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El acelerador Van de Graaff en movimiento: conexiones interamericanas, discursos de

modernización y prácticas de la energía nuclear en México (1950-1963)

Adriana Minor García


Doctorado en Filosofía de la Ciencia
Universidad Nacional Autónoma de México

Introducción

Un acelerador de partículas Van de Graaff llegó a México en 1951. Fue transportado desde
la compañía estadounidense High Voltage Engineering Corporation, con sede en
Cambridge, Massachusetts, hasta el sur de la capital mexicana, donde se construían las
nuevas instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Ciudad
Universitaria. Aceleraba partículas positivas con energías de hasta 2 MeV que eran capaces
de producir reacciones nucleares al impactar en muestras de elementos con núcleos ligeros,
cuyo estudio era de interés para la investigación en física nuclear.1

Este acelerador Van de Graaff generó movimiento no sólo de partículas, también de


personas, instituciones, discursos y prácticas. El acelerador mismo fue movilizado por
espacios en apariencia ajenos a la actividad científica (por ejemplo, representado en un
mural o como motivo en un discurso público), desbordando tanto su materialidad como el
lugar del laboratorio. En este capítulo se analizan las movilizaciones del acelerador, con las
cuales se definieron sus límites, significados e implicaciones históricas. La idea de
movilización resulta apropiada pues a la vez que refiere a una lógica de dinamismo,
también remonta a las alianzas, estrategias y, en general, a las complejas relaciones
políticas, sociales y culturales que se generaron en relación con el instrumento.2

1
Un MeV (mega electrón volt) equivale a 106 electrón-volts, donde un electrón-volt es la energía que gana un
electrón simple cuando es acelerado por una diferencia de potencial de un volt. Los núcleos ligeros tienen una
estructura simple, cercana a la configuración atómica del hidrógeno.
2
Mi propuesta del término ‗movilización‘ es intuitiva y pragmática, pero tiene una justificación histórica y
metodológica. Está inspirada en la forma generalizada en que una sociedad se ve afectada por una situación
de guerra. Análogamente, el acelerador Van de Graaff afectó el mundo que le rodeaba, en un sentido amplio
(natural, social, político y cultural) y obviamente fue él mismo parte de ese mundo afectado por la guerra.
Durante la Segunda Guerra Mundial los aceleradores de partículas se usaron en la investigación formulada
con fines bélicos y en la posguerra, especialmente los aceleradores de bajo potencial como el Van de Graaff,
adquirieron relevancia por su asociación con los usos pacíficos de la energía nuclear. Como veremos a lo
largo del capítulo, el acelerador Van de Graaff protagonista de esta historia se relacionó con el mundo de una
manera dinámica, movilizándolo y siendo movilizado por éste. ‗Movilización‘ es más que simple
movimiento: Para que ocurra se requieren estrategias, alianzas y asociaciones entre los actores del mundo,
Como una propuesta para abordar lo anterior, el capítulo se construye sobre el análisis de
tres sentidos de movilización: geográfica, discursiva y material. De esta manera se intenta
dar respuesta a tres preguntas básicas sobre la historia de este acelerador de partículas: ¿Por
qué se adquirió?, ¿Cómo se circunscribió en el contexto nacional e internacional? y ¿Cuáles
fueron sus usos e implicaciones para la física en México?

Con esta propuesta no se pretende sostener que las movilizaciones analizadas en el capítulo
constituyan categorías totalmente independientes; lejos de eso me parece que entre éstas
existen intersecciones e incluso cada una posee cierto grado de transversalidad. A pesar de
ello, al analizarse por separado permiten enfatizar aspectos clave de la historia de este
instrumento desde una aproximación basada en su dinamismo, especialmente en cuanto a
sus usos y significados. En conjunto, las movilizaciones del instrumento permiten situarlo
en la encrucijada de discursos políticos, geopolíticas internacionales, formación de
comunidades disciplinares y prácticas experimentales y de instrumentación.

La primera sección del capítulo trata sobre la movilización geográfica del acelerador, con el
acelerador Van de Graaff situado en el centro de las relaciones científicas entre México y
Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX, las cuales implicaron que
instrumentos, personas y prácticas de la física viajaran en una y otra dirección. En la
segunda sección analizo la movilización discursiva en relación con el papel del acelerador
en la construcción de un ideal de progreso y modernización para la nación - destacando el
entrelazamiento con la historia y los significados de la Ciudad Universitaria de la UNAM -,
su asociación con la utopía de lo nuclear formulada en la posguerra y sus implicaciones en
las prácticas de la energía nuclear en México. Por último, en la tercera sección examinaré la
movilización material en relación con el objeto en sí, sus características, sus usos, los
procesos de apropiación del instrumento en el contexto local, sus repercusiones en la
conformación de prácticas científicas y comunidades disciplinares y, finalmente, la

humanos y no-humanos - en alusión a Bruno Latour, para quien la movilización del mundo constituye una
herramienta metodológica del investigador que busca acercarse a la historia social de las ciencias. Dotar de
movilidad al mundo permite tener una visión panorámica y ser capaz de distinguir la gran variedad de actores
que son parte de la historia, lo mismo que las alianzas, traducciones, representaciones, vínculos y elementos
vinculantes entre éstos (Bruno Latour, ―Joliot: Punto de Encuentro de La Historia y La Física,‖ in Historia de
La Ciencias, ed. Michel Serres (Madrid: Cátedra, 1991), 553–573.) Por todo lo anterior, el análisis de las
movilizaciones de las cuales el acelerador Van de Graaff es protagonista y motor ofrece una perspectiva
atractiva y pertinente para el estudio de caso aquí presentado.
transformación del Van de Graaff en un acelerador de electrones. Esta modificación,
acontecida en 1963, implicó un cambio radical en la configuración del instrumento, la
implementación de nuevos planes de trabajo y la organización de un grupo de investigación
diferente. Aquí concluirá el estudio de caso pues considero que a partir de ese momento se
trata de un instrumento con usos, significados e implicaciones históricas distintas.

Este capítulo se sustenta y debe su originalidad a la integración de material documental


disperso en archivos, al igual que a la revisión y síntesis de literatura secundaria diversa.3
Además, para reconstruir las prácticas y la dinámica en el Laboratorio Van de Graaff,
realicé una serie de entrevistas al Dr. Jorge Eduardo Rickards Campbell, quien colaboró en
dicho grupo de investigación. Por supuesto, este trabajo se robusteció con las discusiones
del seminario donde se concibió el presente libro.

Existen trabajos previos en los que se menciona el caso del acelerador Van de Graaff en
México, dentro del abordaje más amplio de la historia de aceleradores de partículas, física
nuclear y programas de energía nuclear en México.4 Estos estudios generales han omitido o
han dado por hecho detalles fundamentales de la historia del acelerador, a pesar de la
importancia que tienen para los temas mencionados. En algunos casos parten del interés por
mostrar la relevancia de la ciencia en México, así como sus aportes en la construcción de la
nación, con lo cual se extrañan las conexiones con el contexto internacional, no sólo en
aspectos científicos, también políticos y culturales. En otros, el acelerador aparece como
una caja negra, fijo en su materialidad y usos, lo cual limita la reflexión sobre las prácticas
y la cultura material.

3
Se consultaron principalmente los siguiente archivos: Archivo Histórico de la UNAM (AH-UNAM) –
fondos Universidad Nacional (FUN), Nabor Carrillo (FNC) y Memoria Universitaria (FMU) (documentación
institucional de la UNAM y, en particular, del Instituto de Física); Archivo Carlos Lazo Barreiro (ACL) del
Archivo General de la Nación (AGN) (documentos sobre la construcción de Ciudad Universitaria y la
adquisición del acelerador Van de Graaff); Archivo Histórico Científico Manuel Sandoval Vallarta (AHC-
MSV); Hemeroteca Nacional Digital de México. Inicialmente, esta investigación fue desarrollada en la tesis
de maestría ―Instrumentos Científicos En Movimiento: Historia Del Acelerador Van de Graaff Del Instituto
de Física de La UNAM (1950-1963)‖ (Universidad Nacional Autónoma de México, 2011). Sobre este tema
también publiqué la nota de investigación ―Una Modernidad Anunciada: Historia Del Van de Graaff de
Ciudad Universitaria,‖ Historia Mexicana LXII, no. 1 (2012): 415–442. (con Gisela Mateos y Valeria
Sánchez Michel).
4
Luz Fernanda Azuela y José Luis Talancón, Contracorriente: La Historia de La Energía Nuclear En
México, 1945-1995 (Plaza y Valdes-CESU, 1999); Raúl Domínguez Martínez, Historia de La Física Nuclear
En México: 1933-1963 (Plaza y Valdes-CESU, 2000); María de la Paz Ramos Lara, ―Particle Accelerators in
Mexico,‖ HSPBS 36, no. 2 (2006): 297–309; Raúl Domínguez Martínez, ―Los Orígenes de La Física Nuclear
En México,‖ Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad 7, no. 21 (2012): 95–112.
Este capítulo, a la vez que aporta información nueva, integra temas tan diversos como
relaciones científicas inter-americanas, energía nuclear y diplomacia internacional de la
posguerra, procesos de modernización en México, debates sobre los instrumentos en la
ciencia y consideraciones sobre conocimiento tácito, procesos de apropiación y cultura
material de la física. En términos generales, el capítulo muestra cómo desde la historia de
un instrumento científico es posible revelar las complejas asociaciones, imbricaciones e
intercambios entre conocimiento científico, cultura y poder.5

Dinámicas de buena vecindad y prácticas de la física entre México y Estados Unidos

En esta sección se explora el establecimiento de relaciones científicas entre instituciones,


comunidades y prácticas en México y Estados Unidos durante la primera mitad del siglo
XX, particularmente en lo concerniente a la física. Veremos que estos vínculos, apoyados
por una política regional del gobierno de Estados Unidos, implicaron que instrumentos,
personas y prácticas viajaran entre ambos países, en una y otra dirección, si bien no de
manera simétrica, sino en condiciones de partida y con significados distintos para unos y
otros. Mostraré que la adquisición del acelerador Van de Graaff, su instalación y las
prácticas implementadas a través de él instrumentalizaron y dieron continuidad a las
conexiones profesionales sostenidas por un grupo de científicos mexicanos en Estados
Unidos, específicamente en el área de Cambridge (Massachusetts). De esta manera, la
movilización geográfica se analizará a partir de las circunstancias que propiciaron que este
acelerador, construido en Cambridge, fuera trasladado a la Ciudad de México, donde se
situó en un nuevo contexto aunque preservando conexiones con su lugar de origen.

