Вы находитесь на странице: 1из 19

XI Congreso Argentino de Antropología Social, Rosario, 2014.

Representaciones sobre la
crianza y la niñez en el
transcurso del siglo XX en la
Argentina. El pasado en el
presente.

Abduca, Leila.

Cita: Abduca, Leila (2014). Representaciones sobre la crianza y la niñez en


el transcurso del siglo XX en la Argentina. El pasado en el presente. XI
Congreso Argentino de Antropología Social, Rosario.

Dirección estable: https://www.aacademica.org/000-081/1011

Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de acceso
abierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir su
producción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite:
http://www.aacademica.org.
XI Congreso Argentino de Antropología Social

Rosario, 23 al 26 de Julio de 2014

GRUPO DE TRABAJO

Construcción social de las edades: Infancia y juventud en los procesos socioculturales e institucionales

TÍTULO DE TRABAJO

1 Representaciones sobre la crianza y la niñez en el transcurso del siglo XX en la Argentina. El pasado

en el presente.

Nombre y apellido. Institución de pertenencia.

Leila Abduca. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales (UBA). CONICET

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
Representaciones sobre la crianza y la niñez en el transcurso del siglo XX en la
Argentina. El pasado en el presente.

Introducción

Este trabajo surge a partir de un proyecto de investigación acerca de las


prácticas de crianza y de su relación con las representaciones sobre la crianza y
sobre la niñez en general de los cuidadores de niñas y niños.
Entendemos la crianza o prácticas de cuidado a las acciones relativas a la
alimentación, higiene, atención de la salud, afecto y educación de las niñas y niños
desarrolladas por los adultos, generalmente los padres. Consideramos a éstas como
prácticas sociales, culturales e históricas.
Planteamos como hipótesis que en los adultos cuidadores conviven múltiples
2 prácticas, concepciones y creencias sobre la crianza, incluso contradictorias muchas
de las cuales tienen su origen en distintos momentos históricos. Consideramos que
la perspectiva histórica no sólo es importante para dar cuenta de la infancia como
una construcción sino también para comprender qué elementos del pasado perviven
y de qué modo en el momento presente.
¿Cuáles han sido las representaciones, consejos y recomendaciones sobre la
crianza y cuidado de las niñas y niños desplegadas por distintos saberes, y cómo
han cambiado en el transcurso del siglo XX en la Argentina? La presente ponencia
tiene como objetivo responder este interrogante a partir principalmente de la
articulación de bibliografía referida a estudios sobre infancia y sobre maternidad.
En función de los textos consultados, hemos delimitado dos grandes
períodos: 1890-1940 y 1940-1976. Más allá de que toda periodización tiene un grado
de arbitrariedad, sobre todo al analizar procesos, el primer período se caracteriza
por la intervención de las ciencias médicas en las prácticas de crianza de los niños,
observándose dos momentos –antes y después de 1920- en función de los cambios
en el proceso de medicalización. El segundo período se distingue por el desarrollo

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
progresivo de la psicología y el psicoanálisis como una voz autorizada en las
cuestiones relativas a la crianza.

1) La medicalización de la crianza (1890-1940)1.

a) 1890-1920:
Con la consolidación del Estado nacional la preocupación por el poblamiento
del territorio adquirió mayor relevancia. En un momento donde la población era
apreciada como riqueza de las naciones, los niños comenzaron a ser considerados
como sumamente valiosos como capital humano y las mujeres como responsables
de generar y cuidar este capital. Esto fue acompañado por un proceso de
“maternalización de las mujeres”, el cual implicó progresivamente el establecimiento
de una identidad considerada como natural entre mujer y madre (Nari, 2004).
Tal como señala esta autora, los médicos pretendieron construir una relación
3 indisoluble entre madre y niño que constituyera el eje articulador de la familia
moderna. Para ello, constituyeron a la mujer en objeto de intervención realizando
acciones en dos direcciones: asegurar la materialidad de dicha relación -a través de
campañas contra las prácticas anticonceptivas, el aborto, el abandono de niños y la
mortalidad infantil- y transformar a la madre, sus hábitos y sentimientos respecto a
sus hijos. Las mujeres no sólo debían ser exclusivamente madres, dejando de lado
otras actividades, sentimientos o deseos, sino que instintivamente, por naturaleza,
tenían que sentir amor hacia sus hijos. Sin embargo, ese amor no era suficiente,
sino que debían seguir las recomendaciones brindadas por los médicos sobre el
cuidado de los niños. Es de destacar que las mismas implicaban modificar hábitos
preexistentes, en un aspecto que hasta ese momento era una cuestión exclusiva de
mujeres. Esta pedagogía maternal va contribuyendo así a la definición y delimitación
de una “maternidad inapropiada”. Darré (2013) utiliza este concepto, señalando que
cada época indica cómo ser una madre apropiada, sancionando la inapropiada. El
correlato de esto sería la definición de una “crianza apropiada” y una inapropiada.

