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Así, el egocentrismo define a aquellas personas para las que la opinión de los demás no
tiene importancia, enfatizando las propias. Cuando decimos que alguien es egocéntrico nos
referimos a que esa persona solo ve el mundo desde su punto de vista, es decir, carece de la
capacidad de empatizar y no les importa las consecuencias que sus actos tengan sobre los
demás. Profundicemos.
El psicólogo suizo Jean Piaget estudió el egocentrismo como parte del desarrollo infantil.
Observó que los niños pequeños parecen cognitivamente incapaces de asimilar la
perspectiva de otra persona. Así, por ejemplo, cuando juegan al escondite tiende a taparse
los ojos pensando que como ellos no ven, tampoco los demás podrán encontrarles.
Falta de empatía
La falta de empatía en la personalidad egocéntrica implica una incapacidad o dificultad
para salir de uno mismo y poder entender o sentir lo que experimenta otra persona.
La persona poco empática vive inmersa en su realidad e ignora el mundo de los demás, sus
problemas y sus sentimientos. Mirará por su bien de manera egoísta y poco comprometida
con su entorno y pensará que todos deben actuar, pensar y sentir como ella.
Metas inalcanzables
Los egocéntricos, debido a sus sentimientos de grandeza,se centran en la búsqueda
constante del éxito, poder, amor y riqueza con el objetivo de estacar. Y por lo tanto, la
lucha por alcanzar esas metas no realistas les suele conducir a la frustración.
Falta de autoestima
La personalidad egocéntrica se caracteriza por un gran disfraz de seguridad hacia los demás
pero que en realidad oculta un profundo sentimiento de inseguridad y baja autoestima. La
seguridad artificial que transmiten se debe a que creen que es cierto todo lo que piensan,
por el simple hecho de que que sus opiniones valen más que las del resto.
Exhibicionismo
La personalidad egocéntrica también se manifiesta en ciertas actitudes como la motivación
por el placer de sentirse halagado y admirado. Esto suele observarse en el deseo excesivo
de esperar ser recompensado con halagos por los demás y también en una necesidad
permanente de acaparar atención.
Por otro lado, el egocéntrico precisa de una admiración incondicional a través del control
de las ideas, acciones y comportamientos de los que le rodean.