Los aceleradores electrostáticos Van de Graaff comenzaron a comercializarse en 1946 por


la High Voltage Engineering Corporation (HVEC), principalmente en hospitales,
universidades e institutos de investigación.6 La HVEC fue creada por John George Trump
(1907-1985), Dennis Morrell Robinson (1907-1994) y Robert Jemison Van de Graaff

5
Sobre los alcances y la conveniencia de estudiar los procesos del conocimiento considerando la co-
producción ciencia-cultura-poder, véase Sheila Jasanoff, ed., States of Knowledge: The Co-Production of
Science and Social Order. (London: Routledge Taylor & Francis Group, 2004).
6
Paolo Brenni, ―The Van de Graaff Generator: An Electrostatic Machine for the 20th Century,‖ Bulletin of the
Scientific Instrument Society no. 63 (1999): 6–13.
(1901-1967), todos ellos vinculados institucionalmente con el Massachusetts Institute of
Technology (MIT). Van de Graaff llevaba desde principios de los años 1930s trabajando en
el diseño de este tipo de aceleradores para el MIT, donde ingresó precisamente con el
objetivo de construir un acelerador electrostático de grandes dimensiones apoyado por el
recién nombrado presidente Karl Taylor Compton (1887-1954).7

[Insertar Imagen 1]

El físico mexicano Manuel Sandoval Vallarta (1899-1977), formado en MIT y profesor de


esta institución, tendría un papel fundamental en la adquisición del Van de Graaff en
México, como veremos más adelante. Sandoval Vallarta fue compañero de Van de Graaff
en el Departamento de Física del MIT mientras este se dedicaba a la construcción de su
gran acelerador en Round Hill (Darmouth, Massachusetts). En este periodo Sandoval
Vallarta comenzaba a interesarse en el estudio de los rayos cósmicos y tuvo un papel
importante en conectar las geografías políticas y científicas de EEUU y México a través de
este objeto de investigación.8 Las circunstancias favorables para la adquisición de un
acelerador Van de Graaff se comenzaron a gestar a partir de los años 30 a través de la
investigación en rayos cósmicos y la formación de algunos físicos e ingenieros mexicanos
en EEUU en el contexto político de buena vecindad fraguado por el gobierno
estadounidense y las principales fundaciones filantrópicas estadounidenses con intereses en
Latinoamérica.

En 1932, Sandoval Vallarta colaboró en la gran expedición organizada por Arthur Holly
Compton (1892-1962) con el fin de detectar una correlación entre la distribución geográfica
de la intensidad de la radiación cósmica y la latitud magnética terrestre.9 Compton, de la

7
Ibid
8
Gisela Mateos y Adriana Minor, ―La Red Internacional de Rayos Cósmicos, Manuel Sandoval Vallarta y La
Física En México,‖ Revista Mexicana de Física E 59, no. 2 (2013): 148–155.
9
La existencia de este fenómeno, conocido como ―efecto de latitud‖, fortalecía la hipótesis defendida por
Compton en el sentido de que los rayos cósmicos estaban constituidos principalmente por partículas cargadas
eléctricamente. Para demostrarlo tenían que tomar medidas de intensidad de rayos cósmicos cubriendo
regiones desde el hemisferio norte hasta el sur; sólo así podrían detectar una correlación con la latitud
magnética terrestre. En los años 1930s, determinar el origen, composición y dinámica de los rayos cósmicos
fue uno de los problemas de investigación más importantes de la comunidad de físicos nucleares, de ahí la
relevancia de la expedición de Compton. En esa misma línea, Sandoval Vallarta y George Lemaître
desarrollaron una demostración teórica del efecto de latitud, conocida como teoría Lemaître-Vallarta,
fortaleciendo los resultados obtenidos experimentalmente por el grupo de Compton. Véase: David C. Cassidy,
―Cosmic Ray Showers, High Energy Physics, and Quantum Field Theories: Programmatic Interactions in the
Universidad de Chicago, y un grupo de investigadores de diferentes instituciones
estadounidenses viajaron por países de los hemisferios norte y sur, portando consigo
medidores de rayos cósmicos diseñados y construidos específicamente para esta
expedición. Compton personalmente se encargó de la ruta que pasaría por el continente
americano, incluyendo Perú, Panamá y México.10 Fue así que para su viaje por México
contactó a Sandoval Vallarta, quien se encargó de las gestiones con el gobierno mexicano y
lo acompañó en su recorrido. Compton encontró en México un lugar adecuado para
continuar las medidas de intensidad de rayos cósmicos, así como disponibilidad para
colaborar en su línea de investigación y la posibilidad de extender sus redes de
colaboración en América Latina. La ubicación geográfica de México en cuestión de altitud
y latitud magnética favoreció tanto la continuación de las medidas como el establecimiento
de estaciones de rayos cósmicos.

Un grupo de ingenieros mexicanos se involucró en esta y otras expediciones realizadas más


adelante. La investigación en rayos cósmicos se instrumentalizó como una oportunidad para
conseguir becas y donaciones de instituciones estadounidenses, representando esto un
impulso para la creación en México del primer instituto de investigación en física en 1938,
el Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).11
Ricardo Monges López (1886-1983), ingeniero civil formado en México en la Escuela
Nacional de Ingenieros, participó en la realización de las citadas expediciones, al tiempo
que lideraba los esfuerzos por crear espacios institucionales de enseñanza e investigación

1930s,‖ HSPS 12, no. 1 (1981): 1–39; Peter Galison, ―The Discovery of the Muon and the Failed Revolution
Against Quantum Electrodynamics,‖ Centaurus 26 (1983): 262–316; M. De Maria y A. Russo, ―Cosmic Ray
Romancing: The Discovery of the Latitude Effect and the Compton-Millikan Controversy,‖ HSPBS 19, no. 2
(1989): 211–266; M. De Maria, M. G. Ianniello y A. Russo, ―The Discovery of Cosmic Rays: Rivalries and
Controversies Between Europe and the United States,‖ HSPBS 22, no. 1 (1991): 165–192; Jeff Hughes,
―Radioactivity and Nuclear Physics,‖ en Cambridge History of Science Vol 5 The Modern Physical and
Mathematical Sciences, ed. Mary Jo Nye (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2002), 25.
10
Compton consiguió que la Carnegie Institution of Washinton financiara su expedición de rayos cósmicos y
aprovechó la infraestructura que esta institución había generado desde principios del siglo XX a raíz del
proyecto de elaboración del mapa del magnetismo terrestre, para lo cual se había establecido una red de
estaciones magnéticas, entre éstas una en Huancayo (Perú) y otra en Teoloyucan (México). Véase G. a. Good,
―Geophysical Travellers: The Magneticians of the Carnegie Institution of Washington,‖ Geological Society,
London, Special Publications 287, no. 1 (Enero 01, 2007); Gisela Mateos y Adriana Minor, ―La Red
Internacional de Rayos Cósmicos‖.
11
Ibid.
científica en la UNAM, siendo Sandoval Vallarta uno de sus aliados más importantes.12
Ejerciendo un papel de mediador entre dos comunidades nacionales de físicos e ingenieros,
entre otras acciones, Sandoval Vallarta impulsó la formación en Estados Unidos de los
primeros físicos profesionales mexicanos. Bajo su supervisión, Alfredo Baños (1905-1994)
y Carlos Graef (1911-1988), ambos ingenieros y profesores de la Escuela Nacional de
Ingenieros de la UNAM, realizaron el doctorado en MIT con investigaciones teóricas sobre
la dinámica de los rayos cósmicos. Para ello fueron becados, en 1935 y 1937, por la
Fundación Guggenheim dentro de un programa de becas dirigido a latinoamericanos.13
Además de Graef y Baños, otro ingeniero mexicano, Nabor Carrillo Flores (1911-1967),
consiguió una beca Guggenheim en 1940 con la que estudió mecánica de suelos en la
Universidad de Harvard con Arthur Casagrande.14 Como se verá enseguida, además de
Monges López y Sandoval Vallarta, Baños, Graef y Carrillo fueron fundamentales en la
dirección y organización de la investigación científica en México.

