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Licenciatura en Historia y CC.

de la Música

ASIGNATURA: 3. Métodos y técnicas de investigación musicales


UNIDAD DIDÁCTICA: 1. Investigar y escribir sobre música
MÓDULO: 3. Premisas para la investigación: hacer preguntas y encontrar
respuestas
AUTORES: Miguel Ángel Marín

1. Introducción

Este módulo explica las técnicas básicas necesarias para iniciar la redacción de
un trabajo original (incluyendo tanto los trabajos de investigación como los
ensayos a realizar durante la carrera). La redacción de un trabajo o ensayo
implica una serie de procesos previos y posteriores a la escritura propiamente
dicha. Iniciar la investigación exige, además de lo explicado en los temas
anteriores, elegir correctamente el tema de investigación, conocer la utilidad de
las fichas, evitar ciertos errores semánticos y gramaticales que con frecuencia se
producen al escribir (un proceso que se mejora literalmente a lo largo de toda la
vida académica) o saber la distintas fases en la elaboración de ensayos.

Como ocurre con el resto de los módulos de esta Unidad Didáctica, este módulo
tiene un componente esencialmente práctico que trasciende la utilidad
específica de esta asignatura y cuyo contenido quizá tengas que consultar en
varias ocasiones durante la carrera. Una de las secciones está centrada en
explicar algunas técnicas básicas para enfrentarse a la realización de trabajos
para las distintas asignaturas de la carrera así como para acometer la pregunta
de desarrollo que puede haber en los exámenes.

2. Objetivos

• Conocer algunos planteamientos básicos para la elección de un tema de


investigación.

• Conocer los tipos de fichas.

• Familiarizarse con las problemas en torno a la escritura científica.

• Aprender los principios de la realización de ensayos.

3. La elección del tema de investigación

La investigación comienza con la elección del tema, y en buena medida el éxito


o fracaso final del trabajo dependerán de una elección adecuada.

La realidad que se desea conocer, sea cual sea la parcela que se elija, es siempre
infinita, y, además, no es estática, la realidad está siendo conforme se va
descubriendo, conforme se va investigando. El saber no existe al margen de las
personas, sino que se va construyendo a lo largo de la historia gracias a las
aportaciones de todos.

Métodos y Técnicas 1 Módulo 3


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Lo común a todas las investigaciones es el razonamiento, el razonar como


proceso discursivo que sólo se puede aprender en el ejercicio de la discusión. Lo
interesante en una investigación es lograr aprender a aprender mediante un
tema concreto lo que nos permitirá utilizar más adelante los recursos
metodológicos experimentados en los primeros trabajos.

En humanidades debemos combinar un enfoque hipotético-deductivo, para


tratar de comprender lo general, lo que puede responder a leyes aplicables a
distintos entornos, pero al mismo tiempo se debe combinar con un enfoque
inductivo, particularista que permita atender a los casos individuales,
específicos que no encajan en las taxonomías utilizadas desde una perspectiva
deductiva. Solo así podremos tener un conocimiento completo de la parcela de
"realidad" que nos proponemos investigar.

En los resultados deberemos tratar de hacer comprensibles las cosas sin que eso
signifique simplificarlas. Un error común en las primeras investigaciones es la
tendencia a la generalización simplificadora. Se trata de combinar la elaboración
de hipótesis comprensibles y claras con la atención a los detalles, a los matices
dentro de esa interpretación. El interés de las cosas está precisamente en su
complejidad, y en la posibilidad de volver sobre ellas una y otra vez para
abordarlas desde perspectivas diferentes.

Hoy día ya no utilizamos de modo simplista el paradigma de causa-efecto para


hacer avanzar la ciencia, sino que se proponen otros procedimientos como la
Teoría General de Sistemas que nos ayudan a profundizar en el análisis de las
realidades complejas. Según esta teoría no hay solo una causa para un efecto,
sino que hay muchas causas y la interacción es un hecho con el que hay que
contar en la realidad para comprender su enorme complejidad.

