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OBRAS COMPLETAS

4
DE ALFONSO REYES
-72

-
miDESLINDE -

& LITERARIA

FÓNDO DE CULTURA ECONÓMICA


No es engrandecer, nino desfigurar las ciencias, el
confundir sus limites. PRÓLOGO
iLsr

CUATROlecciones sobre la Ciencia de la Literatura, en el


Colegio de Can Nicolás, Morelia, entre mayo y junio de 1940,
han sido la ocasión de este libro. Las lecciones formaban
parte de los Cursos sobre el siglo xx, primera etapa de la
Universidad de Primavera "Vasco de Quiroga". Entre los
actos con que se celebró el 1V Centenario de aquel Colegio,
ninguno más atinado que la creación de esta Universidad via-
jera, que de aíio en ai?o ha de transportar su sede a otras
ciudades de la provincia, corrigiendo así un aislamiento tan
desventajoso para loa interesa generales del país como in-
compatible con los más elementales conceptos de la cultura
y de la política. Los dos mayores peligros que amenazan a
las naciones, de que todos los demás dependen, son la defi-
ciente respiración internacional y la deficiente circulación
interna. A la luz (lc estos dos criterios podrdn interpretarse
algún día todas las vicisitudes rnexicanas.
Las lecciones originales, ncresariamente limitadas por la
circunstancia, han sido objeto de sucesivas transformaciones
posteriores y han ido dando da si nuevos desrirrollos. En:on-
ces se trataba de situar nuestra ma<eria dentro del cuadro
general de una cultura, abarcando a grandes trazos un pa-
norama inrncnso, y prescindiendo, además, de muchos son.
dcos que hubieran resultado excesivos. IluLo, pues, que
refundirlo todo. Esto produjo en el primitivo cuadro unri
proliferación interior. Sus especies implícitas afloraron a la
superficie como en la placa fotográfica que poco a poco se
revela.
Y de aquí han resultado varios ensayos que iré puhli.
cnndo uno tras otro: ya sobre l a Ciencia de la Literatura
propiamente tal, ya sobre la descripción de sus técnicas espe.
eíficas, ya sobre los fundamentos de la Teoría Literaria, a la
ciial sirve de introducción este libro. Puedo decir de 61 quc
se parece al bosquejo original como se parece un huevo a una por lo mismo que ellos han sido partcs cn el debate-, su-
granja de avicultura.* prima valientemente algunas etapas intermedias, las cua-
Reduzco al mínimo mis refcrencias bibliográficas -pues- les han significado meras contingencias históricas para los que
to que la primitiva exposición se ha convertido en una tesis han tenido que recorrerlas, pero en modo alguno pueden as-
personal-, procurando que ellas correspondan a la nece- pirar a categoría de imprescindibles necesidades teóricas. Te-
sidad de mis argumentos y sin entrcgarme a ostentaciones nemos que reconocer, aunque en lo particular nos ducla y nos
inútiles. Porque no quise hacer "un libro que los acote todos alarme a algunos profesionales de la Memoria, que toda
desde la A hasta la Z",y porque en esta ocasión al menos, lieoformación cultural supone, junto con los acarreos de la
yo también me sentí "poltrón y perezoso de andarme bus- tradición viva, una reducción económica y una buena dosis
cando autores que digan lo que yo me sé decir sin ellos". Se de olvido.
ha escriio tanto sobre todas las cosas, que la sola considera- Entre mis pocas referencias expresas, disimulo algunas
ción de la montaña acumulada en cada área del saber produce refcrencias tácitas a mis trabajos anteriores -particular-
escalofríos y desmayos, y a menudo nos oculta los documen- mente a mis libros La crítica en la edad ateniense, La anti-
tos primeros de nuestro estudio, los objetos mismos y las dos gua retórica y La experiencia Literaria, que hubiera sido
o tres interpretaciones fundamentales que bastan para tomar necesario citar muchas veces, y donde constan anticipaciones
el contacto. Nuestra América, heredera hoy de un compro- o fundamentos de mis temas actuales-, pues prefiero repe-
miso abrumador de cultura y llamada a continuarlo, no podrá tirme a citarme. Pero otras contadas veces me he consentido
arriesgar su palabra si no se decide a eliminar, en cierta el recuerdo de la propia bibliografía. Era inevitable: pri-
medida, al intermediario. Esta candorosa declaración pudiera mero, porque la tarea que con este libro inauguro obedece
ser de funestas consecuencias como regla didáctica para los al anhelo de organizar las notas dispersas de mi experiencia;
jbvenes -a quienes no queda otro remedio que confesarles: lo segundo, porque nada conocemos mejor que la experiencia
primero es conocerlo todo, y por ahí se comienza-, pero es propia. Et ego in Arcadia vixi.
de correcta aplicación para los hombres maduros que, tras de Mucho debo, pues, agradecer a la Universidad Michoa-
navegar varios años enire las sirtes de la información, han cana. Además del alto honor que me hizo incorporándome
llegado ya a las urgencias creadoras. Los Chadwick nunca a sus labores, y de la acogida que sus autoridades y su claus-
hubieran alcanzado sus preciosas conclusiones sobre la génesis tro me dispensaron, de paso también se me dio cl estímulo
dc las literaturas orales si no se atreven a prescindir de lo para emprender esta investigación retrospectiva del propio
que se llama "la literatura de la materia". Para los ame- itinerario, que es un imperioso reclamo de la conciencia; para
poner un poco de orden en los hacecillos dispersos de una
& .ricanos -una vez rebasados los intolerables linderos de la
ignorancia, claro está- es mucho menos dañoso descubrir obra siempre desarticulada por una existencia de viajero. To-
otra vez el Mediterráneo por cuenta propia (puesto que, de dos tenemos derecho -pero casi siempre nos lo estorba la
paso y por la originalidad del rumbo, habrá que ir descu- vida- a procurar l a unidad, la confortante unidad. Y
briendo algunos otros mares inéditos), que no el mantenernos cuando, tras de dar al Servicio Exterior de mi país mis me-
en postura de eternos lectores y repetidores de Europa. La jores años, me veo dichosamente recluido en mi oficio
civilización americana, si ha de nacer, será el resultado de privado -aunque sea más por abandono que por p r e m i e ,
una síntesis que, por disfrutar a la vez de todo el pasado entonces, antes de que Octubre me invada, tomo la acasión
-on una naturalidad que otros pueblos no podrían tener, por los cabellos, como se dice en buen román paladino, y
me concentro a interrogar mi imagen del mundo.
Este libro Iia sido 1s base de 11" curso El Colegio Nacional, México, Grande es también mi gratitud para los amigos y com-
junio a agosto de 1943. g febrero a m a m 1944.
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pañeros de trabajo que siguieron pacienteniente mis lecciones Y me inclino, reverente, ante las grandes sombras -hC-
y aun me proporcionaron después observaciones valiosas. Su roes y pastores de pueblos- evocadas por los nombres mis-
presencia en cl aula me comunicaba aquella provechosa nios que presiden aquella tradicional casa de estudios: el
inquietud de sentirme vigilado por una atención a la vez Padre Hidalgo, en cuya persona la Historia intencionada-
benévola y avisada. mente quiso condensar los rasgos de la Mitología: libro y
Pero todavía es mayor mi deuda para con los estudian- espada, arado y telar, sonrisa y sangre; y el obispo Vasco de
tes de varios lugares de la República que concurrieron a mis Quiroga, el que con sus Fundaciones trajo hasta nosotros
charlas. Lo mejor de nuestra obligación se lo lleva la juven- aquel sentido utbpico que, a la sola aparición de AmCrica, se
tud, cuando hemos llegado a aquella edad en que nada se apoderó del pensamiento europeo; el que, con la masa de
ambiciona tanto como transferir a tierra nueva y jugosa el nuestra gente, comenzó a modelar un mundo mejor, bajo las
arbusto que nos ha tocado educar. Y más ahora, que el jardín inspiraciones de Tomás Moro y Juan Luis Vives.
humano se ve pisoteado por la locura. En la cara de la ju- Yi desconozco mis deficiencias, ni tampoco pido discul-
ventud que me escuchaba fui buscando mi rumbo; y orien- pas. Nada está acabado de hacer. Por mi parte, para conti-
tado así magnéticamente, procedí después a una laboriosa nuar, espero el aviso d e la crítica, fiel al precepto baconiano,
refundición de mi materia, hasta dcjarla en su forma actual Semper aliquid addiscere.
y, por ahora, definitiva. Aquel fuego de la mirada que decía Me complazco en reconocer mi obligación para con la
Sainte-Beuve, en sus conferencias sobre Port-Royal, no nos Fundación Rockefeller, cuya División de Humanidades me
fue, cicrto, escatimado. Más tarde, en esa primera y tenie- viene proporcionando el auxilio indispensable para llevar
rosa confrontación de la obra que se va escribiendo, contC a cabo estas investigaciones.
duranic largas veladas con el diálogo de doctos censores, a
quienes no menciono para ohjetivar mi mejor sentimiento, y ALFONSOREYES
México, 1944.
con la abnegación incansable y los constantes alientos de
aquella por quien dijo el Versículo: "Ciñóse de fortaleza y
fortificó su brazo. Tomó gusto en el granjear. Su candela
no se apagó de noche. Puso sus manos en la tortera, y sus
dedos tomaron el huso."

Evoco los días transparentes, de grata compañía y fecundo


trabajo, que pasé en la tierra michoacana, tan impregnada
de sabores vernáculos: cuna y teatro de ideas y haza-
ñas trascendentales para la formación nacional: pintoresca
y gustosa: maestra del buen trato y d e l a dulcería mexicana:
aromada de cafetales: amena orilla de pescadores que per-
petúan el misterio secular de sus danzas y llevan a los usos
diarios un inefable soplo artístico: coqueta en su suelo y en
su cielo, donde se han citado todos los colores de la natu-
raleza: refrescada de episódicos lagos, donde la geografía
misma parece que quiso dar alivio al espíritu.
1. Jfarclia genpral de este libro. Este libro es el primer paso
hacia l a teoría literaria. Comencemos, pues, por explicar lo
que entendemos por teoría literaria.
a ) Postura activa y postura pasiva. La vida de l a lite-
ratura se reduce a un diálogo: el creador propone
- . y el pú-
blico (auditor, lector, etcétiLa) responde con sus reacciones
tácitas o expresas. De un lado hay una postura activa; del
otro, una postura que superficialmente llamamos pasiva. Su-
perficialmente, pues es evidente que l a reacción es también
una acción, y mucho habría que decir sobre la colaboración
entre e1 creador y el público para l a representación humana
definitiva de cada objeto literario. Así, el lector se foria
-.
una imagen de su lectura en que necesariamente pone algo
si momoOy en l a que hasta puede haber divergencias res-
pecto a la imagen que - le ha sido propuesta.
. . Si ya toda per-
cepción es traducción (la luz no es luz, l a mesa no es mesa,
etcétera), mucho más cuando el filtro es l a sensibilidad artís-
tica. En sustancia hay tantos tipos divergentes como lectores.
La frase vulgar dice que "en materia de gustos no hay nadn
escrito", y lo mismo pudo decir que en materia de gustos todo
se h a escrito sobre cada artista y cada obra, desde el sí abso-
luto hasta el no absoluto. Shylock es un prototipo detesta-
ble, pero un estudioso actor judío logró hacer aplaudir en
él al padre burlado y ofendido, mediante un esfuerzo de
'6
representación", en el sentido técnico y en el sentido co-
rriente de l a palabra. El laboratorio psicológico nos da diez
diferentes representaciones visuales de Fausto en diez distin-
tos sujetos tomados al azar. Y esto no sólo acontece con
los criptograrnas poéticos donde el poeta acumula sombras
de propósito, sea por hazaña de ingenio o porque su asunto
es naturalmente indeciso, como tantas veces lo son las emo-
ciones o esos fantasmas que escapan a las coagulaciones 1ó-
gicas (tal poema de Góngoia o de Mallarmé); sino que
acontece con l a proposición poética de apariencia más diá-
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fana. No sólo con los objetos que el poeta apenas sugiere, mónica ha hecho prevalecer este tipo sobre el descrito real-
sino también con los que directamente describe. En toda mente por Cervantes. En alguna edición popular, no con-
descripción hay algo de disparate y fracaso.* El tirador taminadd por Doré, hemos encontrado láminas en que Sancho
dispara un poco al azar. Dante pinta los círculos del Infierno aparece alto y zancudo: la panza se le desprendía como un
con la precisión de un topógrafo que usara palabras en vez bulto postizo; la figura era tan poco feliz que se explica la
de líneas. Con todo, los planos que los eruditos levantan so- adulteración de Doré.
bre el Infierno dantesco nunca son del todo coincidentes. Los Hechas estas salvedades aclaratorias, bien podemos, sin
empeños fotográficos de los "realistas" no sólo ~ a d e c e npor equívoco, seguir considerando la literatura como un cambiy
el coeficiente de conversión entre lo óptico y lo verbal, sino entreiinaposturaactiYa y iina .-
también por el coeficiente de conversión entre el creador y b) Fases de la postura pasiua.-El estudio de la postura
la persona pasiva. Las distintas representaciones pueden activa -leyes y modos de la creación- no nos compete en
quedarse en lo íntimo del lector, pero también podrá ser que este libro. El estudio de la postura pasiva sólo nos compete
se las exprese y exponga. De aquí las discusiones entre apre- en una de sus fases. Estas fases pueden separarse teórica-
ciaciones diferentes u opuestas; de aquí las revaloraciones mente, aunque en realidad andan mezcladas y aun se auxi-
críticas que de tiempo en tiempo sobrevienen, pues tambiEn lian entre sí. Se las puede clasificar conforme a varios
el curso de los años trae consigo una refracción. Recuér- criterios: psicológico, histórico, sistemático. Aquí preferi-
dese, como ejemplo ilustre, la historia de la "cuestión homé- mos confundir estos criterios en una simple enumeración que
rica". Estos vaivenes, estas vicisitudes, constituyen propia- nos permita agruparlas en dos órdenes, el particular y el
mente la vida social de la literatura. Un caso sencillo nos general :
u

