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Y CIUDADANÍA
No. 1
Jordi Borja
Omar Alonso Urán Arenas
ISBN: 958-95588-3-6
PRIMERA EDICIÓN
INSTITUTO POPULAR DE CAPACITACIÓN -IPC
(DE LA CORPORACIÓN DE PROMOCIÓN POPULAR)
CARRERA 45 D N° 60-16
PBX: (574) 284 90 35 / FAX: (574) 254 37 44
A.A. 9690 - CORREO ELECTRÓNICO: ipc@corporacionpp.org.co
PÁGINA WEB: www.ipc.org.co
MEDELLÍN - COLOMBIA, DICIEMBRE DE 2003
NOTA: CUALQUIERA DE LOS CONCEPTOS AQUÍ RECOGIDOS PUEDE SER RETOMADO O TRANSCRITO,
CITANDO EL AUTOR Y LA INSTITUCIÓN EDITORA RESPECTIVA.
Informe Conceptual
EXPLORACIÓN SOBRE INDICADORES DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA
EN EL DESARROLLO LOCAL Y GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA
1. PRESENTACIÓN 51
L
a acción colectiva constituye el sustrato mismo de lo social, en cuanto implica la
coordinación de la interacción de un individuo con otro para el logro de sus fines
vitales y más inmediatos. La idea de una formación social de individuos aislados e
incomunicados entre si, es incompatible con la evolución histórica del género humano, en
donde, por el contrario, se muestra el aumento de la complejidad y densidad de los flujos
comunicativos y de las redes de trabajo y cooperación vinculados a los mismos.
Buena parte de las formas de participación social y política de la ciudadanía tiene en los
Movimiento Sociales (MS) una de sus más significativas manifestaciones. Estos, en tanto
acción colectiva, son parte fundamental de los procesos de transformación social, política
y cultural de una formación social determinada. Además, los MS son un núcleo esencial a
través de los cuales emergen y se posicionan nuevos temas, discursos y agendas públicas,
aparte de ser un gran campo de sociabilidad y recreación de la sociedad misma, ya que
prefiguran, e incluso, cristalizan nuevas formas de comportamiento individual y de
organización social. En este sentido, es necesario observar el rol de los MS como
colectividades que las integran individuos y organizaciones; como actores colectivos que
inciden en la creación y transformación del espacio público, comprendido este, en su triple
dimensión de lo que se conoce públicamente, que concierne a la colectividad política y
que ocurre en espacios colectivos.
Se precisa por lo tanto para una lectura del horizonte y del sentido de la experiencia de los
MS, comprenderlos en la dinámica de una historia total, no limitándolos a las
determinaciones políticas y económicas más evidentes, además de ubicarlos dentro de un
espacio - tiempo más amplio y complejo de historicidad de las mentalidades y las ideas,
donde las realidades materiales y espirituales, tecnológicas, productivas y culturales se
correlacionan en profundidad.
18-6-1941 Barcelona-España
_______________________________________________________________
Director de Urban Technology Consulting S.L.
Estudios:
Actividad docente:
Director del Máster “La Ciudad, Políticas, proyectos y gestión”, Universidad de Barcelona
Publicaciones:
2003 La ciudad conquistada. Alianza Editorial, Madrid 2003
2003 El urbanismo de las ciudades españolas. Una visión crítica. (editor con Z. Muxí), UPC Barcelona.
2001 Ciudadanía europea. J. Borja con la colaboración de M. Àngels Espuny, Valerie Peugeot y
Genevieve Dourthe. Península 2001, Barcelona.
2001 Espai públic: ciutat i ciutadania, con Zaida Muxí, Diputació de Barcelona, 2001. Versión española
Editorial Electa, Barcelona 2003.
2000 Gestión y control de la urbanización – URB-AL, Comisión Europea, Bruselas (editado en seis
lenguas)
2000 Ciudad y ciudadanía, Institut de Ciencias Políticas y Sociales. Working papers. Universitat
Autónoma de Barcelona.
2000 El renacimiento de la cultura urbana. Ciudades con proyecto. Rosario, Argentina.
L
os desafíos actuales a los que se confrontan los territorios y los entes locales exigen
por su novedad una acción política innovadora. Esta acción política difícilmente puede
salir de las instituciones y de los partidos políticos posicionados en ellas, que tienden
normalmente a conservar el sistema que les garantiza la representación y el acceso a los
puestos de gobierno. Hay una contradicción entre el respeto del Estado de derecho, sin lo
cual la democracia se pervierte por el uso arbitrario de la fuerza y la transformación de
este mismo Estado, que si no se produce, también lleva a la perversión del Estado de
derecho por su incapacidad de responder eficazmente a los procesos excluyentes y a los
nuevos desafíos. Transformación que difícilmente impulsan las cúpulas políticas y jurídicas
del Estado, casi siempre conservadoras del sistema que les concede el poder.
¿Cómo salir de este “impasse”? ¿Cómo ir más allá de las llamadas retóricas a la sociedad
civil y a la iniciativa ciudadana? ¿Cómo hacer que las propuestas no sean utópicas, sino
En primer lugar, no hay que ver el sistema político institucional como un todo homogéneo.
No solamente por las lógicas diferencias ideológicas y de interés entre partidos políticos,
sino también por como viven las contradicciones entre valores y principios generales, por
un lado, y normas y prácticas políticas y administrativas, por otro1. Otra contradicción
bien evidente es la que se da entre el ámbito político institucional local - regional y el
estatal. Es bien sintomática la revitalización o la aparición ex novo de movimientos políticos
“regionalistas” o nacionalitarios en Europa, el auge del “municipalismo” tanto en Europa
como en América y la emergencia de liderazgos fuertes en estos ámbitos2.
1 Un “lugar” donde es especialmente interesante la aparición de contradicciones entre los valores éticos o morales reflejados en los principios
generales del Derecho, en las constituciones, etc. y el derecho positivo y sus formas habituales de aplicación es precisamente el ámbito jurídico,
que no siempre es conservador como se tiende a creer. La doctrina como la jurisprudencia contribuye a renovar la política reconociendo derechos
tanto a las instituciones locales, como a los ciudadanos, en temáticas novedosas. Por ejemplo: medio ambiente, derecho al empleo, espacio
público - vivienda (caso okupa), privacidad, etc.
2 La aparición de fenómenos políticos - locales tiene signos muy diversos. En algunos casos, es una regresión evidente de los valores ciudadanos
- universalistas, como el segregacionismo municipal de los suburbios ricos en los Estados Unidos que dan lugar al triunfo de “movimientos
cívicos” que se independizan política y fiscalmente y privatizan los servicios colectivos para su uso exclusivo (en California, la mitad de los
municipios han visto triunfar estos movimientos excluyentes). Hay regresiones peores como las que conducen a la “depuración étnica”. Hay
fenómenos de populismo local, con fuertes connotaciones conservadoras, pero que de todas formas introducen una cierta innovación en la
política local poniendo encima del tablero problemáticas sentidas por la población sobre seguridad, empleo, eficacia de los servicios sociales,
etc. Es el caso de los alcaldes electos fuera del sistema de partidos que empieza a ser frecuente en América Latina (ya lo era en USA). En Europa,
los gobernantes electos a nivel local y regional, aunque tengan una etiqueta partidiaria, tienden a actuar con mucha autonomia, cuando no
confrontación, respecto a las direcciones partidiarias estatales.
Ahora bien, en la medida que nos encontramos ante problemáticas nuevas se requiere
también una cultura política nueva que construya un discurso que proporcione legitimidad
y coherencia a los movimientos cívicos. Si no es así se corre el riesgo de acentuar la
fragmentación territorial y sociocultural, de dar una imagen anacrónica o corporativa de
las iniciativas cívicas (que puede ser real si les falta un anclaje universalista) y de depender
únicamente de cómo se resuelvan en cada caso las contradicciones en el sistema
institucional establecido.
