Вы находитесь на странице: 1из 14

103

ENSAYO
LA ÈTICA PATRIARCAL O LA HISTORIA DE LA
SUJECIÓN DE LA MUJER
Prof. María Cristina González Moreno
mariacegonzalez60@gmail.com

Doctora en Ciencias Sociales. Acreditada en el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Venezuela a


través del Programa al Investigador (PPI). Miembro de la Unidad de Investigación y Estudios de
Género “Bella Carla Jirón Camacaro”. Docente – Investigadora del Departamento de Salud Pública.
Universidad de Carabobo. Núcleo Aragua.

“La mentalidad patriarcal ha forjado todo un conjunto de juicios


sobre la mujer, que cumplen este mismo propósito. Y tales creencias se
hallan tan arraigadas en nuestra conciencia que condicionan nues-
tra forma de pensar hasta un punto tal que muy pocas estamos dis-
puestas a reconocerlo” (Kate Millet, 1970:62)
RESUMEN

Este ensayo, está estructurado en dos miradas. Una primera mirada focalizada en torno a la
ética patriarcal y sus marcas ideológicas. Se abordan diferentes posturas teóricas en torno
al patriarcado, así como los sellos que han contribuido a conformar un sistema simbólico
donde se considera al hombre como lo humano por excelencia. En este sentido, lo femenino
es lo no humano, lo negativo, lo inferior. Se asume el patriarcado como una concepción
filosófica en cuanto discurso, acerca de la naturalización de la inferioridad de la mujer. Un
discurso falocrático, que ha servido para imponer la lógica dominante, una ética cargada de
valoraciones que descalifican a la mujer sellándola como naturaleza, lo inmodificable -
objetual. Una segunda mirada, donde se intenta visibilizar las implicaciones éticas de una
ideología sexista elaborada y sedimentada en función de una organización social
discriminatoria para las mujeres.

Palabras clave: Patriarcado-sujeción-mujer.

THE PATRIARCHY ETHIC OR THE HISTORY OF WOMEN DOMINATION

ABSTRACT

This essay is structured in two glances. A first look focuses on ethics patriarchal ideology
and its brands. Covers various theoretical positions on the patriarchy, and the seals that
have helped shape a symbolic system which considers man as the human par excellence. In
this sense, the feminine is not human, is negative and inferior. It is assumed patriarchy as a
philosophical concept in discourse about the naturalization of women’s inferiority. Falocrátic
speech, which has served to impose the dominant logic, ethics-laden assessments disqualify
women label as nature, as unchangeable object. A second glance, which tries to make visi-
ble the ethical implications of a sexist ideology developed and settled on the basis of a
discriminatory social organization for women.

Key words: Patriarchal- inferiority - women

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


104 Prof. María Cristina González Moreno

1. - EN CONTEXTO Una ideología sexista elaborada y sedimenta-


da en función de una organización social
La relación dominación- sumisión, entra por discriminatoria para las mujeres. Si las muje-
primera vez en la historia de la mano del hom- res conformamos más de la mitad de la huma-
bre al apropiarse éste de los medios y de los nidad, las consecuencias éticas que se derivan
modos de producción del cuerpo y de la vida de la ideología patriarcal deben ser develadas
de la mujer en otras palabras; la apropiación a fin de impactar la pretendida totalización y
patriarcal del mundo. universalidad de sus postulados. A decir de
Amorós, la legitimación de un discurso que
Una concepción filosófica en cuanto discur-
se pretende a sí mismo como el discurso de la
so, acerca de la naturalización de la inferiori- autoconciencia de la especie, debe ser puesto
dad de la mujer. Un discurso sesgado y per- en entredicho.
verso, que ha servido para imponer la lógica
dominante, una ética cargada de valoraciones La ausencia de la mitad de la especie
que descalifican a la mujer sellándola como es el gran lastre y la gran descalifica-
naturaleza, lo inmodificable objetual. ción del discurso presuntamente re-
presentativo de la especie humana
La perspectiva patriarcal y androcéntrica toma construida y ajustada consigo misma
al hombre como lo humano por excelencia. En como un todo en la forma de la
este sentido, lo femenino es lo no humano, lo autoconciencia, es un autos que pro-
negativo, lo inferior. Mirada que ha dominado clama unilateralmente su
el pensamiento filosófico occidental hasta protagonismo y arroja a la otra parte
nuestros días. de la especie del lado de la opacidad.
(Amorós, Ibídem. opcit: 25)
El patriarcado podemos definirlo como la su-
premacía masculina institucionalizada. Según Es oportuno aclarar que el sexismo tiene ma-
el diccionario de la Real Academia Española nifestaciones bien importantes mucho antes de
el patriarcado es definido como dignidad de la aparición de los tiempos modernos. En los
relatos bíblicos, la mujer fue creada a partir
patriarca. Organización social primitiva don-
del hombre, lo añadido, lo no creado. Repre-
de la autoridad es ejercida por un varón jefe
sentaciones simbólicas muy poderosas que han
de cada familia, extendiéndose este poder a los
servido para conformar un sistema socio po-
parientes aun lejanos de un mismo linaje. lítico, jurídico, económico, educativo etc.,
Etimológicamente hablando significa “gobier- donde la mujer es heterodesignada, es lo otro.
no de los padres”. En la tradición Judeo cristiana, el pacto de
Jehová fue sellado solamente con los varones.
El uso del término a partir de los años sesenta
como expresión de la teoría feminista, alude Ya Aristóteles había definido a los hombres
a la hegemonía masculina en las sociedades como la forma, principio de actividad mien-
antiguas y modernas. Sin lugar a dudas, el fe- tras que la materia relacionada con lo femeni-
minismo como crítica de la cultura patriarcal no, representaba la alogicidad y la pasividad.
se concreta no solo como crítica “La mujer era un hombre imperfecto”. Su cuer-
epistemológica sino como crítica ética po está inacabado como el de un niño y carece
Amorós, (1991: 22). de semen como el de un hombre estéril.

