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El sindicalismo en España

-El movimiento sindical a escala internacional. Posición del futuro movi-


miento sindical español ante las Centrales Internacionales (FSM, CIOSL,
CISC). El problema de la integración económica europea. Necesidad de la
coordinación sindical a escala de Mercado Común.
-La estrategia sindical a largo plazo en ana perspectiva socialista.
Somos conscientes de que a la problemática sindical aquí esbozada NO se le
puede dar soluciones de laboratorio. Los cuadros del n nuevo n movimiento
obrero, las actuales « Comisiones Obreras », el? expansión, los intelectuales
que estén directamente ligados a este movimiento real, irán perfilándolas
a medida que la estrecha relación entre práctica y teoría lo vaya permi-
tiendo.
En esta perspectiva se sitúa esta aportación de Cuadernos de Ruedo ibérico
en el terreno sindical. Los artículos que a continuación publicamos no han
de verse como soluciones o recetas mágicas a la problemática planteada,
sino como aportación teórica a ese movimiento real germen de la futura
sindical del movimiento obrero espafiol. Aportación que sometemos a abierta
discusidn.

Octubre de 1966 RAMON BULNES

Balance Este artículo ha sido publicado en la revista


clandestina Cuaderno Blanco (Revista de
orientación sindical, número 1, julio de 1966).
La publicación pretente simplemente apoyar la
y perspectiva creación del sindicato unitario y democrático
por el que lucha el movimiento obrero español.
« Toda la aportación de C.B. a esta lucha
-dice su editorial- se orientará en una doble
del dirección. De un lado intentará constituirse en
continua llamada a la unidad, por cuanto ~610
un sindicato unitario podrá hacer posible la

s3ndCcaI3smo plena satisfacción de las necesidades elemen-


tales e históricas de los trabaiadores esoañoles.
De otro lado abordará los” problemk que
plantea en nuestra sociedad la necesaria poten-
español ciación de un sindicalismo de ofensiva, de un
sindicalismo revolucionario. n

1. La época azul 1951 (por las importantes acciones de masas


que tienen lugar durante este año, así corno
Durante una larga etapa, el ajuste de intereses por la necesidad de retirar los aspectos más
entre el capitalismo español y la burocracia chillones del decorado fascista de cara a la
falangista de los sindicatos verticales ha sido opinión internacional), los jerarcas verticales
pleno. Aun cuando el protagonismo político de sabían firmes sus posiciones. La CNS, como
la Falange comienza a eclipsarse a partir de órgano de encuadramiento de las clases traba-
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El sindicalismo en EspaBa

