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Psicología de la Educación – Trabajo Final 1

UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA

CATEDRA: Psicología de la Educación


PROFESORA: Carina Escudero

TRABAJO FINAL

“GRUPOS”

Una posibilidad de crecimiento personal y comunitario

INTRODUCCIÓN

La forma en que se da el proceso de integración y adaptación a un grupo por parte de una


persona, depende de la personalidad de cada uno, su historia grupal, la naturaleza del grupo, la
atmósfera dentro del mismo, etc.

Algunas personas intentaran destacarse dentro del mismo, otros mantendrán un bajo
perfil, o intentaran crear vínculos con alguien para no sentirse solos, etc. Estas conductas o
actitudes suelen modificarse a medida que aumente el grado de confianza e inserción en él. La
misma persona puede recurrir a distintas estrategias de integración, dependiendo de las
características del grupo en cuestión.

En algunos casos la identidad, naturaleza pero sobre todo el fin del grupo será lo que
determine la permanencia en él. En sujetos con personalidad fuerte ese fin será lo que los
mantenga firmes y determine su permanencia en el mismo aún cuando aparezcan dificultades o
contrariedades entre sus miembros.

Marcela Alejandra Sottano


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DESARROLLO

ORIENTACIÓN DEL TRABAJO

Del análisis de la bibliografía propuesta por la Cátedra y su comparación con las


experiencias vividas, tanto en el aula o el laboratorio, como en convivencias o actividades
especificas del grupo misionero, surgen innumerables situaciones de identificación con las
expuestas.

Sin embargo la orientación hacia la cual oriento mi reflexión y selección de los


contenidos se dirige específicamente hacia el grupo misionero JMC (Jóvenes Misioneros de la
Consolata), cuyas características generales se presentan en el Apéndice.

Éste grupo está integrado por alumnos y ex-alumnos del Colegio, Coordinadores adultos
(docentes); y un Misionero de la Consolata que es el padre asesor.
Unos y otros formados en el carisma de los Misioneros de la Consolata; de manera que se
habla un lenguaje en común que es el de la Misión y del consuelo.

Esta conformación grupal, de alumnos y docentes en un ambiente totalmente diferente al


aula, crea lazos de fraternidad y unidad profundos, movidos por un mismo ideal.

PRIMERA PARTE

¿QUÉ ES UN GRUPO?

Algunas notas definitorias de un grupo consolidado son las siguientes

Un grupo es un conjunto de personas que tienen una interacción psicológica mutua y de conjunto
relativamente frecuente y asidua, algún objetivo o interés compartido, cierta historia en común; noción de
pertenencia y cierta trama vincular o interdependencia funcional de manera que:
 Las conductas, actitudes y/o reacciones de un miembro inciden de alguna manera en la de los otros,
e incluso las relaciones que se dan dentro de un subgrupo inciden en el vínculo con los otros
miembros.

 Existe una cierta normatividad y/o un cierto modelo vincular o estilo de relación interpersonal
dominante, un código compartido y una cierta ideología o sistema de valores mas o menos
implícito, aceptado unánimemente o en pugna por imponerse a partir de los sectores dominantes.

 Generalmente se da también una cierta distribución de funciones o roles y de lugares o status para
los distintos miembros, lo cual implica una cierta distribución del poder y a veces cierta lucha o
disputa por el mismo, relacionada, en parte, con la disputa por los espacios, por los afectos, por
imponer las necesidades propias, etc.

 Existen ciertas fuerzas o tensiones en el grupo que colocan a este en situación dinámica, de
movimiento, transformación potencial permanente.

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 La intensidad de la interdependencia está vinculada con el mayor o menor grado de cohesión


grupal.

PROCESO GRUPAL

Todo grupo se constituye en el transcurso de un proceso, de una historia, a través de la cual se


consolidan ciertas pautas de conducta y códigos con respecto a su accionar.

“El accionar del grupo como un todo dinámico y estructurado incide en el comportamiento
de sus miembros, generando la llamada dinámica de grupos” (Kurt Lewin).

Para un observador externo, es muy difícil percibir las relaciones subyacentes de la trama grupal
que condicionan el comportamiento de sus miembros.

Un grupo es más que la suma de los miembros que lo componen, el mismo se conforma como una
estructura en la que el accionar de sus miembros presenta una dependencia mutua. A lo largo del tiempo
se cristalizan vínculos, y comienzan a formarse subgrupos, pequeñas alianzas, atracciones o rechazos,
afectos intensos entre dos o tres personas y la marginación de un cuarto, etc.

