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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

De la tribulación al triunfo, 1ª Parte


Escritura: Santiago 1:2
Código: 59-3
John MacArthur

Abramos nuestras Biblias al primer capítulo de Santiago. Y quiero leerle los versículos 2 al 12.
Santiago, capítulo 1, versículo 2 al 12.

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que
la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que
es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que
recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus
caminos. El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es
rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol
con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así
también se marchitará el rico en todas sus empresas. Bienaventurado el varón que soporta la
tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman.”

G. K. Chesterton dijo: “yo creo en meterse al agua caliente. Creo que te mantiene limpio.” Y
existe, para tener la certeza, la necesidad de nuestras vidas de una prueba, para ver si de
hecho somos genuinos. Y algunas veces, no hay mejor prueba que el agua caliente o el agua
de las tristezas y las pruebas. La manera en la que uno enfrenta los problemas es una
indicación de su fe. Y los problemas que vienen a su vida y a mi vida hablan de la realidad de
nuestra fe o de la ausencia de la misma.

Por lo tanto, en el propósito de Santiago, el cual es darnos pruebas de fe viviente, lo primero


de lo que él quiere hablar es de la prueba de la aflicción. Porque la aflicción revelará si su fe
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es una fe viva o una fe muerta. Si es una fe genuina o una fe de imitación. Si es una fe
salvadora o una fe no salvadora.

Es un punto de comienzo muy natural por la simple razón de que toda persona que vive en el
mundo vive en medio de pruebas. De hecho, somos criaturas caídas. Somos criaturas
pecaminosas. Vivimos en medio de una sociedad caída y pecaminosa. Y como resultado de
eso, experimentamos problemas constantes. De hecho, parece como si nunca se va muy lejos
si es que se va en absoluto.

Job lo expresó de esta manera en el capítulo 5, versículo 7. Dijo: “el hombre nace para la
aflicción como las chispas vuelan hacia el aire.” Es como si dijera que la naturaleza caída es
como un fuego que produce chispas. La consecuencia natural del fuego de la caída del
hombre son problemas. De hecho, en Job 14:1 dijo: “el hombre que nace de una mujer,” y eso
obviamente incluye a todos nosotros, “el hombre que nace de una mujer es de pocos días y
llenos de problemas.”

En el Salmo 22:11 David dijo: “no estés lejos de mí,” clamándole a Dios, “no estés lejos de mí,
porque el problema está cerca de mí.” En Isaías 8:22, Dios habla a través de Isaías de Su
juicio en el mundo que dejó a los hombres, y cito: “para ver la tierra y encontrar únicamente
problemas.” Y sin duda alguna, se puede acordar, si ha leído esas maravillosas verdades de
la sabiduría humana que conocemos como el libro de Eclesiastés, esas palabras conocidas
en el capítulo 2: “por lo tanto, aborrecí la vida, porque el trabajo que se lleva a cabo de la
debajo del sol es triste para mí, porque todo es vanidad y aflicción de espíritu.”

Y después, en el versículo 23: “porque todos sus días son tristezas y su trabajo tristeza; sí, su
corazón no descansa en la noche.” Problemas, problemas, problemas, vanidad día y noche; la
vida parece no ser más que problemas y sólo problemas.

Francamente, inclusive para los cristianos, inclusive para aquellos de nosotros que somos los
hijos de Dios, enfrentamos constantemente problemas en un mundo lleno de problemas. E
inclusive cuando en cierta manera, nuestro pequeño mundo está bajo control, alguien lo
invade y lo echa a perder inevitablemente. Y usted sabe que es el caso si ha tenido un grupo

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de niños en su casa últimamente. No importa cuánto proteja su pequeño mundo, tienen una
manera de dañarlo. Y no son más que una pequeña ilustración de cómo es la vida. Hacemos
todo lo que podemos por protegernos a nosotros mismos, por tener la paz perfecta y la
comodidad, pero inevitablemente, el problema llega de afuera o de adentro. El salmista -y
estuve revisando algunos de los escritos de los Salmos esta semana, y recordé una vez más
que el salmista de manera repetida le habla al Señor y le pide al Señor que lo libre de
problemas; pero él nunca tiene la presunción de pedirle al Señor que lo libre de la aflicción,
porque él sabe que no puede pasar.

Él simplemente dice: “no me libres de él, solo sácame del mismo cuando estoy ahí.” Inclusive
en el matrimonio; el matrimonio, dice Pedro, es la gracia de la vida. Es como decir esa es la
crema batida en la parte de arriba. Es lo mejor de las cosas en la vida. Pero inclusive en el
matrimonio, 1 Corintios 7:28, dice: “si te casas, reconoce que tendrás aflicción de la carne.”
Digo, si tienes problemas simplemente siendo tú, imagínate cómo será cuando tiene que ser
tú con alguien más, tratándose de quiénes ellos son. Va a haber problemas inclusive en las
mejores cosas que Dios nos da.

Jesús mismo no pudo evitar el problema. De hecho, Él dijo de Sus discípulos “han estado
conmigo en Mis aflicciones.” Él dijo es normal que en el mundo tengan de tribulación, aflicción.
Espérenlo. Está por todos lados. Jesús gimió en Su Espíritu. En Juan, capítulo 11:33, se
registra eso. Juan 12:27 registra esto. Inclusive en Juan 13, creo que es por el versículo 20,
21, lo registra nuevamente. Él sabía lo que era tener un espíritu atribulado. Él estuvo
atribulado. Pablo dijo que estuvo atribulado en todos lados, 2 Corintios 4:8.

Lo esperamos, esperamos problemas en nuestra familia, esperamos problemas de nuestros


amigos, esperamos problemas de nuestro trabajo, esperamos problemas de la escuela, lo
esperamos en el mundo económico, lo esperamos de la crítica, esperamos problemas en la
forma de enfermedad; inclusive esperamos problemas que vienen a nuestras vidas en la
forma de muerte conforme llega la gente que está muy cerca de nosotros; los problemas
vienen de la persecución… Digo, así es la vida.

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Y si usted cree que es el único que lo está enfrentando, usted no ha estado mirando a su
alrededor últimamente. Todo el mundo está en la misma situación. Ahora, Santiago de hecho
dice, que, si tu cristianismo es genuino, se va a manifestar en los problemas. Digo,
francamente, si no es bueno para los problemas, no es bueno para nada. Si sólo es bueno
cuando no lo necesito, no lo necesito. Si mi fe en de Dios sólo es buena cuando estoy bien,
entonces, ¿de qué me sirve mi fe? Es para sostenerme cuando todo va mal. Es una prueba
legítima de la legitimidad de la fe ver cómo se conduce en los problemas.