jadoras, interesaba a las oligarquías económicas exigencias de una mayor flexibilidad por parte
desde dos puntos de vista estrechamente rcla- del capital, así como el temor a que, por el
cionados entre sí : propio impulso de la expansión, la creciente
marea reivindicativa cobrase un cariz político
a) Nacida de y para la represión de los traba- cada vez más intenso, decidirán la supresión
jadores, la CNS se alza como instrumento de del lento y férreo sistema de la política salaria1
COntrof político. A través de ella, el Partido centralizada.
Unico « organizaba a las masas » al tiempo que, b) Pero no debemos olvidar que es en esta
fuera de ella, se llevaba a cabo la sistemática
liquidación física de los militantes obreros época de represión terrorista cuando el gran
supervivientes a la guerra civil. El capital no capital pone las bases de la expansión que
podía tolerar la existencia de los sindicatos conoce ahora, cuando se afirma como poder
antiguos ni permitir el surgimiento de uno dirigente de la sociedad española el capitalismo
nuevo. Por ello, a la salida de un conflicto monopolista de Estado. A pesar del aislamiento
revolucionario, la función represiva de la CNS inicial con todas sos secuelas (dificultades de
comercio exterior y de obtención de créditos,
significaba la sustitución de las organizaciones
autónomas de los trabajadores por un apéndice cuando media Europa se beneficiaba del Plan
Marshall), tiene lugar una considerable acuno-
estatal. La tradición revolucionaria del sindica-
lismo espafiol, encarnada sobre todo en la lación de caoital aue facilitará oosteriormente
CNT ; el papel revolucionario desempeñado por la ayuda aniericank~ y el progre&o cambio de
actitud de las democracias capitalistas.
todos los sindicatos durante la guerra civil ;
la persistente actividad antifranquista desa- i Cómo fue posible esa acumulación ? Por la
rrollada desde la clandestinidad por las organi- superexplotación de las masas trabajadoras, por
zaciones del proletariado ; el hecho de que el la inflación provocada que deterioraba cons-
sindicato obrero más integrado y apolítico tantemente el débil poder adquisitivo del obrero
hubiera despertado, pese a todo, necesidades en beneficio de los grandes bancos. Y en cierta
vivas que, al hacerse apremiantes en el medida -e indirectamente- por la función
ambiente de catástrofe económica de la post- financiera que desempeñaron y desempeñan la
guerra, se hubieran superado inevitablemente CNS, el Instituto Nacional de Previsió?, las
hacia la impugnación total del sistema ; etc., Cajas de Ahorros y numerosos orgamsmos
eran factores que confirmaban a los propieta- estatales y paraestatales. La movilización de
rios -los grandes y los pequefios- en las las cuotas sindicales, de los fondos de las
excelencias del tinglado vertical. Mutualidades y de los Montepíos para la
financiación del capitalismo monopolista, par-
Por otro lado, el capital escuchaba complacido ticularmente a través del INI, proporcionaba
las teorizaciones falangistas acerca de la « supe- al n sindicalismo nacional D un nuevo valor a
ración » de la lucha de clases (y por tanto, los oios de las clases dominantes. Es decir.
de los convenios colectivos y de la huelga) en sobre”la base de su significación originaria, &
el sistema. En aquellos años de aislamiento instrumento de dominación política v control
autárquico, dirigismo estatal y proteccionismo uoliciado sobre los trabaiadores. la CNS desen-
de una débil industria de invernadero, 105 kelte funciones de pötencia económica, de
empresarios no tenían interés alguno en admitir instrumento de actrmufació~z al servicio del
formas de negociación colectiva y mucho menos capitalismo, que traduce el empleo total de los
la huelga, siquiera en su falseada forma actual. resortes estatales por los grandes monopolios,
Con la producción vendida de antemano y a el dominio del capitalismo monopolista de
precios sin competencia, los empresarios no Estado. Nuestra vida entera -nuestro presente
podían estar interesados en un aumento de la y nuestro futuro- se organiza así para la
productividad a cambio de una subida de los acumulación capitalista. La CNS, el INP, son
salarios. Y así, hasta 1958, los salarios serán las organizaciones mediante las cuales se
rígidamente determinados por el gobierno, con « tutela » nuestra explotación en la empresa
carácter inamovible para las empresas. Las y se « administra », además, los frutos de esa
huelgas económicas rara vez tenían lugar ; al explotación.
producirse, se politizaban sin remedio por su
choque inmediato contra el Estado. Las mejoras 2. La Ilberalización
salariales que pudieran obtenerse con la huelga,
no dependían del empresario, sino de una decl- Sería muy peligroso el considerar que tan
sión gubernamental. Hemos de ver como tan pronto como la dictadura se derrumbe, corroida
pronto el sistema sale de su estancamiento, las por sus propias contradicciones, resurgirá la
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‘El sindicalismo en España