Para la creación del IF, Monges López esperaba que Baños volviera a México al terminar
sus estudios en MIT.15 Se encargaría de las investigaciones en rayos cósmicos comenzadas
en 1937 cuando se firmó un convenio de colaboración entre la Universidad de Chicago, el
MIT y la UNAM, el cual implicó la instalación en México de un contador de rayos
cósmicos de coincidencias con instrumentos construidos en MIT. Por su parte, Baños
intentó fortalecer el IF mediante programas de financiamiento ofrecidos por la Fundación
Rockefeller (FR) para dotar de infraestructura a universidades e institutos de investigación.
Consiguió dos donaciones, una de instrumentos traídos de Estados Unidos para equipar un
laboratorio de medidas eléctricas de precisión, concebido como un buró de estándares, y la
segunda para comprar en México el equipo necesario para los talleres mecánico y de

12
Ambos coincidieron en la Sociedad Científica Antonio Alzate y en 1934 crearon y presidieron la Sociedad
para el Progreso de la Ciencia en México, cuyo objetivo primordial fue la creación de la facultad de ciencias,
así como el estímulo a la investigación científica en general (AHC-MSV, Sección Personal, Subsección
correspondencia, Serie Científica, Caja 23, Exp. 3. Diciembre 16, 1933. Oficio de Agustín Aragón Leiva a
Manuel Sandoval Vallarta).
13
―Alfredo Baños Jr. - John Simon Guggenheim Memorial Foundation‖, http://www.gf.org/fellows/724-
alfredo-banos-jr. (acceso junio 5, 2013); ―Carlos Graef Fernández - John Simon Guggenheim Memorial
Foundation‖, http://www.gf.org/fellows/5700-carlos-graef-fernandez. (acceso junio 5, 2013).
14
―Nabor Carrillo - John Simon Guggenheim Memorial Foundation‖, http://www.gf.org/fellows/2319-nabor-
carrillo. (acceso junio 5, 2013)
15
AH-UNAM, FUN, Sección Rectoría. Caja 39. Exp. 458. Diciembre 1, 1937. Carta de Ricardo Monges
López a Luis Chico Goerne.
soplado de vidrio.16 Sin embargo, en el periodo de dirección de Baños (1938-1943) hubo
serias limitaciones en infraestructura y recursos.17 En la práctica, los rayos cósmicos
vertebraron la investigación hasta mediados de los años cuarenta.18

Aunque la FR desplegó en México programas de mayor alcance, particularmente en


agricultura y medicina,19 donaciones como las del IF contribuyeron a generar una
infraestructura de personas e instituciones con la que se dio forma a una dinámica inter-
americana de colaboración e intercambio intelectual. Como parte de la política de buena
vecindad impulsada por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, en 1942
fue creada la Office of the Coordinator of Inter-American Affairs (OCIAA) bajo la
dirección de Nelson Rockefeller, la cual concentró la administración de intercambios
culturales e intelectuales.20 Científicos estadounidenses como Arthur Compton, Harlow
Shapley y George David Birkhoff recurrieron a esta infraestructura para extender sus redes
de colaboración en Latinoamérica.21 Sandoval Vallarta también participó directamente de

16
AH-UNAM. FUN. Sección Rectoría. Serie 1/100 Asuntos Generales. Subserie 1/100-93 Instituto de Física.
Caja 76. Exp. 863. Agosto 3, 1942. Oficio de Alfredo Baños al rector Rodulfo Brito Foucher.
17
En general, la Universidad tuvo dificultades económicas ocasionadas por la suspensión de financiamiento
por parte del gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), entre otras cosas a raíz de la oposición de los
universitarios al programa de educación socialista. Además, el gobierno priorizó la educación técnica con la
creación del Instituto Politécnico Nacional. Durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-1946) la
relación con los universitarios fue más favorable, en particular, los científicos consiguieron mayor respaldo
institucional. Véase Jorge Bartolucci, La Modernización de La Ciencia En México: El Caso de Los
Astrónomos (Ciudad de México: UNAM y Plaza y Valdés, 2000); Celia Ramírez López, ―La Universidad
Autónoma de México (1933-1944),‖ in La Universidad de México: Un Recorrido Histórico de La Época
Colonial Al Presente, ed. Renate Marsiske (Ciudad de México: Plaza y Valdés-CESU, 2001), 163–186.
18
En el proyecto original del IF se consideraron otros departamentos además de rayos cósmicos: física-
biológica, hidrodinámica y electricidad, física nuclear y radiactividad, espectroscopía y estructura atómica,
rayos X y estructura molecular, astrofísica, y mecánica de suelos. Excepto por el de mecánica de suelos, el
cual perteneció al IF hasta 1943, no hubo condiciones para constituir ningún otro. Véase Adriana Minor
García, ―El Instituto de Física y Sus Prácticas: 1939-1955‖ (Universidad Nacional Autónoma de México,
2009).
19
Deborah Fitzgerald, ―Exporting American Agriculture: The Rockefeller Foundation in Mexico, 1943-53,‖
Social Studies of Science 16, no. 3 (1986): 457–483; Marcos Cueto, ed., Missionaries of Science: The
Rockefeller Foundation and Latin America (Bloomington: Indiana University Press, 1994); Armando
Solórzano, ―La Influencia de La Fundación Rockefeller En La Conformación de La Profesión Médica
Mexicana, 1921-1949,‖ Revista Mexicana de Sociología 58, no. 1 (1996): 173–203.
20
Gisela Cramer and Ursula Prutsch, ―Nelson A. Rockefeller‘s Office of Inter-American Affairs (1940-1946)
and Record Group 229,‖ Hispanic American Historical Review 86, no. 4 (2006): 785–806; Gisela Cramer and
Ursula Prutsch, eds., ¡Américas Unidas! Nelson A. Rockefeller’s Office of Inter-American Affairs (1940-46)
(Alemania: Vervuert Iberoamericana, 2012); Darlene J. Sadlier, Americans All: Good Neighbor Cultural
Diplomacy in World War II (Austin: University of Texas Press, 2012).
21
Véase Bartolucci, La Modernización de La Ciencia En México; Eduardo L. Ortiz, ―La Política
Interamericana de Roosevelt: George D. Birkhoff y La Inclusión de América Latina En Las Redes
Matemáticas Internacionales (primera Parte).,‖ Saber y Tiempo 4, no. 15 (2003): 53–112; Indianara Silva and
esta dinámica cuando en 1942 formó el Committee on Inter-American Scientific
Publications, que recibió financiamiento de la OCIAA. Este comité se encargaba de reunir
artículos elaborados por científicos en Latinoamérica, traducirlos y buscar su publicación
en revistas científicas en Estados Unidos.22 En conjunto, la experiencia de Estados Unidos
en Latinoamérica configuró un entendimiento de las implicaciones políticas de asociar
ciencia y tecnología como una vía de progreso y bienestar social, lo que constituiría un
argumento central del internacionalismo científico en la posguerra.23

Como en otros países, en México la detonación de las bombas atómicas impactó


poderosamente en la política y la opinión pública, incrementando la presencia de la ciencia
y los científicos en la vida pública.24 Si de por sí personajes como Sandoval Vallarta y
Nabor Carrillo eran cercanos a los círculos políticos del gobierno mexicano, su relevancia
aumentó en la posguerra.25 En 1946 asistieron a las pruebas atómicas del Atolón de
Bikini,26 a la reunión de la Comisión de Energía Atómica de la ONU27 –presidida por
Sandoval Vallarta- y las primeras reuniones de la UNESCO,28 a partir de lo cual el
gobierno mexicano los convocó frecuentemente entre sus representantes y asesores

Olival Freire, ―Arthur Compton‘s Journey to South America: Dimplomacy and Cosmic Ray Scientific
Research on the Eve of the II World War,‖ en Meeting of the Americas, American Geophysical Union (Foz do
Iguassu, Brasil, 2010); Mateos and Minor, ―La Red Internacional de Rayos Cósmicos.‖
22
Como presidente de este comité, en 1942 comenzó en México una gira por Latinoamérica con el fin de
organizar la Academia Inter-Americana de Ciencias; sin embargo, la OCIAA le suspendió el financiamiento a
mediados de ese año. En medio de una serie de desencuentros con autoridades del MIT, Sandoval Vallarta
decidió establecerse en México una vez que el gobierno le aseguró la dirección de la Comisión Impulsora y
Coordinadora de la Investigación Científica (CICIC). Creada en 1943, esta organización de carácter nacional
articularía la investigación científica en conexión con la industrialización del país y, en principio, haría frente
a las necesidades tecnológicas originadas por la guerra. [Investigación en progreso]
23
Clark A. Miller, ―‗An Effective Instrument of Peace‘: Scientific Cooperation as an Instrument of U.S.
Foreign Policy, 1938-1950,‖ Osiris 21, no. 1 (2006): 133–160.
24
Aunque hubo algunas críticas a los científicos que participaron en la construcción de la bomba atómica y
escepticismo en relación a la neutralidad de la ciencia, lo que dominó fue un discurso sobre la necesidad de
invertir en ciencia para el progreso del país y la urgencia de entrar en la era atómica. Regis Cabral, ―The
Mexican Reactions to the Hiroshima and Nagasaki Tragedies of 1945.,‖ Quipu 4, no. 1 (1987): 81–118.
25
Carrillo fue Coordinador de la Investigación Científica en la UNAM (1947-1953), presidente de los
Laboratorios Nacionales de Fomento Industrial en 1950 y electo rector de la UNAM en 1953. Sandoval
Vallarta fue Presidente y vocal físico de la CICIC (1943-1951), lo mismo en el Instituto Nacional de la
Investigación Científica (1951-1963), director general del IPN (1944-1947) y subsecretario de educación
pública (1953-1958). Ambos fueron vocales de la Comisión Nacional de la Energía Nuclear, creada en 1955.
26
AH-UNAM, FNC, Sección Formación Académica. Subsección Nombramientos y Títulos. Caja 1. Exp. 5.
Mayo 27, 1946. De la oficina del presidente Manuel Ávila Camacho a Nabor Carrillo.
27
Manuel Sandoval Vallarta, ―México En La Comisión de Energía Atómica de Las Naciones Unidas,‖ en
Manuel Sandoval Vallarta: Homenaje (México, D.F.: Instituto Nacional de Estudios Historicos de la
Revolución Mexicana, 1987), 133–138.
28
AH-UNAM. FUN. Sección Rectoría. Serie 1/1002 Datos Biográficos. Caja 5. Exp. 87. Mayo 29, 1959.
científicos. Carrillo y Sandoval poseían agencia política y en ese sentido, no es casualidad
que con su intervención se lograra la adquisición del acelerador Van de Graaff. Su
experiencia en Estados Unidos, la relevancia de sus investigaciones y su papel en la
coordinación y dirección de la investigación científica contribuyeron a posicionarlos como
expertos científicos en México, particularmente en temas de energía nuclear.

