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MUSICOTERAPIA EN

EDUCACIÓN ESPECIAL.
UNA EXPERIENCIA
GRUPAL EN SÍNDROME
DE DOWN.
Mª de los Ángeles Agúndez Ríos
Bloque: Educación integral y áreas transversales.

La musicoterapia es la utilización de la cer necesidades físicas, emocionales,


música y/o de sus elementos musica- mentales y cognitivas. (WFMT 1996)
les (sonido, armonía, melodía y ritmo) Tiene como objetivo primordial el de-
por un musicoterapeuta cualificado sarrollar el potencial humano y /o repa-
con un cliente o grupo en un proceso rar funciones del individuo para que así
diseñado para facilitar y promover co- pueda alcanzar la integración inter e in-
municación, relación, aprendizaje, mo- tra personal y consecuentemente, una
vilización, expresión, organización, y mejor calidad de vida a través de la pre-
otros objetivos terapéuticos relevantes, vención y rehabilitación o tratamiento.
con el fin de lograr cambios y satisfa-

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La musicoterapia en educación especial actúa como
tratamiento específico para favorecer el máximo de-
sarrollo integral de los alumnos/as. En el caso de la
musicoterapia en Síndrome de Down se plantean
una serie de contenidos (la coordinación motora
de movimientos, la comunicación interpersonal, el
lenguaje, los hábitos de autonomía personal y com-
petencial social, los aprendizajes escolares, la pre-
paración para el trabajo y el desarrollo de su perso-
nalidad) que a la hora de su aplicación dependen de
las características individuales del usuario. El ofrecer
a estos chicos/as una intervención musicoterapeúti-
ca favorece su desarrollo personal, emocional y su
comunicación; a la vez que les ofrece la posibilidad
de tener experiencias de tipo estético en un encua-
dre musical, donde la música actúa como vehículo
facilitador de la expresión de sus emociones. Desde
mi experiencia en Síndrome de Down, me propuse
explorar y analizar cómo era el grupo de usuarios
con el que me encontraba. Para ello llevé a cabo
una serie de investigaciones (recogida de datos con
padres, con profesionales del ámbito, observación
directa en actividades cotidianas del centro...) pu-
diendo evaluar las necesidades sobre las que iba a
trabajar:
• Conseguir una mayor libertad de sus acciones
musculares y nerviosas.
• Despertar el impulso rítmico.
• Desarrollar la expresividad emocional. Durante el

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proceso musicoterapéutico con una duración
de 6 meses (distribuidos en 24 sesiones de
55 minutos cada una), trabajé con los méto-
dos pasivos y activos que nos proporciona la
musicoterapia. De los métodos pasivos o re-
ceptivos: la música como estimulación de la
creatividad a través de la expresión verbal y
como modificadora del estado anímico; mien-
tras que de los métodos creativos me basé en
técnicas como la improvisación libre (tocar de
una forma que nunca lo haríamos, dar a cada
uno un instrumento...) y actividades dirigidas
como producir sonidos con el cuerpo, con ins-
trumentos, con objetos…o producir sonidos
fuertes y débiles con el bombo… En cuanto
a la estructuración de las sesiones podemos
hablar de partes muy diferenciadas dentro de
cada una de ellas. Decir que se comenzaba
con la presentación de una canción de bien-
venida o de saludo a fin de situar concreta-
mente y conectar al paciente lo más posible
en este encuadre musical. Seguidamente se
implementaban diferentes técnicas y activida-
des que permitían trabajar los objetivos pre-
viamente establecidos. El grado de estructura
de una sesión venía determinado por la inter-
vención terapéutica necesaria. Las “activida-
des dirigidas” contaban con una determinada
estructura musical adecuada a las necesida-