Por esta razón, estamos en un período en el que el rol de los “intelectuales” (en un sentido
“gramsciano”) se convierte en decisivo.3 Si a finales del siglo XVIII se construyeron las bases
de la cultura democrática en un sentido civil y político, que tuvieron su máxima expresión
en las revoluciones americana y francesa pero que solo se “universalizaron”, y aún
parcialmente, en los siglos siguientes. Si a finales del Siglo XIX el movimiento obrero y
socialista puso en primer plano la cuestión de los derechos económicos y sociales que dieron
lugar a las revoluciones de base proletaria y, sobretodo, al welfare state. Ahora nos corresponde
asumir, no sólo el combate por la plena realización y su adecuación a las circunstancias
actuales de estos valores y objetivos universalistas, sino también los nuevos valores y objetivos
que nos permitan dar respuesta a los nuevos desafíos (que a veces se denominan derechos de
tercera generación, especialmente en la cultura de la ecología política).
Nos parece que un camino útil es el seguido históricamente por todos aquellos que han
promovido el cambio en nombre de los derechos de las personas. Es decir, en nombre de la
ciudadanía, de los sujetos activos e iguales en derechos. La revolución americana se presenta
como una exigencia de ciudadanía (cuya expresión más radical y muy actual es Thomas
Paine) que proclama el derecho a la “desobediencia civil”. Tanto la revolución americana
como la francesa proclaman que “los hombres nacen libres e iguales”. Los norteamericanos
atribuyen los plenos derechos ciudadanos a los que “viven en sociedad” y los franceses
vinculan soberanía, nación y ciudadanía, un país de “citoyens”, mientras que a los partidarios
del “ancien régime” se les denomina miembros del “partido de los extranjeros”. El movimiento
obrero y socialista parte de la crítica de la contradicción entre derechos formales y derechos
reales, entre las posibilidades que ofrece la nueva sociedad industrial y las opresiones y
exclusiones a las que da lugar. Ya en 1848 se legitima “el derecho al trabajo”. En todos los
3 Por intelectuales entendemos no únicamente los productores de oficio de discurso teórico, sino todos aquellos que desde un rol político o de
liderazgo social, desde una concepción comprometida con valores universales de su profesión, o desde su capacidad para producir elementos
significantes (es decir cargados de “sentido”, de suscitar ideas o emociones) y para incidir en los medios de comunicación y de intercambio
simbólico, pueden contribuir a la renovación de la cultura política. No hay izquierda política y social sin izquierda moral, aunque no siempre
coincidan.
¿Las ciudades deben resignarse a ser continentes pasivos de las problemáticas sociales,
culturales, ambientales, derivadas de la globalización y de la pérdida de capacidad
reguladora de los poderes públicos estatales y supraestatales?
Si la ciudad es lo que se supone que debe ser, un lugar y una comunidad, con capacidad de
autogobierno, si hoy es también un territorio articulado que en las regiones más
desarrolladas y urbanizadas convierte a la ciudad en un sistema de ciudades; si este espacio
tiene vigencia económica, busca la cohesión social, tiene identidad cultural (o la construye),
es capaz de definir estrategias de desarrollo concertados entre instituciones locales -
regionales y sociedad civil, entonces, ¿se le puede negar el derecho y la posibilidad de ser
un actor respecto a los contenidos problemáticos que asume? Un actor que reclama
intervenir en los procesos que generan los problemas de la ciudad y en las políticas con
que se les da respuesta.
La cultura política y jurídica debe asumir la anacronía de monopolio que pretenden tener
los Estados de ser los únicos sujetos políticos de las relaciones internacionales y de basar
su legitimidad para ello en ser detentadores de la soberanía. Hoy en la vida política
4 Ver: Manuel Castells : La era de la información. Vol. II. El poder de la identidad. (Madrid 1997) Y la obra citada de J. Borja - M. CastellsL “Local
y Global” (Cap. IX “Las ciudades en la escena mundial”). J. Borja, elaboró un informe sobre autoridades locales y organismos internacionales que
presentó con nombre “G4” (IULA, FMCU, Metropolis y Summit) en la Asamblea de organizaciones internacionales de ciudades convocada con
el apoyo de PNUD en Naciones Unidas (Nueva York, 1994).
De hecho, empiezan a ser normales en la Unión Europea programas a tres bandas (europea,
estatal, local o regional).
Otra dimensión de la glocalización es la importancia que adquieren los grandes ejes y las
macroregiones que constituyen en muchos casos sistemas de ciudades transfronterizas,
es decir, que atraviesan fronteras. Es un caso frecuente en Europa 6. Estos ejes y
macroregiones tienden a concertar proyectos y crear estructuras de coordinación. Incluso,
se habla de ciudades metropolitanas transfronterizas (entre Francia y Bélgica, Alemania y
Francia, Suiza y Alemania, etc.).
Estamos en los inicios de un cambio histórico. Pero solo en los inicios. Los organismos
internacionales son poco receptivos, tanto por la pesadez y opacidad de sus burocracias,
como por el dominio político que ejercen en ellos los gobiernos de los Estados. Estos gobiernos
y su alta administración no toleran fácilmente la intromisión de los poderes locales y
regionales que introduce, es cierto, una considerable dosis de complejidad a la ya existente,
5 Por ejemplo: la Organización Mundial del Comercio – OCM, o la reciente negociación sobre el AMI (Acuerdo multilateral de inversiones) entre la
OCDE (25 países representados) y los principales grupos económicos mundiales (las “multinacionales”).
6 Véase por ejemplo: Plan Estratégico de Barcelona, que define una macroregión estratégica que incluye dos regiones del sur de Francia (Languedoc
- Rousillon y Midi - Pyrenées). En zonas menos desarrolladas y urbanizadas también emergen estos ejes urbanos transfronterizos: por ejemplo, en
el Mercosur, el eje Valparaiso – Santiago – Mendoza – Cordoba - Buenos Aires - M ontevideo.
¿Qué innovación política local es posible y deseable? Aquella que permite establecer una
separación - confrontación con el sistema político estatal. Precisamente, porque
consideramos muy necesarias unas relaciones contractuales entre las administraciones,
se requiere primero un proceso de ruptura entre la política estatal y la política local. Esta
ruptura debe darse por lo menos en tres aspectos: la cultura política, el sistema
representativo y la conquista de competencias.
9 BORJA, J.; DOURTHE, G.; PEUGEOT, V. (2001). En este libro se proponen, tanto medidas para reforzar la presencia de las instituciones locales y
regionales en la Unión Europea, como una ampliación de los derechos de participación, cívicos y sociales a escala europea para todos los
residentes en los países de la Unión. En este marco, se propone la adquisición de la ciudadanía europea por el hecho de residir en un país de la
U.E., sea cual sea la nacionalidad de origen, la cual no se pierde. Los “ciudadanos europeos”, sea cual fuere su nacionalidad tendrán los mismos
derechos, incluidos los políticos, que los nacionales del país en que residen.
El desafío que nos plantea hoy la ciudad en sus dimensiones, central, metropolitana y
dispersa, es ante todo intelectual y político, más que económico y administrativo. Es un
desafío a nuestros valores, no es un problema funcional que se resuelve por la vía
tecnocrática.
¿La ciudad tiene futuro o vamos hacia un mundo periurbanizado de ciudades débiles?