1
Este apartado se realizó principalmente a partir de los trabajos de Colángelo (2012) y Nari (2004).

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
La medicina comenzó así a constituirse en un saber especializado sobre el
cuidado de los niños iniciando un proceso de medicalización de la crianza. El médico
debía ser la fuente de consulta en esta temática, tomando el lugar ocupado por los
consejos de los curadores populares y de las mujeres de la familia o cercanas a ella.
Los niños pasan a ser objeto de dos especialidades médicas: la pediatría y la
puericultura. Esta última era parte de la pediatría pero a su vez con una relativa
autonomía, orientándose a los cuidados cotidianos del niño sano, especialmente en
la primera infancia -aproximadamente los dos primeros años de vida-. (Colángelo,
2012).
Tal como señala esta autora, la puericultura se despliega como un amplio
proyecto pedagógico, de implantación de la creencia en el valor de la salud del niño
y en la capacidad objetiva y racional de la ciencia para asegurarlo. En esto se
beneficia de los cambios que en la ciencia médica ha generado la revolución
pasteuriana, legitimando gran parte de sus recomendaciones sobre la crianza
4 infantil.
En 1908 se crea la Sección de Protección de la Primera Infancia, la cual dirige
diversas instituciones de asistencia pública como dispensarios que entregan leche y
alimentos y realizan el seguimiento médico del recién nacido, salas de internación
para niños pequeños, acompañados de sus madres, inspección de nodrizas. En
todas ellas se brinda “asistencia educativa” a las madres (Billorou, 2008).
Esta pedagogía maternal está destinada a las madres de todos los sectores
sociales, pero el énfasis está puesto en las más pobres, en las obreras, ya que es el
sector más afectado por la mortalidad infantil.
Colángelo señala la existencia de una diferenciación en los medios de
divulgación según el sector social destinatario. Los manuales en forma de libro están
más destinados a las clases altas, teniendo un tono más amable y paternal que
contrasta con el tono imperativo de los folletos de divulgación, los cuales tienen
como destinatarias a las madres de sectores populares, y son distribuidos en
instituciones de asistencia, Registro Civil, Hotel de Inmigrantes, conferencias en
clubes.

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
La intervención médica se centra principalmente en la alimentación y la
higiene2 consideradas los aspectos más importantes para evitar la mortalidad infantil.
El énfasis se pone sobremanera en la importancia de la lactancia materna. Sólo si
no puede amamantar debe recurrir a la leche de nodriza o de mujer, brindada en los
dispensarios. Es interesante el señalamiento de Colángelo de que la naturalización
de la lactancia que se observa es un proceso reciente para la época ya que para los
tratados médicos de mediados e incluso fines del XIX no era natural, ni instintivo ni
un deber.
Las recomendaciones incluyen más detalles sobre la lactancia: posición para
amamantar, duración de las tomas, frecuencia, suspensión nocturna de la lactancia
de 6 a 8 horas para descansar el aparato digestivo, edad del “destete”. Lo mismo
sucede con la higiene detallando horarios, frecuencia, duración: bañarlo una vez al
día en el mismo horario, cambiarle los pañales y lavarlo cada cuatro horas y hacerlo
rápido para que no se enfríe. Si bien estos detalles parecen tener una justificación
5 médica, se observa un énfasis en los horarios, sistematización de las operaciones,
rutinas, secuencias que la exceden, y que tienen que ver con establecer una
disciplina que no apunta simplemente a garantizar la vida y la salud del niño sino a la
normalización de sus conductas y a su educación moral.
Se busca regular la conducta infantil desde el inicio de la vida del niño a
través de la disciplina. Se plantea por ejemplo que el bebé debe permanecer en la
cuna día y noche, cambiándole cada tanto la postura. No se debe pasearlo, cantarle
o mover la cuna. Si llora y no es por hambre, frío, o mal arreglo de ropas, se debe
dejarlo llorar, ya que de lo contrario se corre el riesgo de un “pequeño tiranuelo
caprichoso y molesto” (Araóz Alfaro (1929), citado en Colángelo, 2012).
Cabe destacar que esto implica una regulación de los comportamientos
familiares en general y maternos en particular, que es parte de procesos más
amplios que apuntan a regular la vida privada. No sólo se critica el desamor, sino
también el exceso de cariño materno, o la “debilidad” frente al llanto del niño. Ante
esto, el médico indica la firmeza y la razón para disciplinar ese instinto maternal.

Tal como señala Borinsky (2005), la “higiene” era un concepto utilizado para hablar de la salud física
2

como la psíquica. En este momento no había referencia al vocabulario psicológico.