relación de fuerzas e incluso las formaciones a todos los niveles, de la transición desde las
anteriores a 1936. Sería totalmente vana intentar rigideces de la autarquía y el intervencionismo
descubrir las fases y rasgos fundamentales de a una mayor flexibilidad que conviene en los
la caída de Primo de Rivera en el proceso n~vos imperativos y condicionamientos del
actual. La historia no se repite y, bajo las capitalismo español, resumidos en la exigencia
aparentes coincidencias, se oculta siempre el de una doble liberalización: interior, por el
hecho nuevo. Desconocerlo puede suponer la quebranto del dirigismo y exterior, por la libe-
renuncia al sindicalismo nuevo que necesitamos, ralización de las importaciones.
que debemos oponer al « sindicalismo » que al
capital le interesa. Y el hecho nuevo que la Así, eI capital monopolista no sólo se destaca
paz franquista hace posible es la afirmación y como grupo dominante sobre el proletariado y
consolidación como fuerza hegemónica de la los campesinos, sino que además subordina a
sociedad española, del capitalismo monopolista su proyecto a otras fuerzas « que dieron vida
de Estado. a la Cruzada » : la Falange y las clases pequeño
y medio burguesas. Estas se verán perjudicadas
Podemos fechar la <<toma de conciencia » radi- por las restricciones crediticias con las que el
cal de los grupos y fuerzas que lo integran en gran capital intenta paliar sus crisis inflacio.
1957, cuando una crisis económica sin prece- nistas y por la gradual liberalización del comer-
dentes amenazaba con derrumbar todo el cio exterior.
« esfuerzo » de acumulación anterior. El déficit
de la balanza de pagos, que la ayuda yanqui La creación, a renglón seguido, del marco
y los comienzos del turismo no podían aún jurídico por el que ha discurrido -o se ha
compensar, una moneda totalmente u erosio- pretendido que discurrkxe- el desarrollo de
nada », como dicen ahora nuestros prohombres los últimos años, incluía la reforma de la
financieros 0, lo que es igual, la peseta por los administración autárquica para su gestión por
suelos, la divisa depreciada, no sólo distancia- una nueva burocracia empapada del espíritu
ban a un capital extranjero penosamente de la empresa privada: con vistas al racional
seducido, sino que, además, provocaban la fuga funcionamiento del sector público, totalmente
de muchos capitales « patrIotas u hacia el banco interpenetrado con el capital financiero ; medi-
suizo o el mercado clandestino. Estallarán das encaminadas a la atracción de las inver-
entonces las contradicciones largamente incu- siones extranjeras -que junto con el turismo
badas entre la Falange y la aIta burguesía. y las remesas de los emigrantes están finan-
Esta inicia el ataque, sometiendo a una dura ciando el desarrollo en la actualidad- mediante
crítica la política de inversiones del INI y, en la concesión de grandes facilidades fiscales, ãe
general, los gastos públicos de los centenares exportación de los beneficios, etc.
de « organismos aut6nomos » falangistas. Se Se iniciará una liberalización a la altura de la
perfila ya la necesidad de una política de eco-
nomías, que termine con la inflación. La fraseología y el decorado que traduce la pre-
sencia de las nuevas fuerzas. La mística más
Falange recibirá el golpe de gracia al nivel de característicamente fascista de la época azul
las grandes decisiones. Le son retiradas las
funciones económicas que aún detentaba y el se irá sustituyendo gradualmente por la mística
tecnocrática del desarrollismo. La CNS, como
gran capital instala a sus represerztantes direc. pieza fundamental del sistema, se acomodará a
tos en el poder, los nuevos equipos tecnocráti- las nuevas circunstancias. Los falangistas se
cos del Opus Dei. sentirán molestos por el lenguaje de lo que
A continuación el gran capital emprenderá el uno de ellos ha titulado recientemente « nueva
saneamiento de la moneda, condiciún que, a derecha española ». Tienen sus razones para irri-
más de la bajada de barreras aduaneras y la tarse. En 1958, la liberalización política impul-
liberalización de importaciones, impone Europa sada por el ran capital asestaba otro golpe
para la concesión de créditos. mortal a la % alange la función de Ministro
Secretario General del Movimiento pasaba a
Merced al crédito otorgado por la OECD, con la confundirse con la de Delegado Nacional de
aprobación de toda la burguesía europea y por Sindicato. Desde entonces no existe ya el
los clásicos procedimientos contractivos de la Partido. La CNS es el último baluarte. ¿ Sigue
congelación de los salarios y la restricción de desempefiando el mismo papel que durante la
créditos y del gasto público, el Plan de Estabi- postguerra? Sí, pero algo ha cambiado.
lización de 1959 restablece la confianza en la
moneda, vuelven al redil los capitales prófugos Se resquebrajan los dogmas sacrosantos de la
y, lo que es más importante, se ponen las bases, postguerra. En el mismo 1958 se implanta el
El sindicalismo en España