hará ver cómo obra este coeficiente de conversión entre la 1) E n encontramos aquellas fases
postura activa y la pasiva. De Sancho Panza se nos hace pasivas propiamente críticas, o que se enfrentan con los pro-
saber que también se lo llamó Sancho Zancas, porque tenía ductos literarios determinados, esta obra o este conjunto de
"
la barriga grande, el talle corto y las zancas largas" (Quij., obras. Tales son la impresión, el impresionismo, la exegé-
1, 1 ) . Pero ello es que los héroes de Cervantes han pasado tica o ciencia de la literatura y el juicio. Teóricamente, las
a la imaginación popular según los interpretó la pluma de tres primeras se encaminan al juicio.
Gustave Doré. Y sea que éste no encontró modo de armo- 2) En el orden general, encontramos aquellas fases pa-
nizar los rasgos que se le proponían, o sea que, inconscien- sivas que, hasta donde ello es humanamente posible, con-
temente, la panza voluminosa de Sancho lo impresionó mis templan la literatura como un todo orgánico. Tales son la
que las zancas largas (y la gran panza parece exigir piernas historia de la literatura, la preceptiva y la teoría literaria.
cortas y gordas), dibujó al escudero como hoy lo recuerdan A la sola enumeración de estas siete especies, y aun antes
todos: rechoncho, de tronco corpulento, de baja estatura y de definirlas, ya se entiende que ellas se relacionan entre
piernas repletas, en contraste con la enjuta esbeltez de su si por radiaciones y atracciones.*
amo, como uiia "o" junto a una "1". Cierta economía mne- c) Fases particzdarcs. Impresión es el impacto que la
obra cauSaen quien la reciae, resultado de una facultad
* Al tiempo de revirar este libro, encuentro una nota de Jorge Luis Borges, e - e g en el sentido técnico, por
"Sobrr la descripción literaria" (Sur, Buenos Aires, octubre dc 1942, año 12,
N' 91, pp. 106102) en que se hace resaltar el disparste de varios métodos
descriptivos -1 de predicación metaiórica, e l snalitieo o enumeración de las
partes de un t o d e y se señalan las excelencias del proeediniiento indirecto,
. todos compartida, indispensable y míninia, sin la cual no
Ver niis libros Lo ontiprro retórica, 1' lee., 5 1 a 8 [Ohros Cornplerar, XfiI.
PP. 349-3631 y La experiencia literaria en e l ensayo "Aristarco o anatoniia
eomo en El mercader de Venecio, acta V, escena 1: "En una noche como de la critica" [Bucnoa Aires, Editorial Losada, S. A., 1942, pp. 91-109: en
ésla, etcétera." Obras Complerar. XIV, pp. 104-1161.
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,eauyiuodsa u?!3!s!nbps a p alduia!s ou 'sel8al d sa+z!pua~de o~?q.soarlsgrlsa ' s o ~ r 3 ~ ~ 'soo!.~?is!q
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'uai!uipe souaui [e o 'uala!nba~!S anb se3!is!n8u!1 d se3!1?u -aui sodn18 sal] e aur~ojuoae ~ a a os3!1?3axa e l .e3!1?8axa
-aB 'sa1emgn3 seui~ojua opsiuaisns ysa o!lelai!I ouauiouaj e1 ap e!aald u?!3~8!lsa.u1!s11anbe la3ouo3 ei!sa3au e ~ q oI B J
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z!ni!isns eiuaiu! !S 'e3!1!13 e1 e u?!3e3![de ns u 3 .eiua[npneq lolns Iap ouis!ui IoIea Iap aslapuaiuasap apand e3!fyz80!1q!q
sa 'se~s!uo!sa~dui! o sa1euos1ad sauo!3eu!13u! S R I sv!3ualaj o e3!fy~So!qu?!3e8!isaau! s u n .ezue31s 01 'aiuauie!zesa3
-u! lod ~ e s e dlamq ala!& opuvn3 !epeaoa!nba sa 'alquin] -au ou anbune 'sa3aa E '6 0!3!n! Iap SoiuauiaIa sol elvdald
-so:, e1 a p sauo!3yadal selaui 681 e cada1 ap e!loZale3 ep op 'o!lelal!I olosal Iap u?peialdlaiu! a upezndap 'u?!~va~ac
-uen:, ! R ! A ~10d ! 'se3!8?103!sd se!3uap!aa ap ailsd
O I ! ~ u sa -u03 e1 epe!ju03 ysa ua!nb e 'e!801o~!jel a p o!u!wop [a
opuen3 .u?!mam E[ e se18al J E P !d~sauouyr, la3aIqssa apuai s z .IeIo3sa ep!iled ap oiund un d 03!13yp!paiuauiaiuau!wa la1
- a ~ d-Cop!Jaju! aiuauie!leli!qle souaui o syui so!d!3u!ld ua .4
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e[ e anb e!~oie~q!n ea!s!f e1 e s?ur aaaled as o!pnisa 011 sa [EL (.alada:, oy!n ~ s as n u ! ~uvr?ld u m ~ )- e ~ n i e i a i ! ~ o u
-sanN .saiuawunad soa!j!aadsa sosad le!!j uapand as a~dmars e1 apurrsao ra laaaTqslsa-i!q
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alsa u 3 .sou1e2znl ap saiue aiuasa~dñnur ona aselau?~.sesor
-n2!1 uylas osa e s ~ ! a ~ 1 8:e!auapuai ñ u?!aem!xo~de ap l a i a p
-e3 un uaua!] sauo!snIauoa selisanN -ses!aapu! a~dura!s sau
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sapwp!saaau se1 ioa oplan& ap asIelis!u!urpe a i u a ~ e i a l j s ! ~
uaqap oua!e odtuwa ua sauo!srnau! saIeL .se!lelai!I sapep!Ieal
s e ñ e ~lezeli opep sa ou 'sa!a!j~adns saaelanj ap leur aisa SEI u03 e!auapuod~a1103 ns i( auodold e@? anb selniaIauaur
ua 'aiuesaau! eztmpnur visa u 3 .op!nU aaua Iap e!je12ouaur -ou su1 eloIen ñ s q m a oauena ua 019s o ~ a d'en!~da9ald e1
-ouaj s u n sa o!xelai!I ouaur?uaj [ap o!pnasa [a 's?urapv u o!paural u!s lapuaasap anb auay u?mqurei e!lelaiq epoai
.saio!laiIn s8.1qo e ~ e denlas 8 1 'Sea!~?$s!q s a ~ 0 ~ ~ ~ 1 a ep o!pamal
~ s ~ o a U!S lapuaasap anb
-al as u?!aea![dxa ekna sapadsa seun81e uaiuqape as anb auay K ' s o ~ a u a l asol ap u?!ad!~asap e1 e eIaa11 opuena !se-
a~q!sod sa BiseH ~son!saans so!nq!pa~ ~ o ñ d sea!p!a s e q a ~ e w sai!m!I aaouoa ou 'seu!j s?m sauo!asa!j!urel sns ua 'e!~e~ai!g
ua a p a a o ~ da s .se!auals!su! a s o s a a o ~ i a'solio
~ ua :sea!p?iaw e!loai e1 ap 03~011[a anb opour a a .e!p e e!p uaaalede ar.b
sauo!aed!a!iue IelaIoi anb Keq 'sosea soun21e u 3 .sepe!a s e ~ q oap emns eun 'odura!~ la ua eI1ollesap as anb osaao~d
-unua IR wlisanurap as a~dma!s ou anb sauo!aeun!je seun% un u?!qurei ou!s '(o!le~ai!l 01) eiae~isqeIeiuatu e!aualaw eun
-Te s!salu?led aqua I!i!mpe anb ñ e .esmaaa!A ~ ñ 'sa~o!~ai sa 019s ou elnielai!I e1 olad 'selninj sauo!aeinur se~!qns se1
-sod se1 ap op!iuas o u a ~ dns uaq!aaI saio!~aiue seu!2?d se1 une o ca~q!sod sauo!anIona se1 alqos s ~ s ~ d e ~ aouao d o ~!ud
e!auanaalj uoa 'eiaal!p sau!l ua ~ a p a a o ~apand d as ou se1111 seunou Ien!lap aqap ou anb '("e!~oai,,) u?!s!n ap 'u?!ad!la
-uane ap 01au92 aisa ua omo3 .olq?l alsa a p o p o q ~(3 -cap ap oidaaKo~ao ~ n dua 'olla o p o ~A -sva!la?~oa!sd selauem
.oppanpe epanb ouroa 'on!iuanu! 01 ñ [euo!a!peli 01 rso!q~ea ñ sourels?~d
eñ lolaal la 'osea opo] ua 'ñ s a s e q se1 ap op!]uas Ia aluaw soninur sns ñ sauo!aeu!8eur! a s e u i ~ o jap e l ~ n ao lelndod
-1!a?j y l e ~ e ~ oixaiuoa
ae Ia o ~ a d:"o!~e~al![ ou o[,, ñ ,,o!~elai!l u?!a!puoa e[ : s o [ n ~ f asoninur
~ sns ñ 'eln~!~asae1 ap o~!ia!pe
O[,, ua souresuad ua!q syur apuop ' ~ c ~ ~ n ~ s ~ a i !o~ ,,elnieJ-ou,, aiuap!aae [a ñ 1e1o oAyueisns ~aiayraala :esoid e1 ua ñ os
-ai![,, 'saaan e 'sourela!p e ~ q oelisanu ap oslna la ua anb sa -raA la ua ea!uri!l ezaIelnJeu ns ñ 'ea!i?isa-oa!i?uoj ñ IsniaaIai
a[q!sod 'elniela]![-ou e[ ap oliuap o elnielai!I e1 ap olluap -u! '[~uo!aoma e!auasa ns 'enlaua~o e!laleur e1 eiuana ua e m o ~
aiuauraiualaj!pu! aslep uapand anb <o!~elai!~ou '01 ñ O!l m o d a epea ua alqurnisoa BI ap sauo!aea!j!ielisa selaur uos
-elai![ 01 visnq e1ea : e ~ n i e ~ a i q - oe1u ñ elnlelal!~e1 uaaa~ed* : anb 'soi!lasunal!a seIIa 8 s01au?8 sol uoa asl!punjuoa ap ueq
anb ua ~ [ [ a n b eanb epuoq s ~ u edea r eun eiseq q e a apu!~saP 1 ou salen9 se1 'ea!~!~u?!aunj ñ en!ielleu o ea!d? u p u n j 'ea!i
oqsanu ola!^ u x .lolaa[ o loi!pne 'en!sed e u o s ~ a dVI al) ! -?ure~pu?!aunj :soisando~dsoiatqo n saiua sns alqos aiuaur e1
e!20103!sd e1 e s p a j e oauena ou!s ' e ~ y 3 eelnasod e1 e apuod i ap a n b e ~ ae p seurloj sa~ed!au!ld se1 elap!s 03.ni!l!dsa Iap e13
-salloa o!pnica oñna 'sa~oineso1 ap le~na!iled aIopu! e1 e i -ualae ouroa 'oa!i?uraou op!uaiuoa ñ oa!i?ou 02s s ouroa '1eiuaur
I a
ñ selqo se1 ap ea!i?ua2 e1 e ueiaaje anb se1 011s O U I oqurnl ouroa BIS? sp!puaiua 'pep![eaoi ns ua ñ en!iae slnisod
qoa!sd sauo!ae~ap!s~oaS B I I ~ ! 011s ~ ~ o souresed
d '8p!J!nbpe I E[ e aiuaq epusalalu!sap svur u?!as1dmaiuoa e1 sa eyoai e?
Tenemos que avanzar como el samurai, con dos espadas. ciosa palpitación de lo indeciso. Pero sin ánimo de sacrifi-
Nuestra atención se divide en dos series de observaciones cio ¿qué conquista se alcanza? Tal vez los mejor dotados
paralelas: lo literario y lo no literario; el movimiento del para la catalogación técnica de especies se acercaron al mis-
espíritu, y el dato captado por ese movimiento; la noética o terio literario con dura y profana irreverencia. Y tal vcz los
curso del pensar, y l a noemática o ente pensado; la pun- que simplemente se conforman con aprovechar a la ligera
tería y el blanco; la ejecución expresiva y el asunto signi- las conclusiones del especialista, ahuyentados por la subli-
ficado. Estos haces paralelos no siempre coinciden en sus midad de unos al par que por la insolencia de los otros, se
respectivas anchuras, y aquí y allá, aun se entrecruzan. ¡Dé- dejaron ir por la pendiente y dieron en usar los tkrminos
dalo nos asista! No hemos logrado ofrecer una lectura fácil. al capricho. Además de que las realidades literarias no coii-
Pero quien nos lea -ya que no nos lea dos veces-, tcndrá vidan a l a precisión al que no las padece o sicnte hasta cierto
que leernos de cabo a rabo, a riesgo de interpretarnos mal. extremo doloroso; además de que la literatura dista mucli,>
de las ciencias exactas. Cuando, por ejemplo, se dice "metro",
2. Carácter lingüístico de este libro. Nuestra investiga- o cuando se dice "moneda", nadie se permite cl capricho en
ción puede reducirse a un esfuerzo lingüístico. La misma la interprctación. Pero ;ponga usted de acuerdo a la gente
fluidez de nuestra materia hace que los conceptos anden por cuando se dice "poesía" o se dice "crítica"!
ahí sin bautismo definido, y que las denominaciones se apli-
quen con indiferencia a varios conceptos. Pretendemos llegar 4. Un ejemplo indocto. Por lo mismo que las palabras
a una recta distribución entre los nombres y las nociones, ruedan por la calle, sufren de accidentes indoctos, se esiro-
como a un acto de justicia teórica. No nos importa que a pean en los acasos dcl momento, se tiñen con los hábitos
nuestra distribución sólo se conceda un acatamiento provisio- particulares, se tuercen con la pasión dominante. Hace años,
nal y para mientras dura este libro. No l a presentamos como me encontré involutariamente enfrascado en una discusión
tipo inamovible, sino como convención explicativa. Que cada sobre el valor de la crítica con un dramaturgo sudamericano,
uno emprenda, después, otra repartición a su guisa. Al me- cuyo nombre la piedad disimula. Logramos ponernos dc
nos habremos conseguido dar la voz de alarma y despertar acuerdo, en cuanto me fue dable explicarle que donde yo
cierta inpuietud contra la conformidad en el desorden. Al decia "crítica", entendiendo la función del espíritu, él enten-
menos habremos encontrado algunos instrumentos para el ma- día otra cosa, que puede describirse en cuatro grados de
nejo de estas realidades fugitivas, que nos dejan siempre algo estrechamiento: lP, aquella limitada parte de la funribti crí-
burlados, como en la fábula de. Ixión y la Nube. tica que es la crítica literaria; 2" aquella limitada parte dc
la crítica literaria que es la crítica teatral; 3", aquella limi-
3. La indecisión del vocabulario. Pues nótese que la tco- tada parte de la crítica teatral que se manifiesta en crónicas
ría literaria padece, desde sus orígenes, de constantes confu- periodísiicas sobre los estrenos, y 4', aquella limitada partc
siones verbales, las cuales lo mismo pueden descubrirse en de tales crónicas en que se ataca a los autores. Abreviando:
el campo cotidiano e indocto como en el campo de las doc- dondc yo decía "crítica", el pobre señor entendía: "Fulano
trinas m i s ilustres. Tal vez quienes con mayor hondura han dc Tal, quc una vcz se mcti6 conmigo."
sondeado en estas aguas combatidas, por lo mismo que po-
seían una mente literaria y una comunicación intuitiva con 5. ün ejemplo docto. Pero, según qucda advc~tido,la
la materia de su estudio, fueron reacios a las coagulaciones naturaleza misma del ol~jrtoliterario puede producir confu-
científicas del vocabulario, que afean, sin remedio, el valor siones en las doctrinas mis sublimes. Platón, aunque se ocupa
estEtico de la obra y aun parecen disecar un poco la gra- tnucho m i s de estética -en íiltimo análisis volcada sobrc
,
mieu 'E '1 'n~sjjng' ~ J J o ~ S ~ &p J~ ~ 2 o ~ o u a u o u puv
a y ~ Xydosol!t(d ua ;,uo!~
!
- s i a ~ d ~ a i up.>!dopuauouai(d y :LY1Z?% JU hodql 6,01e[dri *pi!& U ~ O I ,
.e!lelai!I eyoal
e[ seIasi?qeq anb auay anb uoa o!ielnqeao,\ ap sauo!s!aap 6'.eiu!is!p esoa eun auZ!sap alquiou asa eaod? epca ua anb
.u! se[ ap sap! usp 'sa[q!sod I!W aliua 'so[drua&i sois3 -une 'sala!~ad o b q ñ AIX s!n7 oIeq alquiou ouis!ui Ia vaal1
( ' 1 ) ~~e!saod,,s o u i ~ u i ~ anb [ [ epeniuaae E!lElai!I ,,eini anb 'e!pa2eli e1 uoa out03 e!iois!q e[ u03 esed,, :els!aai ap
-maduiai,, esa u¿ aiuautele[a s?ui uelaaal as lopeala osaaoid o~na!im un ua ias!ol-J p a i j l v e p a p ' o ] o p ? l a ~ua e!~ois!q e1
Iap se!auasa se1 anbiod ,,elnielal![,, q a a p ap zaa ua G'e!saod,, ap u?!ada~uoa e l ap opueieiL .e!paaeli ?uieII pepanZ!iuv
qaap ua e2!83 as 'viqo e[ ueaoao~danb soInui!lsa so1 ap 6 R[ anb 01 e op!puodsaiioa eia!qnq eaunu oIIa anb [a e d ~ n a
s!sau?'a e1 ap 1eie.11 [e 'e!ieiai![ e!aua!a ap so!pnisa so1 ua 'op -s!p ap a a q s a1 :oila!-J . e s o ~ dua se!pa2eli aslep e le'aa[[
-uen3 une :"oslan ua aiuauie!~esaaauou 'elnielai![ ap elauaui ueia!pnd anb -01au92 [ap selninj sauo!aeuiioJsueli sa[q!sod
eila!a,, e "e!saod,, ou!uii?i Iap sauo!a~iouuoa se1 souiepeIsel1 se1 epunue aluaure%ea anbune- ?!llnao a1 as seqaadsos iod
ñoq 'aiuauiIeu!d . e s o ~ do oslaa ',,elnls1al!1,, souieuieII ñoq !N .oparua [a ua aiuau~aiua!asuoau! laea e ?!AIOA 'opoi slq
oiuena e oldaauoa Iap aqauesua la eñ euiqaal sa[ai?is!lv 'laa -os ei2esuoa as v3!g?od ns anb e 'e!pa'aeri e1 ap einianiisa e l
ap souteqeae ouio-~ .',oslaa ua o ea!s?ui ua IeqlaA u?!seala,, re!pnisa [e ñ 'apu![sap [a eñ oqaaq olad .eqeu2!se al as aiuaui
ouialixa [a eiseq "1elauaZ ua eueuinq u?!aeala,, outalixa -1e1auaZ anb l ~ 8 l n . 4osn [a ñ e ~ q e ~ ee1de l e p e!ianb 19 anb
la apsap ' s ~ q e [ e de[ ap oiua!uiez!Isap [a 'sand 'e!aaped pep oarua?l osn [a aiiua apuqsap un ~ o rszaduiad anb oanl 'oslat
-a@!luv e 7 .0lau?2 la opol ap alquiou Ia opedlnsn ueq sa!a ua e ~ q oepoi E ,~!saod,, eqeuie11 as saauoiua ouioa '03!1?od
- a t l s ~s s ~ o ssepa anb opoui a a .soslaa so1 ñ ea!snui e1 eied ns e!q!lasa saIai?is!lv opusn3 .ua'a!io ap IEUI ouioa aaaped
e!3uaiajaid ap s ñ ea~duiaas 'u?!aeala ap asela epoi oiaaja ua e!lslai!I e!loai e1 anb IeqIaA u?!snjuoa aun21e ieaeisap eled
eu8!sap anbuna 'amp ' ~ e n ae 7 ',,e!saod,, e ~ q e ~ e1 e duoa anb oiund [a alqos eloqe oaIanA **. (xr o[ni!dea '¿sua!uaru popa o[
01 aaaiuoae "louie,, e ~ q s ~ u[ s d u03 anb aila!ape saauoiua A ud D ~ ~ I ; L J v i ) aluauilo!laluv e ñ o p ! ~ a j a ~aq aui 61auqincm
xa!q Ia o pep!a!laJ el e F e q e!auapuai spoi e l e d 'Ielaua2 dnui zi!ld e E~!II! oiuei anb 'sa1a1ys!iv ua seaoa!un sauo!seu!ui
opoui un ap G6~ouie,, eiqelvd e[ esn ais? anb ehiasqo 'oaeui!x -ouap se11a!a ap e i ~ e e1 j v 'D~~~?IOIS!JD v13ualop o 7 '9
- 1E e 1 .oa!2~ij Ia u?ieav ap saIesuauioa so1 aliua
spelqeiua louie Iap u?!snas!p e1 aunsal ( . 3 soz ñ 'V 981 ;aauy3?g ou!uil?i la ea![de anb uoa
',dw,C~)salela?s ~oueiduiaiñnui apsap e!aunue as oulapoui op!iuas o!leA p aiuauie#re[ ainas!p as e!aepoi A .sJ!is!ile-eli
op!iuas [e oui!x?.~d s ~ u ñ i p a a d s a op!iuas 13 .eueuinq u?!a -xa elInsai o a ! ~ s ! ~ oialqo
~e Iap [eu!j u?!ae!aa~de nc; .els![ea.I
-vala ap elqo epoi e ds~!saod,, ?uieII 'ole1 op!iuas un u 3 .sal ouis!ieliai Iap sauo!aeiald~aiu! saload se1 e oisandxa opej
-ualaj!p SO~!IU¿S so110 u3 <<e!saod:, ou!ui~?l Ia ?a![de pepany -ap e11 o[ cgs!saui!ui,, e[ ap e!loai e1 ua u?!s!aaldui! n s .pey
-!iuv e[ ' ~ o ' a !u~3 ',,u!saod,, ouiul~?glap sapnpsp!A .L -!leal elapepia.\ e1 a[) ope14 laalal ua e!auapeaap eun elnieJ
-alq epoi ua l a . aain opuena 'alisapad ello e1 :so!p [ap ZOA
.sea!is!nZu!~ sapspa!ieii!qle se[ e1 u?y~e~!~isu! e1 ua iaa sala opuena 'ea!u?ie[d aiuauic!do.ul
ap sl,?ui sepuasa se1 Ieasnq anb ñ e y~s a o d uos 'soa!u eun e1 :saIqe!I!auoau! sea!i?isa sop 'e!caod B[ ap se!loia!p
- ? i e ~ ds o 4 0 1 ~ !solla!a
~ anb ouis!ui 01 ' e s o ~ dua u?]sa oaleuai -eliuoa sauo!aeloIea sop 19 ua uaaalede ou !S soulelunYa~de
ñ U?IJOS ap soui!ui so1 anbune ñ :e!aua!a o E!JOSOI!J ou!s opeZa[[ souiaq anb 'so201yp sol ap OJO ap s[[eui e1 ua soi!s
"e!saod sa ou elqo ns &oclaaua oiyasa eñvq s a ~ a o p ? d u ianb ~ -?dol<I sns opueGeleuiua e a aiians le1 3p .< :t>!loai eisa u?!q
-une :aua!iueui as oa!~?]o]s!ie nZcc!]s!p [a 'selaueui cepo1 a a - w e ~~ Z O I'e!lelal!~ e!lor>i ap ou anb -ea!i![od e[ d ea!i? e1
de nuestro trabajo, aunque desde luego convendremos en al- rentcs, ha parado en un supersticioso temor de vocablos
gunas denominaciones previas. Pediremos nuestras denomi- como "evolución", "curvas de nivel" y otros semejantes, nos
nacioiies unas veces al lenguaje común; otras, al lenguaje parece un poco pueril y hasta orillado a empobrecimiento
técnico de algunas disciplinas especiales. del criterio. No hay que privarse de aquellas fluorescencias
Sobre lo primero no encontramos obstáculo de bulto aprc- mentales que rcsultan del mero acercar y comparar las cosas
ciable: basta con desinfectar previamente el término usual; y distantes. Quien va sobre aviso ya sabe bien que las metá-
esta desinfección, las más veces, se opera de modo tácito y re- foras no son más que metáforas (11, 13; 111, 13, 38-2*,
sulta del lugar en que se emplea el término. Tal es, en sus- 5a4v).
tancia, el trabajo del escritor, y a ello se reduce buena parte
de la labor estilística. Si hubiera que detenerse a cada paso 9. Algunas convenciones previas. Pasamos ahora a pro-
para explicar, como en escritura interlineada, la verdadera poner algunas convenciones previas de vocabulario.
aplicación que se pretende dar a cada palabra, no acabaría- a) Para denominar aquella esencia que bus-
mos nunca. El arquitecto esconde bajo tierra los cimientos caba hristóteles, no podemos seguir usando hoy del término
"
de su edificio. E l músico, más afortunado, puéde poner i.n En efecto, aun prescindiendo de que la poesía se
valor estFtico las dos series fónicas, voz cantante y acompa- exprese cn verso o en prosa, hoy tendemos a aplicar el tér-
"
ñamiento, que aun se robustecen por su aparición simultánea. mino poesía" sólo a ciertas obras litcrarias: &as a
, .
ofrecen una " t e m ~a t u r a ' ' de -e no se encuentra
en obras de carácter . .
El escritor sólo emite la voz cantante, y deja sobrentender
el acompañamiento. Pero -aquí está el a r t e - la serie verbal Conservamos, pues, ue&
el
expresa debe ir creando en la mente del lector, de alguna término corriente "literatura", seguros dc que a nadie per-
manera mágica, aquella otra serie fantasmal de explicaciones turba el origen etimológico de la palabra, la limitación a la
que no se escriben. Por supuesto, hay casos de excepción, sea "letra" o carácter escrito, y de que todos saben que
por necesidad o por alarde. Por necesidad explica Cervantes ratura cs tan En rigor, oral por esencia
de un galcote: "líste, sefior, va [preso] por canario; digo: (y no sólo por origen genérico), puesto que el caráctcr
por músico y cantor." Y todavía añade que "cantar en el gráfico se refiere a la palabra hablada y en ella cobra su sen-
ansia" es confesar en el tormento. Por alarde dice: "Una tido, y la palabra sólo es escrita por accidente, para ayuda
manada de puercos, que sin perdón así se llaman.. ." Por de la memoria. No puede confundirse la música que suena
desgracia la necesidad explicativa se aeentúa en el discurso con la impresión d e una partitura. Esto, independientemente
científico, pesando más de una vez sobre la elegancia. de que el hábito de la letra escrita refluya después sobre
Sobre lo segundo, o uso del lenguaje técnico, de una vez las modalidades literarias, a través de varias representacio-
para todas reclamamos el derecho a la metáfora, el dere- nes psicológicas (visual, muscular, etc.), y aun a través de
cho de aplicar los términos en sentido translaticio y según las comodidades materiales que le procura (puntuación,
convcnga a nuestro objeto, aunque tal sentido no corresponda etcétera).
estrictamente al del matemático, al del filósofo, al del biólo- b) Poesia. Conservamos el término corriente "poesía"
go. De otra suerte, nos gastaríamos en empeños inútiles o para la c&aihx& de cierta "temperatura", - e
pcdantescos para inventar palabras nuevas, o sufriríamos del m a . Y no necesitamos ahondar por ahora en la distinción
mal que hemos llamado dolencia aristotélica: la falta dc de la poesía y la no-poesía, dentro ya d e la literatura.
denominaciones adecuadas al caso. E l ascetismo de los his- c) Poética. Este sustantivo no significará para nosotros,
toriadores literarios que, sin duda por miedo a las generali- como para los contemporáneos del Sympósion, el arte apli-
zaciones apresuradas o a la confusión entre órdenes dife- cable a todo género de creación. Pero tampoco significará,
36
como para los modernos, el arte aplicable a la sola poesía minados: literatura universal, literaltira muridiiil en el sentido
(y singularmente a la poesía eii verso). Sino que será el pethiano (o tradición viva de una cultura), literatura ru-
arte aplicable a toda ejecucibii verbal, trátese o no de lite- ropea, provenzal, hispanoamcricana, de la Rcvoluci6ii Fraii-
ratura. Toda forma verbal será para nosotros una mani- cesa, crótica, dramática, pastoril, etcéiera. Este coiiccpto his-
festación de la "poética". Este sentido corresponde a uno tórico, geográfico o genérico lampoco nos interesa cii su
de los usos del término lexis en las Retóricas y Poéti- circunstancialidiid, sino súlo como conjunto de manifestacin-
cas de la Antigüedad: "el cuerpo verbal" de la obra (11, 2 y nes particulares de aquella agencia del espíritu a que vamos
111, 2). Para evitar confusiones, llamamos especialmente la a referirnos.
atencibn del lector sobre este punto. 4'Fyialmcnte, littxatura se llama a una agencia esprcial
d ) Scmh&-«. A falta del barbarismo "asúntica", del espíritu. cuaiada eii obras de cierta indole. L t a es k
para nisotros "semántica" el asunto mentado por l u x ~ r e - m a t e r ra explicar
i en qua 6a
,. es ella una agencia c~pecial,discernible de los d e ~ i a sejer-
sión verbal o sin importarnos que este empleo de la
palabra corresponda o no con todo rigor al que suelen darle Eic~osde la m e n i e . e este l k o .
el lbgico y el fil6logo. Poética: manera verbal. Semántica: Esclarezcamos la nosiblc confusión entre Ini <lo<íiltimo!;
~ ~ - ~

