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El conflicto que existe en Barranca, Paramonga se focaliza entre la empresa

productor de azúcar AIPSA y el asentamiento humano “Nueva Esperanza” que


se encuentra a diez metro de la fábrica. La contaminación del aire se da mediante
el humo que expulsa AIPSA y específicamente mediante una ceniza
técnicamente denominada “bagacillo”. Es mediante el humo que esta partícula
de ceniza se traslada a todos los rincones de los hogares aledaños a la fábrica
pero, sobre todo, hasta los pulmones de los pobladores teniendo como mayores
victimas a niños o ancianos que sufren alguna enfermedad bronquio-pulmonar
como el asma o fibrosis pulmonar. Lo particular es que a pesar de no contar con
la certificación ambiental, la empresa sigue funcionando. Mientras las
autoridades se enredan en problemas burocráticos, los pobladores siguen
padeciendo de las graves consecuencias que deja el “bagacillo” llegando incluso
a la muerte. Sin embargo, a pesar de las protestas generadas por los pobladores,
existe un porcentaje de pobladores que no apoya la causa específicamente
aquellos que trabajan dentro de la empresa o tienen algún familiar laborando
dentro. Para ellos el quejarse, el exigir su derecho de una calidad de vida digna,
esta después de sus ingresos económicos: ven a la empresa como sustento de
sus vidas.

El enfoque de exclusión social señala el problema de la pobreza como un


mecanismo que impide a los grupos e individuos ser excluidos de toda
participación en la sociedad en la que viven, ya sea mediante su recorte de
derechos o el difícil acceso a servicios básicos (educación, salud, vivienda,
alimentación), acceso y tenencia de activos, empleo, pertenencia a grupos
étnicos, lengua, etc. No estamos hablando de pobreza netamente como un
problema económico sino un fenómeno que engloba aspectos como lo social,
cultural y político. No se trata, como dice en el texto, de dotar de dinero al pobre
sino de ofrecerle derechos.

Teniendo en cuenta este concepto podemos entender que, mediante una serie
de entrevistas realizadas por Yofré López y difundidas por la red YouTube, los
pobladores tienen una sensación ser excluidos, marginados o que su condición
de ciudadanos está siendo vulnerados. Los principales problemas que se ven
son dos: vivienda y salud. Para la población estos derechos son vulnerados por
la empresa AIPSA, quienes rehúsan aceptar la culpa de toda la serie de
enfermedades y peligros que ha generado en la población. Como la empresa no
asume que ellos sean el origen del problema, tampoco se hacen cargo de las
enfermedades y peligros que la población tiene frecuentemente: algunos ya no
pueden ver, otros tienen su sistema respiratorio totalmente perjudicado, las
viviendas aledañas se sienten inseguras su infraestructura, etc. Según algunos
testimonios, ellos no buscan que se les ayude mediante dinero, remodelación de
su hogar, pensiones; no, lo que ellos buscan es que se les de mayores
oportunidades para un tratamiento digno de las enfermedades ya ocasionadas
así como una mayor calidad de vida. Muchos de los pobladores incluso no
pueden ni relacionarse con sus familiares debido al bagacillo que se encuentra
en todos los rincones de la población, se sienten marginados hasta dentro de
sus familias. Y el problema no limita a una confrontación solo con la empresa,
sino también con las autoridades. Quienes para los pobladores no tienen ni un
mínimo de representación dentro de Nueva Esperanza. No ven que les beneficie
en nada la gestión del alcalde, para algunos incluso este ha sido sobornado por
parte de la empresa para que no les impidan su libre funcionamiento y no se les
obligue a cumplir ciertos requisitos medioambientales que toda empresa debe
poseer. Más allá de si es verdad o no, el sentimiento y la no visión de alguna
solución inmediata a este problema hacen que la población se siga sintiendo
relegada, marginada, excluida, para su libre desenvolvimiento y para una calidad
de vida digna.

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