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DIEGO FERNANDO INSANDARÁ SINSAJOA

FACULTAD DE INGENIERIA-215160233

CONSTRUCCION DE LA INTELIGENCIA COLECTIVA

Cuando la inteligencia colectiva deja de ser un concepto de organización ideal para empezarse a

levantarse sobre las bases de una sociedad previamente estructurada, surge la necesidad de

involucrar todo o una parte del proceso que llevo a alguna comunidad anterior a envolverse en la

inteligencia colectiva. Pero ¿bajo qué concepto esas comunidades iniciaron dicha organización?,

¿Cuál fue el proceso de evolución de la inteligencia colectiva? y ¿cómo ha llegado a convertirse

en parte esencial de las sociedades desarrolladas en la actualidad?

En primer lugar la inteligencia colectiva bajo un concepto de cooperación nace en las

comunidades de muchos siglos atrás; en ellas el concepto del justo nutre no solo las primeras

reglas de la ética, sino además las primeras reglas de organización colectiva. La idea del justo

dentro de la inteligencia colectiva no es simplemente el de la persona que actúa bajo parámetros

de justicia, sino el de persona que es capaz de promover una cultura de cooperación y respeto

para con todos, de allí que este se convierta en el pilar de la construcción del vinculo social. Pero

¿Cuál es la importancia del vinculo social?, pues bien, tomare dicho vinculo social para definirlo

como una serie de comportamientos o modo de vida en el cual las personas establecen relaciones

interpersonales o afectivas y cuya importancia radica en favorecer la conexión e interacción de

las personas en torno a una a unos interesas comunes. Dicho vínculo social favoreció la

edificación de sociedades organizadas, en las que el justo, como se puede simbolizar a la persona

que forja la unidad (de allí la simbología del texto con Abraham) se convierte en parte primordial

de la nueva historia de la sociedad, guiada hacia una colectivización idónea y responsable.


“…La identidad personal se relaciona, con el supuesto de que el individuo puede diferenciarse de

todos los demás, y que alrededor de este medio de diferenciación se adhieren y entrelazan, como

en los copos de azúcar, los hechos sociales de una única historia continua,…”. (Goffman).

Pero más allá, esa simbología no hace sino referencia a la capacidad de la inteligencia colectiva

para involucrar a todos los seres humanos comprometidos con el fortalecimiento del ser en

comunidad y de lo puede conseguirse tras ese fortalecimiento. Es de esta forma como la

interacción igualitaria, o justicia como le llamaron las antiguas comunidades, se convierte en

parte esencial de la ética de la inteligencia colectiva.

En la inteligencia colectiva el conocimiento tiene la forma adecuada de la ética ya nombrada, este

no solo es propiedad colectiva sino que está listo para quien lo necesite, pero bajo condiciones

igualitarias; ese conocimiento propicia que la comunidad organizada bajo estos conceptos actúe

bajo condiciones de equidad que garantizan que todos sean beneficiados, de forma distinta a otras

comunidades en las que al acceso al saber está restringido e igualmente limitado el acceso al

progreso; estas no corresponden a comunidades inteligentes sino a simples agrupaciones que

persiguen intereses particulares e indiferentes a las consecuencias del prójimo, en ellas lo más

probable es el crecimiento de vicios sociales y su pronta decadencia. “Si una civilización no tiene

bondad y consigue un alto nivel científico, mas tarde o más temprano utilizará su poder

destructivo contra sí misma”. (Barrios, 1999, p15).

En general la inteligencia colectiva se forjó por las condiciones de las primeras comunidades que

notaron la necesidad de involucrarse entre sí para favorecer su crecimiento, aprovechando las

cualidades de todos sus miembros para generar una fuerza de sostenimiento e impulsarse como

sociedades, de allí que se pueda notar que una primera división de tareas, propio de una sociedad,
nació en la agilidad de esas colectividades para comprender la importancia del hoy llamado

“trabajo en equipo”,

Más allá de involucrar la experiencia de antiguas comunidades que se hicieron a la inteligencia

colectiva, el nuevo análisis de la misma busca encontrar la forma de adaptar esas experiencias al

ritmo de cambio actual y a las nuevas costumbres para indagar sobre los medios que llevarían a

conseguir nuevas comunidades inteligentes. En este aspecto, los medios, entendidos como los

portadores de la inteligencia colectiva necesitan ser generados y empleados de forma precisa para

fomentar la transmisión del conocimiento; cabe aclarar que esos medios son diversos y entre ellos

destacan la escritura, que se encargó y seguramente se seguirá encargando de la difusión del saber

además de posibilitar una de las más importante vías de comunicación entre los seres humanos (la

palabra es otra vía de comunicación). Otro medio de igual orden de importancia es la informática

encargada no solo del tratamiento de la información, sino además de su difusión y

enriquecimiento; la informática se convierte en uno de los medios más eficientes para acceder al

conocimiento, pues además se ha ido enriqueciendo de los favores de la tecnología.

