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Countdown (Parte I)

Fanfic Original
Autora: adorableprince
Pareja: Kai/Kyungsoo
Rating: PG-13
Género: Romance, Tragedia
Traducción: Anna, Maia, yue_kissys
Corrección: yue_kissys
Resumen: Jongin ve, pero no lo suficiente.

Jongin nota el mundo de los números.

Hay cuatro farolas que bordean la calle de su apartamento, dos arbustos al lado de su
puerta principal. Apenas tiene un vecino en lugar de dos, porque su habitación está
ubicada en la esquina de la calle donde el sonido de los coches que pasan, no se oye
a lo lejos desde la ventana del segundo piso. Al otro lado de su apartamento, hay un
parque con tres pistas de tenis y dos redes de voleibol que nunca fueron utilizadas y lo
más probable es que no las vayan a usar en el futuro.

Le toma aproximadamente quinientos veintisiete pasos para llegar a la parada del


autobús que lo lleva a su universidad, tal vez menos si camina a paso largo. Y cuando
llega el autobús, los estudiantes se meten dentro como sardinas en un ambiente
donde apenas hay cincuenta asientos previstos y para los que tienen suerte en
ganarse uno. Jongin no por ejemplo, él no es afortunado.
Se pone de pie en el pasillo, con una mano agarrando firmemente la barra de metal
por encima de él y se balancea al ritmo suave de las señales del semáforo, mirando
por encima de las cabezas de los que están delante suyo donde se supone no debería
haber nada más que vacío, sin embargo números rojos deslumbrantes nadan ante sus
ojos, se cierne sobre las cabezas de la gente, ninguna cifra es exactamente la misma.

Sus ojos miran al muchacho soñoliento que descansa contra una ventana, auriculares
enchufados a sus oídos. Por encima de su cabeza, los números son 65: 10: 03: 21:
45: 08. La chica que envía mensajes de texto rápidamente en su teléfono, tiene
números que son un poco diferentes 67: 09: 17: 11: 43: 50. Siempre son seis números
y siempre descendiendo.

Durante el tiempo que Jongin puede recordar, ha visto estos números sin saber por
qué. Nadie más los ve y nadie le cree cuando dice que puede notarlos, que los
números flotan por encima de las cabezas de la gente y pintan al mundo con una
sombra brillante color carmesí. Le toma diez años entender qué significan los
números.

A los diez años, Kim Jongin se sitúa en una intersección de autopista, su madre toma
su mano, tarareando una alegre melodía, cuando presiente que algo anda mal con un
vehículo cuyo conductor tiene aparente estado de ebriedad y las piernas le fallan,
donde la luz es color verde y los coches pasan. Hay un accidente, el crujido
repugnante de metal colisionando con frágil piel y huesos. Los gritos llenan el aire y
reconoce el chillido estridente de la voz de su madre mientras ella lo tira hacia atrás y
trata de protegerle los ojos de la vista horripilante tendida a través del camino.

Jongin se queda mirando al creciente charco de sangre y cree que se trata de un tipo
diferente de rojo al que está acostumbrado a ver, pero eso no es todo lo que notan sus
ojos. A pesar del tirón frenético y los gritos desesperados, Echa un vistazo a través de
los dedos temblorosos de su madre y no se atreve a apartar la mirada de los números
por encima de la cabeza del hombre.

00: 00: 00: 00: 13: 24.

Nunca antes vio tantos ceros en los números de una persona y un sentido de lógica y
comprensión llegan a través de su cerebro, trata de enfocarse lo que tiene en mente.
Y en el momento en que llegue la ambulancia, hay diez ceros y un once descansando
en el aire. Antes de que incluso puedan atar al hombre en la camilla, el último número
disminuye hasta un cero también.
El hombre es declarado muerto.

Jongin toma grandes bocanadas de aire como si fuera el único que va a evitar que el
mundo se derrumbe a su alrededor. Tropieza de nuevo en la seguridad de los brazos
de su madre, su visión se distorsiona entre lágrimas que amenazan con
desbordarse. Incluso a través de la nube de humo y las comprensiones dudosas, doce
ceros ardientes parpadean furiosamente hacia él y Jongin finalmente sabe lo que
significan los números.
Años. Meses. Días. Horas. Minutos. Segundos.

Un reloj.

Un reloj marcando la vida poco a poco.

Se pasa el resto del día con los ojos fuertemente cerrados. Su madre cree que ha
estado mentalmente marcado por el accidente y entra en pánico cuando incluso
semanas después del incidente, Jongin se niega a hacer contacto visual y mira directo
al suelo, cerrando los ojos siempre que sea posible. Ella se asusta lo suficiente como
para enviarlo a un psicólogo infantil, lamentablemente no hallan respuestas porque el
profesional no puede determinar con precisión la razón del cambio drástico en el
comportamiento de su hijo.

Jongin sigue así durante un buen mes hasta que resbala accidentalmente una
mañana, ojos borrosos por el sueño y envueltos en el calor de sus mantas. Sus
padres le sacuden suavemente, diciéndole que despierte para el desayuno, y antes de
poder acercarse a ellos, dos conjuntos de números rojos lo saludan y parpadea. Llora
esa noche porque ahora sabe ydesea no saber. Tiene muchas preguntas, pero no hay
alguien que le explique.

La vida luego de eso, simplemente no vuelve a ser lo mismo.

"¿Alguna novedad?"

Jongin se encoge de hombros, baja su mochila y la arroja descuidadamente al suelo


de baldosas de la cocina. Arrastra la silla contra el suelo mientras la mueve,
descuidado y abrupto. Se inclina hacia atrás de forma arrogante, soplando un mechón
de pelo fuera de su rostro antes de responder. Chanyeol lo nota
instantáneamente. Jongin sólo habla cuando quiere.

"El Sr. Kim perdió tres meses."

Chanyeol tararea burlón. "Aunque no me sorprende, ha estado bebiendo mucho desde


que su esposa se divorció de él."
Mira a su compañero desde el otro lado de la mesa y quiere romperle la cara, pero
Jongin está demasiado ocupado mirando al techo lleno de un torbellino de números,
tiempo, y finales infelices.

"Pero eso significa que parará pronto ¿no? Quiero decir, perdería mucho más de tres
meses si abusa de su hígado."

Dos palabras concretas son todo Jongin tiene para ofrecer. "Sí, claro."

Chanyeol tose con torpeza y se mueve nerviosamente en el silencio, plantea una


pregunta para que pueda escuchar algo distinto a sus latidos frenéticos. "¿Acaso
estás…?"

Jongin baja la cabeza y fija su mirada en Chanyeol, tiene una mirada pesada, no
necesariamente mirándolo a la cara. Está mirando por encima de él y los remolinos se
mezclan en color rojo con destino predestinado.

"Jongin, no lo hagas."

"No estoy haciendo nada."

"Sí lo estás haciendo." Chanyeol se estremece en su asiento y de repente, una


sensación de frío lo invade. "Sólo... para. No quiero saber."

Ambos se sientan, no hacen movimiento en levantarse o hablar. La tranquila y


agobiada compostura de Chanyeol no puede salir. Jongin se le queda mirando de la
misma forma en que a menudo mira a los extraños, confundido y desinteresado, y
Chanyeol quiere que a su mejor amigo de vuelta. Cualquier cosa menos analizarle sin
importarle qué otras cosas pueda estar pensando Jongin mientras vaga en sus
pensamientos, sabe que es mejor romper el hielo primero, así que arrastra
perezosamente sus pies y a través de la habitación.

Está de pie frente a la puerta, la mano sujeta a la perilla cuando lanza una frase
encima de su hombro. "Deberías dejar de ser tan dulce, un día te vas a perder."

La puerta se cierra.

Chanyeol se estremece.
Jongin vuelve a ver a Chanyeol en su clase de mitología griega. Es el chico extraño
que aparentemente siempre es fuerte, que hace cualquier comentario y siempre está
bien. Chanyeol claramente no entiende el significado de espacio personal o control de
volumen o el hecho de que nadie quiere escuchar sus interminables especulaciones
acerca de la magia a las nueve de la mañana. Sólo cuando Jongin le da codazo
accidental durante una de sus descripciones particularmente vívidas según él, presta
atención a las palabras de Jongin.

"Es necesario que te calles."

Chanyeol se detiene, hay tensión en el aire y abre la boca antes de fruncir el ceño de
forma cómica. "¿Qué, acaso no crees en las cosas sobrenaturales?"

Jongin sólo quiere volver a dormir, a descansar en los confines de brazos cruzados y
sudadera con capucha color negro. Tal vez es la somnolencia o tal vez es porque no
ha tenido su café en la mañana. Tal vez sea el hecho de que una pequeña parte de
Jongin quiere a alguien que crea en él, incluso si es el compañero loco que no
parecen tener un filtro funcional de cerebro. El remolino de tal vez girando en su
cabeza, le está volviendo loco, pero no le impide ser sorprendido cuando las próximas
palabras salen de su boca. Le toma un par de segundos para darse cuenta que las
sílabas que cuelgan en el aire le pertenecen.

"Por supuesto que sí, sé cuando la gente va a morir."

El estudiante de la izquierda ríe bajito y algunos otros irrumpen con qué buena
mentira. Los tensos hombros de Jongin caen y vuelve a decepcionarse. Ha aprendido
que cuando empieza a esperar cosas de la gente, ellos mismos le hacen daño. Solo
fue una reflexión. Eso fue todo. En su descontento, vuelve a dormir, y no alcanza a ver
la mirada de asombro en el rostro de Chanyeol.
Después de clase, cuando todo el mundo está yendo fuera de la sala de conferencias
y Jongin sólo desea llegar rápidamente de regreso a su dormitorio donde la
comodidad de la ropa acolchada y una almohada suave lo esperan, se encuentra
jalado hacia un lado por el muchacho larguirucho como un árbol. Frunce el ceño
porque esto retrasará su hora de la siesta antes de su próxima clase pero Chanyeol lo
miraba un poco demasiado serio y los pelos de la nuca de Jongin se erizaron.
"No estabas bromeando, ¿verdad?"

