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15 José Mª Quintillá
Servicio de Pediatría. Sección de Urgencias. Hospital Sant Joan de Déu.
Universitat de Barcelona.
TABLA I. Causas de insuficiencia cardiaca en TABLA II. Clasificación de Ross del grado de
pediatría. insuficiencia cardiaca.
TABLA III. Etiología de la insuficiencia cardiaca TABLA IV. Edad de aparición de la insuficiencia
según su edad de aparición cardiaca en las cardiopatías congénitas
estructurales
Recién nacido
– Arritmias (bloqueo cardiaco completo, Al nacimiento
taquicardia supraventricular) – Corazón izquierdo hipoplásico
– Cardiopatías congénitas estructurales – Insuficiencia tricuspídea o pulmonar severas
– Disfunción miocárdica (asfixia, sepsis,
hipoglucemia, miocarditis.) Primera semana
– Malformación arteriovenosa – Transposición de los grandes vasos
– Anemia grave – Ductus arterioso persistente (DAP)
– Corazón izquierdo hipoplásico (con anatomía
Lactante muy favorable)
– Arritmias (taquicardia supraventricular...) – Drenaje venoso pulmonar anómalo total
– Cardiopatías congénitas estructurales – Estenosis aórtica o pulmonar
– Malformación arteriovenosa
– Origen anómalo de la coronaria izquierda Primer mes
– Enfermedad de Kawasaki – Coartación de aorta
– Hipertensión arterial aguda (síndrome – Estenosis aórtica
hemolítico-urémico...) – Shunts I-D amplios
– Sepsis
– Otras (fibroelastosis endocárdica, enfermedades Primeros 4 meses
de depósito...)
– Shunts I-D amplios (CIV amplia, DAP...)
– Origen anómalo de coronaria izquierda
Niño adolescente
– Fiebre reumática
– Miocarditis viral
– Endocarditis bacteriana
– Pericarditis el fármaco hasta que se demuestre lo contrario. Hay
– Arritmias que distinguir los cambios electrocardiográficos pro-
– Cardiopatía congénita estructural pios del efecto de la digital de aquellos que son con-
– Hipertensión aguda (glomerulonefritis...) secuencia de la toxicidad digitálica:
– Hipertiroidismo – Efectos: acortamiento del QTc, descenso del ST
– Enfermedad pulmonar aguda o crónica (cubeta) y disminución de la amplitud de la onda
– Enfermedades neuromusculares T.
– Toxicidad:
- Prolongación del PR, que puede progresar a
bloqueo AV de segundo grado.
etiológicos (Tabla V). El ECG puede ser diagnósti- - Bloqueos de segundo o tercer grado.
co en arritmias, pericarditis o miocarditis. - Bradicardia sinusal profunda.
En pacientes que reciban digital, siempre hay que - Arritmias supraventriculares: extrasístoles auri-
buscar signos de toxicidad. La intoxicación digitáli- culares, taquicardia supraventricular (que se
ca se caracteriza por síntomas generales (anorexia, acompaña frecuentemente de bloqueo AV),
náuseas, vómitos, diarrea, alteraciones visuales, debi- fibrilación y flutter auricular.
lidad, empeoramiento de la IC preexistente) y por alte- - Arritmias ventriculares (menos frecuentes en
raciones del ritmo cardiaco, que pueden ser muy gra- niños): bigeminismo, trigeminismo, extrasís-
ves. En general debe pensarse que cualquier arrit- toles ventriculares, taquicardia y fibrilación
mia en un paciente digitalizado está relacionada con ventriculares.
Insuficiencia cardiaca en Urgencias 129
Unos niveles plasmáticos superiores a 2 ng/ml ma pulmonar severo o de fallo respiratorio inminen-
probablemente se asocian con toxicidad si la clínica te suele ser necesaria la intubación endotraqueal pre-
es compatible. Dicho aumento de los niveles de digo- via a cualquier exploración complementaria.
xina puede ser consecuencia de una dosificación exce-
siva, pero también puede estar influenciado por la insu- Monitorización
ficiencia renal, el hipotiroidismo y las interacciones – FC, FR, Tª, TA, saturación Hb.
con otros fármacos (ver capítulo de palpitaciones y – Peso diario.
arritmias). Además, en la toxicidad digitálica no sola- – Diuresis y balance hídrico.
mente influyen los niveles plasmáticos del fármaco, – En casos de gravedad es útil la monitorización de
sino que hay algunos factores que aumentan la sensi- PVC y de presión de enclavamiento pulmonar
bilidad miocárdica, como son la isquemia cardiaca, las (UCIP).
miocarditis, la hipoxia, la alcalosis, las alteraciones
electrolíticas (hipopotasemia, hipomagnesemia, hiper- Postura
calcemia) y el tratamiento con catecolaminas, betablo- – Reposo absoluto.
queantes, amiodarona, quinidina o verapamil. – Antitrendelemburg 20-30° (disminuye el retorno
venoso y mejora la ventilación)
TRATAMIENTO
Estabilización inicial y medidas generales Temperatura
Orientadas a asegurar: Mantener normotermia. La fiebre aumenta las
– La adecuada monitorización y control de estos necesidades metabólicas del organismo. La hipoter-
pacientes. mia aumenta la desaturación de oxígeno en sangre
– La corrección de factores que pueden empeorar periférica.
la situación de IC.
