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TEMA: CALIFICACION DE LA DEMANDA DE NULIDAD DE LA COSA JUZGADA FRAUDULENTA

1. SITUACION PROBLEMÁTICA:

Los plenos jurisdiccionales constituyen reuniones de magistrados de la misma


especialidad de una, algunas o todas las cortes superiores de justicia del país, orientados
a subsanar vacíos o lagunas legales y solucionar problemáticas de actualidad en materia
procesal civil; es por ello que, el día viernes dos de diciembre de dos mil dieciséis a las
8:00 horas, el Dr. Carlos Vigil Hidrogo, Juez Superior de la Corte Superior de Justicia del
Santa y presidente de la Comisión de Actos Preparatorios, así como los señores Jueces
Superiores, Especializados y de Paz Letrado, y Personal Jurisdiccional , llevaron a cabo el
pleno jurisdiccional distrital Civil de la Corte Suprema del Santa.

Los jueces participantes mediante debate exponen dos interesantes posturas en


torno al análisis sobre la rigurosidad de evaluación de parte de los jueces con respecto
a la demanda en el proceso de Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta, la primera expone
que el juez al calificar la demanda solo debe considerar los requisitos de admisibilidad y
procedencia según lo establecido respectivamente en los artículos 426° y 427° del
Código Procesal Civil, además del requisitos especiales regulados en el artículo 178° del
mismo código; por el contrario, la posición dos sustenta que adicionalmente a la revisión
de los requisitos ya mencionados en líneas anteriores, todo Juez debe verificar si el
demandante ha agotado los recursos y remedios. Ambas posturas son presentadas y
discutidas con la intención de dilucidar qué rol debe tener el juez ante la eminente figura
de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ya que ésta se constituye como un agente
extraño y defectuoso para la búsqueda de un correcto orden en el proceso civil.

2. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA:

¿QUÉ TAN RIGUROSA DEBE SER LA CALIFICACIÓN DE LA DEMANDA


EN EL PROCESO DE NULIDAD DE COSA JUZGADA FRAUDULENTA?

3. JUSTIFICACIÓN:

Analizar la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta no debe ser esquivo para
los interesados del derecho y más aún para lo que conocen el derecho, es decir, los jueces.
La Nulidad de cosa juzgada fraudulenta presente en nuestro Código Procesal Civil en el art.
178, guarda una relevancia vital para lograr un correcto y debido proceso. Su importancia
radica en que actúa como una manera para enmendar el pronunciamiento injusto que emite
el juez como consecuencia del fraude o colusión llevada a cabo por cualquiera de los
intervinientes del proceso, siendo imprescindible para subsanar cualquier acto irregular que
se produce agraviando al interesado.

Una gama de doctrinarios identifican este acto como un remedio y, en efecto lo es,
dado que dentro de su ejecución busca revalidar las sentencias judiciales y resolver el
conflicto entre los valores fundamentales de la normatividad jurídica como la justicia, la
buena fe, la lealtad procesal y en especial, la seguridad jurídica. Por otro lado, la labor por
parte de los que cuentan con la labor jurisdiccional debe ser reforzada, en la medida que se
habla de una sentencia corrompida por el fraude o la colusión; el examen de la sentencia
definitiva debe darse de una forma concisa, directa y eficaz, ya que como lo expresa Arratre:
“mantener una cosa juzgada en base a un engaño o una simulación que agravie el espíritu
de justicia sería una aberración”1. Resulta interesante enfocarse más sobre este tema ya
que simboliza una condición necesaria para el orden y justicia.

4. OBJETIVOS:
 Evaluar la rigurosidad que deben tener los jueces para calificar un proceso de nulidad
de Cosa Juzgada Fraudulenta, y si es necesario la verificación de los recursos aplicables
al proceso.

