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El Tratado de Límites de la época de Melgarejo.

que no a sido oneroso para Bolivia, se


sabe que el país consideraba poseer derechos en la costa de Atacama hasta el
paralelo 25,5º de latitud sur; pero ya nuestro representante en Chile, don José María
Santiváñez, había propuesto como transacción en 1860 el paralelo 24,5º. Pero lo más
grave era que Chile estimaba que su territorio abarcaba hasta la bahía de Mejillones y,
consecuentemente, ocupó militarmente toda la costa litoral desde el paralelo 23º al sur.

Desde 1843, y a lo largo de 20 años, nuestro país envió varios diplomáticos a Santiago
para protestar por la determinación chilena de adueñarse del territorio de Atacama
hasta el paralelo 23º, y exigiendo la convocatoria de un arbitraje. Pero Chile rechazó de
plano cualquier intento de que una tercera potencia pudiese mediar en el asunto.
Naturalmente lo que atrajo a los chilenos al norte fue el descubrimiento de los guanos
de Mejillones, que estaban situados al sur de dicho paralelo, y prontamente inició la
explotación de los mismos.

Ante la imposibilidad de llegar a un entendimiento con Chile, el gran diplomático don


Rafael Bustillo solo atinó, en 1863, a amenazar a ese país con la guerra. Una guerra
imposible de realizar, ya que Bolivia no tenía recursos económicos y muy difícilmente
se comunicaba con su territorio costero. Luego se asustó de su atrevida posición y trató
de arreglar con Chile mediante la venta de la costa de Mejillones.

Lo que no pudieron lograr Olañeta, Bustillo, Santiváñez, ni ninguno de nuestros


grandes estadistas y diplomáticos, lo consiguió el gobierno de Melgarejo. Un tratado
amistoso con Chile, que alejaba la guerra y recuperaba Mejillones. El Tratado de 1866
determinaba como límite de las dos naciones el paralelo 24º, quedando en poder de
Bolivia los cuestionados puertos de Mejillones y Antofagasta.

Sin embargo el mencionado convenio dejó un grave problema, difícil de resolver, el


beneficio paritario entre los dos Estados de los guanos y minerales dentro del perímetro
comprendido entre los grados 23º y 25º; es decir, la mancomunidad comprendía un
grado del territorio nacional y otro grado del chileno. Es evidente que esta disposición
iba a dar lugar a serios conflictos posteriores, pero en su momento se consideró que
era la mejor solución, pues los dos países se habían disputado por varios lustros el
rendimiento de Mejillones. Y como se dijo anteriormente, era Chile el que se
beneficiaba del guano desde hacía más de 20 años, y no estaba dispuesto a ceder
toda esa riqueza a Bolivia.

Cabe señalar que el negociador chileno, Vergara Albano, en un principio había


propuesto que Chile se mantuviese en posesión de Mejillones, es decir, hasta el grado
23º, pero cedería generosamente a Bolivia la mitad de las riquezas de guano y
minerales dentro de la zona comprendida entre los grados 23º y 24º. Pero la oposición
de Melgarejo a esa solución fue terminante. En consecuencia, exigió al chileno que la
frontera quedase en el paralelo 24º, manteniéndose la comunidad de bienes. En
verdad, más de lo obtenido por él hubiese sido imposible de lograr. En consecuencia, el
temible Melgarejo cumplió con el país al haberle delimitado su frontera oeste
otorgándole una costa cercana a los 300 kilómetros reconocidos por Chile.

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