Todo grupo pasa por momentos de mayor o menor armonía y cohesión, y otros donde se
desarrollan conflictos de distintos tipos: rivalidades, rencores, etc. También es común que se modifique la
conformación del grupo, con la consiguiente modificación de los roles dentro del mismo. Todo esto
produce un reacomodamiento que marca distintas etapas dentro de su historia.

CARACTERIZACIÓN DE LOS GRUPOS

Podemos considerar que un grupo resulta significativo por diversas razones, como por ejemplo:
por compartir muy estrechamente un sistema de valores y o proyectos existencialmente importantes para
la personas que lo integran; por la naturaleza particularmente intensa de los vínculos que lo caracterizan;
por la frecuencia de la interacción; por la importancia asignada socialmente al mismo o a la actividad que
allí se realiza, etc.

Un grupo puede ser un ámbito de gratificación para sus miembros o un lugar donde se produzca
sufrimiento, deterioro psíquico; en este sentido hay grupos que son más sanos y positivos que otros. En la
realidad no se dan, grupos totalmente sanos o enfermos, lo común es que se den gradaciones entre un
extremo y otro, presentado aspectos positivos y negativos que influyen en los sentimientos de sus
integrantes.

Todo grupo debería tender a ser sano, de manera que en él se promueva la salud y se estimule el
crecimiento personal de sus miembros, se alienten los aspectos positivos de los individuos, potencie su
creatividad y les permita pensar y expresarse libremente.

Sin embargo pueden existir mecanismos de comunicación e interacción personal que operen
como verdaderos distorsionantes del buen clima grupal, plasmando vínculos negativos. Estos
mecanismos obstaculizan la consolidación de un grupo sano y producen malestar.

En cuanto a la eficiencia del grupo, estos componentes negativos, pueden dificultar la ejecución
de las tareas grupales.

Por otra parte, no siempre el logro de la tarea es bueno; es necesario analizar en que condiciones
se cumple con la misma y qué implica para las personas. Por ejemplo, dentro de un modelo autoritario,

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puede ser que se logre una buena producción, pero que al terminar el trabajo se presenten deseos de
destruirlo o falta de satisfacción por la obra realizada, ya que sólo se habrá cumplido con lo ordenado.

Existen también obstáculos relacionados con aspectos organizativos, tales como la falta de
claridad en los objetivos, marcadas diferencias en cuanto a las expectativas, códigos de comunicación
muy distintos, o bien, aspectos relacionados con el espacio físico, tiempo para el desarrollo de las
actividades, etc.
Es sumamente importante una buena organización previa de las tareas grupales, sobre todo
cuando se llevan a cabo en un cierto período, debe realizarse un cronograma detallado, procurando prever
todas las variables que puedan influir en el buen logro de los objetivos propuestos. La dificultades
repetidas, la marcha y contramarcha, la falta de claridad en lo que debe hacerse, la aparición de dobles
mensajes, etc. son aspectos que crean malestar en el grupo y dificultan la convivencia.

LA COMPOSICIÓN DEL GRUPO

Hay distintos factores que influyen en las características propias de un grupo. Algunos de estos
factores son:

Personalidad de los miembros

Cada persona que integra un grupo aporta a él su personalidad, lo que incluye, su estilo vincular y
determinados esquemas de comportamiento grupal. Algunas son participativas y activas, sea en roles
constructivos o en actitudes de resistencia; otras son más pasivas y espectadoras de lo que ocurre, en
algunas prevalecerá la prevalecerá la actitud de rescatar lo más positivo de cada integrante, en otras
predomine tal vez una actitud descalificadota o de crítica, algunas tienden a hablar mucho a hacerse oír e
imponer su opinión, otras tiende a callar o a plegarse simplemente en los aportes de las otras.
Esto no significa que una persona se comporte de igual forma en todos sus grupos de pertenencia,
cada grupo puede potenciar o actualizar algunas facetas distintas del individuo, incluso pude ocurrir que
en distintas etapas de la historia grupal la persona se comporte de distintas maneras.
Existen en cada individuo tendencias o predisposiciones personales para la interacción grupal
que contribuyen a darle su particular fisonomía. Inciden en este aspecto, la historia vincular de la
persona, su autoimagen, su sistema de valores, la etapa vital y emocional en que se encuentra.