1 ARRARTE, Ana María. Alcances sobre la nulidad de cosa juzgada fraudulenta; Ius et veritas Nº 13, 1996
¿QUÉ TAN RIGUROSA DEBE SER LA CALIFICACIÓN DE LA DEMANDA
EN EL PROCESO DE NULIDAD DE COSA JUZGADA FRAUDULENTA?

Dentro de un proceso judicial se establece la indiscutible necesidad de dar seguridad jurídica


a los fallos firmes, pudiendo revisarlos sólo en determinados casos de dolo, fraude o colusión
que violen las normas al debido proceso. Puntualmente nos centraremos en la figura de fraude
o colusión como enemigos del principio al debido proceso. El primero, es interpretado por
Peryano como: “Toda serie de maquinaciones enderezadas a obtener el dictado de una sentencia
que no refleje la verdadera voluntad del ordenamiento”2. Así mismo, Távara Córdova (2009)
complementa la interpretación anterior expresando que:

“El fraude en el ámbito procesal tiene una significación en el que el litigante, en unos
casos, unilateralmente hace uso del proceso para causar daño a su propia contraparte o
a un tercero y en otro, se produce un acuerdo entre dos personas con el propósito de
seguir un proceso simulado, también con el propósito de perjudicar a un tercero” (p.145)3

Guido Águila citando a Devis Echandía concreta que: “el fraude procesal es un cáncer procesal,
que corrompe la esencia misma del proceso y burla el interés de la sociedad en la correcta y justa
solución del conflicto”.4 Ante lo expuesto, es preciso afirmar que el juez, en el ejercicio de sus
funciones, tiene la obligación de salvaguardar el proceso, es por tal motivo que, ante una
eminente abominación en la cosa juzgada por medio de un fraude o colusión, el juez debe
esmerarse y aplicar un control más minucioso en la búsqueda de expurgación del defecto.

El fraude o colusión se verá plasmado, de ser comprobado, en la cosa juzgada dictada de


momento como válida; la cosa juzgada es constituida por medio del pronunciamiento emitido
por el juez sobre las mismas partes y de los que deriven sus derechos, sobre el mismo objeto y
sobre la misma causa de pedir y, es pues, en donde se presume que el juez y las partes llevaron
dentro de él los pilares de la equidad, justicia y paz social. Renzo Cavani citando a Eduardo
Couture explica que:

“La cosa juzgada implica autoridad y eficacia, de modo que no existen medios de
impugnación contra la resolución judicial que permitan modificarlos.
Adicionalmente se orienta la posición de Lino Palacio, al considerar a la cosa
juzgada bajo la inmutabilidad o irrevocabilidad que adquieren los efectos de la
sentencia definitiva cuando contra ella no procede ningún recurso susceptible de
modificarla o ha sido consentida por las partes”.5

Esto quiere decir que, la inmutabilidad e irrevocabilidad que adquiere la cosa juzgada
se debe a un valor llamado seguridad jurídica; sin embargo, es oportuno hacer la
siguiente pregunta ¿Existe en realidad una “cosa juzgada” cuando se comprueba el
fraude o colusión en él?, en tal aspecto, podemos plantear lo siguiente, cuando existan

2 Peryano, J. (1999). Acción de nulidad de sentencia firme, en Nulidad de cosa juzgada fraudulenta. Cesar
Castañeda IIDDAJ, p.p.65-66.
3 Távara,F.(2000).Los recursos Procesales Civiles.Lima,Perú.Gaceta Jurídica,p.145
4 Guido Aguila Grados. (2010). Lecciones de Derecho Procesal Civil. Escuela de Altos Estudios Jurídicos,
edición 2010, p.100.

