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ESCUELA POLITÉCNICA NACIONAL

FACULTAD DE INGENIERÍA MECÁNICA

REALIDAD SOCIAL Y POLÍTICA DEL ECUADOR

Debate político sobre el concertaje en el Ecuador (1895-1924)

Nombre: Valencia Alquedán Santiago Joel

Grupo: A3

Fecha: 27 de noviembre

2017-B
En 1895 se da inicio de la Revolución Liberal, que fue el resultado de presiones políticas

de la burguesía de la costa interesada en implementar instituciones modernas y la expansión

del capitalismo en contra de los anteriores gobiernos conservadores y progresistas. La

Revolución es representada como un conflicto entre las elites de la costa que buscaban una

incorporación al mercado mundial y las élites de la sierra que querían evitar la liberación de su

fuerza de trabajo (los indígenas).

La Revolución genera gran controversia en diferentes temas, pero sin duda uno de los

más destacados es el de la liberación de los “indios conciertos” de las haciendas de la sierra

por varios motivos, iniciando por el derecho humano de libertad y ciudadanía, respeto por los

“primeros habitantes del Ecuador”, aumento de competencia entre productores de la sierra con

respecto a los de la costa, e implementación en el mercado mundial. Sin embargo, la gran

controversia se debido a políticos conservadores además de terratenientes de la sierra que

temían al pueblo indígena, pues ellos eran quienes daban vida a la hacienda y en cualquier

momento podían levantarse en su contra. El conflicto llevó a la creación de protecciones a los

indígenas que para eliminar el pago de impuestos e implementar poco a poco la erradicación

del concertaje. La abolición del concertaje fue principalmente refutada por conservadores con

comentarios acerca la inferioridad de la “raza indígena” y falta de conciencia moral. Con la

abolición del concertaje surgen “indios libres” que gran parte viajan a la costa en busca de

trabajo bien remunerado y mejor trato social, provocando el aumento de la competitividad entre

productores y una disminución en los precios de la comida.

La Revolución fue liderados por el mítico Eloy Alfaro, quien con un pequeño grupo

armado denominado “las montoneras”, marcharon de la sierra centro hacia la capital. Esto fue

posible gracias al apoyo de indígenas conciertos que en busca de la libertad se unieron al

ejército de Alfaro y como respuesta a esto se les liberó de impuestos y se flexibilizó la relación

de trabajo existente (concertaje).

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Luego de la Batalla del Gatazo, el compromiso liberal de los indios fue traducido como

una protección estatal que reconocía a los indígenas como un peculiar segmento de la población

de la República. Uno de los principales representantes liberales fue Abelardo Moncayo quien

defendió el desarrollo intelectual de los indígenas. Al llegar Alfaro al poder asumió su papel

con los indígenas teniendo en cuenta dos aspectos: la protección a los “primeros habitantes del

Ecuador” y segundo, el reconocimiento de su lucha durante la campaña liberal.

Alfaro abolió prácticas de trabajo subsalariado y contribución territorial, además de

decretar que todos los indígenas que no supieran ni leer ni escribir tenían derecho a reclamar

protección debido a su pobreza.

El hecho de imaginar una estructura social la representación de los indígenas era un

proceso complejo debido a que no era un grupo homogéneo.

En 1896 la Asamblea Constituyente se convoca para aprobar una nueva constitución

donde se acepta la protección indígena, donde el mejoramiento de la calidad de vida de los

indígenas se dio como una forma de reparación ante su pérdida de libertad y propiedad, sin

embargo, muchos conservadores se opusieron argumentando un contradicción donde se

establece la igualdad entre todos los ciudadanos y a la vez privilegios a los indígenas, además

de considerarles una “raza inferior” incapaz de comprender sus derechos . José Peralta (1855-

1937), fue un ilustre liberal que rebatió la inferioridad de los indios asegurando que nada tiene

que ver con la raza si no con la educación que se imparta.

Mercedes Prieto destaca un comentario interesante donde hace énfasis en que los

conservadores argumentan contra la protección de los indios, considerando la noción de

igualdad universal de todos los ciudadanos, mientras que los liberales argumentan a favor

describiendo a los indígenas como una raza en decadencia. El hecho de la necesidad de

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protección hacia los indígenas genera en la población la aceptación de superioridad con

respecto a los indígenas.

Durante el discurso de Alfaro en la inauguración de la Convención de 1896 describió

la formad el contrato social. Los conciertos ciertamente a los ojos de Alfaro eran una amenaza

para la paz pública pues en cualquier momento se podían levantar en contra y solo esperaba un

líder.

En 1896 la Convenció recibió gran cantidad de peticiones, entre ellas de indígenas que

en general alegaban problemas de pérdida de tierra, abuso de las autoridades y la solicitud del

fin de la esclavitud.

El mismo año en que los liberales tomaron el poder Alfaro propuso la creación de una

“Ley de Jornaleros” para otorgar protección a los trabajadores. Ahora las relaciones laborales

estarían reguladas por el Estado por medio de contratos.

Ya a inicios del siglo XX, a pesar de las nuevas disposiciones tras la Revolución Liberal,

los indígenas seguían si poder ni medios para obtener su libertad. Los congresistas liberales

liderados por Peralta consiguieron de manera no muy transparente nuevos derechos para los

trabajadores en el Código de Policía, de tal manera que se introdujo un periodo contractual

delimitado, tasas salariales diferenciadas y jornadas de ocho horas de trabajo, sin embargo, los

indígenas seguían yendo a la cárcel por las deudas (apremio personal) y el Código de la Policía

fue suprimido rápidamente volviendo a las condiciones anteriores a él.

La gran controversia y discusión entre liberales y conservadores llevó a usa una

variedad de foros y públicos y científicos para presionar la regulación del concertaje incluidas

la Sociedad Jurídico-Literaria, la Academia de Abogados y el Congreso Catequístico.

