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Dialogo Entre Masones

A r t í c u l o s Masónicos Seleccionados
Año 5 - N° 56

Agosto 2018
Herbert Oré Belsuzarri

Mario López Rico


Vicente Alcoseri
Julio Villarreal III

- Simbolismo de la arcana masónica……………………..3


- Símbolos masónicos de San Petersburgo………………5
- Los 81 grados del Rito Francés, editados por el Gran
Oriente de Francia (I)…………………………………………15
- El Gran Capitulo General de Rito Francés y el Arca
del Vº Orden (II)……………………………………………….27
- Análisis de los 81 grados del Arca de Vª Orden del
Rito Francés (III)……………………………………………….37
-Una introducción a la historia de la masonería……48
El origen de la masonería…………………………………50
El origen de la masonería libre de Thomas Paine…71
La teoría de la transición defendida………………….88
La teoría de la transición refutada……………………110
- La masonería francesa y los hombres de color……116

La revista agradece la difusión de los artículos


publicados, mencionando la fuente y la autoría.

Valle de Lima Agosto 2018


Simbolismos de la Arcana Masónica
Vicente Alcoseri

Siendo el Templo masónico el emblema del cuerpo humano, la Cáma-


ra del Medio, es el lugar donde se celebran los misterios más íntimos
de la de la Francmasonería, representa la matriz, el útero, en cuyo
interior se verifican las labores de la reproducción de los seres lumi-
nosos; luego los masones Luz, iluminan a los iluminados.
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Una cortina oscura divide la Logia en el sentido longitudinal. Al Oc-
cidente, las sombras; una sola lámpara está encendida; es la luz en la
estancia de la Muerte, el lugar en que yace el ovulo femenino, el hue-
vo no fecundado esta en al útero femenino. La Logia, al contrario, en la
parte situada al Oriente, se encuentra resplandeciente con la claridad
solar; ahí el ovulo esta fecundo por el sublime acto de la generación y
es absorbido por la matriz.

El Respetable Maestro solamente tiene el mallete; los dos vigilantes


tienen un rollo de pergamino. Estos rollos simbolizan el membrum
virile. En medio de la Logia se encuentra un ataúd, que simboliza la
Muerte, nuestro destino marcado, y luego de está la regeneración.
La Logia está repleta de representaciones fúnebres de la muerte de
Osiris y de Hiram, claveras y huesos, leyendas que forman las bases
de todos los misterios iniciáticos del mundo.

El frontispicio semicircular representa el cielo, con el Cristo Solar fe-


cundador, rodeada la Logia de los signos del Zodiaco. Este frontis-
picio está sostenido sobre las columnas: la columna B, símbolo del
membrum virile, y la columna J, símbolo de genitalia mulieris .

A los lados del Símbolo Solar se encuentra una cepa de vid y un haz
de trigo, en alusión a la cena mística. En la Logia está una estatua de
Venus, la viuda de Adonis, emblema solar, y en Oriente una estatua
de Minerva que representa a la Naturaleza y su sapiencia; Venus se
mantiene a la orden de Aprendiz Masón, porque según Macrobio, es
la postura que ella adoptó al saber la muerte de Adonis.

En el trono del Venerable Maestro, saliendo del mismo tronco, están


tres ramas, una de acacia, otra de encina, la tercera de higuera; em-
blemas misteriosos, el primero de la Francmasonería, la segunda de
los Druidas, la otra recordando la sura coránica de la Higuera. Esto
significa que todos los misterios iniciáticos proceden de un mismo y
único tronco; que tomas su origen de una matriz común, de los miste-
rios esotéricos de todos los pueblos.

La Madre Logia, la Viuda de la Francmasonería, encuentra a su hijo en


cada iniciado el cual se supone la fecundará, cuando el masón aporta
un nuevo candidatos a la iniciación, así está dado la oportunidad de
que su Madre Logia Masónica de alumbramiento a nuevo masones.
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SÍMBOLOS MASÓNICOS DE SAN
PETERSBURGO
Legado de la casa de campo en la ciudad en el río
Neva.

La masonería ha sido un objeto de larga data de teorías de conspi-


ración, leyendas urbanas y malentendidos. Incluso hoy en día, con
una abundancia de información y literatura sobre la fraternidad, a la
organización a menudo se la llama secreta, oculta o simple maldad.
La francmasonería en Rusia no es una excepción: al haber llegado al
siglo XVIII, su papel en la Ilustración rusa sigue siendo un tema de
debate. Introducido por oficiales extranjeros, a menudo se asocia con
las actividades de Franz Lefort y Jacob Bruce, asociados cercanos de
Pedro el Grande.

Dado que la arquitectura de San Petersburgo está llena de símbolos


masónicos, no sorprende que su fundador, Pedro el Grande, a menu-
do se considere instrumental para llevar la masonería a Rusia, a pesar
de que no está documentada. Obsesionado con Amsterdam, Peter
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buscó construir una versión de la ciudad a orillas del río Neva.
La arquitectura de madera no iba a sobrevivir al ambiente pan-
tanoso, entonces, después de una supuesta audiencia con Isaac
Newton, Peter apeló a los canteros.

La arquitectura masónica presenta el simbolismo arquetípico.


En San Petersburgo, el Ojo de la Providencia o Delta Radiante,
un antiguo símbolo religioso incorporado a la iconografía es-
tándar de la masonería en 1797, aparece en las catedrales y mo-
numentos de la ciudad. En representación de la iluminación y la
conciencia hacia el mundo y entre sí, el Ojo vela por el trabajo
de los masones y los guía en sus búsquedas. La Catedral de
Kazan, el Convento de Smolny y el edificio del Almirantazgo se
encuentran entre las estructuras más destacadas con el símbolo.

Gran parte del simbolismo de los masones se extrae de sus he-


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rramientas: el cuadrado, brújulas, nivel, regla de plomada, la pa-
leta y otros. Estos instrumentos no solo simbolizan el comercio
de mampostería, sino que también son un medio de entender
el mundo y establecer la distinción entre la sabiduría de Dios
y la inteligencia humana. Aquí, el compás simboliza el Cielo:
el reino de Dios, mientras que la regla de unión mide la Tierra,
donde los Masones realizan su labor. El símbolo anima a aspirar
a lo divino y, al mismo tiempo, a recordar el lugar de uno.

Otros símbolos universales, como las esferas, no tienen una


conexión directa con la tradición y sus orígenes siguen sin es-
tar claros. En cualquier caso, San Petersburgo sigue siendo un
ejemplo de diseño y ejecución arquitectónicos excepcionales,
francmasones o no.

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Tomado de: INRUSSIA
PHOTOGRAPHY: Egor Rogalev
http://inrussia.com/masonic-symbols-of-st-petersburg
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LIBROS DE
HERBERT ORE
Ahora en: lulu.com

www.lulu.com herbert ore

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Los 81 grados del Rito Francés, editados
por el Gran Oriente de Francia (I)
Víctor Guerra.

Dado lo extenso de la obra a reseñar, haré una amplia reseña


que dividiré en tres entregas para un mayor conocimiento de la
interesante labor que significa haber publicado tales rituales.

La actividad de Philippe Guglielmi, en lo relativo al Gran Orien-


te de Francia y al Rito Francés, siempre se ha dejado notar, y
máxime en este nuevo mandato como Gran Venerable del Gran
Capítulo General del Rito Francés del Gran Oriente de Francia,
cuya impronta viene esta vez determinada por la publicación
de una obra en tres tomos que contiene un conjunto de 81 ri-
tuales, que se califican y cualifican, como pertenecientes al Rito
Francés.

A este respecto, dos cuestiones a resaltar: por un lado, el hecho


de saltarse el cierto seudo secretismo existente entre el pueblo
masónico sobre el dar a conocer los rituales, y aquí vemos que
el Gran Capitulo General se salta ese extraño landmark, para
ofrecernos la posibilidad de poder leer y estudiar nada menos
que 81 rituales del siglo XVIII, lo cual no está nada mal.

Las otras cuestiones más discutible, es que en este trabajo se


hable de los 81 grados del Rito Francés, cuando en realidad se
debería hablar 81 Grados provenientes, en parte, de la raíz de
los Modernos, eso sí, sin olvidar la gran componente escocesa
que envuelve toda esta panoplia ritual, ya que la utilización del
término Rito Francés es algo más tardía primer imperio, inclu-
so dentro de la documentación del Gran Oriente de Francia se
tarda mucho en recoger tal definición, aunque entiendo que el
peso del hexágono y nacionaliego haga mella en las mentali-
dades francófonas, y se produzcan este tipo de alteraciones un
tanto interesadas de hacer coincidir el Rf con la llegada a la ma-
sonería a Francia.
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Apuntadas estas dos cuestiones, indicar que estamos ante un
importante fondo de rituales contenidos no en la biblioteca del
Gran Oriente de Francia, sino en el Fondo de Manuscritos de la
Biblioteca Nacional de Francia en París, donde fueron deposita-
dos tras su retorno de Minsk y de Kiev, ya que estos fueron re-
quisados de la sede del GOdF por los nazis, los cuales a su vez
les fueron arrebatados por los rusos durante la segunda Guerra
Mundial, todo un periplo que después de largas conversaciones
han vuelto a Francia.

En este fondo parisino de la Biblioteca Nacional, se hayan unos


2000 rituales, así como un gran contingente de documentacio-
nes relativas al GOdF y al Supremo Consejo, así como diversa
correspondencia que se mantuvo con otras organizaciones, a lo
que hay que sumar Libros de Actas de diferentes logias, libros
de Presencias, rituales, diplomas varios… y Patentes, etc.

En suma, un importante bagaje documental que ocupa sus bue-


nos metros lineales en los anaqueles parisinos de la BNF, los
cuales constituyen el deleite de los investigadores que pueden
tener la suerte y la oportunidad de estar de acercarse a París y
empaparse de todo este gran conjunto documental.

Para suplir esa contingencia de no poder acceder a esa do-


cumentación sita en el BNF, el Gran Capítulo General del Rito
Francés ha dispuesto en combinación con la editora Conform,
el que podamos contar con este gran volumen documental en-
cuadernado en una caja con tres volúmenes que suman unas
900 páginas, y a cuya obra nos introduce quien fuera Gran Can-
ciller de la Gran Logia Mixta de Francia y hoy miembro del Gran
Capítulo General del RF del GOdF, la Hermana Colette Léger.

Esta diligente y estudiosa francesa, en una introducción no ex-


cesiva de apenas unas 16 páginas, nos explica que estas tres pe-
queñas arcas (3 libros) que contienen los 81 rituales, muestran
en gran medida el quehacer ritualista del siglo XVIII, el cual
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pasó por muy variadas vicisitudes y no por ello menos contro-
vertidas y contradictorias, pues no en vano, hubo pasajes en los
que se dio esa ritualidad como fue el «racionalismo, o la fuerte
tradición religiosa y que se plasmó también en la masonería y
en sus rituales, de todo ese contenido y bagaje ritualístico se
denota un trasfondo caballeresco inmerso a su vez en una inten-
sa cultura hermética, de lo cual nos quedan como testimonio las
diversas leyendas relativas a los orígenes de la masonería espe-
culativa, las cuales nos aportarían a su vez las pautas de cierta
autenticidad que reconoceremos en la obra en estas directrices:

• La afiliación con los masones operativos del Medievo portado-


res de la tradición de los constructores del templo de Jerusalén.
• Los origines caballerescos y medievales (descendientes de
los Caballeros de San Juan de Jerusalén) introducidos en Fran-
cia por el caballero Ramsay. Gran Orador de la Gran Logia, en el
discurso de 1737: «Nuestros ancestros, los cruzados reunidos de
todas las partes de la cristiandad en la Terra Santa… (Discursos
de Ramsay).
• Los origines templarios, de cuya herencia los francmasones se
reivindican como herederos espirituales.

Léger, nos indica que todo este amplio legado necesitó de un


inventario, el cual fue llevado a cabo con el permiso de la Cá-
mara de Grados del Gran Oriente de Francia, siendo uno de sus
animadores el Gran Capítulo General, acometiendo una com-
pleja labor de codificación que se dio comienzo en 1,780 con la
intención de la articulación de los rituales de las 4 Órdenes de
Sabiduría del Rito Francés, que en el fondo no era más que la re-
escritura iluminada de los grados que ya existían y que venían
siendo largamente practicados por diversas logias francesas.

Estas Órdenes, por su parte retenían los temas centrales sobre


los cuales se asientan como la violencia y la maestría, junto con
los temas centrales de la alegórica construcción del templo de
Salomón, y el advenimiento de una sociedad más esclarecida,
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sin olvidar la libertad en el franqueo de los dogmas en la bús-
queda de la palabra que pesquisa la verdad.

Grados articulados en Órdenes, conservadas en


la llamada Vª Orden, que siempre ha tenido fines
conservatorios de corte académico.

De la comparación de estos, este material entre los rituales an-


tiguos y los rituales de las cuatro Órdenes nos «permiten re-
pensar el rito Francés, sobre todo, a través de los siete grados
llamados de Perfección, un modelo de funcionamiento que fue
fruto del siglo de la Luces, y que permitían por la iniciación ín-
tima del francmasón su participación en la mejora de la socie-
dad».

Tal y como expone Colette Léger, este trabajo nos introduce en


la gran obra ritual del siglo XVIII, en una «disposición de los 81
grados contenidos en el Arca del Vª Orden, buena parte de ella
jamás había sido publicada hasta este momento, y es en sí mis-
ma tal publicación, una reapropiación del patrimonio del Rito
del GOdF del siglo XVIII», a lo cual se nos invita para de este
modo abordar un trabajo de investigación y conocimiento pro-
fundo de la ritualista del siglo XVIII, sin que debamos olvidar el
contexto histórico, ideológico y temporal en que concurrió la
creación y difusión de toda esta pléyade de rituales.

En este sentido, hay que pensar que la francmasonería de aque-


llos momentos fue el fruto de las élites del Antiguo Régimen,
que desde una concepción de sociabilidad que encarnan di-
versos personajes imbuidos en los medios deístas y religiosos
del momento y como no de la Royal Society de Londres, y en un
ambiente de pluralismo y tolerancia, y como no, de latitudina-
rismo político y religioso, personifican la búsqueda del Centro
de Unión, lo cual conforma a su vez parte de las Constituciones
de Anderson de 1,723.

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Tampoco debemos perder de vista a la hora de juzgar esta base
ritual el perfil de esa primera masonería que arriba a las tierras
francesas en 1,720 , gracias a la acción de los diversos flujos y
reflujos espacios temporales de los inmigrados masones en su
mayor parte anglosajones herederos de las diferentes molien-
das masónicas de muy distintos origen harán pasar rápidamen-
te a la masonería francesa de los dos grados conferidos en el
mismo día, a la opción de un tercer grado que vendrá de la le-
yenda del mito de Hiram, el cual nos va a introducir en la intensa
cultura simbólica que se va a desarrollar a partir precisamente
de los arquetipos del Maestro Hiram y el Maestro de Salomón.

Esta aparición cambiará la faz de los grados masónicos, pues en


Francia tras la llegada del grado hirámico, vendrán otros grados
que nada tendrán que ver con Escocia, pese a su denominación
como grados escoceses, los cuales se irán multiplicando en di-
versos sistemas de grados, creando una larga cadena de grados
terminales, sin coherencia ni roles de progresión iniciática, más
allá de propio grado, tal y como el gran estudioso del siglo XVI-
II, Charles Porset, nos expone sin complacencias « lo queramos
o no, son grupos de grados que chocan contra los valores que
se combaten».

Un desarrollo de grados que irá crescendo a la vez que pre-


tende hundir sus raíces en los llamados profundos misterios,
embebidos muchos esto grados «en una gran estupidez y futili-
dad», frente a cuyo hecho, el GOdF en 1,773, que sucederá a la
Gran Logia de Francia, la cual a su vez ya había impulsado una
escalera de altos grados, intentando imponer un Rito de Perfec-
ción a través de la acción del Conseil des Grands Inspecteurs
Grands Élus o Chevalier Kadosh, pero fue un deseo imposible,
de ahí que tomada esa herencia, el GOdF va a intentar crear
un modelo conformado en base a los grados simbólicos y los
grados escoceses, pero de forma lógica y coherente, con el fín
de articular un rito de Referencia, que siempre ha sido la gran
querencia del Gran Oriente de Francia.
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Esta labor de codificación que empezará con la institucionali-
zación de la nueva obediencia francesa (GOdF), se conforma-
rá a partir de 1,780 cuyos trabajos llegarán hasta 1,786, bajo la
mano sobre todo de Röettiers de Montaleau, y cuya acción ya
venía determinada desde 1,773 en base a los primeros trabajos
de otro interesante masón, como fue Bacón de La Chevalerie,
que junto los Directorios Escoceses de la Estricta Observancia,
intentó llevar a cabo tal deseo, pero como ya indiqué, el GOdF,
sería el nuevo organismo que retomaría la acción optando por
una doctrina propia a la hora de la estructuración ritualista, una
vez este toma el relevo de la Gran Logia de Francia.

El relato sobre la dificultad de estos trabajos no la encontrare-


mos en el trabajo de introducción de Colette Léger a la hora de
bosquejar estos 81 rituales, sino en otra interesante obra como
es la introducción que hace Pierre Mollier en el trabajo edito-
rial Les Hauts grades du Rite Français. Histories et textes Fon-
dateurs,[1] donde nos relata con minucioso detalle, a modo de
dietario, los trabajos y las grandes dificultades en los cuales se
desarrollaron estos trabajos de codificación ritualista.

La Compleja tarea de codificación de 1782-1786

La encargada de llevar adelante es la llamada Cámara de Gra-


dos, que forma una comisión 27 miembros, cuyos oficiales en-
cargados, entre otros, de llevarla a cabo fueron: Bacon de la
Chevalerie como presidente, Salvalette de Langes, ejerciendo
de Primer Vigilante y Roëttiers de Montaleau como Orador, los
cuales empiezan sus labores en febrero de 1782, un año más
tarde se había examinado unos grados escoceses, «según un
orden analítico conocido y practicado por algunos Capítulos»
teniendo como grado terminal el Caballero Rosacruz, siendo
parte de ese trabajo los masones además de los mencionados:
Dejunquières, La Vigerie, Millon, que serían quienes habían
presentado más de la mitad de los grados a examen, pero amén
de que fueron rechazados muchos rituales, y que no había mu-
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cha disponibilidad de tiempo, los masones de esa comisión se
dieron cuenta que la mayor preeminencia del trabajo se la de-
bían dedicar a los grados simbólicos.

Fue un acierto pues de ese trabajo salió la codificación cumbre


del Rito Moderno, como fue el cuaderno ritual del Régulateur
du Maçon, cuyo resultado final fue aprobado en junio de 1784.
La diversidad de materiales con los cuales trabajó dicha comi-
sión es imponente, y el trabajo de pulido y codificación de to-
dos ellos no deja de ser importante, y una muestra de esa labor
la encontramos por ejemplo en este texto:

Ritual de 1º Grado del Arca de los 81 Grados:

Obligación
Yo …prometo delante el evangelio y delante de Dios todopo-
deroso Gran Arquitecto del Universo me comprometo sobre mi
palabra de honor delante de esta R.:. asamblea que jamás reve-
laré los secretos de la Maso.:. de cualquier manera y a cualquier
hombre que no fuera reconocido por ser un verdadero masón,
yo prometo ser fiel al Soberano y a las leyes del Estado, y ser
útil a los hombres, de ejercitar la beneficencia, de no dar la es-
palda a todos aquellos que necesitan de socorro y asistencia ,
Yo prometo obedecer las leyes de la Orden, y a los que están a
cargo de su ejecución, de apreciar a todos mis HH.:., y de hacer
respetar y amar a nuestra Orden por mi conducta y la pureza
de mis costumbres, si yo faltara este juramento, yo consiento en
que me sea cortada la garganta y las entrañas me sean arranca-
das… Que dios me Ayude»

En nombre del GADU.: y su Alteza Serenísima M.:. Duque de


Chartres, G..: M.:. de todas las Logias Regulares de Francia, se
le hace masón por los tres golpes de mallete sobre la cabeza
del compás, cuyas puntas están apoyadas sobre el corazón de
recipiendario.

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No deja de ser curioso el texto, porque nos aleja bastante de
la perpetua exigencia de no revelar el secreto lo escuchado,
aprendido, .etc, bajo ninguna forma, y en cambio se está pidien-
do e insistiendo en la lealtad al Estado y al Soberano que lo
gobierna, lo cual difiere bastante de las otras obligaciones que
servirán de pauta para los años venideros.

Obligación que recoge el trabajo de codificación expresado en


el Régulateur du Maçon:

Obligación
Yo (nombre y apellidos) juro y prometo, sobre los estatutos ge-
nerales de la Orden, y sobre esta espada símbolo del honor,
ante el Gran Arquitecto del Universo, guardar inviolablemente
todos los secretos que me serán confiados por esta Respetable
Logia, así como todo lo que habré visto hacer o escuchado de-
cir; nunca escribirlos, grabarlos, ni burilarlos, si no he recibido
el permiso expreso, y de la manera que podrá serme indica-
da. Prometo amar a mis Hermanos, socorrerles según mis fa-
cultades; prometo además atenerme conforme a los estatutos
y Reglamentos de esta Respetable Logia. ¡Consiento, si fuera
perjuro, a tener la garganta cortada, el corazón y las entrañas
arrancadas, el cuerpo quemado y reducido a cenizas, y mis ce-
nizas lanzadas al viento y que mi memoria sea en execración a
todos los Masones!

¡Que el G.•.A.•.D.•.U.•. me ayude! (ad Libitium)»

Y finalmente expongo esta fórmula que recojo del Régulateur


du Maçon 1,801 Moutiers, sensiblemente diferente

Obligación:
«El neófito ante el altar, tendrá la rodilla derecha sobre la es-
cuadra que está depositada en un cojín, la rodilla izquierda ele-
vada, deberá tener en la mano izquierda un compás abierto, y
apoyadas las puntas sobre el pecho izquierdo, que estará des-
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cubierto …

Repetid después de mí (VM) cambiando mi nombre por el


vuestro:

A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.L’U:. Yo..., juro y prometo sobre esta espada


símbolo del honor, de guardar inviolablemente todos los secre-
tos que me fueran confiados por resta respetable logia… El V
Venerable dice enseguida, levántese y extienda la mano dere-
cha, yo le voy a leer la fórmula de la Obligación que deben pres-
tar actualmente todos los francmasones del GODF, al final de la
lectura, dirá: Yo lo prometo ¡Tendrá el Libro de la Constitución y
los Reglamentos Generales sobre los cuales será colocado una
escuadra, y sobre ellos la mano del neófito»

Esto nos viene a demostrar el gran trabajo de codificación de


los usos rituales que tuvo que llevar a cabo la Cámara de Gra-
dos.

Para ver, o analizar la secuencia a lo largo del tiempo de este


juramento, u obligación masónica, puede leerse mi trabajo Rito
Moderno, Promesas y Juramentos.

La exposición de la primera Obligación que aquí he consigna-


do tiene mucho que ver con los grados escoceses con los que
tuvo que lidiar la comisión codificadora de Roëttiers de Monta-
leau, ya que proviene en parte de la molienda de la Gran Logia
Madre Escocesa bajo el patronazgo de San Juan de Escocia que
puso en pie un jacobita emigrado en 1751, lo cual se constituyó
rápidamente en una auténtica potencia masónica independien-
te y rival de otras estructuras masónicas, tanto es así que los
dignatarios marselleses del GOdF consideraban a la Logia Ma-
dre Escocesa como un temible obstáculo para el progreso del
Régimen Francés, y máxime cuando este organismo se consti-
tuye en 1762 en Logia Madre, y exporta su masonería incluso a
las colonias, «dotándose de una identidad cultural que permite
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al reino de Francia distinguirse de la matriz original inglesa».

De tal modo que el Gran Oriente de Francia no era ajeno a esa


influencia y menos el Gran Capitulo General, que tiene tales
rituales como referencia, pese a constituirse Logia Madre Esco-
cesa en una forma de resistencia masónica a modo de metrópoli
provincial frente a la centralización parisina y pretendiendo de
alguna forma alcanzar la Republica Universal de los francmaso-
nes.

Por tanto, aquí se nos abre un interesante melón acerca de los


Altos Grados llamados escoceses, y la definición del actual sis-
tema del Rito Francés, y para ello tenemos una buen batería de
herramientas rituales, que van desde la divulgaciones a los ma-
nuscritos, pasando por los pre-rituales, y las herramientas ritua-
les como las que utilizó la Logia Madre Escocesa, este amplio
arca de 81 rituales y los propios del Gran Capitulo Metropoli-
tano de Paris, y los rituales denominados Plumet, surgidos tras
la molienda con la refundación en 1,999 del Gran Capitulo Ge-
neral del Rito Francés del Gran Oriente de Francia. Un trabajo
interesante para ver y analizar las derivas, los préstamos y el
origen de las diversas moliendas rituales que se han ido dando
a los largo de estos 300 años de masonería.

1,786 y la Codificación de las Ordenes de Sabidu-


ría

Si la labor de codificación en los grados simbólicos fue contro-


vertida y difícil, ya no nos imaginamos lo que debió ser cuando
los notables masones de esa Comisión tuvieron que enfrentarse
a la caterva de cuadernos rituales de los Altos Grados, aunque
lo hicieron desde una nueva estructura como fue el Gran Capi-
tulo General de Francia, creado el 2 de febrero de 1,784, tras
el reagrupamiento de siete Capítulos Rosacruces que presidirá
Roëttiers de Montaleau.

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El trabajo inmenso de tener que enfrentarse al crecimiento y
desarrollo anárquico de los llamados grados escoceses, de los
diferentes sistemas puestos en práctica por diferentes Venera-
bles, a veces en clara contradicción con los valores masónicos,
fue llevado por una gran grupo de 81 miembros que fueron a
su vez los fundadores del susodicho Gran Capitulo General de
Francia, surgidos de la centralidad parisina de finales del siglo
XVIII, y que reunían en sí una curiosa tropa de profesionales de
la justicia y de los negocios, portadores a su vez de una forma
deísta esclarecida a modo de la religión natural, eso sí con un
explícito reconocimiento del GADU, y aunque muchos de esos
comisionados fundadores son oficiales del GOdF, lo que niega
cierta independencia de cara a la Obediencia.

Para Charles Porset, buen conocedor del siglo XVIII y del Gran
Oriente de Francia como Gran Canciller que fue del Gran Capi-
tulo General Rito Francés, expone en su trabajo sobre Los Phila-
lethes et les Convents de París, «que este organismo devine de
la emanación de los Amis Réunis, o sea de los Filaletos» y el que
fuera su fundador Savalette de Langes.

Esta Comisión en sus Reglamentos generales como Gran Capi-


tulo General (1,784) proporcionaba en el artículo 29 la estructu-
ración ritual de los Altos Grados en 5 Órdenes.
• 1ª Orden: comprendería todos los grados intermedios entre
la Maestría y el grado de Elegido, este último sería el comple-
mento.
• 2ª Orden: Comprenderá todos los grados escoceses posibles,
y todo aquello que esté relacionado con ellos.
• 3ª Orden: Comprenderá el grado de Caballero del Oriente, y
todo lo que se relacione con tal cuestión
• 4ª Orden: Comprenderá el grado de Caballero Rosacruz y los
relativos al grado.
• 5ª Orden: Comprenderá todos los grados físicos y metafísicos
de todos los sistemas, particularmente de aquellos adoptados
por las asociaciones masónicas en vigor.
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La estructura de la Vª Orden, se compone de 27 miembros re-
partidos en dos clases, y con un triple rol:

• Gestión administrativa del Gran Capítulo.


• Fijación de los rituales que componen las cuatro Órdenes
• Ser el Conservatorio masónico del siglo de las Luces: atenien-
do a los conocimientos provenientes de los diversos sistemas
de formación de un trabajo y luces que no se pueden adquirir
sin la fuerza del celo, y la asiduidad.

Este es pues el trabajo y el mundo ritual que se desprende de


la edición de este importante bagaje ritual que edita Conform
Editions, por un precio de unos 97 Euros, los pedidos pueden
hacerlo mediante este enlace 81 Grades qui fonderent des Lu-
méeres le Rite Français.

Victor Guerra. MM.:. y Vª Orden, 9º Grado de las Ordenes de Sabidu-


ría del Rito Francés
Presidente del Círculo de Estudios de Rito Moderno y Frances Roët-
tiers de Montaleau
________________________________________
[1] Pierre Mollier. Les Hauts grades du Rite Français. Historie et tex-
tes Fondateurs Le Régulateur des Chevaliers maçons. Bibliothèque de
la franc-maçonnerie Collection Renaissance Traditionnelle. Editions
Dervy.
26
El Gran Capitulo General de Rito Francés
y el Arca del Vº Orden (II)
Víctor Guerra.

En la entrega anterior exponía una larga reseña sobre la obra


que ha puesto a la venta la Editorial Conform, de la mano del
Gran Oriente de Francia y su Gran Capitulo General, titulada:
Los 81 grados que fundaron en el siglo de las luces el Rito Fran-
cés,

Por tanto siguiendo, como no podía ser de otra manera, el tra-


bajo de la estudiosa Colette Léger con aportaciones propias y
de otros estudiosos tan importantes como Pierre Mollier he ido
pergeñando estos textos para dar a conocer la realidad que hay
detrás de esta aportación de los 81 rituales provenientes de la
molienda de los «Modernos», que supone un contingente docu-
mental de primer orden, el cual nos aporta una visión interesan-
te, que hasta ahora apenas si habíamos vislumbrado, sobre los
llamados Altos Grados escocistas.

Un tema sobre el cual hay que decir que han sido pocos los au-
tores que lo han trabajado de forma intensa, reseñar por tanto
que entre la escasa nómina de autores que lo han abordado se
encuentra André Kervella, David Stevenson, Jean- Emile Daruty
o Alain Bernheim, pero aun conociendo sus trabajos y libros,
hasta ahora no se había podido tener en las manos, y de una
manera integral, estos 81 rituales.

27
Rituales que obraron en manos del Gran Capitulo General del
Gran Oriente de Francia cuyo organismo el 17 de febrero de
1,786 pasa a denominarse Capitulo Metropolitano, titulo pura-
mente honorífico, al cual le alcanzará el proceso revolucionario
de 1,786, sufriendo graves consecuencias, hasta tal punto que
sus trabajos se vieron interrumpidos entre los años 1,792 y 1,797,
aunque ese mismo año [1,786] ya el organismo ritual del GOdF,
ya había publicado unos rituales, pero el en ese mismos tiempo
acontecen un maremágnum de problemas que van a coadyuvar
a que todo el panorama cambie en función de cuestiones como
los cotidianos problemas dinerarios, al abandono de otros Ca-
pítulos que se salen del organigrama que se iba confeccionan-
do, y como no, la fuerte impronta que va a marcar la irrupción
en el panorama masónico francés del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado en 1,804, ritual contenido en 33 grados, lo cual supuso
una total revolución dentro del mundo masónico francés.

Antes había irrumpido también en este mismo contexto geográ-


fico, y masónico-ritual el Rito de Heredom de Kilwinning, que se
va establecer por medio de la creación de varios talleres: Edim-
burgo, Rouen, Paris, en Laval, Aix-Provence en Brest, etc.

El nuevo Capítulo Metropolitano, se enfrentará a la tarea de vol-


ver a posicionar el rito, ahora denominado de Rito Francés, te-
niendo para ello que reorganizarse internamente, tarea que le
será encomendada una vez más Roëttiers de Montaleau, lo cual
viene a denotar el gran rol que desarrolla este personaje entre
los grandes oficiales y fundadores del GOdF, pero no será una
tarea en solitario, sino que le acompañaran otros viejos resis-
tentes de establiment masónico como Bacon de la Chevalerie,
a cuya ayuda vendrán otros notables masones, también grande
dignatarios, pero no provenientes del GOdF, sino que venían
del Gran Capitulo General de Francia.

A este proyecto se van a sumar los restante miembros aún vivos


y en activo del antiguo Consejo de Emperadores de Oriente y
28
Occidente, los Soberanos Príncipes Masones, y el Consejo de la
Caballeros de Oriente [Thory], como es de suponer entre todos
ellos recogían una muy vieja membresía en los Altos Grados, no
en vano el Consejo de los Caballeros de Oriente, ya los encon-
tramos trabajando hacia mediados de 1,740.

