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A
“Alcances del método de exploración crítica en Psicología Genética”
Castorina presenta el método clínico tal como se la emplea en la psicología genética, que
como ciencia no podría desprenderse de este método. La indagación clínica es el
procedimiento privilegiado para acceder a la organización intelectual en la investigación;
interviene como interrogación dirigida a determinar el funcionamiento cognoscitivo en
ciertos trastornos psicopatológicos. En la práctica de la psicología genética se elaboran
hipótesis a partir de interrogatorio a los niños, con un material sencilla, con preguntas
sobre la duración del tiempo, la dirección de un movimiento, con una interacción
permanente entre las preguntas y respuestas de los niños.
A partir del empleo de Piaget, el método clínico sufrió modificaciones vinculadas a los
objetivos de las investigaciones y a las particularidades de la situación experimental. La
indagación clínica constituyó una innovación metodológica en una psicología del
desarrollo dominada por la observación pura de los comportamientos infantiles o por el
experimentalismo de las técnicas psicométricas. La diferencia que existe entre el método y
la técnica es que el método sirve a una teoría, es u procedimiento o un camino y la técnica
es una interpretación de una teoría descontextualizada de la realidad. El método clínico
tiene tres elementos:
El interrogador orienta la marcha del interrogatorio. Las respuestas a las preguntas dan
lugar a nuevas preguntas a los fines de completar la información que permita testear la
hipótesis o promueve una verificación o reformulación de la misma. Dos cualidades del
interrogador: saber observan, dejar hablar al niño, y saber buscar algo preciso, tener
siempre una hipótesis de trabajo que comprobar. El método tiene un carácter
exploratorio, la intención de descubrir la originalidad del pensamiento respecto del tema a
tratar y luego sistematizar las preguntas y ponerlas a prueba. El investigador siempre
parte de un problema.
Organizaciones sensorio-motrices: las hipótesis son más claras y precisas en este período,
ya que intenta indagar la progresiva coordinación de las acciones del niño en forma de
sistemas. Se utiliza el método de intercambio de acciones.
(Capítulo 2)
El autor hace una diferenciación entre dos niños: el infante clínico, que es el del
psicoanálisis y el infante observado que corresponde a la psicología del desarrollo. Ambos
enfoques son importantes, el primero porque es la base para conocer al niño a través de
la observación directa y el segundo porque permite conocer la subjetividad del niño, para
lo que no me alcanza con tan solo observar, sino que tengo que inferir.
Interface: punto de cruce entre el infante observado (psicología del desarrollo) y el infante
clínico (psicoanálisis)
El período de latencia sexual es un período que se da entre los 6 y los 12 años de edad, en
donde hay cambios muy radicales respecto a la sexualidad.
Lo que está latente en este período es la sexualidad, pero en este caso, la sexualidad no
desaparece, se encuentra por debajo de otras actividades, el niño hace que se encuentre
reprimida, censurada, que impide que se exprese. La reducción de la fuerza de los deseos
sexuales ha librado al niño de una de sus peores angustias. Su yo se halla en libertad para
expandirse y desarrollarse, para usar su inteligencia y energía en otras direcciones. Ahora
puede realizar tareas que no le lleven a la directa satisfacción del deseo. El niño establece
nuevas relaciones con otras personas que ejercen mayor autoridad sobre el (maestros), y
se dan cuenta que los padres no son todo poderosos como creían, se convierten en figuras
menos exaltadas, y que dan menos miedo. Empieza a comparar a sus padres con los de
sus amigos. No necesitan tanto la aprobación, afecto y la crítica de los padres. Entonces se
disminuyen dos angustias: temor al castigo y la pérdida de amor. En esta instancia, este
proceso de identificación conduce a la construcción de un nuevo agente crítico interior al
niño que guarda relación con las actitudes morales y éticas y ejerce la función de
conciencia del niño. Es el “súper yo” (marca el camino del deber ser). Este separa de la
persona misma de los padres, adquiere independencia y gobierna desde adentro.
Cuando el niño llega al período de latencia sexual, se constituyen los diques psíquicos o
anímicos que son el asco, el pudor, la vergüenza, la moral, los valores éticos y estéticos.
Estos diques se constituyen a partir de esta edad y hacen que el niño no disfrute expresar
libremente todo lo que siente. Elimina de su conciencia el conocimiento de sus deseos,
fantasías y pensamientos que le hagan sentir culpa. La energía sexual del niño se sublima.
En este caso, para Freud, sublimación es desviar esa energía libidinal hacia fines que están
socialmente valorizados, es decir, que utiliza esa energía para otras actividades sociales,
que estén bien vistas y den reconocimiento social, la escuela es una de estas actividades.
La primaria es una escolaridad reglada, donde comienzan a tener deberes, le enseñan
reglas a respetar. El niño las acepta y comienza a reprimir sus impulsos y su inmediatez, se
da tiempo para entender, esperar. Juegan juegos reglados porque comprende, las
internaliza y controlan la cuestión inclusiva. Es muy poco lo que el niño recuerda de las
experiencias vividas ya que dejan recuerdos encubiertos y vacíos.
Freud, A
Lo que la autora busca es la interacción básica entre el ello y el yo y sus diferentes niveles
de desarrollo.
