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Mirta Varela
17-oct-51: TV argentina inicia sus transmisiones regulares – Canal 7, dependiente de LR3 Radio Belgrano de Jaime Yankelevich.
Emite los discursos del Día de la Lealtad.
- Canal 7 había sido instalado mediante inversiones del Estado, con importaciones de USA.
- Su interés inicial está ligado a la condición de innovación tecnológica y al status que otorga la posesión de un receptor.
1960: comienzan a funcionar 3 canales privados.
- 60’s: crecimiento sostenido de la audiencia; más cobertura territorial; expansión del horario de transmisión.
- TV: punto de inflexión en la hist de los medios nacional. Contábamos con una temprana e importante industria editorial, radio e
intentos para consolidar la industria cinematográfica, pero la TV se enfrenta con dificultades.
- No sólo USA y UK se había adelantado a la Argentina, México, Cuba y Brasil también. Argumentos/excusas argentinas: el
hecho que halla llegado con retraso nos beneficia porque ahora tenemos tecnología de punta, tenemos el equipo televisor más
potente del mundo. No sólo se acude al optimismo o a la hipérbole, en los argumentos de la época, se recurre a valores nacionales
como el territorio las condiciones geográficas han favorecido por demás la recepción; gracias a la pampa, etc. Clisé
nacionalistas eran la muestra más elocuente de la negación de nuestra condición de periferia.
- La relación tecnología/progreso/nación que había ocupado un lugar importante en nuestra cultura se quiebra; la TV es prueba de
ello. Todos los intentos de los medios por minimizar esto, no hicieron sino ponerlo en evidencia.
La Argentina llega tarde: no sólo debe comprar sus equipos afuera, también deben mandar a técnicos a capacitarse a otra parte, o,
peor, traer técnicos que supervisen nuestro trabajo.
EL CONTEXTO LATINOAMERICANO
- Con respecto a América Latina, nuestro atraso no fue significativo.
- 1950: México, Cuba y Brasil
Surgen por iniciativa de empresarios de otros medios y son financiados por ellos. Los mismos se ocuparon de la venta de
receptores.
Especialmente en Cuba se desata una competencia feroz.
Se apuntó a una expansión territorial.
Estos modelos iniciales no durarán luego. En Brasil se producirá un cambio en 1965 y en Cuba, la Revolución pondrá un corte al
sistema.
- Argentina: la existencia de un solo canal que emitía para una sola ciudad y que era estatal marcaba una primera diferencia.
- Tanto la compra de equipos a USA, con la presencia de sus técnicos, así como las conexiones económicas con empresas yanquis
definen los modelos televisivos del continentes.
- 1952: Venezuela; 1958: Perú; 1959: Chile.
PRECARIEDAD Y EXPERIMENTACIÓN
- Comienzos. Toda la programación se emitía en vivo. Recién en 1959 se comienza a experimentar con el video tape. El canal
funcionaba en el Teatro Alvear donde había dos “estudios”. Se necesitaban 45 minutos entre programas para el desarme y
montaje de las escenografías. En el medio se exhibían documentales o cortos del Pájaro Loco.
Durante esta primera época, la TV no resultaba atractiva para los prestigiosos autores, directores o actores. El cine, teatro y radio
siguieron siendo los lugares de consagración. En consecuencia, en el mundo de la TV había mucha gente joven, con poca
experiencia. El ascenso era muy rápido: de cámara a director de cámaras a director integral; Ej. Blackie: cantante – canto en un
programa - comenzó a producir su programa – 2 años desp era la directora artística del canal.
Este clima atrajo a artistas del círculo del teatro independiente o del cine de autor. Encuentran en la TV un modo de producción
relativamente continuo con esos espacios alternativos. [Se podría decir que los que exaltan esa forma de producción,
nostálgicamente, hacen de la necesidad una virtud]
- Poco había visto TV de otros países. Era escaso lo que podía verse en nuestro país, apenas unas series como “Cisco Kid”.
Recién en los 60’s, llegarían a ocupar franjas importantes de la programación.
Lo que ha caracterizado el desarrollo de la televisión argentina es el predominio de un modelo competitivo que concede libertad de
radiodifusión a instituciones públicas o privadas mediante un régimen de licencias. Un sistema así estructurado debería conducir a
elevar la calidad de los mensajes, a partir de la competencia entre los diversos emisores en la captación de la audiencia y el fomento
de la pluralidad de opiniones.