La percepción de esta complejidad creciente del mundo en el que nos movemos


ha conducido a la especialización. Pero en realidad el mundo no es una
conjunto de compartimientos estancos, sino una estructura compleja que debe
ser analizada desde distintos puntos de vista. Es, por tanto, necesario adoptar
un enfoque multidisciplinar o interdisciplinar. Lo importante es, planteada una
investigación, decidir cuáles serían las ciencias o técnicas que se requeriría
utilizar como auxiliares en esa precisa investigación.

Como marco teórico a nuestro trabajo, podemos establecer un intento de


definición de ciencia como todo conocimiento de la realidad en sus causas y
dotado de un instrumento específico, el método, que le permite alcanzar sus
fines. La ciencia se fundamenta en la aportación de los hallazgos y
descubrimientos precedentes, integrada en un conjunto de conocimientos
compartidos por todos los profesionales de esa ciencia que constituye lo que
llamamos su paradigma, el nivel de la ciencia oficial en un momento
determinado.

Todo saber que no se mantenga en el nivel de mera experiencia personal y que


aspire a salir de un restringido grupo de iniciados exige la comunicación y
difusión de sus resultados. Es determinante la aplicación del método entendido
como el camino que conduce a un conocimiento hace posible la investigación
científica. Al investigador se le presupone una destreza en el método de su

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disciplina, y debe partir del nivel de la ciencia de su presente, punto a partir del
cual el investigador debe elegir el tema.

4. Requisitos del autor y condiciones de la investigación

Determinadas aptitudes y actitudes pueden facilitar u obstaculizar la


realización de una investigación:

1. Conocimientos previos. Tratar de realizar lecturas sobre el campo que


pretendemos investigar nos permitirá hacer una primera valoración de los
aspectos que permanecen oscuros y necesitan de un mayor esclarecimiento. Se
evita así elegir temas improvisados o por mero capricho cuando pueden existir
otros más interesantes que permiten un mayor trabajo de profundización.

2. Afición. Especialmente en los primeros trabajos de investigación es necesario


partir de un entusiasmo por el tema que nos permita ser constantes más allá de
las primeras dificultades en el proceso.

3. Conocimientos lingüísticos. En muchas disciplinas y en algunos campos


concretos de trabajo, la investigación la han llevado a cabo autores que han
publicado sus resultados en lenguas ajenas a la nuestra, lo que origina una
abundante bibliografía en otros idiomas. El inglés se ha convertido en los
últimos años en una herramienta esencial para acceder a los resultados de
investigadores de todo el mundo. En el campo de la musicología son también
importantes lenguas como el alemán, el italiano o el francés.

No conviene olvidar que, aparte del idioma en el que esté escrita la bibliografía,
es preciso conocer el de las propias fuentes en las que se apoya la investigación
(latín, griego, etc.).

4. Conocimientos de paleografía. Tanto de carácter general que nos permitan


abordar la lectura e interpretación de textos antiguos, como los específicos
referidos a los distintos sistemas históricos de notación musical y su
transcripción.

5. Conocimientos técnicos especiales. En ocasiones, en el curso de una


investigación es necesario adiestrarse en nuevas técnicas que no se conocían
previamente. Puede ser el caso del manejo de herramientas informáticas
(programas de textos, bases de datos, programas de edición musical). Es
necesario evaluar con realismo el tiempo y el esfuerzo que hemos de invertir
para poder utilizarlas en favor del propio trabajo.

6. Facilidad de acceso a la bibliografía. La localización de la bibliografía se ha


visto facilitada en los últimos años a través de las bases de datos, sin embargo,
el examen de la misma puede resultar dificultoso si no se cuenta con un centro
de apoyo que permita lo más inmediato de la consulta bibliográfica y la
posibilidad de solicitar a otros centros los artículos o libros necesarios para
nuestro trabajo.

7. Contacto con un centro de investigación. Lugar de consejo, estímulo y donde


exista la posibilidad de contrastar opiniones y ampliar las perspectivas de la

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investigación propia. Desde el punto de vista de las posibilidades técnicas, un


centro proporcionará facilidades que difícilmente se disponen individualmente
(programas informáticos, lectores de microfilmes, lectores de microfichas,
videotecas, fonotecas, laboratorios de acústica, etc.)

