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Magnetismo

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El magnetismo o energía magnética es un fenómeno natural por el cual los objetos producen
fuerza de atracción o repulsión sobre los otros materiales. Hay algunos materiales conocidos que
tienen propiedades magnéticas detectables fácilmente como el níquel, hierro, cobalto y sus
aleaciones que comúnmente se llaman imanes. Sin embargo, todos los materiales son influidos, de
mayor o menor forma, por la presencia de un campo magnético.

Los fenómenos magnéticos fueron conocidos por los antiguos griegos. Se dice que por primera vez
se observaron en la ciudad de Magnesia del Meandro en Asia Menor, de ahí el término
magnetismo. Sabían que ciertas piedras atraían el hierro, y que los trocitos de hierro atraídos
atraían a su vez a otros. Estas se denominaron imanes naturales.

El primer filósofo que estudió el fenómeno del magnetismo fue Tales de Mileto, filósofo griego
que vivió entre 625 a. C. y 545 a. C.1 En China, la primera referencia a este fenómeno se encuentra
en un manuscrito del siglo IV a. C. titulado Libro del amo del valle del diablo: «La magnetita atrae
al hierro hacia sí o es atraída por este».2 La primera mención es sobre la atracción de una aguja
que aparece en un trabajo realizado entre los años 20 y 100 de nuestra era: «La magnetita atrae a
la aguja».

El científico Shen Kua (1031-1095) escribió sobre la brújula de aguja magnética y mejoró la
precisión en la navegación empleando el concepto astronómico del norte absoluto. Hacia el siglo
XII los chinos ya habían desarrollado la técnica lo suficiente como para utilizar la brújula para
mejorar la navegación. Alexander Neckam fue el primer europeo en conseguir desarrollar esta
técnica en 1187.

Peter Peregrinus de Maricourt, fue un estudioso francés del siglo XIII que realizó experimentos
sobre magnetismo y escribió el primer tratado existente para las propiedades de imanes. Su
trabajo se destaca por la primera discusión detallada de una brújula. El cosmógrafo español Martín
Cortés de Albacar, formado en Zaragoza y en la escuela de pilotos de Cádiz, descubrió y situó el
polo magnético en Groenlandia en 1551 para los navegantes españoles e ingleses (su libro fue
traducido y muy reimpreso en Inglaterra) facilitando así considerablemente la navegación. Galileo
Galilei y su amigo Francesco Sagredo se interesaron en el magnetismo engastando un buen trozo
de roca magnética de más de kilo y medio en un bello artilugio de madera; la magnetita se
disponía de tal manera que, a modo de imán, atraía una bola de hierro de casi cuatro kilos de
peso; pero la falta de aplicaciones prácticas y económicas del invento desalentó más
experimentación por parte de estos destacados científicos italianos.3 En 1600 el médico y físico
William Gilbert publicó en Londres su obra De magnete, magneticisque corporibus, et de magno
magnete tellure; Physiologia noua, plurimis & argumentis, & experimentis demostrata ("Sobre el
imán y los cuerpos magnéticos y sobre el gran imán la Tierra"), para abreviar citado como De
magnete, que estableció las bases del estudio profundo del magnetismo consignando las
características y tipologías de los imanes y realizando todo tipo de experimentos cuidadosamente
descritos. Observó que la máxima atracción ejercida por los imanes sobre los trozos de hierro se
realizaba siempre en las zonas llamadas "polos" del imán. Clasificó los materiales en conductores y
aislantes e ideó el primer electroscopio. Descubrió la imantación por influencia y fue el primero en
percibir que la imantación del hierro se pierde al calentarlo al rojo. Estudió la inclinación de una
aguja magnética concluyendo que la Tierra se comporta como un gran imán.

El conocimiento del magnetismo se mantuvo limitado a los imanes hasta que en 1820 Hans
Christian Ørsted, profesor de la Universidad de Copenhague, descubrió que un hilo conductor
sobre el que circulaba una corriente que ejercía una perturbación magnética a su alrededor, que
llegaba a poder mover una aguja magnética situada en ese entorno.4 Muchos otros experimentos
siguieron con André-Marie Ampère, Carl Friedrich Gauss, Michael Faraday y otros que encontraron
vínculos entre el magnetismo y la electricidad. James Clerk Maxwell sintetizó y explicó estas
observaciones en sus ecuaciones de Maxwell. Unificó el magnetismo y la electricidad en un solo
campo, el electromagnetismo. En 1905, Einstein usó estas leyes para comprobar su teoría de la
relatividad especial,5 en el proceso mostró que la electricidad y el magnetismo estaban
fundamentalmente vinculadas.

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