Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Toda Historia escrita con base en nociones cristianas tendrá que ser de carácter
universal, providencial y apocalíptico.
Será universal o “Historia del Mundo”, remontándose al origen del hombre –el
Génesis-. Describirá la manera como surgieron las razas humanas y como
poblaron la Tierra, así como el comienzo y la decadencia de las civilizaciones.
La Historia greco-romana no es universalista en el mismo sentido, porque gira
en torno a Grecia o Roma.
Será providencialista. Los hechos históricos no dependerán de la sabiduría de
los seres humanos sino de la Providencia que preordena el curso de estos. La
historia teocrática de Oriente no es providencial del mismo modo porque le
interesan los hechos de una sociedad particular que es elegida por un dios para
protegerla; aquí, Dios no escoge a nadie, “Dios escribe un drama donde ningún
personaje es el favorito”.
Será apocalíptica. El curso de los hechos históricos tendrá un orden y un curso
claro, con gran importancia a la vida histórica de Cristo lo cual es una
característica predeterminada de ordenamiento. El relato se cristaliza entorno a
este suceso, interpretando los anteriores hechos como encaminados hacia el
mismo y a los hechos posteriores como un desarrollo de sus consecuencias. La
historia se dividirá en Antes y Después de Cristo y cada parte tendrá un carácter
singular; el antes será anticipatorio, un “ciego preparar” para un suceso aún no
acontecido, un período de tinieblas y el después, en donde la revelación ya se
habrá efectuado, un período de luz. Al haber dividido el pasado en dos, se pasará
a subdividirlo, distinguiendo épocas o períodos no tan importantes como el
nacimiento de Cristo, pero que diferirán en cuanto a si preceden a esto o no y
tendrán sus propias características particulares, ¿Será el inicio de la
Historiografía propiamente dicha?
Eusebio de Cesárea.
Fue quien pronunció el discurso inaugural del Concilio de Nicea (325 d.C) como
homenaje al Emperador Constantino.
Se propuso relatar una historia universal donde todos los hechos entraran en un
único marco cronológico –en vez de los griegos que fechaban por Olimpíadas o
los romanos, que fechaban por Cónsules-.
Características de su obra:
Su historia confluye en la gran unidad romana, pero a diferencia de la
historiografía latina esta unidad se prepara para la llegada del cristianismo.
Realizó una compilación, pero a diferencia de los compiladores paganos estaba
inspirado por el propósito de mostrar que los hechos relatados formaban un
ordenamiento que tenía como centro a la Natividad de Cristo.
Su otra obra, Praeparatio Evangelica, intentó mostrar que la historia del mundo
pre-cristiano podía entenderse como un proceso que culminaría con la
Encarnación.
La religión judía, la filosofía griega y el derecho romano competían por ser la raíz
de la revelación cristiana –Las guerras de los griegos y romanos no interesan
por el éxito de los combatientes, sino por como sus finales afectaron a este
proceso-. De esta forma, si Cristo hubiera nacido en otro momento, el mundo no
habría estado preparado para recibirlo.
Se observa un gran menosprecio y hostilidad a la sabiduría y literatura pagana,
visión que compartirá con San Agustín.
San Agustín.
Características de su obra:
Su obra no es un libro de Historia, ya que solo los primeros 4 libros son
considerados útiles para la historiografía.
Presenta a un mundo sujeto a la lucha entre el mal, defendido por demonios y el
bien, defendido por Dios, simbolizando a dos ciudades –remontadas una a Caín
y a otra a Abel-.
Toma de sus influencias culturas antiguas todo lo que podía utilizar para ilustrar
o reforzar su perspectiva, pero lo califica como un “lado negro” consolado por la
Biblia.
Roma vendría a ser la Ciudad del Mundo, los historiadores latinos habrían sido
testigo de su corrupción y su suerte habría sido peor sino el cristianismo no
hubiera triunfado; considera que Roma no tenía grandes virtudes y que solo
unificó al mundo para prepararlo para el triunfo del cristianismo. Sobre la ciudad
terrenal de Roma se alzaría la Ciudad de Dios, cumpliendo con la última etapa
de la historia.
Rompe con la clásica concepción cíclica greco-romana para ponerle otra lineal
y providencialista de continuo e irreversible avance hacia un final pero que ya no
se basa en la razón, sino en la fe.
Pablo Orosio.
Su obra: Siete libros de historias contra los paganos. (416 – 417 d.C aprox.)
Compara un pasado pagano con un presente cristiano a través de sus hombres,
sus acciones y su medio geográfico y temporal. Está expuesta según paralelos
cronológicos.
No toma las virtudes paganas como negativas, a diferencia de Eusebio o el
mismo San Agustín y toma tradiciones metodológicas de la historiografía greco-
latina por comodidad lingüística; se observa una elegancia en su narrativa.
Asegura que se debe dilucidar la mano de la Providencia hasta en el mal.
Afirma que las calamidades eran más desastrosas antes de que apareciera el
cristianismo y que la muerte y la sed de sangre prevalecían antes de que la
religión la prohibiera espiritualmente, por más que sintieran que las nuevas
calamidades eran espantosas.
Se contradice alegando que sus contemporáneos no estaban acostumbrados al
sufrimiento como los paganos.
No usó adecuadamente las fuentes que le brindó San Agustín; razonó que los
triunfos romanos habían traído consecuencias desastrosas a la larga pero realzó
las cualidades de los bárbaros, elogiando al Rey Ataulfo, aunque tenía la
esperanza de que se cristianizarían, mostrando un optimismo.