Las líneas de desarrollo son realidades históricas que en conjunto proporcionan un cuadro
convincente de los logros de un determinado niño o de los fracasos en el desarrollo de su
personalidad. Marcan el crecimiento de un niño desde sus actitudes dependientes,
irracionales, determinadas por el ello y por objetos hacia un mayor control del mundo
exterior e interior por el yo. Representa la interacción entre el desarrollo de sus impulsos,
el desarrollo del yo, del súper yo y de sus reacciones frente a las influencias del medio,
entre los procesos de maduración, estructuración y adaptación.
(Capítulo 1)
Una tercera parte de la vida del ser humano es una zona intermedia de experiencia a la
cual contribuyen la realidad interior y la vida exterior. Se trata de una zona que no es
objeto de desafío alguno. La pauta de los fenómenos transicionales empieza a aparecer
desde los 4 a 6 meses hasta los 8 a 12 meses. La necesidad de un objeto o de una pauta de
conducta específicos, que comenzó a edad muy temprana, puede reaparecer más
adelante, cuando se presente la amenaza de una privación.
La zona intermedia de experiencia es una continuación directa de la zona de juego del niño
pequeño que “se pierde” en sus juegos. En la infancia la zona intermedia es necesaria para
la iniciación de una relación entre el niño y el mundo, y la posibilita una crianza lo
bastante buena en la 1ª fase crítica. Para todo ello es esencial la continuidad del ambiente
emocional exterior y de determinados elementos del medio físico, tales como el objeto
transicional. Constituye la mayor parte de la experiencia del bebé. Es necesaria para la
iniciación de una relación entre el niño y el mundo.
Winnicott
(Capítulo 3)
Teoría del juego: se puede describir una secuencia de relaciones vinculadas con el proceso
de desarrollo y buscar donde comienza el jugar:
1. El niño y el objeto se encuentran fusionados: la visión que el niño tiene del objeto
es subjetiva, y la madre se orienta a hacer real lo que el niño está dispuesto a
encontrar.
4. El niño se prepara para la etapa que sigue, la cual consiste en permitir una
superposición de dos zonas de juego: el niño reúne objetos de la realidad exterior
y los usa al servicio de la realidad interna o personal.
Pavlosky, E
El autor recrea imágenes sobre un juego que inventó con su hermano. No se trataba sólo
un juego ingenioso y divertido, sino que además permitía la creación de variedades de
juegos y recreaciones colectivas.
Debe existir una relación entre el tipo de zona lúdica infantil y el tipo de creación
posterior. La zona lúdica entra dentro de la zona transicional. Juego grupal como curación.
Juego infantil, verbalización en el adulto.
Piaget, J
(Capítulo 1)
Para el autor, el lenguaje tiene funciones más allá de la comunicación. La palabra está
primero ligada a la acción, siendo uno de sus elementos; luego, basta con ella para
desencadenar la acción.
2. Monólogo (solitario): el niño no tiene en cuenta al otro. El niño habla para sí,
como si pensara en voz alta. No se dirige a nadie. El niño acompaña sus
movimientos y sus juegos con gritos y palabras, como también puede utilizar las
palabras para producir lo que la acción no podría realizar por sí misma.
3. Monólogo colectivo: incorpora al otro en su discurso sin referirse a él. Cada uno
asocia al otro a su acción, pero sin preocuparse por ser oídos o comprendidos
realmente (hablar sin diálogos). Esta es la forma más socializada de lenguaje
egocéntrico. El otro es un estímulo para el niño.
En cuanto al lenguaje socializado (6-7 años) se tiene más en cuenta al otro, este otro es
como un destinatario, puede establecer un intercambio y se distingue:
Crítica y burla: los niños tienen una conducta más afectiva que intelectual, afirman la
superioridad del yo y denigran al prójimo. Se trata de una acción de un niño sobre otro,
que desembocará en discusiones, peleas o rivalidades.
Órdenes, ruegos y amenazadas: interviene sobre los demás.
Preguntas y respuestas: la mayoría de las preguntas del niño piden respuestas. Éstas, no
sólo son dadas ante las interrogaciones, sino también ante las órdenes. El niño indaga y
quiere que le contesten.
Dolto, F
(Capítulo 1)
Las tres instancias psíquicas inconscientes (ello, yo, súper yo) son localizables en cualquier
composición libre a través de las verbalizaciones del individuo. A mediados de estas tres
instancias psíquicas la autora denomina imagen del cuerpo.
El autor plantea que las instancias freudianas del aparato psíquico, Ello, Yo, Superyó, son
localizables en cualquier composición libre, ya sea grafica (dibujo) o plástica (modelado),
son producciones del niño, son auténticos fantasmas representados, por las cuales se
pueden descifrar las estructuras del inconsciente. Tan solo son descifrables como tales por
las verbalizaciones del niño, quien antropomórfica, da vida a las diferentes partes de sus
dibujos en cuanto se pone a hablar de ello con el analista.
Cuando el niño dibuja pero más que nada cuando lo interpreta al explicar su dibujo,
prueba que a través de esta puesta en escena grafica mediatiza pulsiones parciales de su
deseo, en lucha con pulsiones parciales de su deseo en un nivel diferente. La energía que
se encentra puesta en juego en los argumentos imaginarios que estos dibujos o
modelados constituyen, no es otra cosa que la libido misma que se expresa por medio de
su cuerpo, de una manera pasiva o de una manera activa, pasivamente en su equilibrio
psicosomático, activamente en su relación con los otros.
