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Alimentación de las vacas

La alimentación será uno de los factores fundamentales en la mejora de la producción lechera. De


esta forma, cabe destacar que los minerales tienen un papel clave en la nutrición de las vacas, ya
que se requieren en la síntesis biológica de nutrientes esenciales. Los minerales indispensables en
la alimentación de una vaca lechera serán: calcio, fósforo, hierro, cobalto, manganeso, cobre, zinc,
yodo y selenio.

Asimismo, se recomienda alimentar a las vacas con más proteína si se aumenta el horario de ordeño.
Los forrajes serán una de las principales fuentes de proteínas para las vacas lecheras; aunque
cabe destacar que solo pueden comer determinada cantidad diaria. Por ello, pueden agregarse
concentrados a la ración de forraje para complementar el aporte enérgico y mejorar la producción
de leche. Normalmente, la máxima cantidad de concentrados que una vaca puede recibir cada día
no debe exceder los 12 o 14 kg.

Problema de mastitis (manejo en el ordeño, higiene en manos)


La higienización del medio ambiente y eliminación de microorganismos patógenos son las mejores
medidas para prevenir la mastitis bovina. Así pues, debe establecerse un protocolo de actuación
basado en:

1. Higienización y desinfección de la sala de ordeño y áreas de descanso del animal: son medidas
directamente relacionadas con la prevención de la mastitis bovina ambiental. Puede hacerse uso
de detergentes para la industria ganadera que eliminen los restos de materia orgánica y suciedad,
como PREVIO Acid y Precio Bacic, para la higienización de la sala de ordeño y sus utillajes.
La higienización de la zona de estabulación de animales puede realizarse con detergentes
concentrados alcalinos sin cloro, como Previo Quat. Para evitar el contagio a través de aguas
contaminadas puede hacerse uso de un producto para la higienización del agua de consumo y
superficies en contacto con la misma, como PREVIO Saludine. Tras la higienización con
detergente ganadero procederemos a la desinfección de los materiales e instalaciones. Para ello
podemos hacer uso de desinfectantes de uso ganadero y para la industria alimentaria, como
SANITAS Forte.
2. Protocolo de bioseguridad en el ordeño: debe ordeñarse a la vaca limpia y seca para evitar la
contaminación de máquinas y otras áreas. Debe hacerse uso de guantes y secar los pezones con
toallas esterilizadas individuales. Es recomendable el sellado de los pezones o dipping, evitando
que se caigan las pezoneras. En el caso de que existan vacas enfermas (o se sospeche)
ordeñarlas en último lugar, si el animal tiene mastitis crónica debe ser descartado.
3. Medidas para el mantenimiento de la salud del animal: tales como limpieza de camas, ventilación
de espacios, alimentación de calidad, higienización del agua y evitar que la vaca se tumbe tras el
ordeño durante un tiempo, para evitar el contacto con patógenos ambientales.

Mejorar la calidad de los quesos

La calidad final del queso se mide por el grado de seguridad como producto alimenticio y por la
satisfacción que genera en su consumidor. A este elemento hay que añadirle el factor de
continuidad en el tiempo. Si un producto sufre grandes variaciones de un día para otro puede ser
rechazado por falta de homogeneidad. Para conseguir estos objetivos, el quesero, basándose en
su experiencia, debe controlar totalmente la cadena productiva, desde cómo debe alimentar a sus
vacas para obtener la leche adecuada, hasta conocer a sus propios clientes.
Las industrias más grandes pueden conseguir productos de calidad diferencial recurriendo a su
equipo de técnicos, que conocen desde la producción de leche y el queso, hasta el mercado, y
diseñar y producir aquellos productos de mayor aceptación. También las pequeñas industrias
queseras deben tener en cuenta este principio, aunque por diversos motivos, son pocas las que lo
hacen. Un buen queso es el resultado de una actitud empresarial, artesanal o industrial, y de la
movilización de los recursos disponibles y adecuados.

Para mejorar la calidad del queso en empresas queseras medianas y pequeñas es importante
considerar tres factores: la producción de leche de calidad, el pago diferenciado de la leche y la
estandarización de las tecnologías y el aseguramiento de la inocuidad en el proceso de
elaboración. Teniendo en cuenta estos factores, estará asegurando una buena calidad al largo del
tiempo.

Mejor implementación de los pequeños productores

Como más del 80 por ciento de la leche producida en los países en desarrollo procede de los
productores a pequeña escala, la actividad lechera mejora la seguridad alimentaria y representa
una fuente de empleo e ingresos para millones de familias de pequeños agricultores. La
producción lechera de los pequeños productores puede variar considerablemente según el lugar, la
zona agroecológica y las condiciones socioeconómicas. Como ejemplos se pueden citar las
explotaciones mixtas de América central con 25 cabezas cada una, las explotaciones arroceras de
Punjab en la India con diez búfalos cada una, las explotaciones mixtas de las tierras altas de
Etiopía con una o dos vacas lecheras cada una, y los pastores del Sahel con rebaños de hasta 100
animales cada uno.

La producción lechera de los pequeños productores depende en gran medida de la mano de obra
familiar, con el uso ocasional de mano de obra externa. La producción lechera a pequeña escala
genera trabajo a lo largo de la cadena láctea, por ejemplo, para los procesadores a pequeña
escala y los intermediarios.

Los puntos fuertes de la producción de leche a pequeña escala son los bajos costos de
producción, los elevados márgenes de utilidad, los bajos niveles de responsabilidad, el limitado
riesgo de liquidez y la resiliencia al aumento de los precios de los alimentos. Los puntos débiles
son el limitado acceso a servicios tales como salud, crédito y formación; el reducido acceso a los
mercados e insumos, especialmente alimentos; la insuficiencia de capital, y la baja productividad
de la mano de obra. La viabilidad y rentabilidad de la producción de leche a pequeña escala
depende en gran medida de los costos de producción y la eficacia de la cadena láctea. Los
sistemas lecheros de pequeña escala organizados (esto es, con mayor productividad y acceso al
mercado) pueden competir con éxito con explotaciones lecheras a gran escala, especializadas y
altamente tecnológicas.

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