– la minimización de estímulos y acciones que pue- Sedación
dan causar irritabilidad y aumento de las deman- Mantener al paciente en un ambiente tranquilo y
das metabólicas. sin estímulos que provoquen irritabilidad.
En algunos casos puede ser necesaria la sedación
ABC farmacológica:
Asegurar una correcta apertura de la vía aérea y – Sulfato de morfina: 0,05-0,2 mg/kg/4-6 horas vía
una ventilación adecuada. En niños con signos de ede- s.c.
130 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Urgencias Pediátricas SEUP-AEP
– Midazolam: 0,2-0,3 mg/kg vía intranasal; 0,1 agudo (nivel de evidencia C). Puede producir hipo-
mg/kg/h e.v. en infusión continua. potasemia, hiponatremia y alcalosis hipoclorémica.
– Levomepromacina: 1 mg/kg/dosis v.o. Otros fármacos diuréticos, generalmente poco
utilizados en fase aguda, se resumen en la Tabla VI.
Oxigenoterapia
– FiO2 adecuada para mantener una saturación de Fármacos inotrópicos
Hb y una PaO2 adecuadas. En el tratamiento de una insuficiencia cardiaca
– Cuidado en las cardiopatías con plétora pulmo- grave generalmente es necesario el uso inicial de
nar (el O2 es vasodilatador pulmonar y aumenta inotrópicos potentes como catecolaminas en infusión
la sobrecarga de volumen de cavidades izquier- continua. Como tratamiento de continuación o para
das). el manejo de los casos menos graves suele utilizarse
la digital.
Cuidados respiratorios
– Aspiración nasofaríngea, fisioterapia respirato- Digital
ria. Es el fármaco de elección en la insuficiencia car-
– Tratamiento antibiótico de las sobreinfecciones diaca en la infancia (nivel de evidencia B). En la prác-
respiratorias. tica habitual su indicación pasa por la valoración de
un cardiólogo pediátrico. No suele indicarse en for-
Líquidos y electrolitos mas asintomáticas de disfunción de ventrículo izquier-
– Restricción hídrica (entre 70-80% de las nece- do (nivel de evidencia C). Está contraindicada en caso
sidades basales). En general sólo en la fase agu- de miocardiopatía hipertrófica, bloqueo cardiaco com-
da y durante periodos cortos de tiempo, ya que pleto o taponamiento cardiaco. La digital aumenta
puede dificultar el aporte calórico adecuado en la fuerza contráctil del corazón, mejora el vaciado
los lactantes. ventricular, reduce la presión de llenado y el tamaño
– Corregir alteraciones hidroelectrolíticas (acido- de las cavidades cardiacas, aumenta el gasto cardia-
sis, hipokaliemia...). co y disminuye la frecuencia cardiaca.
– Corregir hipoglucemia. Las dosis deben ser calculadas al menos por dos
personas distintas y de forma independiente, dada
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO su potencial toxicidad en niveles cercanos a los tera-
GENERAL péuticos. Además el error más habitual es administrar
Fármacos diuréticos una dosis 10 veces superior a la correcta. Puede pau-
Furosemida tarse una dosis de carga (digitalización) y posterior-
– 0,5-3 mg/kg/dosis cada 6-8-12 horas vía oral mente continuar con las dosis de mantenimiento. En
(adulto 20-80 mg/dosis cada 8 horas). los casos en los que la IC sea leve suele comenzarse
– 0,5-1 mg/kg/dosis cada 6-8-12 horas vía e.v. (adul- directamente por la dosis oral de mantenimiento. En
to 20-40 mg/dosis cada 8 horas). general la vía oral es más segura y la e.v. se reserva
Es el diurético de elección en el fallo cardiaco para casos graves. Es una práctica útil realizar un ECG
Insuficiencia cardiaca en Urgencias 131
zar debemos tener en cuenta la carga corpo- pueden interferir en algunas técnicas de deter-
ral total (CCT) de la sustancia (no sólo la minación de niveles plasmáticos de digital.
concentración plasmática). Una vez calcu-
lada dicha carga total en mg podemos saber BIBLIOGRAFÍA
cuántos viales de anticuerpos Fab necesita- 1. Newburger JW, Takahashi M, Beiser AS, Burns JC,
mos (ya hemos dicho que cada uno neutra- Bastian J, Chung KJ et al. Single intravenous infusion
liza 1 mg). of gammaglobulin as compared with four infusions
- Si se trata de una intoxicación aguda acci- in the treatment of acute Kawasaki syndrome. N Eng
J Med 1991; 324: 1633-9.
