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Nishitani Keiji.

Biografía.

Nishitani Keiji nació el 27 de febrero de 1900 en la provincia de Ishikawa en el


noreste de Japón. En 1907 él y su familia se fueron a vivir a Tokio donde estudió
la primaria y secundaria. Sufre el fallecimiento de su padre mientras él estudiaba
la secundaria. En 1921 se inscribe en la Escuela de Filosofía de la Universidad
Imperial de Kioto de la que se gradúa en 1924 con una tesis sobre la filosofía de la
identidad en Schelling. Es nombrado conferenciante en la Escuela Industrial
Superior de Kioto y su tesis es publicada en la revista Investigaciones filosóficas y
en ese mismo año contrae matrimonio con Karasawa Fumi.

En 1937 es enviado como investigador al extranjero, donde estudió con Bergson,


pero debido a que éste estaba enfermo pasó rápidamente a la universidad de
Friburgo donde estudió con Heidegger. Regresa a Japón en 1939 y en 1943
esnombrado profesor de la facultad de letras de la Universidad Imperial de Kioto.
En 1945 obtiene el doctorado, después de atravesar muchas trabas que el
Ministerio de educación les ponía a él y a algunos compañeros.

Durante la guerra, Nishitani tuvo participación un tanto hacia la derecha,


principalmente por su asistencia en varias mesas redondas en que participan
varios pensadores discípulos de Nishida Kitaro.

En 1952 es recontratado por la universidad de Kioto como profesor de la cátedra


de religión. En 1958 se hace cargo de los cursos de filosofía y de historia de la
filosofía. En 1963 llega a la edad de su retiro de la universidad. Pasa a la
Universidad de Otani y posteriormente en 1964 es nombrado profesor emérito por
la Universidad de Kioto y viaja a Hamburgo como profesor visitante. En 1969 es
profesor invitado en la Temple University en Estados Unidos.

Finalmente murió el 24 de noviembre de 1991.

El texto presentado proviene de su libro Nihilismo de 1949.

El Nihilismo como Existencia.

El texto arranca con la presentación del problema que será tratado a lo largo del
escrito, el nihilismo, así como la aproximación con la que el autor lo abordará.
Entiende que la curiosidad por saber acerca del nihilismo, es no-nihilista: “Más
bien, podemos pensar que se pregunta por nihilismo dentro de una manera
obstruyente de entender el nihilismo” (Keiji). A lo largo del escrito se revela una
postura en la cual, el problema no puede ser visto solo contemplativamente sino
que en nosotros mismos, debemos entender el nihilismo de manera total. “La
actitud misma que dice que se quiere saber algo acerca del nihilismo… es, desde
el comienzo, un cuestionamiento que se aparta del “sí mismo” y se queda en el
puno de vista de “la gente” (Keiji). Es decir, el problema viene a ser una mera
contemplación desde fuera de nosotros mismos, no lo convertimos en un
problema real para nuestro propio ser, se convierte en “simple tema de
conversación” (Keiji).

Para Keiji, sin embargo, el problema del nihilismo no parte como problema externo
a nosotros mismos sino que es el cuestionamiento de nuestro propio ser, del
fundamento de nuestra propia existencia. Entender al nihilismo desde un punto de
vista externo, significa no tratarlo como un verdadero problema. “Con la actitud
contemplativa, no se le puede realmente tocar. Este es precisamente el carácter
fundamental del problema del nihilismo” (Keiji).

El próximo problema, que parte del anterior, es el de entender al nihilismo dentro


de una cultura ajena a aquella desde la cual se originó dicho problema, es decir,
¿cómo tratar desde su cultura japonesa un concepto que viene a ser un producto
de la historia de la filosofía moderna europea? Si entendemos que el nihilismo
debe ser tratado desde un punto de vista propio y no solo como una mera
curiosidad, sería difícil que algo no parta desde la historia y cultura propia sea
parte de nuestra propia existencia. “Si el nihilismo… debe ser aprehendido
estrictamente de manera subjetiva, entonces el hecho de que los japoneses, tan
distantes de Europa y con una tradición histórica y cultura tan diferentes de
aquélla, lo tomen como problema ¿no será entonces un error?” (Keiji).

