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Desde el punto de vistas gramatical, porción se refiere a un parte de algo y conyugal se refiere
a todo lo que rodea el ámbito de una unión o vinculo de pareja. Pero, ya desde el punto de
vista del derecho, la ley tiene que perfectamente definido lo que es esta figura o lo que por
ella se entiende.
De la definición legal de Porción Conyugal se encuentra que para nazca a la vida jurídica se
necesitan circunstancias personales y patrimoniales:
1. Las que se refieren a las calidades personales, como son que debe existir un vínculo
conyugal vigente al momento de fallecer el causante.
La porción conyugal es para el cónyuge que: ―carece de bienes (es pobre), que no haya dado
lugar (culpable) a la separación de cuerpos o de bienes, y por último, debe ser digno
(merecedor).
CLASIFICACION
Se clasifica en: a. TEORICA es la impuesta o fijada en la ley, o sea, la cuarta parte del acervo
herencial, es inmodificable. Depende de la existencia o no de descendientes. Tiene
características como que:
c. Algunos hablan de una llamada ficticia o imaginaria, cuando tiene bienes que hacen imaginar
que ya la recibió
. NATURALEZA JURÍDICA
La Doctrina ha críticas al concepto que trae el código en su artículo 1030 sobre porción conyugal:
1) en cuanto a su alcance y 2) en cuanto a su naturaleza. "La primera observación que se le
puede formular a esta definición es la de dar a entender que la porción conyugal se calcula sobre
el "patrimonio de una persona difunta", lo cual es completamente inexacto a la luz de otras
disposiciones que prescriben que el cónyuge, en su porción conyugal, no participa ni responde
principalmente de las deudas hereditarias sino en forma subsidiaria (art. 1238, inc. Final),
precisamente porque su cuota no emana del patrimonio del difunto sino únicamente de los
bienes que conforman el activo de este último (C.C., 1236 y 1016, num. 5º). De allí que deben
hacerse prevalecer estas últimas disposiciones, ya que son ellas las que exactamente regulan la
forma de calcular el monto de la porción de acuerdo a la naturaleza exacta de esta institución,
que como lo vimos anteriormente no es ni herencia ni legado.
La segunda observación consiste, en que al decir que este derecho se otorga "al cónyuge
sobreviviente que carece de lo necesario para su congrua subsistencia", se engendra, a primera
vista, la idea de que la porción es una asignación alimenticia (alimentos congruos), o por lo
menos de carácter especial, lo cual no es exacto ya que entre ellas existen notables diferencias,
a saber:
a) La porción se causa con la muerte del causante, en tanto que los alimentos se deben
desde que el alimentante es condenado, demandado o reconoce voluntariamente su
obligación;
b) b) Los requisitos para adquirir la porción se analizan al momento de la muerte, en tanto
que los del alimentario podrán analizarse y revisarse en cualquier época;
c) c) La porción no aumenta ni disminuye por la alteración que sufra la situación del
cónyuge con posterioridad a la muerte del difunto, lo que sí acontece en los alimentos;
d) d) La porción tiene una cuota fija, a diferencia de lo que acontece con los alimentos;
e) e) La culpa en el divorcio ocasiona la pérdida del derecho de porción, no así los
alimentos, salvo que aquella sea constitutiva de injuria atroz;
f) f) Adquirido el derecho de aceptar o repudiar la porción, puede ser susceptible de
transmisión y enajenación. En cambio, el derecho de petición de alimentos no se puede
ceder ni trasmitir, y
g) g) La pobreza del cónyuge para la porción es tratada de diferente manera que la que se
exige al alimentario en los alimentos legales. Sin embargo, no podemos negar que la
porción conyugal cumple en gran parte una función alimenticia, pero también (y en esto
coincidimos con ciertos autores nacionales) cumple una función indemnizadora o
reparadora de los perjuicios económicos y morales que sufre el cónyuge sobreviviente
con el acaecimiento de la muerte de su consorte. (Cons. VALENCIA ZEA. ob. Cit. 144;
CARRIZOSA PARDO, ob. cit. 37; SOMARRIVA, ob. cit. números 489 y s.s., etc.)
Según la Doctrina las Clases de porción conyugal real o efectiva; y Completa, complementaria y
ficticia.
4. a. Se recibe cuando no tiene nada, abandona sus bienes o se pide porción conyugal
complementaria.
b. No se pierde.
CAPITULACIONES
Partiendo de nuestra idiosincrasia pseudo española, sino se piensa que solo tiene cabida cuando
los futuros cónyuges detentan grandes bienes, entonces se le considera una prueba de amor de
doble filo, si se accede es una tara, pero si se niega, afrenta la confianza, hasta el punto de dar
al traste con prometedoras relaciones sentimentales, cuando precisamente la esencia desde
siempre de las Capitulaciones Matrimoniales es el beneficio general de las personas en la
protección independientemente de la cuantía, de sus patrimonios obtenidos individualmente
con esfuerzo, sacrificio y sudor en su vida de solteros, y que de por sí, de manera general, ante
la inestabilidad generalizada de los vínculos afectivos, previenen en caso de terminación, la
reserva / conservación para sí de dichos bienes, con independencia de aquellos que se adquieran
dentro de la comunidad de bienes que se forma con el inicio y durante la permanencia del
matrimonio o la unión marital.
