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Los insurgentes era el grupo en rebelión en contra de la corona

española, mientras que los realistas defendían la monarquía y a las


autoridades nombradas por el reino de España, entre quienes se
encontraban los virreyes de la llamada Nueva España.

Fusilamiento de Morelos
El proceso de independencia mexicana estuvo protagonizado por el
clero, debido a que varios de los líderes principales eran sacerdotes que
veían de primera mano las penurias por las que pasaban los sectores
más vulnerables de la Nueva España.

Se estima que más de cien sacerdotes lucharon en las distintas batallas


en favor del ejército insurgente.

El principal desencadenante de la rebelión de México fue la invasión


francesa en España por las tropas de Napoleón Bonaparte. Esto generó
que algunos habitantes de la Nueva España se negaran a ser
gobernados por Francia.

Esta realidad, aunada a la fuerte desigualdad social reinante, se nutrió


de las ideas de la Ilustración, que hablaban entre otras cosas sobre la
independencia de poderes, la igualdad de derechos y el respeto a las
libertades individuales. Todo este contexto favoreció la generación del
movimiento de independencia mexicano.

México fue una de las primeras colonias españolas en rebelarse, y su


movimiento independentista sirvió de punto de partida
para movimientos rebeldes de otras colonias españolas.

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¿Quienes eran los insurgentes?


Los insurgentes fueron quienes se rebelaron ante el planteamiento
monárquico implantado en la época tras la invasión a España por parte
de Napoleón Bonaparte y el nombramiento de José Bonaparte, su
hermano, como rey de España.

Los insurgentes iban en busca de la independencia, ya que no querían


ser gobernados por franceses y deseaban un gobierno formado por los
habitantes de la Nueva España.

A disgusto de muchos españoles peninsulares, con alto nivel económico


y social, se creó un gobierno paralelo formado por los criollos (los hijos
de los españoles que se establecieron en la Nueva España, integrantes
de alta clase social), independiente de la corona española, para poder
ser gobernados por ellos mismos mientras se nombraba a un rey
español legítimo.

A continuación se enumerarán tres de los representantes insurgentes


más destacados del movimiento independentista de México:

Miguel Hidalgo y Costilla

Este sacerdote es considerado el primer líder de los insurgentes. A él se


le atribuye haber dado el primer paso a la insurrección, el llamado “Grito
de Dolores”, el 16 de septiembre de 1810, en Dolores, al hacer un
llamado de rebelión al pueblo de la Nueva España.

Fue apresado en 1811 tras varias batallas ganadas, cuando se opuso a


entrar a la ciudad de México por temor a más derramamiento de sangre
de sus tropas.

Ignacio María Allende y Unzaga

Fue un militar criollo mexicano que luchó junto con Hidalgo. Estos dos
personajes tuvieron algunas diferencias debido a que Allende iba en
busca de acciones llevadas a cabo con mayor estrategia, y calificaba a
las acciones de Hidalgo como “guerrilleras”.

Murió fusilado por los realistas en 1811 tras haber sido sometido a juicio
y encontrado culpable.

José María Morelos y Pavón

Este sacerdote se convierte en el líder del movimiento de independencia


una vez Miguel Hidalgo es asesinado, en la llamada segunda etapa de la
guerra de independencia.

Mientras Hidalgo vivía, nombró a Morelos líder del área sur de México,
en donde obtuvo varios éxitos entre los años 1811 y 1814 gracias a su
sólido ejército. Fue fusilado en 1815.

Morelos fue el autor de “Sentimientos de la nación”, texto político que es


considerado de los más importantes de México y que fue inspirado por
las directrices que planteara Miguel Hidalgo.

Entre los principales enunciados destacan el deseo de instaurar una


república, y resaltaba la importancia de la soberanía, de la elaboración
de leyes que fueran en contra de la pobreza, de la prohibición de la
esclavitud y los tributos, entre otros preceptos.
¿Quienes eran los realistas?
Los realistas eran quienes defendían los intereses del rey y de la corona
española. Su principal motivación era detener el movimiento de
independencia.