dental, la carga total de digoxina correspon-
de al 80% de la dosis ingerida (ésta es su 2. Drucker NA, Colan SD, Lewis AB, Beiser AS, Wessel
DL, Takahashi M et al. Gammaglobulin treatment of
biodisponibilidad oral) o a la totalidad de la acute myocarditis in the pediatric population. Circula-
dosis inyectada. Si se desconoce la dosis tion 1994; 89: 252-7.
ingerida y ya han pasado 6 horas post-inges- 3. Park MK. The Pediatric Cardiology Handbook. 4th edi-
ta pueden determinarse los niveles plasmá- tion. St Louis: Mosby; 2002.
ticos y actuar como se describe en la into- 4. Burch M. Heart failure in the young. Heart. 2002; 88:
xicación crónica. Si no es posible se utiliza 198-202.
una dosis empírica de 6 viales (puede admi- 5. Mir TS, Marohn S, Laer S, Eiselt M, Grollmus O, Weil
nistrarse la mitad de las dosis y ver la res- J. Plasma concentrations of N-terminal pro-brain natriu-
puesta antes de administrar la otra mitad). retic peptide in control children from the neonatal to
- Si se trata de una intoxicación crónica nos adolescent period and in children with congestive heart
basaremos en los niveles plasmáticos, cono- failure. Pediatrics. 2002; 110: e76.
ciendo que el volumen de distribución de la 6. Rosenthal D, Chrisant MR, Edens E, Mahony L, Can-
digoxina es aproximadamente 5,6 L/kg. Para ter C, Colan S et al. International Society for Heart and
Lung Transplantation: Practice guidelines for manage-
calcularla, pues, aplicaremos la siguiente ment of heart failure in children. J Heart Lung Trans-
fórmula: plant 2004; 23: 1313-33.
CCT = niveles plasmáticos (ng/ml) x 5,6 x 7. Bartrons J, Prada F, Jordan I, Rissech M. Insuficiencia
peso (kg)/1000 cardiaca. En: Pou J, editor. Urgencias en Pediatría: Pro-
En lugar de esta fórmula podemos utilizar tocolos diagnóstico-terapéuticos. Madrid: Ergon; 2005.
la Tabla VII. p. 424-37.
Si desconocemos los niveles plasmáticos, 8. Gewitz MH, Woolf PK. Cardiac emergencies. En: Fleis-
en niños < 20 kg se utiliza una dosis empí- her GR, Ludwig S, Henretig FM, editores. Textbook
rica de 40 mg y en > 20 kg y adultos de 240 of Pediatric Emergency Medicine. Philadelphia: Lip-
mg. pincott Williams & Wilkins; 2006. p. 717-58.
8. Efectos no deseados de los anticuerpos Fab: 9. Moffett BS, Chang AC. Future pharmacologic agents
for treatment of heart failure in children. Pediatr Car-
reacciones de hipersensibilidad, empeoramien-
diol 2006; 27: 533-51.
to de la insuficiencia cardiaca subyacente, hipo-
10. Jefferies JL, Denfield SW, Price JF, Dreyer WJ, McMa-
potasemia (puede suceder de forma rápida, por hon CJ, Grenier MA, Kim JJ, Dimas VV, Clunie SK,
lo que es conveniente determinar los niveles de Moffett BS, Chang AC, Wann TI, Smith EO, Towbin
potasio cada hora hasta que se estabilice). Los JA. A prospective evaluation of nesiritide in the treat-
anticuerpos tardan en eliminarse 3-4 días (5-10 ment of pediatric heart failure. Pediatr Cardiol 2006;
días en insuficiencia renal), durante los cuales 27: 402-7.
Capítulo 43
Miocarditis
César Abelleira
Servicio de Cardiología Pediátrica. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid
INTRODUCCIÓN
La miocarditis se define como un proceso inflamatorio focal o difuso del músculo car-
diaco, que cursa con diferentes grados de afectación de la miofibrilla, del intersticio o
de sus componentes vasculares.
Aunque el desencadenante más frecuente es una causa infecciosa, generalmente
viral, también se han descrito otras múltiples causas etiológicas. Su fisiopatología es
compleja, y su conocimiento deriva en gran parte de estudios animales. Presenta asi-
mismo gran heterogeneidad en su curso clínico y pronóstico.
El análisis histológico de las muestras de biopsia miocárdica constituía, hasta
fechas recientes, la prueba diagnóstica por excelencia, aunque con una baja sensibi-
lidad y escaso valor pronóstico. En los últimos años, la asociación de técnicas inmu-
nohistoquímicas y de biología molecular, aplicadas a las muestras de tejido miocárdi-
co, así como pruebas no invasivas como la resonancia magnética nuclear (RMN), han
mejorado la sensibilidad diagnóstica y han aportado asimismo información pronósti-
ca y orientación terapéutica.