Retomando sobre la imagen del cuerpo, este mismo no es igual al esquema corporal. El
esquema corporal es una realidad de hecho, en cierto modo es nuestro vivir carnal al
contacto del mundo físico. Nuestras experiencias de la realidad dependen de la integridad
del organismo, o de sus lesiones transitorias o indelebles, neurológicas, musculares, óseas
y también de nuestras sensaciones fisiológicas viscerales, circulatorias, lo que se considera
como cenestésicas.
Un ser humano puede no haber estructurado su imagen del cuerpo en el transcurso del
desarrollo de su esquema corporal, lo cual puede deberse a diferentes tipos de
enfermedades, accidentes, o infecciones. La no estructuración de la imagen del cuerpo se
debe en gran parte al hecho de que la instancia tutelar, desorientada por no obtener
nunca las habitualmente esperadas de un niño de esta edad, ya no intenta comunicarse
con él de otra manera que mediante un cuerpo a cuerpo dirigido solo a la satisfacción de
sus necesidades.
En cuanto al esquema corporal será interprete activo o pasivo de la imagen del cuerpo en
el sentido en que este permite la objetivación de una intersubjetividad, de una relación
libidinal fundada en el lenguaje, relación con los otros, y qué, sin él, sin el soporte que él
representa, seria, para siempre un fantasma no comunicable. La imagen del cuerpo por su
parte está ligada al sujeto y a su historia.
Gracias a la imagen del cuerpo, entrecruza y portada por el esquema corporal podemos
entrar en contactos con los otros.
“Prefacio”
Cuando el autor habla de embriología de la conducta, está refiriéndose a la génesis y el
desarrollo de la misma.
Todo el organismo actúa, tiene una conducta con una determinada forma propia de la
especie. Por lo tanto, toda descripción científica será morfológica. La embriología de la
conducta establece las leyes que orientarán el desarrollo orgánico a partir de lo cual se
puede observar, describir y predeterminar la conducta.
Gesell adopta un enfoque monista, da por supuesto que al irse conformando el soma
(cuerpo), también el psique (mente) se configura. Es decir, que no es necesario estudiar la
mente, puesto que ella es un reflejo de lo orgánico, ya estudiado mediante las leyes del
desarrollo. Nos encontramos ante una morfología evolutiva única.
Con el nacimiento, las conductas del infante se remodelan dentro de las pautas culturales.
La conducta tiene su génesis en el período fetal. El nexo evolutivo solo se corta con la
muerte. Esto lleva a un principio natural de continuidad jerárquica que supone el hecho de
que sólo existe una única fisiología del desarrollo. El crecimiento de los tejidos, de los
órganos y de la conducta obedece a idénticas leyes morfológicas.
Gesell, A: “Los comienzos de la mente humana”
(Capítulo 13)
Ningún individuo humano es tan individual para dejar de pertenecer a su especie. Las
características más fundamentales a su conducta son aquellas que tienen en común con la
especie.
Cada especie tiene sus rasgos de conducta distintivas (estabilidad) y, a su vez, cada
miembro de la especie exhibe variaciones (modificabilidad) individuales de esos rasgos
básicos. Los mismo, son producto de la evolución orgánica.
El autor admite que el individuo es influenciado por la cultura, pero siempre determinado
y delimitado por los mecanismos embriológicos de maduración.
De más o menos rítmica, alcanza cierto equilibrio recurrente que constituye su método
propio de desarrollo, aunque no se conforma a un único modo. Cada niño posee un modo
de crecimiento peculiar, fundado en su constitución psíquica a través de los procesos
embriológicos.
Winnicott, D
(Capítulo 7)
El autor describe el desarrollo del niño en tres categorías, en las cuales hay cambios en
virtud de los cuales la inmadurez da paso a la madurez a modo de progresión en la vida
instintiva del individuo.
La autora afirma que hay dos tipos de nacimientos, uno biológico y uno psicológico.
Fase autística normal (0 a 2 meses): todo niño recién nacido pasa por una fase autística
pero que es normal no patológica, no interacciona ni reconoce el mundo que lo rodea. No
hay respuestas diferenciadas entre el mundo externo e interno. Todos los movimientos
que hace el niño para adaptarse son respuestas reflejas. Se puede decir que el niño se
encuentra encerrado en su huevo, caparazón, cáscara, en su propio mundo sin conciencia
alguna que existe un agente maternal externo que lo asiste. La madre tiene un papel
fundamental, ya que favorece al buen desarrollo del niño. El neonato pasa la mayor parte
del tiempo durmiendo, estado de semisueño y semivigilia, hasta que aparece el circuito
necesidad-tensión-satisfacción (hambre, frío, calor, pis, caca). Predominan los procesos
fisiológicos más que los psicológicos. Se puede decir que el infante se halla en una
situación de desorientación.
La sonrisa en este caso deja de ser social, y pasa a ser específica o preferencial, en donde
el niño sólo sonríe a la madre o a los conocidos. Identifica lo familiar de lo no familiar y a
su vez aparece el objeto transicional, que es un objeto referencial, que lo llevan a todos
lados cuando la madre lo deja solo.