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


La ética patriarcal o la historia de la sujeción de la mujer 105

Enferma por naturaleza, se constituye La misoginia de las luces, decretó que las
más lentamente en la matriz, a causa mujeres no tenían derechos ni libertades. Fue-
de su debilidad térmica, pero envejece ron consideradas la clase ociosa, las impro-
más rápidamente porque todo lo que es ductivas.
pequeño llega más rápido a su fin. Las
hembras son por naturaleza, más débi- Rousseau (1993), considerado el Ilustrado mas
les y más frías y hay que considerar su anti ilustrado por su evidente misoginia, lo deja
naturaleza como un defecto natural. Lo muy bien precisado en su obra “El Emilio o de
masculino representa el poder la Educación”. Sofía por naturaleza, debe vivir
(dynamis) y lo femenino, la carencia su subordinación como algo natural, inheren-
(adynamis) (Aristóteles, citado por te a su condición de ser mujer. Cree firme-
Iglesias, 1996:17). mente que así como la especie humana está
dividida en dos sexos, la sociedad debe estar
En la antigua Grecia, Platón sellaba la función dividida en dos espacios: uno público lugar de
doméstica como propia de nuestra naturaleza. los hombres y otro privado y doméstico, es-
Para el filósofo son los hombres los que ge- pacio de la mujer.
neran la especie. En Roma, fuimos construi-
Bacón en el siglo XVII, sella las bases
das como incapaces e imperfectas, situadas en
patriarcales de la ciencia moderna, reafirman-
la escala social a nivel de los esclavos y las do la superioridad del sexo masculino y por
bestias. ende toda la producción científica; se ordena
Desde los presocráticos pasando por Platón, de acuerdo a una relación sujeto – objeto. Su-
jeto que conoce: el hombre. Objeto conoci-
Aristóteles, Hipócrates y Galeno, el cuerpo de
do: la naturaleza, la mujer.
la mujer fue considerado incompleto, su úni-
ca función era contener el semen destinado a Esta mirada dicotómica va a permear todos los
la procreación. El Psicoanálisis siglos des- espacios de la modernidad, justificando entre
pués, continuaría reproduciendo las marcas otras cosas la división sexual del trabajo y con
ideológicas de los filósofos antiguos. ello, las inequidades de género. Un discurso
que penetra todos los espacios de la vida
Esta concepción androcéntrica de lo femeni- relacional, con el propósito de reproducir unas
no como diferencia, se mantiene durante toda representaciones simbólicas donde la mujer
la edad media. La oposición público- privado debe seguir siendo construida desde una visión
quedo marcada con la expresión: “mujer- mun- eminentemente esencialista.
do- demonio y carne”. La mujer es represen-
tada como aquello que ha de ser redimido y Merece especial atención hacer referencia a
rescatado por la gracia sobrenatural. los pensadores modernos que más han conso-
lidado el sexismo. Hegel, (citado por Amorós,
El renacimiento abre nuevas posibilidades para 1991: 41) establece una profunda afinidad en-
las mujeres. El tema de la supuesta inferiori- tre la esencia de la eticidad y la feminidad.
dad de las mujeres es ampliamente rebatido. Veamos: Para el filósofo la eticidad está vin-
Recordamos a Christine de Pisan y a Poulain culada a la mediación inmediata. La Mediación
de la Barre quienes sientan las bases del dis- inmediata tiene que ver con la inmediatez, con
curso de la igualdad. la naturaleza, (ser- en- si; es decir, ser no cons-

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


106 Prof. María Cristina González Moreno

ciente (la mujer). El espíritu ético, estaría en- mía abstracción- intuición, correspondiendo
tre la naturaleza y la cultura, vive en la forma a la mujer la inmediatez, la connaturalidad, el
de inmediatez. Ella, la mujer además de ser conocimiento de lo semejante por lo seme-
naturaleza es mediadora por excelencia desde jante. La abstracción supone distancia entre
que el tabú del incesto la constituyo como sím- sujeto y objeto, elaboración y mediación.
bolo de los pactos. La eticidad está expresada
en términos de inmediatez del ser. Su comu- Kierkegaard, (citado por Amorós, 1991: 51)
nidad ética natural está en la familia. La fami- padre del existencialismo cuando habla de la
lia es lo más próximo a la naturaleza. mujer, la asume fuera de la existencia. Hablar
de existencia supone el filósofo, implica ir al
La mujer como ser ético inmediato, dirige to- encuentro de la problematicidad, de la nece-
das sus fuerzas hacia lo singular; es decir, ha- sidad de asumir riesgos y de elegir libremen-
cia la ley divina, ley no escrita, subterránea, que te. La mujer es esencia idéntica a sí misma, es
emerge del reino de las sombras y de lo más solo gracia, naturaleza pura.
profundo de la naturaleza, es decir de la femi-
nidad. Una ley divina, una ley de lo singular que Sartre, (citado por Amorós, 1991: 53) no es-
encuentra en la mujer su mensajera natural. capó a la misoginia cuando hace claras dife-
renciaciones entre el ser para sí y el ser en sí.
Existe una esencia ética universal, y una con-
ciencia singular, un ser en sí y un ser para sí. El ser en sí, es compacto, idéntico a sí mis-
La mujer en Hegel, no accede al estatuto de la mo, inerte, mera contingencia, lo factico, lo
individualidad ya que ésta (la individualidad) dado. El ser para sí, corresponde al proyecto
requiere un especial desarrollo de la humano, significa trascendencia, libertad,
autoconciencia y por supuesto un distancia- cuestionamiento de sí mismo. Lo femenino es
miento y despegue de la inmediatez. La mujer construido como lo viscoso, lo dócil, es la re-
en su determinación para la singularidad, no vancha del ser en sí, que se traduce en coque-
puede alcanzar la autoconciencia de lo univer- tería femenina.
sal es decir, no puede adquirir el derecho a la
apetencia y a la libertad. Queda bien claro como siguen siendo eviden-
tes en el pensamiento filosófico moderno, las
Schopenhauer, (citado por Amorós, 1991:49), ancestrales dicotomías: naturaleza- cultura-
en su abierta misoginia, nos coloca en el pla- sujeto –objeto, lo mismo y lo otro- inmanen-
no de la concreción. Somos las depositarias cia y trascendencia. Discursos falocráticos que
de los derechos de la especie. han permeado todo el tejido social.