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
Esto plantea una contradicción entre la maternidad como instintiva y como una
función que debe ser enseñada.
Esta tensión es análoga a lo sugerido respecto al niño, ya que no sólo se
afirma la necesidad de disciplina sino que también se plantea que se debe
acompañarlo y vigilarlo para que despliegue sus potencialidades naturales. Se
critican los castigos corporales y el fajado de los bebés, destacando la importancia
del movimiento corporal.
Esta suerte de contradicción entre la imposición de la voluntad del adulto y el
despliegue de las potencialidades de los niños tiene que ver como veremos con una
tensión entre dos representaciones de la niñez que conviven en simultáneo de
diversa forma, incluso hasta hoy en día.
Colángelo analiza las representaciones sobre la niñez de la medicina, las
cuales se detallan en forma explícita en las caracterizaciones de los primeros
capítulos de los manuales de puericultura y tratados de pediatría. El niño es
6 considerado un ser incompleto, en proceso de crecimiento y de desarrollo físico y
moral, lo cual implica una serie de transformaciones secuenciales de lo simple a lo
complejo.
Asimismo, crecimiento y desarrollo son considerados una reedición de la
evolución de la especie, desde una explicación que considera que la ontogenia
reproduce la filogenia.
¿Podemos negar que el niño está en un proceso de crecimiento y desarrollo?
Creemos que no. Pero lo interesante de esta caracterización es que se define en
oposición a la del adulto, quien es conceptualizado como un ser plenamente
desarrollado, maduro, completo. Asimismo, mientras la evolución histórica de la
humanidad implica un proceso de desarrollo, la sociedad “civilizada” no. El
movimiento está en el niño, en la especie, no en el hombre ni en la sociedad adulta.
Por ser incompleto, el niño es considerado maleable. Su desarrollo debe ser
vigilado para evitar desviaciones –físicas y morales- y corregirlas cuando se
produzcan.
Las representaciones sobre la niñez y las ideas relativas a los aspectos
educativos de la crianza desplegadas por las ciencias médicas no son ajenas a las

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
corrientes pedagógicas predominantes en la época. Según lo analizado por Carli
(2002), la postura pedagógica hegemónica está anclada en el paradigma positivista
y la podemos sintetizar en el planteo de Rodolfo Senet de que el objeto de la
pedagogía es convertir al niño salvaje en un adulto racional y civilizado, mediante su
observación, control y corrección. El orden y la disciplina eran los medios para
lograrlo, aunque sin llegar a la violencia corporal. Este planteo pedagógico es el
mismo que se hace presente predominantemente en las recomendaciones médicas.
Pero en la misma época existen otras ideas, como las desarrolladas por el
krausista Carlos Vergara, precursor de la Escuela Nueva, quien recupera la visión de
la niñez de Rousseau y valoriza la espontaneidad del niño, su tendencia al bien, y
plantea la necesidad de estimular la autonomía infantil.
Está visión del niño puro e inocente y de la necesidad de acompañamiento en
el despliegue de sus potencialidades también está en parte presente en la época.
Tal como plantea Colángelo (2012), “opuestas, superpuestas, en tensión, estas
7 imágenes darán sentido a las prácticas y a las representaciones médicas sobre la
niñez y la crianza infantil hasta el día de hoy.”

b) 1920-1940:
Este segundo momento en el proceso de medicalización de la crianza y de la
maternidad se caracteriza por el hecho de que, a partir de la década de 1920, la
preocupación poblacional por la mortalidad infantil, pierde peso, adquiriendo mayor
importancia el descenso de la natalidad, la cual había disminuido drásticamente. Si
años atrás el énfasis estuvo puesto en la maternalización de las mujeres, en este
período se pone el acento en la politización de la maternidad, es decir determinadas
cuestiones relativas a la crianza y la maternidad se constituyeron en “asuntos
públicos”. El pronatalismo y la eugenesia caracterizaron al pensamiento médico de
la época. (Nari, 2004)
Si bien en la Ciudad de Buenos Aires ya se encuentra constituido un sistema
institucional sanitario de amplia cobertura hacia la niñez y la maternidad y a pesar
del aumento en la cantidad de establecimientos de atención médica, dispensarios y