Actualmente la población “suburbana” es el doble o el triple de la población “urbana”, es
decir, de la que vive en ciudades y no en periferias. El mundo suburbano puede convertirse
en un mundo salvaje, de ghettos y de tribus, injusto y violento, excepto en los centros
protegidos que tenderán al autoritarismo. Es una perspectiva que en bastantes países
parece hoy fatal, cuando no es ya una realidad. Pero una
tendencia, por fuerte que sea, no es un destino obligatorio. La
ciudad hoy emerge nuevamente como lugar, como mixtura,
como espacio colectivo, como referente cultural. Construir la
ciudad del siglo XXI es tener un proyecto de ciudadanía, ampliar
los derechos de tercera generación, el derecho al lugar y a la
movilidad, a la ciudad refugio y a la identidad local, al
autogobierno y a la diferencia, a la igualdad jurídica de todos
los residentes y a la proyección exterior de la ciudad como
entidad política abierta.
La ciudad es una oferta: a sus ciudadanos obviamente, pero también a los usuarios de la
metrópolis, de la región, de unos territorios de geometría variable que pueden ser en
algunos aspectos el continente, el mundo. Y la ciudad es una oferta para atraer inversores,
visitantes, congresistas; para negociar con poderes políticos y económicos. ¿Para venderse?
No exactamente; para ofrecer una calidad que sirva a la vez a sus ciudadanos y a un
intercambio favorable con otros territorios y poblaciones.
El buen marketing de una ciudad no solo oferta su imagen, sino también su realidad urbana.
Esto es lo que cuenta, por ello consideremos tres hipótesis para concebir la ciudad como
oferta:
! La ciudad es, o debe ser, una oferta global, no una serie de enclaves ofertados en medio
de un paisaje banal excluido.
La expresión física de la ciudad emergente expresa una realidad contradictoria: por una
lado, difusa, fragmentada, privatizada en las nuevas y extensas periferias; por el otro,
existen y sobreviven los centros históricos revalorizados, museificados y/o gentrificados y
las nuevas centralidades, aunque más pensadas para el automóvil y el consumo que como
espacio público libre y polivalente.
En los dos capítulos siguientes abordaremos estos temas con más detalle. Por ahora, nos
limitaremos en este capítulo con pretensiones generalistas, a sintetizar los aspectos más
relevantes de las formas urbanas vigentes y los principales modos de intervención en la
ciudad actual.
Las formas urbanas de la ciudad actual las caracterizamos por la mezcolanza de morfologías
en espacios que contienen tiempos y usos diversos. Nos referimos, tanto a las formas que
toman las expansiones urbanas en áreas poco urbanizadas, como a las que se dan en los
procesos de cambio de la ciudad consolidada. Consideramos especialmente la diversidad
de tramas y de tipologías constructivas heredadas del pasado y que se mantienen en la
ciudad actual. Avancemos sobre tres hipótesis bases:
Los referentes citados pueden contribuir a fabricar respuestas adecuadas para proyectos de
mediana escala, pero no nos proporcionan un modelo para la ordenación y el desarrollo de
la ciudad futura. Y probablemente es bueno que no exista este modelo. Y son de temer los
nuevos “pensadores”, sean arquitectos o filósofos que nos proponen el caos o una solución,
“su solución” de validez general, tipo “la ciudad emergente” que hace de los nudos de
autopistas y de las gasolineras los nuevos centros y catedrales. O aceptan el valor de la no -
solución, excepto el de su obra, como Koolhaas. Hay que asumir que los modelos para la
ciudad - región, la llamada tercera ciudad, están dando sus primeros pasos.
No nos parece posible en todo caso hoy exponer ni proponer una clave interpretativa
única que explique el proceso actual de urbanización, ni un modelo formal de validez
general para el desarrollo urbano, ni una tipología constructiva hegemónica. Para responder
a desafíos u objetivos similares las respuestas formales pueden ser (en general deben ser)
diversas. Las tendencias “objetivas” del mercado, las demandas sociales, las culturas
urbanas, las propiedades del lugar, las respuestas políticas se confrontan y dan lugar a
que en cada momento y en cada ciudad los órdenes de prioridades sean diferentes. El
futuro de las ciudades afortunadamente es abierto y su desarrollo no puede someterse
mecánicamente a un modelo preestablecido.
a) Propone un escenario de futuro para la ciudad que debiera ser no solamente una
suma de objetivos económicos y sociales (como a veces sucede), sino también un
esquema territorial deseable (lo que no es frecuente).
b) Define un conjunto de actuaciones, proyectos, programas estructurados por
prioridades o bloques o clusters. Aunque a veces se trata simplemente de “líneas
estratégicas” donde cabe todo. Cada proyecto debe tener uno o varios actores, públicos
o privados, que lo asuman o, por lo menos, un comité promotor que elabore la
propuesta y actúe de lobby.
c) El proceso participativo de elaboración e implementación del plan estratégico se
considera por muchos de sus defensores como la principal virtud del mismo. Es
cierto que es una forma de crear un cierto consenso legitimador sobre los objetivos
y los proyectos de las políticas urbanas, pero también se corre el riesgo de crear un
consenso pasivo sobre generalidades entre élites, cuando no de legitimar únicamente
algunas actuaciones de interés para alguno de los actores.
Los proyectos estratégicos son el encuentro de los objetivos con las oportunidades (Portas).
La “verdad” práctica de los planes se realizará en los proyectos. Un método simple de
articulación es imaginar un eje de coordenadas. Si colocamos en las abscisas los objetivos
expresados por acciones que propone el plan y en el eje de ordenadas las oportunidades
concretas en actuaciones, los puntos de intersección nos darán los proyectos estratégicos.
2) Planes integrales por áreas urbanas homogéneos con problemática común o desafíos
que requieren respuestas interdependientes.
La necesidad de intervenir en áreas complejas, de “hacer ciudad sobre la ciudad”, ya se
trate de centros históricos, de tejidos degradados, de procesos de cambio de uso de periferias
incorporadas a la ciudad y afectadas por proyectos diversos, ha requerido una escala de
planeamiento mayor y más innovadora que los planes parciales o especiales (dependientes
de un plan general) y de contenidos más amplios que los propios del urbanismo strictu
sensu. En Europa los proyectos Urban han propiciado esta forma de planeamiento que ha
permitido definir “áreas de rehabilitación integral” (ejemplo: Ciutat Vella de Barcelona). La
escala del plan puede corresponder a todo un barrio o zona delimitable de una ciudad,
también puede estar a caballo entre dos o más municipios. Los límites administrativos o
los históricos - geográficos no son siempre los adecuados, en ciertos casos se impone una
delimitación determinada por la naturaleza del desafío o de la respuesta ( ejemplo:
reestructuración y nuevas centralidades en la periferia norte de París). El carácter integral
de este planeamiento implica promover, a la vez, programas de vivienda y de renovación
de infraestructuras básicas, de accesibilidad, de atracción de nuevas actividades, de
seguridad ciudadana, de acción social y educativa, de cambio de imagen (marketing), de
equipamientos de centralidad, etc.
12 MASBOUNGI, Ariella. Ver sus contribuciones en los libros del Club Ville Aménagement, en la revista Urbanisme y, especialmente, en la publicación
periódica Projet Urbain, del Ministère de l’Equipement (Francia), la cual dirige y en la que se encuentra la síntesis de los debates sobre los
proyectos urbanos en Francia y otros países, especialmente europeos, desde una perspectiva de “hacer ciudad”. Para una visión distinta, más
favorable a la “ciudad dispersa”, Dubois -Taine y Chalas, (1997) .
13 BUSQUETS, Joan (1993) (2000a)
14 PORTAS, Nuno y otros. (2002) / (1999). En este mismo volumen, ver los textos de Paolo Caputo, Oriol Bohigas, Joe Coenen, entre otros.
