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APRENDIENDO DEL PERDON

Lucas 22: 54-62


¿Qué es perdón?
Es el mecanismo por el cual se libera toda amargura, resentimiento,
enojo, deseo de venganza y todo lo que pudo haber quedado en el
corazón a raíz de la ofensa o el daño ocasionado por otra persona. Para
poder entender mejor lo que es el perdón veamos una frase muy
conocida: “yo perdono pero no olvido” o “te perdono pero no pienses
que olvidaré lo que me hiciste”

➢ A veces pensamos que perdonar debe ser olvidar todo lo que nos
hayan hecho.

➢O no olvidar nada de lo que nos hicieron y seguir recordándolo, pero


con cierto dolor.

➢Ninguna de las dos opciones es la correcta. Veamos:

1. El perdón: no produce amnesia o sea que olvidemos todo sin


recordar nada.

La persona está consciente del daño que le hicieron y recuerda muy


bien a la persona que se lo hizo. Pero al tomar la decisión de perdonarla,
ha decidido que no va a criticar, odiar, ofender, vengarse, ni agredir
física y verbalmente a la persona que le ofendió.

➢La ofensa recibida va a recordarla, pero no le hará daño nunca más


INTRODUCCION

El perdón es la puerta a la reconciliación e importante en nuestra


relación con Dios ya que es el paso previo para poder amar los unos
con los otros. No se puede amar sin perdonar.

Objetivo

Analizar que hemos fallado a Dios, y valorar el sacrificio que él hizo en


la cruz por nuestros pecados, ya siempre está dispuesto a
perdonarnos aun con todas nuestras fallas.

1. ¿Cuál debió ser el peor momento de la vida de Pedro?

PEDRO nunca podrá olvidar aquella mirada de Jesús. ¿Habrá


detectado en sus ojos algún rastro de decepción o de reproche? En
realidad no lo sabemos, pues el relato inspirado solo dice que “el Señor
se volvió y miró a Pedro” (Luc. 22:61). Pero esa sola mirada le bastó al
apóstol para comprender la gravedad de su error. Acababa de pasar lo
que Jesús había predicho, lo que Pedro mismo dijo que jamás
sucedería: había renegado de su amado Maestro. Este es,
seguramente, el peor momento del peor día de su vida. Pedro siente
que, en verdad, más bajo no podía haber caído.

2. ¿Qué valiosa lección aprendió Pedro, y cómo puede ayudarnos su dolorosa


experiencia?

Ahora bien, ¿estaba todo perdido? Claro que no, pues más tarde a
Pedro se le dio la oportunidad de corregir sus errores. Y como era un
hombre de gran fe, supo aprovechar esa oportunidad y, lo que es más
importante, pudo aprender de Jesús lo que significa el verdadero
perdón. De hecho, esa es una valiosa lección que todos necesitamos
comprender, y la dolorosa experiencia por la que pasó Pedro puede
ayudarnos a hacerlo.

Le quedaba mucho por aprender sobre el perdón


Qué pregunta le hizo Pedro a Jesús, y qué es probable que creyera el
apóstol?

Unos seis meses antes, mientras estaban en Capernaum, la ciudad


donde vivía Pedro, este le había preguntado a Jesús: “Señor, ¿cuántas
veces ha de pecar contra mí mi hermano y he de perdonarle yo? ¿Hasta
siete veces?”. (Mat. 18:21, 22).

¿Cómo le hizo ver Jesús a Pedro que se había dejado influir


por la manera de pensar de la gente?

¿Estaba confirmando Jesús que debe llevarse la cuenta de los errores


de los demás? No, todo lo contrario. Al convertir el 7 de Pedro en 77, en
realidad estaba diciendo que el amor verdadero no le pone límites al
perdón (1 Cor. 13:4, 5). Jesús quería hacerle ver al apóstol que se había
dejado influir por la forma de pensar insensible y rencorosa de las
demás personas, que llevaban la cuenta del perdón como si se tratara
de una libreta de deudas. Pero quienes imitan a Dios deben ser mucho
más generosos y nobles al perdonar (lea 1 Juan 1:7-9).
¿En qué momentos entendemos mejor lo valioso que es el perdón?