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
en la cantidad de personas que asisten, la concurrencia no es aún masiva y es
irregular, principalmente cuando los niños enferman o para obtener alimentos.
El proceso de medicalización ha tenido un menor avance respecto al cuidado
cotidiano del niño sano, el cual sigue siendo considerado una atribución femenina
que pertenece al ámbito doméstico (Colángelo, 2012). Buena parte de las mujeres
rechazaban las nuevas prácticas e ideas de la puericultura, ya que ellas ya habían
desarrollado tradicionalmente un conjunto propio de saberes y prácticas considerado
eficaz y legítimo. Es por ello que se construyen estrategias de intervención más
firmes y activas, visitando los hogares e intensificando la conexión con las madres a
través de otras mujeres del sistema de salud (Nari, 2004).
Para asegurar la efectiva concurrencia de las madres y de sus niños a los
dispensarios e institutos de puericultura fue central la función de la visitadora de
higiene que construyó un vínculo personal con la madre a través de la visita a los
hogares, disminuyendo la distancia de clase3 y género respecto al médico (Billorou,
8 2007). Según esta autora, fue una táctica para obtener un lazo personal madre-
médico que asegurara que los profesionales se convirtieran en referentes legítimos.
Otra acción en este sentido fue el establecimiento en 1923 de la puericultura
como asignatura obligatoria en escuelas primarias y normales, lo cual además de
educar a “la madre del futuro” también era otro medio de instrucción de las madres
del presente a través de sus propios hijos escolarizados (Colángelo, 2012).
Mientras los sectores más pobres de la sociedad eran los principales
destinatarios de los institutos de puericultura, los sectores medios, o medios altos,
fueron receptores de los consejos sobre crianza promocionados por diversos
médicos en revistas de divulgación entre mediados y fines de la década del 30.
Borinsky (2005) realiza un análisis de las recomendaciones y concepciones
sobre la niñez desarrolladas en la revista Viva 100 años –primera dedicada a
divulgación de temas de salud- y la revista Hijo mío, dedicada a la infancia, surgida
en 1936 desde la misma editorial. Esta última proponía “crear conciencia eugénica
en los padres, darles las normas que condicionan una descendencia sana y sin

3
Los Dispensarios e Institutos de Puericultura atendían principalmente a los sectores más pobres de
la sociedad, con una presencia importante de madres solteras.

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
taras”. Ambas revistas estaban claramente influenciadas por las ideas de Galton y la
eugenesia, orientada a mejorar la especie humana a través de una intervención
activa sobre las prácticas reproductivas. El niño interesaba más por su potencial
futuro que en tanto ser del presente.
En las mismas se encuentra un modo de abordar la infancia y la relación entre
adultos y niños en el que predomina una combinación, en general no resuelta, entre
un modelo biológico eugénico que insiste con los temas de la herencia, la raza y el
mejoramiento de la especie y un modelo, que concibe al niño como fácilmente
modelable por su ambiente. En ninguno el niño cuenta como un ser con
características específicas que no haya recibido por herencia o adquirido por
imitación. Los temas tratados giraban alrededor de las dificultades -desobediencias,
rebeldías, entre otras- que llevaba consigo el ejercicio de la autoridad. La
educación era concebida como la aplicación de la voluntad de los adultos.
Hasta aquí no se observan grandes diferencias con las representaciones
9 desarrolladas unas décadas atrás. La imposición de la voluntad del adulto por medio
de la disciplina sigue presente. Aunque en lugar de considerar la educación de los
niños como el modo de sacarlos de su condición de salvaje, se acentúan las ideas
de que es el medio de mejorar la calidad de la raza, recreando las ideas
lamarckianas de la influencia del ambiente en la herencia.
Sin embargo, comienzan a aparecer algunas voces que cuestionaban este
modelo, no siempre de manera explícita, a través de una referencia simultánea a la
psicología y a la necesidad no sólo de “estudiar” a los niños sino también de
“aprender sus lecciones”. “Pero, ¿es que acaso no debemos recibir lecciones de
nuestros hijos? ¿Será siempre el niño una página en blanco, donde se graban
órdenes y contraórdenes para constituir todo un reglamento minucioso? ¿Será una
arcilla modelada a nuestro antojo? (Revista Hijo Mío...!, 1938: 788, citado en
Borinsky, 2005).
Ideas similares se observan también en la revista El Hogar –destinada a
mujeres de sectores medios y altos- donde entre 1937 y 1940 aparece una columna
del pediatra Florencio Escardó, bajo el seudónimo de “Dr. Bonanfant” que cuestiona
los métodos de educación basados en el castigo o amenazas y la autoridad

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
indiscutida de los padres. Rustoyburú (2012a) ha realizado un análisis de estos
textos considerando sus consejos como una temprana experiencia de inclusión de
saberes psicoanalíticos y escolanovistas en el campo de la divulgación pediátrica.
Siguiendo a Carli (2002), la “Escuela Nueva” tiene al niño como centro del proceso
de enseñanza-aprendizaje. En contra de la imposición unilateral del adulto y de la
rigidez disciplinaria, da importancia al desarrollo de la personalidad del niño, su
libertad y autonomía.
Rustoyburú expone que también quienes intentaban renovar la intervención
médica y psiquiátrica infantil, como Telma Reca, planteaban que el niño debía tener
un rol más protagónico. Los adultos debían observar la particularidad de la
personalidad infantil y permitir que los niños crezcan de acuerdo a su naturaleza.
La inclusión de algunos aspectos psicológicos, una nueva sensibilidad ante
los niños y un mayor centramiento en éstos configuran cambios en las
representaciones de la crianza y de la niñez que se acentuarán en décadas
10 posteriores.