Configuración grupal

En todo grupo es importante identificar cómo se da la interacción entre sus integrantes, como se
estructura el poder, las alianzas, las pugnas por imponer ideologías o sistemas de normas.
Puede ocurrir que algunos miembros del grupo se constituyan como lideres naturales incidiendo
con su estilo vincular en la dinámica grupal, o que se establezca un juego de fuerzas entre personas o
subgrupos antagónicos.
Otro punto importante en la composición del grupo esta dado por las necesidades o expectativas
que sus miembros traen o aportan al mismo. El mismo será satisfactorio o no para una persona en la
medida que puedan ser satisfechas algunas de las necesidades que espera satisfacer en ese ámbito.
Deberá procurarse una interacción grupal cooperativa, la cual supone una suerte de equilibrio o
pacto implícito entre las distintas necesidades individuales; de manera que integrar un grupo cooperativo
supone un grado de madurez que permita cierta capacidad para resignar algunas necesidades o
expectativas propias en función de las ajenas. Por otra parte, cuanto mayores sean las coincidencias o
complementariedad “espontánea” entre los miembros, menor será el grado de frustración y mayor el
grado de satisfacción alcanzados.
Para esto en el cronograma de actividades del grupo deberían incorporarse instancias de reflexión
y sinceramiento en las que puedan evaluarse y recordarse periódicamente los roles, funciones y

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obligaciones asumidas por cada uno de los integrantes por formar parte del grupo, sin olvidar el fin que
los une (muchas veces explicitados en los principios o estatuto del grupo)

Figuras de autoridad y Objetivos del grupo, dos elementos clave

La incidencia de las figuras de autoridad es decisiva para la impronta vincular del grupo.

Por otro lado es fundamental que haya objetivos grupales acerca de los cuales existan claridad y
coincidencia entre sus miembros. Si no existe esta coincidencia, inevitablemente se producirán pugnas
por imponer las expectativas de unos sobre los otros, generando la mayoría de las veces discordia y
malestar en el grupo.

Incidencia del entorno

Es éste un aspecto muy importante que incide en el clima grupal.

Del entorno llegan pautas de comportamiento; exigencias y expectativas; sistemas de valores,


una ideología (que puede ser homogénea o diversificada); mensajes de apoyo o descalificación, el clima
o atmósfera institucional en el que se encuentra inmerso; la sociedad y la cultura, incluyendo aquí los
mensajes de los medios de comunicación, los códigos compartidos de lenguaje, de valores, la carga de
esperanzas y frustraciones, etc.

Si bien es inevitable que estos aspectos impacten sobre el grupo, no significa que el mismo deba
mantener una actitud pasiva, como mero receptor que se limita a sufrir estas influencias. Por el contrario,
el mismo, que en su gran mayoría estará conformado por “materia prima” proveniente de este entorno,
podrá incidir positivamente en el mismo como herramienta de cambio social.

Este fenómeno resulta particularmente significativo en el seno de algunas instituciones que


recibiendo la influencia de pequeños grupos activos y transformadores, irradien o estimulen cambios
en la misma institución

UN BUEN CLIMA GRUPAL

Dentro de todo grupo, es casi inevitable que en un momento dado se produzca el surgimiento de
conflictos. Esta situación puede ser en muchos casos una oportunidad de crecimiento. Lo importante es
que en el mismo se dé una estructura vincular tal, que permita resolver adecuadamente dichos
conflictos y una vez tratados, analizados, encontrado las causas, reconocido la responsabilidad
personal en los mismos; pueda disfrutarse nuevamente, en general, de un buen clima grupal; es decir, un
ambiente en el cual se dan atmósferas de entusiasmo, alegría colectiva, emoción compartida, respeto,
serenidad, empeño por cumplir eficazmente y con diligencia las responsabilidades personales, etc.
En definitiva un buen clima grupal es aquel en el cual se da una atmósfera psicológica donde la
gente se siente bien, cómoda, relajada, sin tensión y con libertad para expresarse y participar; dentro de
este clima circula una afectividad positiva entre sus miembros.

La forma en que aparecen y se van entretejiendo obstáculos y facilitadores en la dinámica grupal


tiene que ver con lo que podríamos llamar la matriz vincular o comunicacional dentro del grupo.

Esta matriz vincular podríamos dividirla en dos grupos:

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 La matriz competitiva, se caracteriza porque el eje motivacional estructurante de vínculos y de la


comunicación dentro del grupo es la puja por alcanzar un lugar de privilegio en él, destacarse,
sobresalir, alcanzar dominio o poder mayor, etc.

 La matriz solidaria, se caracteriza por el predominio de una actitud de apoyo mutuo, de


cooperación en la búsqueda mancomunada de objetivos conjuntos.

Dentro de todo grupo se impone una u otra matriz comunicacional. En los orígenes del mismo,
suelen alternarse ambas hasta que termina imponiéndose alguna de ellas.