8. Evaluación del coste económico y de la duración de la investigación. Hay que


calibrar desde el comienzo las posibilidades reales para obtener becas o ayudas
que faciliten la investigación durante un período prolongado. Ayudará en esta
programación realista el establecimiento de un calendario aproximado para la
conclusión del trabajo previsto.

8. Orientación de la futura actividad. El tema elegido debe ser versátil para que
en el investigador pueda ampliar e iniciar nuevos trabajos a partir de la
experiencia y los conocimientos en los que va a invertir tanto tiempo, esfuerzo y
dinero.

9. Elegir primero un campo y luego escoger un tema sobre el que haya algo que
decir. En principio conviene escoger un campo amplio que nos permita más
tarde centrarnos en un tema concreto. En la elección del tema definitivo
podemos vernos influidos por motivos en principio ajenos a la propia
investigación, como las modas, las áreas a las que el estado destina
preferentemente sus recursos, las efemérides y conmemoraciones o las
posibilidades de publicación de los resultados por determinados organismos
locales o regionales.

En cualquier caso, no hay que olvidar que la elección del tema presupone que
hay algunos aspectos del mismo que se constituyen como problema y en cuanto
tal requieren un estudio en profundidad. La investigación hasta entonces habrá
elaborado distintas respuestas o establecido hipótesis de algunos hechos que
nosotros debemos tomar como punto de partida para mostrar nuestras propias
hipótesis mediante la verificación documental, empírica o experimental.

Hay que evitar siempre aquellas investigaciones que no aportan nada, bien
porque traten cuestiones ya ampliamente debatidas sobre las que no se ofrezca
una visión nueva, o porque sean meras reelaboraciones de lo ya conocido. La
valoración meramente cuantitativa de las publicaciones para el propio currículo
y la utilización de la cultura como un bien de consumo más favorece una
situación de exceso de producción editorial a veces de trabajos estériles, sobre
temas alejados de cualquier preocupación y necesidad intelectual o científica
que no sea la del propio investigador.

5. Planear el proyecto

Los pasos previos a la realización de un proyecto de investigación (un ensayo


para una asignatura o una comunicación para un congreso, por ejemplo) es la
planificación: poner en orden las ideas y tener conciencia de la dimensión del
proyecto. El comienzo es considerablemente más fácil si el tema a desarrollar
viene definido por tu profesor. En caso contrario, la primera tarea será definirlo.

No existe una única fórmula válida para todas las materias y situaciones; parte
del proceso de aprendizaje implica pasar horas en la biblioteca leyendo

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bibliografía que quizá no vayas a utilizar, descubriendo dónde están y hacia


donde te diriges o simplemente buscando materiales que ni tú mismo sabes con
certeza. Al final, sin embargo, este tiempo invertido suele ser rentable porque te
ayuda a ampliar tu perspectiva académica. En cualquier caso, hay algunos
pasos introductorios de utilidad:

• El tema de investigación tiene que ser los suficientemente concreto para ser
manejable y abarcable. En vez de “La sonata instrumental en España durante el
siglo XVIII”, un tema más apropiado sería “Estructura formal en las sonatas
para violín de José Herrrando en el proceso de la configuración de la forma
sonata”

• Tras el tema, debes identificar las preguntas que guiarán tu investigación y


señalar los problemas que intentas resolver. Por ejemplo, entre las primeras
podrían encontrarse las siguientes: ¿Cómo es la estructura formal en las sonatas
de Herrando? ¿se aleja o se acerca al modelo de movimientos bipartitos de
tempo contrastado implantado por Corelli en toda Europa?. Entre los
problemas a resolver sería el proceso de recepción en la música instrumental
española de la primera mitad del siglo XVIII de formas instrumentales italianas
fijadas entre finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII.

• Finalmente, debes reunir datos relevantes. Los datos relevantes serán todos
aquellos que te permitan dar soporte en la respuesta a las preguntas y
problemas planteados; por tanto, deben ser entendidos en un sentido amplio.
En nuestro ejemplo, los datos relevantes son tanto las fuentes primarias como
las propias de las sonatas de Herrando (¿existe una edición moderna de todas
ellas?, ¿hay sonatas en manuscrito de las que tendrás que obtener microfilm?)
como las fuentes secundarias o terciarias (¿hay trabajos publicados sobre estas
sonatas en particular?, ¿y sobre la música instrumental española de la primera
mitad del siglo XVIII?).