Ahora, observe por un momento el versículo 2, conforme pensamos un poco en este


concepto. “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,”
poikilos, muchos colores, variados. Esto no es para enfatizar el número sino la diversidad de
los problemas. No es la idea de que vamos a tener muchos problemas. Eso es verdad. Es la
idea de que vamos a tener todo tipo de problemas. Diferentes tipos, multicolor fue el
significado original de la palabra. Viniendo en todo tipo de matices y tamaño y variedades.
Todo tipo de problemas. Viniendo de nuestra familia, viniendo de nuestros parientes, viniendo
de tantas áreas de decepción, sea cual sea, todo tipo de problemas.

Ahora, observe también las pruebas diversas. La palabra es una palabra muy familiar para un
estudiante de las Escrituras, peirasmos. Significa pruebas. Y básicamente, tiene la idea de
problemas. Algo que rompe la idea de tranquilidad, que rompe el patrón de paz, y consuelo, y
gozo y felicidad. Realmente, no sabemos específicamente las pruebas que Santiago tiene en
mente conforme él escribe. Realmente, no sabemos lo que estaba pasando entre los judíos
dispersos que él habría identificado como alguna prueba específica. Y probablemente, está
bien que no lo conozcamos, porque la naturaleza general de la vida está tan llena de
problemas, que una instrucción general en esta área es muy aplicable a un rango amplio de
cosas, no sólo a la gente a quien Santiago escribió, sino también a nosotros. Y debido a que
él los llama diversas pruebas, pruebas de colores diferentes, las pruebas variadas, sin duda
alguna, está suponiendo que vienen en todo tipo de forma. Y realmente, no es
específicamente importante qué estaba enfrentando la gente en este momento.

Ahora, la palabra prueba no necesariamente denota alguna solicitud a la maldad. No


necesariamente significa tentación. En un sentido, es desafortunado que haya sido traducida

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en algunas versiones como tentación. Es traducida pruebas en algunas ediciones. La misma
palabra del versículo 2 es traducida tentaciones en el versículo 12. Y el contexto aquí muestra
claramente que la idea no es enfatizar alguna solicitud subjetiva a la maldad, sino más bien
una dificultad objetiva que prueba y fortalece la fe. En sí misma, y de sí misma, esta prueba
no es una solicitud a la maldad. Simplemente, es una dificultad objetiva que entra a la vida,
que puede ser una prueba de la legitimidad de nuestra fe.

Y, por cierto, según Moulton y Milligan, eruditos excelentes que nos han dado un léxico del
idioma griego, dicen que la palabra siempre expresa la idea de una prueba. Siempre expresa
la idea de una prueba. Es una palabra muy rara, francamente en el griego secular. Pero es
una palabra muy común en el griego bíblico, debido a que la prueba de la fe es una parte tan
importante de la vida espiritual.

De hecho, la forma del verbo de peirasmos, peirazō, significa probar a alguien. Probar a
alguien. Entonces, es la idea de una prueba. Sea que resulte en cosas buenas o resulte en
cosas malas, el punto aquí es la prueba. Todo problema que viene a su vida y toda aflicción,
sea una pequeña o una grande, se convierte entonces en una prueba de su fe; usted la
aprueba o la reprueba.

Aprobar. Escuche esto: si pasa la prueba, escuche, la mantiene como prueba. Reprobar la
prueba la convierte en una tentación. Si termina como pecado, ha mostrado ser una tentación
exitosa y si termina en una victoria, ha mostrado ser una prueba exitosa. Una tentación lo
lleva a pecar y lo hace fallar. Lo hace caer. Una prueba lo lleva a la fortaleza y lo hace
permanecer de pie.

Entonces, las aflicciones son pruebas que revelan la legitimidad y la fortaleza de su fe. Por un
lado, pueden revelar la legitimidad de su fe y pueden, por otro lado, revelar también la
fortaleza de su fe. Lo que usted hace en medio de una aflicción revelará si usted realmente
cree en Dios y si genuinamente es salvo. Y también revelará qué tan fuerte realmente es la fe
salvadora.

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Ahora, quiero decirle que hay muchas personas a lo largo de la historia que han pasado esto
por alto. Muchas personas han pensado que Santiago estaba enfatizando mucho en las
obras. Y quiero que sepa en esta epístola, que Santiago enfatiza mucho en la fe. No está
desequilibrado. Es muy fuerte en la fe. No sólo en las obras. Y Martín Lutero dijo: “ésta es una
epístola de paja.” Mostrando que realmente era inútil, porque hablaba tanto de la justicia de
obras, que realmente no entendió el punto. Santiago realmente enfatiza la fe y las obras sólo
son una manifestación, es sólo una prueba de fe verdadera.

Ahora, permítame decir otra cosa. Debemos señalar que Santiago no está distinguiendo aquí
entre las pruebas internas y las pruebas externas. Porque no podemos distinguir entre ambas
tampoco. He descubierto en mi vida que toda aflicción externa rápidamente se convierte en
una interna. Ninguna aflicción que he visto, jamás se queda fuera. De lo contrario, no es
mucha aflicción. Se me a mi mente, por así decirlo, se internaliza y se convierte en una
aflicción. Entonces, Santiago no está diciendo: “aquí están las cosas externas y más adelante
vamos a entrar a la tentación, lo cual es lo interno.” Cualquier prueba es externa e interna. La
vida cristiana no puede hacer una distinción así.

Simplemente, hay pruebas en general y nuestra vida está constituida de las mismas. Vienen
en la forma de decepciones, frustraciones, malos entendidos, sueños no cumplidos,
expectativas no cumplidas, gran pérdida, gran soledad, temor, crítica, persecución, conflicto. Y
quizás, todas comienzan por fuera. Pero, tarde o temprano, terminan en el interior. Y eso es lo
que las hace una aflicción.

Eso es la vida. Y todas vienen, observe el versículo 3, con el propósito de probar su fe. Para
ayudarle a saber si su fe es real. Y qué tan fuerte es esa fe. Son pruebas de legitimidad para
aquellos que dicen tener fe verdadera y pruebas de la fortaleza de la fe. Entonces, en un
sentido se pueden aplicar tanto al creyente como a incrédulos.