¿Las capitulaciones matrimoniales evita la sociedad conyugal? Una de las consecuencias legales
del matrimonio, por excelencia, es el nacimiento de la sociedad conyugal, entendida como "...el
patrimonio integrado por activos y pasivos destinados a repartirse entre los cónyuges por partes
iguales al momento de su disolución..." Ahora bien, cuando en ciertas relaciones de pareja cuyos
integrantes individualmente considerados manejan relaciones económicas claramente
diferenciadas, veces, previamente al matrimonio conlleva la necesaria aclaración en cuanto que,
la forma que dichas relaciones económicas harán, o no, parte de la sociedad conyugal, aclaración
esta, conocida como capitulaciones matrimoniales, entendidas propiamente como:
"... convenciones o acuerdos que celebran los futuros esposos antes de contraer
matrimonio, relativas tanto a los bienes que aportan o excluyen de él, como a las
donaciones y concesiones que se quieran hacer el uno al otro, pero una vez celebradas y
contraído el matrimonio, no podrán alterarse o revocarse ni siquiera con el consentimiento
de las personas que intervinieron en su otorgamiento...”
No obstante, parecer claras las definiciones previas, aun encontramos como algunas personas
considera equívocamente en prevención de disminuciones patrimoniales en caso de un eventual
divorcio, que, las Capitulaciones Matrimoniales evitan el nacimiento de la sociedad conyugal,
convencimiento que nace de la lectura descontextualizada del Artículo 1774 del Código Civil,
que dispone, como presunción de constitución de sociedad conyugal:
"...A falta de pacto escrito se entenderá, por el mero hecho del matrimonio, contraída
la sociedad conyugal con arreglo a las disposiciones de este título..."
A este fin, es del caso llamar la atención como en ninguna parte de los regímenes legales de las
relaciones económicas nacidas del matrimonio, prevén que las Capitulaciones Matrimoniales
evitan el nacimiento de la Sociedad Conyugal, sino muy por el contrario, la ley guarda silencio,
por lo que, necesariamente el Artículo 1774 del Código Civil debe ser armonizado y
contextualizado, con el 1771, Definición de Capitulaciones Matrimoniales:
Así las cosas, las Capitulaciones Matrimoniales, al no ser, por definición legal, más que meras
convenciones a título de exclusiones o concesiones sobre bienes que se aportan o excluyen del
matrimonio, esto es, de la Sociedad Conyugal para ser exactos, en momento alguno impiden su
nacimiento, de tal forma que, no existiendo forma de precaver la formación de sociedad
conyugal, la única forma de contener los temores de disminuciones patrimoniales derivadas de
su formación, es su disolución y liquidación.
La práctica profesional aconseja que una vez celebrado el matrimonio por el rito que sea,
inmediatamente se proceda con la escritura de disolución y liquidación de la sociedad conyugal,
de tal forma que cada uno de los conyugues con ingresos y patrimonio propios, pueda
mantenerlos en independencia durante el matrimonio y en caso de divorcio, obviar cualquier
confrontación frente a las rentas derivadas de estos, sino es que de estos propiamente dichos.
Las mismas precisiones anteriores aplican para las sociedades patrimoniales de hecho surgidas
de uniones libres.
GANANCIALES
Estrictamente, gananciales serían los mayores valores de los bienes. Pero también son estos,
hablando de la sociedad conyugal. Es decir, por gananciales se entiende, por una parte, los
bienes que son del haber social; y, por otra, el derecho de cada cónyuge en ese haber.
Considerado este como universal, el derecho de gananciales, que asciende a un 50 por ciento
para cada cónyuge, es también un derecho universal, que no debe confundirse con los bienes
mismos que forman el activo de la sociedad. Así, entonces, puede ocurrir que la sociedad
conyugal carezca de bienes y, en todo caso, tener los cónyuges derechos de gananciales.
DEL ACTIVO SOCIAL Divide la doctrina el activo social en haber absoluto y haber relativo,
compuesto, el primero, por los bienes que ingresan al activo de manera irrevocable y el segundo,
por los que entran, con cargo de restitución, al cónyuge que los aportó, del valor de dichos
bienes. En otras palabras: integran el haber absoluto los bienes por cuya adquisición la sociedad
conyugal nada debe a los cónyuges; y hacen parte del haber relativo los que sí generan deuda a
favor del marido o la mujer que los aporta.
Para los profesores VALENCIA ZEA y ORTIZ MONSALVE, el haber de la sociedad conyugal se “...
forma únicamente con los bienes que obedecen al concepto de gananciales, es decir, con las
rentas de trabajo o de capital y las capitalizaciones que se hagan con dichas rentas". Justamente,
el artículo 1781 señala cómo se compone el haber social, y expresamente los artículos 1783 y
1792 excluyen de él algunas especies.
Las rentas del trabajo producidas durante la sociedad conyugal, los frutos de bienes propios o
sociales, los inmuebles adquiridos en vigencia de la sociedad conyugal a título oneroso (por regla
general), y los bienes muebles, pertenecen a la sociedad conyugal.
Legitimas rigurosas: es la cuota parte que le corresponde a cada uno de los herederos