El ejército realista es considerado una tropa generada de manera


improvisada, formada por personas que favorecían la causa realista y
apoyaban la monarquía.

A continuación se nombran tres de los principales representantes


realistas que lucharon en contra del movimiento independentista
mexicano:

Félix María Calleja

Fue un militar español considerado el principal representante del


realismo. En 1810, momento en que comenzó evidentemente el proceso
independentista, Calleja era la máxima autoridad militar del reino.

Historiadores lo han calificado de feroz, dado que arrasó pueblos enteros


y reprimió con mucha crudeza.

Calleja fue quien dirigió las avanzadas en contra de Allende e Hidalgo, a


quienes derrotó. También se enfrentó a Morelos, y en este caso no logró
doblegar al ejército insurgente.

En 1813 fue nombrado virrey de la Nueva España y, aunque no estaba


dirigiendo el ejército realista, se mantuvo al tanto de las avanzadas de
Morelos.

Morelos fue apresado en 1815 y Calleja, como virrey, lo sentenció a


muerte.

Antonio Riaño
Fue intendente de la provincia de Guanajuato. Es considerado uno de los
líderes realistas mejor preparados intelectualmente de la época. Murió
en 1810, ante la avanzada del ejército de Hidalgo a Guanajuato.

En medio de la amenaza, al darse cuenta de que la derrota estaba


garantizada, resguardó en un granero fortificado algunos elementos de
valor y a miembros de la élite de la provincia.

Esto fue tomado como traición por varios habitantes de Guanajuato, y


favoreció la unión de muchas personas a la causa rebelde.

Juan Ruiz de Apodaca y Eliza

Fue virrey de la Nueva España en 1816. Derrotó la avanzada insurgente


liderada por Francisco Javier Mina. Esta batalla se dio en una hacienda
llamada Venadito; por esta victoria, se le dio a Apodaca el título de
conde de Venadito.

Mientras fue virrey, Apodaca otorgó indultos a cientos de insurgentes,


que estaban desordenados luego de la muerte de Morelos.

Se considera que el período de Apodaca fue de pacificación de la Nueva


España y, al mismo tiempo, escenario del decaimiento del movimiento
de insurgencia, generado por la captura y eliminación de sus principales
líderes de ese momento.

Referencias

1. “16 de septiembre de 1810 – Se inicia la lucha por la


Independencia de México” (13 Septiembre 2014) en
Universidad de Guadalajara. Recuperado en 31 Julio 2017 de
Universidad de Guadalajara: udg.mx.
2. “La guerra de Independencia. La presencia de Calleja.
Insurgentes y realistas” en Biblioteca Digital del Instituto
Latinoamericano de la Comunicación Educativa. Recuperado en
31 Julio 2017 de Biblioteca Digital del Instituto Latinoamericano
de la Comunicación Educativa: bibliotecadigital.ilce.edu.mx.
3. Serrano, J. “Dolores después del grito. Estrategias militares
insurgentes y realistas en el norte de Guanajuato, 1810-1821”
(12 Mayo 2014) en Scielo México. Recuperado en 31 Julio 2017
de Scielo México: scielo.org.mx.
4. Ávila, A., Guedea, V., Ibarra, A. “Diccionario de la
independencia de México” en Academia. Recuperado en 31 Julio
2017 de Academia: academia.edu.
5. “Mexican timeline” en The New York Times. Recuperado en 31
Julio 2017 de The New York Times: nytimes.com.
6. “Francisco Javier Venegas y Saavedra, Marqués de la reunión
de la Nueva España” en México 2010. Recuperado en 31 Julio
2017 de México 2010: bicentenario.gob.mx.
7. “Riaño y Bárcena, Juan Antonio (1757–1810)” en Encyclopedia.
Recuperado en 31 Julio 2017 de Encyclopedia:
encyclopedia.com.
8. Hernández, B. “El gran enemigo de Morelos: Félix María Calleja”
(18 Octubre 2015) en Crónica. Recuperado en 31 Julio 2017 de
Crónica: cronica.com.mx.
9. “El día que fusilaron a José María Morelos y Pavón” (22
Diciembre 2014) en Excelsior. Recuperado en 31 Julio 2017 de
Excelsior: excelsior.com.mx.
10. Fernández, M. “Los Sentimientos de la Nación de José María
Morelos. Antología documental” (2013) en Instituto Nacional de
Estudios Históricos de las Revoluciones de México. Recuperado
en 31 Julio 2017 de Instituto Nacional de Estudios Históricos de
las Revoluciones de México: inehrm.gob.mx.
11. “José María Morelos y Pavón expone Sentimientos de la
Nación, 14 Septiembre 1813” (14 Septiembre 2016) en
Historia. Recuperado en 31 Julio 2017 de Historia:
es.historia.com.
12. “Fusilan en México a José María Morelos, líder de la
independencia” en History. Recuperado en 31 Julio 2017 de
History: mx.tuhistory.com.
Independencia de México
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Guerra de independencia de la Nueva