La mandíbula de Jongin se cierra de golpe y su expresión se nubla. "No sé lo que


estás hablando."

"Todo tiene sentido," Chanyeol insiste. "Nunca miramos a la gente, bueno, me refiero
a usted -Pero es como si siempre estás mirando por encima de ellos o, a veces
incluso parece que puedes ver a través de ellos, pero nunca mirarlos directamente."
Chanyeol lo mira con tanta atención que comienza a sentirse incómodo. No hay
ningún indicio de que el muchacho enloquecido quiera algún tipo de reconciliación
entre éstas dos personalidades. A Jongin le resulta hilarante que la primera persona
que le cree, sea un extraño demente en lugar de sus padres; la mirada de confusión
en el rostro de su madre aún está fresca en su mente cuando por primera vez le
expresó su descubrimiento en voz alta.

Decidió que sería mejor si mantenía su capacidad sin darse a conocer, pero ahora, el
pensamiento de que otra persona lo sepa, es tentador. Los secretos quieren salir
desde su interior y se siente cansado en un sentido totalmente diferente. Es un tipo de
cansancio que no va a desaparecer, no importa cuántas horas duerma la noche
anterior.

Jongin lo estudia con incertidumbre. "¿Cuál es tu nombre?"

"Park Chanyeol."

Jongin asiente, más para sí mismo que para la otra persona y luego se vuelve a
alejarse. Chanyeol corre tras él, sorprendido.
"Espera, ¡Nunca me dijiste si yo tenía razón!" Grita.

Jongin sigue caminando, tirando su capucha sobre su cabeza mientras Chanyeol


intenta hacer coincidir sus pasos a ritmo rápido. Tira de él y una mirada acompañada
de labios ligeramente arqueados sonríen. Es una sonrisa de satisfacción, pero nada
amigable al respecto, ni siquiera condescendiente, sólo oscura y llena la amargura.

Jongin apunta a una chica al azar caminando por el patio. "Sesenta y tres."

Chanyeol frunce el ceño, no entiende lo que está diciendo. "¿Cómo es cuál?"


El gesto de Jongin se dirige al chico bebiendo una taza de café sentado en la
hierba. "Sesenta."

Y la lista de números continúa con cada extranjero que pasa.

"Sesenta y cinco."

"Setenta".

"Setenta y dos."

Y no es hasta el próximo comentario de Jongin que Chanyeol finalmente entiende lo


que está sucediendo.

"Y ella sólo tiene cincuenta y cinco años, me pregunto por qué."

El miedo se filtra en su estómago. La forma en que Jongin está hablando parece tan
distante e indiferente, como si no estuviera hablando de personas reales con vidas
reales, sino como si todos fueran simples números. Jongin abre sus labios estando a
punto de pronunciar otro número cuando Chanyeol se da cuenta a quién señala en
ese momento. Es Baekhyun caminando por el césped, el mismo Baekhyun de su
clase de matemáticas por el que Chanyeol ha pensado tanto tiempo e inmediatamente
lleva su mano a cubrir la boca de Jongin antes de que pueda decir algo más.

"Está bien", declara. "Lo entiendo. No estabas mintiendo."

Jongin lo mira fijamente y luego quita la mano de Chanyeol. Acomoda su chaqueta


antes de darse la vuelta y alejarse, como si no acabara de destrozar la percepción del
mundo de Chanyeol.

El día de hoy, Chanyeol no puede olvidar el aspecto de apatía completa en la cara de


Jongin.

Jongin tomó un montón de malas decisiones en su vida. La primera fue que aceptó la
amistad de Chanyeol en vez de huir de él, la segunda es que vivieron juntos después
de salir de los dormitorios compartidos durante dos años, y ahora está de acuerdo en
acompañarlo a una conferencia de música siendo ésta, la tercera mala decisión.

Será divertido, dijo.

El ambiente es interesante, dijo.

Excepto que Chanyeol se olvidó de mencionar que la conferencia era las siete y media
de la mañana, el tiempo en que Jongin debería estar dormido y no pensar o funcionar
o hacer cualquier cosa que remotamente implicaría interacción humana. Está de
alguna manera, arrastrándose fuera de la cama y sintiendo el aire frío frío, empuja su
cuerpo a subir al autobús y maldice todo el camino a la sala de conferencias, pateará
certeramente la ingle de su mejor amigo.

"Más vale que valga la pena", murmura mientras está acurrucándose en su suéter.

Chanyeol rebota sobre las puntas de los pies con entusiasmo. "Confía en mí, lo será."

Quince minutos en la conferencia y Jongin se da cuenta que no es una buena cosa


confiar en Chanyeol porque el profesor suena aburrido y Jongin está aburrido. Ni
siquiera puede dormir como lo hace normalmente por que este salón de clase es
relativamente pequeño, a diferencia de las aulas más grandes donde pueden caber
cientos de estudiantes, y Jongin está seguro de que será resondrado si empieza a
quedarse dormido. Chanyeol insiste en que se sienten cerca de la parte delantera de
la sala.

Juega con la idea de que este es un plan elaborado para vengarse de él por comer la
última porción de budín cuando lo distrajo un momento. Parpadea un par de veces y
frota sus ojos, en la confusión, se pregunta si está viendo cosas, pero después de
unos minutos de mirar fijamente, está seguro de ver algo que no es.

"¿Quién es ese chico en la primera fila?" susurra, empujando a Chanyeol en las


costillas.

"¿Quien?"

"El niño con pelo corto y ojos grandes."

Chanyeol se asoma al pasillo y mira a donde Jongin le dice. "¿Kyungsoo?"


Jongin no responde, sus manos se juntan y apoya la barbilla en la parte superior de
los dedos. Chanyeol observa como el rostro de Jongin se oscurece y se sacude
involuntariamente en su asiento. Ha visto suficientes veces la forma en que mira
cuando quiere saber algo que no debe, y cuando lo hace, la persona a su lado ya no
es su mejor amigo, ya no es el que juega con almohadas y de fluido en
sarcasmo. Esta es la otra cara de Jongin, el lado que Chanyeol vio en el primer día
que se conocieron y el mismo personaje inquietantemente tranquilo y cínico que
revela al azar.

"¿Está enfermo?" Murmura Jongin, tiene los ojos sin moverse en absoluto desde la
parte superior de la cabeza de Kyungsoo.

"No que yo sepa."

"Lo veo."

Y obvio, Chanyeol no ve y sabe que lamentará si pregunta pero de todos modos lo


hace. "¿Qué es?"

Finalmente, dirige sus ojos desde Kyungsoo a Chanyeol, su expresión es curiosa pero
serena y Chanyeol lo odia porque sabe que esa sonrisa sombría hace que Jongin se
vea mucho mayor que él. Casi parece cruel, como si en su mundo, la gente no es más
que lo sujetos manipulables sin sentido.

"Hay dos ceros en lo que corresponde a sus años."

Van juntos a las conferencias de historia de la música todos los días después de ese
día y aunque Chanyeol quiere detenerlo, no puede. Observa con impotencia a Jongin
maniobrando a su manera en la vida de Kyungsoo, sentándose al lado del chico
tímido, rosando suavemente sus manos y tirando más de un lápiz al suelo a propósito,
una astuta sonrisa llega mientras le pide que compartan libros, aunque Jongin no esté
registrado en su clase. No está seguro de lo que quiere lograr y duda mucho que sea
algo bueno.

Para decir menos, Chanyeol no se sorprende cuando un día tranquilo, Jongin lo atrae
junto a ellos y otorga a Kyungsoo con una atractiva sonrisa, la personificación de la
confianza envuelta en una capa de belleza y tensión sexual. Chanyeol se siente algo
preocupado.

Vacila unos segundos porque nada de esto es justo, está jugando con Kyungsoo y
quién sabe por qué razón, pero debe intervenir. Piensa que Jongin puede tomarlo
como una sentencia pero aún así, Chanyeol suspira y hace una nota mental para
hablar con él más tarde. Luego de unas horas, Jongin está asolas con Kyungsoo.

"¿A dónde tienes que ir?"

Kyungsoo mira sorprendido. "¿Yo?"

Jongin ríe, no hay nadie más en la sala de clase. ¿Con quién más podría estar
hablando si solo están ellos dos? Le resultaba tan inocente. Jongin tenía curiosidad,
curiosidad por el chico son números en los años, curiosidad del por qué a pesar de
que ya sabe cuándo puede pasar. Se da cuenta que no está jugando limpio cuando
una capa de color rosa pinta las mejillas de Kyungsoo. Está demasiado encantado con
lo que ve frente a él y lo toma como un rompecabezas, la más fascinante
rompecabezas que ha encontrado en su vida.

"¿Tengo que ir al hospital por unas horas?" Balbucea Kyungsoo, no debería decirlo en
forma de pregunta.

Jongin frunce el ceño. Así que una enfermedad terminal podría ser la respuesta al
gran misterio. El pensamiento es decepcionante porque no encajaría. Piensa que
Kyungsoo luce bastante saludable pero las apariencias pueden ser engañosas.

"¿Estás bien?"

Kyungsoo está allí desconcertado, hasta que se da cuenta a lo que se refiere


Jongin. Agita sus manos frenéticamente delante de él mientras sacudiendo la cabeza.

"¡Oh, no, no estoy enfermo", gesticula violentamente. "Soy voluntario."

Jongin mete las manos en los bolsillos, marca la enfermedad fuera de la lista una vez
más, no sabe qué otra cosa podría tener.
"Perdona que te moleste entonces, supongo que tú-"
"¿Quieres venir conmigo?"

Jongin se ve sobresaltado cuando todo el rostro de Kyungsoo se torna color rojo, las
mejillas emiten un hermoso tono seductor rubí contra la palidez habitual de su piel.