Entonces, recuerde que el propósito de Santiago ahora es el probar la fe. Y amados, quiero
decirles que cuando usted enfrenta una prueba, realmente debe ver con cuidado esa prueba y
examinarla a la luz de cómo usted reacciona. Y qué es lo que dice acerca de su fe. Eso es lo
que usted debe aprender de la misma. Y si usted persevera en el medio de las pruebas como

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patrón de vida, si usted persevera en medio del sufrimiento como patrón de vida, y nunca
abandona su confianza en Dios, entonces usted prueba que tiene fe genuina.

Robert Johnston, escribiendo en un comentario de Santiago hace muchos años atrás, dijo
esto, y cito: “Santiago nos muestra que donde no hay más que una profesión vacía o un mero
sentimiento soñador, no basado en convicciones firmes e inteligentes de la verdad, el fuego
de la aflicción los va a quemar.” Fin de la cita.

Además, él añadió, y cito: “pero donde hay fe verdadera, la aflicción, de manera natural, lleva
a un pensamiento más profundo, que, bajo otras circunstancias, en el pecado y sus postres, y
de esta manera, libera el corazón del control de la justicia personal. La fuente de la debilidad
lleva a una lucha apasionada con Dios en oración. Y la experiencia de la gracia que nos
sostiene, obtenida de esta manera, fortalece y lleva a la esperanza con respecto al tiempo
venidero.” Fin de la cita.

Esa es una afirmación muy rica y llena de significado. Pero lo que él básicamente está
diciendo es: usted coloca a un cristiano falso en medio de la aflicción e inevitablemente lo va a
destrozar, lo va a quemar. Usted coloca a un creyente verdadero en una aflicción, en una
prueba y lo va a llevar a no confiar en su propia fuerza. Le va a mostrar su propia debilidad y
lo va a llevar a la oración para apoyarse, para depender en la debilidad de la fortaleza de
Dios, en lugar de depender de su propia debilidad.

La prueba, entonces, para una fe falsa, la quema. La prueba para la fe verdadera causa dolor.
El dolor de la ineptitud, la debilidad y la hace que se vuelva de depender en sí misma a
depender de la fortaleza de Dios. Entonces, la prueba o la aflicción se convierte en la primera
de las pruebas de Santiago para la fe viviente.

Ahora, así es como comienza esta sección y quiero mostrarle en esta noche cómo es que la
termina. Vayamos al versículo 12. “Bienaventurado el varón que soporta la tentación”. Esta es
una bienaventuranza, por cierto, en la misma línea de Mateo 5, en donde Jesús dio las
bienaventuranzas. Y le dije la semana pasada que es casi como si las bienaventuranzas y el

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Sermón del Monte se encontraran detrás del pensamiento de Santiago. Y veremos esto a lo
largo de la epístola.

Pero él dice: “bienaventurado el varón que soporta la tentación porque cuando,” o literalmente
después de que su prueba haya pasado, “recibirá la corona de vida que el Señor ha prometido
a los que le aman.” Aquí esta una declaración de la bienaventuranza del que pasa la prueba.
Bienaventurado significa feliz. Mejor aún, significa satisfecho. Mejor aún, significa satisfecho
de gozo interno. Satisfecho de gozo interno. Un estado del alma en éxtasis. Un estado del
alma en gozo.

De hecho, en el capítulo 5 de Santiago, versículo 11, él dice lo mismo: “he aquí, tenemos por
bienaventurados a los que soportan.” Y después, él dice que deben “recordar la paciencia de
Job” y demás. Consideramos a la gente verdaderamente feliz que soporta, que pasa las
pruebas. Ahora, esta no es felicidad debido a la libertad de la prueba. Esto es felicidad debido
a la victoria sobre las pruebas. Gran diferencia. Gran diferencia. No es la felicidad vacía,
carnal, de alguien que nunca tuvo conflicto. Es la emoción de uno que perdió y ganó. Que
perdió y ganó. No es la felicidad del espectador, es la felicidad del participante. Feliz,
satisfecho, con un estado interno de gozo, es el hombre que soporta la prueba.

Y de nuevo, no es cuestión de solicitar al pecado. Si ese fuera el asunto, en el versículo 12, si


soportar la tentación a pecar fuera el punto, no habría dicho que ‘feliz es el hombre que lo
soporta’. Habría tenido que decir ‘feliz es el hombre que lo resiste’. Pero dice:
“bienaventurado, satisfecho es el hombre que lo soporta.”

Y hay tres palabras claves en el versículo 12: la palabra soportar, la palabra tentación o
prueba y la palabra probado. Y las mismas tres palabras aparecen en los versículos 23.
“Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas sabiendo que la prueba de
vuestra fe produce paciencia.” Y después, en el versículo 4: “mas tenga la paciencia su obra
perfecta. Tened por sumo gozo la prueba de vuestra fe produce paciencia.” Entonces, tiene
prueba, prueba, soportar en los versículos 2 y 3, tiene prueba, prueba, soportar en el versículo
12 y, por lo tanto, concluyo que el versículo 12 está hablando de lo mismo de lo cual está
hablando versículo 2. Y estos dos versículos cierran el texto que se encuentra en el medio de

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ellos. Y la sección entera es acerca del triunfo sobre las pruebas; lo mismo en mente en el
versículo 2 y en el versículo 12.

Observe que en el versículo 12 dice: “bienaventurado el hombre que soporta.” Así como en el
versículo 3, la prueba de vuestra fe produce paciencia. La misma idea, la misma palabra.
Ahora, para soportar en el versículo 12, significa soportar de manera paciente, triunfal. No
significa ‘¡Oh, soporté! Apreté mis dientes, contuve mi respiración y la soporto. No es esto. No
es soportar de manera pasiva. No es una supervivencia pasiva. Esto es ser el ganador. Es
hupomenō, presente activo indicativo. De manera paciente y triunfal, ser el ganador.

Ahora, el punto es simple. La persona que dice ser cristiana y enfrenta pruebas y sale como
ganador, lo cual significa que él nunca se rinde en su fe, nunca abandona a Dios, muestra que
el cristiano genuino. Y él recibirá la corona de vida que el Señor le dará a aquellos que Le
aman.

Digo, hay personas que vienen y usted y yo los vemos, vienen a la Iglesia, profesan a Cristo,
se bautizan, enfrentan problemas en su vida y se van. Digo, se van. Y quizás, nunca regresen.
Quizás, se quemaron en una relación, quizás tenían su ojo en alguna muchacha y le dijo al
hombre que se fuera a dar la vuelta, no era su tipo, lo que sea. O quizás vinieron y tuvieron
que enfrentar alguna lucha. Un querido amigo, un miembro de su familia murió. Simplemente,
los aplastó. Y se fueron y quizás, le levantaron el puño a Dios y ahí, se acabó.

