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Problemas de

interpretación

Introducción al
Derecho

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Integración e interpretación
jurídica
En ocasiones las palabras usadas en una oración plantean
problemas en cuanto a la determinación del significado o
bien, los vínculos sintácticos entre los términos de una
oración dan lugar a equívocos. Esto se da porque el lenguaje
natural que se recurre para la comunicación padece de
ciertos defectos endémicos que dificultan la transmisión
clara del mensaje (Nino, 2001, p.259).

Los problemas de interpretación del lenguaje jurídico


Al estudiar el concepto de Derecho en el módulo I, vimos que éste era
dificultoso de definir, entre otras razones, debido a que se trata de un
término ambiguo, vago y que tiene una carga emotiva favorable. Ahora
veremos como esos problemas se trasladan a las normas que dicta el
legislador a la hora de que el juez deba interpretarlas.

En ese sentido, es relevante mencionar que el significado de las oraciones


está determinado por el significado de las palabras que la integran y por el
ordenamiento sintáctico de ellas (Nino, 2001). Como indica Nino, en
ocaciones, las palabras usadas en una oración pueden presentar problemas
para determinar su significado o bien, los propios vínculos sintácticos entre
términos son los que dan lugar a equívocos dentro de la oración (Nino,
2001).

Para el autor, esto se da porque el lenguaje utilizado habitualmente para la


comunicación, o lenguaje natural, padece de ciertos defectos frecuentes
que dificultan la transmisión e interpretación clara del mensaje. Así, el
determinar el significado de una oración, estará atravesado no sólo por el
contexto lingüístico en el que se formula (las frases que se dicen antes y
después) sino también por la situación fáctica en la que se enuncia la
oración (el lugar, el momento, etc.) (Nino, 2001).

En ese sentido, Alf Ross, como se cita en Nino (2001, p.259), señala dos
tendencias interpretativas diferentes que pueden adoptar ante un texto
lingüístico:

1) Interpretación Subjetiva: centra la preocupación en la intención que


tuvo el que formuló la oración.

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2) Interpretación objetiva: interesa no tanto lo que quiso o no quiso decir
el autor del texto, sino lo que efectivamente se dijo, otorgando mayor
peso al significado que poseen las palabras empleadas en el lenguaje
ordinario.

Profundizando en el análisis que hace Nino, existe la tendencia a


interpretar objetivamente el lenguaje legal. Sin embargo, para el autor, los
problemas de la interpretación de las oraciones lingüísticas se extienden
también a las oraciones mediante la cual se formulas normas jurídicas,
aunque no siempre lo reconozcan los juristas (Nino, 2001), como lo vimos
al estudiar la dogmática jurídica.

¿Cuáles son los problemas de interpretación lingüística más


notorios?

La ambigüedad: implica que la interpretación de una oración puede arrojar


más de una proposición posible. Podemos hablar, en lo concreto, de
ambigüedad semántica y de ambigüedad sintáctica.

La ambigüedad semántica se da de diferentes manera. Por un lado


podemos hablar de ambigüedad por homonimia accidental. Para ilustrarlo,
retomamos el ejemplo ofrecido por Nino (2001, p. 261):

Si se dice "El cabo de Hornos es muy frío", se puede dudar si


se alude al clima de una determinada región austral o a la
falta de sensibilidad de un militar que se apellida es "de
Hornos" (Nino, 2001, p.260).

Asimismo, se puede hablar de una ambigüedad proceso-producto, por


ejemplo frente a la palabra "pintura" puesto que uno de sus significados se
refiere al proceso de pintar, mientras que otro de sus significados se refiere
al producto final obtenido luego de ese proceso (por ejemplo, "me encanta
la pintura").

También existe la ambigüedad que se produce cuando un término tiene un


significado vulgar relacionado al uso científico; este es el caso del término
"sal", el cual tiene un uso científico específico y, a la vez, un uso en el
lenguaje vulgar que se encuentra relacionado con ese uso científico.
Finalmente, la ambigüedad semántica puede darse por un uso metafórico
del termino, como es el caso de la palabra "rama" para referirse a las
divisiones de una ciencia (por ejemplo, la rama del derecho
administrativo), o la palabra "arteria", para referirse a las calles de una
ciudad (Nino, 2001, p.261).

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Una oración, asimismo, puede tener varios significados debido a
equivocidades en la conexión sintáctica entre las palabras que la integran.
Así, podemos hablar, en primer lugar, de la conectiva "o" (que en lógica es
llamada "disyunción"). Esta conectiva tiene la dificultad de que a veces
funciona como una disyunción excluyente (por ejemplo: "puedes comer
fruta o helado", está claro que sólo puede optarse por una de las dos
opciones), y otras como una disyunción incluyente (por ejemplo: "la caja
contiene libros de derecho o de filosofía", puede contener una, la otra o
ambas cosas).

Existen casos en los que la conectiva tiñe de ambigüedad a la frase y


confunde al usuario. Echave, Urquijo y Guibourg sostienen que esa
ambigüedad puede consistir: "en que la conjunción disyuntiva 'o' del
lenguaje natural puede entenderse como 'una cosa o la otra, pero no
ambas', o bien, como 'una cosa, la otra o ambas simultáneamente'" (2002,
p. 54). Asimismo, tenemos las frases de excepción o condición.

Nino presenta el siguiente ejemplo respecto de dichas frases: "Si un


testador dice: “lego a Juancito mis mariposas y mi casa, siempre que viva
en ella', puede dudarse si la condición rige también para el legado de las
mariposas o si sólo se refiere a la casa." (Nino, 2001, p. 262).