En 1950, Carrillo visitó la HVEC con Denis Robinson, aprovechando que acudía a Harvard
para dar un curso por invitación de Arthur Casagrande.29 Además, William Buechner,
director del High Voltage Laboratory y colaborador de Robert Van de Graaff, le mostró los
aceleradores electrostáticos que había en el MIT. Sandoval Vallarta no era ajeno ni a las
personas ni a los instrumentos que Carrillo vio en esta visita.30 Así, a la vuelta de Carrillo,
fue fácil aliarse con Sandoval Vallarta, Carlos Graef y Alberto Barajas para adquirir el
acelerador. En ese momento, todos ellos dirigían instituciones científicas de las más
relevantes del país y figuraban públicamente como conocedores de cuestiones de energía
nuclear.31 Carlos Lazo (1914-1955), gerente general del proyecto de Ciudad Universitaria
de la UNAM, los apoyó y condujo las negociaciones para obtener financiamiento.32
Consiguieron que Miguel Alemán (1900-1983), entonces presidente de México, respaldara
su propuesta, con lo cual el acelerador Van de Graaff se colocó en el escenario de los
proyectos impulsados por el gobierno mexicano.33 Para este grupo de científicos la

29
Carlos Graef Fernández, ―En El Campo de La Investigación: Campeones de La Ciencia,‖ Revista de La
Semana, “El Universal” (México, D.F., 1951). Después de este encuentro, Carrillo, como presidente de los
Laboratorios Nacionales de Fomento Industrial, invitó a Robinson y a Edward Condon (presidente del
National Bureau of Standards de Estados Unidos) a dar una serie de conferencias con industriales en
Monterrey. Posteriormente, Carrillo y Robinson viajaron a la Ciudad de México, donde firmarían el contrato
de compra-venta del acelerador (―Laboratorio de Investigación Para Nuestra Industria Textil. Un Especialista
Norteamericano Viene a México Invitado Por El Ing. Illiescas,‖ El Porvenir, Junio 13, 1950; Jorge Avendaño
Iniestrillas, ―La UNA Desintegra El Átomo,‖ El Universal, Agosto 19, 1950.) Robinson era presidente de la
HVEC, además de cuñado de Casagrande (American Institute of Physics Neils Bohr Library & Archives,
―Entrevista Al Dr. Denis Morrell Robinson Por Michael Wolff El 23 de Mayo de 1978,‖ acceso enero 24,
2014, http://www.aip.org/history/ohilist/4845.html.)
30
A Robert Van de Graaff lo conoció en MIT. Con William Buechner y su esposa Christine desarrolló una
amistad personal a partir de que ella fue secretaria ejecutiva del Committe on Inter-American Scientific
Publications, del cual fue presidente. En cuanto a los aceleradores Van de Graaff, en 1933 visitó las
instalaciones de Round Hill donde fue construido el primer acelerador electrostático del MIT. (AHC-MSV.
Sección Personal. Subsección Correspondencia. Caja 21. Exp. 5. Noviembre 13, 1933).
31
Respectivamente, Coordinador de la Investigación Científica (UNAM), presidente y vocal físico de la
CICIC, director del Instituto de Física (UNAM) y director de la Facultad de Ciencias (UNAM).
32
Cabe mencionar que Manuel Sandoval Vallarta y Carlos Lazo eran concuños (esposos de María Luisa y
Yolanda Margáin Gleason, respectivamente).
33
Para la compra del acelerador, en agosto de 1950 se aprobó la carta de crédito en Nacional Financiera
(dirigida por Antonio Carrillo, hermano de Nabor Carrillo) por 1‘038‘000 pesos, siguiendo los mecanismos
adquisición del acelerador representaba la posibilidad de fundar una línea de investigación
en física nuclear, para Lazo sería un ―símbolo de modernidad‖ del proyecto de Ciudad
Universitaria y para el gobierno mexicano una muestra del progreso y la modernización del
país con la incursión a la era nuclear.

En junio de 1951, el acelerador viajaba por ferrocarril desde Cambridge, Massachusetts,


hasta la Ciudad de México.34 Previo a ello se consiguió la aprobación de la Atomic Energy
Commission de Estados Unidos, al evaluar que el Van de Graaff no tenía componentes
considerados como ‗secretos‘.35 La tecnología nuclear apenas dejaba de ser monopolio de
Estados Unidos, aunque aún bajo control y de acceso restringido. Precisamente en los años
cincuenta se configuró la distinción entre usos civiles y bélicos de la energía nuclear,
mientras que en espacios emergentes de diplomacia internacional se promovían las
aplicaciones civiles de la energía nuclear en el entendido de que proveerían de beneficios
para la humanidad.36 Como veremos a continuación, el acelerador Van de Graaff se situó en
este segundo entendido.

Hemos visto que la emergente comunidad de físicos mexicanos estableció fuertes vínculos
en Estados Unidos, especialmente en el MIT. La adquisición del acelerador, su instalación
y los programas de investigación implicaron una instrumentalización de estos vínculos. Si
bien existe cierta continuidad en estas relaciones científicas pues tienen una trayectoria que
se puede rastrear desde los años 1930s con las expediciones de rayos cósmicos y los
programas para el fortalecimiento de las relaciones inter-americanas en conexión con la
política de buena vecindad, en la posguerra entraron en una fase diferente dominada por el
discurso del internacionalismo científico y los usos pacíficos de la energía nuclear.

de adquisiciones del proyecto de Ciudad Universitaria (ese año el proyecto recibió alrededor de 17 millones
de presupuesto del gobierno). AH-UNAM, FUN, sección Secretaría General, Gastos Generales, Compras,
Reparaciones, Construcciones y Comunicaciones, serie 2/119, Exp. 717. Agosto 14, 1950.
34
AGN, ACL, Caja 79. Carpeta Energía Atómica 12/146. Junio 27, 1951.
35
―Será Enviado a La Universidad Un Electrostático,‖ El Nacional, Noviembre 07, 1950.
36
John Krige, ―Atoms for Peace, Scientific Internationalism, and Scientific Intelligence,‖ Osiris 21 (2006):
161–181; Bruno J. Strasser, ―The Coproduction of Neutral Science and Neutral State in Cold War Europe:
Switzerland and International Scientific Cooperation, 1951-1969,‖ Osiris 24, no. 165–187 (2009); Gabrielle
Hecht, ―The Power of Nuclear Things,‖ Technology and Culture 51 (2010): 1–30; John Krige, ―Techno-
Utopian Dreams, Techno-Political Realities: The Education of Desire for the Peaceful Atom,‖ en
Utopia/Dystopia: Conditions of Historical Possibility, ed. Michael D. Gordin, Helen Tilley, y Gyan Prakash
(New Jersey: Princeton University Press, 2010), 151–175.
Utopías y realidades de la modernización y la nuclearización en México

En 1950 se puso en marcha la construcción de Ciudad Universitaria (CU) que reuniría en


un mismo espacio facultades, escuelas, institutos y gobierno de la UNAM. El acto
simbólico de colocación de la primera piedra, celebrado en junio, tuvo lugar en lo que sería
la Facultad de Ciencias.37 Esta facultad y el IF lograrían un cambio significativo en relación
a sus circunstancias previas al disponer finalmente de un edificio exclusivo y
acondicionado especialmente para sus actividades. El IF, además, contaría con un
instrumento novedoso para la investigación experimental en México, el acelerador Van de
Graaff, cuya compra se había concretado en agosto.38 Con su adquisición la comunidad de
físicos mexicanos incursionaría en la investigación en física nuclear experimental y esto se
consideraría un punto de partida en la conformación de un programa de investigación en
temas nucleares en el país.

CU y el acelerador de partículas Van de Graaff entrelazaron poderosamente sus historias y


significados. Convergen desde el momento de su realización pues si bien la intención y las
gestiones para conseguir unas instalaciones donde concentrar las actividades de docencia,
investigación, administración y recreativas de la UNAM se originaron años atrás, el inicio
de su construcción y la firma del contrato de compra-venta del acelerador tuvieron lugar
con pocos meses de diferencia. Es cierto que la adquisición del acelerador fue posible
porque el proyecto de CU estaba en marcha y fue a través de su estructura organizativa que
se gestionó su adquisición; sin embargo, el acelerador le dio un énfasis y significado
particular al proyecto.39

Carlos Lazo como gerente general de CU se involucró especialmente en la adquisición del


acelerador Van de Graaff. Sus gestiones fueron indispensables para comprarlo, así como
para librar trámites y permisos necesarios para su traslado. A su vez, el acelerador
representó para Lazo un ‗símbolo de modernidad‘ del proyecto: ―hemos querido establecer

37
―El Primer Edificio de La Ciudad Universitaria,‖ Universidad de México (México, D.F., June 1950).
38
Jorge Avendaño Iniestrillas, ―La UNA Desintegra El Átomo,‖ El Universal (México, D.F., Augosto 19,
1950).
39
Gisela Mateos, Adriana Minor, y Valeria Sánchez Michel, ―Una Modernidad Anunciada: Historia Del Van
De Graaff De Ciudad Universitaria,‖ Historia Mexicana LXII, no. 1 (2012): 415–442.
un símbolo de modernidad de esta nueva Universidad, que esta idea de la energía nuclear
manejada por el estudiante mexicano, no con finalidades políticas o militaristas, sino con
finalidades humanas, de desarrollo de todos nuestros recursos naturales, modele también el
pensamiento de nuestros filósofos, de nuestros economistas, de nuestros técnicos, y sea el
espíritu que deba centrar a esta universidad‖.40 Lazo pronunció elocuentes discursos como
encargado del proyecto de CU. En éstos mostró su convencimiento de que la energía
nuclear constituía el claro indicio de un futuro esperanzador marcado por la abundancia.
Para él se trataba de un logro de la humanidad que, si bien al principio fue usado con fines
destructivos, ahora el mundo estaba ante la posibilidad de obtener grandes beneficios y eso
debía reflejarse en la misión de la nueva Universidad que surgiría en CU: ―…tiene un claro
simbolismo el hecho de haber situado en su centro el Instituto de Física Nuclear. Si nos
proponemos planear el futuro no podríamos ignorar que las más altas funciones del
entendimiento, la tarea docente, las labores de investigación, han de estar transformadas por
esa síntesis humanística integral de la concepción del Universo y del hombre que se
desprende de la conquista de la energía nuclear.‖41

