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RESEÑAS

Cuetlajuchitlán, sitio preurbano de Guer


preurbano Guerrrero
ero
Jorge Angulo V. *

Rubén Manzanilla y comunican Cuernavaca con Chilpancingo, sin


López, señalar los caminos a Iguala y sin incluir la refe-
Cuetlajuchitlán, sitio rida población de Atenango del Río.
preurbano en Luego se presenta una amplia y detallada
Guerrero. Un ejemplo descripción de la flora y fauna que aún se con-
FALTA de sociedad jerárquica serva en esa zona de la Depresión del Balsas,
en la región de en la que se realiza un adecuado análisis de los
Mezcala, México, suelos, los elementos geomorfológicos y forma-
Ediciones Euro- ciones líticas que componen el área, a fin de
americanas/ señalar que desde etapas muy tempranas la con-
Conaculta/INAH figuración natural de la región proporcionaba
(Páginas las facilidades para ser utilizada como ruta de
Mesoamericanas, tránsito entre las cuencas y valles que forman
4, 2006). los actuales estados de Puebla, Morelos y Gue-
rrero hasta el Océano Pacífico.
El planteamiento continúa con una reseña
Se trata de un breve libro de 126 páginas que historiográfica de las excavaciones y recorridos
incluyen bibliografía, índices, dos cuadros, seis de superficie realizada por diferentes investi-
figuras o dibujos a línea y ocho fotografías. Está gadores que señalan la presencia de tipologías
estructurado conforme a la costumbre de los líticas y cerámicas en la región entre Iguala, Te-
informes de arqueología, pues inicia con una pecuacuilco y Huitzuco, y establecen diferen-
recopilación informativa sobre el entorno geo- cias entre la presencia y abundancia de las for-
gráfico en que se encuentra enclavado el sitio mas y tipos cerámicos, así como de las figurillas
de Cuetlajuchitlán, dentro de un pequeño va- correspondientes al Preclásico medio y supe-
lle intermontano comunicado actualmente con rior, enfatizando la escasez de materiales del
Iguala y Atenango del Río. Sin embargo, en el periodo Clásico y una nueva abundancia de res-
plano de ubicación sólo se marcan las carrete- tos arqueológicos de la etapa Posclásica a esca-
ras federal y de cuota, que pasan cerca del sitio la local y regional, denominada Yeztla-Naranjo
por Barlow (1946) y contemporánea de la Azte-
* Dirección de Estudios Arqueológicos, INAH.
ca III, una región que Jaime Litvak (1971) si-
chapango@avantel.net túa más al sur.
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Al enfatizar la etapa a que dedica su inves- los, o extenderse hasta Quetzalpalapan y otros
tigación, Rubén Manzanilla resume y utiliza sitios del municipio de Huitzuco, cerca de Ato-
como base las exploraciones y excavaciones de pula —zona explorada por Henderson (1979)—,
John Henderson (1979) en el área de Atopula y o sitios como Tetetilpa, Zacuatla, Cerro Gran-
las de Louise Paradis (1990) en la cuenca del de de Tulimán y Tuliman, dentro del munici-
río Tepecuacuilco hasta su desembocadura en pio de Atenango del Río, Guerrero.
el río Mezcala-Balsas. Llama la atención que si El análisis del material cerámico realizado por
bien la bibliografía incluye los múltiples tra- Rubén Manzanilla y sus colaboradores, encar-
bajos de Rosa Ma. Reyna sobre el Preclásico gados del rescate de esa extensa área, denota
medio en la región de Xochipala, éstos sólo se que la mayoría de esos sitios podrían ser clasifi-
mencionan para referirse al estilo escultórico cados como pequeños y grandes centros cívi-
llamado Mezcala como “uno de los anteceden- co-ceremoniales, en los que al parecer había un
tes directos …para el periodo Epiclásico de 700 juego de pelota y estructuras de hasta 10 m de
a 1000 d.C.”. También incluye una valiosa re- largo formando plazas sobre plataformas rectan-
seña de referencias históricas en las que diver- gulares, distribuidas sobre la cima de extensas