Una vez que se ha definido los medios para la difusión del conocimiento, lo que favorecerá la

capacitación integral de las personas, solo puede esperarse la pronta reacción de los seres

humanos más críticos, quienes se encargaran de dirigir o liderar esa nueva colectivización;

entonces una de los pasos siguientes será iniciar la organización del colectivo de manera que

todas las personas puedan participar y hacer útiles sus habilidades en la resolución de los

inconvenientes que resultarán al presentar al mundo un modelo realmente inteligente.

Seguramente una buena parte de la sociedad tradicional rechazará la nueva colectivización, pero

a medida que el conocimiento se haga más público una buena parte de esas personas terminará

por defender y apropiar la inteligencia colectiva. Seguido a eso es necesario involucrar a un


nuevo tipo de gobierno, para lo cual habrá que implementar una nueva democracia, o mejor dicho

hacer funcionar la democracia ya existente en toda su totalidad, evitando el exceso de poder, la

corrupción, el despilfarro de recursos y demás. No se trata de iniciar una lucha popular, sino una

lucha desde la cultura en la que el objetivo sea concientizar a los grupos humanos para estimular

un cambio radical en la concentración del poder, de forma tal que este ya no se concentre en unas

pocas manos, ni sea usado para someter, sino que sea reemplazado por un fuerza colectiva lo

suficientemente constituida y culturizada para evitar que el poder retome su posición, o que surja

de nuevo la corrupción.

“El conocimiento, más que un medio para saber es un instrumento para convivir. Su función más

importante no consiste en reflejar una supuesta verdad objetiva, adecuando nuestras percepciones

a la realidad exterior, sino en convertirse en el dispositivo más poderoso a la hora de configurar

un espacio democrático de vida común entre los seres humanos”. (Innerarity, 2011,p2).

Con una sociedad organizada e inteligente el temor a una ausencia de autoridad es totalmente

improbable, ya que todos serán los encargados de velar por el bienestar político y de alguna

forma, si un error es inadvertido por unos será rápidamente advertido por otros, evidenciando una

verdadera inteligencia colectiva, ese aporte grupal o ese trabajo en equipo.

Finalmente esa sociedad que ha decido aceptar la inteligencia colectiva como su nuevo modelo

de organización, esa sociedad que supo ir más allá de un simple diseño o un modelo virtual que

parecía ser imposible de alcanzar, será una comunidad en la que una de sus principales

características será su capacidad de escucha e inclusión. Para esta comunidad la palabra o la

propuesta de un individuo es materia de análisis de todo el colectivo, y el problema de una sola

persona se convierte en un interrogante de todos; es por tanto una sociedad con mirada hacia el
futuro, con una visión lo suficientemente clara como para comprender que en conjunto se

construyen las ideas, el conocimiento y se enriquece la integridad humana.

Construir un ciberespacio no es entonces transcender a la ficción para alcanzar un mundo

conectado con redes tecnológicas (internet por ejemplo), sino alcanzar un mundo conectado por

redes de saber, en la que los grupos se busquen para interactuar y aprender, para llevarse algo del

otro, aprovechando al máximo los recursos disponibles de tal modo que la distancia no sea una

excusa para el libre intercambio de la información y la inteligencia colectiva sea la guía de las

nuevas mentes.
BIBLIOGRAFIA

Barrios, E. (1999). Ami, el niño de las estrellas. ERREPAR.

Doble vínculo. (s.f.). Recuperado el 20 de Noviembre de 2015, de Doble vínculo:

Innerarity, D. (2011). La democracia del conocimiento: Por una sociedad inteligente. Grupo Planeta Spain.

Lévi, P. (2004). Inteligencia colectiva: por una antropología del ciberespacio. Washington, DC.

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