5 Cavani Briain, Renzo. Estudios sobre los medios Impugnatorios en el Proceso Civil. Gaceta Jurídica, 2011,
p. 463.
vicios graves con notoria injusticia las decisiones dejan de ser inmutables (siempre y
cuando aquellos vicios graves correspondan a los estipulados en nuestro ordenamiento
civil, tal como es el caso de la cosa juzgada fraudulenta) y necesitan modificarse para
proteger un derecho o interés legítimo lesionado y, por ende, no podríamos hablar de
una verdadera cosa juzgada; ya que un fraude o colusión, implica una ilicitud dentro del
proceso, por lo que conllevaría a su nulidad; es decir, la existencia de tal defecto hace
que la estructura del proceso y lo que genere de él, no se constituya como tal. En este
sentido, determinaremos a la cosa juzgada como esa sentencia final con carácter
perpetuo, sin posibilidad de afectación; en otras palabras, cuando no haya otra figura
que afecte dicha decisión como es el proceso de nulidad por cosa juzgada fraudulenta.
Por ello, cabe precisar que El objeto de la Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta no
implica la revaloración de la prueba actuada en el proceso primigenio, esto es, se
contrae únicamente a determinar si el proceso cuestionado se ha seguido con fraude o
colusión que signifique afectación al debido proceso. La revaloración de la prueba
actuada en el proceso primigenio implicaría volver a debatir hechos que ya han sido
materia de pronunciamiento jurisdiccional, lo cual afecta la santidad de la Cosa Juzgada
y atenta contra la seguridad jurídica. Por lo tanto, la interposición de una acción de
nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta dirigida u orientada a una nueva evaluación del
material probatorio aportado en el proceso cuestionado resulta improcedente, a
nuestro criterio, por imposibilidad jurídica.

Renzo Cavani menciona que en los casos en el que el legislador ha permitido un medio
en el cual la seguridad ceda ante el valor de la justicia, se plantean dos alternativas a adoptar: i)
atacar a la resolución injusta, lo cual llevará a administrar la posibilidad de ataque a toda la
resolución, lo que permitiría la destrucción de la cosa juzgada y, como consecuencia lógica, la
realización del valor justicia; ii) atacar excepcionalmente, el proceso, en este caso se lograría la
anulación de este y de todos sus efectos; entre ellos, la cosa juzgada.6

Por tanto, se debe entender que el debido proceso resulta de gran ayuda para entender que la
razón de ser del proceso es la tutela jurisdiccional efectiva, y que todo proceso en el que se
vulnere la justicia, la claridad, la certeza o la integridad de la defensa debe someterse a una
revisión exhaustiva, considerando que el “debido proceso procesal es el conjunto mínimo de
elementos que deben estar presentes en cualquier clase de procesos para hacer posible la
aplicación de la concepción de justicia al caso concreto”7. Es por ello, que le corresponde a los
jueces, señalar cuales son los elementos conformantes del debido proceso y verificar si estos se
cumplen o no, para que así puede proceder la NCJF, en razón de que no hay nulidad sin perjuicio.

Es por tal motivo que, el proceso nulificante representa una garantía en la búsqueda del
correcto y debido proceso; pero es preciso deliberar si esta figura constituye una acción o
recurso. Daniel Luján señala que: “Estamos ante una acción, ya que la N.C.J.F se postula con
posterioridad al fenecimiento de un proceso previo de cosa juzgada”.8