2) La psicologización de la crianza (1940-1976).


Mucho antes del boom del psicoanálisis de la década de 1960, ya en los años
cuarenta y principalmente en la década de 1950, la psicología y el psicoanálisis fue
adquiriendo mayor relevancia dentro y fuera del campo médico, consolidándose en
una voz autorizada sobre la temática de la crianza y la infancia.
La pediatría psicosomática –que tuvo en Escardó a su principal referente-
surge en los años cuarenta y se convierte a mediados de esa década en el
paradigma predominante en el campo de la medicina infantil, aportando una nueva
forma de interpretar la infancia y la maternidad. Las relaciones familiares fueron
consideradas causales de ciertas enfermedades “de familia”, como el asma, la
inapetencia o el sobrepeso, consecuencia de la sobreprotección materna
(Rustoyburu, 2012b). La firmeza y el afecto debían encontrar sus justas medidas. La
inclusión de aspectos psicológicos por parte de esta corriente excluía la
consideración del niño como dominado por impulsos sexuales, tal como sí
planteaban los médicos y psicoanalistas de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
La pediatría psicosomática también destacó la importancia fundamental del
vínculo entre madre e hijo. Fundamentándose en la teoría del apego del
psicoanalista John Bowlby, en la década del cincuenta Escardó comenzó a plantear
la necesidad de que las madres acompañen a sus hijos en su internación, lo cual se
fue logrando en algunos servicios de los hospitales (Rustoyburu, 2012b).
En estos años, los medios de comunicación fueron centrales en la divulgación
de las prácticas de crianza. En la década del cincuenta y sesenta, la pediatría
psicosomática y en especial Escardó fue incrementando su presencia a través de
programas en las radios y columnas en diarios y revistas. Pero además de médicos,
en estos medios empiezan a escribir psicólogos y terapeutas infantiles.
Si a principios del siglo XX los consejos de crianza estaban exclusivamente
dedicados a las mujeres y mayormente a las de sectores populares, en esta época
comienzan a interpelar también a los padres -siempre en menor medida que a las
madres- y a todas las clases sociales. Si bien hay ciertas diferencias, encontramos
11 en estas revistas similares ideas sobre la niñez y la crianza 4:
a) Críticas a la severidad y disciplina, a las amenazas y castigos, al poder
desmedido de la autoridad, a los horarios estrictos. Ya en 1947, Aberastury había
planteado que más que por la rebeldía, había que preocuparse por la obediencia y la
pasividad en la infancia. Eva Giberti5 advierte sobre la crueldad necesaria para lograr
que un niño sea dócil y obediente y plantea que un hijo obediente implica que haya
otro hombre servil, cobarde y consentidor, que repite, sin razonar, las palabras de la
sumisión: “hay que obedecer” (Borinsky, 2005). Esta autora, citando a Wolfestein,
señala que esto tiene que ver con una reacción contraria al autoritarismo asociado a
la segunda guerra mundial.
b) Se plantea la comprensión del niño, la adaptación a sus necesidades. Una
relación basada en el diálogo, la verdad y el respeto de su individualidad y
4
Cossé (2010) analizó las columnas firmadas con el seudónimo de Amparo Vega en la Revista Vea y
Lea en 1950, la revista Nuestros Hijos surgida en 1954, las columnas de Eva Giberti en La razón
(1958), la revista Claudia (1962) y la revista Padres, de principios de los años 70 y publicaciones de
Escardó de distintos años. Borinsky (2005) estudió la revista Nuestros Hijos y diversos escritos de
Eva Giberti. Darré (2013) trabajó sobre estos últimos y sobre publicaciones de Escardó.
5
Eva Giberti fue una de las figuras más importantes en la divulgación de consejos de crianza.
Comenzó en la prensa grafica en la revista Nuestros Hijos, luego en forma masiva en el diario La
Razón y posteriormente en radio y televisión. Además de su presencia mediática la “Escuela para
padres” que creó se desarrolló en la Facultad de Medicina y en otras instituciones. (Borinsky, 2005).