Pedro no contradijo a su Maestro, pero ¿le habrán llegado al corazón


esas palabras? Lo cierto es que a veces solo logramos entender lo
valioso que es el perdón cuando necesitamos desesperadamente que
se nos perdone. Eso fue lo que le ocurrió a Pedro justo antes de la
muerte de Jesús. En aquellas horas cruciales necesitó muchas veces
que Jesús lo perdonara.

¿Cómo reaccionó Pedro cuando Jesús intentó enseñarles a los apóstoles a


ser humildes, pero cómo lo trató Jesús?

Aquella era una noche importantísima, la última noche de Jesús como


ser humano en la Tierra. Y todavía tenía mucho que enseñarles a sus
apóstoles. Para empezar, les dio una hermosa lección de humildad.
¿Cómo? Lavándoles los pies, una tarea que acostumbraban realizar
solo los sirvientes de más baja condición. Al principio, Pedro cuestionó
lo que hacía Jesús. Después se negó a que le lavara los pies, para
luego, ante la explicación de Jesús, insistir en que también le lavara las
manos y la cabeza. En lugar de perder la paciencia, Jesús les explicó
calmadamente a sus apóstoles el significado y la relevancia de sus
acciones (Juan 13:1-17).

¿Porque es necesario pedir perdón?

 Perdonar es necesario para que Dios nos perdone: Eclesiastés


28:2, (Mateo 6:14-15)
 Perdonar nos ayudara a actuar con caridad: (Proverbios 10:12)
(Efesios 4:32)
 Perdonar es algo reiterativo, que nos ayuda a ser misericordiosos:
(Lucas 17:4).
 Perdonar nos hace ser verdaderos cristianos y nos volvemos
testimonio del amor de Dios: (1 Juan 4:20). (Gálatas 5:14).
 Perdonar nos hace estar en la luz: Romanos 2: 6 al 10). (1 Juan
2:9-10).
 Quien perdona tiene en cuenta a Dios y es humilide: (Eclesiástico
28:7).
 Perdonar te acerca a la pasión de Cristo: (Lucas 23, 33-34).

Anécdota

La abuela ciega y el nieto goloso:

Un día un niño oraba que Dios le perdonara porque había quitado dinero
a su abuela para comprar golosinas. Temeroso de que sus padres lo
descubrieran y castigaran cuando su abuela, ciega, palpase que le
faltaba dinero. Un día le descubrieron las golosinas en el bolsillo y
envoltorios de las que había comido. Preguntándole sus padres le
sorprendió la reacción de su abuela, que como le quería tanto, y sabía
que nunca le daban dinero para las golosinas, dijo a los padres que
había sido ella la que le había dado el dinero, cargando ella con la culpa.
El niño, a sus siete años no comprendía porque le pasaba aquello, pues
sabía que robar estaba mal.

A Dios tampoco le agradó que el niño robase y aunque debía ser


reprendido a su tiempo, ese tiempo llegó cuando fue un hombre y su
abuela murió. En sus recuerdos, una abuela impedida, que no tenía
muchas cosas con las que bendecir a su nieto que tanto quería, pero le
dejó aquel legado, cubrió su falta y el niño un día comprendería que ella
ya le había perdonado, porque sabía que no comprendía la profundidad
de lo que hacía. El Señor también sabía que aquel niño cuando fuese
padre debería educar a sus hijos. Además ese niño, ahora hombre,
hablando con Jesús, su Señor y teniendo en la Biblia la guía para su
hogar, tendría en cuenta aquella forma en la que su abuela, creyente y
bondadosa, además del Señor, ya le habían perdonado, antes de que
el mismo pidiera perdón de verdad y se arrepintiera.

El propósito del Señor con aquel niño dio un fruto duradero que sirvió
para su paternidad, porque valoró la misericordia que Dios había tenido
de Él en su actitud, la cual ahora aborrecía como hijo de Dios. Sería
pues, en el temor de que sus hijos pudieran robar de mayores, donde
estaría la verdadera disciplina orando por ellos para poder enseñar a
sus hijos que no escondieran las cosas y a tratarles con cariño para que
su relación fuese de amistad y confianza, y no solo de disciplina. Este,
ahora hombre, se esforzaría en enseñar y educar a sus hijos para que
fuesen honrados y obedientes. La bendición de aquel perdón, a su
tiempo, fue mayor que si simplemente hubiesen castigado a aquel niño
en aquel momento, pues seguramente habría seguido comprando
golosinas a escondidas.

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