2. Ejercitación locomotriz, gateo (4 a 12 meses) y marcha (10/12 meses a 18 meses):
el gateo, se junta con la primera sub-fase, son contemporáneas que se dan al
mismo tiempo. El niño comienza a gatear o desplazarse, es novedoso para ese niño
poder movilizarse y acercarse, ver, tocar oír lo que quiere, no es del todo
independiente porque todavía no se desplaza de manera autónoma porque no
camina. Cuando el niño comienza a aventurarse alejándose cada vez más de los
pies de la madre, está a menudo tan absorbido en sus propias actividades que por
largos períodos de tiempo parece olvidado de la presencia de ésta. Sin embargo,
vuelve periódicamente a ella ya que parece necesitar cada tanto su proximidad
física. El infante decaído y fatigado se anima y vigoriza en brevísimo tiempo luego
del contacto con la madre, y prosigue sus exploraciones y queda absorbido de
nuevo por su placer de funcionamiento.
El infante explora los objetos inanimados visualmente e investiga su gusto, textura y olor
con sus órganos perceptuales de contacto, particularmente con la boca y las manos.
Alguno de estos objetos puede transformarse en objeto transicional.
La constancia objetal emocional es esa adquisición final donde el niño puede ingresar al
jardín de infantes con grados moderados de angustia que son tolerables de añoranza a la
madre. La constancia objetal emocional se basará en el logro cognitivo del objeto
permanente, pero también participan de esta evolución todos los otros aspectos del
desarrollo de la personalidad del niño. La última sub-fase constituye un período evolutivo
intrapsíquico importante, en el curso del cual se logra un sentimiento estable de entidad
(límites del yo). En esta sub-fase parece ocurrir también la consolidación primitiva de la
identidad sexual.
El niño cuando adquiere la constancia objetal puede creer en un objeto aunque no lo vea,
como el amor de la madre. Esta constancia se da alcanzada la noción de objeto
permanente (cree en la permanencia del objeto, tener una imagen internalizada del
objeto aunque no lo vea) y tener unificación de los aspectos bueno y malo de este objeto
en una representación total. En otras palabras, implica no solo la representación interna
del objeto, sino la integración del objeto en una representación total.
Teniendo estas dos cosas, recién se la puede separar de la mamá. La va a extrañar pero va
a adaptarse. Puede jugar con otros.
Freud, S
Pulsión sexual: implica un empuje. Tendencia hacia un fin. Energía que permite
sexualidad. Innato.
Hay una fuente de la pulsión: zona del cuerpo que produce placer sexual. Donde se
origina, nace o parte (zona erógena, zona del cuerpo que puede ser excitada, cierta
sensibilidad, que esté dotado biológicamente para ser capaz de producir excitación, bajo
determinadas condiciones como el calor)
- Objeto de la pulsión: medio por el cual la pulsión se satisface (parte del cuerpo de otra
persona, objeto material o imaginario)
La sexualidad infantil es auto erótica, el placer sexual del niño se encuentra siempre en su
propio cuerpo. La necesidad nace apuntalándose: se apoya en lo biológico.
Fases de la evolución psicosexual
1. Fase oral (0 a 18/24 meses): zona erógena, la boca. El placer de la succión
independientemente de las necesidades alimenticias es un placer autorerótico. Es
el tipo de placer narcisista primario en el que el sujeto no tiene todavía la noción
de un mundo exterior diferenciado de él. Existen dos períodos según Abraham:
Período pasivo: se da en los primeros seis meses de la etapa oral. Es un período previo a la
dentición, por lo tanto el niño sólo puede lamer, chupar, succionar, lleva todo a la boa
porque es la forma de conocer y una vez saciado sigue succionando por el ejercicio mismo
de la succión. El niño juega, intenta imitar sonidos culturales, repite (ajó), juega con la
tetina de la mamadera una vez que terminó de comer. El primer objeto de amor es el de la
madre porque no conoce otro. Si ella sonríe, el bebé sonreirá.
Período activo: luego de los seis meses, el bebé tiene dientes, comienza a morder objetos
y el pezón de la madre. El niño siente placeres genitales, cuando lo cambian, lo limpian,
pero no es la masturbación voluntaria, sino primaria. Se forman los caracteres egoístas de
tipo captativo.
2. Etapa anal (18/24 meses a 3 años): zona erógena, el ano (músculos esfinterianos).
La actividad placentera por excelencia en esta fase es la retención lúdica de las
heces y orina (porque controla el esfínter), él elige retener porque la materia fecal
pasa a ser la propiedad privada de él, los padres están muy pendientes del tema, le
enseñan, la caca para el niño no tiene sentido que nosotros le damos, a ellos le
gusta la caca, se lo festejan cuando hace las primeras veces en el baño, la madre le
pide que lo haga. El niño le tiene miedo al inodoro porque está hecho para el
adulto y es muy grande para él.
La retención podría ser por placer erótico, se aguantan las ganas, estimula su zona anal, y
es placentero para él, o supone un comienzo de una relación particular con sus padres a
los cuales obedecerá o desobedecerá. Los intercambios generalmente con los padres son
a través del alimento y del aprendizaje de la limpieza y control de esfínteres. El aseo se
asocia a la madre y a zonas erógenas. El niño alcanza un comportamiento neuromuscular
muy satisfactorio, que crea en él la necesidad de la libre disposición de sus grupos
musculares agonistas y antagonistas y le da en adelante la posibilidad de imitar al adulto
no solo en sus palabras sino también en sus gestos.