"Sólo si quieres", Contesta. "No estás en la obligación de aceptar, es posible que no


quieras, soy algo aburrido y tal vez no quieras que yo-"

"Sí quiero."

La cabeza de Kyungsoo encaje arriba. "¿Quieres? Quiero decir oh bien, por supuesto,
por supuesto, pero tú-"

Sus palabras se arrastran en un charco de inquietud avergonzada, un lío de palmas


sudorosas y latidos incesantes.

"Mejor no digo nada.", lloriquea.

Jongin sonríe y una pequeña alarma en la parte posterior de la cabeza se apaga


porque no está fingiendo, el tramo sutil de labios sobre los dientes blancos es
genuino. Hace caso omiso a las campanas de alerta y sigue a Kyungsoo con la
excusa de que ésta, es una oportunidad para aprender más de él, que después se
satisfacer su curiosidad, pueda salir y vivir de nuevo. Jongin camina después del niño
más corto mientras lo observa trabajar en sus rondas del hospital, descubriendo que
Kyungsoo está compartiendo palabras de santidad.

Van al hospital todos los miércoles, los voluntarios se quedan en el centro de refugio
para desamparados, los jueves, lee cuentos a los niños en la biblioteca pública
durante una hora cada viernes. Do Kyungsoo es la imagen perfecta del cartel infantil
de bondad y generosidad, todo de lo que Jongin se burlaba y reía, ahora ha aprendido
que el tiempo no se detiene, incluso para el más benévolo de las personas. Es una
gran ironía, pero Jongin no se ríe más.

No vuelve a reír cuando Kyungsoo gira hacia él con una sonrisa radiante, ojos en
forma de medias lunas.
No se ríe cuando Kyungsoo se acomoda al lado de la cama de su paciente
favorito. Ella tiene leucemia y no tiene mucho tiempo pero es un ángel.

Y definitivamente, Jongin no está riendo cuando lo escucha murmurar palabras vacías


de aliento a una niña dolorosamente frágil, notando irónicamente que no es ella de
quien debería estar preocupado, porque el chico con las sonrisas cursis y mejillas
sonrojadas, tiene incluso menos tiempo que ella.

Chanyeol tropieza en el apartamento y casi tropieza gracias a los zapatos


casualmente tirados en frente de la entrada. Resopla con exasperación, esta es la
quinta vez en la semana que Jongin ha perdido milagrosamente todo el sentido de
decencia común, olvidando que Chanyeol es un desastre propenso a los accidentes
que le ocurren por que sí.

"Yah, ¡Kim Jongin! ¿Cuántas veces tengo que decirte que-"

Kyungsoo se sienta a la mesa de la cocina, con una taza de té con los ojos muy
abiertos ante la repentina aparición de Chanyeol. Chanyeol detiene en sorpresa.

"Usted no es Jongin."

"Gracias por tus maravillosas cualidades de observación", comenta Jongin mientras


sale de su habitación acompañado de una pila de libros en la mano.

Se sienta junto a Kyungsoo, pasando rápidamente de su silla tan cerca como sea
posible y le da una sonrisa de bienvenida. "No hagas caso a ese muchacho loco."

Cualquier comentario sarcástico muere en su lengua y Chanyeol quiere golpearlo,


pero se recupera rápidamente, moviéndose hacia el sofá para encender el
televisor. Cambia distraídamente los canales, incapaz de concentrarse en las
imágenes que bailan a través de la pantalla, ya que su mente se centra en los dos
muchachos que se sientan a un par de metros de distancia. Una hora pasa y
Chanyeol mira a Jongin con irritación viéndolo absorto en susurros suaves y páginas
volteadas, y Kyungsoo incluso respira igual que él. Luego cuando Kyungsoo se
levanta para irse, se inclina torpemente en dirección a Chanyeol antes de llegar de un
salto a la puerta, Jongin sale casualmente. Pero cuando hace su camino de regreso a
la sala, la irritación de Chanyeol a hervido por toda la ira.

"¿Qué crees que estás haciendo?"


"Estudiar", Jongin se encoge de hombros con indiferencia.

"Pedazo de mierda", Chanyeol gruñe y lo empuja contra la pared tomándolo del cuello
de su camisa. "Esto no es un juego, entiéndelo. No puedes simplemente jugar con los
sentimientos de las personas que te gustan. Especialmente no con alguien que
apenas acabas de conocer hace menos de un año."

El agarre de Chanyeol se afloja y se debilita, tiene ojos implorantes. "Has hecho


muchas mierdas en el pasado, pero este definitivamente se lleva el primer lugar."

"¿Quién dijo que esto era un juego?"

"Jongin, por favor."

"Mira, te prometo que no le haré daño ¿de acuerdo?" Hace contacto visual, la
expresión de su rostro no se puede leer pero Chanyeol puede sentir la tormenta
debajo de la fachada.

Se sorprende porque es la primera vez que lo ve de esa forma y tiene miedo de cómo
vaya a acabar, está confundido. Kyungsoo está metiéndose en un agujero y Chanyeol
comienza a pensar que tal vez no sea él quien saldrá herido al final. La curiosidad se
funde con interés y se desliza rápidamente por la pendiente resbaladiza del afecto. Se
pregunta hasta qué punto Jongin ha caído de su precipicio original, porque si se
trataba de un juego, en algún lugar a lo largo de la línea, Jongin ha dejado de leer el
manual de instrucciones. Las reglas ya no importan.

Jongin está perdiendo. Kyungsoo está perdiendo. Todo el mundo está perdiendo.

Se trata de un juego en el que no hay un ganador.

"¿Qué estás comiendo?"

"¿Arroz frito?" Jongin murmura con la boca llena, cuchara dentro de su boca.

Kyungsoo arruga la nariz con desagrado. "Eso no se ve como arroz frito. Parecen
todas sus sobras vomitadas en la caja."
Se inclina con vacilación y recoge algo que sobresalía de la masa de arroz frío. "¿Es
eso un ala de pollo?"

"El arroz frito no tiene que ser perfecto," Jongin defiende, tirando su caja de almuerzo
lejos de las manos indiscretas de Kyungsoo. "Usted acaba de notar algunas mezclas
nada más."

"Eso es asqueroso."

"Deja de juzgar, soy un estudiante universitario con estatus económico normal. Como
si se pudiera hacer algo mejor."

"¿Es una indirecta?"

Jongin mira Kyungsoo con cautela, sin saber qué hacer con la ceja arqueada del chico
y sonrisa socarrona. Resulta que la expresión pícara en el rostro de Kyungsoo se
traduce en llevarlo a la cocina de Jongin y ser tomado como rehén un sábado por la
tarde, sus armarios invadidos, ollas y sartenes esparcidos a través de la estufa.

"¿Así que me vas a cocinar fideos?" Preguntas Jongin, la mitad de su cuerpo tendido
en el sofá y la otra mitad cernida sobre el reposabrazos mientras observa a Kyungsoo
con expresión divertida.

"No, yo voy a cocinar que mejor cosa que nunca has probado", murmura porque está
prestando atención a medias, está más ocupado abriendo la bolsa de plástico y los
ingredientes que hacen juego y malabares de la tabla de la parte superior del
mostrador.

Jongin resopla y abre los ojos. "Es spaghetti kimchi".

Kyungsoo tira una espátula en la dirección a Jongin y sonríe en satisfacción, ya que lo


golpea justo en la frente. "No adivines hasta que lo pruebes."

Jongin continúa de mal humor en un rincón, frotando el donde fue golpeado y


quejándose cada dos segundos. Kyungsoo no le hace caso. Está en constante
movimiento, pone a hervir una olla de agua aquí, controla la temperatura por allá,
mezcla los frascos de aderezo por encima del mostrador, como su estuviera
organizando su propio ejército de sabor y asombro. Jongin no puede dejar de pensar
que este cuadro entero es demasiado doméstico y su estómago se agita en
incertidumbre. La sensación no es desagradable, es simplemente diferente,
completamente ajeno al Kim Jongin del pasado.

Kyungsoo abre el refrigerador y bufa en señal de desaprobación a lo que encuentra en


el interior, preguntándose cómo es que Jongin y Chanyeol han logrado mantenerse
con vida durante tanto tiempo teniendo en cuenta que la mayor parte de su nevera se
compone de tazas de pudín y cajas de comida china para llevar.

"La leche está a punto de expirar," Kyungsoo lanza por encima de su hombro mientras
se da cuenta de la fecha en la caja de cartón.

La sonrisa desaparece de la cara de Jongin y Kyungsoo lo mira cuando la cadena de


protestas sarcásticas y demás se detienen de repente. Hay una mirada lejana en los
ojos de Jongin y Kyungsoo no sabe lo que significa, todo lo que sabe es que no le
gusta.

"¿Jongin?"

"¿Te has detenido a pensar acerca de las fechas de caducidad?" Su voz sale con un
tono frío y aterrador."¿Alguna vez buscaste acerca de ellos?, Luego no lo sacas de tu
mente. La leche está a punto de expirar, así que debería terminar antes de esa fecha.
El pan está a punto de echarse a perder, se debe consumir antes de tiempo."

Mira a Kyungsoo excepto que no hay contacto con los ojos. Kyungsoo tiene miedo,
Jongin está mirándolo pero en realidad no, está mirando por encima de él y no nada
normal, pero esta vez se siente como la corta distancia entre ellos, hacen una gran
diferencia.
"¿Jongin?" susurra de nuevo.

Pero no hay una respuesta. Kyungsoo resuelve que no están hablando de la leche.

"Así que déjame entender esto, si pudieras hacer cualquier cosa ahora mismo
escogerías ganar un animal de felpa de una maquina de peluches?” Jongin jadea. "No
estaba consciente de que eras una chica adolecente."
Kyungsoo indignantemente se sonroja. "Nunca fui capaz de ganarme uno de niño y
siempre quise hacerlo aunque sea una vez. Era un complejo de niñez así que cállate."