Luis A. Martínez, Carlos Tobar y Borgoño, Belisario Quevedo, Agustín Cueva,

Abelardo Moncayo y Nicolás Martínejo fueron pensadores liberales que en la Sociedad

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Jurídico-literaria argumentaron opiniones sobre el proceso liberal, desde que ha sido en vano

establecer libertad constitucional a todos y a la vez que condenaban a los indígenas a la

esclavitud, que el concertaje era ineficiente económicamente y no beneficiaba a nadie,

compararon a los indígenas libres con los conciertos, entre muchas otras ideas liberales.

En 1918, el Departamento de Agricultura pidió a Manuel Peñaherrera estudiar la

cuestión del concertaje y preparar una propuesta para la reforma. Para esta época ya estaban

considerándose dos propuestas: la propuesta de Peñaherrera y la Ley de Jornaleros de Cueva.

Peñaherrera proponía la abolición del apremio personal, el derecho del trabajador de terminar

el contrato, la no herencia de deudas y el establecimiento de oficinas provinciales para

supervisar el cumplimiento de estas; hubieron muchos comentarios y argumentos a favor y en

contra dentro de los foros de discusión, pero se llegó a la conclusión final de que se debía de

buscar nuevas formas de gobernar a los indígenas sin incluir la prisión, se llegó a la conclusión

de que se debía gobernar con responsabilidad social y además hacer énfasis en el hecho de

moralizar a las indígenas. Sin embargo, a pesar de lodo esto propuesto anteriormente siguió

habiendo propuesta como la de Luis Felipe Borja, quien en la Academia de Abogados expresó

que tenía una visión de desigualdad como algo impuesto por la naturaleza y defendió la

estabilidad de las actividades agrícolas.

Estas discusiones llevadas de la mano con la búsqueda de un mejor trato para los

indígenas tenían un trasfondo de miedo, ya que sabían que los indígenas eran la fuerza de

trabajo de las haciendas, y que si se levantaban pondrían en graves aprietos a los terratenientes,

por eso es que se busca una manera de gobernarlos de manera más sutil sin la necesidad del

apremio personal que enfurecía a los indígenas.

Los terratenientes expusieron su desacuerdo las nuevas propuestas de los liberales por

temor a que su fuerza de trabajo ya no los obedezca o que se levante en su contra al enfatizar

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lo miserables que era. La Sociedad de la Agricultura, representada por Luis Felipe Borja hijo

representaba la intención de resistencia de los terratenientes hacían las nuevas reformas. Se

organizó una campaña contra el proyecto de Peñaherrera a través de medios, especialmente el

diario “El Comercio” donde de abrieron foros donde argumentaban en contra de la propuesta

legislativa con ideas como la falta de oportunidades debido a la primera guerra mundial, que el

concertaje era algo natural y de países civilizados. Pronto cambiarían de táctica y

argumentarían sobre que los terratenientes tenían la obligación de educar a los indígenas y

salvarlos de la mediocre edición pública, que “indios” nómadas no serían nada productivo para

la sociedad y lo mejor era tenerlos confinados junto a sus familias.

La apertura a un debate público en el periódico sumado a la inclusión de opiniones de

todas partes del país llevó a un diálogo donde se estableció la importancia de la educación de

los indígenas, así como también se evidenció el racismo y la apertura de “raza inferior”

proponiendo ideas tan radicales como la de evitar que aprendan su idioma natal y obligarles a

vestirse de forma “racional” .

En 1915 la discusión retornó al Congreso. El cenador Cueva expuso que la situación de

desgracia de los indígenas nada tiene que ver con la raza, si no con su trato, si no es culpa del

mismo concertaje, expuso que la situación de concertaje actual del país es improductiva,

además de ir en contra de los derechos universales de todo ser humano, puso en evidencia que

el concertaje no promueve una nación civilizada. Sin embargo, la oposición argumentó

razonamientos de seguridad social basados en que las reformas arruinarían las actividades

agrícolas. Pese a que se refutó la propuesta de los liberales, las ideas más concretas y

contundentes fueron las de estos.

Luego de la decisión del congreso hubo muchos intentos volver a el apremio personal

por parte de los terratenientes argumentando que los conciertos son algo natural dado que los

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indígenas son incapaces de comprender los derechos que tenían, además de asegurar que lo

indígenas no trabajaban de manera adecuada. Algunos como Borja hijo argumentaba que la

abolición del apremio personal no mejoró las condiciones de vida de los indígenas, y que ellos

llevaban una vida feliz inclusive más calidad que los mineros europeos. Sin embargo, recibió

una respuesta de Jaramillo quien dijo que él no sabía la situación actual de los indígenas y que

el concertaje solo había traído desgracia a los indígenas.

En 1938, el Código del Trabajo consigue un contrato laboral para los indios de las

haciendas.

Todo este proceso de discusión a cerca de los “indios conciertos” y su libertad tenía un

trasfondo de miedo de parte de las élites de del mismo gobierno central, ya que si continuaba

el maltrato y resentimiento podían revelarse causando un grave daño tanto en sentido

económico, político e inestabilidad social al país, eso sumado a ilustrados que comprendieron

el estado de decadencia de los indígenas y su derecho de libertad desencadenó la lucha liberal

a favor los “indios conciertos”.

Las disputas llevaron a dos imágenes: que los conciertos son jornaleros de haciendo y

que los indígenas tienen una mentalidad que no los hacía aptos para la igualdad y libertad

republicana.

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Bibliografía
Prieto, M. (septiembre de 2004). FLACSO ECUADOR . Obtenido de Liberalismo y temor:

www.flacso.org.ec/docs/liberalismo_temor.pdf

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