Con los objetos es egoísta, no los presta. Se pelea con otros, pega, quiere llevarse todo por
delante, es posesivo. Le gusta jugar con sustitutos simbólicos de las heces (que se
aguante) como barro, arena, plastilina, cosas que por su textura o color son parecidas a las
heces con las que no los dejan jugar, lo blando, rebalsar cosas antes de dejar los pañales.
3. Fase fálica (3 a 6 años): zona erógena, pene y clítoris. El clítoris es la zona erógena
de la niña. El falo es el pene, en cuanto y en tanto es lo único que existe, para el
nene se tiene o no se tiene pene, no distinguen otros genitales. La curiosidad
sexual comienza desde antes del 3er año, en pleno periodo sádico-anal. Su primer
objetivo es saber de dónde vienen los niños. Este interés es despertado a menudo
por el nacimiento de un hermanito en la familia. Después se pregunta la diferencia
entre un niño y una niña. Los niños lo muestran mucho a esta edad, preguntan,
investigan, miran, tocan. La actividad placentera en esta fase es la masturbación
secundaria, es decir, que el niño se toca él mismo, es voluntario; para estimularlo
primero se tocan en cualquier ambiente, y luego en privado. La niña en su casa se
estimula a través del roce. La niña se siente menos cuando descubre que no tiene
pene. Descubre a su vez la muerte como por ejemplo al observar animales. Esta
fase es central para el psicoanálisis, es el núcleo de la personalidad.
Complejo de Edipo: es un mito en donde el hijo se casa con su madre y tiene hijos. Teorías
infantiles:
- Teoría de la cloaca: el niño supone que el bebé llega a la panza porque la mamá comió
algo determinado y que nace de la misma manera de que la mamá hace caca,
defecándolo.
- Teoría del falo universal o falocéntrico: el niño teoriza que si él tiene pene, todos los
objetos reales y no reales tienen pene.
- Teoría del coito sádico (maltrato): si ve a los padres teniendo relaciones suele
interpretar al acto sexual como una pelea entre padres, donde interpreta que el padre
domina a la madre.
Piaget, J
(Capítulo 1)
El autor distingue diferentes períodos de desarrollo cognitivo del niño (inteligencia). La
interacción con el objeto es cuando se construye el conocimiento. El conocimiento resulta
de interacciones que se producen a medio camino entre ambos, y por lo tanto, depende
de los dos a la vez, pero con una indiferenciación completa, y no como intercambio entre
formas distintas. Se pueden distinguir dos períodos sucesivos: acciones sensorio motrices
anteriores a todo lenguaje o a toda conceptualización representativa; y acciones
completadas por estas nuevas propiedades.
Este período está relacionado al juego funcional o de ejercicios. Acá no hay una función
simbólica sino que se habla de una inteligencia representativa. Relaciona todo a su propio
cuerpo como si fuera el centro del mundo, esta centración automética en él es
involuntaria e inconsciente.
“Juguetes y razones”
(Capítulo 6)
El juego es una función del yo, un intento por sincronizar los procesos corporales y
sociales con el sí mismo. Surge de una necesidad yoica de dominar las diversas áreas de la
vida (psiquis, corporalidad y sociedad o cultura). A través del juego, los niños pueden
demostrar situaciones traumáticas y al mismo tiempo recrearlas de tal modo que tengan
el control sobre ellas.
El autor, hace una diferenciación entre el juego del niño y del adulto. Para el adulto que
trabaja, el juego es una recreación. En cambio, el juego es al niño lo que el trabajo es al
adulto. El adulto que juega pasa a otra realidad, el niño que juega, avanza hacia nuevas
etapas de dominio.
El juego permite al niño socializarse. Sería una función del yo, en donde le sirve al niño
para organizar y construir su personalidad e identidad individual y grupal. El juego del niño
es la forma infantil de la capacidad humana para manejar la experiencia mediante la
creación de situaciones modelos y para dominar la realidad mediante el experimento del
planeamiento.
Esferas del juego
1. Auto-esfera o juego auto-cósmico (0 a 1 año): el juego del niño comienza y se
centra en su propio cuerpo o cuerpo de la madre, ya que lo considera como una
parte de sí mismo. Consiste en la exploración por repetición de percepciones
sensoriales y vocalizaciones. Luego el niño juega con objetos accesibles, como
chuparse el dedo, con su saliva, con el rostro de la mano, sus orificios, esfera
pequeña.
Estas esferas no están atadas al tiempo porque el niño puede volver de una a otra. El
juego puede tener tres significados: común (con lo que juegan los niños en una época y
lugar determinado), especial (a lo que juegan según los momentos de desarrollo), y único
(de cada niño).
Bouton, C
- Grito reflejo: este acompaña la llegada al mundo del niño, es un reflejo automático que
posibilita el comienzo de la respiración aérea, los gritos al comienzo con el medio de
comunicación con sus padres. Está ligado a una situación de necesidad o sufrimiento (algo
les molesta, sueño, hambre). Con el grito el niño aprende a coordinar su respiración en
función de su intensidad y duración.
- Grito emotivo: traduce de manera intencional un estado de ánimo, como rabia, se enoja
para conseguir algo (que lo alce alguien conocido), sabe que si grita consigue lo que
quiere, va dirigido a alguien.
- Ecolalia: aparece a los seis meses aproximadamente. Se instaura un diálogo entre madre
y niño, padre y niño. Intenta imitar lo que le dicen los demás, tratando de reproducir lo
mismo que el adulto le dice (ta, ta, pa pa). Se puede decir que es una suerte de
comunicación en estado puro.
