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Propuesta técnica para la implementación de terapia grupal.

El presente documento corresponde a una tentativa primera para la eventual ejecución de un


programa terapéutico. Por lo mismo, es necesaria su revisión, edición y discusiones posteriores, las
cuales se esperan sean plasmadas en el presente documento.

Bajo la necesidad de encontrar formas de entregar cobertura que sean accesibles y adecuadas
para la comunidad, es que Cintecys Ltda. se compromete en poder estructurar una propuesta y
eventual ejecución de psicoterapia en un formato grupal. Dicho formato entrega múltiples
beneficios tanto prácticos como teóricos. A saber, flexibilidad en cuanto al coste monetario por
parte de la o del usuario, como la maximización de las horas profesionales. Por otro lado, la
terapéutica grupal implica necesariamente desafíos que se dificultan en formatos individuales,
tales como la apertura emocional ante otros sociales, la mutua aceptación, la regulación social y el
aumento de la disposición colectiva contra la experiencia de soledad, altamente vista en
dificultades de orden mental, donde se cree ser único en el padecer.

Desde las experiencias entregadas por la psicología rogeriana, hasta la psicoterapéutica


comunitaria, se ha demostrado a la psicoterapia de grupo como un método eficaz y reconocido en
el tratamiento de afecciones particulares, como las adicciones (a sustancias y/o
comportamentales), depresión y agresión. En cuanto al número de pacientes que pueda contener
cada grupo terapéutico, se puede estimar una cantidad ideal respecto al tono afectivo grupal, a la
disposición espacial y a la temática tratada. Puede pensarse de igual manera respecto a la
frecuencia y duración de las sesiones, sin embargo, en este caso, puede plantearse una sesión
semanal de 90 minutos como punto de inicio. Respecto a la cantidad de sesiones, igualmente
puede estimarse de forma preliminar un mínimo de 15 sesiones como medida estándar, pudiendo
adecuarse en relación a la gravedad o profundidad de la temática tratada.

Al tratarse de un programa piloto en relación a la población objetivo (tomando especial atención


a las características culturales propias de la geografía insular del sur de Chile, dónde se considera
insuficiente el concientización respecto a la salud mental), puede disponerse claramente la
necesidad de adecuar formatos, temáticas y tiempo frente a eventualidades del caso a caso.

Dentro de las temáticas a tratar, a forma de primera aproximación, se consideran de interés el


tratamiento psicológico de agresores (de gran importancia sería poder distinguir aquellos usuarios
cuya conducta deriva hacia la agresión física en términos de maltrato únicamente, de aquellos que
tienden a la agresión o abuso sexual, por tratarse de tipos de agresión cuya disposición inicial son
totalmente distintos), ya sean estos hombres o mujeres, que se responsables en cierto grado del
cuidado frente a otro, y que tengan algún grado de problematización respecto a su propia
conducta agresiva. Respecto al rango etario, el requisito de edad desde una perspectiva técnico-
teórica puede partir desde la mayoría de edad (18 años) sin que haya un límite en el rango
superior sino es que por las habilidades cognitivas necesarias para mantener el dialogo y la
interacción social, y que condiciones demenciales o de deterioro pudieran afectar en edades
avanzadas.

Respecto específicamente a la metodología, si bien se han hecho múltiples propuestas de


estructuración en cuanto a dinámicas y sesiones secuenciales, se estima más provechosa la
aproximación rogeriana a la psicoterapia grupal. En ésta, el énfasis metodológico no está puesto
en la forma de la sesión, ni en sus partes divididas cronológicamente, sino más bien en el fomento
de una disposición afectiva en el grupo de participantes. Es decir, el desafío terapéutico por
excelencia en el grupo seria la aceptación mutua, de manera de poder suspender el juicio valórico,
y aumentar el entendimiento del padecer propio y ajeno. Para ello, el ejercicio básico sería el
“compartir” experiencias consideradas atingentes a la temática tratada, de manera de poder
depositarlas en el grupo comprensivo y aceptador, que pudiera interpretarlas y re entregarlas de
forma constructiva, coherente y dotada de significado. Para tal tarea, el psicoterapeuta debe ser
capaz de modular las relaciones en el grupo de tal manera que los enunciados de los participantes,
tal como su actitud y disposición al grupo. Debe tenerse en cuenta, en la misma línea de lo
anteriormente planteado, que la disidencia en cuanto a opiniones o experiencias se considera
beneficioso y deseable para la dinámica terapéutica, siendo de mayor importancia el estilo de
recepción comunicativa y de resonancia afectiva dados posteriormente.

Con propósitos de una estructura algo más fija puede remitirse de igual manera, y de forma no
excluyente, a la terapia de aceptación y compromiso, como una forma práctica y atingente de
llegar a acuerdos y vislumbrar concretamente los caminos de modificación necesarios para el
usuario. Se estima que ambos cuerpos teóricos no generan conflictos en su aplicación práctica,
sino que, por el contrario, su combinación puede dar parámetros para la estimación del éxito
terapéutico.

Estructura cíclica del taller

Tomando en cuenta la índole esporádica que en ocasiones se adquiere en el proceso


psicoterapéutico, mayormente estimable en el presente caso, ya sea por difusión, logística,
prejuicio del público objetivo o alguna otra contingencia, pareciera razonable postular una
estructura cíclica, auto conclusiva y auto referencial entre las sesiones. Para esto pudiera plantarse
a modo de propuesta una serie de temáticas u objetivos generales por sesión, sin que implique el
cumplimiento rígido o restrictivo en cuanto a la ejecución de las mismas. La pretensión de lo
expuesto correspondería a facilitar la adquisición de sesiones perdidas y/o ya transcurridas para
quienes quieran incorporarse al grupo terapéutico con posterioridad.

Se puede emplear distintas versiones de estructuración cíclica, según sea conveniente para el
público en cuestión. Es de esperarse que entre más corto sea el ciclo de sesiones más repeticiones
tendrán estos ciclos, y viceversa. Para la presente propuesta se consideran convenientes o bien de
4 a 5 repeticiones de ciclos de 3 sesiones, o bien 3 repeticiones de 4 sesiones. Esto dependería,
por supuesto, de las temáticas a tratar, las cuales serán expuestas a continuación.
Depresión

Sesión 1. Reconocimiento

Sesión 2. Compartir

Sesión 3. Estructurar

Sesión 4. Resolver y determinar

El ciclo de sesiones presentado debiera ser repetido un total de 3 veces durante el proceso de una
o un usuario.

Agresión

Sesión 1. Reconocimiento

Sesión 2. Identificación

Sesión 3. Aceptación y compromiso

El ciclo de sesiones presentado debiera ser repetido un total de 4 veces durante el proceso de una
o un usuario.

Adicciones

Sesión 1. Reconocimiento y sistematización

Sesión 2. Compromiso y modificación

El ciclo de sesiones presentado debiera ser repetido un total de 6 veces durante el proceso de una
o un usuario.

Resumen de aspectos técnicos.

Cantidad de participantes: mínimo de 4, máximo de 10. Número ideal entre los 6 y los 8
participantes.

Cantidad de sesiones: Entre 12 y 15 sesiones aproximadamente.

Duración de sesiones: 90 minutos aproximadamente.

Frecuencia de sesiones: 1 sesión semanal.

Rango etario: 18 años, sin rango superior. Criterio de participación asociado a recursos cognitivos
acordes.

Temáticas tentativas: Consumo problemático de sustancias; Agresión; Depresión.

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