materia significada. conceptos. Ahora tengo sobrc mi mesa nueve obras literarias:
la Odisea, la ~lledca,El Acrrro de Madrid, Píndaro, La Yorá-
10. "Literatura" en sentido técnico. La misma palabra ginc, Las maias del Avapiés, el Buscón, las Prosas profanas,
"
literatura" corre también de varios modos. Lo curioso es las Ruinus de Ilálica. Estoy, como diría el cscnlásticn, anti:
q11r el sentido técnico es aquí el del uso vulgar, y los sen- una "multitud", aunque ya bastante homogénea. Vn primer
tidos extratEcnicos más bieri han sido propalados por l a crí- examen me permiie agrupar las obras cronol6gicaincnte: An-
tica. Nada cuesta detencrse un instante a considerar estos tigüedad, Edad Moderna, época contemporánea. Cn seguiiclo
varios sentidos., va , aue, estamos Dor las- ~recisiones.
r--~ -
examen las ordenaría por países: Grecia, España, Colom-
1' Se llama literatura toda manifestación mcntal por me- bia, Nicaragua. Todavía cabe clasificarlas en ver,!) y eii
dio de} lenguaje hablado o escrito. Así se dice: "la litera- prosa; en tipos genéricos: epopeya clásica y moclerna, no-
tura de tal producto farmac6utico". . .prir "las ex~licacionesv vela picaresca, novela de costumbres locales, lírica heroica,
prospectos con quc el producto se lanza al mercado". O bien: lírica arqueológica, lírica independien~e,tragedia mitológica,
-1. '13- suertes [o 'pruebas', diría un argentino] del ilusio- comedia de capa .
. v. esnada. saineie co.stumbri.sia.
--. eir. Ha.q~a
~~, ~ ~ ~
~