sistema de convenios colectivos, que extiende la la competencia extranjera (privada por la per-
liberalización a la esfera de los salarios. En dida de las colonias del recurso imperialista)
la raíz de este cambio, que implica contra la ha protegido prontamente co” el arancel sus
s ortodoxia » falangista el reconocimiento de monopolios; la temprana amenaza de la revo-
la lucha de clases, vamos, de un lado, la “ece- lución proletaria -suscitada en un marco en
sidad de s dar cauce » a las reivindicaciones que, por la debilidad del aparato productivo,
salariales, que lleva a la abolición del anterior las necesidades más primarias estaban “ega-
sistema de la « reglamentación de trabajo », das- le ha impulsado a hacer de la dictadura
válido para una etapa de estancamiento y que militar su habitual forma política de domina-
politizaba inevitablement toda demanda salarial ción, que se teñirá co” los ropajes del fascismo
y a intercalar un muelle, la convención cokc- tras la crisis revolucionaria de 1936. En la
tiva, entre los trabajadores y el Estado; de actualidad, el control por los grandes bancos
otro, las exigencias de una mayor agilidad en de los sectores básicos del aparato industrial;
el mecado de trabajo inherentes a la orienta- la interpenetración del capital financiero con
ción económica que chocan co” las rigideces un Estado que pone a su servicio la actividad
fascistas heredadas de la anterior etapa. cada vez más voluwtinosa de sus sectores
públicos, a la vez que introduce ciertos elemen-
Una vez encaramada la u nueva derecha tos de regulación en la economía, ayudándola
española » sobre los despojos de la n revolución a hacer tolerables sus grandes contradicciones ;
nacionalsindicalista D, los falangistas se refugian las seguridades y refuerzos que fe proporcionn
en bloque en la CNS, pretendiendo constituirse la progresiva penetración del capital extranjero,
en la « izquierda » del sistema, en los cam- contribuyen a incrementar en el capitalismo
peones del aumento de salarios y de promoción español las tendencias hacia la absorción y
de conquistas sociales. negación de toda autonomía individual o colec-
tiva.
3. Historias de capitalistas Pero, al mismo tiempo, los factores citados le
La crítica del catastrofismo a la espera del abren unas reales perspectivas de expansión
inevitable hundimiento de la dictadura no debe por primera vez en su historia. El capitalismo
conducirnos a confiar en las virtualidades monopolista de Estado -¿ significa una adhe-
democráticas que el futuro del régimen pueda sión al franquismo reconocerlo ?- está impul-
deparamos, médiante su « institució”aliz&ón ». sando en los últimos años aumentos de los
Esta actitud optimista, que se halla en la base niveles de producción y consumo de cierta
de todo oportunismo, coincide co” so contraria importancia, sobrepasa penosamente los umbra-
-el catastrofismo inoperante- en la ausencia les del atraso económico y encamina su evolu-
de toda valoración crítica de la realidad, hablar cion hacia la potenciación del mercado “eo-
de libertad o de unidad sindical, especular sobre capitalista en el que se centra su interés
el papel del sindicalismo tras la desaparición económico y político.
del Régimen sin referir tales principios y pro-
vectos aun marco histórico concreto es incurrir Estos hechos -y no la caída de Franco y su
en el más gaseoso de los idealismos. El marco sustitución por X o por Z- son los que deben
hist6rico se define en nuestro caso por el absorber nuestra atención, por cuanto sus
dominio del cauitalismo monooolista de Esta- implicaciones contienen los gérmenes de una
do ; los rasgos fiarticulares de su formación en doble posibilidad : la de que la organización de
España, su historia y su estructura actual. le los trabajadores amanezca integrada en el
configuran como poder esencialmente dictato- sistema, condenándose a la esterilidad de las
rial, que transpasará inevitablemente su reivindicaciones de detalle o a la división ; o la
significación antidemocrática a través de cuan- de que, por el contrario, se levante como
tas apariencias « democráticas » le obligue a organización autónoma, consciente de la urgen-
asumir mañana la crisis de sus actuales formas cia de las necesidades populares y. por tanto,
fascistas de dominación. de la necesidad de darles satisfación radical.
Aliada desde un principio con la oligarquía de <Qué está ocurriendo en realidad ? El gran
latifundistas, la alta burguesía española se ha capital, asegurada su preponderancia sobre el
mostrado incapaz hasta hace bien poco de resto de las fuerzas sociales por la concentra-
ampliar el mercado interior que exige su plena Gón monopolista de los resortes económicos
consolidación, dado el bajo poder adquisitivo p>ásicos. se ve obligado a refutar en la prktlca
que determinaba la persistencia de una agricul- [las tesu -válidas durante mocho twmpo-
tura inmovilista ; incapaz, por tanto, de resistir según las cuales había « echado barriga n, sumi-
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El sindicalismo en Espafia