En muchos casos la historia vincular previa tal como la existencia de subgrupos, las situaciones
de intensa camaradería preexistente entre algunos integrantes del grupo que lleva a marginar a otros o
dificulta la integración de nuevos miembros, la persistencia de enconos, etc.; son historias parciales
previas que pueden incidir en la formación de una determinada matriz vincular.

En general podemos decir que la matriz competitiva, atenta contra el buen clima grupal y
alimenta la aparición de mecanismos distorsionantes, a la vez que resulta alimentada por ellos. Esto se
justifica en la teoría de las necesidades de las personas, las cuales se satisfacen dentro del grupo, en
especial la necesidad de confirmación. Dado que en esta matriz el objetivo motivacional de la misma es
alcanzar un lugar destacado dentro del grupo (lo cual solo es posible a expensas de los otros), el bienestar
de unos se basa en el malestar de otros. Incluso quienes obtienen el lugar de privilegio necesitan
permanecer en un estado de alerta para conservar su puesto, por lo cual el éxito se convierte en algo
inestable, nunca definitivo.

En la matriz cooperativa los integrantes no temen ser desplazados o marginados, ya que todos
son valorizados y confirmados en su pertenencia y autoridad respecto del grupo. En este ambiente todos
se sienten libres y seguros, de manera tal que cada uno puede mostrarse tal cual es, sin necesidad de
mimetizarse para satisfacer las expectativas del resto del grupo o defenderse de una agresión. Cuando
dentro del grupo se dan las condiciones optimas, se produce en el mismo “la potenciación positiva
mutua”.

Cabe aclarar que la estructura comunicacional cooperativa no garantiza la ausencia de conflictos,


enfrentamientos, episodios de descalificación, etc. Sin embargo, el tono afectivo general que prevalece
conduce a una búsqueda activa y constructiva de su superación.

ASPECTOS SUBJETIVOS

Se refieren a algunas de las necesidades con las que las personas llegan a los grupos. Sin duda, se
acude a distintos grupos con diferentes necesidades, muchas de ellas específicas y propias de cada grupo.
La necesidad de confirmación

“En la sociedad humana, en todos los niveles, las personas se confirman unas a otras de un modo
práctico, en uno u otro grado, por sus cualidades y capacidades personales, de suerte que una sociedad
puede llamarse humana en la medida que sus miembros se confirman unos a otros... La base única de la
vida del hombre con el hombre es doble: de un lado el deseo de todo hombre de verse confirmado como
lo que es- e incluso por lo que puede llegar a ser- ; del otro lado la capacidad innata del hombre de
confirmar a sus semejantes en dicha forma.... Los hombres necesitan y les es concedido, confirmarse
unos a otros en su ser individual a través de encuentros genuinos” (M. Buber).

Si bien hay ejemplos literarios de soledad total donde es imposible la confirmación del otro, en
estos casos, las personas se encuentran solas sin tener contacto físico con otros seres humanos. Mucho
más grave es encontrarse solo y sin confirmación en medio de otras personas.

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La confirmación que nos brinda el otro se expresa de muchas maneras; a veces abierta y
explícitamente y otras a través de pequeños mensajes, tales como una mirada, una sonrisa, una palabra
amable, etc. A partir de estos mensajes nos sentimos respetados, valorizados y estimados, o no.
Existen también una confirmación “social” externa y poco comprometida, y una confirmación
más íntima, más profunda, nacida de vínculos afectivos y de un mayor conocimiento personal; esta
confirmación profunda se da con aquellas personas con las que nos comunicamos intensamente, y por lo
tanto son capaces de aceptarnos y valorarnos como somos, aun con nuestras debilidades e inseguridades.

Dentro de un grupo, la persona puede sentirse confirmada o no, por el resto de los integrantes, en
la medida en que sea aceptada e integrada al mismo o rechazada y marginada. La actitud del grupo
determina como nos sentimos en el mismo. Toda situación grupal involucra emocionalmente a la
persona. Puede que se tenga mayor o menor conciencia de ello, pero siempre el aspecto afectivo incide en
las conductas y actitudes de sus integrantes.