nista son mejores que su literatura", por: "los discursos aquí Iic vcnido haciendn historia de la liieriiiura, en varios
al público cnii que el ilusionista acompaña su exhibición valen ~rntidos. Si ahora prescindn, hasta donde es pn?ible, de épo-
menos que Esta". Este sentido lato no nos interesa en nuestro cas, países, géneros concretos, y procuro abstraer de todas
viaie. las caras una cierta esencia común al fenómenn iiterario,
1 -
2' T a M i i =e coniunto de documen- bite s r r i el concepto IIP 1.1 l i t e ~ a u i e r &fe- o
tos e s c r h , o repertorio hiblionráfico sobre una materia virmr. Las obras han pasado a ser ejemplos particulares. Tal
d e l i r a x r a t u r a según la contempla la teoría literaria. Pero
?E..
la Torre Eiffel, o de las campañas de Bolívar. Este sen- como cn esta materia es imposible manejar la abstracción
tido provisional tampoco rios interesa. pura sin acercarse un poco más a las especies cnncretas, rie-
3"a . -
S por el coniunto de cesitaremos, aun cuando eii e5ie libro no entramnc todavía
obras eaps-ecí en todos los tiempos, iu- en el seno de tal tcoría literaria, sino que nos clucrlamos en
gares y géneros, sea en tiempos, lugares o géneros deter- sus prolrgbmenos, referirnos, a modo (le anliciparicÍn, a los
38 39
tres principales procedimienios de ataque que lanza la mente caso, a conocimientos especiales (más o menos: tópica común,
literaria sobre sus objetos, a las tres funciones fundamenta- o tópica específica en Aristóteles). La literatura expresa al
les: drama, novela y poesía, fiinciones que no deben confun- hombre en cuanto es humano. La no-literatura, en cuanto es
dirse con los géneros particulares que ellas abrazan. (En filósofo, cientista, historiador, estadista, político, téc-
nuestro ejemplo: epopeya clásica, epopeya moderna, novela nico, etcétera.
picaresca, tragedia mitológica, comedia de capa y espada, Se han deslizado aquí dos conceptos que requieren cierta
etcétera) 1 1 1 1 , 40). Insistamos en el distingo: no aclaración: el concepto de lo humano y el de lo puro en la
iirgamos historicidad a la literatura, pcro creemos que ella literatura.
admite una abstracción fenomenográfica que ni es de orden
específicamente psicológico ni tampoco de orden preceptivo. 12. Aclaración sobre lo humano. E l filósofo ha puesto
Esta abstracción es la teoría literaria. Quien dude de que en circiilación la metáfora: "deshumanización del arte", para
pueda llevarse a esta abstraccibn el estudio de la liirratura, describir de un rasgo magistral ciertos caracteres de la esté-
todavía podrá aceptar nuestro libro -sin compromisos de tica contemporánea. El recuerdo de esta brillante fórmula
doctrina- como una descripción metódica y organizada no debe preocuparnos ni confundirnos. Hemos dicho que,
d e los fenómenos más gencralrs de la literatura, en su rcla- a diferencia de l a no-literatura, la literatura recoge la expe-
cibn ron las disciplinas más cercanas. riencia pura de lo humano. No hay contradicción con lo
"deshumano" de que habla Ortega y Gasset. En el sentido
11. Literatura en pureza y literatura ancilar. Todos ad- que él d a a la palabra, la literatura puede aparecer deshu-
miten que la literatura es un ejercicio mental que se reduce manizada; no por eso pierde la calidad de puramente humana
i i : a ) una manera de expresar; b) asuntos de cierta índole. que, en otro sentido, le asignamos. Todo está en el valor
Sin cierta exprcsión no hay literatura, sino materiales para convencional que se atribuye a las denominaciones. Para
la literatura. Sin cierta índole de asuntos no hay literatura nosotros, l o humano puro se reduce a la experiencia común
cn pureza, sino. literatura aplicada a asuntos ajenos, litera-
. o ancilar. a todos los hombres, por oposición a la experiencia limitada
tura como En el primer caso -drama, de ciertos conocimientos específicos: los términos se distin-
novela o p o m a expresim agota en sí misma su objeto. guen como se distingue el beber el agua del analizarla quí-
En el segundo -historia con aderezo retórico, ciencia en micamente. Cuando se dice: "deshumanización del arte", lo
forma amena, filosofía en bombonera, sermón u homilía re- deshumano se opone más bien a lo sentimental inmediato o
ligiosa- l a expresión literaria sirve de vehículo a un con- mediocre. E l arte llamado deshumano más bien busca la
tenido y a un fin no literarios (11, 14, 15; III,24; V11,9-3". emoción de la inteligencia y de la sensibilidad afinada, y a
En el siguiente capítulo veremos los acarreos ancilares que esto se Ilamó deshumanización a falta de un equivalente mejor
la literatiira en pureza puede llevar consigo, o los bostezos de 'Ldesentimentación". Y hasta pudiera aiíadirse que tal arte
y entreactos y hasta maneras literarias que a veces se permite deshumanizado, quintaesenciado en suma, por lo mismo que
la obra no literaria. apela más directamente a la inteligencia o a la sensibilidad
La manera de expresión aparece determinada por la in- excelsa, y procura huir del bajo "chantaje" o fraude senti-
tención y por el asunto de la obra. La intención es una pos- mental fundado en estímulos biológicos, es más caracterís-
tura, o mejor un rumbo psicológico que más adelante se ticamente humano. Y si no sc le llamó "inhumano", es
analiza (11, 1 0 SS.; 111 SS.). El asunto, para la literatura Porque este término envuelve precisamente connotaciones sen-
propiamente tal, se refiere a la experiencia pura, a la gene- timentales, en tanto que "deshumano" evoca una idea ajena al
ral experiencia humana; y para la no-literatura, segíin el plano sentimental. Véase cómo todo depende del valor rela-
40 41
tivo que se asigne a las denominaciones: en cierto sentido, parte de la literatura; en seguida, porque la poesía pura
el bombre no puede hacer nada deshumano ni inhumano, pero sólo es una parte de la oesía: una cumbre si se quiere,
sí lo puede, y a veces es lo único que puede, en otro sentido. A.
pero no toda la moiitaiia. pice heroico de la lírica, la poesía
El crimen es inhumano, pero es tambiBn humano. Es inhuma- pura ni siquiera pudo ser definida con precisión, lo cual eii
no el juez que sentencia equivocadamente, pero también errar nada merma la autenticidad del fenómeno. Sus teóricos casi
es de humanos. Es deshumano considerar, con De Quincey, el acaban por decirnos que es como una forma neumátic:~,como
asesinato como una de las bellas artes, pero es un tipo de un choque eléctrico tan intenso como vacío. Tales descrip-
humorismo humano. Para Bergson, lo cómico se define por ciones recuerdan singularmente aquel callejón sin salida
una suspensión voluntaria de la simpatía, y esta nota cómica de los tratadistas de otro siglo: el hermoso "no sé qué" dc
cubre -de modo más o menos visible- buena parte de la Feijoo.
estética deshumanizada. E l resto lo cubre la ilota intelectual, Subrepticiamente, los teóricos de la poesía pura parecen
que lleva también un sabor de crueldad oculta. Es deshu- suavemente empujados hacia un propósito preceptivo. Quien
mano que el poeta se entregue a jugar con las palabrds, pres- los lea de prisa, se figurará que intentan imponer una norma
cindiendo de la naturaIeza sentimental de los hechos que sobre lo que debe ser la poesía, puesto que dibujan la forma
mienta; pero, al mismo tiempo, es humano. La especializa- poética que consideran como la más excelsa. TambiEn cuan-
ción exacerbada en el puro placer verbal -t.xtrenio agudo do Ortega y Gasset dio testimonio de cierta evolución del
del delcitc técnico- no por ser extrema es menos humana. arte, algunos se figuraron indebidamente que preconizaba
Y en cuanto significa ya la expresión de una experiencia es- el arte deshumano. La sola cautela ante cualquiera invasiórt
pecífica, es l a orilla por donde la función literaria se desvir- preceptiva bastaría para precavernos aquí contra un coii-
túa en función de mera ingeniosidad lingüística. cepto de la pureza que no acepta l a literatura tal como e-,
Desde luego, las especies que maneja la no-literatura, así sino como algunos suponen que debe ser. Pues aquí no
sean las matemáticas, son tan humanas como las que la lite- hacemos preceptiva, sino teoría.
ratura maneja; pero, además, son especiales. No brotan del Por otra parte, si nuestro análisis se limitara a la p o e s í ~
hombre desnudo, o en su esencial naturaleza de hombi.e, pura, 110s quedaría en la probeta una sola gotita de agua, diá-
sino del hombre revestido de conocimientos dcterminadoe, fana y radiosa, pero insuficiente para las abundantes mani-
aunque éstos no lleguen al "saber crítico". La intención de pulaciones a que hemos de entregarnos. Tenemos, pues, que
la obra, en uno y en otro caso, es diferente (11, 5). explicar nuestra noción, nada comprometedora, de la litera-
Todo esto se reduce a decir: 1" Que lo humano es una iio- tura en pureza. Esto nos conduce a una visión de lo literario
más cxtensa todavía que la misma literatura.
ción antropológica de que el hombre, por definición, no puede
"
escapar; y lo deshumano" es una denominación convencio- I 14. Lo literario y la literatura. Lo literario es un ejer-
nal para cierta modalidad de lo humano. 2" Que lo humaiio
abarca tanto la experiencia pura como la específica, pero cicio
-alid o .
Puede
rn la primera radica la literatura, y en la segunda, la no- o no cristalizar en literatura. El mismo viento puede hin-
literatura. char varias velas: ya empuja la barca de la verdadera obra
literaria, ya la de otras barcas, o bien se mantiene en un
13. Aclaración sobre lo puro. Hcmos hablado de litera- estado atmosférico y abstracto. No sólo los literatos, no sólo
tura en pureza y de literatura ancilar. I,a literatura en pu- 10s creadores no literarios: toda mrnte humana opera lite-
reza no debe confundirse con la tan traída y llevada nocióri rariarnente sin saberlo. Todos disfrutan de esta ~tmósfera.
de "poesía pura". Ante todo, porque la poesía s6lo es uua Cuando ella precipita eii literatura, tenemos la literatura
en pureza, cualesquiera sean los acarreos extraños que esta
precipitación recoja a su paso. Cuando el viento empuja
otras barcas, cuando lo literario se vierte sobre otras corrien-
tes del espíritu, tenemos la literatura ancilar. Pronto vere-
mos que este proceso ancilar de la literatura queda sumergido 1 11. LA FC'NCIÓN ANCILAR
a su vez en un proceso más amplio: la función ancilar, la
cual puede ser literaria o no literaria. Tal es la sencilla 1. La decantaciún previa o primera etapa del deslinde. Si
imagen de la literatura en pureza. hay, pues, en la literatura una fase sustantiva y una adjctiva,
Para apreciarla, y antes de confrontar la literatura con descartemos ésta para quedarnos con la esencia. Tal es la
la no-literatura, tenemos que emprender una decantación decantación previa o primera etapa del deslinde. Si quiero
previa que separe el líquido del depósito. Nuestro objeto será distinguir en el agua lo que no es agua, lo primero es reducir
reconocer el liquido como tal líquido, y el depósito como tal el agua y deshacer las mezclas en que aparece. E l agua es la
depósito, pero en manera alguna negar el derecho, y menos literatura, y comienzo por destilarla, mediante el discrimen
la existencia, de las distintas mezclas. Para distinguir recta- de los elementos ajenos que' 6 lleva en suspensión o en d i s o
mente, en la literatura, la agencia pura o sustantiva de la lución, o la extraigo de los sistemas dispersos" en que apa-
adjetiva o ancilar, estudiaremos la función ancilar. Hecha rece. Estos "sistemas dispersos" constituyen l a literatura an-
la levigación, más de una vez volveremos a remover los po- cilar. Pero para llegar al concepto de la literatura ancilar
sos, que nos scrvirán como reactivos para la expresión de hay que examinar antes la función ancilar en conjunto. La
ciertas virtudes implícitas (11, 10 SS.). Y ya familiarizados literatura ancilar es un caso de la función ancilar. Y lo que
con la función ancilar, nos encontraremos armados para con- se llama literatura aplicada es un caso de la literatura an-
frontar la literatura con los otros rumbos teóricos del espíritu. cilar.

2. El concepto mcilar. En tods obra de pensamiento


hay que distinguir: 1 5 1 movimiento noético de la meritc
hacia sus objetos: 2? la noemática o conjunto de objetos men-
tales propuestos. tstos, para nuestro fin actual, se reducen
a temas. Los temas pucden ser a su vez: a ) temas formales,
de expresión o lenguaje; b ) asuntos mentados. En esta de-
cantación previa no tomamos en cuenta el movimiento dc la
mente hacia sus objetos, que será materia del siguiente capí-
tulo, sino sólo las formas y los asuntos, sólo la noemática, en
sus dos fases: la poética y la semántica (1, 9-c).

3 . Poética y semádica. Hay dos grandes manifestacio.


nes de l a función ancilar: una corresponde a la poética y
otra a la semántica. Prescindimos provisionalmentc de la
necesaria intrincación que entre ambas pueda existir. Todo
relieve supone un hueco, todo perfil supone un frente. De
igual modo se traban forma y asunto; pero por ahora nos
basta que ambos aspectos existan sin preocuparnos de que
45

--..- ..--P..
<iempre coexisten, sin preocuparnos de la ley que los ata a) directo, préstamo de lo literario a lo no literario; y
como hermanos siameses, ley en que se descubre ya el rastro b ) inverso, emprestito que lo literario toma de lo no literario.
del rumbo mental o nóesis (11, 10 y 16).
La poética, entendida como procedimiento de ejecución 5. Descarte del tipo obuio. En el empréstito, hay que
~ e r b a l no
, se refiere sólo a la literatura. También el tratado descartar, por inútil, el tipo obvio: l a literatura, hasta cuando
científico se escribe o redacta según cierta poética o arte, aun- es más fantástica, alude necesariamente a realidadcs, que
que nadie confunde su intenci6n con l a de una obra literaria. combina a su manera con mayor o menor capricho. Éstas,
Este arte o estilo de l a ciencia, aun cuando no imite o adopte aun las más humildes, aun las depositadas ya en el sentido
~1 arte o estilo de la literatura, bien puede por sí mismo común, aun las que corresponden al patrimonio del "saber
producir una emoción estética; como cuando se dice de una ingenuov que dice Francisco Romero, pueden ser objeto de
demostración matemática que es "elegante", por sobria o una invesiigación o de un conocimiento especial, de un "saber
ajustada a los rasgos indispensables; como cuando la buena crítico" (1, 12). Si el novelista habla de una mesa, si habla
descripción de los fenómenos naturales o l a serie bien articu- de una casa, o si dice que el personaje fue a consultar al
lada de razonamientos parecen comunicarnos cierta alegría médico, sería pueril referir estos pasajes a un empréstito, a
intelectual. Porque l a estética es inseparable de todas las un servicio que la literatura recibe de la carpintería, la arqui-
representaciones humanas, aunque se la considere especiali-
zada en las bellas artes y en l a literatura. En la más modesta
percepción hay un sabor estético: el espíritu organiza siempre
lo aue recibe. la sensación misma lo oreaniza. u "Hasta el pensable que l a literatura acarree el dato con cierta malicia
aire es arquitectura", dice Santayana (11, 8-B; VII, 9-4', 10- o insistencia, con cierta intención de saber crítico: por qué
io,i2-iv,VIII, 21-19 la mesa se hizo de tal madera y no de tal otra, estilo o planta
Que la semántica o conjunto de asuntos no pertenece sólo de la casa, descripción de los síntomas. (Singular excep-
a la literatura es cosa tan obvia que explicarla la perjudica. ción: 11, 21. Ver también 111, 52): El tipo obvio no es lite-
ratura ancilar, sino que se refiere a la "temática general"
4. Préstamo r empréstito. Entendemos nor función an- de la literatura en pureza. Sobre l a imposibilidad de marcar
cilar cualquier servicio temático o noemático, st:a poético, sea límites precisos entre el "saber crítico" y el "saber ingenuo",
7
-
;eñ;ántico, entre las di.tintaj diG-
p-
~ ~-- ~-
- ,: -.&e. recuirdese el Ión, en que Sócrates propone al rapsoda pasa-
jes homéricos referentes al artc culinaria, médica, piscatoria,
mos a un lado l a x e r a t u r a , por ser nuestro estudio. y a otro
lado confundimos todos los órdenes de la no-literatura. Pero del auriga, etcétera.
la función ancilar puede ser considerada desde cualquier otro
orden -la matemática y l a no-matemática, la agricultura y 6. Función esporádica y función total. Finalmente, la
l a no-agricultura- y tendremos tantas perspectivas ancilares manifestación ancilar, o empréstito, poético o se-
como órdenes posibles; ya entre lo teórico y lo práctico; ya : mántico, puede ser: a) esporádica, momentánea; o b ) total,
entre unas y otras actividades teóricas; ya entre unas y otras cubriendo entonces todo el conjunto de l a obra. Este dis-
actividades prácticas; ya entre lo general y lo general dife- tingo se mantiene unas veces en el terreno cuantitativo, y
rente; ya entre lo general y lo particular; ya entre lo particu- otras adquiere de paso un valor cualitativo. Si un estudio
lar y lo particular, etc. Lo ancilar puede aplicarse a todo sobre la psicología criminal está todo él consagrado a la
discrimen, y como hemos dicho, lo ancilar literario es sólo obra de Dostoievski, o si cita simplemente un ejemplo de
un caso, nuestro caso. Y en nuestro caso, el servicio puede Dostoievski a título de aclaración pasajera, la función ancilar
(pr6stamo) es cualitativamente idéntica, aunque cuantitati- 8. Cuadro ancilar (Primero). Ordenando las anteriores
vamente distinta. Pero ya no es lo mismo que en una novela 5onsideraciones, podemos establecer el siguiente cuadro de
aparezca una casual mención científica o que toda la accióii tipos para la función ancilar, dentro del campo de las acti-
"idades teóricas, y contemplada la perspectiva desde el punto
se funde en un hecho científico, pues aquí la función ancilar
de vista de la literatura. Como nuestro objeto es separar lo
-ahora, empréstito- adquiere, sobre el valor cuantitativo,
literario de lo no literario, usaremos las letras comunes para
otro cualitativo.
los tipos que efectivamente conslituyen literatura; las letras
"primas" para los tipos no literarios; y para el tipo im-
7. Observaciones. 1' Generalmente se piensa en la litera- psible, la letra "segunda".
tura aplicada cuando se piensa en la función ancilar. Hay
que penetrarse bien de que la "literatura aplicada" es tér-
mino que sólo puede convenir: a) al préstamo de lo litera-
rio a lo no literario; b) de carácter poético y no semántico; y
c) de alcance total y no esporádico. Es literatura aplicada
p~lsmo Poético
l- Total (Lucrecio)
Esporidiw (Bergson)
A