A partir de este cuestionamiento, Keiji, encuentra una vía por la cual concibe que
pueda ser entendido el problema del nihilismo. En primer lugar entiende que más
allá de la cultura, el nihilismo es un problema fundamental en el ser humano, se
enraiza en la propia esencia del hombre, es decir, es un problema existencial, en
segundo lugar, no deja de lado que así mismo, el nihilismo es un problema
histórico y social que no ha ocurrido solo una vez sino en repetidas ocasiones se
ha dado dicho fenómeno. Entonces, el nihilismo se convierte para él en un
problema de la filosofía de la historia, puesto que sería una especie de punto de
encuentro entre las cuestiones filosóficas del ser humano sin dejar de lado la
cuestión histórica en sí. Así pues, el nihilismo desde este punto de vista, se puede
explicar como esos momentos en los cuales el ser del hombre pierde su
fundamento existencial que mantenía su vida histórica, como si comenzáramos a
ser conscientes de que no podemos ser dependientes de aquello. “Esto sucede
con mayor razón, cuanto más fundamental sea el punto de apoyo que comienza a
desmoronarse” (Keiji). Aquí, pues, se encuentran unidas tanto la cuestión filosófica
del hombre y la cuestión histórica. “Es decir, tanto la historia de la realidad como el
hombre que vive dentro de ella son cuestionados respecto a su base dentro de
esta pregunta que es una sola”. Es entonces expuesta la importancia de la
pregunta a partir de la filosofía de la historia.

Keiji entiende a la filosofía de la historia como el estudio de los fenómenos


históricos, llevándolos más allá de la mera historia, hasta el fundamento filosófico
que hay en ellos. Es decir, es el entendimiento de la historia, desde la propia
esencia del hombre mismo. “Los filósofos de la historia toman los problemas
históricos como problemas que se relacionan con la esencia del ser del hombre y
los investigan llevándolos hasta sus fundamentos filosóficos” (Keiji). Es, entonces,
pensar que cualquier fenómeno histórico, no se da como una mera continuidad de
un proceso independiente del ser humano, sino que se hace depender la historia
del ser propio del hombre y para entender a ambos es necesario entender al otro.
El hombre es histórico y la historia es del hombre.

Sin embargo, nuestro autor cree que en filosofía de la historia que ha habido hasta
ahora, el cuestionador siempre ha hecho la división entre los fenómenos históricos
y el propio ser del hombre, “En la filosofía de la historia que ha habido hasta
ahora, la manera en que se ha aprehendido la relación entere esencia y fenómeno
en el caso de la historia y del hombre aun cuando ha sido sobre la base de la
vivencia del sí mismo, ha quedado todavía el punto de vista del que contempla
desde dentro” (Keiji).

De este modo, Keiji plantea la idea que nuestro cuestionamiento sobre la historia
debe ser hecho desde nuestra propia existencia, transformar los problemas
históricos en problemas de nuestro “sí mismo”. “En lenguaje de Nietzsche, es
hacer de la historia de la humanidad la propia historia, es aprehender esa historia
desde el punto de vista de la existencia” (Keiji). Es pues, el existencialismo en
donde Keiji cree que el hombre llega a concebirse como un ser histórico y se da
cuenta de lo fundamental del sentido histórico dentro de su existencia.

Posteriormente, nuestro autor hace una reflexión desde el punto de vista ya


señalado, sobre la cuestión del nihilismo europeo y encuentra que este se revela
como la consecuencia del darse cuenta de la consciencia histórica que se
encuentra en la esencia propia del ser humano. Es decir, a partir de la unión entre
la pregunta metafísica y la pregunta histórica. Hasta este punto, la realidad se
encontraba sostenida por cuestiones que eran eternas o transhistóricas, como
Dios o la idea etc. Por lo que el nihilismo viene a ser el desmoronamiento de esos
fundamentos sometiendo a la realidad a un tránsito histórico que no puede
sostener nada atemporal o eterno. “El nihilismo es la transición del punto de vista
de la contemplación al punto de vista de la existencia apasionada. Lo que carga
con toda la historia pasada como su propia historia, lo que hace del fundamento
metafísico de la historia su propio fundamento” (Keiji).
Así pues, el nihilismo se revela como la aceptación de una realidad que depende
de la historia, aceptarse a sí mismo dentro de un tránsito histórico que es el
fundamento de nuestro propio ser.

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