Al ser incapaces de plantear problemas de con- El patriarcado no es el gobierno del anciano


ciencia, somos incapaces de trascender y abs- sabio y bondadoso todo lo contrario, es una
traer, marchamos como una sola mujer al en- situación de dominación y por ende de explo-
cuentro de los hombres. Al ser solo naturale- tación. Hegemonía masculina y
za, solo contamos con la astucia para poder androcentrismo cultural, una Herrschaft en el
esconder nuestra debilidad. sentido weberiano.

La injusticia es el defecto capital de la natura- El patriarcado no es una esencia, es una orga-


leza femenina. Aparece claramente la dicoto- nización social o conjunto de prácticas que

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


La ética patriarcal o la historia de la sujeción de la mujer 107

crean el ámbito material y cultural que les es to tienen algo que repartirse: su dominio y
propio y que favorece su continuidad. La so- hegemonía sobre las mujeres Cobo, (1995:63)
ciedad patriarcal se montó sobre una ética de
la sumisión, la cual se expresa en la obedien- La única función reconocida por el patriarcado
cia de unos modelos de comportamiento se- como identificadora del papel de la mujer en
dimentados en todo el tejido social. Episteme la sociedad, es la de un cuerpo destinado solo
que se encargó de su enmascaramiento y re- a la procreación. “La sociedad patriarcal le ha
producción. Patriarcado que nos deshumanizó permitido a la mujer entrar en el orden sexual
en una suerte de complicidad que ha servido solo como objeto y no como sujeto, por tan-
de sostén a un sistema autoritario y to, es el hombre quien posee el dominio del
segregador. Modelo que se convirtió en el pa- placer” (Camacaro, 2008: 41)
radigma dominante. Hartman, (1980) explica el patriarcado como
Alda Faccio, (1995) lo define como: el conjunto de relaciones que si bien son je-
rárquicas, establecen vínculos de interdepen-
Un sistema que se origina en la fami- dencia y solidaridad entre ellos para dominar
lia dominada por el padre, estructura a las mujeres.
reproducida en todo el orden social y
Sin lugar a dudas, el patriarcado consolida sus
mantenida por el conjunto de institu-
raíces en el espacio cultural burgués e ilustra-
ciones de la sociedad política y civil,
do. En la modernidad, el principio de la razón
orientada hacia la promoción del con-
constituye la sustancia de la subjetividad hu-
senso en torno a un orden social, eco-
mana idéntica para todos los hombres. Las le-
nómico, cultural, religioso y político
yes que regulan el funcionamiento de la nueva
que determinan el grupo, casta o clase
sociedad, son presentadas como leyes natura-
compuesto por mujeres, siempre está
les. Naturaleza y cultura se sellaron en el ima-
subordinado al grupo, casta o clase
ginario colectivo como dos polos dicotómicos.
compuesto por hombres (p: 43)
La cultura (asociada a lo masculino) debe do-
Una suerte de pacto interclasista entre los
minar a la naturaleza (asociada a lo femeni-
hombres donde se constituye a los varones no), domesticarla y ponerla a su servicio. Me-
como el género en el sentido del realismo de táfora que ha tenido profundas implicaciones
los universales. Ellos son la especie humana, éticas en la conformación de unas representa-
los elegidos como los verdaderos protagonis- ciones ideológicas en torno a la mujer y el
tas de la vida social, sujetos de derechos, pa- papel que debe jugar en la sociedad.
trimonio que todos usufructúan. Los únicos
capaces de elevarse a la autoconciencia como Nos referimos a la naturalización social de la
portadores por excelencia del logos. mujer, anulándose toda posibilidad de cambio.
En tanto tal, las mujeres estamos condenadas
Este sistema de relaciones se construye en el al esencialismo biologicista: La biología
espacio de los iguales, una suerte de fuerzas como destino.
políticas conformadas por quienes detentan el
poder, reconociéndose a sí mismos como sus Esta dicotomía naturaleza- cultura encierra lo
legítimos titulares. Los iguales existen en tan- interior y lo exterior. Lo interior, lo privado