Cuando entre dos personas se inicia un proceso de desconfirmación y ninguno se decide a


esclarecerlo, la tensión puede crecer y transformarse en un abismo que los separa. A partir de pequeños
equívocos y malos entendidos puede tejerse una malla de incomprensión y rechazo y un círculo vicioso
de desencuentros.
Al plantearse situaciones como esta dentro de los grupos, deberán sanearse y esclarecerse lo más
pronto posible. Éste tipo de diferencias producen desencuentros y habladurías por lo bajo; o situaciones
de tensión, a veces contenidas, que terminan por explotar en el momento menos pensado. Si los lazos que
unen a los miembros del grupo y sus ideales no son firmes, las mismas pueden llevar a la deserción de
algunos integrantes y hasta su ruptura. Pero si el grado de madurez es tal, que permite a través del diálogo
(a veces tenso), aclarar puntos de vistas y los motivos de desencuentro, pueden surgir lazos aún más
fuertes que unan y fortifiquen la relación dentro del grupo.

Sin dudas que el tema de la confirmación y la autoestima se encuentra ligado al de la seguridad


personal. Al recibir confirmación por parte de los otros, mejora nuestra autoimagen y se incrementa
nuestra autoestima y seguridad personal.

La necesidad de pertenencia

Más allá de diferencias individuales y grupales, hay una serie de necesidades que son comunes a
todas las personas, que podríamos llamar necesidades humanas básicas.
Una de ellas, que reviste particular interés desde el punto de vista grupal es la necesidad de
pertenencia. Esta necesidad básica se da a partir del grupo primario de pertenencia, la familia, la
comunidad, u otras formas sociales, en donde organizamos nuestra estructura psíquica, construimos
nuestra identidad y nos constituimos como personas. Es aquí donde encontramos modelos,
particularmente en “los otros significativos” en los cuales identificarnos, adquiriendo su lenguaje, normas
y valores. Es dentro del mismo donde se desarrolla nuestra autoimagen.

La necesidad de pertenencia está íntimamente relacionada con la necesidad fundamental de


confirmación, afirmación de sí mismo y fortalecimiento de la autoestima. La autoestima es el aprecio
que cada uno de nosotros tiene o siente de sí mismo, depende de la autoimagen, es decir de la forma en
que nos percibimos a nosotros mismos.

La persona, es un ser-en-relación, que en gran parte está hecha de los otros y seguirá necesitando
de ellos a lo largo de su vida. Por esto uno de los grandes miedos humanos, es el miedo a la soledad.
El hombre como tal necesita satisfacer su necesidad de interacción humana, ya sea a partir de
reacciones binarias o como integrante de un grupo. Este reconocimiento de la naturaleza social del
hombre es un reconocimiento de nuestra interdependencia con los otros.

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En grupos con ideales altos y nobles, es el mismo, el que identifica a la persona con la
pertenencia. Aquellos miembros que han ingresado a éste, movidos por ese ideal tienden a permanecer
fieles a su compromiso inicial contra viento y marea.

Sin embargo, sobre todo en grupos que llevan ya un tiempo considerable desde su conformación
y especialmente entre los integrantes más antiguos, suele aparecer una imagen de bloque fuerte, la cual
tiende a dificultar el ingreso o la permanencia en él de nuevos miembros; ya que muchas veces no se
sienten integrados o quedan fuera de los códigos que manejan el resto, o de las vivencias en común que se
han compartido, sobre todo cuando con frecuencia se hace referencia a ellas.
Muchas veces son estas vivencias las que hacen fuerte al grupo, por haberse compartido en ellas
situaciones emocionales y afectivas intensas y profundas.
En estos casos, sobre todo cuando se trata de grupos de jóvenes, los adultos a cargo, deberán estar
atentos ante esta situación, ya que se corre el peligro de que con el tiempo se acentúe la falta de
incorporación de nuevos miembros, arriesgando su continuidad y provocando por otro lado frustración en
jóvenes que inicialmente se han sentido atraídos por el ideal del grupo y la unidad entre sus integrantes

LO MANIFIESTO Y LO SUBYACENTE

La causalidad que regula los fenómenos grupales descriptos escapa al plano de la percepción o la
conciencia inmediata, tanto en lo relativo a la configuración interpersonal del grupo como en la incidencia
del entorno sobre la vida del mismo, la irradiación del clima institucional, etc.
Lo que se percibe, en lo inmediato y manifiesto, es una serie de conductas individuales que se
suceden, alguna de las cuales pueden ser obstaculizadoras o facilitadota. También puede llegar a
percibirse la atmósfera del grupo en algún momento dado. Pero el origen o el entretejido psíquico y
psicosocial dista de ser evidente y también de responder siempre a procesos conscientes, racionales y
voluntarios.
En general, resulta necesario poder percibir adecuadamente lo que está pasando en un grupo y
también, a veces, es necesario entender por qué pasan determinadas cosas, sobre todo si son conflictivas o
paralizante, para poder superarlas.
Así por ejemplo, puede haber malestar o tensión en un grupo en un momento dado y que nadie se
dé cuenta a qué se debe. En estos casos puede ocurrir que tienda a culparse a algún integrante del grupo
cuya conducta es particularmente irritativa, o impulsiva, que tienda a dejarse llevar por sus deseos
momentáneos, olvidando las normas generales establecidas para el grupo, causando confusión o desorden.
En realidad lo que ocurre es que generalmente las personas no tienen conciencia del fenómeno
grupal como tal, y tienden más bien a explicar los fenómenos grupales como producto de la voluntad
consciente y racional de los individuos que interactúan.
El análisis de los factores que traban el desarrollo de los procesos grupales requiere, en muchos
casos, una lectura más profunda, que pasa por un trabajo que deberá estar a cargo de un experto.