la historia escrita con belleza literaria de estilo y forma, la


historia que merece ser "considerada como obra artística",
según el discurso de Menéndez y Pelayo. No lo es el estudio
(De la literario a lo
no literario)

-1
I ~ ~ ~ i
I
Total (Sobre Dartaie~iki)
~ ~ i < : ~
Esporádico (Cita de
1 Total (La no-literatura) 1
C'

E"
criminológico sobre Dostoievski, si está escrito en lenguaje
técnico; no lo es el esquema geométrico de Federico de Onís
(D: lo no literario ral)
sobre la transmisión de los textos en una oda de Fray Luis
1 1
a lo literario) Total (Novela eientiiiea)
de León (Revista de Filología Espaiíola, Madrid, julio-sep- (Descartado el tipo Semántica
obvio) Esporádico (Episodio eientiliea)
tiembre de 1915) ; tampoco lo es el diagrama de Aurelio
Macedonio Espinosa sobre la clasificacióri metódica de uii
cuento popular (Madrid, Tip. Archivos, 1934). Y el aleteo A. Préstamo poético-total. Es la literatura aplicada.
de algunas furtivas frases literarias en una obra no literaria Ejemplo: Lucrecio o de la filosofía en verso. Mientras la
antigua Retórica (género deliherativo) conservó su utilidad
tampoco basta a comprender la obra -sólo el fragmento-
política, es decir, en la Atenas democrática o en la Roma re-
como literatura aplicada. En la práctica, el término se re-
publicana, fue literatura aplicada. Cuando las dictaduras
serva a los tipos totales.
segaron el cuello a la elocuencia, predominó el género epidíc-
2' Los tipos aparecen muchas veces mezclados y sólo cabe tico, exacerbado en declamaciones sin utilidad que eran ya
distinguirlos teóricamente. El estudio criminológico sobre
juegos de ingenio. (Ejemplo: las Suasorius de Séneca.) Esta
Dostoievski tambih pucdc cstar escrito con belleza literaria,
exacerbación conduce a la figuración del "ensayo literario".
yéntonces si que es literatura aplicada. no por referirse a (Ejemplo: Dión Crisústomo.)*
Dostoievski, sino por tal belleza. La cita casual de Dostoievs-
E? en el estudio criminológico puede servir para ilustrar o B. Préstamo poético-esporádico. Pudiera considerarse
corroborar el argumento, y entonces es semántica; pero puede corno caso momentáneo de la literatura aplicada, pero este
ser un mero adorno retúrico, y entonces será poética, etc. (11, término se reserva para el tipo anterior. Ejemplo: Bergson o
8-D'). El anilisis teórico nos prestará instrumentos para el
manejo de todas estas nociones. A. R, Lo mtigua retórica, Ice. 111, 8 y lec. !v. 2.3 [Obros Coripie~r.
XIII* PP. 407.408 y 441.448, respectivamentel.
1s
te;>!@ e[ ua yisa 8!lwlai!I 8Jqo 81 ap 0s- Ia anb aseupA eaiei sa sa3!ieui so[ x!ula3s!p 1 3 (.e3!j!iua!3 elqo eun ap [vi
-pv .Ielaua8 ua v%o)8d omnse ap e p ~ w e1 O '(8!3~a13 & -uaweuio ei!3 ua !qsAa!oisoa <,z-L<II u?!quiei la^) .uos8laa
ou ey3iuRj anbiod ' l e l ? wi . e!xas ou eñ anb 01) ua elojyiaut :03!pyxodsa-o3!i?od ouit?~s?id'a od!i la t?!~t?q
sauo!3e&polo~d ua e- ou apuop w e q '~3!j!iua!3 eIaA ezqsap as anb o q ~ psoutaq 8.4 'aseq e1 vulope aiuauielaru
-ou e1 01me!j!ldui+a apand -1eioi-o3!auq.uiac oi!ividuc3 .3 ou!s 'oiuauin8le [a eiuelape o eIn3!ilt? ou 0puen3 .03!j!i
-ua!3 os.1n3s!p la ua aqans!p as anb ouio3 ogeiixa oiuautala la
.safqt?~nsuaz~ aiuauie!leswau ueas ou anb 'u?!sn1e O e!3uaiajax ua!q syui ñeq opuen3 .aiuapua3st?x]u!
-m8 'sootspsoxd y ue-ua !nbv '(9'JJ) O!~JOA!P [a a m p 'o!~qo sa . I ~ I ! ~ U E od!i la 'o!t?qxa odian3 0~103e p e ~ . ~ o d s u e l ~
e w ~ unp ua 0p.t o ? p . ap oln3!al8 un o :e[a~ouvun ua ñ Ienixai sa ei!3 VI !S .!qsna!oisoa ap ajvsed un ap E I ! ~ E[
vp.i .f3d!.1md 8Um E,em"ie"ai![ 81 ap eis!A ap o i u d aaaxede apuop '03!u3?1 '03!891ou!ui!13 o!pnisa la s x .lo!laiue
la apsap m!i!%a~ ñ RL sa o' * apsaa .wlan!m od!~ Iap u9!3ei!ut!7 .03!py~odca~~!iugutacouiv~c?id .,a
olio '~$#2at#i~A!l~$!18"3 o ~ a d:xo!xairrr? od!i [ap e~!ivi!iuet~
ypui!tnn .epeial!I exqo el ap onuap -1ai![ ou u?!sa~dxa [ .o!lelai!l oaunse un o!pnisa ap e!xaieut out03 opeut
eun ap y 3 e i s n r a u ~ ~ o ~ ! p y x o d s * o ~oi!i~?ldui3
!~~ j -01 eq (o[!isa o euiloj ns eas anb ela!nbtena) ein]s~a~!~-ou
e1 :!se aq!.13sap 01 as seiqaled saAalq u 3 .o3!xoa1 olpen3
.euelaql 8.4 e x !S anb elqo e l p sotia u03 .1~3!f!pa Iap seuoz se1 ap olauap oz!pe[eqsal sa od!i aisa anb
e i s d u a c p ~ o ~ as
ó ssowawap s o ñ n ~' e y d eFlaaeui o el- -alde as osan7 .oLns o[ ap asiqes ueia!qap ou ñ seis!i~v anb
0~103las e p d 184 elqo eun anb a p orpatl la lod asluqxw -
~
soi!pnla s?ut uos U E I ~ R C U O as oisa e anb sol aluautlwlau
-1ad ON '(PE-EE '111 ñ 11 '1) e!le.mi!I ou uo!saidxa ua e I p -as sand 'seqa!j sns ~e3![qnd e asiei!ui![ ap zaA ua 't?ic!1a~ou
epoi eipatt e!lelaq mqo laqelf apatd ou 'ola!qo ns euis!rn [a u03 i!iaduio~ uepuaiaxd 'e3!jyi8o![q!q-oa!~y~Bo!qU?!~EB!~
S
! ua 880% W!JV~~y I ~ a i d x ae[ anb o w n d 'emiela]!I-oa -saAu! eun u a q p s a 'souie8!p 'opuan3 e3!1?8axa ua SEIS!^^!^
ap m83 S;> anb o v s '.IVI!LIW od!~ aiuatue!do~d sa ON .som -adsa so[ anb ap opv!anb vq as pnvqiv? L i a l e ~ .lai3yieU
-eni!s sou anb ua o!lexai!l ssp ap o i u d la apsap a[q!qauoD ns alanj u@as 'ezalnd ua t?lnaelaa!I e1 ap oliuap ñ .1e1!3ue
-u! o alq!sodui! od!] un s 3 .~eioi-m!ipd oi!s?~dui3 '"3 olpena Iap vlanj a!d un u03 eiseq ñ e1 ap ''3 up!3!puo~
'v
e1 ap zaA EI E opued!3!lled '6,03!i!1:, oñesua,, o!xviaiq olau
'IUI!3UE s!sqyue p -98 lap etlo8ale3 e[ E yxesed 'o!lexai![ o oi!is!il~ oI!isa u03
e ~ e daiuarajIpu! sa e~!i!13 u?!3!sod eisa oiad .(86~1 'pppnH i opeiaepax misa ap eq 'souts!3!u3a1 aalle3e anbunt? 'ezalvin)
'u!E!u"J~ ñ EL03 . i ~ .Z 'A c . p ~ d<.)SUV) ,6soq3a-rap sa!d -eu visa ap o!pnisa un anb oln8as !SE3 Sa 0 ~ 0 olad 3 'elni81
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e1 ap ose3 la sa3uoiua souie!lpua~, .o!lelai!Islixa vas!.+ ap : .03!uy a[en%ua~ua ol!.13sa !qsna!oisoa alqos 03!8?1ou!uc
oiund un apsap zap!IaA ns xnnjal exed wwod o eis!IaAou Iap / o!pnisa la :oIduia!3 .~t?ioi-m!iu?uias ouie~s?xd .,3
o!uout!isai IR epn3e 83!j!iua!3 s!sal e[ anb la3aluo3e ylpod 1
u?!qutei ol3d '(xi '1 '.m10 .IGUI) IEJOUI osad ap o!uout!isai (01-12
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io~!ie.~isouiapozxanjax ap uo!auaiu! vun 8.4a11 o oulope olam -u!,, Iap uq!z~!niu! E[ xvp eled s a ~ u ~ ~ s u~aua8yui!
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sa !qsAa!oisoa e e!3uaxafal o ei!3 VI apuop e i s e ~ ? 'BULI -?sol!j oslnDs!p [a eznm anb e!ielaa!I u~!3ea!d1ed IEnSE3 E1
de modo que la semántica extraliteraria corre como una que luego se dirán (11, 11). En F la obra es literaria, apro-
música de fondo, como una presencia tácita en la mente del vecha de modo secundario el interés estético accesorio de al-
lector; pero sólo aparece efectivamente en las expresiones guna expresión no literaria.
"
verbales de tiempo en tiempo y a modo de ondas" pasaje-
ras. En suma, que una novela de asunto científico no está 2' Tipos semánticos G y H. Aquí la obra es literaria: en
toda ella escrita, sino sólo por momentos, en lenguaje cien- G, aprovecha de modo predominante el interés estético acce-
tífico. De lo contrario, caeríamos en el tipo inconcebible sorio de algún dato no literario, y en H lo aprovecha secunda-
E". (Sobre este tipo, considerado como "fertilización", y riamente.
secundariamente sobre el tipo H, se insistirá en el capítu-
lo 111, 4 1 SS.) 10. Nueva escala de tipos: la voluntad de servicio (Ter-
cero). Consideremos conforme a otro criterio nuestro cuadro
H. Empréstito semántica-esporádico. Viene a ser una ancilar. Confundamos otra vez los tipos literarios (letras co-
"onda" aislada del tipo anterior. Aquí la acción de la o b r ~ munes) con los no literarios (letras "primas"), según ya annn-
literaria no se funda toda ella en datos específicos extraños; ciábamos que tendríamos que hacerlo para mejor revelar al-
pero hace una referencia o un aprovechamiento pasajero a uno gunos aspectos del fenómeno (1, 14). Prescindamos de que
de estos datos. Si toda la aventura reside en la predicción de el servicio sea préstamo o empréstito, puesto que estas deno-
un eclipse que salva a un sabio de ser devorado por los asom- minaciones dependen de que tomemos como punto de vista la
brados caníbales, tenemos el tipo G. Si tal aventura es un literatura o la no-literatura, y podemos hacer con llas la "re-
trance momentáneo en la acción, tenemos el tipo H. ducción de términos semejantes" que se dice en a, gehra. Apli- f
quémonos ahora a desentrañar la dosis de voluntad que acom-
9. Reducción del cuadro anterior (Segundo). Descartan- paña al servicio. A reserva de esclarecerlo en seguida con
do las letras "primas" (tipos no literarios) y la "segunda" ejemplos, encontraremos entonces esta nueva escala de tipos:
(tipo literariamente imposible), y agrupando las cinco restan-
tes conforme a los conceptos poético y semántico, el cuadro TIPOS DE VOLUNTAD ANCILAR
ancilar se convierte así: Todos las poéticos: A, B y F.
Intencionales El empréstito semántica-total: G .
TIPOS ANCILARES LITERARIOS
Algunas casos del empréstito semántieo-esporádico: H.
A Y B obra no literaria Algunas casos o que re refieren los prértamos aemánticos,
Tipos poéticas sean totales o esporádicos: C' y D
'.
Algunas otms casos del empréstito semántieo-esporádico:
tipo H.
Indiferentni
G obra literaria Algunos casos o que se refieren los préstamos aemántieo'i ( t e
(Novela científica) tales o esporádicos): tipos C' y D'.
Tipos semhticos
H Violentas Algunos otros casas n que se refieren las tipos C' y D'.
(Eoisodio cicntilico)

