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SIN DERECHO A ENFERMAR

Tras el último escándalo sucedido en el Hospital de Clínicas de la ciudad de La Paz donde


se descubrió que durante 15 años un aproximado de 4.000 pacientes de cáncer pagaron por
un tratamiento en la Unidad de Radioterapia con un aparato simulador que no
funcionaba, una total estafa que ha conmovido no solo a pacientes y familiares sino a
toda la población boliviana, las críticas hacia el sistema de salud que tenemos
actualmente han vuelto a ser centro de debate en la opinión pública.
El sistema de salud que tenemos, hace que los pacientes deban peregrinar para obtener
una ficha, cada madrugada tenemos el mismo cuadro, colas y colas, en los hospitales
públicos de las principales capitales de nuestro país, de personas enfermas que deben
“competir” entre ellas por una ficha que les garantice la atención del especialista
requerido.
La larga espera se traslada ahora a las salas donde los afortunados pacientes que
lograron hacerse de una ficha aguardan su turno, con las molestias, malestares, propios
de sus padecimientos. Muchos pacientes deben dejar muchas de sus actividades para no
perder el turno que con tanto sacrificio lograron obtener anteriormente.
Este cuadro se repite tanto para asegurados como no asegurados, sean estos atendidos en
centros privados o públicos el costo sigue siendo alto, lamentablemente es sobre los
pacientes que recae todo el peso del ineficiente sistema de salud, materializado en una
atención totalmente precaria que es difícil de describir si es que uno no ha sentido en
carne propia la desesperación de encontrarse en una situación donde los procedimientos
administrativos burocráticos pueden más que el pronto y efectivo auxilio médico,
poniendo en suspenso la vida del propio paciente.
Este no es un problema que solamente se le puede atribuir a este Gobierno,
lamentablemente el tema de salud es un problema estructural que ninguna
administración (incluida esta) ha podido remediar. Pero debemos ser enfáticos en señalar
que la política social del Gobierno de Evo Morales se centró demasiado en
infraestructura y muy poco en la parte de equipamiento, personal y presupuesto para
que dichos establecimientos de salud funcionen.
Con esto no pretendo negar que Morales no ha invertido en salud, en efecto Morales ha
destinado una inversión importante en salud, pero es curioso que sigamos adoleciendo de
los mismos problemas de hace 15 o 20 años. La salud en nuestro país no es universal véase
de donde se vea, a pesar de todos los slogans y espacios publicitarios que así lo señalen
es algo que el ciudadano de a pie no ve en su día a día, no palpa en su realidad.
Bolivia desde el año 2006 hasta la fecha ha destinado a la salud un promedio de 6,23% del
total del Presupuesto General del Estado acumulado (116.786 millones de bolivianos
aproximadamente), un monto claramente insuficiente, si tomamos en cuenta que no se ha
podido dar un giro en cuanto a la salud pública en el país. No debemos olvidar que este
gobierno tuvo ingresos extraordinarios por el boom de los precios de las “commodities”
que bien pudieran haber impulsado una transformación verdadera sobre la premisa de
“acceso universal a la salud” que actualmente se utiliza mucho en la propaganda
gubernamental pero que la propia realidad se encarga de desmentir en toda su
dimensión.
El exministro de salud, Guillermo Cuentas, respecto a la salud en nuestro país, señalaba
que la inversión promedio para salud en Bolivia es de 202 dólares por habitante, en tanto
que en Uruguay es de 1.474 dólares, lo que representa que nuestro país se encontraba en
el último lugar de inversión estatal de la región (2015). Cuentas afirmaba que el
promedio per cápita en Sudamérica en ese entonces era 715 dólares y Bolivia para llegar
al promedio suramericano requería tener un presupuesto de 7.500 millones de dólares
frente a los 2.100 millones de dólares.
Para el año 2017, la situación de la salud en Bolivia, no presentaría cambios
significativos, tal cual manifestaba la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a
través del informe quinquenal de “Salud en las Américas 2017”, la OPS en relación a
Bolivia afirmaba que la inversión en salud se encontraba en el mínimo recomendado de
6% de inversión respecto al Producto Interno Bruto nacional, Bolivia para el año 2017
destinaba entre el 4 y 6% de su PIB a la salud de acuerdo al informe en cuestión.
Pero ¿qué tipo de inversión en salud requiere el país? Más infraestructura no está dando
resultados para el Gobierno, la infraestructura solo es un elemento más que hace al
sistema de salud, nos hemos olvidado que el servicio de salud como tal depende de contar
con un número de profesionales y especialistas suficiente para cubrir la demanda de la
población, que el equipamiento y las instalaciones puedan satisfacer las necesidades de
pacientes de cáncer, insuficiencia renal, trasplante de órganos entre otros, que todos los
medicamentos recetados estén disponibles en los propios establecimientos de salud, que
los procedimientos administrativos sean agiles y viabilicen una atención pronta y
eficiente para los pacientes.
Mientras tanto solo queda pedir fortaleza para los cientos de pacientes y sus familias
que hoy por hoy resignados deben soportar las interminables colas, los excesivos trámites
administrativos, y largas esperas con el único propósito de recobrar su salud. Bolivia
sigue siendo un país donde lamentablemente no podemos darnos el lujo de enfermar.

Por: Carlos Armando Cardozo Lozada


Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del
Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, Presidente de Fundación Lozanía

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