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


108 Prof. María Cristina González Moreno

asociado al hogar, es el espacio que corres- Riane Eisler, (1991), profundiza esta temáti-
ponde a la mujer por su naturaleza. Lo exte- ca en su obra “El cáliz y la espada”, obligada
rior, lo público es el dominio del hombre. lectura para develar los pasajes de una época
Resulta evidente que en la ideología patriar- antigua en la cual prevalecieron la creatividad
cal, la naturaleza es norma para la mujer, debe y el afecto y donde reinaba una diosa benevo-
irremediablemente ajustarse a ella constitu- lente. Un excelente relato que nos permite
yéndose en norma de la norma. adentrarnos en las transformaciones
socioculturales que sufrió el mundo de la dio-
Valcárcel, (1991), señala que el concepto de sa. Una preocupación ética por visibilizar el
patriarcado sufrió evoluciones a partir del si- silencio y la negación que la cultura occiden-
glo XIX. Bachofen y Morgan plantearon la hi- tal se encargó de borrar.
pótesis de la existencia de un matriarcado ori-
ginario, reemplazado por el dominio patriar- Levy- Strauss, (1969) señala que los sistemas
cal. Un nuevo sistema jerárquico que vino a de parentesco definen quien es la mujer per-
reemplazar a la diosa. mitida y quien la prohibida. El tabú del inces-
to, posibilitó intercambiar a las mujeres como
Dentro de las hipótesis que se manejan sobre objetos simbólicos poniéndose de manifiesto
el origen del patriarcado, Puleo, (1995), pre- el carácter ancestral de la dominación. “La
cisa un primer momento donde existió un or-
opresión de la mujer, hay que situarla siempre
den primigenio matriarcal. Un matriarcado
dentro de un orden simbólico ya constituido
originario. La mujer era poseedora de las téc-
que redefine culturalmente los papeles de
nicas de la caza y la pesca así como de los po-
macho y hembra humanos; y este orden no es
deres mágicos de la fecundación.
sino el de las estructuras del parentesco”
Siguiendo el hilo que teje la red, otro relato p:103.
sobre la aparición del patriarcado tiene que ver
con el papel que jugó la caza durante el proce- Es dentro de las estructuras del parentesco
so de hominización. Se cree que la fraterni- donde las mujeres están situadas como tales.
dad viril toma cuerpo cuando se comienzan a Con la aparición de la propiedad privada, sur-
compartir peligros, estrategias y logros. Las gen la esclavitud, el matrimonio monogámico
actividades de caza son monopolizadas por los y la dominación de la mujer, a quien se le exi-
hombres dejando para las mujeres las activi- girá la monogamia para asegurar la paternidad
dades de recolección. Las mujeres se hacen legitima Engels, (1972). Postura que tiene el
cada vez más sedentarias. Todo este proceso mérito de haber tomado distancia de las ex-
evolutivo posibilita la asociación mujer- na- plicaciones biologicistas y esencialistas. Una
turaleza, hombre- cultura. relacion directa entre patriarcado y propiedad
privada.
El poder de la diosa, fue desdibujándose gra-
cias a la aparición de hordas de pillaje donde No podemos dejara de mencionar a Simone de
se instauró un estado de guerra y dominación. Beauvoir quién publica en 1949 “El Segundo
Guerra y poder masculino se consolidaron. El sexo”, uno de los textos más emblemáticos e
dominio de la diosa, fue totalmente negado influyentes del feminismo contemporáneo. La
por el saber académico patriarcal y misógino autora deja bien claro que no se nace mujer,
de la modernidad. se llega a serlo. No existe ningún destino bio-

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


La ética patriarcal o la historia de la sujeción de la mujer 109

lógico, psíquico o económico que nos defina, Fueron las feministas radicales quienes se
puntualiza. Es la civilización la que se encarga apropiaron del término como punto de partida
de calificar lo femenino. para visibilizar las relaciones de poder basa-
das en la diferencia sexual. Citamos a Kate
Dentro de los diferentes movimientos femi- Millet, (1970), quién define al patriarcado
nistas mencionamos a las feministas socialis- como una política sexual ejercida fundamen-
tas quienes consideran al patriarcado y al ca- talmente por los hombres hacia las mujeres.
pitalismo, como sistemas que conviven, se
adaptan y se sostienen mutuamente. En tanto tal, el patriarcado deviene en una po-
lítica de dominación. Con el lema “Lo perso-
Precisan que así como la lucha del proletaria- nal es político”, la autora inicia todo un movi-
do tiene que focalizarse en las contradiccio- miento que permite colocar sobre el tapete
nes entre las relaciones de producción capita- todo un sistema opresor legitimado y muy bien
listas y el desarrollo de las fuerzas producti- guardado en el espacio de lo privado.
vas; de igual forma la lucha feminista debe
centrarse en las contradicciones entre las le- No todas las feministas utilizan el término
yes del patriarcado y la familia nuclear. patriarcado por considerarlo un tanto
encasillador. Prefieren utilizar el término
Sin lugar a dudas, el patriarcado fue posible sexo/ género. Otras como Amorós, (1992) lo
en la medida en que las mujeres fueron con- consideran sinónimos señalando que “la socia-
troladas a través de un orden simbólico. En la lización de género tiende a inducir una identi-
medida en que ese orden simbólico se fractu- dad sexuada, determina un rango distinto para
re y se construya un nuevo marco cultural, hombres y mujeres, y prescribe un rol sexual
podremos ir redefiniendo los habitus que oc- desde los gestos hasta las actividades sexua-
cidente ha impuesto. Unos valores femeninos les y laborales…” p: 25
mistificados por la propia cultura patriarcal
que los ha sedimentado en el imaginario co- Al respecto Comesaña, (2004) señala: “ Des-
lectivo. de nuestra perspectiva, consideramos que no
solo el término sino el concepto de
Ortner, (1974) por la década de los 70, señaló patriarcado debe ser mantenido, pues no solo
que todas las culturas consideraron a la mujer visibiliza mejor el problema del poder que está
como algo que debe ser dominado. El cuerpo en la base del sistema de sexo- género, sino
de la mujer es la causa de su subordinación que expresa una problemática en clave histó-
precisa. rico – antropológica.” p:10
Otro interesante planteamiento es desarrollado El patriarcado como categoría de análisis, per-
por Chodorow (1984), quién asume que la mite visibilizar los diferentes espacios donde
misoginia patriarcal proviene de la etapa de la se expresa la dominación masculina y su im-
afirmación del ego masculino. Siendo las pacto en la vida de las mujeres.
madres las encargadas de la crianza de los
hijos, éstos para afirmar su identidad Puleo, (1995) habla de patriarcado de coer-
masculina, se ven obligados a desarrollar ción y patriarcado de consentimiento. Aclara
conductas agresivas en torno a la figura que en todo sistema patriarcal estos elemen-
femenina que conocen. tos están presentes simultáneamente. Señala