Aunque el principal tratamiento consiste en el manejo de la disfunción ventricular
izquierda, bien sea con fármacos o con soporte mecánico cardiocirculatorio, en deter-
minados casos, el tratamiento antiviral o inmunosupresor es eficaz.
A pesar de ello, un número importante de pacientes desarrollan posteriormente
miocardiopatía dilatada con disfunción ventricular progresiva y necesidad de trasplan-
te cardiaco como única opción terapéutica.
En este capítulo trataremos de ordenar y sintetizar los conocimientos más
actuales de esta patología, refiriéndonos fundamentalmente a la miocarditis
viral.
617
DATOS EPIDEMIOLÓGICOS
La incidencia real de la miocarditis en la población general es difícil de cuantificar, y
probablemente mayor a la esperada, en relación fundamentalmente con el alto porcen-
taje de casos asintomáticos y con la ausencia de pruebas diagnósticas suficientemen-
te sensibles y específicas.
Grandes series de autopsias no seleccionadas en la población general han indica-
do que un 1-9% presentaba miocarditis no diagnosticada previamente(1,2). Asimismo,
se ha identificado la miocarditis como causa de muerte súbita de origen cardiaco en el
12-22% de los jóvenes menores de 40 años de edad, siendo la causa más frecuente por
debajo de los 20 años(3-5). Se trata de una enfermedad típicamente esporádica, aunque
a veces puede aparecer en brotes epidémicos. Su incidencia varía mucho entre países,
en relación con las condiciones higiénicas y socioeconómicas, así como con la dis-
ponibilidad de servicios médicos y las inmunizaciones. Presenta una ligera preponde-
rancia en varones(6,7). En la población pediátrica se ha descrito con mayor frecuencia
una presentación clínica con un curso más fulminante respecto a la población adulta(8).
Por otro lado, estudios recientes han identificado la miocarditis como la causa conoci-
da más frecuente de miocardiopatía dilatada en pacientes menores de 18 años, siendo
esta última la causa más frecuente de trasplante cardiaco pediátrico(9,10).
ETIOLOGÍA
Aunque la causa de la miocarditis es desconocida en un importante número de pacien-
tes, una gran variedad de agentes infecciosos, enfermedades sistémicas, cardiotóxicos
y fármacos han sido asociados con el desarrollo de esta enfermedad, con una lista en
constante crecimiento (Tabla 1), siendo la infección viral el desencadenante más fre-
cuente(11), bien sea por daño directo o por respuesta inmune secundaria desencadena-
da en el huésped.
• Agentes infecciosos. Los agentes virales más frecuentemente implicados en la
génesis de miocarditis son Coxsackie virus, sobre todo el de tipo B, adenovirus, virus
herpes humano 6, virus Influenzae y parvovirus B19, aunque otros menos frecuentes
como el virus Ebstein-Barr, el citomegalovirus o el virus de la hepatitis C han sido
asociados con el desarrollo de esta enfermedad(11). En pacientes infectados con el virus
de la inmunodeficiencia humana (VIH), la presencia de miocarditis es un hallazgo fre-
cuente en estudios autópsicos en posible relación con el propio virus, coinfecciones
o fármacos antivirales(12). Además de los virus, otros agentes infecciosos (bacterias,
rickettsias, hongos, parásitos o protozoos) pueden producir miocarditis, aunque con
menor frecuencia en nuestro medio. El Tripanosoma cruzi, responsable de la enfer-
medad de Chagas, es causa de miocarditis endémica en América Central y Sudaméri-
ca(13). Otros, como la Borrelia burgdorferi, son también responsables de miocardiopa-
tía aguda o crónica en áreas endémicas.
• Fármacos de uso habitual, como algunos antiepilépticos o antibióticos, pueden
producir miocarditis secundarias a reacciones de hipersensibilidad, que habitualmen-
te responden a la retirada del agente causal y tratamiento esteroideo(14).
618
PATOGENIA
La mayor parte del conocimiento actual sobre la patogénesis de la miocarditis viral o
autoinmune deriva de estudios realizados en modelos animales(16), en los cuales, tras
inducir una infección por un virus cardiotropo (Coxsackie virus B3), se evidencia-
ron infiltrados inflamatorios similares a los observados en la miocarditis en humanos.
Según estos estudios, la progresión desde el daño agudo hacia la miocardiopatía dila-
tada crónica se puede resumir en 3 fases (Figura 1).