Por su parte, el estado careció de una política cultural coherente y se limitó a sancionar el marco regulatorio de la radiodifusión, en
tanto dejó que la iniciativa privada se hiciera cargo de generar una propuesta informativa y cultural. En Argentina el poder político
ha intervenido en la adjudicación de licencias de medios con el objetivo de que la propiedad de los mismos no entrara en
contradicción de las ideas. Como esto no fue posible los gobiernos de turno se apropiaron de los medios en los comienzos de su
gestión e intentaron privatizarlos. El objetivo del presente artículo es analizar las políticas relacionadas con la televisión entre 1955
y 1965. En dicho período se conformó un sistema de medios del que derivan dos de sus principales características históricas:
concentración de la propiedad y dependencia del capital extranjero. Es imperioso acercar algunos elementos que permitan
comprender la relación entre poder político y TV argentina.
En el gobierno peronista se dispuso llamar a un nuevo concurso para adquirir las licencias y revertir al patrimonio del Estado la
explotación de las emisoras. Esta medida se completo el 24 de junio de 1975 con la expropiación de las productoras que eran las
que controlaban las emisiones. De esta forma se cierra el primer capítulo de la historia de la TV privada argentina.
El 1-oct-55 fue sancionado el decreto 170/55 que declaró nulas las adjudicaciones realizadas en 1954 por el gobierno peronista y
facultó al Estado para nombrar interventores en las emisoras privadas. Como complemento se dictó el decreto 686/55 se ratificó
que el Estado administraría los bienes de las emisoras, cuyos titulares quedaban desposeídos hasta que se decidiera definitivamente
que hacer con los medios. En 1956 se conoció el informe final de la comisión investigadora en las radioemisoras privadas que
significó una condena al manejo de los medios por parte del peronismo. Sin embargo a partir del nombramiento de Ángel Cabral
como Ministro de Comunicaciones la política de medios del nuevo gobierno militar cobró un nuevo impulso.
La primera medida fue la creación de la comisión administradora de las redes de radiodifusión privada, mediante el decreto 1731
de febrero de 1957. En dicho decreto se mencionó la posibilidad de adquirir licencias televisivas. Se derogó la ley de radiodifusión
peronista. El 26 de julio se dictó el decreto 866/57 que llamaba a sancionar una nueva ley de radiodifusión y establecía la
privatización de los medios. Uno de los objetivos del gob militar fue dejar establecida una estructura de medios acorde con sus
intereses. Consecuencia del decreto de julio se sancionó la ley de radiodifusión (15460/57) que buscaba el reencauzamiento de la
radiodifusión y TV en todo el país, impedir repetir el control oligopólico. Para ello se fijó una cantidad máxima de emisoras para
cada titular y se prohibió la participación del capital extranjero. El espíritu de la ley era evitar la participación del peronismo en la
propiedad de los medios audiovisuales. Las licencias se entregaban por 15 años, sus titulares debían ser argentinos y como máximo
podían aspirar a una estación de radio y a un canal de TV. Alguna de las modificaciones fue la eliminación de la cláusula que
impedía a los socios o accionista de empresas periodísticas, editoriales o cinematográficas presentarse a la licitación. En cambio se
mantuvo la prohibición de participar en la licitación a personas que hubieran desempeñado un cargo en el gob peronista.
En el plano económico se encontraban distintos sectores de la industria, así como representantes del campo y del comercio. Los
aspirantes pertenecían a la burguesía que era la única clase social en condiciones de aportar capitales necesarios para desarrollar la
TV. La iglesia se mostró indiferente al medio.
Aramburu firmó el decreto ley 6287 por el cual se otorgaban licencias para instalar canales de TV a las empresas cadete, Dicon, y
Río de la plata TV. La diversidad de criterios que existía entre una comisión y otra puede explicarse a partir de las diferentes
opiniones que había dentro del gob militar. Un grupo, la comisión de adjudicaciones, pretendió dejar en libertad de acción al
gobierno electo de Frondizi. Otro sector tuvo en claro dejar el sistema de radiodifusión en manos confiables.