4) Producto urbano con vocación de transformar los entornos o “el gran artefacto”.
Se trata de otro tipo de intervención que en algunos casos puede confundirse con el anterior
o cabe en él como las muñecas rusas. En estos casos tiene especial relevancia el rol del
promotor, público o privado, que define un producto más o menos complejo, en general a
partir de un uso específico y de un conjunto de edificios a él destinados. El promotor en
muchas veces va unido a un arquitecto - urbanista que impone su “marca” al producto y
que contribuye a conferirle un poder de atracción sobre otros promotores y para otras
actividades y edificios, previamente, más o menos definidos. El artefacto inicial (Koolhaas
en Lille, Calatrava en Valencia) se supone que “creará” un nuevo entorno, más que integrarse
en él. Es, como se entiende fácilmente, un tipo de intervención deseada por promotores
privados y por arquitectos divinos, en ambos casos más motivados por tener éxito mediático
que por hacer ciudad. En este caso como en los otros citados, nunca el tipo de intervención
garantiza la bondad, maldad, éxito o fracaso de la operación.
15 BUSQUETS, Joan. (2000b), que cita como ejemplo la propuesta de Le Corbusier (1933) al equipo del GATPAC para promover un programa de
vivienda popular.
Distinguimos las estrategias, es decir, los objetivos que se quieren alcanzar en una parte
del territorio o el tratamiento genérico que se le quiere dar, así como distinguir la línea de
actuación que se propone del tipo de instrumentación técnica que hemos expuesto en los
puntos anteriores.
9) Nuevas centralidades.
Las nuevas centralidades responden a dos tipos de estrategias territoriales:
a. En la ciudad consolidada es
de apreciar como se han
multiplicado experiencias
de “uso urbano” de estas
infraestructuras y medios
de comunicación. En unos
casos por su obsolescencia
y el posible reuso: por
ejemplo el Viaducto de la
Bastille en Paris, la
reconversión como espacio
público o el equipamiento
lúdico y cultural de vías o
Una conclusión general es posible. Las experiencias exitosas con relación al “hacer ciudad”
en la ciudad consolidada, sean áreas centrales, tejidos urbanos con historia o experiferias
en proceso de inserción en la ciudad central o en el centro local, son numerosas. Como son
numerosos los ejemplos de regeneración de centros históricos, de renovación urbana de
tejidos degradados o de escasa cualidad, de reconversión mediante operaciones complejas
de áreas marcadas por infraestructuras obsoletas.17
17 Op. cit.
El desafío del paisaje hoy es también, como en casos anteriores, la respuesta que puede
darse a la región metropolitana, es un factor cualificante de la tercera ciudad, de las
periferias difusas, de los ejes longitudinales que se pierden en “espacios medios“ (Rowe)19
asignificantes.
La digitalización de las relaciones banaliza las
relaciones a distancia, que es lo propio de esta
tercera ciudad. Pero crecerá la demanda de
relaciones de proximidad, de intercambio entre
personas y actividades distintas, de
valorización de los sentidos, el tacto, el olor,
la voz y la piel en directo (Ascher). El paisaje
de la tercera ciudad aún no existe, es decir, no
existe como paisaje ciudadano. Pero su
posibilidad si, y además de responder a una
demanda específica de cualidad del entorno
es también la posibilidad de contribuir a
resolver otro problema: el del desarrollo
sostenible (Secchi).
18 INGERSSOLL, Richard (1996). Y en el mismo número, ver los artículos de Rem Koolhaas y Carlos Sambrico. También ver los aportes de Ariella
Masboungi en Projet Urbain, los de Dubois - Taine y Chalas anteriormente citados, y los del IFA (Institut Français d´Architecture) (1997).
19 ROWE, Colin y KOETTER, Fred (1978).
Un desafío del urbanismo actual al que deben responder más los poderes públicos que los
profesionales, que depende más de los valores generales de la sociedad que de la cultura
urbanística, es el de garantizar la mixtura y la polivalencia de los espacios urbanos, dotarles
de centralidad y visibilidad, que sean espacio público de representación y de convivencia
de sociedades urbanas, hoy complejas y multiculturales.
La estrategia de los evento ha alcanzado hoy un grado de generalización a tal punto, que
lo que era excepción, tiende a convertirse en regla y por lo tanto parece destinado a
desvalorizarse. El evento se banaliza, la misma ciudad los multiplica y todas las ciudades
se apuntan y disputan eventos, compiten por conferencias internacionales y exposiciones
y congresos profesionales, por acontecimientos deportivos o musicales, festivales y grandes
exposiciones, por visitas del Papa o del último cosmonauta; los años o los meses o los días
elegidos se solapan, las ofertas se estandarizan y su eficacia se diluyen. ¿Tan necesarios
son los eventos para promover proyectos urbanos ambiciosos? Probablemente sí, lo cual
20 VENTURI, Marco. (1994). En el mismo libro, ver otras contribuciones, en especial la de Amador Ferrer, sobre Barcelona.
Pero el urbanismo es también, sobre todo, una práctica de intervención sobre la ciudad. Y
requiere representación política legítima y participación social, pero también
profesionalidad, asumir la cultura urbanística acumulada y dar respuesta mediante los
“oficios” adecuados a los nuevos desafíos y demandas.
a) Ante todo, hay que saber a dónde se quiere ir, cuáles son los objetivos que se quieren
alcanzar con un plan o un proyecto. Volviendo a “Alicia en el país de las maravillas”,
recordar lo que le dijo el Gato: si no sabes a donde quieres ir no importa lo que hagas.
Pero en urbanismo si que importa, la calidad de vida de la gente depende de ello.
b) El urbanismo no es gestión financiera, ni de entrada es arquitectura o ingeniería: actúa
sobre el vacío, es el marco que condicionará la vida de las gentes, ordena las relaciones
futuras entre elementos físicos, se basa en las dinámicas sociales y económicas, en las
limitaciones que impone el medio y los recursos; en los valores culturales, en las
23 Roma. Paralelamente a la elaboración del Plan Director de la ciudad (1995 - 2000) se ha manifestado un interesante movimiento crítico entre los
arqueólogos, que por una parte consideran que hay que integrar la memoria histórica y el patrimonio físico en la trama urbana y la vida ciudadana
modernas, y por otra, relativizan el valor de las épocas más antiguas y revalorizan la herencia de la ciudad generada por la revolución industrial.
El Plan de Roma, coherente con estos planteamientos, define como histórica toda la ciudad existente, lo cual no conlleva el inmovilismo si no el
compromiso en toda la ciudad entre lo que debe conservarse y lo que debe transformarse (sobre el plano de Roma ver también M. Marcelloni
(2001).
El debate reciente sobre el Borne de Barcelona es otro ejemplo interesante: la aparición de la trama de la ciudad de principios del Siglo XVIII y la
voluntad de conservar la magnífica estructura metálica del antiguo mercado central, obra de Fontseré, ha cuestionado el proyecto público de
edificar encima la gran biblioteca de Catalunya.
CONCLUSIONES
Sin embargo, la cultura urbanística del Siglo 21 tiene sólo respuestas y conceptos dispersos
para abordar la ciudad de múltiples dimensiones que hoy nos desafía; esta ciudad dispersa
y discontinua fragmentada en una pluralidad de núcleos y de formas. Ante la nueva ciudad
emergente, parece no caer en el pasado mitificado ni en lo presente caótico: se trata más
bien de construir con el apoyo de la cultura urbanística acumulada y de la experimentación
en situaciones reales, un urbanismo renovado, sin olvidar, que por una parte, el urbanismo
es ante todo una disciplina práctica, orientada hacia la acción y con el objetivo de responder
a demandas sociales y a problemas de ordenación de la vida en común; pero por otro lado,
esta acción se nutre de ideas y de valores. Para ir a alguna parte es preciso pensar, decidir
y ponerse de acuerdo o no se llega a ninguna parte. Y si no lo hacemos en función de
valores democráticos, solidarios, basados en los Derechos Humanos de todos, entonces no
mereceremos ir a una ciudad mejor.
