El objeto de la empresa de salud es la rentabilidad.
El trabajo agrega valor al
obtener los resultados deseados o intentarlo. Los resultados influyen en la fidelidad de la clientela y atraen nuevos clientes. La rentabilidad asegura la supervivencia empresaria: paga sueldos, cubre costos y asegura el reequipamiento. Sería interesante que alguna vez los ineptos que nos gobiernas comenzaran a pensar en términos de rentabilidad, nos evitarían problemas y no nos obligarían a pagar los frecuentes "errores" que cometen con sus presupuestos.
Trabajo, resultados y rentabilidad, conforman un círculo virtuoso. El
marketing busca asegurar que tal círculo siga funcionando.
Hacer marketing es tender contínuamente a volcar esfuerzos por mantener e
incrementar la participación en el mercado. "Para disfrutar de la comida, primero hay que merecer una porción de ella". No hay posibilidades de hacer marketing sin tener primero una porción del mercado.
La rentabilidad requiere de inversión previa de dinero, de trabajo y, en
servicios de salud, de cosechar resultados significativos. El marketing defiende la rentabilidad, diferenciando el producto facilitación su identificación, elección, adquisición. Ubicando el nicho o hueco del mercado, permite enfocar con la oferta adecuada a demandas específicas.
El marketing se ordena en los canales de comunicación (distribución) que son
las vías para interrelacionarse. Las empresas deben crear valor: investigando e innovando, siempre en función de cubrir verdaderas necesidades en el mercado. La rentabilidad asegura la adecuada reinversión y el crédito.