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SEGUNDA PARTE

UN CASO PARTICULAR: Grupo Misionero JMC

La característica principal del Grupo Misionero: Jóvenes Misioneros de la Consolata se


caracteriza por ser un grupo inserto en la Escuela y formado por miembros de la misma, de manera que
sus integrantes experimentan realidades similares a las del resto de la comunidad educativa y de su
entorno.

La función y roles de cada miembro no están libradas al azar, sino establecidas en el Estatuto del
GM, el cual se da a conocer al ingresar al grupo y se trabaja y recuerda al comenzar las actividades
anuales.

La riqueza que se obtiene del trabajo grupal, no puede compararse con la del trabajo individual.
Aunque, en éste caso particular, el trabajo individual personal, supone un crecimiento interior que
acompaña al trabajo grupal, es su sustento; para volcarse luego en el trabajo comunitario o misionero.
Uno y otro se complementan y por separado quedan incompletos.

Unidos por el mismo fin, tanto alumnos como docentes, se proponen ser fermento de cambio en
el ambiente cotidiano: el aula, la sala de profesores, la casa, el barrio, etc.
Pero llegar a esto implica un arduo trabajo, ante todo, compromiso y perseverancia en el ideal
primero.

En la vida del GM, como en todo grupo, se pasa por situaciones de rivalidad, de agrupación por
amistades, de falta de apertura y acogida hacia los nuevos integrantes (esto suele darse más que nada
entre los jóvenes, no han aparecido éste tipo de dificultades entre los adultos) y es por ello necesario estar
muy atentos a los acontecimientos que se suceden para tomar acciones correctivas a tiempo. Estas
acciones no sólo son sugeridas por los adultos, sino que los mismos chicos, suelen pedir que se realicen
jornadas de reflexión o debate en las que se planteen con claridad las contrariedades y diferencias.

Experiencias particulares, como la vida en común vivida en la Misión, exigen preparación previa
y madurez afectiva, debido a que tanto jóvenes como adultos se enfrentan en ocasiones con situaciones
sociales límites: pobreza extrema, falta de reconocimiento de la dignidad de la persona y de satisfacción
de sus necesidades básicas, soledad, carencias afectivas, familias mal conformadas, etc.
Por otro lado se recibe acogida, amabilidad, agradecimiento, respeto, enriquecimiento a través del
intercambio cultural y de las vivencias compartidas con las personas de las comunidades misionadas.
Unas y otras experiencias, crean una sensibilización particular.

Es fundamental en este tipo de experiencias, como en todo trabajo grupal, la organización previa
y la revisión diaria del cronograma de actividades, ya que las confusiones producen malestar.

ACTIVIDADES DE ANÁLISIS Y EVALUACIÓN DEL GRUPO

Se mencionan a continuación algunas de las actividades que proporcionan al grupo


herramientas de análisis y evaluación para mejorar la relación entre sus miembros en caso de
diferencias, del camino recorrido, del cumplimiento del rol personal y del fin del grupo, etc.

Marcela Alejandra Sottano


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Actividades de:

 Análisis de:

 La participación de los miembros en el grupo.


 El sentimiento que prevalece en las reuniones.
 Mi comportamiento en la tarea.
 De la tarea de los coordinadores en la organización de las reuniones.
 De la eficiencia del grupo.
 De la eficiencia del grupo como equipo productivo.

 Identificación de las áreas que necesitan mejora y de elaboración de planes adecuados para
cambiar.

 Evaluación de:

 El clima de convivencia.
 Evaluación global de las reuniones.
 Del cumplimiento de las metas a corto y largo plazo.

Etc.