En una primera fase el virus penetra en los miocitos cardiacos por endocitosis a
través de receptores y correceptores específicos. En su interior se inicia la replicación
viral, con efectos citotóxicos y destrucción celular(17). En algunos casos, esta fase pue-
de conllevar un gran daño miocitario con muerte en la primera semana tras la infec-
ción. Cuando esta primera fase no es letal, se desarrolla una miocarditis aguda entre
el 4.º y el 14.º día tras la infección. Esta segunda fase se caracteriza histológicamen-
te por un infiltrado inflamatorio focal, consistente fundamentalmente en linfocitos T
(CD4 y CD8), linfocitos B, macrófagos y monocitos, entre otros. La respuesta infla-
matoria desencadenada normalmente produce el aclaramiento viral y la resolución
del proceso en unas 3 semanas(18), aunque también puede ocasionar daño miocitario
directo. Durante esta fase, la exposición de determinados antígenos intracelulares o de
antigénicos virales similares a antígenos cardiacos propios puede estimular la produc-
ción de linfocitos T y B, desencadenando una autorreacción contra células cardiacas
no infectadas, con producción de citocinas y autoanticuerpos(19-22). De esta forma, se
inicia una miocardiopatía autoinmune que persiste a pesar del aclaramiento viral. Se
ha demostrado en humanos la producción de anticuerpos contra múltiples antígenos
cardiacos como miosina(23), receptores β-cardiacos(24) o múltiples proteínas intracelu-
lares. Asimismo, se ha conseguido desencadenar experimentalmente una miocarditis
autoinmune en ratones tras ser inmunizados con péptidos de miosina, demostrándose
producción de autoanticuerpos y linfocitos T específicos(25).
En función de esta
respuesta inmunita-
ria, la tercera fase se
caracteriza por la recu-
peración del miocar-
dio o por la evolución
hacia el daño miocárdi-
co progresivo que des-
encadena en una mio-
cardiopatía dilatada
crónica, bien sea por
persistencia de la repli-
cación viral en los mio-
citos o por inflamación
Figura 1. Secuencia fisiopatológica de la miocarditis. Fuen- crónica por mecanismo
te: tomado de A.M. Feldman et al.(26). autoinmune.
620
CLÍNICA
El espectro clínico de la miocarditis es altamente variable. Las formas clínicas de pre-
sentación más frecuentes cuando nos referimos a la miocarditis viral son tres:
• Asintomáticos: un alto porcentaje de pacientes muestran una presentación subclí-
nica de esta patología, la cual pasa totalmente desapercibida. En ocasiones, son diag-
nosticados a partir de hallazgos electrocardiográficos de nueva aparición secunda-
rios al daño inflamatorio miocárdico, aunque la primera manifestación también puede
ser la aparición de arritmias auriculares o ventriculares, bloqueo aurículo-ventricular
(AV) completo o incluso muerte súbita(11).
• Sintomatología aguda: este grupo de pacientes presenta síntomas y signos de
fallo cardiaco, con dilatación y disfunción ventricular. Frecuentemente existe histo-
ria reciente de sintomatología pseudogripal, con fiebre, mialgias y síntomas respirato-
rios o gastrointestinales. Los síntomas más frecuentes son disnea, dolor torácico, sín-
cope y arritmias.
• Una forma de presentación clínica bien diferenciada dentro de este grupo es la
miocarditis fulminante, que se caracteriza por desarrollo agudo (menos de 3 días)
de signos y síntomas de fallo cardiaco avanzado con necesidad de soporte inotrópi-
co o soporte mecánico cardiocirculatorio, habiendo sido precedido este cuadro de fie-
bre e infección viral en las 2 semanas previas. Este tipo de presentación clínica es más
frecuente en niños que en adultos(8). Se caracteriza por su agresiva presentación agu-
da y puede llevar a la muerte si no se instaura el tratamiento apropiado. Sin embar-
go, a largo plazo presenta mejor pronóstico que la miocarditis con presentación aguda
no fulminante, con menor tasa de evolución hacia miocardiopatía dilatada y trasplan-
te cardiaco.
• Miocardiopatía dilatada: aproximadamente un 30% de los pacientes que sufren
miocarditis pueden evolucionar, tras la fase aguda, hacia una miocardiopatía dilatada
con fallo cardiaco progresivo(26). En el caso de la miocarditis viral, esto puede suceder
como consecuencia de persistencia de replicación viral con daño crónico o por meca-
nismo autoinmunitario.
Además de la miocarditis viral, pueden presentarse otras formas etiológicas menos
frecuentes, con un curso clínico y pronóstico diferentes. Destacan las siguientes:
• Miocarditis eosinofílica: se caracteriza típicamente por la presencia de un infil-
trado inflamatorio con predominio de eosinófilos. Puede aparecer en contexto de mio-
carditis por hipersensibilidad a fármacos. En este caso, el cuadro clínico suele ir aso-
ciado a la presencia de rash cutáneo, fiebre y eosinofilia periférica. Asimismo, puede
aparecer como parte de un síndrome hipereosinofílico. Este tipo de miocarditis pre-
senta buena respuesta al tratamiento inmunosupresor y a la retirada del fármaco cau-
sante. La forma más severa de presentación es la miocarditis eosinofílica necrotizante.