Aunque el Gran Capitulo había nacido con la vocación de fe-


derar los Altos Grados masónicos de Francia, esa pretensión
no será posible, porque como antes he comentado, irán apare-
ciendo nuevos cuerpos que revindicarán para sí los más altos
e ilustres grados, en una clara intención de carácter ofensivo
para poder hacerse con ese control federativo ya mencionado,
teniendo en cuenta que el GOdF ante esta ofensiva que aten-
taba contra su soberanía, la cual a sentir amenazada por una
potencial organización nacional de Altos Grados, que tuviera o
no visos de realidad, ponía en peligro la masonería simbólica y
su autonomía.

Hay que recordar que el gran Oriente de Francia, ya ponía en


alerta a sus logias sobre las nuevas doctrinas en materia de Al-
tos Grados, tal y como indica mediante una carta en 1,789 «el
sistema de los Grados del Gran Capitulo General no deviene
del rito oficial de los altos Grados del GOdF» [ Mollier].

El inquieto Roëttiers de Montaleau, como Muy Respetable y Per-


fecto Maestro, no se echa para atrás y en 1,786 presenta un «pro-
yecto para organizar las bases invariables de las 5 Ordenes de
los más altos conocimientos masónicos comprendidos dentro
de los 81 grados distribuidos por 9 series, para establecer en
consecuencia los Capítulos Metropolitanos, los Capítulos Supe-
riores y un Directorio del Rito Primitivo».

Pero el proyecto presentado no fue adelante, y ello no permitirá


al Rito Francés reposicionarse frente al REAA, confiriendo a los
Capítulos Superiores los grados de la 4ª Orden, donde se pue-
den hallar para nuestra sorpresa y como bien nos indica Colette
29
Léger, los grados de el Gran Elegido de Londres o el Caballeros
Kadosch, eso sí quedando bien entendido que estos estaban in-
cluidos en el gran patrimonio de la Vª Orden del Rito Francés.

La llegada del Iº Imperio de Francia, permitirá un renacimiento


de los trabajos masónicos tanto en los grados simbólicos como
en los Altos Grados, que van a ver cómo se van a ir constituyen-
do y regularizándose diferentes Capítulos Rosa-Cruz por todo
el país. De este modo se relanzan los trabajos con los supervi-
vientes de la hecatombe revolucionaria, proyectándose de nue-
vo la Madre Logia Escocesa de Francia, sobre la base ritual de
Rito Escocés filosófico, la cual dará sostén para la implantación
en París del Supremo Consejo del REAA, que además va a estar
presidido por otro gran referente como era Cambacérès, por
cuya suprema elección se pondrá fin a una larga controversia,
lo cual ponía nerviosa a toda la organización masónica que re-
presentaba el GOdF, ya que Cambacérès, no solo va devenir
en Gran Comendador del Supremo Consejo de REAA, sino que
será Gran Maestro honorífico del Rito de Heredom, Gran Maes-
tro la Madre Logia Escocesa del Rito Escocés Filosófico.

Por si esto fuera poco, en ese contexto aparecen sistemas que


quieren relanzar fuertemente Régimen Escocés Rectificado, y
la Orden Real de Escocia de Heredom de Kilwinning, aunque
en general todos reconocían la soberanía del GOdF, pero justo
hasta el Grado Rosacruz.

Un poco antes de la muerte de Roëttiers de Montaleau, se efec-


túa la refundación de la Vª Orden, el 18 de febrero de 1,808 [ con
la invasión, dicho sea de paso de las tropas francesas del terri-
torio español], se realiza esa puesta en escena sobre la base de
los trabajos abordados en cuya sesión participan los masones
Defoissy, Pajot d’Orville; Pajot Senior Lelivre-Villette, Pardon,
Roëttiers de Montaleau, Geneux, Delahaye y Hacquet todos ellos
Caballeros Rosacruces y miembros del Capítulo Metropolitano
se presenta a debate el proyecto de Estatutos propuesto para la
30
Vª Orden, que tras el debate se aprueba por unanimidad, pre-
cisando que dicho cuerpo director estaba dirigido por un Con-
sejo de Nueve miembros poseedores de los más altos grados,
y que serán los guardianes de los reglamentos y los archivos y
de los cuadernos de grados, divididos en 9 serie y conservados
dentro de una pequeño arca con 9 cajoncitos.

En la primera sesión de la Vª Orden restaurada se establecen


los Reglamentos y Estatutos en base a veintiocho artículos, en
cuyo proyecto estarán muy presentes masones como Defossy,
Gesneux y Pajot, sin embargo quien se ausentará será Hacquet
y terminará como dimisionario del Comité, ya que será uno de
los introductores del RAA en 1804 y pasaría por ser «un buen
erudito consultando las bibliotecas».

Este Consejo de los Nueve estaría asistido por 27 Prosélitos


mediante una ceremonia llevada al efecto como Caballeros del
Oriente, lo cual se suponía ser una buena herramienta para ir re-
cibiendo a los detentores de los Altos Grados de países y ritos,
«a fin de aumentar la masa de conocimientos» [Leger]. Aunque
el elemento central era el Consejo de los Nueve, quedando los
Prosélitos como un rango inferior, puestos que estos no asistían
a la sesiones salvo por invitación y solo tenían acceso a las diez
primeras clases del Arca, aunque el grupo de los Prosélitos, fue-
ran los reclutadores para componer el Consejo de los Nueve, lo
cual constituía el hecho de ser Prosélito una grado de entrada
a la Vª Orden, dados los conocimientos relativos al trabajo de
historia, simbolismo masónico.

La Vª Orden recogía sus nuevos miembros según la ceremonia


de grado Caballero del Sol, grado clásico del siglo XVIII con
ciertos tintes alquímicos, pero de gran fundamento racionalis-
ta, y en cuyos sitiales de los oficios de este grado se hallaba a
Defossy ocupando el trono de Padre Adán, a Geneux ocupar el
púlpito de la Verdad, a Cherub el cepillo y a Bourret el bastón
del Maestro de Ceremonias. Su ritmo de trabajo venía a ser una
31
reunión al mes.

Estos Hermanos como miembros de la Vª Orden no portaban


nada más que más que una medalla representando el «trián-
gulo radiante, en cuyo centro se hallaba el nombre de Dios en
caracteres hebraicos, y con el número 5 en el parte superior
rodeado del ouroboros, todo ello suspendido un collar blanco
moaré, simple para los Prosélitos, y listado exterior en oro parta
los miembros del Consejo de los Nueve. El blanco será el color
de la Vª Orden.

Diversos miembros de este Comité de los Nueve: Antoine-Fer-


dinand Gastebois y Philippe -F Lelièvre-Villette serán los en-
cargados en febrero del 1,809 de poner a disposición de este,
nueve series de cuadernos de grados del total que fueron entre-
gados al Consejo, y que ya Roëttiers de Montaleau había dejado
determinado ese gran aporte que estaba en manos de la Cáma-
ra de Grados desde 1,782.

Será justo por el trabajo de estos dos masones como se conoce


la composición y contenido del Arca, aunque en dicho articu-
lado no se hace ninguna mención explícita a los artículos con-
sagrados a la Vª Orden provenientes de los Estatutos del Gran
Capitulo de 1,784, los cuales ya le asignaban de un lado la cons-
titución de una suerte de Cámara de Administración, «bureau
de correspondance et comité, du Chapitre» y del otro lado una
«académie chargée de conserver tous les grades physiques et
métaphysiques et tous les systèmes» articulo 29.

Por otro lado, indicar que se pierde el rastro de los trabajos de


la Vª Orden hasta 1,813 pero no su herencia, como eran los cua-
dernos masónicos contenidos dentro del Arca conservado por
el GOdF y posteriormente por la BNF.

Una vez más el Soberano Capitulo Metropolitano cambiará de


título el 19 de febrero de 1,823 por decisión del GOdF y de su
32
Supremo Consejo de Ritos, el título adoptado será el de Capítu-
lo de las Galias así mismo se crea un Consejo de la Galias con
patente del grado 30º del REAA, previamente solicitado por el
Capitulo Metropolitano, lo cual es aprobado, deviniendo así en
un Consejo Kadosh y como tal habrá un gran desarrollo durante
el siglo XIX.

Si embargo un largo sueño se cernirá sobre la práctica de las


Órdenes de Sabiduría del Rito Francés a partir de 1,850, y no
será hasta 1,960 cuando estas recobren fuerza y vigor, pero esta
es otra larga historia…

Aunque cabría preguntarse el porqué de esa desaparición, Pie-


rre Mollier, buen conocedor de las interioridades de los archi-
vos y de las idiosincrasias del GOdF, plantea que la desapari-
ción de la Vª Orden no vine del colapso del Imperio, cara a ser
una amenaza exterior por los asuntos masónicos de los Altos
Grados, aunque pudiera ser que estuvieran también como telón
de fondo. Gran parte del GOdF estaba ligado tanto por la base
como por la cúspide con el régimen napoleónico, y esta tenía
otros graves problemas como el económico junto con los peli-
gros fronterizos, y no el tema masónico y los Altos Grados.

La explicación, por tanto, habrá que buscarla de una parte de


por la existencia del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo
y Aceptado y su formación en el seno del GOdF, como la con-
formación de Gran Consistorio, transformado en Gran Colegio
de Ritos, que será el encargado a modo de autoridad sobre los
Altos Grados más allá del Grado Rosacruz.

En ese mismo momento del «arrimage» del Supremo Consejo al


GOdF, todos sus dignatarios antiguos miembros de la Vª Orden
fueron recibidos en los grados 32º o 33º del REAA, con la con-
siguiente situación que los húsares del GOdF ya no tenían que
salirse de la Obediencia ni de sus Altos Grados del Escocismo.

33
El Contenido del Arca del Vª Orden.

El contenido de esta arca en 1808 estaba compuesto por los


cuadernos rituales y los reglamentos archivados por el Capitulo
Metropolitano, los estatutos y reglamentos habían sido aproba-
dos en el Consejo de los Nueve del Vº Orden en febrero de ese
mismo año, confiando las dos llaves del Arca, una al decano de
Consejo y la otra repartida entre los miembros del Consejo.

Este famoso Arca Vª Orden a semejanza del Arca de la Alianza,


contenía el saber que se juzgaba esencial para el conocimiento
masónico, y por ese motivo se denominó como los 81 Graos del
Arca, que contenían:

• Conjunto de cuadernos de grado de la Antigua Maestría Bor-


delesa, de la Antigua Maestría Parisina, del sistema parisino del
Gran Elegido de Londres, d ela logia de Maestros Granes Es-
coceses de Valois, de la Madre logia Escocesa de Marsella, la
colección (recuil) de la Masonería Adonhiramita, y la colección
de los Mas Secretos Misterios de las Grados de Masonería da-
dos a conocer.
• Los grados del Rito de Perfección, a excepción del Caballero
del Real Hacha y el Príncipe del Real Secreto.
• Los grados de la colección de la logia Mirecour (Vosgos) a ex-
cepción del Fendeur del Devoir, grado forestal.
• Los 33 grados del llamado Conde de Clermont, cuyas copias
datan de 1,768 a excepción del cuaderno de Caballero de Pho-
neix, de naturaleza hermética.
• Diversos grados de la Masonería de Prusia del Barón de Ts-
choudy y de la Masonería Hermética de Montpellier, y los Ele-
gidos Coëns de Martines de Pasacally.

Todos estos cuadernos fueron depositados, pertenecieran a


uno u otro sistema de grados en el citado Arca del Vª Orden. La
introductora al «trabajo de los 81 rituales, nos indica que este
número no es escogido por azar, sino que viene del cuadrado
34
del 9, expresión de la perfección», en tanto que además tal ci-
fra viene significada dentro del Gran Capitulo General porque
sus número de fundadores también fueron 81 al igual que el del
Capítulo Metropolitano, y también dicha cifra se va a encon-
trar dentro de los rituales de los Maestros Escoceses, llamados
Grados de Perfección, y en cuyos contenidos hallamos los 81
golpes de la batería, la edad de 81 años, un total de 81 luces a
modo de decoración…, las letras que compone las palabras de
los Perfectos Elegidos.

También se haya correlaciones con ese número en el ritual del


Caballero del Oriente cuando se habla de los 81.000 obreros
cautivos en Babilonia. En el 81 cuaderno del Arca El Caballero
del Zodiaco, deja traslucir la idea de perfección -nos dice Co-
lette Leger- que «permite al candidato adquirir las cualidades
necesarias para poder llegar a la perfección de trabajo pro-
porcionado con la intención de buscar un tesoro precioso para
acumular oro, sino para aliviar la pobre criatura, para conocer y
servir al autor de la naturaleza».

Todo este compendio ritual, contenido en 81 cuadernos rituales,


no todos eran practicados dentro de los diferentes Capítulos,
per estaban comprendidos en función de que ellos venían a re-
presentar en un último término que la masonería como lugar de
sociabilidad era a su vez un lugar de transmisión de los conoci-
mientos tradicionales, que además representaba un patrimonio
masónico importante de cara a establecer un sistema propio,
que era a su vez la ambición ultima, el de hacer una Vª Orden
bajo la forma de una Academia de Ritos, aunque para ello se tu-
viese que lidiar con sistemas hermético, teosóficos que habían
sido aportados al Arca procedentes de otro de los grandes refe-
rentes masones del GOdF como era Savalette de Langes.

Todo este gran Arca que venía ordenado por la mano de Roë-
ttiers de Montaleau, nos permite observar las ambiciones de
1,806 del Rito Francés en un momento tan crucial como fue la
35
aparición del REAA en el paisaje masónico francés, y de las 4
Ordenes del Capítulo Metropolitano hasta 1,780, y de otra parte
la de los Capítulos Superiores, estableciéndose una doble divi-
sión de grados:

Pequeña Masonería: grados de Aprendiz, Compañeros y Maes-


tros; luego los Elegidos, Escoceses y Caballero del Oriente.

Alta Masonería: Los grados Rosacruces, los Caballeros del Tem-


plo, los Desconocidos, los Sublimes Filósofos, los Iniciados y Fi-
laletos o Maestros de todos los Grados

Es evidente que la presencia de dos grandes referencias como


fueron la de Roëttiers de Montaleau, y Savalette de Langes, no
fue casual como tampoco el que ambos estuvieran ligados a la
famosa logia los Amigos Reunidos y al Régimen de los Filaletos.
Les 81 grades qui fondèrent au siècle des Lumières le Rite
Français, préface de Philippe Guglielmi, Co-édition Con-
form-Grand Chapitre Général du Grand Orient de France, co-
llection Joaben hors-série, 3 volumes (264 p. + 264 p. + 328 p.),
Paris, 2,017, 97 €.

Victor Guerra
Vª Orden, y 9º de las Ordenes de Sabiduría del Rito Francés y Pre-
sidente del Círculo de Estudios de Rito Moderno y Frances Roëttiers
de Montaleau
36
Análisis de los 81 grados del Arca de Vª
Orden del Rito Francés (III)
Víctor Guerra.

Primera Serie. Entre la historia y la realidad.

Habíamos analizado hasta aquí las grandes dificultades que ha-


bían tenido los masones del Gran Capito General para llevar
a cabo las distintas codificaciones, y ya fallecido Roëttiers de
Montaleau que había sido el alma de la reforma, pues más aún.

Parte de lo publicado hasta ahora:

• Los 81 grados del Rito Francés, editados por el Gran Oriente


de Francia. (I)
• El Gran Capitulo General de Rito Francés y el Arca del Vº Or-
den.(II)

37
Analizada toda este compleja obra que está archivada en el
Biblioteca Nacional de Francia (BNF).y estudiada por parte de
Colette Léger, de lo cual esta autora saca como conclusión va-
rias cuestiones.

• El Arca está incompleta: 23 grados de los 81 reporteados no


están presentes, por tanto, para realizar esta obra se han tenido
que consultar otros fondos para un trabajo de reconstrucción, y
por tanto se debe tener cierta precaución con respecto al tra-
bajo.
• Muchos de los grados, como era frecuente en la época tienen
el mismo título, aunque son diferentes, por tanto, se registran
problemas a la hora de las clasificaciones archivísticas.
• Para un mismo grado, figuran diversos cuadernos, que a su vez
presentan diferencias notables y que para mayor complicación
pertenecen a sistemas diferentes, aunque (C. Léger) nos habla
sobre la voluntad de reunir diversos conocimientos masónicos
que había entre los masones encargados de tal codificación.
Para los tres primeros grados del Arca, los manuscritos no son
nada más que un tuileur, un documento que comporta las infor-
maciones necesarias para hacer reconocerse como poseedor
del grado de la logia que se visita. Con la exclusión de la cere-
monia de recepción, el discurso histórico y la instrucción que le
aporta la temática del grado.

Pero el trabajo de recopilación del que ahora disfrutamos tiene


tras de sí todo un quehacer histórico complejo, el cual se des-
prende de ese intento de normalización de los rituales de las
Ordenes de Sabiduría por parte del Gran Oriente de Francia y
sus referentes.

A este respecto se había logrado compilar un texto referencial


para los grados simbólicos estudiando y escudriñando entre los
viejos textos rituales hasta poder dar con la piedra filosofal del
rito que condensara la voluntad y el hacer de los «modernos»
dejando fuera préstamos, injerencias, y devolviéndole al rito
38
cierta prestancia de modernidad bajo la influencia de las Luces,
para lo cual se entregó en su momento Régulatuer du Maçon.

La tarea había sido ardua y compleja, y parte de los actores ha-


bían cumplido con su misión y con su ciclo vital tras defender
sus posiciones en cuanto a la naturaleza de la masonería sim-
bólica, ahora tocaba el turno a las Ordenes que profesaban, en
su trabajo de análisis y reflexión sobre la base documental se
denota la coexistencia de dos discursos, no excluyentes, pero
que planteaban una cierta tesitura en cuanto a la noción y prác-
tica masónica, y dadas las aspiraciones y las tendencias que se
daban en el seno del Gran capitulo es de creer que la tarea era
ardua.

No cabe la menor duda de que una de las cuestione esenciales


a despejar, y no pequeña, era hacer ver en ese momento que se
daba vital importante a los Altos Grados, que el Rito Francés no
estaba regido por el mismo patrón de los Altos Grados llama-
dos escocistas, sino que este se constituía en base a un conjunto
de grados (Ordenes) y cada una de ellas era depositaria de una
amplia familia de grados, tal y como se estipulaba en Estatutos
de 1,784.

Es clave por tanto, saber que el Gran Capitulo General, «plan-


teaba y buscaba una redacción muy simple de todos y cada uno
de estos altos y sublimes grados, a fin de establecer una entera
conformidad en su práctica […] -tanto es así que se ordenará a
todos los Soberanos Capítulos- que los cuadernos de grados
fueran escrupulosamente revisados y reducidos a uno solo, un
mismo y único punto de partida».

Parte de ese trabajo de refundación y codificación en lo relativo


a las Ordenes de Sabiduría, es lo que hoy conocemos como Ré-
gulateur des Chevaliers Maçons, cuyo trabajo fue impreso en el
debut del siglo XXI, el cual se conformaba en cuatro Altos Gra-
dos: Elegido Secreto, Gran Elegido Secreto Escocés, Caballero
39
de Oriente, Soberano Príncipe Rosa Cruz.

Parte de los grados, sobre los que se trabajó para discernir si


eran aptos o no, fueron los que hoy nos ofrece la editorial Con-
form bajo el titulo de los 81 grados del Rito Francés que funda-
ron en el siglo de las Luces el Rito Francés

Composición del contenido de las series


ritualistas

Primera Serie:

Comienza el Arca como es natural por los tres primeros grados


simbólicos: Aprendiz, Compañero y Maestro Masón.

Vienen a continuación los seis grados de transición entre el


Grado de Maestro y los Grandes Elegidos (Escoceses).

« Después de realizar un homenaje a las raíces de Hiram, arqui-


tecto del Templo asesinado, los masones son invitados a con-
cluir la construcción del Templo, tras un pacto de alianza entre
Salomón y el Rey de Tiro, en busca de la perfección»

Todos estos grados procedentes en su mayoría 1,740, digamos


que los más antiguos no fueron tenidos en cuenta para la codi-
ficación de las Ordenes de Sabiduría del Rito Francés por parte
del Gran Capitulo General, por ejemplo se trabajó en la estruc-
tura del Elegido de los Nueve, con elementos que se fueron to-
mando a modo de préstamo del grado de Elegido de los Quin-
ce, y Elegido de Perinang, este último no se haya en este gran
conservatorio de los 81 grados que estamos analizando, y cuya
fijación fue rápidamente resuelta el 24 abril de 1,784, cuando
Roëttiers de Montaleau realiza la lectura de grado de Elegido.

Es evidente que buscar en todo este rico conservatorio un clima


y una base idónea para el Gran Capitulo General, era compli-
40
cado, pues se buscaba huir de los abusos, y puestas en escenas
sanguinarias y vengativas, lo cual en parte bien reflejan algu-
nos de estos 81 grados que se han editado.

Al final la conformación del Elegido Secreto que se perseguía


era aquel que «no ejecuta por sí mismo a los asesinos de Hiram,
los cuales se pude decir, que estaban bajo el miedo y los remor-
dimientos».

En efecto, la base que finalmente conforma esta 1ª Orden es


tomada de los rituales más antiguos como es el Elegido de
los Nueve, así como del Elegido Desconocido, o Elegido de los
Quince, en los «cuales no se percibe nada odioso en cualquiera
de ellos»

El Maestro Secreto, (4º) se presenta en este conservatorio de


los 81 grados sobre cuyos textos se intenta cimentar la estruc-
tura de las Ordenes de Sabiduría, lo cual es comparable -como
nos indica Léger- al Maestro Secreto de la Logia Príncipe Cler-
mont (circa 1,760), presente en una colección de manuscritos
conservados en la Librería nacional de Australia (copias de
1,782) y de la colección Bonseigneur, depositada en la universi-
dad Tulane de Nueva Orleáns. Es una copia antigua y posterior
a 1,786, aunque son textos diferentes con respecto a los anti-
guos cuadernos rituales de los Maestros bordeleses y parisinos
que estaban en la línea del Rito de Perfección.

«La gran aportación de este grado son las cualidades recono-


cidas al recipiendario de hacerse digno de perseverar en el
desarrollo iniciático de la Maestría, con la fiel observación del
secreto masónico»

Sin embargo, cuando este grado se examinó bajo la lupa del


Gran Capitulo General, el 19 de marzo de 1,782, donde fue pre-
sentado bajo la fórmula de Roëttiers de Montaleau, se ordenó
que «dicho grado debe ser rechazado como absolutamente
41
nulo».

En cuanto al Maestro Perfecto, (5º) contenido este estuche de


los 81 grados, es un grado aparecido en Francia sobre 1,740, el
cual fue muy prolífico pues se le halla en diversos sistemas de
grados del siglo XVIII.

Tres cuadernos son los que figuran el Arca, el primero perte-


nece a la colección Mirecourt, y los otros dos a la colección de
Cuadernos Masónicos, será el primero, el de la colección Mire-
court el que aquí se imprima, el cual fue resumido por Antonie
Gastebois, Secretario de Ayuntamiento, y Gran Oficial del GOdF,
masón bastante crítico con las cuestiones místico-rituales.

Este cuaderno de grado presenta en la primera página el table-


ro de logia, tal y como aquí se expone

42
Después de una marcha misteriosa, el recipiendario recoge la
comunicación de la palabra sagrada del grado (Jehová), tenida
como la «antigua palabra del Maestro Masón que no había sido
perdida»

Tal y como nos explica C. Léger, para diversos autores, entre


ellos René Guilly, el grado de Maestro Perfecto sería un anti-
guo grado de Maestro, que fue sustituido por un nuevo grado de
Maestro que integraba la leyenda de Hiram, teniendo M.B como
la palabra sagrada,. Grado, que por otra parte no había desapa-
recido y que de aquí en adelante se posicionará como uno de
los llamados Grados Escoceses.

Con respecto a este grado la Cámara de Grados, lo examina el


19 de marzo de 1,782, y determina que «es un grado sin vida, sin
base, y ni siquiera tiene un apoyo histórico».

Sin embargo, se le reserva porque su instrucción de grado, so-


bre la que se remarca su importancia en tanto que hay diversas
cuestiones que pudieran servir para enriquecer otro grado de
la serie.

Maestro por Curiosidad (6º) o Maestro Inglés. Este último es


comparable al de la Gran Logia de Escoceses de Valois, de la
colección Mirecourt.

El contexto de la trama «es la visita del rey de Tiro a Jerusa-


lén para manifestar su descontento por la falta de respeto de
Salomón por un tratado de Alianza firmado con ocasión de la
construcción del Templo. La alianza es renovada, con el com-
promiso de respetarlo, lo que viene a significar la palabra paso
del grado».

Tal ritual analizado por la Cámara de Grados en 1,782, «es re-


chazado, ya que parece injurioso tanto a la memoria de Hiram,
rey de Tiro, como a Salomón».
43
Secretario Íntimo (7º). Es un grado del Rito de Perfección cuyo
tema es el mismo que el anterior y anuncia la aparición de los
grados de Perfección, y se haya dentro de la familia de grados
de la antigua masonería bordelesa y del sistema del Gran Ele-
gido de Londres.

Maestro Preboste y Juez o Maestro Irlandés (8º) Se presenta


como un grado muy antiguo y presente en varios sistemas pre-
sentando versiones muy homogéneas.

En este arca conservatorio, hay cuatro cuadernos: Maestro Per-


fecto Irlandés, Preboste y Juez, grado de la Gran Logia de Es-
coceses de Valois, el segundo sería Potente Maestro Irlandés,
Preboste y Juez, de difícil lectura dado la presencia de los carac-
teres jeroglíficos de la Estricta Observancia, lo que hace pen-
sar en que pudiera ser un ritual lionés, ligado al 7º sistema del
REAA, intitulado Preboste y Juez o Maestros Irlandés
44
El que se reproduce en esta obra es el denominado Maestro
Irlandés, tras el cual puede estar una antigua versión de grado
comparable del sistema parisino de Gran elegido de Londres.

En él encontramos un homenaje que se rinde a Hiram, inspirado


en las costumbres funerarias chinas, según precisiones de René
Guilly y Roger Dachez, en el cual se rememora la condiciones
de reanudación de los trabajos de construcción del Templo de
Salomón, con el restablecimiento del orden, dentro de cuyo cua-
dro el recipiendario es constituido en Preboste y Juez de todos
los obreros, ejerciendo a la vez las funciones de Maestro con
acceso a los plano del templo e interviniendo en las diferencias
entre los obreros.

Este grado fue como los anteriores, examinado por la Cámara


de Grados en 1,782, donde se remarca que su contenido pu-
diera servir para el desarrollo y redacción de otros grados pos-
45
teriores. Aunque los miembros de tal organismo, se extienden
en sus apreciaciones dando a entender «que estos pequeños
grados planteados como intermediarios entre el Maestro y el
Elegido, son superfluos y no forman una cadena que pudiera
unir los otros dos grados».

Como se puede ir comprobando de toda esta Arca de los 81


grados, ninguno de los grados que pudieran en un principio
conformar la 1ª Orden fueron tenidos en cuenta.

Intendente de los Edificios (9º). Sería más plausible que fuera


Intendente de las Obras, en función de las traducciones.

Se trata de un grado con bastante antigüedad, presente en los


sistemas de los arcaicos Maestros de Burdeos y de Paris, y que
tiene un precedente en el grado de Preboste y Juez.

El presente cuaderno de grado intitulado Intendente de los Edi-


ficios o Maestro de Israel, muy semejante al que se conserva en
el Rito de Perfección y que se reintegra como tal en el siglo XIX,
en el seno del sistema del REAA, y como tal se le trata, como un
grado composite que toma préstamos del escocismo parisino,
en concreto del ritual 3 JJJ , siendo su tema central «remplazar
a Hiram por Superintendentes de las obras a fin de poder con-
cluir la construcción del tercer nivel del Templo destinado a
contener el Santo de Santos.»

La Cámara de Grados, (7 mayo de 1,782) concluye ante el exa-


men del cuaderno que el grado de Maestro de Israel, «puede
ser un grado intermediario entre los grados de Elegido y Esco-
ceses, y por tanto opta por dejarlo en la secretaría de la Cámara
para su consulta.

Victor Guerra MM.:.


Vª Orden, y 9º de las Ordenes de Sabiduría del Rito Francés y Pre-
sidente del Círculo de Estudios de Rito Moderno y Frances Roëttiers
de Montaleau
46
47
Una introducción
historia de la
48
introducción a la
la masonería
49
El origen de la masonería
Robert Longfield, 14 de febrero de 1,857
Para el Maestro, Guardianes y Hermanos de The Vic-
toria Lodge, No. IV., Dublín

Esta conferencia sobre el origen de la masonería entregada en


su Logia de Instrucción y por ellos considerada digna de publi-
cación es dedicada respetuosamente por su hermano fiel Ro-
bert Longfield, 14 de febrero de 1,857

El tema que he seleccionado para esta noche es la conferen-


cia “El origen de la masonería”, un tema que, de inmediato, es-
pero, llame la atención de cada uno de mis oyentes, miembros
de ese misterioso y ampliamente difundido cuerpo. De hecho,
cada hermano, en su iniciación en la Artesanía, tuvo una peque-
ña comprensión de lo que, tradicionalmente al menos, duran-
50
te muchas eras, nos ha sido transmitido como el origen de esa
fraternidad, de la cual, debemos confesar, ahora son los repre-
sentantes apenas reconocidos; pero pocos, tal vez, han conside-
rado cuánta verdad se oculta en nuestras leyendas, y cómo las
realidades se han convertido en símbolos. Pocos han reflejado
si nuestra pretendida descendencia antigua no es una mera in-
vención moderna, o si la apariencia actual de la Orden es el es-
tado de transición de un misterio corrompido de su fuente más
pura en su descenso a través de las edades. Pero su presencia
aquí, en esta “Logia de instrucción”, me convence de que toda
la apatía sobre el tema de nuestra organización ha pasado, y
que está ansioso por aumentar el conocimiento, la respetabili-
dad, el celo y la utilidad de la fraternidad de los francmasones.

El tema que he elegido ha sido discutido por muchos escri-


tores aprendidos y agudos. Se han esforzado por atravesar la
penumbra oscura bajo la cual, en un momento, se ocultó, casi
impenetrablemente, el origen de la Francmasonería, y la era
probablemente de su comienzo. De las labores de aquellos es-
critores sabios y sagaces, me aprovecharé en gran medida, sin
atribuirme ninguna singularidad o profundidad de mis puntos
de vista, sino solo por la diligencia con la que he obtenido de
los demás, y he tratado de extraer de sus especulaciones su-
gestivas. alimento para su reflexión sobre este tema interesan-
te, que también podría despertar el deseo en sus mentes de
una investigación más profunda y más extensa. En verdad, he
intentado comprimir en el espacio de una sesión de la tarde, los
resultados derivados de trabajos más grandes y más precisos
relacionados con la cuestión largamente debatida.

Uno de los principales objetos en una investigación como la


presente es determinar si existe en los secretos y ceremonias, o
principios de la Artesanía, alguna evidencia de la antigüedad,
la sabiduría o la grandeza de los fundadores. ¿Son los masones
una colección de individuos meramente sociables, un club, en
resumen, unido por algunos signos secretos, pero para objetos
51
inútiles, y que, por lo tanto, buscarían en vano injertar alguna
apariencia de excelencia en la inutilidad intrínseca?

¿Son realmente hombres, pero condescendientes para entrete-


nerse con bagatelas solo para niños? ¿O sus tradiciones pro-
bablemente están relacionadas con “La maravillosa fama del
mundo pasado, las palabras y acciones vitales de las mentes a las
que ni el tiempo ni el cambio pueden domesticar, ¿Tradiciones
antiguas y oscuras?”

