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Atención a la gestante
Se denomina parto de emergencia a aquel que se presenta de forma inesperada y
no se ha planeado previamente. Estos partos suelen ocurrir en mujeres
multíparas. Las contracciones son tan fuertes, violentas y seguidas, que las
mujeres dan a luz en muy poco tiempo (menos de 1 hora en multíparas y 3 horas
en nulíparas). Es lo que se denomina en obstetricia un parto precipitado. Hay que
tener en cuenta en este tipo de partos el sufrimiento fetal debido a la hiperdinamia
y las alteraciones patológicas que pueden producirse debidas al vaciamiento
rápido del útero y a las contracciones tan intensas sufridas.
Para ello debemos estar preparados y reconocer cuando nos encontramos ante un
parto inminente. Debemos tener en cuenta algunas definiciones:
Parto: expulsión o salida del feto fuera de la cavidad uterina una vez que es
viable (>24 semanas y >600gr)
Parto eutócico: parto a término (37-42 semanas), por vía vaginal y con
presentación cefálica
Inicio del parto: contracciones rítmicas e intensas, al menos 2 cada 10
minutos; con el cuello borrado al menos un 50% y dilatado 2 o más cm
Parto de urgencia: el que se presenta de forma inesperada y no prevista
Parto inminente: aquel que va a tener lugar de forma inmediata, en pocos
minutos. Los signos son:
abombamiento perineal
coronamiento fetal visible
contracciones rítmicas cada 2-3 minutos intensas y duraderas
necesidad incontrolable de pujar
urgencia defecatoria o emisión de heces coincidiendo con una
contracción
rotura tempestiva de la bolsa
dilatación completa
Lo primero que debemos hacer será una exploración vaginal utilizando guantes
estériles para comprobar que la dilatación es completa y la cabeza ha descendido.
Si nos encontramos ante un caso de placenta previa, nunca deberemos hacer
tacto vaginal. Puede que la bolsa del líquido amniótico aún no esté rota; en este
caso se procederá a romperla (amniotomía) con precaución de no hacerlo durante
una contracción para evitar un prolapso de cordón. Para romperla, primero hay
que localizarla. La reconoceremos en la exploración vaginal como un polo dentro
del cuello del útero. Utilizaremos para ello una lanceta larga. Con la mano derecha
haremos el tacto vaginal hasta localizar el polo con los dedos, deslizaremos entre
ellos la lanceta y romperemos la bolsa. Hasta que el líquido deje de salir
mantendremos los dedos dentro del orificio externo del cuello para asegurarnos de
que el cordón no sea expulsado. Al salir el líquido amniótico debemos controlar el
color y la cantidad.
2. Asistencia al expulsivo
Comienza con la dilatación completa del cuello uterino (10cm) y termina con la
expulsión del feto. Hay contracciones uterinas dolorosas cada 2 ó 3 minutos. La
duración que es considerada normal es de 60 minutos en las primíparas y de 30
minutos en las multíparas. En una gestación con control normal y en presentación
cefálica se realizarán las maniobras básicas de ayuda al feto en nacimiento. Se
colocará a la mujer en posición de litotomía. Se desinfecta el periné con
antiséptico tópico. Aprovechando la inercia de la contracción se animará a la mujer
a empujar. El pujo debe ser intenso y mantenido y entre las contracciones la mujer
descansa. Si existe signos de hipoxia fetal se debe evitar la maniobra de Valsalva.
En todo momento hay que hacer un buen control respiratorio intentando
tranquilizar a la mujer.
La cabeza irá descendiendo con los pujos de la mujer, abombando cada vez más
el periné. Para prevenir desgarros debemos proteger labios, clítoris y periné. La
maniobra se realizará:
Hay que evitar la salida brusca de la placenta sujetándola con la mano derecha y
una vez fuera debemos inspeccionarla viendo que se encuentre integra y que no
existan vasos cortados en su borde. Así mismo comprobamos que el útero quede
bien contraído (formación del globo de seguridad) y que no hay sangrado. Para
ello palpamos el fondo del útero el cual debe estar duro. Podemos realizar un
ligero masaje si no está bien contraído. La placenta siempre se debe recoger en
una bolsa de plástico y ser llevaba junto a la madre para su inspección posterior.
No se debe olvidar tomar las constantes vitales maternas (TA, pulso y Tª). Una
vez verificada la expulsión de la placenta se puede realizar una profilaxis de las
hemorragias postalumbramiento administrando methergin, una ampolla
intravenosa, si las cifras de la tensión arterial son normales, o se puede
administrar 3 ampollas de oxitocina intravenosa en 500ml de suero glucosado 5%
o 1 ampolla por vía intramuscular.
En caso de desgarros o episiotomías sangrantes, valorar realizar taponamiento
con una compresa, siempre descartando el sangrado de la cavidad uterina antes
del taponamiento. Hay que tener en cuenta que si el sangrado postparto no cede
se considera una urgencia obstétrica, puesto que la atonía uterina es la causa más
frecuente de muerte materna en el mundo. La sutura de la episiotomía no es
imprescindible, pudiéndose dejar hasta la llegada al centro hospitalario o a que lo
realice personal entrenado. Una vez realizado esto se coloca a la paciente en
posición de seguridad con las piernas estiradas y fuertemente cruzadas para
iniciar el traslado al centro hospitalario más cercano, manteniendo el contacto piel
con piel de la gestante y el recién nacido, y evitando du separación.