Mientras identificas las preguntas, señalas los problemas y tomas datos, es


aconsejable que vayas tomando notas. A veces serán esbozos de ideas sin
elaborar, en otros casos serán desarrollos más complejos; algunas anotaciones
serán simples notas para recordar lo que has encontrado, pero sería deseable
que otras fueran notas para “entender” lo que has leído: tus propias
conclusiones, diagramas, relaciones de datos aparentemente inconexos,
resúmenes críticos de trabajos publicados, puntos de acuerdo y de desacuerdo
entre los investigadores. Aunque este material es posible que no acabe, tal cual
lo redactas, en la versión definitiva de tu trabajo, este tipo de escritura es de una
enorme utilidad, ya que escribir mientras recoges datos te ayuda a entender
mejor tus preguntas y problemas y estimula el pensamiento crítico. será de
ayuda cuando comiences la redacción del trabajo (un aspecto que se explica en
otro tema).

6. Del tema a las preguntas: buscar respuesta a un problema

Esta sección se centra en cómo definir un tema a partir de unos intereses


determinados, cómo acotarlo para hacerlo más manejables y, finalmente, cómo
generar preguntas que guíen la investigación. Es importante recordar que la

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labor de los investigadores no es sólo recoger información dispersa y reunirla,


sino contestar a las preguntas que se surgen de su tema de investigación.

Un interés científico es un área de investigación que nos gustaría explorar.


Quienes comienzan en el mundo de la investigación pueden tener problemas
para definir un t e m a entre sus intereses. Un tema es un aspecto lo
suficientemente específico como para poder ser abarcado y que, al mismo
tiempo, es percibido como interesante por el conjunto de la comunidad
científica. Lo normal es buscar un tema de investigación entre aquellos aspectos
que más interés te susciten: tener el compromiso y el estímulo para investigar
sobre algo concreto es una excelente forma de comenzar.

Los temas de investigación, sobre todo al comienzo, suele ser demasiados


amplios, por lo que resulta importante analizarlos desde distintos puntos de
vista para acortarlos. Para ello intenta primero definir tu tema inicial con un
grupo de palabras y después ve añadiendo nuevas palabras que lo centren. En
el ejemplo anterior este proceso fue así:

Tema original Tema acotado


música instrumental —> las sonatas para violín
España, siglo XVIII —> José Herrando

Tener un tema acotado es el primer paso, pero no es suficiente para culminar


una buena investigación. Si, por ejemplo, logramos reunir todas las sonatas
para violín de Herrando, editadas o manuscritos, y las analizamos,
seguramente estaremos en condiciones de explicar cómo están estructuradas
formalmente, cuántos movimientos tienen las sonatas, el tempo, si son o no
bipartitas e, incluso, si la segunda sección utiliza material temático de la
primera sección. Sin embargo, lo único que estaríamos haciendo en tal caso es
ofrecer información; no habría pregunta de ningún tipo y, por tanto, no habría
respuesta que permitiera avanzar significativamente en nuestro conocimiento
sobre este tema.

Por esto, una vez que tenemos el tema tenemos que avanzar en encontrar
preguntas para responder. Las preguntas son cruciales porque el punto de
partida de toda buena investigación es algo que no sabes o no comprendes y
quieres o debes comprender. Sin embargo, no es fácil encontrar buenas
preguntas y sólo con la experiencia se aprende. Entre tanto, empieza a formular
preguntas a tu tema de diverso tipo y anótalas; por el momento, no te
preocupes por las respuestas. Como norma general, las preguntas que
comienzas con quien, qué, cuándo, cómo y por qué suelen dar buen resultado.
En nuestro caso:

-¿qué compositores de música instrumental había en su entorno?


-¿quién pudo influir en Herrando?
-¿qué música italiana conoció? ¿fue la misma que sus colegas en Europa?
-¿conoció la música de Corelli tan famosa en todo el continente?
-¿para quién componía su música?