España

Parte de las Guerras de independencia


hispanoamericanas

En el sentido de las agujas del reloj: Miguel Hidalgo, José María


Morelos,y Abrazo de Acatempan entre Iturbide y Guerrero,
entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de Mexico, pintura
muralista de la independencia de O´Gorman.

Fecha 16 de septiembre de 1810-27 de


septiembre de 1821

Lugar Virreinato de Nueva España


Resultado Independencia de México por la firma del Acta
de Independencia del Imperio Mexicano

Beligerantes

Reino de España
Insurgentes
Nueva España
Ejército Trigarante (Desde
1821) Ejército Realista en
América

Comandantes

Fernando VII
Miguel Hidalgo (1810-
1811) Francisco Xavier
Venegas (1810-1813)
Ignacio Allende (1810- Félix Calleja (1813-1816)
1811)
Juan Ruiz de
Ignacio López Apodaca (1816-1821)
Rayón (P.D.G.) (1811-1813) Francisco Novella (1821)
José María Juan O'Donojú (1821)
Morelos (1810-1815)
Guadalupe
Victoria y Vicente
Guerrero (1815-1821)
Francisco Xavier
Mina (1817)
Agustín de Iturbide (1821)n.
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[editar datos en Wikidata]

La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto


por vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España.
La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a
España en 1808 y se extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810,
hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de
septiembre de 1821.
El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las
revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada
comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los
cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que
se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar
entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis
política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando
VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de
España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con
apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la
reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas
del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de
Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los
pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta
en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de
Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos,
optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas
y campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo
y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los
sucesivos líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España.
Al principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias,
pero los líderes asumieron después posturas más radicales, incluyendo cuestiones de
orden social como la abolición de la esclavitud. José María Morelos y Pavón convocó a las
provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento
insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a
una guerra de guerrillas. Hacia 1820, solo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo
en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.
La rehabilitación de la Constitución de Cádiz en 1820 alentó el cambio de postura de las
élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Al ver afectados
sus intereses, los criollos monarquistas decidieron apoyar la independencia de Nueva
España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia insurgente. Agustín de
Iturbide dirigió el brazo militar de los conspiradores, y a principios de 1821 pudo
encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos proclamaron el Plan de Iguala, que convocó a la
unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de la aristocracia y el clero
de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó el 27 de
septiembre de 1821.
Tras esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía
católica que dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos internos y la
separación de América Central.
Después de algunos intentos de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro
Barradas en 1829, España reconoció la independencia de México en 1836, tras el
fallecimiento del monarca Fernando VII.