2. Primer lenguaje (1/1 ½- 3 años): acompaña con la acción.
- Palabra sílaba: son las primeras unidades dotadas de sentido que utiliza el niño. Al
principio son monosílabos. Hay una sílaba que ocupa el lugar de la palabra entera,
ejemplo abua, que representa que tiene sed, que está lloviendo, etc.
- Palabra frase: a los 18 meses aparecen las primeras combinaciones de dos palabras
frases que constituyen un enunciado más complejo y revelan progresos en el análisis de lo
real. Una palabra ocupa el lugar de la frase entera. Ejemplo upa, que quieren que le hagan
upa. Se trata de la adaptación del modelo del adulto a las posibilidades de realizaciones
motrices del niño. Lo que acompaña a la emisión del niño (el ambiente, si está enojado=
ayuda a descifrar cuál de todos los sentidos posibles es a que ese niño se está refiriendo.
- Pronombre yo: da el índice del pasaje a esta etapa, antes el niño no usaban la palabra yo,
sino que se refería a él en tercera persona o por su nombre.
- Poder de invención verbal de la palabra: es común que los niños digan cantidad de
palabras que repiten y no saben su significado, como el himno. Inventan palabras que no
existen.
- Regularización de los verbos: tratan a todos los verbos como regulares, el “yo sabo”. Hici
en vez de hacer. Construye gramáticas. No se da cuenta que se equivoca.
- Gusto por el relato de cuentos, películas, trabalenguas: hay interés por el habla del
adulto.
“Dibujo”
(Capítulo 5, 6, 7, 8)
El grafismo y su desarrollo son un indicador del desarrollo propio del niño, depende de la
psicomotricidad fina y lo separa en cuatro etapas. No se trabaja desde el nacimiento.
- Garabato controlado: en algún momento el niño descubrirá que hay una vinculación
entre sus movimientos y los trazos que ejecuta en el papel. Esto puede suceder unos 6
meses aproximadamente después que ha comenzado a garabatear. Es un paso muy
importante porque el niño ha descubierto el control visual sobre los trazos que ejecuta.
Las líneas de los garabatos toman distintas direcciones: vertical, horizontal, circular. Muy
raramente se encuentran puntos o pequeños trazos repetidos. Tratará de usar diferentes
colores en sus dibujos. A los 3 años puede copiar un círculo pero no un cuadrado. Los
dibujos a esta edad son mucho más elaborados y el niño en algunas ocasiones puede
descubrir ciertas relaciones entre lo que ha dibujado y algo del ambiente. Deja marcas
pero las controla con la mirada. Hay intencionalidad del dibujo, relación con algo del
ambiente.
- Garabato con nombre: en este momento el niño comienza a dar nombre a sus
producciones gráficas, es el inicio de que el pensamiento del niño ha cambiado. Antes el
niño estaba insatisfecho con los movimientos que ejecutaba pero ahora ha comenzado a
concretar muchos movimientos con el mundo que lo rodea. Se da alrededor de los 3 años
y medio. La cantidad de tiempo que el niño dedica al dibujo aumentará y los garabatos
serán mucho más diferenciados. Se anticipa al dibujo. Hay color.
2. Etapa pre-esquemática (4 a 7 años): los movimientos circulares y longitudinales
evolucionan hacia formas reconocibles. Generalmente el 1er símbolo logrado es un
hombre.
- La figura humana se dibuja como un círculo por cabeza y 2 líneas verticales que
representan las piernas. Identifica de a poco a sus familiares. Dibujo universal. Pelota con
aspectos piriformes, conocido como renacuajo, no tiene tronco. Dibujan todo el cuerpo.
Aparece también el monigote (poco tronco y mucha pierna)
- Significado del color: el niño ha comenzado a crear formas conscientemente y son las
formas en si las que le resultan importantes. En los dibujos generalmente hay poca
relación entre el color elegido y el objeto.
- Significado del espacio: el niño concibe el espacio como aquello que lo rodea. Es decir,
los objetos aparecerán arriba, abajo o uno junto a otro, en la forma en que el niño los
comprende, es decir en el aire. Es espacio lo que concibe como relacionado
primordialmente consigo mismo y su propio cuerpo. Esto a veces lo relaciona con el
espacio corporal. No hay línea de base en la hoja.
- Figura humana: es una figura al cual el niño ha llegado después de mucha experiencia.
Durante sus primeros intentos de representación el niño dibuja la figura humana de muy
diversas maneras y ese dibujo que hace puede variar de un día a otro. Cuando el niño se
ha acercado a la conquista de un concepto de la forma, desarrolla gradualmente un
símbolo para representar un hombre, y lo repite continuamente mientras no tenga una
experiencia particular que le haga cambiar este concepto. El esquema de un hombre que
posee un niño será completamente diferente del de otro niño. Modelo de dibujo (si es
adulto lo va a hacer más grande, más alto, si es más chico, petiso). Concepto de la persona
de acuerdo a la experiencia vivida. Hay un esquema, símbolo. Dibujan la casa con artículos
del interior, una embarazada con su feto en la panza. Desproporción del tamaño.
- Uso del color: el niño descubre que hay una relación entre el color y el objeto.