sos autores hablan de los grupos que ocuparon lomas modificadas por varios niveles de terra-
el área durante el Postclásico y la época de la zas, destinadas al cultivo, y en las que había sen-
conquista hispana, mismas que han servido de cillas estructuras donde vivían los pobladores.
complemento al panorama informativo del área; En las estructuras de mampostería sobre la
sin embargo, aclara erróneas teorías que se uti- cima de Cuetlajuchitlán, el autor explora, libe-
lizan con frecuencia para atribuirles una iden- ra y deja expuesta lo que se considera la traza
tidad étnica a los asentamientos arqueológicos urbana del sitio, definida por dos ejes transver-
más antiguos. sales orientados hacia los cuatro puntos cardi-
Después de un breve resumen del marco teó- nales para formar calles paralelas y perpendicu-
rico (del que se habla más adelante), el autor lares, con patios cuadrangulares, muchas veces
—basado en la información arqueológica obte- delimitados por muros verticales, en los que se
nida a principios de la década de 1990 en los 15 encontraron tinas monolíticas para baños ritua-
sitios descubiertos durante las exploraciones de les con sus sistemas de drenaje.
rescate en el tramo Coaxintlan, Morelos-Tull- Acertadamente, el análisis de Manzanilla Ló-
man, Guerrero de la autopista de cuota Cuer- pez sobre Cuetlajuchitlan detalla con precisión
navaca-Acapulco— propone su hipótesis sobre las características de este sitio, en el que si bien
el sistema sociopolítico que existía durante el hay algunas cabecitas del tipo D 2 atribuibles
Preclásico Superior. a finales del Preclásico medio, lo escaso de la
El grupo de arqueólogos del proyecto dirigi- muestra se confirma en la tabla con 12 fechas
do por Rubén Manzanilla (1993 y 1995) sitúa absolutas obtenidas por análisis de C14, en las
los 15 sitios explorados de acuerdo con las coor- que se denota una mayor ocupación entre los
denadas del mapa del INEGI; pero desafortuna- años 600 y 40 a.C. correspondientes al Preclási-
damente para el lector que se interesa por esa co superior y terminal (de 200 a.C. a 200 d.C.),
región, no incluye el plano de la paraestatal, ni o bien al llamado periodo Proto-Clásico en pa-
un mapa detallado que muestre la relación de rámetros teotihuacanos.
sitios ni municipios mencionados en el texto, y El autor hace notar que la cronología relativa
en su esquemático plano (fig. 1) sólo aparecen de la tipología cerámica predominante en los
(en escala muy pequeña) seis de los 15 sitios sitios explorados coincide con la cronología ab-
ubicados cerca de la supercarretera de cuota. soluta, y enfatiza una notable carencia de ma-
De cualquier forma, en el libro hay indicacio- teriales correspondientes al periodo Clásico,
nes bibliográficas para el lector interesado en mientras para el periodo Posclásico hay nueva
ampliar su conocimiento sobre el área de Coa- abundancia de tiestos cerámicos Yeztla-Naran-
xintlan, municipio de Tlalquitenango, More- jo y del llamado Azteca III. Por otro lado, el
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autor indica que el programa de rescate arqueo- maño también se encuentran en la cima de
lógico sólo permitió explorar dos de las 35 ha pequeñas lomas con terrazas de cultivo y habi-
que parece tener ese sitio sobre una planicie tación, y en los que el abundante material lítico
de 150 x 60 m, nivelada durante la época pre- revela la existencia de una extensa población
hispánica sobre la cima de una montaña y en la dedicada a las labores agrícolas. Una deducción
que hay una notable concentración de estruc- que no sólo se apoya en la tipología lítica, sino
turas arquitectónicas por las que deliberada- en los análisis de suelos, en los que obtiene po-
mente hubiera pasado el trazo de la moderna len y semillas que revelan la antigua presencia