Informe Conceptual
EXPLORACIÓN SOBRE
INDICADORES DE
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN
EL DESARROLLO LOCAL Y
GOBERNABILIDAD
DEMOCRÁTICA*
Omar Alonso Urán Arenas (Marzo de 2002)
* Se contó con el apoyo del equipo de investigación sobre participación del Institute of Development Studies – IDS University of Sussex - Brighton,
Inglaterra.
Para la elaboración de este trabajo quiero dar las gracias a todo el equipo de participación del IDS, en especial a Rosemarie McGee, sin la cual
este trabajo hubiera sido imposible; a Rose Marie Nierras, Joanna Howard y a John Gaventa, por su atención dispensada a mis inquietudes y por
el invaluable apoyo bibliografico; también gracias a Barbara Pozzonni por su apoyo logístico y bibliográfico; a Austen Cutten y a todo el equipo del
Council de Southwark, London por ayudarme a comprender la lógica político - administrativa de Londres; a Caroline Roseveare y Charlotte Flower
(de Oxfam) por su conversación sobre participación y pobreza en Inglaterra; a Perry Walker de New Economics Foundation por mostrarme otras
dimensiones de la participación ciudadana; al British Council y a Colciencias por apoyar esta visita exploratoria, y al IPC por posibilitar el tiempo
y el apoyo humano para la misma. Y como es de costumbre, pero de necesaria advertencia, todo lo que aquí se diga es sólo responsabilidad del
autor.
El presente documento es resultado del apoyo que Colciencias (Colombia) y el British Council
(Gran Bretaña) prestaron a la propuesta conjunta presentada por el Equipo de investigación
sobre colectividades y participación urbana del Instituto Popular de Capacitación - IPC, y
el Equipo de trabajo sobre participación del Institute of Development Studies - IDS (University
of Sussex), para realizar una visita exploratoria sobre indicadores de desarrollo local y
gobernabilidad democrática en febrero de 2002, aprovechando la experiencia práctica y
tradición investigativa del IPC en la región y las redes y los resultados de trabajos e
investigaciones que alrededor de todo el mundo tiene el IDS, que lo ha llevado a constituirse
en uno de los centros internacionales más reconocidos al respecto, contando además con
la biblioteca y centro de documentación más amplio y actualizado en la materia.
No se trata por tanto, ni de metafísica ni de ciencia pura, es más del orden de las tecnologías
que a través de la praxis colectiva se van constituyendo en know-how, blueprints que se
incorporan a las organizaciones bajo la forma de metodologías y técnicas de trabajo que,
no pocas veces, se traducen en políticas públicas y en prácticas culturales orientadas al
control y al cambio institucional (tanto a nivel simbólico como a nivel socio - organizativo).
Por ello, los elementos aquí expuestos sólo cobraran su real valor en la medida que sean leídos,
no como recetas sino como elementos de contrastación de nuestras prácticas institucionales y
organizativas en cuanto a la planeación, monitoreo y evaluación participativa (PM&E) de
programas y proyectos que impulsan la participación ciudadana y el desarrollo local.
Para el lector que no esté familiarizado con la realidad colombiana, presentamos una breve
reseña de cómo se ha dado el proceso de participación ciudadana y descentralización
política en el país y que a su vez se configura como telón de fondo, desde el cual se formula
el interrogante del equipo del Programa Democracia y Ciudadanía del IPC de ¿cómo
construir estrategias e indicadores de participación que nos ayuden en la doble tarea de
investigar y apoyar la consolidación de formas políticas democráticas modernas incluyentes
y económicamente sostenibles en la gestión y gobierno de las ciudades colombianas?
1 Las notas en este aparte, son retomadas fundamentalmente de la investigación sobre movimientos sociales y democracia desarrollada en el IPC
bajo la coordinación de Omar Urán y publicada en el año 2000 con el título de “La ciudad en movimiento: movimientos sociales y democracia en
Medelín y el Valle de Aburrá” .
! Las organizaciones sociales, sobre todo las comunitarias, se vieron desbordadas por
una avalancha de invitaciones a participar en juntas, redes, comités, etc., espacios
promovidos tanto desde el Estado central, como desde los departamentos y los
municipios, lo cual se tradujo en muchas ocasiones en un debilitamiento de la
organización de base, dado el excesivo tiempo dedicado a las labores extracomunitarias
y a la burocratización o cooptación de sus dirigentes.
! La falta de experiencia concreta en metodologías y herramientas comprensibles para
concitar la participación ciudadana y relacionarla con las exigencias normativas del
régimen político administrativo municipal, hizo que inclusive, gobiernos locales basados
en movimientos cívicos, terminaran haciendo inocua la participación ciudadana a la
vez que ellos mismos se deslegitimaban.
! La privatización y la reducción de recursos monetarios para algunos servicios públicos
básicos, tales como salud, vivienda, energía, hizo que se percibiera que la participación
y la descentralización eran estrategias impulsadas básicamente para la administración
de la pobreza y en favor de una desconcentración de las demandas ciudadanas al Estado
en su ámbito nacional.
! Por su parte, los grupos alzados
en armas que no negociaron con
el gobierno (FARC y ELN), así
como los grupos paramilitares,
sobre todo en municipios
pequeños bajo su área de
influencia, terminaron viendo
sospechosamente cualquier tipo
de participación que no
estuviera bajo su control, lo que
dificultó o hizo imposible en
muchos municipios llevar a cabo
experiencias participativas.
Se puede afirmar que durante todo este tiempo, más que el mismo Estado, son las
organizaciones sociales, de base y las ONG, aquellas que más han tratado de llevar a la
práctica y de aprender de sus experiencias sobre participación ciudadana, tanto desde el
control y la auditoria, como desde la planeación, monitoreo y evaluación. Al respecto, el
Estado se ha mostrado muy rígido para incorporar o reflexionar sobre estos aspectos,
tanto desde el nivel tecnocrático como desde el marco estrictamente político.
Sin embargo, y sobre todo en las grandes ciudades del país, de más de un millón de
habitantes (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla e incluso Pasto), existe un creciente
descontento con los representantes políticos tradicionales que ha llevado de nuevo a la
configuración de movimientos políticos de base cívica, apoyados fundamentalmente en
principios de responsabilidad y transparencia política, que desde ideas bien disímiles sobre
la participación ciudadana en el gobierno municipal tratan de
incorporar principios de transparencia, responsabilidad y participación
ciudadana en el gobierno de las ciudades.
En la literatura que trata el tema sobre los orígenes y evolución de los métodos de
investigación y evaluación participativa, hay un acuerdo general en cuanto a que ésta
surge en el debate y crítica que se realiza a los métodos positivistas de diagnóstico e
investigación que reducen la verdad a la mensurabilidad - cuantificación de lo social y
humano.
En los debates históricos que hunden sus raíces desde la clásica discusión fenomenológica
de Hegel frente a la analítica kantiana, va quedando claro que fuera de ser una ficción
epistemológica la radical distinción entre el sujeto que investiga y el objeto de investigación,
y esto en el campo de las ciencias sociales, que la realidad histórico - social, además de ser
dialéctica es también espíritu y autoconciencia, lo que en un lenguaje más actual
llamaríamos cultura y reflexividad (Beck, Guiddens).