Río de la plata TV, adjudicataria del canal 13, surgió a partir de un acuerdo de figuras de la UCR con representantes de la elite
agropecuaria. La empresa Dicon, administradora de canal 11, se formó alrededor de la figura del padre de Héctor Grandinetti.
Finalmente la empresa cadete que obtuvo la licencia de canal 9 estaba encabezada por Kurt Lowe y contaba entre sus accionistas a
varios empresarios de la industria cultural y a algunos militares. Ninguno de los tres adjudicatarios tenía relación con el peronismo.
Canal 11 pertenecía a la cadena ABC. Esta situación se agudizo cuando, durante la época del 60, se instalaron más de 20 canales
privados en el interior del país. En término formales se mantenía la explotación individual pero la circulación de productos quedaba
centralizada a partir de la producción de programas realizados exclusivamente en Buenos Aires. De esta manera dos de las tres
principales directrices habían quedado desvirtuadas: la prohibición de la participación del capital extranjero y la formación de
cadenas.
La estructura de medios actual presenta un alto grado de concentración de la propiedad, incipiente rearticulación de las cadenas y
alta participación del cap extranjero.
La televisión militar
Durante el Proceso de Reorganización Nacional se da la tercera etapa de la TV argentina, signada por el cambio tecnológico de
1978 que da origen a ATC, y que implicó la adopción de la norma PAL-N para transmitir colores. Programación: “Videoshow”
se viaja por el mundo filmando con una pequeña cámara Panasonic.
Canal 13: programas de humor “Porcelandia”, “Mi cuñado”, etc. Almuerzos con Mirtha Legrand, hay magazines de noticias y
telenovelas.
Canal 11: programas políticos que perduran luego del golpe del '76
En 1980 se realiza una reunión de propietarios de canales de cable en Lincoln. En 81 y 82 nace Video Cable Comunicación y
Cablevisión en la zona norte de Gran Buenos Aires y se mudan a la Capital. Se genera un auge de la TV por cable en Argentina.
Apertura de 1200 canales permite el ingreso al mercado laboral de 25000 personas. Se separa el concepto de canales broadcasting
(los de TV abierta) del de distribuidores de señales (canales de cable).
1986. Se comienzan a utilizar satélites para transmisión de video, audio, datos y las empresas del rubro ofrecen hasta setenta canales
en su paquete de señales nacionales y extranjeras. La TV abierta adopta una nueva forma de programación más segmentada, donde
los ciclos están dirigidos a franjas de público específicas. Los canales (aún estatales) luego de la vuelta a la democracia tratan de
reflejar el pasado en comedias sociales dramáticas en formato de unitarios (Compromiso, Nosotros y los miedos, Hombres de ley,
etc.)
Canal 9 único privado de Alejandro Romey, en 1984, marca hitos de teleaudiencia, como con imitadores, programas de
entretenimiento (Si lo sabe cante, cante con Galán (8))
Reality shows: Metáfora de postmodernidad. No poseen contenido. No participan personas de mérito intelectual o espiritual que
enriquezcan al espectador. La TV es un negocio y no un arte. Su utilización como forma de inversión por grupos empresarios impide
reconocer que un medio de comunicación masivo debe cumplir una función social.
El periodismo de opinión en la Argentina reconoce un punto de inflexión decisivo en la década del 70. La aparición del matutino
La Opinión, dirigido por Timerman, Constituye una referencia. Timerman trata de iniciar en La Opinión una etapa más acabada y
completa de la que había insinuado en Primera Plana. Había llegado el momento cultural para hacer un diario como Le Monde,
que era la referencia internacional planteada por Timerman. El diario francés tenía en 1970 el prestigio de ser uno de los más
calificados por el mundo después de la WWII aunque su modelo editorial era tan riguroso en la densidad de su información y su
perspectiva analítica, como en la soledad de su propuesta de postguerra. Un diario en Bs. As. de características similares a “Le
Monde deberá adaptarse a posibilidades de su mercado. Le Monde es un diario que se ocupa de todos los temas y cuyo lector no
necesita comprar otro. En Bs. As. es impensable un diario semejante a éste y que a la vez pueda enfrentar a Clarín o La Razón. El
esquema de un diario como Le Monde en la Argentina sóolo alcanzaría un público minoritario. Por eso debía ser más barato en los
costos y en el tiraje menor. No un primer diario sino uno de complemento, para lectores que ya han comprado otro y no necesitan
enterarse superficialmente de todo, si no a fondo de algunas cosas que les importan. El diagnóstico sobre el periodismo gráfico
Argentino de la época consignaba: “Hay muchas noticias, pero poca información. Por ello, la idea fuerza del proyecto proponía que
al lector había que darle todas las fuentes, pero también ayudarlo a ordenar y encuadrar esa información.