Como puede ver, la perseverancia en medio de la prueba es la prueba de la fe viviente.


Ahora, Santiago, en el versículo 12, llama a aquellos que perseveran “aquellos que Le aman.”
Oh, eso es maravilloso porque básicamente esa es la esencia de nuestra actitud hacia el
Señor en la salvación. Lo amamos. Nosotros le amamos a Él ¿por qué? Porque Él nos amó
primero. Esto consiste en una relación de amor. Esto no es sólo alguna transacción en donde
Dios nos salva sin importar cuál es nuestra actitud. Y una vez que somos salvos, podemos
tener la actitud que queramos. ¡No! Aquellos de nosotros que verdaderamente somos salvos
tenemos un amor profundo, continuo por Él. Usted, en cierta manera, puede subrayar eso en
su Biblia como una definición maravillosa de un cristiano verdadero. Los que Le aman. Al

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Señor. Primera de Juan 2 dice: “que le amaremos a Él o amaremos al mundo. Pero no a
ambos. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” Digo, eso es elemental.

Y, además, él dice, en Primera de Juan 2:19: “salieron de nosotros porque no eran de


nosotros. Si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron de
nosotros para que se manifestase que nunca fueron de nosotros.” Y lo que Juan está diciendo
ahí, cuando la prueba vino, para mostrar si amaban a Dios o si amaban al mundo, amaron al
mundo y se dividieron. Y estuvo bien, porque, de hecho, nunca pertenecieron. Es en la prueba
que el verdadero amor se manifiesta.

En Primera de Pedro, si es tan amable de ver el capítulo 1 por un momento, Pedro habla de lo
mismo en el versículo 6. Habla de muchas pruebas. Las pruebas diversas de la que Santiago
habla. Y después, él dice en el versículo 7, casi como si tomara la misma idea de Santiago,
para que la prueba de vuestra fe, él dice, todas las pruebas son una prueba para mostrar la
validez de su fe. Para que la prueba de su fe, la aflicción de su fe, siendo más preciada que el
oro que perece, aunque es probado por fuego, sea hallada para alabanza, gloria y honra en la
aparición de Jesucristo.

En otras palabras, él dice: “su fe está siendo probada para mostrar su legitimidad, para que,
teniendo fe genuina, estén de pie delante del Señor cuando Él venga. Y después, en el
versículo 8, él define esa fe verdadera, “a quien, sin haberle visto,” ¿cuál es la siguiente
palabra? “Le amáis.” Y de nuevo, ese mismo pensamiento. La prueba de la fe es pasada por
aquellos que aman a Dios, aquellos que aman a Dios.

Oímos el eco del salmista en eso, creo que es el Salmo 97. Estoy adivinando y voy a ver.
Versículo 10, sí, él dice: “vosotros que amáis a Jehová, aborreced el mal.” Eso es correcto. Y
de nuevo, el pueblo de Dios se designa como aquellos que aman al Señor. “Todas las cosas
son para bien para aquellos que,” ¿qué? “Que aman a Dios.” Esa es una definición de un
cristiano. Escuche. Un cristiano no es alguien que simplemente en algún punto en el tiempo
creyó en la verdad. Un cristiano es alguien que tiene un amor continuo por Dios. Y ese amor
permanece estable, inclusive en la aflicción.

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Digo, ¿qué diríamos acerca de un amor a nivel humano que sólo fuera bueno si no hay
problemas? Olvídalo, eso no sirve de nada. El punto entonces es simple: aquellos que aman,
son aquellos que se aferran a Él en base al amor, sin importar cuál sea la prueba y la
aflicción. Y de esta manera, prueban que su fe es genuina.

¿Qué significa amarlo? Bueno, esencialmente Jesús lo dijo una y otra vez “si Me llamáis,
guardad Mis mandamientos.” Juan 14:15, Juan 15:9 y 10, Primera de Juan 2, versículos 5 y 6,
Primera de Juan 4:16, Primera de Juan 5:1, 2 y 3, todas dicen lo mismo. “Si me amáis,
guardad Mis mandamientos.” El que guarda Mis mandamientos es el que ama.

Entonces, la legitimidad de la fe es edificada sobre el amor. Pero el amor, para ser


demostrado como genuino, deben ser probado. Invariablemente, si es amor verdadero, pasa
la prueba y mantiene obediencia. Pasa la prueba y mantiene obediencia.

Ahora, regresemos al versículo 12 y veamos un poco más este versículo. Como creyentes,
que expresamos, profesamos nuestra fe, vamos a ser probados. Y si pasamos la prueba,
aferrándonos al Señor, aunque pueda haber momentos de lucha y tiempos de duda, nuestra
fe no es destruida, no es eliminada. Nos aferramos a Él porque lo amamos. Si ese es el caso,
entonces, seremos bendecidos.

Ahora, para resumir esta idea permítame decirle que el propósito de la prueba es entonces
doble. Número uno: su propósito es para exhibir la calidad de la fe. La prueba, como he
estado diciendo, está diseñada para revelar qué tipo de fe usted tiene.

Regrese al versículo 12. La frase “porque cuando es probado,” literalmente, “cuando eres
aprobado después de la prueba.” Esa es la idea. Amados, ¿pueden percibir eso en su vida?
Miren, cuando las pruebas de aflicciones y problemas vienen, cuando hay una muerte, cuando
hay soledad o una pérdida o problemas, sea cual sea el problema, ¿puede ver que en medio
de esto Dios está probando la validez de su fe? Él está haciéndolo a usted aprobado. Él está
colocándolo en el medio del fuego, por así decirlo, para que pueda salir con la escoria
habiendo sido quemada y la fe verdadera brillando. Aquellos que se aferran a su confianza en

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Dios en medio de las pruebas, aquellos cuya fe no decae, aunque la prueba pueda persistir,
muestran que tienen fe viva, fe viva.

Ahora, quiero desviarme por un momento, porque este es un lugar perfecto para hablar de
algo muy importante, un pensamiento teológico muy importante. ¿Ha oído usted la frase “la
perseverancia de los santos”? Esa es una frase maravillosa, una común en la teología.
Permítame hablar de eso por un momento.