Otro problema de ambigüedad sintáctica se presenta con los pronombres


puesto que también abren el juego al equivoco. Aquí, el ejemplo de Nino es
el siguiente: "Si un abogado le dice a su cliente: 'el juez puede decretar
contra usted la prisión preventiva y e embargo de bienes; pero ello no
obstante, se podrá apelar'" (Nino, 2001, p. 262) el cliente podría dudar si la
apelación se hace extensible a la prisión preventiva o sólo se le permitirá
en el caso de que opere el embargo.

Finalmente, los equívocos pueden provenir de los adjetivos o de las frases


adjetivales. Aquí, Nino representa el problema con el siguiente ejemplo:
"sólo voy a invitar a mi casamiento a los parientes y a los amigos que me
hagan un regalo generoso", se genera la siguiente duda ¿los parientes
también deberán hacer un regalo generoso para ser invitados a la boda?

Como vemos tanto a nivel semántico como sintáctico la ambigüedad


genera inconvenientes en el lenguaje natural. Y si consideramos que las
normas que el legislador dicta están construidas en lenguaje natural,
podemos anticipar que se encuentran repletas de este tipo de equívocos.

Otro problema habitual, que ya hemos analizado en el primer módulo, es el


referido a la vaguedad. Allí vimos que existía una zona de claridad, de
oscuridad y de penumbra (retomar esto en la lectura "Derecho" del

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módulo I). Pero respecto de la vaguedad, también podemos mencionar tres
tipos:

La vaguedad combinatoria: sostiene Nino "resulta que no siempre la


designación de una palabra está constituida por propiedades que sea, cada
una de ellas, aisladamente considerada, necesarias para el uso del término"
(Nino, 2010, p. 265). Lo que sucede es que, en algunas ocasiones, las
propiedades relevantes para usar una palabra pueden estar ausentes y la
palabra es utilizada igualmente porque existen otras propiedades
relevantes.

El ejemplo que utilizan filósofos como Wittgestein, es el de la palabra


"juego". Pensemos primero en estos tres juegos: lotería, fútbol y ajedrez.
Ahora pensemos, ¿cuáles son las propiedades relevantes de cada uno? Está
claro que algunas propiedades son comunes, por ejemplo en todos los
casos precisan reglas. Pero cada uno de ellos tiene diferentes propiedades:
el ajedrez no es un juego que implique el azar, mientras que la lotería si; el
fútbol es un juego que precisa ciertas habilidades físicas, mientras que la
lotería no.

Como puede verse, cada uno de ellos tiene propiedades relevantes


diferentes y sin embargo, todos ellos –el ajedrez, la lotería y el fútbol- son
consideradas actividades bajo la denotación de "juego". Luego existen
palabras a las que no sabemos si el término se les aplica. Nino pone el
ejemplo de la "ruleta rusa", ¿podría ser llamada juego? Estos son ejemplos
de vaguedad, pero no de la más intensa. Existe una vaguedad más intensa
aún, en este caso,

"...no sólo no hay propiedades que sean aisladamente


indispensables para su aplicación, sino que hasta es
imposible dar una lista acabada y conclusa de propiedades
suficientes para el uso del término, puesto que siempre
queda abierta la posibilidad de aparición de nuevas
características, no consideradas en la designación, que
autoricen el empleo de la palabra" (Nino, 2010, p. 263)

Aquí se recurre al ejemplo del termino "arbitrario" que es utilizado por los
jueces con distinta designación, es por ello que no puede darse esa lista
acabada de propiedades que deben presentarse para que se aplique el
término. Esa lista parece no existir, y sin embargo, el término es llamado a
utilizarse en repetidas ocasiones.

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Otra especie de vaguedad es lo que se denomina la textura abierta del
lenguaje ya que supone un vicio potencial que atraviesa a todas las
palabras que componen a los lenguajes naturales, es decir, incluso las
palabras más precisas nos pueden hacer dudar sobre su aplicación. Según
Carrió el uso puede estar de una palabra totalmente "abierto" (Carrió,
1994). Nino nos llama al ejemplo del término "lapicera": elemento que
sirve para escribir con tinta sobre una superficie apta, y se pregunta ¿qué
sucedería si encontráramos un elemento con las mismas propiedades que
la lapicera pero que, además, pueda escribir en idioma inglés lo que
queremos expresar en castellano? ¿Seguiríamos llamándolo lapicera?
Todas las palabras se enfrentan a estos problemas o, al menos, son
susceptibles de ello.

El lenguaje adolece, además, de lo que se denomina carga emotiva


(desarrollado en la lectura "Derecho" del módulo I).

A todos los problemas aquí presentados se presenta el juez al tener que


interpretar a las normas. Recordemos que el legislador no hablar ningún
lenguaje en particular sino que redacta las normas en un lenguaje natural.
Por ello, las normas adolecen de estos problemas y será el juez quien tenga
la tarea de dirimirlos. Además de los problemas aquí presentamos, el juez
se enfrenta a lo que se denomina "defectos lógicos de los sistemas
jurídicos". En el próximo concepto, estudiaremos cuáles son y de qué se
tratan.

Referencias
Nino, C. S. (2001). "La definición de derecho" en Introducción al análisis del
Derecho (2da ed., 11va. reimp.). Buenos Aires: Astrea

Carrio, G. (1994). "Sobre los lenguajes naturales" en Notas sobre derecho y


lenguaje (4ta ed., 1era reimp.). Buenos Aires: Abeledo Perrot.

Echave, D., Urquijo, M.E., Guibourg, R. (2002). "Las conectivas" en Lógica,


proposición y norma (6ta. Reimp.). Buenos Aires: Astrea.

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