4. Etapa del realismo (9 a 12 años):
- Figura humana: al niño le interesa caracterizar lo mejor posible las diferencias sexuales
en la vestimenta. Sus dibujos en general guardan cierta rigidez, no tienen movimiento.
Detalle en cada imagen.
- Color: comienza a discriminar los diferentes tonos de colores y los utiliza. Ejemplo:
discrimina entre los distintos verdes del pasto y los árboles, es decir, que hay matices.
- Espacio: la utilización que el niño hace del espacio también ha madurado, pasa de la
línea de base a la utilización del plano. Juega con la tri-dimensión, lo que no se ve no se
dibuja.
Cratty, B
Tiempo en que aparece la conducta Conducta indicativa de los orígenes del movimiento en los infantes
aproximadamente
- Aparece el reflejo de moro (si se le sacude ligeramente la
cabeza, como respuesta estira las extremidades y luego flexión
del cuerpo)
Gestación Reflejo del moro; actividad fetal
- Actividad fetal previa al nacimiento
- Reflejo de moro - Reflejo de moro, de alarma (consiste sólo en una flexión sin la
previa extensión), presión palmar (al tocar las palmas de las
- Reflejo de alarma
manos, tiende a causar la flexión)
- Presión palmar
- Reflejo de marcha (“caminar” si se los sostiene en posición
- Reflejo de marcha vertical de manera tal que sus pies puedan tocar una superficie
horizontal plana)
- Locomoción independiente
Reflejos: del moro, de prensión palmar y plantar, de enderezamiento de la cabeza y el
cuerpo, laberíntico de enderezamiento, de sostén de brazos y piernas, reacciones de
tracción hacia arriba con los brazos, movimientos reflejos de locomoción, natación, gateo
y trepa (reflejo de marcha, gateo, de natación y trepa)
1. El desarrollo del control voluntario avanza desde la cabeza hacia los pies,
fenómeno que a menudo recibe el nombre de progresión céfalo caudal.
(Capítulo 4)
Hacia fines del primer año de vida, los niños empiezan a caminar. Al entrar en el segundo,
comienzan a presentar variaciones en la actividad locomotriz (tales como correr, saltar,
con un pie, etc.). En el segundo año empiezan a manejar equipos de juego y pelotas.
Durante el tercer y cuarto año comienzan a manifestar interacciones sociales en el juego.
Hacia el fin del quinto año, los movimientos se tornan más integrados, puede empezar a
coordinar el salto con movimiento de brazos y a lanzar aplicando eficazmente el peso.
- Salto: los niños pequeños mantienen uno de sus pies en contacto con el suelo. 18 meses
se suele superar en esa forma, obstáculos bajos. Poco después saltan impulsándose con
un pie y permanecen por un lapso suspendidos en el aire. A los dos años salta
impulsándose con ambos pies.
- Saltar con un pie, salticar y galopar: 3 años y media, pueden dar de uno a tres saltos
sobre su pie preferido, a los cuatro años pueden dar de 4 a 6 saltos. A los cinco años, el
número de saltos se amplía, entre 8 a 10.
Equilibrio: los niños adquieren la capacidad de marchar sobre líneas con bastante
exactitud (alrededor de los 3 años)
Trepa: exigen por parte del infante en maduración una dosis razonable de decisión y una
integración de los movimientos de brazos y piernas.
Edad de aparición Conductas observadas
“Conductas manipulativas”
(Capítulo 7)
Este capítulo está centrado en el estudio de alguna de las fases que recorren los infantes a
medida que perciben objetos en su ambiente y tratan de manejarse con ellos. El infante
pasa por cuatro fases en su relación con los objetos:
Al madurar (3 o 4 años) empieza a tocar cada vez menos los objetos. Para llegar a conocer
cada objeto basta con mirarlo.
2 a 6 meses: empiezan a observar con mayor detalle cada objeto con el que toman
contacto. La presión palmar evoluciona hasta convertirse en manipulación táctil
(se emplean las puntas de los dedos y el índice en oposición al pulgar)
- 11 meses: esta utilización de objetos los emplea para promover el contacto social
con otros individuos.