¿Qué significa cuando oímos “la perseverancia de los santos”? Diríamos que es parte de
nuestro credo teológico que creemos en la perseverancia de los santos. En otras palabras,
creemos que los santos nunca abandonarán su fe. Siempre perseverarán creyendo en Dios
en medio de toda aflicción. Esa es la perseverancia de los santos.

En otras palabras, no van a creer por un tiempo y van a dejar la fe, perseverarán. No habrá
ninguna prueba que enfrenten que los haga rendir su fe. ¿Por qué? Porque no hay tentación
ni prueba que hayas enfrentado, sino que porque no os ha sobrevenido ninguna tentación o
prueba que no sea humana, sino que fiel es Dios que no te dejará ser tentado más de lo que
puedas resistir, sino que siempre dará la ¿qué? Salida para que podáis soportar. Siempre
existe la posibilidad de la perseverancia de los santos verdaderos. Y los santos verdaderos
siempre perseverarán. Ese es un pensamiento muy, muy importante.

Permítame decirle por qué es importante. Durante años, crecí escuchando una frase
“seguridad eterna”. ¿La ha oído? Creemos en la seguridad eterna. Esta es una buena frase.
De hecho, solía oírla de esta manera: “una vez salvo,” usted la sabe… “Siempre salvo”. Usted
la sabe. Y esta es una frase común. Una vez salvo, siempre salvo. Y nos gusta creer esto.
Digo, ¿a quién no le gusta creer eso? A mí no me gustaría ser parte de un sistema que dijera
una vez salvo, …bueno nunca sabes. No quiero eso. No. El énfasis en la frase ‘una vez salvo,
siempre salvo’ está bien, pero lo que esto está diciendo en un sentido es que algunas
personas se ponen muy nerviosas aquí y dicen: “oye, espera un momento, ¿“una vez salvo,
siempre salvo” significa que puedes hacer lo que quieras y a Dios, en cierta manera, no le
queda otra opción sino estar contigo? Y el énfasis de eso está en el poder sustentador de
Dios y eso está bien. La idea de la seguridad eterna significa que Dios te sostiene, está

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seguro en Su promesa incambiable. Esta seguro en su poder inviolable. Y las Escrituras
enfatizan eso. Estamos seguros, estamos seguros debido al poder de Dios. No hay duda al
respecto.

Por ejemplo, permítanme explicarlo: estamos seguros en nuestra salvación debido a la


promesa y el poder de Dios. Juan 10, ¿se acuerda? Probablemente ha regresado ahí muchas
veces al pensar en la seguridad eterna, Juan 10:28. “Yo les doy vida eterna y no perecerán
jamás. Y nadie los arrebatará de Mi mano.” ¿Por qué? “Mi Padre, quien me las dio es mayor
que todos y ninguno puede sacarlos de la mano de Mi Padre,” ¿verdad? Entonces, estamos
eternamente seguros debido a la promesa y el poder de Dios. “El que comenzó en vosotros la
buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” En otras palabras, es la promesa y el
poder de Dios.

En segundo lugar, decimos que estamos seguros no sólo debido a la promesa y el poder de
Dios sino debido a las oraciones de Cristo. Él intercede constantemente a favor nuestro,
¿verdad? De tal manera que sin importar lo que hagamos, Él intercede a nuestro favor y le
dice al Padre que Él ya pagó por ese pecado y que, por lo tanto, está perdonado.

En Juan 6 Él dice: “todo el que el Padre me da viene a Mí y el que a Mí viene, no le echo


fuera.” Él nunca abandona a ninguno de los Suyos. En Juan 17, Él ora por todos los Suyos,
para que puedan entrar a la plenitud de la salvación y esa oración será respondida. En Lucas
22, Él habla de Pedro y Él dice: “Satanás te quiere tener, pero Yo he orado por ti, para que tu
fe no falte.” Y Él dice: “cuando acabes esto, quiero que fortalezcas a los hermanos.”

En otras palabras, Pedro estaba seguro no sólo por la promesa y el poder de Dios, sino por la
oración de Cristo. “Si alguno pecare,” dice Primera de Juan, “abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo y Él es la propiciación para nuestros pecados y no sólo para los
nuestros, sino también para los pecados del mundo entero.” Cristo es nuestro intercesor,
nuestro intermediario.

Hay un tercer elemento en esto. Estamos seguros no sólo debido a la oración y a la promesa
de Dios y a la oración, la promesa y el poder de Dios y las oraciones de Cristo, sino también

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debido a la presencia del Espíritu. La presencia del Espíritu Santo. El Espíritu Santo está en
nosotros, es la garantía de gloria futura, ¿no es cierto? ¿Acaso Efesios 1 no dice que tenemos
las arras del Espíritu?, estamos sellados por el Espíritu hasta el día de la redención.

Ahora, todo eso enfatiza la seguridad eterna desde el punto de vista del poder de Dios, la
presencia de Dios mediante Su Espíritu y las oraciones de Jesucristo. La Trinidad entera nos
asegura para siempre. De tal manera que ningún cristiano que cree en el Señor será jamás
perdido. ¿No es eso maravilloso? Eso es seguridad eterna. Y nuestra salvación y nuestra
seguridad están basadas, escuche esto, en la fidelidad del pacto de Dios. Está basada en la
fidelidad del pacto de Dios. “Y el mismo Dios de paz,” dice Pablo a los tesalonicenses,
capítulo 5, versículo 23, “os santifique por completo. Y oro porque todo vuestro espíritu y alma
y cuerpo sean guardados irreprensibles hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.” Estoy
orando porque sean preservados irreprensibles hasta que Jesús llegue aquí. Dice el versículo
24: “y fieles es el que os llama, el cual también lo hará.” Estamos seguros en base a la
fidelidad de pacto de Dios. ¡Eso es maravilloso! Dios preserva a Su pueblo de la apostasía, Él
preserva a su pueblo de desviarse. Y Él los lleva a todos al cielo. Eso es claramente la
enseñanza de las Escrituras.

Escuche lo que las Escrituras dicen: “Salmo 31: “tened buen ánimo y Él fortalecerá vuestro
corazón. Todos los que esperan en Jehová.” Salmo 37, “los pasos de un buen hombre son
ordenados por Jehová.” Salmo 37, nuevamente, versículo 28: “porque Jehová ama el juicio y
no deja a sus santos,” escuche esto, “son preservados para siempre.” ¡Maravilloso! Salmo
41:2 dice: “Jehová lo preservará y lo mantendrá vivo y Él será bendecido en la tierra.” Salmo
97:10, “vosotros que amáis a Jehová, odiad el mal. Él preserva las almas de Sus santos. Él
los libra de las manos del impío.” Salmo 116:6, “Jehová preserva a simple”. ¿No le da gusto
eso? “Yo fui humillado y me ayudó. Él no dejará que tu pie sea movido, el que te guarda no se
adormecerá. He aquí, el que guarda a Israel no se adormecerá ni dormirá. Jehová es tu
guardador, Jehová es tu sombra, tu mano derecha. El sol no te afectará de día ni la luna de
noche, Jehová te guardará de todo mal”. ¡Maravilloso!