autopista antes de la intervención. de una serie de plantas que enlista en su tra-
Rubén Manzanilla menciona la presencia de bajo, junto con la osamenta de los animales que
tambores cilíndricos de toba de andesita y can- complementaban la dieta.
tera localizados sobre pisos estucados de un re- Los resultados de esos análisis parecen ha-
cinto, que parecen corresponder a secciones de cer evidente las actividades que caracterizan la
columnas utilizadas para sostener la techum- cotidianeidad de labores que había en la comu-
bre de los pórticos frente a las cuatro estructu- nidad rural, contrastada con el tipo de materia-
ras que constituían la sede político-administra- les localizados en la zona urbana con estructu-
tiva del sitio; en este sentido, es desconcertante ras de mampostería recubiertas de estuco, en
que el autor no aclare la época a que correspon- las que se encuentra mayor concentración de
den, pues a mi parecer ese tipo de columnas objetos suntuarios procedentes de cortas y lar-
sólo se ha encontrado en estructuras del Epiclá- gas distancias de las tres rutas de intercambio
sico y el Posclásico. que corren a lo largo de los ríos Cuauhtla-Ama-
Para quienes se interesan en la época termi- cuzac de norte a sur, el Mezcala-Balsas de este
nal del Preclásico, y específicamente en las ru- a oeste, y al sur del área el río Papagayo que de-
tas del intercambio regional con los movimien- semboca en el Pacífico.
tos culturales que surgen a consecuencia en el La presencia de hachas antropomorfizadas
interior de esa región y otras áreas a través del desconcierta a R. Manzanilla, como a muchos
tiempo, es muy útil recurrir a los datos ofreci- otros arqueólogos que lidian con material tipo
dos en los reportes del equipo de rescate y re- Mezcala, por la inseguridad cronológica caren-
sumidos en la publicación de Rubén Manza- te de registro en contextos estratigráficos no
nilla. De acuerdo con el análisis cualitativo y alterados, ni en los cotejados con los isótopos;
cuantitativo de los materiales culturales locali- ello se debe a que hasta ahora no se ha logrado
zados durante su exploración, el autor atribuye hacer una tipología confiable basada sólo en
una utilidad habitacional o de funcionalidad “estilos”, materias primas o tipologías mor-
práctica a cada espacio residencial situado den- fológicas que pudiera ser confrontadas con los
tro la distribución urbano-arquitectónica. escasos fechamientos absolutos o secuencias es-
Con base en los patrones de asentamien- tratigráficas en las que el material Mezcala pu-
to, estructuras arquitectónicas y análisis de diera proporcionar su correcta antigüedad. Sin
materiales de los 14 sitios registrados, Rubén embargo, el hecho de que Rubén Manzanilla
Manzanilla extracta de Service (1982) que el confíe que las hachas localizadas en su explora-
conjunto de asentamientos corresponde a una ción se encuentran en una estrato no alterado
estructura de jefatura o cacicazgo en su “moda- culturalmente, podría ser una base para esta-
lidad de sociedad jerárquica”, en la que Cue- blecer esa tipología.
tlajuchitlán fue el sitio que mayor desarrollo Durante la exploración en el área el investi-
tuvo y el que pudo haber fungido como cabe- gador encontró varios tipos de entierros, entre
cera regional de todos los sitios circundantes los que menciona tumbas de tiro del tipo bo-
distribuidos entre las áreas de cultivo de roza o tellón similares a las de Jalisco y Michoacán,
por irrigación. En sus análisis señala que mu- así como de arco falso, parecidas a las que se
chos de los sitios circundantes de menor ta- han encontrado en los estados de Morelos y
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Guerrero y mencionadas anteriormente por lo mismo sucede en el caso de la concentración