Jongin lo mira indignado, recorriendo una mano por su cabello y sosteniendo un dedo
para que Kyungsoo espere mientras desaparece en su habitación. Cuando vuelve,
hay un balde de monedas sueltas en una mano y la otra agarra la muñeca de
Kyungsoo en silencio, jalándolo hacia la puerta.

"¿Espera, a donde estamos yendo?" Kyungsoo se tambalea mientras trata de ponerse


correctamente sus zapatos.
"A conseguir tu estúpido peluche de felpa."

Cuando llegaron a los juegos de arcade en el centro de la ciudad, Kyungsoo sigue


desorientado, su zapato izquierdo sin amarrar y pensando que Jongin está loco. Sin
delicadeza algúna, lo empuja hacia una maquina de peluches vacía.

"Escoge un animal de felpa."

"Jongin, no tienes que―"

"Escoge uno."

Kyungsoo se agita nerviosamente y con atención mira por el vidrio hasta que sus ojos
caen sobre un tierno gato negro, extrañamente le recordaba al chico alto junto a él.

" ¿Ese de ahí?" Dudosamente dice.

"Bien, ahora hazte a un lado y deja al maestro hacer su trabajo."

Resulta que, el maestro no es muy bueno haciendo nada. Kyungsoo observa mientras
ahoga su risa cuando Jongin falla una y otra vez, deteniéndose cuando le dispara
unas cuantas miradas enojadas para que se calle porque está arruinando su
concentración.

"Creo que necesitas moverlo más hacía la derecha."

"Yo creo que está bien." Jongin gruñe, su lengua asomándose en la esquina de su
boca.
Aprieta el botón pequeño de la grúa para que descienda y pisa fuertemente cuando el
aparato falla por un centímetro.

"Debiste haberlo movido a la izquierda." Kyungsoo murmura.

Con el ceño fruncido, Jongin mira el vaso vacío en su mano, el mismo vaso que había
llenado con monedas apenas hace una hora antes. El gato negro le sonríe
osadamente desde la cima del montón de peluches de felpa, una prueba del fracaso
de Jongin.

Los ojos de Kyungsoo se suavizan. "Está bien, basta. Igual me divertí."

"La maquina es una estafa."

Kyungsoo palmea su hombro en simpatía.

Caminan juntos de vuelta a casa, Jongin abatidamente melancólico y Kyungsoo dando


lo mejor de sí mismo para animarlo. Jongin está tan distraído que no se da cuenta que
el otro chico se está inclinando para entrelazar sus dedos. No está consciente que
ellos estaban tomados de la mano hasta que llegaron a su departamento y Kyungsoo
lo suelta con un ademán. Jongin se queda mirando a su todavía cálida mano.

La mañana siguiente, Kyungsoo despierta al escuchar que alguien toca la puerta de


su departamento pero cuando la abre no hay nadie. En cambio, hay un muy familiar
gato negro de felpa sentado en su tapete de bienvenida. No hay una nota pero no
necesita una para saber de quién es. Una deslumbrante sonrisa se extiende en su
rostro mientras se inclina a recogerlo.

Oculto en la esquina, Jongin sonríe.

Jongin está feliz por Chanyeol, No lo malentiendan, pero la muestra de afecto


ocurriendo frente a él, le hacía entrar ganas de arrancarse sus ojos.

"Chicos, sigo aquí."

"Chicos."

"chicos."
Jongin toma una manzana y se la tira a Chanyeol quién finalmente deja a ir a
Baekhyun para poder reconocer la existencia de Jongin.

"Ustedes dos me están enfermando," Jongin se ve absolutamente repugnado mientras


se levanta a llenar su vaso de agua. Tal vez si toma suficiente agua, puede enjuagar
el disgusto de su sistema.

Chanyeol sólo puede hacer caras cuando Baekhyun lo codea para soltar una corta
risa, dándose la vuelta hacía Jongin con una sonrisa. " ¿Así que tú y Kyungsoo?"

Jongin se detiene, su vaso a la mitad del camino hacía su boca. "¿Qué?"

"Nada," Baekhyun dice." Los vi a ustedes dos en los juegos de arcade el otro día, creo
q es tierno. Hacen buena pareja. Y sé que es un poco temprano pero deberías
invitarlo a la fiesta de navidad que daré―"

Baekhyun es interrumpido por el sonido de un vaso rompiéndose. Los ojos de Jongin


están ardiendo y su respiración es pesada, las piezas destrozadas del vaso chocan
contra el lava platos.

Jongin lo mira y la brutalidad de su mirada hace que Baekhyun tiemble de sorpresa.


"Cállate."

Abandonó el lugar furioso, su mano todavía sangrando de donde el vidrio cortó su


palma, pero no le importa. Simplemente necesita irse, necesita salir y alejarse de los
pensamientos de su cabeza, lejos del remolino de pesadillas de números rojos.
Chanyeol calma a su sorprendido novio y se va tras Jongin.

"¡Hey!" Le grita, alcanzándolo mientras camina energéticamente por las calles poco
alumbradas, una mano toma su hombro para girarlo. "¿Estás bien?"

Jongin deja salir una agria risa. "¿Bien? esa es una pregunta divertida."

"Mira, entiend―"

"¡No, no lo entiendes!" Dice furioso y con resentimiento. "Tú no sabes lo que es


conocer gente y realmente ver las malas decisiones que ellos hacen impactar en
formas que no puedes cambiar. Tú no entiendes como me siento cada vez que veo a
alguien hacer una decisión pobre en la vida que le cuesta semanas, a veces meses, y
no puedo decir nada porque ¿Quién me iba a creer?"

Jongin está dando vueltas como animal rabioso y está más allá de irritado, años de
antagonismo y aislamiento filtrándose fuera de su piel todo en uno.

"Así que no me digas que entiendes porque tú no sabes nada. Puedo ver el cuándo
pero nunca sabré el cómo o el porqué y me está matando, porque Kyungsoo―"

Se asfixiaba por aire, sus pulmones se negaban a suministrarle con lo que necesitaba
mientras su corazón corría millas por minutos. La temblorosa luz de la calle lo bañaba
en un misterioso brillo amarillo teñida de ansiedad y Jongin quería caer y colapsar así
no tendría que ver nada otra vez. Chanyeol observaba su mejor amigo desgarrarse
enfrente de él, todo lo que puede hacer es sostenerlo mientras se rompe.

Es mucho más tarde, cuando los sollozos de Jongin se vuelven en una respiración
desigual mientras Chanyeol vuelve a hablar. "Te pusiste furioso cuando Baekhyun
menciono la fiesta de navidad."

Duda cuando Jongin se congela en sus brazos. "¿Cuánto tiempo tiene Kyungsoo
exactamente? ¿Ni siquiera hasta navidad?"

Jongin se suelta del agarre y se pone de pie, ojos rojos y enojados. No responde la
pregunta. Sus labios apretados formando una fina línea y camina hacía la noche,
perdiéndose y el aire fresco y el silencio sofocante.
Chanyeol lo observa irse con ojos tristes.

"¿Jongin?" Kyungsoo pregunta sorprendido cuando abre la puerta a las tres de la


mañana a una oscura, encapuchada figura.

"Toma tu chaqueta y dame las llaves de tu auto."

"Jongin, que es―"

"Solo hazlo, por favor." Jongin le ruega, su voz rompiéndose en la última silaba y
Kyungsoo traga el nudo en su garganta cuando nota los ojos de Jongin están rojos
como si hubiera estado llorando.
Kyungsoo corre a su cuarto, tirando la puerta de su closet para abrir la primera
chaqueta que encuentra y toma las llaves de su escritorio. Silenciosamente camina
hacia la puerta donde Jongin está apoyado contra el marco y le da las llaves. Jongin
sonríe tristemente y toma su mano, jalándolo fuera hacía el pasillo, cerrando la puerta
detrás de él. Kyungsoo lo sigue silencioso, permitiéndose trazar los solemnes rasgos
del rostro de Jongin cuando los dos entran al auto y vuela por las calles desiertas.

Manejan por horas, el auto de un azul oscuro contra el cielo igual de melancólico.
Dardos de puntos de luz se expanden sobre ellos. Dentro y fuera de los túneles, y
lejos de la ciudad. Cuando el auto finalmente se detiene Kyungsoo abre la puerta, es
asaltado por el sonido de olas chocando entre sí.

El océano.

Kyungsoo va detrás de Jongin, sachando sus sandalias cuando mira tirando sus
zapatillas y medias a un lado. Camina hasta llegar a la línea entre la arena y el agua,
cayendo sobre su espalda y cerrando sus ojos deja que el viento lo golpee
velozmente. Kyungsoo se sienta a su lado con una sonrisa. Es casi las seis de la
mañana y ellos están sentados en las vacantes costas de la playa, es insano y
espontáneamente emocionante. Las manos de Kyungsoo se hunden en la húmeda
arena y se acuesta junto a Jongin hasta que sus extremidades se tocan, la calidez de
Jongin filtrándose con la de Kyungsoo.

"Me gusta este lugar."

Kyungsoo gira su cabeza a un lado, su mejilla presionada con los ásperos granos para
mirar a Jongin.
"Todo es tan ruidoso y abrumador que no puedes oír tus propios pensamientos,"
Jongin murmura, sus ojos todavía fuertemente cerrados. "Nada que pensar,
simplemente ser."

Sus parpados se abren y mira a Kyungsoo, bebiendo sus rasgos como un hombre
hambriento. Simplemente lo mira, y lo mira y lo mira, una enloquecedora sonrisa
aparece en el rostro de Kyungsoo y Jongin se obliga a olvidar y firmemente mantiene
sus ojos enfocados en sus labios para no sentir la tentación de mirar unos pocos
centímetros sobre él, al constante recordatorio de que su mundo es severamente
cruel.