De esta forma puedes hacerte con un catálogo bien amplio de posibles


preguntas. Evidentemente, no todas ellas son igual de significativas ni
pertinentes (o no todas te interesan por igual). Por eso, un buen ejercicio es

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intentar construir una frase que englobe tu tema, la pregunta que encierra y la
importancia de la misma; es la “prueba del algodón”. La fórmula divida en tres
pasos podría ser algo así:

1. Estudio / trabajo / investigo sobre ___________, 2. porque quiero saber quién


/ cómo / por qué / cuándo, etc ______________ 3. para llegar a entender /
explicar / comprender cómo, por qué, si ____________

En nuestro ejemplo, esta frase sería: “Yo investigo las sonatas para violín del
compositor José Herrando porque quiero saber la estructura formal que tienen
para comprender cómo se recibió en España las técnicas compositivas
instrumentales implantadas por Arcangelo Corelli en toda Europa.”

Este ejemplo muestra que tener un tema de investigación (las sonatas para
violín de Herrando) y unas preguntas identificadas (¿cómo se estructuran
formalmente?) no es suficiente para realizar un buen trabajo; es necesario pasar
a una tercera fase que incluso investigadores con experiencia pueden encontrar
complejo. Plantear unas preguntas y responderlas debe no sólo ser de interés
para el propio investigador, sino también debe ser la solución a un problema
científico, esto es, debe ser significativo para los colegas (¿cuál fue la influencia
de Corelli en la música instrumental española a comienzos del siglo XVIII?).

7. De las preguntas y los problemas a las fuentes

Una vez que tenemos posibles temas de investigación y algunas preguntas


factibles, es el momento de iniciar la búsqueda de fuentes. Si el tema viene
sugerido en algún trabajo publicado, las referencias bibliográficas dadas en las
notas a pie de página serán el mejor modo de comenzar. En caso contrario,
tenemos que comenzar la búsqueda por nuestra cuenta. En ambos casos, la
biblioteca será nuestra principal herramienta.

En otros módulos se estudian con detalle los recursos bibliográficos específicos


para la investigación musicológica. Ahora sólo recordaremos algunas
herramientas generales básicas para comenzar nuestra búsqueda en al
biblioteca:

• enciclopedias universales y diccionarios generales (como la Espasa Calpe)


• guías bibliográficas
• búsquedas en el catálogo de bibliotecas (gracias a internet no estás limitado a
tu propia biblioteca)
• enciclopedias y diccionarios especializados (como el Diccionario de la Música
Española e Hispanoamérica o el New Grove Dictionary)
• bibliografías especializadas (como el RILM o el Musical Index)
• referencias bibliográficas que aparecen en la literatura específica sobre
nuestro tema de estudio

Como es puede deducir, encontrar las fuentes idóneas implica invertir tiempo
en la búsqueda, consultar diversas obras de referencias y leer (aunque en
algunos casos sólo por encima) publicaciones más o menos cercanas a nuestro
tema para ver qué referencias bibliográficas aparecen citadas que nos puedan
ser de utilidad.

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Tras estas pesquisas, acabarás con un listado más o menos amplio de fuentes
relacionadas con tu tema de investigación. Si no son muchas, haz el esfuerzo de
leerlas todas, pero si son demasiadas entonces tendrás que concentrarte en las
que están más directamente vinculadas a tu tema o aparezcan citadas con
mayor frecuencia. Al tiempo que las lees, no olvides tomar notas.

8. Diseñar argumentos convincentes

El siguiente paso en nuestra investigación es el diseño y presentación de los


argumentos, una fase que se inicia con la redacción preliminar de varios
borradores que finalmente acabarán en un ensayo. De nuevo, la presentación de
buenos argumentos científicos no es fácil y requiere cierta experiencia práctica.
En el contexto de esta asignatura, sin embargo, es posible ofrecer algunas
premisas de qué ingredientes forman unos buenos argumentos.

Podríamos decir que los argumentos están formado por cuatro aspectos:

1) La premisa de partida que anuncia lo que quieres que tus lectores entiendan
y 2) las pruebas que soportan la premisa, las razones para que los lectores la
compartan. Cuando se presentan uno de estos dos aspectos sin el otro, entonces
el lector se encuentra ante una propuesta sin sentido o una opinión infundada.