¿Y han conservado, en medio de muchas cosas nuevas, ociosas,


y meras adaptaciones modernas, algunos rasgos de la sabidu-
ría casi sobrehumana y la excelencia de sus cimientos? Cada
verdadero Masón que me oye estará, estoy seguro, esperando
que este último sea el caso, y él mismo ayudará en el esfuerzo,
mediante la energía unida, el celo y la honestidad de propósito
y acción, para elevar el cuerpo a ese nivel. colocar en la esca-
la social que su creencia, si no su convicción racional, le dice
que una vez disfrutó. El valor degenerado puede ser restaurado;
nada puede cambiar la locura a la sabiduría. Los síntomas de
esa probable restauración a la gloria antigua ya los percibo en
el ferviente deseo de mejora y de la cultura mental manifestada
por los hermanos en general.

Con esas pocas observaciones preliminares, diseñadas para


despertar tu atención, y no para avanzar en ninguna teoría pe-
culiar, intentaré arrojar algo de luz sobre el origen de la Franc-
masonería. Pero permítanme primero pedirle indulgencia si,
en cualquier observación que haga, puede parecer que hablé
en términos depreciatorios de nuestra Orden. Tal no es mi in-
tención; y espero, amablemente, atribuiré a algún otro motivo
lo que no parezca laudatorio. Incluso la censura, aunque poco
aplicada, a menudo puede ser tan eficaz como un instrumento
de regeneración como un elogio inmerecido. También le pe-
diría paciencia a su hermano si pudiera aparecer demasiado
abiertamente para tocar los secretos del Arte. De hecho, me he
52
esforzado diligentemente para evitar este error, pero si, a pesar
de ello, hubiera caído en él, con mucho gusto recibiré la correc-
ción fraterna.

Deje que cada hermano, por un momento, recuerde la ceremonia


de su iniciación y reflexione sobre su nuevo nombre adoptado
y sus objetos. ¿Cuán amplia es la diferencia? ¿No es totalmen-
te inconsecuente con los objetos en este nombre? Hay aboga-
dos que saben poco de derecho, y estamos seguros de que hay
“médicos sin valor”; pero ambas clases al menos PROFESS algún
conocimiento de la ciencia de donde se deriva su nombre. Con
los Francmasones modernos, este no es el caso. La ciencia de la
Masonería, si saben algo de ella, se ha aprendido, no de la tra-
dición tradicional retenida por los hermanos mayores, y por lo
tanto no se ha comunicado a los candidatos ignorantes y cega-
dos para la admisión, sino totalmente independiente de esto, y
más bien a pesar de eso Piensa también en la instrucción moral
y religiosa brindada después de tu iniciación, por referencia a
los símbolos: las lecciones objetivas, como puedo llamarlas, en
el nivel, el cuadrado y la brújula. Esos dos puntos que habitaron,
incluso superficialmente, prepararán la mente para creer que el
nombre de una vez realmente indicó la naturaleza y los objetos
de la Sociedad, y que el uso simbólico de los implementos de la
Artesanía fue muchas eras posteriores a la fecha. real. Cualquier
otro punto de vista me parecería más bien el cuento de San Pa-
tricio enseñando el misterio de la “Trinidad” por referencia al
trébol de tres hojas, o la ilustración de la inmortalidad del alma
desde las diferentes etapas de la existencia del insecto, como
grub, crisálida y mariposa, admirablemente incidentalmente
como argumentos, pero que ningún hombre en su sano juicio
podría perpetuar en misterios y hermandades. El cuadrado, el
nivel, & c., Fueron implementos en uso real, y de gran importan-
cia en la ciencia de la albañilería practicada en las edades más
tempranas de la artesanía. La ciencia se perdió, y conservaron
su importancia solo como símbolos y emblemas, al igual que el
duque titular, el marqués, designó un oficial de confianza, pero
53
ahora son títulos vacíos de heráldica. Esta consideración siem-
pre me ha satisfecho de la vasta e indudable antigüedad de la
Francmasonería en ALGUNA FORMA. Para mí era increíble que
hombres graves, poseedores de tal cultura religiosa y hábito de
pensamiento, como supone la misma iniciación en nuestro cuer-
po, pudieran haber sido capaces de organizar una fraternidad
de verdaderos creyentes, cuya única distinción era, la ilustra-
ción por visible, símbolos externos, de esas verdades eternas
que nos afectan como seres morales. Esta no es, de hecho, una
de esas pruebas, que solo se consideraría suficiente, de la an-
tigüedad indiscutible y modificación más reciente de los mis-
terios de nuestra Orden. Sin embargo, es la mejor preparación
para una investigación tranquila, por los destellos de luz arroja-
dos por las historias anteriores del mundo, del origen probable
de una sociedad, una vez, tal vez, como su nombre lo importaría,
los repositorios secretos y misteriosos de todo el conocimiento
valioso conectado con la arquitectura, ahora en realidad no re-
tiene nada conectado con el mismo EL NOMBRE.

Ahora bien, no es un poco singular que la primera asociación


de la humanidad de la que leemos sea una para la arquitectura
en una escala gigantesca e inmensamente audaz, que resultó
ciertamente en confusión, pero que aún así, según la opinión
de viajeros ilustrados, ha dejado rastros de sus estupendas la-
bores en el montículo llamado Birs-Nimroud en la llanura de
Babilonia. Leemos en Génesis, capítulo xi., Que “toda la tierra
era de un idioma y de un mismo habla. Y aconteció que, mientras
viajaban del oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar;
Y ellos dijeron: ve, construye una ciudad y una torre, cuya cima
PUEDA LLEGAR AL CIELO”. Y tenían ladrillo por piedra, y baba
por mortero. No necesito detenerme minuciosamente en el des-
tino posterior de esta torre, la confusión de lenguas, y la consi-
guiente dispersión de la humanidad. Solo es necesario señalar
que usted tiene aquí un ejemplo memorable de la asociación
temprana de albañiles, para construir una ciudad y una torre de
vastas dimensiones.
54
Esto claramente supone una comunidad de idea, pensamiento
y acción; se hicieron arreglos para que algunas pandillas pre-
pararan ladrillos, otros las pusieron, algunos trabajadores califi-
cados, asistentes no calificados, planes definidos, instrucciones
y órdenes precisas, mentes maestras para dirigir y subordina-
dos para ejecutar las obras en crecimiento, y todos tan unidos
y unidos, y probablemente marcada por tales distinciones de
vestimenta y emblemas como reconocibles, que el impulso go-
bernante, “Construyamos una ciudad”, podría ser actuado ar-
moniosamente por todos. Este intento jactancioso y profano de
ascender al cielo provocó la intervención directa del Señor, lo
que causó la dispersión general de la raza humana. Por lo tanto,
mucho antes de la época de Abraham, y mil años antes de la
construcción del Templo de Salomón.

La dispersión de la humanidad, que probablemente pertenecía


a familias o tribus, o aquellas idénticas en un idioma, irradiaba
de Babel como centro, este y oeste: al este, a la India, al oeste, a
Siria, Grecia, Egipto e Italia. Sería natural esperar que las miría-
das dispersas por esta construcción – locura o maldad – exhiban,
en los países adonde emigraron, algunos vestigios de sus pri-
meras predilecciones y habilidades masónicas. Y es, de hecho,
notable, que muy poco después de este evento, construcciones
de enorme magnitud, y que demuestran una gran habilidad y
un conocimiento científico de la albañilería, se construyeron en
todos los países más directamente conectados con la escena de
la dispersión del hombre. Solo es necesario echar un vistazo a
algunos: la remota antigüedad y vastedad de los cuales serán
recordadas a la vez. Las pirámides y el laberinto de Egipto, los
edificios ciclópeos de Tyrens en Grecia, Volterra en Italia, los
muros de Tiro y las pirámides de Hindostan, todos atestiguan
la temprana prevalencia de la ciencia y el espíritu dominante
de la masonería, derivado de algún gran original, y difundido
por algún evento memorable, lo que podría hacer que sea una
idea común, impregnando países tan remotos y desconectados.
¿Cómo, entonces, se conservaron y propagaron esta habilidad
55
arquitectónica y unidad de diseño? En un momento anterior al
uso de las letras se suponía que se había revelado a la humani-
dad, y de hecho hasta que la escritura era común, solo había un
modo de perpetuar cualquier alto grado de conocimiento, re-
quiriendo, para hacerlo práctico, la cooperación y habilidad de
números, y que no era, como la pintura, la escultura o la poesía,
un arte solitario, y eso fue, por la institución de ciertas socie-
dades o hermandades misteriosas de aquellos poseídos por la
ciencia, y en la cual las personas, de vez en cuando, podrían ser
iniciadas; y que así, por una especie de sucesión corporativa,
nunca siendo totalmente viejo o completamente nuevo, podría
mantener vivo, por auténtica tradición, todo el conocimiento y
las artes de los fundadores.

De hecho, se ha observado que, antes de la invención de las


letras, se puede decir que la humanidad estuvo en su infancia
perpetua, ya que las artes de una época o país generalmente
morían con sus poseedores. En Egipto e Hindostan los primeros
gobernantes trataron de evitar que esta tendencia de las artes
pereciera, forzando al hijo a seguir el oficio del padre, que el
conocimiento adquirido por cualquiera podría ser preservado
por sucesión lineal. La sucesión corporativa de artesanos aso-
ciados fue mucho más efectiva para este fin. Encontramos, en-
tonces, en la historia antigua, huellas de la existencia temprana
de asociaciones científicas, o uniones comerciales, como puedo
denominarlas; y estas asociaciones rápidamente fueron inves-
tidas con la grandeza y la importancia adicionales derivadas
de la invención o adopción de ceremonias religiosas y místicas
peculiares, con las que se idearon para proteger y conectar su
conocimiento puramente secular.

De estas sociedades, una de las más importantes fueron los


Etruscos, un pueblo ampliamente celebrado por sus adquisicio-
nes científicas y sus misteriosos ritos y ceremonias religiosas,
y que, mucho antes de la construcción de Roma, habitaba esa
parte de Italia ahora conocida como Toscana. Su propio nom-
56
bre es, por Michelet y otros, quizás bastante fantásticamente,
derivado de la palabra turis, o torre, e indicaron que eran una
nación de constructores; y los restos que ahora existen de las
labores de este pueblo tan antiguo e ingenioso, prueban cuán
bien merecido era su nombre, si, de hecho, deriva de esta pala-
bra latina. Pero cualquiera que considere la historia de la huma-
nidad, la propensión a la asociación y al misterio, la prevalencia
de esos grandes edificios antiguos a los que me he referido, que
requieren el esfuerzo de la destreza científica y la cooperación
de los números, deben sentirse inmediatamente dispuestos ad-
mitir la probabilidad, al menos, de la existencia, en las primeras
edades del mundo –los tiempos postdiluvianos inmediatos– de
cuerpos asociados de arquitectos; y también de los celos cono-
cidos de todos los que poseen alguna habilidad o ciencia pecu-
liar, la probabilidad también de que esas asociaciones manten-
gan sagrado este conocimiento de todos menos de unos pocos
privilegiados y selectos. Sin embargo, es innecesario descansar
solo en la probabilidad, como podemos rastrear desde la histo-
ria la existencia temprana de asociaciones, unidas por misterios
secretos, celosamente preservadas del vulgo, usando ciertas
ceremonias religiosas y símbolos místicos, y teniendo mucho
parecido con los ritos actuales de la Francmasonería; y una vez
que tales sociedades se originaran, la adopción por artesanos
de misterios, ritos y ceremonias similares seguiría rápidamente.
Y sucede que en cada nación antigua, distinguida por su cultu-
ra primitiva de la ciencia arquitectónica, existían hermandades
misteriosas de gran consideración, que requerían iniciación en
ceremonias secretas y espantosas, protegiendo la admisión a
la fraternidad por un escrutinio muy rígido; y algunas de estas
asociaciones se originaron doce o catorce años antes de la era
cristiana, y algunos siglos antes de la construcción del Templo
de Salomón. Algunos pueden ser mencionados. El jefe eran los
iniciados en los misterios de Eleusis, los etruscos, los Cabiri, los
sacerdotes de Egipto y los discípulos de Zoroastro y Pitágoras.

Un breve relato de los misterios de Eleusis, que generalmente


57
han sido considerados como la Francmasonería más antigua y
más parecida, puede resultar interesante. Cada uno de ustedes
lo comparará fácilmente con los de nuestro Oficio y notará el
parecido o la diferencia. Después de una larga ceremonia de
purificación preparatoria, continuó durante nueve días, el can-
didato a la iniciación fue ingresado por la noche en un gran
edificio. Mediante una serie de artilugios mecánicos, aparen-
temente estuvo expuesto a los terrores de un terremoto; y en
medio de imitaciones de truenos y relámpagos, la oscuridad
repentina lo acosaba, y se escuchaban ruidos espantosos alre-
dedor. Después de soportar mucho lo calculado para infundir
terror o llamar la atención, fue introducido en el santuario de la
diosa Isis o Ceres, que estaba deslumbrantemente iluminado, y
luego fue instruido en el significado de los símbolos sagrados
presentados a su vista. Luego se le comunicaron contraseñas im-
portantes, con las cuales podría reconocer a los hermanos, y se
le administró un juramento muy solemne de que nunca debería
divulgar los misterios en los que a continuación se le instruía a
los no iniciados. Su instrucción en los misterios fue por etapas o
pasos sucesivos. Algunos han supuesto que a los miembros de
esta sociedad se les enseñó la unidad del Ser Divino. Esto, sin
embargo, es negado por otros; pero generalmente se admite
que se inculcó una moralidad muy superior a la prevaleciente
entre la masa de la nación, y conectada con la creencia en un
sistema de recompensas y castigos futuros, y de la inmortalidad
del alma. Estos misterios tenían gran reputación.

Tenemos entonces, entonces, la prueba de la existencia tempra-


na de las dos fuentes de las cuales la francmasonería se origi-
naría naturalmente: de la asociación general y la gran habilidad
de los arquitectos orientales, y de las sociedades organizadas,
distinguidas por conocimiento peculiar, por signos, etc. y obli-
gado por sanciones solemnes a no revelar sus secretos a los no
iniciados. La adopción por un solo cuerpo de signos, símbolos,
iniciaciones y misterios, similares a los del otro era tan natural,
como casi seguro que tendría lugar en un período muy tempra-
58
no de la coexistencia de las dos sociedades: los artesanos aso-
ciados y los hombres misteriosos asociados. Esta tendencia de
todos los oficios o profesiones a formar sociedades separadas, y
a proteger sus conocimientos y derechos mediante la iniciación
en secretos, mediante contraseñas de reconocimiento & c., No
es de fecha moderna, pero es casi contemporáneo con la histo-
ria, y de hecho surge de la naturaleza variada del hombre. Los
celos, también, con los que se guardaban los secretos artísticos,
y toda rivalidad ilegal controlada, pueden ilustrarse con refe-
rencia a la vieja fábula de Dédalo, que, tal vez, ha sido, desde
otro punto de vista, familiar para nosotros de nuestro agradable
colegial dias. Este Dédalo, que se supone que vivió más de tres
mil años desde entonces, y que algunos buscan identificarse
con Tubal Cain, era un artista ampliamente famoso por su gran
ingenio y habilidad en la arquitectura y otras ciencias afines.
Fue desterrado de su país natal, Atenas, por el asesinato de su
sobrino, Talus, que era su alumno, y cuyo genio creciente excitó
tanto los celos de su tío, que lo mató. En su destierro, fue recibi-
do amablemente por Minos, rey de Creta, y adornó ese país con
muchos edificios incomparables y monumentos de su habilidad.
Este antiguo cuento ha sido explicado por el más grande de los
filósofos modernos, Lord Bacon, “como principalmente denota la
envidia que extrañamente prevalece entre los excelentes artífices,
ya que no se observa que ningún tipo de personas sea más impla-
cable y destructivamente envidioso el uno al otro que estos”. Pero
me inclino a imaginar que una verdad más profunda yace es-
condida en esta “tradición antigua y oscura”, y que el asesinato
por este albañil de su alumno, que fue imputado a sus celos de
habilidad superior, fue, tal vez, el castigo indignado infligido en
el joven para divulgar los secretos que había aprendido bajo la
instrucción de este tío. Es curioso también, como no remota de
la historia del incidente, que según algunos escritores ocurrió
en la construcción del Templo, es decir, el asesinato del maestro
constructor que dirige la ejecución de las obras. Sin embargo,
es suficiente referirse a él como muestra de los celos extremos
de la rivalidad de otros artistas.
59
Pero aunque no voy a discutir minuciosamente la cuestión de
la prueba literal o histórica de la verdad de la tradición que re-
fiere nuestro origen al reinado de Salomón, y los eventos rela-
cionados con la construcción de su famoso Templo, no puedo,
por supuesto, excluir de mi consideración toda mención de su
tiempo y del país sagrado donde se supone que comenzó nues-
tra organización. Cierto es que Tiro y Sidón, en el momento de
la construcción del Templo de Salomón, fueron ampliamente
celebrados por la habilidad y excelencia de sus constructores
y albañiles. “A ninguno se le dio la habilidad de cortar madera
como los sidonios”; y los edificios de esas dos ciudades más an-
tiguas eran famosos por su extensión, belleza y magnificencia.
El más sabio de la humanidad se dignó a solicitar ayuda, al eje-
cutar la obra que el Señor lo alentó a emprender, a la bondad
de un rey pagano vecino, que le proporcionó constructores y al-
bañiles. He observado anteriormente sobre el predominio tem-
prano de las organizaciones separadas de los diversos oficios o
oficios; era casi inevitable por la naturaleza social del hombre
y la tendencia de querer. En Tiro y Sidón, los artesanos estaban
asociados por misteriosos ritos y ceremonias. Sus comerciantes,
recordarán, fueron príncipes honorables y grandes traficantes.

Llevaban sus peculiares misterios con sus mercancías a Asia


Menor y a las “Islas de Grecia, donde ardía Safo amando y can-
tando”, “donde crecían las artes de la guerra y la paz” y, a cambio,
con la falsa liberalidad que alguna vez distinguió al paganismo,
admitieron fácilmente la adoración de todos los dioses de los
paganos, y las magníficas e imponentes ceremonias conecta-
das con sus supersticiones y misterios. Ahora, en el distrito de
Asia Menor, llamado Ionia, existía, al parecer, incluso antes de
la construcción del Templo, una fraternidad muy notable, llama-
da los “artífices dionisíacos”. Eran una asociación de hombres
científicos, que poseían el privilegio exclusivo de erigir tem-
plos, teatros y otros edificios públicos en Asia Menor. Eran un
cuerpo muy numeroso, y existían bajo el mismo nombre en Si-
ria (incluyendo Tiro y Sidón), Persia e India. Los miembros eran
60
particularmente eminentes por sus adquisiciones científicas,
y poseían palabras y signos apropiados por los cuales podían
reconocer a sus hermanos. Se dividieron en logias, que fueron
llamadas por diferentes nombres. De vez en cuando celebraban
reuniones de convivencia en casas erigidas y consagradas para
este propósito, y cada logia separada estaba bajo la dirección
de un maestro, presidente y guardián.

Una vez al año celebraban un festival de peculiar esplendor y


pompa. En sus celebraciones ceremoniales se emplearon uten-
silios e implementos particulares, algunos de los cuales se pa-
recían mucho, o eran idénticos a los utilizados por los masones.
Sus reglas para el apoyo de sus hermanos más pobres, para ase-
gurar la concordia general, y para la promoción de las virtu-
des públicas y privadas, tan exactamente coinciden con las de
nuestra hermandad, que los escritores, incluso los más hostiles
a la artesanía, no dudan en atribuir a los artistas dionisíacos el
origen de la masonería. En verdad, estos hombres eran franc-
masones; y casi ninguna institución, pretendiendo antigüedad,
casi se parece a su fundamento original, como el cuerpo de los
masones; sus ritos, reglas y órdenes, que tienen una existencia
conocida desde hace algunos siglos, concuerdan con los cons-
tructores dionisíacos, la progenitura matriz de la que parecen
haber surgido tan claramente, que incluso ahora son casi idénti-
cos a ellos. Entonces, podemos estar seguros de que en la cons-
trucción del Templo, los habilidosos albañiles y arquitectos,
cuya ayuda Salomón obtuvo, pertenecieron a la fraternidad a la
que acabo de referirme y que este señaló como concedida o es-
tablecida, el origen tradicional de la La organización de nuestro
aún aún ilustre y ciertamente muy antiguo Orden se convierte,
si no es cierto, al menos suficientemente probable para reci-
bir un asentimiento voluntario a su verdad. Los artífices sirios
trajeron a Jerusalén su ciencia y sus misterios; de Jerusalén, la
ciudad más ilustre.

Esta suposición recibe confirmación adicional de que allí en Ju-


61
dea, una sociedad muy peculiar de judíos, con la cual los artífi-
ces dionisíacos se mezclarían fácilmente. Este cuerpo de judíos
se llamaba los esenios. Sus principios y ceremonias distintivas
tenían un parecido considerable con los de los masones; y ellos
también tenían tradiciones y deberes relacionados con el Tem-
plo. Las opiniones contradictorias han sido entretenidas por es-
critores sagrados y profanos sobre el origen de esta singular
secta: los esenios; pero todos coinciden en representarlos como
una asociación muy antigua, derivada también, muy probable-
mente, de alguna fraternidad aún más antigua, que, en el pe-
ríodo más antiguo de la historia, existió en la tierra de Judea. El
sabio Scaliger, cuya investigación y agudeza son bien conoci-
dos, identifica este cuerpo con el de Assideans o Kasideans, o
los más nobles Caballeros del Templo, que fueron conspicuos
en los gloriosos tiempos de los Macabeos, y durante muchas
eras anteriores. El escrutinio más estricto se hizo en el carácter
de cada candidato para la admisión en esta fraternidad. Si fue
aprobado y aceptado, se le administró un juramento solemne,
sin obligarlo, incluso a riesgo de la vida misma, a divulgar los
secretos de la Orden, y también se le instruyó en las tradiciones
religiosas, derivadas de los primeros fundadores y miembros
de la secta. Tenían signos particulares por los que podían reco-
nocer a los hermanos, y estos tenían un gran parecido, según
descubrimos, con los de los masones. Ellos, también, fueron
divididos en logias; y si bien se distinguieron honorablemente
por la estricta observancia de las virtudes morales, no descui-
daron los lazos sociales y de convivencia que dan vida a la vida
y unen a la humanidad con los instintos amables de los afectos
humanos. Esta fraternidad, que no estaba limitada a los arqui-
tectos, aunque los Assideanos o restauradores del Templo ocu-
paron el primer lugar entre ellos, continuó floreciendo con la
venida de nuestro Salvador, y hasta que la temible destrucción
de Jerusalén hizo que toda la nación de judíos se deshiciera, y
incluso su mismo nombre es una palabra y reproche. ¿Con qué
facilidad estas dos fraternidades, los constructores dionisíacos
y los esenios, se mezclarían y amalgamarían, y darían lugar a
62
una nueva sociedad que combina características comunes a
ambas, o ligeras modificaciones de sus respectivas peculiarida-
des? Esto apenas podría fallar, y si la historia guardara silencio
sobre todas las demás organizaciones misteriosas de hombres
que profesan conocimiento peculiar y doctrinas distintivas, el
origen de la masonería podría, con cierta confianza, atribuirse
a, o tal vez llamarse más correctamente, una “variedad” de las
dos fraternidades de las cuales han dado un esquema tan ge-
neral. Algunos escritores, que tratarían de conectar a todos los
de eminencia peculiar en la historia antigua o moderna con la
Francmasonería, ya sea directamente, o por la afinidad de los
Esenios, han trabajado para demostrar que San Juan y San Pablo
pertenecían a esa secta de la Francmasonería. Judios. Ellos se
refieren, como prueba de esto último, al uso enfático del apóstol
de la designación “hermano” (Romanos Xvi.23), describiendo
a Quartus como “un hermano” (ver todos los Col. 1v. 9), no “su
hermano.”

Otros pasajes, también, pueden ser aducidos, particularmente


aquellos en los que él habla de sí mismo que había vivido como
un fariseo “después de la secta más estricta de su religión”, lo
cual se argumenta que eran los esenios: a la advertencia de que
como él, como maestro de obras, había sentado las bases, otros
deberían prestar atención a cómo construyeron sobre esta una
superestructura inadecuada. A esto se puede agregar otro pa-
saje, que, de la forma metafórica de expresión que ahora se ha
vuelto habitual, probablemente no llame la atención, pero que,
creo, fue usado por el apóstol de manera más literal, y como refi-
riéndose a la sociedad de que tanto el escritor como la persona
a quien se dirigió su epístola eran miembros. Me refiero a 2 Tim.
Ii. 15, donde el apóstol dice: “Procura con diligencia presentarte
a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzar-
se, que usa bien la palabra de verdad”. a la advertencia de que
como él, como maestro de obras, sentó las bases, otros deben
prestar atención a cómo construyeron sobre esta una superes-
tructura inadecuada. A esto se puede agregar otro pasaje, que,
63
de la forma metafórica de expresión que ahora se ha vuelto ha-
bitual, probablemente no llame la atención, pero que, creo, fue
usado por el apóstol de manera más literal, y como refiriéndose
a la sociedad de que tanto el escritor como la persona a quien
se dirigió su epístola eran miembros. Me refiero a 2 Tim. Ii. 15,
donde el apóstol dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que
usa bien la palabra de verdad”, a la advertencia de que como
él, como maestro de obras, sentó las bases, otros deben prestar
atención a cómo construyeron sobre esta una superestructura
inadecuada. A esto se puede agregar otro pasaje, que, de la for-
ma metafórica de expresión que ahora se ha vuelto habitual,
probablemente no llame la atención, pero que, creo, fue usado
por el apóstol de manera más literal, y como refiriéndose a la
sociedad de que tanto el escritor como la persona a quien se
dirigió su epístola eran miembros.

No necesito, sin embargo, detenerme más particularmente en


estos puntos, que son más bien temas para argumentos curiosos
que los hechos que tienden a la elucidación de nuestro tema; y
procederé a advertir otra sociedad, filosófica o científica en sus
pretensiones, y, como las otras dos que acabo de mencionar, los
esenios y los dionisios, protegiendo el tesoro del conocimien-
to por el secreto y el misterio. Pitágoras fue un célebre filósofo
que vivió en el siglo VI antes de Cristo. En el transcurso de sus
extensos viajes por Jonia, Siria y Egipto, había sido iniciado en
todos los misterios famosos de estos reinos. Era un deseo que
probablemente surgiría en la mente de un hombre tan bené-
volo y reflexivo, para formar un sistema perfecto de filosofía,
seleccionando de los sistemas en los que había sido iniciado, lo
que pareciera peculiarmente excelente, y quizás incluso mejo-
rando en ellos. Se instaló en Crotona, en Italia, y allí, alrededor
del año 550 aC, fundó una fraternidad de discípulos, llamados,
después de él, pitagóricos. Antes de que se recibiera a nadie
en el número de sus discípulos, se hizo una investigación más
rígida sobre su carácter moral. Si el resultado era favorable, en-
64
tonces estaba obligado por un compromiso solemne a ocultar a
los no iniciados los misterios y el conocimiento en que podría
ser instruido. Las doctrinas de la caridad, de la benevolencia
universal y de una consideración peculiar por los hermanos de
la orden, fueron inculcadas al nuevo discípulo. Los miembros se
distinguían por usar prendas blancas como emblemas de pure-
za e inocencia, y también tenían palabras y signos particulares
por los cuales podían reconocerse y corresponder a distancia.
Fueron avanzados de un grado de conocimiento a otro, y fueron
instruidos en artes y ciencias, unidos con ética y un sistema de
teología; y esta instrucción fue comunicada a los iniciados me-
diante cifrados y símbolos.

También estaban estrictamente prohibidos a confiar sus secre-


tos a la escritura, y se basó en la tradición oral sólo para preser-
var el conocimiento de sus misterios. Esta filosofía, recordada
ahora solo por los principios familiares de la transmigración de
las almas y la evitación de los frijoles, ejerció una vez gran in-
fluencia en las naciones donde floreció, y fue confesivamente el
medio de exaltar en gran medida la mente y el carácter moral
de los iniciados. Los más nobles, los más sabios y los mejores de
la nación eran miembros y, aunque sufrían mucha persecución,
se distinguían por la mayor fidelidad en todos sus compromisos
y su estricto cumplimiento de todos los deberes morales.

Así se observará cuán fácilmente los misterios más antiguos, los


eleusinos y los esenios, proporcionaron los gérmenes de otro
sistema afín, y esto es lo más importante, ya que no puedo, de
hecho, mostrar la fecha exacta o persona particular que insti-
tuyó la masonería por primera vez, pero solo la existencia de
otros sistemas que lo sugieren naturalmente, y con el cual, en
épocas remotas, parece haber sido mezclado. Sería imposible
rastrear con precisión las etapas sucesivas de la transición o el
desarrollo de los misterios de los constructores dionisíacos, y
los esenios, y los discípulos de Pitágoras, en la francmasonería
como ahora se conoce y existe por al menos siete u ocho siglos.
65
Las transiciones son como el crecimiento de las plantas, gra-
dual, casi imperceptible en acreciones diarias, notable solo en
los resultados; o, como esas imágenes llamadas “disolver vistas”,
en el que la atención más minuciosa no puede detener el mo-
mento del desvanecimiento total de una imagen o la sustitución
de otra a menudo completamente diferente; pero puede que no
carezca de interés brevemente para avisar al menos algunas de
las etapas probables de este desarrollo.

Es un error en el cual muchos son guiados por el cálculo del


tiempo desde la venida de nuestro Señor, para suponer que un
repentino cambio de hábitos y costumbres y de religión fue
producido por ese gran evento. La existencia de nuestro mun-
do lo dividimos en dos épocas: la anterior y la posterior a la
venida de Cristo sobre la tierra, y la segunda a la que llama-
mos tiempos confusamente cristianos. Pero esto es, de hecho,
un error. La difusión del Evangelio no fue inmediata ni rápida.
Era más como el robo matutino de la noche y el derretimiento
de la oscuridad. Se requirieron siglos para cambiar los hábitos
inveterados, las costumbres, las costumbres y la religión de las
naciones, incluso donde el Evangelio puro del Señor se predi-
có por primera vez; y durante tres siglos, la nueva religión se
fue extendiendo lentamente entre muchas pruebas y frecuentes
persecuciones feroces de sus miembros. Los misterios paganos
se celebraban habitualmente en los vastos dominios del impe-
rio romano, y el paganismo era la forma nacional de adoración,
hasta que Teodosio el Grande, a comienzos del siglo V, prohibió
y trató de extinguir por completo la teología pagana. Sin embar-
go, es probable que los misterios se mantuvieran secretamente
en muchos lugares a pesar de los severos edictos del Empera-
dor; y se nos informa que incluso en Atenas, la escena de la gran
predicación de San Pablo, se practicaron tan tarde como en el
siglo VIII de nuestra era cristiana. es probable que los misterios
estuvieran en secreto en muchos lugares a pesar de los severos
edictos del Emperador; y se nos informa que incluso en Atenas,
la escena de la gran predicación de San Pablo, se practicaron
66
tan tarde como en el siglo VIII de nuestra era cristiana. es proba-
ble que los misterios estuvieran en secreto en muchos lugares
a pesar de los severos edictos del Emperador; y se nos informa
que incluso en Atenas, la escena de la gran predicación de San
Pablo, se practicaron tan tarde como en el siglo VIII de nuestra
era cristiana.

Los judíos marginados y los conversos cristianos recientes tam-


bién tenían casi los mismos motivos para adoptar algunas par-
tes de los misterios esenio y dionisíaco, o similares. Tanto judíos
como cristianos fueron perseguidos, y era esencial para su se-
guridad practicar los ritos y las ceremonias de sus respectivas
religiones en secreto. Los cristianos a menudo se vieron obliga-
dos a recurrir, como los profetas de la antigüedad, a agujeros
y cuevas en la tierra, y tenían una iglesia de los vivos entre las
tumbas de los muertos en las catacumbas de Roma. Cuán útil se-
ría, entonces, la adopción de signos secretos y contraseñas de
reconocimiento para estas sectas perseguidas, y cuán probable
era que, para desarmar la sospecha, adoptaran externamente
las ceremonias del paganismo, para practicar en seguridad su
adoración cristiana, sin la intrusión o espial de la multitud celo-
sa y perseguidora.