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
autonomía. Se recomienda privilegiar la libertad, la espontaneidad y la franqueza en
las manifestaciones del niño. Ayudar en su crecimiento aceptando que tengan una
personalidad distinta.
c) También se da una incipiente incursión sobre cuestiones relativas a la
sexualidad. Es interesante que la nueva sección sobre educación sexual de la
revista Nuestros Hijos en la década del cincuenta se presentaba en un sobre cerrado
con el título de “Mensajes confidenciales para los padres”, reafirmando así el
carácter oculto de esta temática (Borinsky, 2005). Eva Giberti, ya en los sesenta,
planteaba la importancia de hablar del tema con los hijos en forma sincera.
d) Empieza a plantearse un nuevo modelo de maternidad, donde ésta
adquiere más complejidad, nuevas exigencias y responsabilidades y mayor
importancia en el desarrollo del niño, que incluye su salud mental, su equilibrio
psicológico, su autonomía y madurez afectiva.
Según Darré (2013), en los años cincuenta se dan un conjunto de
12 transformaciones que inclinan la balanza en el sentido de culpabilización de las
madres. La base de esta transformación es el desplazamiento de la mirada de los
especialistas, “desde un cuerpo infantil susceptible de una muerte temprana, hacia
una entidad como „lo psíquico‟”, desde la claridad de lo empírico del cuerpo “a lo
profundo y oscuro del psiquismo”.
Se considera que el abandono u hostilidad de la madre en la primera infancia
produce graves consecuencias psíquicas. Pero “la falta de fronteras y definiciones
claras sobre qué produce el desastre psicológico hace que el peligro aceche en
cualquier actitud y no sólo en los casos extremos de rechazo, desamor o maltrato”
(Darré, 2013: 167), lo cual puede sintetizarse en la frase del psiquiatra Leo Kanner
de “la maternidad como invitación al pánico”. Porque no sólo la severidad excesiva
es considerada la causante de trastornos emocionales sino también los mimos
excesivos y la sobreprotección.
Darré plantea que si antes la maternidad se planteaba como algo
relativamente fácil, que cualquier mujer podía llevar a cabo sin mayores
inconvenientes, ahora adquiere gran complejidad. Por ello, tal como afirma en sus
notas Eva Giberti, se considera que la madre tiene la responsabilidad de adquirir

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
conocimientos que la orienten, e incorporar al experto (psicólogo o pediatra) sin lo
cual no tendría guía científica para la crianza. “Quienes así no lo hagan serán
responsables de trastornos psicológicos en su niño, trastornos que pudieran evitarse
con una sana información y una conducta vigilante” (Giberti, 1963: 131, citado en
Borinsky, 2005).
En cuanto al rol materno, mientras que la revista Nuestros hijos continuaba
presentando la imagen de maternidad sufriente y como tarea exclusiva, a mediados
de los cincuenta, Escardó se oponía a la misma y aconsejaba la realización de la
madre en planos extradomésticos, pero sin descuidar el cuidado del marido y los
niños, donde cumple un rol insustituible (Cossé, 2010). Es decir, otras actividades
podían ser compatibles con su rol materno. El trabajo de la mujer madre fuera del
hogar empezó a dejar de ser mal visto, siempre y cuando no se descuidara la
crianza de los niños, lo cual implicó una doble carga para éstas.
e) Asimismo, se observa el surgimiento de un nuevo modelo de paternidad
13 que exige una mayor implicancia en el cuidado de los hijos, lo cual –se insiste- no
deteriora la identidad masculina. Se encuentran divergencias de opinión en relación
al grado de diferenciación de roles en la pareja: desde Pichon Rivière que en la
década del sesenta criticaba los cambios en los roles familiares observados en
EEUU - donde los padres pasaban la aspiradora y representaban la permisividad y
las madres la represión-, lo cual produciría criaturas con inclinaciones
homosexuales, hasta la revista Padres, de principios de los setenta, que sugería a
los hombres implicarse en la relación con los hijos tanto como la madre, incluso en
tareas consideradas femeninas, pasando por lo planteado por Escardó y Giberti,
quienes consideran que el cuidado de los niños es una tarea femenina, pero que el
hombre debe colaborar y compartir responsabilidades con la mujer. (Cossé, 2010)
Además, se les reclamaba a los padres una relación afectiva más próxima,
fluida y coloquial. Se destaca la importancia de lograr la cooperación del niño a partir
de la comprensión, en lugar de recurrir a la severidad para el acatamiento de la
autoridad. (Cossé, 2010)

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
La mirada psicológica presente en las revistas se observa también en la
distinción entre un sentido manifiesto y uno profundo de las conductas, en la
recomendación de psicoterapia como respuesta a los problemas de la educación de
los hijos y para descubrir causas reprimidas de los trastornos. Borinsky (2005)
plantea que la psicología aparece así instalada como herramienta que ayuda a
revelar lo oculto a simple vista en el terreno de la subjetividad. Tal como señala esta
autora, los padres son objeto de un doble movimiento.
Por un lado, la insistencia en la idea de que necesitan aprender. Por otro, la
visión de la capacidad excepcional de influencia sobre la vida y el futuro de sus
criaturas los transforma en figuras poderosas, con el poder y responsabilidad de
hacer felices o infelices a sus hijos y transformarlos en seres sanos o enfermos tanto
desde punto de vista físico como psicológico. Los padres quedan colocados en un
lugar difícil: entre la “inmadurez” para criar a sus hijos y la responsabilidad de
determinar conflictos, trastornos y enfermedades. Nada más indicado entonces para
14 estos padres, que el psicoanálisis.