Con excepción del motivo de necesidad (11, 12), los casos


1' Tipos poéticos A, B y F. En A y B el asunto no es intencionales, por lo mismo que son ofrecidos y evidentes,
literario, pero adopta forma literaria por las consideraciones los mas característicos, pero también los menos útiles para
52 53
revelar l a necesidad del servicio: los menos "estimables", di- 12. Motivo d e necesidad. El ejemplo más eximio es Pla-
ríamos con una metáfora moral. Los indiferentes y los violen- tón. Parte de su obra adopta recursos de expresión literaria
tos representan una gradación creciente de sutileza y de nece- por el concepto de comodidad, pues la frontera es indecisa.
sidad del servicio: el servicio se da impensadamente y hasta pero otra parte de su obra adopta tal poética literaria por
en coacta volunias, luego es inevitable. En los indiferentes imprescindible imposición de su modo de pensamiento. Así se
encontramos, como consecuencia de l a falta de intención, una explican en su filosofía ciertas formas míticas, que Brochard
aproximación al descartado tipo obvio (11, 5). ha analizado lúcidamente. E l mito viene a ser aquí un todo
Antes de entrar en l a vida de los ejemplos, que permiti- con su doctrina, y resulta en una expresión de l a probabilidad
rán apreciar el pleno sentido de estos símbolos, insistamos (111, 16; IV, 20; VII, 3-2*).
en una observación general:
En teoría y en abstracto, es fácil representarse la poética 13. Motivo d e comodidad. E l tipo anterior y el actual
y l a semántica como manifestaciones separadas; en l a prác- ,ólo se distinguen a veces por un leve matiz. Es de discutir si
tica, en los ejemplos, en l a unidad del caso vivo, algunas ciertas ideas platónicas pueden o no alcanzar una cabal ex-
manifestaciones aparecen machihembradas y sólo un esfuerzo presión fuera de l a forma mítica en que se las arriesga. La
artificial de atención puede separarlas (11, 3). De manera obra no literaria tiende a la manera literaria por comodidad
que el señalar l a nota poética de un ejemplo no significa que cuando su materia no está suficientemente diferenciada ni ha
se le niegue una concomitante nota semántica, y viceversa. llegado a construir su lenguaje propio. Acude entonces a la
Difícilniente se encontrará un poetema que no envuelva un literatura, seno de toda integración y universalidad. Aquí en-
semmtema (11, 16). contramos la ciencia en etapa naciente, confundida aún con
Pero, aparte de que l a abstracción nos permite concen- la mitología, l a superstición, el folklore; o la que podemoi
trarnos en lo uno o en lo otro, puede ser también que la in- llamar ciencia de fronteras, que procede todavía por tanteos
tención del autor cargue notoriamente sobre el carácter p o é en terrenos inexplorados.* Mientras la Iglesia no llega a la
tico o sobre el semántico, y esta intención nos dictará el teología escolástica, se derrama en literatura mística; la cual,
criterio para l a elección de los ejemplos. si después persiste por su propia cuenta, es que se especializa
Examinemos ahora, por su orden, la familia de los tipos en otra necesidad del espíritu -el sentimiento de lo divino-,
intencionales. dejando para el lenguaje científico la ciencia de lo divino
(VII, 1y 9; VIII, sec. B). Los escurridizos fenómenos del es-
11. Tipos intencionales poéticos: Los préstamos A y B. piritismo, acépteselos o no, sólo comienzan a encontrar su len-
La obra no literaria tiende a adoptar la forma literaria por guaje -a pesar de los dones sistemáticos de Allan Kardec-
alguno o varios de estos motivos: I', necesidad interna; 2', conforme se desprenden de l a ganga del ocultismo y se
com >didad de l a exposición; 3,deseo de amenidad y atrac- acercan con la metapsíquica de Richet, a aquella penumbra
tivo, y 4" facilidad pedagógica. E l caso de necesidad es jus- del sonambulismo y del hipnotismo. La sociología padece a
tificado por definición. Casi lo mismo puede decirse del caso veces por falta d e un lenguaje propio, y si no lo pide de modo
de comodidad, atenuación del anterior o equilibrio entre el exclusivo a l a literatura, es porque se vale, no sin peligro, de
anterior y el siguiente. En el caso de amenidad ya aparece obras poéticas científicas ya bastante desarrolladas y que en-
l a posibilidad de abuso, a poco que el gusto flaquee. El pe- cuentra a l a mano desde su cuna. Así suele acontecer también
dagógico, legítimo en sí, ha dado lugar a extremos ridículos
( 1 , 1 1 19; 1 1 57). Veamos de cerca los motivos. PrÓl. de A. R., 5 11, a la edic. de A. de Fuenie LB Peña, Si el hombre
r , de. Janeiro, 1933 [Copirulos de Lireroturu
Puede urrilicioromcnre ~ o l ~ Río
mW'ñol~, 2. serie. Mkxico, 1945: Obrar Completar, VI, pp. 287-2951.
con los "fenómenos fronterizos", a los que se extiende por terizo con la pura poética científica. Cualquiera que sea la
ensanche una ciencia ya evolucionada y madura (I,8; III,19, dosis de verdad, su monografía es modelo del razonamiento
38-obs. 2@,58-4'). técnico. Resultado paradójico: la Facultad, por lo mismo que
<S

Ejemplo de confusión de orígenes: El antiguo Egipto, pue- así la tesis era presentada más en serio" que si afectara una
blo de longevidad y tradiciones, no llega a desprender la libre vacilación literaria, la recibió con profundo recelo. Jules
historia de la leyenda sacra ni de la novela, y aun deja ver Romains tomó una venganza molieresca en su comedia Kmck
una marcada tendencia a envejecer la época del relato, como ou le triomphe de la Médecine. Pero aprovechó la lección: en
para darle el prestigio de los siglos, o como si el factor del adelante, ha preferido exponer ciertas teorías audaces en el
tiempo aíiadiera algo a la verdad: curiosa noción para inter- lenguaje de la novela: así la suspensión voluntaria del movi-
pretada a la luz del principio aristotélico de la "adición de miento cardiaco (Les hommes de bonne volonté: 11, 18).
bienes". Por tal concepto, ya teíiido de amenidad, este tipo Como si le hubiera parecido más cuerdo proceder en lo du-
se relaciona con el siguiente. doso dudosamente, aun sin llegar a la extralimitación fantás-
El ensanche de la ciencia ya madura hacia el fenómeno tica de Verne, Flammarion, Wells, &NO o Bioy Casares.
fronterizo sigue dos sendas: en la una predomina el descu-
brimiento, y entonces es menos visible el esfuerzo que obliga 14. Motivo de amenidad. La obra no literaria tiende

1'
a la ciencia a echar mano de la forma literaria; en la otra la manera literaria por un deseo de amenidad y atractivo,
predomina el razonamiento, y entonces el esfuerzo lingüístico cuando así lo quiere el temperamento del autor +n quien la
suele ser más perceptible, y se sazona de recursos y metáforas necesidad estética no logra ceder ante otros intereses-, o
literarios. En el primer caso pudiera decirse que acontece cuando así lo aconseja el propósito de vulgarización.
con el descubrimiento científico lo que con el descubrimiento Al primer miembro de la disyuntiva, o razón de tempera-
de América: que mientras se llega a la conciencia de la no- mento, corresponden algunos diálogos socrático-platónicos, y
vedad, se le adapta un nombre ajeno y se la llama "las In- el poema de Lucrecio De rerum natwa; obras éstas de valor
dias". Antes de llegar a la conciencia del alcaloide, se habla filosófico que se acompañan de una calidad estética sólo se-
ya, en metáfora, de alguna cualidad misteriosa que más tarde cundaria en principio, aun cuando en si misma tan valiosa
hará reír a Moliere (''virtud dormitiva"). Las antiguas cartas que pasa al primer plano en la apreciación del lector, y más
de marear dibujan un temible dragón en las regiones no prac- cuando, a efectos del tiempo, algunas especies intelectuales
ticadas de los océanos. La "atracción de los cuerpos", reli- pueden depreciarse, y no así el efecto de belleza. A tal punto
quia de antropomorfismo, es expresión contaminada de pro- que, en el siglo XVI, el Pinciano se atrevía a incluir los diálo-
sopopeya literaria (111, 25). En el segundo caso o proceso gos platónicos en la poesía dramática. Verdad es que no lo ha-
de ensanche lógico, la metáfora lingüística ayuda como ins- cía sólo por motivos de estimación estética, sino porque aquí el
trumento del pensar. Louis Farigoule (para las letras Jules Renacimiento español vino a padecer los efectos de una con-
Romains) ha expuesto una teoría sobre la visión extra-retinia- fusión que ya se insinúa en el Libro 111 de la República, y
na o a iravés de la piel, visión de que el ojo vendría a ser una que perturba pasajeramente las teorías sobre la tragedia en
especialización victoriosa.* Fenómeno de frontera atacado la Poética de Aristóteles. Trátase de la confusión entre "la
por razonamiento, pudo la tesis haberse desarrollado en me- función drama" y "el elemento diálogo". Platón dice que
táfora literaria. Pero acaso por ser el autor un experio en hay tragedia en Homero sólo porque hay diálogos figurados.
la poética literaria -además de sus juveniles estudios en la Y Aristóteles lo repite, a pesar de que considera la represen-
Normale- logró el prodigio de entrar en el fenómeno fron- tación como parte integrante en su definición de la tragedia;
Lii cirión errro.riiinienne et le lenS paropligue, París, 1920. Y si bien reconoce que la representación es cosa secundaria,
56 57
5u análisis de la estructura trágica hace ver que no cabe en la latina, para escribir de asuntos graves, comenzó por parecer
el drama el diálogo figurado del poema épico. audacia de popularización. A Pedro Malón de Chaide -tan
De la filosofía se ha dicho que empezó en el poema, rico de color y e n c a n t e lo censuraban por escribir en cas-
llegó a l sistema o tratado, y luego ha venido a refugiarse en tellano, lengua propia para cuentos de "hilandemelas y mu-
el ensayo monográfico. Tal esquema no tiene sentido estric- jercitas".*
tamente cronológico, sino meramente descriptivo. El ensayo, Pero el propósito de dirigirse al público no especializado
género mixto. centauro de los ghneros, responde a Ta variedad es a-veces intiiierente a la manera literaria, y aun admite
d&la cultura moderna, más múltiple que armónica.-¿as bre- dgún rigor científico cuando la cultura media ha alcanzado
ves páginas de Alain (Propos) o el viejo Glosario de D'Ors cierto nivel. Ejemplo, cualquier manual de medicina o ciru-
tienen a la vez valor filosófico y de poema en prosa. gía de emergencia para uso de los vecinos. Ejemplo todavía
En este miembro de la disyuntiva, o razón de tempera- más elocuente: una exposición popular de la nueva fisica. Si
mento, es donde puede acontecer el abuso que denunciábamos bay algo que, a p i m e i a vista, desconcierte y rechace al lector
( 1 1 1 7 9 1 1 57). Así, la tirada lírica, que el autor medio
. ...--.es esta nueva concepción de l a fisica. Se nos ha dicho
~- ~

no puede contener en mitad de una obra científica, aparece y repetido hasta la saciedad que renuciáramos a entender-
o no justificada según el talento del escritor.* Sonreíamos, la; que las flamantes teorías no son inteligibles en el sentido
en los días de la juventud, cuando encontramos en cierta ex- corriente del vocablo, sino sólo demostrables a través de la
posición sobre la teoría de las neuronas, un grito infortunado: cerebración artificial de la alta matemática. Y, sin necesi-
''iOh, neuronas de mi cerebro! ivosotras sois la garantía de dad de acudir a los esfuerzos poéticos de Maeterlinck -no
mi vida, la paz de mi hogar, la felicidad de mis hijos!", etcé- muy satisfactorios para la ciencia, aunque siempre nobles-,
tera. Pero no hemos sonreído cuando. en los días de la
~~.
.- mn.
...- he aquí que de pronto, en colaboración con Infeld, Einstein
durez, encontramos un magnífico himno a la piel, de alta publica una obra sin una sola fórmula algorítmica, obra acce-
calidad descriptiva, en las disertaciones científicas de Woods sible y diáfana donde vemos que la matemática sólo sirvib
Hutchinson.** como un lenguaje abreviado y rápido, único que permitía lle-
En cuanto al segundo miembro de l a disyuntiva, o propó- gar a las conclusiones dentro del límite de una vida, y que
sito de popularización, ni es siempre separable del propósito la nueva física no es más que una descripción del universo
estético, ni determina necesariamente una obra de sabor lite- poco a poco asimilable para nuestros hábitos mentales.**
rario. Todos conocemos exposiciones de la filosofía, la histo- (VIII, sec. A.)
ria, la filología, la estética, hechas en térmicos de amena
divulgación, en cartas, novelas o aranove diáiogos en- 15. Motivo pedagógico. (1, 11; 11, 14; 111, 24; VII, 9.3')
p=".
tretenimientos y veladas (1, 11;; 1, 15; 111, 24; VII, 9-3'). La obra no literaria propende también a la manera literaria
cuando asume un carácter ya más pedagógico que didáctico,
Entre los abuelos del género, fray Antonio de Guevara,
Valdés, Cascales, el Viaje de Anacarsis, libro éste donde es con miras directamente escolares. Echa entonces mano de
manifiesto que la vena estética tenía que reventar el molde varios recursos, entre los cuales es típico el uso de fórmulas
angustioso del tratado,^ no lo hubiera dejado cristalizar fácil- mnemónicas, fácilmente ridículas (11, 11). Busca entonces lo
mente. ¡Qué más! Aun el uso de la lengua romance en vez de pegadizo del ritmo, lo preciso del metro, la asociación que
- lógica,
establece el eco de la rima. La antigua - por ejemplo,
N a u atmm quelques morceaur de p h y r i q u don, le golir du A. R., "De la lengua wlgsr", en El Cazador, Madrid, 1921 [Obra<
ép4ue et d e Pode. On a voulri parler d e rcience comme Voirure p r l i t 6 Completa<, 111. pp. 144, y en Ln expeeeneia literario (Buenos Aires, 1942).
Mlle. Paulet de gnlnnterie. Voltaire, Dict. Phil., Style, D. "Hcmes o de la comunicación humana", 5 X ; en Obrar Compelta<, XIV.
** Studies in Hrimon m d Comporotive P o t h l o f l , VI1 y VIII. PP. 36-38],
* * The ecolution of Phyricr... , Nueva York, 1928
58
para recordar las cuatro clases de proposiciones fundamen- Es bicn conocido el sonsonete español de los monarcas
tales, formuló estos versos: godos:
Asserit A, negat E, vero generaliter ambo; .4taúlfo, Sigerico, etc.
Asserit 1, negat 0, sed particulariter ambo.
No recuerdo si son imputables a Vital .4za estas reglas
Para retener los modos legítimos del silogismo, la esco- químicas:
listica compuso aquellos hexámetros de palabras hechizas: Son insolubles en agua
Barbara, Calarent, Darii, Ferio, etc. casi todos los sulfitos,
menos bario, estroncio, calcio,
Pedro de España resumió las reglas del silogismo en aque- magnesio y los alcalinos.
llos afamados números:
En mi tiempo, los cstudiantes de derccho se amaiiaban
Terminus esto triplex, medius, majorque, minorque..
para poner en verso algunas enumeraciones de las leyes ad-
El maestro Gonzalo Villarreal, en su Ortographia, Sticho- ministrativas, que de otra suerte eran una verdadera tortura
logia y Kalendas en verso trocaico castellano (Salamanca, de la memoria.
1621): Para retener al menos las once primeras cifras de la rela-
Es sílaba de un entero ción entre la circunferencia y el diámetro, designada por la
sonido la comprehensión, letra x, se usa en Francia este dodecasílabo heroico:
que se hace de la vocal
junta a consonante o no.. Que j'aime i faire connaitre ce nombre utile aux sages!