Romanos 16:25: “y Aquel que es poderoso para estableceros según mi Evangelio.” Segunda
de Timoteo 1:12: “por lo cual también sufro estas cosas, no obstante, no me avergüenzo

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porque yo sé en quién he creído. Y estoy persuadido de que es poderoso para guardar
aquello que le he encomendado hasta que aquel día.” ¿Se acuerda de ese? “Y Él es poderoso
para guardar lo que le he encomendado”. Y, ¿qué es lo que le he encomendado? Mi alma.
Segunda de Timoteo 4:18. “Y el Señor me librará de toda obra mala, escuche esto,” y me
preservará hasta Su Reino Celestial, a quien sea gloria por los siglos de los siglos, amén.”
Primera de Pedro 1:5 dice que somos guardados por el poder de Dios. Judas 1, “somos
guardados en Jesucristo”. Y Judas 24: “y Aquel que es poderoso para guardados en caída y
presentaros sin mancha delante de Su gloria, con gran alegría,” ¿no son esas Escrituras
maravillosas? Es un lenguaje fuerte acerca de la seguridad eterna.

Pero quiero apresurarme a decir que hay otro lado de esto. Hay otro lado en esto. Usted
pregunta cuál es el otro lado. El otro lado es que no sólo somos guardados por Dios, sino que,
desde el punto de vista humano, también perseveramos.

En otras palabras, usted no es guardado por Dios si usted deja su fe en el medio de una
prueba. Y de nuevo, usted regresa a esa paradoja aparente de la obra de Dios y la
responsabilidad del hombre. Usted es salvo porque usted fue escogido en Él desde antes de
la fundación del mundo, sin embargo, usted no es salvo sin que usted ejerza fe, ¿verdad?
Usted está seguro debido a la fidelidad de pacto de Dios, pero usted no está seguro sin
ejercer perseverancia. El medio, entonces, de la seguridad eterna es llevado a cabo mediante
el poder del Espíritu energizando, capacitando al creyente verdadero para perseverar en fe en
medio de todas las pruebas.

Berkhof, Louis Berkhof, quien fue un teólogo excelente, llama a la perseverancia y cito: “esta
operación continua del Espíritu Santo en el creyente mediante la cual la obra de la gracia
divina que se comenzó en el corazón, es continuada y es llevada a su término.” Fin de la cita.
Entonces, nuestra parte es soportar.

Escuche lo que dice también en las Escrituras. Mateo 24:13, “el que perseverare hasta el final,
será salvo”. Ahora, acabamos de decir que Dios no nos va a guardar. Hemos volteado la
situación y parece contradictorio, pero no lo es. Es la manera en la que Él nos guarda al
capacitarnos mediante Su Espíritu para perseverar.

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Entonces, Jesús les dijo a los judíos en Juan 8:31: “si perseveráis en Mi palabra, entonces
seréis verdaderamente Mis discípulos.” Primera de Corintios 15, “además, hermanos, os
declaro el Evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis,”
escuche esto, “por el cual también sois salvos si recuerdan lo que os prediqué, a menos de
que habéis creído por nada.” Si usted no se aferra al mismo, usted muestra que su fe no fue
real.

Colosenses 1, escuche este texto: “y a vosotros erais enemigos en vuestra mente por obras
malas, Él ahora os ha reconciliado en el cuerpo de Su carne mediante la muerte para
presentarlos santos irreprensibles delante de Él.” ¿No es eso maravilloso? Salvación. Somos
presentados a Dios santos, irreprensibles en Su presencia.

Y después, dice: “si perseveráis en la fe arraigados y no sois movidos de la esperanza del


Evangelio.” Usted sólo es seguro si soporta. Usted sólo es seguro si permanece, si soporta. El
soportar es el medio mediante el cual la seguridad se manifiesta. Por lo tanto, Hebreos 2 dice
que debemos prestar más atención a las cosas que hemos oído, no sea que en algún
momento nos resbalemos. Que no nos resbalemos. Somos hechos participantes de Cristo,
Hebreos 3:14, si nos aferramos de manera estable hasta el final.

Hebreos 4:14 dice: “retengamos nuestra profesión.” Hebreos 6:12: “deseamos que cada uno
de ustedes muestre la misma diligencia de certeza plena de esperanza hasta el final. Y no
seáis perezosos, sino seguidores de aquellos,” escuche, “que, mediante la fe y la
perseverancia, heredan las promesas.” Esa es la perseverancia de los santos. Perseveramos,
soportamos. Hebreos 10:39 dice: “no somos de aquellos que se regresan para perdición sino
de aquellos que creen para la salvación del alma.”

Pedro inclusive dijo en 2 Pedro 1:10: “si hacéis estas cosas, nunca caeréis.” Y entonces, el
punto es que nadie está seguro que no soporta. Usted pregunta entonces qué sucede cuando
alguien no soporta. Muy simple, 1 Juan 2:19: “salieron de nosotros porque nunca fueron de
nosotros.” Reprobaron la prueba de la fe genuina. Ninguna prueba, entonces, amados,

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entienda, ninguna prueba es tan grande que podría separarlo de su Señor si su fe es genuina.
Sólo es una prueba para manifestar la legitimidad de esa fe.

Entonces, la seguridad eterna no es suficiente por sí misma, no es cuestión de que una vez
salvo, siempre es salvo sin importar lo que usted crea y sin importar lo que usted haga. No. Si
no hay perseverancia, si usted no pasa la prueba y se aferra al Señor, si usted no continúa
amando y obedeciéndolo en medio de toda prueba de la vida, entonces da evidencia de tener
una fe ilegitima. ¿Cuantas personas que usted conoce, que vinieron a la Iglesia por un tiempo,
tuvieron algo de problemas en su vida y se fueron? Hicieron una profesión de fe en Cristo,
pero ya no perseveraron, no pueden ser identificados como aquellos que lo aman. Su vida no
se caracteriza por la obediencia.