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


110 Prof. María Cristina González Moreno

que las sociedades de mayor violencia repre- to tal, doméstico y público se convierten en
siva patriarcal, tienen altos niveles de acepta- esferas jerarquizadas y antagónicas.
ción de sus normas, producto de la socializa-
ción. Definitivamente, el término ha servido para
interrogar a la realidad social. Para algunos/as
Por otro lado, la ley prohíbe la discriminación pensadores/as, el patriarcado no existe más,
por razones de sexo, y sin embargo, las muje- simplemente porque hemos llegado a la so-
res siguen sufriendo la coerción de un merca- ciedad transexual.
do laboral totalmente desfavorable por ejem-
La apuesta hoy, es por reestructurar nuestra
plo. La mujer cree obrar en libertad, cuando
comprensión de cara a las complejidades que
en realidad está siendo sometida a nuevas pre-
tenemos que abordar en este milenio. Desafío
siones e inequidades de género (doble y triple
que pasa por construir un nuevo orden simbó-
jornada, migraciones y esterilizaciones forza- lico, un nuevo estilo de relaciones colectivas,
das, feminización de la pobreza, femicidio) un nuevo orden sociocultural, una reconstruc-
La sexualidad femenina siempre ha sido obje- ción de lo femenino desde nosotras mismas.
to de control y manipulación por el poder pa- Desarrollar, nuevas relaciones entre mujeres,
triarcal. Esto ha devenido en una doble moral un reconocernos desde nosotras mismas
sexual, una para hombres y otra para las muje- (affidamento). Una relacion dialéctica entre las
res, apelando en todo momento a los mujeres, con un amplio proyecto político
esencialismos. como plataforma de acción.
Control de la sexualidad, limitación de la au- Finalmente, es un imperativo trascender el
tonomía y apropiación del cuerpo, de los pro- concepto tradicional de la moral misógina, la
ductos del cuerpo y de la fuerza de trabajo de cual se basa precisamente en que hay un solo
las mujeres por los hombres; son las caracte- canon de principios y reglas que valen para
rísticas del patriarcado de coerción. todos/as. Es precisamente esta ética univer-
salmente valida, la expresión más fehaciente
Sin lugar a dudas, el patriarcado es un sistema de la hegemonía patriarcal y el leit motiv de
milenario que va adaptándose a cada nueva es- las luchas feministas.
tructura económica y política.
2.- PATRIARCADO- MARCAS QUE DE-
“El patriarcado es el conjunto meta estable de JAN HUELLAS
pactos, entre los varones, por el cual se cons-
tituye el colectivo de éstos como género- sexo Un elemento central de este proceso domina-
y correlativamente, el de las mujeres” dor, ha sido la Invisibilización de las
(Amorós, 1992:52). inequidades de género, basándose en la idea
de la universalidad que ha servido para susten-
Rosaldo (1974), señala que a pesar de las di- tar el androcentrismo a todos los niveles. Se
ferencias entre las culturas, las mujeres por naturalizaron las relaciones desiguales en to-
su capacidad reproductora son relegadas al dos los órdenes de la vida relacional y societal.
ámbito doméstico, mientras que a los hombres Gracias al patriarcado y a la naturalización de
se les reserva el espacio de lo público. En tan- las diferencias se han perpetuado una serie de

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


La ética patriarcal o la historia de la sujeción de la mujer 111

inequidades de género la mayoría de ellas rioridad y por ende la sumisión como una con-
invisibilizadas y naturalizadas. dición natural.

En este sentido, la valoración social la crea el El poder es sinónimo de imposición, coac-


hombre dominante, el hombre con poder apo- ción, persuasión, productor de formas de pen-
yado en su sexo. Las mujeres se ven afectadas sar sentir y actuar. En consecuencia, no puede
por dicha escala de valoración social que las ser ejercido sino como violencia la única for-
inferioriza, reglas universales y representacio- ma que tiene para imponerse. Derecho del pri-
nes colectivas que se han impuesto como ta- vilegiado, derecho del dominador. Su mejor
les en el mercado de bienes simbólicos, don- arma para imponerse es la violencia que se ha
de impera definitivamente lo masculino como perpetuado como resultado de unas
violencia simbólica. inequidades estructuralmente arraigadas en el
aparato cognoscitivo.
Este poder que se define como el dominio
ejercido de unos sobre otros y los medios de La dominación masculina puede definirse
que hace uso este poder; aparecen como como la arqueología de la violencia simbóli-
condicionantes de una estructura social basa- ca, poder que logra imponer significaciones
da en la inequidad. El poder por naturaleza es como legítimas, disimulando las relaciones de
dominación, es imposición, es control y la cla- fuerza en que se funda su propia fuerza.
ve de su permanencia es la coacción. En con-
secuencia, la violencia es expresión del poder La violencia simbólica se logra a través de una
de unos sobre otros/as. errónea apreciación de la realidad. Hombres y
mujeres reconocen la dominación masculina
Poder y violencia se conjugan como una rela- como el legítimo orden social de la vida. La
ción sinérgica que se materializa en múltiples lìbido del hombre está socialmente constitui-
formas. Como bien señala Comesaña, da como la lìbido dominante.
(1991:15), la violencia como coacción física
y como coerción tiende a ocultarse tras la vio- A fin de visibilizar las marcas ideológicas que
lencia disimulada de la ideología. Gracias al ha sellado el patriarcado, se hace imprescin-
carácter oculto de la ideología, el uso de la dible hablar desde el feminismo, haciendo uso
fuerza aparece como normal y natural, siendo de la categoría de género, lo cual permite po-
aceptada voluntariamente por los dominados ner en evidencia unas relaciones desiguales y
en este caso, las mujeres. de esta forma ubicarla en función de sus de-
terminantes socio- históricas. El género es de-
La ideología dominante se constituye en el finido como “Una construcción social que
soporte del poder. Allí encontramos la razón asigna al sexo un conjunto de comportamien-
que nos permite comprender y explicar la pa- tos y normas que los diferencia y articula den-
sividad y el sometimiento de las mujeres a tra- tro de unas relaciones de poder” (Artiles,
vés de los tiempos. La ideología como pro- 2001: 2).
ductora de verdades, en tanto tal, posibilita la
conformación de unas representaciones socia- La categoría de género, permite distinguir lo
les, unos sellos que han sedimentado en el social de lo biológico superando la creencia
imaginario colectivo de las mujeres, la infe- de que las desigualdades en dichas relaciones,