Damián de la Redonda. "maestro de leer, escribir y con- Notando separadamente el número de letras de cada pa-
tar", en su Ortographia castellana (Bibl. Nac. de Madrid, labra, resulta: 3.1415926535.. .
Ms. Bb. 195, siglo xvi): Todos recuerdan aquellos librejos de higiene y urbanidad
Destas, a e i o u, con preceptos versificados que fatalmente hacen reír:
ue son cinco, son vocales
1.
e importancia y sustanziales. La salud es don precioso
que Dios quita al perezoso..
De dezissiete que quedan
semivocales son unas Tener en la alcoba flores
Y las demás serán mudas.. . da en la cabeza dolores.. .
Y el licenciado Juan Pérez Castial y Artigues, en su Bre-
ve tratado de l a Ortografía española (Valencia, 1727): Y Genaro Estrada, en sus 200 notas de bibliografía me-
xtcana, cita éstos:
Quien a k x destierra
por letra j admitir, En esta buena estación
no funda bien su sentir, es muy grande la humedad,
pues en desterrarla yerra. .. muy fácil la enfermedad,
y muy grande precaución
No escrivae quando con c, debe tenerse. iAtenci3n
porque se escrive con q; con la persona y posada!
y esto que te digo a tú No cubrir ropa mojada,
desde pequeño lo sé. .. y el aguardiente, tal vez
bebérselo por los pies; cintura este ocho, esta lemniscata. Pues bien: la sección trans-
pero por la boca, nada.
versal del junco macho es más o menos la hemilemniscata.
D. Ignacio Vargag Abogado de la Real Audien- Más valdría haberlo dibujado; pero no ha sido escaso el gusto
cia de México, Pronósiicos paro el E'rrio del bi.
siesio de 1792. (Se ha corregido la puntuación que de dccir, aunque con cierta extravagancia, lo que, siendo tan
pone Estrada.) fácil de entender, al punto que un niño podría trazarlo, pare-
cía imposible de poner en palabras." *
Lavamos ni vestirnos,
ni cortarnos debemos 17. Tipo intencional en el empréstito semántica-total G
las uñas, a presencia 1 10). (Este y los demás tipos semánticos serán conside-
de gente de respeto.
rados nuevamente, y desde otro punto de vista, en el siguiente
Don Juan María Murguia, Preceptor didócricos capítulo, sección B.)
de urbanidad, Puebla, 18-32. En el tipo G, la obra literaria aprovecha el interés de un
asunto no literario, el cual cubre virtualmente toda su acción,
16. Tipo intencional en el empréstito poético F. Recuér- aun cuando los sementemas sólo aparezcan en "ondas" (11,
dese que se trata de un tipo esporádico, pues el correspon- 8-G; 111, 40-2". Pero como la literatura se nutre de todo,
diente total E" es inconcebibIe. Aquí resucita la observación entiéndase que aquí tratamos, no de temas extraliterarios en
sobre la unidad práctica de poetema y semantema, los cua- general, sino de cierto orden específico del conocimiento, y
les sóIo son discernibles: l', por abstracción teórica, 2' por presentado también conforme a sus técnicas específicas. En
la intención predominante del autor (11, 3 y 10). Cierta in- el caso del tema histórico 3 u e remitimos al capítulo 111,
significante novela describe un duelo a espada con toda la 40 SS.- este tipo puede igualmente presentarse en drama, no-
minuciosidad de una crónica deportiva: guardias, ataques, vela o poema. En otros casos como el tema científico, se
paradas, respuestas-y demás incidentes del asalto, frase a fra- presenta más fácilmcnte en narraciones y novelas que no en
se. Si la intención fuera semántica, hubiera bastado mencio- dramas, y en dramas mucho más que en obras líricas. Consi-
nar el duelo y sus resultados, o describirlo desde el punto de dhrese el efecto grotesco y ramplón s o b r e todo si no es
vista humano, emocional; pero el afán de lucir el lenguaje adrede humorístic- de cierta Oda a la Matemática en que
de armas demuestra la intención poética y da su carácter al se decía del círculo: "Tú ciñes la garganta de las bellas.. .
tema. Así acontece siempre que se hace gala de tecnicismos: Y te envileces jay! en las monedas" (11, 11, 14,19; 111, 57).
tal novela en que se pinta una partida de caza, desenterrando En los ejemplos siguientes predominan las afecciones del
los ya desusados términos del que fue ejercicio de pode- alma y cuerpo. Era de esperarse, por lo mismo que, entre los
"
rosos; la monografía sobre las aguas medicinales en Jules tópicos especiales" que diría Aristóteles, son éstos los más
Romains, Les hommes de bonne volonté, etc. En algunas lo- difundidos y accesibles y los de mayor atractivo patético. La
cuciones adverbiaIes aparece con gran nitidez la intención emoción del conocimiento puro no es dable a todos.
poética: "Demostrar por a más b", "Como dos y dos son
cuatro". A veces el recurso a la poética no literaria es una Drama. La tuberculosis en La dama de las camelias,
verdadera necesidad expresiva. Eugene Marsan se ve obli- que colinda con el tipo obvio; dramas patológicos en general:
gado al lenguaje matemático para describir el junco macho: Los espectros de Ibsen. El matador de toros Ignacio Sáncbez
"¿Conocéis -dice- cierta curva algebraica que tiene nom- Mejías, llorado por García Larca, acertó con un drama cuyos
bre de danza y se llama la lemniscata? Afecta o puede afectar personajes son todos sujetos freudianos. Las peripecias del
la forma de un 8 cuyo nodo fuera rectángulo. Cortad por la
descubrimiento de la vacuna antirrábica por Pasteur lian dado cómodas de aislar en el drama, pues fácilmente se confunden
asunto al cine.
con el tema obvio o temática general, por lo mismo que su tra-
tamiento es fugitivo y no insistente. Los personajes aluden
Novela. La tuberculosis en La.montaña mágica de Mann;
constantemente a sus actividades habituales, que muchas
la tuberculosis y la cocaína en La liute de Léon Daudet; cierto
veces pueden ser órdenes del saber crítico, pero la alusión
trágico cuento de Clarín, cuya acción se reduce al dúo de la
no da tiempo al tratamiento técnico. En Ibsen hay dos filó-
tos, entre un enfermo y una enferma recluidos en un sanato-
logo~,pero no llegamos a averiguar gran cosa de su filolo-
rio; alguna novela policial sobre los efectos de la insulina; la
gía, sino sólo de su relación respecto a una mujer. El veneno
novela en forma de "expediente policial", File on Claudia
de Romeo no es la sustancia química, sino el agente de la
Cragge de Q. Patrick, fundada en los tipos de la sangre.
muerte. El desagüe del valle de México en El semejante
En cierto sentido, caen aquí las novelas de "anticipaciones
a sí mismo es un recuerdo de la vida y no una cuestión de
científicas", aunque ya mezcladas de fantasía (111, 54, 55).
ingeniería. La comparación de nuestra existencia con el aje-
Es evidente el tema en El viaje a la luna de Verne, donde
drez o la baraja, en Lope, es más bien una alegoría. Si la
el fracaso es debido a un error matemático, amén de otras
circunstancias científicas e imaginarias. Aquí acomodan los
alusión específica., se vuelve técnica, tendrá forzosamente que
ser un on por lo mismo que no sustenta la marcha
cuentos de locos, al modo de Cervantes; el distante éxito
de l e r a no resultar un cuerpo extraño, tendrá
juvenil de Martínez Sierra, Almas ausentes; el relato del
forzosamente que contener en sí misma gran dosis de ame-
dibujante Romero Calvet sobre los huéspedes del manicomio
nidad o atractivo estético, pues qs un paréntesis en la acción.
que se acercaban a ver la imagen de una mujer en los ojos
Sirve entonces para enriquecer el ambiente o dar may&
de un enamorado obseso, etcétera.
relieve a la "etopeya". Nos figuramos que aquí acomodan
Reservamos algunos ejemplos líricos o cuasiliricos para
aquellas comedias sabias del siracusano Epicarmo, en que se
más adelante (111, 57).
deslizaban juegos gramaticales y breves enseñanzas filosó-
ficas, así como la mímica alfabética del esclavo en el Teseo
18. Tipo intencional en el empréstito semúntico-esporá- de Euripides. No es dificil concebir un drama de la revo-
dico H . Este tipo es unas veces intencional y otras indife- lución mexicana donde el caudillo agrario, en un compás
rente (11, 10). El semantema no ha de ser obvio, sino seña- de la acción, explique a su compadre la educación del gallo de
lado especialmente a la atención del lector. Especie aislada
pelea, por ejemplo. Pero jes esto un conocimiento especí-
del tipo anterior, puede ya encontrárselo igualmente en dra- fico, o un caso de temática general? Sin duda lo segundo.
ma, novela o lírica, cualquiera sea la naturaleza de los temas La vitalidad misma que requiere el drama hace huir de los
extraños presentados en incrustación, ora históricos, cientí- conocimientos demasiado remontados. Difícilmente se atre-
ficos, etc. (111, 17). Un problema de química, por ejem- vería el dramaturgo a presentarnos dos matemáticos discu-
plo, siempre podrá ser mencionado en la literatura. En el tiendo a fondo sobre el planteo de una ecuación.
tipo anterior, la acción quedaba ligada al tema espeiífica-
mente no literario, lo que producía cierta limitación. Aquí,
como sólo se trata de menciones pasajeras, la disponibilidad Novela. En Proust, el oficial Saint-Loup, de guarnición
es infinita. en Doncicres, charla sobre el arte de la guerra con evidente
propósito de contarnos algo de lo que sabe. En Les hommes
Drama. Menciones pasajeras a tópicos específicos, extra-
de bonne uolonté de Jules Romains, el movimiento cardiaco
literarios, y tocados conforme a técnicas específicas, no son 1 ,3 Tanto cn uno como en otro caso, y en el segundo
más todavía porque es un conjunto de novelas, el carácter
64 65
panorámico facilita la incrustación de los datos. Lo propio al sentir que su propia vida está implicada en la muerte, su
en Aldous Huxley, Conzrapunzo, donde el químico explica existir en el no existir. La flecha de Zenón corrobora el giro
el peligro futuro, aunque remotísimo, para la vida en el del poema, "compensando con una tonalidad metafísica la
planeta: la paulatina desaparición del fósforo; o donde el per- sensualidad demasiado humano de las estrofas precedentes".
sonaje escritor muestra sus apuntes sobre ciertas singu- "E1 gusano roedor del cambio, que sólo cesa eon la muerte"
laridades de los peces. En el Wilhelm Meister, se describe (y que se enlaza con el gusano que hila en las cuencas
como novedad la industria de los maniquíes anatómicos, del cráneo), lo conduce, transportado de la imagen visual
noticia que podria pasar directamente a la historia de las in- a la filosofía matemática, hasta la duda perfecta de Zenón:
dustrias médicas. ¿,Y si el cambio mismo fuera ilusorio? El poeta reacciona
Sobre la lírica se nos ofrece un ejemplo que merece tra- entonces y reclama su derecho a la vida, es decir, a la muta-
tamiento aparte: ción, plantándose de pie en "la era sucesiva":
Le son m'enfante et la flkhe me tue.
19. El cemenzerio y la flecha. En Le Cimetiere Marin,
Paul Valéry exclama: La equívoca flecha que vuela sin volar deshace mi noción
de existencia, pero el silbido de la flecha - e l sonido perte-
Zéuon! Cruel Zénon! Zéuon d'Elée! nece a la era sucesiva- me devuelve a la realidad de estar
M'as tu percé de cette fleche ailée, vivo, injerto también en lo mudable.*
Qui vibre, vole et qui ne vole pas?
Se comprende la importancia de la aporia en el poema
Esta "flecha alada, que vibra y vuela pero nunca vue- como un enriquecimiento y, mucho más que un adorno, una
la" *egún traducción de Jorge Guillén- es una de las parte del proceso poético. Con todo, se comprende también
aporias que proponía Zenón Eléata para demostrar la ina- que la flecha viene a ilustrar al poema, y no al revés el
nidad del movimiento, junto a otras entre las cuales no es poema a la flecha. E l dato no literario es episódico. Si,
menos célebre la de Aquiles y la Tortuga. Si tienta a l filó- al contrario, el poema no tuviera más fin que comentar la apo-
sofo y al matemático en cuanto interroga las nociones de ria, el efecto en vez de ser grave podria resultar humorís-
movimiento, espacio y tiempo, también seduce a la mente tico, como en las odas al triángulo, al círculo (11, 11, 14,,
literaria por su elegancia de parábola, concentrada en la 17; 111, 57), o de mero acertijo e ingeniosidad más que de
flecha como un símbolo visible.* Valéry recuerda la aporia valor literario puro.
También ha tentado a nne'itm traductores. Conmco las sipuientea El acierto poético, en casos como éste, es cuestión de
versiones de este poema: cl cubano Mariano Bmll y el español Jorge Guillén. gusto y no de doctrina. El P. Butrón, poetastro jesuita del
casi al miamo tiempo, en 1930, y este último en dos veisiones (Cf. Monterrq. siglo xvrir, en su Harmónica vida d e S m a Teresa d e Jesús,
Correo Literario de A. R., Rio de Janeira, octubre de 1931. sobre la corre*
pondencia cambiada entn ambas el argentino Néstor I b s m y el no acierta a dar belleza a esta incrustación de un tema físico
mericeno Refael Lozano, en 1931: el uruguaya Emilio Oribe, m 1932: el chi- - d e relatividad clásica o pre-einsteiniana-, con que se
leno Orar Vera Larnpercin, en 1933; el mexicano Alfanm Gutiérra Herm*
sillo, trad. piiblieada en 1937; el venezolano R. Olivares Figueroa. en 1940. trata de mostrar los contrapuestos sentimientos de la Santa
Unos prefieren decir "aporis". Felipe Picatoste, autor de un Vocnbulorio cuando abandonaba su hogar:
nioremátieo, trae "aporeo" ( E l tecnicismo niaiemáiieo en el Dieeiannria de la
Acodemio Española, Madrid, 1873) [Cf. Obras Completas, XIII p. 431. Una ¿No habéis visto tal vez un navegante
exposición popular de esta aporia, en G. Boucheny, Curiosiiéo er récréoiions
marhématiques, 1939. Bergson resuelve la aporia distinpiendo los conceptos correr de proa a popa velozmente,
de movimiento y trayectoria. Una solución matemática en B. Russell, Problerns
o1 Philosophy. Jorge Luis Barges, preocupado con la aporis según crea desde R. Femandat. Médiration sur M. Voléry el "Le Cimeriere Man'n", Sainl.
1927, antes de que se le alreciera comentar la trad. de Ibsrrs, ha propuesta Eii~nne, 1925; G. Cohen, "Essai d'explieation du Cirneiiere Mrrrin", en La
después una solución lundada en la subjetividad del tiempo y del espacia. Nourelle Rer:ue Fron~oise,l0 de mano de 1933.