Me encanta lo que dice la confesión de fe de Westminster. Y cito: “aquellos a quienes Dios ha


aceptado en Su amado. Y amados eficazmente y santificados por Su Espíritu no pueden ni
total ni finalmente caer del estado de la gracia, sino que ciertamente perseverarán hasta el
final y serán eternamente salvos. Esta perseverancia de los santos no depende de su propia
libre voluntad, sino de la inmutabilidad del decreto de la elección fluyendo del amor de Dios
Padre libre, incambiable, de la eficacia y del mérito y la intercesión de Cristo, de la
permanencia del Espíritu y de la simiente de Dios dentro de ellos y la naturaleza del pacto de
gracia, del cual también surge la certeza e infalibilidad del mismo.

No obstante, pueden, mediante las tentaciones de Satanás y del mundo, la prevalencia de la


corrupción que permanece en ellos y el descuido de los medios de su preservación, caer en
pecados tristes. Y por un tiempo, continuar en ellos, por los cuales incurren en el desagrado
de Dios y entristecen a Su Espíritu Santo, llegan a ser privados en alguna medida de Sus
gracias y comodidades, sus corazones se endurecen, su conciencia es herida, escandalizan y
lastiman a otros y traen juicios temporales en sí mismos.” Fin de la cita. Ahora, lo que la
confesión de Westminster está diciendo es que un cristiano puede meterse en muchos
problemas, pero nunca, en definitiva, dejar su fe porque él perseverará. Las pruebas,
entonces, prueba la fe genuina.

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Medite en los siguientes himnos: “más seguro nunca está nadie que los amados del Salvador.
Ni la estrella que está en la altura ni el ave que está escondido en su nido. Dios los atiende y
los sustenta, en Sus cortes santas, florecen. Como un padre amable los libra, en Sus brazos
amorosos, Él los lleva. Ni la vida ni la muerte jamás del Señor puede apartar a Sus hijos.
Porque Su amor y compasión profunda los conforta en la tribulación. Pequeño rebaño, al gozo
entonces, cede. El Dios de Jacob siempre te protegerá. Descansa seguro con este, tu
defensor, ante Su voluntad se rendirán todos los enemigos. Lo que Él toma o lo que Él nos da
nos muestra el amor del Padre que es tan preciado. Podemos confiar Su propósito de manera
total porque es el bienestar de Sus hijos.” Fin de la cita.

Sí, somos guardados. Y somos guardados para perseverar. Alguien ha escrito: “Jesús vive y
yo también. Muerte, tu aguijón se ha acabado para siempre. Él murió por mí para romper las
cuerdas de la muerte, Él me resucitará del polvo, Jesús, mi esperanza y confianza. Jesús vive
y reina de manera suprema, y Su Reino todavía permanecerá y yo también con Él estaré
siempre viviendo. Siempre reinando. Dios ha prometido que así sea, Jesús, mi esperanza y
confianza. Jesús vive y por Su gracia, la victoria sobre mis pasiones me da. Limpiaré mi
corazón y camino siempre viviendo para Su gloria. A mí me resucita del polvo, Jesús mi
esperanza y confianza. Jesús vive y bien lo sé, nada puede separar mi corazón de Él, ni la
vida, ni la muerte, ni poderes, ni infierno, ni gozo, ni tristeza, por todos los siglos. Ninguno de
Sus santos es perdido. Jesús es mi esperanza y confianza. Jesús vive y Su muerte no es más
que mi entrada a la gloria. Esto es valentía, entonces, para mi alma, porque Tú tienes una
corona de vida delante de mí. Tú hallarás que tus esperanzas fueron justas. Jesús es la
confianza del cristiano.” Fin de la cita.

Cuando las pruebas vienen a su vida o la mía, muestran la legitimidad de nuestra fe al darnos
la oportunidad de perseverar y habiendo perseverado, podemos mirar atrás y decir: “sí, yo sé
que pertenezco al Señor.”

Hay un segundo propósito que quiero mencionarle brevemente. Estas pruebas no son sólo
para mostrar la calidad de la fe, sino para fortalecer esa fe, para fortalecer esa fe. Y veremos
ese propósito más adelante. No en este momento, pero simplemente, manténgalo en su
mente. También fortalece nuestra fe y sirven de esta manera a un propósito muy bueno.

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Pero para aquellos que no decaen debajo de la prueba, note de regreso al versículo 12, para
aquellos que no se colapsan, Él dice: “después que son aprobados, recibirán la corona de
vida”. Para aquellos de ustedes que son estudiantes de griego, esto es lo que me gusta llamar
un genitivo de aposición. Literalmente, sería traducido de esta manera: para recibir una
corona la cual es vida. La corona equivale a la vida. El punto aquí es éste: la corona es la vida
eterna. La promesa de la vida eterna es lo que Dios les ha prometido a aquellos que Le aman.
La vida eterna, escuche esto, es nuestra recompensa definitiva. Usted dice “pensé que ya
tenía eso”. Bueno, sí, lo tiene. Lo tiene en promesa. Algún día, lo va a tener en plenitud.
Todavía estamos esperando la salvación total. Todavía estamos esperando el entrar en
nuestra recompensa futura. Esa es la razón por la que es un tiempo futuro. Él recibirá la
corona. ¿Qué es la corona? Es la vida eterna. Y en la venida del Señor, Él nos concederá la
plenitud de la vida eterna.

Esto nos recuerda de 2 Timoteo 4:8, “por lo demás, está guardada para mí una corona, la cual
es justicia, la cual el Señor, el juez justo me dará a mí en aquel día, y no sólo a mí, sino a
todos aquellos que aman Su venida.” En el momento en el que el Señor venga y nos lleve
consigo mismo, habrá una corona. Esa corona es la vida eterna. Habrá una corona. Esa
corona es la justicia. En este momento, tendremos justicia eterna y vida eterna. Y yo creo que
se refiere a la vida eterna que recibimos en la venida de Jesucristo.

De hecho, todas las recompensas que el Señor nos concede se encuentran encerradas en
nuestra vida eterna, en últimas. Primera de Timoteo 6:12: “pelea la buena batalla de la fe,
echa a mano de la vida eterna.” La plenitud de la promesa de la vida eterna. De hecho, en
Primera de Pedro 5:4, “cuando el príncipe de los pastores aparezca, recibiréis una corona, la
cual es gloria.” Entonces, es vida eterna, es justicia, es gloria. Esas no son coronas que le
pertenecen a diferentes cristianos. Esas son coronas que le pertenecen a todos los cristianos.
Todos los cristianos. Recibirán vida eterna, justicia eterna y gloria eterna.