6 Cavani Brain, Renzo, Ob. Cit, p. 465.


7 DE BERNARDIS, M, (1995). La Garantía Procesal del Debido Proceso. Lima, Perú. pp. 386-397

8 Daniel Soria Luján. La nulidad de cosa juzgada fraudulenta y el amparo contra resoluciones judiciales:
¿vías paralelas? Derecho y Sociedad, p.p. 75-79.
Víctor Ovando manifiesta que las exigencias para su interposición de nulidad deben ser
rigurosas, es decir que las causales deben obedecer a situaciones extraordinarias, por lo que su
interpretación y aplicación deben ser restringidas, de lo contrario se crearía inevitablemente
inseguridad, peligrando la estabilidad y el respeto a nuestro ordenamiento jurídico, lo que nos
conduciría al caos.” 9 Y es, por motivos de protección al principio de seguridad jurídica, que la
calificación del juez en torno a la demanda de N.C.J.F debe ser más rigurosa, debido a su
presencia como base de todo nuestro ordenamiento legal; por lo expresado, si se plantea la
demanda de N.C.J.F debe ser indispensable tener en cuenta la autoridad y eficacia que emana
la cosa juzgada. Pues lo que se pretende es conciliar la justicia con la seguridad jurídica, es decir,
no quitar la posibilidad de su interposición, pero tampoco facilitarla al extremo que se admita el
cuestionamiento por el mero antojo o por la sola afirmación o insinuación de la presencia de
fraude procesal y, de esta manera, se construya la seguridad jurídica y se fortalezca la eficacia
de la función jurisdiccional.

La constitución de la demanda de cosa juzgada fraudulenta va a requerir, de acuerdo a


su carácter residual, del agotamiento de recursos impugnatorios como lo establecido en la
posición 2, que resulta complementaria a la posición 1 que sostiene solamente solicita la
verificación de los requisitos de admisibilidad y procedibilidad. En tal sentido, para poder
entender lo referente al agotamiento de recursos se hace necesario la definición de
determinados términos que nos ayudarán a un mejor entendimiento. Monroy 10 menciona que
los medios impugnatorios se clasifican en remedios y recursos. Los remedios son aquéllos a
través de los cuales la parte o el tercero legitimado pide se reexamine todo un proceso a través
de uno nuevo o, por lo menos, el pedido de reexamen está referido a un acto procesal, un claro
ejemplo, lo prescrito en el artículo 178 que es el tema de nuestra investigación de cara a la
severidad del juez. Y son recursos aquellos que tienen como propósito cuestionar un acto
procesal contenido en una resolución, será recurso por ejemplo, la apelación, la reposición, la
casación o la queja; por atacar resoluciones concretas, sean decretos, autos o sentencias.

Por tal motivo, el juez debe ser riguroso y declarar improcedente la demanda de NCJF si
es que el autor no hubiese agotado los recursos y remedios aplicables al proceso que cuestiona,
ello en base a la falta de interés para obrar, consintiendo así la sentencia adversa al no haber
ejercitado los mecanismos impugnatorios que la ley franquea, en tiempo y forma debida.
Admitir lo contrario implicaría premiar el descuido o la desidia de la parte dándole una
posibilidad adicional de cuestionar una sentencia o una resolución, lo cual violenta el principio
de que nadie puede beneficiarse con sus propios errores. Por lo que se puede percibir, la labor
del juez se ve más exteriorizada y más comprometida frente a la realización y cumplimiento de
los principios y requisitos procesales. Montoya Castillo explica que: “la calificación de la
demanda constituye el primer gran filtro sobre la validez de la relación jurídico procesal
planteada”.11 Si bien el autor se refiere a la primera presentación de la demanda, se debe
resaltar que la evaluación es un filtro y, ante el problema planteado, la estimación ante un futuro
fraude debe representar ese control que permita que el proceso, ya nacido y desarrollado, pero

9 OBANDO BLANCO, Víctor Roberto. (1997). Estudios de Derecho Procesal Civil Peruano. 1era Edición.
Lima, Perú. Editorial San Marcos
10 MONROY, Juan. “Los medios impugnatorios en el Código Civil”. Universidad de Lima, p. 22
11 Montoya, C. (2013). Problemas más frecuentes en la calificación de las demandas judiciales. Lima, Perú.
Gaceta Jurídica, p.7.
mal concluido –por motivo de un defecto–, pueda perfeccionarse y lograr la tutela jurisdiccional
de la parte menoscabada.