Pero este debate al positivismo y su cosificacion de los sujetos sociales, no sólo va a tener
un fuerte apoyo en los trabajos de la Escuela de Francfort y su crítica radical a la reducción
de la razón como mero instrumento técnico - analítico para domeñar la naturaleza y la
sociedad, haciendo muy pocos esfuerzos por comprender la particularidad del ser - humano
como totalidad que siente y piensa a la vez, que está inmerso en una totalidad social que
le engloba y le da sentido. La critica al positivismo va a tener también un fuerte espaldarazo
proveniente desde el núcleo mismo de las ciencias “duras” donde fue originado. Trabajos
como los de Einstein sobre la teoría de la relatividad y los de Heisenberg sobre la mecánica
cuántica, van a demostrar que ni con los más sofisticados instrumentos de medición será
posible conocer completamente el objeto de investigación. La idea de una verdad absoluta,
de una realidad completamente mensurable y predecible, se derrumba.
Estos tipos de trabajos van a influir de manera decidida en pensadores, que como Foucault
y sus planteamientos sobre el poder y conocimiento, en especial de una microfísica del
poder, serán decisivos en el planteamiento metodológico de la PM&E, en tanto que ya no
se trata de descubrir la verdad de un sujeto histórico único (como subyacía a la tradición
5 Al respecto, es ilustrativo el ejemplo de las veedurías ciudadanas que se han desarrollado en Medellín - Colombia (Betancur et alt, 2001) y los
citizens juries que han operado en Inglaterra (Lenaghan, 1997; Smith, 2000).
En medio de la reflexión científica y filosófica, así como desde el trabajo empírico y concreto
se han venido configurando dos tendencias básicas que dan cuenta de los objetivos con
los cuales se realiza la PM&E: por un lado, se destaca la PM&E - Práctica; por el otro, la
PM&E - Transformativa (Cousins & Whitmore, 1998).6
! PM&E - Práctica (PM&E - P): sirve como apoyo para tomar decisiones o resolver
problemas, bien sea de proyectos u organizaciones. Su premisa básica es que la
participación de los interesados o implicados (stakeholders) en la planeación o en la
evaluación fortalecerá los resultados de las mismas en términos de su importancia,
apropiación y utilización. La utilización de este tipo de PM&E se da básicamente en tres
niveles: (1) instrumental, en tanto apoyo a decisiones discrecionales; (2) conceptual,
como instrumento educativo o de aprendizaje; y (3) simbólico, en tanto uso político o
persuasivo para reafirmar decisiones tomadas anteriormente o para apoyar una agenda
en particular. Típicamente, el impacto es conceptualizado en términos de los efectos
sobre un grupo indiferenciado de “usuarios” y “decididores”.
! PM&E - Transformativa (PM&E - T): ha tenido como principios fundacionales la libertad
y la justicia social. Busca el empoderamiento de grupos o personas que carecen de
poder y oprimidos por otros grupos dominantes. Invoca la participación en términos
de democratizar el cambio social. Conceptos claves dentro de PM&E - T son: (1) Quién
crea y controla la producción de conocimiento, lo cual lleva a la comprensión de los
vínculos entre conocimiento, poder y control; (2) Quién conduce la evaluación, cómo
es la relación entre investigador e investigado; y (3) Reflexión crítica, participantes que
duden y cuestionen un amplio espectro de factores sociales, incluidos sus propios
prejuicios.
Brunner y Guzmán (1989)7 conciben PM&E - T como “un proceso educativo a través del
cual grupos sociales producen conocimiento orientado a la acción sobre su realidad,
clarificando y articulando sus normas y valores y logrando consensos sobre futuras
acciones.”
CUADRO 1
El sostenimiento de estos procesos de PM&E - T no está exento de problemas. Entre los errores más
frecuentes y que se deben evitar al máximo para general transformaciones pertinentes se destacan:
GRAFICA 1
Ahora bien, pensar los pasos y técnicas apropiadas es un asunto, que como bien se plantea
en la literatura revisada, depende de cada situación en particular. Empero, existen unos
criterios de actuación que son más o menos comunes dentro de este enfoque: participación,
negociación, aprendizaje y flexibilidad (Estrella & Gaventa, 2001).
CUADRO 2
Criterios y principios del monitoreo y evaluación participativos
Significa abrir el proceso del diseño para incluir aquellas personas que están más
Participación cercanamente implicadas, interesadas o afectadas directamente y aceptar un análisis
conjunto de la información.
Se requiere en la medida que se incluye el mayor número de personas
posibles para poder llegar a acuerdos sobre qué es lo que se va a
evaluar, a qué se le va a dar seguimiento, cúando y cómo se va a
Negociación
analizar la información, cuál es el significado real de la información,
cómo se van a compartir los resultados y cómo se va a ectuar en
consecuencia.
Como fundamento para futuras mejoras y acciones correctivas que tienen como base
Aprendizaje la negociación y la participación durante todo el proceso, debidamente reflexionado
y documentado (sistematizado).
En tanto el número, el papel y las habilidades de los implicados, así como el medio
Flexibilidad
externo y otros factores que cambian a lo largo del tiempo.
Fuente: adaptado de Estrella y Gaventa, 2001.
8 Traducción propia.
“Popular participation is certainly not crucial for all policy actions, but it becomes so when
governments want to change public behavior” (Montgomery, 1988).
A partir de una amplia revisión de estudios de caso, Gaventa & Blauert (2000) señalan que
PM&E ha ido más allá de su marco tradicional de trabajo en:
! Ayudar a ilustrar sobre realidades locales y regionales a los (as) hacedores (as) de políticas
nacionales.
! La implementación de programas gubernamentales de una amplia escala de acción.
! La ejecución de programas de distribución de servicios de gran escala a través de ONG.
! El diseño e implementación de proyectos de donantes.
! Ser ingrediente fundamental en el buen gobierno, en las grandes organizaciones públicas
y privadas.
Este escalamiento de PM&E se ha dado principalmente en ciudades y localidades en las
cuales organizaciones sociales y comunitarias han desplegado con relativo éxito programas
y proyectos de desarrollo que han implicado planeación y monitoreo participativo,
9 Traducción propia.
Dentro del amplio ramo de necesidades y estrategias que plantea este escalamiento surgen
principalmente dos tipos de vertientes, diferentes pero complementarias entre sí. Por un
lado, tenemos los gobiernos tratando de implementar y consolidar estrategias
participativas de gobernabilidad; y por el otro, a la ciudadanía y sus organizaciones
buscando desarrollar estrategias y mecanismos que garanticen la accountability de los
agentes políticos y empresariales en lo que concierne al manejo y gestión de recursos y
servicios públicos.
Sin embargo, el reto para un gobierno democrático que quiera impulsar procesos de PM&E
es complejo, empezando porque no todas las comunidades y organizaciones sociales están
en la misma curva de aprendizaje. De allí, que cierto esfuerzo por nivelar conocimientos y
homologar lenguajes es necesario para un aprendizaje colectivo (individual y
organizacional) que garantice a largo plazo la sostenibilidad del proceso ciudadano y
comunitario participativo.
10 Ejemplos: la experiencia del municipio de Estelí (Nicaragua), la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Colombia); programa de
Paaralang Bayan de diferentes Barangays (aldeas) en Filipinas; iniciativa de presupuesto participativo en la ciudad de Porto Alegre (Brasil), entre
otros.
Desde el punto de vista de los grupos de la sociedad civil, por lo menos pueden existir
cuatro tipo de relaciones con los partidos políticos: a) evitar contacto con partido político
alguno; b) distribuir su apoyo a través de varios partidos; c) aliarse exclusivamente con un
partido; y d) buscar conformar o ser un partido. Pero tambien se puede dar que grupos de
la sociedad civil aboquen por leyes o prácticas que hagan efectivos los partidos.