Cossé plantea que este nuevo modelo de maternidad y paternidad da cuenta


del surgimiento de un nuevo paradigma de crianza. Sin embargo éste parece situado
más en el plano de las recomendaciones y expectativas que en las prácticas de los
sujetos.

3) Consideraciones finales
El recorrido realizado permite visualizar los cambios en las recomendaciones
y mandatos acerca de la crianza de los hijos, en las sensibilidades hacia los niños,
en el vínculo adulto- niño y en las representaciones sobre la niñez.
Así como han cambiado las definiciones de la maternidad inapropiada, han
cambiado las características que debía tener una crianza apropiada.
A fines del siglo XIX y principios del XX la importancia del niño radicaba en su
contribución al desarrollo y crecimiento poblacional. En un contexto de alta
mortalidad infantil y luchando contra esto se promovía la higiene, en la búsqueda de

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
su salud, principalmente física. Las campañas en pro de la lactancia materna fueron
consideradas de suma importancia para evitar la muerte temprana.
La educación que debían brindar las madres, al igual que las propuestas
pedagógicas en la escuela, buscaban en definitiva dominar la naturaleza salvaje del
niño, civilizarlo, para lo cual debía lograrse el acatamiento de la autoridad. Los
medios para ello eran los castigos –no físicos, los cuales eran objeto de críticas-, las
amenazas y la disciplina.
Estas prescripciones iban dedicadas principalmente a las madres,
consideradas las encargadas de la crianza de los niños y niñas. Las mujeres debían
ser exclusivamente madres, siendo incompatible este rol con otras actividades,
deseos y sentimientos. La maternidad era considerada una tarea sufriente. Pero era
algo relativamente fácil, que cualquier mujer podía hacer, buscando siempre la guía
del médico.
En tanto, en la década de 1930, en un contexto de descenso de la mortalidad,
15 pero también de la natalidad, las políticas pronatalistas y eugenésicas adquieren
importancia. El niño representaba el porvenir de la especie y la educación moral era
un medio de mejorar la raza, recreando la idea lamarckiana de la transmisión
hereditaria de los caracteres adquiridos. No cambian demasiado las indicaciones
sobre la crianza correcta, pero sí se ajustan los medios para llegar a las madres: las
visitadoras de higiene golpean las puertas de los hogares, principalmente de los
sectores populares, y buscan reducir la distancia social y de género entre el médico
y la madre; la puericultura es asignatura obligatoria en las escuelas para educar a la
madre del futuro y también a la del presente a partir de lo transmitido por sus hijos
escolarizados. En tanto, las madres de los sectores medios y altos recibían las
recomendaciones brindadas en revistas y columnas dedicadas a la crianza.
En la década de 1940 un sector de la pediatría comienza a incluir aspectos
psicológicos en sus diagnósticos y recomendaciones sobre el cuidado infantil,
constituyéndose en la mirada hegemónica en ese campo.
En los años cincuenta, la psicología y el psicoanálisis se van constituyendo en
voces autorizadas en materia de infancia. Se critica el uso de castigos, amenazas,
disciplina excesiva y el poder indiscutido de la autoridad paterna que se prescribía

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
en décadas anteriores. Lo que antes era parte de una crianza apropiada, pasa a ser
inapropiado. Se plantea la búsqueda de comprensión del niño y de una relación
basada en el diálogo, la verdad y el respeto.
En un contexto donde es mucho menor la preocupación por la mortalidad
infantil, el énfasis pasa no tanto por la salud física sino por la salud mental, pasando
del peligro de muerte al peligro psíquico. Una crianza apropiada debe lograr el
equilibrio psicológico y la madurez afectiva de los niños y niñas. Los padres y
fundamentalmente la madre son presentados como los responsables exclusivos de
este destino. Para lograr esto no es suficiente –aunque sí absolutamente necesario-
el amor maternal, el cual puede ser incluso peligroso si es excesivo. La maternidad
es presentada como una tarea compleja que requiere la guía del experto, que ya no
es sólo el médico, sino el psicólogo. De la maternidad sufriente pasamos a la
maternidad como invitación al pánico.