Cavini sostiene que: “la hipótesis que se trate, pues si se consagra una formalidad
absurda y nociva que no es capaz de generar por sí misma agravio al proceso, queda claro que
se pierde el criterio finalista para dar paso al formalista”12. Esto es importante, en razón a que
es necesario que las hipótesis con nulidad expresa previstas en el C.P.C se concreten en la
práctica, no debe ser simplemente porque la ley lo manda, sino porque se ha verificado la
existencia de un perjuicio. Es ahí donde prima la rigurosidad del juez, en el sentido que éste tiene
que estar totalmente convencido para que llegue a admitir y declare procedente la demanda de
NCJF, puesto que si la hipótesis no da certeza de una afectación gravísima al debido proceso,
esta no tendría razón de ser.

La calificación de la demanda , como ya sabemos, debe reunir los requisitos exigidos por
los artículos 130, 131, 132, 133, 134, 424 y 425 del Código Procesal Civil y demás normas conexas
y complementarias, así también que no se encuentre incursa en las causales de improcedencia
previstas en los artículos 426 y 427 del Código adjetivo acotado. (Exp. N° 00479-2012; 12°
Juzgado Civil de Lima).13 Sin embargo, estos requisitos no serán los únicos que revisará el juez,
sino también los prescritos en el art.178 del código procesal civil, como lo establecido en las
posturas en debate.

Chiovenda complementa lo anterior señalando que: “Los presupuestos procesales son


las condiciones necesarias para conseguir una sentencia cualquiera, sea favorable o
desfavorable a una parte, o como condiciones necesarias para que la relación jurídica procesal o
el proceso civil se desarrolle o constituya normalmente, es decir con eficacia”.14Por tal motivo,
para saber qué tan riguroso debe ser el juez en la calificación o en la aplicación de los requisitos
de la demanda, si tiene que tener en cuenta que éste no debe desentenderse de la significación
que la demanda tiene respecto de los valores fundamentales del orden jurídico, particularmente
de la justicia y de la seguridad jurídica. Enrique Bacigalupo15 opina que la rigurosidad puede
aplicarse con total independencia de las normas, ni tampoco sólo según su particular
percepción, sino según criterios razonables que justifiquen su decisión, siendo el más
importante el criterio de la complejidad del proceso; en este caso, la complejidad del proceso
de nulidad de cosa juzgada fraudulenta; además, la calificación del juez debe estar en comunión
con el debido proceso, ya que resulta de gran ayuda para entender que la razón de ser del
proceso es la tutela jurisdiccional efectiva, y que todo proceso en el que se vulnere la justicia, la
claridad, la certeza o la integridad de la defensa; es por ello, que le corresponde a los jueces,
señalar cuales son los elementos conformantes del debido proceso y verificar si estos se
cumplen o no, para que así puede proceder la NCJF.

En concreto, consideramos que, en aplicación del derecho constitucional a la tutela


jurisdiccional efectiva, el juez al calificar la demanda, debe limitarse a verificar los presupuestos
procesales de orden formal y de orden material, es decir, no debe extralimitarse en sus

12 Cavini, Renzo, (2010). La ineficacia procesal en el proceso peruano. Lima, Perú: Gaceta Jurídica. pp.
123-124
13Ob. Cit, p.27
14 Chiovenda, G. (2003). Curso de derecho procesal civil. México: Oxford University Press, p.p 86-87
15 BACIGALUPO, Enrique. “La rigurosa aplicación de la ley”. En Revista virtual Dialnet, p. 856
facultades y, es por eso, que juez al realizar su actividad jurisdiccional, si bien debe tener
rigurosidad en la evaluación del proceso llevado a cabo por un nulidad de cosa juzgada, sus
facultades no deben atentar contra el proceso y los involucrados en él. También, uno de los
requisitos que tiene que verificar el juez en el momento de calificar la demanda es el
agotamiento de los medios impugnatorios, en razón a ello, se manifiesta que “este criterio
adoptado tiene lógica, el justiciable afectado por un fallo judicial tiene su derecho expedito (…).
No apelar implica aceptar la decisión jurisdiccional, estar de acuerdo con ella, consentirla. Sin
embargo, somos de la idea que en algunos casos, sería inútil e innecesario recurrir a la
impugnación, dado que no se obtendría resultado positivo alguno”16.