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des y objetivos propuestos. Cuando coterapeuta es el elemento guía del
la improvisación era libre, potencia- proceso.) e instrumentos de percusión
ba las habilidades y expresiones de (tambor, maracas, güiro, platillo, cas-
los pacientes, siendo éste (el tera- cabeles, djembé…., instrumentos muy
peuta) facilitadora de las emociones apreciados, debido a la importancia del
de los usuarios. (Bruscia, 1987). Por ritmo en la concepción de la música,
tanto, improvisábamos, componía- así como el fácil acceso y la acción di-
mos, tocábamos… los instrumentos recta del cuerpo mediante movimientos
musicales para influir, potenciar, mo- sencillos que favorecían el desbloqueo
tivar…en el desarrollo terapéutico y la mejora del control físico).
del paciente, donde se observaban Al finalizar el proceso musicoterapeú-
todas las respuestas musicales y no tico era conveniente evaluar no sólo
musicales que los usuarios tenían en desde mi
ese encuadre musical. Para cerrar experiencia; sino mediante la recopila-
la sesión es importante realizarlo de ción de información de los profesiona-
manera estructurada y constante, a les que también
través de una canción de despedida trabajaban con ellos (psicólogos, edu-
(con el mismo ritmo, melodía y ar- cadores, logopedas...). Para ello les
monía, cambiando sólo la letra de la entregué una serie de cuestionarios de
canción de bienvenida). los cuales pude comprobar la existen-
cia de un gran avance en la capacidad
En todas las sesiones el material utili- de expresión corporal (focalizado en
zado eran los aceptados por los usua- una cercanía y un contacto físico en-
rios así como los de fácil manejo; per- tre el grupo de iguales), una mejora en
mitiendo satisfacer al paciente y la normas sociales, afectividad, grupo de
consecución de los objetivos. Destacar amigos…
entre ellos la guitarra (permitía acerca- Como musicoterapeuta, a partir de la
mientos diversos, en particular el can- observación directa y las grabaciones
to, la relajación… tocada por la musi- de las sesiones; me di cuenta que al

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evaluar la libertad de acciones musculares-nerviosas mediante el ritmo, comen-
zaban con un desorden rítmico corporal y un exceso de impulsos nerviosos que
se fue modificando hasta conseguir una reducida aunque no menos importante
organización de su cuerpo a nivel rítmico. Diagnostiqué a su vez, la falta de con-
trol sobre sí mismo en las sesiones iniciales con un progreso óptimo al finalizar
dicha mediación musicoterapéutica. Al evaluar el segundo objetivo propuesto
(el impulso rítmico) se apreció que en las primeras sesiones existían una gran
cantidad de estímulos diversos no asimilados ni estructurados a nivel conscien-
te, dando lugar a un exceso de impulsos incontrolados; pero que a partir de las
sesiones sexta y séptima, se produjo una familiarización con dichos estímulos
esquematizados en actitudes como atención acotada, la vivencia del sonido-
silencio… consiguiéndose al final una plena atención en su autonomía así como
un control y estructuración de impulsos. Sin embargo en la expresión emocional
aprecié el desarrollo de la comodidad progresiva, de la confianza emocional
hacia uno mismo, hacia el resto de usuarios y a nivel grupal. En las sesiones las
primeras relaciones y formación de grupos resultan algo característicos y des-
tacables en cuanto a expresión de sentimientos, comunicación limitada visual y
táctil llegando finalmente a partir de la sesión XVIII, a establecerse una perfecta
armonía
grupal donde primaba la expresión de emociones, sentimientos así como la me-
jora del autoestima.
Por tanto, el ofrecer a estos chicos/as una intervención musicoterapeútica fa-
vorece su desarrollo personal, emocional y su comunicación; a la vez que les
ofrece la posibilidad de tener experiencias de tipo estético en un encuadre mu-
sical, donde la música actúa como vehículo facilitador de la expresión de sus
emociones.

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BIBLIOGRAFÍA:
• Alvin, J. Bernardo de Quirós Julio “Música para el niño disminuido” Ricordi
Americana 1974.
• Betés de Toro, M. “Fundamentos de musicoterapia”. Morata 2000.
• Piaget, J. (2001) Adaptación vital y psicología de la inteligencia. Siglo XXI
• Bruscia, K. E. (1987). Improvisational models of music therapy. Springfield, Il,
Charles C Thomas Publisher
• http://www.wfmt.info/WFMT/Home.html
• Revista: “MUSICA, TERAPIA Y COMUNICACION” :
• Nº 19 año 1999 Musicoterapia en educación especial. Martinez Peyraud

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