Este modelo tuvo también severas exigencias planteadas por el procesamiento industrial. En ésa época, el tema de la imprenta para
sacar un diario era gravísimo y la que se tenía a mano era la de Aleman. Este era un taller muy deficiente e incorporarle fotos iba,
seguramente, a arruinar la estética del diario que, ya de por sí, era bastante limitada cuando nació. El matutino nació el 4-may-71
con 24 páginas, tamaño tabloide y una edición dominical más extendida, por su luego famoso suplemento cultural.
La crítica al estilo Primera Plana fue incluida de manera enérgica en los principios y ello se transmitido a la redacción. En ese
sentido Le Monde era un buen modelo. Fría objetividad, desprejuicio para tratar cualquier tema, pero auténtico desprejuicio que no
significaba adhesión encubierta. El lenguaje no es una hipótesis, ni un campo de experimentaciones literarias, sino un vehículo para
comunicar hechos, ideas, opiniones. Se formó una redacción de características muy significativas y la política de empresa fue la de
cambiar las condiciones económicas de los periodistas. Junto a este incentivo se planteaba un doble movimiento de seducción
convocante: el del prestigio ganado por Timerman con sus experiencias en Primera Plana y Confirmado y el de la personalización
del trabajador de prensa que pasó a firmar sus notas. Esta individualización del periodista, rompía con el anonimato practicado en
los grandes diarios de la época como La Nación, La Prensa, La Razón y Clarín.
La Opinión era un diario con problemas técnicos severos, por las dificultades de su taller. Por ellos, se comenzaban a cerrar páginas
desde la 2 p.m. y se cerraba ese proceso cada hora, dejando la tapa y contratapa para el final. Pero esta vocación periodística se
insertaba en u momento histórico-social de amplia combatividad sindical –la época de la CGT de los Argentinos, el Cordobazo y
fuertes movimientos de democratización sindical- que tuvieron su presencia en la prensa. Ese marco de justicialismo en el segundo
retorno de Perón conduce a Timerman a una dura explosión anti-peronista y de exaltada defensa de la propiedad privada. Los
zigzagueos del titular de La Opinión en su orientación política durante la breve historia del medio ilustran la compleja y
contradictoria relación de la comunicación social argentina y la perspectiva democrática. En el origen de La Opinión, la posición
del editorial del medio fue definidamente anti-lanussista. Las presiones de los mecanismos de distribución de diarios bloquearon el
desarrollo del proyecto y forzaron la mano de Timerman para girar hacia el presidente Lanusse. Esa fue la segunda etapa del diario;
es el momento más brillante del diario con el pleno desarrollo de su producción en el área cultural y rica descripción de las múltiples
posiciones del peronismo y la izquierda. El anti-peronismo de Timerman se compromete con el proyecto de Lanusse y lucha por la
derrota de Perón. El regreso de Perón y su victoria dejan a Timerman sumamente enfrentado al gobierno que arriba. Intenta colocarse
en el marco de la política del Perón reconciliador. Sin embargo, en el momento en el que Timerman se siente amenazado La Opinión
se colocó en auspicio de la llegada de los militares al poder para superar el caos peronista. Luego de marzo de 1976, la dictadura
cayó sobre Timerman. Lo secuestraron, incautaron La Opinión pero luego lo liberaron, expulsándolo del país.
El signo distintivo del medio fue su capacidad de interpretación y también el eje de sus conflictos. La idea central del diario era que
opinaba sobre todo y por allí se explican los conflictos. Había diferencias entre Clarín, La Nación y La Opinión. Principalmente,
los dos primeros tenían ausencia de firmas. La autonomización de la redacción producto del estilo de la conducción aplicada por
Timerman para incentivar la polémica y las voces diversas, se manifestaban como una redacción horizontal frente a las verticales
como La Nación y Clarín. A su vez, La Opinión constituye el antecedente de un diario claramente renovador del periodismo
argentino de los años 80 como Página 12 y, en general, uno de los puntos de partida tanto del llamado periodismo de investigación
como del periodismo de interpretación en sus variantes argentinas.