La constitucion de 1824
El derrocamiento de Agustín Iturbide y con él la caída del Primer Imperio
Mexicano, cambiaron mucho las cosas. La primera y más memorable fue la
promulgación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de
1824. Con este nuevo texto legal, la nación tomaba el nombre de Estados
Unidos Mexicanos y a partir de este año fue definida como una República
federal representativa. La religión católica era la única creencia aceptada.
Como podemos darnos cuenta no era muy distinta a las otras constituciones
que se estaban promulgado en el continente, claro cada una tenía sus
particularidades y México estaba siendo influenciado enormemente por el otro
gigante norteño

la Independencia.
Por otra parte, Miguel Hidalgo no tuvo oportunidad de corromperse ni
lucró con la lucha de Independencia ni tampoco le repartió cargos a sus
parentela, algo que Iturbide sí hizo, pues en cierto momento vio que una
eventual separación de México del imperio español resultaba propicia
para su provecho personal.

Por cierto, entre los patrocinadores clericales de Iturbide destacó un famoso


prelado tapatío: el obispo Juan de Ruiz de Cabañas y Crespo, quien no sólo
excomulgó a Hidalgo y sus partidarios sino que entregó 25 mil pesos a Iturbide
para que sometiera a los insurgentes, y una vez que Iturbide cambió de bando el
mismo obispo Cabañas se trasladó a la Ciudad de México, donde el 20 de julio de
1822, en la catedral Metropolitana, personalmente le colocó la corona imperial a
Iturbide, ocasión en la que éste fue investido como Agustín I, emperador de
México.

En otras palabras, mientras Hidalgo comenzó encabezando el movimiento de


Independencia de México y terminó sus días defendiendo la misma causa, Iturbide
—con el grado de teniente y más tarde de coronel, dentro del ejército realista—
combatió a los insurgentes durante los primeros años de la Guerra de
Independencia. Y en la etapa final de ese conflicto muy oportunamente supo
cambiarse al bando independentista.

Por otra parte, Miguel Hidalgo no tuvo oportunidad de corromperse ni lucró con la
lucha de Independencia ni tampoco le repartió cargos a sus parentela, algo que
Iturbide sí hizo, pues en cierto momento vio que una eventual separación de
México del imperio español resultaba propicia para su provecho personal.

Y fue precisamente esa desmedida ambición de poder la que llevó a que muchos
de sus mismos aliados y partidarios lo depusieran como emperador de México, lo
expulsaran del país, le advirtieran que si volvía sería fusilado y finalmente le
hicieran efectiva esa amenaza, al ser ejecutado en Padilla, Tamaulipas, el 19 de
julio de 1824, por disposición del Congreso que lo había declarado traidor y puesto
fuera de la ley.

A Hidalgo se le reprocha haber permitido que en varios lugares, como fue el caso
de Guadalajara, permitiera el derramamiento de la sangre de muchos españoles
que, presumiblemente, no en todos los casos eran hostiles a la causa
independentista. Pero aun aceptando lo anterior, habría que reconocer que fueron
más, muchos más, los indígenas y mestizos que murieron a manos de los
realistas. Y la vida de unos no tenía por qué valer más que la de los otros.

Por lo demás, no se debe olvidar que la guerra es la guerra, y que las revoluciones
no la hacen ni sociólogos ni antropólogos ni pacifistas de tiempo completo, sino
personas armadas que luchan por una causa que consideran superior.

Y en el caso de Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio Allende, José


María Morelos, Mariano Abasolo, Ignacio Aldama, Pedro Moreno, Vicente
Guerrero, José Antonio el Amo Torres, José María Mercado y tantos más, ésa
causa fue, de principio a fin, la Independencia de México, algo que no fue el caso
—y esto hay que repetirlo, a riesgo de ser machacones— de Agustín de Iturbide.

Por eso la estatura moral y patriótica de Hidalgo, que cometió no pocos errores
pero nunca fue un logrero, quien no aceptó el ofrecimiento que le perdonaba la
vida a cambio de deponer las armas, está por encima, pero muy por encima, de
Agustín de Iturbide.

Finalmente, Hidalgo, al igual que Morelos y tantos otros caudillos insurgentes, tuvo
también lo que el poeta llama “un bello morir” y, como dice inmejorablemente el
verso de ese poeta, Petrarca: “Un bel morir tutta una vita onora” (un bello morir,
honra toda una vida). ®

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