En este sentido, me inclino a pensar que el espíritu y las ideas


principales de la Francmasonería fueron adoptadas de los mis-
terios paganos por los primeros cristianos. En verdad, fueron lla-
madas “iglesias”, pero durante muchos siglos fueron más como
“Logias” de francmasones, de lo que ahora podemos creer, de
la universalidad de la verdadera religión en nuestros tiempos;
y, con la tendencia natural de la mente humana, adoptaron lo
que en los viejos misterios no era incongruente, en la religión
nueva, y, para la corona, aparentemente inescrutable. Pero pre-
valecieron en Europa occidental dos asociaciones secretas muy
singulares, con las cuales la fuerza oriental, a medida que au-
mentaba la relación entre Oriente y Occidente. Incorporar fácil-
mente, y formar una nueva sociedad o modificación de lo viejo,
67
teniendo muchos puntos de semejanza externos y obvios, y ex-
hibe también muchos rasgos de un espíritu y origen similar. Es-
tos fueron, la religión Druidical predominante en Galia y Gran
Bretaña, y el Fehmgerichte, o tribunales secretos de Westfalia
y Alemania. La religión druídica era de gran antigüedad, y era
una corrupción muy probablemente de un culto más puro, mez-
clado con las doctrinas y prácticas derivadas de los misterios
eleusinos y otros ritos antiguos. Se supone que esto se introdujo
en Europa occidental alrededor de 600 años, antes de Cristo,
pero continuó en Gran Bretaña durante muchos siglos después
de la era cristiana. Se dice que el Fehmgerichte se instituyó en
el siglo IX y continuó en pleno vigor hasta mediados del siglo
XV. No necesito detenerme particularmente en ninguna de es-
tas sociedades.

Se verá así que esas asociaciones misteriosas a las que he in-


vitado más particularmente su atención, y que existían incluso
antes de la construcción del Templo de Salomón, continuaron
floreciendo hasta el siglo VIII de nuestra era, y que existían con-
temporáneamente otras fraternidades teniendo una cierta se-
mejanza familiar, con la cual los más antiguos podrían incorpo-
rarse fácilmente y, por así decirlo, fusionarse; y poco después
de esta fecha, la Fraternidad de Francmasones se convirtió en
una organización conocida y poderosa.

Los potentados de Europa, incluidos los papas, otorgaron a la


fraternidad de los privilegios más importantes de los francma-
sones, y les permitieron ser gobernados por leyes, costumbres
y ceremonias peculiares de su orden. Se nos dice que la aso-
ciación estaba compuesta por hombres de todas las naciones
notables por su habilidad y práctica de la arquitectura. Se ex-
tendió por toda Europa Central, y los principios de la orden se
introdujeron en Escocia alrededor del año 1140 DC. En el mis-
mo período, la práctica y las doctrinas de la Francmasonería se
introdujeron en Inglaterra, y los hermanos en 1410 recibieron
una carta constitutiva, por el nombre y el estilo de “The Freema-
68
sons”. Ese nombre y estilo que tenemos, y estamos justamente
orgullosos de nuestra identidad histórica con nuestros herma-
nos incorporados más antiguos y honrados.

Y ahora confío en que pueda parecer lo suficientemente claro


para cualquier hermano que haya prestado atención a los avi-
sos superficiales y necesariamente imperfectos que he dado de
las fraternidades antiguas, científicas y misteriosas, no solo por-
que guardan cierta semejanza con la “Francmasonería”, sino: en
verdad, esa francmasonería es el descendiente directo, la des-
cendencia tradicional, los sucesores corporativos de esas socie-
dades precristianas, los esenios y los artífices dionisíacos. Los
hábitos, el clima, la raza, el descenso y la revolución gradual a
lo largo de las épocas, la influencia de una religión nueva y más
pura, bastarían para alterar ligeramente el carácter y deteriorar
un tanto la evidencia histórica de esta identidad o fusión; pero
aún queda lo suficiente como para atestiguar este hecho tan in-
teresante, y para demostrar que, incluso en la posición actual de
la Artesanía.

El tiempo no me permite completar este bosquejo por los de-


talles de las coincidencias diminutas y sorprendentes entre la
Francmasonería y los antiguos misterios a los que he afirmado.
Mi objetivo, más bien, fue presentarles un esbozo general de
estas fraternidades casi olvidadas, para exhibir solo aquellas
características principales y los motivos prevalecientes que ac-
túan sobre la mente humana, de la cual todo se originó, y rápi-
damente a rastrear a través de nuestra era cristiana el declive
de lo viejo, y el surgimiento del sistema moderno y más conoci-
do de la masonería, en el cual lo antiguo ha sido cambiado. Sin
embargo, confío en que incluso este bosquejo rápido y superfi-
cial del origen de la Francmasonería puede haber despertado
un interés en las mentes de algunos de mis hermanos en cuanto
a las evidencias de la gran antigüedad de nuestra Orden; que
puedan sentir una conexión resplandeciente con los muertos
más ilustres de los egipcios, griegos y romanos; que un senti-
69
miento de orgullo de linaje noble y ancestros sin mancha puede
elevar sus mentes e inducirlos a aspirar a elevar también a la
Orden, a esa consideración que una vez merecidamente disfru-
tó.

Entonces, de hecho, podríamos jactarnos de que la Francma-


sonería era la humilde sierva de nuestra Religión Pura, y así
demostrar su identidad con aquellas asociaciones de hombres
que, en edades oscuras, antes de que la Estrella de Día de lo
alto hubiera visitado esta tierra, se esforzaron en caminar en
posición vertical, a la tenue luz que aún retiene las impresiones
religiosas originalmente implantadas y “dejadas como guía”, y
que, en siglos pasados, “Mantuve la verdad tan firme en la anti-
güedad, cuando nuestros antepasados ​​adoraron las existencias y
las piedras”.

El espíritu que los animó a luchar seriamente para liberarse de


la influencia corruptora que degradaba el antiguo politeísmo
y que originó esas sociedades misteriosas, todavía existe. Las
asociaciones organizadas por estos hombres serios para el me-
joramiento de sus semejantes, como seres morales e intelectua-
les, han caído en el olvido, pero en el sistema de la Francmaso-
nería, derivado, como lo he confiado, de sus nobles esfuerzos
para elevar el pensamientos y sentimientos de la humanidad,
su espíritu aún vive y florece, se combina con el cristianismo e
incluso lo ministra. ¡Qué maravillosa es esta conexión del pasa-
do y del presente!

“Qué maravilloso, que incluso las pasiones, los prejuicios, el inte-


rés que influyen en el ser más mezquino, el toque débil que mue-
ve el nervio más fino, y en un cerebro humano causa el más míni-
mo pensamiento, se convierte en un vínculo en la gran cadena de
la naturaleza!”

Dublín: Impreso por Poe & Brierley, 42, Mabbot-street.


Reimpreso 2003: < www.renfrewmasons.org/Origin.html >
70
El origen de la Masonería libre de
Thomas Paine


NOTA: Este ensayo apareció en Nueva York, 1,818, con un prefa-
cio anónimo del que cito el párrafo inicial: “Este tratado es un ca-
pítulo perteneciente a la Tercera Parte de la Era de la Razón, como
se verá por las referencias hechas en él a artículos precedentes,
como parte de la misma obra. Fue extraído de los escritos del Sr.
Paine después de su muerte, y publicado en un estado mutilado
por la Sra. Bonneville, su albacea. Pasajes que hacen referencia a
la religión cristiana que ella borró, con la intención, sin duda, de
acomodar el trabajo a los prejuicios del fanatismo. Sin embargo,
estos han sido restaurados del manuscrito original, excepto al-
gunas líneas que se hicieron ilegibles”. Madame Bonneville pu-
blicó este fragmento en Nueva York, 1,810 (con las omisiones
que señalo, como un folleto –Dr.– Emigre, p. 7) dice errónea-
mente que Paine era masón; pero un eminente miembro de esa
71
Fraternidad en Londres, el Sr. George Briggs, después de leer
este ensayo, que le presenté, me dice que “su bosquejo general,
comentarios y comentarios son bastante ciertos”. La intimidad
de Paine en París con Nicolas de Bonneville y Charles Frangois
Dupuis, cuyos escritos están repletos de especulaciones masó-
nicas, explican suficientemente su interés en el tema. Moncure
Daniel Conway Los escritos de Thomas Paine 1,896 GP Putnam’s
Sons, Nueva York.

Siempre se entiende que los Free-Masons tienen un secreto que
ocultan cuidadosamente; pero de todo lo que se puede recoger
de sus propios relatos de la Masonería, su verdadero secreto no
es otro que su origen, que solo algunos de ellos entienden; y los
que lo hacen, lo envuelven en misterio.

La Sociedad de Masones se distingue en tres clases o grados. 1º.


El aprendiz ingresado. 2d. El compañero de arte. 3d. El maestro
masón.

El aprendiz ingresado sabe poco más de masonería que el uso


de signos y fichas, y ciertos pasos y palabras mediante los cua-
les los masones pueden reconocerse sin ser descubiertos por
una persona que no es masón. El Fellow Craft no está mucho
mejor instruido en Masonry, que el aprendiz ingresado. Solo en
la Logia del Maestro Masón, todo conocimiento que queda del
origen de la Masonería se conserva y se oculta.

En 1,730, Samuel Pritchard, miembro de una logia constituida


en Inglaterra, publicó un tratado titulado Masonry Dissected; e
hizo un juramento ante el Lord Mayor de Londres que era una
copia verdadera. “Samuel Pritchard hace el juramento de que la
copia anexa aquí es una copia verdadera y genuina en cada deta-
lle”. En su trabajo ha dado el catecismo o examen, en pregunta
y respuesta, de los Aprendices, el Compañero de Artesanía y el
Maestro Masón. No hubo dificultad para hacer esto, ya que es
una mera forma.
72
En su introducción, dice, la institución original de la Masonería
consistió en la fundación de las artes liberales y las ciencias,
pero más especialmente en Geometría, ya que en la construc-
ción de la torre de Babel, el arte y el misterio de la Masonería se
introdujeron por primera vez, y de allí, transmitido por Euclides,
un matemático digno y excelente de los egipcios; y se lo comu-
nicó a Hiram, el Maestro Masón involucrado en la construcción
del Templo de Salomón en Jerusalén.

Además del absurdo de derivar la masonería de la construcción


de Babel, donde, según la historia, la confusión de las lenguas
impidió que los constructores se entendieran entre sí y, por con-
siguiente, comunicaran cualquier conocimiento que tuvieran,
existe una evidente contradicción en el punto de la cronología
en el cuenta que él da.

El Templo de Salomón fue construido y dedicado 1,004 años


antes de la era cristiana; y Euclides, como se puede ver en las
tablas de cronología, vivieron 277 antes de la misma época. Por
lo tanto, era imposible que Euclides pudiera comunicarle algo
a Hiram, ya que Euclid no vivió hasta 700 años después de la
época de Hiram.

En 1,783, el Capitán George Smith, inspector de la Real Aca-


demia de Artillería en Woolwich, en Inglaterra, y Gran Maestro
Provincial de Albañilería para el condado de Kent, publicó un
tratado titulado, El Uso y Abuso de la Masonería Libre.

En su capítulo de la antigüedad de la Masonería, hace que sea


coetáneo con la creación, “cuando”, dice él, “el arquitecto sobe-
rano elevó en los principios masónicos el bello mundo, y ordenó a
la ciencia maestra, la Geometría, establecer el mundo planetario
, y para regular por sus leyes todo el estupendo sistema en una
proporción justa e infalible, girando alrededor del sol central”.

“Pero”, continúa él, “no estoy en libertad de descorrer pública-


73
mente la cortina, y abiertamente a desprestigiar sobre esta cabe-
za, es sagrado, y siempre lo seguirá siendo, los que son honrados
con la confianza no lo revelarán, y aquellos que no lo conocen
no pueden traicionarlo “. En esta última parte de la frase, Smith
se refiere a las dos clases inferiores, el compañero artesano y el
aprendiz inscrito, porque dice en la siguiente página de su obra:
“No todos los que apenas se inician en la Masonería libre son a
quienes se les confiaron todos los misterios que les pertenecen,
no se pueden obtener como cosas por supuesto, ni por cualquier
capacidad”.

El docto, pero desafortunado Doctor Dodd, Gran Capellán de


la Masonería, en su discurso en la dedicación de Free-Mason’s
Hall, Londres, rastrea la Masonería a través de una variedad de
etapas. Los masones, dice él, están bien informados por sus pro-
pios registros privados e interiores de que la construcción del
Templo de Salomón es una era importante, de donde derivan
muchos misterios de su arte. “Ahora (dice él), recordemos que
este gran evento tuvo lugar más de 1000 años antes de la era cris-
tiana, y en consecuencia más de un siglo antes de que Homero, el
primero de los poetas griegos, escribiera, y más de cinco siglos
antes de que Pitágoras trajera al este su sublime sistema de ins-
trucción verdaderamente masónica para iluminar nuestro mun-
do occidental”. Pero, por remoto que sea este período, no nos
damos cuenta desde entonces del comienzo de nuestro arte.
Porque aunque pueda deberle al sabio y glorioso Rey de Israel
algunas de sus muchas formas místicas y ceremonias jeroglífi-
cas, sin embargo, ciertamente el arte mismo es coetáneo con el
hombre, el gran sujeto de ello. “Seguimos”, continúa él, “sus pa-
sos en las edades y naciones más remotas y remotas del mundo.
Lo encontramos entre los primeros y más célebres civilizadores
de Oriente. Lo dedujimos regularmente de los primeros astróno-
mos en el mundo. llanuras de Caldea, a los reyes y sacerdotes sa-
bios y místicos de Egipto, a los sabios de Grecia y a los filósofos
de Roma.”

74
A partir de estos informes y declaraciones de los masones de
primer orden en la institución, vemos que la Masonería, sin de-
clarar públicamente eso, reclama una comunicación divina del
creador, de una manera diferente y desconectada del libro que
los cristianos llama a la biblia; y el resultado natural de esto es
que la Masonería se deriva de una religión muy antigua, total-
mente independiente y desconectada de ese libro.

Para llegar enseguida al grano, se deriva la Masonería (como


mostraré de las costumbres, ceremonias, jeroglíficos y crono-
logía de la Masonería) y son los restos de la religión de los an-
tiguos Druidas ; quienes, como los Reyes Magos de Persia y los
Sacerdotes de Heliópolis en Egipto, fueron Sacerdotes del Sol.
Le rindieron culto a esta gran luminaria, como el gran agente
visible de una gran primera causa invisible a quien denomina-
ron “Tiempo sin límites”. [NOTA: Zarvan-Akarana. Esta personi-
ficación de Boundless Time, aunque parte de la Teología Parsee,
parece ser un dogma monoteísta posterior, basado en perver-
siones del Zendavesta. Ver “Religión de los paesenes” de Haug.
- Editor.]

La religión cristiana y la masonería tienen un mismo origen co-


mún: ambos se derivan de la adoración del sol. La diferencia
entre su origen es que la religión cristiana es una parodia del
culto al sol, en la que ponen a un hombre al que llaman Cristo,
en el lugar del sol, y le pagan la misma adoración que se pagó
originalmente a el Sol, como lo he mostrado en el capítulo so-
bre el origen de la religión cristiana. [NOTA: se refiere a una
porción no publicada del trabajo del cual este capítulo forma
parte]. Editor estadounidense, 1,819 [Este párrafo está omitido
del panfleto propiedad de Madame Bonneville en 1,810, como
también lo es la última oración del siguiente párrafo. - Editor.]

En la Masonería, muchas de las ceremonias de los Druidas se


conservan en su estado original, al menos sin ninguna parodia.
Con ellos, el Sol sigue siendo el Sol; y su imagen, en forma de
75
sol, es el gran ornamento emblemático de las logias masónicas
y los vestidos masónicos. Es la figura central en sus delantales,
y lo usan también colgante en el pecho en sus logias, y en sus
procesiones. Tiene la figura de un hombre, como a la cabeza del
sol, como Cristo siempre está representado.

En qué período de la antigüedad, o en qué nación, esta reli-


gión se estableció por primera vez, se pierde en el laberinto del
tiempo no registrado. Generalmente se atribuye a los antiguos
egipcios, los babilonios y los caldeos, y luego se redujo a un sis-
tema regulado por el aparente progreso del sol a través de los
doce signos del zodíaco por Zoroastro, el legislador de Persia,
desde donde Pitágoras lo trajo a Grecia. Es a estos asuntos que
el Dr. Dodd se refiere en el pasaje ya citado de su oración.

La adoración del Sol como el gran agente visible de una gran


primera causa invisible, “Tiempo sin límites”, se extendió por
una parte considerable de Asia y África, de allí a Grecia y Roma,
a través de toda la antigua Galia, y en Gran Bretaña y Irlanda.

Smith, en su capítulo sobre la antigüedad de la Masonería en


Gran Bretaña, dice que “a pesar de la oscuridad que envuelve la
historia masónica en ese país, varias circunstancias contribuyen
a probar que la Masonería Libre fue introducida en Gran Bretaña
alrededor de 1,030 años antes de Cristo”. No puede ser Maso-
nería en su estado actual al que Smith alude aquí. Los Druidas
florecieron en Gran Bretaña en el período del que él habla, y es
de ellos de donde desciende la Masonería. Smith ha puesto al
niño en el lugar del padre.

A veces sucede, tanto en la escritura como en la conversación,


que una persona deja escapar una expresión que sirve para
desentrañar lo que intenta ocultar, y este es el caso de Smith,
porque en el mismo capítulo dice: “Los druidas, cuando se dedi-
caron a escribir, utilizaron el alfabeto griego y me atrevo a afirmar
que los restos más perfectos de los ritos y ceremonias de los drui-
76
das se conservan en las costumbres y ceremonias de los masones
que se encuentran entre la humanidad”. “Mis hermanos”, dice
él, “pueden ser capaces de rastrearlos con mayor exactitud de lo
que estoy en libertad de explicarle al público”.

Esta es una confesión de un Maestro Masón, sin pretender que


así lo entienda el público, que la Masonería es el resto de la
religión de los Druidas; las razones para que los masones man-
tengan esto en secreto lo explicaré en el curso de este trabajo.
Como el estudio y la contemplación del Creador [está] en las
obras de la creación, el Sol, como el gran agente visible de ese
Ser, era el objeto visible de la adoración de los druidas; todos
sus ritos religiosos y ceremonias tenían referencia al aparen-
te progreso del Sol a través de los doce signos del Zodíaco y
su influencia sobre la tierra. Los masones adoptan las mismas
prácticas. El techo de sus Templos o Logias está adornado con
un Sol, y el piso es una representación de la cara abigarrada de
la tierra, ya sea mediante alfombras o mosaicos.

Free Masons Hall, en Great Queen Street, Lincoln’s Inn Fields,


Londres, es un magnífico edificio que cuesta más de 12,000 li-
bras esterlinas. Smith, al hablar de este edificio, dice (página
152): “El techo de este magnífico salón es con toda probabilidad
la pieza más alta de arquitectura terminada en Europa. En el cen-
tro de este techo, un Sol resplandeciente está representado en oro
bruñido, rodeado de los doce signos del zodíaco, con sus respec-
tivos personajes”;

Aries Libra
Tauro Escorpión
Geminis Sagitario
Cáncer Capricornio
León Acuario
Virgo Piscis

Después de dar esta descripción, dice: “El significado emble-


77
mático del Sol es bien conocido por el ilustrado e inquisitivo
Free-Mason, y como el Sol real está situado en el centro del uni-
verso, también el emblemático Sol es el centro de la realidad. Ma-
sonería. Todos sabemos (continúa) que el Sol es la fuente de luz,
la fuente de las estaciones, la causa de las vicisitudes del día y la
noche, el padre de la vegetación, el amigo del hombre, de ahí el
Masón científico solo conoce la razón por la cual el Sol se coloca
en el centro de esta hermosa sala”.

Los masones, para protegerse de la persecución de la iglesia


cristiana, siempre han hablado de una manera mística de la fi-
gura del Sol en sus Logias, o, como el astrónomo Lalande, que
es un Masón, han guardado silencio sobre el tema . Es su secre-
to, especialmente en los países católicos, porque la figura del
sol es el criterio expresivo que denota que descienden de los
druidas, y que la religión sabia, elegante y filosófica era la fe
opuesta a la fe de la iglesia cristiana sombría . [NOTA: esta frase
se omite en la publicación de Madame Bonneville. - Editor.]

Las Logias de los masones, si se construyen para ese propósito,


están construidas de manera que se correspondan con el mo-
vimiento aparente del sol. Están situados este y oeste. [NOTA:
El Freemason’s Hall en Londres, que Paine describió correcta-
mente, está situado al norte y al sur, las exigencias del espacio
han sido demasiado fuertes para la ortodoxia masónica. Aunque
nominalmente hacia el este, el Maestro se encuentra en el Sur.
- Editor.] El lugar del maestro siempre está en el Este. En el exa-
men de un aprendiz ingresado, el maestro, entre muchas otras
preguntas, le pregunta:

P: ¿Cómo está ubicado el albergue?


A: Este y Oeste.
P: ¿Por qué?
R: Porque todas las iglesias y capillas son, o deberían serlo.

Esta respuesta, que es mera forma de catequismo, no es una res-


78
puesta a la pregunta. No hace más que eliminar la cuestión un
punto más allá, que es, ¿por qué deberían ser así todas las igle-
sias y capillas? Pero como el aprendiz ingresado no está inicia-
do en los misterios druídicos de la Masonería, no se le formula
ninguna pregunta con una respuesta directa que lo guíe.

P: ¿Dónde está tu Maestro?


A: en el este.
P: ¿Por qué?
R: Cuando el Sol se levanta en el Este y abre el día, el Maestro se
para en el Este, (con su mano derecha sobre su pecho izquierdo,
que es una señal, y el cuadrado alrededor de su cuello,) para
abrir la Logia, y pon a sus hombres en el trabajo.
P: ¿Dónde están tus guardias?
A: En el oeste.
P: ¿Cuál es su negocio?
R: Cuando el Sol se pone en el Oeste para cerrar el día, los Vigi-
lantes se paran en el Oeste, (con sus manos derechas sobre sus
senos izquierdos, siendo una señal, y el nivel y plomada sobre
sus cuellos), para cerrar el Lodge, y despedir a los hombres del
trabajo, pagándoles sus salarios.

Aquí se menciona el nombre del Sol, pero es correcto observar


que en este lugar se refiere únicamente al trabajo o al tiempo
de trabajo, y no a ningún rito o ceremonia druídicos religiosos,
como lo habría hecho con respecto al situación de Lodges East
y West. Ya he observado en el capítulo sobre el origen de la re-
ligión cristiana, que la situación de las iglesias del Este y del
Oeste se toma del culto al Sol, que se eleva en el este, y no tiene
la menor referencia a la persona llamada Jesucristo. Los cris-
tianos nunca entierran a sus muertos en el lado norte de una
iglesia; [NOTA: en muchas partes del norte de Europa se supo-
nía que el Norte era la región de los demonios. Los criminales
ejecutados fueron enterrados en el lado norte de las iglesias.
- Editor.] Y un Mason’s Lodge siempre tiene, o se supone que
tiene, tres ventanas que se llaman luces fijas, para distinguirlos
79
de las luces móviles del Sol y la Luna. El Maestro le pregunta al
aprendiz ingresado,

P: ¿Cómo están (las luces fijas) situadas?


A: Este, Oeste y Sur.
P: ¿Cuáles son sus usos?
R: Para iluminar a los hombres hacia y desde su trabajo.
P: ¿Por qué no hay luces en el norte?
R: Porque el Sol no lanza rayos desde allí.

Esto, entre muchas otras instancias, muestra que la religión cris-


tiana y la masonería tienen un mismo origen común, la antigua
adoración del sol.

La gran fiesta de los masones es el día en que llaman el día de


San Juan; pero todo albañil iluminado debe saber que la cele-
bración de su festival en este día no tiene ninguna referencia a
la persona llamada San Juan, y que es solo para disfrazar la ver-
dadera causa de celebrarlo en este día, que llaman el día con
ese nombre. Como hubo masones, o al menos druidas, muchos
siglos antes de la época de San Juan, si esa persona existió al-
guna vez, la celebración de su fiesta en este día debe referirse
a alguna causa totalmente desconectada de Juan.

El caso es que el día llamado el día de San Juan, es el 24 de ju-


nio, y es lo que se llama el día de San Juan. El sol llega al solsti-
cio de verano; y, con respecto a su altitud meridional, o la altura
a mediodía, durante algunos días parece ser de la misma altura.
El día astronómico más largo, como el día más corto, no es todos
los años, a causa del año bisiesto, en el mismo día numérico, y
por lo tanto, el 24 de junio siempre se toma para el día de ve-
rano; y es en honor al sol, que ha llegado a su mayor altura en
nuestro hemisferio, y no a San Juan, que este festival anual de
los masones, tomado de los druidas, se celebra en pleno día de
verano.

80
Las costumbres a menudo sobrevivirán a la remembranza de
su origen, y este es el caso con respecto a una costumbre que
todavía se practica en Irlanda, donde los druidas florecieron en
el momento en que florecieron en Gran Bretaña. En vísperas del
día de San Juan, es decir, en la víspera del solsticio de verano, la
luz irlandesa enciende en lo alto de las colinas. Esto no puede
tener ninguna referencia a San Juan; pero tiene una referencia
emblemática del sol, que en ese día está en su elevación más
alta del verano, y se podría decir que en un lenguaje común
llegó a la cima de la colina.

En cuanto a lo que los masones y los libros de la Masonería nos


dicen del Templo de Salomón en Jerusalén, no es improbable
que algunas ceremonias masónicas hayan sido derivadas de la
construcción de ese templo, ya que la adoración del Sol estaba
en práctica muchos siglos antes el templo existió, o antes de
que los israelitas salieran de Egipto. Y aprendemos de la histo-
ria de los reyes judíos, 2 Reyes xxii. xxiii. que la adoración del
sol fue realizada por los judíos en ese templo. Sin embargo, es
muy dudoso que haya sido hecho con la misma pureza científica
y moralidad religiosa con la que fue realizado por los druidas,
quienes, según todos los relatos que históricamente permane-
cen de ellos, eran una clase sabia, erudita y moral. de hombres.
Los judíos, por el contrario, ignoraban la astronomía y la ciencia
en general, y si una religión fundada en la astronomía caía en
sus manos, es casi seguro que estaría dañado. No leemos en la
historia de los judíos, ya sea en la Biblia o en otro lugar, que fue-
ron los inventores o los mejoradores de cualquier arte o ciencia.
Incluso en la construcción de este templo, los judíos no sabían
cómo cuadrar y enmarcar la madera para comenzar y llevar a
cabo la obra, y Salomón se vio obligado a enviar a Hiram, rey
de Tiro (Zidon) para procurar obreros; “porque tú sabes, (dice
Salomón a Hiram, i Reyes v. 6.) que no hay entre nosotros ninguno
que pueda talar madera como la de los zidonios”. Este templo
era más propiamente el templo de Hiram que el de Salomón, y
si los masones derivan algo de su construcción, se lo deben a
81
los zidonios y no a los judíos. –Pero volver a la adoración del sol
en este templo.

Se dice, 2 Reyes xxiii. 5, “Y [el rey Josías] derribó a todos los sa-
cerdotes idólatras ... que quemaron incienso al ... sol, la luna, los
planetas y todo el ejército del cielo”. Y se dice en el verso 11: “Y
quitó los caballos que los reyes de Judá habían dado al sol, al en-
trar en la casa del Señor, ... y quemó los carros del sol con fuego.”;
Versículo 13: “Y los lugares altos que estaban antes de Jerusalén,
que estaban a la diestra del monte de corrupción, que Salomón,
rey de Israel, había edificado para Astarot, la abominación de los
zidonios” (las mismas personas que construyeron el templo ) “el
rey profanó”.

Además de estas cosas, la descripción que hace Josefo de las


decoraciones de este Templo, se asemeja en gran escala a las
de la Logia de un Masón. Él dice que la distribución de las di-
versas partes del Templo de los Judíos representaba toda la
naturaleza, particularmente las partes más evidentes de ella,
como el sol, la luna, los planetas, el zodíaco, la tierra, los ele-
mentos; y que el sistema del mundo fue retrazado allí por nu-
merosos emblemas ingeniosos. Estos, con toda probabilidad,
son lo que Josías, en su ignorancia, llama las abominaciones de
los zidonianos. [NOTA por PAINE: Smith, al hablar de una Lo-
gia, dice, cuando la Logia se revela a un Masón que ingresa, le
descubre una representación del Mundo; en el cual, desde las
maravillas de la naturaleza, somos conducidos a contemplar su
gran original y adorarlo de sus poderosas obras; y, por lo tanto,
también nos vemos impulsados ​​a ejercer esas virtudes morales
y sociales que se convierten en la humanidad como los servido-
res del gran Arquitecto del mundo. - Autor.] Sin embargo, todo
lo que se extrae de este Templo [NOTA por PAINE: No puede
ser inadecuado aquí observar, que la ley llamada la ley de Moi-
sés no podría haber existido en el momento de la construcción
de este Templo. Aquí está la semejanza de las cosas en el cielo
arriba y en la tierra debajo. Y leemos en I Reyes vi., Vii., Que Sa-
82
lomón hizo querubines y querubines, y talló todos los muros de
la casa alrededor con querubines, palmeras y flores abiertas, y
que hizo un mar de fundición, colocado en doce bueyes, y sus
bordes estaban adornados con leones, bueyes y querubines;
todo esto es contrario a la ley llamada la ley de Moisés. - Autor.]
Y aplicado a la Masonería.

Otra circunstancia, que muestra que la Masonería se deriva de


algún sistema antiguo, anterior y no relacionado con la religión
cristiana, es la cronología, o método de contar el tiempo, utili-
zado por los masones en los registros de sus Logias. No hacen
uso de lo que se llama la era cristiana; y calculan sus meses
numéricamente, como lo hicieron los antiguos egipcios, y como
lo hacen ahora los cuáqueros. Tengo a mi lado un registro de
una Logia francesa, en el momento en que el difunto duque de
Orleans, en ese momento duque de Chartres, era Gran Maestro
de la Masonería en Francia. Comienza de la siguiente manera:
“Le trentieme jour du sixieme mois de l’an de la VL cinq mille sept
cent soixante treize”; es decir, el decimotercer día del sexto mes
del año de la Venerable Logia, cinco mil setecientos setenta y
tres. Por lo que observo en los libros en inglés de Masonry, los
masones ingleses usan las iniciales AL y no VL. Por AL significan
en el año de Luz, como los cristianos de AD significan en el año
de nuestro Señor. Pero AL como VL se refiere a la misma era cro-
nológica, es decir, al tiempo supuesto de la creación. [NOTA: VL
son las iniciales de Vraie Lumiere, verdadera luz; y AL de Anne
Lucis, en el año de la luz. Esta y las tres oraciones anteriores (del
texto) están suprimidas en el panfleto de Madame Bonneville,
1810. - Editor.] En el capítulo sobre el origen de la religión cris-
tiana, he mostrado que la Cosmogonía, es decir, el relato de la
creación con la cual se abre el libro de Génesis, ha sido toma-
do y mutilado del Zend-Avesta de Zoroastro, y fue fijado como
un prefacio de la Biblia después de que los judíos regresaran
del cautiverio en Babilonia, y que los Robbins de los Judíos no
sostienen que su relato en Génesis sea un hecho, sino una mera
alegoría. Los seis mil años en el Zend-Avesta, se cambian o se
83
interpolan en seis días en la cuenta de Génesis. Los masones
parecen haber elegido el mismo período, y tal vez para evitar
la sospecha y la persecución de la Iglesia, han adoptado la era
del mundo, como la era de la Masonería. La VL de los franceses,
y la AL del inglés Mason, responden al AM Anno Mundi, o año
del mundo.

Aunque los masones han tomado muchas de sus ceremonias y


jeroglíficos de los antiguos egipcios, es seguro que no han to-
mado su cronología desde allí. Si lo hubieran hecho, la iglesia
los habría enviado pronto a la hoguera; como la cronología de
los egipcios, como la de los chinos, va muchos miles de años
más allá de la cronología de la Biblia.

