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lo forman
Imagen de la película "Algunos hombres buenos" (1992), protagonizada por Tom Cruise.
INICIODIVULGACIÓN
Por Carlos Berbell Y Yolanda Rodriguez | 02 Julio, 2016
Esto, que a muchos le parece un trámite sin importancia, es en realidad un arte. Un arte
que muy pocos dominan y que puede ser tan decisivo como un delantero centro con
hambre de gol. Un arte al que, desde la antigüedad, se le ha dado una gran importancia,
estudiándolo hasta en sus más mínimos detalles.
2. Narración
La segunda parte es la narración, cuyo objetivo consiste en exponer los hechos de una
forma ordenada y cronológica, como si se estuviera contando una película o una novela.
Los expertos dicen que no sólo no hay que eludir los hechos negativos que puedan resultar
perjudiciales para el acusado sino que hay que hacerles frente de forma eficaz para no dar la
impresión de que se han querido hurtar debido a su gravedad. Por ello hay que enfocarlos
bien estratégicamente.
En esta fase es donde deben brillar los recursos del orador, para no aburrir a los
oyentes. Es el lugar para las metáforas, las citas literarias o históricas y las anécdotas que
tengan relación con el caso.
3. Argumentación
La tercera parte es la llamada argumentación que, a su vez, se subdivide en dos: por una
parte hay que demostrar los hechos apoyándose en las pruebas y aplicando las normas
jurídicas al caso, y por otra refutar los hechos, pruebas y argumentos del contrario. Hay
que convencer al tribunal.
Muchos casos, muchos pleitos, se pierden por exceso de argumentación. Esto se aprende.
Ya saben que convencer es demostrar lo que no es evidente, porque si es evidente no hay
necesidad de demostrarlo.
4. Peroración
La cuarta y última parte es la llamada peroración. Si la peroración está bien construida
debe enlazar con el exordio, con la primera parte. En ella hay que indicar al tribunal que
se ha sido fiel a la palabra dada en la exposición porque se ha demostrado todo lo
prometido.
En el alegato final, escrito por el guionista Aaron Sorkin, el abogado que encarna Tom
Cruise, consigue desmontar toda la estrategia del ejército para encubrir el asesinato de un
marine al sacar de quicio a un soberbio Jack Nicholson, encarnado al personaje del Coronel
Nathan R. Jessup, al preguntarle: ¿Ordenó usted el Código Rojo?