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CONCLUSIÓN

Como síntesis final, referido al caso particular tratado, es indudable que esta experiencia grupal
ha sido y es sumamente enriquecedora para sus integrantes, como para el ambiente en el cual realizan sus
actividades.
Sin embargo, es muy importante no idealizar y reconocer que como en todo grupo humano
aparecen dificultades, contrariedades, diferencias de pareceres, momentos en los que dan ganas de dejar
todo al no encontrar respuesta comprometida en algunos pares, o apoyo en algunos miembros de la
comunidad.
Pero, aquí el aspecto positivo es el modo de enfrentar esas dificultades, ya que las mismas la
mayoría de las veces han sido causa de fortalecimiento, o bien, de definición en la elección tomada (me
quedo porque en realidad me siento identificado con el fin del grupo o me voy porque en realidad esto no
es para mí), es decir, se da un crecimiento personal por medio del intercambio grupal, el cual proporciona
herramientas para tomar decisiones responsables.

Desde otro punto de vista, referido al trabajo en grupo, sobre todo en espacios en los que la
mayoría de las actividades se desarrollan de manera grupal (Laboratorio, Taller, Proyecto, etc.), no
siempre los resultados son los esperados, apareciendo los casos extremos del que quiere hacer todo él
porque sus compañeros no saben; o el aprovechado que hace como que participa en las actividades y sólo
lo hace en la nota final, creando fastidio en sus compañeros, los cuales, por otro lado “por
compañerismo” no dicen nada; o los que hacen cada uno su parte sin lograr una integración, etc.
En estos casos, el lograr desarrollar en los alumnos la responsabilidad participativa en la
realización de tareas grupales, es un verdadero desafío y una meta, que indudablemente redundará en el
enriquecimiento mutuo y personal.

Marcela Alejandra Sottano


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APÉNDICE

GM - Colegio Ntra. Sra. de la Consolata (Mendoza)


JMC (Jóvenes Misioneros de la Consolata)

Quienes somos

“El grupo misionero de una comunidad es como una ráfaga de aire fresco y oxigenado
dentro de la misma. Nace de una comunidad y trabaja dentro de ella para llevar adelante el
don, el carisma que el Espíritu Santo pone en toda comunidad cristiana”

El Grupo de “Jóvenes Misioneros de la Consolata” (JMC) de Mendoza, surge como expresión de


la vocación misionera de la comunidad educativa del Colegio Nuestra Señora de la Consolata, obra
fundada por el IMC Argentina en el año 1973.
Con la fuerza del envío y el apoyo de todos los grupos de proyección pastoral comunitaria de la
escuela (“niños y jóvenes que se forman en ella”, “profesores y maestros”, “tejedoras de la vida”, “unión
de padres”, ….); el JMC son las “manos” y los “pies” que llegan a los lugares donde la Misión llama.

Identidad, naturaleza y fin

El grupo misionero tiene un estatuto propio. En su apartado de identidad, naturaleza y fin dice:

“Somos jóvenes que queremos seguir a Jesucristo y su Iglesia como misioneros, en


nuestras realidades concretas y también más allá de las fronteras, según el espíritu de los
Misioneros de la Consolata y desde el carisma a ellos transmitido por el Fundador el Beato
José Allamano.
Nuestro fin es animar msioneramente a través de nuestra actividad y testimonio de vida
las realidades de nuestros propios contextos, a saber: colegio, barrio, parroquia y más allá
de las fronteras a dónde la misión nos llame”.

Compromiso

“Quien desea participar de un grupo misionero debe tener conceptos claros acerca de
las metas y objetivos que este persigue y asumirlos en compromiso serio y de modo estable.
El misionero debe estar dispuesto a brindar su tiempo para evangelizar a sus hermanos..
Sólo el empeño verdadero de los miembros de un grupo misionero, es lo que garantiza
su estabilidad y permanencia”

Compromiso, tolerancia, respeto, perseverancia, superación de dificultades, ideales concretos es


lo que ha permitido a quienes sintiendo verdaderamente el llamado del Señor a seguirle en la Misión, se
han afianzado y crecido en estos 5 años desde el inicio del JMC.
Para esto ha sido y es fundamental la identidad con el carisma el cual comienza a conocerse y
vivirse en el Colegio, además de la formación doctrinal y espiritual que dan el sustento para poder
anunciar a los demás a Cristo y ser portadores de consuelo.

Conformación del Grupo Misionero

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“ En todo grupo misionero es importante contar con una diversidad de miembros: edad,
formación, situación laboral y profesional, etc., a fin de que exista un equilibrio dentro del
mismo....”