Pero convencer al lector para cambio su opinión sobre algún aspecto o que
comparta tu visión sobre algo nuevo no es fácil. Por eso, es necesario que los
argumentos sean convincentes además mediante una 3) justificación de que las
pruebas son relevantes para la premisa. Esta justificación es como un “puente”
que une la premisas y las pruebas, conectándolas en un emparejado lógico. La
justificación explica no tanto si las pruebas son exactas como si son relevantes
para las premisas. O dicho de otro modo, si la premisa puede inferirse de las
pruebas.

Según nuestro ejemplo, un autor podría concluir lo siguiente:


“La influencia de Corelli en Herrando es evidente (premisa) ya que todas sus
sonatas para violín están formados, como en las sonatas del italiano, por la
alternancia de movimientos rápidos y lentos que además tienen forma bipartita
(prueba)”.

Un lector podría con razón reclamar que de esa prueba no se desprende


automáticamente la premisa. Quizá otros autores españoles anteriores a
Herrando ya componían con esta estructura, o quizá los violinistas italianos
residentes en España podían ya componer así. Pero, además, ¿es suficiente que
la alternancia del tempo de los movimientos indique una influencia corelliana?
El investigador, por tanto, necesitaría justificar la relación de su premisa y las
pruebas presentando nuevas pruebas, matizándola o desestimando las
conclusiones.

La última parte del argumento es 4) las cualificaciones, mediante las cuales se


limita el alcance de las conclusiones, se estipulan condiciones o se presentan
posibles objeciones; es decir, hacen del autor un investigador cauto y juicioso al
tiempo que dan mayor credibilidad a las conclusiones. Siempre que se

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presentan conclusiones que son verdaderas en determinadas circunstancias o


que la conexión entre premisa y pruebas no es totalmente directa, el autor debe
indicarlo a los lectores.

“La influencia de Corelli en Herrando es evidente (premisa) ya que todas sus


sonatas para violín están formados, como en las sonatas del italiano, por la
alternancia de movimientos rápidos y lentos que además tienen forma bipartita
(prueba). Al menos, esto es lo que sugiere el hecho de que fuera Corelli el
primer compositor en implantar de forma consistente este tipo de alternancia de
movimiento con forma bipartita (justificación). Diversos autores han mostrado,
además, que la música de Corelli fue bien conocida en España desde los
primerísimos años del siglo XVIII (justificación). No obstante, es necesario tener
en cuenta que el desarrollo de futuras investigaciones sobre la presencia de
violinistas italianos en Madrid y la actividad compositiva de otros compositores
españoles previos a Herrando podrán aportar una nueva visión sobre el papel
que éstos pudieron ejercer en la diseminación hispana de los modelos
corellianos (cualificación). Finalmente, es necesario tener en cuenta que una
parte significativa de la obra de Herrando permanece, por el momento,
desconocida, por lo que el descubrimiento de nuevas obras podría matizar estas
conclusiones (cualificación).”

9. Bibliografía

Trevor Herbert: Music in Words. A guide to researching and writing about music
(Londres: The Associated Board of the Royal Schools of Music, 2001).
Guía práctica y sencilla con todos los consejos necesarios para investigar sobre
música. A diferencia de otras publicaciones similares, incluye unos capítulos sobre
los distintos tipos de escritura en música y las técnicas básicas para afrontarlos. Para
este tema son relevantes los capítulos 1 y 2.

Wayne Booth, Gregory Colomb y Joseph Williams: The craft of research (Chicago:
The University of Chicago Press, 1995).
Entre todos los manuales de introducción a la investigación, el de estos escritores
americanos está entre los más valiosos y útiles gracias a la claridad de la exposición
y la aplicabilidad de sus consejos.

Umberto Eco: Cómo se hace una tesis (México: Gedisa, 1990). Tr. del original
italiano de 1977.
Un libro clásico leído por generaciones de doctorandos españoles de uno de los
pensadores más influyentes y perspicaces de la actualidad. Viene acompañado de
ejemplos prácticos.

10. Texto: Consejos para aspirantes a musicólogos

Cómo hacerse musicólogo

Extracto de: Jacques Chailley: Compendio de Musicología (Madrid: Alianza, 1991),


26-29. Tr. del original francés publicado en 1958.