LA INFORMACIÓN VELADA
Las desapariciones y el hallazgo de víctimas de torturas llegaban al lector pero de manera velada, breve, indirecta. Esto se debía en
parte a la censura, pero también a la autocensura o al argumento de la supuesta objetividad informativa. Ej.: “En un basural fueron
hallados tres cadáveres”.
Los diarios daban a conocer las desapariciones a través de la publicación de los numerosos pedidos de habeas corpus que se
presentaban en la justicia. El diario la prensa fue quien más remarcaba que “un grupo de personas” que perpetraba los secuestros se
había “identificado como integrantes de las fuerzas de seguridad”. En todo momento se aclaraba que las denuncias que ellos
publicaban constaban en determinado juzgado o comisaría, justificando así su publicación. La prensa implementará la novedad de
publicar “desapariciones” que denunciaban directamente los familiares en la sede del diario.
Estas noticias no aparecían en tapa o en lugares destacados del diario, sino que generalmente eran relegadas a las páginas finales,
entre informaciones variadas, tal vez para evitar el ojo censor. La prensa, en una elección que no puede interpretarse como casual
o inocente, generalmente publicaba estas denuncias de desaparecidos en la misma hoja que los avisos de sepelios o en las paginas
de remates o temas rurales.
La prensa se unió al reclamo de información, pero sin cuestionar directamente el papel jugado por las autoridades militares en los
secuestros. Videla tampoco eludía hablar públicamente del tema de los desaparecidos, aunque trataba de contextualizarlo en una
supuesta “guerra” interna.
Superficialmente, la prensa se atrevido a informar sobre la derivación judicial de una denuncia por tortura a un detenido; y también
difundió una información publicada por el Buenos Aires Herald sobre el fusilamiento de un detenido (2-abr-77).
Durante los primeros años de la dictadura, los diarios también informaban sobre la cantidad de personas que salía del país, en
muchos casos amparadas por embajadas extranjeras o por Altos Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Ej.: 1-ago-76, La Prensa: “Partieron del país dos grupos de refugiados”. En otras ocasiones, era el gobierno militar quien
proporcionaba la lista de personas “expulsadas” del país “ante la necesidad de preservar la paz social y la seguridad interior”.
En 1977, comenzaron a agruparse las Madres de Plaza de Mayo y a reclamar por la aparición de sus hijos. Será el diario la prensa
el primero que publicara una solicitud firmada por Madres, titulada “Sólo pedimos la verdad”. La prensa y la nación informaran
sobre las primeras marcas de los familiares de desaparecidos a la Casa Rosada o al Congreso para entregar petitorios y exigir la
aparición de sus hijos. Ya en los años 80, los diarios concederían mas espacio a la denuncia de las violaciones de los DDHH. Si
bien siempre habían informado sobre las visitas de delegaciones de Amnistía Internacional, el tema estaría más presente en las
portadas y tendría una cobertura más extensa. 24-mar-77. La prensa anunciaba que “Rechazóse un informe de Amnistía
Internacional” y transcribía el comunicado del gobierno militar respecto al informe. Remarcaba que en el país se respetaba la
Declaración Universal de los DDHH y la declaración americana de Bogotá. Los diarios comenzaron a dar mayor credibilidad a los
informes de AI, sus reclamos de esclarecimientos o sus denuncias por malos tratos a detenidos; a la vez que continuaban informando
la actividad de las Madres y las detenciones que sufrían en sus manifestaciones.
El 3-feb-83, el diario Clarín anunciaba en tapa que los militares “Entregarían el poder en diciembre” y semanas más tarde, en su
edición de 21 de marzo, publicaba en portada un título que no podía dejar de provocar la repulsa y el estremecimiento del lector:
“Compromiso militar para luchar contra la subversión. Lo asumirán las FFAA para el caso de que haya un rebrote sedicioso.
Actuarán cuando `lo disponga el futuro gobierno constitucional`”.