La religión de los druidas, como se dijo antes, era la misma que


la religión de los antiguos egipcios. Los sacerdotes de Egipto
eran los profesores y maestros de la ciencia, y fueron nombra-
dos sacerdotes de Heliópolis, es decir, de la Ciudad del Sol. Los
druidas en Europa, que eran del mismo orden que los hombres,
tienen su nombre del teutón o antiguo idioma alemán; el ale-
mán que antiguamente se llamaba Teutones. La palabra Druid
significa un hombre sabio. [NOTA: German drud, wizard. Cf. La
línea de Milton: “Los magos liderados por estrellas se apresuran
con los olores dulces”. La palabra Druida también se ha deriva-
do del griego #### ;, un roble; Celtic ‘deru’, un roble y ‘ndd’,
señor; Británicos ‘deruidhon’, hombres muy sabios; Heb. ‘derus-
sim’, contempladores; etc. - Editor.] En Persia se llamaban Magi,
lo que significa lo mismo.

Egipto, “dice Smith”, de donde derivamos muchos de nuestros


misterios, siempre ha tenido un rango distinguido en la historia,
y una vez fue celebrado sobre todos los demás por sus antigüe-
dades, aprendizaje, opulencia y fertilidad. En su sistema, sus
principales héroes-dioses, Osiris e Isis, representan teológica-
mente al Ser Supremo y la Naturaleza universal; y físicamente
las dos grandes luminarias celestiales, el Sol y la Luna, por cuya
84
influencia toda la naturaleza actuó.

Los hermanos con experiencia de la sociedad, [dice Smith en


una nota a este pasaje] están bien informados sobre la afinidad
que estos símbolos tienen con La masonería, y por qué se uti-
lizan en todas las Logias Masónicas. “Al hablar de la vestimenta
de los masones en sus Logias, parte del cual, como vemos en sus
procesiones públicas, es un delantal de cuero blanco, dice”, los
druidas estaban vestidos de blanco en el momento de sus sa-
crificios y solemnes oficios. Los sacerdotes egipcios de Osiris
usaban algodón blanco como la nieve. El griego y la mayoría de
los otros sacerdotes vestían prendas blancas. Como masones,
consideramos los principios de aquellos “que fueron los prime-
ros adoradores del Dios verdadero”, imitar su vestimenta y asu-
mir la insignia de la inocencia.

“Los egipcios”, continúa Smith, “en las edades más tempranas


constituyeron un gran número de Logias, pero con cuidado asiduo
mantuvieron sus secretos de la Masonería de todos los extraños.
Estos secretos han sido transmitidos imperfectamente a nosotros
por la tradición oral solamente, y deberían mantenerse sin des-
cubrir a los trabajadores, artesanos y aprendices, hasta que por
buen comportamiento y largo estudio se familiaricen mejor con
la geometría y las artes liberales, y así calificados para Maestros
y Guardianes, que rara vez o nunca es el caso de los masones in-
gleses”.

Bajo el título de Free-Masonry, escrito por el astrónomo Lalande,


en la enciclopedia francesa, esperaba de su gran conocimiento
en astronomía, haber encontrado mucha información sobre el
origen de la Masonería; ¿Para qué conexión puede haber entre
cualquier institución y el Sol y doce signos del Zodíaco, si no
hay algo en esa institución, o en su origen, que tenga referencia
a la astronomía? Todo lo que se usa como jeroglífico tiene refe-
rencia al sujeto y el propósito para el cual se usa; y no debemos
suponer que los Masones Libres, entre los cuales hay muchos
85
hombres muy doctos y científicos, sean tan idiotas como para
usar signos astronómicos sin algún propósito astronómico. Pero
estaba muy decepcionado con mi expectativa de Lalande. Al
hablar del origen de la Masonería, dice: “L’orgine de la macon-
nerie se Perd, comme tant d ‘“ y que han jurado ocultar. Hay una
sociedad de masones en Dublín que toma el nombre de drui-
das; se supone que estos masones tienen una razón para tomar
ese nombre. y que han jurado ocultar. Hay una sociedad de ma-
sones en Dublín que toma el nombre de druidas; se supone que
estos masones tienen una razón para tomar ese nombre.

Vengo ahora a hablar de la causa del secreto utilizado por los


masones.

La fuente natural del secreto es el miedo. Cuando una nueva re-


ligión sobrepasa una religión anterior, los profesores de la nue-
va se vuelven los perseguidores de la antigua. Vemos esto en
todos los casos que nos trae la historia. Cuando Hilcías el sacer-
dote y Safán el escriba, en el reinado del rey Josías, encontraron,
o pretendieron encontrar, la ley, llamada la ley de Moisés, mil
años después del tiempo de Moisés, (y no aparece en 2 Reyes ,
xxii., xxiii., que tal ley fue alguna vez practicada o conocida an-
tes del tiempo de Josías), estableció esa ley como una religión
nacional, y mató a todos los sacerdotes del Sol. Cuando la reli-
gión cristiana superó a la religión judía, los judíos fueron el su-
jeto constante de la persecución en todos los países cristianos.
Cuando la religión protestante en Inglaterra superó la religión
católica romana, se hizo la muerte de un sacerdote católico en
Inglaterra. Como este ha sido el caso en todos los casos de los
que tenemos conocimiento, estamos obligados a admitirlo con
respecto al caso en cuestión, y que cuando la religión cristiana
superó la religión de los druidas en Italia, la antigua Galia, Gran
Bretaña e Irlanda, los druidas se convirtieron en objeto de per-
secución. Esto obligaría natural y necesariamente a aquellos de
ellos que permanecieron apegados a su religión original a re-
unirse en secreto, y bajo los más estrictos mandamientos del
86
secreto. Su seguridad dependía de eso. Un hermano falso po-
dría exponer la vida de muchos de ellos a la destrucción; y de
los restos de la religión de los druidas, así preservados, surgió
la institución que, para evitar el nombre de druida, tomó la de
Mason y practicó bajo este nuevo nombre los ritos y las ceremo-
nias de los druidas.

Este texto está tomado de los escritos de Moncure Daniels Conway


escritos por Thomas Paine publicados por GP Putnam’s Sons en 1,896.
Los comentarios de Conway aparecen como “notas” firmadas como
“editor” en el texto. Este trabajo es uno de los anotados más amplia-
mente disponibles. Este archivo de texto se reproduce de < www.me-
diapro.net/cdadesign/paine/origins.html > preparado por Kenb

87
La teoría de la transición defendida
Wallace McLeod

POR QUÉ TODAVÍA CREO EN LA TEORÍA DE LA TRAN-


SICIÓN: OPERATIVO A ESPECULATIVO

[En años recientes, una nueva teoría sobre los orígenes de la


Francmasonería especulativa moderna se ha puesto de moda.
Varios de sus partidarios más fuertes son mis amigos y colegas
de Quatuor Coronati Lodge. En este asunto, creo que están equi-
vocados, y que la visión más antigua aún proporciona una mejor
explicación de la evidencia. Las siguientes páginas intentan ex-
plicar por qué.]
88
EL PROBLEMA

La visión tradicional, desde la época de la de Anderson Cons-


tituciones de 1,723, ha sido que de alguna manera los masones
especulativos modernos son los sucesores de los operativos en
inglés albañiles de la Edad Media, y que casi no existían antes
del año 1,717. Usted encontrará esta idea aparece más de una
vez en las páginas de este libro.

Hace algunos años, parte de la evidencia comenzó a inter-


pretarse de una manera diferente. “En Inglaterra ... en el siglo
XVII, comenzaron a aparecer logias que desde sus inicios eran
independientes del comercio de masones” (Eric Ward, AQC 91
[1,978] 81).

Esta nueva Masonería especulativa “puede haber sido concebi-


da primero como una tapadera para reuniones conspirativas de
grupos realistas” (FW Seal-Coon, AQC 92 [19791 200)]. “Regis-
tros que ... se relacionan con la Masonería especulativa ... datan
de antes de 1600” (Colin Dyer, AQC 95 [1982] 120). “Hacia el
1600 el sistema de gremio ... estaba virtualmente moribundo ... La
masonería aceptada ... simplemente parece haber aparecido en
Inglaterra como una nueva organización sin conexiones previas
con la nave operativa” (John Hamill, The Craft , Wellingborough).
, Northamptonshire, 1,986, página 19).

LA DIFÍCIL BRECHA DESDE ALREDEDOR DE 1,400


A 1,583

Todavía me suscribo a la visión anticuada de que la Francmaso-


nería especulativa “desciende” de la masonería operativa. Me
empujan en esta dirección ciertas preguntas que surgen de la
evidencia. Uno de los puntos que se observa regularmente en
apoyo de la nueva teoría es que no existen copias de los Old
Charges que sobrevivan del período comprendido entre las dos
versiones más antiguas, los Manuscritos Regius y Cooke (abre-
89
viados convencionalmente A y B; ambos escritos en los años
posteriores). 1,400) y el Manuscrito de la Gran LogiaNo 1 (Da1,
de 1,583). Esto parece a primera vista un rubor para argumen-
tar en contra de la noción de que las versiones más antiguas y
las más recientes pertenecen a la misma tradición. Y además se
sugiere que, si bien las copias más antiguas pueden estar ope-
rativas, las que están después de 1,583 son especulativas desde
el principio.

De hecho, esta “brecha” es más aparente que real. En primer


lugar, el papel e incluso el pergamino son apenas los artefactos
humanos más duraderos. Con el uso constante, se ensucian, ma-
nosean e ilegibles. Son susceptibles de daño o destrucción por
fuego, humedad, moho, por insectos o animales. Pueden llegar
a manos de nuevos propietarios que los descarten, o los usan
para encender el fuego o envolver la basura. Y estas amenazas
a su existencia son acumulativas; los primeros especímenes son
más escasos que los posteriores. Evidentemente, miles de tro-
zos de papel de los siglos XV y XVI han desaparecido sin dejar
rastro.

Las copias perdidas de los Viejos Cargos no se han desvanecido


sin dejar rastro. Podemos establecer fácilmente la existencia de
unos ocho textos que se escribieron en el período que se exa-
mina. Algunos son conocidos solo por alusiones o citas hechas
antes de su desaparición. (Se pueden encontrar más detalles en
Douglas Knoop y GP Jones, A Handlist of Masonic Documents ,
Manchester, 1942, y en la revisión de Herbert Poole de Gould
‘s History of Freemasonry , Londres, 1,951, volumen 1, páginas
48-76).

(1) Manuscrito de Dermott (X.4). Según el Acta de la Gran Logia


de los Antiguos del 6 de diciembre de 1,752, “El Gran Secretario
[ Dermott ] produjo un Manuscrito muy antiguo escrito o copiado
por un Bramhall de Canterbury en el reinado del Rey Enrique el
Séptimo” (que gobernó 1,485- 1,509). Sabemos que la Premier
90
Grand Lodge había estado interesada en los Old Charges , y
que sus oficiales los habían buscado, los habían copiado y mos-
trado en las reuniones. En general, se admite que los Antiguos
estaban tratando de hacer lo mismo, y que por lo tanto, esto
debe haber sido una copia de los Viejos Cargos.

(2) El manuscrito de Wilson (X.5). Una nota marginal a Preston


‘s Manifiesto de la ... Logia de la Antigüedad (1,778) menciona
un manuscrito “en manos del Sr. Wilson, de Broomhead, cerca de
Sheffield,Yorkshire, escrito en el reino del octavo Henry K.” (1,509-
1,547). Es difícil imaginar que este viejo manuscrito masónico
fuera cualquier cosa menos una copia de los Viejos Cargos .

(3) original de Levander-York. Al final de una de las versiones


de Old Charges , el Manuscrito Levander-York (Db41, fechado
alrededor de 1,740) es una nota que explica que fue “Copiado
del original absorbido en Abortive” [que es, en pergamino] “en
el año 1560”.

(4) Melrose Manuscript No 1. (X. 1). Una copia escocesa de Old


Charges , conocida como Melrose Manuscript No 2 (D.sun-
dry.12, 1,674) cierra con una nota algo críptica que sugiere que
el texto fue transcrito de un manuscrito anterior que había sido
escrito en 1,581 por Robert Winsester.

EL GRAN DISEÑO

La existencia de otros manuscritos perdidos debe postularse


para tener en cuenta la distribución de las lecturas en los textos
existentes.

(5) Arquetipo de familia de trama (C). Un grupo de Old Char-


ges se conoce como la “familia de la trama”. Sus seis miembros
sobrevivientes son todos posteriores al período en cuestión.
Cuatro de ellos, sin embargo (Poole Abstract, C.5, 1,665; Heade
Manuscript , C 4, 1,675; Plot Abstract, C. 1, 1,686; Watson Ma-
91
nuscript , C.2, 1,687), incluyen una declaración que en su forma
original funcionó algo como esto: “Estos cargos han sido vistos y
examinados por nuestro difunto señor soberano el Rey Enrique el
Sextoy los Señores de su Honorable Consejo; y les han permitido
bien, y dijeron que eran buenos y razonables para ser retenidos”.
Enrique VI murió en 1471. Se sigue que la declaración y el texto
en el que está incrustado deben haber sido escritos dentro de
los siguientes dos generaciones, 1,470-1,530, mientras que la
memoria del rey todavía estaba fresca.

(6) Original estándar (TDE). El ancestro de la mayoría (95) de


los Old Charges se conoce generalmente como la versión “Ori-
ginal estándar”. Está perdido, pero en el Apéndice a la versión
impresa de mi Conferencia Prestoniana trato de reconstruir su
texto. Era claramente una reescritura de un miembro de la fami-
lia del argumento. Por lo tanto, es posterior al número (5) ante-
rior; fue compuesto en alguna fecha dentro del período 1,520-
80, probablemente durante la primera mitad.

(7) Original de la familia Grand Lodge (D). Los cincuenta y tres


textos de la Familia Grand Lodge son todos descendientes de
una única versión, que (al igual que muchos otros) no ha sobre-
vivido a los siglos. Era una copia del número (6) anterior, pero
una que incorporaba algunos cambios distintivos que se trans-
mitían a sus descendientes. Claramente, este “Grand Family Ori-
ginal Family” debe haber sido escrito más tarde que el original
estándar.

(8) Grand Lodge Branch Original (Da). Los ocho textos que se
clasifican como la Rama de Grand Lodge descienden de un úni-
co manuscrito, que ya no existe. Era una copia del número (7)
anterior, una vez más, que introdujo algunos cambios fácilmente
reconocibles. A su vez, dio lugar al miembro más antiguo de la
rama, el Manuscrito n . ° 1 (Da1) de la Gran Logia , de 1,583. Por
lo tanto, se encuentra entre las fechas de esos dos textos.

92
No hay ninguna razón para suponer que estas ocho son las úni-
cas versiones de los Old Charges escritos entre c. 1,400 y 1,583.
Sin duda hubo otros. En resumen, la supuesta “brecha” es más
aparente que real. Es decir, un interés en los viejos cargos no
aparece repentinamente en 1,583. ¿Podemos hacer desapare-
cer la evidencia ignorándola?

OTROS ARGUMENTOS PARA LA CONTINUIDAD

(1) Los “Cargos Singulares”, que se encuentran en la mayoría de


las versiones de Old Charges , contienen regulaciones que es-
tán claramente destinadas a los masones operativos. Por ejem-
plo, “Ningún Maestro tomará sobre él la obra de ningún señor,
pero que se sabe capaz y astuto de realizar lo mismo ... Ningún
Maestro ni Compañero estableció ninguna capa ... para cortar
piedras de molde sin molde propio fabricación.” Este texto fue
copiado cientos de veces en los años posteriores a 1,583. Si
todo era una fantasía o una farsa, destinada a los no operarios,
¿para qué molestarse?

(2) Suele suponerse que Elias Ashmole, cuyo diario informa que
fue nombrado Free-Mason en 1,646, era un caballero masón,
ajeno a la masonería operativa. El Dr. David Stevenson, Director
del Centro de Estudios Escoceses de la Universidad de Aber-
deen, ha notado que, de hecho, era un maestro artillero, y que
había una afinidad entre las dos artes matemáticas (albañilería
y artillería). En Escocia, el maestro artillero del rey solía ser el
mismo hombre que el maestro de obras del rey ( Actas de la So-
ciedad de Anticuarios de Escocia , volumen 114, 1,984, página
410). Cuando se señala una conexión operativa, ¿la ignoramos
para acomodar nuestras presuposiciones?

(3) El llamado “Cargo de aprendiz” ocurre en dieciséis ver-


siones de los cargos anteriores (Herbert Poole, The Old Char-
ges , Londres, 1,924, página 38). Se compuso a más tardar en
1650, la fecha aproximada de los dos textos más antiguos que
93
lo incluyen (Grand Lodge MS No 2, F.2, Hope MS, Ec5). Utiliza
un lenguaje apropiado para los masones operativos. Está claro
que se espera que el aprendiz durante el término de su servicio
permanezca en la casa de su amo. Algunos de los términos in-
cluyen: “Honrarás verdaderamente ... a tu Maestro y Dama, no te
ausentarás sino con la licencia de ambos o uno de ellos de día o
de noche ... No revelarás el Maestro o la Dama. Consejo o Secretos
que le han impartido, o lo que debe ocultarse,”

Siete copias más aparecen antes de 1,700. ¿Podemos imaginar


si la masonería operativa se extinguió en Inglaterra en esa fe-
cha, y los manuscritos se copiaron exclusivamente para uso no
operativo, que algún genio creativo, no satisfecho con el texto
revisado de los Viejos Cargos que estaba en uso actual, com-
puso un nuevo conjunto de reglas completamente ficticio, fuera
de toda tela, por así decirlo, para la edificación de logias no
operativas?

(4) El Dundee Manuscript No 2 recientemente descubierto (en-


contrado hace aproximadamente un año en los documentos
pertenecientes a Mason Trade en el Royal Burgh of Dundee)
data del año 1,650. Esta versión, un texto perfectamente normal
del antiguo cargos pertenecientes a la Gran Familia de la Logia,
se llevó a cabo por una logia operativa que nunca evolucionó en
una especulativa. Plantea, en una forma más puntiaguda, el mis-
mo problema que los otros textos escoceses que provienen de
logias que pasaron por una etapa de transición (ninguno de los
textos escoceses es anterior a 1,650). ¿Podemos imaginar que
cuando las logias operativas escocesas decidieron para hacer-
se cargo del texto en inglés de Old Charges, estaban prepara-
dos para adoptar un texto que solo era utilizado por caballeros
masones no operativos en el reino de Southron.

(5) En una fecha entre 1,672 y 1,675, el anticuario y heraldo


Randle Holme III registró a los miembros de una logia en Ches-
ter. La mayoría de los veintiséis nombres han sido identificados
94
en documentos municipales. Dieciocho, y tal vez hasta veinte,
se dedicaron directamente a ocupaciones asociadas con la ar-
quitectura doméstica (albañiles, albañiles, carpinteros, pizarre-
ros, yeseros, cristaleros, Poole, Gould’s History of Freemasonry
, volumen 2, páginas 114-120). ¿Esto sugiere que la logia estaba
divorciada del oficio?

(6) En 1,686, Robert Plot , profesor de Química en la Universi-


dad de Oxford, publicó un libro llamado The Natural History of
Stafford-shire. En él, incluyó una descripción de la Sociedad de
Masones Libres. Él dice que “las personas de la cualidad más
eminente ... no desdeñaban pertenecer a la Fraternidad”. De su
descripción se desprende claramente que los caballeros albañi-
les, es decir, los no obreros, estaban siendo aceptados en esta fe-
cha. Pero otras partes de su descripción dejan en claro que toda-
vía había un fuerte componente operativo en las logias. Si aparece
un extraño y da un signo masónico, otro masón está obligado a
acercarse a él de inmediato, “desde la cima de un campanario”.

La trama continúa afirmando que los miembros de las logias


“asesoran a los Maestros para quienes trabajan, ... familiarizán-
dolos con la maldad o la bondad de sus materiales , y si hay al-
guna forma de salir de ellos en la invención de sus edificios mo-
destamente para rectificarlos en él” (Douglas Knoop, GP Jones,
Douglas Hamer, Early Masonic Pamphlets , Manchester, 1,945,
páginas 31-32). Este lenguaje no es compatible con logias pura-
mente especulativas.

(7) Tres de los textos de los cargos anteriores tienen “órdenes”


adicionales para albañiles operativos, con multas evaluadas
por infracciones. Dos son de las logias operativas “tardías” en
Gateshead (H.2) y Alnwick (Ea10). El tercero es el Taylor MS
(Ea19), que es anterior a 1,700. Por ejemplo: “Ningún albañil to-
mará ningún trabajo por tarea o por día, que no sea el trabajo del
rey, pero que al menos deberá hacer tres o cuatro de sus compa-
ñeros. familiarizado con esto, por tomar su parte, pagando por
95
cada ofensa la suma de £ 3 6s. 8d”. “Que no haya capas ásperas ni
ninguna otra que no haya cumplido su tiempo, o que los masones
admitidos trabajarán dentro de la logia cualquier trabajo de ma-
sonería en absoluto, excepto bajo un maestro, ya que cada ofen-
sa pagará £ 3 13s. 4d”. ¿Un albañil especulativo inventó estas
“órdenes”? para logias no operativas, con penalizaciones que
nunca debieron exigirse? ¿O algún albañil operativo los agregó
a un documento especulativo?

Estos, y preguntas como estas, nunca son preguntadas , y mucho


menos respondidas , por aquellos que quieren ver solo la maso-
nería especulativa en el siglo diecisiete. Me convencen de que
todavía tenemos logias operativas, o logias en gran parte ope-
rativas, floreciendo a mediados del siglo XVII en Inglaterra, en
el momento en que se hace evidente un interés cada vez mayor
por los viejos cargos.

Wallace McLeod (1,931-), The Grand Design . Selected Masonic Ad-


dresses and Papers de Wallace McLeod. Highland Springs, Virginia:
Anchor Communications, 1,991. ISBN: 0-935633-10-3 hc 199pp., Pp.
46-50.

Una reconstrucción tentativa de una


versión “Original Original” de los
Viejos Cargos
Los Viejos Cargos o Constituciones góticas, a los que ocasional-
mente se refieren, es el nombre colectivo otorgado a un grupo
de documentos escritos a mano (muchos de ellos copiados de
versiones aún más antiguas) o manuscritos antiguos, que se en-
contraron principalmente en Inglaterra y datan de 1,390 AD Hay
más de 110 copias de estos textos antiguos, aproximadamente
75 fueron escritos antes de 1,717, cuatro datan de alrededor de
1600, uno de 1583, uno de 1,410 y uno, como se señaló anterior-
mente, de 1,390.

96
Tienden a clasificarse en dos categorías, con las primeras ver-
siones escritas, según parece, para la orientación e instrucción
de los canteros que trabajan, y las versiones posteriores, varias
de las cuales proceden de Escocia e Irlanda, que introducen un
enfoque más ceremonial y producen probablemente para ac-
tuar como un ayudante de memoria para la Logia o la Logia de
oficiales.

Las primeras versiones tienen un tema operario o de albañil dis-


tinto e incluyen una legendaria historia del arte de la Geome-
tría, que cambia a la Masonería, pero no en el sentido Masónico
según entendemos el término. Sin embargo, los francmasones
han adoptado estos documentos como propios y muchas de las
palabras y frases nos son familiares y se pueden encontrar en
nuestro ritual de nuestros días.

Finalmente, en cuanto a la precisión histórica de los manuscri-


tos anteriores, solo puedo referirme a las palabras utilizadas
por Robert Plot en su obra de 1,686 titulada The Natural History
of Staffordshire, cuando dice en el párrafo 88, sobre el autor del
“scrole” a lo que él había estado leyendo: “Tanto fue el compila-
dor de esta historia del oficio de albañilería, y tan poca habilidad
tuvo él en nuestras Crónicas y Leyes”.

Esta tradición de “realzar” nuestra historia fue llevada a cabo


nada menos que por el propio Dr. James Anderson, durante el
Gran Maestrazgo del Duque de Montagu cuando “encontró fa-
llas en todas las copias de las antiguas Constituciones góticas”,
ordenó el Hermano James. Anderson AM para digerir lo mismo
en un nuevo y mejor método (Douglas Knoop y GPJones, The
Genesis of Freemasonry, publicado por QC Correspondence
Circle Ltd., edición de 1978, p.160)

Anderson hizo exactamente eso y tuvo un día de campo abso-


luto con la historia legendaria contenida en estos viejos manus-
critos y eso es más que evidente por la fantástica historia ficticia
97
que produjo en el Libro de Constituciones de 1,738 . De hecho,
para esa fecha, había asegurado la historia tan firmemente que
la Sociedad de Masones Libres y Aceptados ahora podía ras-
trear sus orígenes desde Adán hasta el avivamiento de 1,717.
Además, cualquier monarca inglés o personaje histórico que de
alguna manera había frecuentado arquitectos o albañiles figu-
raba como Gran Maestro o Gran Guardián.

Pero no se necesita aquí un discurso sobre la exactitud de estos


manuscritos o documentos posteriores, sino más bien una de-
mostración clara y concisa de cómo se pudo haber recibido uno
en el oficio de albañil en el siglo XIV o XV.

Primera parte: la invocación

El poder del Padre del Cielo, con la sabiduría del Hijo glorioso,
a través de la gracia y la bondad del Espíritu Santo, que sean
tres personas en una Divinidad, estén con nosotros en nuestros
comienzos, y dennos la gracia para que nos gobiernen aquí en
nuestra vida que podemos llegar a Su Bienaventuranza que nun-
ca tendrá fin. Amén.

Parte dos - Propósito y contenido

Buenos Hermanos y Compañeros, nuestro propósito es decirles


cómo y de qué manera comenzó esta valiosa Orden de la Maso-
nería, y luego cómo fue fundada por reyes y príncipes dignos, y
muchos otros hombres de adoración; Y también a los que estén
aquí declararemos la carga que le pertenece a cada verdadero
albañil. Porque de buena fe, si toman en cuenta esto, es digno
de ser guardado para un oficio digno y una ciencia curiosa.

Parte tres - Las siete ciencias liberales

Porque hay siete ciencias liberales, de las cuales es una de ellas,


y los nombres de las siete ciencias son estos. El primero es Gra-
98
mática, que enseña a un hombre a hablar verdaderamente y a
escribir verdaderamente. El segundo es la Retórica, que enseña
a un hombre a hablar en términos justos y sutiles. El tercero es
Dialéctica, que enseña a un hombre a discernir o conocer la
verdad de la falsedad. La cuarta es Aritmética, que enseña a
un hombre a contar y contar todo tipo de números. El quinto es
Geometría, que enseña a un hombre a medir y medir la tierra
y todas las demás cosas, de las cuales la ciencia es Masonería.
El sexto es la Música, que enseña a un hombre el oficio de la
canción, y la voz de la lengua, el órgano, el arpa y la trompeta.
El séptimo se llama Astronomía, que enseña a un hombre a co-
nocer el curso del sol, la luna y las estrellas.

Parte cuatro - Geometría: la ciencia fundamen-


tal

Estas son las siete ciencias liberales, las cuales siete son todas
encontradas por una ciencia, es decir, Geometría. Y así puede
un hombre probar que todas las ciencias del mundo se encuen-
tran por Geometría. Porque enseña medida y medida, pondera-
ción y peso, de todo tipo de cosas en la tierra. Y no hay hombre
que trabaje en cualquier oficio, pero él trabaja por algún medio
o medida; ni a nadie que compra o vende, sino por medida o
peso, y todo esto es Geometría. Y estos mercaderes y artesanos
encuentran todas las demás de las siete ciencias; y especial-
mente los labradores y labradores de todo tipo de grano (tanto
de maíz como de semillas), plantadores de viñas y otros culti-
vadores. Para Gramática y Retórica, ni Astronomía ni ninguna
de las otras ciencias, puede encontrar una medida de hombre
o Mete sin Geometría. Por lo tanto, pienso que la ciencia es más
digna de encontrar la otra.

Parte cinco: los dos pilares

Cómo comenzó esta digna ciencia, lo diré. Antes del Diluvio de


Noé había un hombre que se llamaba Lamec, como está escri-
99
to en la Biblia, en el cuarto capítulo de Génesis. Y este Lamech
tenía dos esposas, una Ada y la otra Stella. Por su primera es-
posa, Ada, tuvo dos hijos, el uno Jabel y el otro Jubal. Y por la
otra esposa, Stella, tuvo un hijo y una hija. Y estos cuatro niños
encontraron el comienzo de todas las artesanías en el mundo.
Y su hijo mayor Jabel encontró el oficio de Geometría; y partió
(dividió o compartió) rebaños de ovejas, y tierras en el campo,
y primero labraron una casa de piedra y árbol, como se señala
en el capítulo anterior. Y su hermano Jubal encontró el arte de
la música, el canto de la lengua, el arpa y el órgano. Y el tercer
hermano Tubalcain encontró la artesanía de Smith, de oro, plata,
cobre, hierro y acero. Y la hermana encontró el oficio de tejer.
Y estos niños sabían que Dios tomaría venganza por el pecado,
ya sea por fuego o agua. Por lo tanto, escribieron las ciencias
que habían encontrado, en dos pilares de piedra, para poder
encontrarlos después del Diluvio de Noé. Y la única piedra era
de mármol, que no ardería con fuego; y la otra piedra se llama
laterus, que no se ahogaría en agua.

Parte seis: cómo se encontraron los pilares des-


pués del diluvio

Nuestro propósito es decirte verdaderamente cómo y de qué


manera se encontraron estas piedras, en qué se escribieron es-
tas ciencias. El gran Hermarino, que era el hijo de Chus, el cual
Chus era hijo de Sem, era el hijo de Noé (el nombre era Herma-
rines luego llamado Hermes, el padre de los sabios), encontró
uno de los dos pilares de piedra, y encontró las ciencias escritas
en él, y se los enseñó a otro hombre.

Parte Siete - Nimrod

Y al hacer la Torre de Babilonia, primero se hizo mucho de la


Masonería. Y el rey de Babilonia, Nimrod, era un masón y ama-
ba la artesanía, como se dice con el Maestro de las Historias.
Y cuando se hiciera la ciudad de Nínive y otras ciudades del

100
este, Nimrod, el rey de Babilonia, envió allí sesenta masones a
la rebelión del rey de Nínive, su primo. Y cuando envió al cuarto,
les dio una acusación de esta manera: Que deberían ser ciertos
para cada uno de ellos a los demás; y que deben amar verdade-
ramente juntos; y que deben servir a su señor verdaderamente
por su paga, para que pueda tener culto por enviárselas. Y otros
cargos que les dio; y esta fue la primera vez que cualquier alba-
ñil tuvo algún cargo de su Craft.

Parte Ocho - Euclides

Además, cuando Abraham y Sara su esposa entraron en Egipto,


allí enseñó las siete ciencias a los egipcios; Y tenía un erudito
digno que era Euclides, y aprendió muy bien, y fue maestro de
las siete ciencias. Y en sus días sucedió que los señores y es-
tamentos del reino tenían tantos hijos que habían conseguido,
algunos por sus esposas y algunos por otras damas del reino,
porque esa tierra es una tierra caliente, y abundante de gene-
ración, que no tenían un medio de vida competente para en-
contrar a sus hijos, por lo que se preocupó mucho. Y cuando el
Rey de la tierra hizo un gran consejo y un parlamento, a saber
cómo podrían encontrar a sus hijos, y no pudieron encontrar un
buen camino, y luego lloraron por todo el reino, si hubiera algún
hombre que pudiera informarles , que él venga a ellos, y que
sea bien recompensado por su viaje,

Parte Diez - Carga de Euclides

Y él les dio un cargo de esta manera. La primera era que debe-


rían ser fieles al Rey y al señor al que servían. Y que deberían
amar bien juntos, y ser verdaderos entre sí. Y que deberían lla-
marse el uno al otro su compañero o su Hermano, y no el sirvien-
te ni su bribón, ni ningún otro nombre asqueroso. Y que debe-
rían merecer realmente por su paga del señor o señor a quien
sirven. Y que deben ordenar a los más sabios de ellos para ser
Maestro de la Obra, y ni por amor ni gran linaje ni riquezas ni
101
favor, para establecer otro que tiene poca astucia para ser el
Maestro de la obra del señor, por el cual el señor debe ser mal-
vado servido y se avergonzaron. Y también que deberían llamar
al gobernador del trabajo Maestro en el tiempo que trabajen
con él. Y otros muchos cargos más que son demasiado largos
para contar. Y a todos estos cargos los hizo jurar el gran jura-
mento que los hombres usaron en ese momento. Y les ordenó un
pago razonable por el que podrían vivir honestamente. Y tam-
bién que deberían venir y reunirse todos los años una vez, cómo
podrían trabajar mejor para servir a su señor para su beneficio
y su propia adoración. Y corregir dentro de sí mismos si se han
traspasado. Y así el Arte fundado allí. Y ese digno empleado le
dio el nombre de Geometría; y ahora se llama Albañilería. Y así
el Arte fundado allí. Y ese digno empleado le dio el nombre de
Geometría; y ahora se llama Albañilería. Y así el Arte fundado
allí. Y ese digno empleado le dio el nombre de Geometría; y
ahora se llama Albañilería.

Parte Once - David

Poco tiempo después, cuando los hijos de Israel entraron en la


tierra de Behest, que ahora se llama entre nosotros el País de Je-
rusalén, el Rey David comenzó el templo que se llama Templum
Domini (Templo del Señor), y se nombra con nosotros el templo
de Jerusalén Y el mismo rey David amaba bien a los masones,
y los apreciaba mucho, y les daba una buena paga. Y les dio las
acusaciones y los modales como lo tuvo fuera de Egipto, dado
por Euclides, y otros cargos más que oirán después.

Parte Doce - Salomón

Y después del fallecimiento del rey David, Salomón, que era hijo
de David, realizó el templo que su padre había comenzado. Y
envió a masones de diversas tierras, y los reunió, de modo que
tuvo ochenta mil obreros de piedra, y todos fueron nombrados
masones.Y tenía tres mil de ellos que fueron ordenados para ser
102
Maestros y Gobernadores de su Obra.

Y había un rey de otra región que los hombres llamaban Hiram,


y amaba al rey Salomón, y le dio madera para su trabajo. Y tuvo
un hijo llamado Aynón, y fue maestro de Geometría, y fue Jefe
de Maestros de todos sus masones, y maestro de todos sus gra-
bados y tallas, y de todas las demás formas de masonería que
pertenecían al templo. Y esto testimonia la Biblia, en el Libro
Regum tertio, caputulo quinto (Libro de Reyes en el tercer capí-
tulo, en el quinto capítulo). Y este mismo Salomón confirmó los
cargos y modales que su padre le había dado a los masones. Y
así fue confirmado ese valioso Oficio de Masonería en el país de
Jerusalén y en muchos otros reinos.

Parte trece - Charles de France

Curiosos artesanos caminaron por todos los rincones de los


países, algunos por aprender más artesanía y otros por ense-
ñar su oficio. Y así sucedió que había un curioso albañil llamado
Naymus Grecus, que había estado haciendo el templo de Salo-
món. Y vino a Francia, y allí enseñó la ciencia de la Masonería a
los hombres de Francia. Y había uno de la línea real de Francia
llamado Charles Martell. Y él era un hombre que amaba bien tal
oficio, y recurrió a este Naymus Grecus que se menciona más
arriba, y le enseñó la artesanía, y se hizo cargo de los cargos
y los modales. Y luego, por la Gracia de Dios, fue elegido rey
de Francia. Y cuando estaba en su propiedad tomó muchos ma-
sones, y ayudó a hacer hombres masones que no lo eran, y los
puso en el trabajo, y les dio cargos y buenos modales, y buena
paga, como había aprendido de otros masones; y les confirmó
una carta de año en año, para celebrar su asamblea, y los ateso-
raba mucho. Y así vino la artesanía a Francia.

Parte Catorce - St. Alban

Inglaterra en toda esta temporada quedó sin ningún cargo de


103
masonería, hasta la época de Saint Alban. Y en sus días, el Rey
de Inglaterra, que era un pagano, rodeó la ciudad de lo que se
conoce como Saint Albans. Y San Albano era un caballero digno,
y era mayordomo principal del rey, y tenía el gobierno del rei-
no, y también de la construcción de las murallas de la ciudad; Y
amaba bien a los masones, y los apreciaba mucho. Y él hizo su
paga correcta, estando de pie como el reino lo hizo entonces;
Porque les dio dos chelines, seis peniques por semana, y tres
peniques por sus nuncheons (refrigerios). Y antes de esa época,
a lo largo de toda la tierra, un masón se llevó un centavo por día
y su carne, hasta que san Alban la enmendó. Y les dio una carta
del rey y su consejo para celebrar un concilio general, y le dio
el nombre de asamblea; Y allí estaba él mismo;

Parte Quince - Athelstan y Edwin

Justo después del fallecimiento de San Alban hubo grandes


guerras en Inglaterra de diversas naciones, por lo que el buen
gobierno de la Masonería fue destruido hasta la época del Rey
Athelstan, que era un digno Rey en Inglaterra, y trajo la tierra
en buen descanso y paz, y construyó muchas grandes obras de
abadías y castillos y otros edificios.Y amaba bien a los masones,
y tenía un hijo que era Edwin, y amaba a los masones mucho más
de lo que lo hacía su padre. Y fue un gran practicante en Geo-
metría, por lo que le atrajo mucho para comunicarse y hablar
con los masones, y para aprender de ellos el Oficio. Y después,
por amor que tuvo a los masones y al Arte, fue hecho albañil. Y
obtuvo del Rey su padre una carta y una comisión, para celebrar
todos los años una vez una asamblea donde lo harían dentro del
reino, y para corregir dentro de sí mismos las fallas y los delitos
que se hicieron dentro de la Artesanía. Y se hizo una asamblea
en York; y allí él hizo masones, y les dio cargos, y les enseñó mo-
dales, y ordenó que la regla fuera retenida para siempre, y les
dio la carta y la comisión para mantener, e hizo una ordenanza
que debe ser renovada de Rey a Rey.

104
Parte Dieciséis - La Asamblea en York

Y cuando esta asamblea se juntó, él lanzó un grito, que todos los


viejos masones y jóvenes que tenían alguna escritura o enten-
dimiento de los cargos que se hicieron antes en esta tierra o en
cualquier otra, que deberían mostrarlos. Y cuando se demostró,
se encontraron algunos en francés, algunos en griego, algunos
en inglés y algunos en otros idiomas, y la intención de ellos fue
encontrar todos. Y él hizo un libro de eso, cómo fue fundada la
ofrenda; y ordenó que se leyera o dijera cuándo se debía hacer
un masón, y por lo tanto le daría su encargo. Y desde ese día
hasta este tiempo, la Masonería ha sido mantenida en esa forma,
así como los hombres pueden gobernarla. Y además en diver-
sas asambleas se han puesto y ordenado ciertos cargos más por
el mejor consejo de Maestros y Fellows.

Parte diecisiete: la forma de tomar el juramento

Tunc unus ex senioribus teneat librum, ut ille vel illi ponant ma-
nus super librum et tunc praecepta debent legi. (Entonces uno
de los ancianos sostiene el libro, como lo hará él, y debe poner
las manos sobre los preceptos del libro, y luego debe leerse).
105
Parte Dieciocho: La amonestación antes de la
carga

Todo hombre que es masón presta atención a estos cargos. Si


te consideras culpable de alguno de estos, puedes enmendar-
te contra Dios. Y especialmente a los que deben ser acusados,
tengan cuidado de que guarden estas acusaciones, ya que es un
gran peligro para un hombre refugiarse en un Libro.

Parte Diecinueve - Los Cargos Generales

El primer cargo es que seáis verdaderos hombres de Dios y de


la Santa Iglesia; y que no usas ningún error ni herejía, por tu
comprensión o por la enseñanza discreta o sabia de los hom-
bres.
Y también que seréis verdaderos señores del rey sin traición
ni falsedad; y que no conozcas la traición o la traición, sino que
la enmendes si puedes, o si no adviertes al Rey o a su consejo
sobre eso.

Y también que seréis fieles cada uno a otro; es decir, a cada


Maestro y Compañero de la Artesanía de mampostería que los
masones les permitan, les harás lo que quisieras que te hicieran.
Y también que cada Masón mantenga el verdadero consejo de
la logia y de la cámara, y todos los demás consejos que debe-
106
rían mantenerse por el camino de la Masonería.

Y también que ningún Masón será un ladrón o un amigo de la-


drón, tan lejos como él pueda saber.

Y también que seréis fieles al señor y señor al que sirváis, y ver-


daderamente veréis su provecho y ventaja.

Y también llamarás a los masones tus Compañeros o Hermanos,


y ningún otro nombre sucio; ni tomarás a la esposa de tu compa-
ñero en villanía, ni desearás a su hija ni a su siervo impío.
Y también que paguen verdaderamente por su carne y bebida
a donde vayan a bordo.

Y tampoco harás villanía en esa casa por la cual se puede difa-


mar a la Nave.

Parte Veinte - Los Cargos Singulares

Estos son los cargos en general que todo Masón debería tener,
tanto Maestros como Compañeros. Ensayo ahora haré otras car-
gas en singular para Masters y Fellows.

Primero, que ningún Maestro tomará sobre él la obra de ningún


señor, ni ningún otro hombre trabaja, pero que se sabe capaz y
astuto para realizar lo mismo, para que el Arte no tenga calum-
nias ni desalinos, sino que el Señor pueda estar bien y verdade-
ramente servido.

Y también que ningún Maestro toma ningún trabajo sino que lo


toma razonablemente, para que el señor pueda ser servido con
su propio bien, y el Maestro para vivir honestamente y pagar
a sus semejantes de verdad que paguen, como lo hace el Arte.
asketh

Y también que ningún Maestro ni Compañero suplantará a otro


107
de su trabajo; es decir, si ha tomado una obra, o si no soporta el
trabajo del Amo de un señor, no lo sacará, excepto que no pue-
de ser astuto para terminar el trabajo.

Y también que ningún Maestro o Compañero no toma ningún


aprendiz para que se le permita su aprendiz, sino durante siete
años; y que el aprendiz pueda nacer y tener extremidades como
debería ser.

Y también que ningún Maestro ni Compañero tiene ninguna


concesión para hacerse Masón, sin el consentimiento de sus
compañeros, por lo menos cinco o seis; y que el que será hecho
Masón podrá por todos lados, es decir, que es nacido libre y
de buena parentela, y no esclavo, y que nosotros tenemos sus
miembros derechos, como debería haberlo hecho un hombre.
Y también que ningún Maestro ni Compañero toma el trabajo
de un señor para la tarea que solía irse de viaje.

Y también que todo Maestro pagará a su prójimo, pero como él


lo merezca, para que no sea engañado por un falso obrero.

Y también que ningún compañero difama a otro a sus espaldas,


para hacerle perder su buen nombre o sus bienes mundanos.

Y también que ningún Compañero, dentro o fuera de la logia,


responde mal a otro impío sin una causa razonable.

También que cada masón deberá reverenciar a su anciano y po-


nerlo a adorar.

Y también que ningún masón juega al azar o en los dados, ni


ningún otro juego ilegal, por el cual se puede difamar a la nave.
Y también que ningún Mason no se burlará de la lujuria, para
hacer que la Craft sea calumniada.

Y que ningún Compañero ingrese a la ciudad por la noche, hay


108
una logia de Compañeros, sin un compañero con él, que pueda
hacerle ver que estaba en lugares honestos.

Y también que cada Maestro y Compañero vendrá a la asam-


blea si está a cincuenta millas de él, si tiene alguna advertencia,
para permanecer allí ante la recompensa de Maestros y Com-
pañeros.

Y también que cada Maestro y Compañero si han transgredido


se mantendrán en la recompensa de Maestros y Compañeros,
para hacer que acuerden si pueden; y si no les dan, ir a la ley
común.

Y también que ningún Maestro ni Compañero no hace molde ni


cuadrado ni regla a ninguna capa.

Y también que ningún Maestro ni Compañero estableció ningu-


na capa, dentro o fuera de la casa de campo, para cortar piedras
de moldes sin molde propio.

Y también que cada albañil recibirá y apreciará a Compañe-


ros extraños cuando vengan por el país, y los pondrá a trabajar,
como es la manera; es decir, si tienen piedras de moldes en su
lugar, le pondrán una quincena por lo menos en el trabajo, y le
darán paga; y si no tiene piedras para él, lo refrescará con dine-
ro para la próxima logia.

Y también que cada masón verdaderamente servirá al señor


por su paga; y realmente finalice su trabajo, ya sea tarea o viaje,
si puede recibir su paga de la forma que debería.

Parte veintiuno - El juramento

Estas cargas que hemos ensayado, y todas las otras que perte-
necen a la masonería, deben guardar, así que ayúdenle a Dios y
a Halidom, y por este Libro a su poder. Amén.
109
La teoría de la transición refutada
CN Batham

La teoría de la transición de la historia masónica sostiene que


los hombres que no participaban activamente en el comercio
de albañiles operativos fueron admitidos en logias de albañiles
operativos y, a medida que el comercio del albañil disminuyó,
estos forasteros tomaron el control de las logias. Existen pocas
pruebas en apoyo de esta teoría, aunque se tuvo en gran estima
durante el siglo XIX y durante gran parte del siglo XX.

Con una excepción, no hay evidencia de que alguna persona


no operativa fuera admitida alguna vez en una logia operativa
en Inglaterra. Aunque algunas logias escocesas cambiaron de
operativas a no operativas, ninguna es evidente en Inglaterra.
Lo siguiente comprende prácticamente todas las referencias
masónicas anteriores a 1,717.

Aunque no es una referencia masónica, la primera referencia a


sociedades secretas fue el Decreto XXXVII, columnas 763-4, vol.
25 del “Concilium Avenionense” de 1,326, en el cual la Iglesia
ataca a las sociedades secretas, describiéndolas con palabras
como: asistencia fraternal, signos, fichas, obligaciones y elec-
ción de Maestros.

El primer registro de una iniciación en una logia inglesa es el


16 de octubre de 1,646 cuando Elias Ashmole anotó en su diario
que él y un coronel Henry Mainwaring habían sido iniciados en
una logia no operativa. No menciona la logia nuevamente hasta
el 11 de marzo de 1,682.

Los “Viejos Cargos” son manuscritos que establecen los regla-


mentos para el oficio de albañil operativo y que se leen en las
reuniones. Las conferencias más antiguas y más frecuentemente
referidas en las logias no operativas son:

110
Poema Regius 1,390 c.
Manuscrito de Cooke 1,410-25
Grand Lodge MS No. 1 1,583
Melrose No. 1 MS 1,581

No hay ningún ritual, minutas o descripciones existentes y nin-


guna evidencia primaria de actividad masónica en el siglo XVII.
Hay una lista de 27 miembros de una logia en Chester con fecha
de 1,673 y un Edward Hall reclamó la iniciación en la logia de
Chichester en 1,695, pero no hay otros registros de ninguna de
las logias. El manuscrito No. 4 de Nueva York de 1,693 nombra
a seis miembros de una logia de la que no se conoce nada más.
William Hutchinson en su The Spirit of Freemasonry (1,775), con
la aprobación oficial de la Gran Logia, rechazó cualquier linaje
directo a los masones operativos. Pero muchos albañiles conti-
núan aceptando ese linaje.

Existe la posibilidad de mampostería operativa simultánea del


gremio y la artesanía especulativa en el siglo XVII. Es posible
que las asociaciones no sean operativas después del cese de
la construcción de la iglesia alrededor de 1,540; Cabe señalar
que nueve logias fundadas en el siglo XVIII llevan la palabra
“Operativa” en sus nombres hasta nuestros días. Es posible que
la disolución de los monasterios haya jugado un papel. También
es posible que haya múltiples fuentes.

La historia documentada de la masonería artesanal comienza


en 1,717. La Gran Logia de Inglaterra, apodada “la Gran Logia
de los Modernos”, fue fundada el 24 de junio de 1,717, mientras
que la Gran Logia de Inglaterra, apodada “la Gran Logia de los
Antiguos”, era fundado el 17 de julio de 1,751. Su unión el 25 de
noviembre de 1,813 puso fin a la afirmación de que los Antiguos
eran cismáticos cuando, de hecho, se demostró el linaje de la
Gran Logia de Irlanda.

La Unión de 1,813 también marcó el cierre de la masonería arte-


111
sanal en Inglaterra como una asociación cristiana. El duque de
Sussex, elegido gran maestro anualmente hasta su muerte en
1,843, proclamó que la masonería era universal y eliminó todas
las referencias cristianas de las conferencias y el ritual. Animó
a los cuerpos anexos y al Real Arco a seguir un curso cristiano
pero mantuvo la universalidad de los tres grados de Artesanía.

Extraído de “El origen de la masonería (una nueva teoría)” por CN Ba-


tham y comentarios adjuntos. Ars Quatuor Coronatorum Transacciones
de Quatuor Coronati Lodge No. 2076 . vol. 106 (1,993), ed. Robert A Gil-
bert. Gran Bretaña: 1,993. pp. 16-50. Se puede encontrar más informa-
ción sobre el “Concilium Avenionense” de 1,326 en AQC vol. 87 (1,974),
Jean Heineman.

El Decreto de Avignon (1,326)

Introducción

Las diversas declaraciones papales contra los francmasones


son bien conocidas. La Bula emitida por el Papa Clemente XII
(1,652-1,740) en 1,738, condenando a los Liberi Muratori, (los
francmasones), por “causas justas y razonables”, y la bula de Be-
nedicto XIV (1,675-1,740), confirmando en 1,751 la decisión to-
mado por su predecesor, son documentos religiosos a los que se
hace referencia a menudo en el curso de la Historia Masónica.

Menos conocida y por lo tanto menos discutida es la orden emi-


tida en junio de 1,326 (unos 400 años antes) por un Consejo ce-
lebrado en Aviñón, a petición de Juan XXII (1,244-1,334), natural
de Cahors (Francia) (1). La importancia de este documento es
que establece una fecha anterior sobre la política formal de la
Iglesia Católica Romana relacionada con la pertenencia de los
masones a los gremios y asociaciones.

El contexto

Cuando el texto del Trono Papal concerniente a “la supresión


112
radical de sociedades, ligas y conjuros, referidos como herman-
dades”, por los obispos reunidos en la abadía de Saint Ruf, fue
adoptado y aplicado, el Papa Juan XXII, de 82 años de edad, es-
taba involucrado en actividades principalmente temporales.

Desde su palacio episcopal estableció una serie de programas


para ampliar los Estados Pontificios, construyendo múltiples
castillos y fortalezas en sus tierras y estados, organizando su
administración, mientras imponía una reorganización rigurosa
de las órdenes religiosas y los obispos, reformas tan impopula-
res como él, en diferentes ocasiones, sometidos a amenazas de
envenenamiento y despido.

El documento

Parece finalmente que el Decreto de Aviñón de 1,326 no tenía


otro objetivo que establecer la primacía papal sobre las comu-
nidades cristianas y seculares. Cuatro años antes, el predecesor
de Juan XXII, en la Santa Sede de Aviñón, el Papa Clemente V
(1,264-1,314), había disuelto la Orden del Temple (Caballeros
Templarios) a petición de Felipe IV el hermoso (1,268-1,314).

El Decreto conciliar no tuvo gran impacto en la vida social de


su tiempo. A inicios de los años 1,300, Europa se enriquecía con
nuevos edificios religiosos: la construcción de las catedrales de
Ruán, Tours, Lieja, Estrasburgo y París, estaban lejos de com-
pletarse mientras que las Logias (sitios de construcción) de las
catedrales de Carcasona, Narbona, Dijon y Albi, habían sido
abiertos recientemente; lo que significa, en resumen, que los
grupos corporativos de masones se multiplicaron considera-
blemente, con cargos pero también con privilegios.

Transcripción moderna del latín del Texto

SEGUNDO Avenionenses

Año Christi MCCCXXVI


113
Sobre la supresión radical de sociedades, ligas y conspiraciones, de-
signado bajo el nombre de hermandades.

Ítem ​​(2). En algunos distritos de nuestras provincias, hay personas, en


su mayoría nobles, a veces plebeyos, que organizan ligas, socieda-
des, conspiraciones que están prohibidas tanto por la ley eclesiástica
como por la ley civil; bajo el nombre de hermandades.

Se reúnen una vez al año en lugares donde se llevan a cabo sus asam-
bleas y reuniones secretas; habiendo ingresado a la sala, tienen la
obligación según la cual deben apoyarse mutuamente contra todos
excepto sus Maestros [y] ayudar, aconsejarse y ayudarse mutuamen-
te en cualquier situación.

Algunas veces, después de haberse puesto un traje de uniforme y


usar fichas y signos distintivos, eligen a uno de los suyos como líder;
a quienes juran obediencia completa: por lo tanto, la justicia está su-
friendo como resultado [y] siguen el asesinato y el robo. [Ya no hay
paz ni seguridad; el inocente y el pobre están siendo oprimidos; las
iglesias y las personas de la iglesia, siendo por supuesto considera-
das por esas personas como sus enemigos, deben sufrir como indivi-
duos y en sus pertenencias. En el campo de las leyes y los tribunales,
hay todo tipo de iniquidades y prejuicios.

Tenemos la intención de ponernos de inmediato en contra de tales


empresas incómodas e intentos malhumorados, para llevar a cabo re-
medios efectivos y proteger a nuestra congregación contra el peca-
do, de acuerdo con nuestras funciones sacerdotales, en virtud de la
autoridad del consejo real; y declaramos la nulidad, la disolución y la
desintegración de todas las asambleas, alianzas, sociedades y cons-
piraciones denominadas fraternidades y hermandades, fundadas
por clérigos o seglares, independientemente de la dignidad, estado
o condición a la que pertenezcan y también declaramos nulidad y
anulación de los convenios, convenciones, [y] ordenanzas celebradas
entre ellos.

Resolvemos que los juramentos que deben tomar las personas men-
cionadas están prohibidos, carecen de valor, [y] que nadie se puede
sentir obligado a observarlos. Bajo nuestra garantía, los absolvemos.
Sin embargo, recibirán un castigo saludable de sus confesores por
114
esos juramentos imprudentes y temerarios.

En virtud de la autoridad mencionada, les prohibimos, bajo pena


de excomunión (por nuestra voluntad, implicar a los infractores ipso
facto, después de que el presente decreto se haya publicado en su
iglesia parroquial en dos domingos consecutivos), los prohibimos
que con ocasión de las asambleas mencionadas, reuniones, tertulias
y juramentos se ocupen posteriormente de tales prácticas, organicen
tales hermandades, se sometan a ese tipo de obediencias, se ayuden
mutuamente y se ayuden entre sí, lleven disfraces que indiquen lo
que es a partir de ahora una actividad prohibida y entre ellos se auto-
denominan hermanos, priores o abades de dicha sociedad.

Además, que dentro de los diez días de dicha publicación, cada uno
de ellos le pedirá a su propio confesor (en la medida de lo posible)
que los desvincula de los citados juramentos y que cada uno declare
en público que ya no pertenecerá en el futuro. a tales asociaciones.
Prohibimos ese tipo de conspiraciones, ligas, convenciones, incluso si
no se autodenominan hermandades. Además, pronunciamos su diso-
lución y nulidad de facto, tal como se practican, y colocamos a quie-
nes participan bajo la sentencia de excomunión, una sentencia que
no debería ser cancelada, a menos que sea por el consejo provincial,
excepto en el artículo de la muerte.

Sin embargo, no tenemos intención de suprimir con esta declaración


las hermandades fundadas para la gloria de Dios, de la Santísima Vir-
gen María y de los demás Santos en el apoyo de los pobres, tales co-
fradías que no tienen convenios ni juramentos de este tipo.

NOTAS

1.- El Papa Juan XXII (1,244-1,334) nació en Cahors (una ciudad de la


provincia de Quercy, en el suroeste de Francia) como Jacques Dueze,
de una familia comercial rica. Fue elegido Papa en 1,316, después de
haber sido obispo de Frejus (1,300), Aviñón (1,310) y obispo cardenal
en Oporto (1,313). Fue el segundo de los nueve Papas y antipapas que
estableció la Santa Sede en Aviñón, Francia.
2. - Artículo: Del mismo modo.

115
LA MASONERIA FRANCESA Y
Herbert O
116
Y LOS HOMBRES DE COLOR
Oré B. 33°
117
LA MASONERIA FRANCESA Y LOS HOMBRES DE
COLOR
Herbert Oré B. 33°

El trópico latinoamericano, aportó un gran impulso a la acumu-


lación de capitales para el desarrollo industrial de Inglaterra,
Francia, Holanda y, también, de los Estados Unidos, al mismo
tiempo que mutiló la economía del nordeste de Brasil y de las
islas del Caribe y selló la ruina histórica de África. El comercio
entre Europa, África y América, tuvo por viga maestra el tráfico
de esclavos con destino a las plantaciones de azúcar. Sobre ello
Augusto Cochin dijo: “La historia de un grano de azúcar es toda
una lección de economía política, de política y también de moral”.

Buena parte de la historia del capitalismo moderno puede leer-


se a través de la historia del azúcar. Al fin y al cabo, fue la pri-
mera materia prima que se vendió a gran escala en el mercado
internacional. Era una especie de petróleo de la Edad Moderna.
En el azúcar “se perpetúa una larga historia de relaciones cam-
biantes entre pueblos y sociedades”. La expansión meteórica de
los cañaverales dibujó una nueva economía mundial en que la
tierra de las colonias se destinaba a servir de materias primas
a las metrópolis, y no a alimentar las bocas de los seres huma-
nos que las habitaban. “Así se iba trasvasando la sangre por to-
dos estos procesos. Se desarrollaban los países desarrollados de
nuestros días; se subdesarrollaban los subdesarrollados”, escri-
be Galeano.

Prosperaron los cañaverales en el Nordeste brasileño, las islas


del Caribe –Cuba, Haití, Jamaica– y la costa peruana. Al inte-
grarse al mercado mundial, cada área conoció un ciclo dinámi-
co; luego, por el agotamiento de la tierra o por la aparición de
otros productos sustitutos u otras zonas de producción, sobre-
vino la decadencia. Así, una región bendecida por la fertilidad,
nacida para producir alimentos más allá de sus necesidades, se
convirtió en una región donde buena parte de la población pa-
118
saba hambre, y donde, hasta hoy, la estructura del desperdicio
latifundista obligaba a traer alimentos desde otras zonas.

En los ss. XVII y XVIII, el Caribe y las Antillas eran las Sugar
Islands. Comenzaron a llegar esclavos de forma masiva. “El in-
genio absorbía todo, hombres y tierras”.

Eduardo Galeano en “Las Venas Abiertas de América Latina” es-


cribe: Las tribus de África occidental vivían planeando entre sí,
como aumentar los prisioneros de guerra, para sus reservas de
esclavos que vendían a los traficantes. Pertenecían a los dominios
coloniales de Portugal, pero los portugueses no tenían naves ni
artículos industriales que ofrecer en la época del auge de la trata
de negros, y se convirtieron en intermediarios entre los capitanes
negreros de otras potencias y los reyezuelos africanos. Inglaterra
fue, hasta que ya no le resultó conveniente, la gran campeona de
la compra y venta de carne humana.

Los holandeses tenían más larga tradición en el negocio, porque


Carlos V les había regalado el monopolio del transporte de ne-
gros a América tiempo antes de que Inglaterra obtuviera el dere-
cho de introducir esclavos en las colonias ajenas.

Y en cuanto a Francia, Luis XIV, el Rey Sol, compartía con el rey


de España la mitad de las ganancias de la Compañía de Guinea,
formada en 1,701 para el tráfico de esclavos hacia América, y su
ministro Colbert, artífice de la industrialización francesa, afirma-
ba que la trata de negros era “recomendable para el progreso de
la marina mercante nacional”.

El descubrimiento de América elevo al sistema mercantil a su


máximo esplendor y gloria. El motor de acumulación de capital
mercantil europeo fue la esclavitud; sobre ese capital, se cons-
truyó el capital industrial de los tiempos contemporáneos. En
los albores del s. XVI y la agonía del s. XIX, llegaron millones
de esclavos africanos, pero, sobrevivieron muchos menos. Del
119
Potomac al río de la Plata, los esclavos edificaron la casa de
sus amos, talaron los bosques, cortaron y molieron las cañas de
azúcar, plantaron algodón, cultivaron cacao, cosecharon café y
tabaco y rastrearon los cauces en busca de oro. Decía un plan-
tador inglés de Jamaica: “los negros son más fácil de comprarlos
que criarlos”.

El capitán John Hawkins, allá por 1,562, cargo trescientos negros


de contrabando de la Guinea portuguesa y la reina Isabel se
puso furiosa: “Esta aventura –sentenció– clama venganza del cie-
lo”. Hawkins en su defensa contó, que en el Caribe había obte-
nido, a cambio de los esclavos, un cargamento de azúcar, pieles,
perlas y jengibre. La reina perdonó al pirata y se convirtió en su
socia comercial. Un siglo después, el duque de York marcaba
con hierro candente sus iniciales, DY, sobre la nalga izquierda
o el pecho de los tres mil negros que anualmente conducía su
empresa hacia las islas del azúcar. La Real Compañía Africana,
entre cuyos accionistas figuraba el rey Carlos II, daba trescien-
tos por ciento de dividendos, pese a que, de los 70 mil esclavos
que embarcó entre 1,680 y 1,688, solo 46 mil sobrevivieron la
travesía. Durante los viajes, numerosos africanos morían víctima
de epidemias, desnutrición, o se suicidaban. Inglaterra lenta-
mente iba quebrando la hegemonía holandesa en la trata de
negros. La South Sea Company fue la principal usufructuaria del
“derecho de asiento” concedido a los ingleses por España, y en
ella estaban los más prominentes personajes de la política y las
finanzas británicas; el negocio, enloqueció a la bolsa de valores
de Londres y desató una especulación de leyenda.

El transporte de esclavos elevó a Bristol –sede de astilleros– al


rango de segunda ciudad de Inglaterra, y convirtió a Liverpool
en el mayor puerto del mundo. Partían navíos con sus bodegas
cargadas de armas, telas, ginebra, ron, chucherías y vidrios de
colores, que era el medio de pago para la mercadería humana
de África, que a su vez pagaba el azúcar, el algodón, el café y el
cacao de las plantaciones coloniales de América. Los ingleses
120
imponían su reinado sobre los mares. A fines del s. XVIII, África
y el Caribe daban trabajo a ciento ochenta mil obreros textiles
en Manchester; de Sheffield provenían los cuchillos, y de Bir-
mingham, 150 mil mosquetes por año. Los caciques africanos
recibían mercancía británica y entregaban cargamentos de es-
clavos a los capitanes negreros. Obtenían así armas y abundan-
te aguardiente para continuar con sus cacerías en las aldeas.
Los esclavos que provenían de la selva, no habían visto nunca
el mar; confundían los rugidos del océano con los de algunas
bestias sumergida que los esperaba para devorarlos. Esta era la
realidad del comercio de esclavos en África, Europa y América.

Pero no solo llegaron esclavos africanos, también hubieron es-


clavos blancos llegados de Europa. Desde 1,625 los irlandeses
fueron simplemente secuestrados, vendidos y puestos a tra-
bajar como esclavos: era un nuevo y lucrativo negocio masivo.
Aunque la propaganda inglesa siguió llamando a estos escla-
vos “indentured servants”, desde 1,625 se trataba ya siempre de
mera trata de seres humanos y esclavitud forzada.

En el s. XVII, habían esclavos blancos y católicos en el Caribe y


las posesiones británicas en Norteamérica. Más aún, los escla-
vos blancos eran abundantes, baratos y desechables, y tendían
a morir con facilidad. Los esclavos negros, en cambio, se consi-
deraban resistentes, fuertes, escasos y caros, y se les alimenta-
ba y trataba mejor.

Durante este siglo un esclavo irlandés costaba el equivalente a


5 libras esterlinas, mientras que uno negro costaba entre 4 y 10
veces más. Los dueños de las plantaciones tenían apenas inte-
rés en mantener vivos a los esclavos irlandeses.

La demanda era alta, los esclavos morían pronto. No bastaban


los presos políticos que eran los rebeldes al dominio inglés,
cualquier crimen común como los pequeños robos, etc., era ex-
cusa para deportar irlandeses a las plantaciones. También había
121
bandas de secuestradores que recorrían el campo, atrapaban a
cualquiera y lo vendían a los traficantes sin que nadie pregunta-
ra mucho. Los esclavos negros en el Caribe británico había que
comprarlos. Los esclavos irlandeses, en cambio, llegaban casi
regalados por el Estado a las plantaciones.