Cratty, B
(Capítulo 9)
- Se torna posible mantener el equilibrio sobre un pie con los ojos cerrados
- Pueden caminar sobre las vidas de equilibrio
7 años - Pueden saltar con uno o ambos pies en el interior de cuadrados pequeños
- Ejecutan con precisión ejercicios parecidos a los movimientos de títeres
11 años - Varones salto en largo sin carrera de impulso. 1,52 metros, niñas 15 cm menos
12 años - Es posible el salto en alto desde posición vertical estática hasta una altura de 90,5
cm
Wallon, H
(Capítulo 1)
Busca entender como el niño logra adquirir una noción de su propio cuerpo. Hay una
estrecha relación entre lo orgánico y social (dialéctica). La conformación de un yo corporal
o cuerpo propio requiere de dos premisas: desarrollo del SNC (orgánico) y distinción de las
sensaciones externas e internas. Esto no está desde el comienzo sino que se llega y para
esto tiene que haber una integración de 3 tipos de sensibilidades que el llama premisas
psico fisiológicas:
Sensibilidad interoceptiva: tiene que ver con lo visceral, con la respiración, la circulación,
el aparato digestivo, etc. de todas las manifestaciones orgánicas, las que están en relación
con el tubo digestivo y la alimentación son las que parecen tener mayor concomitancia
con el desarrollo psíquico del niño por lo que la función alimenticia supera mucho a la
circulación y a la respiración. El corazón late desde el período fetal; sin embargo, sus
funciones no son un motivo de actividad. En cuanto a la respiración, esta comienza con la
vida extrauterina; es su primer acontecimiento. La excitación de los labios, un reflejo de
succión. Succión y deglución se parecen por la forma, por el encadenamiento, por la
estrecha y precisa coordinación de movimientos al peristaltismo esofágico, gástrico
intestinal y sólo difieren por su asiento periférico y su mayor diversificación. Teniendo que
abrir o cerrar el tubo digestivo, la actividad bucal desarrolla y afina sus conexiones, sus
mecanismos, sus aptitudes discriminativas. Llega a ser una especie de intermediario entre
las necesidades del organismo y el medio exterior. Después del 2do mes, el hambre puede
provocar movimientos de succión. El niño en las 1as semanas de vida, al mamar, está
absorbido por los movimientos de su boca y de su faringe, los párpados cerrados, los
puños ligeramente apretados, el antebrazo flexionado. Después del 4to mes, sonríe a su
nodriza, vuelve la cabeza hacia una persona que se aproxima, se interrumpe en ocasión de
un débil estímulo auditivo o visual. Las excitaciones exteroceptivas pueden ya disputar su
atención a funciones interoceptivas.
Pero pronto los órganos interoceptivos van a servir de órganos exteroceptivos. El mundo
irá tomando mayor importancia para el niño a medida que se establezcan las conexiones
entre estos 2 dominios de su actividad. Llevando todo lo que él toma a su boca, que es la
zona de sensibilidad más despierta de su cuerpo, aprende a distinguir las cosas entre sí.
Sensibilidad propioceptiva: tiene que ver con el equilibrio, la postura y los movimientos,
músculos y articulaciones. Contribuye a constituir la noción del propio cuerpo. Sus 1as
manifestaciones son contemporáneas del nacimiento y remontan al período fetal. Todas
consisten en actitudes y movimientos que pueden mantener mejor el equilibrio general y
concurrir a la realización de la acción perseguida. Entre las sinergias que han perdido ya su
autonomía en el momento del nacimiento, son los reflejos cervicales y los reflejos
laberínticos. Los reflejos cervicales parten en la sensibilidad articular de las vértebras
cervicales, cuando el giro de la cabeza cambia su posición recíproca. Tienen por efecto
poner los segmentos subyacentes. Con los reflejos laberínticos son provocados sistemas
invariables de actitudes, c/u con una excitación determinada. El asiento de estas
excitaciones es un órgano especial, que se diferenció en el cráneo, y estas excitaciones
traducen los cambios de posición que toma el organismo en relación a la gravedad, y no
en relación a si mismo. 1as reacciones del aparato exteroceptivo: otras sinergias , que
están en relación con excitaciones que llegan del mundo exterior, en lugar de estar desde
el nacimiento despojadas de su individualidad, hacen su aparición en el curso de las 1as
semanas o de los 1os meses. El equilibrio: al mismo tiempo que se construyen sinergias
parciales, van a desarrollarse las sinergias generalizadas a las que se remite el equilibrio
del cuerpo. Al cerebelo le corresponde su regulación. Entre el 1er y 2do mes comienza a
levantar la cabeza hacia el pecho de la madre; entre el 2do y el 3er mes la levanta estando
en decúbito ventral. Entre el 3er y 4to mes, la cabeza comienza a fijarse en posición
derecha, primero sólo por algunos instantes, luego de manera permanente. Entre el 4to y
10mo mes se producen con éxito creciente los esfuerzos por sentarse, por modificar,
volviéndose, una posición incómoda. Un niño puede sostenerse hacia e; 5to mes sobre las
2 manos entre el 8vo y 9no mes aparecen las 1as tentativas de locomoción (gateo).
Entre el 9no y 10mo mes llega a mantenerse parado solo, a ensayar algunos pasos, pero a
condición de estar sostenido. El equilibrio es el sistema incesantemente modificable de
reacciones compensadoras, que parecen modelar el organismo en relación con las fuerzas
opuestas del mundo exterior y sobre los objetos de la actividad motriz.
Cenestesia: se refiere a los grados que el niño llega a realizar una noción coherente y
unificada de su ser físico. La necesidad de encontrar correlaciones orgánicas para los
hechos de la vida psíquica determina que se señale a la cenestesia o sensibilidad del
propio cuerpo como sustrato del sentimiento de personalidad. La cenestesia entraña a los
estudios que pudieron emprenderse sobre la sensibilidad intero y propioceptiva, sobre la
sensibilidad protopática, sobre las relaciones de sensibilidad y de los estados afectivos,
sobre los intervalos de rapidez nerviosa entre las diversas formas de sensibilidad. Wallon
dice que las que forman la cenestesia son las sensibilidades 1 y 2 porque son las que
tienen que ver con el propio cuerpo. La 3 tiene que ver con lo exterior y enfatiza al propio
cuerpo. En un comienzo las 3 van apareciendo de a poco y se integran, y es acá donde se
permite tener una noción del propio cuerpo.
3er y 4to mes: la cabeza comienza a fijarse en posición derecha. Primero algunos
instantes y luego de forma permanente.
9no y 10mo mes: llega a mantenerse parado con la ayuda de algún sostén.