Por cierto, Apocalipsis 2:10 también menciona la corona de vida nuevamente. Y ahí se le
promete a aquellos que fueron fieles hasta la muerte, a aquellos que atravesaron por pruebas.
Es el mismo contexto. Él está escribiendo en la Iglesia de Esmirna. “Van a tener tribulación

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por un corto período de tiempo. Si muestran que son fieles en medio de eso, inclusive si
significa la muerte, entonces Yo te voy a recompensar con vida eterna”.

Ahora, permítame decir esto: la vida eterna no es ganada mediante perseverancia. No es


ganada mediante perseverancia. Pero la perseverancia es la prueba de la fe verdadera y el
amor verdadero, el cual es recompensado mediante la vida eterna. ¿Entiende esa distinción?
No es ganada mediante perseverancia, es la recompensa de perseverar lo cual muestra la
legitimidad de la fe salvadora.

La palabra corona, por cierto, es la palabra stephanos. Es usada de diferentes maneras, pero
generalmente, en la cultura del Nuevo Testamento, tenía que ver con una guirnalda que era
colocada en la cabeza de un ganador en un evento, en un certamen deportivo. Algunos
comentaristas piensan que debido a que los judíos rechazaron la idea entera de la
competencia, no les gustaba el hecho de que muchos de esos juegos se jugaban con
hombres totalmente desnudos que participaban o con muy poca ropa, lo cual ofendía a los
judíos. Y entonces, tenían un desagrado más bien severo hacia eso. Y entonces, creen que
Santiago nunca se habría referido a stephanos con respecto a este tipo de competencia. Pero
creo que en cierta manera eso es exagerar el punto.

Sabemos con certeza, a partir de las antigüedades de Josefo, que existieron juegos así,
juegos de competencia, que se tenían en la ciudad de Jerusalén bajo el reinado de Herodes el
grande. Y entonces, es probable que estuvieran familiarizados con la stephanos como la
corona del ganador. Y obviamente, cuando usted está hablando de soportar una prueba hasta
el final, esto encaja con el contexto aquí. A algunos le gustaría que creyéramos que
stephanos tiene que ver con la corona para un rey o la guirnalda que era colocada en la
cabeza de alguien. En una boda o en una celebración, una festividad, de tal manera que se
convierte en una corona de celebración, una corona de gozo, una corona de felicidad. Pero
me parece que incluye prosperidad y felicidad y honra y realeza. Pero el contexto debe ser el
de una corona de un ganador. Y debido a que eso habría sido algo familiar para ellos, algo
que habrían conocido, es muy simple suponer que eso es exactamente lo que Santiago tenía
en mente. Entonces lo que él está diciendo es que el Señor va a recompensar con vida eterna
a aquellos que demuestran que tuvieron salvación verdadera al haber perseverado.

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Entonces, amados, conforme abrimos esta sección, entendemos que la vida está llena de
pruebas. Digo, simplemente así va a ser. Y la manera en la que enfrentamos esas pruebas
manifiesta la legitimidad o la ausencia de la misma de nuestra fe. Si soportamos, si
perseveramos, si somos victoriosos demostramos fe salvadora verdadera. Y al final,
estaremos recibiendo la recompensa de esa fe salvadora. La recompensa de ese amor
continuo, la cual es la plenitud de la vida eterna, la justicia eterna, la gloria eterna. Eso es para
aquellos que muestran ser genuinos.

Ahora, la pregunta que inmediatamente surge en este punto, habiendo visto el versículo 2 y el
versículo 12, ¿cómo puede un cristiano soportar las pruebas de manera práctica? ¿Cómo
podemos hacer eso? ¿Cuál es el aspecto práctico de soportar?

Y eso es lo que Santiago quiere que veamos. Él es muy pragmático. No es suficiente decir
que debo perseverar. Dime cómo. ¿Cómo perseverar? Observe en su bosquejo por un
momento y siga esos cinco puntos que les di. Esos son los aspectos pragmáticos de una fe
perseverante. Se requieren varias cosas. Una actitud gozosa. Una actitud gozosa. Versículo
2: “tened por sumo gozo.” Una mente que entiende, versículo 3, “sabiendo esto,” una voluntad
sumisa, versículo 4: “más tenga la paciencia su obra perfecta.” Déjela hacer lo que va a hacer.
Y después, un corazón que cree; que no tenga fe que titubea, versículo 6, si no pida fe
verdadera, versículo 8. No sea de doble ánimo.

Después, en los versículos 9 al 11, un espíritu humilde. La manera en la que va a enfrentar de


manera victoriosa las pruebas es con una actitud gozosa, una mente que entiende, esto es
percibiendo la realidad de la prueba y el propósito de la misma, una voluntad sumisa,
aceptándola del Señor, sometiéndose a la misma y aprendiendo lo que Él quiere que usted
aprenda, un corazón creyente, que nunca titubea en fe y un espíritu humilde que está
dispuesto a aceptarlo todo. Ahora, así es como usted enfrenta sus pruebas.

Ahora, específicamente vamos a ver todas esas la próxima semana. Y van a ser tan ricas y
tan prácticas. Y quiero darle una tarea, no venga solo la próxima semana. Acabamos de
graduar a los alumnos de la Universidad ayer; ellos ya se fueron. Y entonces, los extrañamos.

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Pero queremos que traiga a algunas personas para que tomen su lugar, conforme entramos a
maneras prácticas en las que ustedes pueden ser victoriosos en toda prueba y en toda
aflicción. Y eso es para la próxima semana. Inclinémonos en oración juntos.

Padre, nuestros corazones están tan llenos de gratitud y esperanza conforme hemos
compartido en la verdad de Tu palabra. Te damos gracias porque nos has traído a varias
pruebas para probar nuestra fe. Para que habiendo demostrado que nuestra fe es genuina,
habiendo pasado la prueba y demostrado que somos los que Te amamos al mantener
obediencia, recibiremos bendición, sí, la corona de vida que Tú darás, como Tú has
prometido, a aquellos que Te pertenecen a Ti.

Gracias por esa gran esperanza. Gracias porque no sólo nos aseguras por Tu fidelidad y
pacto, sino que nos capacitas por medio de Tu Espíritu para perseverar y disfrutar de la
victoria que viene a aquellos que caminan contigo. Bendice nuestra semana. Que las pruebas
de esta semana prueben ser la fuente de nuestro mayor gozo, por causa del Salvador. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org


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