En 1,651, Cromwell ganó dos guerras contra Holanda para ase-


gurarse el monopolio del tráfico de esclavos y en 1,655 con-
quistaba Jamaica a los españoles para convertirla en su gran
base esclavista en el Caribe. Pero no desatendió el resto de las
plantaciones. En 1,652 envió otros 12,000 esclavos irlandeses a
los Barbados. Se debe tener en cuenta que Cromwell financiaba
sus guerras en Irlanda, simplemente, prometiendo tierras a los
señores ingleses que allí acudieran a luchar. En esas tierras so-
braba población campesina: los señores preferían dedicarlas a
pastos. Una norma de 1,657 establecía que todos los habitantes
del condado de Clare debían trasladarse en seis meses o ser
detenidos por “alta traición” y enviados a las Américas.

Cromwell murió en 1,660, pero su sucesor Carlos II, hijo del de-
capitado Carlos I, no dudó en mantener el negocio de la trata,
con el compromiso de entregar al menos 3,000 esclavos anuales
a la “Real Compañía de Aventureros” –en realidad, una compañía
de venta de esclavos– que en sus inicios llevaba a individuos
que aceptaban voluntariamente ir a América y pagaba el pasaje,
manutención y un pedazo de tierra en las colonias, trabajando
en el lugar de destino una serie de horas diarias durante unos
años. Este acuerdo figuraba por escrito, pero todo ello cambio
desde 1,625: los irlandeses fueron simplemente secuestrados,
vendidos y puestos a trabajar como esclavos, ya no había más
“indentured servants”.

LA MASONERÍA EN EL EJERCITO FRANCÉS

Muchos notables revolucionarios franceses fueron francmaso-


nes: Voltaire, Marques de Lafayette, Mirabeau, Georges Danton y
122
el duque de Orleáns por citar algunos, por otra parte, el ejército
francés tenía un alto porcentaje de oficiales francmasones, que
constituían la mitad de los 2,500 francmasones en París. El gene-
ral Kleber, que participó con Napoleón en la Campaña Egipcia,
fundó la Logia “Isis” en El Cairo poco después de que las tro-
pas napoleónicas habían conquistado esa ciudad. Mientras que
los hermanos Gaspard Monge, miembro de la Logia Militar “La
Unión Perfecta” de Mezieres, y Dominique Vivant Denon, miem-
bro de la “Reunión Perfecta” de la Logia en París, estaban entre
los militares que lucharon con éxito para cambiar la suerte de
la campaña de Egipto por Napoleón. Algunos dicen que Napo-
león fue hecho masón en Malta en 1,798 en su camino a Egipto,
otros afirman que fue iniciado en la “Perfect Sincerity Lodge” de
Marsella, por otra parte sus hermanos también fueron masones
e incluso fueron instalados como Grandes Maestros del Gran
Oriente de Francia.

Lo cierto es que los mejores años de la francmasonería en Fran-


cia fueron los que siguieron al golpe de Estado de Napoleón
del 18 Brumario, cuando tomó el poder como primer cónsul; un
evento que marcó el final de la Revolución Francesa.
123
Para la Francmasonería francesa, siguieron quince años de cre-
cimiento constante. La membresía se multiplicó, las Logias au-
mentaron de 300 a 1,220 en dos años y Napoleón consideró todo
esto con benevolencia y satisfacción, en el entendido de que se
beneficiaba enormemente en el aspecto militar y político, así
como tener el apoyo de la Orden Masónica. Con el crecimiento
de logias militares masónicas en Francia, la fuerza derivada de
la cohesión de los hombres en la batalla llevó al ejército francés
de la victoria al triunfo. La lista de individuos ilustres y altamente
influyentes que fueron declarados francmasones en el momento
en que Napoleón estuvo en el poder es larga e impresionan-
te. Príncipes, Marshalls, Comandantes y Generales del Ejército,
Almirantes, Senadores, Embajadores, Ministros, Académicos, y
otros.

EL GADU Y LA RAZA EN LA MASONERIA FRANCESA.

El GOdF el 8 de julio del año 1,869 con la participación de 300


delegados en su Convención de Gran Oriente habían hecho la
siguiente declaración: “Los masones de la obediencia del Gran
Oriente de Francia y Supremo Consejo para la Francia y pose-
siones francesas, representadas por sus mandatarios legales y
regulares en la Convención del año 1,869, AFIRMAN SOLEMNE-
MENTE QUE LA HUMANIDAD Y LA MASONERIA SON ULTRAJADAS,
CUANDO POR MOTIVOS DE RAZA O DE RELIGION BASTAN PARA
IMPEDIR A UN PROFANO LA ENTRADA EN LA GRAN FAMILIA MA-
SONICA”. Esto causo algarabía en las logias masónicas de los
Estados Unidos, especialmente en la Gran Logia Prince Hall,
que se apresuraron en hacer llegar sus saludos al GOdF y feli-
citarles por haber adoptado estas trascendentales decisiones,
que fortalecía los grandes principios de la Libertad, Igualdad y
Fraternidad, al eliminar los impedimentos raciales y religiosos.

La masonería francesa se diferenciaba de la inglesa en impor-


tantes aspectos, así en el año 1,877 el GOdF redacta el artículo
1º de su Constitución de la siguiente manera: “La Francmasone-
124
ría, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva,
es la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral universal, de
las ciencias y artes y la beneficencia. Ella tiene por principios la
libertad absoluta de conciencia y la libertad humana. Su lema: Li-
bertad, Igualdad, Fraternidad”. Había suprimido para sus miem-
bros la obligación de creer en el Gran Arquitecto del Universo,
lo cual precipito la ruptura con la masonería inglesa, quienes
en 1,723 habían manifestado un temperamento similar, cuando
publican las Constituciones de Anderson, en lo referido a dios:
“I. De Dios y de la Religión. El Masón está obligado por su ca-
rácter a obedecer la ley moral, y si debidamente comprende el
Arte, no será jamás un estúpido ateo ni un libertino irreligioso.
Pero aunque en tiempos antiguos los masones estaban obligados
a pertenecer a la religión dominante en su país, cualquiera que
fuere, se considera hoy mucho más conveniente obligarlos tan
sólo a profesar aquella religión que todo hombre acepta, dejando
a cada uno libre en sus individuales opiniones; es decir, que han
de ser hombres probos y rectos, de honor y honradez, cualquiera
que sea el credo o denominación que los distinga. De esta suerte
la Masonería es el Centro de Unión y el medio de conciliar ver-
dadera Fraternidad entre personas que hubieran permanecido
perpetuamente distanciadas”. Es decir para la Gran Logia de
Londres y Westminster, no había la obligación de creer en una
religión oficial, era suficiente no ser ateo o irreligioso, tampoco
era requisito para ser masón, creer en el Gran Arquitecto del
Universo. Posteriormente esta parte y otras de la Constitución
de Anderson fueron modificadas.

Tras la postura tomada en 1,877, tanto el Gran Oriente de Bélgi-


ca, la Gran Logia de Hungría, y el propio GOdF, tendrán enfren-
te a la que desde su inicio fue su antagonica la Gran Logia Unida
de Inglaterra, quien adoptará en 1,878, una resolución en la cual
indicaba que la creencia en el GADU y su voluntad revelada
era una condición esencial para la admisión en la masonería
inglesa, lo cual volverá a confirmar en 1,989 con la exigencia
renovada en creer en un Ser Supremo.
125
El hecho que el GOdF admita la iniciación de negros en la ma-
sonería desde 1,869 de manera formal, le llevo a la ruptura con
la masonería del Sur de los Estados Unidos en 1,870, que no lo
aceptaban.

En las colonias francesas de América, los principios de la ma-


sonería francesa se practicaban con regularidad, y las rupturas
entre los orientes europeos generaban igual actitud, así Alan P.
Durante nos narra lo siguiente: “En Centroamérica, la masone-
ría cubana se tiñe de negro, del primer negro –Lázaro Cuesta, 72
años de edad y cincuenta de masonería– que alcanza el grado de
Gran Maestro de la Logia de Cuba en 150 años. Y pensar que la
masonería cubana debe su existencia a un país de negros y escla-
vos. Precisamente los franceses provenientes de Haití fueron los
que fundaron, a fines del siglo XVIII, la primera logia en la vecina
Isla”, esta masonería conservara muchos símbolos propios de la
masonería francesa: “Se sienta escoltado por la bandera cubana
y la de la colmena con siete abejas, la bandera de la “institución”,
escribe el periodista Carlos Batista en una crónica desde Cuba
redactada para la agencia France Presse. Cuesta levanta su mano
derecha y hace el primero de siete brindis rituales. “Preparen ar-
mas, apunten, fuego”, ordena el maestro de ceremonias para cada
sorbo. Después los masones entrelazan sus manos en una “cadena
fraternal” y proclaman Libertad, igualdad y fraternidad” (Alan P.
Durante, “Cuba Nueva, Masonería Vieja”).

La masonería en el Caribe y puertos del litoral Atlántico del rei-


no de Francia en América, se caracterizan por un surgimiento
precoz respecto a los puertos del Atlántico francés, así en 1,730
en Burdeos aparecen las primeras logias francesas, luego en El
Havre y Nantes, cuyas logias constituidas fueron regularizados
en 1,744, aportando a la masonería parisina algunos afiliados,
mientras en la Martinica y Santo Domingo la masonería ya esta-
ba sólidamente implantada, por la apertura de las logias cari-
beñas a los hombres de color y una actitud abolicionista de los
iniciados en las logias portuarias, sin embargo muchas estaban
126
en contradicción, especialmente aquellas constituidas por los
negreros que comercializaban negros traídos del África, hecho
que fue criticado por los masones franceses parisinos ilustra-
dos, hasta que se dio la revolución de Santo Domingo.

Después de 12 años de levantamientos, guerras, masacres y


traiciones, la revolución que estalló en 1,791, en Santo Domin-
go, desembocó en la abolición de la esclavitud y en la inde-
pendencia de Haití en 1,803. Esta revolución fue consecuencia
y prolongación de la Revolución Francesa. Sus etapas sucesivas,
marcadas por numerosos enfrentamientos y entuertos fueron
ampliamente determinadas por el flujo y reflujo de la revolu-
ción en Francia, la misma que también afecto a la masonería en
ella.

En Latinoamérica, otros orientes que habían sido constituidos


por los franceses, practicaban los principios de la masonería
francesa, así Oscar Figueredo nos proporciona Algunas conclu-
siones sobre la masonería uruguaya:

-En primer lugar, nuestra Masonería es hija ideológica de aquella


que se desarrolló en Francia, no sólo porque el Rito que practica-
mos tiene –en definitiva– ese origen, sino esencialmente porque
como uruguayos y latinoamericanos hemos abrevado en la cultu-
ra de las luces del siglo XVIII, en el racionalismo, la ilustración y
la época moderna.
-También nuestra Masonería es hija (como no podría ser de otra
manera) de los acontecimientos históricos ocurridos en nuestro
país, más que nada en relación a los enfrentamientos generados
entre nuestra Institución y la Iglesia Católica durante la segunda
mitad del siglo XIX y principios del XX (Secularización de los Ce-
menterios, Retiros de los Crucifijos de los Hospitales, Laicidad de
la Enseñanza, etc.).
-Quizás fueron tales hechos, conjuntamente con el sentimiento an-
ticlerical que se desarrollara en nuestra Orden, los que permiten
explicar las decisiones adoptadas ya en 1881, al retirar litúrgica-
127
mente la Biblia de nuestros Altares y sustituirla por la Constitución
del Gran Oriente, como Volumen de la Ley Moral.
-Tuvo que acaecer un hecho de trascendencia como lo fue la con-
formación de la primera organización masónica multinacional de
la Masonería Simbólica fuera de Europa, para que la GLUI fijara
su atención en los principales promotores (básicamente, Chile y
Uruguay). (Oscar Figueredo, La Regularidad Masónica. El pro-
ceso uruguayo).

EL TRAFICO DE ESCLAVOS EN EL CARIBE Y SU LU-


CHA POR SU LIBERTAD.

Después de la llegada de Cristóbal Colón a las costas de la isla,


que llamara La Española, se funda una colonia española en su
parte sudeste. Los colonizadores han traído con ellos el cristia-
nismo, los trabajos forzados, las violaciones y el pillaje. También
traen enfermedades infecciosas. Para someter a los indígenas
rebeldes, organizaban hambrunas, cuya consecuencia de esta
“misión civilizadora”, fue la dramática reducción de la población
indígena, que pasó de 1´300,000 a sólo 60,000 en el transcurso
de 15 años.

En 1,695, el tratado de Ryswick otorgaba la parte occidental de


la isla La Española a Francia, y durante todo el s. XVIII, la trata
de esclavos se desarrolló masivamente. Los capturaban en Áfri-
ca (Camerún, Nigeria y Ghana) y embarcaban por la fuerza, los
esclavos atravesaban el Atlántico encadenados y amontonados,
en bodegas sofocantes de las naves negreras. Este comercio
desplazó a centenares de miles de africanos hacia América y
las Indias Occidentales, donde fueron entregados a la crueldad
de los blancos.

Marcados con hierros candentes, los esclavos sufrían el látigo,


las mutilaciones y toda clase de torturas. Sus dueños se jactaban
de los “refinamientos” de sus métodos de castigo y de sus con-
denas a muerte. Les derramaban cera hirviendo en sus cabezas.
128
Les hacían comer sus excrementos. Los condenados a muerte
eran quemados vivos o morían atados a cuatro estacas, con el
vientre abierto, mientras los perros les comían las entrañas.

Tráfico de esclavos, grabado de Rollet a partir de un cuadro de George


Morland. Museo de la Artes Africanas y Oceánicas, París.

La burguesía francesa se cebaba en esa brutalidad. Los dueños


de Santo Domingo estaban corrompidos por el poder sobre la
vida y la muerte que poseían sobre esa numerosa masa de seres
humanos. La fortuna de la burguesía naviera, construida sobre
la trata de esclavos, estaba parcialmente invertida en la colonia.
Los agentes y negociantes, así como los hijos de familias nobles
empobrecidas y distintos comerciantes, formaban el escalafón
superior de la sociedad colonial de propietarios, por debajo
del cual se encontraban los clérigos, los notarios, los abogados,
los regidores, los capataces y los artesanos.

Si consideramos su superficie, ninguna parte del mundo, po-


seía más riquezas que la colonia de Santo Domingo. Así, un gran
129
número de blancos –jornaleros, vagabundos urbanos y crimi-
nales– se instalaban en Santo Domingo con la esperanza de
enriquecerse y de gozar de un estatus que estaba fuera de su
alcance en Francia.

Para la burguesía naviera de Nantes y Burdeos, la abolición de


la esclavitud significaba la ruina. También lo era para los due-
ños de esclavos en la isla. La permanencia de la esclavitud y la
discriminación racial era vital, y para mantenerlas, no retroce-
derían ante ninguna atrocidad.

Un sector ínfimo de negros –cocheros, cocineros, nodrizas, ser-


vicio doméstico, etc.– escapaba al calvario que sufrían la in-
mensa mayoría de la masa de esclavos, y hasta podían acceder
a un poco de instrucción. Es de esta fina capa social de donde
saldrían la mayor parte de los jefes de la revolución, entre ellos,
Toussaint Breda, el que sería conocido como Toussaint Louver-
ture.

El padre de Toussaint llega a la isla en las bodegas de una nave


negrera, pero tiene suerte al ser comprado por un colono que le
otorga algunas libertades. Primero de ocho hijos, Toussaint tuvo
como padrino al esclavo llamado Pierre Batiste, que le enseñó
francés rudimentario. Fue pastor, más tarde cochero. De entre
los libros que Toussaint pudo leer, se encuentra la Historia Filo-
sófica del Asentamiento y Comercio de los Europeos en las Dos
Indias, publicado por el abad Raynal. Convencido de que una
revuelta estallaría en las colonias, el abad escribía: “Dos colo-
nias de negros fugitivos existen ya. Estos relámpagos anuncian el
trueno. Sólo falta un jefe valiente. ¿Adonde está? Aparecerá, no lo
dudemos. Vendrá y levantará la bandera sagrada de la libertad”.

A lo largo de su vida, Toussaint Louverture era conocido como


un devoto católico romano . Aunque el Vudú generalmente se
practicaba en Santo Domingo en combinación con el catolicis-
mo, poco se sabe con certeza si Toussaint Louverture tenía al-
130
guna conexión con él. Oficialmente como gobernante de Santo
Domingo, lo desalentó.

Los historiadores han sugerido que era un miembro de alto gra-


do de la Logia Masónica de Santo Domingo, basada en un sím-
bolo masónico que utiliza en su firma. La membresía de varios
negros libres y hombres blancos cercanos a él ha sido confir-
mada.

Toussaint Louverture comenzó su carrera militar como líder


de la rebelión de esclavos de 1791 en la colonia francesa de
Saint-Domingue; para entonces ya era un hombre negro libre y
un jacobino. Inicialmente aliado con los españoles de la vecina
Santo Domingo (República Dominicana moderna), Louverture
cambió su lealtad a los franceses cuando abolieron la esclavi-
tud. Poco a poco estableció el control de toda la isla y utilizó
tácticas políticas y militares para ganar el dominio sobre sus
rivales. A lo largo de sus años en el poder, trabajó para mejorar
la economía y la seguridad de Saint-Domingue. Restauró el sis-
tema de plantaciones mediante el trabajo remunerado, negoció
tratados comerciales con el Reino Unido y los Estados Unidos, y
mantuvo un ejército grande y bien disciplinado

Cuando la revolución francesa estalla, los blancos y sus descen-


dientes a los que llaman “pequeños blancos”, ven la oportuni-
131
dad de asestar un golpe a la autoridad de la monarquía y de
hacerse reconocer como dueños de la isla. Desde hacía tiempo,
pregonaban la exterminación de todos los mulatos –de sangre
mezclada– de quienes querían apropiarse los bienes. Numero-
sos mulatos fueron incorporados a la milicia de la autoridad mo-
nárquica, que se apoyaba en ellos para resistir a los alzamientos
“revolucionarios” de los blancos.

Las condiciones infrahumanas a las que estaba sometida la ma-


yoría de los esclavos, despertaban en un gran número de ellos,
el fatalismo y la indiferencia hacia su propio destino. Pero eso
no evitaba que se produjeran actos de resistencia. Estos actos
se plasmaban en “evasiones” a través de suicidios o los envene-
namientos de los negreros, de sus mujeres e hijos.

Los esclavos que huían, se escondían en las regiones montaño-


sas y los bosques, donde formaban grupos de fugitivos llama-
dos “marrones”. A mitad del s. XVIII, uno de ellos, Makandal, se
propuso alzar a los negros de forma masiva y echar a los colo-
nos. Su plan consistía en el envenenamiento del agua de todas
las casas de los colonos. Pero este plan nunca se llevó a cabo.
Traicionado, Makandal fue capturado y quemado vivo en 1,758.

A partir de 1,789, la gente de color libre de Saint-Domingue se


inspiró en la Revolución Francesa para buscar una expansión
de sus derechos. Inicialmente, la población esclava no se invo-
lucró en el conflicto. En agosto de 1,791, una ceremonia de Vudú
en Bois Caiman marcó el comienzo de una importante rebelión
de esclavos en el norte. Al parecer, Louverture no participó en
las primeras etapas de la rebelión, pero después de algunas
semanas envió a su familia a un lugar seguro en Santo Domingo
colonia de España, y ayudó a los capataces de la plantación de
Breda a abandonar la isla. Se unió a las fuerzas de Georges Bias-
sou, al mando de un pequeño destacamento. Los documentos
que sobrevivieron lo muestran participando en el liderazgo de
la rebelión, discutiendo estrategias y negociando con los parti-
132
darios españoles de la rebelión por suministros.

En diciembre de 1,791, participó en negociaciones entre los lí-


deres rebeldes y el gobernador francés, Blanchelande, para la
liberación de sus prisioneros blancos y el regreso al trabajo a
cambio de la prohibición del uso del látigo, un día no laborable
adicional por persona a la semana, y libertad para un puñado
de líderes. Cuando la oferta fue rechazada, jugó un papel deci-
sivo en la prevención de la masacre de los prisioneros blancos
de Biassou. Los prisioneros fueron liberados luego de nuevas
negociaciones con los comisionados franceses y llevados a Le
Cap por Louverture. Esperaba aprovechar la ocasión para pre-
sentar las demandas de la rebelión a la asamblea colonial, pero
se negaron a reunirse con él.

En 1,790, la revolución francesa estaba en retroceso. La burgue-


sía naviera, que dominaba la Asamblea Nacional, se conforma
con el compromiso establecido con la monarquía, y no desea
que la revolución vaya más allá. Se niega a reconocer los dere-
chos de los mulatos por miedo a abrir una vía a la rebelión de
los esclavos negros. Sin embargo, de la misma forma en que el
conflicto de intereses entre la burguesía y la monarquía abre
un espacio para la entrada en acción de las masas parisinas,
el conflicto entre los blancos y los mulatos de Saint-Domingue
desencadena la revolución de los esclavos que estalla en la no-
che del 22 al 23 de agosto de 1,791.

Los instigadores de la insurrección se aglutinan alrededor de


Boukman, en el bosque de la montaña Morne Rouge, a la luz
de las antorchas y bajo la lluvia de una tormenta tropical. Des-
pués de beber la sangre de un cerdo degollado, Boukman eleva
una plegaria: “El dios de los blancos les inspira crímenes, pero el
nuestro sólo nos empuja hacia las buenas acciones. Nuestro dios,
bueno para nosotros, nos ordena vengarnos de las ofensas reci-
bidas. El dirigirá nuestras armas y nos ayudará”. En pocas horas,
la insurrección había asolado la mitad de la llanura del norte.
133
Los esclavos destruían y mataban incansablemente al grito de
“¡Venganza! ¡Venganza!”

Un mes después del inicio de la insurrección, Toussaint Louver-


ture se une a ella y se convierte, junto a Biassou y Jean-François,
en uno de los dirigentes del movimiento. Los esclavos en re-
belión dominaban los campos, pero empezaban a paralizarse.
Ante el estancamiento de la insurrección, sus jefes, entre ellos
Toussaint, estaban a punto de abandonar la lucha a cambio de la
liberación de unos 60 jefes. Pero, los patrones no querían saber
nada. Ningún compromiso era posible. De esta forma, para el
ejército revolucionario, del cual Toussaint se había convertido
en el máximo jefe, las opciones eran ¡libertad o muerte!

El gobierno francés mandó una expedición militar, dirigida por


el general Sonthonax, para restablecer el orden, pero antes de
que llegue a Saint-Domingue, la insurrección parisina tumbó la
monarquía y echó a la burguesía esclavista. Esta nueva fase de
la revolución francesa tuvo grandes consecuencias para los es-
clavos de Saint-Domingue, ya que las masas populares levanta-
das en armas sobre las que descansaba el poder revolucionario,
estaban a favor de abolir la esclavitud. ¡Por primera vez, los es-
clavos de Santo Domingo tenían fuertes aliados en Francia!

Toussaint y su ejército de esclavos se ponen al lado de España


para combatir las fuerzas armadas enviadas por Francia. Des-
pués de reorganizar sus tropas, Toussaint ocupa varias ciudades.
Los británicos, aprovechando las dificultades de Sonthonax, se
hacen con el control de toda la costa occidental, menos la capi-
tal. Desbordado por todos lados y con la amenaza de la derrota,
Sonthonax solicita el apoyo de Toussaint frente a los británicos.
Para lograrlo, llega a decretar la abolición de la esclavitud. Pero
Toussaint desconfiaba. ¿Cuál era la actitud de Paris? ¿No era
Sonthonax el encargado por los esclavistas de “restablecer el
orden”? Pero cuando Toussaint se entera del decreto del 4 de
febrero de 1,794, que abolía la esclavitud, Toussaint se puso
134
contra los españoles y se une a Sonthonax para combatir a los
británicos.

La autoridad y el poder de Toussaint Louverture, ya oficial del


ejército francés, no deja de crecer. Con 5,000 hombres a sus
órdenes, mantiene una línea de posiciones fortificadas entre el
norte y el oeste de la isla. Las fuerzas británicas y españolas, en-
frente, tenían superioridad en armamento y aprovisionamiento.
También estaban las fuerzas mulatas dirigidas por Rigaud, aso-
ciadas a los británicos.

Toussaint Louverture

135
Casi todos los soldados de Toussaint habían nacido en África.
No hablaban casi el francés. Sus oficiales eran antiguos escla-
vos, como Dessalines, que llevaba bajo su uniforme del ejército
francés las huellas del látigo de sus antiguos amos. Su fuerza se
nutría del entusiasmo revolucionario y del temor a la vuelta a
la esclavitud. Su principal arma eran las consignas revolucio-
narias: Libertad e Igualdad. Eso daba a los antiguos esclavos
una enorme ventaja sobre las tropas contrarias, que luchaban
por intereses ajenos a ellas. Mal armados y hambrientos, los an-
tiguos esclavos demostraban una valentía y una combatividad
extraordinaria bajo el fuego enemigo. A falta de municiones, lu-
chaban con piedras o con las manos vacías.

La lucha por la libertad atraía a todos los oprimidos de la isla,


lo que proporcionó al ejército de Toussaint una base social de
masa. Hasta que un tal Dieudonné, que se encontraba a la cabe-
za de unos cuantos miles de “marrones”, se dispuso a pasarse
del lado de los generales mulatos Rigaud y Beauvais y de sus
aliados británicos. Toussaint le mandó una carta para explicarle
su error: “los españoles pudieron cegarme un tiempo, pero no
tardé en darme cuenta de su rapacidad. Los he abandonado, y
vencido totalmente. Es posible que los ingleses te hayan podido
engañar, querido hermano, abandónelos. Únase a los honrados
republicanos, y juntos, echemos a estos monárquicos de nuestro
país. Son aves de rapiña que quieren volver a ponernos los grille-
tes que con tanta dificultad hemos roto”.

Esta carta fue leída a las tropas de Dieudonné por un enviado


de Toussaint. Los negros que la escucharon, inmediatamente
denunciaron la traición de Dieudonné, que fue arrestado y en-
carcelado. “Esto prueba de que a pesar de su ignorancia, y su di-
ficultad en ver claro ante tantas proclamas, mentiras, promesas y
trampas en su entorno, realmente querían luchar por la libertad”.

Mientras tanto, en Francia, la revolución llegaba a sus límites.


Las capas inferiores de la sociedad, que habían sido la fuerza
136
motriz de la revolución, no llegaban a sobrepasar los límites del
orden burgués, y la reacción levantó cabeza. Después de la caí-
da de los Jacobinos, son los enemigos de los esclavos, y en par-
ticular la burguesía naviera, los que vuelven a la carga.

Toussaint presintió que el viento giraba. Sonthonax, consciente


también del peligro de la reinstauración de la esclavitud, pro-
puso a Toussaint echar definitivamente de la isla a los colonos
blancos. Toussaint rechazó la propuesta, y terminó por mandar
de vuelta a Sonthonax a Francia. Este gesto hizo que el Directo-
rio recelara de las miras independentista de Toussaint, sospe-
chas inciertas, por cierto. Lo que temía Toussaint, de hecho, era
que Francia volviera a instaurar la esclavitud.

Para tranquilizar al Directorio, Toussaint mandó una larga y no-


table carta, asegurándole su lealtad. Pero se trata sobre todo de
una lealtad a los principios revolucionarios y a la emancipación
de los esclavos. “Francia no renegará de sus principios, no nos
quitará el mayor de sus logros, nos protegerá de nuestros ene-
migos, no permitirá que su decreto del 16 Pluvioso, que es una
alegría para la humanidad, sea revocado. Pero si para restablecer
la esclavitud se hiciera eso, os digo, sería intentar lo imposible:
hemos sabido afrontar todos los peligros para obtener nuestra li-
bertad, y sabremos afrontar la muerte para preservarla”.

En Saint-Domingue mismo, Toussaint todavía intentaba acabar


con los ejércitos de Gran Bretaña. Estos ya habían pagado con
pesado tributo la voluntad revolucionaria de los antiguos escla-
vos. A finales de 1,796, la guerra había matado a 25,000 solda-
dos británicos y herido a 30,000. Ante tantas pérdidas –sin de-
masiados logros– el gobierno de Su Majestad decidió retirarse
y sólo conservar a Môle Saint Nicolas y la Isla de la Tortuga. Pero
Toussaint ni siquiera les iba a otorgar esa simbólica presencia.
Con Rigaud, el general mulato, su aliado ahora, lanzó una ofensi-
va de gran envergadura que dejó al general Maitland como úni-
ca opción, la evacuación de toda la parte occidental de la isla.
137
El 30 de abril de 1798, Toussaint Louverture firmó un tratado
con el general británico, Thomas Maitland, intercambiando la
retirada de las tropas británicas del oeste de Saint-Domingue
por una amnistía para los contrarrevolucionarios franceses en
esas áreas. En mayo, Puerto Príncipe fue devuelto al gobierno
francés en una atmósfera de orden y celebración.

Thomas Maitland con Toussaint Louverture discuten el tratado.

138
En julio de 1,797, el Directorio designaba al general Hédouvi-
lle como representante especial de Francia en Saint-Domingue.
El general tenía como misión reducir el poder y la capacidad
militar de Toussaint, a la espera de recibir nuevos refuerzos mi-
litares. Llegó a Saint-Domingue en abril de 1,798, en el mismo
momento en que Toussaint vencía a los británicos.

Hédouville cierra un acuerdo con Rigaud, quien, una vez más, se


vuelve contra Toussaint. Frente a las provocaciones y amenazas
de Hédouville, Toussaint da orden a Dessalines de atacarlo. La
campaña fulminante de Dessalines, obliga a huir a toda prisa de
Saint-Domingue a Hedouville junto a un millar de funcionarios
y soldados. Toussaint y Dessalines pudieron entonces lanzar su
ofensiva contra Rigaud, en el sur. Después de la derrota de los
mulatos, Toussaint reina sobre la colonia.

Napoleón Bonaparte, ya en el poder, no puede ignorar la autori-


dad de Toussaint, y lo nombra comandante en jefe de Saint-Do-
mingue. Rigaud, que es víctima de un naufragio en su vuelta a
Francia, a la que recién llega en 1,801. Napoleón lo recibe y le
dice: “General, sólo le reprocho una cosa, el no haber sabido ven-
cer”. Por su lado, Toussaint ofrece la administración del sur al
mulato Claireveaux –quien la rechaza– y después a Dessalines,
que manda fusilar a 350 militares mulatos. No le era posible to-
lerar elementos sospechosos frente a la amenaza de una nueva
expedición francesa.

Después de los británicos con Maitland, los franceses con Hé-


douville y los mulatos con Rigaud, ahora les tocaba a los espa-
ñoles al este de la isla, enfrentarse a la fortaleza de los antiguos
esclavos. El 21 de enero de 1,801, el gobernador español tiene
que desalojar la colonia.

Saint-Domingue estaba para entonces desangrado. De los 30,000


blancos que vivían en la isla en 1,789, sólo quedan 10,000, y de
los 40,000 mulatos sólo 30,000. De los 500,000 negros del prin-
139
cipio de la revolución francesa, sólo quedan 350,000. Las planta-
ciones y los cultivos estaban destruidos. Pero el nuevo régimen,
que descansaba ahora sobre una masa de campesinos indepen-
dientes, era mucho mejor que la anterior. La reconstrucción y la
modernización del país podían por fin empezar., La revolución
había creado, principalmente, una nueva raza de hombres, en
los que el sentimiento de inferioridad inculcado por los escla-
vistas había desaparecido.

En Francia, sin embargo, la burguesía naviera sueña con dis-


frutar los fabulosos beneficios de la época pre-revolucionaria.
Para satisfacerla, Napoleón decide volver a instaurar la escla-
vitud de los negros, y la discriminación contra los mulatos. En
diciembre de 1,801, una expedición de 20,000 hombres parte
hacia Saint-Domingue, bajo el mando del cuñado de Napoleón,
el general Leclerc.

En todos estos entuertos y cambios de alianza, nunca la inde-


pendencia estuvo en los objetivos de Toussaint. A medida que
iba llegando la expedición, por todos lados, los blancos mani-
festaban su júbilo ante la perspectiva de que se reinstaure la es-
clavitud. Pero Toussaint seguía sin querer admitir las verdade-
ras intenciones de Napoleón. Estaba convencido de que todavía
era posible un compromiso, y no reaccionaba.