66 67
y el viento, a su carrera repugnante, En la primera parte de su novela, Proust nos hace saber
apartarle del pueito que ve enfrente?
Dos movimientos logra en un instante, que Swann, aficionado a las artes, se ocupaba en cierta
uno hacia el puerto y otro hacia el tridente, nionografía sobre Vermeer de Delft. Los Goncourt no hu-
que, en el impulso con que va corriendo, bieran desperdiciado la ocasión de incorporar dentro de la
acercándose va, y retrocediendo? novela todo el ensayo pictórico. Proust se limita a aludir
al tema suavemente, de lejos en lejos. Eso basta para que el
Escolio sobre la flecha en el cementerio. El ejemplo entendido lo absorba como un elemento más del carácter
de Valéry sirve de paso para establecer un principio del tes- de Swann, como una ilustración más de su psicología.* La
timonio histórico: no decir más de lo que se ve. Si un eru- gota cae en una página y las perfuma todas. El tema espo-
dito del siglo XXX, ojeando a Valéry, encuentra esa flecha rádico, aunque no sea recurrente, puede por su sola viveza
caída en el cementerio marino, sólo tiene derecho a decla- dar cierta iluminación a toda la obra. Y por supuesto que
rar que allí la encontró; pero no a inferir de esto que en el esto es más frecuente y más fácil de obtener con los temas
siglo xx aún no se había resuelto la aporia, en vista de que obvios: el gusto por los animales o por los viajes, etc. La
se refiere a ella conio a un enigma, y en thrminos de sobre- preocupación de objetividad en Flaubert se reduce a no de-
salto, un ilustre poeta del siglo XX, el cual, para colmo, cirnos él por su cuenta, en declaración de autor, que el per-
consta que era también un experto matemático. Quien se en- sonaje era de tal modo y tenía tales inclinaciones, sino que
tregare a estas inferencias arbitrarias sobre el testimonio de la acción misma de l a obra nos lo vaya dictando. También
un dato científico aprovechado por la poesía, caería en el el humorismo de Teofrasto resulta sólo de la descripción de
absurdo de los eruditos modernos que atribuyen a Lope de sus Caracteres, y no de los comentarios del autor sobre sus
Vega firmes creencias astrológicas, sólo por algunas alu- propias descripciones morales. Y Aristóteles consideraba
siones empleadas propter elegantiam sermonis -alusiones que el tipo más débil de l a anaghrisis o reconocimiento
que, por lo demás, abundan en la comedia española y eran súbito entre dos héroes trágicos era aquel en que, como bajo
un estilo metafórico que a nadie alarmaba-, o porque orden expresa del autor, uno de los héroes declara su iden-
Lope y su cuñado Rosicler se divertían en levantar horós- tidad, en vez de que ella aparezca acarreada involuntaria-
copos como todavía se hace y como se echan las cartas: por mente por la situación.
juego de sociedad y vaga cosquilla supersticiosa.**
21. Caso intencional "a que se refieren" los préstamos
20. Singularidad del tipo H . Otro ejemplo nos permi- srm.ánticos C y D' (11, 10). Éstos no son tipos literarios. En
tirá señalar cierto singular efecto que puede resultar de esta si mismos son intencionales por necesidad, pues ningún autor
alusión a un tema no literario dentro de la obra literaria. de obra no literaria puede ocuparse constante o esporádica-
mente de un tema literario sin darse cuenta (salvo el burro
* Ap. Prefacio de Gerardo Diego a la Anrologio poético en honor de GÓn.
goro, Madrid, Revisto de Occidenre, 1927, p. 62. que tocó la flauta). Pero esta intencionalidad no es la que
~~ ~ ~
- ~~~ - .
** Sobre la methfora- sstrolóeiea en la comedia esoañola: - A. -R..~ "Un
tema de Lo vido es sueíio: EL hombre y la naturaleza en rl monólogo de Se-
.- interesa a nuestra investigación desde el punto de vista de
gismundo", en Retioto de Filolo& Española, Madrid, 1917, final del segundo la literatura. Sea el estudio técnico dedicado a los crimina-
articulo [Cf. Copíiu1i.s de liieroruro espoñolo, 2' serie; Obrm Compleias, VI. les dc Zola, o un estudio criminológico en que se aluda a los
pp. 237-2381. Jnegos de sociedad: además del tipo cuperstieioso arriba eon- personajes de Zola. Tales estudios no nos importan por sí:
siderado, los hay de tipo científico en el sentido de la Physique Amuronfe.
de Tom Tit, o las diversiones mstwátieas, de naipes, ete. Ha salido un
juego fnndado en la económica y Isc finanzsc:, ','El estanciero". Y se ha creado A. R., "Vermeer y la novela de Pmust", en Monierrey, Buenos Aires,
ya un tipo peligmso, fundado en el psieosnalisis: Prinee Leopold Loewenaiein julio de 1937, después recogido en el libro Grora compañia, 1948 [y hoy en
y Willism Gcrliardi, Meei yourself as you reolly ore, Londres, 1936. las Obrm Compleim, XII, pp. 60-651.

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no son literatura. Lo que en ellos nos importa son las obras tencionalidad o la indiferencia. Haría falta, en ocasiones,
de Zola en cuestión, los temas literarios "a que se refieren" la "declaración de parte", como dice el Derecho. Las más
tales tipos C' y D'. ¿Cuáles pueden ser estos temas? veces, la obra liternria es indiferente a la utilidad extralite-
1 T o d o s los posibles temas de literatura en pureza y los raria que de ella resulta. Todos los elementos de realidad
temas obvios (o no ancilares). o de orden intelectual que ella contenga pueden ser apro-
29 Todos los posibles temas de servicio de la literatura a vechados fuera de la literatura, así se trate de la misma ur-
la no-literatura y de la no-literatura a la literatura. En suma, dimbre psicológica del autor manifestada en la obra. Proust
todo el cuadro ancilar, sin excluir los propios tipos C' y D', no escribió para que más tarde el Dr. Charles Blondel exira-
que a su vez pueden pasar a ser temas de otro estudio no jera de sus libros un ensayo sobre psicogafía; o para que
literario: monografía crítica sobre los ensayos criminológi- Ortega y Gasset denunciara las percepeiones proustianas del
cos escritos en vista de los personajes de Zola, etcétera. tiempo y del espacio; ni para que Louis Abatangel (por
Esto equivale a decir que las varias disciplinas no lite- desgracia imitando con poca suerte el inacabable fraseo del
rarias pueden hacer materia de su estudio los múltiples as- novelista) hiciera consideraciones sobre el valor de la mú-
pectos poéticos o semánticos de toda literatura, y aun los sica en aquella su "reconstru:ción del tiempo perdido"; ni
múltiples aspectos literarios (poéticos o semánticos) de la no- tampoco para que René Huyghe, después de nosotros, estu-
literatura. Así lo permite la misma de la diara en aquella novela las sugestiones de la pintura.
función literaria. puesto que t Pero en el ejemplo anterior, escogido entre muchos otros
tra mente puede ser me . posibles, el autor no opone objeción a que su obra sea ana-
Aun el desdeñado tipo-alor singular para lizada desde todos los puntos de vista ajenos que puedan
la ciencia de la literatura: por ejemplo, cuando el crítico imaginarse. Lo peor que puede acontecer es que experimente
advierte que, en doce novelas de un autor, hay pacientes la inevitable desazón que Valéry confiesa ante las explica-
que consultan médicos, e interroga el sentido que esto puede ciones ez cathedra de Gustave Cohen sobre El cernenferio
tener para el conocimiento del autor o de su obra. Así se mariizo. iY eso que aquí se trataba de una exégesis más bien
han notado ciertos motivos recurrentes en Esa de Queiroz: litcraria! Tal desazón se reduce a la natural sorpresa que
las comidas, los sueños, etc. Verdnd es que la reiteración de causa el ver analizado como hecho estático y final lo que para
un tema obvio ~ u e d eya anunciar "cierta malicia", el pro- el poeta ha sido un un proceso en crecimiento y cambio
pbsito de hacerlo sentir (11, 5). Puede anunciarla, pero ng continuos. Mas si la exégesis es de carácter no literario, ese
necesariamente: y, cuando no lo hace así, el caso se vuelve leve sentimiento de escándalo sube de punto. "¿De modo
indiferente, o aun violento, como luego veremos (11, 23). -dice la gallina- que he criado un pato? ¿De suerte -se
La intencionalidad de que aquí tratamos no está, pues, pregunta el olmw- que he dado peras?" Y aun en este sen-
en los tipos C' y D', sino en la materia de "algunos" temas timiento de escándalo pudiera haber cierto atractivo. El
a que C' y D' pueden aplicarse. A veces, la literatura, en mismo Valéry ha dicho alguna vez que la boga del psico-
pureza o ancilar, parece ofrecerse conscientemente a la in- análisis onírico o aplicado a la pesadilla se funda en l a
vestigación extraliteraria, parece convidarla. Otras veces, curiosidad malsana de sentir que se ha dado a luz un mons-
parece ser indiferente; y otras, reacia. Esto nos conduce a los truo. En cambio, hay ocasiones en que, hablando figurada-
siguientes grados del análisis. mente, la obra se resiste a este servicio.

22. Indilerencia en algunos casos del tipo H (11, 10 y 23. Tipos violeaos o de resistencia (11, 10, 21). Y lle-
18). No siempre es fácil, en la práctica, establecer la in- gamos, en fin, a los casos en que la función literaria parece
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cerrarse ante las indiscreciones de la no-literatura. Así, 24. Superabundancia del servicio. La literatura, al igual
cuando l a investigación persigue el descubrimiento de una de todo íestimonio humano -y ningun aimacen d e hechos
tara psíquica del autor. Sacher-Masoch, a pesar de sus abe- más aBun6ante-, contiene noticias sobre los conocimientos,
rraciones, nunca se consuela de que el profesor K r a f f t - ~ b z ~ las nociones, los datos históricos de cada epoca, así como
oms i - ah esa perversión contiene los indicios más preciosos sobre nuestras "moradas
erótica ue se com iace e sta al sa- interiores", puesto que representa l a manitestacion mas cabal
d i s l r a ajena), d e ios tenómenos de conciencia profunda. 'Tales testimonios,
y nunca quiso contesarse anormal. Cuando Vinci tuvo l a u i z a b l e s Dor las más diversas disciplinas, significan un
~~~ ~ --- -
funesta idea de contar aquel extraño "recuerdo de l a cuna" constante servicio extraiiterario. ~1 mas ligero examen de las
(o dígase "coagulación fantasmal a posteriori"), en que un literaturas nos muestra l a riqueza de semejante aportación. ~ ~

buitre le abría l a boca y le pegaba tres veces con l a cola En l a Iliada pueden encontrarse toda una concepción de l a
en los labios, lo que menos hubiera deseado es que, andan- historia, y la significación económica de Troya como emporio
do los siglos, viniera Freud a sostener que en ese dato se entre el Oriente y el Occidente. E n l a Odisea, un esbozo de
esconden varios "complejos", de inversión, de Edipo, de geografía marítima ( l a exploración de los pasos y escalas del
fellaiio. Sólo falta que al autor de Les Copains y Le Mediterráneo) y el ideal de la dama en l a civilización occi-
bourg regéneré le descubran un día el complejo de "ondi- dental. En Hesíodo, l a relación entre l a meteorología y l a
nismo", por los relatos mingitorios que en ambas historias agricultura. En el ciclo trágico de l a Orestíada, rastros
aparecen.* d e la pugna entre el matriarcado y el patriarcado. E n la
Por supuesto que hay ejemplos de cinismo y exhibición, romedia de Aristófanes, la política de los partidos atenienses.
aunque excepcionales. No podemos conjeturar si, en el des- En Virgilio, algo de la historia natural y artes de la siern-
orden del alma romántica, la sombra de Musset agradecerá bra y l a cría. Costumbres romanas, en Horacio. En Pru-
o no aquella averiguación de Maurras donde, con ayuda de dcncio -rasgo ético de una edad-, el furor hematólatra
cierta curiosa circunstancia establecida por el Dr. Cabanes, producido por el martirio de los cristianos. En las leyen-
trata de demostrarse que el poeta, durante sus accesos de das medievales, los fermentos de un nuevo ideario en ges-
fiebre, llegó a ver lo que sucedía entre George Sand y el tación. E n Dante, l a cosmografía de su tiempo. La idea
guapo médico italiano (Les amants de Venise). nacional, en el Cid, además de noticias sobre las antiguas ins-
Por supuesto, también, que el servicio extraliterario puede tituciones. Programas pedagógicos, en Kabelais. E n Ruiz de
ser indeseable al autor por algún pudor de otra especie. Así Alarcón, conceptos jurídicos. La teoría del honor, en Lope
cuando l a confrontación entre varios lugares de su obra y en Calderón de la Barca. Tal atisbo desconcertante sobre
demuestra que el autor miente en todo o en parte: Chateau- costumbres de l a vida colonial -bjeto de un cambio de car-
briand en América. Y hay otros ejemplos que, más que do tas entre Enrique José Varona y Pedro Henríquez Ureña-,
embuste, son de confesión involuntaria. Esta resistencia casi en Sor Juana. En l a literatura del siglo XVIII, la invasión
siempre es tucita, pero bien puede ser expresa: "No quiero de las preocupaciones científicas y sociales. Tal estado de
que se vea eii mi obra una manifestación de odio", ctcétera. la geografía, l a economía o l a matemática, en los cuentos
(111, 39.) de Voltaire. En l a novela de Valera, l a moral de cierta so-
* A. R.. "La vida y la obra", en Raoisro de Lireraiurn Mericono, Mérico, ciedad española, mejor destacada aún por el suave contraste
jiilio~repiiembre, 1910, d o n d ~se toeaii este y otros casos baja oiro sspeeto.
[Este enssyo fue recogido despiiés en Trrr punror de eregéiica lirrrn<o, Jor- irónico. La ~ r i m i n o l o ~ í en
a , Zola o en Dostoievski. La quí-
iindas de El Colegia de México. N' 38, 1945, p. 28: en Obrnr Coniplerar, XIV, mica, en Aldous Huxley. Nuestro Periquillo Sarniento, que
lbp. 257.258, y en el presente voluinen, p. 114.1
representa el transporte a América de l a picaresca española,
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es también, como dice Luis G. Urbina, el mejor proceso levan-
tado contra el régimen colonial en los albores de nuestra
independencia.
La literatura puede ser citada como testigo ante el tri-
bunal de la historia o del derecho, como testimonio del filó-
sofo, como cuerpo de experimentación del sabio. Cuando
parecen haberse agotado sus documentos más externos, toda-
vía puede dar indicios sobre la conciencia profunda, sobre
el estado mental de un hombre, sus asociaciones metafóricas.
sus '6 constelaciones" y "complejos". El psicoanalista la in-
terroga con confianza, como interroga los tumbos de ese barco
ebrio que es el sueño, o la escritura mediumnímica o sonam-
búlica. A este respecto, el suprarrealismo, tan entregado a
los automatismos verbales, presenta una singular docilidad;
al grado que parece aspirar, más que a la fama estética, al
del laboratorio.

25. Ocasión al desvio crítico. Tales son los usos anci-


lares de la literatura. Aunque ellos sazonan el placer l i t e
rario, también puede acontecer que lo desvíen. Cuando aquel
sabio comprobó su indiferencia ante la lectura de Homero,
porque no encontraba en ella argumentos para la teoría de
la evolución, se confesó con melancolía que su naturaleza no
debía de ser muy generosa. (El Ramayana, donde aún com-
baten los monos con los hombres, acaso lo hubiera conten-
tado.) La crítica debe defenderse de semejantes peligros. Ya
advierte Aristóteles que la verdad poética no debe confun-
dirse con la verdad científica o la moral, y que en poesía
es preferible un imposible que convenza a una posibilidad
que no convence (VI, 2; VIII, 37).

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