Y luego se acerca. Su primer beso sabe a fresco aire de océano, memorias agrias, y
clima salado― aunque es la sal del agua fluyendo alrededor de ellos, o las lagrimas
silenciosas de Jongin, nunca lo sabrá. Incluso detrás de sus parpados cerrados puede
ver el débil brillo de un rojo cazador. Cuando se separan, Kyungsoo está
positivamente encendido y Jongin lo besa de nuevo en desesperación, como si la
unión de sus labios pueden mantenerlo aquí por un segundo más, un minuto o una
hora o cualquier cosa que el tiempo tiene para ofrecer.

Alrededor de ellos, las olas se derriten convirtiéndose en espuma, una gaviota suelta
un agudo ruego, y el sol empieza a salir.

Otro día que se desliza entre sus dedos.

Jongin sigue viendo el mundo en números, pero estos números son completamente
diferentes. Estos números lo desgarran y lo cosen de nuevo, trazando la línea roja del
destino, hasta el punto en el que Jongin no sabe lo que significa contar, lo que
significa respirar si es que no está respirando, con ojos muy abiertos y sonrisas
crecientes. Y así, Jongin cae en el desquiciado sin fin de unos y dos y tres.

Documenta todo, cómo, cuándo Kyungsoo tiene hipo, lo hace dos veces en lugar de
una. Cómo hay cinco pliegues en la mano izquierda de Kyungsoo pero solo cuatro en
su derecha. Cómo su número favorito es nueve, mientras que el suyo es veinte. Cómo
es doce de octubre ventoso de 42°F fuera mientras ellos tienen su quinto beso. Su
sexto, séptimo y octavo beso caen en medio de ese día y, el siguiente, limitándose
entre el duodécimo y tredécimo mientras caminan sin rumbo hacia la media noche,
con las manos entrelazadas y sentimientos que dejan sin habla.

Después de eso, los números se mezclan en un torbellino de pasión y tranquilas


promesas.

Le toman cincuenta pasos para atravesar la puerta y el dormitorio de Jongin. Siete


botones y diez dedos torpes separando la extensión de la piel lechosa de Kyungsoo
de las miradas indiscretas de Jongin. Cuando su lengua dibuja una línea de fuego a
través de la mandíbula de Kyungsoo, éste deja escapar un bajo sonido quejumbroso
que hace que el corazón de Jongin salte tres veces. Le toma cuatro segundos caer en
la cama. Le toma mucho menos caer en negación de perderse en una fantasía que
nunca podrá ser. Pero sólo necesita un contacto del chico tendido debajo de él para
regresarlo bruscamente a la realidad. Seis besos mariposa a lo largo de la parte
trasera de su cuello. Dos pares de uñas rasguñando, adornan la espalda de Jongin.
Un minuto antes de que la cremallera bajara y los pantalones fueran lanzados para
unirse a la pila de ropa tirada en el piso. Dos minutos antes de que los labios de
Jongin vagaran hacia el sur y Kyungsoo se arqueara, sus manos toman las mantas de
la cama que estaban debajo suyo cuando la boca de Jongin lo devora. Tres minutos
después, súplicas de prisa y gemidos llenan el aire.

Cuatro intentos torpes para abrir el cajón de la mesita de noche junto a su cama.
Treinta y cinco segundos para que el mundo de Jongin se quiebre mientras se desliza
en el interior de Kyungsoo. Un bajo gemido abandona su garganta. Se siente
extrañamente completo a pesar del dolor porque incluso en la oscuridad, el reloj
numerado de Kyungsoo, se niega a desaparecer. Mientras Jongin cuenta todo lo
demás, junto con la respiración entrecortada y los inolvidables himnos, ignora el más
obvio y deslumbrante número de todos.

Si Kyungsoo se pregunta por qué los ojos de Jongin están fuertemente cerrados, no
dice nada, está demasiado ocupado colapsando en un revoltijo de jadeos sin aliento y
caderas balanceándose. Cuando los ojos de Jongin están cerrados no hay números,
sólo el peso de Kyungsoo en sus brazos y el estiramiento de su corazón. Pero
entonces, su visión se vuelve blanca y borrosa y Jongin deja escapar un último
gemido seguido de un maullido sin palabras de Kyungsoo, revoloteando lejos y
descender en caída libre.

Kyungsoo se enrosca en Jongin y rápidamente se queda dormido. Jongin por otra


parte, no logra conseguir tal lujo. Está despierto, sintiéndose infinitamente pequeño e
indefenso. Creyó que ignorar los interrogantes ojos de Kyungsoo, el pensamiento
persistente del qué somos exactamente, lo harían salir ileso. Que si no hay un nombre
para su relación, no habría arrepentimiento o dolor o sufrimiento que lo siguiera
cuando el reloj de arena inevitablemente se vacíe. Cuando la gente nombra las cosas,
se adhieren y cuando se dejan, lloran mucho más, pero Jongin no se da cuenta de
que las relaciones no funcionan como nombrar mascotas. Los sentimientos no
necesitan nombres, no podía entregar felicidad en un "hola" o confesar el amor en una
despedida.

Excepto que está equivocado, terriblemente equivocado.

Jongin ya está adherido y sabe que está mintiendo cuando le dice a Chanyeol que
solo le gusta Kyungsoo porque la palabra que amenaza con salir de sus labios, es otra
palabra de cuatro letras que definitivamente no es lo que parece. Jongin presiona las
palmas de sus manos contra sus ojos hasta doler y pasa el resto de la noche
aferrándose a Kyungsoo, como si pudiera mantenerlo ahí por siempre.
Es la una de la tarde de un viernes, lo que significa que es hora de que Kyungsoo pare
en la biblioteca a leer a los niños. Jongin no quiere acompañarlo, ya que, si es honesto
consigo mismo, los niños le aterran. Son pequeños, ruidosos e impredecibles. Son
muy bulliciosos, como si tuvieran la fuerza incontrolable de la naturaleza y Jongin
puede sentir el surgimiento de un dolor de cabeza de tan solo pensar en ello.
Kyungsoo tiene que hacer rodar sus ojos para recordarleJongin, tú una vez fuiste
niño antes de que empezara a criticar.

Kyungsoo esconde una sonrisa detrás de su mano. “En realidad, aún actúas como
uno.”

“No lo hago,” Jongin gruñe mientras le envía una mirada feroz. “Y me gusta pretender
que esos tiempos oscuros no existieron en mi vida.”

Deja escapar una risa y tira del brazo de Jongin de todos modos. Jongin, con cada
paso, arrastra los pies por la banqueta, pero sabe que nunca ha rechazado una
invitación a pesar de su miedo a los niños.

Porque el decir no significa que tiene que dejar a Kyungsoo fuera de su vista por más
tiempo, un tiempo en el que una serie de desastres pueden pasar, donde el
insoportablemente poco tiempo de Kyungsoo podría llegar a ser aún más corto.
Jongin sacude su cabeza y trata de no pensar en ello.

Cuando las puertas de cristal de la biblioteca pública se abren, el olor familiar de libros
usados y paginas amarillentas se adentran en sus sentidos. Ha pasado tanto tiempo
desde que puso un pie en la biblioteca de la universidad y mucho menos en la librería
pública al centro de la ciudad. Las hileras e hileras de novelas son una vista
indeseada pero aplasta la náusea que conllevan el tiempo suficiente para caminar
después de Kyungsoo y en la sección infantil un círculo de ojos esperanzados
esperan.

Jongin se estremece. Hay muchos de ellos.

Está parado torpemente al lado mientras Kyungsoo saca un libro de un estante y se


sienta en un puf, la nube de niños está cada vez más cerca tan rápido como voltea la
primera página.
Jongin se queda embobado por cómo los ojos de Kyungsoo brillan, la forma en que su
voz cambia y se sumerge bajo las cuencas de los valles y se eleva por encima de
crestas cubiertas de nieve. Se divierte con ver su buena interpretación que inspira a
reír pero esta tan distraído que no se da cuenta de la pequeña niña que está al lado
de él jalando su pantalón. Jongin brinca de sorpresa.

“¿Hola?” el tose con torpeza.

Ella devuelve la sonrisa dentuda y encantada. “¿Puedes leerme un cuento?”

“Pero Kyungsoo ya está leyendo uno.”

“Ya he leído ese libro. Quiero escuchar otro.” Le hace pucheros y Jongin manotea
internamente por unos segundos.

Sus ojos escanean su alrededor como si la respuesta fuera a salir por él y Kyungsoo
está demasiado ocupado entreteniendo a la pequeña multitud de niños para ayudar.
La pequeña niña interpreta el silencio como una señal de que Jongin no le va a leer y
su labio superior empieza a temblar y sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.
Jongin se encoge con horror porque la única cosa peor que un niño, es un niño llorón.

“Mira ―yo no tengo un libro, pero te voy a contar una historia, ¿está bien?” susurra en
pánico mientras se arrodilla. “Sólo no llores, por favor no llores.”

La pequeña niña asiente y se limpia la nariz. “¿De qué trata?”

Jongin se detiene porque realmente no lo sabe. No hay historia y no tiene un solo


hueso creativo en su cuerpo, pero tiene que pensar en algo rápidamente antes de que
el pequeño demonio empiece a quejarse. Busca un estante de ideas en su cerebro y
después sus ojos se posan sobre Kyungsoo, empiezan a saltar latidos nerviosos y
tartamudea en un murmullo. Las palabras salen de su boca sin pensarlo dos veces.
“Es una historia sobre un chico que trata de detener el tiempo.”

“¿Y lo hace?” la niña susurra asombrada. “¿Él detiene el tiempo?”

Jongin la mira con tristeza. Sus ojos se llenan de nostalgia reprimida y dolores
apagados. “No sé, aún no hay final.”

Es una noche de otoño tranquila, cuando los cielos están rociando lluvia y la gente se
acurruca en abrigos largos. Jongin se apoya en Kyungsoo, inclinando el paraguas
hacia el lado del chico bajito aunque le haya dicho que no era necesario. El hombro
derecho de Jongin se empapa pero no le importa. Ni siquiera siente el frío, ya que
trata de morder su abrigo; en lugar de eso, se siente cálido, increíblemente cálido.
Caminan más allá de un cruce cuando Kyungsoo ve algo del otro lado del camino y se
apresura para llegar allí con los ojos muy abiertos.