[Insertar Imagen 2]

Los murales que decoraron la Facultad de Ciencias, elaborados por José Chávez Morado
(1909-2002) y sus alumnos del Taller de Integración Plástica, en cierto modo representaron
estas ideas. Ajustándose a la consigna de que en los muros de CU debían plasmarse
símbolos positivos y de reafirmación, Chávez Morado pintó dos murales, ―El regreso de
Quetzalcóatl‖ y ―La conquista de la energía‖ (o ―Evolución de la energía‖), y un mural
semi-exterior titulado ―Los constructores‖ (o ―La Ciencia y el Trabajo‖). 42 En el primero el
tema es la universalidad de la cultura mexicana, el segundo ―representa el esfuerzo del
hombre para dominar las fuerzas de la naturaleza: desde el fuego hasta la energía
nuclear‖.43 En cuanto al tercero, es una crónica de la construcción de CU en la que plasmó

40
Carlos Lazo, ―La Ciudad Universitaria de México,‖ Universidad de México (México, D.F., Octubre 1950).
P. 18
41
Carlos Lazo, ―Universo y Universidad,‖ en Pensamiento y Destino de La Ciudad Universitaria de México
(México, D.F., 1952), 15–29. P.27
42
Raquel Tibol, Jose Chávez Morado: Imágenes de La Identidad Mexicana (México, D.F.: Coordinación de
Humanidades, UNAM, 1980).
43
José Chávez Morado, ―Palabras Del Autor,‖ en Murales En La Ciudad Universitaria (México, D.F.:
UNAM, 1954).
los diferentes actores involucrados y que fue ―producto de la impresión que le habían
causado no sólo los gigantescos problemas de ingeniería y arquitectura, sino la fuerte
movilidad social que se produce en torno a obras de esa envergadura‖. 44 Precisamente en
este mural el acelerador Van de Graaff tuvo un espacio de representación permaneciendo
como testimonio de su relevancia en CU.

De izquierda a derecha, en una primera escena, se puede ver a un grupo de campesinos de


espaldas representando a los que dejaron sus tierras para que se construyera CU; enseguida,
se encuentran unos obreros cavando y uno de frente llevando una carretilla; luego un grupo
de ingenieros, seguidos por los arquitectos encargados de la Facultad de Ciencias, Félix
Sánchez, Raúl Cacho y Eugenio Peshard, quienes examinan planos sobre un restirador; a
continuación aparece Carlos Novoa, presidente del Patronato Universitario y del Banco de
México, y Carlos Lazo quien señala con la mano hacia el extremo derecho del mural,
dirección a la que ambos dirigen la mirada; ahí se encuentran Carlos Graef, sentado,
Alberto Barajas detrás de él y tocando su hombro, a su costado derecho Nabor Carrillo y a
su lado, de bata blanca, Raúl Sandoval, entonces director del Instituto de Química,45 todos
ellos reunidos en torno del acelerador Van de Graaff, del cual, situado al extremo derecho,
se muestra su interior mediante un corte vertical, como caja negra abierta.

[Insertar Imagen 3]

En los murales de Chávez Morado, como en los discursos de Lazo, se configuró un


entendimiento positivo de la energía nuclear y de la ciencia en general.46 De manera
semejante, en la prensa escrita se divulgó un mensaje más bien entusiasta con motivo de la
adquisición del acelerador Van de Graaff: ―La Universidad de México pondrá en marcha
dentro del país la excitante era atómica, promesa de un futuro más cómodo, higiénico y
desahogado cuando, como lo va a hacer México, se aprovecha la energía de los átomos para

44
Tibol, op. Cit. P. 29
45
Si en esta escena el sentido de reunir a estos científicos en particular era que estuvieron involucrados en la
adquisición de acelerador, Ricardo Sandoval no viene al caso y faltaría Manuel Sandoval Vallarta. Si la
intención era poner a quienes dirigían los institutos científicos en la UNAM, faltarían otros como Joaquín
Gallo, de Astronomía, Alfonso Nápoles Gándara de Matemáticas o Ricardo Monges López de Geofísica.
46
A pesar que Chávez Morado evitaba reproducir posturas oficiales en su obra, cuando la temática se refería a
la ciencia, la técnica o la tecnología, eligió la perspectiva del progreso y la universalidad. Tan sólo, en el
Centro Médico Nacional siglo XXI pintó los murales ―La conquista de la naturaleza por el hombre‖ y ―El
milagro de la era atómica‖ (o ―El hombre inicia el vuelo‖).
fines de paz‖.47 Esta forma de entender lo nuclear en conexión al progreso a que toda
nación debía aspirar, fue resultado de un ejercicio propagandístico que confluyó en la
instauración del deseo de dominio del átomo y su energía.48 Esto constituyó un eje central
en la dinámica geopolítica de la posguerra, promovida por el gobierno de Estados Unidos y
sus aliados en Europa, que en complicidad con las élites políticas y científicas locales
atrajeron lo nuclear a los proyectos de construcción nacional.

Prepararse para la era nuclear requería de la creación de centros de enseñanza y de


investigación científica: ―México ofrece ya el alentador espectáculo de un país que aspira a
construirse en todas las ramas de la actividad. En pleno desarrollo, está necesitando con
urgencia técnicos suficientes en número y capaces en preparación para hacer frente a la
gran tarea que aguarda‖.49 CU y el acelerador se situaron en la gama de proyectos
nacionales vinculados al gobierno mexicano, centralizado en la figura del presidente en
turno. En 1950, Miguel Alemán (1946-1952) anunciaba la construcción de CU en los
siguientes términos: ―Los centros de cultura superior, los institutos politécnicos y las
universidades de los Estados han entrado también en un franco desenvolvimiento que
culminará con la edificación de la Ciudad Universitaria, para beneficio de todo el país y que
tiene su asiento en la capital de la República‖.50 De manera semejante, la adquisición del
acelerador se asoció a temas de alcance nacional.

Carlos Graef, como director del IF, explicaba en entrevistas y conferencias el tipo de
investigaciones que se podrían realizar con el acelerador, declaraciones que contaron con
cobertura en periódicos de distribución nacional. Decía que sería posible irradiar semillas
para obtener unas más resistentes a las inclemencias del tiempo y con ello se lograría
aumentar la productividad en la agricultura nacional; también se podría utilizar para
experimentación con materiales que contribuyeran al desenvolvimiento de la industria
mexicana; por último, se podría utilizar en medicina para terapias contra el cáncer.51 Si bien

47
Jorge Avendaño Iniestrillas, ―México y La Fuerza Atómica,‖ El Universal (México, D.F., Julio 17, 1952).
48
Krige, ―Techno-Utopian Dreams, Techno-Political Realities‖
49
Lazo, ―Universo y Universidad.‖ P. 29
50
Miguel Alemán Valdés, ―IV Informe De Gobierno,‖ en Informes Presidenciales: Miguel Alemán Valdés
(México, D.F.: Cámara de Diputados, 2006), 149–192. P.190
51
Jorge Avendaño Iniestrillas, ―Idea Universitaria. Semillas Atómicas Desde La Ciudad U,‖ El Universal
(México, D.F., Julio 8, 1952); Avendaño Iniestrillas, ―México y La Fuerza Atómica‖; Manuel Mansur,
―Vaticina a México Un Buen Porvenir Atómico,‖ El Universal (México, D.F., Octubre 26, 1952).
existían usos de los aceleradores Van de Graaff en esa dirección,52 el plan de investigación
que emergió con el acelerador comprado en México se centró en el bombardeo de
elementos con núcleos ligeros.53 Como veremos más adelante, las prácticas de
experimentación e instrumentación estuvieron determinadas por la conexión establecida
con el High Voltage Laboratory del MIT, donde fueron capacitados Fernando Alba
Andrade y Eduardo Díaz Losada para la instalación del instrumento y, más tarde, Marcos
Mazari en cuestiones específicas de experimentación en núcleos ligeros.

La adquisición del acelerador Van de Graaff no tenía que ver con conseguir la tecnología
más reciente en cuestión de aceleradores de partículas, de investigación en física nuclear
experimental o en general para la investigación en energía nuclear. Fue acaso sólo la
posibilidad de incursionar en la investigación nuclear y con ello en la ‗era nuclear‘, lo cual
permitiría generar capacidades y condiciones para emprender proyectos de mayor alcance:
―La finalidad de la adquisición del aparato Van de Graaff […] es formar científicos y
técnicos mexicanos que puedan manipular y poner en servicio las máquinas de energía
nuclear en un futuro próximo, con lo cual se logrará poner a México en el aspecto científico
técnico a la altura de la época‖.54 Esta expectativa de formación de técnicos y científicos
consiguió realizarse cuando buena parte del personal implicado en el manejo y la
investigación con el Van de Graaff posteriormente condujeron los proyectos nacionales en
energía nuclear.