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


112 Prof. María Cristina González Moreno

son determinadas por diferencias genéticas u ideológicos y definiciones sexuales que vie-
hormonales. nen a justificar y a legitimar la opresión y la
violencia en todas sus manifestaciones.
A lo largo de la historia, todas las sociedades
se han construido a partir de las diferencias González, (2006:140), precisa cuatro elemen-
anatómicas entre los sexos, convirtiendo esa tos constitutivos del sistema de género: lo sim-
diferencia en desigualdad social y política. bólico, lo normativo, lo político, lo
institucional y lo subjetivo. Elementos que
Esta construcción social, opera a través de la tipifican los roles y marcan los sellos ideoló-
socialización, el control social y el control gicos que sedimentan las desigualdades.
institucional. Modela las motivaciones, expec-
tativas y comportamientos de las personas, el Definitivamente, esta inequidad en las relacio-
funcionamiento de la familia, los grupos, las nes de género constituye el sustento de unas
instituciones, los sistemas, la socialidad en relaciones de poder que abonan el terreno de
todas sus manifestaciones. la violencia en todas sus manifestaciones.

El género está basado en un proceso pedagó- La violencia la entendemos como acciones o


gico asumido por la familia, la escuela, la igle- conductas que causan muerte, daño, sufrimien-
sia, los medios de comunicación entre otros to físico, sexual o sicológico (Rivero,
aparatos condensadores de sentido. Se cons- 1997:17).
truye y legítima lo masculino como superior En la visión de Wieviorka, (2001:41), la vio-
y lo femenino como inferior en torno a cuatro lencia no es más que la incapacidad del sujeto
ejes: la reproducción, el mundo del trabajo y de convertirse en actor. Es la marca del sujeto
el poder público. Este proceso de construc- contrariado, negado o violentado, la marca de
ción de identidades de género, va a marcar la una persona que ha sufrido una agresión bien
forma de relacionarse hombres y mujeres. Las sea física o simbólica. El autor precisa que la
desigualdades en las relaciones de género, se violencia se produce porque ha habido una ne-
desarrollan desde la niñez a partir de patrones gación de las subjetividades, como consecuen-
de crianza, primer paso para entrar en contac- cia de una profunda pérdida o ausencia de
to con las separaciones. Construcción cultu- autovaloración.
ral que se ha plasmado históricamente en for-
ma de dominación masculina y sujeción feme- Vivimos en un planeta marcado por la violen-
nina. cia, a tal punto de haberla interiorizado en
nuestro equipaje cognitivo como algo normal
Esta jerarquización sexual, se ha materializa- y natural. Problemática de grandes proporcio-
do en sistemas sociales y políticas nes y de profundas consecuencias sociales para
patriarcales. Una sociedad dividida simbólica las mujeres.
y empíricamente en dos géneros, significa que
su estratificación económico- política y el Camacho, (1990: s/p). Precisa que es necesa-
reparto de sus roles responde a esta división rio trascender la conceptualización de la vio-
sexual. lencia como meros actos físicos, para asumir-
la como la expresión de una sociedad marcada
Esta construcción social montada sobre pro- por la dominación de unos y la sumisión de
fundas desigualdades genera mecanismos otros/as.

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


La ética patriarcal o la historia de la sujeción de la mujer 113

Precisar las relaciones de género para enten- la conferencia mundial del decenio de las na-
der la violencia, como expresión de unas rela- ciones unidas para la mujer, se hizo una im-
ciones desiguales, obliga a echar mano de al- portante declaración sobre la violencia contra
gunos aspectos que tienen que ver con la vio- la mujer en la familia, tipificándose ésta como
lencia de género. Entendiendo por violencia delito.
de género:
En 1989 la conferencia mundial de Nairobi,
El ejercicio de la violencia que refleja publica un informe sobre trabajos realizados
la asimetría existente en las relacio- dentro de la temática “Violencia contra la
nes de poder entre hombres y mujeres Mujer en la Familia”.
y que perpetúa la subordinación y des-
valorización de lo femenino frente a Definitivamente, no es posible hablar de cre-
lo masculino. La diferencia entre este cimiento si la calidad de vida de mujeres se ve
tipo de violencia y otras formas de perturbada y amenazada por la fractura del te-
agresión y coerción estriba en que en jido social; quedando la condición de ciuda-
este caso, el factor de riesgo o de vul- danía sin legitimidad.
nerabilidad se da por el solo hecho de
En el discurso, esta condición nos convierte
ser mujer. Álvarez, (1997: p. 23).
en portadoras de derechos sin ningún distingo
En las últimas décadas, la violencia ha sido in- de clase, aunque en la cotidianidad sabemos
corporada en las agendas de los organismos perfectamente que esta igualdad es solamente
internacionales por representar una problemá- declarativa una mera abstracción
tica que atenta de manera frontal contra la universalizante Huggins, (1997:3). Una cosa
sostenibilidad democrática. es la igualdad formal ante la ley y otra la igual-
dad fáctica.
En el discurso del Banco Mundial, la violen-
cia tiene graves implicaciones para el soste- La exclusión, la discriminación, la pobreza
nimiento de las débiles democracias especial- extrema, la violencia de género, han contribui-
mente en América latina, donde existe una pro- do a erosionar aún más los lazos de solidari-
funda desarticulación entre las políticas eco- dad social y con ello la inestabilidad de los
nómicas y las políticas sociales ocasionando procesos democratizadores.
esta situación altísimos índices de violencia y
La violencia ejercida contra las mujeres, ha
criminalidad, problemática que pone en peli-
invadido todo el tejido social y es al mismo
gro la gobernabilidad de nuestras débiles de-
tiempo causa y efecto, transformándose en un
mocracias.
círculo vicioso: poder- violencia- subordina-
A partir de la década de los 70, se ha generado ción. En opinión de Kliksberg, (2001:80), este
todo un interés por estudiar el fenómeno de la deterioro está ligado a múltiples causas sien-
violencia especialmente contra la mujer. do el aumento de las polarizaciones sociales;
uno de los factores que colocan a América
En 1975 en la conferencia mundial del año in- Latina como el continente de mayor desigual-
ternacional de la mujer, se adoptaron planes dad en todo el planeta; presentando el peor
de acción para avanzar en el logro de la igual- coeficiente de desigualdad en la distribución
dad en los derechos y oportunidades. En 1980 de los ingresos.