Es un gato herido.

“¡Kyungsoo!” Jongin grita, corriendo detrás de el con un paraguas que ya no cumple


su propósito, “¡¿Qué crees que estás haciendo?!”

“Está herido,” Kyungsoo señala mientras el agua gotea por su cabello ahora
empapado y sus ojos.

“Puedo ver eso, pero no puedes correr así solamente a través de un cruce.” Le dice
conforme al temor paralizante que llega lentamente, el recuerdo del accidente del
coche de un tiempo atrás, dolorosamente fresco y vivo en su mente.

Sus ojos, el reloj en la parte superior de la cabeza del animal, frunciendo el ceño. No
le queda mucho tiempo.

“Tenemos que salvarlo.”


“No sirve de nada.”

“Por supuesto que sirve,” Kyungsoo exhala ruidosamente mientras se encoge de


hombros en su chaqueta y poder envolver al gato herido. “Sólo necesito llegar a un
lugar seco.”
“Kyungsoo, ponte la chaqueta de nuevo.”

“Podemos ayudar ―”

“¡No, no puedes!, ¡sólo le quedan cinco segundos!“

Jongin está respirando con dificultad, el peso de lo que acaba de decir lo cubre como
una red metálica. Kyungsoo lo mira en shock y nada se puede escuchar a excepción
del sonido constante de la lluvia contra el cemento y el golpeteo ruidoso de la sangre a
través de los oídos de Jongin. Kyungsoo se da la vuelta y en su cabeza cuenta hasta
cinco y entonces los relojes, con un sentido casi cómico e incrédulo cuando el pecho
del gato deja de latir. Se arrodilla allí, entumecido, no registra la muerte del gato hasta
que Jongin lo toma alrededor de la muñeca y lo tira a sus pies.

El viaje de regreso al departamento de Kyungsoo se llena de silencio y una capa


sofocante de tensión. Kyungsoo está sentado en su sofá, una toalla colgando
alrededor de su cuello y sus manos temblorosas pasan otra toalla sobre el cabello
empapado de Jongin cuando finalmente encuentra su voz.

"¿Cómo supiste?" susurra.

Jongin deja escapar un suspiro tambaleante. La voz que contesta es terriblemente


dolida y cansada. "Puedo verlos relojes de la vida."

Kyungsoo quita la toalla de la cabeza de Jongin para poder verlo a los ojos, pero
Jongin se encoge.

“Debes pensar que estoy loco”, Ríe sin alegría.


“No, no lo pienso. Te creo”

Jongin voltea su cabeza. “¿Me crees?”

“¿Por qué no lo haría? No tienes razón para mentir.”

Kyungsoo le lanza una sonrisa tentativa y Jongin se tarda un par de minutos antes de
devolverle la sonrisa. Se ve algo forzada.

"¿Quién más lo sabe?" Pregunta con delicadeza mientras se sienta al lado de Jongin y
se apoya sobre su hombro.

"Chanyeol."

"Supongo que eso tiene sentido," Tararea y un segundo más tarde, añade "Lo siento."

"Lo siento, ¿Por qué?"

"Debe haber sido difícil saber algo como eso sin alguien que crea en ti."

Jongin siente que se va a derrumbar con esas mismas palabras. Así, indudablemente
como Kyungsoo pide disculpas por algo sobre lo que no tiene control y sin embargo
son las que necesitaba oír. El peso sostenido en sus hombros se hace más ligero
mientras que el chico se posa a su lado, la inhalación de una mezcla embriagadora de
lluvia y esperanza. Pero la esperanza se desvanece tan rápido como llega.

“Oye,” Kyungsoo bromea tratando de alegrar su estado de ánimo. “¿Cuántos años me


quedan?”

Jongin se congela y se rompe de nuevo. Oculta su expresión llorosa en la curva del


cuello de Kyungsoo y toma la camisa del chico con todas sus fuerzas.

“Mil millones”, Jongin se ahoga.

Kyungsoo logra ver por encima de la mano de Jongin y ríe. “Eso es genial, podemos
crecer hasta hacernos viejos, arrugados y juntos ser abuelos de mil millones de años.

Jongin le ofrece una acuosa sonrisa y Kyungsoo se la devuelve, sin darse cuenta de
que la sonrisa no puede llegar hasta los ojos de Jongin.

Se despierta con el zumbido incesante de su teléfono. Busca alrededor de él y con


una mano a ciegas, llega hasta su mesita de noche, mientras abre sus ojos,
borrosamente lee un Jongin en su pantalla brillosa.

"¿Hola?" Kyungsoo dice.

"Estoy afuera de tu apartamento."

“Jongin, son las 4am, ¿Qué pasa contigo y tu mal hábito de molestarme a horas
impías?” Kyungsoo gruñe en su almohada, con el teléfono presionando su oído
mientras trata de mantenerse despierto.

“Es también sábado y mañana no hay clases así que levanta tu trasero y déjame
entrar.”

Kyungsoo tambalea incoherente por un minuto, el sonido se la risa cálida en el otro


extremo, le incita efectivamente a salir de la comodidad de su cama.

"Ya voy," bosteza mientras desliza sus pies en las pantuflas que están en el suelo.
"Por cierto, cuando te dije que estaba afuera de tu apartamento no me refería fuera de
tu puerta."

“Espera, ¿qué?”

Tres golpes suenan en la ventana de la sala y Kyungsoo voltea en estado de shock,


sus ojos llegan a un Jongin sonriente sentado en las ramas de un árbol que está
afuera.

“Linda pijama”, Ríe desde el otro lado del cristal.

“¿Estás loco?, Balbucea apresurado a abrir su ventana, temblando mientras el aire frio
de la mañana entra sin ser invitado.

Jongin se desliza dentro de la habitación sigilosamente, negro, elegante y felino.


Kyungsoo traga saliva, porque incluso en pantalones deportivos, la figura de Jongin es
alta y esbelta. Su ansiedad se transforma en irritación cuando Jongin se tumba en su
cama.

Jongin entierra su cabeza en su almohada y abre un ojo para ver al muchacho.


“Vamos a jugar un juego”

"Te apareces frente a mi ventana a las 4 am," Enuncia lentamente, cada palabra
fuertemente mezclada con sarcasmo. "¿Porque querrías jugar un juego?"

Jongin ignora la mirada de desaprobación y juicio, eligiendo tirar boca abajo a


Kyungsoo para que su espalda le haga frente. Explica las reglas sin señales de
acuerdo.

“Así que dibujaré en tu espalda con mis dedos e intentarás adivinar de que trata, ¿de
acuerdo?”

“¿Es en serio?―”
“¡No voltees! ¡Eso es trampa!

Kyungsoo suspira pero hace todo lo posible por mantenerse así. Escalofríos recorren
por su espina dorsal cuando los dedos de Jongin provocativamente dibujan líneas
a través de su espalda.

“No estás dibujando nada aún.”

“Trato de pensar, cállate.”

La siguiente media hora, se llena de miradas robadas y risas tímidas. Kyungsoo es sin
duda cosquilloso, pero no puede decir que el contacto de Jongin es desagradable, si
su rubor furioso y latidos frenéticos son una indicación. Las suposiciones salpican el
silencio como estrellas en un cielo negro absoluto.

"Un árbol."

"Un corazón".

"Un perro."

Vacila durante una particularmente difícil. "¿Estás tratando de dibujar a Chanyeol?"

"Sí, ¿Cómo lo adivinaste? ¿Por elpelo rizado?" Jongin ríe.

Kyungsoo da la vuelta y esta vez, Jongin lo permite, poniendo al chico menor en la


jaula de sus brazos.

"No," Kyungsoo ríe, con la sonrisa de sus ojos."Fue la espeluznantemente boca


grande."
Ambos se enroscan entre sí, Jongin todavía trazando patrones perezosos a través de
la cadera de Kyungsoo, sus dedos se sumergen en la franja de piel debajo de su
camisa de una manera que hace a Kyungsoo aferrarse a él con más fuerza. Ninguno
de ellos está hablando, pero las palabras no son necesarias, sin embargo, las
preguntas que han estado girando dentro de la cabeza de Kyungsoo se niegan a
desaparecer. Imagina que nunca habrá un momento adecuado para preguntar por lo
que es ahora o nunca.

"Cuando dices que puedes ver los relojes de la vida, ¿puedes ver el tuyo?” murmura
con calma.

Jongin se tensa y deja escapar un respiro demacrado, pero al final responde. “No.”

“¿Ni si quiera cuando estás frente un espejo?”

Jongin niega con la cabeza y Kyungsoo se inclina para colocar un suave beso contra
el pulso bajo la mandíbula de Jongin, con la esperanza de poder calmarlo. Toda la
conversación es tan extraña para Jongin. Su habilidad para ver le hace sentirse
incomodo incluso por más razones que las del constante recordatorio de que
Kyungsoo se está desvaneciendo. Nunca había hablado cerca de las complejidades
que implica el ver esos números rojos- Nadie nunca ha querido saber, nunca nadie
preguntó

Incluso con Chanyeol, las conversaciones acerca de su habilidad son exageradas e


incómodas. Hay una capa de tensión y Jongin no puede dejar de pensar que en algún
lugar entre las palabras despechadas, Chanyeol tiene miedo de él. Pero con
Kyungsoo, no hay miedo, solo auténtico interés y admiración.

Los dedos delgados de Kyungsoo contra su palma lo sacan de su ensueño. Jongin


sólo oye la segunda mitad de la frase, pero es suficiente para que entienda lo que
Kyungsoo está pidiendo.

"― ves una persona con un reloj idéntico al de otra? ¿Hasta el último segundo?"
Piensa por un momento y responde: "Yo no creo que lo tenga.”