Típicamente se presenta en pacientes previamente sanos y sin antecedente de infec-
621
ción previa. Tiene un curso agudo y rápidamente evolutivo, con mal pronóstico a pesar
del tratamiento inmunosupresor.
• Miocarditis de células gigantes: se caracteriza por la presencia de células gigan-
tes multinucleadas en el infiltrado cardiaco. Su causa es desconocida, aunque se con-
sidera de origen autoinmune, dada su asociación a otros desórdenes autoinmunita-
rios(27). La terapia inmunosupresora puede mejorar la supervivencia pero, a pesar de
ello, su curso es rápidamente evolutivo aun con tratamiento médico, con alto por-
centaje de mortalidad o necesidad de trasplante cardiaco en el periodo de semanas o
meses(28). Es muy frecuente en el cuadro clínico la aparición de taquicardia ventricu-
lar o bloqueo AV completo.
• Sarcoidosis cardiaca: se caracteriza por un infiltrado granulomatoso. Clínica-
mente se presenta como un fallo cardiaco crónico de meses de evolución, con mala
respuesta a tratamiento convencional, miocardiopatía dilatada y arritmias ventricu-
lares de nueva aparición, o bloqueo AV avanzado. En muchos casos es preciso el
implante de marcapasos o desfibrilador automático implantable (DAI).
DIAGNÓSTICO
En la actualidad no existe una prueba que por sí sola confirme el diagnóstico de mio-
carditis con absoluta certeza. Para llegar a un correcto diagnóstico y guiar el tra-
tamiento médico, es necesaria la integración de los datos obtenidos de la historia
clínica, así como pruebas diagnósticas no invasivas y, en ocasiones, invasivas. A con-
tinuación se describen las más relevantes:
• Electrocardiograma: es una prueba poco sensible y específica(29) para el diag-
nóstico de miocarditis. Puede presentar un amplio rango de anomalías que incluyen
taquicardia sinusal, bloqueos de conducción intraventricular y alteraciones inespecí-
ficas del segmento ST y la onda T, incluyendo frecuentemente cambios compatibles
con pericarditis asociada. Ocasionalmente también pueden aparecer cambios sugesti-
vos de infarto miocárdico como ondas Q prominentes. También pueden aparecer alte-
raciones del ritmo como bloqueo AV de nueva aparición, taquicardia ventricular o
fibrilación ventricular.
• Radiografía de tórax: aunque la silueta cardiaca puede ser normal, es frecuente la
cardiomegalia radiológica, así como diversos grados de congestión venocapilar. En oca-
siones, la cardiomegalia radiológica puede ser el primer signo de esta enfermedad.
• Pruebas de laboratorio: es frecuente la presencia de datos analíticos sugestivos
de inflamación como leucocitosis, aumento de la proteína C-reactiva y aceleración de
la velocidad de sedimentación globular. Asimismo, en contextos específicos como la
miocarditis eosinofílica, puede existir eosinofilia periférica. Los estudios serológicos
y cultivos de secreciones pueden ayudar en el diagnóstico del posible agente infeccio-
so causal. En casos de fallo cardiaco de aparición inexplicada en pacientes con sig-
nos y síntomas sugestivos de colagenopatía, es necesaria la realización de un despis-
taje reumatológico.
La determinación de marcadores de daño miocárdico en sangre es importante en la
miocarditis, pues su magnitud y tiempo de aclaramiento se han relacionado con el gra-
622
do de severidad del daño. La troponina I se eleva con mayor frecuencia que la creatín-
cinasa MB, aunque presenta baja sensibilidad para la miocarditis(30).
Por último, el aumento sérico de los niveles de nuevos marcadores como la inter-
leucina 10 puede predecir un incremento del riesgo de mortalidad(31).
• Ecocardiografía: esta prueba permite descartar eficazmente otras causas de fallo car-
diaco. No obstante, los hallazgos son poco específicos para miocarditis y pueden presen-
tarse patrones compatibles con miocardiopatía hipertrófica, restrictiva, dilatada o isquémi-
ca. Es frecuente el aumento de volumen y esfericidad del ventrículo izquierdo, así como
anomalías globales o segmentarias en la función contráctil. Asimismo, son frecuentes el
derrame pericárdico asociado y la insuficiencia valvular mitral. La miocarditis fulminante
puede distinguirse de la miocarditis aguda por la ausencia de dilatación ventricular e incre-
mento del grosor miocárdico(32). El hallazgo de disfunción ventricular derecha asociada
constituye un fuerte predictor de mortalidad o necesidad de trasplante cardiaco(33).