“Por lo demás, no se hace musicología. Adquirimos poco a poco, gracias a la


curiosidad y la experiencia, la mentalidad que hará de nosotros unos

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musicólogos. Se puede ser musicólogo de muchas maneras. En última instancia


casi podría pretenderse que no es indispensable para ello saber música. El
historiador que se dedica a reconstruir la existencia de un artista, el sociólogo
que estudia las condiciones de vida de los músicos en un ámbito determinado,
el filólogo que revela las menciones de instrumentos musicales en determinada
serie literaria, el bibliotecario que establece el catálogo de una colección de
música, todos ellos cumplen una tarea útil para la musicología. Y sin embargo
pueden llevar a cabo su labor sin haber leído o escuchado nunca una nota
musical. Se trata, si se nos permite la expresión, de la “musicología externa”. El
peligro es que los que se dediquen a ella lleguen a creer ilusoriamente que este
trabajo les cualifica también para intervenir en la musicología “interna”, pues
para esto la cualificación necesaria es de muy distinta naturaleza. Sólo es
accesible para músicos “en parte entera”, y exige de ellos, además de esos
conocimientos generales reseñados, el conocimiento profundo de las partituras,
el dominio de las técnicas de análisis musical, una formación amplia en solfeo y
armonía, es decir, todo lo que se aprende en los conservatorios, pero que no
constituye sino una parte insuficiente de la formación específica necesaria.

Un músico medio puede, con poco esfuerzo mental, copiar una partitura
inédita, publicarla y declararse musicólogo: se derrumbará su ilusión en el
momento en que se encuentre frente a una de las innumerables trampas que
esconde este trabajo si no ha adquirido antes los conocimientos necesarios para
sortearlas. De lo que se deduce que el musicólogo completo será aquél capaz de
hablar, en un plano de igualdad, de música con sus colegas músicos y de
metodología y conocimientos generales con sus colegas universitarios.

Pues, como decía André Pirro, para hacer historia de la música hay que conocer
no sólo la historia y la música, sino también filología, filosofía, arqueología,
astronomía, física, anatomía, matemáticas, etc., sin olvidar cinco o seis lenguas
vivas y un número semejante de lenguas muertas. Como las salidas a esta
carrera siguen siendo a pesar de todo muy aleatorias, no debe extrañarnos el
escaso número existente de auténticos musicólogos.

La mejor manera de convertirse en musicólogo es, en un principio, amar


profundamente la música. A fuerza de escucharla y de leerla comprendemos
poco a poco que la música es un arte complejo, en constante evolución tanto en
el espíritu como en la letra, y que la sensibilidad, por muy necesaria que sea, no
es suficiente para aclarar todos los aspectos. Podemos creer en un momento
dado que los profesores de armonía nos han enseñado las leyes de la música,
pero más tarde descubriremos que su enseñanza no afecta ya sino a una muy
pequeña parte de su historia, y que todo lo que hemos aprendido como
absoluto ya no es cierto más que como algo relativo. Abordamos así,
progresivamente, un nuevo capítulo, el del análisis histórico disciplina aún en
plena elaboración.

Poco a poco, durante esta evolución, hemos abandonado la brillante cohorte de


personajes muy músicos para entrar en la aristocracia de los simplemente
músicos. Que siga despierta la curiosidad de espíritu, que subsista el deseo
permanente, ante cada texto, de conocer mejor, de comprender mejor todo lo
que aclara el significado, bien en el orden de lo anecdótico (biografía, etc.), bien
en el explicativo (contextos formales y espirituales, análisis interno de las obras
y del lenguaje, etc.), bien en el especulativo (significación social y moral de la

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obra en su contexto histórico); que se perciba el sinsentido que supone


cotidianamente, en música, la aplicación retroactiva de criterios desconocidos
en la época en cuestión y que son una moda sólo en la nuestra pecado capital de
nuestro tiempo que podríamos llamar retropolación  que se descubra la
necesidad de hacerse, para cada momento histórico, el oído y la mentalidad de
la época; que comiencen a plantearse interrogantes individuales y que
tengamos un día, a través de las lecturas multiplicadas, la revelación de que
todo no ha sido dicho, y que en lo que se ha dicho persisten hiatos y
contradicciones que aún dejan espacio a investigaciones personales... Y
entonces, pero sólo entonces, puede uno ser un musicólogo.