Kyungsoo lo ve, la alegría salta de sus ojos. “¿Pero no sería dulce? Hablar de
destino.”

"Esta no es una novela romántica de mala calidad," responde Jongin con una risa.

"Sigo pensando que sería dulce," Kyungsoo hace pucheros.

Jongin simplemente canturrea en respuesta, sus dedos vuelven a esbozar


pensamientos al azar y dibujar patrones, esta vez en la parte baja de la espalda de
Kyungsoo.

"Veintiuno."

Jongin hace una pausa cuando Kyungsoo murmura el número en la parte trasera de
su cuello.

"¿Qué?"

"¿No es el número que acabas de dibujar en mi espalda? ¿Adiviné?”

Jongin se empuja como si se hubiera quemando con ojos abiertos en pánico,


mientras una sensación paralizante se apodera en su cuello y amenaza con ahogarlo.
Kyungsoo lo mira con preocupación.

“¿Jongin?”

“Deberíamos dormir.”

No dice más y cae dentro de las mantas, volteándose hacia la pared. Kyungsoo se
desliza a regañadientes en la pila de mantas junto a Jongin, sus brazos caídos
torpemente a su lado hasta que decida envolverlos alrededor de su cintura. El chico
no responde. Kyungsoo pasa las horas restantes de la mañana preguntándose qué
dijo mal.

Chanyeol no puede decir que nunca ha visto borracho a Jongin pero a medida que va
caminando a la sala de estar, Jongin está claramente más que embriagado― está
completamente roto.

Se aproxima lentamente, como lo haría un animal asustado. Hay sólo un par de


pasos tentativos para que note el cristal roto extendido por el suelo y ver que la mano
derecha de Jongin está sangrando. El reloj destruido yace olvidado a unos pocos
piesde distancia. Chanyeol reza en voz baja y se precipita a su lado, tirándolo lejos del
caos y lanzándolo a una silla junto a la mesa de la cocina. Toma el kit de primeros
auxilios fuera de un gabinete y se pone a trabajar recogiendo fragmentos y vendando
los cortes.

“En verdad tienes que dejar de romper todo así,” murmura Chanyeol- “Y, maldita sea,
por qué siempre es vidrio.”

Ahora permanece tranquilo y cuando Chanyeol ve a través de la mesa, puede ver las
rayas corriendo por sus mejillas, donde sus lágrimas se han secado. Cuando elige
hablar, su voz es ronca como si hubiera estado gritando y maldiciendo.

"Kyungsoo está visitando a sus padres."

Chanyeol no sabe cómo responder, pero no parece que Jongin busque una respuesta,
continuando en su conversación desigual.

No sabe cómo responder, pero no parece que Jongin busca una respuesta,
continuando en su conversación unilateral.

"¿No es bonito?" ríe, pero el sonido es vacío y hueco. "Debe hacerlo. Visitar a su
familia es bueno. Tiene que verlos una última―”

La voz de Jongin duele en la última palabra y es casi como Chanyeol puede escuchar
a través de las grietas astillando su corazón. Jongin es un desastre incoherente de
miseria emborrachada mientras arremete, amargo e impredecible.

Cae y cae y cae sumergiéndose en diversos grados de desesperación hasta que no


está seguro de ser capaz de levantarse de nuevo. Chanyeol guía la cáscara que ha
sustituido a su mejor amigo de regreso a su habitación, colocándolo debajo de las
sábanas y apagando las luces. No hay nada más que pueda hacer por él.

Chanyeol no cree que haya algo que alguien pueda hacer por Jongin porque el tiempo
no se detiene. En la oscuridad de su habitación, Jongin cierra el puño vendado con
tanta fuerza que los cortes sangran a través de las bandas blancas de tela. Duele,
pero le da la bienvenida a cualquier sentimiento que no sea la aplastante sensación de
desesperanza que cae sobre él como una serie interminable de olas gigantes. Que le
recuerdan que todavía está vivo.

Afuera, en la sala de estar, Chanyeol barre el cristal y se desplaza a tirar el reloj a la


basura. Cuando levanta la tapa del bote de basura, un calendario destrozado y roto ya
está en el interior. Incluso en su estado aniquilado, el círculo rojo furioso alrededor del
21 de diciembre es visible.

Cuando Kyungsoo regresa de su visita de la casa de sus padres, se encuentra


con Jongin inusualmente deprimido. Hay un aire de resignación por lo que Kyungsoo
no puede poner su dedo en ello. Jongin parece un hombre en el pabellón de la
muerte, esperando su ejecución. Es perturbador.

Está sentado en la alfombra, con indiferencia picoteando hebras deshilachadas de la


almohada en la que está apoyado mientras mira con poco entusiasmo a Jongin
correr con Chanyeol en un videojuego, cuando sus ojos se pierden alrededor de la
habitación. Instalados en el espacio de la pared vacía encima de la televisión,
donde solía estar un reloj.

“¿Qué le pasó a tu reloj?”

"Se rompió," responde monótonamente.

Jongin no menciona que la razón por la que se rompió fue porque su puño corrió a
través de él.

"Oh", murmura Kyungsoo. "Deberías conseguir otro, están teniendo una venta
navideña en un par de semanas."

Chanyeol alcanza como reflejo de rayo rápido el dispositivo de video juego de las
manos de Jongin antes de que pueda romper ese también. Kyungsoo toma todo el
intercambio con el ceño fruncido, pero Chanyeol sólo ofrece una risita nerviosa en
respuesta. Jongin no dice una sola palabra.

"En realidad, eso es una gran idea," Chanyeol tose. "En lugar de esperar a la venta de
Navidad, por qué no salen a comprar uno nuevo ahora porque los relojes son
importantes y los necesitamos para llegar a tiempo, porque estar a tiempo es genial
y―”

"Nunca llegas a tiempo, incluso teniendo un reloj."

"Sólo trataba de ayudar", Bufó mientras murmuraba en voz baja, frases furiosas que
suenan como las variaciones de colores de Kim Jongin eres un maldito imbécil. “De
todos modos, estoy llamando a Baekhyun, no vuelvan por lo menos en una hora.”

Jongin y Kyungsoo son empujados bruscamente mientras a puerta se cierra de golpe


en sus caras.

“¡Park Chanyeol!” Jongin grita, golpeando la puerta con frustración.

"¡Sólo tienes que ir comprar un maldito nuevo reloj!"

El sonido de respuesta exasperada de Chanyeol es sordo pero fácilmente


comprensible. Kyungsoo se dobla de risa y desliza su mano en Jongin mientras que el
chico más alto sigue visiblemente de mal humor.

"Oye, está bien.

Jongin gruñe evasivamente pero permite a sí mismo de ser llevado hacia la tienda
más cercana. En el camino, Kyungsoo ocasionalmente se da vuelta para mirarlo
contemplativo y después de la tercera vez, Jongin finalmente decide decir algo.

"¿Qué?"

"¿Estás enojado conmigo?"

La respiración de Jongin es una exhalación ruidosa. Está enojado con un montón de


cosas. Está enojado con el mundo, está enojado con el tiempo, está enojado consigo
mismo por ser tan inútil para cambiar algo, pero nunca podría estar enojado con
Kyungsoo.

"No, por supuesto que no", dice, luego de darse cuenta que no es muy bueno en
ocultar su desesperación. Permite una sonrisa estirarse en su rostro porque así es
como Jongin quiere que Kyungsoo lo recuerde. Quiere ser recordado como el Jongin
que ha re-descubierto la felicidad, el Jongin que ha sido sacado de las aguas oscuras
de la apatía por sonrisas de media luna y labios rojos cereza.

El resto del viaje es considerablemente más brillante.

“¿Qué clase de reloj quieres?"

"No me importa, tú puedes escoger."

"¿Estás seguro de eso?"

Jongin asiente con la cabeza, probablemente sería mejor si Kyungsoo escoge el reloj.
Como resultado, la respuesta es todo. Jongin está de pie en un pasillo con el reloj
elegido sostenido en ambas manos cuando hace una mueca, literalmente. Está
seguro de que la anciana que pasaba al lado de él le lanzó una mirada dudosa y
honestamente, no puede culparla.

"Kyungsoo, este es un reloj de Pororo".


"Lo sé," sonríe.

"La parte de atrás de este, dice que es para siete años de edad.”

"No, dice siete o más. Tú puedes ser la parte del más."

Jongin suspira y camina a la caja sin protestar porque no puede decir que no a
Kyungsoo y sus ojos suplicantes, incluso si eso significa tener que tragarse su
dignidad y aceptar que su especie-de-novio tiene una extraña obsesión por los dibujos
animados. Más tarde esa noche, Jongin cuelga el nuevo reloj en su habitación, en
lugar de ponerlo en la sala de estar. A propósito, saca las pilas fuera y deja el reloj
como es, los segundos congelados, los minutos suspendidos, las horas atrapadas en
un limbo de inmovilidad.

La boca de Jongin se arquea hacia arriba en una sonrisa dolorosa.

Él detuvo el tiempo.

16 de diciembre.

Jongin se salta la clase a pesar de que su proyecto final es necesario.

17 de diciembre.

Es el último día de clase y Jongin entrega su proyecto con un solo día de retraso. Su
profesor lo lleva aparte, muy enfadado y le da una lección sobre cómo ordenar sus
prioridades. Jongin sabe que tiene sus prioridades en orden. Kyungsoo es su
prioridad. Pero no lo dice, en lugar de eso le dice a su maestro que no tuvo tiempo
suficiente. El hombre nervioso lo mira y le dice siempre tienes suficiente tiempo si lo
planeas.

Jongin ríe cínicamente porque eso no es cierto.


18 de diciembre.

Chanyeol y Baekhyun insisten en hacer una fiesta, ya por fines descanso. Jongin sabe
que 'hacer una fiesta' realmente significa que su departamento va a ser destrozado,
pero Kyungsoo está emocionado, nunca ha estado en una antes. Al final, Jongin dice
que sí, pero en lo que resta de la noche, no puede quitarse la idea de que esta no es
tanto una celebración si no una despedida.

