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El artículo 26 del Código Orgánico Integral Penal, vigente desde el 10 de agosto de 2014, regula
el concepto de dolo bajo la siguiente definición: Actúa
El concepto de dolo traído en el Código, es la definición clásica que fue utilizada en el anterior
Código Penal; es decir, que el nuevo Código no evolucionó
el concepto indicado.
de la conducta prohibida, entonces como el conocimiento del tipo, entendiendo a tipo como
aquella descripción hipotética recogida en la norma penal que
En este sentido, encontramos que la definición que mantiene el Código vigente es limitado,
porque ahora exige el conocimiento del hecho prohibido, lo cual
y la voluntad, pasa a ser parte de la intención material que se concreta en la antijuridicidad pero
que se la valora en la culpabilidad; a fin de comprender
producido.
El planteamiento actual exige que la voluntad, venga integrada con la intención del hacer u
omitir del autor; esto es, el plan del autor, que se manifiesta
en la ejecución de sus actos, llevados con la finalidad de conseguir el resultado no deseado, por
el Derecho. Existe, entonces, un desvalor de acción del
que se desprende el desvalor de resultado. De no existir esta interpretación, sería muy difícil
entender a la tentativa.
Con la escuela clásica o positivista, se entendía que la voluntad no era otra cosa que un
fenómeno natural que provocaba resultados externos, de esos resultados
se derivaba una responsabilidad penal. Este fenómeno natural venido del hombre, no es otra
cosa que un movimiento corporal entendido como una voluntad
fisiológica, es decir, que en este sistema no mediaba una intención guiadora, sino solamente un
hecho concreto ciego con un resultado contrario a derecho.
la antijuridicidad; y lo que faltaba, por consiguiente, era definir si la responsabilidad era dolosa o
culposa.
En este punto hay que reconocer, que si existe un error en la conducta del sujeto, este error da
lugar a la ausencia de dolo, que visto desde la perspectiva
desde el enfoque subjetivista, es decir desde la responsabilidad penal, por la razón de que existe
un desconocimiento de la antijuridicidad del autor sobre
el acto cometido, o en otras palabras, no hubo conciencia del delito. Entonces, la infracción
sometida a valoración jurídica puede quedar impune, si es
que en el ordenamiento jurídico no existe una conducta similar que esté sancionada en términos
de responsabilidad culposa. Ejemplo: homicidio-muerte culposa.
El exigir el designio de causar daño, limita la función del dolo a un dolo directo, que es
efectivamente entendido como la intención de causar daño. Entonces,
nuestro Código Orgánico Integral Penal (COIP), al regular únicamente al dolo directo, impide que
se sancionen como conductas dolosas, aquellas que no siendo
estrictamente realizadas bajo los términos del dolo directo, sus resultados concomitantes, son
aceptados por el autor como de posible realización; es decir,
* Dolo indirecto o directo en segundo grado, es cuando existe la intención de matar una
persona, que siempre viene acompañada de guardaespaldas; sobre
quienes no existe una real intención de provocar daño, pero se acepta su posible resultado de
muerte como una consecuencia necesaria para obtener el objetivo
deseado. Esto es, que existe dolo directo sobre el primer sujeto y dolo indirecto o directo en
segundo grado, sobre los guardaespaldas.
Nuestro Código Orgánico Integral Penal, no brinda una solución adecuada a un problema como
el planteado, porque al ser su definición limitada, la sanción
penal que pueda llegar a recibir el autor de la muerte de los guardaespaldas, no podría ser otra
que la de culpa, ya que el Código limita la
Este mismo problema se presenta al tratar al dolo eventual, que es aquel en el que la persona
decide ejecutar una acción final no típica, mediante el uso
de un medio o modo determinado inadecuado, del que conoce que con su uso provoca un riesgo
no justificado, con lo cuales puede causar un resultado dañoso
Entonces, el autor de dolo eventual no espera un resultado contrario a derecho: él quiere llegar
su casa manejando su vehículo, para lo cual realiza maniobras
peligrosas no permitidas; sin embargo, espera que nada pase, o si llega a pasar, confía en que
pueda controlar el hecho en el momento en el que pueda perder
el control de la situación.
Se castiga el dolo eventual porque el autor conoce de antemano que su conducta es peligrosa y
puede provocar un resultado prohibido; es decir, existe un
conocimiento previo de que su actuar no es ajustado a derecho y pese a esto, decide continuar
con su conducta, esperando que no se llegue a dar un resultado
daño; pero, si el resultado típico está previsto en el ordenamiento jurídico como culpa, entonces
la persona puede ser sancionada bajo esta forma de responsabilidad.
Consecuentemente, es necesario realizar una reforma al Código Orgánico Integral Penal, que
permita incluir en el dolo conductas que de otra manera quedarían
sujetas, en el mejor de los casos, a una responsabilidad por culpa, cuando no en la impunidad.
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