Desde el punto de vista de los partidos, por lo menos tres relaciones son posibles. Estos
pueden: a) tener relaciones distantes con grupos de la sociedad civil en general; b) tener
soporte a partir de una variedad de grupos en términos coyunturales o de corta duración;
y c) relaciones exclusivas con uno o varios grupos de la sociedad civil en términos
estratégicos o de larga duración.
Son todas estas cuestiones que apenas están emergiendo, pero frente a las cuales ya empieza
haber una literatura que da pistas al respecto. Así, desde el lado de la autoridad local y la
Empero, la clave para que este repertorio de estrategias y técnicas funcione se encuentra
tanto en la voluntad política y capacidad técnica del equipo de gobierno para comprender
y ajustarse a los tiempos y lugares específicos más indicados para la ciudadanía, como en
las capacidades (individuales y organizativas) para acceder e interactuar con éxito en estos
procesos participativos. Esta dinámica de adquisición de conocimientos, habilidades e
infraestructuras para la participación se ha conceptualizado como construcción de
capacidades (capacity building).
! Los y las participantes pueden participar del proceso. Cosas simples como transporte,
materiales de trabajo, convocatorias a tiempo, etc., pueden ayudar a una amplia
participación.
! Las y los participantes son reconocidos (as) como bona fide en el proceso. Sus
contribuciones son consideradas por igual que las de otros u otras.
! Los y las participantes comprenden los riesgos y beneficios del PM&E, de esta manera
asumen decisiones de dónde y cómo ellos/ellas desean participar.
Por su parte, la habilidad para participar significa lo siguiente:
Y he aquí una de las tareas más difíciles para el escalamiento de PM&E: ¿Cómo comprometer
a la burocracia estatal en la interacción y el aprendizaje que implica asumir con
responsabilidad y transparencia PM&E desde la administración pública? Abordar estos
cambios conlleva una relación distinta de los funcionarios con las autoridades políticas
así como también con las comunidades. Para ello es necesario construir desde el gobierno
y desde la ciudadanía un sistema renovado de valores y reconocimientos, en el sentido de
Del informe de BATMAN resaltamos los siguientes aspectos que pueden ser de utilidad:
! Este es uno de los pocos casos en la literatura revisada que sirve para documentar una
experiencia concreta en la cual se relaciona gobernabilidad democrática y desarrollo.
! La experiencia inicia por un grupo de ONG que desarrollan conjuntamente un curso
sobre management y capacitación electoral en 1996, y como un grupo de personas allí
implicadas, solicita acompañamiento en gobernabilidad democrática y desarrollo.
12 Barangay - Bayan Governance Consortium. 2000 Participatory Monitoring and Evaluation System. Approved and proposed for adoption for the
Consortium by the participants of the National Monitoring Conference in November 22-25, 2000 at Ciudad Christhia Resort, Ampid, San Mateo,
Rizal.
13 Sin embargo, basdados en estudios pilotos, el esfuezo inicial de BATMAN se centró en el nivel de los Barangay (Localidades) para producir a nivel
regional o municipal más amplio. Indicadores que permitieran comparar diferentes experiencias: “This level provides a common benchmark in
which to assess BATMAN’s overall program objectives. Later efforts can gradually expand the scope of BATMAN M&E to include other levels, for
instance assessing the institutional development of partner NGOs and skills development of local trainers.
Esta propuesta es interesante porque se hace en el marco del desarrollo del programa
nacional “New commitment to Neighbourhood Renewal - A national Strategy Action Plan”,
liderado por el Primer Ministro y en el marco del cual se discute qué se entiende por
participación y desarrollo comunitario, incorporando como un elemento fuerte conceptual
la categoría de capital social y haciendo una profunda consideración sobre lo que significa
la participación ciudadana en el ámbito electoral como indicador de gobernabilidad y
desarrollo comunitario. Es de anotar que la propuesta de indicadores que aparece en la
tabla fue discutida y aprobada en el Forum del Neighbourhood Renewal de Southwak - London.
Pero antes de aplicar esta propuesta, Chanan (2001) hace la siguiente reflexión sobre los
riesgos que también existen para la participación autónoma cuando el Estado, en aras de
mejorar su intervención, se dedica a construir indicadores y a comparar los resultados de
la misma. Veamos:
Para ser auténtica, la participación comunitaria debe permanecer por fuera del control
estatal (y por fuera del control del mercado), de allí que surjan tensiones y peligros al
invitar al Estado a que la mida o monitoree. Sin embargo, un Estado ilustrado -y tal vez
esta sea una buena medida de que tan ilustrado es un Estado- debería ser capaz de apoyar
la acción ciudadana autónoma sin cooptarla. La tendencia a la coptación y a la
neutralización es empero inevitable y el precio del éxito en establecer un apoyo del propio
Estado al rol de la ciudadanía autónoma incluiría una eterna vigilancia.15
En este sentido, se manifiesta que una política de participación comunitaria, sobre todo
en sociedades altamente orientadas al mercado, debe superar el vacío en la conciencia
pública frente al desconocimiento del alto valor que tiene, tanto el trabajo familiar como
el trabajo comunitario; igualmente debe evitar su incorporación inconsciente por parte
de los funcionarios públicos, haciéndola ver simplemente como instrumento de control
por parte del Estado.
14 CHANAN, Gabriel. 2001. Which tip of the iceberg? Towards community involvement indicators. Community Development Foundation, For Audit
Commission seminar on community involvement. London. 4 Dec 01.
15 Traducción propia. Para evitar mal entendidos incorporo el texto original:
“To be authentic, community involvement must remain outside state control (and outside the control of the market) and there are therefore
tensions and dangers in inviting the state to measure it. An enlightened state, however -and perhaps this is a good measure of whether a state
is enlightened- should be capable of supporting autonomous citizen action without co-opting it. The tendency to co-opt and neutralise is however
inevitable, and the price of success in establishing proper state support for the autonomous citizen role will include eternal vigilance.”
a) Existe una amplia variedad de formas en las que las personas pueden participar en
la toma de decisiones por la autoridades públicas, pero algunas, como la votación,
son muy ocasionales y sólo pueden ser realizadas de manera individual, mientras
otras, como el servir en un Concejo municipal o junta vecinal son muy intensivas y
son realizadas sólo por un pequeño número de personas.
b) Existen sin embargo, formas más sostenibles pero indirectas de participación que
pueden ser realizadas por cualquiera, como el ser representado en un Concejo o
Junta, haciendo que el representante sea responsable y transparente (accountable).
c) Para la mayoría de la gente la oportunidad de una forma directa y sostenible de
participación se encuentra en el tercer sector -y su amplia gama de organizaciones
voluntarias y comunitarias-. Esto implica que el tercer sector necesita ser
suficientemente rico en oportunidades para permitir una amplia variedad de niveles,
tipos y sujetos de participación. Estas organizaciones a su vez pueden crear fuertes
conexiones entre la gente en el ámbito de su comunidad y con la participación en
más amplios asuntos públicos.
d) El valor de la
participación no se
limita a la toma de
decisiones, tiene
múltiples resultados,
en términos de
desarrollo personal,
amistades, inclusión
social, etc., en la
construcción directa de
capital social.
e) Mientras que la
autoridad local valora
Se basa en una experiencia llevada a cabo entre 1996 y 1997 en la cual, el Community
Partnership Center de la Universidad de Tennessee, dirigió una iniciativa de aprendizaje
ciudadano a partir de un proceso de evaluación participativa en 10 lugares, de los 33 en
los cuales se estaba llevando a cabo el programa de Empowerment Zones and Enterprise
Communities, lanzado por la administración del expresidente norteamericano Bill Clinton
en 1993, y que retaba a las comunidades a implementar y desarrollar sus propios planes
estratégicos de revitalización a partir de un enfoque que incluía una amplia participación
pública y la formación de partenerships entre los grupos de diferentes comunidades de
base. En cada uno de estos lugares se crearon equipos de aprendizaje (Learning Teams),
formados a partir de un amplio rango de interesados y beneficiarios (stakeholders) locales,
trabajando con profesionales investigadores de la región para hacer un seguimiento y
recomendaciones al programa.