Por otra parte, la relevancia que guarda la nulidad de cosa juzgada fraudulenta y, en donde
se fundamenta una rigurosidad del juez al momento de calificar son las cuatro características
que esta posee (CAS. N° 365-T-97)17:

a) Excepcionalidad, es decir sólo procede su utilización frente a causales específicas


tipificadas en el ordenamiento jurídico, no cabiendo interpretaciones extensiva o
integración analógica a materias distintas de las reguladas por el ordenamiento procesal
civil. MONROY PALACIOS expresa que: “... una de las instituciones menos comprendidas
y – lamentablemente – más utilizadas como es la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta...originalmente concebida como una medida excepcional, ha sido empleada
como “instancia” adicional...o también como una nueva oportunidad de discutir una
materia ya resuelta por un proceso concluido”.18 Así pues, al ver esta realidad nos
encontramos ante la ineficacia de una institución que viene siendo usada en forma
generalizada cuando debería ser excepcional, lo que constituye una contradicción no
sólo con su característica principal, sino que se yergue como un claro ejemplo de las
deficiencias que existen en nuestro sistema judicial, el mismo que debe entenderse
conformado por todas las instituciones que participan en la administración de justicia,
así como las personas usuarias del mismo, litigantes y abogados, que intervienen en los
procesos judiciales.
b) Residualidad, es decir no puede ser usada si en un proceso existen mecanismos internos
y ordinarios que puedan subsanar el vicio ocurrido a propósito de la comisión del fraude
procesal. Hurtado Reyes señala que tiene carácter residual porque no puede ser usada
si en un proceso existiendo mecanismos internos y ordinarios que puedan subsanar el
vicio acontecido a propósito de la comisión del fraude procesal el perjudicado sin
embargo no los utilizó; su naturaleza de subsidiariedad se constituye como la última
ratio para enervar o impedir la producción de la cosa juzgada viciada. Se constituye
como causal de improcedencia de la demanda en este caso si no se agotaron todos los
medio impugnatorios dentro del proceso.19

16 Vera, Giusseppi (2001). Alcances acerca de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta. Perú,
Lima: Librería y Ediciones jurídicas. pp 92-93
17 Corte Suprema de Justicia de la República, Sala Civil Transitoria, CHIMBOTE. CAS. N° 365-T-97,
(04.12.97).
18 MONROY PALACIOS, Juan...Algunos aspectos sobre la nulidad de cosa juzgada fraudulenta en Revista
IUS ET VERITAS. N° 18. p.45.
19 HURTADO REYES, Martín. “Acerca de la Pretensión Impugnatoria contra la sentencia afectada por
fraude”. En Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta. T.II. Instituto de Investigación y Defensa del Derecho
de Acceso a la Justicia, Lima 2001.p.42.
c) Extraordinario, es decir, sólo se puede cuestionar la autoridad de la cosa juzgada recaída
en una sentencia judicial cuando esta decisión ha sido obtenida en base a un engaño o
simulación que agravie a tal punto el espíritu de la justicia, que mantener la cosa juzgada
sería una aberración. Karla Patricia Vilela Carvajal prevé tener en cuenta lo siguiente:
primero, que la enumeración de los motivos de revisión es taxativa y excluyente, de
manera que no se permite la interposición de la demanda de revisión por motivos
diferentes a los señalados por la ley; segundo, que la interpretación de dichos motivos
debe realizarse con carácter restrictivo; tercero, que el motivo de revisión alegado ha
de resultar novedoso para quien lo invoque y ha de haber ocurrido fuera del ámbito del
proceso en el que ha producido sus efectos; cuarto, que entre la causa alegada y la
sentencia que se intente rescindir ha de existir una relación de causa a efecto; y quinto
y último, que ha de demostrarse suficientemente la realidad del motivo invocado20.