El acelerador Van de Graaff destacó como instrumento científico para acceder al


conocimiento de lo nuclear en México, constituyéndose como un referente material. En ese
sentido, contribuyó a la conformación de la ―nuclearización‖ del país.55 Este trabajo no es

52
Brenni, ―The Van de Graaff Generator‖; Andrew Sessler y Edmund Wilson, ―Electrostatic Accelerators,‖
en Engines of Discovery: A Century of Particle Accelerators (Singapore: World Scientific, 2007), 1–10.
53
Sandoval Vallarta y algunos miembros del IF se opusieron a estas declaraciones públicas de Graef por
considerarlas exageradas e irreales (AHC-MSV, sección Personal, subsección Correspondencia, serie
Científica, caja 24, exp. 3, ―Memorándum al Dr. Sandoval Vallarta‖). En consecuencia, Sandoval Vallarta,
Carrillo, Graef y Barajas acordaron una declaración colectiva a la prensa en la que explicaron que el
acelerador simplemente se usaría para la investigación en núcleos ligeros (―El Átomo: Hablan 4 Sabios,‖
Revista de La Semana, “El Universal,” August 31, 1952).
54
Mansur, ―Vaticina a México Un Buen Porvenir Atómico.‖
55
Este concepto ha sido introducido por Gabrielle Hecht para dar cuenta de la diversidad de políticas,
materiales y programas asociados a lo nuclear, así como las múltiples estrategias y movimientos que se siguen
para legitimar su inclusión en ese ámbito.Gabrielle Hecht, ―Nuclear Ontologies,‖ Constellations 13, no. 3
(2006): 320–331; Gabrielle Hecht, ―A Cosmogram for Nuclear Things,‖ Isis 98, no. 1 (2007): 100–108.
exhaustivo en el análisis de las políticas, tecnologías y prácticas con las que se definió la
nuclearidad de México, pero aporta claves al respecto en tanto que el acelerador Van de
Graaff fue un elemento incluido en el recuento de cosas que contaban como nucleares en
los cincuentas.56 La opción de los aceleradores de bajo potencial, como el acelerador Van
de Graaff, también fue tomada por otros países latinoamericanos como parte de sus
estrategias de nuclearización.57

Con la creación de la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN), posterior a la


reunión de ‗Átomos Para la Paz‘ de 1955, se diversificaron los proyectos nucleares en
México, incluyendo la exploración de minas potencialmente ricas en materiales
radioactivos naturales y las investigaciones con reactores nucleares, radioisótopos y otros
aceleradores de partículas.58 Pero incluso en la CNEN y sus proyectos, la experiencia
obtenida con el acelerador contribuyó en cierto modo. Quienes impulsaron la adquisición e
instalación del acelerador participaron en la organización y dirección de la CNEN: Carrillo
y Sandoval Vallarta como vocales científicos y Graef, Barajas, Alba Andrade y Díaz
Losada como miembros del consejo consultivo. Además, buena parte del grupo de técnicos
e investigadores que trabajaron con el acelerador Van de Graaff, particularmente Mazari,
contribuyeron con su experiencia a la implementación de nuevos programas de
investigación.

El acelerador Van de Graaff en las prácticas de la física nuclear experimental del IF

56 Véase ―En La Era Atómica ¿con Qué Cuenta México?,‖ Mañana (México, D.F., 1956). Además, el
discurso de Nabor Carrillo como representante de la delegación mexicana en la conferencia ‗Atomos para la
Paz‘ de 1955: AH-UNAM. FNC. Sección Desarrollo Profesional. Subsección Discursos. Caja 3. Exp. 4.
Agosto 1955.
57
En los años cincuenta los gobiernos de Brasil y Argentina respaldaron la adquisición de aceleradores de
bajo potencial como iniciativas para incursionar en la investigación de los fenómenos del núcleo atómico,
aunque a diferencia de estos países, en México este impulso no estuvo conectado con intenciones bélicas.
Diego Hurtado De Mendoza and Ana María Vara, ―Winding Roads to Big Science: Experimental Physics in
Argentina and Brazil,‖ Science, Technology, & Society 12, no. 1 (March 01, 2007): 27–48; Ana M. Ribeiro
De Andrade and R. P. A. Muniz, ―The Quest for the Brazilian Synchrocyclotron,‖ HSPBS 36, no. 2 (2012):
311–327; Raúl Domínguez Martínez, ―Desarrollo Nuclear En México, Brasil, España y La Argentina,‖
Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad 7, no. 21 (2012): 83–93.
58
Azuela and Talancón, Contracorriente: La Historia de La Energía Nuclear En México; Domínguez
Martínez, Historia de La Física Nuclear En México.
El acelerador Van de Graaff constaba de tres partes principales: el tanque donde se
producía el haz de partículas, un deflector magnético y la cámara de blancos. El tanque
cubría el sistema para generar la diferencia de potencial y acelerar las partículas positivas
hasta 2 MeV. En su interior había una banda de hule colocada verticalmente, la cual al girar
generaba cargas eléctricas por propiedades electrostáticas de la materia, mismas que se
acumulaban en una terminal de alto voltaje ubicada en la parte superior (con forma de
bala); en seguida, debajo de la terminal, una cámara de ionización donde se depositaba el
gas (hidrógeno o sus isótopos, deuterio o tritio) que se utilizaría como fuente de iones;
debajo, el tubo acelerador (que debía estar al vacío) por donde pasaría el haz de partículas;
alrededor de éste una serie de anillos equipotenciales de metal cuya función era controlar la
diferencia de potencial en saltos homogéneos de 2 MeV a tierra; a su vez, estos anillos
estaban conectados a otros exteriores que rodeaban tanto la banda como el tubo acelerador.
El tubo acelerador salía por debajo del tanque, verticalmente hasta el deflector magnético
que, por medio de un sistema de electroimanes, filtraba y enfocaba el haz de partículas
positivas hacia la cámara de blancos, donde estaría colocada la muestra a bombardear.59

[Insertar Imagen 4]

Previo al arribo del acelerador, Fernando Alba Andrade y Eduardo Díaz Losada fueron al
MIT comisionados por el IF y becados por el Instituto Nacional de Investigaciones
Científicas.60 Buechner los recibió en el High Voltage Laboratory entre marzo y mayo de
1951, enseñándoles detalles sobre la instalación y operación cotidiana de los aceleradores
electrostáticos Van de Graaff.61 Alba Andrade y Díaz Losada eran ambos ingenieros y
Alba, además, físico experimental por la Facultad de Ciencias, de hecho el primer graduado
de esa licenciatura. En los años cuarenta participaron en proyectos de instrumentación
científica en el Observatorio Astronómico de Tonantzintla y Alba, además, en la instalación

59
Minor García, ―Instrumentos Científicos En Movimiento: Historia Del Acelerador Van de Graaff‖
60
Sandoval Vallarta había sugerido a Oliverio N. Hinojosa, del Departamento de Física del Instituto
Tecnológico de Monterrey (AGN, ACL, caja 79, carpeta Energía Atómica 12/146, oficio de Manuel Sandoval
Vallarta a Nabor Carrillo, Agosto 23, 1950). Sin embargo, Graef y Barajas consideraron que debía ser un
universitario formado en México y de preferencia en la Facultad de Ciencias (AGN, ACL, caja 79, carpeta
Energía Atómica 12/146, carta de Alberto Barajas y Carlos Graef a Carlos Lazo, octubre 25, 1950).
61
Manuel Mansur, ―El Primer Fisico Nuclear De La UNA Revela La Marcha De La Investigación Atomica
En México,‖ Revista De La Semana, “El Universal” (México, D.F., Noviembre 9, 1952); Manuel Mansur,
―También Con Átomos Somos Buenos Tiradores: Nuestros Físicos Bombardean Núcleos Con La Máxima
Precisión,‖ Revista De La Semana, “El Universal” (México, D.F., Noviembre 2, 1952).
del medidor de rayos cósmicos del IF. Alba y Díaz volvieron del MIT con un referente
particular sobre la instalación, calibración y manejo del acelerador Van de Graaff.

Cuando el acelerador llegó, su edificio ya estaba construido; su diseño respondió a lo que la


HVEC recomendó para su instalación.62 El acelerador se colocaría verticalmente, por lo que
el edificio tenía un salón con dos niveles, en la parte de arriba se colocaría el tanque y abajo
el resto de las partes. Habría un cuarto aledaño para los controles del acelerador, una
habitación para el revelado fotográfico de las placas de vidrio donde se registrarían las
reacciones nucleares, otra donde estarían los microscopios para examinar dichas placas y,
finalmente, algunos cubículos y salones. El edificio completo fue cubierto con una capa de
aluminio como forma de aislar y controlar la radiación que pudiera generarse (véase
Imagen 2). A un costado del Laboratorio Van de Graaff, como se llamó al edificio, se
construyó un laboratorio de Gravitación para las investigaciones de Graef, así como un
Pabellón de Rayos Cósmicos, a un costado del jardín, para las investigaciones de Sandoval
Vallarta. Esta zona se conoció como ―jardín de las radiaciones‖.

[Insertar Imagen 5]

El proceso de instalación y calibración del acelerador, coordinado por Alba y Díaz, duró
alrededor de dos años. En estos trabajos se incorporaron técnicos, asistentes del laboratorio
y nuevos investigadores. Debían controlar el potencial (el acumulado en la terminal de alto
voltaje, en los anillos equipotenciales y las fluctuaciones en el suministro de electricidad) y
para conseguirlo diseñaron un sistema electrónico estabilizador.63 Además, tenían que
lograr la correcta extracción de aire y vapor de agua del interior del tanque para luego
introducir gas a altas presiones, lo mismo que la ionización del gas como fuente de iones
(construyeron una cámara de ionización de radio-frecuencia que reemplazó a la que venía
con el acelerador)64 y el vacío en el tubo acelerador. Se debía, también, calibrar el

62
AGN, ACL, caja 79, carpeta Energía Atómica 12/146, carta de A. Ross, ingeniero de instalación del HVEC,
a Carlos Lazo. Octubre 25, 1950
63
Eduardo Díaz Losada, Alonso Fernández, y Luis Velázquez, ―Un Sistema Estabilizador De Potencial Para
Aceleradores De Partículas Cargadas,‖ Revista Mexicana De Física III, no. 2 (1954): 115–122.
64
Fernando Alba Andrade et al., ―Cámara de Ionización de Radio-Frecuencia,‖ Revista Mexicana de Física X,
no. 2 (1954): 107–114.
funcionamiento de los electroimanes del deflector magnético,65 aprender las técnicas, tanto
de elaboración de muestras como de emulsiones nucleares, el revelado fotográfico de las
placas de vidrio y la interpretación de resultados mediante el conteo de trazas.66 A la
complejidad del proceso se agregó que los servicios en CU, como el de electricidad, no
funcionaban regularmente. Dado que las prácticas de instrumentación y de experimentación
que involucraba el acelerador eran nuevas para esta comunidad de investigadores,
representó un esfuerzo importante conseguir que el acelerador funcionara según los
parámetros del MIT y de la física nuclear experimental.