do en un sueño mortal bajo la clásica protecciún rarnos la situación. Se halla hoy generalizada
del arancel hacia fuera y la policía hacia dentro. entre el patronato la exigencia de una mayor
Manteniendo el aparato represivo en sus fun- flexibilidad en la regulación del despido, corno
ciones, se ve forzado a empeñarse en un esfuer- condición del incremento de la productividad,
zo expansivo. Ante la perspectiva de una visión que entraña, corno contrapartida, el reconoci-
europea excluyente y exclusiva, que ya está miento del derecho de huelga, al menos en su
cerrando el paso a las tradicionaies exportacio- apariencia legal. Si bien el despido se va impo.
nes agrícolas de aperitivo y postre ; que impulsa niendo, mediante múltiples trucos’, las modifi-
a los sectores industriales que vegetaron en la caciones oue en materia de huelga se han
época proteccionista a renovarse 0 morir ; ante producido-no pueden contentar siqüiera a las
el despertar de una conciencia obrera origina- capas más atrasadas de las clases trabaja-
riamente reinvindicativa por la propia dinámica doras.
inflacionista del proceso, pero que al no hallar
cauces legales de expresión se transforma en Pero existe una toma de conciencia empresa-
política, de contenido antifascista, vemos el rial a un nivel más « científico u que se incuba,
interés del capital en la expansión acelerada del sobre todo, entre las minorías de jóvenes patre
aparato productivo con vistas a una integración nos, de « cachorros del neocapitalismo » español
de! país por el capital extranjero.’ que el Opus Dei o la Compariía de Jesús educan
tan celosamente en sus escuelas especiales.
Esta expansión, efectiva en ciertos sectores, Esla gente conoce los secretos de los « milagrgs
desordenada en otros, tiene lugar entre grandes económicos » de 13 postguerra: sabe que el
contradicciones que. sin embargo, el capital sindicalismo europeo, centrado -pese a su
monopolista ha ido conllevando y es presumible fraseología socializante e incluso revoluciona-
que podrá estabilizar en un futuro próximo. El ria- en la acción sobre los salarios, ha contri-
problema más grave que se le plantea es a nivel buido poderosamente a sentar las bases del
de las fuerzas oolíticas. hov en franca crisis oor neocapitalismo, al hacer posible que el incre-
su rcírâso CoFt respecto a la evolución so&- mento de la productividad se produjera no sólo
eco”ómica. en función de la racionalización del trabajo,
sino además por la renovación técnica continua,
No hablaremos, por tanto, de crisis política por la constante capitalización. Comienza a
corno expresión de una catástrofe econ6mica ; interesarles un sindicalismo similar que, por
diremos más bien que las contradicciones eco- otra parte, debido a su carencia de perspectivas,
nómicosociales de un desarrollo desigual, pero opera como importante factor de integración
rea!,. agudizan la crisis de las instituciones del trabaiador en la civilización neocaoitalista
pohtlcas implantadas en 1939, que el grado de de consu&. Por ello afirman la convenikcia de
desarrollo alcanzado por el capital monopolista un sindicato con cierta potencia reivindica-
de Estado, sus proyectos de integración y el tiva.
empuje popular que pone en marcha la realiza-
ción del propio interés oligárquico, exigen el Pero, al mismo tiempo, temen que el pueblo
recambio de las estructuras fascistas -entre pueda ampliar y forzar las concesiones, retoques
ellas la CNS-, su susritución por formas y aperturas que interesan al capital, abriendo
políticas, sindicales, etc., aparencialmente libres brechas difícilmente « digeribles » en el futuro ;
y democráticas y eselzcialmente integradas en temen que al aumentarse la capacidad de
la dictadura del gran capital. Esta integración maniobra y expresión del pueblo -aunque se
se prepara por la potenciación de un mercado trata de una apertura mínima- las necesidades
de consumo masivo, que el capital está sola- totales hasta hoy parcial e insuficientemente
mente empezando a crear, del que apera podrá expresadas mediante las reivindicaciones sala-
absorber -tal como le enseñan los G milagros » riales y las consignas antifascistas -integrables
neocapitalistas europeos- el eventual resurgi- en un capitalismo « democratizado u -no se
miento dc un proletariado revolucionario. y tornen conscientes de sí mismas y busquen su
será capaz de soportar sin grave riesgo, cierta5 expresión plena en un amplio movimiento anti-
formas políticas y sindicales « democráticas ». capitalista. De ahí que uno de los « jóvenes
patronos », tras abogar por un sindicato obrero
con capacidad negociadora, haya añadido :
4. Las próximas maniobras « Como empresario, la necesito; como ciuda-
dano,, lo temo ». Esta frase resume con extraor-
Pero, 2 qué espera el capital monopolista para dinarla precisión todo el complejo juego de
abordar el recambio política que le interesa ? contradicciones que impulsan y demoran al
La reciente evolución de la CNS puede acla- mismo tiempo la liberalización del Régimen.
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El sindicalismo en España