• Medicina nuclear: el uso de anticuerpos monoclonales dirigidos contra fragmen-
tos de la miosina, marcados con indio-111, ha sido ampliamente descrito en la prácti-
ca clínica y permite evaluar la extensión de necrosis miocitaria. Esta prueba presenta
una alta sensibilidad (83%), pero baja especificidad (53%) para la detección de necro-
sis(34). Una captación positiva asociada a ausencia de dilatación de cavidades izquier-
das es altamente predictiva de miocarditis(35). En el contexto de miocarditis crónica, la
presencia de captación con anticuerpos antimiosina se ha asociado a una peor evolu-
ción en la función sistólica y diastólica ventricular izquierda(36).
• RMN: constituye la prueba de imagen más sensible y específica de la que se dis-
pone en la actualidad, por lo que su uso se ha expandido en los últimos años. Permi-
te estudiar adecuadamente la función biventricular, así como la presencia de derrame
pericárdico asociado. Asimismo, identifica la presencia de edema, hiperemia y necro-
sis o fibrosis miocárdica(37). La combinación de secuencias T1 y T2, así como el uso de
realce precoz y tardío con contraste con gadolinio aporta una alta sensibilidad (75%)
y especificidad (98%). Ha sido también empleada para localizar zonas de inflamación
miocárdica y dirigir la realización de biopsia endomiocárdica con un alto valor pre-
dictivo(38), así como para el seguimiento de respuesta terapéutica. El análisis de deter-
minados parámetros como el incremento de realce tardío miocárdico con gadolinio a
partir de las 4 semanas del debut del proceso puede aportar información pronóstica(39),
aunque se necesitan más estudios para confirmar este hecho.
• Biopsia endomiocárdica: esta técnica invasiva permite el diagnóstico de certe-
za de miocarditis. En 1986, se establecieron los Criterios de Dallas (Tabla 2) con el
objeto de homogeneizar el diagnóstico histopatológico. Sin embargo, el diagnóstico
de miocarditis en base únicamente a estos criterios presenta una sensibilidad muy baja
(10-20%) en relación con varios factores:
– Error en la toma de muestras: la práctica habitual de extracción de 4-6 muestras
de tejido del ventrículo derecho aporta muy baja sensibilidad. Algunos estudios han
mostrado que sería necesaria la toma de hasta 17 muestras para aumentar la sensibili-
dad hasta un 80%. Además, estudios recientes de RMN en pacientes con miocarditis
han mostrado que las alteraciones inflamatorias más precoces en el miocardio suelen
afectar a la pared lateral de ventrículo izquierdo(38).
623
– Variabilidad interobservador.
– Tiempo entre la sintomatología y la realización de la prueba: es más probable un
diagnóstico histológico positivo cuando la biopsia se realiza en las primeras semanas
tras el inicio de la sintomatología.
En los últimos años, el desarrollo de técnicas inmunohistoquímicas para detec-
ción de inflamación miocárdica, y de biología molecular para detección de genoma
viral, ha aumentado la sensibilidad diagnóstica de las muestras de biopsia. Además,
dichas técnicas aportan información pronóstica y orientación terapéutica(40).
El uso de la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) ha permiti-
do detectar el genoma de múltiples virus (parvovirus B19, enterovirus, virus de Ebs-
tein-Barr, adenovirus, etc.) en muestras de tejido miocárdico hasta en un 44% de los
pacientes con sospecha de miocarditis viral, incluso en ausencia de criterios histológi-
cos de Dallas(41). En pacientes con miocardiopatía dilatada, la persistencia de genoma
viral en muestras de tejido miocárdico se ha relacionado con peor pronóstico(42).
Las técnicas inmunohistoquímicas detectan signos inflamatorios con mayor sensi-
bilidad (en torno a un 50%) que el análisis histológico. Permiten una mejor caracteri-
zación y cuantificación de los infiltrados inflamatorios intramiocárdicos, así como la
identificación de sobreexpresión de antígeno leucocitario humano (HLA). La presen-
cia de signos inmunohistoquímicos de inflamación se ha correlacionado con un mayor
riesgo de muerte de origen cardiaco o necesidad de trasplante cardiaco(41). Estas téc-
nicas también permiten identificar un subgrupo de pacientes que se pueden beneficiar
de tratamiento inmunosupresor(40,43).
Aunque la biopsia endomiocárdica en centros con experiencia es una técnica con un
bajo índice de complicaciones, no está exenta de riesgos, entre los que se ha descrito perfo-
ración ventricular (1-4%), arritmias (1%) y anomalías de la conducción (1%). Por ello, las
indicaciones de realización de biopsia endomiocárdica en las miocarditis han sido revisadas
recientemente(28) (Tabla 3). Únicamente presentaciones clínicas compatibles con miocardi-
tis fulminante o miocarditis de células gigantes han recibido la recomendación de clase I.