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


114 Prof. María Cristina González Moreno

Es indiscutible como este deterioro social, sexual del patriarcado y por supuesto, su fun-
incide en el aumento de la violencia. Amplios ción no ha sido otra que velar por su repro-
sectores han pasado a engrosar las filas de los ducción. Esto se ve claramente reflejado en
llamados nuevos pobres, y los llamados po- los procedimientos jurídicos carentes total-
bres han engrosado las filas de la extrema po- mente de perspectiva de género.
breza. Los grupos más afectados son las mu-
jeres, fenómeno conocido como la En este sentido, es poco o nada lo que las mu-
feminización de la pobreza. Esta problemáti- jeres pueden esperar de esta estructura. La
ca pone sobre el tapete cómo un gran porcen- reforma constitucional en Venezuela, ha dado
taje de mujeres jefas de hogar, pertenecen a un paso bien importante en función de permi-
los estratos más humildes y empobrecidos de tir en lo formal, una mayor igualdad entre hom-
la población. Situación que está generando una bres y mujeres sin embargo, es mucho el ca-
violencia creciente donde las mujeres están mino que aún hay que recorrer para que esos
cada vez más involucradas. intentos encuentren espacios de legitimidad ju-
rídica para su concreción. El código civil a
La violencia indiscutiblemente es correlativa pesar de haber sido objeto de reforma aún
a la condición de género, a la condición de guarda en su seno las huellas de la sociedad
subordinación de las mujeres y se presenta en patriarcal. Los cambios que se han producido
todos los espacios de la vida societal. Esto a nivel jurídico, no representan un factor de-
significa que las mujeres se enfrentan terminante de transformación social para las
cotidianamente a diferentes formas de expre- mujeres, es necesario que se fracture el siste-
sión de la violencia, daño que finalmente sig- ma de necesidades impuesto por la domina-
nifica la reproducción de su subordinación y ción patriarcal, para que podamos construirle
de la violencia misma, trayendo como conse- legitimidad a la equidad entre los géneros.
cuencia graves implicaciones sociales. Hoy por hoy, es una necesidad imperiosa el
La forma como se perciben las relaciones de logro de una jurisprudencia con perspectiva de
género que rompa con esos viejos criterios
género, refleja una concepción del ser huma-
patriarcales y que tome en cuenta las graves
no como persona. Durante mucho tiempo, la
consecuencias que acarrea la violencia en la
visión del ser humano ha estado ubicada en
vida de las mujeres. Violencia que es expre-
polaridades. Los sistemas sociales se han ba-
sión de la violación permanente de sus dere-
sado en diferencias de poder que pueden ubi-
chos como humanas.
carse en una relación continua de dominación-
sumisión en donde hombres y mujeres se re- Aunque parezca obvio que los derechos huma-
lacionan en espacios de marcada desigualdad. nos de la mujer están teórica y formalmente
contenidos en los derechos humanos; nuestra
La política sexual del patriarcado se hace sen- vida cotidiana revela una realidad bien distin-
tir en el campo de lo jurídico. El sistema jurí- ta. La razón es muy evidente ya que el paradig-
dico como el pilar que soporta el orden social ma de lo humano sigue siendo el sexo mascu-
vigente, se constituye a partir de la violencia lino.
como mediación para imponer la ley del más
fuerte. Es indiscutible que el derecho que nos En este sentido, el derecho que nos ampara no
ampara, no puede sino fundarse en la política puede sino fundarse en la política sexual del