19 de diciembre.

Ellos compran un árbol de Navidad y pasan un día entero decorando con un surtido de
adornos y oropeles que arrojan brillo por todas partes. Jongin está fuertemente
castigado por Kyungsoo debido a su falta de creatividad artística y repetidamente
llamado murciélago daltónico. Jongin nunca ha sido más feliz.

20 de diciembre.

Un día más. Jongin se siente adormecido. No está listo para esto. No está listo para
que termine. No está listo para decir adiós. Kyungsoo puede sentir que algo está mal,
pero Jongin sólo le dice que tuvo una pesadilla. Pero esta pesadilla es demasiado real
y casi lo suficientemente tangible. Se revela en los pliegues suaves de los ojos de
Kyungsoo, en el rosa pálido de la manzana de sus mejillas bonitas. Es un cielo que
Jongin ha llegado a creer que puede ser suyo para siempre sólo para ver que le sea
cruelmente arrancado

.
Jongin considera romper y decirle a Kyungsoo, porque tal vez merece saber. Pero
entonces toma una mirada así mismo en el espejo, un retrato de sombras oscuras y
mejillas hundidas y sabe que las personas no tienen la intención de saber cuándo
mueren. El conocimiento se filtra en su alma y planta una semilla desastrosa de pena
omnipotente. Es el poseedor de un secreto que nunca debió ser revelado. Si hay una
cosa que pueda hacer por Kyungsoo, es salvarlo de la misma desolación.

"Vamos a quedarnos aquí mañana", Jongin susurra en la oscuridad de la habitación,


con los brazos envueltos alrededor de la única persona con la que no podría vivir
"¿Por qué?"

"No puedo soportar lo lleno que consiguen estarlas calles debido a las compras de
última hora por Navidad," miente.

Kyungsoo canturrea su acuerdo en la piel de Jongin, cálido aliento abanicando a


través de su oreja y desplazándose en el sueño. Jongin trata de mantenerse despierto
durante el tiempo que le sea posible, porque no quería perderse ni un segundo del
tiempo que ya está disminuyendo. Pero luego, sus párpados se hacen demasiado
pesados y mantenerlos abiertos, se pierden en la oscuridad.

Jongin se sacude despierto en una cama vacía y una almohada fría, desorientado y
aturdido porque no puede recordar cómo se quedó dormido. El terror se apodera de
su corazón como si su respiración estuviera fuera de control. Las personas no mueren
así. No sólo desaparecen en medio de la noche mientras sus cuerpos se desvanecen
como si nunca hubieran existido. Jongin lanza las mantas en una ráfaga tumultuosa,
como si con sus extremidades estuvieran luchando y luego un trozo de papel se
arruga debajo de su palma.

¡He ido a comprar algo de comer! Necesitaremos comida si vamos a estar aquí todo el
día. No quería despertarte. Llámame si te apetece comer algo en particular…

Jongin se precipita a buscar su teléfono y presiona los números con sus dedos
temblorosos, su mente es un lío de números y preguntas calculadas de ¿cuánto
tiempo le queda?

"¡Kyungsoo!" grita cuando la llamada finalmente atraviesa todo su cuerpo y casi


convulsiona ante el sonido de la voz al otro extremo.

"¡Buenos días! ¿Quieres que cocin― "


"¡¿¡Qué parte de permanezcamos aquí mañana no entendiste!?!"

"Acabo de ir por algo de comer..."

Jongin puede oír el gesto aun cuando no está allí para verlo, pero está demasiado
ocupado entrando en pánico.

"Mira, sólo quédate donde estés -no te muevas. Voy por ti."

Ni siquiera se molestó en cambiar sus pantalones antes de avanzar por la puerta y por
la calle, corriendo como si su vida dependiera de ello, hacia el supermercado un par
de cuadras de distancia. En cierto modo, su vida no depende de él. Para cuando el
supermercado está a la vista, puede ver a Kyungsoo desplazándose de ida y vuelta
bajo la marquesina roja de la entrada. Jongin llega barriéndose, un caótico y sudoroso
desastre.

"Me asustaste," Jadea, con los ojos cerrados con fuerza.

"Solo estaba fuera por una hora," responde Kyungsoo confundido.

Jongin se echa hacia atrás y hace una comprobación rápida pero sutil por partes,
cualquier señal de que algo esté fuera de lugar antes de que sus ojos se muevan
frenéticamente alrededor, contemplando en el entorno y la gran cantidad de
situaciones que podrían ser la causa de la muerte de Kyungsoo. Durante toda la
prueba, Jongin nota que los números rojos no han dejado de contar hacia atrás, es
solo cuestión de minutos para el final.

"Jongin, ¿qué pasa?"

Toma a Kyungsoo y empieza a tirar de él hacia atrás en dirección a su apartamento,


decidiendo permanecer lejos de la calle principal, donde un coche puede ser
fácilmente la respuesta temida del tiempo de Kyungsoo. Las calles laterales estarían
mucho más seguras, sin trampas mortales de metal a toda velocidad esperando
chocar contra el chico indefenso a su lado.

"Te lo explicaré más tarde."

No lo hará, pero no va a decir nada en este momento para Kyungsoo lo escuche y se


dé cuenta. Cuanto más rápido puedan volver a casa, más seguro será. Kyungsoo está
tropezando detrás de Jongin, bolsas de plástico crujiendo mientras chocan contra sus
piernas, cuando pasan por un callejón y grita registrándolo por primera vez, gritando
seguidos de un grito de súplica. Jongin de repente jalaba pero no estaba moviéndose
hacia adelante, porque Kyungsoo se ha detenido, las bolsas cayeron al suelo mientras
se asoma en el callejón sombreado y ve a una mujer de edad avanzada siendo
asaltada.

Todo sucede en cámara lenta.

Es una cacofonía de ruidos. Kyungsoo grita para que el ladrón se detuviera, la sangre
de Jongin está corriendo por sus venas mientras maldice la necesidad inquebrantable
de Kyungsoo siendo el buen samaritano, y luego hay un destello de metal reflejando la
luz del sol que Jongin ve un segundo más tarde. De pronto, está corriendo y
empujando y su voz sale de su garganta en un grito ronco porque lo sabe. Así es
cómo terminará.

Dos tiros son disparados.

Floraciones rojas a través de un lienzo de color blanco pálido.

Los pernos del hombre armado en miedo.

La anciana no deja de gritar mientras marca a una ambulancia.


Jongin cae al suelo primero, mirando en estado de shock mientras presiona su mano
contra la herida de bala en su pecho. Esto no tiene sentido, esto no es lo que él
pensaba que sucedería y está jadeando en busca de aire mientras sus pulmones se
llenan de sangre. Voltea a su lado y ve a Kyungsoo acurrucado como una bola tan
sólo unos metros de distancia, un florecimiento clavel rojo a juego, cerca de su
corazón. Por último, se registra. Dos disparos. A través de la bruma, Jongin arrastra
su camino hacia el niño caído, los dedos clavándose e nla grava empapados en
carmesí.

"Kyungsoo", se queja, con la mano extendida.

Kyungsoo sólo puede controlar un gemido de dolor mientras sus ojos llenos de
lágrimas miran a Jongin cuando se derrumba junto a él.

"¿J-Jongin?" Balbucea mientras un flujo constante de sangre se escurre por la


comisura de su boca. "¿Por qué?"

La mano temblorosa de Jongin se prende de la muñeca de Kyungsoo, frotando


círculos suaves a lo largo de su pulso cayendo lentamente mientras tose y más sangre
mancha el suelo.

"Lo siento, te mentí. No tenías mil millones de años", se ahoga. "Pero creo que, yo
tampoco."

“No tienes que tener miedo, probablemente vas hacia el cielo."

Kyungsoo intenta reír, pero el sonido que sale de su garganta es más de un gorgoteo
ahogado. "¿Vienes conmigo?"

"Me gustaría ser un ángel de mierda."


Se está haciendo más y más difícil respirar, es aún más difícil forzar las palabras que
salen fuera de su lengua pesada. Jongin cierra los ojos para tratar de ordenar sus
pensamientos. Se pregunta si esta es la forma que pretendía ser desde el principio, si
su tiempo se había terminado en el momento que puso sus ojos en el chico de cabello
corto y ojos grandes en la clase de historia musical de Chanyeol.

00: 00: 00: 00: 00: 10

Jongin abre los ojos de nuevo.

00: 00: 00: 00: 00: 09

Kyungsoo se adhiere débil mente a Jongin.

00: 00: 00: 00: 00: 08

Jongin sonríe.

00: 00: 00: 00: 00: 07

Los labios de Kyungsoo tiemblan mientras trata de devolverle la sonrisa.

00: 00: 00: 00: 00: 06

El sonido de las sirenas, perforan el aire, pero ambos saben que es demasiado tarde.

00: 00: 00: 00: 00: 05

Jongin trata de decir hasta pronto, pero lo único que sale de su boca es más sangre.
00: 00: 00: 00: 00: 04

Kyungsoo aprieta la mano de Jongin y le dice con los ojos está bien, lo sé.

Ambos cierran los ojos y esta vez, ninguno de los dos tiene el poder de abrirlos de
nuevo, luchando a través de un río de letargo, sus cabezas sumergidas e incapaces
de nadar a la superficie. Empieza la cuenta regresiva, dos relojes que son
perfectamente idénticos, perfectamente sincronizados.

00: 00: 00: 00: 00: 03

00: 00: 00: 00: 00: 02

00: 00: 00: 00: 00: 01

En algún lugar de un universo paralelo, se está contando una historia. Una historia
sobre un chico que podía ver los números de color rojo. Una historia sobre un chico
atrapado en la complacencia hasta que otro chico aparece para salvarlo. Una historia
de sonrisas, risas, lágrimas y dolor. Una historia que llega a su final.

00: 00: 00: 00: 00: 00

FIN.

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