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Bourdieu y Sartori
La video política se refiere a la forma de hacer política, centrada en los medios de comunicación,
específicamente en la televisión
El término video política aparece cada vez más como un lugar común al analizar las modalidades
concretas de interrelación entre conglomerados mediáticos, campos profesionales periodísticos,
sistema político y opinión pública.
La democracia ha sido definida con frecuencia como un gobierno de opinión y esta definición
deviene pertinente con el nacimiento de la video política
Porque es cierto que los medio y la televisión primordialmente, es una fuente importante de
creación de opinión.
Sartori afirma que la televisión en la época actual, no sería solo un instrumento, sino que es una
Paideía (término griego que significa “ Formación de hijos”, es decir, un medio que genera un
nuevo Antropos, esto es un nuevo tipo de ser humano.
El homo viden u homo ocular, constituye una persona video-formada que se relaciona con el
mundo desde los lenguajes visuales. Recepciona la realidad a partir de un espacio imaginario, la
pantalla, quedando relegado en tránsito a su desaparición el Homo Sapiens y sus virtudes
ilustradas. Al homo videns es una persona que la lectura le cansa, le aburre, porque ha sido
educado con las leyes que imponen lo medios, está acostumbrado a la velocidad y a los
significados relámpagos, es decir a las informaciones instantáneas.
El homo sapiens, que Sartori asocia a la cultura escrita y de la palabra, se transforma actualmente
en homo videns, esclavo de la imagen. La socialización audiovisual anula la capacidad de
abstracción y, consiguientemente, atrofia la función del intelecto. Para Sartori, la televisión, en
términos culturales y de valores, destruye mucho más de lo que se transmite.
Los sondeos de opinión según Giovanni Sartori
Respecto de los sondeos de opinión Sartori es muy agudo al expresar las limitaciones de las
encuestas de opinión y de la manera que, a pesar de sus debilidades operativas de capturar el
humor ciudadano, se convierte en referente de la política. Nota que la respuesta depende del
modo en que se formulan las preguntas (error no muestral) y que frecuentemente, el ciudadano
se ve “forzado” a dar respuestas improvisadas respecto de los asuntos tratados). Por eso sostiene
que las opiniones recogidas en los sondeos son:
Para Sartori, la democracia parte de la existencia de un electorado con capacidad de elección. Sin
embargo, la televisión cambia el escenario, ya que sus estímulos de opinión no reflejan la realidad.
Cuando los políticos toman en consideración los sondeos de opinión, ésta es, en realidad, la
expresión de la agenda y los valores que la televisión ha suministrado la audiencia. En cuanto a la
calidad informativa de la televisión, Sartori entiende que no sólo ofrece menos contenidos y peor
contextualizados de lo que ofrecen otros medios, sino que banaliza, empobrece y falsea la
información, fruto de una práctica profesional autodefensiva en la que se asume que la televisión
es necesariamente así.
Puntualiza que para la democracia representativa las opiniones son suficiente, en cambio para la
democracia directa, este factor es un punto problemático vital, pues, al ser esta autogobernada, se
necesita que los ciudadanos no solo expresen opiniones sino preferencias y tomen decisiones que
involucran un nivel de mayor envergadura que va desde las creencias hasta el conocimiento
especializado.
Hace notar que la televisión se convierte en el principal líder de opinión para los ciudadanos
menos interesados en la política, y que, en ese sentido, los líderes de referencia pierden
“autoridad cognoscitiva” que los desvincula con las redes sociales de la que son parte.