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


La ética patriarcal o la historia de la sujeción de la mujer 115

patriarcado y por ende en el soporte del orden propias diferencias, a fin de subvertir los va-
imperante caracterizado por la inequidad en la lores establecidos por la ética patriarcal, ta-
forma como nuestros derechos son asumidos. rea impostergable de los feminismos en su
Huggins (1997:4) señala que la verdadera con- misión por la construcción de una sociedad
quista de nuestro derecho a tener derechos, liberada de una vez por todas, de la carga abru-
pasa por redefinir la esfera de lo público y de madora del poder de unos sobre otras.
lo privado redefiniendo derechos y deberes
para el ejercicio de la ciudadanía. Una ética feminista que fracture las
racionalizaciones que han consolidado la mo-
En palabras de la autora, tratar a los diferentes ral falocratica y patriarcal y por supuesto, que
como iguales, ha contribuido a sedimentar la ponga en jaque el doble código de moralidad
inferioridad ya que el discurso de la universa- que tanto daño ha hecho a las mujeres. Una
lidad de los derechos, es simplemente un sub- ética feminista que fracture la demarcación
terfugio discursivo para esconder las profun- simbólica, responsable de la separación y di-
das inequidades de género. ferenciación de funciones a partir del sexo.
Una ética feminista, que logre construir una
Una ciudadanía con igualdad de derechos aún sociedad fundada en valores de solidaridad y
siendo diferentes, implica una socialidad y una respeto mutuo.
socialización que construye actores/as socia-
les y no sujetos sujetados. Hablar de construc- “El feminismo debe redefinirse como femi-
ción de ciudadanía para las mujeres, pasa por nismo de la sospecha y convertirse desde esa
asumirla como una entidad sociopolítica y actitud en un movimiento de crítica de la cul-
psico-social que se construya en la vida coti- tura masculina y de sus opciones, desde posi-
diana y que esté atravesada por procesos de ciones lucidas y auto conscientes, no desde
socialización diferencial. La apuesta es por una una conciencia ilusoria y mistificada”
ética feminista, que posibilite la equidad res- (Amorós, 1991:152)
petando las diferencias. Una ética feminista
BIBLIOGRAFÍA
que permita la construcción de una nueva teo-
ría del poder. “…. un campo de posibilidades, Amorós, Celia. (1991) Hacia una crítica de la ra-
como el juego posible de la objetivación de zón patriarcal. Barcelona, España: Anthropos.
una gama de proyectos de vida
————————— (1992) Notas para una
individualizados” (Amorós, 1991:112). teoría nominalista del patriarcado. Universi-
dad Jaume. Castellón, España: Investigación
Esta conquista de la individualidad, es solo un
Feminista Nº1.
momento para lograr fracturar el sistema de
dominación patriarcal. El otro momento, es- Álvarez, Ofelia. (1997) Violencia hacia la mujer.
taría dado por el logro de la paridad en el es- Conceptos y dimensiones. Revista Venezola-
pacio público y la democratización del ámbi- na de Estudios de la Mujer. Vol. 2. No 5. Octu-
to privado. bre – Diciembre. U.C.V. Caracas, Venezuela.
Artiles, Leticia. (2001) Políticas de salud desde
Todos nuestros esfuerzos tienen que tender una perspectiva de género. Curso itinerante
hacia la construcción de una ética feminista género y salud. Material mimeografiado. Ins-
que reafirme nuestras propias diferencias tituto de Altos Estudios de Salud Pública. Vene-
como un valor. Reconciliarnos con nuestras zuela.

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10


116 Prof. María Cristina González Moreno

Beauvoir, Simone. (1981) El segundo sexo. Bue- Huggins, Magaly. (1997) Género, violencia do-
nos Aires, Argentina: Aguilar. mestica y construcción de ciudadanía. VII
Congreso Latinoamericano de Medicina Social.
Camacaro, Daisy (2008) Histerectomía: El ros-
Problemas y desafíos de la salud colectiva. Bue-
tro oculto de la violencia médica. Una aproxi-
nos Aires, Argentina.
mación desde el género. (Tesis doctoral no
publicada.) Universidad de Carabobo. Venezue- Iglesias, Pilar. (1996) La visión del cuerpo de la
la. mujer en el mundo clásico. (Tesis doctoral no
Camacho, Graciela. (2000) Criminalidad violen- publicada). Universidad de Málaga, España.
ta. Disponible en: http//.org.ve/ idm97violencia
co/ hc. (Extraído el 15 de Septiembre del 2004). Kliksberg, Bernardo. (2001) El Capital Social.
Universidad Metropolitana Caracas, Venezue-
Comesaña, Gloria. (1991) Mujer, poder y violen- la: Panapo.
cia. Universidad del Zulia.Venezuela.
Levy- Strauss, Claude. (1969) Las estructuras
————————— (2004) La ineludible me- elementales del parentesco. Buenos Aires,
todología del género. Universidad del Zulia. Argentina: Paidos.
(Mimeografiado).
Millet, Kate. (1970) La Política Sexual. México:
Cobo, Rosa. (1995) Género. Pamplona, España: Aguilar.
Editorial Verbo divino.
Ortner, Sherry. (1974) Is female to male as
Chodorow, Nancy. (1984) El ejercicio de la ma- nature is to culture. En Rosaldo, M. Women,
ternidad. Trad. Oscar Molina Sierralta. Barce- culture and society. University Press. Standford.
lona, España: Gedisa.
Puleo, Alicia. (1995) Patriarcado. Pamplona, Es-
Engels, Federico. (1972) El origen de la familia, paña: Ed. Verbo divino.
la propiedad privada y el Estado. Cuba: Edi-
ciones Políticas. Rosaldo, Michelle. (1974) Woman, culture and
society. University Press. Standford.
Facio, Alda. (1995) Cuando el género suena cam-
Rivero, Virginia. (1997) La violencia contra la
bios trae. Metodología para el análisis de
mujer. Una barbarie en pleno siglo XXI.
género del fenómeno legal. Mérida, Venezue-
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer.
la: Fondo Editorial La Escarcha Azul.
Vol.2. no 5 - octubre- diciembre. Caracas, Ve-
González, María (2006) Misión Barrio Adentro. nezuela.
Conquista del espacio de lo público en sa-
Rosseau, Jean Jacques. (1993) Emilio o de la edu-
lud o profundización de las inequidades de
cación. Bogotá, Colombia: Ediciones Univer-
género. En Delgado Yamile y otra (Coordina-
sales.
doras). Mundo de Mujeres. Universidad de
Carabobo. Venezuela. Valcárcel, Amelia. (1991) Sexo y Filosofía. So-
bre Mujer y poder. Barcelona, España:
Hartman, Heidi. (1980) Un matrimonio mal ave- Anthropos.
nido. Hacia una unión más progresiva entre
marxismo y feminismo. Disponible en: Wieviorka, Mitchel. (2001) Interpretar la violen-
bdigital.uncu.edu.ar/digital/.../1500/ cia más allá de la criminalidad. Espacio Abier-
raguerofeminismo.pdf - 79k. (Extraído el 4 de to. Vol. 10. No 3. Julio- septiembre. Universi-
marzo del 2007). dad del Zulia. Venezuela.

Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10

Вам также может понравиться