Como metodología básica se utilizó la rueda del aprendizaje la cual generalmente implica
los siguientes pasos:
16 MORRICEY, Janice. 2000. Indicators of citizen participation: lessons from learnings teams in rural EZ/EC communities. Community development
journal. Vol. 35 No 1.
De acuerdo a la lógica del gráfico anterior, SISDEL propuso el siguiente marco para el
análisis y medición de la participación y el desarrollo, sintetizado en la siguiente tabla:
TANGIBLES INTANGIBLES
Oportunidades a la sociedad civil Cultura de ciudadanía
• Leyes • Valores
• Políticas • Prácticas
Administración publica local Compromiso para colaborar
• Descentralización • Visión Local
• Planeamiento • Manejo del conflicto
• Liderazgo • Relaciones
• Recursos • Concertación
Calidad de Vida Habilidades personales
• Necesidades Básicas • Autoestima
• Equipamiento • Identidad cultural
• Empleo / Ingreso • Creatividad
• Habilidades • Pensamiento crítico
! Si bien las propuestas observadas comparten que una gran parte de la superación de la
pobreza radica en la generación de riquezas publicas o colectivas, es necesario explicitar
aún más cómo estas benefician al individuo.
! Un poco la excepción es el Consorcio BATMAN, que es una propuesta fuertemente
inspirada en la gobernabilidad democrática mas que meramente en el desarrollo
material. Empero, se precisa profundizar un poco más en cómo la participación puede
generar más bienes individuales. El networking, como parte del capital social, es una
pista al respecto en términos de entenderlo como: a) la ampliación de oportunidades
para el desarrollo personal, y b) una plataforma que facilita la superación de crisis o
contingencias económicas y ambientales. Á este respecto se acerca, no tan
explícitamente, el programa EZ/CS.
! Vale la pena resaltar el indicador de Attitude to locality que introduce el programa del
Neighbourhood Renewal, en términos de hacer explícito que la democracia y el desarrollo
local precisan unas altas dosis de identidad y compromiso territorial sin las cuales la
participación ciudadana se hace extremadamente precaria.
! A este nivel individual se podrían introducir indicadores sobre el capital humano y
cultural, en particular, las capacidades individuales para afrontar procesos públicos
cada vez más complejos que implican habilidades matemáticas y de lecto - escritura
que superen los niveles primarios.
4.6.2. En el ámbito de lo grupal u organizacional.
! Este aparece como un campo de interacción bien importante, dado que allí confluyen,
tanto valores y habilidades individuales, como saberes colectivos que se pueden traducir
en reglas de juego y tecnologías de interacción social. Pensamos que el indicador de
relacionamiento y redes que tiene el programa EZ/CS a escala individual también puede
aplicarse a este nivel grupal u organizacional.
! En este espacio se mantienen casi los mismos indicadores que se aplican a lo local,
insistiendo un poco más en la dimensión de la participación cívica o ciudadana (que no
política o social).
! Resalta como en estos indicadores no se tiene en cuenta la tecno - burocracia, las y los
funcionarios del Estado que no son representantes políticos, sin embargo, como dan
cuenta una serie de seminarios internacionales y de investigaciones recientes, estos
5. CONCLUSIONES
Una vez culminado el proceso de entrevistas, reuniones y revisión, han quedado más o
menos claros los siguientes aspectos:
• Baiocchi, G. (2001). “Participation, Activism, and Politics: The Porto Alegre Experiment
and Deliberative Democratic Theory.” Politics and Society 29(1): 43-72.
• Barangay-Bayan Governance Consortium. 2000 Participatory Monitoring and Evaluation
System. Approved and proposed for adoption for the Consortium by the participants of
the National Monitoring Conference in November 22-25, 2000 at Ciudad Christhia Resort,
Ampid, San Mateo, Rizal.
• Barrera, A. (1997). De la movilización a la participación popular en la gestión municipal.
Cántaro 18: 31 -35.
• Benhabib, S. (1996). Towards a Deliberative Model of Democratic Legitimacy. Democracy
and Difference: Contesting the boundaries of the political. S. Benhabib. New Jersey,
Princeton University Press.
• Betancur, María; Stienen, Angela; Uran, Omar. 2001. Globalización, Cadenas Productivas
y redes de acción colectiva. Instituto Popular de Capacitación y Tercer Mundo Editores.
Bogotá.
• Bevis, Gwendolyn. 2001. Civil society and parties - issue paper. Prepares for the Center
for Democracy and Governance, Global Bureau United States Agency for International
Development.
• Blair, Harry. 2000. Participation and accountability at the periphery: democratic local
governance in six countries. World Development. Vol. 28 No. 1 pp 21-30. Great Britain
• Chanan, Gabriel. 2001. Which tip of the iceberg? Towards community involvement
indicators. Community Development Foundation, For Audit Commission seminar on
community involvement. London. 4 Dec 01.
• Clarke, Michel; Stewart, Jhon. 1998. Community Governance, community leadership
and the new local government. Joseph Rowntree Foundation. York.
• Coote, A. and J. Lenaghan (1997). Citizens juries: Theory into practice. London, IPPR.
• Cornwall, Andrea; Gaventa, John (2001) From users and choosers to makers and shapers:
repositioning participation in social policy. Brighton: IDS. (IDS working paper no. 127)
36 p.
• Cousin, Bradley; Whitmore, Elizabeth. 1998. Framing participatory evaluation. New
directions for evaluation. Gary henyu and Jennifer Greene editors. Joseey-Bass Publishers.
San Francisco.
• Estrella, Marisol; Gaventa, Jhon. 2001. Quién da cuenta de la realidad? Monitoreo y
evaluacion participativos: revision bibliográfica. IDS. Brighton.
• Fishkin, J., Luskin, R (1999). “The quest for deliberative democracy.” PEGS Journal ‘The
Good Society’ 9(1): pp. 1-9.
ANEXO 1
6. Subcategoría: Gestión.
6.1. Planificación y evaluación: capacidad demostrada por la organización donante
para la planificación, el seguimiento y la evaluación de actividades del donatario.
6.2. Aplicación de nuevos enfoques: capacidad demostrada por la organización
donante para identificar y utilizar estrategias, métodos o enfoques más efectivos y/
o eficaces para lograr los objetivos de la donación.
9. Subcategoría: Visión.
9.1. Metas a largo plazo: habilidad demostrada por el donatario para establecer y
modificar metas y planes de acción a largo plazo, más allá de las metas del proyecto
actual, que permitan que el proyecto se sostenga después de que las donaciones de
la FIA hayan cesado.
9.2. Adaptabilidad: capacidad demostrada por el donatario para prever tendencias
y condiciones económicas, políticas o de mercado y reaccionar adecuadamente a la
situación.
10. Subcategoría: Prácticas participativas.
10.1. Acceso a la información: disposición demostrada por el donatario para
proporcionar información a su personal, a los beneficiarios y a otras organizaciones
involucradas, si es el caso, sobre sus normas, programas y finanzas.