Buechner, director del HVL, estuvo en México en 1952.67 Además de asistir al laboratorio
y asesorar en los trabajos de calibración, elaboró, por encargo de Carrillo, un documento
sobre el tipo de investigaciones que convenían para el acelerador.68 A sugerencia de
Carrillo, apoyó que Marcos Mazari fuera al HVL en 1953 como ―Visiting Fellow‖ becado
por el gobierno de Estados Unidos, con el fin expreso de entrenarse en las prácticas de
experimentación desarrolladas por el grupo del MIT.69 Mazari trabajaba entonces como
ingeniero civil en el laboratorio de mecánica de suelos de Ingenieros Civiles Asociados y a
pesar que se trataba de áreas distintas, Carrillo confiaba en las habilidades de su alumno
como experimentador.70

[Insertar Imagen 6]

Además de Alba, que como jefe de la sección de Física Nuclear Experimental impulsó la
construcción de instrumentos en los talleres que se organizaron a partir de las necesidades
surgidas por la instalación y calibración del acelerador, Mazari emprendió proyectos de

65
En 1951, Alba presentó resultados de la calibración de campo magnético en el Congreso Científico
Mexicano, véase Antonio Lara Barragán, ―Calibración Del Campo Magnético y Atómico, Pero También Del
Espíritu,‖ El Universal (México, D.F., Septiembre 26, 1951).
66
T. A. Brody, ―Alcance Aparente de Trazas En Emulsiones Nucleares,‖ Revista Mexicana de Física IV, no.
4 (1955): 224–231.
67
―Conferencia De Buechner Sobre Energía Nuclear,‖ El Nacional (México, D.F., Agosto 6, 1952).
68
AH-UNAM. FNC. Sección Desarrollo Profesional. Subsección UNAM. Serie Coordinación de la
Investigación Científica. Caja 1, Exp 9. Septiembre 24, 1952. Suggestions regarding a Research Program for
the Van de Graaff Laboratory of the University of Mexico.
69
AH-UNAM. FUN. Sección Rectoría. Subsección 1/229 Becas. Caja 154. Exp. 1516. Mayo 27, 1953.
70
Véase Nabor Carrillo, ―Prólogo,‖ en Mecánica De Suelos, Eulalio Juárez Badillo y Alfonso Rico Rodríguez
(México, D.F.: Limusa, 1968). Mazari haría una interesante conexión entre mecánica de suelos y el acelerador
Van de Graaff para analizar la composición del suelo de la Ciudad de México, véase Raúl J. Marsal and
Marcos Mazari, ―Composición e Identificación De Los Suelos,‖ en El Subsuelo De La Ciudad De México, 2ª
ed. (México, D.F.: Facultad de Ingeniería-UNAM, 1969), 54–73.
construcción de equipo especializado para el acelerador.71 Durante su estancia en MIT
participó en la construcción y pruebas de un espectrógrafo magnético.72 A su regreso
consideró conveniente la construcción de un instrumento semejante para el acelerador del
IF. El espectrógrafo de Mazari fue construido en los talleres y con ello fue posible realizar
investigaciones de mayor precisión en relación a los niveles de energía y propiedades
magnéticas de los núcleos resultantes de las reacciones nucleares logradas artificialmente
con el acelerador.73

Hacia 1957, Mazari conducía la investigación experimental en el Laboratorio Van de


Graaff. Algunos técnicos se encargaban del manejo cotidiano del acelerador Van de Graaff,
había un taller mecánico y otro eléctrico, un técnico fotográfico se encargaba del revelado
de las placas de vidrio y un grupo de mujeres – las microscopistas - contaba al microscopio
las trazas nucleares grabadas en las placas.74 Además, había estudiantes realizando tesis de
licenciatura con el acelerador. En esa época los investigadores del IF cubrían prácticamente
la totalidad de la planta docente de las licenciaturas en física experimental y teórica que se
impartían en la Facultad de Ciencias, por lo que era frecuente que los estudiantes se
involucraran en proyectos del Instituto.

El caso de Jorge Rickards es ilustrativo de esta circunstancia. Ingresó a la facultad en 1955


para estudiar la licenciatura en física experimental y dos años más tarde comenzó a trabajar
como ‗investigador científico‘ en el proyecto de ‗Precipitación Radiactiva‘, invitado por
Fernando Alba, entonces director del IF.75 Este proyecto surgió por encargo de la CNEN
como un compromiso internacional contraído en la reunión de 1956 del Comité Científico

71
La experiencia en instrumentación científica del IF se llevaría más adelante al Centro de Instrumentos de la
UNAM. Entre sus primeros proyectos estuvo la construcción de instrumentos de demostración científica para
la Escuela Nacional Preparatoria, que incluyeron varios generadores electrostáticos Van de Graaff.
72
William Buechner, Marcos Mazari, and A. Sperduto, ―Magnetic Spectrograph Measurements on the
Al27(d,p)Al28 Reaction,‖ Physical Review 101, no. 1 (1956): 188–195.
73
Marcos Mazari, ―Los Métodos Magnéticos En La Física de Partículas Cargadas Desarrollada En México,‖
Instrumentación y Desarrollo 1, no. 1 (1981): 20–86.
74
A diferencia de técnicos y personal de talleres, las microscopistas no se profesionalizaron y al suplirse la
técnica de microscopía con la construcción de los espectrógrafos magnéticos, continuaron en el IF como
secretarias. Su trabajo solía reconocerse en la sección de agradecimientos de los artículos, mientras que los
técnicos del IF algunas veces aparecieron como autores.
75
Entrevista a Jorge Eduardo Rickards Campell realizada por la autora, México, D. F., 6 de marzo de 2013. En
su generación de la carrera de física experimental había aproximadamente nueve inscritos, entre ellos,
Alejandra Jaidar.
para el Estudio de las Radiaciones Atómicas.76 Como parte del proyecto, en 1959 Rickards
asistió a un curso sobre manejo de sustancias radiactivas en la sede de la Atomic Energy
Commission en Nueva York.77 Tomás Brody condujo las investigaciones, en las cuales
Rickards y otro estudiante se encargaban de reemplazar una cinta adhesiva colocada en la
azotea de la Torre de Ciencias, así como una bandeja con agua; posteriormente incineraban
la cinta y examinaban los restos con un contador Geiger-Müller dentro de una caja de
plomo y lo mismo hacían con el polvo que quedaba en la bandeja; además, recibían y
analizaban las muestras recolectadas en estaciones distribuidas por el país.78 Por invitación
de Augusto Moreno, Rickards también participó como guía en la exposición Átomos para
la Paz realizada en México en 1957. Financiada por la embajada de Estados Unidos en
colaboración con la CNEN, mostraban carteles sobre aplicaciones de la energía nuclear en
agricultura, medicina y biología, una maqueta de un reactor nuclear y un contador Geiger-
Müller que registraba la radiación emitida por una muestra radiactiva. Con Augusto
Moreno, además, Rickards colaboró como asistente de laboratorio en su curso de
radioisótopos, el primero que hubo en México.79 En el Laboratorio Van de Graaff hizo su
tesis de licenciatura bajo la dirección de Mazari. Construyó un segundo espectrógrafo
magnético, siguiendo básicamente el mismo diseño que el construido por Mazari, y con
éste realizó el análisis de espectros nucleares en las reacciones80 F19(d,p)F20, F19(d,α)O17 y
F19(p,α)O16. Para entonces, dos estudiantes más se integraron al grupo de investigación,
Alejandra Jaidar y María Esther Ortiz, quienes junto con Claude Thions serían las primeras
mujeres egresadas de física en la Facultad de Ciencias.

