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El primer versículo hablaba del amor tal como surge del corazón, y aquí en el
versículo 2, surge de la mente, y es el amor como un acto del intelecto. El
conocimiento solo no es suficiente. El amor debe añadirse a ese conocimiento.
La inteligencia sola no es bastante. El amor debe acompañar a esa inteligencia.
Ésta es la triste condición en que se encuentran algunos cristianos en la
actualidad. Tienen un conocimiento de la Biblia, una comprensión de las
verdades de la Biblia, pero demuestran tener una falta de amor. Luego vemos
el tercer punto que Pablo presentó en el versículo 3, que dice:
3"Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si
entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve".
Permítanos mirarlo de esta manera. Usted puede escribir una lista de ceros. El
primer cero representa la elocuencia; el segundo la profecía; el tercero el
conocimiento; el cuarto la fe; el quinto el sacrificio; el sexto el martirio; todos
estos ceros siguen sin ser nada más que ceros. No equivalen a nada. Pero si
usted coloca un número uno a la izquierda de esa fila de ceros, entonces cada
uno de los ceros adquiere un valor. Estimado oyente, el amor es el elemento
que necesito ser añadido a cada uno de los dones del Espíritu. Sin el amor, un
don resulta inútil, no tiene ningún valor.
El amor es sufrido, eso quiere decir que es paciente y amable. El amor resulta
imposible sin la bondad. El amor sin bondad es como una primavera sin flores,
un fuego sin calor. Recordemos lo que dijo el apóstol Pablo, en su carta a los
Efesios, capítulo 4, versículo 32; dice: "Antes sed bondadosos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo". Usted puede notar pues, que ése es el lado positivo. Y
ahora vamos a ver el lado negativo.
Dice además aquí, el amor no tiene envidia. Es decir, se conforma con lo que
tiene. Todos sabemos que la vida en el día de hoy está llena de desigualdades.
Algunas personas son ricas, tienen muchísimos recursos y, a veces algunos
creyentes dicen: "¿Por qué Dios bendice a esa persona con tanta riqueza y no
me da algo a mí?" Bueno, el amor reconoce que existen desigualdades
sociales y las acepta, se muestra satisfecho con lo que tiene. Recordemos que
la primera muerte en el mundo fue causada por la envidia, cuando Caín mató a
su hermano.
Ahora, leemos aquí que El amor no es jactancioso. O sea que, no hace alarde
ni ostentación de sí mismo. Hay cierta vulgaridad en cuanto a la jactancia.
Ahora, también leemos que el amor no hace nada indebido, indecente. Quiere
decir que no actúa de forma peculiar, extraña. Usted sabe que en la carta del
apóstol Pedro, se nos ha dicho que nosotros los creyentes, somos personas
escogidas, algo especial. Pero que no debemos actuar de una manera extraña,
rara, con brusquedad. Debemos practicar la cortesía, actuar respetuosamente,
con educación. Quiere decir que nosotros debemos hacer uso de la cortesía
hoy, no debemos ser rudos. No debemos actuar como personas extrañas. En
nuestros días tenemos mucho de lo que se considera religión sin amor. Pero el
amor no se comporta indebidamente.
Ahora, continuamos leyendo que el amor no busca lo suyo. Es decir que trata
de averiguar sobre los motivos. Y se pregunta: ¿Por qué estoy haciendo esto?
Debiéramos examinarnos a nosotros mismos, investigando nuestros propios
motivos. ¿Lo estoy haciendo por amor a Cristo? Eso es lo importante. Ése es el
secreto de nuestro servicio.
Ahora, vemos también que el amor no guarda rencor. Hay muchos a quienes
les gusta arrojar tierra, suciedad sobre otros, por medio del cotilleo, y son muy
sugerentes en la manera en que hacen comentarios sobre los demás. Y
podemos ver que el versículo 6, de este capítulo 13 de la Primera Epístola a los
Corintios, dice:
6"no se regocija de la injusticia, sino que se alegra de la verdad".
Ahora, dice aquí que el amor todo lo sufre. Esto transmite la idea de protección.
Es como poner una sombrilla sobre los demás. También dice que el amor todo
lo cree. Eso no quiere decir que el amor es insensatamente crédulo, pero sí
quiere decir que el amor no mira a la gente con sospecha.
Todo lo soporta. O sea que, permanece fuerte y firme en medio de las pruebas.
El amor nunca deja de ser. Es por eso que al final del capítulo, en el versículo
13 dice: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el
mayor de ellos es el amor". O sea que, el amor es permanente.
Elizabeth Barret Browning escribió un poema, lo tituló: "He amado una vez".
Ella dijo en esa obra: "Ellos nunca amaron, los que soñaron que amaron una
vez". Y luego en otra parte escribió: "El amor mira más allá de los límites del
tiempo y del espacio. El amor se une a la eternidad en estrecho abrazo". Es
que el amor no muere, el amor nunca es vencido, nunca se desilusiona, no
sufre frustraciones. Sin embargo, podemos ver que el amor que es
simplemente una pasión, se quema rápidamente como la paja, y pronto se
consume. Ésa es una de las razones por las cuales hay tantos divorcios en el
día de hoy. Esa pasión no era el amor que mantiene a dos corazones unidos.
El amor es eterno, es permanente. Y el amor de Dios es esa clase de amor.
¡Qué maravilloso es! Su amor se proyecta más allá de los límites del tiempo y
del espacio y se funde en un abrazo con la eternidad, como decía el poema
que acabamos de leer. Cristo, nunca dejó de amar. No hay nada que usted
pueda hacer para que Él deje de amarle. Ningún pecador ha cometido un
pecado imperdonable. Usted puede encontrarse en un estado de incredulidad,
pero Él aún le ama. Usted puede haber cometido un gran pecado, pero incluso
en ese caso, Cristo le ama. Usted no puede evitar que Cristo le ame, estimado
oyente. Usted puede protegerse de la lluvia con un paraguas, pero no puede
evitar que siga lloviendo. Por ello, tampoco puede usted evitar que Dios le ame,
aunque usted se cobije bajo el paraguas del pecado o la incredulidad.
10"Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba
como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé las cosas de niño. Ahora vemos
como por un espejo, veladamente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora
conozco en parte, de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como
soy conocido".
Muchas personas dicen: ¿Podré conocer a los que amo cuando esté en el
cielo? Por supuesto que sí, estimado oyente. Y ¿cuál es la prueba Bíblica de
esa afirmación? Hemos leído que ahora vemos por espejo oscuramente,
veladamente. Usted nunca ha podido verme a mí realmente. Muchos de
ustedes nunca me han visto. Algunos quizá digan: "Sí, yo lo he visto". No,
usted solamente vio algo vestido con ropa de la cual se distinguían un par de
manos y una cabeza. Pero usted no me vio a mí. Yo nunca lo he visto a usted
porque nosotros, como dice este pasaje, observamos todo como por un espejo,
de manera borrosa, pero un día lo veremos todo como es en realidad, cara a
cara y de frente, directamente. Nuestro conocimiento es ahora imperfecto, pero
un día conoceremos todo del mismo modo en que Dios nos conoce a nosotros.
Alguien le preguntó al Dr. G. Campbell Morgan, una vez: "¿Usted cree que
conoceremos a nuestros seres queridos en el cielo? Y el Dr. Morgan de
manera flemática le contestó: "No creo que seré más torpe en el cielo de lo que
soy en la tierra, y aquí conozco a mis seres queridos". Ahora leamos el último
versículo de este capítulo. Dice el versículo 13 de esta Primera carta a los
Corintios: