previa organización de varias comunidades y comuneros de la zona, es
considerada por expertos como la responsable de muchos de los atentados
incendiarios que ocurren desde 1996.

El aparato Estatal

La Corporación Nacional Indígena (CONADI) depende del Ministerio del Interior y


tiene el objetivo de desarrollar las comunidades indígenas en áreas económicas
sociales y culturales para insertarse en las actividades del país.
CONCLUSIÓN

Más allá de la reivindicación territorial, de las hectáreas que el Estado compra


(donde muchos campesinos y empresarios se ven coaccionados a vender por las
condiciones de violencia), el derecho a establecer una autonomía y los convenios
internacionales, estamos al frente al choque de dos culturas muy diferentes, y donde
no se ve interés por parte de la autoridad de mediar en pro del bien común y dar
pasos para que todos esos chilenos se sientan seguros y orgullosos de vivir en un
territorio que podría ser el lugar perfecto para desarrollar un proyecto de integración,
donde la sociedad libre pudiera mostrar lo mejor de ambos mundos.

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