Es la diversidad la que da el enriquecimiento mutuo, combinando el entusiasmo, la creatividad y


empuje de los jóvenes junto con la moderación y reflexión de los adultos.
Esto nos lleva hacia nuevos horizontes y metas, asegurando la continuidad del grupo en sus distintos
niveles.

El GM del Colegio Ntra. Sra. de la Consolata, en la actualidad está conformado por:

 Infancia Misionera: niños de 5º a 7º año (EGB2)


 El Camino: adolescentes de 8º y 9º año (EGB3)
 JMC: jóvenes de Polimodal y egresados
 Coordinadores adultos

Camino recorrido

Desde los comienzos hasta hoy es largo el camino recorrido, y las actividades realizadas, movidos
siempre por nuestra razón de ser : “Ser anunciadores y portadores de consuelo”

Ayuda solidaria y animación misionera en escuelas de Lavalle, El Algarrobal, Las Heras, integración
e intercambio entre los grupos JMC de San Francisco y Mendoza como preparación a la Misión de
Orán (2005); Misión Orán 2005- 2006 en barrios y asentamientos ubicados en la jurisdicción de la
Parroquia San José atendida por los Misioneros de la Consolata; encuentros de formación,
intercambio y animación misionera, compartidos con jóvenes de otras agrupaciones; campañas
solidarias…..

Es este camino y el crecimiento humano, interior, intelectual, de los jóvenes del JMC el que les
ha preparado, siendo actualmente ellos mismos los que llevan adelante la coordinación de la Infancia
Misionera y El Camino.

Misión y vida comunitaria

La vida en misión y la vida comunitaria son situaciones particulares, que crean condiciones de
vida concretas, en la que tanto los jóvenes como los adultos se enfrentan con realidades en las que se
ponen de manifiesto sentimientos, deseos, desafíos, renuncias, fortalezas, dominio de sí, reconocimiento
de las propias limitaciones, etc.; todas a la vez, para lo cual se hace fundamental una preparación y
reflexión previa.
Estas situaciones crean en los miembros del grupo, lazos especiales. Después de estas
experiencias la persona no es la misma, y muchas veces es esa vivencia la que afianza o define la
permanencia o no en el grupo.
Es por esto sumamente importante que los coordinadores adultos se esfuercen en acompañar y
formar a los jóvenes en el proceso previo, identificando inmadureces que puedan dificultar la vida en
comunidad, realizando actividades de reflexión y de autoconocimiento. Es preferible que el joven
continúe formándose quizás un año más, que forzarlo a participar de este compromiso de manera
anticipada

Proyección

Las expectativas a futuro del grupo, nos movilizan y desafían hacia el trabajo en Proyectos de
Promoción Humana, a partir de la formación profesional de los miembros del JMC egresados del Colegio,

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de profesores y de la capacitación de los jóvenes del grupo. Ya se han realizado una serie de experiencias
desarrollando talleres sobre “Prevención de adicciones” y “Formación de Líderes y de Grupos”.

Acciones institucionales de valoración del grupo

Institucionalmente el Colegio ha asumido la misión como tarea incluyendo dentro del PEI al
JMC

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Psicología de la Educación – Trabajo Final 15

TRABAJO FINAL

“GRUPOS”
Una posibilidad de crecimiento personal y comunitario

ÍNDICE GENERAL

INTRODUCCIÓN 1

DESARROLLO

ORIENTACIÓN DEL TRABAJO 2

PRIMERA PARTE

¿QUÉ ES UN GRUPO? 2

PROCESO GRUPAL 3

CARACTERIZACIÓN DE LOS GRUPOS 3

LA COMPOSICIÓN DEL GRUPO 4


Personalidad de los miembros
Configuración grupal
Figuras de autoridad y Objetivos del grupo, dos elementos clave
Incidencia del entorno

UN BUEN CLIMA GRUPAL 5

ASPECTOS SUBJETIVOS 6
La necesidad de confirmación
La necesidad de pertenencia

LO MANIFIESTO Y LO SUBYACENTE 8

SEGUNDA PARTE

UN CASO PARTICULAR: Grupo Misionero JMC 9

ACTIVIDADES DE ANÁLISIS Y EVALUACIÓN DEL GRUPO 9

CONCLUSIÓN 11

APÉNDICE 12

BIBLIOGRAFÍA

 Trabajos en Grupo – Telma Barreiro – Ed. Kapeluz


 Taller: Formar Grupos Eficientes – Lic. Ma. Cristina Castellino – Dic.2005
 Apuntes Cátedra Psicología de la Educación; 1º Prof. Sup.UCA – Prof. Carina Escudero - 2006

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