De UYI lado, el interés del capital en remozar dentro de una unidad sometida íntegramente al
la superestructura política, interés que vacila Estado por su inserción en los organismos de
en afirmarse., que retarda los cambios que planificación sin el menor poder de decisión,
pueden beneficiarle, temeroso de que sean utili- por su control a través de centenares de comi-
zados para la promoción agudizada de una tés paritarios, arbitrajes o inspecciones. Natu-
conciencia popular radical. Por ello, si bien ralmente, una de las tendencias « toleradas »
es indudable que las clases dominantes no sería la sindicalista nacional.
vacilarán en acudir a la mística de la democra-
cia (cristiana) en el momento oportuno, retra- En el caso de que este proyecto de CNS libera-
san y preparan ese momento con la mística del lizada fuera inviable por la energía y la decisión
desarrollismo, al mismo tiempo que intenkan del asalto popular, el gran capital no vacilaría
contentar, desorientar y contener el avance en deshacerse definitivamente de la Falange,
popular con reformas insustanciales (Ley de pasando el patrimonio de la CNS al Estado,
Prensa), concesiones demagógicas (creación del y procedería a fomentar la división ideológica
Consejo Nacional de Trabajadores, legislación existente, favoreciendo las tendencias más
sobre la participación de los trabajadores en la « benignas » y reprimiendo las hostiles. Creemos
administración de las empresas), o aperturas que, llegado el caso, no le faltarían adhesiones.
de dos pulgadas (modificaciones introducidas No puede mantenerse a estas alturas que el
en la regulación de la huelga). pluralismo sindical se explique solamente por
el pluralismo ideológico. El pluralismo sindical
De otro lado, el peligros de una absorción del se explica por la explotación que hace la bur-
proletariado y las masas populares -riesgo que guesía de las divergencias ideológicas con la
aumentan la división de sus organizaciones y ayuda de dirigentes sindicales hostiles a la
el nivel antifascista en el menor de los casos unidad. Este es el « sindicalismo » oue interesa
de las grandes masas- y, a la vez, la gran a la burguesía.
posibilidad de aprovechar cada una de las
contradicciones que el capitalismo engendra y
engendrará en la inevitable liberalización dé
sus actuales formas políticas, cada uno de los
huecos que deja y dejará la descomposición de
las instituciones fascistas, para organizar la
unidad del proletariado, para darle conciencia
de la soberana autonomía de sus necesidades
insatisfechas. La utilización de la crisis del
franquismo para forzar la existencia de autén- NOTAS
ticos derechos de asociación, expresión, reunión, 1. Se ha dicho que es preciso ver al capitalismo monopo-