d) Es de extensión limitada, es decir, que de ser declarada fundada la demanda de nulidad


de cosa juzgada fraudulenta, ésta sólo a los actos viciados de fraude. Esta última puede
ser vista desde dos ángulos, límites objetivos y subjetivos; respecto a la primera, si la
decisión fuere anulada se retrotraen las cosas al estado en que se cometió el vicio no
pudiendo alcanzar a los actos anteriores ni a los posteriores que sean independientes
de aquel (principio de independencia). Mientras que en los límites subjetivos, se dan en
la eventualidad de que la decisión fuese anulada, dicha rescisión no puede afectar a
terceros adquirientes de buena fe y a título oneroso. Óscar Zorzoli manifiesta que en
este punto coincide Devis Echandía en el sentido de que: “Lo importante es la identidad
jurídica de las partes, pero haciendo un profundo análisis de cada una de ellas y cuál es
el grado de afectación y como juega la cosa juzgada sobre éstas”21.

20 VILELA CARVAJAL, Karla Patricia.- “Medios de Impugnación y Nulidad Procesal”, Revista Jurídica del
Perú N° 53.
21 ZORZOLI, Óscar A. “Cosa Juzgada. Mutabilidad”. En Revista Peruana de Derecho Procesal, Año 1998,
Tomo II pag.148-149.
CONCLUSIONES

La nulidad de cosa juzgada fraudulenta al tener naturaleza residual, extraordinaria y


excepcional, busca el resarcimiento del fallo final dado por un juez en un proceso que se
presumía perpetuo está investido de una naturaleza contaminada –cáncer procesal– perjudicial
para el principio al debido proceso, principio a la tutela jurisdiccional efectiva y al principio de
seguridad jurídica.

La postura número uno queda insuficiente, ya que no tiene las condiciones para que
pueda considerarse un proceso residual al indicar que el juez al calificar solo debe considerar los
requisitos admisibilidad y procedencia según lo establecido respectivamente en los artículos
426° y 427° del C.P.P, además de los requisitos especiales regulados en el artículo 178° del
mismo; al contrario, la postura número dos se establece como la más completa, al exponer que
la evaluación del juez en el proceso adicionalmente a la revisión de los requisitos ya
mencionados en líneas anteriores, debe verificar si el demandante ha agotado los recursos y
remedios aplicables al proceso que ha cuestionado. Puesto que, como nos explica Castañeda
Serrano: “Se debe realizar el agotamiento de los medios impugnatorios para posteriormente
pedir la Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta, de no apelar implica aceptar la decisión
jurisdiccional, estar de acuerdo con ella, consentirla”.22 En este sentido, el juez como
intermediador en la búsqueda de la justicia y velador de los principios procesales, debe
asegurarse que el proceso que se llevó a cabo con un defecto en su estructura sea saneado o,
en términos coloquiales, cerciorar que la enfermedad sea curada; empero se pone en discusión,
cuánta rigurosidad debe tener el juez al momento de la evaluación y, pues, esta rigurosidad
tiene que ser a tal punto que se logre remediar la vulneración de derechos para con la persona
afectada producto del fraude o colusión procesal, y que no se quebranten derechos de las
personas involucradas.

22 Castañeda, C. (2001). Nulidad de cosa juzgada fraudulenta. Lima, Perú. Librería y Ediciones Jurídicas,
p92.
BIBLIOGRAFÍA

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- VILELA, Karla. (2009). “Medios de Impugnación y Nulidad Procesal”, Revista Jurídica del Perú
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- ZORZOLI, Óscar. (1998) “Cosa Juzgada. Mutabilidad”. En Revista Peruana de Derecho
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JURISPRUDENCIA
- Corte Suprema de Justicia de la República, Sala Civil Transitoria, CHIMBOTE. CAS. N° 365-T-
97, (04.12.97).

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