En ese punto es donde este manual puede, o así lo creemos, prestar un servicio
a los estudiantes. Y también a otros, por qué no. Un estudiante no se define ni
por la edad ni por la posesión de un carnet de inscrito en una escuela o facultad.

¿Qué leer y cómo leer?

Nunca se ha escrito tanto de historia de la música como en nuestros días, y si el


porcentaje útil no es muy alentador, también es cierto que resulta
materialmente imposible a un solo ser humano leerlo todo (calcúlese el número
de horas necesarias en comparación con la duración de una vida humana). Los
musicólogos actuales, en su mayor parte, son especialistas, lo que ofrece
muchas ventajas. Cada uno de los capítulos que vienen a continuación (y su
relación no es exhaustiva) representa un aspecto definitivo de la musicología
que exige por sí mismo conocimientos particulares, variables de un capitulo a
otro.

Tomemos como ejemplo la historia de la música medieval: sería temerario


abordar su estudio en profundidad sin conocer antes el latín, la filología
románica, la liturgia secular y monástica, la paleografía literaria y musical
(neumática o proporcional, según los casos), la historia general y eclesiástica de
la época estudiada, etc. Durante el estudio nos daremos cuenta de que tales
textos teóricos exigen recurrir constantemente a la patrística, a la simbólica, a la
astronomía, a la acústica pitagórica, a la historia de las. consonancias, a la
literatura o a la arquitectura: muchas nociones que no han podido ser
abordadas aquí y que nos obligan a acudir a obras especializadas: el estudiante
puede consultar con utilidad los manuales de la colección "Nouvelle Clio"
(P.U.F.) [Nota a pie: La editorial Labor publicó un amplio número de
volúmenes de esta colección, que en España tenía el nombre de “Nueva Clío”]
relativos al período que haya elegido.

Además, nadie puede abordar hoy día un estudio en profundidad, sea el que
sea, si desconoce lenguas extranjeras y tiene que limitarse a los libros de su
idioma materno. No podemos esperar trabajar útilmente en este campo si no
somos capaces de desenvolvernos mínimamente en la lectura de tres o cuatro
idiomas, entre los que resultan obligatorios el inglés, el alemán y el francés,
además del latín si abordamos el estudio de períodos antiguos. Desenvolverse
no quiere decir poseer un dominio impecable del idioma, sino simplemente ser
capaces de captar el sentido global de lo que estamos leyendo y conocer
determinados principios lingüísticos que nos permitan eventualmente,
deteniéndonos el tiempo que haga falta, profundizar en la comprensión exacta
de los pasajes útiles.

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Con tal preparación, el estudiante de musicología deberá en primer lugar


adquirir nociones generales sobre el conjunto de la historia musical, antes de
especializarse en la investigación de un sector determinado. Existe un número
considerable de manuales titulados Historia de la música. Casi todos son de
segunda mano y no sirven más que para una toma de contacto provisional y
revisable. Hay docenas y suelen ser intercambiables. En este nivel elemental
pueden ser suficientes, para el periodo clásico (más o menos desde Bach hasta
Debussy), los manuales al uso. Hasta no hace mucho no había apenas alguno
fiable hacia atrás o hacia delante. Hoy día la situación ha mejorado y el capitulo
I nos aportará indicaciones útiles en este sentido. Señalemos que el Cours
d'histoire de la musique que hemos publicado en Editions Leduc con diversos
colaboradores, corresponde en nuestra opinión al nivel aquí definido y tiene la
particularidad de que el texto aparece ilustrado con numerosos ejemplos,
desarrollados y comentados en estrecha relación con lo escrito.

Queda un último punto, acaso el más importante. Qué leer no es suficiente. La


utilidad está condicionada por cómo leer los métodos varían según los
individuos, el objetivo y el nivel del estudio. No pretendemos establecer
directivas inamovibles, sino sólo dar algunos consejos prácticos justificados por
la experiencia. Cada cual debe adaptarlos según su personalidad”

Métodos y Técnicas 12 Módulo 3

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