En los años sesentas surgieron nuevos proyectos en física nuclear experimental tanto en el
IF como en la CNEN. En 1961, Rickards comenzó una estancia de investigación en la

76
Asistieron en representación de México, Fernando Alba Andrade y los médicos Manuel Martínez Báez y
Horacio Zalce Torres. AH-UNAM, FUN, sección Patronato-Tesorería/Intercambio Estudiantil/Viaje de
Profesores, serie 6-1/523, caja 434, exp. 2400. Marzo 13, 1956.
77
Entrevista a Jorge Rickards realizada por la autora, México, D. F., 6 de marzo de 2013.
78 Minor García, ―Instrumentos Científicos En Movimiento: Historia Del Acelerador Van de Graaff‖
79 Entrevista a Jorge Rickards realizada por la autora, México, D. F., 6 de marzo de 2013.
80 Esta notación de reacciones nucleares expresa lo siguiente: b(e,s)r, donde ‗b‘ es el núcleo que se
bombardea, ‗e‘ la partícula lanzada en la fuente de iones, ‗s‘ la partícula saliente y r es el núcleo resultante,
del cual finalmente se estudia su espectro nuclear. En el caso de Rickards, usó muestras de flúor con 19
neutrones que bombardeó con deuterio ‗d‘ y protones ‗p‘ como proyectiles, produciendo la emisión de protón
‗p‘ o partícula alfa ‗α‘, según el caso, y como núcleo resultante flúor 20, oxígeno 17 y 16, respectivamente.
Jorge Rickards, ―Espectros Nucleares De F20, O17 y O16 a Partir De Reacciones (d,p), (d,α) y (p,α) En F19,
Empleando Energías Incidentes De 1.8 MeV,‖ Revista Mexicana De Física IX, no. 1 (1960): 35–55.
Universidad de Rice, con Tom Bonner,81 financiado por una beca de la International
Atomic Energy Agency. Su misión era aprender detalles técnicos y prácticas de
investigación del acelerador Tandem Van de Graaff (acelerador de tipo electrostático
diseñado por la HVEC) que recién habían comprado en Rice. A su regreso a México en
1963, se encontró con varias noticias: que el Van de Graaff de 2 MeV estaba en proceso de
transformación como acelerador de electrones, que el gobierno de Estados Unidos donaría
un acelerador de electrones tipo Dinamitrón (construido por la compañía Radiation
Dynamics) y que sería el encargado de este nuevo acelerador.82 En consecuencia, el grupo
del Laboratorio Van de Graaff se distribuiría entre el acelerador Van de Graaff (ahora de
electrones), el nuevo acelerador Dinamitrón y los proyectos de la CNEN. Román Álvarez
Bejar y Javier Reyes Luján se encargarían de la transformación del acelerador Van de
Graaff y la configuración de un nuevo programa de investigación, esta vez para irradiación
de materiales (polimerización, vulcanización de hules y esterilización de alimentos).83

El acelerador Van de Graaff impactó de tal manera en las prácticas experimentales en el IF


que en lo sucesivo se optaría sólo por aceleradores de tipo electrostático. Además del Van
de Graaff de 2 MeV, en 1965 llegó el Dinamitrón de 3 MeV, en 1971 se compró a la HVEC
un Van de Graaff de 0.7 MeV,84 en 1984 la Universidad de Rice donó el acelerador Van de
Graaff de 5.5 MeV construido por Bonner y en 1995 adquirieron un Pelletron de 3MeV,
acelerador electrostático diseñado por National Electrostatics Corporation.85 Excepto por el
dinamitrón, todos estos aceleradores continúan en funcionamiento en el IF, aunque
quedaron al margen de la investigación en física nuclear experimental y, en cambio, sus
usos para la física de materiales los ha mantenido vigentes.86

81
Bonner colaboró en el Laboratorio Van de Graaff desde 1954. Asistió en el desarrollo de la técnica de
aceleración de neutrones rápidos con el acelerador. Véase T. W. Bonner et al., ―Scattering of Fast Neutrons in
Pb and Ag,‖ Physical Review 97, no. 4 (1955): 985.
82
Entrevista a Jorge Rickards realizada por la autora, México, D. F., 13 de marzo de 2013.
83
Javier Reyes Luján, ―Técnicas Preliminares Sobre El Empleo Del Haz de Electrones En Proceso de
Aplicación Industrial‖ (Univesidad Nacional Autónoma de México, 1965).
84
En el laboratorio los primeros tres aceleradores fueron identificados con nombres de mujeres, el de 2 MeV,
Florencia, el Dinamitrón, Sofía, y el Van de Graaff de 0.7 MeV, María. Esta personificación del instrumento a
la vez que cosificación de la mujer dejó de ocurrir por intervención de Alejandra Jaidar. Entrevista a Jorge
Rickards realizada por la autora, México, D. F., 19 de marzo de 2013.
85
Entrevistas a Jorge Rickards realizadas por la autora, México, D. F., 6, 13 y 19 de marzo de 2013; Ramos
Lara, ―Particle Accelerators in Mexico.‖
86
Entrevista a Jorge Rickards realizada por la autora, México, D. F., 13 de marzo de 2013. En los años
sesentas se llegó al límite de la investigación en física nuclear realizable con aceleradores electrostáticos. En
Como hemos visto, en la década de los cincuentas el acelerador Van de Graaff de 2 MeV
configuró la investigación en física nuclear experimental. Involucró no sólo la
materialización del conocimiento de la energía nuclear en México, también la
conformación de una comunidad de físicos mexicanos en la investigación experimental de
fenómenos del núcleo atómico, así como en el uso de aceleradores electrostáticos de
partículas y en una experiencia local en el diseño y elaboración de instrumentación
científica.

Conclusiones.

El acelerador Van de Graaff se insertó en una dinámica de relaciones científicas de


intercambio y colaboración inter-americana. Particularmente, la investigación en física en
México en la primera mitad del siglo XX se conformó en estrecha relación con la física en
Estados Unidos. Personas, instrumentos y prácticas viajaron en una dirección y en otra
favorecidos por una estructura que promovía la conformación de relaciones
interamericanas. A su vez, contribuyeron a configurar una forma de entender el
funcionamiento de estas relaciones en el ámbito de las ciencias, experiencia relevante para
el entendimiento de las implicaciones políticas de asociar la ciencia y la tecnología con el
progreso y el bienestar social. Estas relaciones científicas, de poder y mutuo beneficio,
fueron determinantes para que un grupo de científicos mexicanos se convenciera de la
pertinencia de adquirir un acelerador Van de Graaff, quienes no sólo eran interlocutores con
instituciones y científicos estadounidenses, también lo eran para el gobierno mexicano que
en la posguerra atrajo su colaboración como expertos científicos.

El acelerador Van de Graaff se ubicó como un referente de la utopía de la energía nuclear;


un futuro pleno de posibilidades en el rumbo del progreso y la modernización. Esta
asociación tuvo lugar en la confluencia del acelerador con el proyecto de Ciudad
Universitaria. El entrelazamiento de sus historias resuena en sus significados. Ambos se

relación al desarrollo de los aceleradores de partículas, en física nuclear y de altas energías había aceleradores
más poderosos como ciclotrones, sincrotrones, aceleradores lineales y otros. Véase Peter Galison, ed., Big
Science: The Growth of Large-scale Research (Stanford University Press, 1992); Andrew Sessler y Edmund
Wilson, Engines of Discovery: A Century of Particle Accelerators (Singapore: World Scientific, 2007).
manejaron como proyectos de repercusión nacional, la Ciudad Universitaria en beneficio de
la educación y la investigación en el país y el acelerador, además, como instrumento
asociado a los usos pacíficos de la energía nuclear, con el cual México incursionaría en la
era nuclear y definiría su nuclearización.

El acelerador Van de Graaff fue un instrumento para la investigación en física nuclear


experimental y su arribo motivó la conformación de una comunidad disciplinar en esa área.
Su adquisición requirió una organización especial del trabajo en el laboratorio en la que
participaron investigadores, técnicos, microscopistas y estudiantes de física experimental.
La conexión con el MIT fue fundamental para calibrar el acelerador y definir un programa
de investigación; sin embargo, conducir las condiciones del contexto local a los parámetros
de la experimentación en física nuclear involucró una experiencia propia en el desarrollo de
prácticas de experimentación e instrumentación. En éstas los aceleradores electrostáticos se
identificaron, a partir del Van de Graaff, como instrumentos asequibles, versátiles en su
capacidad de transformarse y adaptarse a nuevos usos, quedando paradójicamente al
margen de la física nuclear experimental.

Cada sección del capítulo ha referido a un sentido de movilización del instrumento, por
medio de lo cual se exploran los múltiples espacios que ocupó el acelerador en un contexto
específico: geográfica, vinculada con la dinámica interamericana de relaciones científicas;
discursiva, en asociación con la utopía de lo nuclear y la conformación de la nuclearización
de México especialmente en cuanto a la construcción de una identidad nacional vinculada a
la modernización; y material relacionada con el objeto en sí, sus transformaciones, sus usos
y sus contribuciones a la conformación de prácticas experimentales y de instrumentación.
Constituyen categorías analíticas entre las cuales hay sin duda puntos de confluencia. En lo
geográfico importa tanto el desplazamiento por territorios como el lugar en el que las cosas
ocurren, donde esto último enfatiza especialmente la localidad de las prácticas, aún cuando
la conexión con otros sitios no se pierde y que incluso, para que lo que se hace aquí valga
allá, es indispensable no perder la conexión, por ejemplo, a través de la calibración. Ésta no
deja de ser parte de un ejercicio de dominación y hegemonía intelectual, pero es también un
proceso donde las circunstancias de lo local constituyen el punto de partida. En lo
discursivo, las relaciones científicas inter-americanas como prácticas de buena vecindad y
el internacionalismo científico de la posguerra se mezclaron con los proyectos de
construcción nacional en donde el acelerador Van de Graaff y Ciudad Universitaria
constituyeron la aspiración y realización del progreso, la modernización y la nuclearización
de México. En lo material, la comunidad disciplinar en física nuclear experimental que se
conformó en torno al Van de Graaff, se vio constreñida por las becas y apoyos que se
ofrecieron a nivel internacional, principalmente por el gobierno de Estados Unidos, para la
realización de investigación en una dirección específica, al tiempo que se beneficiaron del
interés temporal del gobierno mexicano por establecer programas nacionales de
investigación nuclear. De esta manera, los tres sentidos de movilización conjugan tensiones
entre lo local y lo global que confluyen en el cuerpo del acelerador.

A pesar que entre lo geográfico, discursivo y material no sólo se identifican intersecciones


sino que se mantiene cierto grado de transversalidad, al analizarse por separado permiten
enfatizar aspectos clave para entender los límites del instrumento, los espacios que ocupa y
sus implicaciones históricas. Como se ha constatado a lo largo del capítulo, el acelerador
Van de Graaff lejos de ser un instrumento rígido y determinado por los usos para los que
fue originalmente diseñado, constituyó un objeto fluido, denso y versátil tanto en sus usos
como en sus significados.

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