huelga, etc., que el pueblo necesita ahora para lista de Estado en su funcionamiento real, es decir, en
afirmarse radicalmente en una ulterior etapa sus articulaciones internacionales. El apoyo de los Estados
exige la presencia vigilante de los elementos Unidos rimero y, más tarde, del capitalismo europeo,
han hec fi o posible que el franquismo superase, en 1951
más sensibilizados y combativos! conscientes y 1959, los dos momentos más críticos de su historia. En la
de que no habrá para el sindicalismo español actuahdad, la penetración masiva de capital extranjero
-abandonado el movimiento a su propia espon- constituye un importante seguro para las posiciones del
capitalismo español ; facilitará, además, el recambio de
taneidad- otro 14 de abril de 1931 y, por sus actuales estructuras políticas a través de una serie
tanto, de la apremiante necesidad de frustar el de gases que es imposible preveer hoy, pero que difícilmente
proyecto liberalizador del gran capital. desembocarán en una situación de guerra civil, aunque
pueden situar la lucha a niveles muy elevados si se acierta
Las próximas maniobras se encaminan simple- a moviliar el empuje popular hacia los objetivos que
tienden a proporcionarle una organización y un proyecto
mente a hacer tolerable la CNS. Un sindicato propios ; la conquista y consolidaci6n de sus armas mate-
« obrero » único y obligatorio ; una ampliación riales -ante todo el sindicato- e intelectuales, sin las
cuales huelga todo planteamiento radical frente a una
gradual del derecho de huelga ; posibilidad de oligarquía respaldada por toda la dureza represiva del
elegir representantes sindicales (presidente y capitalismo internacional.
secretario de los Consejos comarcales, locales, 2. « La libertad de despido ha sido para los patronds un
provinciales y nacional) entre ternas presenta- proceso lento, más de hecho que legal ; a cuya finalidad
das por el Estado ; ciertos poderes de Adminis- estaban encaminadas medidas en apariencia tan diferentes
como las siguientes : 1. Seguro de paro (modificación
tración (se habla incluso de la creación de un año 1961) ; 2. Los falsos u expedientes de crisis » de las
Banco Confedera1 que administraria las cuotas empresas ; 3. El truco de la firma de contratos de trabajo
de las Mutualidades para la financiación de un temporales : 4. Facilidades para la emigración masiva a
Europa ; 5. Utilización de los conflictos laborales para dar
sector cooperativo) ; pluralidad de tendencias cartas de baja a los obreros ; 6. Legalización parcial del
ideológicas (las que le interesen al capital) derecho de huelga *.

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