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En Venezuela según un estudio realizado por Alida Villegas, Luis Galván y Rosa
Reyes, titulado “Gestión ambiental bajo ISO 14001 en Venezuela”, publicado en la
revista Universidad, Ciencia y Tecnología; indica que las grandes industrias son las
que generan más del 80% de la contaminación industrial en el país, claro que, esto
no deja de lado el potencial contaminador de las pequeñas y medianas industrias,
generalmente son menos detectados y menos controlados, igualmente, hace
mención que estas empresas presentan problemáticas en la introducción de nuevas
tecnologías dirigidas a la gestión ambiental alegando las siguientes razones:
Escasos recursos financieros y tecnológicos, competencia desleal, demanda de
conocimiento especializado y el desarrollo limitado del segmento de consultoría
ambiental dispuesto a tender este tipo de industria, no obstante, a nivel local, las
instituciones municipales, estadales y nacionales asumen un papel cada vez más
importantes en la tarea de hacer cumplir las normas, en los programas de
saneamiento, y en el desarrollo de la educación ambiental en todos los niveles de
formación académica, además de ello la ISO 14001 es una norma aceptada
internacionalmente que establece cómo implantar un sistema de gestión ambiental
(SGA) eficaz. La norma se ha concebido para gestionar el delicado equilibrio entre
el mantenimiento de la rentabilidad y la reducción del impacto ambiental, en otras
palabras, en Venezuela están dadas las condiciones a nivel constitucional,
legislativo, educativo y de normativa nacional e internacional para que las empresas
bien sea grandes, medianas o pequeñas tengan sus propios SGA.
Por tanto, tenemos todo un sistema legal en materia ambiental, en donde el Estado
tiene el rol protagónico, en el sentido de que es el que articula, organiza y sanciona.
Sin embargo, la realidad es otra; pese a toda esta estructura, que va desde la
información a la ciudadanía de los proyectos; pasa por la obligación de los estudios
y consulta pública de los proyectos; con una participación activa de la comunidad;
previendo la descentralización de la competencia, hasta llegar a las sanciones
pecuniarias y privativas de libertad y termina con la responsabilidad objetiva de la
empresa contaminante. No disfruta el venezolano de su derecho a un ambiente
sano, seguro y ecológicamente sustentable.
En Venezuela tenemos una situación compleja, en razón a que el gobierno, por una
parte, sanciona leyes desconcentrando poder y, por la otra, su actuación política no
está dirigida a consolidar su revolución (proyecto personal). Por ello, en lugar de
promover la educación ambiental, promueve la formación socialista; rechaza la
producción de etanol que es menos contaminante; no ejecuta políticas públicas
dirigidas a la descontaminación de las aguas; no ha podido con la basura de las
ciudades; las empresas del Estado se han convertido en las más contaminantes Ej.:
la Refinería de Puerto La Cruz que contamina con gases y ruido a los habitantes del
Barrio El Refrán, donde sobrevive una comunidad al costo de su salud, ya que la
pobreza los sembró allí, donde niños padecen afecciones bronquiales, causados
por los gases de la refinería.
Debido a esto nos encontramos con artículos encabezados con títulos como “LA
GESTIÓN AMBIENTAL PIERDE JERARQUÍA EN VENEZUELA” en periódicos
como el IMPULSO (13 de oct 2014).