Schmidt (1977), Besso Berto (1983 y 1988) y y redistribución de los bienes tecnológicos y
Reyna R. (1987); dichos autores, al igual que suntuarios— y que, en mi opinión, se concen-
R. Manzanilla, aclaran que se trata de un rango traban en cada pequeña población incluida en
que por sí mismo no puede atribuirse a una ocu- la cabecera o centro regional de la comarca.
pación maya como se había sugerido hace años, Asimismo, con base en los resultados de los
cuando se encontraron ese tipo de tumbas. En emplazamientos arquitectónicos, los análisis
su análisis considera que los 24 entierros ex- cuantitativos de material estratificado cotejado
plorados en la región de Cuetlajuchitlan pudie- con los fechamientos de C14 y el colágeno de
ran agruparse en tres o cuatro tipos de prácti- los entierros, el autor dispone de elementos pa-
cas funerarias, con las inevitables variantes en ra señalar que el apogeo de esa cabecera regio-
cada grupo respecto al sitio o contexto en que nal y demás sitios asociados tuvo lugar entre los
tenían lugar, como en el caso de los desmem- años 200 a.C. y 200 d.C., pues la evidencia per-
brados, los entierros-ofrenda a las construccio- mite ver que para el año 300 d.C. el área fue
nes, los entierros sin ofrenda, los realizados con abandonada, quizá debido a un cambio climá-
ofrendas de diversas clases, encontrados en tico donde el calor seco aumentó la salinidad
tumbas del tipo arriba mencionado, y aquellos de los suelos y con ello decreció la productivi-
localizados en simples cistas. dad agrícola, lo cual paulatinamente provocó el
Si bien reconoce a quienes hicieron los aná- abandono del sitio y de la región aledaña. Como
lisis de suelos y otros materiales arqueológicos bien explica el autor, el abandono de esos sitios
encontrados en las ofrendas que acompañan a no fue un hecho imprevisto y repentino, sino
los entierros, olvida dar crédito a los responsa- parte de un proceso de movimientos familiares
bles de identificar y clasificar las especies ma- o tribales hacia poblados en la ribera del río
lacológicas, así como del trabajo artesanal para Mezcala con los que debieron tener relaciones
modificar las conchas y compararlas con mues- sociales o de intercambio comercial y cultural,
tras de otros sitios, tanto de las inmediaciones pues en tales sitios también fueron encontra-
como de la costa del Pacífico. Al igual que en dos segmentos cilíndricos de columnas, tum-
Teotihuacan, en el sitio se encontraron répli- bas de arco falso y tiestos cerámicos del tipo
cas de concha y hueso imitando dientes huma- que predominó en los periodos Clásico tardío y
nos, con las que incrementaban el número de Epiclásico en otras regiones de Guerrero. El
premolares y molares perforados para consti- investigador también remarca la falta de mate-
tuir el sartal de cuentas de los collares. riales del periodo Clásico en gran parte de la
Por otro lado, a partir de los resultados analí- región, así como el repoblamiento ocurrido en
ticos de materiales localizados en las exploracio- los periodos Epiclásico y Posclásico tardío, cuan-
nes del área, Rubén Manzanilla se apoya en el do en alguna de las ondas migratorias llegaron
marco teórico propuesto por Service (1982), —por la gran franja central del actual estado de
modificado por Carneiro (1988) y Sarmiento Guerrero— los cohuixca, grupo cultural asocia-
(1992), para considerar que se trata del mismo do con la cerámica Yeztla-Naranjo.
tipo de organización socio-política y económi- Finalmente, sólo quiero añadir dos referen-
ca que existía durante el sistema de cacicazgo cias bibliográficas que el autor menciona pe-
(Chiefdom para Sanders y Price 1968), com- ro no incluye en su libro: Jaime Litvak King,
puesto por miembros de una misma familia o Cihuatlán y Tepecoacuilco. Provincias tributarias de
clan que aseguraba provenir de un ancestro divi- México en el siglo XVI, México, Instituto de In-
nizado. Tal actitud se ha observado siempre en- vestigaciones Históricas, UNAM (Antropológi-
tre quienes reclaman puestos directivos dentro cas), 1971; William Sanders y Barbara Price,
de comunidades asociadas al centro rector o en Mesoamerica. The Evolution of Civilization, Nueva
la residencia del encargado de administrar, re- York, Random House, 1968.
colectar y distribuir la producción agrícola —y
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RESEÑAS

P U B L I C A C I O N E S I N A H

◆ Las fiestas nacionales en Yucatán durante el siglo XIX

◆ Alemania y México entre la Primera Guerra Mundial


y la gran depresión, 1918-1933
◆ Bailar pascol en la baja y la alta Tarahumara.

Una mirada al suelo y otra al cielo


◆ Entre el fogón y la milpa. El espacio entre los mayas de
Xohuayán, Yucatán

◆ La tercera mirada: representación y performance

De venta en: Librería Francisco Javier Clavijero Córdoba 43, col. Roma, tel.: 5514 0420 Librería del Aeropuerto Internacional Benito Juárez Sala A, local 11,
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