TRATAMIENTO
El tratamiento médico en la miocarditis se basa en dos pilares fundamentales: por un
lado, el tratamiento de la disfunción ventricular izquierda, así como el manejo de las
624
alteraciones del ritmo cardiaco que pueden existir. Por otro lado, existen tratamientos
específicos, en función de la sospecha etiológica y la base fisiopatológica subyacente:
• Tratamiento de la disfunción ventricular izquierda: los fármacos más fre-
cuentemente utilizados son los inhibidores de la enzima conversora de angiotensina
(IECA), betabloqueantes (fundamentalmente carvedilol y metoprolol) y diuréticos(11).
En general, se desaconseja el uso de digoxina(26). En pacientes con disfunción ven-
tricular severa, en situación de shock cardiogénico, es frecuente la necesidad de trata-
miento inotrópico y/o vasodilatador endovenoso con catecolaminas o inhibidores de
la fosfodiesterasa III. Se ha descrito asimismo el tratamiento con éxito del inodilata-
dor levosimendán en este contexto(44).
• Determinados pacientes, sin respuesta a estas medidas de soporte, pueden reque-
rir la necesidad de soporte mecánico cardiocirculatorio con dispositivos de asistencia
ventricular o incluso oxigenación con membrana extracorpórea (ECMO) como puen-
te a mejoría o necesidad de trasplante cardiaco. Esta terapia presenta gran importan-
cia en el tratamiento de la miocarditis fulminante, por su grave evolución en el perio-
do agudo, con un elevado porcentaje de recuperación total.
• Tratamiento de las alteraciones del ritmo: es frecuente la aparición de arritmias
que, en general, se resuelven después de la fase aguda. El tratamiento de las taquiarrit-
625
mias no debe diferir del manejo convencional. En caso de taquicardia ventricular sos-
tenida o asintomática, la amiodarona es el fármaco de elección(11). Fuera del periodo
agudo, puede ser necesario el implante de un DAI. El implante de marcapasos transi-
torio también puede ser necesario para el tratamiento de la bradicardia sintomática o
el bloqueo AV completo.
• Tratamientos específicos: el entendimiento de la fisiopatología de la miocarditis
viral ha permitido desarrollar varias líneas terapéuticas específicas. Según la fase de la
enfermedad, el daño miocárdico puede ser producido por daño viral directo, por reac-
ción inflamatoria inmunitaria postinfecciosa o por ambas cosas. Entre los tratamien-
tos más frecuentemente descritos, destacamos los siguientes:
– Antivirales: el efecto beneficioso de los fármacos antivirales ha sido descrito en
modelos animales. Su uso rutinario en la práctica clínica es de dudosa eficacia, dado
que la miocarditis aguda se suele diagnosticar semanas después de la infección viral,
por lo que el inicio de tratamiento prácticamente siempre es tardío. Existen, no obs-
tante, descripciones de uso exitoso de antivirales como la rivabirina(45) o el ganciclovir
en el tratamiento de la miocarditis fulminante.
– Inmunoglobulina i.v.: ha mostrado efecto antiviral e inmunomodulador en mode-
los animales. Algunos estudios no controlados han descrito un ligero beneficio en la
población pediátrica en la fase aguda de la enfermedad(46). Sin embargo, no existen
suficientes estudios para recomendar su uso rutinario en la miocarditis aguda(47).
– Interferón: el tratamiento con interferón β ha mostrado un efecto beneficioso
en pacientes con miocardiopatía dilatada con persistencia de genoma viral en teji-
do miocárdico detectado mediante PCR(48). También se ha descrito el uso exitoso de
interferón α en la miocarditis y la miocardiopatía dilatada.
– Inmunosupresión: su uso no está recomendado en el tratamiento de la miocarditis
aguda viral, aunque sí puede ser beneficioso en el tratamiento de miocarditis de célu-
las gigantes(27) o en el contexto de enfermedades autoinmunes como lupus eritema-
toso, esclerodermia o polimiositis. El uso de corticoides también ha mostrado bene-
ficio en el tratamiento de miocarditis eosinofílica por hipersensibilidad a fármacos.
En pacientes con miocardiopatía dilatada en fase crónica, sin respuesta a tratamiento
médico convencional, y con signos inmunohistoquímicos de inflamación y ausencia
de genoma viral en la muestra de biopsia, se ha demostrado la eficacia del tratamien-
to inmunosupresor con azatioprina y prednisona, durante 6 meses, con mejoría en la
evolución clínica y los parámetros de función ventricular(49,50).
PRONÓSTICO
El pronóstico de la miocarditis es muy variable dependiendo de la causa etiológica,
presentación clínica, respuesta inmunitaria del huésped, factores ambientales, etc. La
mayor parte de los casos de miocarditis viral tienen un curso benigno, con recupera-
ción espontánea de la función miocárdica (50-60%), aunque un porcentaje no despre-
ciable, cercano al 30%, evolucionará a miocardiopatía dilatada.
Se ha estimado una incidencia anual de miocardiopatía dilatada en niños de alrede-
dor de 0,57/100.000 casos, siendo la miocarditis la causa conocida más frecuente. En
626
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