16 Más allá de la simplicidad de este relato en forma de síntesis, cabe aclarar


que el proceso no es lineal y que en cada época conviven recomendaciones
opuestas, superpuestas o en disputa. Más aún si pasamos al plano de las prácticas
cotidianas -que han sido menos investigadas-, se vislumbra que hubo resistencias a
la incorporación de estos consejos y mandatos, reapropiaciones, resignificaciones e
incluso también algunas dificultades reales en llevarlo a la práctica en quienes
tuvieron la intención de hacerlo.
¿Y qué sucede en la actualidad? Quizás muchos de estos consejos
desarrollados en los años cincuenta y sesenta podrían parecer parte del sentido
común. ¿En qué grado están presentes en el plano de las representaciones y de las
prácticas cotidianas? Responder este interrogante es parte de nuestro proyecto de
investigación. Pero podemos señalar algunos datos que dan cuenta del grado de
diversidad actualmente presente.
Según una encuesta a nivel nacional6 respondida por el principal cuidador del
niño, generalmente la madre o el padre, un 4% considera que debe castigarse

6
La encuesta fue realizada por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia a 25.000
hogares en todo el país.

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
físicamente a los niños un 65% plantea que se debe castigarlos de otra forma y un
30% que no deben ser castigados. Si pasamos al plano de las prácticas utilizadas en
el mes anterior a la encuesta y nos acotamos a los niños de 2 a 5 años, si bien la
explicación, el darle otra cosa para hacer y el reto es lo más frecuente (85%, 70% y
62% respectivamente) un 42% declara haberle dado un chirlo, un 26% haberlo
zamarreado y un 19 % manifiesta haberle pegado en alguna extremidad. . (Gerosa,
Thourte, Abduca y otros, 2013). Un grado de diversidad similar también hemos
observado en otro universo (Abduca, Ainora, Pérez, 2010).
Es decir, el castigo físico, corporal se hace presente a pesar de haber sido
rechazado desde lo discursivo durante prácticamente todo el siglo XX. Y la
posibilidad de educar a un niño sin castigarlo, cuestión que se viene planteando
hace más de sesenta años, está claramente presente, pero no llega a ser lo
mayoritario. Esto da cuenta de que las tendencias analizadas en este trabajo no son
lineales ni universales. También nos advierte sobre la distancia entre las
17 recomendaciones de la mirada “experta” y las ideas de los sujetos, entre las
representaciones y las prácticas cotidianas, entre lo deseable y lo posible, en
determinado contexto socio-cultural.

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina
Bibliografía citada:

Abduca, Leila, Ainora, Juan Miguel y Pérez, Verónica (2010) “¿Castigadores u


obedientes? Un estudio sobre los juicios morales de estudiantes secundarios”. En
Forte, Gustavo y Pérez, Verónica (compiladores). El cuerpo, territorio del poder.
Buenos Aires: Colectivo Ediciones/Pi.Ca.So.
Billorou, María José (2007) “Madres y médicos en torno a la cuna. Ideas y prácticas
sobre el cuidado infantil (Buenos Aires, 1930-1945)”. En Revista Aljaba,11:167-192.
Borinsky, Marcela (2005) “ „Todo reside en saber qué es un niño‟. Aportes para una
historia de la divulgación de las prácticas de crianza en la Argentina”.En Anuario de
Investigaciones Facultad de Psicología, UBA, 13:117-126.
Carli, Sandra (2002) Niñez, pedagogía y política: Transformaciones de los discursos
acerca de la infancia en la historia de la educación Argentina entre 1880 y 1955.
Buenos Aires: Miño y Dávila Editores.
Colángelo, María Adelaida (2012) La crianza en disputa: medicalización del cuidado
18 infantil en la argentina, entre 1890 y 1930. Tesis de doctorado, Facultad de Ciencias
Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. La Plata
Cossé, Isabella (2010), Pareja, sexualidad y familia en los años sesenta. Una
revolución discreta en Buenos Aires, Buenos Aires: Ed. Siglo XXI.
Darré, Silvina (2013), Maternidad y tecnologías de género, Buenos Aires: Ed. Katz.
Gerosa, Sabrina, Thourte, Manuela, Abduca, Leila y otros (2013), Encuesta sobre
condiciones de vida de niñez y adolescencia. Principales resultados, Buenos Aires,
editado por Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y UNICEF.
Nari, Marcela (2004), Políticas de maternidad y maternalismo político, Buenos Aires.
Ed: Biblos.
Rustoyburu, Cecilia (2011) Infancia, maternidad y paternidad en los discursos de la
Nueva Pediatría : Buenos Aires, 1940-1976, Tesis doctoral, Facultad de Ciencias
Sociales, UBA. Buenos Aires.
Rustoyburu, Cecilia (2012a) “Los consejos sobre crianza del Dr. Bonanfant:
pediatría, psicoanálisis y escuela nueva (Buenos Aires, fines de la década de 1930)”.
En Temas y debates 23:103-124
Rustoyburu, Cecilia (2012b) “Infancia y maternidad en los discursos de la pediatría
psicosomática (Buenos Aires, a mediados del siglo XX)”. En Tempos Históricos
16:59-86.

– XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina

Вам также может понравиться