La frustración de los antiguos esclavos frente a ciertos aspec-


tos de la política de Toussaint dio lugar a una insurrección, en
septiembre del 1,801. Se reprochaba a Toussaint el haber fa-
vorecido a los blancos para cuidar sus relaciones con Francia.
Toussaint mandó fusilar a Moïse, su hijo adoptivo o sobrino que
era considerado por los antiguos esclavos como un héroe de la
guerra por la libertad.

En lugar de explicar claramente los objetivos de la expedición,


purgar su ejército de elementos sospechosos y reprime a los
blancos que reclamaban la vuelta de la esclavitud, Toussaint ha-
140
bía reprimido a los de su propio bando que, como Moïse, ha-
bían entendido el peligro y querían darle una respuesta. Eso
explica la desunión, las deserciones masivas y la confusión que
reinaban en su bando en el momento del desembarco, así como
los primeros éxitos de las tropas de Leclerc.

Una vez que el alcance del desastre fue evidente, Toussaint re-
accionó. La resistencia empezó a organizarse, al punto de con-
tener el avance de las fuerzas de Leclerc. Con la estación de las
lluvias y la fiebre amarilla, las pérdidas causadas a los franceses
ponían a Leclerc –él mismo agotado y enfermo–, en una situa-
ción particularmente precaria. La increíble valentía de los anti-
guos esclavos frente a la muerte hizo mella en la moral de los
soldados franceses, que terminaban preguntándose si la justicia
en esta guerra estaba realmente en su bando.

Mientras luchaba valientemente, Toussaint consideraba un de-


sastre este conflicto con Francia. Por esta razón, alternaba una
guerra férrea in situ con negociaciones secretas con el enemi-
go. Seguía con la esperanza de un compromiso, y esa debili-
dad fue aprovechada por el mando francés. Leclerc propuso
un acuerdo de paz, según el cual el ejército de Toussaint debía
incorporarse al ejército francés conservando sus generales y
graduaciones. Este acuerdo se completaba con el compromiso
del no reinstauración de la esclavitud. Toussaint lo aceptó. Pero
en realidad, Leclerc necesitaba ganar tiempo. Estaba a la espe-
ra de refuerzos que, según su criterio, le permitirían exterminar
las tropas de Toussaint y restablecer el régimen esclavista.

A pesar del acuerdo llevado a cabo por Toussaint, la resistencia


seguía. Así, en una región se pacificaba y la resistencia surgía
en otra. La fiebre amarilla mataba a cientos de soldados france-
ses. Leclerc temía una ola de deserciones, entre las tropas ne-
gras que tenía bajo su mando a raíz del acuerdo.

El 7 de junio de 1,802, Toussaint fue convocado para entrevistar-


141
se con el general Brunet. Una vez ahí, fue apresado, encadenado
y, junto a su familia, echado en una fragata que lo devolvió a
Francia. Murió de frío y de malos tratos en Fort-de-Joux, en abril
de 1,803.

Pero este arresto no solucionó nada a Leclerc. Al mes siguien-


te, agobiado, rogaba a Paris que lo sustituyera y que mandara
refuerzos. De los 37,000 soldados que habían llegado en suce-
sivos desembarcos, sólo quedaban 10,000, de los cuales 8,000
se encontraban en los hospitales. “La enfermedad sigue, y hace
horribles estragos” escribía Leclerc, “y la consternación reina
entre las tropas del oeste y del sur”. En el norte, la resistencia se
extendía.

Leclerc había mantenido en secreto las órdenes de Napoleón


sobre la reinstauración de la esclavitud. Pero a fines de julio de
1,802, unos negros a bordo de la fragata La Cocarde, provenien-
te de la isla de Guadalupe, se tiraron al mar, y nadaron hasta la
orilla para llevar la noticia a sus hermanos de Santo Domingo: la
esclavitud había sido reinstaurada en Guadalupe.

La insurrección, en Saint-Domingue, fue inmediata y general. Y


sin embargo, durante algún tiempo todavía, los generales ne-
gros y mulatos no se unieron a los insurrectos. Tenían la espe-
ranza de que su lealtad libraría a los negros de Saint-Domingue
tener el mismo destino que los de Guadalupe. Hasta participa-
ban en la represión a los “asaltantes”. Al final, fueron los genera-
les mulatos Piéton y Claireveaux los que se pasan primero a la
resistencia. Dessalines no tardará en seguir su ejemplo.

Rochambeau, quien sustituye a Leclerc después de su falleci-


miento en noviembre de 1,802, desarrolla, como él, una verda-
dera guerra de exterminio contra los negros, que son fusilados,
ahorcados, ahogados y quemados vivos por miles. Los mulatos
sufren el mismo destino. Rochambeau pide el envío de 35,000
hombres para acabar este trabajo de exterminio, pero Napo-
142
león sólo le puede mandar 10,000.

Para ahorrar municiones, y también como diversión, Rocham-


beau hizo echar a unos mil negros a la bahía del Cap, desde
fragatas francesas. Para que no pudieran nadar, se les ataban
los pies.

Más que una guerra de ejércitos, era una guerra de pueblos, y


la población negra, lejos de dejarse intimidar por los métodos
de Rochambeau, los afrontaba con tal valentía y firmeza, que
asustaba a sus verdugos. Dessalines no tenía tantos escrúpulos
con Francia como Toussaint. Su consigna era: “independencia”.

Dessalines pagaba con la misma moneda, masacrando a todo


blanco que se cruzara por su camino. La ofensiva de los negros
bajo su mando fue de una increíble violencia. La guerra tomaba
forma de guerra racial. Sin embargo, su causa real no respondía
al color de los combatientes, sino a la sed de beneficios de la
burguesía francesa. El 16 de noviembre, los batallones de ne-
gros y mulatos se reagruparon para el asalto final al Cap y a las
fortificaciones que la rodeaban. La potencia del ataque obligó
a Rochambeau a desalojar la isla. El día de su partida, el 29 de
noviembre de 1,803, una declaración previa de independencia
fue publicada. La decisión final fue tomada el 31 de diciembre.
Así es como nació la Republica de Haití.

El “espacio caribeño” fue el lugar de implantación de una ma-


sonería independiente y portadora de su propia historia, igual-
mente fue durante los ss. XVIII y XIX una zona de confrontación
entre las principales potencias masónicas europeas, el Gran
Oriente de Francia y la Gran Logia Unida de Inglaterra. En este
marco de tensiones, los francés se preocuparon por asentar
su autoridad sobre las logias de provincia (en colonias antilla-
nas y en ciudades portuarias como Burdeos, Nantes y Le Ha-
vre), mientras éstas hicieron lo propio en elaborar instrumentos
que buscaron implementar políticas de resistencia y a su vez,
143
aprovechar las distintas tensiones sociales para desarrollarse.
La masonería havresa supo establecer lazos muy estrechos con
logias de Cuba y de Saint-Domingue. La masonería caribeña, al
aceptar hombres de color, provocó que éstas funcionaran como
plataformas para estos movimientos a principios del s. XIX, fa-
cilitando el desarrollo de movimientos nacionales y liberales.

El planteamiento masónico francés de los ss. XVIII y XIX, tenía


un rasgo claramente revolucionario, en base a su práctica de la
tolerancia religiosa, la aceptación de hombres de color y de las
mujeres, en igualdad de condiciones en el seno de la masonería,
sin embargo la política francesa tenía un comportamiento dife-
rentes, así el 28 de junio de 1,881, Francia instituía oficialmente
el racismo de Estado. Jules Ferry, entonces jefe de Gobierno,
promulgo el Código del indigenismo, legislación que rompe la
tradición humanista heredada de la declaración de los derechos
humanos de 1,789. El Código del indigenismo, afectará a terri-
torios que formaban parte del territorio francés. Argelia, forma-
ba parte del territorio francés y todos sus habitantes eran fran-
ceses, y con el Código, más de dos millones de franceses fueron
declarados “legalmente” sub-hombres. Los árabes argelinos de
los tres departamentos (Argel, Orán y Constantina), fueron so-
metidos a una legislación racial bajo un régimen de excepción
permanente. La excusa es que los árabes no querían dejar su
religión musulmana, pero la causa real es que no se quería dar
a estos los mismos derechos que al resto de franceses, ya que
supondría renunciar a la relación de dominación colonial que
los republicanos veían como único medio para “civilizar” a los
indígenas. Algunos juristas y políticos franceses, trataron de fre-
nar esta injusticia pero fue en vano.

Los cálculos más conservadores indican que al menos doce mi-


llones de africanos fueron secuestrados en la costa occidental
de su continente y transportados en barcos negreros europeos
hacia las colonias de América, entre los ss. XVI y XVIII. No todos
sobrevivieron a la travesía y quienes llegaron con vida, labraron
144
en condiciones de esclavitud las plantaciones de los imperios
de España, Inglaterra, Holanda, Francia y Portugal en el Nuevo
Mundo. Las naciones que conforman la Comunidad del Caribe
(Caricom), atribuyen su actual pobreza material a la esclavitud
y al genocidio perpetrado en aquellos tiempos. Por eso deci-
dieron emprender un proceso jurídico contra Inglaterra, Espa-
ña, Francia, Holanda y Portugal, en reclamo de una compensa-
ción económica y de inversión en planes de desarrollo.

Como ya hemos dicho en otras oportunidades, la masonería eu-


ropea, respondían a las políticas de estado de sus correspon-
dientes países, sin necesariamente estar de acuerdo con ellos.
Para ilustrar el tema y comprender mejor a la masonería fran-
cesa y su relación con la masonería en el Caribe, hablaremos
de masones franceses de color, que vivieron este escenario, y
el contexto del problema de las razas en Francia y sus colonias.

Alexandre Antoine David de la Pailleterie, Gene-


ral y masón.

El padre del escritor Alejandro Dumas fue el primer general ne-


gro de Francia, país por el que arriesgó su vida aunque murió
pobre. Alexandre Antoine David de la Pailleterie salió de Fran-
cia en 1,738 en circunstancias borrascosas y buscó refugio en el
Caribe, en la isla de Saint-Domingue –actual Haití–. Hijo de un
marqués, al morir su padre pensó en reclamar el título nobilia-
rio: para entonces llevaba más de treinta años en Haití.

El señor de la Pailleterie volvió a Francia, recuperó el marque-


sado y reclamó de Haití a su hijo Alexandre, nacido de su rela-
ción con Marie Cesette Dumas, una esclava libre de origen afri-
cano. El joven llegó a Francia con 14 años, en agosto de 1,776.

Convertido en un caballero adinerado gracias a la herencia fa-


miliar, el señor de la Pailleterie proporcionó a Alexandre una
excelente educación. Las leyes francesas garantizaban a las
145
personas de raza negra en la metrópoli una aceptable igualdad
de oportunidades: en especial a los hijos “americanos” de ricos
propietarios caribeños.

General Thomas-Alexandre Dumas, apodado “El Conde Negro”

146
Alexandre destacó en todo tipo de ejercicios físicos y se reveló
como un excepcional jinete. Recibió clases de esgrima del más
célebre maestro de armas la época, Joseph Bologne, el caballe-
ro de Saint-George, mulato como él. Esta época dorada terminó
de modo súbito al cabo de diez años; padre e hijo se distan-
ciaron y Alexandre decidió ingresar en el ejército. Sin dinero,
hubo de alistarse –2 de junio de 1,786– como simple soldado.
“¡No arrastres mi apellido entre la tropa!”, le increpó su padre.
Alexandre decidió recuperar el apellido materno.

En agosto de 1,789, el soldado Alexandre Dumas llegó destina-


do a la pequeña localidad de Villers-Cotterêts, a unos 80 km.
de París. Alojado en la posada de L’Écu de France, se enamo-
ró de la hija de su huésped, Marie-Louise Labouret. La boda se
celebró en noviembre de 1,792. Es probable que por entonces
Alexandre se iniciase en la masonería.

A finales de 1,792 fue nombrado segundo oficial de la “Le-


gión de Americanos Libres”, unidad formada por franceses de
raza negra que mandaba su antiguo maestro, el caballero de
Saint-George.

Gracias a su valor y dotes de mando, en 1,793 Alexandre Dumas


era ya general de división en el ejército de la Francia revolucio-
naria. Destinado en los Alpes, derrotó a las tropas austriacas en
el Mont-Cenis –abril-mayo 1,794–; un mes más tarde, fue recla-
mado a París.

Alexandre sospechó una intriga, retrasó el viaje cuanto pudo y


no se presentó en la capital hasta mediados de julio: probable-
mente la caída de Robespierre –27 de julio– le salvó de morir
como él en la guillotina.

Enviado a La Vendée, sofocó la rebelión monárquica y se distin-


guió por la rígida disciplina que impuso a las tropas para evi-
tar los abusos contra la población. Participó luego en el sitio de
147
Düsseldorf –donde resultó herido–, luchó en Italia a las órdenes
de Napoleón, mandó una división durante el cerco de Mantua
y en marzo de 1,797 contuvo por sí solo un escuadrón austria-
co en el puente sobre el río Eisack, cerca de Chiusa: el propio
Napoleón comparó a Dumas con los héroes de la antigua Roma.

En marzo de 1,798 embarcó con el ejército francés que partió a


la conquista de Egipto, en calidad de comandante de la caba-
llería. Allí se renovaron sus diferencias con Napoleón, manifies-
tas ya en Italia. Bonaparte amenazó con acusarlo de sedición;
Dumas ofreció su renuncia y se dispuso a regresar a Francia.
En marzo de 1,799 salió de Egipto. Una tempestad obligó a su
barco, La belle maltaise, a buscar refugio en el puerto italiano
de Tarento, donde fue hecho prisionero por el rey Fernando I de
Nápoles.
148
Dumas sobrevivió durante dos años en Tarento, encarcelado
en condiciones precarias e incomunicado –al parecer, el médi-
co de la prisión trató de envenenarlo–, y pese a las insistentes
gestiones de su esposa Marie-Louise, no salió en libertad hasta
1,801.

Francia estaba cambiando. Napoleón instauró de nuevo la es-


clavitud –abolida en 1,794– en Martinica y Guadalupe, declaró
ilegales los matrimonios interraciales y prohibió la entrada en
la metrópoli a las personas de raza negra; la república de escla-
vos establecida en Haití por Toussaint L’Ouverture fue aplastada
y en el ejército se procedió a una depuración racial.

Con la salud quebrantada, el general se retiró con Marie-Louise


a Villers-Cotterêts: allí nacería su hijo, el futuro escritor Alexan-
dre Dumas.

El general Dumas murió olvidado el 26 de febrero de 1,806,


probablemente como resultado de las secuelas de su cautive-
rio. En 1,913, Anatole France encabezó con Sarah Bernhardt una
campaña para reivindicarlo: “La figura principal de la saga de los
Dumas es el hijo de la negritud: arriesgó cien veces su vida por
Francia y murió pobre. No hay novela, por grande que sea, que
pueda compararse con una biografía como la suya”. Por suscrip-
ción popular, se erigió en París una estatua en su honor, destrui-
da durante la ocupación alemana en 1,941.

Pero ningún hombre vive su vida solo como un individuo. Ya sea


conscientemente o no, también vive la vida de su época y de sus
contemporáneos. A menudo, la vida de un hombre solo puede
entenderse cuando se mira hacia atrás. ¡Como lo es para la his-
toria! Al final, el general Alex Dumas podría ser un héroe olvi-
dado de Francia, pero le dio a su país adoptivo algo mucho más
valioso que sus victorias. Le dio a Francia y al mundo entero un
hijo –Alexandre Dumas– quien inmortalizó su vida para la pos-
teridad haciendo al General Thomas-Alexandre Dumas, en sus
149
novelas, el carácter heroico del Conde de Montecristo y uno de
los tres mosqueteros. Sí, la vida del general Alex inspiró algunas
de las páginas más famosas de la historia de la literatura.

Alexandre Dumas, escritor y masón.

Fue un escritor de armas tomar y sus numerosos diarios de via-


jes así lo atestiguan: recorrió Bélgica, Suiza, Italia, Alemania, Es-
paña, Argelia, Túnez, Rusia y Palestina, entre otros países. Fue
inmensamente rico, pero derrochó su fortuna en fiestas, cenas y
objetos de lujo, hasta el punto de tener que salir de Francia en
una ocasión huyendo de sus acreedores.

150
La doble vida creativa del novelista que firmó Los tres mosque-
teros y El conde de Montecristo, nunca quedará del todo clara
la autoría plena del escritor sobre sus creaciones, porque Tom
Reiss, había escrito “The black count” –El conde negro–, biogra-
fía del primer hombre de raza negra que llegó a general de
Francia, lo que demuestra que ni el personaje de D’Artagnan
retratado en Los tres mosqueteros (1,844), ni el Edmundo Dan-
tès de El Conde de Montecristo (1,845) surgieron únicamente
de la imaginación del novelista Alexandre Dumas.

Por otra parte, en Francia del s. XVIII había lo que se llama el


“negro literario”: así se llamaba a los autores esclavizados por
los escritores famosos que componían para ellos folletos polí-
ticos, novelas y dramas sin que, obviamente, se reconociese su
autoría y ellos recibían, según la leyenda, pagas miserables por
darle la fama a otros. En el mundillo de escritores ingleses se
les llamaba ghost writers –escritores fantasmas– a los que en
Francia se les llamo “noir littéraire”.

En el mercado editorial francés, abunda novelas sobre negros


literarios o en memorias de ex negros que, fastidiados de su ofi-
cio y hartos del obligatorio anonimato, decidieron romperlo y
echar de cabeza a los famosos –actores, políticos, funcionarios,
escritores famosos con agendas demasiado recargadas para
escribir– que los empleaban.

Alejandro Dumas Padre (1,802 - 1,870) el escritor y masón –pues


también hubo un A. Dumas hijo– es, sin duda, uno de los más
exitosos y prolíficos escritores de todos los tiempos. Escribió
más de 300 obras de distintos géneros y entre estos trabajos, se
encuentran títulos tan conocidos como “Los tres mosqueteros”
o “El Conde de Montecristo”, siendo el escritor Francés que ha
sido traducido a más idiomas. Alexandre Dumas fue un mulato,
hijo del general Dumas, famoso durante las campañas italianas
del joven Bonaparte y su madre fue una esclava negra de isla
de santo Domingo, esa descendencia quedo patente en el en-
151
cantador rostro africano –labios carnosos, nariz chata, cabellera
crespa, piel bronceada, según una descripción de época– del
máximo creador de la novela popular, hizo fácil y fatal un chiste
que se volvió materia a litigar en los tribunales: un mulato que
esclavizaba negros.

Dumas escribió unas 300 obras, eso quiere decir que escribió
más de cuatro libros al año. Si además pensamos que son obras
de una densidad de páginas considerable, tal hazaña parece
realmente difícil.

Aunque el asunto tiene una sencilla explicación. Alejandro Du-


mas hizo uso de “negros” para escribir sus obras. Lo más cu-
rioso, es que el asunto no era secreto ni desconocido en la so-
ciedad de la época y tanto es así que a Dumas se le conocía en
ciertos círculos como “El negro de los negros”.

El uso de estos “colaboradores” por parte del escritor no fue


algo esporádico y llegó a tener trabajando a varios de ellos a
la vez y durante bastante tiempo. Al parecer, era tal la cantidad
de novelas que Dumas llegaba a publicar en un solo año, que
según se cuenta, en una ocasión donde se encontraron padre e
hijo, Dumas padre preguntó:

-¿Y qué? ¿Has leído mi última novela?


A lo que Dumas hijo le responde.
-Claro que sí. ¿Y tú, la has leído?

Dumas escribió personalmente parte de su obra y los historia-


dores le reconocen el mérito de que todas las líneas argumen-
tales eran creación suya, además de revisar meticulosamente
la versión final antes de enviarla a la imprenta, como algunos
manuscritos conservados prueban.

El escandalo surge gracias a Eugène de Mirecourt, quien en


1,845 lanzó un libelo donde se denuncia a Dumas como un fal-
152
so artista dueño de una galera de negros esclavizados que le
escribían sus novelas, estos estudiantes pobres y tísicos, eran
los trabajadores de una industria que lo había convertido en un
millonario con vida de gran duque y decisiva influencia política.
Así es como quedó echa la leyenda negra del negro Dumas.

- Toda leyenda tiene un pero ¿Qué ocurría en rea-


lidad?

Dumas, hacia 1,830, se convirtió en un taquillero autor teatral


que popularizó el romanticismo con dramas históricos donde
patentó todos los efectos que los haría célebres en Los tres mos-
queteros (1,844), La reina Margot (1,845), El conde de Monte-
cristo (1,845) El collar de la reina (1,850), El prisionero de la
Bastilla (1,861) y muchas otras más.

Dumas se sirvió de una invención contemporánea –fue la Revue


de Paris la que publicó por primera vez la fórmula “continuará
en el próximo capítulo”– para ligar a los periódicos con la nove-
la por entregas y darle al género una fluidez y un dramatismo
que heredó el cine a lo largo del siguiente siglo.

Como Balzac, Dumas se sirvió de la idea, entonces también nue-


va y hecha posible por la periodicidad de los diarios, de las
series donde los mismos personajes iban apareciendo lo mis-
mo en secuelas. Dumas inventó el mecanismo que sobrevive en
las telenovelas actuales, las cuales hace no mucho perdieron,
al menos en América Latina, su original nombre de telenove-
las y quedaron solo como “novelas”. Así que hay dos clases de
novelas hoy día en América Latina: las que se leen en libros y
las que se ven en la televisión y se almacenan en los videos. De
haber sabido el gran destino de su invento, Dumas, próspero
empresario de entonces, estaría más que satisfecho, porque se-
ría: Dueño de su tiempo y dueño de la posteridad.

Pero para que aquella industria floreciese en su época, Dumas


153
tuvo que rodearse de colaboradores. Maquet, recomendado
por Gérard de Nerval, preparaba las obras. Es decir, hacía las
lecturas históricas, las resumía, escribía borradores y desarro-
llaba argumentos siguiendo el plan general de Dumas, a quien
regresaba el manuscrito para recibir el toque artístico y efec-
tuar los cambios que su revolucionaria noción de la economía
dramática y del suspenso exigían. También, Dumas agregaba
chistes, digresiones y detalles de autor. Lo que Maquet hacía no
era nada distinto a lo efectuado en los talleres de los pintores
del Renacimiento o en el equipo de muchísimos escritores y
guionistas cinematográficos actuales.

Maquet quien decidió poner fin a la relación y denunciar a Du-


mas, en 1,856, estaba interesado en obtener una remuneración
justa en relación a los millonarios ingresos de Dumas (ochen-
ta centavos la línea, 5,626 líneas por volumen, 20 tomos, 52,000
francos de oro). Una versión sobre esto dice: Se probó que Ma-
quet había sido justamente remunerado y se invirtió la acusa-
ción: a causa del genio artístico y comercial del patrón, el negro
era un satélite sin luz propia que había brillado a costa de Du-
mas, quien, se dijo, tenía colaboradores como Napoleón tenía
a sus generales. Maquet perdió los juicios y murió, sin pena ni
gloria, en 1,888. Otra versión manifiesta que: Dumas fue con-
denado a pagar 145,000 francos en diez años. Aunque era una
cantidad importante de dinero lo pagó sin problemas. Sus libros
se vendían bien, pero además, con los “Tres Mosqueteros” tuvo
la idea de editarlo por entregas, conformando una trilogía de un
solo libro. Esta “maniobra comercial” –posteriormente imitada
hasta la saciedad– le proporcionó pingues beneficios. Dumas
ganaba dinero con la misma facilidad que lo gastaba. Le gusta-
ba el buen comer, las fiestas y las mujeres.

Mención aparte, merece el libro de los “Tres Mosqueteros”, su


obra universal. Al parecer, Dumas la basó, rozando el plagio, de
un libro de 1,700 titulado “Memorias de señor D’Artagnan, te-
niente capitán de la primera compañía de los Mosqueteros del
154
Rey” escrito por Gatien de Courtilz. Dumas encontró este libro
por casualidad en la biblioteca de Marsella, de donde lo sacó
en préstamo –hasta hoy, esa ficha sigue pendiente en la biblio-
teca ya que nunca lo devolvió– e hizo uso de un “negro” llamado
Auguste Maquet, que se encargó de recopilar toda la documen-
tación y participó en el primer borrador. Este “colaborador” le
salió contestón y llevó a Dumas a juicio como ya narramos.

Un día, Dumas respondió en estos términos a un insolente que


le había ofendido por su apariencia étnica:

Señor, mi padre era mulato, mi abuelo era negro, y mi bisabuelo


era un mono. Entonces ve, señor, ¡Mi familia comienza donde ter-
mina el tuyo!

El autor de “El conde de Montecristo”, “Los tres mosqueteros”,


“El hombre de la máscara de hierro” y de cientos de novelas
históricas famosas; uno de los autores franceses más leídos en
el mundo, fue un mulato.

El padre de Dumas, el primero de los tres Dumas, un persona-


je que la historia parece haber olvidado u ocultado a nosotros,
lucho como tantos reclutas negros del ejército, defendiendo los
principios de “Liberté, égalité y fraternité” en el suelo de Fran-
cia, así como en el de sus colonias. Saint Domingue –Haití como
se conoce ahora– fue la primera isla de las Antillas en abolir
la esclavitud y declarar a su pueblo libre e igual en 1,794. En
Francia, los militares de “color” alcanzaron niveles de mando
durante la Revolución y la Republica, que podrían haber sido
inconcebibles. Napoleón Bonaparte inicialmente reconoció su
valor y recompensó su heroísmo en la batalla, aunque más ade-
lante en la vida favoreció a los “generales afortunados” sobre los
líderes militares competentes.

Menos pero no el último, Thomas-Alexandre Dumas, como su


hijo, también era masón.
155
Alexandre Dumas (Hijo).

Hijo natural de Alexandre Dumas y Marie-Catherine Labay, cos-


turera, fue, como su padre, un autor mundialmente reconocido.
En 1,831, su padre le reconoció legalmente y le procuró la me-
jor educación posible en la institución Goubaux y la academia
Bourbon. Las leyes, por aquella época, le permitieron a Dumas
padre separar al hijo de su madre y la agonía de ésta inspiró a
Dumas hijo en sus escritos sobre caracteres femeninos y trági-
cos. En casi toda su obra enfatizó el propósito moral de la litera-
tura y, en su novela “El hijo natural” (1,858), expuso la teoría de
que aquél que trae un hijo ilegítimo al mundo, tiene la obliga-
156
ción moral de legitimarlo y casarse con la mujer.

Además de soportar el estigma de la ilegitimidad, Dumas hijo


llevaba sangre negra. Su padre era un cuarterón descendiente
de un noble francés y una negra haitiana. En los internados es-
colares, Dumas hijo fue siempre vituperado por sus compañe-
ros. Todas estas experiencias determinaron sus pensamientos,
comportamiento y escritos. En su primer libro de poemas, “Pe-
cados de juventud” (1,847) denunciaba, de alguna forma, la vida
disipada que llevó en su juventud, renegando de ella.

Tras abandonar el internado y terminar sus primeros estudios,


Dumas se instaló con su padre y se convirtió en un habitual de
la sociedad Parisina. En esos años conoció a Marie Dupleiss,
mujer que le inspiraría para su obra La dama de las camelias
(1.848), novela adaptada al teatro y traducida a varios idiomas.
Su historia fue utilizada por Verdi para su obra La Traviata.

Se casó con la princesa Nadeia Naryschkine (más conocida


como Nadine Dumas), con quien tendría una hija. Tras el falleci-
miento de ésta, contrajo matrimonio con Henriette Régnier.

En el transcurso de su vida, Dumas escribió otras doce novelas


y varias obras teatrales. En 1,867, publicó su novela semi-au-
tobiográfica “El caso Clemenceau”, considerada por muchos
como uno de sus mejores trabajos literarios.

Falleció el 27 de noviembre de 1,895 en su propiedad de Marly-


le-Roi (Yvelines), y fue enterrado en el cementerio de Montmar-
tre (París).

Para concluir.

La isla de Haití fue durante el s. XVIII la principal colonia fran-


cesa. Allí había grandes plantaciones de azúcar y café que eran
trabajadas por miles de esclavos negros traídos de África. En
157
1,791 los esclavos se rebelaron contra los dueños de las plan-
taciones y comenzaron la pelea por su libertad. La lucha duró
diez años y los esclavos lograron la victoria. En 1,804 Haití se
convirtió en la primera república independiente de América
Latina y el primer país sin esclavos del continente.

En las primeras etapas de la conquista de América, toda la isla


de Santo Domingo, incluyendo lo que hoy es Haití, pertenecía
a la Corona española. Como esas tierras no tenían riquezas en
oro y plata, los españoles las descuidaron. Francia aprovechó
ese descuido y las invadió en 1,697 para incorporarlas a sus do-
minios.

Los franceses llamaron a la isla Saint Domingue. En ella se es-


tablecieron grandes plantaciones de azúcar y café que abaste-
cían a toda Europa. Francia se enriqueció con la venta de estos
productos. Para trabajar en las duras condiciones de las planta-
ciones, los terratenientes franceses usaban mano de obra escla-
va. Hombres y mujeres negros que habían sido capturados en
África y traídos a América en contra de su voluntad.

Todo cambió cuando en Francia estalló una revolución que pro-


clamaba la libertad, la igualdad y la fraternidad como derechos
fundamentales del hombre. Estas ideas llegaron a la isla y pro-
vocaron la sublevación de los esclavos negros que deseaban
ser hombres libres. Organizados y armados con cuchillos, pe-
learon contra los hombres que los utilizaban como herramien-
tas, los dueños de las plantaciones. Los esclavos defendían la
idea de que todos los hombres nacen, viven y mueren libres
para decidir su vida.

En 1,794, la Revolución francesa decretó la liberación de los es-


clavos de todas sus colonias. Entonces, los dueños de los escla-
vos pidieron ayuda a Inglaterra y España, que enviaron miles
de soldados para pelear contra los rebeldes. Pero los esclavos
vencieron a las fuerzas de las principales potencias europeas y
158
en 1,804 lograron declarar la independencia de la isla, que pasó
a llamarse Haití. Desde ese momento, la lucha de los esclavos
haitianos se convirtió en un ejemplo para la liberación de los
esclavos en todo el mundo.

Eric Saunier en la Revista de Estudios Históricos de la Masone-


ría Latinoamericana y Caribeña, publico un artículo “El espacio
caribeño: un reto de poder para la francmasonería francesa”, en
159
ella dice: “el “espacio caribeño” fue el lugar de implantación de
una masonería independiente y portadora de su propia historia,
igualmente fue durante los siglos XVIII y XIX una zona de con-
frontación entre las principales potencias masónicas europeas, el
Gran Oriente de Francia y la Gran Logia Unida de Inglaterra. En
este marco de tensiones, el gran auspiciador francés se preocupó
por asentar su autoridad sobre las logias de provincia (en colo-
nias antillanas y en ciudades portuarias como Burdeos, Nantes y
Le Havre), mientras éstas hicieron lo propio en elaborar instru-
mentos que buscaron implementar políticas de resistencia y a su
vez, aprovechar las distintas tensiones sociales para desarrollarse.
La masonería havresa supo establecer lazos muy estrechos con
logias de Cuba y de Santo Domingo”, luego refiriéndose espe-
cialmente a las logias francesas, manifiesta: “la posición de las
logias masónicas frente al desarrollo de movimientos nacionales
y liberales, aceptando hombres de color, provocó que éstas fun-
cionaran como plataformas para estos movimientos a principios
del siglo XIX”. El Caribe, en la historia de las relaciones masóni-
cas inglesas y francesas, tiene gran importancia para compren-
der, el tema de los hermanos de color, porque el Caribe no solo
fué el escenario de los retos de poder económico y administra-
tivo imperial europeo, sino también, la evolución interna de las
logias inglesas y francesas, donde planteaban cuestiones espe-
cíficas, en los talleres caribeños: la actitud frente a la cuestión
de la iniciación de los hombres de color, en un espacio, donde
la economía y el poder, se construye en base a la esclavitud; la
actitud frente a los movimientos independentistas, que modifi-
caran la vida de las logias ubicadas en los puertos del Atlántico.

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161
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